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UNIVERSIDAD METROPOLITANA

Esteban Torres

Paul Martínez

Trabajo en clase

Profesora: Silvia LLumiquinga

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Debate en Leipzig: ¿es literatura el cómic?

En la más reciente Feria del Libro de Leipzig, las editoriales especializadas en publicar
cómics dejaron claro una vez más que una historia contada mediante ilustraciones
también es digna de ser considerada literaria.

Algunos especialistas sostienen que los precursores de las historietas japonesas


contemporáneas son dibujos y caricaturas concebidos en la isla durante el siglo VIII de
nuestra era. Pero los orígenes de la ilustración como recurso narrativo son mucho más
remotos: los unos los trazan hasta las antiguas pinturas murales de Egipto y los relieves
romanos; los otros, hasta las escenas de caza prehistóricas.

Sin embargo, fue apenas a principios de este milenio –en el año 2001– cuando ese
lenguaje gráfico se abrió espacio en la Feria del Libro de Leipzig. Y tuvieron que pasar
trece años más para que sus organizadores le dedicaran un salón y un programa especial a
los acólitos del cómic y el manga. ¿El cómic y el manga? ¿Acaso no son lo mismo? En torno
a esa pregunta gira un longevo debate.

Una brecha tangible

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Kai-Steffen Schwarz está a cargo de los mangas de la editorial Carlsen.

Y esa incógnita no se despejó en la más reciente Feria de Leipzig, celebrada entre el 13 y el


16 de marzo. Muchos sostienen que el atractivo de los mangas radica en su sobredosis de
violencia y sexo explícito, y que su insistencia en estimular los bajos instintos del lector es
lo que hace que los amantes del cómic miren al manga con desdén. Pero no todos están
de acuerdo con ese prejuicio.

“El manga de corte erótico no acapara ni el cinco por ciento del mercado; ni siquiera en
Japón”, aclara Kai-Steffen Schwarz, a cargo de los mangas de la editorial Carlsen. No
obstante, la brecha entre los consumidores de cómics y los de mangas es tangible. De
hecho, las casas especializadas en publicar cómics y mangas no expusieron juntas en el
salón que la Feria de Leipzig les reservó.

Juntos, pero no revueltos

La brecha entre los consumidores de cómics y los de mangas (en la imagen) es tangible.

“27 por ciento de los visitantes de la Feria de Leipzig dicen interesarse por esos géneros.
En honor a ese segmento de nuestro público organizamos por primera vez la Manga-
Comic-Convention”, comentó Olvier Zille, director del evento. Aunque no cabe duda de
que su intención era buena, casi todas las editoriales de cómics prefirieron exponer en
otro salón, junto a las nacientes editoriales de literatura escrita.

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Los entusiastas del cómic no desean que las obras de este género sean percibidas como
piezas excepcionales en el mercado editorial. Al contrario, quienes publican cómics son
vehementes al declarar que sus historias son dignas de ser consideradas literatura. Su
argumento es que, cuando una obra tiene un alto valor estético, no importa si se narra
con palabras, con ilustraciones o con ambas.

De la historieta humorística al libro-objeto

Las editoriales que publican cómics y mangas no expusieron juntas en el salón que la Feria
de Leipzig les reservó.

Los críticos del manga señalan que el cómic es un producto cultural de mayor calidad y
que su público es más maduro. Es posible que los artífices de la Feria de Leipzig busquen
reunir a los consumidores de cómics y de mangas en un solo espacio con la esperanza de
que los últimos –la mayoría tiene entre 13 y 18 años de edad– se conviertan en lectores
de cómics al hacerse adultos.

Por ahora, esa esperanza no se ha cumplido. Otra diferencia evidente entre los cómics y
los mangas es que los primeros son más costosos. El mercado del cómic ha crecido
considerablemente y el género se ha ido sofisticando sin pausa; dependiendo de la versión
adquirida, algunas “novelas gráficas” no sólo constituyen una buena lectura, sino también
una fuente de placer estético para la vista.

Desde el nacimiento de los tebeos infinidad de sus personajes han formado parte de
nuestras vidas. Generación tras generación, las aventuras de El Capitán Trueno, El Hombre
enmascarado, Batman, Conan, Spiderman o Superman; el humor de Zipi y Zape; o la
sabiduría de Mafalda (entre muchos otros) han hecho las delicias de millones de jóvenes y
adultos.

En este sentido sociológico no podemos obviar la importancia de las historietas, pero ¿es
el cómic literatura? La naturaleza literaria del cómic es, desde hace unos años, motivo de
discusión y debate entre los teóricos del tema. Para poder responder a esta pregunta

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primero debemos señalar que, según la definición de la RAE, un cómic o historieta es la


“serie de dibujos que constituye un relato, con texto o sin él”.

Por lo tanto, decir que el cómic es literatura es una afirmación muy arriesgada. Sin
embargo, lo que está claro es que las fronteras entre ambas formas narrativas son, cuanto
menos, porosas. No en vano, no podemos negar que ciertos elementos del lenguaje del
cómic han sido recogidos de la literatura.

Cabe señalar que el cómic ha sido considerado durante mucho tiempo un subproducto
cultural. Es más, siempre ha habido numerosos prejuicios en torno a él. Por ejemplo, hace
unos años, un crítico del Chicago Tribune recomendaba una muestra de Chris Ware a “los
muchos adultos que han sufrido un retraso en su desarrollo provocado por los cómics y su
más musculoso pariente, la novela gráfica”. Prejuicios los sigue habiendo pero lo que está
claro es que el cómic como medio artístico ha cambiado considerablemente, ganando por
méritos propios su consideración de 9º arte.

Hoy en día los cómics han cambiado, y actualmente podemos observar multitud de
conexiones entre la literatura y el cómic. Encontramos adaptaciones de obras literarias y
también “biografías gráficas” como Saint-Exupéry. Tampoco podemos olvidar el trabajo de
autores de cómics como ilustradores de libros, en algunos casos con una aportación que
va más allá de la mera ilustración decorativa. Son obras que son un arte en sí mismas.

Por lo tanto, decir que “El Cómic es literatura” es asumir que la literatura está por encima
del Cómic, cuando en realidad cada medio narrativo es particular y ofrece una experiencia
diferente a cada lector. El cómic no es literatura, la literatura es otro arte diferente. Eso no
impide, por supuesto, que todas las artes se influyan unas a otras, siendo la literatura una
de las artes que más hayan influido al cómic.

Como monitor del Club de Lectura de Cómic y Novela


Gráfica leo algunos comentarios de este blog y me
planteo una serie de cuestiones que creo que sería
interesante tratar de responder. ¿Es el cómic un arte?
¿El cómic es literatura? En caso afirmativo, ¿es el cómic
un género literario? En primer lugar, hay que decir que
se llama historieta o cómic a una serie de dibujos que
constituye un relato, con texto o sin él, así como
al medio de comunicación en su conjunto. Partiendo de
la concepción de Will Eisner de esta narrativa
gráfica como un arte secuencial, Scott McCloud llega a
la siguiente definición: ilustraciones yuxtapuestas y
otras imágenes en secuencia deliberada con el
propósito de transmitir información u obtener una
respuesta estética del lector. Esta definición incluiría la
fotonovela, pero como ya existen cómics hechos de fotografías no supone un
inconveniente. Queda excluido de esta definición el humor gráfico, al menos el de una

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sola viñeta, pero posiblemente muchos humoristas gráficos que no se consideran a sí


mismos historietistas aplaudirían tal exclusión. Hay que tener en cuenta que actualmente
la clasificación de las artes está reconocida internacionalmente tal y como sigue a
continuación:

1. Arquitectura

2. Musica

3. Pintura

4. Literatura

5. Danza-teatro

6. Escultura

7. Cine

8. Fotografía

9. Cómic

El cómic ha sido considerado durante mucho tiempo como un subproducto cultural,


apenas digno de otro análisis que no fuera el sociológico. Sin embargo, desde los años 60
del pasado siglo se asiste a su reivindicación artística, de tal forma que en 1964, el belga
Morris, dibujante de Lucky Luke, propuso considerarla como noveno arte, aunque en
realidad sea anterior a aquellas disciplinas a las que habitualmente se les atribuyen las
condiciones de octavo (fotografía, 1825) y séptimo (cine, 1886). A este respecto,
recordemos que hay diversas manifestaciones artísticas de la Antigüedad y la Edad Media
que se ajustan a la definición de cómic: pinturas murales egipcias o griegas, relieves
romanos, vitrales de iglesias, manuscritos iluminados, códices precolombinos, etc. Con la
invención de la imprenta (1446) se producen ya aleluyas y con la de la litografía (1789), se
inicia la reproducción masiva de dibujos (las imágenes de Épinal, por ejemplo).

El cómic es, pues, un arte por derecho propio. El cómic no es literatura, la literatura es
otro arte diferente. Eso no impide, por supuesto, que todas las artes se influyan unas a
otras. Seguramente, sean el cine y la literatura las artes que más hayan influido al cómic,
pero no hay que olvidar tampoco que su particular estética ha salido de las viñetas para
alcanzar a la publicidad, el diseño, la moda y, no digamos, el cine.

¿El cómic es un género? No lo veo así, y lo ilustro con un sencillo ejemplo: existen novelas
de género policiaco, películas de género policiaco, y cómics de género policiaco. En
conclusión, el cómic no es un género sino que incluye tantos géneros como tipos
diferentes de historias podamos narrar. La procedencia geográfica de un cómic no es
tampoco un género: hay mangas japoneses de distintos géneros, lo mismo que hay cómics
de distintos géneros en cualquier otro país. Soy consciente de que escribo esto en un blog

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bibliotecario y de que sería un verdadero dolor de cabeza clasificar todos los cómics por
sus géneros, pero en todo caso queda claro que el cómic no es un género.

El cómic es un medio de comunicación ascendido a medio de comunicación de masas


gracias a la evolución de la prensa decimonónica. Vivió su época dorada en cuanto a
número de lectores tras la Segunda Guerra Mundial. Con la proliferación de nuevas
formas de ocio en la segunda mitad del siglo XX, va dejando de ser un medio masivo en la
mayoría de los países, creándose formatos más caros, tales como álbumes, novelas
gráficas, tankōbon o revistas de lujo, y buscando nuevos tipos de lectores con temas más
adultos, pero también procurando atraer al público de internet, los videojuegos, el cine y
la televisión, medios de comunicación con los que muchas veces interactúa el cómic.

Esta semana estuvieron en Lima la periodista chilena María Isabel Molina (cofundadora de
Plop Galería) y la española Sandra López (de la agencia Pencil Ilustradores), quienes
participaron en talleres sobre gestión cultural, en el Centro Cultural de España, dirigidos a
artistas de historietas y novelas gráficas. Un conocimiento necesario en una ciudad donde
cada vez hay más interés en el potencial de los cómics y donde las obras no suelen ser
reconocidas como merecen. Con las expertas conversamos sobre las viñetas, que tienen el
potencial de contar grandes historias en pequeños cuadros.

Efectivamente, el alcance de lo representado en las viñetas tiene un potencial amplio por


permitir ser utilizado para explicar complejos temas noticiosos, educativos e históricos.

Molina señala que los temas ya representados en películas, novelas, obras de teatro
pueden ser también ilustrados en cómics, pero con un acercamiento diferente.

Un ejemplo de ello fue el golpe de Estado perpetrado por el dictador Augusto Pinochet,
que fue trabajado en la novela gráfica 'Los años de Allende' de Carlos Reyes y Rodrigo
Elgueta. "Fue un boom porque tuvo un acercamiento que no se había intentado antes y se

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presentó una historia bien hecha, con mucho rigor histórico y en un relato interesante",
cuenta la periodista chilena.

Sobre esta forma de contar historias, López señala que con los cómics se tiene la
posibilidad de disfrutar de dos artes: la escritura y la ilustración. Molina subraya que la
historieta "combina la imagen y el texto de una forma particular, que puede leerse rápido
y además es muy atractivo".

El cómic, cosa seria

Las historietas solían ser vinculadas a narrativas simples y dirigidas a un público infantil.
Empero, desde que aparecieron obras más complejas como 'Maus' de Art Spiegelman o
'Persepolis' de Marjane Satrapi, los cómics han tenido una revalorización.

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López y Molina coinciden en que el cómic es una forma de literatura. "Debería tener una
categoría especial que permita entender este fenómeno, que es unir una imagen en un
solo cuadro", explica López.

Los cómics, señores, son cosa seria. Déjense atrapar por sus historias que combinan arte y
diálogos.

DC
Marvel Capcom
comics

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