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Louis Althusser Sobre el trabajo teérico: dificultades y recursos A EDITORIAL ANAGRAMA Titulo de ta edicsn origina Sur le travail théorique. Dificltés ot restores Le Pe Pars, 1967 Tradasiins Com Tigers variates, se he wtilendo ln de Ta revista ure eae Pras Quisiera exponer en estas breves péiginas, algunas de las dificultades con las cuales se encuentra todo trabajo de exposicién tedrica de - Jos prineipios marxistas, antes de hacer un re- Moquota deta cole igen» Monta cuento de los recursos, tnos bien conocidos, otros a veces desconocidos, que estén a nuestra disposicién. LA © EDITORIAL ANAGRAMA Calle de Ia Cre, Barcelona 17 Depésto Lag IB. 20296.1970, I. DIFICULTADES ‘Sea cual fuere la simplicidad de su lengua- Jey la claridad de su exposicién todo trabajo eérico marxista presenta dificultades ‘espect- ficas inevitables : inevitables porque tienen que ver con la naturaleza propia de la teoria, més precisamente, del discurso tedrico. A. Dificultades de la terminologia del discurso tedrico < El marxismo es a la vez una ciencia (el ma- terialismo histérico) y una filosofia (el mate- rialismo dialéctico). El disc ‘Hecursa flasdtico, ienen erigendins propies utilizan palabras del lengua presiones compuestas, construidas con palabras del _lenguaje_cotidiano, pero que funcionan Sempre de 1 mado un modo disiinto a como le hacen ino. En el lenguaje tedrico ‘en el Ienguaje cotidiano. 1 as palabras y expresiones funcionan como con- 9 ceptos tedricos. Esto implica muy precisamen- fe que en ellos’el sentido de las palabras no esté fijado por su uso cortiente sino por las relaciones exisicntes entre los concestos teé ricos en el interior de su sistema. Son esas re Taciones as que asignan a las palabras, al de. signar conceptos, su sentido tedrico. La dificul. tad propia de Ia terminologia tedriea, entonees, consiste en que siempre <3 preciso discernir mas alla del sentido usual de la palabra, su sen- tido conceptual, que siempre es diferente de su sentido usual. Ahora bien, esta dificultad esta enmascarada para el lector no prevenido cuando el término teérico reproduce pura y simplemente un término usual. Todo el mundo P. cj. cree comprender enteramente lo que Marx quiere decir cuando emplea una palabra tan corriente como la palabra trabajo. Y sin embargo es necesario un gran esfuerzo para dis- cernir tras la evidencia comtin (ideoldgica) de esa palabra el concepto marxista de trabajo, mas atin, para ver que la palabra trabajo puede signar muchos conceptos distintos: los concep. tos de proceso de trabajo, de fuerza de trabajo, de trabajo concreto, de trabajo abstracto, ete, Cuando es acertada, es decir, cuando esta bien Fijada, una terminologia teérica asume la fun- ion precisa de impedir Tas confusioncs entre aTsenti le las palabras y el sentido teé- 10 rico (conceptual) de las mismas palabras. La ‘Yerminologia tedrica juega ese papel ante tote Ietjaado espresiones compussiot que tmplter aquella confusion ideologica: asi proceso de trabajo, trabajo abstracto, modo de produccién, relaciones de produccién, ete. En cada una de esas expresiones se encuentran palabras usua- les, trabajo, concreto, abstracto, modo, produc- idn, relaciones, etc, Es su conjuncicn particu- Jar Jo que produce uit sentido nuevo, definido, dicién de producir estas expresiones especifi- cas que designan conceptos tedricos. Es asi que hemos debido proponer por nuestra cuen- ta, cuando era necesario, expresiones nuevas para designar conceptos indispensables para la definicién de nuestro objeto (p. ej.: efecto de conocimiento, modo de produccién teéri tc.). Lo hemos hecho con la mayor prudencia, pero debiamos hacerlo. B. Dificultad del discurso tedrico La dificultad de la terminologia no es sino el indice de otra dificultad mas profunda que tiene que ver con la naturaleza tedrica de nues- tro discurso, u an di rico? Bs, en su signi- ficacién mas general, un discurso que tiene por ido_el conocimiento de un objeto, ‘Aqui debemos proponer algunas precisiones que anticipan desarrollos tedricos que seran publicados ulteriormente para permitir Ia inte- ligencia de lo que sigue. Diremos que no exisren en el sentido fuerte del término mas que objetos reales y concretos singulares. Al mismo tiempo diremos que todo discurso te6rico tiene por intima razén de ser gl conocimiento sconcreto» (Marx) de esos ob- Jetos reales y concretos singulares, Es asi que Ja historia abstracta y la historia em gencval no existen (en el sentido fuerte del término), sino solamente la historia real, concreta, de e508 objetos concretos, que som las formacio- nes sociales concretas, singulares, cuya existen- podemos observar con la experiencia acu- mulada de la humanidad. De esta manera, Ia produccién en general, la produccién abstrac- ta, no existe (Marx), sino sélo tal o cual con- juncién —combinacién concreta— real de mo- dos de produccién jerarquizados en tal o cual formacién social determinada; Francia de 1848 (Marx): El 18 brumario, Las luchas sociales en Francia; Ia Rusia de 1905 0 de 1917 (Lenin). Todo conocimiento y por lo tanto todo discur. 80 tedrico tiene por fin ultimo el conocimiento 2 de estos objetos reales, coneretos singulares; sea su individualidad (Ia estructura de una for- macién social) sean los modos de esta indi dualidad (las coyunturas sucesivas en las cua- les existe esta formacién social). Sin embargo, y éste es un punto decisivo, sabemos que el conocimiento de estos abjetos concretos, reales, singulares, no es un dato in- mediato, ni una simple abstraccién ni la apli- cacién de conceptos generales a datos particu- ares. Esas posiciones son las del empirismo y del idealismo. El conocimiento de estos obj tos reales, concretos, singulares, es-el_resulta- do de todo un proceso de produccién de.cono- Smiento, cayo resultado es lo.quo-Marx lama ‘du sintesis de tuna multiplicidad en determina- Giones> siendo esta sintesis el-«conocimiento ‘concreid» de un objeto concreto (Introduccién, de 1857). ¢En qué consiste lo que Marx Hama ssintesis»? z¥ qué son estas «determinacio- nes»? Esta sintesis consiste en Ia combinacién- conjuncién exacta de dos tipos de elementos (© determinaciones) de conocimientos, que lla- maremos por el momento y teniendo en cuen- ta la‘claridad de nuestra exposicién, elementos tedricos en el sentido fuerte, y elementos em- Piricos 0 en otros términos, conceptos tedricos 3 (en el sentido fuerte) y conceptos empiricos « Los conceptos teéricos (en el sentido fuer- te) versan sobre determinaciones u objetos abs- tractoformales. Los conceptos empiricos ver- san sobre las determinaciones de la singulari- dad de los objetos concretos. Asi diremos que el concepto de modo de produccién es un con- epto tedrico que versa sobre el modo de pro- duccién en gencral, que no es un objeto exis- tente en el sentido fuerte, pero que es indispen- sable al conocimiento de toda formacién social, ya que toda formacién social esté estructurada por la combinacién de varios modos de pro- Guccidn, De la misma manera que el concepto de modo de produccién capitalista es un con- cepto teérico, que versa sobre el modo de pro- duccién capitalista en general, el cual no es un objeto existente en el sentido fuerte (el modo de produccién eapitalista no existe en el sen- tido fuerte sino sélo formaciones sociales con dominancia de modo de produccién capitalis- ta), pero que sin embargo es indispensable al conocimiento de toda formacién social com- prometida en la dominacién del susodicho modo de produccién capitalista. Lo mismo su- cede para todos los conceptos tedricos de Marx 1. Usamos,provisionatmente la expresién concepto em- piri, Mis audlante nos veremos oblisdos Teemplazat= "por une denominacidn siferente, mas adceuada “4 modo de produccién, fuerzas productivas (0 relaciones técnicas de produccién), relaciones sociales de produccién, instancia de lo politico, de lo ideolégico, el concepto de determinacién Jiltima instancia por la economia, el concep- to de articulacién de las instancias, el concepto de formacién social, el coneepto de coyuntura, el concepto de préctica, de teorfa, etc. Esos conceptos no nos dan el conocimiento concreto de objetos concretos, sino el conocimiento de las determinaciones 0 elementos (los lamare- mos objet0s) abstracto-formales que son indis pensables para la produccién del conocimiento concreto de objetos coneretos. Diciendo que estos objetos son abstracto-formales, nosotros nos limitamos a registrar la terminologia em- pleada por Marx mismo, quien en El Capital se mueve en la eabstracciéns y produce el cono- cimiento de «formas» y de «formas desarro- Nadas». Los conceptos empiricos versan sobre las de- terminaciones de la singularidad de los objetos coneretos, es decir, sobre ef hecho que tal for- macién social presenta tal o cual configuracién, tales rasgos, tales disposiciones singulares, que la califican como existente. Los conceptos em- piricos agregan por lo tanto algo esencial a los conceptos tedricos en el sentido fuerte: preci- samente las determinaciones de la existencia 1s (en el sentido fuerte) de Jos objetos concretos. Podria pensarse, segiin la oposicién que aca- bamos de exponer, que hemos reintroducido, bajo los conceptos teéricos, algo que se parece al empirismo: precisamente los conceptos e”- Piricos, Esta denominacién (que sera modifi- cada en trabajos ulteriores para evitar todo equivoco) no debe inducimnos a error. Los con- cceptos empiricos no son puros datos, el puro y simple caleo, la pura y simple lectura inmedia- ta de la realidad. Ellos mismos son el resultado de todo un proceso de conocimiento, que inclu- ye varios niveles o grados de elaboracién. E: presan, ciertamente, la exigencia absoluta se- ‘in la cual ningsin conocimiento concreto pue- de pasarse sin la observacién y la experiencia, por To tanto de sus datos (es el aspecto que corresponde a-las gigantescas biisquedas em- piricas —que versan sobre «los hechos»— de Marx, Engels y Lenin, y las investigaciones y buisquedas coneretas, a las cuales todos los grandes dirigentes del movimiento obrero han sometido todo «anilisis conereto de una situa- clon conereta»), pero al mismo tiempo son irre- Guctibles a los puros datos de una investig ‘cidn empirica inmediata. Una investigacién 0 una observacién no es en efecto nunca pasiva: ella solo es posible bajo la conduccién y el con- trol de los conceptos tedricos que en ellas ac- 16 ‘tian, sea directamente, sea indirectamente, en sus reglas de obscrvacién, de eleccién y de cla- jcacidn, en el montaje tecnico que constituye ‘el campo de In observacién o de la experiencia. Una basqueda y una observacién, incluso una experiencia, no proporcionan en principio més que materiales que son en seguida elaborados en materia prima de un trabajo ulterior de transformacién que produciré finalmente los conceptos empiricos. Bajo el nombre de con- ceptos empiricos, por lo tanto, tenemos en cuen- ta no el material inicial, sino el resultado de sus claboraciones sucesivas; tenemos en cuen- ta el resultado de un proceso de conocimiento, 41 mismo complejo, proceso en el cual el mate. rial inicial, por lo tanto la materia prima ob- tenida, es transformada en conceptos empiri cos como resultado de Ia intervencién de los conceptos tedricos, ya sea efectivamente pre- sentes, ya sea presentes y en acciGn en esta ela- boracién bajo la forma de montajes experimen- tales, reglas metédicas, reglas de critica y de intespretasisn, ete*. La relacién de los sonceptos tedricos con los conceptos empiricos no es por lo tanto en 2. La historia concrets, 0 empitica, la soclologia emp rica; los “anilisie coneretos de situaciones concretas™ elec ftadas por los partidos combnistas nos ofrecen el ejemplo ae este trabajo de elaboracion. a7 ningtin caso una relacién de exterioridad (los conceptos tedricos no estén «reducidos» a los datos empiricos), ni una relacion de deduecién (los conceptos empiricos no son deducidos de los conceptos teéricos) ni una relacién de sub- suncién (los conceptos empiricos no son la par- ticularidad complementaria de la generalidad de los conceptos te6ricos como casos particu- lares de éstos). Mas bien es menester decir (en que los conceptos empiricos «realizan» los con- ceptos teéricos en el conocimiento concreto de los objetos concretos. La dialéctica de esta «rea- lizacién», que no tiene nada que ver con el com cepto hegeliano de Ja «realizaciGn» especulat va de la Idea en lo concreto, merecera eviden- temente extensos esclarecimientos que no pue~ den ser producidos mas que sobre la base de una teoria de Ia practica de las ciencias, y de su historia. Sea cual fuere la resolucion de este tiltimo punto, podemos decir que cl conoci- miento concreto de un objeto concreto se nos presenta como la «sintesis» de Ja que habla Marx ; sintesis de conceptos teéricos (en el sen- tido fuerte) requeridos, combinados con los conceptos empiricos elaborados. Como se_ve, no hay conocimfento concreto de un objeto conereto sin recurrir obligatoriamente al cono- 18 cimiento de estos objetos especificos que co- rresponden a los conceptos abstracto-formales de Ia teoria (en el sentido fuerte de la palabra). Por el momento estas precisiones nos son suficientes para introducir una importante dis- tincién entre los objetos posibles de un discur- so teérico. Si recordamos la distincién que.aca- amos de hacer entre los objetos abstracto-for- males y los objetos concreto-reales, podemos decir que un discurso tedrico, puede, segin su nivel, recaer sea sobre objetos abstractos y for- males, sea sobre objetos coneretos y reales. Por ejemplo, el andlisis cientifico de una realidad histérica conereta, Ia formacién social francesa en 1966, constituiré perfectamente un discurso tedrico en el sentido general por cuan- to nos proporciona un conocimiento, Pero se diré que en este caso el discurso recae sobre tun objeto real-concreto. Por el contrario, El Ca- pital de Marx analiza no una formacidn social (una sociedad real-concreta), sino el modo de produccién capitalista; se diré que versa sobre tun objeto formal o abstraeto. Es posible conce- bir un gran nimero de discursos teéricos refe- ridos a objetos formales o abstractos: por ej. sobre el concepto de modo de produccién; so- bre las instancias constituyentes de un modo de produccién (sobre lo econémico, lo politico, lo ideolégico); sobre las formas de transicion 19 de un modo de produccién a otro, ete,, ete. Un discurso sobre los principios generales de la teoria marxista recae también sobre un objeto formal 0 abstracto: versa no sobre tal objeto concreto (tal formacién social, tal coyuntura de la lucha de clases), sino sobre los principios, es decir sobre los conceptos teéricos, del mar. xismo, por Io tanto sobre objetos formalabs- tractos. Si todos los discursos que producen el co- nocimiento de un objeto pueden ser calificados, en general, como tedricos, nos es necesario por tanto efectuar una distincién de gran impor- tancia: entre los discursos que versan sobre objetos real-concretos, de una parte, y los dis- cursos que versan sobre objetos formal-abstrac- tos, por otra parte. Convendremos en lamar discuros teéricos, 0 teoria, en el sentido fuerte, a los discursos que versan sobre objetos for. malabstractos. Esta distincién es necesaria: por un lado los primeros discursos (coneretos) suponen la existencia de los segundos (abstrac- tos) y por otro lado el alcance de los segundos discursos (abstractos) sobrepasa infinitamente el objeto de los primeros. Es posible entenderlo facilmente tomando el ejemplo del discurso tedrico de Marx en El Cipital. La teoria del modo de produccién capitalista (objeto formal- abstracto), teorfa en el sentido fuerte, permite 20 en efecto el conocimiento de un gran mimero de objetos real-concretos, en especial el cono- cimiento de todas las formaciones sociales, de todas las sociedades reales, estructuradas por el modo de produccién capitalista. Por el con- trario, el conocimiento (conereto) de un objeto real (¢j.: Francia en 1966) no permite ipso fac- to el conocimiento de otro objeto real (Inglate- ra en 1966), a menos de recurrir a la teorfa, en cl sentido fuerte, del modo de produccién capi- talista, es decir, a menos de extraer del primer conocimiento conereto el conocimiento abstrac- to que alli opera, ~ De estas observaciones, advertencias cierta- mente dificiles, pero claras como lo espero, po- demos extraer dos conclusiones. La primera, reside en que un discurso sobre los principios generales del marxismo es en sus, limites mismos un discurso tedrico en el senti- do fuerte, puesto que versa no sobre tal objeto real-concreto (p. ej.: la lucha de clases en Fran- cia, o la historia del «culto de la personalidad», etc.) sino sobre un objeto formal-abstracto: los principios fundamentales del marxismo, consi- derados independientemente de todo ‘objeto real-concreto. La segunda, es que lo propio de la teorfa en el sentido fuerte es recaer precisamente so- bre un objeto, u objetos formababstractos, es 2 decir producir no el conocimiento «concretor de objetos realconcretos, sino el conocimiento de objetos formalabstractos, 0 tebricos en el sentido fuerte, de conceptos, de relaciones y de sistemas conceptuales tedricos, que deben y pueden de inmediato intervenir para concurrir, en un segundo momento, al conocimiento de Jos objetos real-concretos. Decir que un cono- cimiento tedrico, 0 teorfa en el sentido fuerte, versa sobre objetos formalabstractos, sobre conceptos y sistemas conceptuales teéricos, quiere decir que posee la capacidad especifica de proporcionar los instrumentos te6ricos in- dispensables al conocimiento concreto de toda una serie de objetos real-concretos posibles. Te- niendo por objeto a los objetos formal-abstrac- tos, la teoria en el sentido fuerte concierne pues a objetos reales posibles, a la vez a tal forma- cién social o a tal «situacién concreta» (Lenin), actual, presente, aqui y ahora, pero también a tal otra formacién social o a tal otra situacién conereta pasada, o por venir, en tal otro lugar, con la condicién que estos objetos reales co- rrespondan a los conceptos abstractos de la teo- ria considerada. ‘He aqui lo que promueve la dificultad de la teoria. Jamas se debe perder de vista que, en- tendida en el sentido fuerte, Ia teorfa no se reduce jamés a los ejemplos reales que se in- 2 voca para ilustrarla, puesto que la teoria so- brépasa todo objeto real dado, puesto que con clemne a todos los objetos reales posibles que se adapten a sus conceptos. La dificultad de la teoria en el sentido fuerte se vincula pues al caracter formal y abstrato, no sélo de sus con- ceptos, sino de sus objetos. Hacer teoria mar- xista en el sentido fuerte, definir los principios tedricos fundamentales del marxismo, es traba- jar sobre objetos abstractos, definir objetos abstractos, por cj. los objetos abstractos si guientes: materialismo, materialismo histérico, materialismo dialéctico, ciencia, filosofia, dia- Iéetica, modo de produccién, relaciones de pro- ~duccién, poceso de trabajo, trabajo abstracto, trabajo concreto, plusvalia, estructura de lo econémico, de lo politico, de lo ideolégico, modo de produccién tedrico, prictica teérica, formacion tedrica, unién de la teoria y practi- a, etc. Entiéndase bien el conocimiento de estos objetos formal-abstractos nada tiene de cono- cimiento especulativo, ni contemplativo, con- cerniente a las ideas «puras». Por el contrario, ni concierne ni tiene en vista mas que objetos reales, el conocimiento sdlo tiene sentido por- que permite forjar los instrumentos tedricos, Jos conceptos teéricos formales y abstractos, que permiten producir el conocimiento de los 23 objetos real-concretos. Entiéndase bien, este co- nocimiento de los objetos formal-abstractos no cae del cielo ni del «espiritu humans: es pro- ducto de un proceso de trabajo tedrico, esta so- metido a una historia material, Ia que supone entre sus condiciones y elementos determinan- tes las pricticas no-tedricas (Ia practica econé- mica, la practica politica, la prdtica ideolégica). y sus resultados. Pero, una vez producides y constituidos, estos objetos formal-tedricos pue- den y deben ser objeto de un trabajo tedrico en el sentido fuerte, ser analizados, pensados en su necesidad, sts relaciones internas y desa- rrollados, para arrancarles todas sus consecuen- cias, es decir toda su riqueza, Marx nos ha dado un ejemplo de tal traba- Jo en El Capital: analiza alli un objeto formal- abstracto (el modo de produccién capitalista) para desarrollar todas sus «formas», y extracr- le todas sus consccuencias. Gracias a que Marx hha hecho este trabajo tedrico en el sentido fuer- te, es decir ha producido el conocimiento de este objeto formalabstracto que es el modo de produccion capitalista, y de todas sus «formas» ¥ consecuentias, podemos nosotros conocer lo {que transcurre en los objetos reales, las forma- ciones sociales sujetas al modo de produccién capitalista. Es necesario llegar atin mas lejos. Trabajando sobre el objeto tedrico modo de 24 produccién capitalista. Marx también y al m Imo tiempo ha trabajado sobre un objeto te6- Fico mas general: el concepto de modo de pro- duccidn, lo que nos permite, a nuestra vez, tr2- bajar sobre este objeto, por lo tanto sobre otros abjetos, de los cuales hace posible su co- hocimiento, a saber otros modos de produc~ Gign que no son el capitalista —sobre el modo de produceién feudal, el modo de produccién socialista, etc., e incluso sobre un objeto reque- ido por el pensamicnto de Marx, aunque no abordado por él, el concepto de modo de pro- duccién tedrica, ylos conceptos dependientes—, con Ia condicién de entender que trabajando sobre estos otros conceptos de modos de pro- duccién trabajamos todavia sobre objetos for- malabstractos. Tal es la dificultad fundamental de la teo- ria, y de todo discurso teérico, én el sentido fuerte, Naturalmente, esta dificultad choca con el sentido comiin, puesto que introduce una in- novacién paradojal: la idea de que solo se pue- de acceder al conocimiento de los objetos real- coneretos con Ia condicién de trabajar tam- bién y al mismo tiempo sobre objetos formal- abstractos. Con ello, se introduce la idea de una forma de existencia muy especifica: la de los objetos formatabstractos, distinta de Ia forma de existencia de los objetos real-concretos. No 25 es facil concebir esta idea, que es la idea misma de teoria, en el sentido fuerte, ni sobre todo fécil de tenerla en cuenta, prictica y constante- mente, en Ia lectura de un texto tedrico. Es ne- cesario un real esfuerzo para resistir la tenta- cidn del empirismo, para el que sélo existen objetos real-concretos, para aceptar Ia critica de sus «evidencias» ideolégicas, para criticarlas verdaderamente, y para situarse al nivel de la teoria, es decir de sus objetos formalabstrac- tos. C. Dificuttad del método teérico Otra dificultad propia de la teoria depende ya no de su objeto, sino de la manera con la que trata su objeto, es decir con su meétodo. En efecto, no es suficiente que un discurso trate de un objeto tedrico (formalabstracto) para que sea denominado tedrico en el sentido fuer- te. Un objeto teérico puede p. ej. ser igualmen- te tratado por un discurso ideologico 0 pedagé- gico: lo que distingue estos discursos es el modo de tratamiento de su objeto teérico, su método. P. ¢}. un discurso como el pequefio tra- tado de Stalin (materialismo dialéctico y ma- terialismo histrico) que ha jugado un gran pa- pel, puesto que ha ensefiado el marxismo a mi- 26 Hones de militantes durante decenas de afios, trata su objeto mediante un método pedagégi- co, Expone bien los principios fundamentales del marxismo, y de una manera generalmente justa. Ofrece las definiciones esenciales, y so- bre todo hace las distinciones esenciales. Tiene el mérito de ser simple y claro, por tanto acce- sible a las amplias masas. Pero presenta el gran defecto de enwmerar los prineipios del marxis- mo, sin mostrar la necesidad de su «orden de exposicién» (Marx), es decir sin mostrar la ne- cesidad interna que enlaza entre sf a estos prin- cipios, estos conceptos. Ahora bien el orden (de exposicién), que vincula entre si los conceptos, depende de sus relaciones necesarias, y estas relaciones a su vez, de sus propiedades mismas este orden constituye su sistema, que da su ver- dadero sentido a cada uno de Jos conceptos, P. ej,, sila distinci6n entre la ciencia (materia lismo histérico) y la filosofia (materialismo dia Iéetico) marxistas est bien sefialada en el texto de Stalin, su relacién interna y la necesidad propia de su relacién no estan verdaderamente pensadas y demostradas. P. e)., si los principios del materialismo y de la dialéctica estén bien afirmados, su relacién interna y necesaria no esta ni expuesta, ni demostrada en su conten: do especifico. Por razones practicas de hecho, un método 27 de exposicién pedagégica puede, seguramente, dejar en la penumbra algunas de estas relacio- nes, pero no el sistema necesario que vincula los conceptos entre si y les da su sentido. Por razones de derecho, un método de expo- sicién tedrica no lo puede hacer. Debe exponer con rigor la necesidad de estas relaciones: es su raz6n de ser. Marx era perfectamente cons- ciente de esto en El Capital, cuando decia que el «método de exposicion», distinto del método de investigacién (o método de andlisis y descu- brimiento) era parte integrante de todo discur- so cientifico (podemos agregar: y filosdfico), es decir de todo discurso tedrico. La dificultad de un discurso teérico en el sentido fuerte reside entonces, por un lado, en Ja naturaleza formalabstracta de su objeto, y por otra en el rigor de su «orden», es decir de ‘su método de exposicién. Lo que ha sido dicho del objeto debe igual ser dicho del método como el objeto, el método es necesariamente formal abstracto, Entigndase bien, esto no quiere decir que un discurso teérico deba morar constantemen- te al nivel de Ia sola abstraccién tedrica, Puede ser ilustrado por el mayor némero de ejemplos

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