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GUIMARAES ROSA - Duelo PDF
GUIMARAES ROSA - Duelo PDF
Sagarana
ISBN 978-987-1156—64-1
CDD 3869.3
narrativas
Editor:
Fabián Lebenglik
www.adrianahidalgo.com
Impreso en Argentina
Primed in Argentina
irritadísima:
—¡Tengo dientes de navaja, y
con un salto de ida y vuelta
resuelvo la cuestiónl...
eléctricos,
hasta ustedes
Hotarán muertas...
l 85
vagabundo, vengativo y malo. Pero, al comienzo de esta
historia, él tenía la razón.
te, pero es cierto que en este caso había lugar para atenuantm
en el vagabundeo.
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del Rio de las Viejas, quien afirma que el yacare’ OVero tiene
el cuello color de azufre porque es más feroz que los OtroS
razón.
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el otro era Cassiano Gomes, CX soldado del 1°
acosto bastante rn ’
los hombres son hombres, y la paciencia sirve para vanos
almorzado y descansado.
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pacíficos, en un juegO de los demonios, en una larga Com
plicación: Turibi
o Todo, engañado por un gran Parecido I
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llegaron a una conclusión: Turibio Todo tenía unos parientes
en Piedad del Bagre, o por allí cerca... Hacia allá había ido
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venado al frente del ladrido de diez correas Y la bocina del
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oquito, dejar de estirar vueltas y de tomar atajos, dormir
con los dos ojos cerrados o anunciar demasiado el itinerario
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para llegar, sin aviso, a los pueblos tranquilos de los Valles
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.¿. Cuando Cassiano doblaba la sierra Silla del jinete,
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—¡Por esta ¡¿Será que ya no tienes más confían,
ni en mi?!
las narices del toro... ¡Eh, toro bravo!... No tengo perros pero
enemigo:
u F'
— ¡Agarra con las unas, Juan de la Cuñal...”
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as, que doña Silivana le transmitió, ya que muchas bocas
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reserva, perfe
etamente paralelos y ambos sintiendo que estaba
que tú quieras...
Y Cassiano le sacó los arreos al alazán y fue a. dejarlo,
I 9-8
donde había gramilla y unas matas de capín. Después se
escondió debajo de uno de los cueros porque Turibio Todo
tenía que venir por allí, tal vez para cruzar el río, y había
un perro ladró.
apretar el gatillo, entonces. Pero fue del otro lado, por detrás
de él, que estallaron tiros de los tacuarales; y el siseo de las
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Pero Cassiano no pegó los ojos ni un momento durante
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¿guiendo a aquel papudo por un asunto nuestro y uSted
m e está haciendo perder el tiempo...
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neutralidad, lo dejó rondar por allí, inútilmente,
empezado a manifestarse.
Chico Barqueiro lo vio montar y partir en un trote
papudo llegando.
Chico Barqueiro recogió la línea, dio unas buenas rema-
70')
Turibio ,TOdC.) se había acomodado y se puso a vigilar al
contra mí?!
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que pasó un pato criollo en vuelo viaj:lr0: Cuello avanzado,
cola bajó más, se distanció, agito tres veces las alas y se Posó
lla... ¡Qué curioso! Así que hacen eso, creo qu’es pa’ POder
sero continuó:
—Se’ cómo son ellos. ¡Conozco ese ganadito con alas! Ellos
Vuelven, parece
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r mi parte, nunca mato [ningún pájaro. El chimachima
extraño, amigo?
—Sí, es cierto.
El caballo golpeó con la pata en el enrejado. Chico Bar-
queiro insistió:
—Animal vistoso, el suyo. ¿Es amblador? ¿Tiene un buen
andar?
üdero.Turibio pagó.
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Poco después, subía el camino hacia la vista del rellano
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otro lado, que ¡aquí ‘tá brava la malarial...
***
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j}, . i.
corazón y la flecha dibujados, llena de nostalgias y VCnida
de Guaxupé.
cluyó:
—¡Dejémoslo!... ¿No es mejor
Lo era, realmente, y las mujeres siempre tienen razón.
zaban a hincharse.
Y Cassiano Gomes
Pensé: vendo todo lo que mili:
junto el dinero
, voy a Paredón del Urucuia a dCSpccgrrY
de mi madre.
. Después, entonces, me VOY hada el u
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lo agarro a Turibio allá en San Pablo O donde Sea QUe ,
iba a volver.
***
valle amable que olía a bejuco, Chaparro y araza, con vacas la-
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—¿Y no habrá alguien que pueda llevar un rccado para
que venga algún valentón de por aqui cerca?...
a e
,lEl hermano. de Timpín se acercó pensando que se referia
, pero Cassrano lo retó:
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i —¡Sal de aquí, diablo! Eres demasiado valiente. Eres He.
i mas... Sal de aquí, que en esta vuelta aún no eres mano
Cassiano le preguntó:
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por qué, con esta frente peluda de hombre bravo y
hacia adelante?
se enternecró:
me?!...-—balbuceó, sollozando.
' Pidió que lo llevaran a la cama; pero ya era O
tro hombre,
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viejO" que mujeres caritativas le arreglaban, rCSOUando co
esfuerzo y tomando posiciones que le permitieran god);
chorreando, lloriqueando,Timpín.
—¿Que’ pasó, Veintiuno? _
Era Cl hijo, el bebé, que estaba enfermo, muy mal realmen-
Cassiano le preguntó:
‘ I C )
. .14 213
es que yo, que no soy dueño de nada en esta Vida, le voy a
lamentándose, exclamó:
abrazo, diciendo:
_P aga mayor que ésa no hay, mi compadre Veintiunon-
***
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un huairuro, esPió y esperó E
camino, parando frente a . ra
Gil
—Sí señor...
hoy... ,
—Me lo contaron, allá en el pueblo...
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Y confundido, como queriendo cambiar de agunto
’
,el
peón le mostró:
—¡Mire! .
En las ramas más altas del palo María, un tití mal Peina-
Pablo, un día...
tinga?...
—No señor, es Quiiombo.
llegarl...
Llegaron al vado de un arroyo. Un viejo con una bolsa en
las espaldas venía de alla, pasando el pontón; quiso saludar
chorro copioso.
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—Uno vive sufriendo... Lo único que todo el mundo hace
morirse un día... .
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—NO hay manera, no hay manera, don Turibio... DesPués
fue él quien le salvó la vida a mi niño... Y yo se lo
dC DiOS,
do ya estaba con la vela en la mano... ¡Es una
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el “en el nombre del padre” y abrió las rodillas, espoleando.
la carretera.
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