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LOS ARQUETIPOS EN LA ASTROLOGÍA

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Categoría: Artículos
Publicado: 22 Diciembre 2017
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Autor: Jorge César Parodi – Córdoba – Argentina

Noviembre 2017

Siguiendo la línea de investigación del


Dr. Carl Jung voy a considerar la presencia de los arquetipos en la
Astrología dejando en claro que, en este trabajo, no voy a referirme a lo
que habitualmente se maneja como las imágenes arquetípicas, sino que
me concentraré sobre el estudio de los Arquetipos en sí y cómo quedan
representados en la carta natal.

Es indudable que, en cuanto a las figuras arquetípicas, según sea el


enfoque del investigador esas imágenes pueden variar en lo que se refiere
a la representación de los Arquetipos en nuestra mente, pudiendo llegar
a citar un número mayor o menor de esas imágenes.
Por ese motivo, he decidido concentrarme en lo que considero la
manifestación del Arquetipo como tal, en el sentido que les daba Jung:
los mismos no se desarrollan de manera individual sino que están
configurados por las experiencias que la humanidad en su conjunto ha
tenido a lo largo de su proceso evolutivo. Por ese motivo, el mismo Jung
aclaraba, que los Arquetipos no son representaciones heredadas sino,
posibilidades heredadas de representación. Es decir, los Arquetipos en sí
carecen de contenidos pero representan fuerzas directrices que dan forma
a la experiencia humana.

El Arquetipo en sí existe como condición básica de la psique humana y


constituye la posibilidad potencial para un desarrollo del ser humano. De
acuerdo a Jung, el mismo representa una condición estructural en la
esfera psicoide como elemento portador de un potencial.

Mi gran interés al abordar este enfoque parte, precisamente, por la


necesidad, en este momento, de profundizar más allá del tema tan
conocido como lo es el de las imágenes arquetípicas. Es un intento que
debería llevarnos a concientizarnos un poco más.

Tomo, al respecto, mis propias experiencias y mis trabajos de


investigación pero, al mismo tiempo, encuentro en astrólogos tan
autorizados, como Dane Rudhyar, quien en su libro “La Astrología y la
Psique Moderna”, Ed. Kier (1988) afirma:

“El significado simbólico del mapa natal de un individuo, levantado para


el momento y lugar de nacimiento, en realidad, y en lo que concierne a
su valor psicológico, es un arquetipo en su inconsciente” (página 46, el
subrayado es mío).

Más adelante, en la misma obra, (página 47) agrega: “Pues el que una
persona estudie su horóscopo significa descubrir el orden del cielo en
la raíz de su ser . Es descubrir la fase particular del Ánima Mundi (el
alma del mundo, la Gran Madre) que se convirtió en el molde dentro del
cual se derramó la naturaleza humana genérica y colectiva, así como el
individuo emergió en el mundo de aire y de luz como un infante recién
nacido que respira”.

Cuando estas afirmaciones se han convertido en experiencias concretas


poco importa si lo psicoide es algo metafísico o no: el mismo hace
referencia a una totalidad que trasciende las divisiones de la mente
racional.
Con este tema me detengo aquí. Hay mucho material que puede ser
consultado y no es, además, la cuestión central de este trabajo. Me
interesa ahora, desarrollar mi hipótesis.

Dejo en claro que me concentraré sobre lo que se consideran los puntos


focales fundamentales de una carta natal: el Sol, la Luna, el Ascendente.

Para hacerlo me basaré no sólo en mi larga experiencia como profesional


sino que tomaré como fuentes primordiales la Ciencia Esotérica y la
Mitología.

Luego, se comprenderá porqué.

Comenzaré por ésta última: Rea es la madre de los dioses en la mitología


griega, diosa de la fertilidad, hija de Urano y de Gea. Tal como señalan
los relatos mitológicos, fue la madre de los dioses. Ella, en definitiva, es
la que le dio vida a los planetas que son propios de nuestro sistema solar.

Por el relato bien es sabido que Cronos procedía a comer a los hijos de
Rea tan pronto, salían de su seno. Lo que sucedió, en realidad, fue una
lucha decisiva en la cual estuvo en juego, la creación del sistema solar
como veremos a continuación.

Si recurrimos a la Ciencia Esotérica encontramos, a su vez, una


explicación muy profunda y que despeja un tanto el panorama: en
realidad la madre Rea consistió en una gigantesca nebulosa (materia
cósmica difusa con aspecto de nube) la que, al condensarse, produjo en
su seno desprendimientos en forma de cometa (los hijos- los planetas)
los que, al separarse, fueron delimitando la esfera espiritual del Sol y de
todo el sistema. El proceso que tuvo lugar fue, aproximadamente, así:
después de expulsar la masa ígnea que corresponde a nuestro Sol sucedió
lo mismo con el resto de los planetas.

Siguiendo con el relato esotérico, la nebulosa madre, siguió expulsando


el plasma que constituiría el cuerpo de los restantes planetas; no
obstante, Saturno, ya ubicado en su órbita y en correspondencia con lo
que señala la mitología, procedía a luchar con ellos y a destruirlos.

Aquí es necesario que me detenga a fin de profundizar la función del Sol.


Sabemos que el mismo es fuente de energía, vitalidad y resulta esencial
para el mantenimiento de nuestra vida. Su energía, según la ciencia, llega
a nuestro planeta en forma de plasma el que se caracteriza por no tener
forma pero que se encuentra cargado eléctricamente.
Al tocar nuestro planeta se produce el conocido proceso de foto síntesis:
ese proceso consiste, básicamente, en transformar materia inorgánica en
materia orgánica gracias al aporte que realiza la luz (Sol). Es decir, pasa
a ser energía química. Encontramos en ese punto, el nacimiento de la
célula, la vida biológica, la base de nuestro complejo organismo.

Para el propósito de este trabajo, con lo anterior es suficiente: nuestra


vida se mantiene gracias a ese proceso de foto síntesis que tiene como
base, la energía solar.

Podemos señalar, entonces, que es a partir de una energía sin forma


(plasma) que tiene lugar el proceso gracias al cual se produce la aparición
de las formas: cuerpos físicos, vida biológica, etc.

Desde esta perspectiva considero válido sostener que uno de los


Arquetipos fundamentales es la energía que emana del Sol el cual, cómo
sostenía Jung, está vacío de contenido pero proyecta las líneas
fundamentales de su energía que resultan necesarias para la construcción
de las formas (imágenes arquetípicas).

Dejo, por el momento, el análisis de la función del Sol para concentrarme


ahora, en la siguiente imagen arquetípica: la Luna.

En la mitología griega, la Luna, era conocida como Selene hija de los


Titanes y hermana de Helios, el Sol y de Eos, la aurora. Después que el
Sol termina su recorrido diario, comienza el reino de la Luna. Quien desee
profundizar este tema, lo podrá hacer consultando numerosos tratados.
Para el objetivo de este trabajo, con lo anterior es suficiente.

Por otro lado y, siguiendo los lineamientos de la Ciencia Esotérica, nos


encontramos con que: hace millones de años, las entidades espirituales
que habían emergido del seno de Dios o del Absoluto, siguiendo el proceso
evolutivo en marcha, se dirigieron hacia la Luna pues en ese astro, era
necesario desarrollar lo que se conoce como el Cuerpo Astral o Cuerpo de
Emociones. Era el4 necesario paso previo antes de descender a la
densidad de la materia física representada por la Tierra.

Esta descripción permite comprender algunas cuestiones: porqué a la


Luna siempre se le ha asignado el rol de madre protectora, el símbolo de
aquella persona encargada de cuidar a sus hijos, de alimentarlos y
protegerlos; en lo psicológico, simboliza al pasado, la memoria de lo ya
aprendido, y todo lo conectado con nuestra vida emocional.
Cabe aclarar que si bien se considera al cuerpo astral como una
reproducción en materia más sutil del cuerpo físico es, en realidad, una
nebulosa, una forma ovoide, íntimamente conectada con nuestro cuerpo
al que le da vida.

Tenemos aquí al que yo considero el otro Arquetipo esencial, fundamental


y que estaría representando a lo que Jung conoció como el Ánima.

De ella se desprenden las distintas figuras o representaciones


arquetípicas: la madre, la hetaira, la amazona, etc.

Pasemos a considerar ahora lo que, a mi entender, configura el tercer


Arquetipo fundamental: veamos la función del planeta Tierra.

El mismo es nuestro hogar y, como hemos visto, es el que provee el


material físico necesario para la construcción del cuerpo humano. Se
podría decir que es una suerte de cantera en la cual, las energías
cósmicas, encuentran el material necesario para construir las formas.

Lo que interesa y mucho es que, al nacer una persona, si consultamos el


gráfico de su carta natal veremos algo que va completando este
panorama: el Ascendente de la misma, que simboliza el cuerpo físico y a
la persona, está precedido por uno de los signos del zodíaco. A su vez,
cada signo del zodíaco está regido por un planeta.

Se considera que el ascendente es una influencia fundamental al


momento de determinar la forma física de la persona (no entro en detalles
más complejos: posiciones planetarias, influencia de los mismos sobre el
Ascendente, etc.); es decir, el resto del sistema solar (zodíaco y planetas)
están configurando los aspectos psicológicos y físicos de la persona en
cuestión. Todo el sistema está participando y se encuentra comprometido
a realizar su aporte. Este aporte tiene como punto de partida,
nuevamente, al Sol.

Todos los cuerpos celestes de nuestro sistema están interviniendo y así


es como se puede ver a la totalidad, en su máxima expresión.

Estamos, por tanto, en presencia del tercer Arquetipo fundamental


generalmente, conocido bajo la figura del hijo, el héroe, el eterno joven,
etc.

En su libro “La práctica de la astrología” – Ed. Sirio, Dane Rudhyar en la


página 115 de esa obra señala: “...la carta natal es el arquetipo inmutable
de la conciencia individual y no solo el punto de partida para la vida de
una persona. La carta natal al ser dicho arquetipo, marca una ruta”.

En otras palabras mi conclusión es que existen tres Arquetipos esenciales


de los cuales, por lo motivos ya explicados, se derivan las restantes
imágenes arquetípicas.

Se puede plantear la pregunta de por qué tres Arquetipos?

Desde la perspectiva de la Astrología estoy proporcionando una respuesta


aunque, si queremos ir más allá, podemos ver que siempre, en cualquier
proceso, son necesarias tres fuerzas para que se produzca un resultado.
En el plano físico, se necesita de un padre y una madre, para que surja
un niño. A nivel de las religiones todas ellas hacen referencia, siempre, a
los tres principios esenciales: Padre, Hijo, Espíritu Santo, la trilogía Hindú
señala a Brahma, Vishnu y Shiva, algo similar encontramos en la religión
egipcia y en otras que lleguemos a consultar.

A nivel de la Física esta trilogía está representada, en el átomo, por el


neutrón, el protón y el electrón. De igual manera cualquier sociedad
moderna se organiza alrededor de tres poderes. En Astrología
encontramos su presencia en el aspecto de trígono cuyo significado
esencial es afín a lo que estoy exponiendo.

No estaría completa esta breve exposición sobre las 3 fuerzas o los tres
Arquetipos en sí, si no citara lo que dice al respecto la filosofía Oriental o
la Teosofía.

Dentro de la mencionada corriente se sostiene que todo puede ser


identificado como Yo y No Yo o en Ser y No Ser. Se considera que Ser es
vida y consciencia y No Ser es materia y forma. Esta dualidad se completa
así: como no puede existir algo separado y aislado entonces se debe
reconocer que hay una relación entre ellas: Ser, No Ser y la relación entre
los dos. O sea, de nuevo está la presencia de tres fuerzas.

Annie Besant en su libro “Estudio sobre la consciencia” – Sociedad


Teosófica Argentina – 1981 – en página 13 afirma: “En esta trinidad se
resumen todas las cosas y todas las reacciones tanto actuales como
posibles, y de aquí que Tres ni más ni menos sea el fundamento de todos
los Universos en su conjunto y de cada universo en particular”.
La Parte más importante, sin embargo, es cómo explican la Creación.
Mencionan la actividad de tres Logos que las distintas religiones han
recogido en las tríadas a las que me he referido más arriba. En qué
consiste el trabajo de estos tres Logos?

Al desarrollar este tema debe entenderse que estoy realizando una


síntesis muy apretada a los fines de mi trabajo pero que, en realidad, es
un tema muy profundo y que quien se interese en conocerlo mejor deberá
recurrir a alguno de los tratados como el libro que acabo de citar.

Veamos el tema de los Logos:

Se reconoce como lo que luego será el primer Logos al Padre, el que por
un acto de voluntad delimita el espacio dentro del cual tendrá lugar su
manifestación. De su seno, surgen todas las unidades de consciencia que
luego serán conocidas como Hijos del Padre. Habitualmente, se los
reconoce como Mónadas, el Purusha, el Jivatma, etc. Se lo representa
como un punto dentro de una esfera.

El segundo Logos, el Hijo de la Trinidad, procede del primer Logos y ha


heredado de Él el trino aspecto de voluntad, sabiduría y actividad. Esto
último me hace recordar al aspecto del Trígono en Astrología.

Finalmente, el tercer Logos es concebido como la Mente Universal, actúa


sobre la materia del espacio creando así las condiciones para que el
segundo Logos pueda descender a esa materia vivificada. De este modo,
la Segunda Persona toma forma de la materia que ha sido animada por
el Tercer Logos.

Creo que, con esto, queda suficientemente fundamentada mi postura


respecto a la existencia de sólo tres Arquetipos.

Qué derivaciones prácticas se pueden obtener de este tipo de análisis?

En primer lugar, si se pretende acceder a un nivel superior en el análisis


de un horóscopo es necesario reconocer que la carta natal debe ser
considerada, al menos, en dos niveles: el personal (ampliamente
conocido) y el transpersonal. Sin embargo, este último, no se limita sólo
a una elaboración conceptual sino que requiere de una preparación a nivel
de la consciencia.
Pero, vayamos por partes. Nuestra limitada mente racional no está en
condiciones de captar, de entrar en contacto con la totalidad sino que
debe hacerlo trabajando sobre aspectos parciales de esa totalidad.

Esto último nos despeja el camino a recorrer: los aspectos que mantienen
estos tres puntos focales ya sea entre ellos o con el resto de los planetas,
trazan una vía por medio de la cual la persona puede elaborar su
integración al Arquetipo en sí.

Veamos algunos detalles generales de cómo encarar ese análisis.

En astrología se reconocen dos tipos de aspectos: los armónicos y los


inarmónicos. Para acceder a un estudio en un nivel superior estos
aspectos, aunque en esencia sean los mismos, deben ser expresados
como el símbolo de otro proceso que excede lo puramente personal: se
los identifica como aspectos introyectivos y proyectivos. Tienen su
correlato con los mecanismos psicológicos de nombre similar aunque
ahora, los mismos, apuntan a estados interiores que son expresión de
una búsqueda transpersonal.

Resulta necesaria una aclaración. El nombre dado a estos aspectos se


deriva de la particular relación de la persona, con los arquetipos. Por
ejemplo, los introyectivos, que toma su nombre del mecanismo de
defensa introyección y gracias al cual la persona hace suyos rasgos del
mundo que le rodea; es un proceso mecánico, inconsciente.

A los efectos de este trabajo ese significado cambia totalmente. Ya no se


trata de un mecanismo sino de una función de la mente elaborada
conscientemente. En este caso, la persona ha elegido voluntariamente
identificarse con los principios representados por el Arquetipo, en este
caso el Sol, e intenta vivir en función de esos principios. Dentro de esta
categoría caen aspectos tales como trígono, el sextil, el quintil, etc.;
ateniéndome al significado básico de estos aspectos en este caso ya no
se trata de describir con ellos características personales, sino que
simbolizan el grado de identificación de la persona con un principio
superior y su disposición para colaborar con él. Representan el uso de la
energía personal en su forma más auténtica y pura.

Un matiz muy importante estará dado por el signo en que se encuentra


ubicado el Sol.

Pasemos al otro grupo de aspectos: los proyectivos. Partiendo siempre de


su significado como mecanismo de defensa tenemos que: consiste,
básicamente, en que la persona atribuye a otros sus defectos o virtudes
es decir, el conflicto es trasladado el medio exterior.

A los efectos de nuestro análisis este mecanismo sigue siendo


inconsciente aunque ahora, la persona proyecta sobre el universo sus
aspiraciones o frustraciones personales señalando así, una marcada
disociación con los principios arquetípicos. Se encuadran aquí los aspectos
llamados conflictivos: cuadratura, sesquicuadratura, etc.

Implican cierto distanciamiento o confrontación con los principios


arquetípicos que rigen su carta natal y una marcada necesidad de usar
esas energías con un neto sentido personal fuente de conflicto en su vida:
resulta difícil o imposible, por esta vía, alcanzar un estado de equilibrio
interior, de plenitud que no está dada tanto por los logros exteriores dado
que las energías astrales al alcance de la persona, apuntan a un desarrollo
de su consciencia.

Con lo anterior entiendo que he trazado las líneas generales de un trabajo


muy profundo que requiere de un oportuno conocimiento de la vida de la
persona interesada y un manejo muy responsable y ajustado a las
circunstancias personales concretas, de este enfoque. No es aconsejable,
a partir de este enfoque, realizar una generalización de su significado.

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Comentarios
# José Clemente Vázquez 26-12-2017 11:10
Jorge; mira el zodiaco y obsérvalo bajo la hipótesis posible de: Representación simbólica de la
estructura mental humana. Cotéjalo con tu propia carta natal. Distingue cada casa cósmica de
esa estructura como si fueran "lugares de pensamiento" tuyos. Cordialmente Clemente

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