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Teoricos de La Transpersonal
Teoricos de La Transpersonal
William James
Psicólogo y Filósofo
Nacido en NY, (1842-1910)
Pionero en Psicología Transpersonal
Biografía:
Durante su niñez estudió en la escuela y con profesores particulares en Nueva York y luego
en Inglaterra, Francia, Suiza y Alemania. Después de un año dedicado a la pintura, ingresó
en la Lawrence Scientific School de Harvard (1861) y en los años siguientes estudió química,
anatomía, fisiología y medicina, hasta doctorarse en esta última disciplina en Harvard (1869).
Tras un período de salud precaria, fue nombrado profesor de anatomía y fisiología de
Harvard (1872), donde continuó enseñando durante 30 años. James ayudó a introducir la
psicología en los Estados Unidos, enseñando el primer curso y estableciendo el primer
laboratorio. En 1875 inició su cátedra de psicología, y en 1879, la de filosofía. Abandonó
Harvard en 1907, pero su escasa salud había interrumpido su actividad docente varios años
antes.
Aunque nunca recibiera educación formal en filosofía y comenzara a enseñar esta disciplina
tras dedicarse a la fisiología, la anatomía y la psicología, puede decirse que fue por
temperamento filósofo. Su educación le puso en contacto con los problemas generales
básicos, que siguió invariablemente a través de las distintas disciplinas que iba estudiando.
- Durante los 10 años siguientes arremetió con problemas psicológicos y filosóficos, aunque
dedicó su mayor esfuerzo a la preparación de Varieties of Religious Experience (1902).
También escribió The Will to Believe (1896)
Uno de los problemas con la obra de James es que los psicólogos generalmente se focalizan
sólo en los Principles of Psychology y no leen nada después de 1890. Y los interesados en
religión y espiritualidad sólo leen Varieties y normalmente no leen The Principles, y los
interesados en filosofía sólo leen The Will to Relieve and Pragmatism, ignorando el resto.
Ésta es probablemente una de las razones por las cuales a William James se le presenta en
función de la obra de la que queramos hablar. Por ejemplo, cuando estudié historia de la
psicología en la facultad, la presentación a la que tuve acceso de James no se paraba en
ningún momento en su interés en lo transpersonal.
William James es la primera persona conocida en haber usado en inglés el término trans-
personal (en 1905). Algunos consideran a James como el primer psicólogo transpersonal a
consecuencia de las llamadas “Gifford Lectures” en la Universidad de Edinburgh. Y, aunque
no fue fundador directo de la Psicología Transpersonal, sus ideas se consideran
predecesoras a la teoría transpersonal. En estas “Gifford Lectures”, publicadas como The
Varieties of religious experience, James se aproximó a la religión a través del estudio de la
experiencia directa del individuo.
James fue muy crítico con los llamados científicos que mantienen posturas rígidas y que
rechazan completamente cualquier experiencia o evidencia que apuntase a otras
posibilidades. Como pragmático, James insistió que los descubrimientos tenían que estar
basados en evidencias, y que lo que es directamente experimentado no debería ser
rechazado o ignorado, aunque no encajase dentro del modelo científico prevaleciente. Es lo
que él llamó “radical empirism”. Además, James era totalmente consciente que no existía
una ciencia libre de valores, y recordó a los profesores que la ciencia siempre tenía que ser
interpretada por alguien, y que aún las acciones más rigurosas y científicas siempre tenían
implicaciones éticas y morales, y que por tanto había un elemento de subjetividad en la
manera que se hacía ciencia. En otras palabras, la ciencia nunca está libre de valores
personales.
Psiquiatra y Psicólogo
Nacido en Suiza (1875-1961)
Uno de los pensadores más influyentes
en la Psicología Transpersonal,
considerado también como uno de los
primeros psicólogos transpersonales.
Biografía:
¿Quién es Carl Gustav Jung?
¿El que ha descubierto el inconsciente colectivo a lado de Sigmund Freud? ¿El hombre quién
ha levantado la primera cartografía de nuestro mundo interior, a la imagen de los primeros
geógrafos? ¿El que ha esclarecido los grandes acontecimientos de nuestra historia
conectándolos a nuestro mundo actual? ¿El que ha dado al hombre las llaves para acceder
al sentido de la vida?
Hijo de un pastor anglicano, C.G. Jung nace en Suiza el 26 de julio de 1875 a Kesswill, al
borde del lago Constance. Sus años de colegio en Bâle le conduce a interesarse en las
ciencias naturales, a la filosofía y a la religión. Al morir su padre en 1896 se encuentra solo
con su madre y hermana, surgiendo la dificultad de seguir con sus estudios. Conoce un
período de pobreza extrema, pero consigue finalmente retomar sus estudios de medicina. Su
interés por los datos biológicos a la vez que espirituales le llevará a especializarse en
psiquiatría.
Al principio de los años 10, los dos hombres se separan. Jung pasa entonces por un período
de profunda soledad, enfrentado a su propio inconsciente. Sale de la crisis en 1918 y empieza
entonces para él una larga serie de estudios y de publicaciones, tantos hitos para abalizar los
territorios desconocidos que acaba de encontrar.
Se casa en 1903 con Emma Rauschenbach, quién le da 5 hijos y construye su casa donde
se instala definitivamente en 1909 a Kusnacht, a unos cuantos kms. de Zurich, al borde del
lago. En 1923 Jung compra un terreno en la comuna de Bollingen, a unos treinta kms de su
domicilio, también bordeando el lago. Construye ahí un simple torreón, lugar de refugio, de
meditación, el cual después de unas cuantas modificaciones se convertirá en un verdadero
“lugar de vida apartado del mundanal ruido”, particularmente de su trabajo cotidiano con sus
pacientes.
Carl Jung es uno de los psicólogos más importantes, complejos y controvertidos de nuestro
tiempo. La psicología Jungiana tiene como finalidad establecer y buscar la relación entre los
procesos del consciente y del inconsciente. El diálogo entre los aspectos conscientes e
inconscientes de la psique enriquecen a la persona, y Jung creía que sin este diálogo, los
procesos inconscientes pueden debilitar y poner en peligro la personalidad.
Uno de los conceptos centrales de Jung es el de individuación. Por este proceso se entiende
el de establecer la conexión entre el ego y el self a través del desarrollo personal. El ego es
el centro de la conciencia; y el self es el centro de la psique como totalidad, incluyendo tanto
el consciente como el inconsciente. Para Jung, existe una constante comunicación entre
ambos. No están separados pero forman parte de un mismo sistema. La individuación es el
proceso de desarrollo que lleva a la persona a integrar las diferentes partes de la psique.
Biografía
Bibliografía
Webgrafía
Biografía:
Stanisflav Grof, M.D., Ph.D., es un psiquiatra con más de cincuenta años de investigaciones
sobre los estados no-ordinarios de consciencia. Nacido en Praga, Checoslovaquia, lugar en
el que se formó científicamente, consiguió su licenciatura en la Charles University School de
Medicina y un doctorado en filosofía de la medicina en la Academia checoslovaca de las
ciencias. Sus primeras investigaciones versaron sobre el uso clínico de las dorgas
psicoactivas y las llevó a cabo en el Instituto de Investigaciones Psiquiátricas de Praga. Allí
fue investigador jefe en un programa que exploraba de forma sistemática el potencial
heurístico y terapéutico de la LSD y otras substancias psiquedélicas.
En 1967, recibió una invitación para ser investigador clínico becado en la Universidad John
Hopkins de Baltimore. Tras completar su beca de dos años, permaneció en los Estados
Unidos y prosiguió con sus trabajos como Jefe de Investigación psiquiátrica en el Centro de
Investigaciones Psiquiátricas de maryland así como profesor asistente de psiquiatría en la
Clínica Henry Phipps de la Universidad John Hopkins. En1973, se convirtió en docente
residente del Instituto Esalen, en Big Sur, California, donde vivió hasta 1987. Escribió libros
y artículos, impartió seminarios y dio conferencias, así como desarrolló, junto a su esposa
Christina, los talleres de respiración holotrópica, una forma original de psicoterapia vivencial.
Fue también miembros del Consejo del Instituto.
Introducción :
Estas dos corrientes se podrían clasificar juntas como teorías deterministas, ya que ambas están
basadas en un modelo de causa y efecto, en donde se explican las reacciones humanas como
“mecanismos” sin contemplas aspectos como la libertad o la espiritualidad de los seres humanos. Otro
rasgo de las teorías deterministas es que al igual que las demás teorías que se generaron dentro de la
modernidad, son ateas y por lo mismo no contemplan un para qué de la existencia humana o de lo que
le acontecía. En el conductismo el gran objetivo de la existencia es adaptarse sin reparar en la
circunstancia en la que esto sucede, y el psicoanálisis contempla en la compulsión a la repetición una
especie de condena patológica que no tiene otro sentido que atraparnos en las vivencias infantiles.
La Tercera escuela de psicología es conocida como humanismo. Esta difiere de las dos anteriores ya
que no es creada por un autor que después tiene seguidores o discípulos que continúen con sus
investigaciones, si no que alrededor de los años 40’s y 50’s en diferentes lugares surgen personas que
llegan a consideraciones similares. Algunas de estas son la preocupación por los aspectos que las
teorías deterministas habían dejado fuera como la libertad, la responsabilidad, la espiritualidad y el
sentido de la vida. Autores como Jung, Rogers, Fromm, Maslow, Frankl y otros versan sobre la
importancia de retomar el estudio del ser humano visto más allá de sus mecanismos. Y contemplando
como objeto central de estudio el aspecto esencial de la humanidad.
De aquí es de donde se desprende lo que hoy conocemos como cuarta fuerza de psicología o psicología
transpersonal. Dedicada fundamentalmente a estudiar el aspecto trascendente del ser humano.
Algunos autores como Carl Jung inician como discípulos del psicoanálisis y se topan en sus
investigaciones con aspectos que no podían explicar desde este encuadre teórico por lo que se hace
necesario ir más allá de los modelos preestablecidos e incursionar en esferas que hasta ese momento
pertenecían a otras disciplinas como las religiones o el esoterismo. Otros autores inician con la
convicción de que las teorías hasta entonces existente dejaban fuera aspectos fundamentales del ser
humano sin los cuales no era posible entender realmente a las personas, así Viktor Frankl insiste en
que la vida debe tener un para qué, y ese para qué solo se puede explicar entendiendo que el se
humano es colocado en la vida con una misión de la que tendrá que dar cuenta a una instancia creadora
en algún momento, incluso después de su muerte.
La física Quántica vino a comprobar científicamente lo que las antiguas tradiciones ya sabían, los límites
temporales y espaciales del ser humano son ilusorios y por lo tanto la existencia necesariamente
también va más allá de estas dimensiones. Con estas revelaciones cobra fuerza la tesis de la psicología
transpersonal que contempla al hombre como a un ser que trasciende estas dos dimensiones de la
existencia material. Por lo tanto un ser trascendente, que está aquí con un fin superior a la mera
existencia en este plano.
La diferencia central entre la ciencia positivista y la fenomenología radica en que en la ciencia el camino
a la verdad se podría sintetizar en la frase “ver para creer” refiriéndose, evidentemente, a la
comprobación indispensable del método científico. Mientras que la fenomenología podríamos
representarla en el enunciado inverso: “creer para ver”. Con este tipo de aproximaciones el hombre
regresa a lo que la ciencia positivista abandonó, el estudio de la conciencia como instrumento de
conocer. Y partiendo de la premisa de que la modificando la conciencia se modifica también el resultado
de la observación, por lo que ahora el camino del conocimiento, no es un camino de la observación de
los acontecimientos exteriores, si no uno de la modificación de la conciencia con que uno observa esos
acontecimientos.
Uno de los autores más representativos de la psicología transpersonal y considerado como una de las
mayores autoridades en el estudio de la conciencia, hoy día, es Ken Wilber, quien a través de estratificar
los diferentes niveles de conciencia y explicar los límites y alcances de cada uno, nos lleva a la
comprensión del papel que cada uno juega en nuestra existencia y nos coloca frente a la posibilidad de
trascenderlos para acceder a niveles más elevados de comprensión.
Reseña Biográfica
Ken Wilber nació en 1949 en la ciudad de Oklahoma, vivió en muchos lugares durante sus años de
escuela ya que su padre trabajaba para la fuerza aérea. Terminó sus estudios secundarios en Lincoln,
Nebraska y comenzó la carrera de medicina en la Duke University. Durante el primer año de estudios
comenzó a leer psicología y filosofía tanto de oriente como de occidente. Perdiendo interés por la
medicina, regresó a Nebraska para estudiar bioquímica. Luego de algunos años se aleja del mundo
académico para dedicarse totalmente al estudio independiente y a escribir sus propios libros.
Con 16 libros sobre espiritualidad y ciencia traducidos en varios idiomas y publicados en veinte paises,
Wilber es hoy en día el autor académico más traducido de los Estados Unidos. Es reconocido como un
importante representante de la psicología transpersonal, corriente que emerge hacia fines de los años
sesenta a partir de la psicología humanista y que se relaciona fundamentalmente con la inclusión de la
dimensión espiritual del ser humano. Por la profundidad y originalidad de su pensamiento ha sido
llamado "el Albert Einstein de la Consciencia".
Su primer obra "El espectro de la conciencia" publicado en 1977 estableció su reputación como un
pensador original que busca integrar las psicologías de Oriente y Occidente. En 1979 publica
"Conciencia sin fronteras" obra que compendia sus trabajos y se ha convertido en su libro más conocido.
En 1980 escribe "El Proyecto Atman" proponiendo un interesante enfoque dentro de la psicología
evolutiva. En 1981 con "Desde el Eden" expresa su pensamiento en relación a la historia de la cultura.
En su trabajo reciente, especialmente en los tres volúmenes de Sexo, Ecología y Espiritualidad (1995),
ha criticado aspectos de la cultura occidental, además de movimientos como el "New Age". Según su
opinión, ninguno de estos alcanza la profundidad y detallada naturaleza de la filosofía perenne, el
concepto de realidad que subyace al corazón de las principales religiones y que constituyen la base de
todos sus escritos. Este trabajo fundamental en su obra ha sido sintetizado en "Breve historia de todas
las cosas" publicado en 1996.
En su trabajo más personal titulado "Gracia y Coraje", Wiber cuenta su relación con su segunda esposa,
Treya, quien murió de cáncer en 1989. En su trabajo más reciente "One Taste" presenta un diario
personal del año 1997, relatando sus insights en relación a su vida y experiencias espirituales.
Actualmente vive en Boulder, Colorado.
Filosofía Perenne
La filosofia perenne constituye la tesis central de Ken Wilber y representa el legado de la experiencia
universal del conjunto de la humanidad, que en todo tiempo y lugar ha llegado a un “acuerdo” sobre
ciertas profundas verdades referidas a la condición humana y sobre cómo acceder a lo trascendente.
Una de las estructuras profundas en el ámbito de lo mental lo constituye la tendencia del espiritu
humano a producir universalmente intuiciones sobre lo divino. Y esas intuiciones cosntitiuyen en eje de
las grandes tradiciones espirituales de todo el mundo.
Las estructuras superficiales de las diferentes tradiciones espirituales, son muy diferentes entre si, sin
embargo sus estructuras profundas, son idénticas. Y la filosofía perenne es precisamente este conjunto
de coincidencias que se ocupan del encuentro humano con lo divino. Porque aquello en que los hindúes,
los cristianos, los budistas, los taoístas y los sufies, se hayan en completo acuerdo, suelen referirse a
algo profundamente importante, algo que nos habla de verdades universales y de significados últimos,
algo que toca la esencia fundamental de la condición humana.
Para Wilber estas condiciones fundamentales que constituyen la herencia espiritual humana se pueden
resumir en siete puntos fundamentales:
3.- A pesar de ello, la mayor parte de nosotros vivimos en un mundo de ignorancia, separación y
dualidad, en un estado de caída ilusorio, y no nos percatamos de ese espíritu interno.
4.- Hay una salida para ese estado de caída, de error, de ilusión; hay un camino que conduce a la
liberación
5.- Si seguimos ese camino hasta el final llegaremos a un renaciomiento, a una liberación suprema.
7.- El final del sufrimiento conduce a una acción social amorosa y compasiva hacia todos los seres
sensibles.
Además de la suma de estos siete puntos los maestros de la espiritualidad humana comparten también
el camino que sugieren para alcanzar esta conciencia: la experiencia directa. Sus afirmaciones no se
basan en meras creencias, ideas, teorías o dogmas, sino en la experiencia directa, en la experiencia
espiritual Real. Y es esto lo que diferencia a los verdaderos místicos de los religiosos dogmáticos.
La experiencia mística no es algo que se pueda traducir en palabras, sin embargo lo mismo ocurre con
la mayor parte de las experiencias, ya sea un amanecer o una sinfonía de Mózart.
A lo largo de décadas, siglos y milenios, los místicos han estado comprobando y refinando las
experiencias y creando un record de constancia histórica que haría palidecer incluso a la ciencia
moderna.
Las prácticas espirituales y contemplativas utilizadas por los místicos como la oración contemplativa o
la meditación, pueden ser muy poderosas, tanto que han logrado prevalecer en la historia de la
humanidad y han encontrado eco en las diferentes culturas por diversas que puedan parecer.
Los místicos de piden que no creas absolutamente en nada y te ofrecen un conjunto de experimentos
para que los verifiques en tu propia conciencia. El laboratorio del místico es su propia mente, y el
experimento en la meditación. Tu mismo puedes verificar y comparar los resultados de tu experiencia
con los resultados de otros que también hayan llevado a cabo el mismo experimento.
Wilber afirma que el espíritu está dentro de uno, y que ahí reside todo un universo en nuestro interior.
El asombrosos mensaje de los místicos es que en el centro mismo de su ser, cada uno vive la divinidad.
Dios no esta dentro ni fuera, ya que el espíritu trasciende toda dualidad, pero uno lo descubre buscando
fuertemente adentro. Hasta que ese “adentro” termina convirtiéndose en más allá. Y es el yo individual
o el ego lo que impide que tomemos conciencia de nuestra identidad suprema.
Ese “tu”, por el contrario es nuestra esencia más profunda, o si lo preferimos, nuestro aspecto más
elevado, la esencia sutil, como lo describe el upanishad, que trasciende nuestro ego mortal, y participa
directamente de lo divino. En el judaísmo se le llama en Ruach, el espíritu divino y supraindividualidad
que se halla en cada uno de nosotros, y que se diferencia del nefesh, el ego individual.
En el cristianismo por su parte, es el pneuma, el espíritu el esíritu que mora en nosotros y que es de la
misma naturaleza que Dios, y no la psique o lama individual que, en el mejor de los casos, solo puede
adorar a Dios. Como dijo Coomarawamy, la distinción entre el espíritu inmortal y eterno de una persona
y su alma individual y mortal (el ego) constituye un principio fundamental de la filosofía perenne.
Tercer punto, la razón por la que no puedo percibir mi verdadera identidad, mi unión con el espíritu, es
porque mi conciencia esta obnubilada y obstruida por alguna actividad; aunque recibe muchos nombres
diferentes, es simplemente la actividad de contraer y centrar la conciencia en mi yo individual, en mi
ego personal. Mi conciencia no se halla abierta, relajada y centrada en Dios, sino cerrada, contraída y
centrada en mi mismo. Y es precisamente la identificación con esa contracción en mi mismo y la
consiguiente exclusión de todo lo demás lo que me impide encontrar o descubrir mi identidad anterior,
mi verdadera identidad con el Todo. Mi naturaleza individual, “el hombre natural” ha caído y vive en el
error, separado y alienado del espíritu y del resto del mundo. Estoy separado y aislado del mundo de
ahí afuera, un mundo que percibo como si fuera completamente extraño, ajeno y hostil a mi propio ser.
En cuanto a mi propio ser en si, desde luego que no parece ser uno con el Todo, con todo lo que existe,
uno con el espíritu infinito, si no que por el contrario, permanece encerrado y aprisionado dentro de las
paredes limitadoras de este cuerpo mortal.
A este fenómeno se le conoce como dualismo. Ya que me divido a mi mismo en un “sujeto” separado
del mundo de los “objetos” ubicados ahí afuera y a partir de este dualismo original, sigo dividiendo el
mundo en todo tipo de opuestos en conflicto: placer y dolor, bien y mal, verdad y mentira, etc. Ya que
al trazar una frontera divisoria entre aquello que pretendo separar automáticamente genero una zona
de conflicto. Según la filosofía perenne, la conciencia que se haya dominada por el dualismo sujeto-
objeto, no puede percibir la realidad tal como es, la realidad en su totalidad, la realidad como identidad
suprema. En otras palabras el error es la contracción de uno mismo, la sensación de identidad
separada, el ego. El error no descansa en algo que hace el pequeño yo, sino en algo que es. Ese ser
contraído, ese sujeto aislado, al no reconocer su verdadera identidad con el Todo experimenta una
aguda sensación de carencia, de privación, de fragmentación, En otras palabras: la sensación de estar
separado, de ser un individuo separado, de nacimiento al sufrimiento, de nacimiento a la “caída”.
El sufrimiento no es algo que ocurre al estar separado, sino que es algo inherente a esa condición.
“Pecado”, “sufrimiento”, y “yo” no son sino diferentes nombres para un mismo proceso que consiste en
la contracción y fragmentación de la conciencia. Por eso es imposible rescatar al ego del sufrimiento.
Como dijo Gautama el Buda: para poner fin al sufrimiento debes abandonar al pequeño yo o ego; pues
ambas cosas nacen y mueren al mismo tiempo. Un místico Ingles del siglo XVIII lo expresa de la
siguiente forma: “He aquí la verdad resumida. Todo pecado, toda muerte, toda condenación, y todo
infierno no son sino el reino del yo, del ego. Las diversas actividades del narcisismo, del amor propio y
del egoísmo que separan el alma de Dios y abocan a la muerte y al infierno eterno”. O las palabras del
Sufi Abi l-Khayr:”no hay infierno si no individualidad, no hay paraíso si no altruismo”. Y también
encontramos este mismo tipo de declaraciones entre los místicos cristinos, como nos lo demuestra la
afirmación de la teología germánica de que “lo único que arde en el infierno es el ego”.
El cuarto principio de la filosofía perenne se refiere a la forma de superar la caída, una forma de superar
este estado de cosas, una forma de desatar el nudo de la ilusión y el error básico: Rendirse o morirse
a esa sensación de ser una identidad separada. Esta caída se puede revertir instantáneamente
comprendiendo, que en realidad, nunca ha tenido lugar, ya que solo existe Dios y, por consiguiente, el
yo separado nunca ha sido mas que una ilusión.
En otras palabras el cuarto principio de la filosofía perenne afirma que existe un Camino y que, si lo
seguimos hasta el final, terminará conduciéndonos desde el estado de caída hasta el estado de
iluminación. Desde el Samsara hasta el Nirvana, desde el Infierno hasta el Cielo.
Existen muy diversos caminos, cada tradición ha generado desde su estructura superficial un Camino
particular, pero todos comparten una sola estructura profunda. Y esta se puede dividir en dos grandes
posibilidades: una es expandir el ego hasta el infinito y la segunda es reducir el ego a la nada. La
primera es una vía de conocimiento, mientras que el segundo es una vía devocional. Un sabio hindú
dice: “Yo soy Dios, la verdad universal”. Un devoto, por su parte dice: “Yo no soy nada ¡oh Dios! Tu lo
eres Todo”. En ambos casos aparece la sensación de identidad separada”.
El sexto principio es que al morir el ego y por lo tanto liberarnos de los deseos y apegos, se extingue el
sufrimiento. Y no se trata de que después de la iluminación o de la práctica espiritual en general ya no
experimentes dolor, angustia, miedo, o daño. Todavía sientes eso. Lo que simplemente ocurre es que
esos sentimientos ya no amenazan tu existencia y, por tanto, dejan de constituir un problema para ti.
El séptimo punto nos dice que la verdadera iluminación deriva en una acción social inspirada por la
misericordia y la compasión, en un intento de ayudar a todos los seres humanos a alcanzar la liberación
suprema. La actividad iluminada no es más que un servicio desinteresado. Como todos somos uno en
el mismo Ser, entonces, al servir a los demás estoy sirviendo a mi propio Ser.