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Teóricos de la psicología transpersonal.

William James

Psicólogo y Filósofo
Nacido en NY, (1842-1910)
Pionero en Psicología Transpersonal

Biografía:

Psicólogo y filósofo norteamericano, nacido en Nueva York y fallecido en Chocorna. Su


abuelo, un irlandés que llegó a los Estados Unidos a finales del siglo XVIII, había acumulado
una considerable fortuna que permitió al padre de William James, el mayor Henry James,
dedicar su vida a la literatura y la especulación teológica, y a William y a su hermano, el
novelista Henry James, recibir una larga educación liberal.

Durante su niñez estudió en la escuela y con profesores particulares en Nueva York y luego
en Inglaterra, Francia, Suiza y Alemania. Después de un año dedicado a la pintura, ingresó
en la Lawrence Scientific School de Harvard (1861) y en los años siguientes estudió química,
anatomía, fisiología y medicina, hasta doctorarse en esta última disciplina en Harvard (1869).
Tras un período de salud precaria, fue nombrado profesor de anatomía y fisiología de
Harvard (1872), donde continuó enseñando durante 30 años. James ayudó a introducir la
psicología en los Estados Unidos, enseñando el primer curso y estableciendo el primer
laboratorio. En 1875 inició su cátedra de psicología, y en 1879, la de filosofía. Abandonó
Harvard en 1907, pero su escasa salud había interrumpido su actividad docente varios años
antes.

Aunque nunca recibiera educación formal en filosofía y comenzara a enseñar esta disciplina
tras dedicarse a la fisiología, la anatomía y la psicología, puede decirse que fue por
temperamento filósofo. Su educación le puso en contacto con los problemas generales
básicos, que siguió invariablemente a través de las distintas disciplinas que iba estudiando.

Su vida intelectual puede dividirse en cuatro períodos.

- Hasta 1878, aproximadamente, se dio al estudio, ejerció la crítica e investigó en busca de


soluciones para sus problemas. Hacia 1878 asentó sus doctrinas generales, como se
deduce de los artículos publicados por aquel tiempo, y las mantuvo y desarrolló durante el
resto de su vida.
- De 1878 a 1890 elaboró su gran obra Principles of Psychology (1890) y aplicó en ella su
punto de vista básico a numerosos problemas específicos, dejando, sin embargo, a un lado
sus últimas conclusiones filosóficas.

- Durante los 10 años siguientes arremetió con problemas psicológicos y filosóficos, aunque
dedicó su mayor esfuerzo a la preparación de Varieties of Religious Experience (1902).
También escribió The Will to Believe (1896)

- En los años posteriores a 1900 trató de sistematizar su filosofía y establecer sus


importantes conclusiones. Durante este período publicó Pragmatism (1907), A Pluralistic
Universe (1909) yThe Meaning of Truth (1909).

Uno de los problemas con la obra de James es que los psicólogos generalmente se focalizan
sólo en los Principles of Psychology y no leen nada después de 1890. Y los interesados en
religión y espiritualidad sólo leen Varieties y normalmente no leen The Principles, y los
interesados en filosofía sólo leen The Will to Relieve and Pragmatism, ignorando el resto.
Ésta es probablemente una de las razones por las cuales a William James se le presenta en
función de la obra de la que queramos hablar. Por ejemplo, cuando estudié historia de la
psicología en la facultad, la presentación a la que tuve acceso de James no se paraba en
ningún momento en su interés en lo transpersonal.

William James es la primera persona conocida en haber usado en inglés el término trans-
personal (en 1905). Algunos consideran a James como el primer psicólogo transpersonal a
consecuencia de las llamadas “Gifford Lectures” en la Universidad de Edinburgh. Y, aunque
no fue fundador directo de la Psicología Transpersonal, sus ideas se consideran
predecesoras a la teoría transpersonal. En estas “Gifford Lectures”, publicadas como The
Varieties of religious experience, James se aproximó a la religión a través del estudio de la
experiencia directa del individuo.

La experiencia religiosa, defiende, es un tema legítimo de estudio para la psicología, y debe


ser investigado usando métodos empíricos y científicos. Fue el primer estudio sobre las
experiencias religiosas desde la psicología y no de la teología. James no deshecho la religión
como algo patológico sino como una dimensión de la experiencia llamada “transmarginal”.
Término que deriva de F. W. H. Myers y significa la dimensión del self que va más allá de la
conciencia del ego y a través de la cual lo espiritual se manifiesta. James llegó a la
conclusión de que nuestra conciencia es una pequeña y limitada parte de una conciencia
más amplia, y que próximo a nuestra conciencia convencional, separada por una fina
frontera, se encuentran otros tipos de conciencia que permiten el acceso a otras realidades
y conocimiento. Esta conclusión no es simplemente una idea abstracta. James se basó en
sus propias investigaciones sobre las experiencias religiosas, en su experiencia personal
con el gas psicodélico oxido nitroso, así como la investigación llevada a cabo con los
fenómenos psíquicos. Fue pionero también en investigación de fenómenos psíquicos, en
parapsicología, y su interés en las experiencias religiosas se nutrió a través de sus
conocimientos en las doctrinas como el Transcendentalismo Americano, Teosofía,
Misticismo Cristiano, Sufismo, Budismo, Vedanta y Yoga, así como por sus propios
experimentos con drogas para alterar la mente.

Muchos de los intereses de James han resurgido como temas de investigación en la


psicología transpersonal: experiencias cumbre y espirituales, los efectos de las sustancias
psicodélicas en la conciencia, y el proceso de comunicación psíquica y las energías sutiles.
Para James la conciencia era el elemento de investigación más importante para la
psicología, y antes de las publicaciones de Breuer y Freud (1893, 1895), ya había publicado
una teoría completa acerca de ésta. Consideraba que la conciencia era una cualidad de la
experiencia.

James fue muy crítico con los llamados científicos que mantienen posturas rígidas y que
rechazan completamente cualquier experiencia o evidencia que apuntase a otras
posibilidades. Como pragmático, James insistió que los descubrimientos tenían que estar
basados en evidencias, y que lo que es directamente experimentado no debería ser
rechazado o ignorado, aunque no encajase dentro del modelo científico prevaleciente. Es lo
que él llamó “radical empirism”. Además, James era totalmente consciente que no existía
una ciencia libre de valores, y recordó a los profesores que la ciencia siempre tenía que ser
interpretada por alguien, y que aún las acciones más rigurosas y científicas siempre tenían
implicaciones éticas y morales, y que por tanto había un elemento de subjetividad en la
manera que se hacía ciencia. En otras palabras, la ciencia nunca está libre de valores
personales.

Después de su muerte, el paradigma prevaleciente en psicología giró hacia el conductismo


aparcando el trabajo de James. No obstante, cuando el movimiento transpersonal se
desarrolló se renovó el interés en el espíritu de William James. En 1990 el Congreso
Principios de Psicología en Ámsterdam celebró los 100 años de la publicación del libro más
conocido de James e incluyó muchas presentaciones en temas de la psicología
transpersonal y de la psicología de la conciencia. Fadiman y Fragor (1994) citan a James
como una de las figuras fundacionales de la psicología de la conciencia.
Carl Gustav Jung

Psiquiatra y Psicólogo
Nacido en Suiza (1875-1961)
Uno de los pensadores más influyentes
en la Psicología Transpersonal,
considerado también como uno de los
primeros psicólogos transpersonales.

Biografía:
¿Quién es Carl Gustav Jung?

¿El que ha descubierto el inconsciente colectivo a lado de Sigmund Freud? ¿El hombre quién
ha levantado la primera cartografía de nuestro mundo interior, a la imagen de los primeros
geógrafos? ¿El que ha esclarecido los grandes acontecimientos de nuestra historia
conectándolos a nuestro mundo actual? ¿El que ha dado al hombre las llaves para acceder
al sentido de la vida?

Demos unos cuantos elementos en respuesta...

Hijo de un pastor anglicano, C.G. Jung nace en Suiza el 26 de julio de 1875 a Kesswill, al
borde del lago Constance. Sus años de colegio en Bâle le conduce a interesarse en las
ciencias naturales, a la filosofía y a la religión. Al morir su padre en 1896 se encuentra solo
con su madre y hermana, surgiendo la dificultad de seguir con sus estudios. Conoce un
período de pobreza extrema, pero consigue finalmente retomar sus estudios de medicina. Su
interés por los datos biológicos a la vez que espirituales le llevará a especializarse en
psiquiatría.

En 1900 es nombrado asistente en la clínica psiquiátrica de la Universidad de Zurich


(Burghölzli). Sus años de aprendizaje le permiten comprender mejor el mundo de los
enfermos mentales, descubriendo entonces los trabajos publicados por Sigmund Freud. Las
investigaciones realizadas por Freud en cuanto a hipnosis y sueños ayudan a Jung a abordar
el universo extraño de los hospitales psiquiátricos. El primer encuentro entre los dos hombres
tiene lugar en febrero 1907. Pronto aparecen las divergencias que se confirmarán en 1909,
fecha en la cual hicieron juntos un viaje a los Estados Unidos, invitados por la Clark University
(Worcester, Mass.)

Al principio de los años 10, los dos hombres se separan. Jung pasa entonces por un período
de profunda soledad, enfrentado a su propio inconsciente. Sale de la crisis en 1918 y empieza
entonces para él una larga serie de estudios y de publicaciones, tantos hitos para abalizar los
territorios desconocidos que acaba de encontrar.

Se casa en 1903 con Emma Rauschenbach, quién le da 5 hijos y construye su casa donde
se instala definitivamente en 1909 a Kusnacht, a unos cuantos kms. de Zurich, al borde del
lago. En 1923 Jung compra un terreno en la comuna de Bollingen, a unos treinta kms de su
domicilio, también bordeando el lago. Construye ahí un simple torreón, lugar de refugio, de
meditación, el cual después de unas cuantas modificaciones se convertirá en un verdadero
“lugar de vida apartado del mundanal ruido”, particularmente de su trabajo cotidiano con sus
pacientes.

Sus descubrimientos le obligan a interesarse a nuestras raíces occidentales, a todas las


corrientes de pensamiento. Rehabilita el mundo cristiano, la alquimia y estudia de muy cerca
el mundo oriental. Su cultura es inmensa. Viaja mucho y descubre hombres viviendo entre
dos mundos, poco tocados por la civilización, en la India, África del Norte, tribus de Kenya,
Indios de Arizona, de Nuevo México.Ya desde 1936 describe en uno de sus libros, con
profusión de datos desafortunadamente proféticos, el peligro que representa Alemania,
enlazando la historia del país con los mitos subyacentes que le animan. Su obra es
condenada por los Alemanes y él no puede hacer nada para evitar el conflicto mundial
pudiendo sobrevivir gracias a su ciudadanía suiza.
En 1944 es víctima de un infarto y es cuando hace la experiencia del paso de la vida a la
muerte en una primera fase. Una fuerza invisible le obliga a volver a tierra. Publica entonces
una larga serie de obras que serán cualificadas de mayores.En 1945, funda la Sociedad Suiza
de Psicología Práctica y en 1948 El Instituto que lleva su nombre en Zurich. Escribe hasta el
final de sus días, testigo del hombre y de las dificultades de su tiempo. Muere el 6 de junio
de 1961 a Kusnacht.

Jung estaba profundamente interesado en lo espiritual como se deduce, y a lo largo de su


vida estuvo inmerso en la literatura religiosa y metafísica, como el Hermetismo y el
Gnosticismo. Mantuvo un interés constante en lo oculto y él mismo experimentó muchos
eventos de tipo paranormal, incluyendo una experiencia cercana a la muerte (la de su infarto),
así como encuentros con “guías espirituales” como Elijah, Salome, y otro llamado Philemon.

La psicología analítica de Jung no es una simple variedad o modificación del psicoanálisis,


sino que representa un concepto completamente nuevo de profundidad psicológica y
psicoterapéutica. Jung era perfectamente consciente de que sus descubrimientos eran
irreconciliables con el pensamiento newtoniano-cartesiano y de que exigían una profunda
revisión de los supuestos filosóficos más fundamentales de la ciencia occidental. Estaba
profundamente interesado en los descubrimientos de la física cuántica y de la relatividad, y
mantuvo provechosos intercambios con algunos de sus fundadores.

Carl Jung es uno de los psicólogos más importantes, complejos y controvertidos de nuestro
tiempo. La psicología Jungiana tiene como finalidad establecer y buscar la relación entre los
procesos del consciente y del inconsciente. El diálogo entre los aspectos conscientes e
inconscientes de la psique enriquecen a la persona, y Jung creía que sin este diálogo, los
procesos inconscientes pueden debilitar y poner en peligro la personalidad.

Uno de los conceptos centrales de Jung es el de individuación. Por este proceso se entiende
el de establecer la conexión entre el ego y el self a través del desarrollo personal. El ego es
el centro de la conciencia; y el self es el centro de la psique como totalidad, incluyendo tanto
el consciente como el inconsciente. Para Jung, existe una constante comunicación entre
ambos. No están separados pero forman parte de un mismo sistema. La individuación es el
proceso de desarrollo que lleva a la persona a integrar las diferentes partes de la psique.

El impacto de su obra lo tuvo mayormente en filósofos y escritores más que en psicólogos y


psiquiatras. No obstante, el interés actual por la conciencia y el potencial humano ha
provocado un resurgimiento del interés de las ideas de Jung.
Roberto Assagioli
(Venecia, 27 de febrero de 1888 – Capolona d'Arezzo, 23 de agosto de 1974) fue un psiquiatra y
pensador italiano, pionero de la psicología humanista y transpersonal, creador de la psicosíntesis, la
cual es un enfoque integral para el desarrollo humano, un método de autoformación y una escuela de
psicología y psicoterapia. La Psicosíntesis constituye un enfoque de carácter holístico cuyo objetivo es
el desarrollo de la persona en forma dinámica y el progresivo establecimiento de la armonía, la
integración y transformación de los distintos elementos de la personalidad.1 El legado conceptual y
práctico de Assagioli continúa en expansión, con libros, conferencias internacionales y escuelas de
formación expandidos por todo el mundo.
Una concepción fundamental de la Psicosíntesis de Assagioli es la idea de un centro unificador
alrededor del cual se organizan y armonizan, con ayuda de la voluntad, los demás componentes de la
personalidad, que Assagioli llamaba subpersonalidades.
Su nombre de nacimiento era Roberto Marco Grego, hijo de Elena Kaula y Leone Greco. Su padre
falleció cuando Roberto tenía dos años de edad y él mismo estuvo a cerca de morir de una enfermedad
durante la niñez, pero fue atendido por el Dr. Emanuele Assagioli Todesco quien le salvó la vida. Su
madre, Elena Kaula, luego se casó con el doctor Emanuele Assagioli y es así que Roberto adquiere el
apellido de su padrastro.3 La infancia de Roberto Assagioli transcurre en un agradable ambiente familiar
caracterizado por el mundo de la medicina y de la ciencia (de su padrastro) y al mismo tiempo
influenciado por el profundo interés de su madre en la teosofía y en la corriente cultural y política italiana
en este momento. Italia recién se fundaba como nación y era una tierra de nuevas ideas e
ideales.4 Assagioli fue seguramente un niño superdotado, y justamente dedicó varios escritos a este
fenómeno. A los 18 años Roberto podía hablar ocho idiomas, muchos de los cuales estudió en modo
autodidacta. En sus años de adolescencia empieza a escribir cuentos e historias en los cuales se
pueden leer, en retrospectiva algunas de las ideas centrales de su obra.
Assagioli estudió en medicina, graduándose en Florencia en 1910 con una tesis dedicada al
psicoanálisis. En 1911 escribe el articulo "El subconsciente" que presenta en el Congreso Internacional
de Filosofía de Bolonia y en cual destaca los diferentes niveles y diferentes tipos de actividad mental
inconsciente, afirmando la distinción entre los fenómenos atribuidos a la existencia "trascendental, que
que constituye la esencia de nuestra personalidad" y los fenómenos de naturaleza inferior, una
distinción que es un preludio de la distinción que hará más tarde entre super-consciente y e inconsciente
inferior.5 Entre los idiomas que hablaba a la perfección se encontraba el alemán, lo que le permitió un
intercambio epistolar con psicoanalistas germanoparlantes de su tiempo. C. Jung lo presenta a S. Freud
en una carta elogiándolo. Con el consentimiento de S. Freud, Assagioli traduce en 1912 uno de sus
artículos al italiano en la revista Psiche que el mismo Assagioli fundó. Perteneció también a la Sociedad
Psicoanalítica Internacional por un tiempo.
En los años que siguen se distancia del psicoanálisis el cual consideró una etapa necesaria pero no
final del proceso de integración y armonización psicológica.6 En lugar de concentrarse en los aspectos
patológicos, Assagioli observa los aspectos saludables de la persona y su potencial intrínseco, el
desarrollo de cualidades latentes. En este sentido, fue un verdadero pionero, un precursor que abrió la
vía de la actual psicología y filosofía humanista y transpersonal.
“Este aspecto no es el único presente en nuestra psique. El edificio de nuestro psiquismo no
está compuesto sólo de un subsuelo en mal estado que necesita ser restaurado, sino que
también hay diversos niveles más altos y, sobre todo, hay un ático luminoso y amplio en el que
se reciben los rayos vivificantes del Sol y en el cual, a la noche, se pueden contemplar las
estrellas...” 7
Se dedica a la práctica clínica y a la investigación y estudio. En 1926 utiliza el término psicosíntesis por
primera vez en el sentido científico de "método integrador basado en el principio de la organización de
la personalidad en torno a un centro unificador".8 En el mismo año funda en Roma el Instituto de Cultura
y Terapia Psíquica, con el objetivo de difundir el conocimiento y enseñar el uso correcto de los nuevos
métodos de la psicología y la psicoterapia aplicada, y especialmente la psicosíntesis. En 1938, debido
a la creciente hostilidad del gobierno fascista, Assagioli se vio obligado a cerrar el lnstituto, que volvería
a abrir en Florencia (Italia) en 1946 con el nombre de Instituto de Psicosíntesis, el cual continua en
funcionamento con sedes en toda Italia y algunos países del mundo. 9
Entre 1926 y 1938 la concepción y las técnicas de la psicosíntesis se desarrollan y se despliegan en
campos como la educación y la investigación del área transpersonal. En 1933 en un encuentro en
Ascona Assagioli conoce a Alice Bailey con la cual establece una relación de amistad y de trabajo que
marcaría definitivamente la vida de Assagioli10 y de la misma Alice Bailey.11
Assagioli estuvo siempre interesado en la investigación del mundo espiritual. Estudió meditación,
espiritualidad oriental y las distintas corrientes religiosas occidentales, así como el pensamiento
filosófico clásico y moderno. Progresivamente integró los puntos comunes en una visión del ser humano
que llamó Psicosíntesis. Esta visión se caracteriza por el reconocimiento de que en todos los seres
humanos conviven una serie de componentes o sub-personalidades que suelen estar en conflicto entre
sí y de las que no somos conscientes. La Psicosíntesis ofrece un camino para conocerse, aceptarse y
transformarse, aportando la armonía y síntesis entre estas partes de nuestra personalidad. Assagioli
dice que la psicosíntesis es:
“Una concepción dinámica, se podría decir dramática, de la vida psíquica, como LUCHA entre
una multiplicidad de fuerzas rebeldes y en conflicto entre sí, y un centro unificador que tiende a
dominarlas, a armonizarlas, para emplearlas en modo útil y creativo... Un conjunto de métodos
de acción psicológica orientados a fomentar y promover la integración y la armonía de la
personalidad humana... Expresión individual de un principio más amplio, de una ley general de
síntesis inter-individual y cósmica”.12
En 1940, al estallar la Segunda Guerra Mundial, Assagioli fue arrestado por ser un “internacionalista” y
por sus “actividades pacifistas”, aunque probablemente también por su origen hebraico. Durante su
tiempo pasado en prisión escribió uno de sus manuscritos más bellos “Libertad en cárcel”, que es un
canto a la libertad como cualidad humana creadora. Del escrito podemos señalar algunos pasajes
importantes:
“Me di cuenta del hecho que era libre de tomar una actitud u otra ante esta situación, de darle un valor
y sentido u otro. Podía rebelarme, o someterme pasivamente, vegetar; o podía abandonarme al ‘placer’
de la auto-conmiseración asumiendo el papel del mártir, o podía tomar la situación con un espíritu
deportivo y con sentido del humor, considerándola como una experiencia nueva e interesante. Podía
tomar este periodo como un tiempo para cuidarme y regalarme un reposo o convertirlo en un período
de intensa reflexión sobre mis asuntos personales, reflexionando sobre mi vida pasada o sobre
problemas científicos y filosóficos, o podría aprovechar la situación para someterme a un entrenamiento
psicológico de las facultades psicológicas y hacer experimentos sobre mí mismo o, por último, me lo
podía tomar como un retiro espiritual. Me di cuenta que dependía solo de mí comprender que era en
realidad libre de elegir una o más de estas actividades o actitudes; que esta elección tendría inevitables
efectos precisos que podía anticipar y de los cuales sólo yo mismo era plenamente responsable. En mi
mente no había ninguna duda acerca de esta libertad y poder esencial, así como del privilegio que
representaba y de mi responsabilidad para mí mismo, mi familia y la vida”.13
Liberado después de unos 45 días, Assagioli se trasladó durante el período de la guerra a su casa de
campaña para refugiarse. Durante este duro periodo su hijo se enfermó gravemente y, eventualmente,
moriría siendo aún muy joven. Estos son años muy difíciles para Assagioli, quien mantiene sin embargo
su característico ánimo sereno y optimista. De todas las experiencias que le tocaba vivir él buscaba
siempre extrapolar intuiciones y así reforzaba su convicción en la necesidad de fomentar una auto-
formación que se ocupase del crecimiento interior permanente a través del cultivo de una actitud
constructiva.
Al finalizar la guerra se trasladó de nuevo a la ciudad de Florencia, donde reanudó sus actividades y
refundó el Instituto de Psicosíntesis el cual todavía sigue activo llevando a cabo numerosas actividades
significativas: es la sede del Centro de Psicosíntesis de Florencia, de la Escuela de Psicoterapia
Psicosintetica y de la Biblioteca y Archivo Roberto Assagioli.A partir de ese momento Assagioli extiende
y desarrolla su pensamiento y psicosíntesis por el resto de su vida. Viaja con frecuencia al exterior,
dando cursos y formando grupos, expone su pensamiento en conferencias y es llamado a la fundación
de diferentes Institutos de Psicosíntesis que se abren en las décadas de 1960 y 1970. La Psicosíntesis
obtiene un reconocimiento cada vez mayor en torno a la figura de Assagioli y sus seguidores. Roberto
Assagioli muere pacíficamente en 1974, en su residencia en Capolona, en Arezzo, Italia.
Dr. Stanislav Grof

Psiquiatra, M.D., Ph.D.


Nacido en Praga en 1930
Fundadores de la Psicología Transpersonal

Biografía
Bibliografía
Webgrafía

Biografía:

Stanisflav Grof, M.D., Ph.D., es un psiquiatra con más de cincuenta años de investigaciones
sobre los estados no-ordinarios de consciencia. Nacido en Praga, Checoslovaquia, lugar en
el que se formó científicamente, consiguió su licenciatura en la Charles University School de
Medicina y un doctorado en filosofía de la medicina en la Academia checoslovaca de las
ciencias. Sus primeras investigaciones versaron sobre el uso clínico de las dorgas
psicoactivas y las llevó a cabo en el Instituto de Investigaciones Psiquiátricas de Praga. Allí
fue investigador jefe en un programa que exploraba de forma sistemática el potencial
heurístico y terapéutico de la LSD y otras substancias psiquedélicas.

En 1967, recibió una invitación para ser investigador clínico becado en la Universidad John
Hopkins de Baltimore. Tras completar su beca de dos años, permaneció en los Estados
Unidos y prosiguió con sus trabajos como Jefe de Investigación psiquiátrica en el Centro de
Investigaciones Psiquiátricas de maryland así como profesor asistente de psiquiatría en la
Clínica Henry Phipps de la Universidad John Hopkins. En1973, se convirtió en docente
residente del Instituto Esalen, en Big Sur, California, donde vivió hasta 1987. Escribió libros
y artículos, impartió seminarios y dio conferencias, así como desarrolló, junto a su esposa
Christina, los talleres de respiración holotrópica, una forma original de psicoterapia vivencial.
Fue también miembros del Consejo del Instituto.

Stanislav Grof es uno de los fundadores y principales teóricos de la psicología transpersonal,


así como presidente fundador de la International Transpersonal Association (ITA). En dicha
función ha organizado grandes congresos internacionales en los Estados Unidos, India,
Australia, Checoslovaquia y Brasil. Actualmente es profesor de psicología en el Instituto de
Estudios Integrales de California (CIIS), y enseña en el departamento de Filosofía,
Cosmología y Consciencia. Vive en Mill Valley, California, escribe libros y dirige seminarios
de formación para profesionales en respiración holotrópica y psicología transpersonal (Grof
Transpersonal Training), y da charlas y seminarios en todo el mundo.
LA PSICOLOGIA TRANSPERSONAL Y LA FILOSOFIA PERENNE, KEN WILBER

Por: Carlos Macías Vences

Introducción :

La psicología se divide en tres grandes escuelas o corrientes. La primera es la escuela psicoanalítica


surgida a finales del siglo XIX y fundada por el neurólogo vienés Sigmund Freud. Se basa
fundamentalmente en el descubrimiento de la mente inconsciente y de la pugna que se establece entre
las pulsiones infantiles y las exigencias sociales. De la resolución de esta es que se integra la
personalidad. La tesis de Freud se puede sintetizar en la frase: “Infancia es destino” en la que revela el
carácter profético que le da a los primeros años de vida.

La segunda escuela es el Conductismo impulsada por el psicólogo estadounidense Frederick Skinner.


Esta surge como una postura crítica al psicoanálisis al cuestionar la “solidez” de la evidencia
psicoanalítica. El conductismo crea un modelo científico más positivista argumentando que lo único
realmente “observable” de la psique era la conducta y su origen residía en las estímulos que la
originaban.

Estas dos corrientes se podrían clasificar juntas como teorías deterministas, ya que ambas están
basadas en un modelo de causa y efecto, en donde se explican las reacciones humanas como
“mecanismos” sin contemplas aspectos como la libertad o la espiritualidad de los seres humanos. Otro
rasgo de las teorías deterministas es que al igual que las demás teorías que se generaron dentro de la
modernidad, son ateas y por lo mismo no contemplan un para qué de la existencia humana o de lo que
le acontecía. En el conductismo el gran objetivo de la existencia es adaptarse sin reparar en la
circunstancia en la que esto sucede, y el psicoanálisis contempla en la compulsión a la repetición una
especie de condena patológica que no tiene otro sentido que atraparnos en las vivencias infantiles.

La Tercera escuela de psicología es conocida como humanismo. Esta difiere de las dos anteriores ya
que no es creada por un autor que después tiene seguidores o discípulos que continúen con sus
investigaciones, si no que alrededor de los años 40’s y 50’s en diferentes lugares surgen personas que
llegan a consideraciones similares. Algunas de estas son la preocupación por los aspectos que las
teorías deterministas habían dejado fuera como la libertad, la responsabilidad, la espiritualidad y el
sentido de la vida. Autores como Jung, Rogers, Fromm, Maslow, Frankl y otros versan sobre la
importancia de retomar el estudio del ser humano visto más allá de sus mecanismos. Y contemplando
como objeto central de estudio el aspecto esencial de la humanidad.

De aquí es de donde se desprende lo que hoy conocemos como cuarta fuerza de psicología o psicología
transpersonal. Dedicada fundamentalmente a estudiar el aspecto trascendente del ser humano.
Algunos autores como Carl Jung inician como discípulos del psicoanálisis y se topan en sus
investigaciones con aspectos que no podían explicar desde este encuadre teórico por lo que se hace
necesario ir más allá de los modelos preestablecidos e incursionar en esferas que hasta ese momento
pertenecían a otras disciplinas como las religiones o el esoterismo. Otros autores inician con la
convicción de que las teorías hasta entonces existente dejaban fuera aspectos fundamentales del ser
humano sin los cuales no era posible entender realmente a las personas, así Viktor Frankl insiste en
que la vida debe tener un para qué, y ese para qué solo se puede explicar entendiendo que el se
humano es colocado en la vida con una misión de la que tendrá que dar cuenta a una instancia creadora
en algún momento, incluso después de su muerte.

En un principio a aquellos estudios de aspectos transpersonales se les denominó como parapsicología,


ya que el estudio de estos fenómenos rebasaban lo que la psicología comprendía, sin embargo el
surgimiento de una nueva ciencia, la física cuántica, vino a traer nueva luz sobre estos fenómenos. La
ciencia positivista consideraba que la persona estaba flanqueada por dos límites fundamentales. Uno
era el tiempo que tenía dos claras fronteras, una el nacimiento y la otra la muerte. Estas dos
enmarcaban lo que era observable científicamente como existencia, antes o después de estos
momentos no eran objeto de estudio de ninguna ciencia positivista ya que no era perceptible algo por
los métodos reconocidos. El segundo límite de la persona era su piel, desde la función de ser la capa
envolvente que establece una frontera entre el interior y el exterior del ser humano, fuera de la piel ya
no era la persona, sino el “exterior”, y por lo tanto ajeno al estudio de la psicología. La física quántica
demostró la relatividad del tiempo y la inexistencia de la materia y por lo tanto lo relativo que era nuestra
comprensión del ser humano, pero también de la realidad en su conjunto. Con esto se colapso el
paradigma de la ciencia experimental positivista y surgió uno nuevo denominado fenomenología.
Occidental miro a oriente y encontró en las antiguas cosmovisiones enormes coincidencias con lo que
comenzaba a descubrirse con la nueva ciencia.

La física Quántica vino a comprobar científicamente lo que las antiguas tradiciones ya sabían, los límites
temporales y espaciales del ser humano son ilusorios y por lo tanto la existencia necesariamente
también va más allá de estas dimensiones. Con estas revelaciones cobra fuerza la tesis de la psicología
transpersonal que contempla al hombre como a un ser que trasciende estas dos dimensiones de la
existencia material. Por lo tanto un ser trascendente, que está aquí con un fin superior a la mera
existencia en este plano.

La psicología transpersonal, también contempla un nuevo método, la fenomenología, basando su


estudio en la conciencia.

La diferencia central entre la ciencia positivista y la fenomenología radica en que en la ciencia el camino
a la verdad se podría sintetizar en la frase “ver para creer” refiriéndose, evidentemente, a la
comprobación indispensable del método científico. Mientras que la fenomenología podríamos
representarla en el enunciado inverso: “creer para ver”. Con este tipo de aproximaciones el hombre
regresa a lo que la ciencia positivista abandonó, el estudio de la conciencia como instrumento de
conocer. Y partiendo de la premisa de que la modificando la conciencia se modifica también el resultado
de la observación, por lo que ahora el camino del conocimiento, no es un camino de la observación de
los acontecimientos exteriores, si no uno de la modificación de la conciencia con que uno observa esos
acontecimientos.

Uno de los autores más representativos de la psicología transpersonal y considerado como una de las
mayores autoridades en el estudio de la conciencia, hoy día, es Ken Wilber, quien a través de estratificar
los diferentes niveles de conciencia y explicar los límites y alcances de cada uno, nos lleva a la
comprensión del papel que cada uno juega en nuestra existencia y nos coloca frente a la posibilidad de
trascenderlos para acceder a niveles más elevados de comprensión.

Reseña Biográfica

Ken Wilber nació en 1949 en la ciudad de Oklahoma, vivió en muchos lugares durante sus años de
escuela ya que su padre trabajaba para la fuerza aérea. Terminó sus estudios secundarios en Lincoln,
Nebraska y comenzó la carrera de medicina en la Duke University. Durante el primer año de estudios
comenzó a leer psicología y filosofía tanto de oriente como de occidente. Perdiendo interés por la
medicina, regresó a Nebraska para estudiar bioquímica. Luego de algunos años se aleja del mundo
académico para dedicarse totalmente al estudio independiente y a escribir sus propios libros.

Con 16 libros sobre espiritualidad y ciencia traducidos en varios idiomas y publicados en veinte paises,
Wilber es hoy en día el autor académico más traducido de los Estados Unidos. Es reconocido como un
importante representante de la psicología transpersonal, corriente que emerge hacia fines de los años
sesenta a partir de la psicología humanista y que se relaciona fundamentalmente con la inclusión de la
dimensión espiritual del ser humano. Por la profundidad y originalidad de su pensamiento ha sido
llamado "el Albert Einstein de la Consciencia".

Su primer obra "El espectro de la conciencia" publicado en 1977 estableció su reputación como un
pensador original que busca integrar las psicologías de Oriente y Occidente. En 1979 publica
"Conciencia sin fronteras" obra que compendia sus trabajos y se ha convertido en su libro más conocido.
En 1980 escribe "El Proyecto Atman" proponiendo un interesante enfoque dentro de la psicología
evolutiva. En 1981 con "Desde el Eden" expresa su pensamiento en relación a la historia de la cultura.

En su trabajo reciente, especialmente en los tres volúmenes de Sexo, Ecología y Espiritualidad (1995),
ha criticado aspectos de la cultura occidental, además de movimientos como el "New Age". Según su
opinión, ninguno de estos alcanza la profundidad y detallada naturaleza de la filosofía perenne, el
concepto de realidad que subyace al corazón de las principales religiones y que constituyen la base de
todos sus escritos. Este trabajo fundamental en su obra ha sido sintetizado en "Breve historia de todas
las cosas" publicado en 1996.

En su trabajo más personal titulado "Gracia y Coraje", Wiber cuenta su relación con su segunda esposa,
Treya, quien murió de cáncer en 1989. En su trabajo más reciente "One Taste" presenta un diario
personal del año 1997, relatando sus insights en relación a su vida y experiencias espirituales.
Actualmente vive en Boulder, Colorado.

Filosofía Perenne

La filosofia perenne constituye la tesis central de Ken Wilber y representa el legado de la experiencia
universal del conjunto de la humanidad, que en todo tiempo y lugar ha llegado a un “acuerdo” sobre
ciertas profundas verdades referidas a la condición humana y sobre cómo acceder a lo trascendente.

Wilber observa que existen en la humanidad lo que el denomina “estructuras superficiales” y


“estructuras profundas”. Las estructuras superficiales son aquello que es diferente en cada cultura,
sociedad o grupo humano, es aquello que cambia. Y las estructuras profundas es aquello que
permanece inamovible sin importar la cultura, la época, el lugar, etc. La mente humana posee
estructuras superficiales que varían entre las distintas culturas, y estructuras prufundas que
permaneces esencialmente idénticas, independientemente de la cultura considerada.

Una de las estructuras profundas en el ámbito de lo mental lo constituye la tendencia del espiritu
humano a producir universalmente intuiciones sobre lo divino. Y esas intuiciones cosntitiuyen en eje de
las grandes tradiciones espirituales de todo el mundo.

Las estructuras superficiales de las diferentes tradiciones espirituales, son muy diferentes entre si, sin
embargo sus estructuras profundas, son idénticas. Y la filosofía perenne es precisamente este conjunto
de coincidencias que se ocupan del encuentro humano con lo divino. Porque aquello en que los hindúes,
los cristianos, los budistas, los taoístas y los sufies, se hayan en completo acuerdo, suelen referirse a
algo profundamente importante, algo que nos habla de verdades universales y de significados últimos,
algo que toca la esencia fundamental de la condición humana.

Para Wilber estas condiciones fundamentales que constituyen la herencia espiritual humana se pueden
resumir en siete puntos fundamentales:

1.- El espíritu existe


2.- El espíritu está dentro de nosotros

3.- A pesar de ello, la mayor parte de nosotros vivimos en un mundo de ignorancia, separación y
dualidad, en un estado de caída ilusorio, y no nos percatamos de ese espíritu interno.

4.- Hay una salida para ese estado de caída, de error, de ilusión; hay un camino que conduce a la
liberación

5.- Si seguimos ese camino hasta el final llegaremos a un renaciomiento, a una liberación suprema.

6.- Esa experiencia marca el final de la ignorancia básica y el sufrimiento.

7.- El final del sufrimiento conduce a una acción social amorosa y compasiva hacia todos los seres
sensibles.

Además de la suma de estos siete puntos los maestros de la espiritualidad humana comparten también
el camino que sugieren para alcanzar esta conciencia: la experiencia directa. Sus afirmaciones no se
basan en meras creencias, ideas, teorías o dogmas, sino en la experiencia directa, en la experiencia
espiritual Real. Y es esto lo que diferencia a los verdaderos místicos de los religiosos dogmáticos.

La experiencia mística no es algo que se pueda traducir en palabras, sin embargo lo mismo ocurre con
la mayor parte de las experiencias, ya sea un amanecer o una sinfonía de Mózart.

A lo largo de décadas, siglos y milenios, los místicos han estado comprobando y refinando las
experiencias y creando un record de constancia histórica que haría palidecer incluso a la ciencia
moderna.

Las prácticas espirituales y contemplativas utilizadas por los místicos como la oración contemplativa o
la meditación, pueden ser muy poderosas, tanto que han logrado prevalecer en la historia de la
humanidad y han encontrado eco en las diferentes culturas por diversas que puedan parecer.

Los místicos de piden que no creas absolutamente en nada y te ofrecen un conjunto de experimentos
para que los verifiques en tu propia conciencia. El laboratorio del místico es su propia mente, y el
experimento en la meditación. Tu mismo puedes verificar y comparar los resultados de tu experiencia
con los resultados de otros que también hayan llevado a cabo el mismo experimento.

Wilber afirma que el espíritu está dentro de uno, y que ahí reside todo un universo en nuestro interior.
El asombrosos mensaje de los místicos es que en el centro mismo de su ser, cada uno vive la divinidad.
Dios no esta dentro ni fuera, ya que el espíritu trasciende toda dualidad, pero uno lo descubre buscando
fuertemente adentro. Hasta que ese “adentro” termina convirtiéndose en más allá. Y es el yo individual
o el ego lo que impide que tomemos conciencia de nuestra identidad suprema.

Ese “tu”, por el contrario es nuestra esencia más profunda, o si lo preferimos, nuestro aspecto más
elevado, la esencia sutil, como lo describe el upanishad, que trasciende nuestro ego mortal, y participa
directamente de lo divino. En el judaísmo se le llama en Ruach, el espíritu divino y supraindividualidad
que se halla en cada uno de nosotros, y que se diferencia del nefesh, el ego individual.

En el cristianismo por su parte, es el pneuma, el espíritu el esíritu que mora en nosotros y que es de la
misma naturaleza que Dios, y no la psique o lama individual que, en el mejor de los casos, solo puede
adorar a Dios. Como dijo Coomarawamy, la distinción entre el espíritu inmortal y eterno de una persona
y su alma individual y mortal (el ego) constituye un principio fundamental de la filosofía perenne.
Tercer punto, la razón por la que no puedo percibir mi verdadera identidad, mi unión con el espíritu, es
porque mi conciencia esta obnubilada y obstruida por alguna actividad; aunque recibe muchos nombres
diferentes, es simplemente la actividad de contraer y centrar la conciencia en mi yo individual, en mi
ego personal. Mi conciencia no se halla abierta, relajada y centrada en Dios, sino cerrada, contraída y
centrada en mi mismo. Y es precisamente la identificación con esa contracción en mi mismo y la
consiguiente exclusión de todo lo demás lo que me impide encontrar o descubrir mi identidad anterior,
mi verdadera identidad con el Todo. Mi naturaleza individual, “el hombre natural” ha caído y vive en el
error, separado y alienado del espíritu y del resto del mundo. Estoy separado y aislado del mundo de
ahí afuera, un mundo que percibo como si fuera completamente extraño, ajeno y hostil a mi propio ser.
En cuanto a mi propio ser en si, desde luego que no parece ser uno con el Todo, con todo lo que existe,
uno con el espíritu infinito, si no que por el contrario, permanece encerrado y aprisionado dentro de las
paredes limitadoras de este cuerpo mortal.

A este fenómeno se le conoce como dualismo. Ya que me divido a mi mismo en un “sujeto” separado
del mundo de los “objetos” ubicados ahí afuera y a partir de este dualismo original, sigo dividiendo el
mundo en todo tipo de opuestos en conflicto: placer y dolor, bien y mal, verdad y mentira, etc. Ya que
al trazar una frontera divisoria entre aquello que pretendo separar automáticamente genero una zona
de conflicto. Según la filosofía perenne, la conciencia que se haya dominada por el dualismo sujeto-
objeto, no puede percibir la realidad tal como es, la realidad en su totalidad, la realidad como identidad
suprema. En otras palabras el error es la contracción de uno mismo, la sensación de identidad
separada, el ego. El error no descansa en algo que hace el pequeño yo, sino en algo que es. Ese ser
contraído, ese sujeto aislado, al no reconocer su verdadera identidad con el Todo experimenta una
aguda sensación de carencia, de privación, de fragmentación, En otras palabras: la sensación de estar
separado, de ser un individuo separado, de nacimiento al sufrimiento, de nacimiento a la “caída”.

El sufrimiento no es algo que ocurre al estar separado, sino que es algo inherente a esa condición.
“Pecado”, “sufrimiento”, y “yo” no son sino diferentes nombres para un mismo proceso que consiste en
la contracción y fragmentación de la conciencia. Por eso es imposible rescatar al ego del sufrimiento.
Como dijo Gautama el Buda: para poner fin al sufrimiento debes abandonar al pequeño yo o ego; pues
ambas cosas nacen y mueren al mismo tiempo. Un místico Ingles del siglo XVIII lo expresa de la
siguiente forma: “He aquí la verdad resumida. Todo pecado, toda muerte, toda condenación, y todo
infierno no son sino el reino del yo, del ego. Las diversas actividades del narcisismo, del amor propio y
del egoísmo que separan el alma de Dios y abocan a la muerte y al infierno eterno”. O las palabras del
Sufi Abi l-Khayr:”no hay infierno si no individualidad, no hay paraíso si no altruismo”. Y también
encontramos este mismo tipo de declaraciones entre los místicos cristinos, como nos lo demuestra la
afirmación de la teología germánica de que “lo único que arde en el infierno es el ego”.

El cuarto principio de la filosofía perenne se refiere a la forma de superar la caída, una forma de superar
este estado de cosas, una forma de desatar el nudo de la ilusión y el error básico: Rendirse o morirse
a esa sensación de ser una identidad separada. Esta caída se puede revertir instantáneamente
comprendiendo, que en realidad, nunca ha tenido lugar, ya que solo existe Dios y, por consiguiente, el
yo separado nunca ha sido mas que una ilusión.

En otras palabras el cuarto principio de la filosofía perenne afirma que existe un Camino y que, si lo
seguimos hasta el final, terminará conduciéndonos desde el estado de caída hasta el estado de
iluminación. Desde el Samsara hasta el Nirvana, desde el Infierno hasta el Cielo.

Existen muy diversos caminos, cada tradición ha generado desde su estructura superficial un Camino
particular, pero todos comparten una sola estructura profunda. Y esta se puede dividir en dos grandes
posibilidades: una es expandir el ego hasta el infinito y la segunda es reducir el ego a la nada. La
primera es una vía de conocimiento, mientras que el segundo es una vía devocional. Un sabio hindú
dice: “Yo soy Dios, la verdad universal”. Un devoto, por su parte dice: “Yo no soy nada ¡oh Dios! Tu lo
eres Todo”. En ambos casos aparece la sensación de identidad separada”.

El quinto gran principio de la filosofía Perenne es el del Renacimiento o la Iluminación. El pequeño yo


debe morir para que dentro de nosotros pueda resucitar el gran Yo. Las distintas tradiciones describen
esa muerte y nuevo renacimiento con nombres muy diversos. En el cristianismo Jesús representa la
muerte del yo separado y la resurrección constituye el arquetipo de la muerte del yo separado y la
resurrección a un destino nuevo y eterno dentro de la corriente de la conciencia. San Agustín lo expresa
de la siguiente manera: Dios se hizo hombre para que el hombres se pudiera hacer Dios.

El sexto principio es que al morir el ego y por lo tanto liberarnos de los deseos y apegos, se extingue el
sufrimiento. Y no se trata de que después de la iluminación o de la práctica espiritual en general ya no
experimentes dolor, angustia, miedo, o daño. Todavía sientes eso. Lo que simplemente ocurre es que
esos sentimientos ya no amenazan tu existencia y, por tanto, dejan de constituir un problema para ti.

El séptimo punto nos dice que la verdadera iluminación deriva en una acción social inspirada por la
misericordia y la compasión, en un intento de ayudar a todos los seres humanos a alcanzar la liberación
suprema. La actividad iluminada no es más que un servicio desinteresado. Como todos somos uno en
el mismo Ser, entonces, al servir a los demás estoy sirviendo a mi propio Ser.

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