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Srcciéy DE Osras DE Fr.osoria EL HUMANISMO DE MARX | ’ i FL- 349 RODOLFO MONDOLFO EL HUMANISMO DE MARX FONDO DE CULTURA ECONOMICA 2. oe. 843 Primera edielén, 1984 Descehos reservados conforme ala (© Tondo de Culwura, Fconéa Avs de In Universidad, 975 ~ México 12, Imprew y hecho en México Printed and made in Mexico eL MATERIALISMO HISTORICO COMO. HUMANISMO REALISTA Con. Morivo de las lecciones que, a pedido del Consejo Interuniversitario Regional, impartf sobre el concepto del hombre en Marx,* pensé que la discusién de este tema exi- ui una introduccién constituida por la exposicién de la doctrina filos6fica de Marx, es decir del ‘“‘materialismo his- Wnico”, para mostrar cul es la relacién que guarda con la concepcién del hombre delineada por el mismo Marx. Sin embargo, me parece que esa exposicién puede con- siderarse, mas que una introduceién, una parte importante del curso que se me pidid, pues en realidad, si examinamos sin prevenciones el materialismo histérico —tal como re- sults de los textos de Marx y Engels— debemos reconocer «jue no se trata de un materialismo, sino de un verdadero Inumanismo, que pone en el centro de toda consideracién y dliscusidn el concepto del hombre. Un humanismo realista (reale Humanismus), como lo amaron sus propios creado- tes, y que aspira a considerar al hombre en su realidad efec- iva y conereta; a comprender la existencia del hombre en la historia, y a Ia historia misma como realidad producida por el hombre a través de su actividad, de su trabajo, de su accion social: en el curso de los siglos en que se desarrolla el proceso de formacién y transformacién del ambiente en aque vive el hombre, y se desarrolla el hombre mismo, como clecto y causa a Ja ver de toda Ja evolucién histérica. Fu este sentido, el materialismo histérico no puede con- hundivse con una filosofia materialista. Por eso Lange, el sis importante de los historiadores del materialismo, en su eélebre Historia del materialismo no se ha ocupado * Confewencias pronunciadas en las Universidades de Montevideo y de Bue oy ive 7 8 MATERIALISMO HISTORICO Y HUMANISMO REALISTA en absoluto del materialismo histérico, no obstante cono- cerlo, porque entendia que no era materialismo. Hasta puedo afirmar que la critica més decisiva de la teorfa ma- terialista es la que han hecho precisarnente Marx y Engels a lo largo de toda su obra, a partir de los escritos juveni- les que, como las Tesis sobre Feuerbach de Marx (1845), contienen precisamente la critica de todo el materialismo anterior, incluido el Hamado materialismo de Feuerbach. En la primera de estas Tesis Marx dice, en efecto: “EI defecto capital de todo el materialismo anterior —incluido el de Feuerbach— reside en el hecho de que el término del pensamiento, la realidad, lo sensible, ha sido concebido bajo la forma de objeto o de intuicién, y no como actividad sensitive humana, como praxis, no subjeti- vamente. En consecuencia, ocurrié que el aspecto de la actividad fue desarrollado por el idealismo en oposicién al materialismo, pero tan slo en abstracto, pues natural- mente el idealismo no sabe nada de Ja actividad real sen- sitiva en cuanto tal. Feuerbach establece la distincién real entre los objetos scnsibles y los inteligibles; pero no con- ibe la actividad humana misma como actividad que pla tee el objeto. Por eso en la Esencia del cristianismo con: dera s6lo al contenido tcorético como puramente humano; mientras que la praxis se concibe y se fija tmicamente en las s6rdidas formas judaicas. Por eso no entiende el signi- ficado que los revolucionarios dan a Ja actividad prictico- critica.” Lo que debe inquirirse en el hombre es su actividad concreta, sensible: esa actividad critico-practica que puede también ser una actividad revolucionaria, en cuanto ésta debe partir del conocimiento efectivo de la realidad exis: tente; realidad de la cual, a través de la propia reaccién, debe tratar de provocar su. modificacién, su cambio hist6- rico, Dice Marx justamente en Ia tercera parte de estas ‘esis, pasando dé la citada afirmacién de un activismo MATERIALISMO HISTORICO ¥ HUMANISMO REALISTA 9 humano a la concepcién del historicismo, que la transfor- macién social es siempre obra del hombre mismo. “La doctrina materialista, segiin la cual los hombres son el producto del ambiente y de la educacién, y varfan con el variar del ambiente y de la educacién, olvida que el am- biente es modificado por los hombres y que el educador mismo debe ser educado.” Hay una intervencién continua del hombre en las modi- ficaciones del ambiente social, histérico; hay en esta ac- cién un proceso continuo de educacién en virtud del cual el mismo educador resulta educado, y actita después sobre los demés, realizando su educacién. Marx agrega: “La coin- cidencia de la modificacién del ambiente y de la actividad humana puede concebirse y entenderse racionalmente sélo como praxis revolucionaria y autotransformacién, eCémo se modifica el ambiente social, histérico? Se mo- difica a través de la actividad del hombre, que Marx llama la praxis, que abarca toda forma de actividad humana, teé- ica y practica al mismo tiempo. Esta actividad del hom- bre, que va modificando continuamente la situacién exis- tente, al modificar las circunstancias se modifica también a si misma, produce un cambio interior en el mismo espi- rity, tal que su producto reacciona sobre su propio pro- ductor. Se verifica una accién reciproca, un intercambio de acciones, © sea, lo que Marx llama la “‘inversién de la praxis” (umwiilzende Praxis): el efecto se convierte en cau- sa y produce, por medio de la modificacién de si mismo, la modificacién continua del hombre. La filosofia de la praxis sostenida por Marx se refiere, cvidentemente, al hombre y a su historia, es decir, repre- senta un humanismo historicist Marx no considera el conocimiento y Ia accién del hom- bre como recepcién pasiva de la accién del ambiente: sos- tiene que el ambiente debe ser modificado por el hombre mismo; no slo el ambiente influye en cl hombre, sino 10 MATERIALISMO HISTORICO ¥ HUMANISMO REALISTA, que, reciprocamente, el hombre crea el ambiente y Jo va modificando, de manera tal que siempre existe una accién efectiva del hombre y no una receptividad pasiva frente a Ja accién del ambiente. En Ia segunda de sus Tesis sobre Feuerbach, cuando Marx habla del conocimiento humano y de su realidad, afirma que la cuestién de saber si al pensamiento humano le corresponde una verdad objetiva, debe ser considera: da en relacién con la vida humana y con Ia actividad que desarrolla el hombre: el hombre necesita del conocimiento para obrar, pero de un conocimiento que sea prevision, que puede ser verdadera, pero a veces también errénea. El problema de si es verdadera 0 errdnea no se resuelve sino en Ia aceién, en la prictica. El texto de la segunda Tesis dice: “La cuestién de si al saber humano corresponda la ver- dad objetiva no es una cuestién teérica sino prictica, En Ia praxis el hombre puede probar Ja verdad, es decir, la realidad y potencia, la objetividad de su propio pensamien- to, La discusién sobre la realidad o irrealidad de un pensa- miento aislado de la praxis, es una cuesti6n puramente es- colistica.”” Decir que la verdad del pensamiento s6lo puede reco- nocerse en la praxis, significa que cuando creemos conocer alguna cosa, formulamos previsiones sobre lo que ocurrird al utilizar ese objeto de nuestro conocimiento. Nuestras previsiones pueden hallar en Ja experiencia ulterior una Confirmacién 0 un desmentido: si encuentran confirmacién, quiere decit que nuestro conocimiento era verdadero; si en cambio son desmentidas, significa que est4bamos en el error. = Este es el mismo punto de vista sostenido a principios del presente siglo por el pragmatismo, que interpretd el conocimiento en términos de previsién. Marx habia anti- cipado semejante idea; pero dice también algo més, puesto MA'VERIALISMO HISTORICO Y HUMANISMO REALISTA 11 que no se refiere tinicamente a la experiencia que sobre- viene independientemente de nuestra iniciativa, sino que quicre hablar del experimento activo que decide sobre la verdad de nuestro conocimiento, en cuanto el hombre actita sobre el objeto y lo conoce justamente en el momento en que trata de modificarlo. Por eso dice en la undécima de sus Tesis: “Los filésofos slo han interpretado de variadas maneras al mundo; pero de lo que se trata, es de cam- biarlo.” Por lo tanto, afirma una filosofia activista, voluntarista, dindmica, la filosofia de la praxis, que es exactamente lo mis opuesto que pueda darse al materialismo, pasivo, me- canicista, estitico, El centro de toda la teoria filoséfica, el micleo de toda Ia comprensién de Ia realidad, la explicacién del mundo en el que vivimos y de la existencia del hombre y de la historia humana, no son buscados por Marx en un con- ccpto abstracto, como el de la materia, a la que el materia- lismo atribuye justamente una existencia en si y por sf, reduciendo al hombre a un puro producto de a accién de esta materia, a un producto pasivo de la accién del am- biente en el que vive. Para Marx, por el contratio, es pre- cisamente Ia accién del hombre la que interviene continua- mente, la que determina el conocimiento y la misma cons- Litucién espiritual propia, formindola y transformandola ininterrumpidamente. Dado, pues, que Marx concibe el proceso de la historia como un proceso activo de Ja praxis y de su continua in- versién, de Ia praxis que reacciona sobre el propio produc- tor, que es el hombre mismo, podemos preguntarnos por qué razén Marx y Engels dieron a su teorfa el nombre de materialismo histérico. Este hecho deriva del ambiente en que Marx y Engels pensaban, actuaban y escribfan: un am- biente dominado por el idealismo hegeliano, que conside- raba toda la realidad como idea y espiritu, y todo el pro- tg MATERIALISMO HISTORICO ¥ HUMANISMO REALIST, ceso de la historia como desarrollo dialéctico de la idea y Gel espiritu, que se produce en forma automitica. Frente festa concepcidn, por la cual la subjetividad humana, esto x, Ia realidad sensible concreta de los hombres, no era e egin la frase de Hegel— otra cosa que “materia de la getucia de la raz6n” universal, trascendente, Marx y Engels Feaccionan afirmando que esa pretendida materia de la as- tacks de Ta razon —es decir, los hombres, la humanidad— era, en cambio, la verdadera realidad, central y fundamen- tal, del mundo y de la historia. ‘Por eso se inclinaron a lamar materialismo a su propia mn, y a contraponerla como tal al idealismo hege- Tiano. Pero también existe otro motivo: en ese entonces tuna parte de la izquierda hegeliana, con Bruno Bauer y Jos Hamados Libres de Berlin, habia desarrollado una teo- tia aristocrdtica con una concepcién de la historia como producto de élites, las que se servian de la masa como de Prateria de la propia iniciativa, Marx y Engels quieren jeivindicar, precisamente, la importancia de la masa, que para Bauer y sus compafieros cra tan s6lo materia de la vecién de las élites: también por esta razén hablan de ma terialismo. Feuerbach se habia anticipado a esta reivindicacion de la masa y de st accién histérica, pues labia escrito que “Ia nueva filosoffa debe ser un acto nuevo, colectivo, libre y maténomo de la humanidad. Lo que queda limitado en tina sola cabeza es teoria; lo que une a muchas cabezas, hhace masa y se abre paso en el mundo, es praxis”. ‘Vemos pues, que ya en Feuerbach existia una concep- cin, por Io menos parcial, de la importancia de la colec: tividad, de Ia masa, de la humanidad. Pero lo que en Feuerbach era una concepcién esencialmente naturalista, en Marx y Engels se convierte en concepcién esencialmen- te historicista. Cuando declaran que no puede aceptarse la M.\ PERIALISMO HISTORICO Y HUMANISMO REALISTA 15, jules hegeliana que hace de la historia una existencia auté- noma, cual si fuera una persona dotada de enorme poder al que se hallan sometidos los hombres, afirman un huma- sino historicista. En su obra juvenil La Sagrada familia, Marx. escribe: a historia no hace nada; no posee ningiin poder enor- no interviene en ninguna lucha; es el hombre, en camibio, el hombre efectivo y viviente el que lo ha hecho todo, el que posee, el que combate. La historia no es una realidad cualquiera que se sirve del hombre como de un medio para alcanzar sus propios fines, como si fuese una persona existente por si misma: no es otra cosa que la ac- ividad del hombre en persecucién de sus fines.” As{ se afirma un realismo humanista contra Ia filosofia heycliana del espfritu absoluto. Agrega Marx: “La filo- sofia del espiritu reduce toda prictica y toda actividad hu- na a un proceso dialéctico (de Ia idea). Pero las ideas no podrian Hevarnos nunca més alld de las viejas condicio- nes del mundo, sino solamente més all de las ideas de es- tas condiciones. Para que las ideas se traduzean en hechos es preciso que los hombres desplieguen una fuerza pric tiea.”” Se reivindica de este modo lo que Hegel consideraba reria de la astucia de la Razén”. Esta “materia” de Hegel es, para Marx y Engels, la verdadera autora de la historia, Por eso escribe Marx: “En la historia, la metafi- sica del espiritu sucumbiré para siempre frente al mate- rinlismo, que coincide con el humanismo.” Yncontramos aquf Ia declaracidn de que Marx conside- 1a yealidad esencial lo que Hegel consideraba materia: por cso habla de un materialismo que coincide con el huma nismo. Quiere afirmar un humanismo realista, un hu- manismo que habia recibido ya una afirmacién parcial por parte de Feuerbach, pero que realiza con Marx un huevo paso de gran importancia, Feuerbach habia considerado a la humanidad como la mn 14 MATERIALISMO HISTORICO Y HUMANISMO REALISTA realidad esencial del mundo y de la historia; pero su con cepeién de Ja humanidad era esencialmente naturalista. Si- coon a la humanidad frente a la naturaleva, considerando Ieardién que la humanidad ejerce sobre Ia naturalera, 1p Jucha que debe sostener continuamente contra 1as dificul- tader } los peligros naturales. Pero como Ta naturaleza siempre estatica, siempre igual y no dinémica por. mis sna, no podia llegarse ast a una concepcién histovicista, 2 Ung comprensién y explicacién del cambio continuo que se produce en la humanidad en el curso de su historia, Mtarx quiere considerar al hombre en la historia, quic” re considerarlo no ya como ser natural, sino como ser esen= TE timente social. Entonces, las variaciones que el hombre produce en Ia sociedad y que reaccionan sobre él, fas Tuchas Gue surgen en la sociedad con las divisiones formacion Jee astas, clases, etcétera, con el antagonismo de sus inte- fests, estas Tuchas determinan siempre Ia actividad huma- weet esfucrzo por dominar siempre al adversario, consti tudo no ya por la naturaleza estitica, sino por Tas clases fopuestas; entonces, en esta Tucha continua se producen Slempre moditicaciones, variaciones sociales, ¢s decir, se Pe sore efectivamente el proceso histérico de la humanidad. Es precisamente esto To que dice Marx en la tercert de sus Teiis sobre Feuerbach: “La coincidencia de las variaciones dal ambiente con las variaciones de la actividad humana puede concebirse y entenderse racionalmente slo como Pra: Py revolucionaria y como autotransformacién.”” La autotransformacién se produce a través del proceso de la transformacién que cumple el hombre en Ta consti tucién social, Pero en esta transformacién el hombre debe ser eatimulado por motives; y los motivos que pueden im: vulsarlo a la superaci6n de la situacién existente deben ser Picesidades que el hombre siente, deben ser wna insatisfac- Magn de la situacién actual, que determina en él una exigen- tia de superacién; s6lo asi puede alcanzarse una verdadera MATERIALISMO HISTORICO Y HUMANISMO REALISTA. 15, comprensién de la historia, Marx dice (Tesis 12): “Li Elofs no han hecho otra cosa que interpretar al ‘mundo de diversas maneas, pero de lo que se trata es de transfor Se trata de transformarlo, es decir, de reconocer Ia i portancia de la actividad transformadora de los hombres; se trata de gar a una concepcion eiticoprictica de la historia ata comprension de las conficios jnternos que aa a en ella y determinan en los hombres la exigencia superacién; en otras palabras, suscitan la fuerza del im- pulso para intentar la modificacién de la situacién exis tente. Esta fuerza impulsora es Ia conciencia de una ace. sida. Ya necesidad e una realidad que el hombre dente su interioridad, de Ia. que se i coneienin, c una neces subjetias pero cuandolse co tunica ana roulipicdad de personas y pertenece a toda masa de una colectivi i Ce oe idad puede entonces convertirse de En un escrito de 1846, Marx y Engels dicen: “La ne sidad da a los hombres la fuera, Quien tiene necesidad de ayuda se ayuda a s{ mismo. Las condiciones reales d este mando nos gritan: las coms no pueden seguir asf a neceario cambiar; y nosotros mismo, nosotrs hombres, dlebemos cambiarlas. “Esta férrea necesidad da difusién y prosélitos a los esfuerzos.”” ao. Una férrea necesidad; pero no una necesidad externa Jos hombres, sino més bien una necesidad que ellos sienten cv concincia; x una necesidnd objetiva peo const tuiida por la unidad de las exigencias subjetivas, de man tyne no és una fatalidad, no es algo que domine a Ios hom. bes sin la intervencién de su propia conciencia y voluntad: tsi consttida por t misma eonfluencia de as voluntades yumanas, No hay automatismo, no hay una dialéctica de las cosas que se desarrolle por si, como creyeron errén suente Tos falsos intérpretes de la doctrina de Marx. 16 MATERIALISMO HISTORICO Y HUMANISMO REALISTA Contra esta interpretaci6n, por la cual Diihring habia atribuido a Marx y Engels un fatalismo automitico, reac ciona Engels en el Anti-Dithring, protestando por la “ex: travagante afirmacién del metafisico Dillring, segiin la cual Ia historia, para Marx, se cumple casi automdticamente, sin Ia accién de los hombres, que la hacen, y que estos hom- bres son movidos como piezas de un juego de ajedrez por las condiciones econémicas, que son pura obra de los hom- bres”, El mismo concepto repite Engels en la conocida carta de enero de 1894, en la que dice: “No hay, pues, como al- ggunos llegan a imaginar, una aceién automtica de las con: Giciones econdmicas. Los hombres hacen la historia por si mismos, aunque en un ambiente dado que los condi- ciona."" Dé modo que Engels no quiere admitir Jo que atri- Dufan sus adversarios al materialismo histérico, es decir, que se trate de un automatismo de la economia, de un determi- fhismo econémico, La economia, segtin esta deformacién, adquiriria casi una personalidad real, que se desarrollaria por sl misma y ¢jercerfa una accién sobre los hombres, que Pevian tinicamente el producto y casi las piezas del tablero de ajedrez movidas por la economia. Contra esta concep- Gin reaccionan Marx y Engels, afirmando que la misma Sconomia es una creacién de los hombres, que actia sin Guda sobre ellos como producto que reacciona sobre su productor; pero a su vez los productores reaccionan sobre EL producto y desarrollan o limitan o desvian el proceso de su desarrollo. En ello consiste precisamente el proceso de inversién de Ia praxis: la creacién del hombre reacciona sobre él mismo, pero el hombre reacciona ante Ia reaccién de su producto, J en esta cadena de reacciones tiene lugar un intercambio Zontinuo entre los términos de la relacién, por el que el hombre, indirectamente, al crear el ambiente y producir sus modificaciones, se crea a si mismo y produce las modi- ficaciones de su propio espiritu. MATERIALISMO HISTORICO Y HUMANISMO REALISTA. 17 Por consiguiente, para este proceso de inversién de la praxis no pueden darse leyes ineluctables que se impongan al hombre; no puede existir en Ja historia una fatalidad como la que achacaban a Marx y Engels sus adversarios y les atribuyen también ahora muchos que hablan del mar- xismo como de una teorfa que cree en los procesos auto- miéticos de la concentracién de la riqueza, de Ia formacién del proletariado cada ver més extenso, de la miseria cre- ciente, de la ley de bronce de los salarios, procesos todos contra los cuales el hombre no podria luchar, leyes fatales, ineluctables. Para Marx y Engels, en cambio, son tinica- mente leyes de tendencia; es decir, cada cosa encerraria en sila tendencia a desarrollarse en cierta forma determinada; pero esta misma tendencia produce la reaccién del hombre; y la reaccién humana puede Hegar a desviar la tendencia, a anularla 0 a modificarla en cualquier sentido. Como dice Engels en el Anti-Diihring, “Las fuerzas ac- tivas en la sociedad actiian absolutamente como las natura: les, ciegas, violentas y destructoras hasta que las conocemos. De modo especial, las fuerzas de produccién, en tanto nos hiegamos a entender su naturaleza y su cardcter, actilan fue- ra de nosotros y contra nuestra voluntad, y terminan por dominarnos, Pero una vez que se haya comprendido su haturaleza, facil es transformarlas de tiranos demoniacos cn sicrvos yoluntariosos. La necesidad es ciega tinicamen- te en tanto no se la comprende.” Por lo tanto, ¢s necesario comprender, pero no tan sélo comprender, sino también obrar. La concepeién critico- iptictica del materialismo histérico dice: “No basta conocer java someter Tas fuerzas sociales a la soberania de Ia socie- dad; para ello ¢s necesario un acto social.” 7 Fs necesaria la accién histérica de Ios interesados, que veaccionan contra Tas fuerzas ciegas que actiian en Ta socie- dha: éstas han sido creadas por los hoinbres, pero Hegarfan 1 dominarlos si éstos no reaccionaran contra ellas. Para 18 MATERIALISMO HISTORICO Y HUMANISMO REALISTA. eso es necesario la conciencia, el conocimiento y Ia volun- tad: una exigencia critico-practica domina en 1a historia. ‘Aqui es donde aparece la funcién de Ia conciencia de clase, que Marx y Engels quieren despertar. E1 proceso de Ia historia produce una diferenciacién en Ja sociedad humana. La divisién del trabajo diversifica la sociedad en grupos, estratos, clases diferentes; se escinden Ios intereses de los diversos grupos y de los distintos estra- tos; se crean Ia distincién y el contraste de las clases. Pero Ja existencia de una clase, de una clase cualquiera, no ¢s tuna existencia puramente objetiva; no es una existencia real como puro fenémeno econdmico, sino més bien, sobre todo, como fendmeno espiritual, es decir, como conciencia de clase. No se trata tmicamente de una formacién auto- mética, sino de una formacién lenta y progresiva, que se produce en la misma accién, es decir, en Ia lucha entre las clases. Para Marx y Engels, pues, Ia esencia de Ja historia esti representada por la lucha de las clases, y esta lucha consti- tuye el factor de Jas transformaciones sociales progresivas. El proceso de la humanidad est constituido por Ia forma- cién y el desarrollo de lo que Marx y Engels Taman las fucrzas productivas. Ahora bien, estas fuerzas productivas, ‘econdmicas, necesitan alcanzar siempre, en cada etapa de desarrollo, un cierto grado de equilibrio; han de obtener ‘cierta proteccién de su propio desarrollo, una organizacion ‘en formas juridicas y politicas. Estas formas constituyen, gnientras ejercen semejante accién protectora, una necesi dad para el desarrollo de las mismas fuerzas productivas, ‘como la ciscara del huevo constituye una proteccién nece- saria para el desarrollo del polluclo. Pero si esta céscara no pudiera romperse en un momento dado, el polluelo mori- ria, no podria salir y desarrollarse. “andlogo fendmeno es el que sucede en la sociedad con las fucrzas productivas, que se desarrollan bajo la proteccién MATERIALISMO HISTORICO Y HUMANISMO REALISTA 19 de las formas juridicas y politicas de cada época; pero en un momento dado estas formas se convierten, de elemento de proteccién, en obsticulo y peligro que es menester eli- minar. Dice Marx en el famoso Prefacio de La critica de la economia politica: “En cierto punto de su desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad humana entran en conflicto con las relaciones de produccién existentes, es decir, con las relaciones de propiedad en cuyo ambito se habian movido hasta entonces. ‘Tales relaciones sociales, «que hasta ese momento fueron formas evolutivas de las fuer- vas de produccién, se convierten en obsticulos. Sobreviene entonces una época de revolucién social.” Asi ha ocurrido en todo el proceso de Ia historia, que ha sido siempre un proceso de superacién, es decir, de trans- formacién revolucionaria de las constituciones econédmicas, juridicas y politicas existentes. De Ia antigua sociedad (es- Clavitud) a la sociedad medieval (feudalismo), y a la mo- dlema_(capitalismo burgués), se ha producido una evolu. cin y un desarrollo que en cierto momento debfa romper 1 ordenamiento antecedente, que se transformaba de ele- iiento de proteccién en obstéculo para el desarrollo ulterior. Marx y Engels observan que en Ia forma actual de la sociedad el capitalismo forja al proletariado, en el cual el hombre se siente reducido a una fuerza de trabajo, a una mnercancia que debe venderse. Con ello se produce el fend- tneno de la alienacién del hombre, un fenémeno de des- inumanizacién (Unmenschlichkeit), contra el cual el prole- turiado reivindiea la propia cualidad de hombre. En esto cnsiste la aspiracién a superar la sociedad actual, aspira- cin a una sociedad igualitaria de hombres libres, 0, como dlice el Manifiesto comunista de 1848, a una “asociacién cu la que el libre desarrollo de cada uno sea condicidn del libre desarrollo de todos". _Resulta manifiesto que en ese proceso el factor econé- ico es fundamental y constituye (puede decirse) Ia base go MATERIALISMO HISTORICO Y HUMANISMO REALISTA de los demis factores y procesos. Pero la base no es el todo, fos fandamentos no son todo él edificio, 1a rafz. no ¢s todo i drbol. La base entra en intercambio de accién con el hombre social: hay un intercambio de acciones mutuas de todos los aspectos de la vida humana con el aspecto econd- nico, No se da tinicamente en la economfa Ta causa, y en @L resto tinicamente el efecto; sino que To que ¢s causa se Gonvierte en efecto, lo que es efecto se convierte en causa. Se da un intercambio de accién reciproca y continua. La econom{a es, como se ha visto creacién del hombre, creacién que actiia sobre su creador, pero contra Ta cual el ‘nismo hambre reacciona, No sdlo la ha creado, sino que Java transformando continuamente, cosa que hace también por impulso de otras exigencias distintas de, Ia econo- Pia, poF el impulso de otros elementos de su vida total Sivconsideramos, por ejemplo, el trinsito de Ia sociedad primitiva, de la horda primordial en Ta que ho existia nin- fruna forma de propiedad, a la sociedad patriarcal en Ta que ee introduce la propiedad y por lo tanto también la heren- tia, vemos que esta transformacién se produce por inicia- tive del hombre que introduce la ganaderfa, Y la ganade- a, que significa una transformacién de la economia y Srigina una propiedad, también introduce Ja necesidad de tuna mayor estabilidad y cohesion del grupo social. Esta mayor cohesi6n determina una convivencia més sblida y con- inua, en la que los padres Hegan a conocer y amar los propios hijos, que en cl régimen anterior de Ia horda no eeptideraban ni conocian. Se desarrollan entonces los pri sneros afectos familiares, y con la costumbre de la propic- dad privada se incorpora la trasmisién hereditaria a los hijos- “Fenemos, asi, un hecho econémico en el punto de par- tida, y un hecho econémico en el punto de Tegada: I jntroduccin de la ganaderia en el punto de partida, y 1a prov piedad privada con su trasmision hereditaria en el punte He Mlegada, ero el pasaje del primer hecho econdmico al MATERIALISMO HISTORICO ¥ HUMANISMO REALISTA, segundo no ha sido el resultado de un factor econémi sino de un factor sentimental, o sea el sentimiento de la paternidad, que determina la preferencia hacia los propos jos yn volantad de trasmiiies la prop propiedad per nbs interambio se produce, pues entre In estructura i Bement las superestructuras; es un intercambio en el que no existe tan slo causa por una part y efecto por otra, sino que la causa se convierte en efecto y éste en causa, Asi, en la constante inversion de la praxis se va de- terminando el proceso histérico en el que la economia es el tinico factor, sino que existe Ia integridad uinidad de la vida en la multiplicidad de sus aspectos intima © disolublemente vinculados entre sf, que actian y reaccio. nan continuamente unos sobre otros. yee cg Esonstnte en el proceso hisrco sta accin retpro ca entre I subestructura y Tas superestructaras; Tas trans Tormaciones se deben siempre al conjunt, a las relaciones Yeciprocas de todos Tos elementos, en Ia unided de a vida 1, Siz embargo, por el mismo principio de I inversién de a pra, In aecin histriea de los hombres, por el hecho de complise y de insertarse en la historia, no puede ser arbitraria y depender tinicamente de su voluntad; por el contrario, siempre se encuentra condicionada por 7 cidn histérica en la que se cumple, Marx determind cn cl citado Prefacio a la Critica de la economia politica, les ‘ondiciones que limitan In posbildad de ls transforma, Ee lead que la voluntad humana aspira a Para cada transformacién social en Ia historia, se exi Ree res eg ee ee csde la realidad econdmico-social) y subjetiva, (de Ins com. cisneia). En cuanto a la madurez objetiva, Marx esribe: Una formacién social no se extingue antes de que se ha- az MATERIALISMO HISTORIGO ¥ HUMANISMO REALISTA yan desarrollado todas Tas fuerzas produetivas de que es ca- paz; y nuevas relaciones de producciéa pe reemplazan a ass ¥ ores antes de que sus condiciones materiales de a anela se hayan desarroliado precisamente en ¢! S600 pe ee enue ge igar “La humanidad se propone ‘nicamente los fines que puede alcanzax”; To que significa que cada momen- we ptorico una colectividad s6lo puede proponerse Tas ine to eiones para las cuales se hallan maduras Tas concien- Eas, no menos que las condiciones objetivas. ee eciprocamente: no pueden separarse una de OW Es in- Tadable que algan individuo o grupo puede, en ss ett epciones y aspiraciones, antciparse a Tos ierapers PX cae: coos ves en las utopias, irrealizables en 1a historia por ae eee de las condiciones imprescindibles, Tngels Pre “co de esta situacion en la guerra de senté un ejemplo tip sercampesinos alemanes del siglo xv, cuyo conductor (Min: var) ee inspiraba en un programa comunist irrealizable rer): swacion historica de su tiempo, Se hallaba asi em 7 cn eto insoluble entre To que podia hacer en Tas condi- conn weales existentes y Io que debia hacer segiin st Fe ggrama. "Quien caiga en esa desgraciada situacién [conchuia Engels] esti irremediablemente perdido,” ‘Aunque puede parecer que la revolucion rust desmin- tid Ie euigencias afirmadas por Marx y Bngels, ¢n east He es vase en las condiciones positivas de 1a madures £6 omico-politica (objetiva y subjetiva) que exigia Marx, coven in condicién negativa de Ia debilidad del régimen sna, que poda ser derribado facilmente por un ASA enérgico y decidido. Asi, con su conquista del poder, los oleheviques pretendieron cumplir un salto del régimen feudal, atin dominante en el imperio de los Zanes al régi- socialist, sin pasar por Ia fase intermedia del cesar” Ho del capitalismo y de Ia formacién del proletariado y de MATERIALISMO HISTORICO Y HUMANISMO REALISTA 25 su concienci P 5 concencia de case, Por eo un mars revolconaio con sci pudo decir que la revolucié c revolucién contra £l capital” aa accra capita i revoluco pital”, es decir, contra Ja doctrina ge Semin, 18 dodtina de Marx com sus exgenca ae In doe madares, objet y sujet —aue el mimo insci como “punto catirtico” 0 “ “como : van partida de toda a ilosota de praxis” no ba oe jo una refutaci6n en el proceso de la revoluci e por el contrario, una confirmacién Desde el 7 _ gbesde el primer momento la revolucn rsa se vo do ea ee Jas exigencias imprescindibles de la acumula- cigm del capital y del cumplimiento del desrolo indus ae ae la conditio sine qua non de la posibilidad socialite, Y como est misin preparatoia no podia ser compli on Resa (como lo habia sido en las naciones oc ae ) For la burguesia capitalista, pues habia sido eli- minada, debié ser asumida por el Estado omni dliante fa creacidn d capitalism de Fatado m de una especie de capitalismo d aa € capitalismo le Estado evo gue some = los trabajadores (de quienes se cxigta y se exigen sacrificios y renu i nuncia a toda ar 2 _ dictadura inexorable. ee De esta ma ee eeer ie ha climinado la alienacién del e, olicién, segiin Marx, debi ib Herne, 1 Marx, debia ser_misién a | proletariado y de su revolucién liberadora. Ha faltado, ‘vhido a In ausencis de las condiciones establecidas por Aer elemen del humanismo marxista, que consti- iwi na exgencla univer de era y digidad de Ia ma, exigenia, como dice el Manifiesto, de “una aso- viacidn en la cual el libre desarr a : rollo de cada uno svi del ibe desl de too a dit ictaduraimperant es negacin de todo autogobier rs antine I alien de los srajadoes que no pe ln disponer de sf misma conforme au propa elceons johibe a sus propios sindicatos cualquier accién de defen- n rusa, sino, s v SI EALISTA, a4, MATERTALISMO HISTORICO Y HUMANISMO REA} sa de sus intereses y reivindicaciones, imponiéndoles, en cambio, la funcign de vigilancia sobre los trabajadores para el aumento de Ia produceién y Ta disciplina del trabajo interés superior del Estado. Om att de I epoca capitalinta no sea verificado, 1a advertencia de Marx conserva todo su valor. No sin raz6n tin marxista revolucionario como Sorel definié el materia- Tino histérico como “consejo de prudencia a los revolu- cionatios”. El materialismo histérico, como he dicho, es fon humanism, pero un humanismo realista, que ve Ta Be jmanidad en la realidad de su historia, 1a cual, ¢s, sin duda alguna, obra de los hombres, pero no obra arbitraria y sn limitaciones, sino condicionada siempre por la realida existente, en su mismo esfuerzo de superacién y transfor- saan este sentido, precisamente, el materialismo histérico fue definido por sus creadores como un reale Huinanis- mus, y como tal debemos reconocerlo. I. LA CONCEPCION DEL HOMBRE EN MARX, EN Ex capitulo que antecede, interpretando el materialis- mo histérico como una forma de humanismo realista, he puesto en evidencia especialmente el caracter activista que adopta en Marx esta filosofia del hombre: es una filosofia de la praxis, de la actividad humana que abraza todas las formas, intelectuales y materiales, tedricas y pricticas en que puede manifestarse. Y precisamente en semejante uni dad de todos los aspectos y todos los elementos de Ia vida y de la actividad humana, consiste este humanismo realista que Marx quiere afirmar especialmente contra el idealismo hegeliano. El idealismo hegeliano vefa en los hombres reales y con- cretos sdlo la materia de la historia, el medio de que se sirve la astucia de la Razén universal; en cambio Marx quiere mostrar que ellos mismos son el sujeto de la histo- ria, ellos mismos son quienes hacen Ia historia, crean Ia so- ciedad y la civilizacién humana, y todas las formas que de la sociedad y la civilizacién van desarrollindose en la su- cesién de los tiempos, ta reivindicacién del hombre real y activo debe servir, aulemds, para mostrar que el hombre tiene en si mismo, en su actividad, ademas del poder de crear la historia, también la capacidad de la libertad de la persona humana. Son con-

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