En Tlacolula de Matamoros existen muchas leyendas, pero en estos “Días de
muertos”, cerca de las calles del panteón municipal, se escuchan andar cadenas entre calles, de cuadra en cuadra, dicen los antepasados que era para anunciar que los santos difuntos ya van a venir a visitarnos en estos días, pero el mero primero de noviembre a la media noche se escuchan otra vez las cadenas pero ahora más fuerte junto con otro ruido que es el andar de una carreta, siempre que pasa esto, los niños y las niñas se ponen a llorar, aun no se sabe porque lloran, pero escuchar esas cadenas y a esa carreta, asusta a las personas, dicen que cuando las personas van a asomarse a la calle para ver a la carreta, ellos solo ven una sombra de la carreta y que si tratas de perseguir la sombra, la carreta de la muerte te llevara con ella. LA PLANCHADA
La gente asegura que en los hospitales de la Ciudad de México se aparece
una bonita enfermera, muy elegante y bien arreglada, con el uniforme perfectamente bien planchado. Ella se encarga de atender a los enfermos y brindarles toda la atención posible, sobre todo a aquellos que han sido ignorados por un buen tiempo. “La Planchada” viaja por toda la ciudad visitando los diferentes nosocomios, ayudando a los enfermos que lo necesiten. Hay doctores y enfermeras que aseguran haberla visto, pero que esta amable enfermera no es motivo de miedo, pues lejos de hacer daño, se comporta como alguien común. Sin tomar en cuenta su amabilidad, ¿a quién le gustaría que lo visitara un fantasma cuando se encuentra solo en un hospital? Dicen que “La Planchada” es el fantasma de una mujer llamada Eulalia, una joven bastante atractiva, quien en vida era una enfermera apasionada por ayudar, que entró a trabajar en el antiguo Hospital Juárez, que se ubicaba por La Merced. Era una joven bastante atractiva, que se caracterizaba por tener el uniforme siempre limpio, bien planchado y almidonado. Se enamoró de un joven doctor llamado Joaquín, quien le propuso matrimonio. La historia cuenta que el doctor le avisó un día antes que saldría de viaje para un seminario. Pero después ella se enteró que se fue para casarse con otra. Eulalia se deprimió tanto que comenzó a desatender a sus pacientes, se portó grosera con ellos y descuidó su aseo personal. Se dice que muchos pacientes murieron por sus descuidos. La joven enfermera dejó de llevar su uniforme planchado, y con el tiempo, su depresión hizo que se enfermara. Pasó de ser una enfermera a una paciente, hasta que murió. La leyenda dice que su espíritu no ha descansado, y es un alma en pena que trata de enmendar los errores que cometió cuando estaba viva y deprimida, ayudando a los pacientes y presentándose como a ella le gustaba, con amabilidad y con el uniforme bien planchado.