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Puede, en vano, intentarse hacer semblante a esa aporía con el fin de ocultar
la paradoja fundamental. Mas ese intento fracasa, la tensión entre los dos
términos de la paradoja, es permanente y la única salida posible es abrir la
dialéctica, hablar, escribir en los diferentes espacios que se implemente.
1
En la llamada clínica analítica; es decir, en el análisis en intensión o análisis didáctico. Porque todo
análisis es didáctico, lo quiere decir que todo análisis por necesidad forma al poner en juego las
formaciones de lo inconsciente. Mas es contingente que quien haga el fin de su análisis deba hacer el
pase y autorizarse a ejercer de analista.
2
Se trata del ser en acto; del despliegue del sujeto, en tanto hablante ser 3, en la
estructura del lenguaje: lo ente sólo se ratifica en su ser en cuanto ejerce el
acto de sus diferencias específicas4; solamente de esta manera lo ente
confirma su existencia en tanto ente.
2
La relación del Sujeto al Otro no será siempre la misma: depende de la posición del sujeto en la
estructura, de cómo se relacionan en el cuadrado modal la función fálica, el S1 con los objetos –S2, a y $.
Es un sistema hecho de lugares, elementos que los ocupan bajo la ley de precedencia y de las relaciones
que establecen dichos elementos en cada combinación que cumpla la prescripción señalada –la ley de
precedencia aplicada a los elementos –huelga decir que es un sistema sumamente complejo. La
diversidad de las posibles posiciones del sujeto en la estructura –la del lenguaje, que es de lo único de lo
que aquí se trata- ha sido denominada por ciertos grupos de analistas, estructuras clínicas, cuando éstas
no sino combinatorias contingentes, en tanto que la estructura misma es la necesaria: la patología y sus
configuraciones semiológicas –de síntomas, vale decir del discurso expresado como serie de síntomas-
son contingentes, en tanto que el hecho de la estructura es necesario –para que hubiese sujeto, el
lenguaje es indispensable, cómo opera con él, he ahí lo contingente. De ahí que determinadas
posiciones del sujeto impliquen que se ofrece en calidad de esclavo –esclavo que se caracteriza por
rehusar su goce al Amo- ante un gran Otro, absoluto, al que nada le falta; o el sujeto escucha al Otro
como una función a la que le asecha la posibilidad perpetua de la falta.
3
O tal vez hablente: hable lo ente porque su ser es de lenguaje.
4
Por ende, de su diferencia significante y gracias al significante de la diferencia. Esencia de la letra,
oposición significante, sin la cual éste queda anulado en su función.
3
decir a las cuatro fórmulas del matema de los cuatro discursos 5. Sólo desde
allí hay una ontología posible, el único ser es el del lenguaje, por ende su
esencia no es sino la diferencia y su existencia efectiva, el discurso.
5
También a los otros discursos que se salen del matema referido porque transgreden su ley
constituyente, la de precedencia: el del capitalista y el de mercado, éste de Néstor Braunstein y aquel de
Lacan, que se engendran en la misma lógica, aunque el segundo supone una mutación y un salto
respecto al primero .