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TEMA XXV NOCIONES FUNDAMENTALES. DESARROLLO E HISTORIA DE LA DIPLOMATICA ESQUEMA/RESUMEN |. La palabra diploma. 1. Concepto y definicin de ‘Objeto y fin de la Diplomatica. Doctrina tradicional. Diplomatica |. Nuevas teoris Definicién descriptiva. Principios y normas. Il. Método diplomatico Aplicacién y procedimientos. Relacién con otras disciplinas. En el aspecto histérico. En el juridico. Inocencio ill. Antecedentes Los humanistas italianos, Bella diplomatica» 0 guerras de documentos. a) Papebroeck. b) Mabitlon. Il. Historia de la Diplomética Perlodo fundacional y siguiente. { Siglo xvii, El «Nouveau Traité». Siglo xix. Sickel y Ficker. Siglo xx. La Comisién internacional de Diplomatica. La Diplomatica en Espana. INSTRUCCIONES PARA EL ESTUDIO DEL TEMA Con el presente tema empieza la quinta unidad del programa y se abre su segunda parte 0, mejor, la segunda disciplina de las dos que le dan cuerpo: la Diploma Sobre fos objetivos que nos proponemos alcanzar con la exposicién y estudio de dicha disciplina dijimos algo al comienzo del curso, haciendo hincapié, entonces y ahora, en que St trata de preparar a nuestros alumnos, como historiadores en formacién y en potencia, para des. llegado el momento, puedan explotar una clase concreta —la més importan’e— de fuentes higériees escritas, conocidas con el nombre de diplomas o documentos. También se ‘apunté alli como nuestras explicaciones se distribuirian en dos unidades: la primera aie cf ata dodicada a los problemas generales planteados por dichas fuentes; la segunda, al geamen especial de determinados grupos de las mismas, aquellas, precisamente, que tienen relacién mas particular con la historia de nuestra peninsula A través del correspondiente esquema-resumen, se puede observar que este tema 25 fen su primera parte esta dedicado a la exposicion de nociones e ideas fundamentales sobre {a asignatura de Diplomatica, mientras la segunda trata de reflejar la linea seguida por ésta fen su origen y desarrollo. Sobre el conjunto de ambas partes hacemos las siguientes ob- servaciones: 48 El tema es demasiado amplio, pues por razones externas ha sido preciso meter fen poco espacio mucha materia. Lo ideal hubiera sido dividirlo en dos. Posibiemente 1 Slumno Io encontrar recargado mas que en extensi6n en densidad de contenido. 2+ La primera parte abunda en ideas menos conocidas y divulgadas, con conceptos Y distinciones sutiles @ veces, cuya asimilacion puede resultar no tan facil y répida come Of Sivas cuestiones. Para facilitar su inteligencia y comprension, aconsejamos al alumno ave, junto con éste,.simultanee el estudio del tema 26 sobre concepto y definicion del docu- ‘mento, cuya doctrina importa mucho tener presente desde el umbral mismo de la asigna tura. 3°. La segunda parte, en cambio, se presenta més facil y asequlble. Por su cardcter narrative, con las consiguientes noticias curiosas y en algun momento anecdéticas, syudard a contrapesar las arideces de la primera y resultard, sin duda, mas del gusto de los alum, fo a los cuales algunos hechos y personas que aqui salen deben sonaries de los temas Il y IV, dedicados a historia de la Paleogratia 42. En el terreno practico, estos temas de Diplomatica necesitaran, en general, me- nos aparato que los paleograticos, sobre todo los correspondientes a la Unidad &. bos Gjemplos concretos, necesarios © convenientes para ilustrar nuestras explicaciones tedrices ui eee, PALEOGRAFIA Y DIPLOMATICA los tomaremos, siempre que sea posible, del material aportado a los ejercicios practicos en anteriores temas de Paleogratia; material que muchas veces hemos visto estar integrado por diferentes clases de documentos. ORIENTACIONES BIBLIOGRAFICAS Gon ser mucho el caudal bibliogratico dedicado a la Paleografia a través de sus tres siglos de existencia como disciplina cientifica, seguramente es mayor el de la Diplomatica, ‘sobre todo si contabilizamos las publicaciones que s6lo parcialmente tengan que ver con ella, como es el caso de las colecciones de documentos y de los catalogos o inventarios de fondos archivisticos. Desde los seis libros De re diplomatica, de Mabillon, en la segunda mitad del siglo xvi, puede afirmarse que no ha habido década sin alguna aportacién intere- sante, al menos de caracter parcial y monografico; las cuales han proliterado extraordina- riamente en los ultimos afos, orientandose con frecuencia a plantear bajo puntos de vista nuevos 0 renovados los problemas basicos y principales de la disciplina. Para los principa- les titulos nos remitimos a la segunda parte del tema sobre historia de la Diplomatica, En orden a la tematica concreta de toda la Unidad 5, pueden recomendarse como més asequibles para el alumno, asi desde el punto de vista pedagégico como del comercial y adquisitivo, los manuales ya clasicos de C. Paoli y G. Bascapé, Diplomética (Florenci: 1942), y A. de Bollard, Manuel de Diplomatique en su vol, |, Diplomatique Général (Pari 1929). Sin embargo, y por lo que hace a las cuestiones concretas que plantea nuestro temé el primero de dichos autores no las contempla especialmente sino diluidas en diferentes capitulos; el segundo si les concede suficiente espacio, en sus paginas 11-31. Reciente es, todavia el trabajo de A.G. Tessier publicado en el vol XI de «L’Encyclopedie de la Plelade» (Paris, 1961) bajo el titulo de Diplomatique y con una problematica que, en su mayor parte, coincide con la de! tema cuya explicacién iniciamos; e igual puede decirse de su Diplomé tique publicada en la coleccién «Que sais-je?» (Paris, 1952). Mas reciente que ninguno puede ser el manual de P. Rabikauskas, con sus respectivos volimenes sobre Diplomatica pontificia (Floma, 1970) y Diplomatica genoralis (Roma, 1971), donde los problemas funda- mentales de la asignatura estan breve y claramente expuestos. En Espana no existe hoy en el mercado un manual o trabajo de conjunto sobre la materia. Hubo las Nociones de Diplomética espafiola, de J. Munoz Rivero (Madrid, 1881); las Nociones de Diplomética, de E. Sarrablo (Alcala, 1941), y el Curso General de Paleogra- fia y Diplomética espanolas, de A.C. Floriano (Oviedo, 1946). Este ultimo, que es en con- junto el mas recomendable y cuyos ejemplares corren todavia con provecho entre los estu- diosos, apenas dedica algunos parrafos (paginas 219-220) a los enunciados de nuestro tema. Lo mismo que el articulo sobre «Diplomatica medieval espafiola» publicado en el Diccionario de Historia de Esparia de \a «Revista de Occidente» (Madrid, 1952). Como consecuencia, éste y los siguientes temas los redactaremos integros en los respectivos apartados de explicaciones complementarias. EXPLICACIONES COMPLEMENTARIAS. 1. CONCEPTO Y DEFINICION DE DIPLOMATICA 1. La palabra diploma. Viene del griego Zhai que quiere decir doblado o plegado en dos partes. En latin la palabra se sustantiviza y sirvid, al principio, para designar diversos ‘objetos escritos, cuya caracteristica fundamental consistia en constar de dos partes plega- das sobre si mismas y cerradas de alguna manera para proteger su contenido textual cuando éste tenia cardcter reservado 0 personal e intransferible. Por ejemplo, los diplomas de ciudadania romana, los de permisos 0 licencias militares, los de franquicia o salvocon- ducto a favor de alguien para viajar en transportes oficiales 0 publicos. Los diplomas po- dian ser de cera, de bronce, de papiro, de madera. (En el Lexikon totius latinitatis de Force- llini pueden verse mas por extenso las aplicaciones de esta voz en la época romana.) Durante la Edad Media el vocablo sigue manteniendo igual o parecido significado, apuntando alguna vez a significar determinados tipos de documentos, prescindiendo de que estuvieran 0 no plegados y cerrados. Pero el sentido documental propiamente dicho le vendra a la palabra diploma de los primeros humanistas italianos, quienes empezaron a aplicarla, primero, a piezas documenta- les procedentes de la mas alta autoridad civil o eclesidstica (emperador, rey, papa) y, luego, @ cualquier documento revestido en sus formas interna y externa de especiales solemnida- des. (Para mas detalles véase el articulo correspondiente del Glossarium mediae et infimae latinitatis, de Du Cange.) Con esa significacién fue aceptado el nombre de diploma y sus derivados por los eruditos (historiadores y juristas) de los siglo xvi-xvil, hasta quedar definitivamente consa- grado por Mabillon en sus De re diplomatica libri sex, que vimos en el tema 3 y veremos mas adelante al exponer los origenes historicos de la Diplomatica como ciencia: haciendo notar ya desde ahora, que, como en tantas otras disciplinas, el nombre resulta menos ade- cuado: sin que proceda, a pesar de ello, dedicarse a criticario y, menos, a rechazarlo. Por consiguiente, podemos decir que hoy Ia voz diploma es sinénima de la voz do- cumento y que la Diplomatica ha pasado de ser etimolégicamente la ciencia de los diplo- mas, a ser en realidad la ciencia de los documentos, tal como los entendemos y explicamos en el siguiente tema 26, cuya primera parte conviene sea leida y tenida en cuenta por los alumnos a partir de ahora mismo. 2. Objeto y fin. Doctrina tradicional. Al entender la Diplomatica como ciencia de los documentos, esta claro que todos y cada uno de éstos, en el conjunto de su entidad fisica a3 PALEOGRAFIA Y DIPLOMATICA y su contenido textual e ideolégico, constituyen el objeto material de aquélla. En eso no hay dificultad, como no sea la que pueda derivarse del concepto de documento que no interesa ahora y resolveremos en el siguiente tema. El problema esta en fijar cual es el objeto formal de la Diplomatica; problema que, a su vez, implica estas tres cuestiones: Primera, qué elementos 0, mejor, qué aspectos del documento interesan a la Diplomatica? Segunda, ,qué accién ha de ejercer ésta sobre aquéllos, es decir, qué papel le corresponde jugar a la Diplomatica y al diplomatista en relacién con los aspectos que puedan interesarle del documento? Tercera, gqué fin ha de perseguirse al jugar ese papel o al ejercer esa accién? a) En cuanto a la primera cuestién, importa notar que el aspecto fundamental de! documento es de naturaleza juridica, tanto que, de faltarie ésta en un grado o en otro, dejaria de ser documento y poco o nada tendrian que ver con él ni la Diplomatica ni el diplomatista. Todos los demas aspectos o elementos documentales |o son en funcién de ‘aquél y estan orientados a la mayor eficacia del hecho juridico contenido en el texto y contexto documental; pueden ser varios y muy heterogéneos, a saber: paleograficos (la es- critura del texto y cuanto tiene que ver con ella), histricos (personas, fechas, sucesos), linguisticos y literarios (formas gramaticales, frases y formulas retdricas, estilo). Son los tres ‘aspectos mas importantes e imprescindibles de toda pieza o unidad documental. Otros mas particulares y especificos dependeran del contenido de! documento y de los datos (ideas y palabras) que plasmen ese contenido. Asi, puede haberlos de cardcter geografico, social, religioso, econdmico, penal, judicial, monetario, metrolégico, mercantil, heraldico, adminis- trativo, politico, cultural, e incluso costumbrista o folklérico. ECual © cudles de estos aspectos interesan al diplomatista? Diriamos que, si quiere legar @ ulcanzat plenamente su objetivo, en un grado o en otro le interesan todos, sin serio dado, en principio, prescindir de ninguno. De ahi que los grandes diplomatistas hayan so- lido ser grandes y asombrosos eruditos, con un conacimiento extraordinario de las materias mas diversas. b) A la segunda cuestién, respondemos diciendo que ese conjunto de elementos o aspectos documentales han de ser analizados y enjuiciados criticamente por el diplomatista en orden, antes que nada, a averiguar la autenticidad del documento, o sea, a saber si es verdadero o falso, y si lo es en todo o en parte, tratando de llegar a concluir que hay 0 no hay concordancia total o parcial entre todos los elementos, internos y externos, que lo forman y lo conforman. Esa busqueda de lo auténtico es, precisamente, la nota caracteris- tica de la definicion de Diplomatica formulada por Mabillon para quien dicha disciplina es el arte o ciencia de distinguir los documentos verdaderos de los falsos, «ars secernendi antiqua diplomata vera a falsis»; definicién que se ha mantenido sin grave controversia casi hasta nuestros dias. ©) El fin principal perseguido por la diplomatica y el diplomatista al jugar el papel critico que decimos sobre los diferentes aspectos documentales, se cifra en el aprovecha- miento y explotacién del documento como fuente histérica escrita, aspirando a sacar de él cuantos datos y elementos puedan servir al esclarecimiento de determinados fenémenos hist6ricos, Con Io cual esta claro que, en la categoria de las ciencias, a la diplomatica habra que clasificarla, y asi viene clasificandose desde sus principios, como ciencia auxiliar de la Historia. Pero no de una historia que se elabore sobre cualquier clase de fuentes. sino sobre fuentes documentales en exclusiva, cuya naturaleza y tundamento hemos dicho que han de ser necesariamente juridicos, Por consiguiente, y quiérase 0 no, la actividad del laa PALEOGRAFIA Y DIPLOMATICA xxv diplomatista ha de verse condicionada por esta doble influencia: la que deriva de! conte- ido juridico de los materiales que maneja, y la que se proyecta desde el fin historiogratico que persigue con el manejo de éstos. 3. Nuevas teorias. Entendemos por tales aquellas que, desde finales del siglo xix han tratado, si no de rectificar, si de retocar mas 0 menos a fondo ese concepto tradicional de Diplomatica y el objeto de la misma. He aqui los principales puntos afectados por di- chos retoques: 1.2 El objeto de la Diplomatica —puntualizan algunos autores— no esta constituido solamente por los documentos medievales, como parecen haber supuesto los primeros di- plomatistas, sino por todos y cualesquiera documentos, asi los més antiguos como los mas modernos, incluidos los actuales. Aun desde el punto de vista historiogratico, que es el que mas nos importa, piénsese que los documentos de hoy, para el historiador del mafana se habrén convertide de algun modo en antiguos. En cuanto a su calidad y contenido, tam- poco cabe excluir ninguno, ni siquiera los puramente administrativos y los documentos lato sensu, que contemplaremos luego especialmente. 2° Aunque la razén de ser y el fondo de todo documento sean algo juridico, el diplomatista, al fijarse el objeto de su accién sobre el mismo, tendré en cuenta tanto y mas que el fondo, la forma del documento: no sélo la material y externa, sino también y antes que ésta, la textual o interna. 3° -A través de los elementos visibles y presentes del documento que constituyen el objeto formal inmediato de la Diplomética, el diplomatista ha de aspirar, como objeto me- diato, a averiguar y conocer la génesis y las fases por que la pieza documental fue pasando desde que se ideo y proyect6 en la mente de alguien hasta que llegé a su estado y mo- mento actuales. 4° Para la historiogratia marxista y sus actuales doctrinarios el principal objeto de la Diplomatica nada tiene que ver con cuanto dejamos expuesto; se centra en los aspectos sociales del documento y en torno a ellos ha de girar, con exclusion o pretericion de cual- quier otro, la actividad del diplomatista. Este habra de considerar antes que nada la funcion social del documento, es decir, su relacién con las personas que intervienen en el mismo y con las clases sociales que representan, las cuales son quienes verdaderamente condicio- an su naturaleza. 5° Segin que la Diplomatica y el diplomatista atiendan especialmente a determina- das clases y a determinados aspectos documentales, han ido surgiendo una serie de divi- siones de nuestra disciplina que, aunque asisteméticas y superticiales, conviene recogerlas entre las novedades que enunciamos. Basta el nombre de cada una para hacerse idea de lo que suponen y de lo que con ellos quiere significarse: Asi tenemos Diplomética general y especial: medieval y moderna; histérica y juridica; elemental y comparada; real, pontificia, sefiorial y privada, segin que los documentos estudiados procedan de la mas alta autori- dad, civil y eclesidstica, 0 de autoridades intermedias o de personas e instituciones particu- lares. 4. Definicion descriptiva. En general, puede decirse que las novedades reflejadas en los cinco puntos anteriores resultan correctas y son aceptables, incluso las de cufio mar- xista, si no fuera por el exclusivismo con que intentan reducir el documento a su sola dimension social, con las naturales conclusiones prejuzgadas y torcidas. En realidad, tales novedades no son mas que ampliacién o puntualizaciones de la idea y de la doctrina di- 14s PALEOGRAFIA Y DIPLOMATICA plomaticas tradicionales, Bueno sera, no obstante, tenerlas en cuenta a la hora de formular una definicién de la Diplomatica, descriptiva 0 explicatoria, que podria ser ésta: Ciencia del documento al que analiza criticamente en todo su conjunto, pero especialmente en su forma, génesis, evolucién, tradicién y conservacién; disponiendo dicho analisis en orden a demostrar su autenticidad y a establecer su valor como fuente historica. En los temas siguientes volveremos sobre cada uno de los términos que componen dicha definicion y sobre cuantos factores y circunstancias puedan tener especial relacién con ellos. ll, METODO DIPLOMATICO ‘Como en Paleogratia y como en cualquier otra disciplina cientifica con relacién a su objeto formal, entendemos aqui por método, de una parte, el conjunto de normas y princi- ios que deben presidir la accién del. diplomatista en relacién con los documentos, y de otra, la serie de procedimientos y reglas concretas a través de los cuales habran de apli- ‘carse esos principios. Enunciaremos por separado unos y otras: 1. Principios metodolégicos. Los més importantes para una labor eficaz del diploma- tista, pudieran ser éstos: a) Saber distinguir siempre y en cada caso entre autenticidad diplomatica y autenti- cidad histérica. Aquélla es condicién de todo documento que, al ser examinado, se mues- lta, externa e internamente, tal y como calié de la mente de quien lo pensé y de las manos de quien materialmente lo hizo. En cambio, para la autenticidad histérica basta con que sean verdaderos y exactos los hechos que se consignan en el documento. La primera no ‘supone la segunda, y viceversa; 0 sea, que puede un documento ser diplométicamente au- téntico y no serlo histéricamente, o al revés. Por ejemplo, si una copia de un documento quiere hacerse pasar por original y repite fielmente el texto documentado y las ideas conte- nidas en él son verdaderas, tendremos un caso claro en que concurren autenticidad histé- rica e inautenticidad diplomatica. EI fenémeno contrario nos lo ofrecen los Ilamados «falsos de cancilleria» 0 sea, documentos originales expedidos con todas las formalidades por la oficina encargada de prepararios y expedirlos, pero cuyo texto contiene datos falsos meti- dos por error 0 por malicia. b) Tratar de averiguar y establecer la tradicién del documento, distinguiendo entre original u originales y copias en sus diversos tipos, ©) Examinar y conocer a fondo los caracteres normales del documento, asi internos como externos, desde la materia sobre que esta escrito y la tinta con que fue trazada su escritura hasta el estilo del texto o discurso documental, con las palabras e ideas que forman el mismo, sin despreciar ninguna. 2. Aplicacion de principios, 0 sea operaciones concretas que el estudioso de los documentos ha de llevar a cabo para aplicar con efectividad dichos principios y concluir con la mayor seguridad posible sobre cada uno de los aspectos documentales a que se refieren aquéllos. a) Para averiguar la autenticidad de un documento se procederé por los siguientes pasos: 146 PALEOGRAFIA Y DIPLOMATICA xxv 1.2 Armarse de prudencia y ecuanimidad evitando todo interés 0 apasionamiento previos que prejuzguen la condicién de auténtico o inauténtico, 2° En principio y en caso de duda, habra de estarse a favor de la autenticidad siempre que ésta se halle avalada por una tradicién constante. 3° En principio, no debe suponerse nunca mala voluntad por parte de quien hizo el documento, de suerte que cuando se descubran errores que no afecten a su sustancia y adiciones 0 notas aclaratorias de sentido razonable, no han de tomarse como indicio de falsiticacién. 4° Si se observa que hay contradicién entre los datos suministrados por un docu- mento y los de cualquier otra fuente histdrica, habra de otorgarse mayor credibilidad a los primeros. 5° Si se llegare a la conclusién de que el documento no es auténtico, conviene averiguar. hasta donde sea posible, las causas de su inautenticidad, que Mabillon reduce a estas tres clases: Primera, ex caducitate, 0 sea, cuando solo se ha pretendido sustituir un original deteriorado por otro nuevo. Segunda, ex iactura, cuando la sustitucién se hace por haber desaparecido el original primitivo. Tercera, ex dolo malo, 0 sea, premeditadamente, con intencién de engafiar a quien sea b) Para conocer la tradicién de un documento distinguiendo entre originales y co- pias y valorando su respectiva calidad diplomatica, seran necesarios una serie de conoci- mientos y regias, que la observacién y la experiencia han ido elaborando y que estan reco- gidos en el siguiente tema 31, al cual nos remitimos. Nos referiremos ahora solamente a la critica de que han de ser objeto las copias documentales cuyo texto interesa mucho esta- blecer y fijar, segan reglas que constituyen la especialidad llamada ecdética, la cual no es Privativa de los documentos, sino aplicable a toda clase de textos, narrativos, literarios, etc. ©) Para poder abarcar el conjunto de caracteres externos e internos en que necesa- riamente ha de plasmar todo documento, el diplomatista debe estar iniciado, siquiera al minimum, en una serie de disciplinas, tantas cuantos aspectos vimos que podian ofrecer en su diversidad las piezas documentales de determinada época, de determinada regién, etc. Como regla practica para proceder con sensatez y realismo en campo tan inmenso, se aconseja al estudioso de los documentos disponer de una bibliografia complementaria (pa- leogratia, onoméstica, instituciones juridicas, numismatica, toponimia, metrologia, etc.) a la que pueda acudir en cada caso para ayudarse en la solucién de los problemas que le planteen los variados aspectos documentisticos. d) Para el estudio y fijacién de las fases por que ha ido pasando cualquier docu- mento desde que fue ideado por su autor hasta que llegé a poder de su destinatario y éste lo registré, 0 lo copié o Io archivé o Io retransmitié 0 lo destruyé o lo abandoné simple- mente, e! diplomatista no puede dejar de conocer cuanto concierne a formularios documen- tales, cancillerias, notarios, archivos, etc., y no sélo en general sino en relacién concreta con el documento o series de documentos que le interese enjuiciar especialmente. 3. RELACION CON OTRAS DISCIPLINAS. a) Ha de tenerlas la Diplomatica, después de cuanto dejamos dicho, con la Histo con el Derecho y con la Filologia o Historia de la Lengua, a los cuales sirve en calidad de xxvino PALEOGRAFIA ¥ DIPLOMATICA ciencia auxilir, suministrandoles datos y conclusiones que aquéllas aprovechen para sus Tepectivos fines. La primera, para construir la historia en torno & hechos, personas, institu- Cones que sean aludidas 0 afectadas por tales © cuales documentos, La segunda, para ‘garantizar la pureza y legitimidad de los hechos juridicos (positives 0 negativos) que se sorvan de todo ente documentistico. La tercera, para que los fendmencs lingiisticos de {que son fuente abundosa los textos documentales puedan sot aprovechados por el fildlogo 3o1 lingista con seguridades sobre su procedencia geografica, su ‘encuadramiento crono- logico, su origen social. etc. ‘Todo lo cual en modo slguno presupone ninguna clase de confusion. entre Diploma- tica e Historia, 0 Diplomatica y Derecho, o Diplomatica y Filologia. puss distintos son sus objetos formales, su fin inmediato y su método especitico. Nt siquiera cabe identificar, a riingin grado, como se ha pretendido, Diplomatica @ Historia del Derecho o de las Institu- clones juridicas. b) Mas relacionada que con ninguna otra, es evidente que habia de estar nuestra disciplina con aquellas cuyo objeto material inmediato sea también el documento. Se trata Gn concreto de la Paleografia, la Archivistica y la Sigilografia. La primers hemos visto que Se interesa por la escritura del documento y que nacio como auxilar al servicio de la Diplomética, pero sin confundirse con ella. Recuérdese del tema 2 aquella comparacion de que la Paleogratia estudia el cuerpo del documento, 5 decir, 12 escritura y los demas ele- ave tes extrinsecos: mientras la Diplomatica estudia el alma, o sea, el discure documental ce eu estructuraccci6n literaria o retorica y en su contenido de ideas y pensamientos. La Archivistica y los archivos vimos en el tema 24 que tienen su unica razon de ser ton los documentos, concretamente, en la conservacion y clasficacion de los mismos. No Sabe, pues, interferencia con la Diplomatica, la cual lo que si ha de hack seré suministrar gh archivero conclusiones y criterios que presidan su labor conservadora y clasificadora. La Sigilogratia puede enjuiciarse como un capitulo de ta Diplomatica, puss su objets formal y su finalidad altima estan constituides por el «sigillum- 0 selio. ave no vs te oe formal ¥ fundamental e importantsimo entre tos de validacién del documento, al cual nos referiremos de modo especial en el tema 29. c) Otra serie de materias cientificas tendran que ver menos estrechamente con la Diplomatica y son las que corresponden a aspectos del documenta A incidentales 0 a0- Dr ee too ta Geogratia, 1a Cronotogia, fa Economia, ta Sociologia, ete. 1 relacién Bee etek Gita ute Go ans clncipinas he Ge oor mutus, y Consens oe Oe inter- aoe aie esultados, los que salgan del andlisis del documento e intoresen @ Co cien- car ios que éstes puedan ofrecer al diplomatisia para que reaice su labor critica docu- clas sig Ia luz de los principios y conclusiones establecidos por elas. Nada més refido, pues, con el auténtico método diplomatico ave pretender proyectar en exelusiva el estudio del documento facia alguno de e508 aspectos. Po importantes que parezcan, como ocurre, de parte de los historiadores marx's0s con la funcién social del re umento, Batelli replicé a éstos muy certeramente en e! Congreso: Internacional de Cien- Chae Histéricas de Viena en 1965, diciendo: «La Diplomatica © state paragonata alle scienze Seatte per il suo carattere positive, perche osserva i {atti al dl fuori di ogni ideologia. Se si Sdottassero presupposti ideologici, si torerabbe indietro di tres secoli al tempo dei bella diplomatica» 148 PALEOGRAFIA Y DIPLOMATICA xxvint Ill, HISTORIA DE LA DIPLOMATICA 1, Antecedentes. igual que vimos con la Paleografia, ocurre con la Diplomatica: que su estructuracién como ciencia es algo reciente y que antes de organizarse como disciplina cientifica recorrié una serie de etapas previas que bien podemos calificar de prehistoria 0 antecedentes diplomaticos. ‘Se manifiestan dichas etapas y se ensayan dichos antecedentes en las dos vertientes fundamentales de todo documento: a histérica que suministra datos sobre determinados fendmenos histéricos, y Ia juridica que encierra derechos y obligaciones, en relacién con personas y colectividades concretas. a) En lo historico. E1 hecho de extraer de determinados documentos noticias o tes- timonios de caracter histérico es muy antiguo, al menos en lo que se refiere a documentos publicos. Lo hizo Tucidides para su Historia de/ Peloponeso, y Tito Livio para demostrar la alianza entre albanos y latinos en tiempos de Tulio Hostilio, mientras Flavio Josefo se sirve de diversos edictos imperiales para fundamentar pasajes de sus Antigdedades judaicas. En la Edad Media se acentua el recurso de los historiadores a los datos contenidos en diplomas; por ejemplo, en el caso de Orosio y Paulo Didcono y sus Historias respectivas. Elocuente es al respecto el hecho de que Ludovico Pio, en pleno siglo ix, recomendara al abad Hilduino servirse para su obra sobre San Dionisio Areopagita, no sélo de libros escri- tos por autores griegos y latinos, sino también por los documentos conservados en arma- rios de la iglesia de Saint Denis, de Paris, que se crefa haber sido la sede episcopal ocu- pada por el santo. Pero en todos estos casos y otros andlogos de la baja Edad Media falta habitual- mente todo andlisis critico del documento suministrador de noticias. Ello hace que se tenga por extraordinario e! caso del dominico francés Bernardo Gui que, en el siglo xiv, se im- puso la tarea de rectificar fuentes histérico-narrativas contrastandolas con datos y noticias tomadas de documentos. b) En Io juridico. Esa critica documental que falta casi absolutamente en el aspecto historico, puede decirse que se presenta mas avanzada en los aspectos documentales juridico-practicos. Asi, algo tienen que ver con ella ciertas disposiciones legales de época romana y bizantina sobre las formalidades que se exigian para admitir la legitimidad y no falsificacién de determinados documentos; por ejemplo, la «novella» LXXIIl de Justiniano sobre la fe que habia de otorgarse a los testimonios documentales. Pero el primer intento verdaderamente importante de sistematizar la critica diploma- tica con observaciones y reglas de alcance general hay que buscarlo en la Edad Media y Vincularlo al nombre del papa Inocencio Ill quien, tomando ocasién de una falsa bula pre- sentada al cabildo de Milan para la provision de un beneficio y devuelta a Roma como sospechosa por dicho cabildo, establecié una serie de criterios que habian de tenerse en cuenta al juzgar sobre la autenticidad de los documentos emanados de la cancilleria apos- tolica. Los enunciamos a continuacién: 1. Observar si el sello es 0 no auténtico, y si, siéndolo, no ha sido arrancado de su documento primitive y unido a otro que quiera hacerse pasar por verdadero. 2.° Hacer lo mismo con los filamentos que lo ligan al pergamino de la pieza docu- mental 149 xxvine PALEOGRAFIA Y DIPLOMATICA © Observar si en el texto hay raspaduras y si afectan a palabras o frases importan- tes de que pende la naturaleza y el sentido del documento. 4 Cuando varias bulas forman un conjunto 0 serie en torno al mismo asunto, con- viene controlar que no se ha deslizado 0 introducido alguna falsa. Del campo de los documentos pontificios trascendieron muy pronto dichas normas a los demas campos, sobre todo al de los documentos regios, aplicandose desde el siglo xi en las cancillerias europeas, donde van surgiendo oficiales expertos en el peritaje diploma- tico. También se produciran éstos al contacto con los fondos documentales que se acumu- lan en los archivos mas importantes. Asi, del de los reyes de Francia salieron, redactadas por el archivero Gerard de Montaigu, una serie de observaciones sistematizadas a modo de coleccién, sobre critica diplomatica. ©) Los humanistas. Nos referimos una vez mas a los i ritos de la Diplomatica como lo fueron de la Paleogratia a titulo de instauradores de la escritura humanistica (tema 21). En el terreno de los documentos puede decirse que fueron los primeros en proyectar la critica diplomatica, asi sobre el lado historic de los documen- tos como sobre el juridico. ianos que serén tan benemé- Individuaimente se han hecho famosos el propio Petrarca por el sagaz andlisis a que ‘sometid dos falsos documentos, atribuidos respectivamente a Neron y a César, sobre los que pretendia basarse la independencia de Austria con relacién al Imperio germanico, y Lorenzo Valla, oélebre por la impugnacién que hizo de la famosa donacién de Constantino al papa Silvestre, que habia sido hasta entonocs ol fundamento juridico-histérico de los Estados pontificios. La invencién de la imprenta fue también causa del notable progreso de la critica diplomatica a partir del siglo xv, pues contribuyé a la difusién facil y rapida de muchos textos documentales, a los que hasta entonces no podian llegar mas que los iniciados en el conacimiento de los archivos. 4) Las polémicas religiosas y las guerras de documentos. Las primeras, que se en- seflorearon sobre Europa a partir del siglo xvi, fruto de la Reforma luterana, contribuyeron no poco al examen critico de los documentos y al empleo de los mismos para defender las contrarias posturas religiosas de protestantes y catélicos. El cardenal Baronio puede consi- derarse patriarca de este nuevo método historiogratico, basado principal, si no exclusiva~ mente, sobre piezas documentales. Sus Annales ecclesiastici (Roma 1578-1883), redactados como réplica a la Eclessiastica historia de los Centuriadores de Magdeburgo (Basilea 1560- 1574) caminan sobre documentaciéon de primera mano y tan rica de datos como podia ser, en cuestiones de Iglesia, la del Archivo Vaticano. Pero, ademas, viene a ser el primer autor que cita los documentos con rigor critico, los analiza y discute o los inserta integros en su narracién, con buenos criterios selectivos. A partir de él los historiadores, bien de temas generales, bien de temas eclesiasticos, 0 biogréticos, o locales, —que se ponen entonces muy de moda— se acomodaran al nuevo estilo, utilizando toda clase de fuentes documenta- les que con verdadera profusién, se insertan, se alegan, se discuten 0 citan En el terreno juridico tampoco mengué, sino al contrario, el aprovechamiento para fines précticos de los depésitos documentales, con la consiguiente critica de los mismos. Juristas, politicos, eclesiasticos, genealogistas recurren atanosamente a los archivos para plantear reivindicaciones y defender o atacar derechos. Las controversias en este sentido 130, PALEOGRAFIA Y DIPLOMATICA xxvins alcanzaron en Alemania tal grado de apasionamiento que el historiador Ludwig las |lamé bella diplomatica 0 guerras de documentos. Nacieron éstas de las disputas subsiguientes a la Paz de Westfalia por razon de soberania, posesién y dominio de ciudades y monasterios, cuyos titulos no eran otros que los antiguos documentos esgrimidos ahora con el mayor encono. 2. Aparicion de la Diplomatica como ciencia. Periodo fundacional. Al cabo de tantas luchas, el aspecto documental juridico-practico empieza a perder terreno y a ceder ante una mayor estimacién del documento como fuente historica. ) Papebroeck. La nueva tendencia hist6rico-documental se manifests pronto en el campo de la Hagiografia a través de la Sociedad de los bollandos fundada en Amberes por el jesuita Juan Bolland, y de la publicacion de los primeros volumenes de su Acta Sanc- torum en 1643. Miembro de ese grupo o sociedad de los bollandistas, como se llamé oficial- mente, fue Daniel Papebroeck que aporté al equipo de hagiégratos un método critico tan riguroso que rayaba en lo hipercritico, expuesto y aplicado por él en la primera parte de su conocido Propyleum antiquarium (ver en tema 3, pag. 46), titulada «De veterum funda- tionum, donationum, privilegiorum instrumentis discernendis», que quiere decir: Sobre los documentos de las antiguas fundaciones, donaciones y privilegios y la manera de discernir- los; discernir, se entiende, los falsos de los verdaderos. En ella trataba de establecer unas reglas precisas de critica diplomatica, tan demoledoras con relacién a los documentos al- tomedievales que por fuerza habia de provocar enseguida la reaccién de otros grupos de historiadores y documentalistas. ) Mabillon. La reaccién més sesuda y eficaz, ya vimos en el tema 3 que corres- pondié al monje benedictino Jean Mabillon con su célebre obra De re diplomatica libri sex, que es como el primer tratado cientifico de nuestra disciplina. Trata en el primer libro sobre la materia, el concepto y las clases de documentos; en el segundo, del estilo y las formulas diplomaticas; en el tercero rechaza los criterios de Papebroeck; en el cuarto estudia las distintas procedencias de los documentos; en el quinto, su escritura; en el sexto, transcribe y comenta una larga coleccién de diplomas. Ya dijimos que el éxito cientifico de Mabillon fue no sélo sélido, sino espectacular y clamoroso. El mismo Papebroeck se le rindié con singular nobleza y elegancia de espiritu, lo cual le llev6 a escribir al benedictino una ejem- plar carta (20 de julio de 1683), diciéndole que su Unica satistaccién por haber escrito sobre materia de documentos la ponfa en haber dado pie para que se escribiera una obra tan acabada y completa como el De re diplomatica. No puedo dejar —terminaba— de admi- rar una modestia tan grande junto a una erudicién tan profunda. 3. Siglo xv. La obra y las teorias de Mabillon se difundieron répidamente en Eu- ropa. Su influencia sobre los diplomatistas que le siguieron de inmediato fue decisiva, limi- tandose éstos a una labor més cuantitativa y préctica que otra cosa, sin novedades doctri- rales ni tedricas. Su principal mérito hay que verlo en la aplicacién que hicieron de los principios mabillonianos a nuevas series de documentos; entre ellos, algunos pontificios, y otros, de cardcter privado. También en el tiempo supieron rebasar el siglo xu, del que Mabillon no habia pasado. Prescindiendo de otros nombres y titulos citaremos como obra més tipica y represen- tativa en todo este siglo xvili el Nouveau Traité de Diplomatique de los benedictinos Tous- tain y Tassin (Paris 1750-1765) que se proponian simplemente completar el De re diploma- tica. Su propésito fue ampliamente logrado, pues entre otros avances apreciables, pusieron los fundamentos de la diplomatica pontificia, esbozaron un tratado de Cronologia aplicada a Is xxvna PALEOGRAFIA Y DIPLOMATICA documentos y desarrollaron la distincién clasica entre caracteres documentales externos © internos. 4, Siglo xix. Como consecuencia de la revolucion francesa y los trastornos de todo orden que trajo consigo, a comiienzos de la centuria decimonona el documento ha per- dido casi absolutamente su interés juridico, aumentando desmesuradamente su interés his- torico; circunstancia que iba a repercutir ventajosamente en el desarrollo de la Diplomatica, cuyas notas principales serén éstas: 1." Especializacién de temas, con preponderancia sobre las obras generales y de conjunto del siglo anterior; de dicha especializacién el método de la Diplomatica saldra muy renovado. Los dos gigantes de la especializacién que decimos y de la renovacién de métodos no aparecen hasta la segunda mitad del siglo y son Teodoro Sickel y Julio Ficker, profesor el primero de la Universidad de Viena, y el segundo de la de Innsbruck. A Sickel se le considera padre de la Diplomatica moderna. Sus principales obras son: Beltrage zur Diplo- ‘matik o Contribucién a la Diplomatica (Viena, 1861); y Acta regum et imperatorum karolino- rum, © Documentos de los emperadores y reyes carolingios (Viena, 1866). EI nombre de Ficker va unido como a obra mas relevante a su Beitrége zur Urkundenlehre o Contribucion fal estudio de los documentos (Innsbruck, 1877), donde perfil con profundidad y nitidez la jistincién entre las dos fases principales del documento, la «actio» y la «conscription. El mas notable continuador de la linea diplomatistica de los dos profesores austriacos ha sido Briinner con sus estudios, ya clasicos, sobre el documento privado. 2 Difusion de la ensefianza de la Diplomatica y creacién de nuevos centros para impartirla, como Ecole des Charts de Paris, inaugurada en 1821. Por delante habian ido algunas Universidades alemanas e italianas, como las de Gottinga y Bolonia, y algunas es- cuelas de archiveros y bibliotecarios. 3." Creacién de las grandes Sociedades e Institutos histéricos, cuyo fin primero iba ‘encaminado al conocimiento y explotacién de las fuentes documentales. Primera y principal fue la Sociedad para el estudio de la antigua historia alemana, fundada en 1919, cuya mani- festacion mas espléndida corresponde a la magna coleccién «Monumenta Germanie Histo- rica», cuya seccién de Diplomas estuvo dirigida por Sickel. En Roma y en torno a los ricos fondos del Archivo Vaticano fueron surgiendo una serie de Institutos hist6ricos por nacio- nes que habian de contribuir poderosamente al desarrollo de los estudios documentisticos. 4.2 Aparicién de nuevos tratados 0 manuales de Diplomatica, como el de H. Breslau, profesor de las Universidades de Berlin y Estrasburgo, quien publicd en 1889 su Handbuch der Urkundenlehre, que aun hoy mantiene vivo su interés. Lo mismo que el Manuel de Diplomatique de A. Giry (Paris 1893) que es como una suma o compendio de cuanto al documento se refiere 0 puede referirse, con amplias nociones de Cronologia, Numismatica, Toponimia, ete. 5.4 Siglo xx. Puede decirse que en lo sustancial se sigue y desarrolla la linea fuerte de la segunda mitad del xix marcada por Sickel, Ficker y Brunner, con representantes tan conspicuos como el italiano Schiaparelli, autor de una serie de monogratias interesantisimas sobre diplomas reales, el notariado medieval, el documento romano, el documento longo- bardo, etc. 132 PALEOGRAFIA Y DIPLOMATICA xxvns La principal novedad de este siglo hay que ponerla en Ia revisién emprendida desde quince 0 veinte aos por casi todos los espe en la materia sobre puntos to- cantes a la naturaleza, fines y métodos de nuestra disciplina, donde son relevantes, entre otros, los nombres de Bartoloni, Fichtenau, Petrucci, Sebanek, Pratesi, Battelli, Rabikauskas. Quizés la explicacién de esa coincidencia en afanes revisionistas haya que buscarla, en buena parte, en Ia creacién, el aflo 1968, dentro de la Asociacién Internacional de Ciencias Historicas, de la Comision Internacional de Diplomética, con sus congresos, proyectos de trabajo sobre Diplomatica comparada, informacién bibliografica, ete. 6. La Diplomética en Espafa. Ha seguido, bien que con pocos brios, una evolucion Paralela a la del resto de Europa, que acabamos de ver. Su exposicién la remitimos a la siguiente Unidad 6, donde servira de Introduccién a la Diplomatica especial, cuyos temas se tefieren casi en su totalidad a documentacion espafiola, 153 | | TEMA XXVI CONCEPTO, DEFINICION Y GENESIS DEL DOCUMENTO ESQUEMA/RESUMEN Documento-instrumento, Documento histérico. Documento juridico. Documento diplomatico estricto. Documento diplomatico lato. Nomenclatura de! documento. |. Concepto y definicién oonenn a) Documento dispositivo y docu- mento de prueba. b) Documento pablico y documento privado, ©) Otras clasificaciones. | 7. Clasificacion de los documentos. Autor y destinatario. 2. Actio y conscriptio. a) Petitio b) Intercessio, erase celane ©) Interventio y consentio. ) Testificatio. e) Sincronismo de la actio y sus fa- ses. I. Génesis del documento a) _lussio 0 rogatio. b) Minuta o borrador. 4, Fases de lacons- | c) Mundum o puesta en limpio. criptio a) Recognitio. e) Validatio. 1) Expeditio. 137 INSTRUCCIONES PARA EL ESTUDIO DEL TEMA Supuesto, del tema anterior, que la Diplomatica es la ciencia de los documentos, urge empezar a explicar cual es la idea 0 concepto que responde a dicho vocablo, y cuales los problemas principales que giran en torno al mismo. Con ello el alumno no solo comple- mentaré y pondra mas en claro nociones del tema 25, sino que se equipard de los conoci- mientos necesarios para adentrarse con provecho en los siguientes temas. Por lo que al presente se refiere, nétese que va dividido en dos partes principales una, la primera, que responde a lo que pudiéramos llamar cuestiones fundamentales: qué es el documento, para qué sirve, cémo se clasifica y denomina, etc.; la segunda, en cambio, entra ya en un area singular y concreta del mundo documenta: la de su génesis, 0 sea cémo nace, crece y llega a su plenitud cualquier pieza documentaria. Algunos puntos del tema seguirén resultando, ademas de nuevos y poco o nada conocidos, demasiado concep- tuosos, con la consiguiente dificultad para su comprensién y asimilacién. Lo cual quiere decir que el alumno ha de estarles particularmente atento. ORIENTACIONES BIBLIOGRAFICAS Las dos partes del tema son capitulo obligado en todos los manuales de la disciplina, Nuestra exposicion ira montada principalmente sobre los dos primeros apartados de la Di- plomatica, de Paoli, «Definizioni e nozioni generali» (paginas 17 y 26) y «Preparazione e fattura dei documenti» (pagina 57): asi como sobre la segunda parte de la Introduccién del Manuel de Diplomatique, de Bouard, «Notions fondamentales et definitions» y sobre el pri- mer capitulo de su libro |: «La genése des actes». El Curso General, de Floriano Cumbrefo, se ocupa del tema en el apartado Ill de su Parte general, parrafos primero y tercero (pagi nas 220, 224 y 250). Otra bibliografia mas especializada y monogratica ira saliendo sobre la marcha de nuestras explicaciones, que desarrolian el tema completo. Como de acceso posiblemente mas facil para los alumnos, a través de las dibliotecas de los Colegios Notariales. adelanta- mos ya la obra de A. Nunez Lagos. Hechos v derechos en e! documento publico, Madrid. 1945, EXPLICACIONES COMPLEMENTARIAS CONCEPTO Y DEFINICION DE DOCUMENTO. A la palabra documento responden una serie de conceptos y realidades que, coinci- diendo en algo muy elemental y basico, difieren —algunos por lo menos— en aspectos que Podriamos considerar esenciales. Enunciaremos dicha serie, empezando por aquellos con- ceptos que pueden quedar mas fuera de la drbita de la Diplomatica y terminando en los que caen mas dentro de ella. 1. Documento-instrumento. Entendemos por tal cualquier testimonio escrito u oral destinado a dar fe de un hecho. A esta idea de documento responde la definicién del célebre jurisconsulto romano Paulo, recogida luego por Justiniano en las Pandectas: «Ins- trumentorum nomine ea omnia accipienda sunt quibus causa instrui potest». Lo mas tipico de dicha definicién esta en que el instrumento que da ple para instruir una causa, pueda ser un testimonio escrito 0 un testimonio oral, identificandose este segundo con cualquier persona que testifica sobre algo verbalmente: «Et ideo —dice el propio Justiniano— tan testimonia quam personae instrumentorum loco habentur». Huelga decir que esta idea de documento no interesa propiamente a la Diplomatica. 2. Documento historico. Se considera y se llama asi cualquier testimonio escrito que pueda dar fe de un hecho, pero careciendo de forma y fuerza legales; por ejemplo, una ‘cronica, unos anales, una inscripcién sepulcral. Lo especifico en este caso esta en no tener ni formalidades ni efectos legales, por lo cual no s6lo no resulta de interés para la Diploma- tica sino que resulta contradictorio con ella. 3. Documente juridico. Por tal se entiende cualquier testimonio escrito, legalmente valido, destinado a ser prueba juridica de un hecho. Lo tipico de este concepto documenta! hay que ponerlo en aquello de ser legalmente valido para ser prueba juridica, cuyas notas faltan precisamente al anterior. 4. Documento diplomatico estricto. Se detine asi: cualquier testimonio escrito sobre un hecho de naturaleza juridica, en el que concurren determinadas y especiales formalida- des —variables segun las circunstancias de persona, lugar, tiempo y materia— dandole fuerza de prueba. Se trata de la definicién, ya clasica, establecida por el ilustre diplomatista Teodoro Sickel en su obra Acta regum et imperatorum karolinorum. Lo caracteristico de esta idea de documento hay que ponerlo en las especiales formalidades de que ha de ir revestido el testimonio escrito. 161 PALEOGRAFIA Y DIPLOMATICA Algunos autores entienden, y con razén, que a la celebrada definicion de Sickel —de- finicion diplomatica por excelencia— le falta un elemento importante, el que se refiere a las posibilidades hist6ricas del documento. Paoli trata de subsanar esa falta diciendo que do- cumento son aquellas escrituras que tienen a un tiempo cardcter histérico y juridico y van revestidas de especiales formalidades externas. Floriano puntualiza mAs sobre dichas posibi lidades y define al documento estrictamente diplomatico como «la supervivencia escrita que perpetua hechos de naturaleza juridica y que, formulada o redactada sin intencionalidad histérica, sirve no obstante a la historia como fuente primordial y directa». 5. Documento diplomatic lato o en sentido amplio, se consideran cualesquier escri- turas de caracter legal, histérico y administrative que existen en los archivos y tienen al- guna relacién con los documentos propiamente dichos. Por ejemplo, proyectos de leyes y Ordenes, minutas y borradores, relaciones de noticias y sucesos, cartas, solicitudes, cuentas, informes, listas y estadillos de personal, etc., todos los cuales, al menos indirecta y parcial- mente, pueden ser objeto de la Diplomatica. Tan pueden serlo que el archivologo R.H. Bautier llega a proponer la tesis, exagerada ciertamente, de que el objeto, asi material como formal, de la Diplomatica es algo muy simple y se identifica con cuanto hay conser- vado en los archivos. 6. Nomenclatura 0 nombres que se han empleado como sinénimos o sustitutos de la palabra documento. Tiene interés el conocerlos, para no confundirse cuando se lean autores de otras épocas que los usan 0 autores actuales extranjeros que tengan su termino- logia propia y distinta. He aqui los principales, expresados en latin, que es la forma mas, frecuente de expresarios, incluso modernamente: Diploma, acta o actum, instrumentum, scniptura, pagina, chara, litera, epistola, preceptum, privilegium, mandatum, testamentum, chirographum». Insistimos en que se trata de nombres referidos al documento en general, sin entrar fen los que se aplican a tipos documentales concretos, donde la serie de nombres que veremos luego es casi infinita, sobre todo en boca de algunos autores medievales y del siglo xv Importa mucho tener presente, para evitar posibles confusiones, que alguno de esos nombres genéricos que acabamos de dar, se han empleado en ocasiones para desig- nar especies documentales determinadas y concretas. Tampoco hay norma segura ni fija para decidir si los nombres en cuestién contemplan especialmente al documento en sentido estricto 0 en sentido lato, Los modernos autores alemanes y franceses (BoUard, por ejem- plo) dedican amplios espacios a discutir este ultimo punto, engendrando, a nuestro juicio, mas confusién que claridad 7. Clasificacién de los documentos. Para estableceria pueden seguirse diferentes cri- terios, por ejemplo, las diferentes personas o instituciones de que proceden, la naturaleza de su contenido, su forma externa, los efectos juridicos que producen, la nomenclatura ‘empleada en diferentes épocas, los sistemas de tradicién y conservacién, la organizacién de las oficinas expedidoras, etc. Las dos clasificaciones de alcance mas general parecen ser las que se fundan en los efectos juridicos del documento y en la categoria de los autores del mismo. A ellas nos referimos seguidamente. a) Document dispositive y documento de prueba. La diferencia entre uno y otro ‘esté en su mayor 0 menor relacién con la accién o hecho juridico que encierra la pieza documentada y las consecuencias de aquélla, Asi, cuando dicha relacion se limite @ consig- nar y perpetuar el puro recuerdo de tal hecho y a servir, si llegara el caso, de testimonio sobre el mismo, tenemos un documento de prueba. Al contrario, si el documento, ademas 162

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