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Escucha Cataluña, escucha España


o ELENA PITA
o Madrid

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 13 sep. 2017 02:58

Juan-José López Burniol, Josep Piqué, Josep Borrell y Francesc de Carreras. SERGIO
ENRÍQUEZ-NISTAL
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Son cuatro catalanes, voces nada sospechosas de connivencia, y un sólo altavoz. Su


signo político es dispar pero su opinión ante el referéndum y el martillo secesionista,
unánime. Han escrito un libro a cuatro manos, que se publicó mientras en el Parlament
se escenificaba el triste sainete de una asonada golpista. Les hemos preguntado cómo se
puede evitar el referéndum, qué han de hacer los demócratas catalanes ante el desafío y
cómo eludir la tragedia victimista que los secesionistas están provocando.

Francesc de Carreras: "Empieza a romperse la espiral del silencio"


Francesc de Carreras. Catedrático de Derecho y fundador de Ciudadanos. SERGIO
ENRÍQUEZ-NISTAL
Puede evitarse el referéndum y, más allá, la secesión? -pregunta Crónica a De Carreras,
uno de los cuatro autores de 'Escucha, Cataluña. Escucha, España' (Península)
El referéndum no se celebrará, es manifiestamente ilegal, las instituciones del
Estado de Derecho lo impedirán. Y no habrá secesión, no hay acuerdo ni con
España ni dentro de Cataluña. No lo permite ni el Derecho interno ni el
internacional.
¿Qué deben hacer los demócratas catalanes si la consulta se lleva a cabo: abstenerse o
votar no?
Abstenerse. En una democracia nunca debes participar en actividades ilegales.
¿Por qué no se han organizado los catalanes partidarios de la democracia contra los
secesionistas por decreto? ¿Es esto lo que uno de ustedes refiere como «la espiral del
silencio»?
Los nacionalistas, desde los años 80, han conseguido imponer como
políticamente correcto aislar al PP. Convencieron de esto al PSC, que todavía no
se atreve a hacer un frente con PP y Cs. Lo mismo sucede con las fuerzas
sociales -empresarios, intelectuales, profesionales...- que no son
independentistas. Sí, se ha logrado crear una espiral del silencio que ahora
empieza a romperse.
¿Este «bucle agotador de tensión y desconfianza mutuas» (Josep Borrell) es un «bucle
melancólico» (Jon Juaristi) o una pataleta fiscal y por la cuota de poder?
Es una mezcla de sentimientos e intereses creados.
¿Acabará esto en tragedia tal y como desean algunos secesionistas?
Es una farsa. Puede acabar como drama o tragedia.
¿La solución pasa por reconocer que España es una nación de naciones y un solo
Estado? ¿Cuáles son a su juicio esas naciones?
La respuesta pasa por hacer comprender a la gente que esto de las identidades
colectivas, por ejemplo, las naciones en sentido identitario, es una manera de
embaucar a los ciudadanos, de dividirlos para dominarlos mejor. Si miramos
alrededor, los mismos motivos que hay para decir que España es una nación de
naciones podríamos también achacárselos a Francia, Italia o Alemania.
¿Qué cambios significativos acarrearía en realidad tal reforma constitucional?
Habría que discutirlo. A mi parecer deben hacerse muy pocos cambios; la
Constitución aún da para mucho.
Ocultar los conflictos socioeconómicos bajo el nacionalismo y una ideología contraria a
la pluralidad es según ustedes el fundamento pujolista del procés de construcció
nacional. ¿Se puede ser nacionalista y a la vez plural, donde plural sería lo contrario de
excluyente?
El nacionalismo identitario siempre es excluyente, por naturaleza nunca es
plural. Lo hemos visto en Cataluña desde 1980.
¿Por qué se confunden en España conceptos en principio tan antagónicos como
nacionalismo y progresismo?
Porque nadie, o muy pocos, se molesta en estudiar el significado de las palabras
y de los conceptos, empezando por muchos periodistas, políticos y columnistas.

Josep Borrell: "Perdemos el tiempo discutiendo cuántas naciones hay en


España"

Josep Borrell. Ingeniero, ex ministro (PSOE) y ex presidente de la Eurocámara.


SERGIO ENRÍQUEZ-NISTAL

Tal y como están las cosas (tras la aprobación de la ley de ruptura), la única forma de
evitar el referéndum sería que las autoridades catalanas hicieran caso de la sentencia
del Tribunal Constitucional como en su día hizo Ibarretxe o como ocurrió en Italia
con el Gobierno del Véneto. Pero claro, esto en Cataluña es como pedirle peras al olmo;
ya han dicho claramente que son soberanos y que el TC no existe para ellos. De su parte
no cabe esperar más que llevarán a la práctica la decisión que han adoptado, y el
Gobierno tendrá que tomar las medidas que el señor Rajoy dice que tiene claras, aunque
nunca haya dicho en qué consisten, e impedirlo, porque si no lo hace, el Estado español
habría dejado de existir. Esperemos que tenga en la cartera algo más que la sentencia del
TC», dice Borrell. ¿Tragedia? «Los independentistas catalanes saben que, sea cual
fuere el resultado de la consulta, no va a tener reconocimiento ni va a servir para
nada. Forma parte de una dinámica cuyo objetivo es aumentar la tensión. Forcadell lo
ha dicho: hay que poner al Estado español contra las cuerdas hasta que use la fuerza.
Éste es su juego, buscar la reacción». ¿Votar no o abstenerse? «Los partidos
constitucionalistas han de invertir toda su energía llamando a la abstención, que nadie
caiga en la tentación de ir a votar no, porque cuanta más participación haya en un acto
ilegal, peor será. Además, nunca ese no superará al sí convocante».

¿Nación de naciones? «Es pura semántica. Hay que perfeccionar el Estado


autonómico y reconocer la existencia de sentimientos identitarios. No hay que
inventar nada, esto es lo que se llama federalismo. Dejémonos de enzarzarnos en
cuestiones metafísicas. Hay que ver qué consecuencias prácticas tendría la reforma que
pasa por convertir el Senado en una cámara de representación de los territorios,
aclarar competencias y crear un esquema de financiación que solucione los problemas
reales de distribución territorial y que diluya sentimientos imaginarios de agravio.
Perdemos el tiempo discutiendo cuántas naciones hay en España. Ese debate no me
interesa, sino cómo se construye la estructura federal del Estado. Baviera se llama
Estado Libre Independiente de Baviera y en la práctica no tiene más competencias ni
privilegios que cualquier otro Land».

«El nacionalismo es por definición un egoísmo, así lo están demostrando. Y cae en el


supremacismo: no me proclamo diferente porque soy inferior sino superior. Son
excluyentes y llegan a connotaciones étnico tribales, ejemplos hay en la Historia.
Muchos manifestantes del nacionalismo catalán están alcanzando un nivel de violencia
verbal muy preocupante, como cuando niegan la ciudadanía a los no secesionistas y los
llaman súbditos». ¿Adolescentes? «Pueden dar esa imagen, cuando lo que quieren es ser
contemplados como héroes inmolándose en el altar de la patria».

Juan-José López Burniol: "Esto no es más que el viejo problema español


de reparto territorial del poder"
Juan-José López Burniol. Fue decano del Colegio de Notarios de Cataluña. SERGIO
ENRÍQUEZ-NISTAL

El ex magistrado López Burniol afirma que no es posible que se celebre un referéndum


con las garantías que otorga la ley, pero no descarta que sí pueda celebrarse una
consulta no legal. Por tanto, «la secesión no será posible en este envite». A su juicio,
los catalanes contrarios a la independencia «deben abstenerse y no participar en un
simulacro».

Cuando se le pregunta por la falta de una oposición social organizada en contra del
secesionismo, como el resto de autores, niega la apreciación: «Siempre ha habido voces
discrepantes dentro de Cataluña. Desde el primer momento y desde el mismo ruedo,
pero no desde el tendido». ¿Bucle melancólico o pataleta fiscal? «Ni melancolía ni
pataleta. Se trata, sin duda, de un problema político crónico (el problema del reparto
del poder en España), que se ha agravado en los últimos años a consecuencia de un
tratamiento desatinado por ambas partes. No es posible afrontarlo sin la ley, pero
tampoco sólo con ella. Únicamente podrá resolverse con la ley como marco, la política
como tarea y la palabra como instrumento». Mientras estas coordenadas no se den:
«Nadie sabe cómo acabará esto».

Cuestionado sobre el reconocimiento de la nación catalana, englobada en el Estado


español como nación de naciones, y cuáles serían estas naciones, el ex magistrado se
alinea claramente con la posición mayoritaria del PSC y de Borrell. «En política, lo que
no son efectos es literatura y, normalmente, mala literatura. Lo que importa no es el
nombre de las cosas, sino las cosas. En este caso, el objeto de litigio son las
competencias, puesto que se trata de lograr un reparto de poder que garantice a Cataluña
su autogobierno y a España, su condición de Estado federal fuerte y respetado».
¿Reforma constitucional? «Los cambios precisos no la exigen. Y, por otra parte,
dilataría demasiado la solución de un problema urgente».

No está de acuerdo con que el actual envite sea «un problema catalán» que tiene sus
raíces en el pujolismo y su procés de construcción nacional. «Para mí, el llamado
"problema catalán" es en realidad el "problema español"... Y existía desde mucho
antes de nacer Pujol. De hecho, se plantea cada vez que España recupera la libertad, así
al redactarse la Constitución de la Segunda República y, durante la Transición, al
redactarse la Constitución vigente».

Se niega a admitir que en España se confundan los principios de nacionalismo y


progresismo -«¡somos muchos los que no confundimos estos conceptos!»- y se muestra
molesto con la última pregunta, la que se refiere a la adolescencia no superada de
Cataluña. No duda en rebatir la afirmación implícita con una tajante respuesta: «Mal se
puede afrontar un problema de la gravedad y de la complejidad de éste si se minimiza o
se trata con desdén».

Josep Piqué: "Impacta que parte de la burguesía 'bienestante' asuma la


adolescencia de la CUP"

Josep Piqué. Economista, ex ministro (PP) y ex presidente de Vueling. SERGIO


ENRÍQUEZ-NISTAL

Hay que confiar en el Gobierno democrático de España, que hará lo que tenga que
hacer, y tiene las ideas claras. El referéndum no se va a celebrar porque es ilegal y por
tanto no es necesario que los demócratas se planteen si abstenerse o votar no. Y eso vale
para todos. También para los que legítima y democráticamente son independentistas,
pero que entienden que "así no". La sociedad catalana sí está reaccionando, a pesar de la
"espiral del silencio", y merece reconocimiento por su coraje cívico, porque no es fácil,
ante la clara coerción que proviene del mundo separatista... Es muy importante saber
distinguir entre los secesionistas y el resto de ciudadanos de Cataluña que, hoy por hoy,
constituyen mayoría y necesitan la solidaridad del resto de España», afirma Piqué. «El
bucle es agotador y melancólico porque es lo que los independentistas quieren:
agotarnos y que nos rindamos. Y eso nada tiene que ver con otro debate razonable,
legítimo y federal sobre la asignación de los recursos que pagamos entre todos».

No aboga el autor por el reconocimiento de una nación de naciones, sino por «replantear
el sistema de financiación de las comunidades autónomas». En cuanto a la posibilidad
de ser a la vez nacionalista y plural, declara: «Ser nacionalista es afirmar lo propio en
contraposición a lo pretendidamente ajeno. Nada hay más antiprogresista que el
particularísimo y el pretendido y ridículo supremacismo». ¿Ha perdido fuerza y calidad
la cultura catalana en sus expresiones? «Sí, por razones obvias. Si uno se cierra en su
propia minimalidad, pierde toda capacidad de proyección exterior. El ejemplo más claro
es Barcelona. Si lo que se pretende es reducirla a ser meramente la capital de Cataluña,
pierde la mayor parte de su fuerza, que se desarrolla en relación con toda España,
Europa, el mundo».

¿Cuándo superará Cataluña su adolescencia? «Cuando los catalanes separatistas


recuperen el sentido de la realidad. Cuando maduren sabrán que conviene aceptar la
realidad y usarla para cambiar positivamente las cosas. Y que hay normas que deben
aceptarse y cumplirse si no queremos instalarnos en el caos. Lo más impactante de
todo esto es que una parte de la burguesía bienestante haya asumido la delirante
adolescencia, muy peligrosa por otra parte, de la CUP. Sin entender que, como todos los
movimientos anarquistas y antisistema, acabarán devorando a sus tontos compañeros de
viaje. Ya se han cargado a Artur Mas (y bien que se lo merece). Puigdemont es
efímero. Y luego irán, si se les deja, a por Junqueras. Y muchos romperán a llorar,
diciendo que no se lo podían imaginar. Diletantismo y frivolidad. Algunos recogerán lo
que han dejado sembrar desde la inconsciencia, desde sus apacibles descansos en el
Ampurdán o la Cerdaña».

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