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Según estadísticas conocidas cada individuo toma alrededor de dos mil quinientas
decisiones por día. Desde que nos levantamos, y decidimos levantarnos, como
vestirnos; hasta que nos vamos a dormir estamos constantemente eligiendo sobre
diferentes situaciones que se nos presentan. Partiendo de esta base podemos decir
entonces que la toma de decisiones es llevar a cabo el proceso de selección y elección
de una opción entre dos o más. Esto puede darse en diferentes ámbitos y de distintas
índoles; así como también puede realizarse de manera consiente como en forma casi
inconsciente.
tipos
Pueden identificarse diferentes tipos de decisiones a tomar que en su mayoría además,
pueden combinarse entre sí; por lo tanto una decisión puede ser de uno o más tipos de
los que describiremos a continuación en simultaneo.
Individuales: son aquellas que toma el sujeto por sí mismo sin la colaboración
ni la influencia de ningún otro individuo. Este tipo puede combinarse con todo
el resto de las clasificaciones a excepción de las consiguientes, es decir, las
grupales. De esta manera, podemos tomar como ejemplo la elección de caminar
por una vereda o por la otra; para la cual no necesitamos la opinión de otro
humano.
Grupales: por el contrario, estas se toman entre dos sujetos o más. Son las que
generalmente se utilizan dentro de los directorios de empresas, grupos de estudio,
áreas de trabajo, etc. En general, la ventaja que tienen consiste en que cada
miembro del grupo que decide cuenta con conocimientos específicos que se irán
complementando y lograran una decisión integrada.
Diarias: también las podemos conocer como cotidianas y se trata de la inmensa
cantidad de decisiones que tomamos durante el día en forma casi rutinaria o
automática (todos los días). Estas son por ejemplo la elección de la vestimenta,
de ir a trabajar o a estudiar, y de que desayunar o almorzar, entre otras.
Esporádicas: constituyen el opuesto las anteriores, dado que son las que se
toman de vez en cuando, o una vez cada tanto. Es decir que no son rutinarias, ni
se tiene costumbre de realizarlas. Pueden tomarnos por sorpresa o no. Ponemos
por ejemplo entonces decidir a donde irse de vacaciones, o que auto comprarse.
Con certidumbre: refiere a aquellas en las que el sujeto tiene certeza de las
consecuencias que tendrán lugar posterior a su decisión. De esta forma si
decidiéramos faltar al colegio o a la facultad, sabemos con seguridad que el
profesor nos va a poner ausente.
Con incertidumbre: “que sea lo que Dios quiera”, es la frase más comúnmente
escuchada para referir a este tipo. Al momento de tomar estas el individuo no
tiene ninguna seguridad de que pueda pasar después, es decir, de cuales
puedan ser las consecuencias que conlleve. La falta de información será
básicamente lo que la definirá como incierta.
En condiciones de riesgo: en este caso, quien decida se encuentra en situación
de riesgo por lo que la elección debe ser precisa y acertada para que resulte en
forma positiva. Normalmente generan una situación de estrés y nervios para
aquellos encargados de hacer la elección.
Programadas: son aquellas que está preestablecidas que se van a tomar, es
decir, de alguna manera también se constituyen como rutinarias dado que se
llevan a cabo sin excepción en un momento determinado. Estas son
normalmente halladas en el ámbito empresarial, sobre todo en las gerencias o
dirigencias del mismo.
De emergencia: suelen agarrarnos de imprevisto, se dan en situaciones que no se
esperaban y generan sorpresa. Dada su falta de antecedentes deben hacerse
elecciones sobre la marcha, a medida que el problema se va desarrollando; por
lo que se elige a prueba y error. Es decir, que este tipo consta de un gran margen
de error ya que son generalmente apresuradas y dejan poco lugar a la reflexión
previa.
Vivir es elegir, es un constante cambio. En nuestra vida diaria, todos estamos
acostumbrados a tener que tomar decisiones sobre un sinfín de temas que nos
afectan.
Desde las decisiones más mundanas (qué camisa me pondré hoy, qué cocinaré,
qué ingredientes quiero en mi pizza…) hasta las de gran importancia (qué coche
me compro, qué quiero ser en la vida…), todas ellas pasan por el tamiz
de nuestras emociones y nuestro pensamiento racional.
Tomar buenas decisiones: la gran clave de éxito en
la vida
Tomar buenas decisiones es un auténtico arte y hay muchos factores que nos
influyen a la hora de tomar una determinación. En general, los manuales
indican que las buenas decisiones son aquellas que se toman de forma reflexiva y
racional, usando un estilo de pensamiento analítico.
1. Las decisiones racionales
Por ejemplo, a la hora de comprarse un coche, tendríamos que comparar
exhaustivamente las prestaciones y precios de varios modelos y marcas, para así
llegar a ciertas conclusiones sobre la idoneidad de cada una de las opciones
disponibles. Involucran nuestra inteligencia analítica y nos hace sopesar los
pros y contras de la decisión que estamos a punto de tomar.
2. Las decisiones emocionales e intuitivas
Según la previsión
3. Decisión programada
Decisión no programada
Según la urgencia
Teniendo en cuenta el nivel de urgencia con que se tengan que tomar las decisiones:
5. Decisiones rutinarias
Decisiones de emergencia
Cuando la situación es inesperada y no hay precedentes, las empresas deben tomar medidas
especiales para adaptarse al desarrollo de los acontecimientos.
TOMA DE DECISIONES:
Definición: la toma de decisiones es proceso que consiste en hacer una elección entre diversas alternativas,
para resolver una situación determinada. Se toman en cuenta los factores más relevantes y se analiza la
forma en la que se relacionan entre ellos, para así llegar a una solución final.
Características:
Es necesario conocer, comprender, analizar el problema, para así poder darle solución.
Puede aplicarse en cualquier situación de la vida en la que haya que escoger entre varias opciones.
Puede resolver situaciones de la vida en diferentes contextos: a nivel laboral, familiar, sentimental,
individual o empresarial.
Al tomar una decisión, se tienen en cuenta diversos factores. Generalmente se apela al razonamiento, para
escoger la mejor opción posible.
El proceso puede ser simple o complejo, dependiendo de la situación. Puede tratarse de una decisión
sencilla que forma parte de la vida cotidiana o una elección que bien sea mala o buena puede tener
consecuencias en la vida, y si es en un contexto laboral, en el éxito o fracaso de la organización.
Tipos de decisiones:
Decisiones programadas o estructuradas: son aquellas habituales y repetitivas, tienen que ver con
problemas que se presentan con regularidad y que ya se conoce la forma en la que pueden resolverse. Por
lo cual no se necesita diseñar ninguna solución, sino que simplemente se rige por la que se ha seguido
anteriormente. Estas decisiones se toman de acuerdo con políticas, procedimientos o reglas, escritas o no
escritas, que facilitan la toma de decisiones en situaciones recurrentes porque limitan o excluyen otras
opciones.
Decisiones no programadas o no estructuradas: son aquellas que se realizan con poca frecuencia, que
necesitan de un modelo o proceso específico de solución, ya que deben seguir un modelo de toma de
decisión para generar una solución en particular para ese problema.
Leon Blan Buris define que una decisión es una elección que se
hace entre varias alterativas.