Está en la página 1de 4

Introducción al Desastre

Había soñado por semanas la decisión que tendría que tomar. En


un comienzo no le di gran relevancia, pero ahora que lo veía tan real,
sabía que no era un sueño común. En el sueño me abalanzaba sobre el
tipo que violentaba a Rebeca y eso fue exactamente lo que hice. Mis
planes y propósitos jamás habían flaqueado, aunque está vez dudé
mucho de mis fuerzas, por primera vez me sentía disminuido frente a
alguien, pero la indecisión debía vencerla. No era lo riesgoso, ni el
miedo interior que recorría mis piernas temblantes lo que frustraba, era
el decidir retroceder vencido, lo cual no era parte de mi carácter...
Corrí indómito hacia el espectro y di un gran impulso con mis
brazos sobre él para empujarlo, así pensaba quitarlo de encima de
Rebeca para luego golpearle independiente de lo que me pasara, pero
no ocurrió nada de eso. Mis brazos traspasaron su cuerpo que se había
hecho como sombra; quedé confundido y vi solamente el reflejo oscuro
de una forma humana que se deslizaba por el aire hasta mi lado.
Entonces, se materializó nuevamente y gritando como un demonio con
sus pupilas contraídas, me tomó del cuello y sin ahogarme me levantó
hasta su estatura sobrenatural, eran unos tres metros
aproximadamente.

--¡Quieres matarla! -Rugió como si quisiera despedazarme. Entre medio


de su largo y enmarañado cabello, fulguraban su rostro; y la misma
apariencia de humanidad común parecía haber sido desfigurada por un
demonio.
Aterrorizado, sin fuerzas y tiritando, continuó gruñendo
--Sabes que no se pueden intervenir los pactos ¡humano estúpido! -Me
soltó como si no le hubiese costado nada sostenerme en el aire y caí
desfallecido al piso. Al momento de chocar en el suelo, él se inclinó y
tomó mi cabellera bruscamente girando mi cabeza para hablarme cara a
cara-. El poder oscuro que no descansa, ni duerme, ni sueña, te
perseguirá en la vida y me encargaré que seas atormentado hasta el
final de tus días, espero que lo recuerdes porque soy el primero de los 7
grandes.

Sus palabras dejaron un zumbido paralizador en mi cerebro que


así, como mi cuerpo, finalmente quedé inmóvil por completo. No tenía
idea de qué estaba hablando, no entendía ni quería saber su significado.

El terror solo se pudo bloquear por la pérdida de conciencia que


me embargó desvaneciéndome viendo al atacante. El “espíritu oscuro”,
se transformó en forma de pájaro y, en la luz de un haz lunar,
emprendió su vuelo. En el instante de su transformación, escuché el
sonido de una bomba al lado de Rebeca, pero no pude ver qué era, ya
que estaba paralizado, entonces desmallé.
Capitulo uno.

Desperté al amanecer sin recordar nada de lo ocurrido. Podía


sentir todas mis extremidades y mis sentidos estaban todos intactos, lo
único que no sabía, era por qué estaba en un hospital. La enfermera
apareció a los pocos minutos y llamó al doctor rápidamente para hacer
una evaluación física y sensitiva, la cual salió buena excepto por mi
memoria. El doctor dijo que tal vez los recuerdos volverían en algunas
horas, días o semanas y que podían volver rápidamente o con lentitud.
También, dijo que no me preocupara por algo peor, ya que me habían
hecho un examen cerebral para ver algún daño, pero mi cerebro estaba
intacto, así que solo era una pérdida de memoria momentánea.
No podía pensar mucho, más que preguntarme por qué estaba en
el hospital y dónde estaba mi madre. El doc. Que se quedó viendo los
exámenes, casi leyéndome el cerebro dijo que mi madre ya estaba
siendo llamada por la enfermera para que estuviese conmigo. Fue una
actitud muy preocupada la del doctor, el transmitía tranquilidad y
positivismo pese a mi estado y mis preocupaciones. También, mencionó
que tenía una sorpresa para mí, pero que me la daría al irnos, gentilezas
de doctores supuse.
Al rato apareció mi madre, la cual fue advertida de algo al
aparecer, el doc. Se le acercó minuciosamente y hablando en voz baja le
dijo algunas palabras que no escuché. Así se arrojó sobre mí para
tomarme entre sus brazos, pero casi sin importarme el gesto de cariño,
le pregunté lo último al doc. Que ya se retiraba por la puerta.

--Doctor –quedó en su lugar y sin moverse me observó-. ¿No le dirá


nada a mi madre respecto a mi estado?
--No es necesario Jonás, ella ya fue informada por la enfermera Antonia
¿Quieres saber algo más? Tu mamá desea estar contigo y ha estado
muy inquietada, le haría bien que consideraras este tiempo.

No le dije nada más aparte de agradecer su exactitud por no dejar


detalles en el aire y así no alarmar a mi madre. Fue un detalle muy
asertivo de su parte.
Mamá empezó a hablar una vez que se fue el doc.

--Hijo, el Doctor me dijo que estabas de alta, no tienes ningún daño del
accidente.
--¿Qué me pasó? –Abrí mis ojos como dos duraznos y pregunté con
mucho interés-.
--Tu amigo Leo te encontró en lliu lliy inconsciente, ¿en verdad no
recuerdas?

También podría gustarte