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Carpe Diem.

Los seres humanos no podemos dejar de pensar. Continuamente mantenemos una conversación
con otras personas, o con nosotros mismos. A la vez tenemos la capacidad de viajar en el tiempo
con nuestros pensamientos, hacia el pasado o hacia el futuro. Muchas veces recordamos hechos
dolorosos con tristeza, con enojo. Imaginamos que hubiera pasado si…., si yo hubiese hecho…, si
no hubiese permitido…, si me hubiera dado cuenta de… etc., etc., etc. Buscamos explicaciones,
nos convertimos en jueces de otros o de nosotros mismos. Tal vez recordamos con nostalgia
momentos idealizados de nuestras vidas, y nos esforzamos en encontrar responsables de por qué
las cosas no son como eran. Resistiendo el pasado solo generamos angustia en el presente. A no
ser que tengamos el Delorean de Marty McFly, no podemos cambiar los hechos. Sí podemos
aceptarlos, perdonar, perdonarnos, agradecer la experiencia y pensar cual es el aprendizaje que
recogemos de lo vivido.
De la misma manera nuestros pensamientos corren hacia el futuro, allí imaginamos situaciones
que aún no ocurrieron y que tal vez nunca ocurran. Nos angustiamos hoy, con la posibilidad de
que pase aquello a lo que tememos en el futuro. Experimentamos angustia en el cuerpo como si
realmente estuviera sucediendo. Etimológicamente la palabra angustia proviene del latín,
angustus, angosto. Así nos sentimos elucubrando el futuro, con el pecho angosto, cerrado.
De la misma manera solemos depositar en el futuro pensamientos que albergan la esperanza de
un tiempo mejor, porque hoy se nos hace casi imposible disfrutar con lo que nos “toca” vivir. Así
entonces ya desde chicos decimos; “cuando termine el primario…y después el secundario, cuando
me reciba…, cuando logre un trabajo que me guste…, cuando me pueda ir a vivir solo, cuando
viva en pareja, cuando vuelva a vivir solo, cuando mis hijos se casen, cuando me anime y me
separe, cuando, cuando, cuando…”. Creemos que somos seres incompletos y estaremos completos
cuando alcancemos esas cosas. Si eso es lo que creemos, esa sensación de incompletud nos
acompañara como nuestra sombra toda la vida.
También experimentamos ansiedad cuando por miedo a perderlo, queremos que aquello que
deseamos y está en juego en el futuro ocurra ya. Curiosamente lo deseamos con mucha fuerza e
intensidad, pero desde esa emoción nos volvemos impotentes para generar las acciones
necesarias para que eso ocurra, ya que no nos encontramos en el presente, en el aquí y ahora.
Vivir atrapados entre el pasado y el futuro generando emociones de angustia y ansiedad,
ocasiona que no hagamos foco en el presente, nos convierte de alguna manera en irresponsables.
¿De qué otra manera podemos ser responsables y construir nuestro futuro si no es gestionando
nuestro presente?
Carpe diem es una expresión latina que significa; aprovecha el tiempo, disfruta el hoy. Se
convirtió en una filosofía de vida, ya que parecería que lo único que tenemos garantizado en
nuestras vidas son nuestros próximos tres segundos (?). Poniendo nuestros pensamientos o sea
nuestras energías en el presente, disfrutando de cada día, siendo generosos, creando valor con
nosotros y los demás, planificando nuestros objetivos de manera positiva, siendo agradecidos,
estaremos atrayendo y generando de alguna manera aquello que deseamos y recorriendo la vida
con felicidad.
Así como el profesor Kitty (Robin Williams) invitaba a sus alumnos a aprovechar y disfrutar el
día susurrándoles en el oído “carpe dieeem”, en la escena vista de la inolvidable película La
sociedad de los poetas muertos, te invito a que no lo susurres sino que lo grites a los cuatro
vientos…Carpe Diem !!!.
Bienvenida/o a la Carrera de Counseling,
Centro Cultural de Padua
San Antonio de Padua, Pcia. de Buenos Aires
Argentina

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