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AUTORIDAD Y MADUREZ EN LA RELACIÓN MATRIMONIAL

José María Armesto Caldeiro


Mayo / 2017
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Blog: TABERNÁCULOS-Tiempo para el Diluvio de Fuego
CONTENIDO:

1- Introducción.

2- Nota sobre el artículo en cuestión.

3- El artículo: Autoridad del varón en el hogar versus el mensaje de Séfora.

4- Un más excelente matrimonio con Dios y con el cónyuge.

5- Comentario al artículo de S. E. Jones.

6- Un ejemplo natural en el firmamento.

7- La respuesta de una amiga en Cristo.

8- Contestación a nuestra amiga.

9- Algunos hermanos opinan.

10- El velo y el matrimonio y algunas conclusiones.


INTRODUCCIÓN:

Durante casi los 7 últimos años de matrimonio actual y en nuestro anterior matrimonio, en que
siendo incrédulos fuimos llamados por el Señor, Él ha estado trabajando en nuestras vidas, en
relación a la revelación de cómo ha de ser la relación matrimonial bíblica. Señalamos esto porque
el Señor nos ha pasado por todas las experiencias: soltería; matrimonio de incrédulos en que uno
de los cónyuges (quien escribe), se convirtió y el otro no; divorcio; y nuevo matrimonio entre
creyentes.

Hace algunos años, el 8 de agosto de 2011, publicamos un artículo al respecto; sin embargo por
dentro sentíamos que algo andaba mal. El artículo parecía bíblico, verdadero, pero la verdad
expresada era muy cruda, parecía no estar sazonada con la suficiente sal y, tal vez, estaba
impregnada de cierta ira (pensamos que santa o profética) en cuanto a las experiencias personales
vividas en ese tiempo y también impregnada por la desazón que nos producía la postración y
claudicación de muchos hombres de Dios, castrados espiritualmente por sus esposas. Esto nos
llevó a pasar a borrador esa entrada sacándola del blog.

Casi un año más tarde, el 11 de julio de 2012, tras haber recibido alguna confirmación al respecto,
republicamos el artículo con leves retoques (lo encontrarán más abajo). Sin embargo, esa
sensación de que algo no andaba del todo bien, persistía, motivándonos a devolverlo nuevamente
al cajón.

A partir de ahí comenzamos a recibir revelación de los dos tipos de matrimonios, ambos bíblicos,
tipificados por las esposas de Abraham, Agar y Sara, gracias a los libros al respecto del hermano
Stephen E. Jones (véanse entradas en las etiquetas del blog "Matrimonio", "Divorcio y Nuevo
Matrimonio", "Machismo-Feminismo"; entre ellas por ejemplo:
http://josemariaarmesto.blogspot.com.es/2014/09/folleto-la-biblia-dice-divorcio-y-nuevo.html.
Sara representa la esposa que ha alcanzado madurez, ha aprendido a escuchar la voz del Señor y
es una vencedora, una “cristiana amén”, pues habiendo llegado al acuerdo con Dios (unión de
voluntades) ha superado la fase matrimonial de la obediencia encarnada por Agar.

Igualmente continuaban persistiendo ciertas dudas, en cuanto a como sería el gobierno


matrimonial cuando uno de los cónyuges aún no ha crecido lo suficiente, para poder ser ese
testigo doble que todo matrimonio precisa en la toma de decisiones.

Decía Witness Lee que hay cosas que solo pueden ser discernidas cuando crecemos en la
experiencia cristiana y por eso el Señor calla mientras nos hace pasar por circunstancias que
debemos experimentar, para poder darnos la sabiduría que le hemos estado pidiendo.

El pequeño extracto del hermano S. E. Jones, que presentamos al final, es un buen resumen de los
dos matrimonios, el de la esclava o del Antiguo Pacto y el de la libre o del Nuevo Pacto. Los
comentarios que se hacen al respecto creemos que marcan una nueva cota en la revelación
personal que andábamos buscando, arrojando luz en áreas que permanecían oscuras.

También hemos recibido confirmación de que para ser Sara hemos de pasar primero por ser la
obediente sierva Agar. La reina Ester obedecía en todo a Mardoqueo, su primo tutor y su
autoridad; y, cuando fue llevada a palacio se dejó guiar escrupulosamente por el eunuco, tipo del
Espíritu, que conocía a la perfección los gustos del rey, tipo de Cristo-el esposo.
Ester 2:20
Y Ester, según le había mandado Mardoqueo, no había declarado su nación ni su pueblo;
porque Ester hacía lo que decía Mardoqueo, como cuando él la educaba.

Ester 2:15
Y cuando le llegó el tiempo de Ester, hija de Abigail tío de Mardoqueo, que él se había
tomado por hija, para venir al rey, ninguna cosa procuró sino lo que dijo Hegai eunuco del
rey, guarda de las mujeres; y ganaba Ester la gracia de todos los que la veían.

Superando ahora las opiniones, tanto machistas como feministas, acerca de la vida conyugal
(hablamos de ambos excesos en los roles bíblicos conyugales, porque lo establecido por Dios es lo
que cuenta, aunque indebidamente lo llamen machista o feminista), se alcanza un mayor equilibrio
cuando damos lugar a la Cruz; es decir, al amor y la paciencia, especialmente del lado del cónyuge
más maduro, o ya vencedor, llamado a sufrir y esperar, yendo al paso del menos experimentado;
hasta que, maduros ambos, conformen el matrimonio de vencedores capacitado para conocer la
voz del Señor, que toma las decisiones conyugales en la unidad del perfecto amén mutuo con la
mente del Padre (Gén. 33:14). Este tipo de matrimonio en perfecta unidad conjuga las
características masculinas y femeninas de Dios, que en un principio fueron incluidas todas en
Adán, pero que tras ser sacada Eva de él, ambos quedaron incompletos y necesitados uno del otro
para poder conformar la plenitud.

Hacemos énfasis especial en que este tratado sobre la autoridad en el matrimonio, ha sido
redactado progresivamente; según la revelación gradual fue llegando en éstos últimos años. Es por
ello que le sugerimos no tomar ninguna postura o actitud, y mucho menos tomarlo como excusa
para alguna decisión precipitada, hasta leerlo completo y ver la conclusión a la que llegamos.

También dejamos muy patente que la intención primordial de Dios siempre es la restauración, no
la separación temporal ni el divorcio. En el caso de que uno de los dos sea incrédulo el Padre
quiere que el cónyuge creyente luche por su matrimonio y viva a Cristo, de tal manera, que el
cónyuge incrédulo pueda ser ganado. La ruptura matrimonial sólo será conforme al Señor cuando
muy clara y objetivamente Él mismo lo manifieste proféticamente, y lo confirme objetivamente
mediante un doble testigo o señal.
2- NOTA SOBRE EL ARTÍCULO EN CUESTIÓN:

La siguiente nota fue puesta cuando el artículo se re-publicó:


Este mensaje fue publicado el pasado 8 de agosto de 2011 con el título ESPOSOS DE SANGRE
QUE SE ATREVEN A DISCIPLINAR EN EL AMOR DE DIOS. Dado su talante audaz, tal vez un
tanto duro, presentando sin ambages la autoridad del varón de Dios en el hogar, nos tuvo
preocupados y tras algún tiempo en línea, fue descolgado. Hoy, 11 de julio de 2012,
sintiéndonos confirmados por la lectura del Mensaje 9 del Estudio Vida de Éxodo de Witness
Lee, que desconocíamos hasta este día (http://www.librosdelministerio.org/books.cfm?
id=22EEEF52), nos atrevemos a publicarlo de nuevo. Este mensaje del hermano Lee presenta
un aspecto de Séfora diferente pero igualmente vigente: las esposas puestas por Dios para
restringirnos, para que andemos como "con el freno de mano puesto".

Oramos para que esposos y esposas puedan ser ayudados mediante la aplicación de los
principios bíblicos sin temores humanos; única manera para que nuestras relaciones
matrimoniales sean sanadas de la mentalidad diabólica moderna "machismo-feminismo"
(especialmente del espíritu jezabelino feminista, que ha penetrado la Iglesia “hasta la
cocina”) y elevadas conforme al patrón bíblico de Dios.

Ni la autoridad disputada, ni la autoridad compartida, en palabras de Witness Lee, satisfacen


lo establecido por el amor de Dios. Solo el estándar bíblico, que establece al varón sometido
a Cristo como única cabeza del hogar, ostentando y ejerciendo la autoridad sobre su esposa,
satisface a Dios y hará que las cosas en el hogar funcionen "como Dios manda".
3- EL ARTÍCULO: AUTORIDAD DEL VARÓN EN EL HOGAR VERSUS EL MENSAJE DE SÉFORA

1Pe. 3:5-6
Porque así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban
en Dios, estando sujetas a sus maridos; como Sara obedecía a Abraham, llamándole
señor; de la cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer ninguna
amenaza.

2Cr. 16:9
Porque los ojos de Yahweh contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de
los que tienen corazón perfecto para con él.

Nota: Este artículo se escribió enfocado a los varones que por cobardía o por cualquier causa, viven sometidos a sus esposas en lugar de
desempeñar el rol que Dios les asignó como cabezas. Rogamos a las esposas que no se tomen esto como un ataque a ellas, pues en
dignidad varón y mujer son iguales ante Dios. La segunda ocasión que este artículo fue publicado lo hicimos con el título “ESPOSOS QUE SE
ATREVEN A DISCIPLINAR EN EL AMOR DE DIOS. BUSCANDO A LAS SARAS DE DIOS”.

En uno de artículos del pasado día 5-1-2011 "El Ejército que Peleará la Batalla Final y el Mensaje
de Séfora" (http://txemarmesto.blogspot.com/2011/01/el-ejercito-que-peleara-la-batalla.html)
escribimos nuestra nota a acerca de lo que el autor del mismo llama la sabiduría de Séfora:

(2-1) "Creemos que Séfora fue sabia sólo en salvar el pellejo de su marido, ya que después de
circuncidar al niño abandonó a su esposo. Le acompañaba en su misión, pero cuando se dio
cuenta que Dios no toleraría un compromiso menos que absoluto para Moisés y sus hijos,
evitó su muerte al acceder a la circuncisión del hijo en cuestión; pero probablemente se
devolvió a esa comodidad de la religión, que le deja hacer a uno como le da la gana. Quizás
Moisés no había circuncidado al niño por la oposición de su esposa, pero después de ser
disciplinado en cama por el Señor tomó la lección y, forzado por Dios a dejar de consentir por
más tiempo a Séfora, se hizo eunuco temporalmente por el evangelio, obedeciendo al Señor,
aún a costa de tener que renunciar a ella. Es decir, que tal vez Moisés al fin no pudo esquivar
por más tiempo la elección que estaba postergando, entre el cristianismo vivo y radical de la
circuncisión del corazón y el romance emocional de pantalón caído que suponía ser dirigido
por su esposa y una religión; y tuvo que poner en el altar, llevar a la Cruz, lo más costoso de
todo: sus afectos familiares.

Añadimos ahora que al fin Moisés tal vez pudo dejar de vivir en la “bilocación” de un corazón
dividido entre obediencia y afectos, en el doble ánimo o esquizofrenia de aquellos se desenvuelven
teniendo la Palabra de Dios en sus mentes, y aún la proclaman, pero viven como si no practicar lo
que dicen creer no tuviera la menor importancia; es decir, ¡exactamente como los incrédulos! ¡Qué
hipócritas somos cuando nuestro corazón no ha sido circuncidado! ¡Qué escándalo que por
nuestra contradicción el nombre de Dios sea blasfemado entre los gentiles! ¡Qué vergüenza que,
para colmo, nos excusemos amparándonos en una supuesta misericordia y amor a los incrédulos y
descarriados!

Y hoy el Señor nos confirma más en esta posición y por eso te decimos a ti, Moisés de los días
modernos; a ti, varón "castrado", donde quiera que estés: ¡levántate y toma ese lecho en que Dios
quiere matar tu "mieditis seforiana", esa que te retiene de servir al Señor y seguirle YA, AHORA, al
ciento por ciento, como Él te está demandando! ¡LEVÁNTATE, tú que duermes! (Ef. 5:14) y deja que
tu obstinada, insumisa y rebelde Séfora se devuelva a Madián si eso quiere. Déjala que por un
tiempecito si quiere, se vaya a "pastar" con sus ovejas a los "tranquilos" predios religiosos del
sacerdote de Madián. Cuando su padre Jetro, el sacerdote madianita que la instruye en el
compromiso a medias, despierte de su letargo religioso, guiará a tu Séfora a reunirse contigo en el
lugar de tu obediencia.

"¿Y si no?", preguntas. Pues si no ocurriera así, no te preocupes; probablemente Dios te dará una
bella, sumisa y obediente cusita, cien veces mejor (Mt. 19:29) aquí en esta Tierra (Mr. 10:30); eso
si, con persecuciones.

"¿Y si no?" me vuelves a preguntar. Pues si no ocurriera así serás un eunuco por el evangelio;
temporalmente, como Moisés, o definitivamente, como Pablo, lo que te sería aún mejor
recompensado.

"Ya me hice eunuco una vez", me replicas. Pues vuelve a hacerlo, esta vez será más fácil, porque
tienes la lección aprendida. Quizás Dios le permita a tu Séfora, en lugar de lo que Él había
predestinado para ella, cosechar su siembra: volver atrás a su independiente vida natural y
devocional de soltera, donde ella pueda elegir los "pastos" sin tener que ser dirigida por su esposo;
pero eso sí, quizás perdiéndole y rompiendo el derecho de sus hijos a tener una familia como Dios
manda o, en el peor de los casos, dejándole castrado a efectos de su llamado ministerial.
¡Cosechamos lo que sembramos! “Mejor vivir en un rincón del terrado que con mujer rencillosa en
casa espaciosa”, dice en Proverbios, y lo dice doblemente, como para enfatizarlo (21:18 y 25:24).

Quizás tu Séfora te diga aquello de Antoine de Saint-Exuperí, que “el amor no es mirarse el uno al
otro, sino mirar los dos en la misma dirección”. Si está en insumisión, en rebeldía o en
desobediencia, no te dejes embaucar, porque lo que en realidad hay en su corazón no es la misma
dirección o la dirección de Dios, sino SU dirección, la que ella quiere. La Biblia lo dijo mucho antes
y mucho más claro: “¿andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?” (Amós 3:3). Y como la
Biblia tenemos que agarrarla toditica y dice que el varón es cabeza de la mujer, y tú y yo sabemos
que el cerebro dirige al cuerpo y no al revés, ¿con quien se tendrá que poner de acuerdo tu
Séfora?
Que tu Séfora replica que la Biblia en Efesios dice “someteos unos a otros en el temor del Señor”
(Ef. 5:21). Dila que en ese contexto, de las relaciones en general, esa parte se refiere a las
relaciones no dentro del matrimonio, porque en cuanto al matrimonio se dice en los versículos 22-
24:

"Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor (no hay diferencia, la
sujeción al marido ha de ser como la sujeción al Señor); porque el marido es cabeza de la
mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. Así
que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en
todo".

Es decir:

1º- Las cosas en el matrimonio, todas las cosas, comienzan con la sujeción de la mujer al marido
como al Señor (por algún sitio habían de comenzar las cosas en el matrimonio y Dios eligió éste; de
lo contrario tendríamos eso de “el uno por el otro la casa sin barrer” ...); es decir, que si tu Séfora
no comienza sujetándose a ti, no podrá decir que obedece al Señor, por muchos argumentos y
excusas que pueda esgrimir.

2º- El marido es la cabeza y no la mujer. Esto ni se lo expliques, ya que hasta una esposa cegada
por la rebeldía lo puede entender al leerlo en su Biblia, aunque se niegue tozudamente a
aplicárselo a sí misma.

3º- Dice que “en todo”. Si te argumenta, simplemente pregúntale con mucho cariño al deleite de
tus ojos: "¿Amor, que parte de 'EN TODO', no has entendido?"

(Esto que sigue es para que puedas rebatir los “esques” y los “joesques” de tu preciosa Séfora).

4º- Al “joesque” de que tienes que amarla tú primero y tratarla como a vaso más frágil, puedes
decirla: “Mi amada Séfora, eso estoy tratando de hacer desde hace mucho tiempo; pero como tú,
amorcito, no quieres comenzar por el principio, aún sabiendo leer y viendo que lo del amor viene
después, en los versículos 25, 28 y 33, eso nunca podrá llegar, porque estarás separada de mí y así
sólo te podré amar 'a distancia' ”. Dila también que suele ser conveniente seguir las instrucciones
de la Biblia y poner los bueyes delante del carro y no al revés. Dila que Dios debe saber algo de
eso, cuando así lo estableció al instituir el matrimonio. Dila: “amada mía el que quiere ducharse se
pone bajo la pera de la ducha y no en cualquier otro lugar de la pileta. ¿Querrás ponerte bajo mi
“pera” para que pueda inundarte con los besos, cariños, atenciones y trato delicado que ardo en
deseos de prodigarte?"

Sal 133:2
Es como el buen óleo sobre la cabeza,
El cual desciende sobre la barba,
La barba de Aarón,
Y baja hasta el borde de sus vestiduras;

5º- Al “joesque” de que si lo hace así teme que tú seas un dictador energúmeno que la sojuzgará y
maltratará; contéstala: “Mi amor, tu temor viene de una falta de fe en la Palabra de Dios, que te
dice en 1ª Pedro 3:6 que debes hacerlo sin temer ninguna amenaza; pues si Dios me eligió a mi
para ser tu cabeza y tú lo aceptaras y te sometieras de corazón y yo te maltratara … ¿crees que
Dios me lo permitiría por mucho tiempo sin castigarme severamente? Recuerda que "Porque nadie
aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia"
(Ef. 5:29).

6º- Dila también, temeroso y tímido Moisés moderno, que quieres ganarte su respeto y no su
sujeción forzada, y que una vez más la Palabra no se confunde, pues el versículo 33 de Efesios 5
coloca, ahora sí, el amor del esposo antes que el respeto de la mujer.

7º- Hazle un resumen y pásaselo a limpio; dila: "Mi amor, este es el orden: te sujetas a mí,
entonces podré amarte como Dios quiere y tú te mereces, después eso me ganará tu respeto. Por
tanto mi amor, si primero tienes que hacer tu parte y no la haces, no me puedes acusar de no
hacer la mía, porque tú misma me atas las manos impidiéndome hacerlo".

"¡Tu no conoces a mi Séfora! El otro día la dije que la iba a disciplinar y me dijo: '¡Quién te crees
que eres, soy tu esposa y no una niña, a mi sólo me disciplina el Señor!' "

No conozco a tu linda Séfora, pero si conozco a Dios y Él dice que la autoridad está puesta para
disciplinar (Rom. 13:1-4). Dila que Dios te quiso matar como a Moisés probablemente por no haber
disciplinado su hogar y que tampoco quieres que te pase como al sacerdote Elí. Dila: “Amorcito, si
yo, que soy tu cabeza, no te puedo disciplinar, quién entonces lo hará? ¿Será que sólo los hombres
estamos sujetos a disciplina y castigo pero las mujeres no? ¿Querrás ser una Jezabel sujeta a nadie
y campando por sus fueros? Mi amor mira lo que dice Dios aquí":

2ª Cor. 10:1:
Yo Pablo os ruego por la mansedumbre y ternura de Cristo, yo que estando presente
ciertamente soy humilde entre vosotros, mas ausente soy osado para con vosotros; 2. ruego,
pues, que cuando esté presente, no tenga que usar de aquella osadía con que estoy dispuesto
a proceder resueltamente contra algunos que nos tienen como si anduviésemos según la
carne. 3. Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; 4. porque las
armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de
fortalezas, 5. derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de
Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo, 6. y ESTANDO PRONTOS A
CASTIGAR TODA DESOBEDIENCIA, cuando vuestra obediencia sea perfecta.

Jeremías 30:11:
Porque yo estoy contigo para salvarte, dice Yahweh, y destruiré a todas las naciones entre las
cuales te esparcí; pero a ti no te destruiré, sino que te CASTIGARÉ con justicia; DE NINGUNA
MANERA TE DEJARÉ SIN CASTIGO.

Jeremías 46:28:
Tú, siervo mío Jacob, no temas, dice Yahweh, porque yo estoy contigo; porque destruiré a
todas las naciones entre las cuales te he dispersado; pero a ti no te destruiré del todo, sino
que te CASTIGARÉ con justicia; DE NINGUNA MANERA TE DEJARÉ SIN CASTIGO.

Por eso, amado "Sansón" de estos tiempos modernos, no admitas más manipulaciones
emocionales que buscan cortar las guedejas de tu cabeza (las siete manifestaciones del Espíritu),
para "castrarte" y seguir dándole a tu esposa la ocasión de continuar haciendo SU voluntad:
dirigiéndote, reprendiéndote, aconsejándote, enseñándote, tomando iniciativas
independientemente sobre la cosa común, saliéndose siempre con la suya y viviendo, en fin, como
si no estuviera casada, y descabezada. Sansón retírate del juego, no entres más al trapo de
argumentos manipuladores y turbulencias o exabruptos emocionales, por muy estruendosos que
sean, ni aunque vengan disfrazados de falsa espiritualidad; si no quieres acabar perdiendo tu
autoridad y terminar moliendo para los filisteos, rapado, ciego y siendo un juguete para su
diversión (Jue. 16:21,25). Recuerda, Satanás te agarra tan sólo por entrar al trapo de la
"negociación" con la rebelde. No negocies, antes calla y deja que Dios te vindique. El matrimonio,
así como el Reino, tampoco es cosa de democracia, sino de teocracia.

La carne (ego) siempre busca un canal para expresarse y si ese canal es taponado por la autoridad
que gobierna con firmeza, la carne tratará de buscar otro cauce o persona para canalizarse, e
intentará hacer mucho ruido (a Satanás le gustan los shows espectaculares); quizás también trate
de disfrazarse de piadosa al emplear una jerga bíblico-espiritualoide. Pero no te engañes, porque la
mujer espiritual puede ser natural, SINcera, quitarse la careta y dejar de apantallar; se sabe hija
amada del Padre y no necesita competir con su varón, puede relajarse y esperar con paciencia que
Dios la vindique cuando sea injustamente tratada.

1Pe. 3:5-6
… aquellas santas mujeres que esperaban en Dios ...

La rebeldía enceguece y hace del ególatra alguien totalmente ajeno a su propio problema, incluso
pensando que sólo él esta bien y todos los demás equivocados; aún más, proyecta en otros los
problemas que solo él tiene y padece. ¿Por qué?, porque quien está en rebeldía se ha salido del
camino y fuera del camino simplemente somos el peor de los ciegos, el que no quiere ver; o no
puede, por estar bajo ceguera judicial.

La carne refunfuña y se retuerce por la comezón; es incapaz de estarse quieta, de callar, de soltar …
En cambio Jesús como cordero fue llevado al matadero, enmudeció y “no entró al trapo” de
Satanás, que usaba todo tipo de argumentos y mal trato para provocar que Cristo se auto-
justificara; pero El calló, no se vindicó a Sí mismo, no se defendió. Pudo confiar Su vindicación a
manos de Su Padre, porque estaba en el centro de Su voluntad. Esa vindicación vino en forma de
resurrección. ¿Vives en resurrección? Entonces calla, estate quieto, no cedas a la provocación; eso
es justo lo que Satanás quiere para que desciendas de tu posición y pierdas tu autoridad. ¡Dios no
negocia con rebeldes, los juzga! Recuerda más bien lo que les ocurrió a Satanás y todos los
contagiados por su rebeldía: a María la hermana de Moisés (lo que hizo contra su hermano fue
equiparable a ofender a un padre escupiéndole en el rostro, por lo que se volvió leprosa y tuvo que
ser disciplinada con la expulsión del campamento por siete días), a Nadab y Abiú (el fuego los
quemó vivos, por ofrecer fuego extraño; es decir, por arrogarse responsabilidades que no eran de
su competencia), a Coré y su séquito (quienes fueron tragados al abrirse la tierra bajo sus pies y
descendieron vivos al Seol, por ser obstinados en su oposición a la autoridad establecida por Dios),
a Saúl, Jezabel, Uzías, …

Varón de Dios, echa las manos a tu cabeza, palpa y mira si ya crecieron de nuevo tus guedejas (v.
22) y, aunque sea por siete días, lo justo para que la lepra se desvanezca, “sácala del campamento”
con algún tipo de disciplina, tal vez con silencio hasta que se vuelva, o según seas guiado (Núm.
12:14) y toma venganza de los filisteos que te cegaron. Derriba el templo de Dagón, ¡aunque
mueras en el intento, porque morirás matando a los enemigos de Dios! (v. 30). Muriendo a ti
mismo, como Sansón, matarás más enemigos que cuando andabas en tus fuerzas.

Si estás en autoridad no tienes que argumentar ni defenderte, sólo calla y deja que Dios te
vindique. Quien está en autoridad la pierde y se contamina, si en lugar de ejercerla entra a discutir
los argumentos de la rebeldía. Quien estando bajo autoridad argumenta y discute ¡y aún reprende!
en lugar de callar y obedecer, está en rebeldía (y a veces en insumisión, si la actitud o las palabras
son irrespetuosas u ofensivas) y por tanto fuera de la cobertura de Dios. (La corrección nunca es de
abajo hacia arriba, sino al revés). Ante los rebeldes, vez tras vez, Moisés no se auto-vindicó; sólo
callaba, se postraba e intercedía por sus detractores. Pero hubo una vez en que no se contuvo y en
lugar de santificar a Dios callando y haciendo lo que se le mandó hacer, perdió los estribos y
reprendió con duras palabras al pueblo. Por ello perdió su mayor anhelo: entrar a la Tierra
Prometida.

Dila, para terminar: “Muy amada, si quieres ser contenciosa, nosotros no tenemos tal costumbre,
ni las iglesias de Dios” (1ª Cor. 11:16); porque nosotros obedecemos a Dios y no andamos en la
carne con argumentos y altivez. Por tanto cubre tu cabeza. Aunque me duela y te duela, amor de
los amores, de ninguna manera te dejaré sin castigo por tu insumisión, desobediencia y rebeldía.

1Pe. 3:5-6
Porque así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en
Dios, estando sujetas a sus maridos; como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor; de
la cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza.

Mujer, ¿qué parte de esperar, sujetarse, obedecer o llamar señor a tu marido, o hacer el bien, de
estos versículos no entiendes o resistes, impidiéndote a ti misma ser perfecta para con Dios?

(Véase también: http://txemarmesto.blogspot.com.es/2012/07/esposos-de-sangre-para-nuestras-seforas.html)


4- UN MÁS EXCELENTE MATRIMONIO CON DIOS Y CON EL CÓNYUGE. Fe es oír y obedecer

a)- (Extracto del cap. 4 de "Santiago a las Doce Tribus", Dr. Stephen E. Jones):

Con el fin de entender la Ley y ver Su sabiduría y amor, hay que tener fe en el Autor, es decir, uno
debe tener oídos para oír. La fe viene por el oír, y el oír, se manifiesta en la obediencia. Ese es el
tema de fondo del libro de Santiago.

Si un hombre no tiene oídos para oír alguna porción de la Palabra, entonces le falta la verdadera fe
en esa área de la vida. Santiago reconoció esto en el versículo 6,

6 Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar
movida y echada por el viento. 7 No piense tal hombre que recibirá cosa alguna del
Señor, 8 pues el hombre de doble mente (doble ánimo) es inconstante en todos sus
caminos.

Debido a que la palabra shema en hebreo significa a la vez oír y obedecer, y porque la fe se deriva
del oír-obedecer, es evidente que cualquier petición de sabiduría debe hacerse con los oídos
abiertos y con la intención de ser obediente. Obedecer sólo cuando se está de acuerdo con lo que
Dios dice, es debido al orgullo peculiar de la mente carnal. La la mente carnal se reserva para sí el
derecho de modificar la Escritura y elegir las órdenes que quiere obedecer. La mente carnal se da
derecho a sí misma a juzgar los motivos de Dios, porque si un hombre todavía no entiende la
sabiduría y el amor arraigados en Sus mandamientos, su mente carnal cree que tiene el derecho
de rechazar Su Palabra. En su orgullo la mente carnal piensa que es Dios.

La manera apropiada de vivir es ser obedientes independientemente del entendimiento, pero


donde hay alguna falta de entendimiento, que se pida por sabiduría para que se pueda entender la
mente de Cristo y poder estar totalmente de acuerdo con Él.

Recuerdo muchas veces en mi estudio temprano de la Ley Bíblica, cuando me faltaba comprensión
que estaba listo para tirar la Biblia a través del cuarto. El problema no era la Palabra de Dios, sino
mi falta de sabiduría. He encontrado, sin embargo, que Dios siempre fue fiel en revelar Su
intención y el significado de cada Ley cuando inquirí. Por ejemplo, yo había estado leyendo en
Éxodo 21 las diversas Leyes sobre el Matrimonio. Estar casado con una esclava era tratado de
manera diferente de estar casado con una mujer libre. Pensé que esto era bastante arbitrario e
injusto. En mi frustración, le dije a Dios: "¿Qué es esto?" Admito que mi tono de voz no reflejaba
un gran respeto, pero Él prefirió hacer caso omiso de eso y respondió a mi pregunta, diciendo:
"Abraham tuvo dos mujeres".

Esa revelación me impartió el entendimiento de que Dios reconoce dos tipos de relación
matrimonial. Podemos tener con Dios una relación de esclavo al estilo de Agar, o una relación de
amor al estilo de Sara. Esta es la base del comentario de Pablo en Gálatas 4. El amor de Dios se
manifiesta en que Él está dispuesto a satisfacer nuestra mentalidad de esclava, teniendo una
relación con nosotros que es menor que la ideal. Su propósito es darnos tiempo para crecer en
madurez espiritual, hasta cuando seamos capaces de relacionarnos con Él como la libre (Sara).

La misericordia y el amor de Dios se manifiestan en esto. Pero si consideramos la relación tipo Agar
como un matrimonio sin salida, solo veremos opresión sombría, siendo esclavos para hacer
siempre lo que no queremos hacer. Debemos ver que nadie está encerrado en una relación de
esclavo con Jesucristo. Su finalidad última es enseñarnos algo mejor, una relación que no se centra
en la obediencia, sino que ve el acuerdo como su meta.

La Iglesia por lo general se centra en nuestra obediencia a Cristo, viéndolo como el Jefe de la
relación. Esto es bueno, pero no es el fin o la meta de la relación. Podemos ver a Cristo como la
más alta autoridad, e ilustrarlo por la relación marido-mujer, sin entender que Jesucristo está
buscando algo más que una novia-Agar subordinada. Él está buscando una novia que comparta Su
mente, Sus puntos de vista, Sus deseos, Sus intereses; en una palabra, una novia que esté de
acuerdo con Él y no necesite que se le diga qué hacer continuamente. Cristo está buscando a
alguien que sea uno con Él. Este es el sentido último de Gén. 2:24, "serán una sola carne". La
autoridad es ciertamente de Dios, pero es necesaria sólo porque las personas no están de acuerdo.
El propósito de la verdadera autoridad es traer el acuerdo. Los hombres carnales usan la autoridad
para hacer que los demás estén de acuerdo con sus puntos de vista o acciones carnales, pero
Cristo usa la autoridad para llevar a los hombres a un acuerdo con la perfecta Ley de Dios.

b)- El doble testigo matrimonial (Extracto de Deuteronomio-Discurso 5-Cap. 21 de Stephen E.


Jones)

En un matrimonio, el marido y la esposa son naturalmente llamados a ser testigos uno del otro. Si
el matrimonio funciona como estaba previsto desde el principio, cada uno estará equipado para
escuchar la voz de Dios de una manera diferente, pero complementaria a la del otro. El hombre fue
creado a imagen de Dios, y sabemos que Dios es completo, sin falta de nada. Dios es tanto
masculino como femenino, y se ha revelado a la humanidad en dos maneras en diferentes
momentos. Al principio, Dios se reveló como femenino bajo el nombre de El Shaddai, como leemos
en Génesis 17:1,

1 Ahora bien, cuando Abram tenía noventa y nueve años, Yahweh se apareció a Abram y
le dijo, "yo soy El Shaddai ..."

Es interesante que, cuando se lee literalmente, Yahweh se reveló a Abraham como El Shaddai, el
lado maternal de Dios, mientras que Yahweh es el nombre paternal dado a conocer
posteriormente a Moisés en Éxodo 6:2,3,

2 Dios habló además a Moisés y le dijo: "yo soy Yahweh, 3 y me aparecí a Abraham, Isaac
y Jacob como El Shaddai; pero con mi nombre Yahweh no me di a conocer a ellos".

Por lo tanto, vemos que Yahweh y El Shaddai son el mismo Dios, pero mientras que Abraham le
conoció como El Shaddai, Moisés le conoció como Yahweh. El Shaddai significa "pecho", que viene
de la palabra raíz sábalo, "un pecho, una ubre".

El Shaddai, entonces, es el lado femenino de Dios, mostrando la maternidad de Dios en la Creación


dando a luz y alimentando la Creación como una madre alimenta a su hijo niño. Pero llega el
momento en que un niño debe recibir la formación, la educación y disciplina del padre. Por lo
tanto, Dios más tarde se reveló a Moisés como un padre cuando llegó el momento de enseñar Sus
caminos a Sus hijos.
Pero después que el hombre fue separado por Dios en masculino y femenino, cada uno necesita
del otro para estar completo. Y así vemos que Dios es tanto hombre como mujer, como se revela
en las Escrituras. Dios es completo, y cuando Adán fue formado primero en la Tierra, él también
fue completo, porque él fue hecho a la imagen de Dios. Sin embargo debido a que la Ley del Doble
Testigo era parte del carácter de Dios, Él separó al hombre en masculino y femenino, sacando a Eva
de Adán en Génesis 2:21-23. Tras la separación, el hombre se parecía espiritualmente a Yahweh,
mientras que la mujer se parecía a El Shaddai. Los oídos del hombre, naturalmente, estaban
sintonizados para escuchar la voz de Yahweh, mientras que los oídos de la mujer estaban
naturalmente sintonizados para escuchar la voz de El Shaddai. El "tono" de la voz sería diferente, y
la voz de Dios por lo general haría hincapié en diferentes aspectos de la verdad dirigidos a su
género, pero cuando el hombre y la mujer compartieran su revelación de la verdad, se encontraría
cada revelación en una verdad armoniosa y complementaria. Idealmente, esto fue lo que era el
trabajo en matrimonio. Mientras que ambos tuvieran la capacidad de escuchar la voz de Dios,
habría unidad, y no habría necesidad de que uno ejerciera autoridad sobre el otro. Las dos
revelaciones parciales se complementarían entre sí y completarían la revelación global.

Sin, embargo, el pecado ha cobrado su precio sobre nosotros y embotó nuestra capacidad de oír,
redujo nuestra capacidad de amar, y nos indujo a tratar de dominar a nuestro cónyuge y someterle
a nuestra propia voluntad. Cuando las condiciones maritales son imperfectas, se rompe la
comunicación entre ellos, y la gente también pierde la capacidad de escuchar la voz de Dios
correctamente. Los ídolos del corazón nos engañan y tuercen la Palabra de Dios de acuerdo a
nuestros propios deseos, suposiciones o creencias fuertes. El acuerdo y la unidad sufren, tanto en
la familia como en la comunidad, la Iglesia o la nación. Es por esta razón que Dios instituyó la
autoridad en la familia, dando la autoridad al hombre sobre su esposa (Génesis 3:16). No fue así al
principio, cuando el marido y la esposa se encontraban en sumisión a la voluntad de Dios. Pero el
pecado hizo necesaria la autoridad en vista de la corrupción que viene con el pecado.

En una familia, el marido y la mujer están llamados a dar testimonio en unidad familiar. Si eso se
rompe, hay alternativas que podrían proporcionar un sustituto, como un pastor o un profeta. Las
personas solteras también pueden recibir un doble testimonio de esas fuentes externas. Pero el
testigo doble natural dado por Dios es de uno de los cónyuges, y en algunas situaciones, el testigo
del cónyuge tiene prioridad sobre todos los demás testigos terrenales.

Los testigos independientes


Otro principio que se me mostró hace muchos años que es un verdadero testigo es un testigo
independiente. Una vez recuerdo que se me dijo que "consiguiera una palabra de Dios" poniendo
presión sobre mí para dar testimonio de la palabra que el profeta ya había recibido. Yo sabía que si
no daba testimonio de su palabra, habría consecuencias desagradables. El profeta no estaba
buscando la verdad, sino alguien que diera testimonio de su palabra. En otras palabras, ya había
recibido una palabra, que él suponía que era cierta, por lo que fue a buscar a alguien que fuera
testigo de esa palabra. Por lo tanto, cualquiera que hubiera recibido una revelación contraria se
suponía que sería mala.

Recordé esto años más tarde, cuando mi esposa y yo nos abrimos camino a lo que llamo el
"matrimonio de Nueva Alianza". Después de que empecé a verla como mi testigo doble, supe que
tenía que proporcionarle la oportunidad de proporcionar un testigo independiente, o de lo
contrario no sería un verdadero testigo doble. Si simplemente se sometía a mi palabra, y estaba de
acuerdo conmigo para evitar el conflicto, entonces ella no sería un verdadero testigo, sino una
esclava.

Por ejemplo, en julio de 1993 recibí la revelación de que nos moviéramos a Seattle. Compartí esto
con mi esposa. Ella sabiamente me recordó una revelación anterior de que cuando nos
mudáramos al Oeste, nos moveríamos libres de deuda. En ese momento, estábamos teniendo $
4.000 en deudas de tarjetas de crédito, y hacer un traslado nos costaría otros $ 4,000 para gastos
de mudanza, primer y último mes de alquiler en Seattle, y un depósito para la casa.

Debido a que ella vaciló, inmediatamente me aparté para permitir a Dios que le diera un doble
testigo sin mi intrusión. Ella testificó más tarde que cuando vio que yo estaba dispuesto a dejar de
lado mi revelación sin su testimonio confirmatorio, y que no iba a pensar mal de ella si ella nunca
fuera testigo confirmatorio para tal movimiento, ella supo sin ninguna duda que yo estaba
buscando un testigo independiente; ella sabía que si no daba testimonio de tal movimiento, estaría
contento con permanecer en Arkansas, y ella no sufriría consecuencias por estar en desacuerdo
con mi revelación.

Pues bien, Dios le dio un doble testimonio dos meses más tarde. En septiembre de 1993 se me
pidió que enseñara en el área de Dallas, y mientras yo estaba allí, llegó una carta a casa que
contenía dos cheques de $ 4.000 cada uno (¡casualidad!, justo el importe de lo que debían más los costes de la mudanza; así
se cumpliría también la primera revelación de moverse sin deudas) . Mi esposa abrió la carta, por supuesto. Como yo no
estaba allí en ese momento, era como si esto se le hubiera dado para su beneficio. ¡Casi no podía
esperar a que la llamara por teléfono, para poderme decir que sí nos íbamos a mover a Seattle!

El punto es que me cuidé de no forzarla a dar testimonio confirmatorio. Si nunca se hubiera


provisto el testimonio, mi amor por ella no habría disminuido, ni habría pensado mal de su
capacidad para oír la voz de Dios. En lugar de eso, habría dado por hecho que mi revelación era
falsa, o que simplemente todavía no era el tiempo para moverse a Seattle.

El testigo doble proporciona “tiempo oportuno”


Esto me lleva a otro punto importante. A menudo, un testigo doble revela el tiempo oportuno. No
es suficiente saber lo que hay que hacer; también hay que saber cuándo hacerlo. A veces Dios le
dará algunas instrucciones muy por delante del tiempo; esto es especialmente cierto cuando
necesitamos el entrenamiento antes de que seamos capaces de cumplir con la revelación (o
llamado). A menudo asumimos que cuando Dios dice que hacer algo, hay que hacerlo
inmediatamente, pero este no es siempre el caso. Dios usa a menudo el testigo doble para revelar
la sincronización.

Por ejemplo, el Faraón tuvo dos sueños, que José interpretó. En Gén 41:17-20 leemos que soñó
con siete vacas de hermoso aspecto, seguidas por siete vacas flacas que se comieron a las vacas
hermosas. Luego tuvo un segundo sueño, en el que vio siete espigas de grano sanas, seguidas por
siete espigas delgadas que se tragaron las espigas sanas. José fue llamado de la prisión para
interpretar sus sueños. José le dijo que habría siete años de buenas cosechas, seguidos por siete
años de hambre. Luego, en el versículo 32, José le dijo el Principio del Doble Testimonio, diciendo:

32 Ahora en cuanto a la repetición del sueño a Faraón dos veces, significa que el asunto es firme
[kuwn, "establecido"] para Dios, y que Dios hará que rápidamente se cumpla.
En otras palabras, los dos sueños "establecieron" la revelación. La palabra hebrea usada es kuwn,
que significa "establecer".

Dios le dio a Faraón dos sueños, no sólo como un testigo doble, sino también para mostrarle que
esto iba a suceder "rápidamente". Se dio a Faraón un sentido de urgencia y el tiempo, por lo que
comenzaron a hacer planes inmediatos para almacenar alimentos para los próximos siete años.

Es imperativo que entendamos la Ley del Testigo Doble a medida que tratamos de escuchar la voz
de Dios más perfectamente. Si entendemos que estamos naturalmente incompletos, seamos
hombres o mujeres, apreciaremos el testigo doble como un cerco de protección contra la idolatría
del corazón. Por supuesto, si la idolatría prevalece en nuestro corazón (deseos, gustos, creencias, doctrinas, etc.
propios), nos irritaremos por las restricciones que nos impone esta Ley del Testigo Doble.
5- COMENTARIO AL ARTÍCULO DE S. E. JONES:

Entendemos que para alcanzar este tipo de relación con Dios y con la esposa será inexcusable
haber recorrido primero el camino de la obediencia hasta llegar a la madurez. No podemos
pretender ser como Sara si antes no aprendimos a ser obedientes como Agar. Vamos a analizar
esto según la casuística que se puede presentar en la experiencia:

- Si ninguno de los cónyuges alcanzó tal grado de madurez será preceptiva la relación bíblica de
tipo Agar, en la que el marido como cabeza debería mandar con sabiduría y la esposa obedecer sin
chistar. Por supuesto en este caso, por desgracia, el conflicto surgirá por ambas partes hasta que al
menos uno alcance el quebrantamiento; pues hasta entonces lo más probable es que el marido
falto de sabiduría abuse imponiendo su autoridad y la mujer inmadura rebelándose o tratando de
mandar. Ese conflicto lo usará Dios como tratamiento de cruz para desbastar a ambos. ¡Aleluya,
Dios todo lo aprovecha!

- Si sólo uno de los cónyuges alcanzó tal grado de madurez, igualmente no procederá una relación
tipo Sara, sino tipo Agar, hasta que el cónyuge más inmaduro avance. En este caso el conflicto, en
la inmensa mayoría de las ocasiones, será provocado por el cónyuge inmaduro. Será bueno
recordar que el inmaduro es carnal mientras que el maduro es espiritual. El espiritual juzga todas
las cosas y apreciará la ceguera de su cónyuge carnal. Pero el inmaduro, en su ceguera, se
envolverá en vanos razonamientos y emociones carnales, pensando que él y sólo él tiene toda la
razón; y, lo peor de todo, en casi nada apreciará la espiritualidad del cónyuge aventajado, pues está
cegado y solo el quebrantamiento abrirá sus ojos para poder discernir la diferencia entre su alma y
su espíritu. Convendrá recordar aquí que la carne es contra el espíritu y el espíritu contra la carne y
éstos se oponen entre sí (Gál. 5:17). El conflicto será largo, duro y amargo, pues ambos estarán en
enfoques antagónicos, imposibilitados de mezclarse, como el agua y el aceite, que se repelen; uno
en Cristo y el otro en su yo (encerrado en sí mismo, ensimismado, egocéntrico); porque los que son
de la carne piensan (se enfocan) en las cosas de la carne (son egocéntricos); pero los que son del
espíritu en las cosas del Espíritu (son dioscéntricos) (Rom. 8:5).

- Si el aventajado en madurez es el marido, la mujer inmadura o no quebrantada raramente


aceptará la sumisión y la obediencia (al menos no desde el corazón, aunque tal vez obedezca
externamente, de forma puntual o por algunos periodos más o menos cortos o largos; lo que no es
malo, pero no es lo que Dios busca; Dios busca la sumisión verdadera del corazón, un acuerdo o
amén no fingido); por lo que deberá buscar el rostro del Señor para hallar gracia, paciencia y amor,
e ir a la cruz a morir por su esposa; sin él tratar de imponer o exigir a ella su obediencia, hasta que
ella madure y la aprenda; pero sin transigir al punto de desobedecer a Dios para complacerla, sino
esperando hasta que la nube se levante y avance. Una vez que la mujer haya aprendido la sumisión
(respeto), ante todo, y la obediencia y las practique, llegará el momento en que el marido, como
cabeza, entenderá por el Espíritu cuando podrá empezar a tratarla como a Sara. Obviamente, hasta
entonces el campamento estará detenido y la nube no se elevará para guiarles a la siguiente
estación, al llamado ministerial que el Señor tiene para que ambos compartan.

- Si la esposa es la aventajada -lo cual debería ser excepcional en matrimonios que fueron
concertados en el Cielo, pues Dios normalmente apareja los matrimonios donde el cónyuge más
maduro sea el varón- deberá buscar el rostro del Señor para hallar gracia, paciencia y amor; yendo
a la cruz a morir por su esposo, hasta que él madure, para soportar, someterse y obedecer,
siempre y cuando la obediencia al esposo no interfiera con su primera obediencia al Padre; pues el
esposo, en su inmadurez, sin duda tratará de imponer o exigir la obediencia y sumisión de ella,
espetándola los consabidos "como dice la Biblia" o “yo soy la cabeza”. Una vez el marido haya sido
quebrantado, como cabeza entenderá por el Espíritu que deberá dejar de tratar a su esposa como
a una Agar esclava y empezar a tratarla como una coigual Sara libre. El campamento estará
igualmente detenido entretanto esto se produzca.

Resumiendo, el cónyuge más maduro es el llamado a abrazar la cruz, humillándose, estando


dispuesto a perder en vez de tratar de ganar siempre, orando, sufriendo y esperando en Dios por el
quebrantamiento de su cónyuge, que sólo Él puede obrar. Cualesquiera discusiones y argumentos
serán en vano, pues sólo el Espíritu convence de pecado y quita la ceguera (Gén. 33:14); en fin,
yendo cada día a la cruz y muriendo, hasta alcanzar, por ese amor que da la vida por el otro, la
victoria.

Dios tiene un plan para cada vida y matrimonio y bíblicamente es posible que Dios permita la
separación temporal (caso de Moisés y Séfora) o incluso el divorcio (probablemente el caso de
Pablo, que se hizo eunuco por causa del evangelio, pues los rabinos preceptivamente debían ser
casados) después de mucha obstinación en el abuso de la autoridad del esposo o en la rebeldía de
la esposa. [Quien les escribe lo hace desde la experiencia, tras haber vivido un divorcio, que no
solicitó, y autorizado por Dios -por palabra profética y con señales objetivas confirmatorias- que
tras muchas demostraciones de Dios y mucho tiempo para el arrepentimiento, de una esposa
incrédula que no quiso abrir la persiana para que entrara la luz ni siquiera un poquito. La situación
fue empujada por Dios a un valle de decisión, donde se tuvo que escoger entre ceder a la presión
familiar, eclesial y social, consintiendo en vivir un cristianismo fingido “de pantalón caído”, en el
papel de “esposo florero” que sólo sirve de adorno y “papá perrito” al que las hijas “sacan a pasear
(obedecen)” sólo cuando les viene en gana, o la perfecta obediencia bíblica a Dios; es decir, a
tener que elegir entre Dios o estar “bien avenido” con el hogar y los afectos familiares. El cónyuge
incrédulo optó por el rompimiento del matrimonio antes que por abrirse al Señor. Si alguno se
escandaliza por esto le sugerimos leer en su Biblia estos textos]:

Mateo 19:29
Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer,
o hijos (no se hace distinción de si son creyentes o no), o tierras, por mi nombre, recibirá
cien veces más, y heredará la vida eterna.

(A Su tiempo, como doce años después, recibimos del Señor una mujer creyente, cien veces
mejor).

1 Corintios 7:15
Pero si el incrédulo se separa, sepárese; pues no está el hermano o la hermana sujeto a
servidumbre en semejante caso, sino que a paz nos llamó Dios (este fue nuestro caso).

Lucas 8:21
El entonces respondiendo, les dijo: mi madre y mis hermanos son los que oyen la palabra
de Dios, y la hacen.

- Si ambos alcanzasen la madurez; es decir, la victoria en esta vida -y muy pocos matrimonios lo
consiguen-, tendremos un sublime matrimonio de vencedores tipo Abraham-Sara, que funcionará
en base al amén o acuerdo. Ambos cónyuges habrán aprendido a oír la voz de Dios y se convertirán
en el doble testigo uno del otro, necesario para la toma de decisiones, haciendo que la autoridad
no sea necesaria. Cuando uno escuche primero la voz de Dios, respetará al otro sin forzarle,
esperando hasta que también la escuche, y entonces tendrán el amén con la mente del Padre
necesario para actuar. Dios se encargará de tratar con aquel de los dos que se esté retrasando en
aceptar la voluntad de Dios y será prácticamente nula la probabilidad del desencuentro entre dos
cónyuges vencedores.

CONCLUSIONES:
Nos parece que el matrimonio neotestamentario tipo Sara es más excelente, que el
veterotestamentario tipo Agar; aunque ambos son matrimonios bíblicos. El hombre conserva
siempre la última palabra, pero busca siempre el amén o doble testigo de su ayuda idónea para
alcanzar la plenitud. La cruz en ambos cónyuges, especialmente en el más maduro, será la norma
atemperadora en las crisis, motivándoles a humillarse y esperar en la misericordia de Dios.

Juan 15:15
Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero OS HE
LLAMADO AMIGOS, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer.

Gálatas 3:24-25
DE MANERA QUE LA LEY HA SIDO NUESTRO AYO, para llevarnos a Cristo, a fin de que
fuésemos justificados por la fe. Pero venida la fe, YA NO ESTAMOS BAJO AYO,

Gálatas 4:1
Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo,
aunque es señor de todo;

La Biblia es clara en cuanto al simbolismo matrimonial como tipo de la relación esposo-esposa


entre Cristo y Su Iglesia. Así mismo es clara en cuanto a que Cristo, como esposo, disciplina a Israel
y a la Iglesia, en ambos Pactos. ¿Por qué razón entonces pocos se atreven a otorgar al esposo la
función disciplinaria con relación a la esposa? Cuando aún estábamos en el ministerio
denominacional, las autoridades nos disciplinaban, pero jamás a una mujer casada; pues en tal
caso se le encomendaba al esposo dicho menester. Si el argumento de algunas esposas, de que no
eran niñas para ser disciplinadas por sus esposos, hubiera sido aceptado, las casadas hubieran sido
las únicas exentas de la disciplina.

Tenemos un Dios divorciado que está por volver a casarse y la Biblia es clara en cuanto a que el
divorcio y el nuevo matrimonio no son pecados; por lo tanto, se prevé una salida para quienes no
aceptando la cruz opten por la obstinación en sus posturas pecaminosas, de abuso de autoridad o
desobediencia contumaces. Esto, tanto en matrimonios entre creyentes, como en matrimonios
mixtos (véase: Libro: DIVORCIO Y NUEVO MATRIMONIO NO ES PECADO, DICE LA
BIBLIA, Dr. Stephen E. Jones). Esto es también una advertencia clara para que no pongamos la
unidad del hogar en jaque por el egoísmo de obstinarnos en nuestros pecados; pues de no mediar
arrepentimiento de la parte incumplidora, Dios eventualmente pudiera decidir continuar adelante
con el plan previsto para el cónyuge obediente a expensas del rebelde. ¡Dios no lo quiera!
6- UN EJEMPLO NATURAL EN EL FIRMAMENTO:

La luna (tipo de la mujer casada) sólo puede orbitar al sol estando primero sujeta a orbitar la Tierra
(esposo); luego, juntos, podrán orbitar al sol (Cristo).

No se trata de autoridad peleada ni de autoridad compartida, sino de la autoridad amén o


acordada, que busca la armonía en la trinidad Dios-Marido-Mujer. El marido vencedor no renuncia
a su papel como cabeza y a tener la última palabra, en favor un gobierno democrático en la familia,
pero nunca será autoritario.

ARTÍCULOS RELACIONADOS:

¿"NI HOMBRE NI MUJER" EN EL GOBIERNO?, Leon Eliyah


MATRIMONIO Y TRINIDAD (El Dios completo: masculino y femenino), Dr. Stephen E. Jones
7- LA RESPUESTA DE UNA AMIGA EN CRISTO:
Hola Txema:

Si, estoy atrasada en deberes pero si leí tus correcciones a mi escrito “XXX”, aunque no
comparto algunas de tus apreciaciones, porque tal vez no entendiste el sentido con el que
el Señor quería expresarse a esa otra cantidad de mujeres, no solamente a las casadas,
sino a ese número de mujeres solas, viudas, separadas, que han sido maltratadas no solo
por el hombre sino por la religión y por tantos más; mujeres violadas; mujeres
abandonadas, mujeres que encontraron que sus esposos eran homosexuales; mujeres
pisoteadas en su autoestima; mujeres que se quedaron solas porque el tren se fue y no
llegó el príncipe azul; mujeres que no pudieron estudiar porque no quisieron o no tuvieron
los recursos; mujeres iletradas; mujeres que no son exitosas profesionalmente y se
sienten pisoteadas; mujeres que no tienen ni dinero para comprarse un par de ropa
interior, porque sus finanzas por mucho que trabajen no alcanzan; mujeres que están
solas porque decidieron quedarse solas pero a veces la soledad pesa y así muchas
más ... Después te diré más al respecto.

También leí tu artículo y hay cosas igualmente que no comparto, pero que estás en todo
tu derecho de manifestar, si así el Señor te insta a hacerlo, porque ¡qué significa mi
opinión ante la grandeza de mi Señor! Pero en mi caso, como dice la lectura maravillosa
que me compartiste de Stephen Jones, más alto es el acuerdo que la obediencia. Es un
tema un poco espinoso y delicado que se ha llegado a tergiversar pasando de un extremo
religioso a un extremo de libertinaje en la pareja, pero también ha causado en el hombre
toda clase de abusos aplicando estos versículos en la carne y con un corazón no limpio.

Para mi es distinto tal vez porque mi hogar era un acuerdo y no se basaba en la


obediencia mía hacia mi esposo, él nunca usó este lenguaje conmigo, y no porque yo
fuera una dulce paloma (las mujeres somos difíciles en todo el globo terráqueo sean
cristianas o no, jajajaja) ni utilizó la Biblia para esto. Él era un hombre conforme al corazón
de Dios, pero igual tampoco era perfecto, pero nos amábamos, hasta amábamos los
defectos de cada uno, jajaja; como dice Ellizabeth Elliot: "tú cuando te casas lo haces con
un pecador". Él era muy noble y con una autoridad tan hermosa, que no había necesidad
de decir nada para quedar como el esposo al que se debía obedecer "porque era la
cabeza". Entre nosotros nunca hubo eso, éramos iguales delante de Dios y a los dos el
Señor nos hablaba por igual, a veces lo hacía con él y a veces lo hacía conmigo, pero al
final había acuerdo entre los tres.

Estoy convencida que ese es el propósito de Dios para Sus hijos, llevarnos a un mutuo
acuerdo y no a una obediencia manipulada y prostituida en una naturaleza adánica que
esta llegando a su fin.

Como te digo yo hablo desde mi experiencia, pero he visto horrores en esposos


cristianos, y a veces mejor se llevan los impíos que los que dicen ser creyentes. Mi
experiencia de vida con mi esposo fue tan diferente a como es tradicionalmente en el
mundo, por eso nuestra relación parecía de otro mundo, mi esposo siempre respetó el
llamado de Dios en mi vida, era un hombre que recurría a mí porque siempre me decía
que yo era su amiga y todo lo comentábamos, respetaba mis decisiones, y le apasionaba
verme sirviendo al Señor. Se dejaba enseñar o aconsejar cuando así el Señor lo quería
(porque Dios nos usa para ayudarles en el camino, porque para Dios es muy claro que
nosotras tenemos una naturaleza distinta y no se nos escapan cosas que a ustedes por
naturaleza si se les escapan y eso es comprobado hasta por la ciencia, jajajajjaa), pero
quien finalmente tomaba la decisión después de escuchar a Dios y escuchar a su esposa
usada por el Señor, era él (porque vale aclarar que algunas se parecen más a Mical o la
esposa de Herodes, que ante ellas les quedan como en pañales, jajajjajjajja). Nunca se
aprovechó de la Escritura para someterme o algo así, era un hombre muy sabio. Siempre
me decía "yo no me caso contigo para que seas mi sirvienta, tú eres mi princesa" y como
tal me trató. Me cuidó, me protegió, me proveyó todo lo que pudo, me sustentó y se
sacrificó por mí, como lo hace Cristo por Su iglesia, por esto si tuve un ejemplo vivo de lo
que Cristo anhela con Su iglesia, yo lo tuve en mi hogar.

Y es así como la mujer puede ser esa ayuda idónea, en un ambiente de amor por parte de
su esposo y no de manipulación por parte de él y es así como el esposo puede tratarla
como princesa, siendo ella moldeada y corregida por un Cristo vivo que la ve como igual a
Él, pero que tuvo que hacer que ella estuviera bajo su autoridad por desobediente, pero
que en Cristo esto puede y debe cambiar.

Si Dios me manipulara no me sometería a Él ni por todo el dinero del mundo, creo que
nuestro amor y sometimiento a Él está basado en un amor que nace del sacrificio, en un
amor que todo lo da y que nada se reserva, que disciplina pero en el amor que solo Él
puede dar, y esta es la base para cualquier hogar. Si un hogar falla, no es porque la mujer
no se somete o porque el marido no aplica lo suficiente los versículos bíblicos del
sometimiento, un matrimonio falla porque simplemente no se fundó dentro de la voluntad
de Dios, y porque no hay acuerdo con Dios, no hay corazones que anhelen dejarse
corregir, no hay rendición total al Señor.

Tu artículo es bueno y serviría a muchos, pero tiene sesgos que a muchos ojos podrían
parecer machista y yo sé que esa no es tu intención. También parece tener rasgos de
inseguridades o de dureza por algún resquemor, quizás por el lenguaje que utilizas a
veces, y sé también que no es así en tu corazón, pero el lenguaje da para pensar eso.
Pero Dios puede usarlo para que muchos matrimonios se pongan en acuerdo con el
Señor, y si que se necesita en estos tiempos tan tremendos en que la esposas se parecen
más a la esposa de Potifar que a la esposa de proverbios 31 y los hombres se parecen
más a Goliat que al dulce David.

Espero que mis comentarios no te desanimen o te puedas enojar conmigo, lo hice con la
mejor intención, respetándote como el siervo de Dios que eres y como mi hermano en
Cristo. Espero esto te ayude a retroalimentar el artículo y que el Señor como siempre
pueda usarte en tan hermosas enseñanzas. Tu labor es fundamental en el cuerpo de
Cristo.

Perdón por la demora, pero estuve rumiando el asunto y nos sentamos con Cristo a
debatirlo y llegar a un acuerdo jajajajajaa.

El artículo de Stephen Jones fue fundamental para confirmar aquello que el Señor me ha
estado enseñando al respecto.

No sé si XXX esta vez sienta ayudarme con el libro, pero mi comandante es Cristo, así
que Él decidirá si me toca editarlo sola, entonces tú serías el primero en recibirlo para
que me des tú opinión y lo alimentes con lo que Cristo te dé para hacerlo.

Un abrazo gigante para ti y para Piedad, les pido oración por la cirugía de mi XXX y por mi
enfermedad de XXX que me ha tenido muy limitada, los quiero mucho en el amor fraternal
de nuestro amado Cristo.
Firmado: XXX

PD: Esto es un apostólico jajajajja.


8- CONTESTACIÓN A NUESTRA AMIGA:
Lo primero agradecerte mucho tu contestación. La verdad con amor siempre es de agradecer, pues
para ello se necesita valentía y sinceridad y creo que tú lograste ambas cosas.

Nuestra verdad siempre viene barnizada por nuestras experiencias y creo que tú tuviste una
experiencia parcial del matrimonio, porque tal vez sólo viviste la etapa bonita y buena de la
madurez, y el fruto maduro apareja dulzura. Eso, me reconocerás, no es normal, y menos en
edades tempranas. Creo que nuestro buen Padre tal vez os concediera ese don, sabiendo que el
bien de tus ojos te iba a ser quitado tempranamente.

Sin embargo, la mayoría debe acceder a esa etapa matrimonial de Tabernáculos o de Matrimonio
Amén-Acuerdo, creciendo desde abajo. Eso no es malo pues la experiencia nos hace discernir
mucho mejor lo bueno de lo malo y conocer un camino que tal vez tú no atravesaste en cuanto al
crecimiento en pareja desde las etapas inferiores. Witness Lee insiste muchísimo en sus escritos
que hay cosas espirituales que solo pueden entenderse mediante el crecimiento en nuevas
experiencias de vida.

Sí, entendí de esas mujeres solas a las que pretendes llegar y por eso te contesté sobre la
independencia de las mujeres no sujetas a una cabeza, “como Dios manda”; pues en tu escrito
pones a las mujeres en dependencia exclusiva al Señor, obviando completamente el papel del
varón. Esos versículos sí están en la Biblia y no los debemos olvidar. Incluso te enlacé un artículo de
Leon Elihah que habla de lo fácilmente que son engañadas las mujeres independientes
(http://josemariaarmesto.blogspot.com.es/2016/04/ni-hombre-ni-mujer-en-el-gobierno-
leon.html). Creo que esas mujeres deben buscar algún tipo de conjunción por arriba con algún
varón, algún tipo de tutelaje o referente o contraste que las proteja del maligno.

En cuanto a mi artículo, como es lógico hablas desde tu óptica de mujer y como mujeres siempre
soléis tener, aunque no todas, una cierta tendencia o sesgo a cargar las tintas del lado de los
abusos del varón. Pero las mujeres también aportan sus cuotas de problemas en los matrimonios.
Yo. desde mi óptica y experiencia de varón, analizo y me dirijo esencialmente contra el espíritu de
la rebelde Jezabel, y contra los varones pusilánimes que no asumen su papel de liderazgo, creo que
sin omitir mis excesos como varón en alguna etapa de mi vida y expuse una casuística según la
madurez y el crecimiento recaigan de uno u otro lado. (Añadimos ahora, que esto es particularmente importante en
este tiempo de clímax de la cizaña y de la corrupción del viejo hombre de pecado adánico, en que el espíritu de jezabelino está en su cenit, tanto
en el mundo como en la Iglesia).

La obediencia no es mala. El matrimonio tipo Agar también es bíblico y es una etapa para llegar al
matrimonio tipo Sara. El Señor fue amén con Su Padre mientras caminó aquí en la Tierra, pero eso
no le eximió de aprender la obediencia por lo que padeció. Nadie, salvo excepciones como la tuya,
si es que lo fue, puede llegar al amén sin pasar por la etapa de la obediencia. Pentecostés es la
etapa del aprendizaje de la obediencia, en la que la Ley es escrita o encarnizada en nuestros
corazones, que nos lleva a la etapa de Tabernáculos de la unión de las voluntades, del amén, del
acuerdo. Sí, como dices, el propósito es llevarnos a ese acuerdo, pero hemos de recorrer el camino
desde atrás, desde el amor judicial (filiae) al amor incondicional (ágape). A este respecto te sugiero
el libro de Martín sobre la reina Esther, en el que él hace mucho hincapié en la obediencia de
Esther a su tío Mardoqueo; hasta que llegó su hora de madurez y estuvo lista para incluso pasar a
dar órdenes.

También reconocí las diferencias y te expliqué varias veces como ambas partes, masculina y
femenina, estaban en Adán, hasta que Eva fue extraída de él; y cómo, debido a eso, ahora hombre
y mujer deben complementarse para tener el doble testigo que la dirección de Dios requiere.
¡Necio el hombre que no respete el llamado de Dios para su esposa, pues está cortando la hierba
bajo sus propios pies! Ídem en el caso de la mujer. Sí, también es cierto que las mujeres se rigen
más por el lado derecho o intuitivo del cerebro y los hombres por el del lado racional izquierdo.
¡Por eso se complementan! Pero eso no es óbice para que Dios haya instituido al varón como
cabeza.

Y, sí, hay mujeres que son un verdadero peligro, como Mical o Vasti, ¡o Jezabel! Debes reconocer
que la Iglesia toda está permeada por ese espíritu rebelde jezabelino del feminismo e
independentismo, e incluso odio, del varón. Personalmente creo que en esta época laodicense ese
espíritu opera más fuertemente que el del machismo abusador, porque Satanás siempre pervierte
o invierte el orden de Dios, especialmente en cuanto al principio espiritual más importante del
universo, que es la autoridad, sin la cual nada puede funcionar. La autoridad es el lienzo donde
hemos de pintar el cuadro; el terreno donde todo se ha de sembrar; el marco del puzzle donde
todas las piezas se han de encerrar o encajar, ...

Dices: “Y es así como la mujer puede ser esa ayuda idónea, en un ambiente de amor por parte de
su esposo y no de manipulación por parte de él y es así como el esposo puede tratarla como
princesa ...” . En mi artículo explico convenientemente que la ausencia de amor por parte del
esposo no es una excusa para la mujer, pues primero viene la sumisión (no en sentido peyorativo,
sino el respeto a la autoridad, y es siempre absoluta; no como la obediencia que es relativa,
porque debemos obedecer a Dios antes que a los hombres). Creo que en la Palabra el orden es así
en la carta de Efesios (no me extiendo aquí pues creo que el punto se explica suficientemente en el
artículo). Como dices en tu libro: obedecer “porque Dios lo manda”.

Creo que sí, mi lenguaje es duro y tal vez suene como a machista, pero los principios bíblicos en los
que se sustenta no lo son. Pudiera ser atenuado con más dulzura, pero no estoy seguro del todo;
porque los profetas y el mismo Señor, a veces, hablaban con un lenguaje muy duro que reflejaba el
estado de ánimo del Señor con respecto a los errores o pecados que se deberían corregir; ¡y el
espíritu de Jezabel es un asunto muy serio y trascendente! La primera vez que un pastor y alto líder
de un ministerio leyó mi libro “Finisterre al Borde del Jordán”
(http://txemarmesto.blogspot.com.es/2012/09/finisterre-al-borde-del-jordan-copia.html), me dijo
que debía estar muy enfadado cuando lo escribí; y así era, pues estaba viviendo en mis carnes ese
problema. Tal vez por eso el Señor, como a Ezequiel, me enmudeció... Y, sí, tal vez hasta que
madurase y me dulcificase y la esas palabras se hubieran encarnado primeramente en mí. Creo
que el problema de los Sansones de guedejas cortadas y los hombres intimidados por las Dalilas y
las Jezabeles de turno; así como el problema la rebeldía de las mujeres contra la autoridad (que las
vuelve leprosas y hacen que hasta sus propios padres las escupan en el rostro; como le ocurrió a
María al levantarse contra su hermano Moisés, que ni siquiera era su esposo), son asuntos muy
graves. El lenguaje es muy fuerte en Isaías 1, en Mateo 23, etc. . En el matrimonio, célula básica y
primera de la Iglesia, la rebelión de la esposa, el abuso o el apocamiento del esposo son asuntos
muy graves.

Isaías 3:12, líderes infantiles oprimen a mi pueblo, y las mujeres se enseñorearon de él.

Creo que inseguridad no la hay, tal vez dureza sí y resquemor en aquel momento también. Es por
eso que el artículo seguirá velado hasta que mi experiencia matrimonial crezca y tal vez me de la
luz necesaria para corregir algo que debe faltar y aún no sé lo que es (tal vez sobre el asunto de la
disciplina de las esposas). Creo que será retroalimentado con retoques de dulcificación, y con
mayor luz. Si tú lo autorizas, parte de esa retroalimentación sería la inclusión de tu gentil
respuesta.

Agradezco tus comentarios y no me enfado en lo absoluto. Me agrada tu valentía y amor para


decirme lo que me has dicho.

Agradezco tu deferencia en cuanto a tu libro, que me pone en un brete y me traerá más trabajo ...
jajaja. ¡Por supuesto, apostólico! Jajajajajajaja.
9- ALGUNOS HERMANOS OPINAN:

Los comentarios de tres varones a los que se les ha enviado el manuscrito, un hombre creyente
casado con una mujer creyente, un cristiano soltero y un creyente casado con una esposa
incrédula; todos tres con un nivel de madurez como para tener en cuenta sus opiniones, han
manifestado su conformidad. Dos de ellos que previamente consensuaron sus puntos de vista, me
hicieron alguna sugerencias que he procurado recoger, haciendo especial hincapié en que dejara
muy claro que nadie debía tomar esto como una excusa para arrojar la toalla y dejar de luchar por
su matrimonio, hasta ganarlo o recibir una respuesta profética de Dios clara, tajante y confirmada;
También me dijeron que muy pertinente y necesario en este tiempo hablar muy claro y sin temor
contra el espíritu de Jezabel. El otro, el casado con una inconversa, me dijo que estaba bien.

La amiga cuya opinión y mi contestación a ella se han recogido, poco tiempo después me pidió
permiso para pasarle el tratado íntegro a un matrimonio amigo de creyentes, en el que el marido
estaba siendo claramente manipulado por su esposa. No sabemos cual haya sido el resultado, pero
que ella pensara que sería bueno para él es una confirmación de que ella misma lo consideró de
utilidad, cosa que también había reconocido para algunos casos en su contestación.

Debido a todo ello y creyendo en nuestro corazón que el mensaje viene del corazón del Señor nos
hemos decidido a publicarlo.

Oramos y esperamos que sea para gloria y honra de nuestro Padre y de bendición para quienes lo
necesiten oír.
10- EL VELO Y EL MATRIMONIO Y ALGUNAS CONCLUSIONES:
05 de junio de 2017

A raíz de la lectura y publicación en nuestro Blog Tabernáculos de los estudios 1 y 2 sobre el Velo y
Revestimientos de Stephen Jones; especialmente la parte 2
(http://josemariaarmesto.blogspot.com.es/2017/06/velos-y-revestimientos-2-primera.html) (¡es
tan bueno que no deben dejar de leerlo!) en el día de la fecha, creemos que es conveniente añadir
este nuevo capítulo a nuestro libro.

Lo primero decir que nos ha causado profunda satisfacción y regocijo recibir tamaña confirmación
de parte del Señor, incluso con una casuística similar a la que nosotros fuimos movidos a
establecer, según los respectivos grados de madurez en cada uno de los cónyuges.

Nos alegra también que el hermano Jones en su estudio relacione este tema de la autoridad con el
velo de la mujer, especialmente en las esposas. (Al respecto les invitamos a revisar el artículo sobre
el uso del velo en nuestro blog y los artículos relacionados en el mismo a pie de página: VELO
versus SHABAT: CUBRIRSE LA CABEZA, UNA SEÑAL ANTE LOS ÁNGELES (Cap. V de
"Shabat"), Joseph Herrin. En Dichos artículos podrán observar diferentes opiniones al respecto del
velo de algunos siervos destacados).

Por las notas nuestras dentro del artículo aludido en el encabezamiento, Velos y Revestimientos
(2), podrán intuir que estamos de acuerdo con las conclusiones a las que Jones llega y que
confirman lo escrito en este libro unos meses atrás. Jones deja claro que una vez que su esposa
alcanzó a cruzar el velo del Jordán, entrando en la madurez y empezó a escuchar la voz de Dios, ya
no necesitó un velo físico de hechura humana. No nos dice si antes de esto ella lo usaba o no.
También dice que en el caso de que la esposa sea la madura y el marido no, los papeles se
invierten, y la mujer deberá ayudar al marido a alcanzar la madurez. En este caso no deja claro que
por ella ser madura no deja de estar sometida al varón, porque aunque alude a que no hay varón
ni mujer en el Señor, ella está sometida a su esposo inmaduro por el Señor. Sabiendo que Dios
puso a la mujer bajo la autoridad del varón, nosotros creemos que deberá usar su madurez para ir
a la cruz y esperar que su esposo madure y la emancipe, sin tratar de imponer ninguna otra
autoridad a su esposo que no sea el amor y el ejemplo.

En cuanto al velo tal vez podríamos concluir que las mujeres solteras, viudas o casadas no
emancipadas deberían usar el velo. Personalmente creemos que incluso físicamente y no sólo
espiritualmente mediante su actitud y comportamiento. Pablo habla esto en un contexto
neotestamentario y no veterotestamentario; si hubiese sido en el Antiguo Testamento podríamos
suponer que el velo fuera sólo espiritual; es decir, la sumisión y obediencia temporales de la
esposa a su esposo, hasta que ella alcance la madurez y pueda ser emancipada por su marido,
entrando ambos en un matrimonio tipo Sara.

Por lo tanto creemos que en el Nuevo Testamento no sólo el velo espiritual, sino también el velo
físico que lo expresa, son preceptivos, al menos, hasta que esa emancipación se produzca, y tal
vez siempre, pues Pablo no habla nada de que el velo deba usarse solo hasta la emancipación.
Sólo las esposas emancipadas por sus esposos, y las viudas que fueron emancipadas por sus
esposos mientras estuvieron en vida, quedarían exentas de este requisito de usar el velo físico.
Sólo en estos casos pueden ser consideradas Saras espirituales y sólo en estos casos se entiende
que “no hay ni varón ni mujer en Cristo Jesús” (Gálatas 3:28). En el caso de las viudas y solteras no
emancipadas queda en el aire si otra persona en autoridad sobre ellas puede o no emanciparlas,
“certificando” su madurez en el Señor. Creemos, como conclusión, que tal vez, como las mujeres
maduras han de ser ejemplo para las demás, solo el velo inmaterial en cuanto a la autoridad
queda eliminado, pero nunca el velo físico.

Mujeres, no pueden llegar a ser Saras sin antes haber sido Agares obedientes, al igual que no
podemos salir a los verdes pastos sin antes pasar por la puerta y la senda estrechas. Esa puerta y
esa senda son la renuncia o muerte a la voluntad propia, a los propios gustos, deseos u opiniones
para obedecer los de sus maridos. Si no toman la lección de la sumisión y obediencia a sus maridos
nunca ellos podrán emanciparlas. Cuanto antes tomen el primer paso, antes recorrerán esa senda
y saldrán a los verdes pastos, que Sara halló obedeciendo a su esposo Abraham y llamándole
señor. Si no son capaces de hacer las cosas pequeñas como les dicen sus maridos, ¿cómo esperan
poder algún día obedecerles en las más grandes? (Mateo 7:13; Juan 10:9; 1 Pedro 3:6).

Que las mujeres empezaran a usar el velo en estos tiempos sería un glorioso esputo en el rostro
del espíritu jezabelino feminista, que a permeado hasta los tuétanos, no solo en casi el mundo
entero, sino también la misma Iglesia de Jesucristo. Las iglesias no hace mucho lo usaban todas,
incluso yo recuerdo eso de mi infancia; pero trágicamente han dejado de hacerlo por temor y
sometimiento a ese espíritu jezabelino. ¡Es necesario que la Iglesia y las mujeres proclamen, hoy
más que en ningún otro tiempo, su gloriosa y voluntaria sumisión a la autoridad establecida por
Dios! ¿Qué modo mejor que el Último Gran Avivamiento traiga con él legiones de mujeres ungidas
que se gocen ostentando sus velos?

En tiempos de Pablo su postura de vindicación de la mujer frente a la posición machista de la


sociedad de entonces fue muy valiente y arriesgada. La gloriosa vindicación que nuestro Padre
precisa de sus hijas, e hijos, en estos tiempos de feminismo e ideología de género, de una sociedad
matriarcal y de odio al hombre, no lo será menos.

Hay aspectos del tema que el hermano Stephen Jones no aborda, como el asunto de la disciplina ,
el asunto de no negarse al uno al otro (1 Corintios 7:5) en situaciones conflictivas y la casuística en
el caso de las solteras, viudas inmaduras y viudas maduras. En los dos primeros aspectos parece
que actúa con sabiduría al no hacerlo, pues son asuntos tan personales e íntimos, que debemos
recurrir a la guianza personal del Espíritu Santo para estos pormenores. Creemos que una relación
íntima mediando una manifiesta situación de insumisión o rebeldía raya en la fornicación e
idolatría aún dentro del matrimonio, e incluso pudiera contaminar al que vive en obediencia a
Dios, pues ¿qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? (2 Corintios 6:16). Imaginémonos
que María, la hermana de Moisés, hubiera estado casada; en tal caso, ¿hubiera sido correcto que
su esposo hubiera abandonado el campamento para yacer con ella, mientras estaba en su
disciplina?

En cuanto a la disciplina dentro del matrimonio ya hablamos suficiente anteriormente en este


libro, e igualmente deberemos ser muy cuidadosos para estar en perfecto acuerdo con el Espíritu,
caso de ser movidos a aplicarla en según seamos guiados.

También hoy nos recordaba el Señor el texto referente a María, la hermana de Moisés en Números
12:15, Así María fue echada del campamento siete días; y el pueblo no pasó adelante hasta que se
reunió María con ellos.

La lepra de María, por su insumisión y rebelión contra la autoridad establecida por Dios, detuvo el
avance de todo el campamento. Si uno de los esposos está en el caso de María, ha de saber que
está retrasando el progreso de su campamento, de su matrimonio y ministerio, por siete días (tal
vez siete años?). Dios lo sabe, pero hasta que el tal no sea sanado de su lepra, viniendo a la
posición de sumisión y obediencia bajo la autoridad impuesta por Dios, estancará su vida y la de su
cónyuge y el ministerio que Dios tiene para ambos.

12- NUEVA PROGRESIÓN EN LA REVELACIÓN:


09 de enero de 2018

Debido a la confirmación que nos aportó la lectura y publicación del libro de Joseph Herrin, “Las
Hijas de Sara”, ayer mismo nos decidimos a publicar esta nuestra pequeña aportación. Sin embargo
después de hacerlo aún permanecía cierta inseguridad en cuanto a la remoción del velo físico.

Al despertarnos esta mañana el Señor trajo a nuestra consideración el texto:

2 Corintios 3:16
Pero CUANDO SE CONVIERTAN al Señor, el velo se quitará.

Así, como es quitado el velo al experimentar la partición del alma y el espíritu (Peniel, Cruce del
Jordán) (Hebreos 4:12), y entramos a la comunión íntima con el Señor, al amén, al acuerdo; así en
el matrimonio, símbolo de la relación entre Cristo y la Iglesia. Cuando la mujer pierde su vida,
muriendo para vivir, el Señor remueve su velo espiritual, reconociéndola como Sara y ya no como
Agar y se encargará que su esposo lo reconozca de alguna manera en Su tiempo. Sin embargo, tal
como dice Pablo, el símbolo externo del velo físico, deberá permanecer por causa de los ángeles y,
creemos, por causa de los inmaduros e incrédulos. Esta es nuestra posición personal al respecto de
este tópico, salvo que alguna otra cosa mejor nos muestre el Señor para el progreso de esta
revelación y posición.

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