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Historia cultural de la papa

Papa antropomorfa Mochica, 400 d. C. Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera, Lima, Perú,
turquia, italia

La papa o patata, fue cultivada por primera vez entre los años 8000 y 5000 a. C.1 en una región
que comprendería lo que hoy es los Andes del sur y el altiplano de Perú2 y el noroeste de
Bolivia.3 Desde entonces se ha extendido por todo el mundo y se ha convertido en un
alimento básico en la gran mayoría de países del globo.

Índice [ocultar]

1 De América a Europa

2 Introducción de la papa en Europa

3 Industrialización

4 Presente y futuro

5 En España

6 Arte y literatura

7 Referencias

8 Bibliografía

De América a Europa[editar]

Los pueblos oriundos de los Andes cultivaron muchas variedades de papas durante siglos. El
calendario Cayambi culminaba con el tiempo de recogida de este tubérculo. El cultivo de las
diferentes clases de papa estaba tan altamente desarrollado, que los distintos tipos y sus
propiedades diferían mucho de los de la planta original evolucionada naturalmente. Para estos
pueblos la papa era el principal sustento disponible. En el actual Ecuador, las papas se
cultivaban hasta una altitud de 4000 metros, mientras que en las regiones más favorables, no
afectadas por las heladas, se podía cosechar maíz.

Flor de la papa.

Los europeos las encontraron sabrosas y trataban de hacerse con grandes cantidades como
provisiones para sus viajes de vuelta. Al volver a su origen, al principio se la consideró una
rareza botánica, que los clérigos y los poderosos españoles cultivaban en macetas, pero eran
demasiado preciosas como para destinarlas a la alimentación. El consumo de los frutos de la
planta (no de su raíz) terminaba a menudo en un dolor de estómago e incluso el
envenenamiento, lo que favoreció que florecieran los prejuicios contra esta planta
ultramarina.
Hay muchas anécdotas y relatos contradictorios acerca de cómo la patata llegó a los huertos
de Europa. Lo único seguro es que se difundió por el continente fundamentalmente a través de
dos vías: una vía de entrada empezaba en Irlanda, Inglaterra y los Países Bajos y otra en
Portugal, España, Francia e Italia. Los registros de la época son, desgraciadamente,
insuficientes a la hora, pues los cronistas de la época confundían a menudo el ñame, el
tupinambo, la batata y la mandioca. Estos productos tienen algunas similitudes de forma, pero
biológicamente son muy diferentes.

Introducción de la papa en Europa[editar]

El rey Federico II examinando un cultivo de papas. Óleo de Robert Warthmüller (1886).

Pasaron varias generaciones hasta que esta rareza botánica se convirtió en una fuente de
alimento fundamental del pueblo europeo. Muchos prejuicios y tradiciones se interponían en
su camino. Además se daba el problema de que las papas silvestres necesitaban un tiempo de
oscuridad suficiente. En las condiciones europeas con días más largos en verano, la planta
generaba tubérculos más pequeños que en la zona de la que la papa es originaria, más
ecuatorial. Este problema tuvo primero que identificarse, y después hubo que adaptar las
condiciones de cultivo para resolverlo. En Irlanda ya se cultivaban sin embargo patatas a
principios del siglo XVII, pues parecía ser el cultivo ideal para una isla afectada por la pobreza.
Su cultivo y cosecha se realizaba sin herramientas especiales. Los animales salvajes y el ganado
no causaban ningún daño a la planta, que además se podía cultivar en suelos pedregosos y
laderas de colina empinadas. La mayor ventaja era que se obtenía un 150 % del rendimiento
por hectárea de los cultivos de cereales. Por último, la preparación de la papa era mucho más
sencilla que la de los cereales: las papas no tenían que trillarse, molerse, ni era necesario
cocerlas, cosa que sí hacía falta para hacer pan. Irlanda era por entonces una colonia inglesa
que debía exportar a la metrópoli ganado y cereal. En estas condiciones, las papas constituían
a menudo la única fuente de alimento de los agricultores. La isla de Irlanda estaba tan alejada
y aislada de Europa que transcurriría un siglo hasta que los señores y los reyes de Europa
trasladaron la rareza botánica de los jardines a los huertos.

La primera vez que se cultivó la papa en Alemania fue en 1647 en Pilgramsreuth, junto a
Rehau, gobernado por la Dinastía Hohenzollern, y en 1649 en el Lustgarten de Berlín. El
Lustgarten se encontraba bajo la dirección del alto jardinero de Federico Guillermo I de
Brandeburgo, Michael Hanff junto al alto botánico Johann Sigismund Elsholtz hasta que la
Guerra de los Treinta años desoló los jardines. Elsholtz llamó en su obra Flora marchica, a la
papa, que todavía estaba considerada únicamente una planta decorativa, «Holländische
Tartuffeln» (trufa holandesa).

En Prusia, Federico II el Grande trató por todos los medios de que se cultivase extensivamente
la papa. Su propaganda para la plantación de la papa es menos conocida que sus acciones
bélicas, pero en ambas el ejército prusiano desempeñó un importante papel. Se dice que
plantó los primeros patatales de Berlín e hizo que los soldados los cuidasen. Entonces, los
campesinos, como quería el rey, robaron y probaron esta «manzana de tierra» y más tarde la
cultivaron ellos mismos. Es seguro que Federico II ayudó a la aceptación de la papa con un
mandato, pues el 24 de marzo de 1756 publicó una circular que ordenaba el cultivo de la
patata.

También en Suiza se introdujo primero la papa como planta decorativa exótica. Cien años más
tarde, a principios del siglo XVIII, se empezó a cultivar como alimento. Las condiciones de
cultivo eran similares a las de Perú. La papa no se cultivó sin embargo hasta alturas de cuatro
mil metros, como en el Perú, sino hasta alturas de dos mil metros, más allá del fin de los
bosques. Las patatas se convirtieron rápidamente en un alimento popular, lo que dio lugar,
entre otras formas de preparación, al Rösti, originario de la zona germánica.

Industrialización[editar]

A partir del inicio de la Revolución industrial en Inglaterra y más tarde en la Europa


Continental, la alimentación de la creciente tasa de población urbana pasó a ser una cuestión
capital. En cambio, la población rural basaba la mayor parte de su alimentación en lo que ellos
mismos producían. Los habitantes del campo tenían al menos un pequeño huerto en el que
cultivaban sus propias verduras y así se evitaban comprarlas. Para los habitantes de las
ciudades las frutas y las verduras eran prácticamente inasequibles. Las papas les
proporcionaban, además de las calorías necesarias, oligoelementos y vitaminas que ningún
otro alimento a su alcance les podían proporcionar.

Presente y futuro[editar]

Cesto con papas de Vincent van Gogh (1885).

La edad dorada de la cultura del cultivo de la papa en Europa fue el siglo XIX. De todas formas
la papa es el único producto vegetal de producción masiva de los mercados agrarios de la
Unión Europea para el que no hay ninguna Organización Común de Mercado. La comida rápida
y la precocinada hacen uso frecuente de las papas, incluso a pesar de que hay otros productos
más baratos en el mercado global. La papa es necesaria también para producir alimentos para
ganado. En muchos países del mundo afectados por el hambre, la papa podría ayudar a
solucionar parte del problema, aunque no se trate de una panacea.

En España[editar]

Un total de 29 variedades de papas genéticamente singulares cultivadas desde el siglo XVI en


las Islas Canarias, llegarán a los mercados con un sello de calidad europeo del que sólo disfruta
una sola variedad que es la Patata di Bolonia de Italia. En el resto de España, la Patata de
Galicia y Patatas de Prades también están protegidas, pero con la figura de Indicación
Geográfica Protegida (IGP).
Las variedades de Papas Antiguas de Canarias con denominación de origen protegida son:
Negrita de El Hierro, Buena Moza o Palmera, Blanca, Colorada, Corralera Tijarafera, Corraleda
Colorada, Corraleda Legítima, Carralera, Negra de La Palma, Negra Veteada, Haragana, De Ojo
Azul, Blanca, Moñigo de Camello, Azucena Negra, Azucena Blanca, Bonita Negra, Bonita
Blanca, Bonita Colorada, Bonita Llagada, Bonita Ojo de Perdíz, Borralla, Colorada de Baba,
Negra Yema de Huevo, Peluca Negra, Peluca Roja y Terrenta

No hay producto que haya sido capaz de aunar tanto esfuerzo y colaboración como el de la
papa canaria, precisamente, este tubérculo representa el icono gastronómico de las Islas
Canarias. Este sello reconoce no solo a Canarias sino, el saber hacer de los agricultores
canarios.

Canarias, fue y es un pequeño laboratorio natural de los productos que en el siglo XVI llegaron
de América y la papa no fue una excepción, a diferencia de otros productos que siguieron de
largo hacia Europa, las papas se mantuvieron y se cultivaron a lo largo de 500 años,
permitiendo que evolucionara hacia una gran variedad que, salvo en Suramérica, sólo se da en
las Islas Canarias. La orografía, las condiciones del suelo y el clima de las Islas han hecho el
resto.

Arte y literatura[editar]

Los comedores de papas de Vincent van Gogh (óleo, abril de 1885).

A partir del siglo XIX, cuando un pintor quería representar la vida de los pobres, como lo hizo
Vincent van Gogh con Los comedores de papas, o cuando un escritor quería narrar las
condiciones de una familia de campesinos, recurría con frecuencia a la papa, para describir un
modo de vida sencillo

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