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Los robots, la cuarta revolución

industrial
Los autómatas y la inteligencia artificial afectarán a cinco millones de
empleos para 2020
LUCA COSTANTINI

Madrid 8 FEB 2016 - 00:10 CET

La robótica entrará en la era moderna con la misma fuerza con que lo hizo la
máquina de vapor en la época preindustrial. Nanotecnologías, inteligencia
artificial, drones e impresoras 3D modificarán la sociedad en todas sus
dimensiones, y particularmente en el ámbito laboral. Así se planteó el futuro en el
último Foro Económico Mundial de Davos, en el que se presentó un estudio que
calculó que la llamada cuarta revolución industrial, posterior a la energía de vapor,
la electricidad y la electrónica, acabará con más de 5 millones de puestos de
trabajos en los 15 países más industrializados del mundo. Un panorama más gris
que el Londres de principio del siglo XX, aunque con algunos matices.

Según el panorama que pintan expertos, analistas y economistas, en un primer


momento, los trabajos manuales y los más repetitivos serán los que más sufrirán la
llegada de los robots. Posteriormente, la inteligencia artificial convertirá en
obsoletas muchas profesiones cualificadas de los servicios, aunque en este ámbito
el sector tecnológico creará también nuevos empleos: 900.000 trabajos, según las
estimaciones de la Unión Europea, que necesitarán empleados con altos
conocimientos informáticos, habilidades comunicativas y versatilidad.

“A medio y largo plazo todas las revoluciones industriales y tecnológicas han


generado empleo; es cierto que al principio puedan provocar víctimas y
perdedores, pero a medio plazo estos cambios generan nuevos empleos, nuevas
profesiones y un océano de oportunidades”, destaca Juan Manuel Rueda, director
de recursos humanos de Movistar+, en un estudio sobre el Futuro del trabajo de
Adecco.
La llamada cuarta revolución industrial tendrá, según las previsiones, un impacto
menor en las economías desarrolladas que en los mercados emergentes —
especialmente América Latina y Asia—, que se verán afectados por la reducción
de la ventaja competitiva representada por la mano de obra barata.

En Estados Unidos ya se están dando casos de “recolocación productiva”, explica


Xavier Busquets, catedrático de comercio digital de ESADE, que señala a Amazon
como modelo industrial del futuro. En los almacenes del gigante del comercio
electrónico trabajan miles de obreros anónimos. Son los Kiva, pequeños autómatas
naranjas que van entre las estanterías y recogen productos para llevarlos a los
empleados, que se encargan de empaquetarlos y pasarlos a los repartidores. Hasta
que los drones no les sustituyan.

La tecnología tendrá mayor impacto en los mercados


emergentes

El campo donde se supone que la automatización avanzará más en los próximos


años será el de los servicios. Educadores robóticos y asistentes personales capaces
de ayudar a pacientes con demencia o niños con autismo a mejorar sus habilidades
cognitivas, motoras y sensoriales. O esqueletos robóticos que proporcionarán parte
de la energía para el movimiento de los miembros, ayudando por ejemplo a su
portador a cargar pesos.

Productos destinados a mejorar la vida de las personas y que, gracias a la


inteligencia artificial, sabrán reaccionar a determinados estímulos, “aunque queda
mucho por hacer”, considera Pedro Castilla, presidente de la Asociación de
Robótica y Domótica de España. “En la parte informática estamos muy
desarrollados y es posible que pronto, cuando un robot aprenda una cosa, pueda
comunicárselo a los demás robots. Pero en la mecánica y en el coste de las baterías
estamos aún lejos de conseguir avances notables”, señala Castilla.

Un mercado al alza

El banco estadounidense Bank of America Merrill Lynch calcula que el valor del
mercado de la robótica alcanzará unos 142.000 millones de euros en 2020, siendo
actualmente de 32.000 millones. España es el quinto país del mundo en cuanto a
robótica industrial, afirma Carlos Balaguer, catedrático de robótica de la
Universidad Carlos III de Madrid, quien agrega que “en años de crisis el número
de ventas de robots no ha disminuido”.

“El impacto de los robots llevará a un cambio estructural en la sociedad”, razona


Xavier Busquets, catedrático de marketing digital de ESADE, quien cree que más
allá de la reconversión industrial, queda la cuestión ética, es decir, establecer “hasta
qué punto vamos a dejar que un sistema de inteligencia artificial tome decisiones
de forma autónoma”. Un tema, este último, aún fuera del debate político, lamenta
el catedrático.

UNOS EMPLEOS NACERÁN Y OTROS MORIRÁN EN


LA NUEVA ERA
La automatización afectará sobre todo a profesiones que contemplan tareas repetitivas, como
operadores telefónicos, cajeros de los supermercados, trabajos del campo administrativo y
todo lo que tenga que ver con el transporte y la logística.

Nuevos empleos surgirán, sin embargo, gracias a la innovación tecnológica. Las profesiones
que serán más cotizadas en el futuro serán los programadores informáticos; empleados de
marketing y comunicación; puestos relacionados con el diseño visual y la creatividad digital
y los de estrategia y gestión de negocio, según el informe sobre el Futuro del trabajo de la
consultora Adecco.

“Los trabajos que necesitan mayor nivel de formación y creatividad son los que tendrán más
márgenes para estar garantizados en un futuro, mientras que los empleos más repetitivos serán
condenados a desaparecer”, considera Xavier Busquets, catedrático de comercio digital de
ESADE.

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