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HANS-GEORG GADAMER, | 00 EL PROBLEMA DE LA CONCIENCIA HISTORICA ‘Traduccién e Introduccién de AGUSTIN DOMINGO MORATALLA, tedos Titulo original: Le probleme de la conscience historique ise decolectén: Rafe! Celday Joaquin Impresion de euberta: Grificas Molina 241433 Reservas todos fos derechos. De conformidadl con lo dispuesto nos articulos 534 bis.) y siguientes del Codigo Penal vacate, a seein con pens ems y pavasion de Had uiens sin la preceptiva autorizacionreprodujren opleiaren todo oen parte, una obra literaria,artitica 0 cientiice jade en ‘ualguier ipo de sopore © 4.6.0, Mutu Paul Sleek) Tutroduceiin © Austin Dowinoo Moraratta, 1993 © EDITORIAL TECNOS, $A. 1993, Telmaco, 43 - 28027 Madd BN: 84309-2298-9 Depésito Legal: M-8050-1993, Printed n Spain, Inpeso en Espa por Graf, / Coder, sn Fuenlabrada (Miri) INDICE Iermonuceios: HISTORIA Y FILOSOFIA EN HG. ‘GADAMER Pig. 1. La gestacién de un pesarrememorante 2. Labra de Gadamer: la experiencia de una compleja 3. Unsantcipaa sintsis de Verdad y Método 4 5 [La tansformacion henmentutca dela fenomenoiogia ‘Una racionalided dialdgico-experiencial frente al saonimato tecnoliyico| 6, old de responsabilidad y antoconocimiento hse BL PROBLEMA DE LA CONCIENCIA HISTORICA 1. Los ®ROMLEMAS EPISTENOLOGICOS DE LAS CIENCIAS 1 _Avoractonss ¥LMTESDE LA OBRA DE DILTAEY TL, Maxis HEEoGER ¥ H. SIONIFICADO DE SU «HER. MENEUTICA DE LA FACTICIDADe PARA LAS CIENCIAS roreuss Y¥. Rosquio BE 108 FUNDAMENTOS DE UNA HERMENE s » 41 5s 81 95 INTRODUCCION* HISTORIA Y FILOSOFIA EN H.-G. GADAMER 1, LA GESTACION DE UN PENSAR REMEMORANTE El 11 de febrero de 1900 nace en Breslau Hans- Georg Gadamer, hoy profesor emérito de la Universi- dad de Heildelberg y maestro reconocido de otros no ‘menos ilustres fildlogos y filésofos como Volkmann- Schluck, J. Habermas, K. O. Apel, D. Henrich o E. ‘Tugendhat. Su padre, de temperamento técnico y ana~ litico como buen quimico, nunca vio con buenos ojos {que su hijo se dedicase a las tareas literaras, artisticas, hist6ricas o filoséficas. La disciplinada y solida formacién humanistica que recibié le permitié esclare- cer progresivamente sus motivaciones en los albores de un siglo que se iba a caracterizar no solo por el fer- vor teenolégico, sino por la rupture con las tradiciones humanisticas postroménticas que ain pervivian y resultaba imposible reconstruir. Como confiesa en su + El presente trabajo se ha realizado con una de ls ayuda ala fnvestignidn concedidas por Caja Salamanca y Sora en el mareo ‘el convenio con la Universidad Pontificia de Salamanca. Deseo ‘onstataren estas lines mi agradecimionto& ambus isttuciones porel mul quelle ha sepuesto pra qu ett pines van 9 Autobiografia, el desconcierto de estos primeros aitos S¢ convirtiéen un estimulo para el estudio (479) La vitalidad intelectual que encontré en Marburgo, donde llegé en 1919 formado por Honigswald en filo. sofia trascendental, le permitié orientarse durante la primera posguerra'de una Europa desorientada. La filosofia de la ida de Nietzsche y la pasion artistica, poitica y literaria que aprendi6 de S. George le permi. tieron reivindicar una verdad inmediata y originaria como la del arte frente a las pretensiones de una verdad friamente conceptual, entretenida en disputas metodo- ‘sgicas, fragmentada en una racionalidad cosmovisio- nal y determinada por el problema del relativismo his t6rico, tal como habia sido discutido por Dilthey y Tro. clsch, Sin embargo, al igual que la verdad inmediata de la experiencia atistico-ltearia le sirvié para despertar de una formacién excesivamente academicista, lara calidad de Nietasche estaba exigiendo a estos jovenes la revision de una conciencia historica idealizada, for. ‘alizada y limitada metodolégicamente. La respuesta ala radicalidad de Nietzsche y a los planteamientos historicistas vendria del arte deseripti- vo de la fenomenologia. Si la figura de Husser! fue relevante estos aifos de formacién, y se mantuvo viva en las construcciones hermenéuticas, fue la arrolla- dlora personalidad de Heidegger la que le impuls6 a tun pensar hist6rico y originario que se mantuviera fiel alas exigencias de la existencia humana bésica y Gadamer, «Hermeneutik Uy, Gesammelte Werke, Moke, Tie ingen, 1986, 1, p. 479. Las ctts que aparecen en el euerpo del texto petenecen 3 la paginacién de este volumen, Cuando closes, or ejemplo, 327/266 estamos seBalando que nos relerimos a Dlginn 327 de a traduccidn espaota de Vendad y Método. Funda Imentos de una hermenéutica flosifica (iad. de A. Agu 9 Rds Azapito, Sigueme, Salamanca, 1975), ya la pine 266 de tiginal el volumen I dels Ges, Werke, 10 cotidiana, una direceién a la que ya habian apuntado entre otros— Kierkegaard y Dostoievski. Aun siendo todavia poco consciente de ello, se estaba ina- urando una nueva época hist6rico-filosifica: [Algunoscomprendzron a raves el quién ea Mar, otro qui ra Freud y, finalmente, todes comprendimos {hima Ge Niche Tae yo send, gracias Hei {er use ahora cut poner epctirl Sloot de lor egon aor, edo gu a itor dee Bsa se {aporegly dkead orl problems fists dln. etn habia perdi ss fndamennum iconcusum, 0 boosie 22] Si Nietzsche desperto a estos jOvenes del suefio dogmatico del historicismo, fue Heidegger quien impuso el ritmo de un nuevo caminar, con él a propia tradicion flos6fica era otra cosa, Se trataba de superar la atemporalidad de los planteamientos filoséficos, romper con el escepticismo y el relativismo historico- documental. Con Heidegger recobré su sentido un filosofarhistorficante que respondia, reapropiindose interrogativamente, a las preguntas de una tradicién ue hundia sus raices en los griegos: 3c los aiegos se pu aprender que pensar flosico ao ea por qe segura de noon dea ann fndamentasin sobre una mani superar], sin Que se encuentra desde siempre bajo una dircettiz debe, en e seoffebmrt ais on msn concen! ynerica {elienguje ene qe os movenos [484485]. En 1922, y promocionando con una disertacién sobre Platdn que le dirigié Nicolai Hartmann, comien- za a configurarse una orientacién reflexiva marcada no sélo por la fenomenologia, sino por la fuerza del didlo- go platdnico, Sus intereses ya no eran slo historiogr’- ficos, sino filos6ficos; por ello, en 1923, durante su a participaci6n en el seminario que Heidegger dirigié Sobre la Etica a Nicémaco en Friburgo, acabé conven, cido de que era preciso estudiar de nuevo y sistemati. Gamentefilologiaclésica. En aquel momento compren (li6 que su anterior dedicaci6n ala literatura y al arte habfa sido initil. A pesar de confesarse discipulo de Heidegger, fue aceptado en el seminario filolégico de P Friedlinder. Desde este encuentro con Heidegger, co. das relaciones entre techne y phronesis, entre 10 que hoy llamariamos una racionalidad téenico-instrumertal ¥ una racionalidad histérico-comunicativa; por ott, las, relaciones entre dynamis y energeia entre lo que pu famos determinar como acontecer mecénico-caisal y un acontecer vital-originario. Ala fuerza del didlogo platonico y a estos ejes que vertebran la racionalidad Brfctica se uni6 durant estos aios otra inquietud que staba en la raiz misma de la situacin de la que para ¢l fracaso de ta protensién roméntica e idealist de unt, dad en el conocimiento de la naturaleza y la historia, De aqui partirian unos estudios que concluyeron con ln habilitacién en Filologia durante el curso 1928-1929, as lecturas heideggerianas ofrecian la posibitidad de integrar un pensar histdrico en un preguntar vital (484) ® Se ofan desde la céitedra tonos inusuales, éxiraacadémicos, que a todos fascinaban, principal, mente en Ia intensidad con la que se evocabe la files. fia grioga. Se trataba de un preguntar rememorante due, al integrar lo histérico y lo vital, giraria unos Shos més tarde en tomo al término Andenken. Un pen- Sar definido en términos de memoria, con-memonn, {fas una clrificacign de papel de Heidegger ene conjunt de UB,abra de Gadumer, véase nuesto estudio Fl arte de ues se Ae ein. La hermenéutica dalgicn de Hans Goons Gecemen ‘ennnet dels Universidad Pontifiet, Salamanca, 1991, po 98 (Giaremos como Hermenéutie daligice), 2 ci6n y re-memoracién, por el cual salia a Ia Tuz la estrecha vinculacién entre las tareas de «pensar» L ‘«rememorary (Denken) «agradecer» (Danken), y «rememor (Geaachns sta forma de seguir regan pata permitir que la relacién del pensar con su objeto no fuera una instrumental relacién de dominio; incluso se podia atisbar otra forma de pensar no determinado por una voluntad de poder. Serd a la luz de estos plantea- rmientos como la hermenéutica se plantea el papel que deserpei ol Ienguje no slo en le determingetn nas basicas, sino conceptual de las experiencias humanas bésicas, ta la Goforrscin dela coneenca hitonea, ian represenaba para Gadamer I posbildad de ue este pensar pueda realizarse, y Nietzsche, en este Hierro, eel simbolo emblem de cdmo lis: toria de la Metafisica ha acabado por arrinconar esta dimensin fundamental. El pensar rememorante, gfrcadedede asi roteer yor dar vt ha guiado on platonismo gadamerano p= Geupade por vaearar mediante un anlisis fenomene Sogo de os acontecimientos reales I fancon dela silétc plates a pride a fenomenologi de lt vida (488), Agu lo platnio» ese origen dl p= funn, gull ing y espn de bisqueda al que responde Platén con las Ideas (502-503). Este plato- mo gadameriano ao consste en la fil actaliza- en la recuperacin historificante de la voluntad onto- Jogica de a fenomenologia: fe Hsscl (en se deriv gu int aprender de Hater en sanifetein en une intrpretacin de los textos ai (ict por was cos mma [i] ¢ estos afios de jue estaba en juego durante estos e tormacion cu ua spaced de apropacin del psa 13 «lo que no fuera puramente taxond intelectual, Lo esencial no slo se ehencatn eo retener oenel olvidar, sno en ia tensidn interna, en a plistica fuerza que nos permit situarnos ante el asado como algo que (lo queramos ono, lo pensemos 2.0) nose propio, nox consitaye y nos lanza ha ¢1 futuro, Ante la enfermedad hstoricista qe asép ment oe iret des hori a home. tic lo piensa conjuntamente puesto que, a cons. Situirse com ponsarrememorante, como dalétce del Preguntar, busca esclarecer las posbilidades y Tos tes tanto de la realidad personal como de los acon tecimientos humanos en su singulardad histrica Antes de esclarecer este pensar rememorant nos oftece la hermenguten gadameriana, sont nee gue,nos dtengamos en como se gets Verda ete 0, la obra clave de este singular discipulo de Heide Bet Ello nos ayudaré a dilucidar las motivaciones bac cas de nob que presentanos ye leane histrico. fosético de unos planteamientos que, en £7 problema lea conciencia histrica,aparecen germinalmente 7 A esa ean ha intend pond nuestro tiempo; en este te pennies rein gos et fle ee tye i Guts cose a be de Gamer nce te {SE odo in proguni or nusia elem con lic En iia homentaticy tole dela: Gra Nee Ono 6979 pp 8.227 y3.M Amat ca poe fies, Buus Flosdfeos, 2) xxx (1980 pp 6-104 Tan, Berto c ain, de ene all nn se renéutica y ciencias sociales: la acogida. Es dad y Metodo», Cuadernos ode lose cet dad Mend Ceres Samat de Ma, Xl 4 2. LAOBRA DE GADAMER: LA EXPERIENCIA DE UNA HISTORIA COMPLEJA Si hay algin calificativo que podamos otorgar ala obra filosética de Gadamer es el de ser una obra «de madurez»: recordemos que la primera edicién, y el primer volumen, de Verdad y Método se publica en 1960. Sin embargo, no nos hallamos ante una obra totalmente acabada y terminada con su publicacién, sino en el momento central de todo un proceso. Resul- {a dificil presentarla en conjunto como un pensamien- to sistematico donde se puede determinar ficilmente su génesis y configuracién. Hay un dato que nos puede ayudar a darle sentido y coherencia: ha sido un {estigo privilegiado en la compleja historia de nuestro siglo *. La hermenéutica que cristaliza en Verdad y Método y que en sus lineas maestras se halla esbozada en El problema de la conciencia histbrica es, también, el resultado del contexto curopeo en el que se ha gene- rado, no siempre silenciosa y pacientemente, el queha- cer gadameriano. Vivir dos veces la reconstruceién de una Europa destruida por si misma no es una experiencia que pueda olvidarse tan ficilmente. Le densidad y comple- jidad de su propio pensamiento son también la densi- dad y complejidad problemitica de nosotros mismos, ‘una complejidad que lo ¢s de las relaciones con nues- tra propia historia acontecida. No es de sorprender jue, por ello, la sustantividad dialdgica de la herme- néutica retome la tarea prctica de «tender puentes» y «salvar distancias», ‘La arquitectura del patrimonio cultural y filos6fico © Cir B, Lied, «Testigo del sgl. En e 90 anversrio de HG. Gadamnce,presettacin a H.-G. Gadamer, La herenela de Europa tad de P, Galt, Peninsula, Barcelona, 1990, pp. 7-15. 15 europeo que Gadamer lleva a cabo se compone de tres ‘momentos. No son tres fases en su propia obra o tres ‘tapas de una evolucién historiogrifica. Nos hallamos ante un proceso de profundizacién, ante la decanta. cién de una vocacién filoséfiea que se ha clarificado en el didlogo con otras sensibilidades. El primer ‘momento recibiria el nombre de histérico-filolégico Porque en él los trabajos fundamentales son de card ter filol6fico; desde ellos se produciré, progresiv mente, una clarificacién en las motivaciones filosofi 2s, Se trata bisicamente de unos aos de aprendizaje ¥ encuentros fructiferos (Friedlinder, Natorp, Hart mann, Scheler, Heidegger, etc.) en los que comienza la docencia filoséfica desde la formacién filolégica con |a posibilidad «de aprender cada semestre cosas nue. as» gracias a que su actividad como profesor estaba adecuada a sus propios planteamientos de investiga. cidn (488-489) * Con diez alos de actividad lectiva se le oftecié una cétedra de Filologia Clésica en Halle, aunque final ‘mente recibié el nombramiento para la de Leizpig en 1938. Eran atjos dificiles en los que se dedicé plena- ‘mente a la filologia; las investigaciones filosoficas y algiin que otro ejercicio sobre Husser! s6lo se podian hacer en clase: «era mas sabio comportarse discreta. mente» (491). Tras el retio de T. Litt se vio obligado a tener que transmitir no s6lo el mundo griego, sino toda la tradi. cién elisica, desde San Agustin hasta Heidegger, 'sando por seminarios sobre la poesia de Hélderlin Goethe y Ritke (cel verdadero poeta de la resistencig oética»). Con los bombatdeos aliados sobre Leizpig, el «terror del partido» tuvo que emigrar a otros extn. (C6 H.-G. Gadamer, Philosophlsches Lehre, Klosterman, Frankf, 1977, pp. 14s 16 0s no universitarios. Al final de la guerra, en 1945, ts nombrado rector dela uiversided de Leip, dedi céndose a las tareas politico-administrativas en det mento de la filol6gico-investigadoras. Fue sin duda el Poco tiempo del que carecfa lo que propicé la rentabi- lidad del mismo. Hasta entonces, como él mismo sos- tenfa, cert habia sido para mi una auténtics torture Siempre fave la mpresidnde qe Heidegger me irae nm csr po nc el hmbro [2] re tn beens anh ihe oun Heit ie tt ite arama see ese wit a acca En el otofio de 1947, con su llegada a la universidad sevtiviocnic area meine ne separa sen eer melon dt légica del quehacer filosofico iniciado en los trabajos ~ rimera edicidn es de 1931, disponemos de una ree nr don erp vd 1927, ahora eogia tn lt Ges "7 mina con la publicacion de Yendad y Método sera 1949, cuando aceptasustitir a Jaspers enn une académico como el de Heidelberg, Nose taut de realizacion de una egransintesisy more lenis hegeliano, sino de det cuenta tedren de une de hacer que ya era habital através de sus estos ¢ leeiones: «Ja hermenéutca es antes que nade aig Brictica» (494). En Heidelberg continua! una labor docents que exiga una reflexion, no en tanto noe desarrollo tebcamente a prior sino siesta y Soe sont de una ilsrcion continu en el pregunta, Sirvgndonos de us propiasplabast {1 ln apatcin de mi elosoflahemenéutce stn slo Glimenode dar cet terete dal etl de mis nt ion yleciones. Lapin ero primero: Dead sos ‘ne efor, es con lemor, en no det demesado her, ise consort ora og completamente ori experienc.) Este eabao eg Satie atone deicttny due ene eee ‘minttas era posible, toda distraccién. Cuando aparecié ef ro fue pecsemente denen inpestn se ne ocuni liu de erdady Modo” mo xe ap seguro de sino leparta demasiad tae cry sn eatded seperti, Ya etonecs epoaadvinar uc be wernt sn gzeracin gu ala cumin pars cope ‘ants tecolies yen pare, us tnputs de ean de las ideologias [492-493] ° : " Gracias a un pequeiio intervalo en la dedicacién a Verdad y Método, cuando compartia la «Catedra Cat denal Mercien» con M. Maile, pudo surgir el conjun- to de conferencias dictadas en’ 1958 en la universidad de Lovaina que componen El problema de la concien- Can ln de precisa pin ens ceoeeds el lo- soft contomprino, Gad ns ofes we wha Beopiepmsaniet que cman deebe mate eae atl Fenopy Dice Ge Wonks ah 18 cia histérica. No podemos devir que la publicacién en 1960 de Ferdad y Método es el muro que divide una etapa de otra. Y'no lo podemos decir por la sencilla raz6n de que lo que tan sélo se publicé en 1960 fue la primera parte de la «Hermenéutica». Asi, en la reciente publicacién de las Obras completas, el pro- pio Gadamer ha incluido con el titulo de Verdad y ‘Método If un nutrido grupo de articulos entre los que se encuentran algunos que él considera preparatorios, otros que considera complementarios, y otfos que son respuestas, correcciones, afiadidos y excursus a la publicacién de su obra. Por consiguiente, y sin atre- Yyernos @ marcar una fecha conereta, podriamos decir que con la aclatacién de algunas ideas basicas de su hhermenéutica y con las réplicas a sus criticos se inicia —bisicamente durante la década de los sesenta y los aiios cercanos a su jubilacién (1968)— este tercer momento. Lo hemos llamado ontodial6gico porque en él se consolida el lenguaje como hilo conductor del giro ontol6gico de Ia hermenéutica. A la explicicita- cin del lugar que el lenguaje tiene en Ia hermenéuti- ¢a ha dedicado Gadamer los mejores trabajos inci diendo en el horizonte disefiado al final del Verdad y Método. demas, este horizonte se ha completado desde la praxis del didlogo, exisiendo momentos en los que se ha visto obligado a matizaro reformolar alguns de sus expresiones de la primera edicion, Pero el diélogo no sta Gnicamente el modo en el que se reconstrule a hermenéutica, sino el horizonte existencial desde el que se hace inteligible la comunicacion humana y sus realizaciones culturales. Las interpretaciones de la Filosofia de Husserl y Heidegger, los mumerosos estu- dios sobre Podtica y Tas inacabables lecturas de la tra- dicién desde su radical plat6nico-aristotélico, se han llevado a cabo en estos ilkimos aftos desde el imperati- vo de la integracién del mondlogo de las ciencias par- 19 tioulares on el ddlog de ia exstenciacomunicativ Ea Ga ane la universalidad del problema heeme- néutico, en el mantenimiento del imperativo la ‘comunicacién; ae La hermenéutica no toca a su fin alli donde la comuni- ‘acion parezca imposible porque se hablanudistinos len. {ues». Abi, mis bien, se planten la labor hermenéutica Justo en toda su seriedad, como el imperativo de encons tar un longuaje comin. Pero esto nos nunca un hecho dado |.) La posibilidad de Ia comminicacion no puede ser ‘egada nunca entre sresraconaes,Incluso el reltivismo {que parece enconiarse en la plralidad de lenges urns. 308 no es ninguna barrera para a razon, cuya palabra og ‘omn todas ls lenguas, como ya sabla Herclit (499), En ese tercer momento, imprecso y difso, puesto au ain estamos pendientes de algunos vllmenes de 48 Obras, podriamos hacer otto anlsis on visa de la numerosa produccion eon la que nos encoun ‘mos, eto no es te el momento. St antes habanos pasado de una vhermencutica vidas na shcomes néutca pensadan, podemos dect gue shore 9 hallamos ante und dhermenduca untvertasadoy porque ha explicado en la Iectura de tos scoala, Inientoshistricos yen la interpelasion dela rosia tradicon Jos supuetos en los que se asenatay pone tes eran stos?, cau papel desempedaban ns nas centrales dea dra que presentamos? smo sia en el y2 amplio espectro de la fenomenologia herme- 3, UNA ANTICIPADA SINTESIS DE VERDAD ¥ METODO Para algunos analistas, después de Se 2 7 s de Ser y Tiempo, la obra més significativa e influyente de la filosofia ale- 20 mana ha sido Verdad y Método ®. Como ya hemos sefialado, se trataba de un titulo polémico para un sub- titulo desconocido ®. Los compaiieros de Gadamer lo esperaban como una hermenéutica filoséfica; sin embargo, por Ia extrafieza del editor ante la aquella ‘oscura palabra «hermenéutica», bused, no sin dificul- tades, un titulo que tuviese mayor impacto filos6fico. Fue ast como surgié un titulo que mantuviese la «dife- rencia ontolégican ®, un titulo que mantuviese la ten- sién filos6fica y la energia histérica de los conceptos que la obra queria sacar ala luz. Continuando la her- menéutica iniciada por Heidegger en Ser y Tiempo y por Bultmann en Creer y Comprender, habia pensado que un titulo adecuado podfa ser el de Comprender y Acontecer. Sin embargo, y puesto que en la base de su estudio se encontraba «la insuficiencia del moderno concepto de método» (467/555), al final prevalecié la tensién —nunca excluyente— que marcaban «Ver- dad» y «Método ‘Aunque esta prevista una préxima publicacién del texto manuscrito que actualmente se conserva en la Biblioteca universitaria de Heidelberg (donado por Gadamer con ocasidn de la exposiciOn celebrada por su octogésimo aniversario), por el momento uno de los documentos privilegiados con los que contamos es E problema de la conciencia histérica, Al igual que el texto manuscrito que se conserva de aproximadamente * F. Volpi, Ermeneutica¢ filosofta pratca, Guerni, Milano, 1980, . 7. " Hermenéutica dalégca, pp. 9095. © (fz. M. Heidegger, ogmarken, 6 Auf, Klosterman Frank- fit, 1980, pp. 185 48. De una Valdez incusstonable nos parecen Jas aporaciones de J. Grondin, «Le sens du tite Breet Temps, Dialogue, 25 (1986), pp. 709-725; Le tournant dans la pensée de M Heldegger, PUF, Pas, 1987. 21 unas ochenta paginas ", hay claras diferencias en la estructura, la expresién y los temas abordados. Para entender estas diferencias, debemos indicar lo siguiente: 4) Es un texto breve pero muy trabajado; ero muy trabajado; es el resultado de un curso que regularmente daba der 1936 dehiroduccon alas ciencias hana 5) ‘Se trata de un texto dgil que es el resultado de la transcripeién de las conferencias dadas en 1957, justa ‘mente cuando el primer borrador de la whermenéutica filos6fica» estaba concluido (1956). La complejidad y el barroquismo estilistico de Verdad y Método dan hors pas0 a une obra breve, relativamente sencilla y londe con mayor claridad percibimos las verdaderas intenciones del autor. sneer taf 8s conferencias tan solo hay traducci6n italiana ¢ inglesa —el original ya no existe—: de ahi ue hayan cobrado un especial valor. Al plantear esta obra como «el problema de la con- ¢iencia histérica», se sittan en primer plano alguna de las ideas directrices que aparecerin en Verdad y Mero. do. Nos estamos refiriendo a que estas paginas ofre- cen elementos determinantes para entender las dos primeras partes de la obra: aquellas en las que se plan tea el esclarecimiento de la cuestién de la verdad desde Ia experiencia del arte (1) y la expansién de In cuestion de ta verdad a la compresién en las civaciag del espiritu (11). Que significa esto? Tres cosas: en Primer lugar, lo determinante que hasta entonces habia sido para Gadamer el particular quehacer que las cien. "Gf. Genin, Zur Komposon on Wabi end a des liho-Sarbch 7 (sates8 1) caus ce ae ton de PheoniniqcsherGadaner: Ea heme a soar dries de Pine Cs a et 2 cias del espiritu venian desarrollando; en segundo lugar, una reivindicacién de los aspectos ontolégico- existenciales que puedan permitir plantear rigurosa- mente el problema de la verdad; en tercer lugar, el esclarecimiento de la estructura y funcionalidad pric tica de la historicidad humana a la luz de uno de los, problemas centrales de toda la hermenéutica clisica: el problema de Ia aplicacién y la constitucién de la racionalidad humana como valorativa, Por consiguien- te, el problema de la conciencia historica no es s6lo el problema de la verdad en el seno del devenir histérico (fragmentacién de la racionalidad, perspectivismo, relativismo); tampoco es tnicamente el problema de la unidad de referencias en las miltiples disciplinas que abordan la teafidad humana (convergencia, pluralidad © unidad de métodos); se trata, basicamente, de res- ponder a la pregunta de cémo y en virtud de qué se conforma la voluntad humana en una voluntad memo- rante, es decir, en una votuntad de responsabilidad his- toric, 4. LA'TRANSFORMACION HERMENEUTICA DE LA FENOMENOLOGIA Quien se acerque a la hermenéutica gadameriana buscando un pensamiento sistemitico dificilmente lo encontrard. Sus aportaciones aparecen dispersas y, sobre todo, con ocasion de interpretaciones o recorri- ddos historicos. Siempre se detiene en la historia del problema o en la génesis de las cuestiones, haciendo imprescindibles interpretaciones filolégicas desde las que el lector podra descubrir la linea argumentativa, pero este tiltimo siempre tendré problemas para llegar ‘und idea «clara y distintan. Quizé se trate con ello de la aplicacién del principio hermenéutico de la «on- 23 ciencia de la efectividad hist6rican por el que es preci 80 actualizar Ia cadena de determinaciones histéricas de un coneepto, problema, idea o narracién de aconte- cimiento con el fin de hacernos cargo de la realidad ue con él se esté encauzando. Esto sucede en El pro- blema de la conciencia histérica, permaneciendo todos un poco insatisfechos ante un trabajo que, bien sea en su primera o segunda lectura, siempre nos sabe 8 poco. Quiza sea preciso entenderlo como la intro- duccién mas adecuada y sencilla a los dos volimenes de Verdad Método. Aunque lo normal sea el proceso inverso, te recomiendo, paciente lector, que te dirijas a los «fundamentos de hermenéutica» desde este trabajo que podriamos llamar propedéutico, preparatorio y clarificador de las intenciones de esa significativa obra, Puesto que no podemos realizar una exégesis deta- ada de todos y cada uno de los problemas que en estas breves paginas aparecen, nos detendremos en ‘tes puntos basicos: la ampliacién del horizonte feno- ‘menolégico que la hermenéutica ha realizado, el bos- uejo de una racionalidad dialégico-experiencial. Y la indicacion de dos actitudes basicas, definitorias del filosofar gadameriano: la explicitacidn de una expresa voluntad de responsabilidad y Ia exigencia de un con- tinuo autoconocimiento historico, La ampliacion del horizonte fenomenolégico ha Supuesto no sélo la puesta en conexidn de la filosofia de Dilthey con la radicalidad de Husserl, sino la nece- Sidad de reganar en nuestros dias la vitalidad de la dia \éctica platénica reivindicada por Hegel *, ;Qué signi- fica todo esto? Algo tan sencillo, y ala vez tan dificil fr. H.-G. Gadamer, La dialéica de Hegel. 2? ed, tad. do Manuel Garrido, Catedra, Madrid, 1981 (ahora en Ges. Werke, Bae. 3). : 24 de explicar, como que la conciencia histérica es «el privilegio del hombre moderno de tener una plena conciencia de la historicidad de todo presente y de la relatividad de todas las opiniones». Con ello nos situamos ante «la revolucién més importante de las que hemos experimentado con Ia lle- gada de la época moderna». A juicio de Gadamer, los grandes cambios espirituales de nuestro momento his- torico se deben precisamente a este hecho puesto que esta «toma de conciencia» esta surtiendo sus efectos no s6lo en los modos de conocer, sino en los modos de cobrar y de esperar. Ya no basta recluise en los limites ‘ranguilizadores de una tradicién exclusiva, es preciso comprender muestra propia perspectiva desde la del ‘tro; nuestro momento histérico no desde la provisio- nalidad que lo determina, sino desde el sentido interno aque le da la historicidad que lo constituye. ‘Aunque en un primer momento pudiera parecer que ha sonado Ia hora del relativismo y del perspectivis- ‘mo, lo que una hermenéutica filosdfica como la de Gadamer intenta esclarecer es precisamente la histori- cidad del conocimiento, la estructura y funciones de 1 sentido histrico que aparentemente ha desapareci- do de la reflexidn que se realiza desde la pluralidad de Ambitos y dispersion de saberes. A tal fin urge pregun- tarse por las causas de esta falta de sentido histérico, por las razones originarias de la disgregacién en los saberes, por las motivaciones tiltimas de la wcrisis de las ciencias europeas». Es menester, por tanto, una reflexion diseiplinada, poco condescendiente con los dogmatismos ¢ intransigente con la falta de formacién histérica; tanto el conocedor como lo conocido, tanto el sujeto como el objeto no se dan «énticamenten, sino «histéricamente» (327/266). Es preciso reganat filosdficamente la unidad dialée- tica de referencias én el conocimiento humano, la 25 énesis y el sentido de los distintos saberes; un movi- Iiento genético-regresivo que se pregunte por sus rai. ces y un movimiento proléptico-teleolégico que clari- fique toda aplicacién de los mismos. Una tarea que se plantea escasamente brillante, no exenta de riesgos y ‘Que exigiré —antes que nada— fuertes dosis de hi tildad y responsabilidad, Para ello tanto la particular situacién de Gadamer como Ia nuestra exigen, proba blemente,respuestas distinas. Sin embargo, participa: mos en tradiciones comunes y ellas nos aportan ele- tmentos que la hermenéutica ha reganado para nuestros dias. Con ello asume la intencién de Dilthey que pre= tendia, con un entusiasmo equiparable al de Kant, la realizacion de una Critica dela razén historica. _La transformacién hermenéutica de la fenomenolo- gia no ha supuesto una pragmatizacin de la misma, sino la ampliacién de su horizonte hist6rico y el ensanchamiento de su voluntad de radicalidad (y; por consiguiente, de su voluntad de verdad). Podriarnos doterminar esta ampliacién y ensanchamiento desde tres ejes basicos ©, a) La imvestigacién de correlaciones en Hussetl {ras vivencias, por su consttucign intencional, se si- ian en un continuum de naturaleza temporal constit- endo toda intencionalidad en horzdntica. Yano se {rata de buscar un fundamento a la relacidn trascenden- tal de toda conciencia a su objeto, sino de la introduc cidn de Ia apertura teleolégica de todo presente, Esta continuidad histérico-vivencial configura lo que Hus- serl lamara ef mundo de la vida (Lebensivelt) en tanto que a priori trascendental y suelo bésico que estructura cl significado de toda experiencia posible. Pero era » Ch ue sudo oRaies fenomenogc nga de lehermentten de HG. Gadamer, Cea Fanon (1991), pp. $03-524, areas 26 dificilmente conciliable una subjetividad trascendental con este a priori historico. Por ello, era preciso conec- tar el concepto de vida de Husseri con el de Hegel ", ) Historicidad y autoafirmacién de ta vida en Yorck. En la hermenéutica de Gadamer éste es un per- sonaje central por ser puente obligado entre Husserl y Hegel, Dilthey y Heidegger. Yorck pide una fundamen- tacidn previa a la psicol6gica, exige una légica anterior a Jas ciencias en tanto que disciplinas metédicas. La vida se plantea ahora como autoafirmacién y la con~ ciencia debe entenderse como comportamiento Vital, meta a la que solo se lega partiendo de una compresién de la historicidad como unidad primitiva y originaria que vincula lo éntico @ lo histério, lo natural y lo espiri- tual, lo causal-naturaly lo motivacional-historico, ). Hermenéutica de Ia facticidad e historicidad absoluta, Facticidad es aqui enraizamiento y media~ cin continua, referencia incuestionable en todo plan- teamiento hist6rico de la libertad y_singularidad humana, El Estar-ahi (Dasein) que se proyecta hacia su «poder sem es ya siempre sido, no hay perspectivas sin expectativas, ni prospectivas sin retrospectivas. La finitud y la historicidad humana no pueden ser asumi- dad como un wdefecto» del estar-aht factico (Dasein) Era preciso pensar conjuntamente «ser» y «tiempo» puesto que desde un concepto de «ser» como lo «sin- tiempo, la tematizacion de muestra conciencia histri- cea come limitacién y condicionalidad nos acerca hacia la amenaza mortal del relativismo "Asi, In histrici- Gf M, Gareta Gmex-Heras, «Via hermenéatica dela Mlo- sofia: a matrix hurserlana», Cuademnas Salmantines de Filosofia, 14 1987, pp. 5-36. "Pact un andlisis de las relacionos entre hermeneutic y relat isin y la mosraion de la telatividad del eativsmo desde una rigurosa perspective ermentutica, eft J. Grondin, «Hlerménéuti- ‘qe et elativismen, Commun, 12, $1987, pp. 101-120 (trad. de ‘A.C. Rosin en Communi 9, 1987, pp. 305-321), 27 Sete reer eer stesE Seer rE STETE ee ere rere EeSSEe enEEE eEOeeaEeeCe Eeeee dad hace posible la mutua relaci6 mutua relacién de pertenenci centre conocedor y conocid a In hisorcdd det Dane oa ss mind mild dl exper 3 da citar i soncn de oe podamos din odo scat l pct [327206) Desde esta facticidad vinulada al cone toicida absoltaganamos un nuevo horiont pars concep Ia compen no yen gate cic de as etencis del expt po eontapo- Sicign alas «ciencias dela naturalezap, sino en tanto que modo de ser bse, adel, oginaio y ratio lel existir amano en ei mundo historico, Con ello se produce, consiguientemente, una transformacion Interna dela fenomenologia en hermenéutica, Frente a Ia libertad absolut eincondicionads de todo transcen dentalismo o formalismo abstracto, a hermeneutic "cl a perceneci iu pereca ae acti coo conacoseta de ier non ronada, Desde esa radicalidad historic, toda expe- Floncia es siempre experiencia-enreflexin, el com- prec unto ge postiad oset so {pura posiblidad» 0 voluniad vaci, sino que se histricamente mediado, ie eno quese ala UNA RACIONALIDAD DIALOGICO-EXPERIENCIAL, FRENTE AL ANONIMATO T CNOLOGICO El pensar rememorante al que nos hemos referido anteriormente y el modo que hemos visto en el que se plantea Ie historicidad dan forma a un modo particular de entender la racionalidad que se plantea explicita- mente en a prmerayttima pate de £I problema de la conciencia histérica ¢ implicitamente en las inter- 28 pretaciones de Dilthey, Heidegger y Arist6teles. En fqé va.a consistir? ;Quedaré planteado tnicamente domo la adquisicién de un sentido histérico? {Qué tiros elementos, ademas de la conciencia historica, Contribuyen a esta constitucién? Es menester comple- tar la historicidad con otra categoria bisica como es la lingiiisticidad,; en ella se realiza, materizalizandose y actualizindose, la comprensién en tanto que modo ori- finario —intrasubjetiva e intersubjetivamente diald- 0-- de estar-en-el-mundo. Es un problema complejo porque desde él se esclarecen las relaciones entre Pihos y logos, entre materialidad e idealidad en el planteamiento de la vida prictica y su consigniente fandamentacién filosdfica. iin este contexto, la racionalidad hermenéutica ha surgido como exigencia de una época caracterizada ‘no solo por su hostilidad tecnol6gica hacia lo histori- co, sino por la autolimitacién metédica del conoci- imiento, Como hemos demostrado recientemente, y como él mismo ha indicado repetidad veces —a pesar de sus intérpretes—, el «y> de Verdad y Méto~ Zo no puede ser entendido como una alternativa excluyente®. Es preciso delimitar lo que pueda ser tma concesion al mercado editorial que provoque controversia, conflicto y debate y las auténticas intenciones que dan sentido a une obra. Asi, por lo que respecta a esta altima, lo que agui pretende es no festringirse a un moderno concepto de método ajeno fla verdad de Ta cosa que se investiga; en una inves figacién humanistica y filos6fica no hay dos momen- tos perfecta y claramente delimitables, el de la deter~ mminacién del método a emplear y el de Ta delimita- cidn del objeto a investigar. La unidad en estos dos tnomentos se ha distelto desde la aplicacién del car- ™ Hermenéusicadalbgica, p91 29 tesianismo metodolégico, Para Gadamer es Hegel, retomando la energla conceptual de la dinlécaes atiegn, el que intentarecuperar a unidad Todo método filosico eomportaen la hermenguti- a una clara opcién ética que honestamente no se debe eludi Con ello, lo que se hace es ampliarel ices, hacer un pensamiento ms radial y poner a dese: blero los presuueto dese os urs frec as investgaciones, algo no siempre fail gran pare de las veces inedmodo en una época que ha concebie Ie experiencia desde el experiments y la singuledad humana desde la repetitibilidad del obrar y la homoge- eidad en el actuar Como sefala en la séplica sooo cscs El que mi plantezmiento dele hrmenéutica ftosbfico- tniversal haya tomado como punto de parti la ered la oncieneia esttca y la reflexién sobre el arte —y no lrectamente alas lismadas ciencas del este no sgen {cade ningin modo que me apart dl requsito metodsts. ‘ico de (a cienca, so que ha sido, mis bien, una primera ‘mediaci de leance que pose la pregunta hermentutee, Y ae se propone menos caraceriar ¢ cieray cleniag emo hermenéuticas que poner al descubierto una dimen sin que precede al uso dal método en la eens [471], La pregunta por el método pasa aun primer plano orgie no consist slo en buscar, examinare ives fr; no es dnicamente un instrument auxin exten ue otorga certeza a los conocimientos™ sito que dee ser pensado masa de su dimension insttunte * Paria pon cas specs cog cues acs loots comport y gu ementato tein sis nto tse acter Gane ean ic dea atoola homencuca, Casio Sls rane Feat 190) pp Bs “1-6, Gadamee, Verma Zeta der Wisenschaten Fran uhm, 1079 (30 Lara on see clit de. Grin Vals, A Bacon hee he 30 tal-epistemoldgica en su auténtica amplitud historico- ontolégica como un «camino para la determinacién de Inesencia de la verdad» *. Asi, la racionalidad herme- néutica se plantea como un intento de reganar para nuestro dias no sélo un conocimiento que busque ser «cierto», sino que también sea verdadero; de ahi que sea preciso releer y deconstruir una racionalidad estre~ chamente planteada, més preocupada por la certeza que por la verdad. Tareas para la cuales no sélo es pre~ ciso caminar con Heidegger, sino con un Hegel gada- ‘merianamente reclamado. “Ademas de una ampliaci6n argumentativa, cotidia- na y linglistica del concepto de experiencia (cuya cla- rificacién superaria con creces estas lineas y que parte de la demolocién hegeliana del concepto cempirista» de experiencia), la articulacién de ethos y logos se nos ofrece desde tres presupuestos basicos: la explici- tacién de la reflexion filoséfica como participacion en el devenir histérico productive [a)], la orientacién pru- dencial de la vida prictica (b)], y el didlogo apalabran- te del lenguaje donde encontramos alojamiento [c)]. a) La experiencia hist6rico-filolégica que la tradi- jon habia transmitido era una experiencia moral que 7M Hedeggee, Mitch, vol I, Nesks, fling, p. 133, Cis W. Adomo, Tres exudon sobre Hegel version dS. de Zavala, Tun, Made, 1968.83. Como Gadamersostene «es tment fon de experi de ne mars “Spia queen Kan, do mado que laexprioncia de a obra de ate puede sor comprendida también come experiencia» (139/103), {Jen el eomportameno de los hombres ene To gus importa {experimental t realmente como un testo es, mo pasa por osu pretension ydejarse hablar por. Bara eso es ecestio tstar abort] La consienoi bernie ene sa elizaeiin 0 ens cerebro metodlica sobre msm, sno ena ape {ire ls experiencia qu crater l hombre experimentado fer teal doginicoy (38-4391367), 31 permit a individu entenderea st mismo en su vida histérico-prictica; el intérprete (y, como vemos en esta cba, el concept de winterprtaion» srl conta ea Su fiosofa) participa en el conovimiont tanmitide 9 docantado on ls tadcionsintegrdndoce argue, iatvamente on una comunidad mevel Por ss enrega continua as taeaseducativas la vflexion co pags teada en Gadamer siempre mosiada por el grade do partcipacién en las tradcionesHngbsticas La de Inlacign del estatuto ontologic dela reflexion solo Podra hacerse con rigor si el intérprete atiende al hori- ote comanitatio da logos 2) Debernos la hermenéutica gadameriana, via Heidegger urbanizado el reouerds dela ditacion azinotlia entre eabertenieo y uber paves Ca autointerpretacion de nuestra exstenciayenpiccin Tacional demuestra estructura motvaionl, coma re, lzacién no-anénima de la compronsion, fone an caracter valorativo puesto que nos hallamos histérica- mente vineulados aun deteminadoeton. Tod saber préctic, sea tenco poi, adauiere sa semi co In conexion com el etho del qe suge y deede el. qe se estructura prudeniaimente, Al vincular tan ese, hamente ethos y logos, se nos eats exisiend pensar part del lengua it eencia defo quent bnguaje Ya est, una esenciaapalbradeen cf ate dels copes Sign eomunicativa on tanto que acto hndante de la Vide prctic histricamente aeonteria 1) Sila efleion pare den cortacionalidad con el mundo, la taea pondiete ess de pensar la ape rade le experiencia dade un dilogs apisbrate ot 3 ie amavis si extn cone tna Sls pvc eugene ch a testodcopoltco,vnion de Dinses, Tas Nets Cee i 2 41, el acontecer del lenguaje y de Ia historia son pensa- dos conjuntamente. La racionalidad humana se con- ceptia como apalabrada humanamente, como situada y localizadora del didlogo que ya somos. Esto no sig- nifica llevarlo todo al lenguaje’y determinar todos los problemas como «dingiisticos», sino su conceptuacién experiencial-dial6gica o, lo que es lo mismo, su deter- minacién desde una l6gica de la pregunta-respuesta. 6. VOLUNTAD DE RESPONSABILIDAD. Y AUTOCONOCIMIENTO HISTORICO Tras el esclarecimiento filos6fico del quehacer de las ciencias humanas y el consiguiente intento de repensar universalmente el lenguaje desde una ldgica hist6rica del preguntar, se halla una eseasamente pre- tenciosa voluntad de responsabilidad, El bosquejo de los fundamentos de una hermenéutica filoséfica tiene como intencién basica despertarnos de un pragmatis- mo linglistico que desvincule la realidad del lenguaje del esclarecimiento de la experiencia humana en tanto que experiencia-en-reflexién. La hermenéutica no limita las pretensiones de un planteamiento eritico, sino que las amplia y las ensancha a través del auto- conocimiento histérico-experiencial. Lo que en Verdad y Método se plantea como los ”. Sin embargo, buscamos en ‘ano en Dilthey una respuesta efectiva a este problema Gel relativism. ¥ esto menos porque él no ha encon~ trado una respuesta auténtica que porque, en tltimo término, este problema no tocaba el verdadero centro de su pensamiento, En efecto, en el desarrollo de la “Autorreflein bistérica que taia a Dilthey de relatvi- dad en relatividad, se sentia siempre en la ruta de lo bsoluto, En este sentido, E. Troelsch resumia muy bien Ia obra de Dilthey por la formula: «dela relativi- dad a la totalidad», La expresion corresponde perfec- tamente a la férmula del mismo Dilthey: «ser cons cientemente un ser condicionado» , Es evidente que Vol. VI. 290. Vol, Vs. 364 6 esta formula condensa una critica explicita del idealis- ‘mo por el cual la verdad o la culminacién de la con- ciencia es real en tanto que conciencia infinita, es decir, espiritu absoluto, Pero, al considerar las meditaciones que no acababa de retomar a propésito de la objecién de relativismo, se percibe répidamente que no culminaba con claridad cl alcance antiidealista de su filosofia inspirada por el problema de Ia «vida». Como explicar, en efecto, de otra manera el hecho de que Dilthey no haya remarca- do el motivo intelectualista de la objecién de relativis- ‘mo, intelectualismo incompatible no sélo con el alcan- ce iiltimo de su filosofia de la vida, sino ya con el punto de partida que habia elegido: la inmanencia del saber en el seno de la vida misma. La razén profunda de esta inconsecuencia en el seno del pensamiento de Dilthey reside sin duda en su cartesianismo latente. Sus reflexiones histérico-filos6- ficas en orden a fundamentar las ciencias humanas no pueden ser ciertamente conciliadas con el punto de Partida de su filosofia de la vida. Exigia de su filoso- fla que se extienda a todos los campos de investiga cién donde «la conciencia, por una actitud reflexiva y dubitativa, se liberaré de la empresa de los dogmas autoritarios y aspirard a un saber verdadero» '*, Nos arece que esta afirmacién refleja adecuadamente el espiritu de la ciencia y de la filosofia moderna en general. Igual que no se pueden olvidar las resonan- clas cartesianas que comporta. Y sin embargo, cosa curiosa, Diltey lo aplica en un sentido diferente: «Por todo y siempre, la vida conduce a reflejar sobre aque- Mo que se coloca en ella, la reflexién conduce a la duda, y la vida no puede resistir en la duda més que persiguiendo el pensamiento hasta adquirir un saber Vol Vil. 6 64 Vilido» , Esta cita muestra bien que en realidad no se trata para Dilthey, como para los epistemélogos de estilo cartesiano, de quebrantar los prejucios filoséfi- 0s, sino que es la vida real en su totalidad —la tradi- cién moral, religiosay juridica, etc.— la que debe provocar la reflexién y reclama un orden racional nuevo. En este texto, Dilthey entiende por «saber» y «ceflexiény otra cosa distinta que la simple inmanen- cia del saber en la vida, inmanencia universal de la cual hemos hablado més arriba. En efecto, las tradi- ciones vivas, como la tradicin moral, religiosa y j dica, son siempre tributarias —y sin teflexién— del saber que la vida posee ella misma esponténeamente. ‘Ya hemos sefialado con ello que, dedicéndose a la tra- dicién, el individuo se eleva al nivel del espiitu obje- tivo, Estaremos, pues, de acuerdo con Dilthey para decir que la influencia que ejerce el pensamiento sobre la vida «brota de una necesidad intrinseca de encontrar en el interior de las variaciones inconsisten- tes de las percepciones sensibles, deseos y afecciones, algo s6lido, haciendo posible un comportamiento esta- ble y armonioso»'". Pero esto se efectia precisamente por las objetivaciones del espiritu tales como la moral, el derecho positivo y la religion, ligando al ser particu- lar con la objetividad de la sociedad. He aqui, pues, 0 que es incompatible con la filosofia de la vida de Dil- they: que reclama al mismo tiempo para todas les objetivaciones del espiritn una toma de posicién sereflexiva y dubitativa» que reemplaza un trabajo de orden wcientifico». Aqui Dilthey continia adherido al ideal cientifico de Ia filosofia de las luces. Asi pues, esta filosofia de las luces concuerda tan poco con la meditacién [Besinnung] inmanente de la vida, que es = i "i 65 ee eee tere precisamente a su intelectualismo y a su dogmatismo a los que se opone, en principio, lo mas radicalmente la filosofia de la vida de Dilthey. De hecho, la certeza a través de una duda es profun- damente diferente de esta otra certeza —inmediata aquélla— que poseen en la vida los fines y los valores ue alli se presentan a la conciencia con una preten- sidn absoluta. Hay una diferencia decisiva entre esta certeza aprehendida en el seno de la vida y la certeza de la ciencias. La certeza obtenida en las ciencias pose siempre una resonancia cartesiana; es el resulta- do de un método critico. Esta pone en duda las opinio- hes recibidas con el fin de adquirir por un nuevo exa- ‘men su confirmacién 0 su rectificacién, A buen segu- 10 se habla aqui de una duda metédica. Por el artificio de la duda hiperbélica, por una experiencia andloga a la del laboratorio, Descartes propone demostrarmos en sus célebres meditaciones el fiundamentum inconcus- sum: la conciencia de si. De igual forma, una ciencia metédica duda por principio de todo aquello que se pudiera dudar para llegar asi a la certeza de sus cono- cimientos. Ahora bien, es caracteristico del pensa- miento de Dilthey no diferenciar entre esta duda mets ica y la duda que invade Ia razén espontaneamente Para Dilthey, la certeza cientifica no es mas que la culminacion de esta certeza que reina en el seno de la vida. Esto no quiere decir que Dilthey no haya experi ‘mentado la incertidumbre de la vida en todo el peso ue le da la historicicad conereta, Mas bien al contra Fio, cuanto mAs se consagraba concienzudamente en las ciencias modernas, mas comprobaba ciertamente la tensién entre Ia tradicién de sus or{genes, y los Poderes hist6ricos que la vida moderna tiene libera- dos, Su investigacién de algo —como él dice— de «solidez» se explica precisamente por un tipo de ins- tinto de defensa que se ha desarrollado en él a ia vista 66 Dilthey —el estudiante de teologia— un fildsofo, puede ser puesto en paralelo con el proceso histérico Sree eee es histérica, Bs patiendo dealt como se comprenderé en qué medida Dilthey es deudor de una. hermenéuica fominics, Eso oc ciftencin een qe hay enire la experiencia histria y el eonocimento cient Fico, es decir, permite desprecia la histrieidadesen- Gat del modo de conocimiento de las elencas huma- nas y reordenarlas en la metodologia de las ciencias de Tnnaturleza, Ast, Dithey mantiene, or ejemplo, para las eeneiashamans, un eal doh ce n0 ede servir ms que pr asegurase un rango igual els ciencia exacts, De ai ambi el uso frecuen- te que Dine quite hacer dl tering areulados» 7 su prferenca por las descipeiones metodologeas, Uke y preferencta que sitven tu mismo fin. En est, la hermenéutica romantica le es ttil porque también desconocta la naturalezahistriea de la experiencia. ue et en la base de la ciencis humanas El parte, tn efecto, dl presupuesto de que el objeto propio de In comprensi es el texto por desea ycomprender, o egret eer ER reer ErECEE CEE EECraceEnE SE OEE Cena EE ESET ¥ que todo reencuentro con un texto es un reencuentro del espirity con él mismo. Todo texto es bastante extratio para plantear un problema y, por tanto, bastan- te familiar para que, en principio, la posibilidad de descifrar el sentido esté asegurada incluso cuando no se sabe al comienzo del texto el hecho de que es texto, escrito, es decir, espiritu Como se puede ver en Schleiermacher, la herme- ‘néutica tiene como modelo la comprensién reeiproca gue se consigue en la relacién entre el yo y el ti Comprender un texto comporta la misma posibilidad de adecuacién perfecta que Ia comprensién de un ti. Lo que indica el autor se ve inmediatamente por su texto: el texto y el intérprete son absolutamente con- femporineos. He aqui, pues, el triunfo del método filolégico, aprehender el espiritu pasado como presen- te, recibir lo extratio como familiar, Es evidente desde enionces que, en detrimento de la diversidad le méto- dos, la «diferencia» con las ciencias naturales no es slo una, ya que, aqui y ai, es a un objeto ya presente al que nosotros dirigimos nuestras cuestiones, a un objeto que contiene toda la respuesta, Desde este punto de vista, Dilthey reemprende la tarea que se habia asignado: justificar epistemoldgica mente las ciencias humanas concibiendo el mundo historico como un texto por descifrar. Afirmacién que resume bien la posicidn de la «escuela histéricay. Ya Ranke asignaba como tarea sagrada en el historiador descifiar los jeroglificos de Ia historia, Pero Dilthey va ‘més Iejos. Que la realidad de la histériea tenga un sen- tido tan transparente que pueda ser desciftado como un texto, esto no vale més que para el intérprete que reduce la historia a la historia del espiritu. Es Dilthey mismo quien saca esta consecuencia y reconoce de hecho incluso su filiacién por relacién a la filosofia del espiritu de Hegel. Y mientras que la hermeneutica 68 snntica de Schleiermacher ambicionaba ser un ins- truest universal el spi ers reba con Inayuda de este utenslo expres Ia fuerza salvado- tude la fe cristina, para a Fudamentacionditheya- aa de ls ciencias humanas en compensacién a her- imenéutica os el eos de la concienciahistérica, Solo existe par lla una inca especie de conocimiento de la verdad: el que comprende la expresién y, en la cexpresién, la vida, En la Historia nada es incomprensi- ble. Todo se comprende ya que todo se asemeja a un texto, «Como las letras de una palabra, la vida y la historia poseen un significadon *, decia Dilthey. Con- secuentemente, el estudio de pasado histérico es con- cebido no como experiencia histérica, sino como des- ciframiento, He aqui lo que constituye una diferencia importante entre las concepciones de Dilthey y los planteamicntos de ls hermentuticaroméntica que las vinculacioes del primero a éste no deben dsimulaslo Ahora bie, la experiencia histriea se define por ls adquisicién histérica de donde ella procede y por la imposibilidad donde se encuentra de arrancarla de este origen: no sera, pues, nunca un método puro. Habré siempre un cierto medio de deducit de esta experien- cia las reglas generales, pero el sentido metodol6gico de este trimite impide que se saque una ley propia: mente dicha y que se subsuma de ahora en adelante de tuna manera univoca el cunjunto de casos concretos dados. La idea de reglas de experiencia exige siempre las reps so lo que on por st uso— que se apr ben con el uso. Esto es lo que permanece vilido, de una forma general y universal, para los conocimientos que tenemos en las ciencias humanas. No esperaron nunca una «objetividad» distinta de la que comport toda experiencia. Vol. iL p29 9 ee laser te on mre icin eto ha one et eee de este algo de «solidez» que la vide caine wrta; su concepto de objetividad tal ducias tint dice Since Te taz6n por la que no se puede resolver el prc ca coe A ee epee 70 | | | | | | Ill. MARTIN HEIDEGGER Y EL SIGNIFICADO DE SU «HERMENEUTICA. DE LA FACTICIDAD» PARA LAS CIENCIAS HUMANAS Entretanto, la investigacién fenomenol6gica, tal como fue inaugurada por Husserl, ha quebrantado las trabas de! metodologismo neokantiano. Husserl retor- 16 a la dimensién de la vida vivida un tema de investi- gacién absolutamente universal, sobrepasando asi el punto de vista que se limitaba a la problemética pura- mente metodologica de las ciencias humanas. Sus andlisis del mundo de Ia vida (Lebenswelt) y de esta constitucién anénima de todo sentido y de toda la sig- nificacién que forma el suelo y la textura de la expe- riencia, han mostrado definitivamente que el concept de objetividad representado por las ciencias no expre- sa més que un caso particular, La oposicién entre naturaleza y espiritu es una oposicién que hay que revisar: ciencias naturales y ciencias humanas deben er comprendidas a partir de la intencionalidad de la vida universal. Esta comprensién es s6lo para satisfa- cer la exigencia de una Selbstbesinnung (autorrefle- sign) de la filosofia. Con estos descubrimientos de Husserl, Heidegger da, a la luz de la cuestién del ser que él renueva, un sentido més radical todavia. Sigue a Husser! en que para él es necesario separar, como Dilthey, el ser his- n trico del ser de ta naturaleza, para legitimar en plano dela teoria del conocimiento la erpeifisdd Imetodolgica de ls ciencas historias, Toda eens taro, el mundo del sonociminto que esl de Ie lencas naturales es una especie de derivado de a comprensin que, como dee Heidegger en Sor Tens po: ase ha apicado ala tarealegiina de archers las cosas iorhandene, lene “subsstene')en tants Justamente que ella som esencialmente nconprosee ‘ves Para Heidegger comprende i conprensa no es s6lo un ideal del conocimiento en el cual debia rexignarse el esprit que envejece como pars Dt they tampoco el deal de metodo pra Is Hest como Husserl. Al contrario, el comprender es la forma, origina de realizacén del estarah humane, ence au ser-en-el- mundo, Y, ane toda dferntacion ae omprender ens dos setiones dl interes passe sco y del inter terico, el comprendr ex cree de ser del estaaht que constiujen agit! cnasebe S50 Y del cual nos habla & : lesarrolla como «saber» en la intimidad de 4 sitaci ds, Aunque fn solo se un aber deo actualmente dado en el que se realiz r éticoy, jstsincn aliza‘un saber ético, hose tata dl wanes» te sds ee ie ions sen pues, aunque es necesari Qu s pret oidos alo qu exige la stacion su pen «epeibn uo es una pereepeion brut sin spice, Esuna peteeeion éica donde a stacion nos apne Ge como situscin-de-nuestas-acione a Inde fauello gues suson. La conciensi gue tenemos de le situacn s una concinei de un alo que remelve atu que es justo noes o contri del eror 4 de I isin, sino dea eegucr, En otros temnion Sumertido por las pasiones, el hombre-no ve nica, sont agulo ae eK jt. Pree contol fala dalton de las pasion. PU xDeTINEN- 92 Llamamos saber ético a este que engloba de una forma tan original nuestro conocimiento de los fines y de los medios y se opone precisamente desde este punto de vista a un saber puramente técnico. Por ello, ho tiene ya ningin sentido distinguir entre saber y experiencia siendo ya el mismo saber ético.1na espe- Cie de experiencia, Se trata de una forma absolutamen- te originaria de experiencia, y quiz todas las otras exporiencias no constituyen mas que formas deriva- das, o-originarias, por elacién a ella, 32, El «saber-para-sfy de la reflexién ética implica efectivamente una relacién consigo mismo absoluta- ‘mente extraordinaria. Es esto lo que nos enseffan los analisis aristotélicos de las variantes de la Phronesis. ‘Al lado de la Phronesis se encuentra el fendmeno de la wcomprensién» en el sentido de la Synesis [dis~ cernimiento comprensivo]. Es una modificacién inten cional del saber ético cuando es cuestién de un saber no sélo para mi, sino para el otro. Comporta un apre- ccigcién ética en el sentido de que se coloca por ella misma en la situacién donde debe actuar el otro. Aqui todavia no se trata de un saber en general, sino de sw conerecién animada por la actualidad del momento, Por otro lado, el hecho de «vivir en sintonia» con alguien no manifiesta su carga ética més que por el fenémeno de la «eomprensién». La comprensién de otro, como fendmeno originario, no es s6lo el conoci- miento téenico del psicdlogo, o la experiencia de todos los dias que posee iguaimente el picaro o el espabilado. Supone un compromiso por una causa justa, compromiiso que descubre quién se pone en el lugar del otro. Esto se concreta en el fendmeno del ‘consejo moral», Sélo se recibe y solo se da aquello que Hamamos un «buen consejo» tinicamente entre ‘amigos. Indico esto para subrayar que la relacién que 8 ) = wy La comprensién debe s ' in debe s luna acto de existencia, ir, como representantes metédica, somos miembros de ida por la cual el pasade oe ién anticipada por un todo se tes, pero es a la luz del ‘su fineién clarificante. Es ol estudio de un te ofrece un contexto anterior. Pero, entendimoslo bien, este sentido global puramente anticipado espera ser | confirmado 0 rectficado para poder formar la unidad | de una mirada concordante, Pensemos esta estrctura ‘de una manera dindmica; se constata enseguids que la comprensién ensancha y renueva por circulos concén- trlos la unidad efectiva del significado anticipado. Es la coherencia perfecta del significado global y final el que se convierte en crterio de Ja comprensién. Cuan- do la coherencia falta, entonces hablamos de fracaso de la comprensién. El circulo hermenéutico del todo y de las partes, principalmente en sus aspectos objetivos y subjetivos, ha sido ya examinado por Sehleiermacher. Por un Jado, todo el texto pertenece al conjunto de las obras del autor y, por consiguiente, al conjunto de la iteratu- ra de la que proviene. Por otro, si queremos captar el texto en la autenticidad de su sentido original, es pre= ciso verlo como la manifestacién de un momento crea- dot y resituarlo en el todo del contexto espiitual del autor, Unicamente partiendo de la totalidad que no sélo forman factors objetivos, sino primariamente la Subjetividad del autor, puede nacer la comprensién, En ia prolongacién de Ia teotia de Schleiermacher reen- contramos a Dilthey, que nos habla de una «orienta~ cin hacia el centro» para deseribir Ia comprension de tuna tolalidad, He ahi cémo Dilthey aplica al conjunto de fos problemas histoicos el principio tradicional de li hermeneutica de que un texto debe ser somprendido por él mismo. Queda por ver, sin embargo, sila idea el circulo de Ta comprensidn se funda en una deserip- cin correcta, “Ahora bien, por una parte, todo esto que Schleier- rmacher y el Romanticismo nos aportan sobre los fac- {ores subjetivos de la comprensién no nos parece con- vineente, Cuando comprendeiios un texto no nos 7 a a colocamos en el lugar del otro, y no se trata de pene- trar en ta actividad espiritual del autor; esté en cues. ‘in tinicamente captar el sentido, el significado, la pretensién de aquello que nos ha sido transmitido, En otros términos, lo que aqué esté en cuestion es captar el valor intrinseco de los argumentos propuestos, ¥ captarlo de la forma mis completa posible. Nos encontramos de golpe en la dimensién de la preten- sion del texto, comprensible por si misma, y sin que exija ademés retomar la pretension que implica la sub- Jetividad del interlocutor. El sentido de la investiga cin hermenéutica es desvelar el milagro de la com. Prensién y no tinicamente la comunicacion mistetiosa de almas. La comprensién es una participacion en la retensién comin. Por otra parte, el aspecto objetivo del circulo her- ‘menéutico también se podra deseribir de una manera diferente a la que leemos en Scheleiermacher. Asi Pues, Io que tenemos en comin con la tradicién con la {ue nos relacionamos determina nuestras anticipacio- ‘es y guia nuestra comprensién, Consecuentemente, este circulo no tiene en su totalidad una natursleza puramente formal, ni desde un punto de vista subjeti- Vo, ni desde un punto de vista objetivo. Juega, por el contrario, en el interior del espacio que se establece entre el texto y quien comprende, La intencién del itérprete es lade hacerse mediador entre el texto y la ‘otalidad que subyace al texto. Por consiguiente, ei fin de la hermengutien es siempre restitur y restablecer el acuerdo, colmar ls lagunas. Esto estd enteramente confirmado por la historia de 4 hermenéutica cuando se vincula asus lineas diviso- Fias més importantes; San Agustin nos habla de un Antiguo Testamento que debe ser visto a través de las verdades cristianas; el protestantismo retoma esta misma tarea en la época de la Reforma; en el Siglo de 98, scat 200- see persia de qe st Ibe de not qe se ofese apntnements e a ausencia de semejant ethovensgn'y que tan so Ta aus = ‘nea tea nti mde ne sgn motone, Rest cris co, jsaente Er Romana y Stich cm ‘smo isn ef ‘Schleierma- magsmo mclaso el mismo Spero penn sera tui ri dea She hunGlct ran nent ele Todas ‘entre los predecesores inmi ae Bieter ny unos lo FAs ese Sate dea bemendca, Sein, a ermenét Se don am pps! mdiadr que desempear el de Stable un sade seine vernders de la Antigitedad y el cristianismo. Frente aa ioe apes sre ua stain seve ee sentido, no 28 cvestén Uneamente de coniiat1k ‘Sond de atin con lo eb atral, sno setts season dor wadiciones dieses. Sin Pearg,Astpetende un aed ee ycnee- Sods Angie con el estan, y preserva Sat aio tea ea den erence aera tare lida ora epee Ge eteiermacr 9 oe Bee logo Ast ha evita Se eet al poder apt defo sof Hea 1, Schelling sobre todo, en el Cul — eek J, es por el andlissexstncial ds sear om redeebrin e sento dea eats Barc compresion, He agt Toque leemos {tiger ste clo no debe reba lived Heeger pons, oi sigiera toler, En 6 99 / degger como 1 alberga una positiva posibilidad de conocer en la forma mis orginal, aunque una posted gus ea esempuiada de un modo genuino cuando la interpre tacién ha comprendido que su primera, constante iia uncién es evtar que las ccuttencis yo Sor, ceptos populares le impongan en ningtin caso el ‘tener”, el “ver” y el “concebir" “previos”, para de- senvolver éstos partiendo de las cosas mismas, de suerte que quede asegurado el tema cientificoy”. En cuanto tales, esta lineas no enuncian tinicamen- te las exigencias que se imponen a la practica de la comprension. Describen la manera como procede siempre la interpretacién que pretende una compren- sign medida por la cosa misma, Es la primera ver que se afirma explicitamente el sentido ontoldgicamente positivo del circulo que iraplica la comprensién, Toda interpretacin auténtica se debe prevenir contra la anbitrariedad de las ideas barrocas que afloran al esp itu y contra los limites que causan habitos incons. cientes del pensamiento. Es evidente que, para ser autatico, la mirada investigadora debe estar diriida a la cosa misma, y de manera que ella se aprehenda, por asi decirlo, «personalmente». De igual modo, es evi. dente que la comprensin fil del sentido de un texto, Por ejemplo, no es tinicamente el asunto de un simple deseo, mis o menos vag; no es un asunto de buenas y Piadosas intenciones, sino que constituye el sentido ‘mismo del problema que designaba Heidegger por «area primera, permanente y iltiman de In compren. sion mterpretativa, Ahora bien el cardcter eieular de la comprensién es precisamente el resultado del esfuerzo que realiza el intérprete para atenerse severa- ‘mente a este progratna, en despecho de los errores que podria cometer en el curso de sus investigaciones * Heidegger, Sein und Zeit, 1927, p. 153 100 URIVERSINAD DF BIENOS AIRES Pacis CAGTIAY LETRA IRECCION DE BMLIOTECAB Pensemos una vez. mis en la interpretacién de un texto. El inérprete, tan pronto como descubre algunos tlementos comprensibles, esboza un proyecto de sig- nificado para la alteridad de éste. Los primeros ele- nentos significativos se perciben cuando se ha puesto en is letra un interes mis o menos determina, Comprender la cosa surge abi, ante mi, no es mis que “labora un primer proyecto que se coregiré despus, en la medida en que poco a poco se vaya descifrando Deseripeidn que no es evidentemente més que un tipo de abreviatura ya que el proceso es cada vez més com- plicado: en primer lugar, sin la revision del primer proyecto, no hay alli nada para constituir las bases de tin nuevo significado. Seguidamente, pero también al {mismo tiempo, los proyectos discordantes ambicionan formar una Unidad de significado hasta que la «prime- tan interpretacin se bosqueja para reemplazar los Conceptos esbozados por otfos més adecuados. is esta oscilacin perpeta de perspectivas interpre tativas la que Heidegger nos describe, es decir, a com- prensién como el continuo proceso de formacién de tn proyecto nuevo. Quien asi procede se arriesga Siempre a caer bajo la sugestin de sus propia ofusca- tiones; corre el riesgo de que la anticipacién que ha preparado no esté conforme con lo que Ta cosa es: La Tare constante de la comprension reside en Ia elabora- ion de proyectos auténticos y proporcionados al obje- to de la comprensién, En otros terminos, se trata a die un golpe de audacia que espera ser recompensado por una afirmacion que viene del objeto. Lo que s¢ puede eslificar aqui de objetividad seria dnicamente la Confirmacién de una anticipacion en el curso mismo de la elaboracion de esta tiltima, Asi pues, zedmo ddamos cuenta de que una anticipacién es arbtraria y fo es proporeionada a su tarea, de no ser colocéndola tn presencia de la cosa que le pueda permitir mostrar 101 el su debilidad? Toda interpretacién de un texto debe comenzat por una reflexién del intérprete sobre las ideas preconcebidas que resultan de la situacién her, menéutica donde él se encuentra. Debe legitimarla, eo decir, preguntarse por su origen y valor. Se comprenderd en estas condiciones por qué la {area de la hermenéutica, tal como es descrita por Hef degger, no concieme inicamente a la recomendacién de-un método. Més bien al contrario, lo que exige no 8 otra cosa que una tadicalizacién del comprender tal como cada uno, el que comprende, lo lleva ya siempre a cabo. Para poner un ejemplo del proceso que acabo de ‘mencionar, pensemos en las cuestiones que se presen tan después del analisis de un texto antiguo’o bien cuando se nos pide una traduccidn. Se percibe facil, mente que la empresa debe comenzat por un esfuervo ue hagamnos para aprehender la manera personal que ¢1 autor tiene para servirse de las palabras y los signi Fcados en sus textos; de igual modo, seria arbitrario querer comprender un texto en funcién exclusivamen te de nuestro vocabulario y de nuestro particular baga Je conceptual. Sata a la vista que nuestra comprension debe estar guisda por los uso lingstcos de la epoca © del autor mismo. Sin embargo, es preciso que nos Preguntemos cémo puede ser realizada esta tarea In concreto, sobre todo en aquello que concierne a la Semantica: cémo dlistinguir entre ol lenguaje general, mente poco frecuente y el lenguaje poco frecuente propio del texto, Sélo se puede responder clarficando el hecho de que recibamos nuestra primera iniciacion, hecesariamente del texto mismo: es la experiencia del fracaso, sea que no comprendamos nada en el texto, Sea. que la respuesta que offece contradiga nuestra, Aanticipaciones, que despliegue la posibilidad de un 1880 lingiistico poco frecuente. 102 a Lo que vale para las perspectives implctas de un uso lingistico, las tendencies shgniieativas, de as cuales estin cargadas las palabras, es todavia mis valid en fo que concieme a niestasanticipaionss sobre el contenido de un text, aicipciones qu determinan posiivamente la precomprensin que de ello tenemos. Asi este cso es mis complejo gue 3s de ver hace un instante, End eomnungne adi que cuando se habla de lengua ordinaro, se emplean ls palabras en su sen- tio habitual, Dando por supust ste, no se presupo- ne munca qué To pensado o, mejor ios wichos de otro» que aeaban de er aprebendides a, sean de sf del hecho mismo de que haya sido aprehendios org seamen terados en mi sitemapariulr de op- ones y expeetativs, Aprehender algo que me Gicho noes todavia caprobaron, Est siempre sobre- entendido para comenzar— que yo tomo conoci- miento de los «dichos de otro» sin que esto comp: "pst diinion debe ser mated Es precio agre- gas sn embargo, que es prévticamente nexstente gue al conocer los aichos de otro, yo no me sent ipso Facto iva tomar posein en lain con se tata incluso de acostumbrarme a sentir invithdo « tuna toma de posicign favorable, Se ve en gue sentido amos a poder decir que I intencion hermenéutca implica siempre que dsiiza a una cuestion de otro orden: jeul es el sentido caceptable» de una «oni- nién» enunciada, el sentido «integral» de una sign: cacién? Que en una sinacifn conctet os ds momen- tos sean separable s evident: el momento ult Hn aguel que es ms qs un capa pur y sme

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