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SUPA DE LA SUBVERSION - Eric Laurent Textos: Eric Laurent Beene A setad peter oe cee erse ae Sten ka Conferencia pronunciada en el marco del curso Subversidn lacaniana y teorias de Pe ert trr rors © cossier sagradezco el haberme invitado cesta tarde para debatir con vosotros acerca de una forma de abordaje de estas teorlas de género, en plural, a partir dela orientacion lacaniana. Ademés, hoy es un dia espe- cialmente conveniente para hablar de esto, dado que es un dia frans, en cl que no hay transporte, asi que cs espe- cialmente adecuado. Como yo lo recordaba, tanto nuestra colega de Paris VIII, Anne Emmanuelle Berger, cuyo libro habeis traido, como Judith Butler, han hecho la defensa de st posicién, primero con ocasién de los debates sobre c! matrimonio para todos, y desputs, frente alas acusaciones de las que fueron objeto por parte de la Manifestacién para Todos y de la ideologia manipuladora evidenciada al respecto, dado que se han opuesto a la idea de la teoria de génezo que se enseAa alos nifos en los colegios, y que son as! definitivamente desviados del camino correcto, Hay que sefalar, en efecto, que no-existe “la” teoria de sgénero en singular; esto es una inven- cién de quienes se manifiestan en contra de los asi llamados programas escolares destinados a hichar contra los prejuicios sexistas y homéfobos que agrupan todo aquello que esta en torno ala BCD’, y que generan las pro- testasola sorpresa general de aquellos que sélo quieren el bien. Pero el plural de las tcorias de género constituye, sin ‘embargo, un campo comtin, y por ¢80 yo tomaba cn la introduceién a Fabrice Bourlez, quien decia en un texto publicado por Mediapart que, en el fondo, Judith Butler egaba a presentar al género como.un acto performativo, csdecir, una serie de gestos, actitudes, posturasy normas, una suerte de parodias repetidas de forma reiterada para adquirirlegitimidad, pero también capacesde ser subver- tidas, y, ella utilizaba esta palabra, Loque yo interrogaba era,en efecto, esta palabra “sub- versién”: ¢s lo que rechazan adversarios como Sylviane ‘Agacinski, la subversién permanente y el rechazo 0 no de un universal. En su libro Femmes entre sexe et genre [Mujeres entre sexo y género] ella sefiala que si el sexo no determina la sexualidad, la sexualidad no suprime €lsexo, y defiende una especie de universal no natural. @Hay entonees un universal? El psicoandlisis acepta esto, ¢s cl punto de vista de Freud, quien hacia el final de su obra nos ha dejado una descripcién muy precisa de Jo que constituye la dificultad crucial de la experiencia psicoanalitica,y de la razdn fundamental de aquello que hace obsticuloal encuentroentre un hombre yuna mujer. ‘Se trata de la angustia de castracién, que se declina en forma diferente de! lado hombre y del lado mujer. Del lado ‘mujer, ante loinsoportable de la castracién, va subsistir ‘una envidia al pene irreductible, y del lado hombre per- ‘manceeri el temor aser castrado, el cual genera a su vez ‘una protesta viril. Entre estas dos reivindicaciones nos topamas con este quiasma que impide el encuentrode lossexos. Freud nos dice que se trata de un punto de Hegada y de una “roca de base”, Cito el pasate que todos vosotros conoctis de Andtisis terminadle e interminable: “En ningtin momento del trabajo analitico se padece _ms bajo ¢l sentimiento opresivo de un empefo que se repite infructuosamente, bajo la sospecha de ‘predicar cen el vacio’, que cuando se quiere mover a las mujeres a resignar su deseo del pene por irrealizable, y cuando se pretende convenecr a los hombres de que una actinud pasiva frente al varén no siempre tiene el significado de ‘una castracién y es indispensable en muchos vinculos de la vida. De la sobrecompensacién desafiante del varén deriva una de las mas fuertes resistencias transferenciales, El hombre no quiere someterse a un sustituto del padre, noquiere estar obligadoa agradecerie, y por eso no quiere -aceptar del médico la curacidn, No puede establecerse una transferencia andloga desde el deseo del pene de la mujer; cencambio, de esa fuente provienen estallidos de depresion ‘grave, por la certeza interior de que la cura analitica no serviri para nada y de que no es posible obsener remedio" Este punto de impotencia le parece a Freud tantoms irremediable en 1a medida en que lo funda en una causa ‘que, en si misma, escapa a la experiencia psicoanalitica, sca, la anatomia biol6gica de la sexuacion. Freud concluye su larga argumentacidn sobre los impases del fin de andlisis planteando que “para lo psi- quico lo biolégico desempefa realmente el papel de! basamento rocoso subyacente”. Esto es muy conocido, pero se trata de citar el texto para refrescar la memoria. Lacan, por su parte, ha desplazado el problema por partida doble. En primer hugar, él instiruye la dificultad ‘encl interior mismo de la pica de la experiencia psicoa- nalitia, considerando que este impase podria superarse, puesto que va mds alli dela diferencia anatémica de la sexuacin, Lo que separa a un hombre de wna mujer no ‘es una diferencia anatémica sino una separaciéa de los ‘modos de goce. La disimetria de los sexos respecto del goce filico no emite a lo bialogico, y es de este no encuentro de estos dos goces de lo que se quejan hombres y mujeres. Esta disimetria supera a esta diferencia anatémica hasta el punto de imponersea la misma. Por otra parte, una cer- ‘teza sobre un modo de goce puede llevar a un sufeto a ‘querer rectificar su anatomia, y posteriormente ala época de Freud los sujetos transexuales han alzado su voz Jo 14 Letras Lacastaxar 92076 Dossier © del goce ya no pueda ser ignorada. El dato de la experiencia psicoanalitica es que hay oces en plural. Una de las consecuencias que Lacan extrac de esta imposibilidad légica de hacer Uno es que no puede haber unicidad de la férmula de aquello que pueda conjugar a los sexos. Asi, planted la férmula lapi- daria: no hay relaciéa sexual. De esta manera, hay dos goces que no hacen relacién y que se scparan de la anatomi{s de la sexuacién. Es por esto que Freud llega a un tope al nivel del deseo, reco- nociendo que hay wna sola libido, a libido orientada por el falo; por lo tanto, comprende muy bien el goce del hombre, o sca, que el falo se goza sin ¢! hombre, pero se pregunta: cqué quiere la mujer? Amenudo se dice y se repite esa frase que Freud habria pronunciado hacia los aos treinta, jocual es cierto:la dijo Pero no la eseribid, Se trata de un dichode Freud retrans- mitido por Ernest Jones en la biografia. Les recuerdo lo ue él dijo: es legitimo afirmar que Freud consideraba que la psicologia de las mujeres cra mds enigmitica que lade los hombres. Esto ¢s lo que un dia le dijo a Marie Bonaparte: “La gran pregunta que queda sin respuesta yaaa que no he podido responder a pesar de mis treinta afios de estudio del alma femenina, es la siguiente: qué auiere la mujer?” Loe corccteres sexvoles que oporecenen el cverpe.¥ los moniooros trons pueden Intecrogee, parmonecen sscundories. ei psiecone aneque voreonel gececomo imperative En mi opinién, no es por azar que Freud sc lo haya dicho a Marie Bona- parte, quien estaba particularmente desorientada. Freud no pudo disua- dirla de hacerse operar dos veces para acercar el clitoris a la entrada vaginal. No logré detencrla, pesea queen aque! momento la cirugia era mis bien una especie de carniceria. ila tenfa la idea de que era necesaria una estimulacién mecdnica, y de que tenia un defectoa ese nivel que habia que solucionar. Por una parte ella continuaba con sus asuntos, y por otra no cesaba de hacerse masaerat y visitar a Freud con regulari- dad para mostzarie que el psicoandlisis no hacia nada respecto de su frigidez. En esas condiciones, es concebible que Freud le haya dicho: mire, efectivamente, yonocomprendo, Lacan, por su parte, partiendo del goce en plural, puede responder: la iujer quiere gozar del cuerpo de su partenaire, recuperando ¢l érgano ico como significante que ella toma dedi. Leraas LACANANAS | NID 20H 45 © Dossier Peroel érgano flico, ejosdc hacer cépula, hace obstd- culo, localiza, mientras que para una mujer, cuando expe- rimenta el orgasmo femenino (silo experimenta), se trata de un goce que no se localiza en un érgano. Lacan dice que ese goce se experimenta sin que haga drgano. En Ja relacién con su partenaire, una mujer se queda solaal experimentario, es wna certeza que no puede com- partir; por esodecia que es un acontecimiento de cuerpo que desborda ese cuerpo. Es asi que la subversién lacaniana se enuncia de otra manera. Lacan no parte dea apertura de un campo de dere cho al goce, sino que parte det hecho de que cl psicoanslisis tiene que ver con! goce como impera- tivoresose experimenta y eso se exige. El frodita permite captar que ladiferencia nunca esperfecta, y.que después de todo, ella elige rechazar toda forma de HMentidad en provecho de wna gender performativity. Asi, sélo habria performances sexuales con arregios sexuales singulares. Ella concluye entonces que hay que abandonar una politica del ferninismo centrada en|laiden- tidad mujeren tanto tal, Ya no ¢s seguro que la tcoria feminista deba buscar jular Ia cuestién de la identidad primaria para alean- zar sus objetivos politicos. En cambio, deberiamos pre~ ‘guntarnos qué posibilidades politicas se abren por medio de lacritica radical de las categoriasde identidad, yes asi ‘que propone celebrar el fin de la utopia heterosexual. “Riminemgeenoteenarc. Elgocefemenino i eee ctor come Torcamesserainqeeweerce — COURPTOCESO Sy eT Le aoeaciay auree eneleverpo, yquelas maniobras trans Que deconstruye — nominacién adinica, sélo podria pro- pueden interrogar, permanecen como secundarios. Por lo tanto, el goce det cuerpo no depende de estos rasgos, ‘en tanto que simbolizan al Otro, dice Lacan. £1 Uno involucrado en el goce tampoco es el del amor, el del hacer Uno, sino el Uno en el sentido de la ite- racidn que destaca Jacques-Alzin Miller ensutitimocurso. Entonces, el acontecimiento de cuerpo que desborda el cuerpo ¢s el ‘eneventro de wna pura inmanencia sin ninguna trascen- dencia. De este modo, la cuestion sobre la que podemos interrogarnos es la perspectiva que Judith Butler deno- mina trascendental, la dela diferencia de los sexos previa a la encarnacién ¢n ¢l cuerpo sexuado. En efecto, ella sefiala que los cuerpos sexuados nunca alcanzan acaba- damente el ideal de la diferencia por medio de sus préc- ticassexuales. La oposicién entre diferencia significante ya pragmé- teade los cuerpos sexuados es presertada de esta manera, yeito -son textos antiguos, la obra de Judith Butler es de hace veinte afos, yeste texto que yocito tiene quince, es tuna colaboracién entre tres autores, Laclau, Zizek y lla misma-: “No es adecuado afirmar que la estructura formal de la diferencia sexual.es primero y ante todo sin contenido, sino que llega a ser ‘llenada’ con contenido por un acto posterior y anterioz. [..] Si aceptdramos esta posicién, podriamos sostener que la diferencia sexual tiene un ‘status trascendental incluso cuando emergen cuerpos sexuados que no encsjan perfectamente en el dimorfismo ideal de género.[..] Noimportaria sila diferencia sexual se ejemplifica en cuerpos biolégicos vivos, pues la inefa- bilidad y la no simbolizacidn de la mis sagrada de las diferencias dependeria de que ninguna ejemplificacién fuera cierta Bscoes bastante sutil como para responder aa pregunta, que Lacan habia formulado de pasada: éy sinaciera herma- frodita? Encuentra como solucién que, enefecto, elherma- Jas identidades hasta el punto de que La mujer no existe ‘venir de un sujeto actuando coma tal. ‘Al propone:, en el curso de estos Lltimas veinte aiios, una politica que s¢ aleja de la identidad para cucstio- nar todas las ideologias identitarias, incluso las feministas, ella cuestiona el hecho de que un nombre, o el nombre de mujer, pueda describir adecuada- mente todoelabanicode la experiencia ddelas mujeres, que siempre desbordala nominacién. Propone mas bien construir una mukiplicidad de uni- -versos fantasmaticos, donde la cuestidn seria deconstruir lasidentidades, y riticar siempre csasidentidades sexua- Jes para dar prioridad alas prdcticas de goce como tal. Jacques-Alain Miller, en sucurso de 200$ donde hemos debatido esta cuestién, decia que hay como una embria- guez del cuestionamiento del conceptode identidad. Hay tuna sustitucién, una metfora, donde la identificacién viene a quedar por encima de la identidad. Enel fondo, esta identificacién consiste en reemplazar aquello que podria estar fijado, o construido como fija- cid, por un proceso, Es bastante coherente con et lado femenino del goce tal como lo sitia Lacan, puesto que Alconsidera que el goce ferrenino es un proceso que, en efecto, deconstruye las identidadeshasta cl pantode que La mujer no existe, y que es una por una como se aborda Jacuestién de la particularidad del goce. Pero este goce, es una certeza ona ficciba? ¢Se expe- imenta en silencio, o forma parte por entero del modode decir, y por lo tanto articulado al semblante? Detodos modes, Lacan, antes de aislarla fSrmmula de la sexuacién del goce femenino, sefialaba cn Ideas directinas ‘pana wn congreso sobre la sexualidad femenina que lo que sel universal de las mujeres, 0 cl cuasiuniversal, ¢$ la frigidez. Si agregamos las formas transitorias, la frigidez impera de manera casi universal. En efecto, este es un gran problema para la biologia. Desde el punto de vista de los bidlogos, ellos también se cerroga acetea del lugar del orgasmo femenino, de ese goce, puesto que los bidlogos hacen estudios sobre las nuevas prdcticas sexvales~ allitedo el mundo cuenta 3G Lerraas Lacawtawas | Nig 2018 Dossier © hazailas, perode todos modos ellos revisan loscuestiona- rios,y finalmente eso se estabiliza en torno a resultados mis o menos aceptables en un determinado estado de la eivilizacién. Los remito, plo, alos debates sobre Jos porcentajes de homosexualidad en los mackos ameri- anos, que no eran del todo fables en los sondeos. Enlos escudios y sondeos os bidlogos consideran que tun 30% de las mujeres experimentaban orgasmos, yque tun poco menos de la mitad lo ha heche quizas alguna vvezx.en su vida, lo cual implica que la mitad nunca los experimentaban. Por lo tanto, la idea de considera: que se trata de un ‘goce femenino como al es plantca muchos interrogantes. Hay un gran debate ea los bidlogos, en los darwinianos, entre aquelles (y aquellas, porque hay muchas mujeres {que se confrontan.con esta cuestida) para quienes la evo- ucién debe mostrar la utilidad de todo, y aquellos y aque- Ilas para quienes hay cosas en la evotucién que no sirver para nada, n particular, este era uno de los grandes intereses de Ja obra de! palcontélogo Stephen Jay Gould, quien dentro del darwinismo se interesaba por todo aquello que en la evoluciéa no sirve para nada. En una entrevista del aio 1987 {habia conocido a una bidloga y filésofa de la cien- cia, Elizabeth Lloyd, quien veinte aos después, en 2005, dio origen al libro La légica det orgasm femenino, ene) ‘cual continia la obra de Gould sobre la cuestin propia mente dicha de la funcién darwiniana del orgasmo. Alli consideraba que, efectivamente, no se podia confirmar Ja utilidad del orgasmo para la fertilidad y la mejora de Ia fecundidad de les mujeres, especialmente debido ¢ la rareza del fendmeno. En tanto, los otros consideran que basta con una vez para que ¢s0 otorguc tna ventaja diferencial. Asi, el ‘orgasmo se manticne para que las mujeres tengan mas ganas de tener relaciones sexuales, lo cual permite pro- érear y de este modo difundirlos genes. Lloyd, en cambio, considera que desde el puntode vista cevolucionista hay que admitir que es just for fin, comoclla dice, que no sirve para nada sino quc es séio para diver- tirse. Judith Butler también sc ha interesado mucho por el estatutodel orgasmo, y por el semblante del orgasmo. En sa extraiia pelicula de 2010, Fae orgasm, ella interviene con Thomas Laqueus, historiador postfoucaultiano de Ia sexualidad, historiador de una célebre historia de la masturbacién, un hombre muy simpitico al que yo conoci ‘en un congreso en Colombia. Ambos intervienen parti- cipando en un concurso de orgasmo sinwilado ante un rmierétono; en eso consiste a pelicula, contuna atmésfera muy Twin Peaks, estilo David Lynch. Estd el micréfono yas personas se turnan, hombres y mujeres, para tenet ‘orgasmos Ella sefiala que ¢] orgasmo femenino puede tener par- ticularidades muy especiales con relaciéz a los hombres, cenespecial en sufuncién de repeticién, de cco, de prolon- pacidna través del cuerpo, incluso en ausencia de relaeién sexual El doctor Lacan habia sefialado esta funcién de rev beracién, pero también sefiala la otra funcidn del orgasmo femenino, Nosolamente reverbera, resuena en el cuerpo, sino que es apertura al Otro, ynos habia dadowna viscta sobre este tipo de fenémeno que se encuentra en la experiencia psicoanalitica; esto esta.en el Seminario X LetRAs LAeANIANAS | 0 37 © dossier sobre la angustia: una paciente un tanto desatendida por su mario, en todo caso lo suficiente como para poder advertilo, por otra parte no sin cierto alivio, se o comu nica ¢ Lacan puntwalizando esta constatacién: “Poco me importa que no me desee con tal de que no desee a otra”. Dicho de otro modo, y como Lacan lo sefala, aella le importa el deseode su marido, pero no tantoel hecho de que éste se ponga de manifiesto. Es suficiente con que permanezea idealizado, es el amor. El deseo del Otro le interesa en este sentido, pero mole interesa ea tanto tal. Es asi que ella describe a Lacan un sintoma inexp cable: siente una inflamacién vaginal ante el pasaje de un objeto cualquiera pero mévil, por ejemplo un coche que aparece en su autores como, por ejemplo, Frangoise Héritier, Sylviane Agacinski y Lévy-Strauss, ete. es decir, partidarios de un orden estructural, que parten de todas moos de un fundamento cultural ysimbélico del género dentro dela diferencia sexual. ‘Ahora bien, Lacan esté en desacuerdo con esta tradi- cin, porque para él y para el psicoanalisis el sexo esta regido de plano no por un ideal de la diferencia sexual, sino por el hecho de ser asexuado, es decir, estar en rela- cidn con el objeto a, Hacer el amor no consiste en encon- ttarse comohombre y mujer, sino que consiste en bordear cl quiasma del encuentro con el objeto ay volver sobre eleverpo. Asilo decia en De una cuestin pre- immo vgal Ble so tcalande Lo que separa a finer ¢tedo tratamiento poibede Sigrabieaseogess — UMhombrede aa. ao no ox mis que vues unode esos movimientos estidedicado, UNA MUJEFNOES — enmascarada a la sublimaciéa que Seouatgacecrstaaons — UNadiferencia ee ieanincanels testigo, y! mis precisamente, aevocar anatOmica sino — qeestecrigen: soeditonoincumbe: is rt sumiratadetacansoe UN separacién Re nersuems tae dante eee ec: delosmodos de ene: ecards tcontreeinces goce ee eee lar, por si fuera necesario, que se trata aqui de! amor de transferencia basado enelobjeco mirada, relata un gran amor de juventud, amor novelesco y cultivado por carrespon- dencia, donde fue ereando carta por carta el personaje fictiio, el objeto ideal que ella queria ser ante los ojos de! partenaireausente. Ella cree que es exactamente lo opuesto alo que hace con Lacan dedicdndole el mas minimo gesto, el mis {nfimo acto ofrecido a su mirada, pero con el pretexto de ser siempre agradable para él. Lacan sefiala que, mas alld de esta verdad, lo que ella querria es que su mirada fuera a sustituir a la de la paciente, que viniera en su ayuda hasta el punto de sen- tirse teleguiada; dicho de otro modo, ser el objeto de st analista. No es tanto que buscara capturar el desco de Lacan, sino que esa él quien quiere tentar, yl cbjetocon elcual ella quisiera hacerlo, como el pececito enganchado en ¢} anzuelo, ¢s 1a mirada a la que ella se oftece como objeto ensu relacién con cualquier cosa que entrara en su mundo. El mecanismo de este fenémeno transferencial acom- pailado de un fendmeno de cuerpo, concluye Lacan, ¢s que ella intenta hacerse objeto agalmiético, el objeto per ido, el falo que le falta al Otro, puestoque aella note falta nada, y ¢s asi como se tienta asi misma al tentar al Otro. Asi, puede haber semblante en la experiencia psicoana litica, pero hay un punto de real, por fucra dela relacién sexual como tal, en esta relacién al Otro Entonces, las dos diferentes aproximaciones entre ¢1 Jake orgasm y real orgasm implican distintas politicas ‘deo miitiple. Lacan estd en desacuerdo con lo que Judith Butler denomina la Escuela Francesa, donde integra aciertos ‘raron su cortejo, por cuantola ley de la simbolizacién en la que debe entrar su deseo lo prende en sured por la posiciin de objeto parcial en la que se ofrece al legar al mundo”. Este punto de partida, esta inmisin desde el inicio del objeto en las cuestiones del sexo hace que haya objeci nes a que pueda establecerse la relacién sexual. Desde uego, los seres sexuados que hacen el amor, sibien el sexo sélo se inscribe a partir de la no relacién, constatan que nohay otro rastro del mismo en el lenguaje mis que el de unenredo infinito. La politica de lo multiple propvesta por las teorias de agénero ¢s una politica sin universal, o con un universal siempre eriticable - podr{a decirse con Gianni Vattimo- tun universal débil, que siempre se borra de buen grado frentea la diferencia, Esuna especie de multiculturalismo contra las politicas de las identidades fuertes, an caras al relato politico francés. Espor estoque, en la recepcién de las teorias de género cen Francia, como por ejemplo lade Eric Fassin, se pone e! acento en el interés de utilizar la politica de las diferencias, ode la diferencia, ode la performatividad, para minar el privilegio inducido de los universales fuertesen el pensa- minto politico francés. Cito de su libro La démocnacie sexuelle et Uintllectuel démocratique [La democracia sexual y ¢l intelectual demoeritico] “Linversion de la question homosexuelle (La inversion de la cuestion homosexual)": en Editions Amsterdam: “Sil Estado aparta al estado civil para exigir ya no sola- ‘mente la diferencia de sexo sino tambign la diferencia de 18 Lireas Lacaniaveas | Neg 2018 Dossier © _género, estd claro que no se tata solamente de la ley sino de lasnormas, del orden de ls sexos al mismo tiempo que delas sexualidades. E1 Estado ya noiinterviene sélo como garante dela ley, sino también como la Ley. Se trata, por lerto, del orden simbdlico, ¢s decir, de las normas que rigen el orden sexual. [..] @Pero debemos considerar que las cuestiones sexuales, ya se trate de género 0 de sexua- lidad, de matrimonio o de familia, de fiiacién o de repro- duccign, escapan a la deliberaciin democritica?

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