Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
A partir de lo que cada chico lleva hecho en el punto en que se encuentra, el programa
de concierto, en una primera aproximación, surge naturalmente. Siempre aparecen
aspectos novedosos y originales, puesto que las actuaciones se programan sobre la
base de las realizaciones personales y éstas nunca se repiten, ni vertical ni
horizontalmente, aunque algunas obras especialmente amadas por los chicos
reaparezcan de año en año a pedido de éstos. Es el caso, por ejemplo, de algunas obras
de Astor Piazzolla -especialmente el famoso tango Adiós, Nonino”-, del tema “Para
Elisa” que fascina a los principiantes o de algunos blues que se han vuelto populares en
nuestro pequeño círculo musical.
Considero necesario explicar aquí que nuestro enfoque de la enseñanza del piano aspira
a capacitar al alumno, desde las primeras clases, para ejecutar de memoria y con
propiedad las sencillas composiciones y trozos que va aprendiendo, pudiendo así
compartir su actividad y el placer musical con su familia, sus amigos y compañeros. Es
bastante común que ciertas piecitas de efecto entre los principiantes sean transmitidas
por éstos a sus hermanos, amigos y hasta a sus padres, inmediatamente luego de
haberlas aprendido.
El concierto constituye un proyecto y, a la vez, una meta. Por lo tanto, es preciso que
nos dediquemos con la mayor intensidad y concentración, primero, al conocimiento de
la obra, y luego, al logro de su dominio musical y técnico, siempre dentro de las
posibilidades actuales del alumno. No existen metas o productos absolutos, únicos,
estables.
También estos pequeños recitales permiten que los padres se movilicen para apoyar
afectivamente a sus hijos o para ayudarlos de manera activa a concretar algunos de sus
proyectos musicales. Por su parte, el profesor estrecha vínculos tanto con los chicos
como con sus padres y puede llegar a sentirse muy motivado con este trabajo “en
equipo”.
En realidad, la amplia experiencia que hemos ido acumulando nos proporciona una
visión muy abierta y, al mismo tiempo, refuerza nuestras convicciones acerca de la
necesidad y la bondad de este tipo de oportunidades, donde el objetivo es sentirse bien
haciendo música en conjunto, en el seno de muestra comunidad. Yo aprendo de los
chicos tanto o más de lo que ellos pueden llegar a aprender de mí. Desde todo punto de
vista, aprendo acerca de las formas tan variadas en que las personas se relacionan con
la música, acerca de la maravilla de las potencialidades musicales, acerca de la música
que hacen los niños y jóvenes en la actualidad. Y también aprendo a tocar la música
que ellos crean, experimentando directamente sobre el teclado, con sus ritmos y sus
armonías.
Todos los chicos son diferentes y lo demuestran al tocar. Sin embargo, todos hacen
esfuerzos para avanzar y ofrecer a sus padres, familiares y amigos lo mejor de ellos en
el concierto. Nos importa formar instrumentistas que sean esencialmente músicos: que
utilicen el instrumento para expresar y para expresarse participativamente y a
conciencia. Sin temores injustificados ni ansiedades, aprendiendo unos de los otros.
Cada concierto es único y diferente porque está hecho por personas únicas. En los
conciertos didácticos, los niños presentan obras propias y ajenas, estudiadas con un
ritmo, un estilo, una concentración, una técnica y una interpretación adecuados a su
edad: con tiempo y lugar para el juego y el descubrimiento.