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Atención psicológica del adulto, especialmente de la tercera edad, así como

de la familia:

Personalidades tipo A y B
La teoría de los dos diferentes tipos de personalidades A y B describe un patrón
de comportamientos diferentes y viene desde los años 50.
Esta teoría hoy día es muy popular pero muy criticada por muchos psicólogos.

Personalidad tipo A
Los individuos con personalidad tipo A, pueden describirse como personas
impacientes, muy competitivos, ambiciosos, agresivos en los negocios y que les
cuesta mucho relajarse o tomar unas vacaciones.
Generalmente, las personas con este tipo de personalidad no les gustan
relacionarse con los individuos que tienen personalidad tipo B.
La personalidad tipo A impulsa a las per sonas a estar apresuradas todo el tiempo
y generalmente son personas que trabajan largas horas y que realizan varias
actividades al mismo tiempo.
Se impacientan demasiado cuando alguien se atrasa algún trabajo que ellos
necesitan tener en cierto momento. Los individuos con este tipo de personalidad
siempre están estresados y casi todo el tiempo se encuentran de mal humor.
Personalidad tipo B
Los individuos de personalidad tipo B, por el contrario, son descritos como
personas pacientes, relajadas y fáciles de llevar.
No son grandes triunfadores en los negocios y la mayoría de las veces ponen las
cosas a un lado para terminarlas cuando ellos buenamente se sienten con deseos
de completar sus metas.
Son personas apáticas y no se envuelven en metas difíciles. Prefieren llevar las
cosas con calma antes que llenarse de estrés.
Personalidad mixta
Existen también los individuos que son mixtos tienen algunas características de la
personalidad tipo A y un poco de personalidad tipo B.
Tres características de los individuos con personalidad tipo A
En su libro escrito en 1996 Meyer Friedman, la personalidad y el comportamiento
de las personas tipo A tiene tres características que los diferencia de las personas
con personalidad tipo B.
1. Inseguridad y baja autoestima, los cuales aparentemente son la raíz de la
personalidad tipo A.
2. Una impaciencia extrema que causa irritación y exasperación.
3. Una excesiva hostilidad que puede ser activarse con incidentes menores.
Bases de la teoría de las personalidades tipo A y B
La personalidad tipo A fue analizada por medio de una entrevista con una persona
tipo A por aproximadamente quince minutos.
Algunos investigadores han sugerido que el cuestionario de dicha entrevista no
puede evaluar el comportamiento no verbal.
Este tipo de personalidad puede causar enfermedades coronarias.
Las personas con este tipo de personalidad tienen un mayor riesgo de padecer de
enfermedades del corazón.
Los psicólogos dicen que el estado mental de este tipo de personal afecta su salud
física.
La teoría de las personalidades A y B ha sido altamente criticada.
De acuerdo a los psicólogos estudiosos en la materia, esta teoría tiene serias
limitaciones incluyendo el hecho de que las muestras no son tan grandes para
explicar la variación o diferencia entre ambas personalidades.

Características psicológicas de los pacientes con Diabetes:

Una de las principales situaciones que caracteriza al paciente con el padecimiento


de la diabetes es que, ante el impacto que este genera a los individuos que son
diagnosticados con la enfermedad un primer evento es la baja capacidad para
manejar la enfermedad. Por lo que conlleva a generar altos niveles de estrés y
depresión. (Kelly L. 2006).
Por otro lado a estos pacientes les implica la necesidad de realizar cambios en el
estilo de vida, siendo este un estado muy complicado en cambiar. Desde el punto
de vista psicosocial, las relaciones interpersonales (Sociedad, familiares y amigos)
son redes pueden brindar adecuados vínculos de apoyo, que ayuden a restablecer
su salud, primeramente emocional.

El diagnostico de la diabetes:

Principal evento estresante para el paciente, ya que no logra tener una respuesta
adaptativa que lo lleve a resistir el severo impacto, manteniendo reacciones tal
como, negación, enojo, hostilidad o depresión y que posteriormente involucra la
falta de el control médico, metabólico. Por otra parte, Black Markides asociación
investigadora de diabetes tipo 2 en México mencionan que la depresión y la
ansiedad también se han asociado con la pobre atención del control metabólico.
Zorrilla Hernández profesional psicosocial refiere que en la atención de la
diabetes, los aspectos sociales como lo son la familia y el trabajo son
ecosistemas que ayudaran a solventar las descargar frustrativas y emocionales
que le dará adherencia al tratamiento.

Niveles elevados de estrés:


Están asociados a un descontrol metabólico y este puede ser por dos
mecanismos:

Efecto psicológico del cual el estrés interrumpe rutinas de conducta relacionadas


al manejo de la enfermedad; la dieta, ejercicio y medicación. Por otra parte el
estrés inicia cambios psicofisiologicos con un incremento de secreción de
hormonas contrareguladoras principalmente catecolaminas y cortisol, lo cual
incrementa los niveles sanguíneos de glucosa.

Epilepsia

Con frecuencia el especialista se enfrenta a personas incapaces de trabajar


consigo mismas por su desarrollo personal, dolientes y minusválidas en algunos
casos, y totalmente dependientes y resignadas en otros. Esta concepción fatalista
y nada favorecedora se opone diametralmente a lo que legaron autores como
Vigostky, Luria y Leontiev, entre muchos más. Aplicando sus enseñanzas, se
deduce que la zona de desarrollo próximo y la situación social de desarrollo en los
niños y adultos con epilepsia deben ser asumidas desde las potencialidades
reales y con la clara visión de que la actividad posibilita el proceso de objetivación
de las capacidades humanas y su apropiación a través de la experiencia
individual.
La limitación y la sobreprotección que prevalecen en las familias de los pacientes
epilépticos como métodos educativos impiden, sin duda, el desarrollo de las
potencialidades y capacidades de estas personas. Se habla de la inadaptación
social-emocional del niño y el adulto epiléptico, de la posible estructuración de
ciertos rasgos personales, de la asociación de la epilepsia con diversas
enfermedades orgánicas y trastornos psíquicos, y, en la actualidad, se concede
gran importancia a las consecuencias personales y familiares que implica vivir con
la enfermedad. Sin embargo, en esta arista del problema son escasos los estudios
referidos en la literatura, por lo que se aprecia la necesidad de profundizar en el
conocimiento, sobre todo de la esfera afectiva del paciente y en lo relativo a la
explicación de los mecanismos internos, tal vez inconscientes, que influyen en su
comportamiento. Se ha demostrado la frecuente ocurrencia de ansiedad,
frustración, estrés y depresión en los pacientes; se describe en la literatura
científica el uso de estrategias integrales de intervención psicológica en lo que se
refiere a la orientación del paciente y la familia, así como la aplicación de terapias
cognitivo- conductuales y el uso de técnicas de relajación para el control de las
crisis.

EPILEPSIA Y FUNCIONES COGNITIVAS


En la valoración de los efectos que la epilepsia puede ocasionar sobre el
funcionamiento psíquico, y en particular sobre las funciones cognitivas, González,
Quintana, Fabelo y Rivero (2000) y Ramaratnam, Baker y Goldstein (2007)
recomiendan tener en cuenta lo siguiente:
1. Etiología. Hay mayor deterioro en las epilepsias sintomáticas en las que existe
un trastorno orgánico causal que en las idiopáticas o primarias.
2. Edad de comienzo. Entre más temprano es el comienzo, mayor deterioro o
afectación de las funciones cognitivas. Un comienzo tardío de la enfermedad se
relaciona generalmente con un mejor pronóstico del coeficiente intelectual del
epiléptico.
3. Duración de la enfermedad. Cuantos más años de evolución lleva la
enfermedad, y más aún si el comienzo de ésta es temprano, mayor suele ser el
déficit cognitivo presente.
4. Frecuencia de las crisis. No hay consenso en que la frecuencia de las crisis se
correlacione con la disminución del CI; sin embargo, autores como Seidenberg
(1987) afirman que entre mayor es la frecuencia, mayor es el deterioro intelectual.
Otros autores coinciden en esta afirmación (McNellis, Jonson, Huberty y Austin,
2005; Oostrom, van Teeseling y Smeets-Schouten, 2005).
5. Tipo de crisis. Las referencias señalan que en el pequeño mal y en las
ausencias típicas se mantiene mejor el nivel mental. Los pacientes obtienen
mejores resultados en las evaluaciones psicológicas si padecen crisis parciales
que si son generalizadas o secundariamente generalizadas.
6. Lesión cerebral. Cuando la epilepsia se acompaña de lesión cerebral, el
rendimiento neuropsicológico tiende a estar disminuido.

EPILEPSIA Y VIDA AFECTIVA


Existe consenso en las últimas décadas en considerar que los desajustes
emocionales y comportamentales que presentan los pacientes se relacionan con
una mala manipulación de la enfermedad, caracterizada por sobreprotección o
rechazo larvado, lo que genera un estatus de dependencia, ansiedad y deficiente
control, así como frecuencia elevada de neurosis (Arteaga, 1993; Fabelo, 2004;
Portellanos, 1991).

EPILEPSIA Y FAMILIA
La familia del paciente con epilepsia desempeña un rol fundamental en la
adaptación a la enfermedad y en la formación y desarrollo de la personalidad de
éste. Cuando la enfermedad aparece en la niñez, puede llegar a afectar la
funcionalidad familiar según sea su gravedad, de manera
Factores psicosociales

Temor a las crisis


Adaptación a las crisis
Calidad de vida
Problemas financieros
Redes de apoyo social
Zorrilla-Hernández E. Aspectos psicosociales de la diabetes mellitus. En Lerman
Garber (Ed). 1998 Mc. Graw Hill Interamericana.
Portellanos, J.A. (1986). Tratamiento psicológico de las crisis epilépticas. En V. A.
Feria, M. D. Martínez y D. F. Rubio (Eds.):
Epilepsias, un estudio multidisciplinario (pp. 18-24). México: Trillas.

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