Está en la página 1de 14

¿Hay un lugar en Rawls

para la cuestión ambiental?


JOAQUÍN VALDIVIELSO
Universidad de las Islas Baleares

RESUMEN. Pueden identificarse cuatro ABSTRACT. Four main strategies can be


estrategias principales de tratar la cuestión identified in dealing with environmental
ambiental de acuerdo al marco rawlsiano. issues within the Rawlsian framework.
Extender la posición original o el principio Two concern the concept of justice: exten-
de igualdad de oportunidades afecta a la ding the original position and enriching
concepción de la justicia. Reconocer lími- the principIe of equal opportunity. And
tes naturales o ambientales a nivel de two concem political liberalism: recogni-
esencia constitucional o abrir la fase legis- zing environmental or natural constraints
lativa a la justicia ambiental afectan al at the level of constitutional essentials and
liberalismo político. En cualquiera de opening the democratic process to envi-
ellas, el esquema sólo pennitiría ir más ronmental justice. In any of them, Rawls'
lejos cuestionando la visión nacional-esta- proposal is flawed because of its nation-
tal de sociedad cooperativa. state view of a cooperative society.

Obviamente, Rawls no fue un filósofo sofía, puede ser interesante probar la «resi-
ambiental. Ni siquiera se interesó por la liencia» de la propuesta rawlsiana desde
justicia ambiental o por el llamado libera~ esa perspectiva. La segunda razón es que
lismo verde. No obstante, hay al menos la obra de Rawls, y en particular sus prin-
dos buenas razones para preguntarse qué cipios de justicia, es omnipresente -tam-
puede aportarnos su obra al respecto. La bién- en los trabajos que desde la econo-
primera tiene que ver con el peso que ha mía, la geografía, el derecho o la ciencia
ganado como un marco general desde el política tocan la cuestión ambiental.
cual evaluar y discutir no sólo sobre la jus- Han sido y son numerosas las vías por
ticia y el liberalismo, sino sobre filosofía las cuales se ha probado el cruce entre
política contemporánea en general. Dado medio ambiente y filosofía rawlsiana. Pue-
que la cuestión ambiental es sin duda un den ordenarse siguiendo el itinerario gene-
problema contemporáneo -incluso cla- ral descrito por Rawls y sus grandes hitos,
ve- en el cual cristalizan algunos de los en el sentido de que algunas son intentos
retos más importantes actuales para la filo- específicos de reivindicar O al menos ajus-

18EGORíN31 (2004) pp. 207-220 207


NOTAS YDISCUSIONES

tar el marco que supuso Una Teoría de la teen. Los bienes cubiertos por el primer
Justicia, mientras que otras más recientes principio deberían ser distribuidos de
apuntan a El liberalismo político l. En manera equitativa y en el mayor grado
general, en todas ellas suele asumirse posible. Rawls, que piensa en bienes
--con cierta ligereza~ más continuidades intangibles del tipo de las libertades políti-
que rupturas. cas, consideró, pues, que los recursos
naturales no tenían por qué ser distribui-
1. Principios de justicia y bienes dos en régimen de igualdad. De hecho, los
ambientales intentos de incluirlos en la lista han con"
cluido que ésta se hacía muy poco operati-
Como es sabido, Rawls se propuso definir va, y han invitado a pensar en vías indirec-
la forma ideal de la estructura básica de la tas para asegurar un entorno ambiental
sociedad. Gracias a un acuerdo o contrato igual que cumpla con ciertos mínimos de
hipotético -una «posición original» de calidad. Una estrategia más sólida, pues,
imparcialidad~, partes ignorantes de sus debe partir de otro principio.
propias creencias y circunstancias particu- Es evidente que la salud guarda una
lares~tras el «velo de ignorancia»~ relación directa con poder disfrutar de un
llegarían a ciertos principios básicos de medio ambiente sano, y que no disponer
justicia, producto racional del descono- del mismo disminuye la igualdad de opor-
cimiento de los planes de vida y caracte- tunidades. Dado que la salud es de un lado
rísticas de cada uno. Las estrategias a que condición necesaria de la igualdad de opor-
nos vamos a referir han incidido sobre tunidades, y que a su vez es función de un
todo en los requisitos de la posición origi- conjunto de variables entre las cuales la
nal y el llamado problema del extensionis- calidad ambiental se encuentra, ésta debe-
mo, aunque antes hay que establecer qué ría quedar asegurada para todo ciudadano 2.
principio debiera cubrir los bienes am- Habría que proteger, en este caso, el «capi-
bientales. tal natural crítico» para el ser humano, el
La primera formulación de los princi- imprescindible para su sano mantenimiento
pios rawlsianos habla de dos principios, y reproducción. Sabemos que los efectos
ordenados lexicográficamente. El primero del cambio ambiental sobre la salud pue"
postula libertades iguales básicas e irre- den ser dispersos ysu aparición retardarse
nunciables. El segundo, que las desigual- por generaciones, por lo que aplicar estric-
dades sociales y económicas cumplan dos tamente este criterio supondría sancionar el
requisitos: a) que beneficien a todos, y principio de precaución. Otra ventaja que
b) que sean fruto de posiciones sociales posee esta vía es que no precisa suponer la
abiertas. Las sucesivas formulaciones del apropiabilidad de bienes y servicios am-
propio Rawls han tendido a separar el bientales comunes --como el clima o la
segundo principio en dos distintos, de ma- calidad del aire o las aguas~.
nera que al final tendríamos tres: 1) liber- Aquellos bienes que no sean impres-
tades iguales; 2) igualdad real de oportuni- cindibles para el goce de la salud caerían
dades, y 3) principio de diferencia. bajo el principio de diferencia. Aunque los
Los bienes primarios afectados por el comentaristas tienden a señalar que la dis-
primer principio son derechos y libertades tribución socioeconómica desigual sólo se
fundamentales y los otros dos afectan a justifica si produce beneficios «para
poderes, prerrogativas sobre autoridad, todos», de acuerdo a la primera formula-
ingreso, riqueza y autoestima. Todos ellos ción de Teoría, Rawls restringió progresi-
son definidos como medios para cualquier vamente su condicionalídad a «la mayor
plan de vida que los ciudadanos se plan- expectativa de beneficio para los menos

208 ISEGORíN31 (2004)


NOTAS y DISCUSIONES

aventajados». Afortunadamente, hay for- das para lo que nos ocupa: 1) a denostar la
mas realmente ilustrativas de calcular existencia de límites físicos al crecimiento
cómo se distribuyen entre una población económico; 2) a minimizar la responsabili-
dada los bienes naturales, en cierto modo, dad para con el futuro y los pobres en
consumibles. Es decir, los «recursos natu- general, y 3) a reducir la agenda política a
rales». La «huella ecológica», por ejem- mejorar la calidad de la justicia y la liber-
plo,traduce todos los impactos derivados tad hoy y no «el número de especies de
del consumo de productos y servicios escarabajos o las reservas de cobre», como
ambientales en que se sostienen todas señala irónicamente Beckerman 4.
nuestras actividades diarias ~mercantili­ Cuanto más amplia sea la noción de
zadas O no~ a una única unidad, hectá- naturaleza crítica y más restringida la de
reas 3. Aunque suele utilizarse más para recurso natural, más nos alejaríamos de la
medir las huellas de economías naciona- posición productivista. Así, el abanico de
les, de ciudades, e incluso de generacio- bienes socioeconómicos con «huella ecoló-
nes, esta metodología permite comparar gica», las actividades materialmente den-
también el consumo que un individuo o sas, debería ser restringido y accesible de
grupo realiza a lo largo del tiempo. Como acuerdo a la igualdad de oportunidades. En
es previsible, demuestra que los estilos de caso contrario, tanto más sería el principio
vida más consumistas se soportan en hue- de diferencia una coartada ideológica al
llas ecológicas mayores. De acuerdo al crecimiento ilimitado, dado que de él
principio de diferencia, el peor situado en depende la mejora absoluta de los que
este caso, el que tenga menor huella, debe- están peor, como denuncia Ted Benton 5.
ría ser compensando, bien aumentando su No obstante, no es fácil acusar a Rawls de
huella, bien aumentando el consumo de productivista, a pesar de ciertacontradic-
otros bienes socioeconómicos. ción en sus planteamientos. De un lado,
Aquí se multiplican los problemas. insistió en que ni el principio de diferencia
Muchas de las propiedades de los bienes ni su ideal de sociedad requieren la maxi-
naturales son irreproducibles. Incluso los mización del producto social. Cabría pen-
no renovables son técnicamente irreempla" sar, por tanto, que la mejora del peor situa-
zables, y por lo tanto su sustitución por do pasaría por transferencias netas de
otros como el dinero es necesariamente bienes; en nuestro caso, ambientales. Sin
arbitraria. Reducir los bienes primarios embargo, considerando qué políticas po-
socioeconómicos a renta implica de alguna drían aliviar a los peor situados, Rawls
manera asumir la sustituibilidad, en nues- señaló que bastaba con «ajustar las desgra-
tro caso, entre capital natural y otras fOI" vaciones fiscales» sin considerar otras deci-
mas de capital, como el financiero o el siones políticas 6. Como hemos visto, este
manufacturado. El hacerlo presupone, qui- paso sólo sería lícito si fuese acompañado
zás inconscientemente, no sólo un optimis- de un principio de igualdad de oportunida-
mo tecnológico injustificado, sino también des ambicioso y constricciones revolucio"
que los intereses de las generaciones veni- narias en los recursos naturales que pueden
deras pesan en función de la riqueza que ser mercantilizados y monetarizados.
les presupone el presente, y a la parte de su
patrimonio natural que por tanto puede 2. El extensionismo
descontárseles. Esta asunción «prometei-
ca» y productivista, ejemplarmente repre- Una vez entre los principios de justicia,
sentada por Wilfred Beckerman o por el queda por ver aún sobre quién tendría
famoso «ecologista escéptico» Bj¡¡;m Lom- validez la justicia en su dimensión am-
borg, lleva a posiciones muy controverti- bientaL Sabemos que el velo de ignorancia

ISEGORíAl31 (2004) 209


NOTAS y DISCUSIONES

oculta accidentes y contingencias de la Dobson, Jorge Riechmann o liberales co-


vida como edad, género, raza, clase o mo Marcel Wissenburg defienden que los
dotación natural. Las partes apenas tienen animales son recipientes de justicia distri-
una teoría «débil» del bien: saben de las butiva.
verdades generales de la historia y la polí- La segunda duda es ya un clásico de la
tica, de su apetencia por bienes primarios teoría moral y se nutre del argumento de
y de su falta de envidia, además de las cir- los casos marginales. Discapacitados men-
cunstancias de la justicia ~básicamente tales o niños quedarían, estrictamente, fue-
de la escasez moderada~. Este esquema ra de la posición original. Se podría adu-
ha planteado al menos tres tipos de críticas cir, al menos para los niños y como ha
diferentes, todas relativas a las dificultades hecho Rawls, que éstos son seres raciona-
para «extenderlo» a tres colectivos. les en potencia. No obstante, también se le
La primera se remonta a autores clási- puede dar la vuelta al argumento, como
cos como Peter Singer y denuncia la hace Gamer, y pensar que todo adulto es
exclusión de los animales sintientes de la un discapacitado mental en potencia, y en
posición original 7. La respuesta obvia consecuencia descartar el criterio de la
sería que las partes deben satisfacer crite- racionalidad lO. Gamer añade, además, que
rios de moralidad y racionalidad ~propia" no hacerlo vulnera el principio de neutrali-
mente humanos~ para poder elegir su dad, puesto que al excluirlos quedan redu-
concepción de la justicia. Además, Rawls, cidos a recursos de las partes en la posi-
como Brian Barry y otros liberales, acepta ción original. Aunque no está claro que
que los animales merecen cierta conside- Rawls haga esto último ~omo veremos
ración dentro de una concepción moral después~ sí es cierto que los defensores
amplia, que definiría formas de actuar del bienestar de los animales dan buenos
correctas e incorrectas hacia ellos como motivos para pensar que la racionalidad es
«pacientes» morales, aunque no podría también una ventaja natural no merecida
decirse que fueran víctimas de injusticia 8. que debería, por tanto, ser oculta tras el
Aun así, esto no deja de ser problemático. velo. El problema es que, puestos así, tam-
En primer lugar, si la concepción es- bién es arbitrario el ser O no sintiente, e
trecha de la justicia forma parte de una incluso el ser un ser vivo y no uno inani-
concepción moral de mayor alcance, ¿cuál mado. Asumir una antropología sensocén-
es su fundamento? Más aún, ¿no debería trica no es filosóficamente menos contro-
ser el trato a los animales un test de plau- vertido que el velo rawlsiano, y además es
sibilidad de la propia teoría de la justicia también muy excluyente: la mayoría de
respecto a la concepción moral general? especies conocidas, paisajes, ecosistemas
¿Por qué no ponemos en la piel de un enteros, quedarían fuera.
chimpancé siendo viviseccionado, como La perspectiva extensionista animal,
propone Benton? Es decir, extender el de todas formas, se enfrenta a otro reto. Si
velo a lo «interespecífico» podría hacer- los animales participasen de la posición
nos considerar ciertas restricciones a los original deberían aplicárseles principios de
principios de justicia y que la estructura justicia. En este caso, se corre el peligro
social básica debería proteger ciertos bie- de caer en la utilidad máxima agregada o
nes ~omo la libertad frente a la tortu- bien de tener que establecer algún tipo de
ra~ para los animales no humanos. En jerarquía entre especies, y dentro de éstas,
este caso, «espesar» el velo conllevaría entre los peor situados y el resto. Lo más
poner a la naturaleza en esa especie de sorprendente, no obstante, es que la mayo-
«estado natural de la conciencia» que es la ría de los países democráticos poseen nor-
posición original 9. Al respecto, Andrew mativas que regulan el tratamiento a los

210 ISEGORfAl31 (2004)


NOTAS Y DISCUSIONES

animales y prohíben el sufrimiento innece~ respetar el princIpIo de ahorro justo.


sario. Esto es importante en la medida en Rawls entrevió esta tensión para con la
que la posición original es una herramien- doctrina de las circunstancias de la justicia
ta de representación de nuestras intuicio- e incluyó una «cláusula motivacional»,
nes. Es a través de un proceso constante por la que hacía depender la justicia de
de ajuste o «equilíbrio reflexivo» -por el sentimientos reales de preocupación. Aun~
que las partes van y vienen de los princi~ que así saltaba sobre su propio método, sin
pios abstractos a las intuiciones morales duda se dio cuenta de que si la justicia
de los ciudadanos en la vida diaria~ equivale a la ventaja mutua, entonces no
como la teoría aspira a reflejar los valores puede haber justicia entre generaciones.
dominantes. Rawls podría aducir que eso Más tarde acabó definiendo el «ahorro
se sigue de la concepción moral y que ade~ justo» como una cláusula del principio de
más no afecta a la estructura básica. Sin diferencia, por el que cada generación
embargo, hay normativas de alto rango, ahorrará capital según un patrón que de-
estructurales, incluyendo el Tratado cons- searía que toda generación, independiente-
titucional europeo (art. 11-121), que refle- mente de su distancia en el tiempo, hubie-
jan esa sensibilídad moral 11. Luego la teo~ ra seguido, aun cuando no fuera el caso.
ría fallaría al menos en sociedades Capital en un sentido amplio, incluyendo
mayoritariamente concienciadas, o mejor el natural. De este modo, ninguna genera~
dicho, la teoría está pensada para socieda~ ción tendría el derecho a consumir bienes
des liberales poco concienciadas al respec- ambientales que quisiera que la genera-
to. En cualquier caso, los problemas de ción anterior le hubiera dejado. Ésta es
extensión no se acaban aquí. una vía por la que todo valor natural no
Brian Barry ha señalado que imaginar sólo crítico sino también irreemplazable,
un «arca de Noé» tras el velo de ignoran~ «irreversible», queda cubierto. Sería el
cia permitiría proteger el hábitat a todos mecanismo por el cual el principio de
los seres sintientes, con 10 que se protege- igualdad de oportunidades se hace operati~
rían el entorno ambiental en general y así vo entre generaciones. De acuerdo a las
los intereses de las generaciones venide- premisas de partida, cabe concluir que el
ras 12. Como se sabe, Rawls fue en un valor a mantener intergeneracionaImente
principio reacio a poner tras el velo de debería ser per capita, independientemen~
ignorancia la cuestión generacional, aun- te del tamaño de la población 13. Es decir,
que con el tiempo atendió a sus críticos podríamos entender el principio de ahorro
dándole más peso y claridad al llamado como la garantía a una huella ecológica
«principio de ahorro justo». Básicamente, más o menos igual para cualquier sujeto
éste busca impedir la dilapidación del de cualquier generación. En este caso,a
patrimonio común por parte de una gene- mayor población, mayor responsabilidad
ración. El principal problema tenía que ver por mantener el patrimonio natural.
con la importancia de la racionalidad de Los comentaristas suelen coincidir en
tipo instrumental de la Teoría de la Justi- señalar la radicalidad de dar el paso hacia
cia. Como señaló Barry, el nivel de esca- la justicia intergeneracional, pero más aún
sez es función de lo que hayan hecho las en lo ambiental. Hay que recordar que los
generaciones previas, yeso, cuando una cambios ambientales no pasan linealmente
generación deja un entorno ambiental peor de una generación a otra, pueden ser bie-
a sus descendientes que el que ella disfru- nes para la generación siguiente, y males
tó, implica que las instituciones de la para alguna posterior, o al revés. Esto obli-
segunda no serán justas, y por lo tanto ga a acentuar la dimensión de universabili~
ellos no tendrían ninguna obligación para dad y el compromiso con el principio de

ISEGORfAl31 (2004) 211


NOTAS Y DISCUSIONES

precaución. Sin embargo, ya desde su Teo- lógico», la división de la humanidad en un


ría Rawls incidió en que el velo de igno- numero limitado de naciones con fronteras
rancia se aplicaba a contemporáneos en organizativas claras que separan el «den-
una sociedad única, básicamente conciuda- tro» del «fuera» 14.
danos de un Estado ~aunque desconozcan El hecho de que los pueblos, y no los
a qué generación pertenecen~. Este crite- individuos, sean los actores internaciona-
rio se ha acentuado en el tránsito hacia la les y que la razonabilidad esté restringida
concepción política de El liberalismo polí- a los liberales, conduce forzosamente a un
tico, y ha culminado en El derecho de gen- escenario distinto al de Teoría, aunque
tes, cerrando tajantemente las puertas a la Rawls hable de una «segunda posición ori-
ignorancia intrageneracional. Resultado de ginal» para referirse a una sociedad de
ello es la clausura de un tratamiento ade- naciones como escenario razonable para
cuado a la cuestión ambiental. las relaciones internacionales. La crítica
cosmopolita ha lamentado, por ejemplo,
3. Nacionalismo metodológico que el compromiso con la justicia se pier-
y justicia ambiental da en la arena internacional y quede sub-
sumido a, entre otros, un principio caritati~
Las partes saben, pues, que son miembros vo de asistencia 15. Rawls aduciría que eso
libres e iguales de una sociedad bien orde- es inviable y que no hay consenso para
nada, de un pueblo. Como tal, está polí- ello, sin embargo críticos como Allen Bu-
ticamente organizado en una unidad te- chanan le acusan de no querer ir más allá
rritorial bajo un régimen de democracia de un Derecho internacional ya vigente, y
constitucional que supone el ejercicio legí- de no reconocer que ya existen institucio"
timo del poder y la inclusión en institucio- nes globales y regímenes de gobernanza
nes en que se entra al nacer y se está de que limitan de largo la soberanía de los
por vida. Además, tiene carácter moral, pueblos, donde podrían aplicarse la igual-
posee una solidaridad motivacional que le dad de oportunidades, la participación
distingue del «otro», aunque eso no su- democrática en las instituciones y la justi"
pone que actúe de manera «realista» o cia distributiva. Más aún, cabe preguntarse
hobbesiana para con otros Estados o pue- qué ciudadanía habita un territorio defini-
blos, que esté animado por el deseo de do a 10 largo de generaciones sin que su
poder, de recursos económicos o de pueblo sufra cambios estructurales de tipo
expansión territorial. Estos pueblos libera- político y sin que los propios límites del
les, pues, no lidian racionalmente sino pueblo se redefinan: la mayoría de las que
razonablemente con otros en la arena conocemos, no.
internacional; otros que sin ser liberales Para lo que aquí se trata, destaca el
son decentes ~y con los que por tanto se hecho de que Rawls considera que estas
pueden establecer principios de justicia~; sociedades domésticas son responsables
y otros ~~agresivos y peligrosos», dispues- del bienestar de sus pueblos, que son uni-
tos a promover la guerra si sirve a sus dades económicas autosuficientes distri-
intereses racionales. Ejemplos de estos butivamente y que, por lo tanto, pueden
últimos serían las imperialistas España y cubrir autónomamente las necesidades
Francia, y más recientemente Alemania. materiales de sus poblaciones. Los cosmo-
Llama la atención que Rawls no cite a politas destacan que ya existe una estruc"
Inglaterra, contra la cual se constituyeron tura básica global ~forrnada por acuerdos
los Estados Unidos de América. Su mode- económicos, regímenes financieros, un
lo cae, obviamente, dentro de lo que sistema global de derechos de propiedad
Ulrich Beck llama «nacionalismo metodo- privada, etc.~ que promueve una distri"

212 ISEGORíAl31 (2004)


NOTAS Y DISCUSIONES

bución tremendamente desigual de los bie- con la indefinición. Las huellas ecológicas
nes primarios, especialmente los económi- son eso, huellas, rastros distinguibles que
cos, entre individuos y pueblos, y que por dejan los individuos, grupos y sociedades
tanto cabe exigir lo mismo que se exige al resultado de su forma de consumir y pro-
nivel intergeneracional o intrasocietal. ducir.
Hay que recordar que si las instituciones Así, por ejemplo, puede decirse que la
de fondo no son justas, los acuerdos tam- huella ecológica de un norteamericano o
poco lo serán. un holandés medio, tipo, multiplica por
Con la mirada puesta en lo económico, diez la huella media de un habitante de un
el cosmopolitismo subraya además la país pobre. La huella ecológica absoluta
superación de dos prejuicios propios de la de Estados Unidos es una cuarta parte de
concepción tipo Westfalia a la que se la de toda la humanidad, teniendo apenas
adhiere Rawls. Beitz, por ejemplo, señala un 5 por 100 de la población mundial. Las
que en lo económico -incluyendo los huellas son necesariamente transnaciona-
recursos naturales- no hay manera de les. No sólo por la dispersión global de las
distinguir entre influencias domésticas e formas de contaminación o por el consu-
internacionales en la condición económica mo de bienes comunes globales, como el
de una sociedad. Wenar, por su parte, aña- clima, sino también porque los recursos
de que dada la inmensa expansión del fluyen hacia los colectivos que los contro-
producto mundial, el razonamiento tipo lan recorriendo el planeta. Pero éstos, los
«suma cero» es «obviamente inapropia- sobreconsumidores, pueden ser identifica-
do»: ya no es el caso que si unos avanzan, dos. Considerar a la vez la dimensión intra
otros retroceden; que si unos tienen más, e intergeneracional de la distribución de
otros menos. Descartar ambas asunciones los bienes ambientales arrojaría un juicio
-el encadenamiento de la sociedad a lo condenatorio desde la concepción de la
nacional, la economía internacional como justicia para pueblos como los Estados
un juego de saldo cer0-'- haría posible Unidos, beneficiarios de un orden global a
reconocer la responsabilidad de los ricos todas luces injusto. Quienes utilizan los
en la situación de los pobres, así como principios de justicia en las ciencias socia-
establecer acuerdos para transferencias no les tienden de hecho a interpretarlos así,
excesivamente gravosas de unos a otros. como principios virtualmente universales.
Ecológicamente, no obstante, no ha- La respuesta al por qué Rawls no lo
bría que descartar esas ideas. Como mues- hace hay que buscarla en el énfasis de la
tra la huella ecológica, el patrimonio natu- segunda parte de su propuesta, en su con"
ral es más o menos fijo. De hecho, el cepción política, en la concreción de las
consumo ambiental de los ricos es causa partes contratantes, y la definición de la
directa del infraconsumo de los pobres o libertad y la igualdad como productos de
de los que están por nacer. La ecología la cultura política dominante.
global es un juego de suma cero. Si, ade-
más, echamos las cuentas entre generacio- 4. Antropocentrismo comprehensivo
nes, veremos que la generación actual está y concepción política
en números rojos, puesto que está dilapi"
dando el patrimonio futuro -e incum- Durante los años noventa Rawls desplazó
pliendo el principio de ahorro-o En sus preocupaciones desde la problemática
segundo lugar, y aunque la ambiental es la de la distribución hacia la de la estabilidad
cuestión ~~cosmopolita» ~global~ por en sociedades plurales. El problema ahora
definición, el desencadenamiento entre es cómo preservar el desencanto postmeta-
sociedad y nación no debería confundirse físico de la modernidad compleja y a la

ISEGORfA/31 (2004) 213


NOTAS Y DISCUSIONES

vez solventar el fundamento normativo de no comprehensivos que permiten algún


la convivencia de doctrinas religiosas y tipo de protección ambiental. En particu-
filosóficas eventualmente enfrentadas. lar, la preservación de lo que podríamos
Para ello extiende una red conceptual rela- definir como: 1) la capacidad de manteni-
tivamente nueva, alimentada, no obstante, miento de la vida; 2) la biodiversidad, y
con el espíritu tolerante del liberalismo de 3) los valores recreativos y científicos 16.
la Reforma, y que a grandes rasgos preten- En todo caso se trata de «promover nues-
de desplegar y modular las intuiciones sub- tro propio bien y el de las generaciones
yacentes a la cultura política de sociedades venideras», y por lo tanto adoptamos una
democráticas. perspectiva antropocéntrica. Ajustada a la
En sus términos, una sociedad de este razón pública, puesto que contribuir y par-
tipo descansa en un consenso normativo ticipar en una sociedad cooperativa como
implícito sobre el que pivotan y se entre- miembro pleno pasa por disfrutar de una
cruzan doctrinas comprehensivas religio- salud y expectativas de vida en igualdad
sas, morales y filosóficas razonables. Así, de condiciones y de oportunidades. Es
la concepción política de consenso se pre- decir, satisfaciendo los criterios del segun"
senta como un punto de vista independien" do principio y evitando acentuar la escasez
te de compromisos ontológicos, morales o moderada propia de las circunstancias de
epistemológicos, a los que no debe razo- la justicia. Como recuerda Derek Bell la
nablemente apelarse en su contenido bási- neutralidad no implica inacción, simple-
co: las esencias constitucionales y las mente razonabilidad.
cuestiones de justicia básica. La noción de Bell sostiene además que los valores
razonabilidad define el criterio de plausi- «sostenibilidad» y «biodiversidad» satisfa-
bilidad -que no de verdad-, así como el cen los requisitos, pero que el tercer caso
ámbito público de dominio de valores es controvertido: «el goce de una com-
políticos -no metafísicos-o Sus sujetos prensión más profunda del mundo» y de
son ciudadanos que han interiorizado el «las bellezas de la naturaleza» es un valor
deber de civilidad y que disfrutan de liber- ajeno a la razón pública. Según su opi-
tad, igualdad y de la capacidad moral de nión, los dos primeros ratifican el princi"
sostener y revisar su propia idea del bien pio de igualdad de oportunidades. Si la
así como de desarrollar un sentido de la idea de ciudadano presupone una distribu-
justicia. El resultado es el de una sociedad ción justa de costes y beneficios resultan-
bien ordenada, expresión de las activida- tes de la cooperación social, los costes y
des cooperativas de sus miembros libres, beneficios de la transformación de la natu"
iguales y razonables. raleza deberían ser objeto de justicia, en
Aceptado este marco, dos vías princi- este caso justicia ambiental. Sin embargo,
pales pueden ser tanteadas para pensar la como ya hemos indicado antes, la distribu-
cuestión ambiental. La primera la piensa ción justa estaría sujeta a los principios de
como parte de la concepción política, la ahorro y diferencia respecto de la naturale-
segunda, cOmO doctrina comprehensiva za como capital natural crítico y como
razonable. recurso natural, en cualquier caso como
El principal problema con que nos «proveedor de necesidades básicas huma"
encontramos es el de encajar políticas nas» o ~~medio de existencia».
ambientales en un estado liberal neutral. Estas dos acepciones quedan cubiertas
Al respecto, los argumentos de la razón por el término sostenibilidad -manteni"
pública deben contribuir a la cooperación. miento del capital natural~, pero no la de
Como el propio Rawls contempla en Libe- biodiversidad. Buena parte de las especies
ralismo político, hay «valores políticos» vivas probablemente no tengan ninguna

214 ISEGORfAl31 (2004)


NOTAS y DISCUSIONES

utilidad como recurso para el ser humano, den, y a sus leyes como intentan ser capta-
incluso una parte ~menor, sin duda~ das por la ciencia natural. Por supuesto
puede no ser imprescindible para el mante- ésta es una perspectiva controvertida, y de
nimiento de los ciclos de materiales y hecho ha sido negada por pensadores
energía que hacen posible la vida humana. como Ulrich Beck, Anthony Giddens o
En este caso, las constricciones de la razón Bruno Latour, pero Hailwood insiste: no
pública tampoco incluirían, por ejemplo, la es parte de ninguna visión comprehensiva,
protección de espacios naturales o paisa~ no determina una forma de vida particular
jes, en contra de la idea de Bell. Probable- ni resulta de aplicar los criterios de razo-
mente Rawls, en su ejemplo, no se ciñe a nabilidad ~las cargas del juicio~. Es
los propios requisitos de la razón pública. precisamente lo contrario: excluir esta
Este estrechamiento de la razón tiene, posibilidad de los temas de la razónpúbli-
no obstante, dos salidas posibles. La de ca supone asumir una visión puramente
más peso entre los liberales recuerda que instrumental de la naturaleza, derivada de
es preciso preservar aquellos bienes nece- una doctrina comprehensiva: el antropo-
sarios para ciertas formas de vida que los centrismo. Habíamos quedado que la arena
futuros ciudadanos podrían querer perse- política no debe identificarse con ninguna
guir. No es justo limitarse a la posibilidad doctrina comprehensiva O con preferencias
de mirar la naturaleza simplemente como o intereses no-públicos.
un bien a explotar de forma utilitarista por La visión de lo otro no lleva necesaria-
los seres humanos. Desde una posición mente a un reencantamiento de la natura-
antropocéntrica ~pero no utilitarista~ leza, ni siquiera la extensión de la comuni-
puede concebirse una perspectiva de res~ dad moral, pero invita a suspender la
peto para el medio ambiente independien- identificación de la naturaleza con un pai-
temente de la concepción que se tenga del saje, del tipo que sea, o con un depositario
mismo. Es decir, que la ambiental es una de recursos. Continúa centrada en lo
cuestión sobre la que puede existir contro~ humano, no implica imposibles retornos a
versia puesto que la concepción dominan- la naturaleza prístina, pero denuncia el
te ~y mayormente liberal~ del medio prejuicio comprehensivo antropocéntrico
ambiente como recurso susceptible de ser que sostiene la identificación de la natu-
apropiado es controvertida en sí misma. raleza con su construcción y uso socio~
Las partes en la posición original, como económicos. La exclusión de este «im~
defienden Brian Barry o Andrew Dobson, perialismo comprehensivo» reforzaría la
no tendrían por qué reducir a «recurso» neutralidad liberal, pero la lleva un paso
cualquier entidad excluida de la posición más lejos: neutral no sólo respecto a la
17 concepción del medio ambiente, sino
Simon Hailwood abre una interesante incluso respecto a la de naturaleza. Así, no
y sorprendente vía alternativa 18. Hay mo- coincide con la propuesta anterior de res-
tivos de peso ~sostiene~ para pensar peto a los planes de vida posible, pero la
que existe una naturaleza no humana inde- complementa.
pendiente, una historia natural que no es El gran problema es cómo se traduce
reductible a la naturaleza humana ni a los esta propuesta en la práctica política y si
híbridos naturaleza-cultura, como son el forma parte de la cultura política democrá-
medio ambiente o el paisaje en general. tica. La respuesta a lo segundo es eviden-
Esta «visión de la otredad» (the otherness temente negativa. Por lo tanto, las convic-
view) refiere a procesos naturales autóno- ciones que alimentan el equilibrio
mos que subyacen tras las formas concre- reflexivo tienen ciertos fundamentos onto-
tas en que lo cultural y lo natural se fun- lógicos ~antropocéntricos~, y entran en

ISEGORíAl31 (2004) 215


NOTAS y DISCUSIONES

contradicción con la concepclOn política bIes encabeza Estados Unidos y cuyos


de Rawls 19. Respecto a lo primero, Hail- costes sociales y humanos, aun cuando
wood señala que el respeto por la naturale- van a parar sobre todo a países pobres,
za qua «lo otro» podría figurar como un también les afectan. Estrictamente hablan-
«requisito político externo», algo en que do, pues, el ciudadano liberal sería
coincidiría la primera vía, la de respeto por ambientalmente razonable en términos
los planes de vida posibles. En su debe, globales sólo tras un cálculo racional, no
ambas conllevan el peligro de inacción. La razonable, de probabilidades de los efectos
preservación de las condiciones de posibi- del cambio ambiental sobre cada sociedad,
lidad de cualquier vida futura, sin mayores incluida la suya.
matices, impide cualquier transformación No hay que olvidar que para Rawls el
del entorno natural por pequeña que fuera. florecimiento de la sociedad doméstica es
Por su parte, la presencia de «lo otro» el valor político último, valor que opone
natural se da incluso en los ambientes más explícitamente al objetivo cosmopolita del
antropizados, la vida continúa incluso en «bienestar de los individuos». En este
entornos muy hostiles. En su haber, fuer- caso, y dado que Rawls ha definido la
zan la concepción rawlsiana en una direc~ sociedad en términos de autosuficiencia,
ción ambientalmente más inclusiva. se hace abstracción de la capacidad de un
En primer lugar, esto conllevaría sin pueblo para limitar las oportunidades de
duda una redefinición al menos parcial de acceder a medios de uso universal, econó-
la cualidad «libertad» del sujeto político, micos y ecológicos, por parte de otros.
cuyo margen de acción estaría restringido Así, el hecho distintivo nacional que sos-
por una mayor dosis de autocontención tiene su idea de pueblo -plural dentro de
respecto a la naturaleza no-humana. Por una unidad moral y política incuestiona-
ejemplo: restringir la posibilidad de perse- ble~ se convierte en una patente de corso
guir el ideal comprehensivo «la naturaleza para sociedades sobreconsumidoras de
es un recurso natural» a través de acciones espacio ambiental global. Rawls cae así de
privadas ajenas a la razón pública, como pleno en los prejuicios productivistas
consumir espacio ecológico a través de los antes citados: infravalora a los pobres no
bienes primarios de bienestar y renta. nacionales como víctimas de injusticia
Ahora bien, los frenos al consumismo distributiva y sobrevalora la calidad políti-
comprehensivo sólo abarcarían el entorno ca interna de las instituciones:
natural del pueblo o Estado de referencia.
La vía de respeto por los planes de vida el elemento determinante de la suerte de un
futuros limitaría sólo aquellas actividades país es su cultura política -las virtudes cívicas
de sus ciudadanos y políticas de sus miem-
que afecten a los conciudadanos, pero en bros~ y no el nivel de sus recursos, la arbitra-
toda aquella actividad cuyos costes riedad en la distribución de los recursos natura-
ambientales pudieran ser externalizados les no genera dificultad 20.
hacia «el otro» -como muestra la huella
ecológica- no habría en principio motivo Desde el punto de vista ambiental esto
de injusticia. Desgraciadamente, como ya es una forma de «nacionalismo normati~
hemos indicado, la naturaleza no respeta va». De hecho, la idea de pueblo cobra
las fronteras políticas de los pueblos o supremacía sobre los principios de la justi-
Estados, por lo que el ciudadano razonable cia gracias a que se enmascaran los meca-
futuro podría tener que cargar con los cos- nismos no-públicos que permiten perse-
tes de actividades ajenas a nuestros ante- guir ideales comprehensivos en la aldea
cesores conciudadanos. Pensemos en el global. Algunos de estos ideales, como el
cambio climático, cuya lista de responsa- american way of life, incluso refuerzan el

216 ISEGORfAl31 (2004)


NOTAS y DISCUSIONES

hecho distintivo nacional de partida, que la arena política. A pesar de ello, aunque
se supone neutral en el corazón del con- la regla de la mayoría pueda beneficiar a
senso. Al pensar el pluralismo en estos tér- una concepción comprehensiva dada ~
minos, Rawls no le ve más amenaza que el sea la de los defensores de la caza del
uso opresivo del poder estatal hacia den- zorro o la de los defensores del bienestar
tro, y del de los Estados con déficits animal~, el límite externo lo da la razón
democráticos hacia fuera. En los tiempos pública y su ámbito debe quedar a salvo
de las guerras preventivas esto obliga a ser de las doctrinas.
receloso de la idea rawlsiana de sociedad Hay que señalar que «público» se
«bien ordenada». refiere a escenarios y funciones guberna-
mentales-estatales o casi: actos adminis-
5. Pluralismo ambiental trativos, debates parlamentarios, toda acti-
vidad electoral y de partido, incluido el
Hay, no obstante, una segunda razón para voto. Lo «no-público», por el contrario,
ajustar el esquema rawlsiano. Lagenerali- refiere a lo no gubernamental-estatal, lo
dad y universalidad de un .requisito políti- que tiene que ver con iglesias, universida-
co externo ---como propone Hailwood~ des, clubes, etc. Esto es lo que en general
invita a pensar en un reconocimiento del se considera la sociedad civil, aunque
mismo al nivel de esencias constituciona- Rawls evita el término. En este ámbito el
les. La mayoría de las constituciones apro- ciudadano puede promover acuerdos jus-
badas en los últimos treinta años en socie- tos que no sean excesivamente costosos
dades democráticas, como la Constitución para él y además llevar a cabo acciones
española en el arto 45, o convenios interna- privadas como reciclar o reducir el uso del
cionalescomo el de Aarhus sancionan el transporte privado, que, en cualquier caso,
derecho al medio ambiente sano. Aunque podrían justificarse desde argumentos
no lo hace la Constitución norteamericana, comprehensivos y no estarían sujetas a la
ni siquiera el Tratado constitucional coacción del Estado aunque podrían ser
europeo, una concepción política stricto formalizadas en el proceso político.
sensu debería incluirlo, de acuerdo al Lo público, como ya se ha dicho, está
segundo principio. restringido al consenso entrecruzado en su
Rawls podría aducir que Estados Uni- contenido ~concepción política de la
dos es su sociedad liberal de referencia, y justicia y valores políticos~ y en su méto-
que aunque en ella el derecho a un medio do ~lo razonable~. Esto es objeto de
ambiente saludable no es un derecho fun" denuncia, por ejemplo, para Thomas
damental, tiene una segunda oportunidad McCarthy, para quien lo «no-público», el
en la fase legislativa, en el proceso de- sistema nervioso de la esfera pública polí-
mocrático. Rawls incluso se refiere de sos- tica y termómetro de la democracia, no
layo a la posibilidad de que políticas am- puede desafiar la interpretación dominante
bientales amplias puedan, como otras de los temas fundamentales según el con-
propuestas sostenidas en ideales compre- senso de salida. Los fundamentos de la
hensivos, ser apoyados por una mayoría justicia y la política en una sociedad bien
de votantes y por tanto sea la que debe ordenada excluyen así ~según McCar-
perseguir el Estado 21. Es decir, la preser- thy~ razones corno las que han sostenido
vación de un espacio natural antes que la los movimientos sociales emancipado-
del imaginario Manhattan global que el res 23. A saber, cuando los ciudadanos
liberal Wissemburg propone 22 no se sigue apoyan agendas políticas no pueden apelar
de la razón pública, es una opción más a a las mismas razones que usan en el foro
defender sobre bases comprehensivas en de la opinión pública. Así, el suelo común

ISEGORIAl31 (2004) 217


NOTAS Y DISCUSIONES

de la justificación pública, no está en ciones de enfoque 25. Rodríguez piensa


manos de los propios participantes, está sobre todo en la existencia de cortapisas a
definido a priori en el lenguaje liberal de la aparición y formulación de ciertas ideas
los derechos de ciudadanos libres e igua- y posiciones en el entramado institucional
les, al que los actores deben ceñirse. del consenso que, en nuestro caso, y por
El movimiento por la justicia ambien- poner un ejemplo, obligan a preguntarse
tal en Estados Unidos puede servir para por qué el régimen de partidos norteameri~
poner a prueba este esquema. Desde prin- cano bloquea la viabilidad de un partido
cipios de los años ochenta, y tras la estela verde, o más aún, por qué los grupos que
de los movimientos por los derechos civi- defienden formas de justicia ambiental
les, emergió como crítica de la ~~distribu­ global --como los célebres observatorios,
ción desproporcionada de riesgos ambien- o Watch- son más conocidos fuera del
tales» que, como es previsible y como el país que dentro de él.
movimiento demostró estadísticamente, Sin embargo, hay dos motivos añadi-
caen sobre poblaciones estigmatizadas por dos que escapan también al esquema. En
su raza, etnia, y/o estatus socioeconómico. particular, nuestro caso fue también una
Tras años de lucha su influencia creció y lucha social por el reconocimiento, que
supuso numerosos cambios legales, inclu- implicó atrevidas y constantes acciones de
so la aprobación de una directiva federal protesta y enfrentamientos. No fue una
en 1994 por el gobierno Clinton, en un simple deliberación y la fuerza de los
proceso en que las reivindicaciones del argumentos lo que permitió la «aparición»
movimiento se acomodaron a los argu- del movimiento. De otro lado, la propia
mentos de la cultura política dominante. doctrina del movimiento se transformó.
En un principio, el ideario del movimiento Discursivamente, el ideario comprehensi~
mostró un marcado carácter etnicista y un vo no fue arrinconado a lo no-público,
perfil comprehensivo: ~~Nosotros la gente básicamente mutó en la propia interacción
de color, reunidos [...], establecemos por con interlocutores como la administración
la presente nuestra interdependencia espi- o los científicos. Éste es un hecho que se
ritual con la sacralidad de nuestra Madre repite a distintas escalas, y que se está
Tierra [...]» 24. A día de hoy, la reivindi- dando también entre los actores ecológi-
cación descansa mayormente en argumen- cos globales, que optan cada vez más
tos sobre asignación de recursos, salud por nociones seculares de la naturaleza
pública, seguridad de los trabajadores y --como la de la huella ecológica- y de
participación ciudadana, en particular para los derechos en su lucha glObal. A resultas
poblaciones minoritarias --como los nati~ de este dinamismo conflictivo la legisla-
vos- y de bajo ingreso. ción internacional ha incorporado cada
Este ejemplo parece ratificar la fuerza vez más y mejores normativas ambienta-
del marco que discutimos: Un actor social les, aunque, como le ocurre también al
restringe su doctrina comprehensiva a lo movimiento por la justicia ambiental, las
no-público, traduce su situación a un dis- leyes no siempre se cumplen.
curso neutral y logra satisfacer sus aspira- No es menos relevante que las razones
ciones integrándose en una pluralidad de aducidas por estos actores suelen ser las
actores y posiciones diversas, coincidentes mismas en el ámbito público y no público,
en un consenso originario. De todas for- y que rara vez suponen una doctrina que
mas, como señala Jesús Rodríguez, este prescriba «todas las cuestiones desde la
cierto aire de familia entre el pluralismo conducta individual a las relaciones perso-
sociológico y el pluralismo razonable nales o la organización de la sociedad
rawlsiano no debería ocultar ciertas limita- como un todo». Sólo traicionando los tér-

218 ISEGORfAl31 (2004)


NOTAS Y DISCUSIONES

minos se las podría considerar comprehen- según el principio de igualdad de oportuni-


sivas. Quizás Rawls vaya muy lejos al dades. Si esto fuese concebible también en
identificar comprehensivo con metafísico lo intrageneracional, podríamos hablar de
y doctrina con concepción moral. Es así un tratamiento realmente amplio de la cues·
como llega a equiparar las concepciones tión ambiental, a pesar del déficit respecto a
filosóficas y religiosas y pasa por alto la los intereses de seres sensibles no humanos.
existencia de ideologías no doctrinarias o Aparentemente, la teoría de la justicia pare-
de filosofías no metafísicas. No es el úni· cería salir beneficiada en comparación a la
co, sin duda. El propio Tratado constitu- concepción más práctica de la política del
cionaleuropeo cae en la confusión entre liberalismo. Sin embargo, no hay que olvi-
convicciones religiosas, filosóficas y sus dar que Rawls giró en esa dirección ante la
respectivas asociaciones (art. 1-52). Sin contundencia de las críticas recibidas por su
embargo, la mayoría de tradiciones filosó- tratamiento abstracto del sujeto, y esta duda
ficas contemporáneas y en particular las sigue abierta. Una noción ~~de-situada»,
teorías políticas difícilmente pueden ser «flotante», del mismo no cabe tampoco en
consideradas monolitos comprehensivos o la antropología ecológica 26.
metafísicos, a pesar de tener concepciones Del mismo modo, cuanto más «inde-
particulares de la sociedad y la naturaleza pendiente» es la concepción política, más
humana. El ecologismo soporta sus con- sentido tiene incluir entre las esencias
cepciones en las ciencias de la naturaleza; constitucionales el derecho a un medio
COmO muchas otras ideologías, no prescri- ambiente saludable e incluso más fácil-
be fórmulas totalizadoras de la vida o la mente podría suavizarse el antropocentris-
historia; además, se rehace y actualiza en mo. Sin embargo, la concepción se toma
un proceso público de aprendizaje. necesariamente comprehensiva si las intui-
ciones morales de ciertos ciudadanos
Conclusiones nacionales en su vida diaria tienen lugar
en una sociedad aparentemente «westfalia-
Según hemos visto, cuanto más nouménica na». No hay que desdeñar un tal esfuerzo
es la concepción de las partes en la posición de reivindicar la tolerancia y la laicidad
original más incluyente resulta a nuestros del Estado en un momento histórico de
efectos. La imparcialidad lleva a la distri· gran involución de la cultura política
bución equitativa de los recursos naturales anglosajona. A pesar de ello, el imaginario
según el principio de diferencia, a la protec- político del liberalismo ambientalmente
ción del capital natural crítico según el razonable no debería anclarse en una onto-
principio de ahorro, y a la del irreversible logía propia de la primera modernidad.

NOTAS

I Seguimos las siguientes obras y ediciones: John núm. 3, 1981; Y desarrollada con mayor detalle por
Rawls, A Theory of Justice, Oxford, Oxford Univer- Norman Daniels, Just Health Care, Cambridge, Cam-
sity Press, 1973; El liberalismo político, Barcelona, bridge University Press, 1994.
Crítica, 1996; El derecho de gentes, Barcelona, Pai- 3 Mathis Wackemagel et al., «Tracking the ecologi-

d6s, 2001; La justicia como equidad. Una reformula" cal overshoot of the human economy», Proceedings of
ción, Barcelona, Paid6s, 2002. the NationalAcademyofSciences, vol. 99, núm. 4, 2002.
2 Russ Manning, «Environmental Ethics and John 4 Wilfred Beckerman, «Debate: Intergenerational

Rawls' Theory of Justice», Environmental Ethics, Equity and the Environment», The Journal of Politi-

ISEGORIA/31 (2004) 219


NOTAS Y DISCUSIONES

cal Economy, voL 5, núm. 4, 1997; Bj¡jrn Lomborg, 16 El liberalismo político, op. cit., pp. 280-281.
El ecologista escéptico, Madrid, Espasa, 2003. 17 Véase Andrew Dobson, Citizenship and the
5 Ted Benton, «Ecology, community and justice», Environment, Oxford, Oxford University Press, 2003,
en T. Hayward y J. O'Neill, Justice, Property and the cap 4.
Environment, Aldershot, 1999.. lB Simon Hailwood, «Environmental Citizenship
6 Derek BelI, «How Can Polítical Liberals be
as Reasonable Citizenship», en A. Dobson y A. Va-
Environmentalists?», Political Studies, vol. 59,
lencia (eds.), Citizenship, Economy and Environment,
núm. 4, 2002, p. 713.
7 Peter Singer, «An Extension of Rawls' Theory of
Londres, Routledge, 2005.
19 El antropocentrismo epistemológico es por
Justice to Environmental Ethics», Environmental
Ethics, vol. 10, 1998. supuesto inevitable para el filósofo. No obstante, en
8 Brian Barry, «Sustainability and Intergeneratio- otros sentidos, como el que toca Hailwood, la concep-
nal Justice», en A. Dobson (ed.), Fairness and Futu- ción de lo natural como «otro» podría ser parte de una
rity: Essays on Sustainability and Justice, Oxford, ontología realmente «neutra!».
Oxford University Press, 1999, p. 95. 20 Derecho de gentes, op. cit., p. 136.
9 Alberto Saoner, Historia y conceptos de ética y 21 Lajusticia como equidad, op. cit., p. 205, n. 26.
filosofía política, Palma, UIB, 2004, p. 473. Esta vía es defendida por Derek BelI en «Liberal
10 Robert Garner,«Animals, Polítics and Justice:
EnvironmentaICitizenship», en A. Dobson y A. Va-
Rawlsian Liberalism and the Plight ofNon-Humans»,
lencia (eds.), Citizenship, Economy and Environment,
Environmental Politics, voL 12, núm. 2, 2003.
Londres, Routledge, 2005.
II Tratado por el que se establece una Constitución
22 Marcel Wissemburg, Green Liberalism. The
para Europa, Bruselas, 2004.
12 Brian Barry, Teorías de la justicia, Barcelona, Free and the Green Society, Londres, UCL, 1998, p. l.
Gedisa, 1995. 23 Thomas McCarthy, «Kantian Constructivism

13 «Sustainability and Intergenerational Justice», andReconstructivism: Rawls and Habermas in Dialo-


op. cit. gue», Ethics, núm. 105, 1994, p. 53.
14 Ulrich Beck, «La sociedad del riesgo reexami- 24 «Principios de Justicia ambienta!», presentados
nada: la amenaza terrorista», en J. L. Luján y J. Eche- en Río en la primera Cumbre de la Tierra en 1992;
verría (eds.), Gobernar los riesgos. Ciencia y valores accesible en www.ejrc.cau.edu/princej .htmL Véase
en la sociedad del riesgo, Madrid, Biblioteca Nueva, Henri Acselrad, «Movimiento de justicia ambiental.
2004, p. 182.
Estrategia argumentativa y fuerza simbólica», en J.
15 Ver en el monográfico de Ethics (núm. 110,
Riechmann (coord.), Ética ecológica, Montevideo,
2000) losarticulos de Charles Beitz, «Rawls's Law of
Nordan, 2004.
Peoples», y de Allen Buchanan, «Rawls's Law of
25 Jesús Rodríguez Zepeda, La política del consen-
Peoples: Rules for a Vanished Westphalian World»; y
en el de Metaphilosophy (voL 32, 2001), Wein Lenar; so. Una lectura crítica de El liberalismo político de
«Contractualísm and Global Economic Justice», John Rawls, Barcelona, Anthropos, 2003, pp. 208-218.
Charles Beitz, «Does Global Inequalíty Matter?», y 26 Derek Bell, «Liberal Environmental Citizen-
Thomas Pogge, «Priorities of Global Justice». ship», op. cit.

220 ISEGORfAl31 (2004)

También podría gustarte