La expresión Administración de Justicia se presta a ciertas confusiones ya que
la administración es una actividad vinculada al poder ejecutivo del Estado, en tanto que la Justicia lo es al poder judicial. En sentido propio no hay más administración que la que ejercen los órganos administrativos estatales conforme a las leyes administrativas, ni más Justicia que la que imparten los tribunales. La expresión aquí empleada aprovecha lo que hay de identidad técnica en el ejercicio de la función pública, con independencia del órgano de poder del que emane y ante la imposibilidad de considerar por excesivamente reducida la función de juzgar como elemento común.
La administración como instrumento esencial del estado es creado para
desarrollar sus políticas a favor de la ley esto es uno de los elementos más determinantes a la hora de hacer justicia para los ciudadanos, evitando que éstos se vean tratados de forma distinta por circunstancias ajenas a las permitidas constitucionalmente, pues en ellos se sustenta la posibilidad de evitar una actuación penalmente responsable de una persona que contaminaría el buen nombre de la justicia, se está hablando de una situación mucho más importante cuando se habla de delitos contra la administración de justicia, ya que dichos delitos son verdaderos cimientos del estado social y democrático de derecho, la función jurisdiccional, que es la encomendada a juzgados y tribunales consiste en juzgar y hacer ejecutar lo juzgado es decir, en la resolución de los conflictos que se plantean entre distintos sujetos; así como el castigo de las conductas realizadas por una persona y consideradas delito o falta por las leyes.