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Revista trimestral publicada

por la Organización de las Naciones Unidas


para la Educación, la Ciencia y la Cultura
con la colaboración de la Comisión Española
de Cooperación con la Unesco,
del Centre Unesco de Catalunya
y Hogar del Libro, S.A.
Vol. X L I , n ú m . 1, 1989
Condiciones de abono
en contraportada interior.
Redactor jefe: Ali Kazancigil
Maquetista: Jacques Carrasco
Ilustraciones: Florence Bonjean
Realización: Helena Cots
Corresponsales
Bangkok: Yogesh Atal
Beijing: Li Xuekun
Belgrado: Balsa Spadijer
Berlín: Oscar Vogel
Budapest: György Enyedi
Buenos Aires: Norberto Rodríguez
Bustamante
Canberra: Geoffroy Caldwell
Caracas: Gonzalo Abad-Ortiz
Colonia: Alphons Silbermann
Dakar: T . Ngakoutou
Delhi: André Béteille
Estados Unidos de América: Gene M .
Lyons
Florencia: Francesco Margiotta Broglio
Harare: Chen Chimutengwende
Hong Kong: Peter Chen
Londres: Alan Marsh
México: Pablo González Casanova
Moscú: Marien Gapotchka
Nigeria: Akinsola Akiwowo
Ottawa: Paul L a m y
Singapur: S. H . Alatas
Tokyo: Hiroshi Ohta
Túnez: A . Bouhdiba
Viena: Christiane Villain-Gandossi
T e m a s de los próximos números
Factores de crecimiento e c o n ó m i c o .
Dimensiones sociales del c a m b i o ambiental.

Ilustraciones:
Parlada: El conde de Saint-Simon (1760-1825),
que encabezó la escuela de los san-simonianos,
concibió el primer juego de cartas revolucionario,
en el año II (1793). Los genios substituyeron a los
reyes, las libertades a las reinas, y las igualdades a
las j o t a s . Biblioteca Nacional. París,

.1 la derecha: Jóvenes revolucionarios protegiendo


el árbol de la Libertad Museo Carnavalet, París.
Foto Bullo/
REVISTA INTERNACIONAL DE CIENCIAS SOCIALES

Marzo 1989

£1 impacto mundial
de la Revolución francesa 119

Editorial 3

Bertrand Badie El impacto de la Revolución francesa en las


sociedades musulmanas: evidencias y ambigüedades. 5
Serif Mardin La influencia de la Revolución francesa en el
Imperio otomano 19
Elbaki Hermassi
La Revolución francesa y el m u n d o árabe 35
Kenji K a w a n o
La Revolución francesa y la Meiji Ishin 47
Luis Castro Leiva
Las paradojas de las revoluciones
hispanoamericanas 55
Boris I. Koval La moral humanista de la Revolución francesa: una
visión soviética 71

Debate abierto

Peter M . Allen Hacia una nueva ciencia de los sistemas humanos 83


John Hassard U n paradigma cualitativo del tiempo de trabajo 95

El ámbito d e las ciencias sociales

J. Michael Brittain Las fronteras culturales de las ciencias sociales en


los años noventa: nuevas políticas de
documentación, de conformación y de creación
de conocimientos 109
Servicios profesionales y documentales

Calendario de conferencias internacionales 123


Libros recibidos 123
Publicaciones recientes de la U N E S C O 125
Los números aparecidos 127
Editorial

La Revolución francesa goza de un prestigio sociedades anglosajonas cuya cultura política


casi mítico. Las ideas, los valores, y el modelo específica, distinta de la de la Europa continen-
que engendró y difundió a través del m u n d o tal, constituyó una barrera eficaz contra la im-
entero ejercen todavía su fascinación sobre las plantación de sus ideas, la Revolución francesa
sociedades contemporáneas. La perennidad de ha ejercido su influencia en todas partes. Al
su influencia en los debates sobre la moderni- contrario que la «Gloriosa revolución» de la
dad, los derechos humanos, y la democracia, y Inglaterra del siglo xvi, y que la revolución
también sobre aquellos que tratan del papel de americana, que se revelaron poco exportables,
las revoluciones y de la violencia política, da la Revolución francesa revistió un carácter uni-
razón de las pasiones que sigue suscitando. versal y difundió su modelo. La nueva cultura
Cualquier conmemoración de este mito funda- política que engendró, centrada en la noción de
dor de nuestra modernidad provoca tomas de cambio político total, mediante la acción vo-
posición contradictorias. Desde hace dos siglos luntaria y la movilización de las masas, se ex-
las variadas interpretaciones que las sucesivas tendió a los países vecinos de Francia de la Eu-
generaciones de historiadores no han cesado de ropa occidental, pero también a la Europa
aportar, constituyen otros tantos remodelajes oriental, al Imperio otomano y al Imperio per-
del acontecimiento. sa, a América latina y a las Antillas, a Japón y
Al igual que Janus, la Revolución francesa a China, y m á s tarde a los países africanos, a
presenta dos caras opuestas: de un lado, la cara los asiáticos y a los del Próximo Oriente que
luminosa de 1789, símbolo de la libertad, de la combatían el colonialismo para acceder a la in-
igualdad y de la fraternidad, de la democracia dependencia. Las revoluciones, los movimien-
y de los derechos humanos, del triunfo y de la tos de liberación y los esfuerzos de construc-
razón sobre el oscurantismo; del otro lado la ción de los estados y de las naciones modernas
sombría de 1793, la cara del terror aplicado en de los siglos XIX y X X , han asumido explícita o
nombre de la defensa de los logros revolucio- implícitamente el legado de la Revolución
narios. Estas dos caras opuestas, y sin embargo francesa, cuya fecundidad en la invención de
indisociables, de la Revolución francesa han formas modernas de poder fue excepcional2.
contribuido poderosamente a configurar el Si bien en Francia la leyenda y el prestigio de
m u n d o moderno, en el cual las zonas de luz se la Revolución se acompañan del recuerdo de
acompañan de demasiadas zonas de sombra. sus excesos -el Terror- y de su fracaso -el bo-
En muchas sociedades contemporáneas perdu- napartismo-, en el extranjero esta leyenda per-
ra la lucha entre los ideales de 1789 y las prác- manece intacta. 1789 otorga a Francia un gran
ticas de 1793, entre la democracia y el totalita- prestigio en el m u n d o .
rismo. C o m o escribían François Furet y M o n a C o n ocasión del bicentenário, el presente nú-
Ozouf, «Nos encontramos ya lejos de la Revo- mero de nuestra Revista está dedicado al estu-
lución francesa y vivimos más que nunca en el dio de las influencias ejercidas por las ideas y
m u n d o que ella abrió1». por el modelo de la Revolución francesa en al-
Tanto c o m o su continuidad en el tiempo, la gunos países y regiones. Además de su propio
Revolución francesa impresiona por la ampli- interés, este tema se justifica por el hecho que,
tud de su difusión en el espacio. Salvo en las salvo alguna que otra excepción, las innumera-

RICS 119/Mar. 1989


4 Editorial

bles reuniones y publicaciones que marcan el m a s relativas al estado m o d e r n o y a la seculari-


bicentenário han desestimado esta dimensión zación, inspirados por ese modelo.
de la Revolución, lo cual no deja de ser paradó- Los tres artículos siguientes tratan de las in-
jico, si se piensa en la actualidad que tienen los teracciones entre las ideas y el modelo de la
conceptos que engendró para gran n ú m e r o de Revolución francesa y Japón, América latina y
países en busca de su propia modernidad. la U n i ó n Soviética respectivamente. Kenji K a -
Los tres primeros artículos se refieren a so- w a n o mira de establecer u n a comparación en-
ciedades musulmanas. Bertrand Badie muestra tre la Revolución francesa y la Renovación
los aspectos evidentes de la difusión pero tam- Meiji, vistas en tanto que cambios sociales que
bién las ambigüedades de la recepción de las llevan a la creación de un estado m o d e r n o .
ideas de la Revolución francesa en el m u n d o Luis Castro Leiva plantea cuestiones próximas
m u s u l m á n , con la ayuda de los instrumentos a las de Bertrand Badie, acerca de una región
de análisis que ofrece la sociología histórica. donde una fuerte tradición revolucionaria se
Asimismo, Badie es capaz de captar, por enci- nutre del modelo de 1789: ¿ c ó m o se recibieron
m a de las comparaciones superficiales, toda la las ideas de libertad y de derechos h u m a n o s a
complejidad de las imbricaciones entre los ele- través del «filtro» del pensamiento latinoame-
mentos importados y las dinámicas sociales y ricano y qué papel tuvieron en la emergencia
políticas propias de las sociedades importado- del republicanismo, así c o m o en la elaboración
ras. Su aproximación teórica y metodológica del discurso político revolucionario hispano-
permiten delimitar mejor la problemática de la americano? Finalmente, en la última contribu-
difusión y de la recepción de modelos cultura- ción, en la parte temática, Boris I. Koval m u e s -
les y políticos: éstos, por regla general, van del tra lafiliaciónexistente entre las Revoluciones
centro a la periferia del sistema mundial, pero francesa y rusa. Los dirigentes de la Revolu-
no se reciben pasivamente. Si consiguen im- ción de octubre de 1917, empezando por L e -
plantarse de forma durable es después de haber nin, se proclamaban los herederos del largo
sido objeto de toda una labor de transforma- proceso revolucionario francés, que se inicia en
ción y de adaptación. Los conceptos que resul- 1789 y viene marcado por los hitos de 1793,
tan de esta labor, aun manteniendo los m i s m o s 1840 y 1870. Koval considera que la moral hu-
nombres, rara vez corresponden a la m i s m a manista de la Revolución francesa conserva to-
realidad. El segundo artículo, el de Serif M a r - da su actualidad, sobre todo en la U R S S , y que
din se sitúa bastante cerca de la problemática merece salir del olvido en el que ha caído.
presentada por Bertrand Bardie: intenta eva- E n los otros apartados de este número, Peter
luar en qué medida las influencias de la R e v o - M . Allen sostiene que, en los próximos años,
lución francesa sobre el Imperio o t o m a n o pue- los conocimientos sobre los sistemas complejos
den ser atribuidas, por u n lado, al impacto adquiridos por las ciencias naturales transfor-
directo de las nociones exportadas de Francia marán profundamente las ciencias sociales y
y, por otro, a las inflexiones de las tendencias h u m a n a s ; John Hassard propone un paradig-
ya existentes en el Imperio. L a contribución de m a cualitativo del tiempo de trabajo, conside-
Elbaki Hermassi constituye un análisis de la rado, con demasiada frecuencia, exclusivamen-
forma c ó m o los grandes reformadores árabes y, te desde un punto de vista quantitative
en particular los magrebinos del siglo xix, reci- Finalmente, Michael Brittain analiza las rela-
bían, evaluaban y utilizaban en su propios es- ciones entre las características específicas y de
critos y acciones el modelo de la Revolución documentación a aplicar en estas disciplinas.
francesa, y de los leves resultados de las refor- A. K.

Notas

1. François Furet, M o n a Ozouf, et al., Dictionnaire critique de la Revolution française. Paris. Flam-
marion, 1988, p. 13.
2. Jacques Solé, La Revolution en questions. Paris, Editions du Seuil/Points, 1988, pp. 334-335.
3. D e los casi ciento sesenta coloquios internacionales de cierta importancia dedicados a la Revolu-
ción francesa, durante 1988 y lo que va de 1989, que han sido registrados por la Mission du Bicente-
naire de la Révolution française y de la Déclaration des droits de l'homme et du citoyen, no llegan a
quince los que han sido dedicados al impacto de la Revolución francesa en los países no europeos.
El impacto de la Revolución francesa
en el mundo musulmán

Bertrand Badie

Cuando un investigador se dispone a evaluar el instauró en Persia, así c o m o en varios países


impacto de la Revolución francesa en el m u n d o del Imperio otomano y, sobre todo, en Egipto.
musulmán, descubre al mismo tiempo eviden- Las ambigüedades del tema merecen, en
cias y ambigüedades. Recordaremos las prime- cambio, una mayor atención. En unos m o m e n -
ras simplemente a título indicativo: el sistema tos en los que la sociología redescubre final-
con que se representa la Revolución ha llegado mente la historia y en que se inicia de manera
incontestablemente a ser universal y se encuen- saludable el proceso de universalidad de los pa-
tra en todos los episodios de movilización con- radigmas y los conceptos, sería temerario abor-
testataria intensa. Se cantaba La Marsellesa en dar este tema valiéndose de una comparación
San Petersburgo durante la Revolución de simplista o por analogía con un mimetismo ex-
1917, y la revolución orga- cesivo. L a Revolución
nizada por el General Kä- Bertrand Badie es profesor de ciencias políti- francesa pertenece a una
sern en Bagdad en 1958 tu- cas en la Universidad de Clermont-Ferrand historia que le es propia,
y en el Institut d'études politiques, 27 rue
vo lugar un 14 de julio precedida por una produc-
Saint Guillaume. 75007 Paris. Francia. Sus
mientras resonaban tam- principales trabajos tratan de la sociología ciónfilosóficaque le es es-
bién las notas del m i s m o comparada del estado y de las relaciones en- pecífica y que remite a una
himno revolucionario en tre la política y la cultura. Es autor de diver- estructura social que no se
sas obras entre las cuales La sociologie de
las calles de la capital ira- da en m o d o alguno en las
l'Etal (1979. junto con Pierre Birnbaum),
quí. Con ello queremos de- Culture cl politique (1983) y Les deux Etats: sociedades del m u n d o m u -
cir que el m u n d o musul- pouvoir et société en occident et en terre d'Is- sulmán. C u a n d o Bernard
m á n no constituye una ex- lam (1986). Lewis demuestra de mane-
cepción en lo relativo a ra convincente cuan difícil
recurrir a lo que parece ha- es hallar en la lengua árabe
berse convertido en un có- una palabra equivalente a
digo de realización de toda «revolución»1, es la opera-
revolución. tividad misma del concep-
La otra evidencia surge de la intensificación to lo que constituye un problema. Es obligado
de los contactos entre occidente y el m u n d o admitir que el término aparece en el repertorio
musulmán, lo que se produjo precisamente en político moderno del m u n d o musulmán con los
unos momentos en que la herencia de la Revo- sentidos m á s diversos, ya sea para designar una
lución francesa constituía el mayor desafío con guerra de independencia («revolución argeli-
que se enfrentaba el m u n d o europeo. Los movi- na»), un golpe de Estado militar («revolución
mientos reformistas y de reafirmación religiosa iraquí» de julio de 1958), un movimiento que
comprometieron a las élites musulmanas en un afecta esencialmente a las élites («revolución
esfuerzo de redefinición con respecto a Europa constitucional» iraní de 1906, a pesar de venir
a partir de comienzos del siglo xix, de tal m o d o acompañada por una movilización popular
que los temas nacidos de 1789 estructuraron bastante intensa) o, más recientemente, la «re-
inevitablemente el debate intelectual que se volución islámica», sobre la que nos apresura-

m o s 119/Mar. 1989
6 Bertrand Badie

remos a observar que se distingue de los paradig- nos y persas, que llevaron a cabo su propia tarea
m a s clásicos de una sociología occidental de la re- de modernización esforzándose en conciliar la
volución por lo menos en dos puntos esenciales: la shari 's con las nuevas ideas afinde limitar el des-
referencia islámica que sólo la hace inteligible en potismo del soberano y favorecer así la formación
cuanto rechazo de una identidad laica, exógena e de una clase política de la que ellos serían el ele-
importada, y la ausencia de producciones ideoló- mento clave. Tahtawi, por ejemplo, abogó por la
gicas previamente estructuradas que p u e d a n creación «de instituciones libres y justas» y se in-
orientar la acción política hacia la realización de teresó por las instituciones parlamentarias france-
un tipo de urbe cuyos contornos habrían sido defi- sas. Tradujo al árabe a Montesquieu y Rousseau
nidos de antemano por elfilósofoo, de manera y, a través del término watan, introdujo la proble-
más amplia, por el intelectual. Sería, por lo tanto, mática de la patria3; de la m i s m a forma q u e
m á s prudente intentar designar y conceptuar los Khayr el-din en Túnez o Amir Kabir en Persia,
distintos movimientos revolucionarios que se des Tahtawi se convirtió sobre todo en el promotor de
arrollan en el m u n d o musulmán en lugar de inser- la educación cuyas carencias le parecían ser la
tarlos apresuradamente en una sociología occi- causa de los fracasos sufridos en el plano econó-
dental de los movimientos sociales. mico y militar. Importantes sectores del pensa-
A partir de ahí, hay que estudiar el impacto de miento revolucionario de 1789 ejercieron una in-
la Revolución francesa c o m o un efecto de c o m p o - fluencia considerable tanto en el c a m p o político
sición, incluso de «montaje», de elementos de c o m o en el de la apología de la función social de la
pensamiento o de acción importados y que se aca- ciencia, pese a tratarse de un proceso sumamente
barán mezclando en la dinámica social y política selectivo. Ello viene avalado por el auge extraor-
propia del m u n d o musulmán. A d e m á s , debe seña- dinario de la educación que se observa a lo largo
larse la pluralidad y complejidad de los vectores del siglo xix m u s u l m á n y el relanzamiento del
de importación. Es de destacar ciertamente el pa- debate sobre «revelación y razón» que consti-
pel activo de la comunidad francesa que residía, tuirán u n o de los efectos m á s perceptibles de
por ejemplo, en la capital del Imperio otomano, o esa acción importadora 4 .
que se había instalado en Egipto c o m o resultado L a influencia francesa se fortaleció m e d i a n -
de la expedición de Bonaparte. Hay que subrayar te la acción indirecta de dos factores. Primero,
asimismo el papel de las embajadas orientales en las consideraciones diplomaticoestratégicas,
Europa y también el de las minorías culturales, que hicieron que los príncipes del m u n d o m u -
sobre todo las minorías cristianas, en la difusión sulmán entablaran a m e n u d o relaciones privi-
de las «nuevas ideas», m á x i m e cuando esas ideas legiadas con la Revolución francesa o con sus
constituían para aquellas minorías un apoyo m u y herederos directos: el Sultán o t o m a n o y su en-
rentable para manifestar sus reivindicaciones de torno se mostraron prioritariamente hostiles a
autonomía con respecto a la Sublime Puerta. Austria y a Prusia y fueron sensibles a la in-
Pese a todo, lo esencial de la acción importa- fluencia francesa por lo m e n o s hasta C a m p o
dora no gravitó en la periferia, sino en el centro Formio 5 (1797). A comienzos del siglo xix, el
m i s m o de los espacios políticos del m u n d o musul- Shah de Persia, a m e n a z a d o en un primer m o -
m á n . Ante todo, en el marco de las primeras refor- mento por Rusia e Inglaterra mostró u n a pre-
m a s llevadas a cabo por los soberanos de cara a disposición semejante. Apoyándose en la expe-
consolidar su propio poder. Es sabido que la R e - dición francesa para favorecer su emancipa-
volución Francesa les suscitó principalmente te- ción de la tutela otomana, las élites egipcias
mor e incluso hostilidad, ya que fue percibida an- acogieron con beneplácito las nuevas ideas lle-
te todo c o m o un movimiento de infieles, aunque gadas de Francia6. A d e m á s , el siglo xix, al m a r -
también pueda observarse el efecto indirecto que gen del episodio egipcio, marcaba el inicio de
ejercieron en ellos ciertas ideas nacidas de la R e - un proceso de emancipación respecto de los
volución. Por ejemplo. Selim III fue influido por otomanos primero y respecto de las potencias
consejeros franceses que se convirtieron en los ve- occidentales después, que no podía expresarse
hículos de una concepción de la modernidad vin- en el repertorio cultural islámico, ya sea por
culada selectivamente a las temáticas de 1789 : . El tratarse de minorías cristianas desprovistas de
fenómeno resulta m á s evidente con los primeros razones para abrazar el Islam, o por tratarse de
impulsores del reformismo pertenecientes al en- un movimiento árabe antiotomano que, obliga-
torno de los príncipes otomanos, egipcios, tuneci- do a alzarse contra el califato, no podía aceptar
El impacto de la Revolución francesa en el mundo musulmán 1

Celebración del primer aniversario del derrocamiento de la monarquía de Irak en Bagdad. La República nació el 14
de Julio de 1958, mientras que en las calles de Bagdad resonaban las notas de La Marsellesa. R. Bum/Magnum

los esquemas del panislamismo y buscaba natu- gracias a los cuales no se planteará nunca con
ralmente en la temática jacobina de la emanci- claridad el problema de la compatibilidad; por
pación nacional el arma de la que pudo valerse último, se tratará de síntesis ambiguas diversas
ulteriormente con gran habilidad contra las ve- a tenor de los periodos y de las escuelas, en las
leidades imperialistas llegadas de Occidente7. cuales aun hoy se inscriben los regímenes con-
Resumiendo, la impronta de la Revolución temporáneos del m u n d o musulmán.
francesa aparece con más nitidez a través de la
inserción de visiones o de prácticas emparenta-
das con las ideas y las realizaciones de la Gran Una compatibilidad m u y selectiva
Revolución que a través de la voluntad de imi-
tarla. D e ahí el carácter con frecuencia latente Si se tienen en cuenta los principios fundamen-
del impacto de 1789, y de ahí también su natu- tales de la Revolución francesa no puede por
raleza múltiple, la cual hace que coexistan pro- menos que sorprendernos la distancia que los
ductos resultantes de repertorios diferentes y separan de los rasgos culturales m á s perennes y
en cuyo seno se mezclan las referencias jacobi- m á s comunes a las diversas historias que han
na y girondina. Y de ahí sobre todo la extraña contribuido a componer el m u n d o musulmán.
dialéctica que parece potenciar ese impacto: al Este es, para empezar, el caso de la orientación
principio, y en un plano estrictamente intelec- de un movimiento que, cualesquiera que fue-
tual, se tratará de una afinidad m u y débil o, en ran sus tendencias, se situó bajo la égida de la
todo caso, m u y selectiva; más tarde será algo razón, y que al m i s m o tiempo marcó la meta
así c o m o un artificio que sólo puede descifrarse del proceso de autonomía de lo temporal con
a través de un análisis estratégico en el que so- respecto a lo espiritual y la construcción de una
bre todo se imponen unos efectos coyunturales legitimidad puramente h u m a n a , exclusiva-
8 Bertrand Badie

mente dimanante de la capacidad propia del llaron c o m o compensación en el repertorio de


hombre de descubrir las reglas de la ciudad vir- la Gran Revolución determinados elementos
tuosa. Frente a ello se encuentran excluidas to- de una «gramática política» c o m ú n , es decir,
das las corrientes del pensamiento que fecun- no unos modelos institucionales, sino unas re-
daron la aventura del m u n d o musulmán: hace glas de sintaxis traducibles en su propio discur-
incluso que fracase la razón, a la que se referían so. El ejemplo m á s manifiesto lo constituye la
los motazilites, los falásifa o sus herederos re- temática de la unidad que los jacobinos convir-
formistas, la cual a defecto de ser definida de tieron en su divisa («la República una e indivi-
otro m o d o fue definida c o m o una pedagogía, sible») y que Rousseau erigió c o m o puntal de
c o m o un instrumento de acceso a la revelación. su construcción («devolved al hombre su unici-
La Revolución francesa, al poner de relieve la dad»), y que puede ser comprensible en rela-
pretensión humana de dominar y enunciar por ción con la temática del tawhid. Esta concep-
su sola razón lo que debe ser la buena ciudad, ción unitaria del orden político, m á s preocupa-
quedará desprovista de corresponsales e im- da por equilibrar el poder del monarca que por
portadores en el m u n d o musulmán. construir una comunidad política unida, no
Esta incompatibilidad principal tropieza de existía en los textos reformistas y, sin embargo,
inmediato con la implicación de la intransitivi- aparece con frecuencia tanto en el discurso de
dad de los principios de soberanía nacional y/o reafirmación religiosa c o m o en el de los movi-
popular, y de voluntad general8. Serán, pues, mientos de inspiración nacionalista de donde
principios que las obras reformistas tendrán arrancan las distintas variantes baazista, nasse-
mucho cuidado en aportar y que sólo aparece- riana o burguibista.
rán marginalmente, excepto en el caso de la La articulación entre el orden revoluciona-
Turquía Kemalista, en las constituciones de rio y el orden unitario se presenta c o m o el eje
inspiración baazista. Aunque lo más corriente del discurso baazista. El programa del baaz in-
es que la inserción de este principio resulte pre- vita a combatir «cualquier tipo de vasallaje,
caria, ya sea porque-ws corregido por referencia cualquiera que sea su denominación, grupai,
al Islam, perdiendo así su exclusividad (y, por parroquial, tribal o regional», y Aflaq propone,
consiguiente, su razón de ser), ya sea porque es en su propio discurso, un himno a la unidad
simplemente rechazado cuando c o m o sucede- que no sería m u y distinto de un manifiesto ja-
rá, por ejemplo, en el caso de Marruecos, el so- cobino: «La libertad, el socialismo y la unidad
berano deniega al pueblo la competencia cons- son objetivos fundamentales y de igual impor-
tituyente, dejándole tan sólo la función de rati- tancia. Ninguno de ellos puede separarse de los
ficación de la producción constitucional, que demás ni tampoco serle inferior. Sin embargo,
reivindica para sí el soberano en tanto que cau- no cabe la menor duda de que la unidad, que
dillo de los Creyentes9. E n todo caso, la señal expresa el carácter inclusivo de los árabes,
más evidente de este fracaso del principio de constituye una prioridad y tiene un significado
una soberanía humana reside en las artimañas superior que los baazistas no deben subesti-
que hace todo príncipe con el fin de legitimar mar» 1 1 .
su poder, conciliando una fórmula de carácter Es cierto que la utilización de la temática
h u m a n o con otra de carácter religioso, refirién- unitaria por parte de los dirigentes del baaz se
dose para ello ya sea a su genealogía profética, inscribe primordialmente en la trayectoria del
ya sea a su acción protectora del Islam. En defi- nacionalismo, en la voluntad de construir una
nitiva, ningún orden alcanza su plena legitimi- nación árabe. Desde este punto de vista se acer-
dad sin el concurso de ese subterfugio, contraria- caría ya al enfoque jacobino que también vin-
mente al principio más sólido de la obra constitu- cula la idea de unidad a la idea de nación. Pero,
cional de la Revolución francesa. D e la misma de manera más profunda, la utilización de la
manera, podemos observar con B . Lewis cuan temática unitaria implica rápidamente, tratán-
lejos se halla la idea revolucionaria de libertad dose de esa clase de discursos, otras tres funcio-
de la huriyya árabe que servía para distinguir al nes que la Revolución francesa le había confe-
hombre libre del esclavo"1. rido. Primero, el principio de un enunciado
Al no poder recurrir a los principios funda- ciudadano: la unidad consagra la exclusividad
dores de la ideología revolucionaria francesa, de los vasallajes a expensas de las lealtades «tri-
los actores políticos del m u n d o musulmán ha- bales» o «parroquiales» para acercarse en este
El impacto de la Revolución francesa en el mundo musulmán 9

caso a uno de los temas más antiguos de la his- admitirse que todos los príncipes del m u n d o
toria del m u n d o musulmán, el de la superación musulmán - y a se trate de monarcas o de diri-
del estado de fragmentación comunitaria. Tan- gentes revolucionarios- han recurrido abun-
to si se trata de destruir las feudalidades resul- dantemente a la temática unitaria para legiti-
tantes del Antiguo Régimen o el orden tribal mar su propio poder y su propia
multisecular, el enfoque no es, por supuesto, administración, procurando así sacar partido
idéntico, pero la exaltación unitaria desempe- de un m o d o de construcción estatal consagrado
ña una función tanto o m á s sensible, que la por la Revolución francesa, y ello es cierto no
convierte en punto de convergencia o, cuando sólo en el uso que se ha hecho de la «tunecini-
menos, en punto de compatibilidad entre los dad» para legitimar el Estado burguibiano sino
dos discursos12. también en el concepto de nación argelina de
La otra función por lo c o m ú n compartida Ben Bella y después de Boumedienne y sus in-
es la de la confirmación del tema de la igualdad. terlocutores políticos o en el del «mellat-e-Iran»
Este aparece en el discurso jacobino al m i s m o de la dinastía Pahlavi14.
tiempo c o m o derecho natural y c o m o corolario Esta imposición - y eficacia- del léxico uni-
evidente de la indivisibilidad de la comunidad tario establecen, así parece, u n nivel de compa-
política. Este enfoque es también comparable tibilidad entre secuencias diversas de la historia
en la historia del m u n d o musulmán: el funda- del m u n d o m u s u l m á n y constituyen u n aspecto
mento de la igualdad reside en principio no ya esencial de la Revolución francesa. H a y que
en un «derecho natural», sino que se funda en aceptar, pues, de manera provisional que esa
la idea intemporal de U m m a que supone la compatibilidad se inscribe más bien en la temá-
igualdad de los creyentes y que se encuentra ac- tica jacobina que en la de los girondinos, cuyo
tualizada con respecto a la construcción de una individualismo utilitario parece ser más difícil-
comunidad política reunificada. Basándose en mente importable en el contexto cultural islá-
esta referencia Nasser sustituye la teoría mar- mico.
xista de la lucha de clases por un igualitarismo Cabe, no obstante, matizar el significado y
que pretende ser m e n o s conflictivo y cuyos ar- el alcance de esa compatibilidad, por lo menos
gumentos se inspiran en la unidad proclamada en tres niveles. Ante todo, tal compatibilidad
de la nación egipcia contra la feudalidad y con- es en sí m i s m a m u y selectiva: lo que se plantea
tra el imperialismo y que reunifica a las clases no es el discurso jacobino, sino un discurso jaco-
urbanas, a los pequeños propietarios y a los bino, unitario, igualitario, pero en el que no
campesinos13. aparece ninguna huella de la distinción entre
Por último, tanto en un caso c o m o en otro, el hombre y el ciudadano, c o m o tampoco hay
cabe observar la tentativa de articular la refe- huellas subsiguientes de un espacio público y
rencia a la unidad a la construcción de un poder de una sociedad civil, y m u c h o m e n o s la gesta-
político central. El proyecto resulta claro en el ción de un pensamiento laico (aunque implícito
enfoque jacobino, según el cual la unidad remi- en determinados discursos del bazz, nunca fue
te al Estado Moderno, centralizado, entidad su- objeto de teorizaciones). En resumidas cuentas,
perior y sede de la autoridad última. Es evidente este «jacobinismo compatible» es m á s bien el
que la transposición no tiene sentido en la cultu- de un discurso sobre la sociedad, o sobre la « m o -
ra islámica, puesto que en ella no existe ni el vilización social», que un discurso sobre el Esta-
principio de autoridad última ni tampoco los do o sobre el gobierno.
de diferenciación e institucionalización de un A d e m á s , sería excesivo limitar el orden de
espacio político propio. M á s bien al contrario, la compatibilidad únicamente al repertorio ja-
el sentido específico que cobra la temática uni- cobino: el reformismo pragmático que se creaba
taria del tawhid tiene tanto la capacidad de ser- en el entorno de los príncipes musulmanes a
vir de punto de partida de la impugnación de comienzos del siglo xix hallaba m á s elementos
un orden político autónomo c o m o la de legiti- de inspiración en la utilización parcial de los
mar, según los periodos y los lugares, el califato, principios mesurados de 1789 que en los princi-
su restauración, la autoridad del alfaqui y la de pios de 1792 '5. Esta es la prueba de la multiplici-
cualquier otro líder que se proponga restaurar dad de los impactos de la Revolución francesa,
la U m m a al margen de todo marco estatal- aun si este último enfoque no alcanzó nunca el
nacional. En cambio, no puede por menos que estadio de una producción ideológica coherente
10 Bertrand Badie

capaz de incorporar los elementos del pensamien- do musulmán; las condiciones de realización de
to girondino a una construcción endógena. un provecho personal que pasan por la limita-
Sin embargo, no basta con localizar las di- ción de los poderes del príncipe, la contestación
versas compatibilidades para poder medir un del despotismo y la creación de unas institucio-
impacto. Las compatibilidades pueden inter- nes de participación, entre otras cosas, que fa-
pretarse de tres maneras. En primer lugar, c o m o vorecen sobre todo la formación de una clase
el análisis de un objeto, en este caso dos tipos política. Khayr ed-Din formula con toda clari-
de discurso de los que emanarán los posibles dad esta articulación al afirmar: « Y , para e m p e -
puntos de coincidencia: entonces nos limitamos zar, decimos que los europeos, al haber compro-
a constatar dónde, en qué medida y por qué bado por experiencia que la libertad que se deja
razones el discurso de la Revolución francesa al soberano y a sus agentes de dirigir los asuntos
era receptible y utilizable para la formación de del país sin más regla que su voluntad era una
un discurso político en el m u n d o musulmán sin fuente de abusos que acarrea la ruina de los Es-
que éste corriera el peligro de perder su legitimi- tados, y al haberse convencido de que el conoci-
dad. E n segundo lugar, c o m o índice de una in- miento de la historia les proporcionaba las razo-
fluencia intelectual directa o indirecta del dis- nes del progreso y de la decadencia de las
curso de la Revolución francesa sobre el antiguas sociedades, acabaron por adoptar el
discurso de los actores políticos del m u n d o m u - sano principio de la intervención de la nación
sulmán. Por último, c o m o el efecto de una imi- en los asuntos públicos mediante sus represen-
tación voluntaria y, en consecuencia, conscien- tantes, conforme a leyes fundamentales elabo-
te, por parte de unos actores comprometidos radas de c o m ú n acuerdo entre gobernantes y
en una empresa política precisa. Tan sólo el re- gobernados»16. A u n cuando la referencia a In-
curso a una sociología de la acción permite veri- glaterra esté también presente en ese texto, co-
ficar si se han alcanzado esos dos niveles últi- m o se desprende de otros pasajes17, y pese a
m o s y en qué medida han sido alcanzados. que la inspiración de Montesquieu y del pensa-
miento liberal se impongan ostensiblemente a
la de los protagonistas de la Revolución france-
Estrategias adoptadas sa18, no es menos cierto que sigue habiendo ele-
mentos esenciales del pensamiento de 1789 que
Son tres los elementos que están en juego c o m o estructuran la reflexión del visir tunecino: de-
resultado de las estrategias adoptadas por el nuncia del despotismo, solicitación de una m o -
m u n d o musulmán y que encarnan las compati- narquía constitucional, referencia a la nación
bilidades que hemos identificado: la construc- y a la representación.
ción y la contestación del poder político; la pro- D e la misma manera, el egipcio Hussein al
moción de la educación y la definición de las Marsáfi, en su Tratado de las Ocho Palabras
condiciones de emancipación de las tutelas ex- Clave (1881), tiende a reestructurar el discurso
teriores. político alrededor de temas en los que se obser-
Es evidente que las estrategias de poder va claramente su articulación con el discurso
constituyen una excelente ocasión para inspi- de poder concebido durante la Revolución fran-
rarse en los modelos institucionales y en el pen- cesa: nación, patria, gobierno, justicia, injusti-
samiento político elaborados en el contexto de cia, política, libertad y educación19. Por su par-
la Revolución francesa. Desde este punto de te, el propio Tahtawi insistía en el tema de la
vista, la estrategia de los reformistas es determi- igualdad ante la ley. del gobierno según la ley,
nante: aplicada sobre todo por el entorno de de la denuncia de lo arbitrario y de los méritos
los príncipes, tiene por objeto sacar partido de de las instituciones parlamentarias francesas,
una redefinición del poder del soberano para aunque haciendo gala de una prudencia que no
obtener una eficacia mayor. D o s son los objeti- iba a la zaga de la de Khayr ed-Din, no llegaría
vos que hacen que esas estrategias sean recepti- a referirse a un poder de naturaleza popular.
vas a los modelos y al pensamiento de la Revo- También él hablaba para un público de funcio-
lución francesa: la búsqueda de la eficacia que narios y de miembros de profesionales liberales,
se mide efectivamente remitiéndose a modelos aunque su propósito consistiera m á s bien en po-
de poder más rentables y, por consiguiente, a ner coto al poder del príncipe que en consagrar
los gobiernos que, en Europa, hostigan al m u n - el poder del pueblo20.
El impacto de la Revolución francesa en el mundo musulmán 11

La ambigüedad resulta, no obstante, m á s tes doctrinas políticas de la Revolución: Afgha-


evidente cuando el proyecto no consiste ya en ni y A b d u h no están interesados en la Constitu-
restaurar la función gubernamental, sino en ción ni tampoco en el Parlamento ni en la
contestarla. Por eso, la obertura a la temática representación, ni m u c h o menos en la temática
de la Revolución francesa se presenta con m a - nacional, su temática preferente -así c o m o la
yor claridad en los Jóvenes Otomanos: Ziya de Rida- es la unidad de la U m m a 1 1 .
Pasha toma la iniciativa de traducir a Rousseau En cambio, la obra educacional c o m o fuente
y N a m i k Kemal se refiere explícitamente a las de progreso y de modernización, junto con un
ideas de soberanía popular, patria y patriotismo redescubrimiento de la pertinencia política de
y a la distinción entre patria y la persona del Sul- la referencia a la razón, aparece en todos los
tán21. protagonistas políticos del m u n d o musulmán,
La propia estrategia contestataria desplega- ya sea c o m o instrumento de consolidación del
da entre los movimientos de reafirmación reli- poder político (proliferación de las academias
giosa no deja de verse influida por elementos militares), ya sea c o m o medio de formación de
europeos. Cierto es que estos elementos n o una clase política y de nuevos intelectuales occi-
apuntan hacia la temática de la soberanía popu- dentalizados, ya sea, por último, c o m o vector
lar, tan difícil de tocar en un contexto islámico, de oposición al poder constituido. Esta unani-
sino hacia otros temas que dan testimonio de midad en favor de la acción difusora del saber
la influencia de la gran revolución: Afghani des- hizo que se elaborara toda una estructura esco-
taca así el derecho a la rebelión que el pensa- lar y universitaria que. a su vez, se convertiría
miento clásico sólo reconoció en raras ocasio- en un canal fundamental de difusión de las
nes - y de m o d o m u y marginal-, ya que hasta ideas occidentales de inspiración postrevolu-
entonces prefirió el argumento de la necesidad cionaria, de tipo cientifista y positivista, sobre
del poder político y del riesgo átfilna; del mis- todo a través de personal saint-simoniano fran-
m o m o d o , insiste, valiéndose de un recurso pro- cés que fue responsable de la creación en Egipto
pio, en la necesidad de combatir el despotismo de la Escuela de Ingeniería (en 1834) y más tar-
y de construir una monarquía justa que acepte de de la Escuela de Infantería de Damiette, de
la supremacía de la ley, aunque sea m u y poco la Escuela de Artillería de Tourah y de la Escue-
lo que nos diga sobre los contornos que confor- la de Caballería de Gizeh. Por su parte, el saint-
marán la nueva ciudad. También Abduh, al simoniano Lambert dirigió a partir de 1838 la
abogar por la reapertura del ijtihady por el lal- Escuela de Minas de El Cairo. T o d o este perso-
kif, apela a la asimilación de las «buenas leyes nal, animado por una misión de difusión y de
europeas» c o m o , por ejemplo, la abolición de universalización del saber, participa en los dis-
la esclavitud. Por último, uno y otro vuelven a tintos consejos de instrucción pública y mantie-
abrir el debate sobre la razón: es significativo ne estrechos vínculos con los eruditos egipcios
que al inscribirse en la modernidad, aunque la a los que interesa por el pensamiento positivis-
referencia sea rigurosamente islámica, realizan ta : \ En el Imperio otomano se observa un pro-
un nuevo esfuerzo de conciliación entre revela- ceso de la misma índole que propicia el naci-
ción y razón. En lo esencial, la controversia que miento de un pensamiento laico en el que m á s
opone a pensadores islámicos y occidentales tarde se inspirará el movimiento de los Jóvenes
tiende así a situar a Afghani en relación con el Turcos24.
auge de la reflexión y del progreso científico, Esta acción difusora del saber pudo realizar-
clave del éxito del m u n d o europeo. Al procla- se a través de las escuelas religiosas y de las m i -
mar que el m u n d o europeo no tiene el m o n o p o - siones cristianas, especialmente en el Líbano y
lio de la reflexión y del progreso científico y en Siria, que dieron lugar a un m i s m o tipo de
que el Islam es una religión racional y que la red asociativa (como «la Asociación de Letras
revelación permite acceder a esa razón, del mis- y Ciencias» en Siria, de inspiración protestante,
m o m o d o que el método razonado del ijtihad o «La Asociación Oriental» de inspiración je-
permite progresar en el conocimiento de las le- suítica francesa). En este caso, la transmisión
yes justas, el pensador islámico se introduce así, es indirecta y ya no se vehiculan los temas de
a un aspecto esencial del repertorio de la Revo- carácter laico sino más bien los de patria, na-
lución francesa, aunque en este caso esa actitud ción y libertad, contribuyendo de ese m o d o al
no presupone ninguna concesión a las diferen- despertar del nacionalismo árabe y recurriendo.
12 Bertrand Badie

Dos m o m e n t o s del nacionalismo egipcio.


Arriba: Manifestaciones en las calles de El Cairo, en los años 1920. Hariingucj-vioiici
A la derecha: Apoyo popular a Nasser, en 1958, en una pequeña ciudad egipcia, R Burri/Magnim

aunque de forma inesperada, a la obra de la lo que hace es favorecer la difusión de un pensa-


Revolución francesa25. miento heteróclito en el que aparecen elemen-
Desde comienzos del siglo xx, esta función tos de liberalismo, de positivismo y de naciona-
educacional fue asumida directamente por las lismo. Sin embargo, el vector demostró ser
universidades occidentales, desplazando hacia importante y eficaz en la socialización de toda
Europa a una parte de los focos intelectuales una nueva élite que ocuparía de manera durable
árabes, c o m o lo demuestra el hecho de que el una posición importante dentro del m u n d o m u -
primer congreso árabe sirio de 1913 se celebrara sulmán. La Revolución francesa, c o m o aconte-
en París. Se intensifican simultáneamente las cimiento fundador, ejerció su influencia a tra-
redes asociativas a través de las cuales el m u n d o vés de ese canal, indirectamente y, mediante la
musulmán se pone en contacto con los movi- función, por lo demás no exclusiva, que desem-
mientos intelectuales de inspiración occidental. peñó en la elaboración de toda esa temática,
U n ejemplo significativo de ello es el desarrollo más que por los efectos de una difusión directa
de la francmasonería en el Levante y en Persia, de su ideología.
sobre todo, donde sirvió al m i s m o tiempo de El m i s m o fenómeno se repite con el naciona-
marco para la creación de una nueva élite occi- lismo. T a m p o c o en este caso la ideología nacio-
dentalizada y para la difusión de las nuevas nalista de la Revolución francesa pareció haber
ideas dimanantes en parte de 178926. tenido un impacto directo, tanto m á s cuanto
Al llegar a este punto hay que hacer dos ob- que la construcción de la idea de nación - q u e
servaciones: el auge de la educación no es un remite al mismo tiempo a las de soberanía na-
vector directo de las ideas revolucionarias, y cional y de territorialización de lo político- pa-
menos aún del pensamiento jacobino; ese auge rece ser difícilmente aplicable al contexto cultu-
El impacto de la Revolución francesa en el mundo musulmán 13

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14 Bertrand Badie

ral del m u n d o musulmán. Se trata más bien de mente unos tintes acordes con su origen euro-
un conjunto de estrategias que paulatinamente peo por cuanto que en lo sucesivo se manipula
contribuyeron a recomponer en el m u n d o m u - para ser esgrimido contra unos interlocutores
sulmán una problemática nacionalista que, so- occidentales a los que se pedía sencillamente
metida a diversos obstáculos y tensiones, se que se conformaran a sus propias categorías. El
acercó m u c h o a la que surgió en el contexto inte- hacer suya la imitación era algo de por sí perti-
lectual de la Revolución francesa. nente y se asemejaba a los legados de la Revolu-
El punto de partida se sitúa efectivamente ción francesa a partir de una base puramente
en el comportamiento de las minorías cultura- estratégica. M u y pronto se observarían, no obs-
les de Levante y, particularmente, de los cristia- tante, los límites de esa analogía. Pasada la épo-
nos, los cuales se apoyaron, al menos a partir ca de la descolonización, ese nacionalismo ficti-
de la segunda mitad del siglo xix, en la difusión cio sufriría diversos avatares: la fórmula
de las nuevas ideas para reivindicar su emanci- nacionalista acuñada en occidente y que iba a
pación de la tutela otomana. Ese movimiento perennizar el juego diplomático esencialmente
iba dirigido contra el sultán-califa y fue poten- estatal y nacional azuzado por las rivalidades
ciado por los cristianos, al margen del reperto- entre los líderes del m u n d o musulmán, tropieza
rio islámico, aunque se inscribiera en el reperto- tanto con la hostilidad de los medios tradiciona-
rio cultural árabe, ya que entonces se tomaban listas, c o m o en el caso de M o h a m e d AUizawi,
como referencia las categorías afines a la Revo- rector de Al Azhar, que la condenó en la década
lución: la historia, la lengua, la cultura y la vo- de los años veinte, c o m o con la de los funda-
luntad de unidad de los árabes; por oposición mentalistas, caso de Rida o de Shakib Arslan,
al nacionalismo que se desarrolla en el contexto quienes no aceptaban que la referencia de la
de la Revolución francesa, ese otro nacionalis- U m m á 1 * pudiera ser substituida por dicha fór-
m o no se vinculó directamente ni a la lucha con- mula.
tra el absolutismo monárquico ni a la construc- Esta es la prueba de la ambigüedad y la pre-
ción de un Estado moderno ni a un movimiento cariedad de esos elementos estratégicos y co-
de secularización. Al ser incluso antiotomano yunturales tomados del repertorio de un pensa-
irá hasta el extremo de proclamar que el sultán miento extranjero que nunca se imitó realmente
había usurpado el califato y que éste correspon- y que ni siquiera se tuvo la tentación de hacerlo.
día de pleno derecho a los árabes27. D e la idea revolucionaria de nación nunca e m a -
Precisamente por el hecho de haber sido po- narían ni su principio fundador, el de soberanía
tenciado por los cristianos, ese tipo de naciona- nacional, ni su realización institucional, la de
lismo árabe de inspiración levantina no contó Estado-Nación. Por ello, la manipulación tácti-
con muchos adeptos en Egipto. La tutela denun- ca de su orientación externa y su denuncia de
ciada -primero potencialmente y después de la «extra-nación» no se plasmarían nunca en
manera concreta- era la de los británicos y no fórmulas de gobierno y son esas fórmulas lo que
la de los turcos, por lo que el nacionalismo que habría podido dejar constancia de una influen-
se desarrolla en ese país será m á s egipcio que cia profunda de la Revolución Francesa.
árabe. Partiendo de un movimiento de emanci-
pación, el nacionalismo se desplaza así paulati-
namente hacia la exaltación del marco estatal Algunas síntesis ambiguas
y nacional, siguiendo una dirección que m u y
hábilmente Bonaparte había sido el primero en Hay que resumir diciendo que el impacto de la
trazar durante su expedición y que se dará cita Revolución francesa hace que surjan algunas
aquí con toda claridad, aunque siga un r u m b o síntesis cuando menos ambiguas; cada una de
indirecto, con las categorías de la Revolución ellas expresa un «montaje» m á s o menos frágil
francesa. de elementos culturales endógenos y de elemen-
Al desplazarse en último término en lo que tos importados.
respecta a todo el m u n d o árabe hacia la denun- La síntesis reformista procura inspirarse en
cia de la tutela occidental - y a sea colonial o temas esencialmente constitucionalistas y libe-
circunscrita al protectorado, ya sea británica rales del repertorio de 1789 - y por supuesto no
o francesa-, el nacionalismo que se estructura del de los jacobinos-, temas éstos que tienen
a comienzos de este siglo adoptará m á s fácil- por función limitar el despotismo, crear una cía-
El impacto de la Revolución francesa en el mundo musulmán 15

se política nueva y elaborar unos mecanismos Jóvenes Turcos y los kemalistas, al hacer suyos
dé «contra-poder» que favorezcan una mayor los temas de la soberanía popular y del poder
capacidad económica, intelectual y científica de legislativo de la Asamblea, incorporaron real-
sociedades que se ven dominadas. El montaje mente al discurso político otomano y luego tur-
consiste entonces en acercar la idea occidental co, elementos esenciales de las fórmulas de legi-
de libertad al tema islámico de justicia29. Por timidad nacidas en 1789, sin preocuparse de si
eso, en esta construcción, se sigue atribuyendo eran o no eran compatibles con las fórmulas
tanta importancia a la referencia a la shari'a y endógenas. Se observan fenómenos de la misma
se manejan con tanta prudencia y selectividad naturaleza en diversos movimientos naciona-
las temáticas tomadas del cuerpo legislativo de listas: primero los levantinos, hasta el extremo
1789. La creación de instituciones parlamenta- representado por el baaz; también los egipcios
rias no implicó jamás el reconocimiento de u n e iraníes y, más tarde, los maghrebíes, kurdos
verdadero poder legislativo de la asamblea y y palestinos. Al hacer suyo el concepto revolu-
m u c h o menos del poder de una soberanía popu- cionario de nación hacen suyas al m i s m o tiem-
lar o nacional. Los elementos tomados siguen po las fórmulas de legitimidad que le son pro-
teniendo un carácter puramente técnico: al no pias, aunque sin tratar de establecer un vínculo
ir acompañados de ninguna fórmula nueva de con categorías endógenas tales c o m o , por ejem-
legitimidad, deben enfrentarse al peso de las plo, la del U m m a . La pertinencia de la síntesis
fórmulas tradicionales de legitimidad en las que es indiscutible en el contexto de una moviliza-
se ampara el monarca. Esta fragilidad sigue vi- ción contra el extranjero, sea éste otomano, in-
gente aún hoy en las monarquías tradicionales glés, francés o israelí, aunque pierde su fuerza
del m u n d o musulmán. cuando pretende servir como fórmula de go-
La síntesis islámica no es m e n o s precaria: bierno a un Mossadegh, un Nasser o un Assad.
también se toman temas aislados o métodos que Es decir, que el montaje ya no rebasa la simple
sin embargo no se apoyan en las fórmulas de frontera de lo instrumental y conjetural y acaba
legitimidad que los acompañan en el contexto fracasando cuando la fórmula de legitimidad
de la Revolución de 1789; m á s precisamente, del gobierno es demasiado débil y demasiado
la fórmula islámica consiste en volver a inter- exógena para no acabar rápidamente siendo de-
pretar y construir los elementos tomados de la ficitaria10.
Revolución en función de una legitimidad deri- Este es precisamente el dilema del impacto
vada del Islam. Tanto si se trata del derecho a de la Revolución francesa: o bien es selectivo
la revolución o de la igualdad, de la lucha contra y se trata de una retraducción, con lo que pierde
el despotismo o del establecimiento de una ciu- li esencial de su significado original y se limita
dad moderna vinculada a los progresos de la a lo sumo a suscitar innovaciones que entonces
ciencia, el «montaje» se realiza con respecto al se agregan a contextos m u y diferentes, o bien
postulado islamista de la existencia de una m o - es m á s central y más profundo, con el peligro
dernidad propia del Islam. Esta idea tiene el do- inherente de quebrarse a través de un rápido
ble efecto de impugnar la importación no selec- proceso de deslegitimación. Tanto en un caso
tiva de los modelos y prácticas surgidas de la c o m o en otro, la importación se realizó en base
Revolución francesa y de relegar a un estado a consideraciones estratégicas, a coyunturas
de pura entelequia la definición de los contor- bien definidas, sin que nunca se buscara repro-
nos del moderno régimen político islámico. Se ducir tal cual el modelo de la Revolución e in-
trata de una visión tanto más precaria cuanto cluso a veces, c o m o en el caso de los reformistas,
que llega a transformar el punto referente revo- procurando combatir sus principios esenciales.
lucionario surgido de 1789 en línea de conducta C o n ello se aporta una nueva prueba del carác-
contestataria y no en forma de designación de ter complejo y de la naturaleza ora latente, ora
la ciudad virtuosa o, con mayor motivo, en fór- selectiva y a m e n u d o mal dominada, de los pro-
mula de ejercicio del poder. cesos de importación y del carácter inesperado
En cambio, hay otras síntesis que van m á s de sus resultados.
allá y que dimanan de un verdadero «montaje»
de legitimidades. Los Jóvenes Otomanos, los (Traducido del francés)
16 Bertrand Badie

Notas

1. Lewis (B.), «Islamic 10. Lewis (B.), op. cit., págs. Age, 1798-1939, Londres,
concepts of Revolution», en 99 y ss. Oxford University Press,
Vatikiotis (P.J.) ed., 1962.
Revolution in the Middle East, 11. E n Halpern(M.), The
Londres, Allen and U n w i n , Politics of Social Change in 20. Ibid, págs. 65 y ss. Esta
1972. the Middle East and North inquietud se atenúa entre los
Africa, Princeton, Princeton intelectuales
2. Sobre todos esos asuntos University Press, 1963, «occidentalizados» del siglo
remitirse a Lewis (B.), Le pág. 240. X X , c o m o Toha Hosein,
retour de l'islam, Paris, quienes, sin embargo, se
Gallimard, 1985, 2a. parte. 12. Para una comparación de alejan de las obligaciones del
las dinámicas unitarias poder; véase, por ejemplo,
3. Véase Delanoue (G.), propias de la historia de Sharabi (H.), Arab
Moralistes et politiques Occidente y de la historia del Intellectuals and the West,
musulmans dans l Egypte du m u n d o musulmán, véase Baltimore, Johns Hopkins,
XIX" siècle, Paris, 1977, págs. Gellner (E.), The Muslim 1970.
367 y ss. Society, Cambridge,
Cambridge University Press, 21. Lewis (B.), The
4. Véase Badie (B.), Les 1981. Emergence of Modern Turkey,
deux Etats, Paris, Fayard, Londres, Oxford University
1987. 13. Véase Binder (L.), The Press, 1961, págs. 138 y ss. y
Ideological Revolution in the Kuran (E.), op.cit., págs. 110
5. Lewis (B.), op. cit.. pág. Middle East, Nueva York, y ss.
88. John Wiley, 1964, págs. 219 y
22. Kerr ( M . ) , Islamic
ss.
6. Afshar (M.). La politique Reform: The Political and
européenne en Perse, Teherán, Legal Theories of Ashemed
14. Sobre la «tunecidad», Abduh and Rushid Ridha,
1973, págs. 175 y ss.; Holt
véase C a m a u ( M . ) , La Tunisie Berkeley, University
( P . M . ) , «The Later Ottoman
au présent, París, E d . del
Empire in Egypt and the of California Press,
C N R S , pág. 31 ; sobre la
Fertile Crescent» en Holt 1966, Kedourie (E.),
utilización de la idea de
( P . M . ) , y otros, The Afghani and Abduh, Nueva
Nación en la contienda
Cambridge History of Islam, York, 1966.
política argelina, véase
Londres, Cambridge
University Press, 1970, Vol. Leca (J.) Votin (J.C.), 23. Fakkar (R.), Reflets de la
IA, pág. 386. L'Algérie politique, Paris, sociologie pré-marxiste dans
Presses de la F N S P , le monde arabe, Paris,
págs. 292 y ss. Geuthner, 1974,
7. Véase R a o u f ( W . ) ,
Nouveau regard sur le págs. 82 y ss.
nationalisme arabe, Paris, 15. M . Morsy incluso observa
L'Harmattan, 1984 y Kuran que Khayr ed-Din es « m á s 24. Berkes (N.), The
(E.), «The Impact of anti 1792» que «pro 1789»; Development of Secularism in
Nationalism on the Turkish véase Morsy ( M . ) , Turkey, Montreal, M c Guill
Elite in the XlXth Century» «Présentation» en Khayr University Press, 1964.
en Polk ( W . ) , Chambers (P.) ed-Din, Essai sur les réformes
ed., Beginnings of nécessaires aux Etals 25. Véase Harik (I.F.),
Modernization in the Middle musulmans, Aix, Edisud, Politics and Change in a
East, Chicago, 1968. 1987, pág. 11. Traditional Society: Lebanon
1711-1845, Princeton,
8. Borthwick ( B . M . ) , 16. Khayr ed-Din, op.cit.. Princeton University Press,
Comparative Politics in the pág. 154. 1968, págs. 155, 220 y ss., 281
Middle East, Prentice Hall, y ss.
Englewood Cliffs, 1980, págs. 17. Ibid, págs. 101-102, 150.
64-65. 26. Véase Farman Farmayan
18. Morsy ( M . ) , op.cit., págs. (H.), «The Forces of
9. Véase Agnouche (A.), 47 y ss. Modernization in XIXth
Histoire politique du Maroc, century Iran» en Polk ( W . R . ) ,
Casablanca, Afrique-Orient, 19. Véase Hourani (A.), Chambers (R.), op.ci t., págs.
1987, pág. 316. Arabie Thought in the Liberal 137 y ss. y 146.
El impacto de la Revolución francesa en el mundo musulmán 17

27. Raouf ( W . ) , op.cit., pág. 70 y ss. musulman: crise de


85. l'universalité et crise des
29. Lewis (B.), Le retour de concepts», seminario del
28. Esposito, (J.L.), Islam and l'islam, op.cit., pág. 105. C R E S M . A i x , junio de 1988,
Politics, Syracuse. Syracuse 30. Badie (B.), «Etat» et aparecerá en el Annuaire de
University Press, 1985, págs. «légitimité» en m o n d e l'Afrique du Nord.
La influencia de la Revolución francesa
en el Imperio otomano

Serif Mardin

La repercusión inmediata de la Revolución por parte de estadistas otomanos del siglo


francesa en el Imperio otomano no se debió xviii. Este hilo conductor es frágil y su recorri-
tanto a la ideología revolucionaria c o m o a las do difícil de seguir: sólo se puede delimitar con
políticas seguidas por los gobiernos de Francia relativa precisión la influencia del Siglo de las
en sus relaciones con los otomanos. Durante el Luces en el Imperio otomano si se engloba el
decenio revolucionario, el m u n d o otomano es- período que va desde principios del siglo x v m
taba preocupado principalmente por determi- hasta los años 1860, puesto que de este m o d o se
nados acontecimientos de importancia acaeci- toma en consideración un número suficiente de
dos en las relaciones internacionales, por ejem- acontecimientos relacionados con estas in-
plo, la ocupación de Egipto por Bonaparte, la fluencias para poder comprender los cambios
presencia de Gran Bretaña atribuidos a lafilosofíade
en el Levante, y las relacio- Serif Mardin es profesor de sociología en la la Ilustración.
nes inciertas entre Francia, Universidad del Bosforo, P . K . 2, Bebek. Is-
Lo primero que debe
tambul. Turquía. Sus investigaciones se re-
Austria, Rusia y Turquía. destacar es que hasta 1850
fieren principalmente a la sociología y a la
Por otra parte, el impulso historia de las ideas políticas y religiosas. H a la difusión de lafilosofíade
ideológico que fascinaba a publicado varios libros entre los cuales The la Ilustración en Turquía
Europa fue acogido con Genesis of Young Ottoman Thought (1962) y no se debió tanto a que la
numerosos artículos, alguno en esta misma
gran desdén por la élite oto- intelligentsia otomana es-
Revista (Vol. X X I X , n u m . 2, 1977).
mana. tuviera familiarizada con
Debe admitirse que la las ideas de la Aaßclärung
Revolución fue la base de c o m o a la toma de concien-
un resurgimiento ideoló- cia por su parte del hecho
gico entre algunas pobla- de que Europa disponía de
ciones no musulmanas del nuevos medios de imponer
imperio. El movimiento su voluntad a los países que
independentista que de- hasta entonces habían per-
sembocó en la creación de la Grecia moderna manecido al margen del desarrollo cultural del
es un ejemplo elocuente de esa influencia. Sin cual Europa era el escenario. En segundo lugar,
embargo, las ideas de la Revolución tardaron los otomanos advirtieron que en el escenario
en arraigar en los círculos musulmanes, y n o europeo había aparecido un nuevo estilo de vi-
fue hasta mediados del siglo xix que su influen- da -hecho que ejerció insidiosamente cierta in-
cia fue perceptible. Si ampliáramos el significa- fluencia sobre ellos. Prueba de ello es la forma
do del término «influencias» de m o d o que c ó m o la ideología del bienestar material se in-
abarcara los antecedentes de la Revolución trodujo poco a poco en la capital otomana. Por
francesa, no cabe duda de que descubriríamos último, al tratar de determinar las transforma-
un leve hilo que relacionaría el clima general de ciones originadas por la Ilustración se observa
la Ilustración hasta ciertas experiencias socia- que ciertas corrientes nacidas en Occidente tu-
les y políticas ensayadas de forma esporádica vieron un papel importante en el ámbito oto-

RICS 119/Mar. 1989


20 Çerif Mardin

mano-islámico sin que los propios otomanos se acudir a sus propios clásicos para intentar iden-
dieran claramente cuenta de ello al principio. Es- tificar en ellos su contenido respecto de las in-
tas fuerzas latentes llevaron a los gobernantes oto- novaciones en el c a m p o de la astronomía, de la
m a n o s a modificar su discurso en un m u n d o don- farmacología o de la medicina.
de, bajo el auge de la palabra impresa, se iban in- E n un sentido m á s general, la permeabili-
tensificando las comunicaciones sociales. dad de los eruditos otomanos a las líneas occi-
Alrededor de 1840 este proceso acabó desembo- dentales se debió ante todo al reconocimiento
cando en un nuevo «lenguaje periodístico» turco. de que existía un defecto fundamental inheren-
A la hora de evaluar la amplitud de la influencia te a u n imperio que, desde el siglo x v m , venía
occidental, debe tenerse en cuenta también la es- sufriendo una derrota tras otra en el c a m p o de
pecificidad de lo que podría llamarse «la actitud batalla. Cabe destacar que estas preocupacio-
de los otomanos hacia la ciencia». nes iban acompañadas de un movimiento difu-
Algunos de los progresos originados por el so de secularización, u n o de cuyos indicios fue
cuestionamiento de la naturaleza y de la sociedad la disminución del n ú m e r o de obras de teología
que conlleva lafilosofíade la Ilustración, encon- y religión publicadas en tiempos de G r a n Vizir
traron mayor o menor eco en el Imperio O t o m a n o D a m a d Nevsehirli Ibrahim Pasa (1718-1730)
del siglo w i n . A este respecto cabe citar los pro- (Islam Ansiklopedisi I X , 234-239). Durante
gresos realizados en el c a m p o de la impresión y esos años se efectuaron también las primeras
de las técnicas militares, la aparición de nuevas tentativas de occidentalización, e Ibrahim Pasa
terapias, el avance de la geografía y de la carto- ha pasado a la historia c o m o el instigador de
grafía, así c o m o la utilización de las tablas loga- una política que reúne todos los aspectos del
rítmicas. Todas ellas fueron innovaciones ante impacto inicial de lafilosofíade la Ilustración
las cuales los otomanos reaccionaron positiva- en el Imperio otomano (Uzunçarsili, 1983,
mente porque fueron sensibles a su carácter de pág. 522).
aplicaciones prácticas. E n cambio n o se intere- Ibrahim Pasa es también el primero de una
saron por las especulaciones de tipo teórico. serie de subditos del sultán cuyo poder tuvo su
Así, cuando afinesdel siglo x v m un embajador origen en el declive de la autoridad de este últi-
o t o m a n o fue invitado a observar ciertas expe- m o en un ámbito en el que estaba a punto de ser
riencias realizadas con la electricidad, se m o s - reemplazada por la de los altos funcionarios de
tró indiferente ante aquellos experimentos, que la cancillería, en una burocracia de estructura
consideró c o m o simples curiosidades. piramidal en la cúspide de la cual se encontraba
E n aras de una absoluta imparcialidad con el G r a n Vizir. El poder burocrático a u m e n t ó a
los otomanos, debemos añadir que había algo finales del siglo x v m , y de este conjunto de ar-
en el m o d o de pensar occidental que les moles- chiveros, controladores financieros y escriba-
taba. Su reticencia puede explicarse c o m o una nos iban a surgir los reformadores m á s destaca-
resistencia a establecer una relación con la na- dos. Fue también en este ambiente donde m á s
turaleza en virtud de la cual se les forzaría a tarde se reclutaron los artesanos del amplio
descubrir sus secretos a toda costa. Según el movimiento reformista conocido con el n o m -
pensamiento otomano tradicional, que persis- bre de Tanzimat (1839-1876).
tió aún largo tiempo, el hombre debía por el Los crecientes contactos de los otomanos
contrario vivir en armonía con los ritmos natu- con las democracias occidentales a raíz de los
rales. Hacia 1870, un sacerdote ilustrado, H o c a reveses militares que sufrió el Imperio o t o m a -
Tashin, fue desterrado por tratar de demostrar n o (1683-1699; 1716-1718), y el interés de los
la función biológica del oxígeno extrayendo el responsables del Imperio por las instituciones
aire de un recipiente de vidrio en el que había occidentales favorecido por esta situación, con-
colocado una paloma que lógicamente se asfi- tribuyeron a que el personal de la cancillería
xió. L o s experimentos que conllevaban la otomana, con el Gran Vizir al frente, ocupara
muerte de animales eran contrarios a la esencia una posición aventajada respecto al Estado
m i s m a de los valores islámicos. M a y o r Militar y a la jerarquía religiosa. Otro
Es de destacar un aspecto importante de la elemento también que predisponía a los archi-
reacción de los otomanos a los adelantos cientí- veros del Estado a tener un papel preponderan-
ficos de Occidente: confrontados a los nuevos te era su educación relativamente laica.
descubrimientos, a m e n u d o tenían tendencia a La educación en el Imperio o t o m a n o había
La influencia de la Revolución francesa en el Imperio otomano 21

Selim III, que reinó de 1789 a 1808 y M a h m o u d II, de 1809 a 1839, dos sultanes que fomentaron la introducción
de las ideas de la Revolución francesa en el Imperio otomano.
Grabado de Ridley: Grabado de B. Höfe]. Biblioteca nacional. París

seguido al menos dos corrientes principales. La bres que aseguraban el funcionamiento del Es-
primera, el sistema de la madrasa (Islam Ansi- tado, también estaba reglamentado esencial-
klopedisi VIII, 71-77) estaba esencialmente con- mente por el kanun y, por consiguiente, se en-
cebido para transmitir las ciencias religiosas is- contraban a merced de la voluntad del sultán.
lámicas. Sus graduados eran los ulema o «Doc- La escuela del palacio, pieza clave de este
tores de la Ley Islámica». Los estudiantes de las sistema educativo, vio transformarse su carác-
madrasas pertenecían a todas las capas de la ter y degradarse su enseñanza en el curso de los
población musulmana. Había un sistema para- años. A partir de 1705 dejó de admitirse a los
lelo destinado a formar personal del Estado, in- no musulmanes. Pero los despachos de la can-
cluidos los futuros militares profesionales, es cillería no tardaron en substituir la escuela, ga-
decir, los Jenizaros (Encyclopaedia Islámica II, rantizando a los funcionarios una formación
210-213). Los alumnos de este sistema, con al- análoga «en el lugar de trabajo». Es en esta ad-
gunas excepciones, eran niños cristianos y, so- ministración y en este ambiente que encontra-
bre todo, los que se destinaban a un cargo eje- ron eco las ideas de Occidente.
cutivo recibían una formación en la que las La carrera de D a m a d Ibrahim Paca se desa-
ciencias administrativas y militares tenían un rrolló en esta administración y era notable su
lugar más destacado que los conocimientos re- receptividad a las ideas europeas. Para analizar
ligiosos {Encyclopaedia Islámica II, mejor el sistema que había infligido a Turquía
1.085-1.091). El personal de la madrasa siem- tantas amargas derrotas en el c a m p o de batalla,
pre desconfió un poco de esta categoría de fun- procuró interesar a los estadistas otomanos por
cionarios, esos «literatos» (ehl-i-kalem) a los las innovaciones que los occidentales habían
que se tildaba de «laxismo» religioso. En la eje- introducido en su organización militar.
cución de su trabajo diario los «literatos» se ba- Este es el motivo inspirador del informe
saban en normas de derecho procedentes tanto que redactó D a m a d Ibrahim Pa§a cuando co-
del kanun, serie de decretos seculares legitima- menzaba a desempeñar su cargo de Gran Vizir
dos por la autoridad imperial, c o m o del serial, (1718) (Unat, 1940). El documento se presenta
ley islámica. El estatuto personal de estos h o m - en forma de diálogo entre un estadista otoma-
11
$erif Marc/in

no lleno de curiosidad y un oficial occidental. jador a la Corte de Versalles donde el Regente,


Su objeto era, probablemente, respaldar las ini- el Duque de Orléans, reinaba durante la mino-
ciativas del movimiento llamado «partido de la ría de edad de Luis X V ; a su regreso (1720), el
paz», cuya nueva tesis era que la paz podía re- diplomático turco presentó a Ibrahim un infor-
presentar para el Estado, tanto c o m o la guerra, m e detallado de su misión. Tanto el nombra-
un instrumento útil para alcanzar sus objeti- miento de un embajador plenipotenciario co-
vos. Se trataba de una nueva idea inspirada en m o el objetivo concreto de la misión eran fenó-
la noción moderna de «concierto de poderes» menos nuevos (Veinstein, 1981, pág. 22).
con la que los comisarios turcos habían tenido El informe permite calibrar hasta qué punto
ocasión de familiarizarse en sus relaciones con el embajador se interesaba por los detalles de la
los diplomáticos occidentales. Sin embargo, vida cotidiana en Francia y apreciaba las inno-
este diálogo es en gran parte una defensa de la vaciones técnicas. Las tablas astronómicas de
adopción de medidas encaminadas a rehabili- Cassini, regalo que la corte de Francia había
tar el aparato militar otomano y en cierto senti- enviado al sultán, se tradujeron afinesde siglo.
do resume los argumentos sobre las reformas Pero este informe del embajador subraya tam-
necesarias para poner fin a los reveses militares bién hasta qué punto la búsqueda del placer, el
de Turquía que los expertos occidentales ve- bienestar material y los «placeres de la vida»
nían aconsejando a los estadistas otomanos. impregnaban los valores de la sociedad france-
Aparece aquí una de las primeras referen- sa, tanto en la corte c o m o fuera de Versalles. En
cias al hecho de que para reforzar el ejército palabras de M e h m e d Efendi, «el m u n d o es la
otomano no debía procederse solamente a re- prisión del creyente (musulmán) y el paraíso
formas militares sino también a una reorgani- del infiel». Bien pronto se tuvo la experiencia
zación administrativa. Para completar este ra- de ese «paraíso» en Estambul.
zonamiento, habría que añadir que, según la Durante sus diez años de ejercicio del poder
lógica de losfilósofosde la Ilustración, estas D a m a d Ibrahim Pasa tuvo una decidida volun-
reformas deberían conducir a su vez a una reac- tad de introducir los valores de la sociedad civil
tivación positiva de la sociedad civil y a la crea- francesa en la vida de las clases medias otoma-
ción de riqueza. El argumento a favor de la nas. Los detractores de Ibrahim Paca le acusa-
reorganización administrativa iba a reaparecer ron de haber incitado a estas clases a renunciar
varias veces entre 1718, fecha de la redacción a su m o d o de vida frugal y orientarles al ansia
del Diálogo, y 1839, fecha en la que se aplicó en de lujo y al exceso... La reputación actual del
el imperio una verdadera política de reestruc- Gran Vizir conserva todavía la impronta del
turación administrativa y militar. Numerosas juicio de sus contemporáneos, para quienes es-
observaciones quefiguranen el Diálogo mues- tas reformas eran tan sólo una serie de costosas
tran que en el movimiento reformista otomano «locuras». Es cierto que hizo construir bastan-
del siglo xix, conocido con el nombre de Tanzi- tes palacios para satisfacer los caprichos del
mat, debe verse la conclusión de un lento pro- sultán A h m e d III, pero también hizo restaurar
ceso de maduración cuyos antecedentes se si- muchos monumentos ornamentales de la ciu-
túan en el siglo xvni. Por ejemplo, el radical dad que estaban deteriorados y construyó edifi-
« n z m » , raíz del término lanzimaí, aparece en cios y parques públicos que dieron nueva im-
el diálogo en diversas formas. Significa «el or- portancia a la dimensión «exterior» de la vida
den», el orden que el oficial occidental del Diá- cotidiana de los turcos, con lo cual contribuye-
logo desearía ver establecido en el ejército oto- ron a modificar considerablemente la estructu-
m a n o . Las dimensiones foucauldianas de este ra social del Imperio otomano. Ibrahim Pasa
nuevo concepto de orden resultan también cla- fundó también fábricas para estimular la pro-
ras: en el Diálogo el oficial occidental declara ducción de los tejidos y la cerámica locales
que los uniformes que usan los ejércitos occi- (Uzunçarsïlï, 1983, págs. 574, 588) iniciativas
dentales tienen c o m o función principal impe- ciertamente influidas por el mercantilismo de
dir que deserten los soldados de infantería. Es- Colbert. Sea c o m o fuere, fue precisamente este
te era ciertamente un sentido del «orden» ajeno estilo de vida, típico de este período histórico
a la mentalidad otomana. de Turquía conocido c o m o «la era de los tulipa-
Ibrahim Paca estudió también el sistema nes», el que con el paso del tiempo justificó
político y social de occidente. Envió un emba- ideológicamente la rebelión de los artesanos y
La influencia cie la Revolución francesa en el Imperio otomano 23

mercaderes del bazar de Estambul que costó la sobre su viaje a Viena quien, al regresar de una
vida a D a m a d Ibrahim Paca (1730) (Aktepe, misión diplomática en Prusia (1767; Uzunçar-
1958). sïlï, 1983. pág. 617), redactó también una Geo-
Visto en retrospectiva, esta rebelión tiene grafia Moderna (Ibid.. pág. 618). Citemos tam-
su explicación evidente en el resentimiento de bién el relato de Silahtar Ibrahim Pa§a sobre
las gentes del bazar ante el abandono de un m o - Rusia, que cubre los años 1771 -1775, en el que
do de vida basado en la frugalidad y de un tipo describe el museo de San Petersburgo, sus cal-
de economía orientado a la satisfacción de las zadas y puentes, el jardín zoológico, el Palacio
necesidades del pueblo sencillo. Esta situación de Peterhof, los astilleros navales, el sistema
podría compararse a la que se produce actual- fiscal y aduanero ruso y la organización postal.
mente en algunos regímenes socialistas, en los El más interesante de estos relatos es la descrip-
que la reorientación hacia una economía de ción detallada que del Imperio Austríaco
mercado desorganiza completamente las es- (1791-1792) hace Ebubekir Ratib Efendi
tructuras destinadas a atender las necesidades quien, c o m o se verá, participó también en acti-
de las clases desfavorecidas. vidades más peligrosas.
En el gobierno de Ibrahim Pa§a puede verse Las misiones que coincidieron con los años
un intento infructuoso de introducir los valores de la Revolución Francesa fueron las de M a h u -
de la vida burguesa en el Imperio otomano. Es- m u d Raíf Efendi, Morali Seyyid Ali Efendi
ta tentativa tan sólo tenía un vínculo indirecto (Francia, 1797) y Galib Efendi (Francia,
en la Ilustración, más o menos análogo al que 1802).
se podría establecer entre las amenidades de la Durante el siglo x v m se introdujeron tam-
vida familiar, reflejadas en un cuadro de Greu- bién en el Imperio Otomano algunos de los ade-
ze, y el ambiente intelectual que rodeaba al pin- lantos científicos del Siglo de las Luces. El hijo
tor. de M e h m e d Efendi. que había sido enviado a
U n o de los resultados de la misión de M e h - Francia, preparó un diccionario de farmacolo-
m e d Efendi fue la introducción de la imprenta gía, de botánica y de zoología (Uzunçarsïlï.
en el Imperio otomano. Fue el hijo de M e h m e d 1983, pág. 562). Se tradujo a Paracelso (Ibid..
Efendi, Said Efendi, quien en colaboración con el pág. 530) y Vesim Efendi escribió un compen-
judío converso Ibrahim Müteferrika, consiguió dio donde comparaba la «nueva» medicina con
el permiso para instalar la primera impresora en la «antigua», así c o m o una recopilación de fór-
el Imperio otomano (1727-1729). U n o de los li- mulas farmacéuticas tomadas de un texto hún-
bros impresos por Müteferrika, Métodos juicio- garo (1759?. 1781?). (Ibid. pág. 531). Los Afo-
sos para establecer orden en las naciones (Usui rismos de Boerhave se tradujeron en 1771
ul-Hikem fi Nizam Ul-Umém, 1731) ofrecía to- (Ibid., pág. 532). En el campo de las matemáti-
davía otra visión de las características militares cas, Ibrahim Müteferrika, que introdujo la im-
y administrativas de las naciones-estados occi- prenta en Turquía, tradujo la Cosmografía de
dentales. Keller. M á s tarde, apareció una versión turca
Los contactos diplomáticos con occidente de las tablas de Lalande (Ibid., pág. 537) y las
prosiguieron hastafinalesdel siglo x v m . Las tablas astronómicas de Cassini se tradujeron en
misiones a Europa se hicieron m á s frecuentes. 1770 (Ibid. pág. 537). Todas estas obras sólo se
Los extensos informes de los emisarios otoma- publicaban en forma manuscrita, lo que redu-
nos contenían numerosas referencias a los ade- cía considerablemente su impacto. Debió ha-
lantos tecnológicos y materiales europeos ber una serie de factores que impidieron el libre
(Unat, 1958, págs. 46-218). A este respecto, ca- desarrollo de la imprenta, puesto que la activi-
be citar el informe de Mutafá Efendi dad de la imprenta de Müteferrika disminuyó
(1730-1736), donde relata su visita a la Acade- considerablemente después de la publicación
mia de Leiden y a su planetario (Ibid., pág. 67), de una docena de obras de referencia sobre el
y los comentarios de su h o m ó n i m o (Viena, Estado occidental, geografía general, historia
1748) sobre el fenómeno de la electricidad está- musulmana e historia mundial, y no se recupe-
tica, y su visita al observatorio de Viena (Ibid. ró hasta después de 1800. Entre 1729 y 1839 se
pág. 96). Está también el informe del derviç, editaron unos 400 libros. Sin embargo, no deja
M e h m e d Efendi sobre su misión en Rusia de ser sorprendente que la mayor parte del que-
(1755)' y el informe de A h m e d Resmi Efendi hacer científico otomano del siglo x v m consis-
24 ÇerifMardin

tiera en la traducción al turco de una serie de M á s tarde, algunos fanariotas fueron n o m -


tratados de alto nivel escritos en árabe, cuya brados gobernadores de las provincias de
limitada difusión se explica por el hecho de que Valaquia y Moldavia, trabajaron c o m o «tra-
estas traducciones se mantuvieran en forma de ductores en los astilleros navales» (Ency-
manuscritos. El conocimiento general de los clopaedia Islámica IV, págs. 548-549) y even-
adelantos científicos de occidente tal vez incitó tualmente ascendieron a los puestos de tra-
a los intelectuales otomanos a tratar de emular ductores principales de la Puerta.
la creciente intensidad de la actividad científi- Los hijos de esas destacadas familias siem-
ca en Europa, propagando el cúmulo de conoci- pre habían cursado sus estudios en Europa.
mientos existente en su propia cultura. Regresaban a Turquía siendo portadores de
El fracaso del experimento de D a m a d Ibra- las múltiples dimensiones de la cultura de la
him Pa§a de modernización social, dejó una Ilustración que influyeron sin duda en los di-
huella indeleble en el Imperio otomano. Se si- rigentes otomanos. En 1664, Alexander M a v -
guieron aprovechando la tecnología y la cultura rokordato defendió en Bolonia una tesis so-
occidentales pero con cautela y reserva. La bre la circulación de la sangre inspirada en la
francmasonería fue, al parecer, uno de los con- obra de Harvey (Veinstein, ed.; 1981, pág.
ductores secretos a través de los cuales las ideas 18). Dimitri Santermir (1673-1723), gran co-
de occidente continuaron penetrando en el Im- nocedor de la cultura occidental, fue el prime-
perio Otomano a lo largo del siglo xvin. Por el ro que trató de establecer una notación para
momento, la Reforma Oficial se centraba ante la música turca (perfeccionando una olvi-
todo en la renovación de la organización mili- dada) (Islam Ansiklopedisi VIII, pág. 685).
tar otomana. La redefinición de las opciones oto- Constantin Mavrokordato fue varias veces
manas se produjo después de 1774, al eviden- designado voivoda de Valaquia. Durante su
ciarse que los otomanos no podían hacer frente tercer mandato, entre 1736 y 1741 (Uzunçar-
a las fuerzas aliadas de la tecnología militar y sjlí, 1983, pág. 52) redactó una serie de orde-
de las redes diplomáticas occidentales. nanzas para Valaquia que los europeos perci-
Por aquel entonces, los griegos fanariotas bieron c o m o un esbozo de constitución (Islam
adquirieron cada vez más preeminencia c o m o Ansiklopedisi IV, págs. 548-549).
«intermediarios» de las ideas occidentales. En su época de mayor auge, las familias
Puede decirse, en general, que uno de los con- fanariotas abandonaron el phanar y constru-
ductores importantes de transmisión de las yeron grandes mansiones junto al Bosforo. Su
ideas de la Ilustración al Imperio otomano fue- gran influencia sobre la élite otomana se ex-
ron los numerosos súbditos cristianos del sul- plica, tanto por su instalación en esos nuevos
tán que mantenían sus vínculos con occidente. lugares c o m o por su contacto con los respon-
Entre éstos, los llamados fanariotas desempe- sables políticos. Ejemplo de ello es un episo-
ñaron un papel importante. Tras la conquista dio acaecido en 1791, cuando fue ejecutado el
de Constantinopla en 1453, la ciudad no había Gran Visir Halid H a m i d Paca; uno de sus
dejado de ser la sede del patriarcado ortodoxo. enemigos escribió un p o e m a en el que atri-
Algunas antiguas familias bizantinas se insta- buía el supuesto ateísmo, el libre pensamien-
laron en los alrededores de la ciudad, en los to y las tendencias masónicas del visir al he-
llamados «fener» o «phanar») (Encyclopae- cho de que de joven había estado al servicio
dia Islámica 2 II, pág. 880). E n turco, esas de u n fanariota (Uzuncarçîlï, 1935, pág.
familias destacadas eran designadas con 244).
el término «fenerliller» (fanariotas). Por sus A fines del siglo x v m , los fanariotas se con-
vínculos con el m u n d o cristiano, constituían virtieron en propagadores de las ideas de auto-
para el Estado un valioso medio de comunica- nomía nacional y libertad y, por consiguiente,
ción e información. Dados los importantes ser- se deterioraron sus relaciones con la Puerta.
vicios que Alexander Mavrokordato (Isker- Había habido precedentes de esta relación tur-
letzade) prestó a la Sublime Puerta durante las bulenta: en 1711, Dimitri Cantemir, «príncipe
negociaciones del Tratado de Karlovitz ( 1699), gobernador» de Moldavia, había desertado a
otros fanariotas fueron elegidos para que m a n - Rusia. En 1815 un grupo de fanariotas había
tuvieran negociaciones diplomáticas de la mis- participado en la fundación y la promoción de
m a índole. la Philike Hetaerea, una sociedad revoluciona-
La influencia c/c la Revolución francesa en el Imperio otomano 25

Postal de la época de la joven Revolución turca de 1908, en la cual se ensalza la Constitución otomana. Colección vioiici.

ria con centros en Moscú, Bucarest, Trieste y Luis X V I (Uzunçarsîlî, 1938, págs. 191-246).
Levante, y se habían unido al movimiento in- Otro burócrata reformista, Ebubekir Ratib
dependentista griego. Efendi, ayudó al sultán a redactar esa corres-
Halid Hamid es otro producto característi- pondencia (Ibid; pág. 197) antes de ser tam-
co de la Cancillería de la Puerta y un decidido bién ejecutado. La subida al trono del Príncipe
propulsor de la reforma. Las políticas refor- Selim en 1789, c o m o Selim III, dio un gran
mistas, abandonadas durante el reinado de impulso al movimiento a favor de las reformas
Abdulhamid I (1774-1789), volvieron a apli- militares y a la contratación de numerosos ex-
carse durante el visirato de Halid Hamid, que pertos extranjeros. Sin embargo la revolución
se inició en 1782. Impaciente por las vacilacio- de 1789 no tuvo gran repercusión: sólo hizo
nes del sultán, Halid H a m i d formó parte de que los otomanos vacilaran durante seis años
una conspiración para derrocar al monarca, en antes de decidir si el representante legítimo de
la que desempeñó un papel activo el Príncipe • Francia era la monarquía anterior o el gobier-
Selim, heredero del trono. La conspiración fue no republicano.
descubierta y Halid H a m i d fue ejecutado, pero A raíz de la Revolución francesa, la comu-
hubo tiempo de que el Príncipe Selim, total- nidad francesa de Estambul se había dividido
mente entregado a la política reformista esta- en realistas y jacobinos. Hasta Termidor (ju-
bleciera contactos con Europa. E n 1786, el lio de 1794) el gobierno de la Puerta estuvo
príncipe envió a su agente secreto Ishak Bey a dudoso acerca del grupo al que debería pres-
Francia para que lo mantuviera informado de tar su apoyo. Pero la iniciativa de los jacobi-
las tendencias de la política europea y de los nos y el hecho de que hubieran plantado un
adelantos en el c a m p o de la tecnología mili- «árbol de la libertad» en el jardín de la emba-
tar y la ciencia. A través de este emisario, el jada francesa propiciaron las primeras traduc-
príncipe mantuvo una correspondencia con ciones al turco del concepto de liberté. El árbol
26 Çerif'Mardin

fue llamado servesti agaci y servesti fue la pri-1987, pág. 415). Hijo de un funcionario, nació
mera palabra utilizada para expresar la idea de en 1774 y se matriculó en la Escuela de Inge-
libertad (Beydilli, 1984, págs. 247-314). niería en 1794 (Ibid.). M á s tarde sería profesor
La proclamación de la Sublime Puerta a los en esta escuela. E n 1803 publicó un opúsculo
habitantes de la Siria invadida por los france- que, en términos generales, era una defensa de
ses en 1799 da una idea de los efectos que tuvo las reformas militares del sultán Selim III,
el decenio revolucionario para los otomanos. aunque contenía también otros elementos que
Este documento atribuye a los franceses, entre demostraban de qué m o d o las ideas de la Ilus-
otras cosas, la convicción de que «todos los tración llegaron a penetrar en el imperio a tra-
hombres nacen y son iguales en derecho; nin- vés de la enseñanza técnica. La obra, escrita en
guno es superior a otro por su rango o por su francés, ofrece una visión interesante de la for-
mérito y cada cual puede, en vida, disponer li- mación del autor que, además, da testimonio
bremente de su persona y de sus bienes» (Ka- de un buen conocimiento de lafilosofíade la
ral, 1938, págs. 108-111). Ilustración así c o m o de la historia mundial tal
En este documento se pone de manifiesto c o m o se enseñaba en occidente por entonces.
que uno de los criterios que permite el grado El pasaje siguiente de su Diatribe de l'Ingé-
de penetración de las ideas occidentales en el nieur muestra la tendencia general de sus
Imperio otomano consiste en reseguir la evolu- ideas:
ción de la concepción otomana de la igualdad «Nacido en Constantinopla, desde la m á s
entre los hombres y la aplicación de la idea de tierna infancia sentí una inclinación al estudio
la «libre disposición de los bienes a la cual to- de las ciencias y de las artes... Tendría la tenta-
do ser h u m a n o tiene derecho». Es precisamen- ción de opinar contra aquellosfilósofosque se
te el tipo de activismo que aparece en esta fra- niegan a admitir inclinaciones innatas en el
se, el que los reformadores querían promover hombre... Pascal, el famoso Pascal, ¿acaso no
y que finalmente se convirtió en el tema de las puede servir de ejemplo...? La cualidad de las
concepciones liberales otomanas de mediados obras y de los instrumentos llegados de varias
del siglo xix. La noción de igualdad entraría regiones de Europa, no m e dejó ninguna duda
en escena un poco m á s tarde y sería el leitmo- acerca del centro en el que estas ciencias, a las
tiv de las novelas otomanas que abordaban el que m e había dedicado, podrían encontrarse
problema de la esclavitud doméstica. reunidas y vivas; de este m o d o decidí acercar-
El reinado de Selim III (1789-1807) conclu- m e a ellas y sin perder tiempo m e apliqué al
yó con otra rebelión conservadora. A pesar de estudio de la lengua francesa por ser la m á s
que en este período los otomanos trataron de universal... en poco tiempo m e vi capaz de ho-
hacerse suyos ante todo los acontecimientos jear los Wolf, los O z a n a m , los Bellidor...»
técnicos de occidente, los contactos que se es- (Beydilli, 1983-1987, págs. 448-451).
tablecieron bajo la égida de este soberano tu- El primer grupo constituido que da testi-
vieron indirectamente repercusiones en otros monio de la influencia de la Ilustración, es el
ámbitos. de los letrados que se reunían en torno al cléri-
Las medidas para reformar el ejército con- go erudito Kethudazâde Arif Efendi (Uzunçar-
tinuaron intermitentemente entre la fecha de sjlî, 1956). En el salón de Arif Efendi, situado
la muerte de Ibrahim Pa§a (1730) y el reinado en el barrio Be§iktas. de Estambul, se orienta-
de Selim. La Escuela de Matemáticas, fundada ban hacia 1820 personalidades que discutían
para capacitar a los oficiales de artillería du- sobre matemáticas, astronomía,filosofíay li-
rante la «Era de los Tulipanes» fue clausurada, teratura. El historiador Sanizâde, miembro de
pero volvió a abrir sus puertas en 1773. E n ese grupo, había mencionado ya en sus cróni-
1776 se transformó en escuela de ingeniería cas (1815) la existencia en Europa de consejos
naval y en 1794 amplió sus actividades a la formados por «servidores del Estado» y de
formación de ingenieros agrarios (Beydilli, «representantes de los súbditos» (Encyclopae-
1983-1987, página 395). dia Islámica 2, III, pág. 590). Es en este a m -
D e esta escuela surgió uno de los primeros biente donde encontramos una conexión entre
personajes representativos del impacto de la la simpatía por el sufismo -gnosticismo del
Revolución francesa. Se trata de Seyyid M u s - que se acusaba a Kethudazâde- y la apertura
tafa llamado «el pequeño» (Beydilli. 1983- a las ideas de occidente. Sin embargo, el grupo
Lu influencia de la Revolución francesa en el Imperio otomano 27

no tuvo una larga vida, ya que el sultán M a h - U n representante de esa primera admira-
m u d II, que había terminado con los jenízaros ción por la sociedad civil occidental fue Sadik
en 1826, no permitió la existencia de otro nú- Rifat Pa§a. estadista otomano y embajador an-
cleo de oposición al Estado, aunque fuera to- te la Corte de Viena en 1837. Sus ideas se tra-
talmente diferente. dujeron en una serie de proyectos de reforma
Con la eliminación de los jenízaros, desa- cuya fuente no siempre resulta clara. Parecen
pareció el núcleo principal de oposición a la inspiradas por las ideas de Metternich que de-
occidentalización. Dos corrientes permitieron rivaban, a su vez, de cierto tipo de despotismo
entonces que las teorías de la Ilustración pene- ilustrado -posiblemente m á s ilustrado que
traran en el m u n d o otomano. La primera se despótico- que caracterizaba al Gobierno de
basaba en las numerosas instituciones educati- Austria desde hacía varias décadas.
vas nuevas que se fundaron a partir de ese m o - El argumento esencial desarrollado por Sa-
mento y entre las que cabe citar la Escuela I m - dîk Rifat Paca en su principal proyecto de re-
perial de Medicina (1827), la Academia forma destacaba el hecho de que las grandes
Militar (1834) y las primeras escuelas secunda- potencias europeas habían implantado en Eu-
rias modernas (1839) (Unat, 1964, pág. 42). ropa un nuevo sistema tan pronto c o m o finali-
Pero tal vez sea aún más importante la difu- zaran las guerras napoleónicas. Este sistema
sión de los métodos pedagógicos del cuáquero que, según recordaba Paca, también se llama-
Joseph Lancaster (1778-1838). Este novedoso ba «civilización», se basaba en la determina-
sistema educativo, nacido en Estados Unidos, ción de mantener relaciones pacíficas y amis-
fue introducido en Grecia antes de hacerse po- tosas entre los Estados y apuntaba a reparar
pular entre los griegos de Estambul (Berkes. los estragos provocados por las guerras y a au-
1964, pág. 103). Su objetivo era «enseñar a las mentar el bienestar de todos los individuos
masas los rudimentos de la educación prima- (Mardin, pág. 1962).
ria y utilizar la escuela c o m o c a m p o de forma- Esta nueva concepción, seguía diciendo Ri-
ción para el ejercicio de las responsabilidades fat Pa§a, partía de la premisa según la cual un
y de las libertades democráticas para iluminar Estado florece cuando ofrece a sus subditos la
y elevar el espíritu del hombre, y c o m o un m e - posibilidad de recoger al m á x i m o el fruto de
dio de generalizar la enseñanza secundaria en- sus esfuerzos cotidianos, lo que a su vez sólo
tre las capas populares» (Ibid., pág. 102). Los es posible cuando los individuos se ven libera-
funcionarios turcos transformaron este siste- dos de un poder arbitrario. Según Rifat, un Es-
m a en un «sistema de educación de adultos tado florece cuando el pueblo tiene la seguri-
dentro de una organización profesional» y de dad de que ninguna circunstancia infausta ha
esta manera comenzó el primer intento oto- de interferir en su vida, y cuando la agricultu-
m a n o de acelerar el ritmo de alfabetización de ra y el comercio están protegidos. Rifat tam-
la población. bién añade que la extensión del territorio so-
La segunda corriente reformista de los años metido a la soberanía del Estado ya no supone
1830 era la continuación de la tradición de los una medida justa de su poderío. E n un Estado
contactos diplomáticos que se habían iniciado donde todo está sometido al capricho del po-
en el siglo x v m . U n a vez m á s , no se trataba der, la agricultura y el comercio, interior y ex-
tanto de trasplantar las ideas de libertad, igual- terior, no pueden progresar, y la administra-
dad y fraternidad, c o m o la de lograr que el Im- ción está condenada al deterioro. Cuando
perio otomano de 1830 tuviera las mismas ca- sienten la inestabilidad de su propio cargo, los
racterísticas que la sociedad civil europea tal funcionarios tratan de engañar al Estado, pien-
c o m o la habían percibido los emisarios otoma- san en sus propios intereses, aceptan el soborno
nos. El período que va desde aproximadamen- y, en general, minan la administración del país.
te 1840 a 1870 conoció una evolución progre- Según Rifat, esto era exactamente lo que había
siva: la fascinación que la sociedad civil ocurrido en el Imperio otomano. La inseguridad
occidental ejercía sobre el Imperio otomano que reinaba en el Imperio impidió, por una par-
dio paso poco a poco al ideal de libertad y te, que los súbditos del sultán desarrollaran las
constitucionalismo; puede decirse que sólo en técnicas cuyo florecimiento había sido tan rápi-
este m o m e n t o las ideas de la Revolución fran- do en Europa y, por otra, había incitado a los
cesa arraigaron en Turquía. funcionarios estatales, desprovistos de cualquier
28 Serif Mardin

garantía, a aceptar sobornos, propiciar la co- dría llamarse una orientación «de izquierda»,
rrupción y saquear las arcas del Estado. oponiéndose a la reforma realizada de arriba
Ideas similares a las de Sadîk Rifat Pasa hacia abajo y substituyéndola por políticas ba-
aparecen en las obras de Mustafa Resid Pasa, sadas en las democracias constitucionales del
autor de la primera carta constitucional del siglo xix. Se trataba del movimiento de los Jó-
Imperio otomano, promulgada en 1839. E n un venes Otomanos, m u y activo entre 1865 y
resumen de su conversación con Palmerston, 1875, y que desempeñó un papel importante
por entonces Ministro de Relaciones Exterio- en la redacción de la primera Constitución
res del Reino Unido, Resid Pasa ponía de re- O t o m a n a de 1876.
lieve cuál serían a su juicio, las consecuencias También en este caso las nuevas ideas sur-
de la reforma de las instituciones otomanas. gieron de una generación de funcionarios de la
Los argumentos que expone dan claro testimo- Sublime Puerta que, esta vez, eran hombres
nio de las ideas de la Ilustración: relativamente jóvenes.
«Mientras la nueva institución sería admi- Los miembros de esta generación, nacidos
nistrada con prudencia y discernimiento, to- alrededor de 1840, estuvieron estrechamente
dos percibirían las ventajas reales de un siste- vinculados a la creación del periodismo turco,
m a establecido según reglas inmutables, se contribuyeron a su florecimiento y lo utiliza-
debilitaría la tiranía, aumentaría el aprecio ron para propagar su ideología. Se trataba de
por el gobierno y los pueblos se adherirían con incursiones puntuales en el curso de sus carre-
toda la fuerza de su corazón a las innovaciones ras administrativas.
útiles y beneficiosas» (Bailey, 1941, página El líder de esta nueva tendencia fue Ibra-
271). him Sinasi. quien había viajado a Francia
El edicto de Gülhané, la primera carta cuando era un joven empleado del Ministerio
constitucional otomana promulgada en 1839, de Hacienda, de reciente creación. La acción
lleva la impronta de esas ideas. Hay que recor- del nuevo movimiento contaba con el apoyo
dar, sin embargo, que también tenía rasgos de de un círculo intelectual que tenía mayor in-
las teorías del cameralismo y del despotismo fluencia en la capital otomana y estaba enca-
ilustrado del que procedía. Los partidarios de bezado también por funcionarios. El «enciclo-
estas teorías apoyaban la reforma de las insti- pedismo» es el signo m á s característico de su
tuciones sociales y políticas y confiaban m u - m o d o de pensar. Se puede abordar el estudio
cho en los cambios que deberían producirse de este movimento «enciclopedista» y su evo-
mediante la generalización de la educación, lución a través de la contribución de $inasi,
pero eran un poco m á s reticentes respecto a las quien a pesar de ser un funcionario subalterno
perspectivas de una participación popular en fue su inspirador.
el gobierno. Sinasi permaneció en París entre 1849 y
Entre 1840 y 1870 las reformas conlleva- 1853. En 1859 publicó su primera obra, una
ron una evolución profunda de la sociedad antología de poemas. El m i s m o año apareció
otomana. Se reorganizaron la educación, la un opúsculo titulado Traducción de Poemas,
formación militar, la administración, el siste- que contenía una selección de traducciones de
m a de impuestos y el aparato judicial, mientras los clásicos franceses, dedicado sobre todo a
que los doctores de la ley islámica se vieron des- Racine y a La Fontaine, y algunos pasajes del
plazados progresivamente de sus funciones de Telemaco de Fénélon. En 1860, en colabo-
educadores, jueces y administradores. Pero ración con su amigo Agáh Efendi, Sinasi co-
eran reformas establecidas para el pueblo y no m e n z ó a publicar el primer periódico turco
por el pueblo. Paralelamente, los otomanos te- de propiedad privada, el Tercüman-ahval (En-
nían que hacer frente al nacimiento del nacio- cyclopaedia Islámica, pág. 549). M á s tarde se
nalismo entre las poblaciones subyugadas y a ocupó de la redacción de un periódico de m a -
la agitación derivada de los éxitos que los m o - yor influencia, el Tasvir-i Ejkãr (1862). U n o s
vimientos secesionistas obtuvieron entre estas años después, en 1865, se vio obligado u aban-
poblaciones. Tal vez estos cambios son la cau- donar Turquía, sin duda por haber participado
sa de que entre 1839 y 1865 surgiera un nuevo en una conspiración política {Ibid., pág. 551).
movimiento en el Imperio otomano que inten- Desde ese m o m e n t o , pasó la mayor parte de su
tó desplazar la reforma turca hacia lo que po- vida activa en Francia.
La influencia de la Revolución francesa en el Imperio otomano 29

Mustafa Kemal Alatürk, líder del movimiento nacionalista turco, con su colaborador más allegado, Ismel Incinü.
hacia 1925. A m b o s fueron presidente de la República, el primero de 1925 a 1938 y el segundo de 1938 a 1950.
Adheridos a las ideas de la Ilustración y positivistas convencidos de la superioridad absoluta de la razón y de la
ciencia, crearon el estado moderno turco basado en los principios de la soberanía popular, de la ciudadanía y del
l a i c i s m o . Colección Viollcl.
30 Serif Mardin

La importancia primordial de §inasi se de- m o fin la justicia y la felicidad del individuo»


be a que durante su vida y bajo su influencia, (Mardin, 1962, pág. 241).
los modernistas se dividieron en dos campos. En 1859-1860, otro estadista otomano,
Entre las filas de los reformadores apareció Münif Paca, publicó un opúsculo constituido
una nueva clase, la de los intelectuales refor- por una selección de diálogos de Voltaire,
mistas. A pesar de que se había formado al ser- Fontenelle y Fénélon (Ibid., pág. 234). En
vicio del Estado O t o m a n o , el nuevo grupo se 1861, el mismo Münif Paca fundó la Sociedad
diferenciaba de los reformadores de la Subli- Científica Otomana, en cuya sede había una
m e Puerta por el hecho de tener una ideología sala de lectura con periódicos europeos a dis-
que ofrecer. En esta ideología se empiezan a posición del público y una biblioteca. T a m -
percibir rasgos evidentes de las ideas de la Re- bién publicó una revista, titulada Mecmua-i
volución francesa. Para subrayar el contenido Fùnûn (Revista de las Ciencias).
europeo de las teorías del derecho natural, §i- Todas estas actividades contaban con el
nasi decidió publicar el Droit des Gens de Vat- apoyo de una serie de «salones» de Estambul
tel, la primera obra publicada por entregas en que tuvieron un papel de estímulo intelectual.
el Tasvir-i Efkâr. Se presentaba, así, al público Los funcionarios otomanos, Abdurrahman Sa-
turco la teoría de Vattel, según la cual el dere- m i Paca, primer Ministro de Educación del
cho natural era el fundamento último de todas sultán Abdulmecid (1838-1861), y su hijo Su-
las instituciones jurídicas. Siguieron diversos phi Paca, encabezaban estos movimientos. Al
artículos que describían los gobiernos parla- igual que había ocurrido en occidente durante
mentarios europeos. E n 1863 Sinasi perdió su el «Siglo de las Luces» los salones eran centros
cargo en la adminitración por haber escrito un donde se discutían ideas y ofrecían a la nueva
artículo en el que explicaba el principio de «no intelligentsia una cierta protección.
tributación sin representación» (Mardin, El liderazgo de Sinasi, el aumento del nivel
1962, pág. 254). de educación y los contactos cada vez mayores
El interés de Sinasi para que se conocieran con occidente, así c o m o la «protección» que
los cambios políticos y sociales, que le hizo in- brindaban los «salones» permitió que se for-
ventar una nueva lengua turca m á s «demóti- mara hacia 1865 un movimiento de oposición
ca», así c o m o la importancia que daba a los a las reformas del Tsnzimat, que se conocería
hechos -lo que podría llamarse su realismo- m á s tarde c o m o movimiento de los Jóvenes
se apartaban también de la norma. Según las Otomanos. Los dirigentes de este movimiento
palabras de E. J. W . Gibb, «Sinasi es conside- estaban unidos por su hostilidad al estilo algo
rado con razón el verdadero fundador de la severo de aquellos que en los años 1850 y 1860
Escuela Moderna de la Literatura Otomana, habían seguido la ascensión de Mustafá Reçid
puesto que fue el primero que luchó de una Paca para ocupar los m á s altos cargos del esta-
manera seria y sistemática para que la literatu- do; pero el movimiento estaba dividido en
ra dejase de ser un simple juego para esparci- múltiples corrientes ideológicas. E n 1868 los
miento de eruditos y se transformara en un Jóvenes Otomanos se trasladaron a Europa pa-
instrumento al servicio de la educación moral ra elaborar, no sin dificultad, una política co-
e intelectual de todo el pueblo» (Gibb, 1900- herente contra el reformismo autoritario del
1909, V , página 28). gobierno y, a través de los periódicos que pu-
Estas aportaciones de Sinasi no fueron las blicaban en Europa, trataron de despertar la
únicas que contribuyeron a modificar el clima conciencia de su público hacia la democracia
intelectual de la capital otomana. E n 1862, un liberal. Pero el movimiento tropezó con difi-
estadista turco, Yusuf Kâmil Paca publicó una cultades después de algún tiempo y sus diri-
traducción completa del Telémaco de Fénélon. gentes se separaron. En la organización del
El comentario de Sinasi sobre la obra ponía de grupo se advierte un conocimiento de los m é -
relieve su intención tácita: «Si superficialmen- todos de los carbonari, pero al analizar su
te la obra del famoso autor francés Fénélon ti- ideología política se pone de manifiesto su re-
tulada Las aventuras de Telémaco, da la im- lación con las ideas de la Revolución france-
presión de ser una novela, su significado sa.
profundo es anunciar una leyfilosóficasegún Cabe distinguir al menos tres corrientes en-
la cual todos los actos de gobierno tendrían co- tre sus miembros que, sin embargo, pasaban a
La influencia de la Revolución francesa en el Imperio otomano 31

segundo término ante la convicción que c o m - empleados y funcionarios públicos que n o m -


partían respecto a la necesidad de un gobierno bró eran, con escasas excepciones, incompe-
representativo. La primera corriente era la tentes. N o tenían los conocimientos necesarios
continuación de la antigua concepción otoma- para desempeñar los cargos que se les habían
na según la cual el sultán era un árbitro entre asignado, y si bien habían cursado estudios
su pueblo y sus funcionarios. Ziya Pasa, el m á s primarios y secundarios, no conocían ciertas
alto dignatario de los jóvenes otomanos, abo- materias básicas c o m o la aritmética, la geogra-
gaba por esta solución. Según la segunda ten- fía, la zoología, la botánica y la geología...»
dencia, la soberanía emanaba de Dios y no del (Devereux, 1979, pág. 11).
pueblo. El clérigo Ali Suavi fundamentaba sus El sentimiento de que los incompetentes
ideas en este argumento. La tercera teoría, de- estaban drenando las fuerzas vivas del imperio
fendida por N a m í k Kemal, consideraba al seguiría siendo un elemento motivador de los
pueblo c o m o la fuente de la soberanía política militares durante muchos años y, en cierta for-
y proponía un sistema representativo inspira- m a , reproducía la antigua actitud de los esta-
do en parte en la constitución del Segundo Im- distas otomanos frente a la decadencia del Im-
perio. Sin embargo, la base de esta constitu- perio.
ción habría de ser el cuerpo esencial de los Los Jóvenes Otomanos, en su mayoría civi-
valores islámicos, la Seriat, opinión que, según les, aplicaban un enfoque m á s ideológico, co-
parece, compartían los tres grupos. El nexo m o se observa con claridad en las ideas de N a -
con la Revolución francesa es m u c h o más pa- mík Kemal. Sin embargo, «ideología» no
tente en el caso de Huseyin Vasfi Pasa, que lu- equivale a la aplicación de la ideología de la
chó en defensa de la C o m u n a de París, a pesar Revolución francesa sin ninguna variante. El
de que su contribución intelectual fuera m u - tono islámico de lafilosofíapolítica de N a m î k
cho menos importante. Kemal muestra hasta qué punto su constitu-
N o obstante, los Jóvenes Otomanos des- cionalismo liberal estaba entremezclado con
pertaron a través de sus publicaciones una elementos de la cultura otomana. L a genera-
conciencia política basada en el activismo, el ción que fundó la República Turca en 1923 se
patriotismo, la responsabilidad política y en la alimentó de sus ideas para implantar un nuevo
idea de la democracia constitucional, e impul- tipo de democracia populista. El patriotismo
saron el movimiento que derrotó al sultán A b - de Namik Kemal fue también una gran fuente
dulaziz en 1876 y redactó la Constitución Oto- de inspiración para los mismos fundadores del
m a n a ese m i s m o año. nacionalismo turco moderno. D e hecho, la
Los motivos de quienes derrocaron al sul- concepción que N a m î k Kemal tenía de la de-
tán se desprenden de su justificación. La fac- mocracia es m u c h o más compleja de lo que le
ción que realizó el golpe estaba formada por ha sido atribuido por los turcos modernos lai-
generales y almirantes, pero el que expresó cos.
mejor los factores propulsores de la conspira- Para él, la constitución que debería servir
ción fue el más joven de sus instigadores, Sü- c o m o modelo al Imperio otomano era la del
leyman Pasa, admirador de los Jóvenes Otoma- Segundo Imperio de Francia. Había llegado a
nos. En sus ideas, es perceptible otra forma, esta conclusión por eliminación m á s que por
modificada, de los ideales de la Revolución elección. Kemal descartaba la constitución de
francesa. Estados Unidos por tratarse de una República,
«Después de la subida al trono del sultán y también las de Prusia e Inglaterra por estar
Abdulaziz, el Imperio otomano sufrió la in- basadas en la representación de una aristocra-
fluencia de muchas fuerzas destructoras. La cia que, según afirmaba, no existía en el Impe-
comunidad islámica entera fue víctima de una rio otomano. A su juicio, la Constitución fran-
gestión desastrosa de los asuntos del Estado, cesa contenía la combinación m á s adecuada
cuya majestad y poder se iban deteriorando... de frenos y contrapesos para Turquía, porque
día a día. Las riendas del gobierno habían caí- había logrado crear una «era de felicidad» en
do en manos de un déspota ignorante, para Francia, país por lo general propenso a las re-
quien el derecho religioso y el civil eran meros voluciones violentas. Escribió estos argumen-
pasatiempos. C o m o , en general, prefería a las tos antes de la desaparición del Segundo Impe-
personas de sus mismas características, los rio, en un m o m e n t o en que en Francia,
32 $erif Mardi n

llamada entonces «l'Empire libéral» se estaban otomanos que se identificaban con las ideas li-
llevando a cabo una serie de reformas. berales occidentales. U n o de sus discípulos de
N a m î k Kemal se inscribía plenamente en la generación siguiente, Samipasazâde Sezai,
la tradición del pensamiento otomano que re- exploró este problema con m u c h a m á s profun-
lacionaba la decadencia del imperio con el re- didad en su novela Sergüzest. El tema adquirió
lajamiento en la observancia de la ley religio- dimensiones m u c h o mayores en la literatura
sa. Se oponía enérgicamente al movimiento de de los últimos años del Tanzimat.
secularización del derecho, que había sido un
rasgo característico del Tanzimat.
D o n d e resulta m á s evidente la influencia Conclusión
de Europa es en su concepción del progreso,
expuesta en los artículos que escribió al térmi- El objetivo principal de cuanto precede es tratar
no de su estancia en Europa. Muchos de estos de llenar los huecos que podrían aparecer en un
artículos querían demostrar las ventajas prác- gráfico histórico, ya que no se puede hacer m u c h o
ticas obtenidas por los europeos gracias a su más en el estado actual de los estudios otomanos.
actitud frente a la familia y frente a sus ciuda- Ignoramos en particular en qué medida los acon-
danos, y en casi todos subraya a la vez la nece- tecimientos que hemos esbozado se debieron a
sidad de que los turcos alcanzaran a los occi- una «involución» interna de tendencias existen-
dentales en su carrera por el progreso. Según tes en el Imperio otomano o a influencias exter-
N a m î k Kemal, el progreso formaba parte de la nas. Algunos juicios m u y provisionales sobre las
dinámica de toda la sociedad y reflejaba la ca- características del proceso de transmisión de las
pacidad natural de evolucionar de los indivi- ideas de la Revolución francesa al Imperio oto-
duos. Sostenía que Europa había triunfado en m a n o serían las siguientes: en primer lugar, la
esa carrera porque había establecido sus leyes inclinación práctica común a los intelectuales
al margen de todas las «abstracciones» y las otomanos parece haber sido un factor que influyó
supersticiones, lo que le permitió basar la cien- en sus primeras interpretaciones de la filosofía
cia en «la experimentación» y en la «deduc- de la Ilustración. El impacto de los fundamentos
ción». U n a de las consecuencias de esta ideológicos de la Revolución empezó a hacerse
«emergencia de la verdad» había sido la D e - sentir tan sólo a mediados del siglo xix y parece
claración de los Derechos del H o m b r e . Kemal coincidir con la aparición de un nuevo grupo de
creía que la ley musulmana se prestaba parti- pensadores que podría caracterizarse en términos
cularmente a la aplicación y protección de esos generales c o m o la nueva intelligentsia otomana.
derechos. En este sentido, los estudios comparativos
Kemal inventó la palabra hürriyet (libertad sobre la ascensión de los distintos miembros
en turco moderno) y a él se debe también el de esta intelligentsia ofrecerían ciertas pautas
uso por primera vez en la literatura turca del fundamentales para analizar la difusión de las
término vatan en el sentido de patria. Esta ideas en la Revolución francesa.
concepción tenía ciertas influencias que pro- En segundo lugar, la interpenetración entre
bablemente procedían del romanticismo. Es las culturas locales y las ideologías universalis-
éste un nuevo ejemplo de c ó m o las ideas de la tas c o m o la de la Revolución francesa, consti-
Revolución francesa sufrieron una transfor- tuye también un campo de estudio interesante
mación en la propia Europa antes de llegar a para la evaluación de la influencia de este m o -
Turquía. La concepción que Kemal tenía de la vimiento revolucionario. Existen materiales
«patria» da testimonio de las mismas influen- que permiten estudiar el fenómeno de la intel-
cias. Según sus propias palabras: «Si el Señor ligentsia y la impregnación de las ideas occi-
hubiera creado el espíritu del hombre según el dentales por parte de las tradiciones locales en
modelo de la tabla de multiplicar y su concien- el caso de la Rusia Imperial e incluso en Chi-
cia c o m o una medida geométrica, habría sido na, pero no hay análisis equivalentes para el
imposible que existieran ideas tales c o m o "na- Imperio otomano. Sin embargo, se podría pro-
ción", "patria" o "familia"». poner una teoría. El modelo fundamental en
En su novela Intibah, Kemal abordó los función del cual los otomanos concebían la
problemas de conciencia que la existencia de historia y el progreso era el de un movimiento
esclavos domésticos y concubinas creaba a los pendular de la sociedad entre dos polos «bede-
La influencia de la Revolución francesa en el Imperio otomano 33

viyet» y el «medeniyet». «Bedeviyet» era una siendo una de las características m á s notables
palabra que significaba una sociedad estructu- del pensamiento turco m o d e r n o .
rada fundamentalmente por las relaciones de Ello explica que hasta hace m u y poco tiem-
parentesco (podríamos traducirla c o m o socie- po los intelectuales turcos tuvieran una per-
dad tribal), mientras que el «medeniyet» tiene cepción simplista y unidimensional del c a m -
el sentido de civilización. El inspirador de este bio histórico. N o cabe duda de que esto se
modelo era originariamente Ibn Haldun, pero relaciona con la firme tradición turca de la in-
no cabe duda que la capacidad de Mustafa R e - geniería social aplicada, por cuya causa los
§id Paca de identificar los elementos de la «si- otomanos se interesaron en las aplicaciones
vilizasyon» que quería tomar de occidente n o prácticas de la filosofía de la Ilustración y en
había surgido de la nada, sino que tenía sus sus métodos rígidos m á s que en su dimensión
bases en la tradición. Los otomanos habrían especulativa. Foucault habría dicho que los
podido adoptar con m á s facilidad la concep- otomanos sabían c ó m o separar el trigo de la
ción del progreso c o m o una línea recta, pero paja en sus análisis sociales.
les faltaba la idea del desenvolvimiento de la
historia. L a incapacidad de aprehender el con-
cepto de una historia «en devenir» ha seguido (Traducido del inglés)

Nota

1. «Relation de l'Ambassade du Dervich M e h e m m e d Efendi à Petersbourg en 1168 de l'hégire (JC


1754 sic) extraite des annales de l'empire Ottoman de Vasif en turc par J. du Moret» Journal Asiatique
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49-76.
La Revolución francesa
y el mundo árabe

Elbaki Hermassi

Al abordar el tema del impacto que tuvo la R e - Egipto, se dirigió a sus tropas en los siguientes
volución francesa en el m u n d o árabe, se pue- términos: «Soldados, iniciamos hoy una con-
den sostener simultáneamente una tesis y su quista cuyas consecuencias serán incalculables
antítesis; es una cuestión de perspectiva y, por para la civilización». Lo que era un largo proce-
consiguiente, de definición. Si la revolución se so gradual iba a convertirse en una civilización
percibe c o m o un acontecimiento singular en el existente y acabada. Según Norbert Elias, «ya
espacio y en el tiempo, cabe concluir que el nadie parece interesarse por el problema de la
m u n d o árabe no vivió dicho acontecimiento; "civilización" concebida c o m o un proceso: la
en cambio, si por Revolución se entiende un convicción de su superioridad, de la superiori-
fenómeno histórico mundial1, y este es nuestro dad de la civilización nacional, sirve de justifi-
punto de vista, se puede en- cación a las naciones con-
tonces sostener que tuvo Elbaki Hermassi es profesor de sociología de quistadoras y civilizadoras
un impacto, ciertamente la Facultad de letras y ciencias humanas de que se erigen de este m o d o
la Universidad de Túnez, Boulevard 8 avril,
indirecto, pero altamente en "capa superior" de vas-
Túnez, Túnez. H a sido profesor de la Uni-
significativo. versidad Berkeley de California. Sus trabajos tos territorios extraeuro-
C o m o fenómeno histó- han versado sobre el estado y la sociedad en peos»2.
rico mundial, la Revolu- los países en desarrollo, así c o m o sobre la Los historiadores del
teoría comparada de las revoluciones. Es el
ción francesa consagró un autor de Third World Reassessed (1980). m u n d o árabe reconocen
nuevo tipo de sociedad y casi unánimemente que la
generó u n amplio m o v i - expedición de Bonaparte a
miento expansionista. M o - Egipto marca el inicio de la
dificó el sentido de casi to- historia moderna en esta
das las nociones de índole región, y que es a través de
política y cultural, así co- Bonaparte que comenza-
m o las de las de poder, au- ron a arraigar en ella las
toridad, comunidad y justi- consignas de la Revolución
cia; el significado del término «civilización», francesa. Las nuevas ideas tuvieron un enorme
por ejemplo, se modificó por completo. eco entre los altos funcionarios del estado, los
Originariamente, el término «civilización» religiosos y los primeros intelectuales que sur-
designaba un proceso lento y evolutivo y ocu- gieron a raíz de su ímpetu. Se trata de un hito
paba una posición secundaria respecto de las que consagra en primer lugar la superioridad
consignas de la Revolución, al menos en sus irreversible de Occidente en el m u n d o . U n a su-
inicios. Al final del siglo x v m , en cambio, perioridad que puede provocar resentimiento o
cuando la Revolución adquirió un cariz m á s admiración, pero que ya nadie puede ignorar.
moderado, ese término se convirtió en un lema En segundo lugar, se trata de un momento his-
que ulteriormente dio la vuelta al m u n d o y sir- tórico excepcional en el que, por una vez, la
vió para justificar el expansionismo. Cuando voluntad de descubrir, aprender y también ad-
Napoleón Bonaparte inició la campaña de mirar al Otro prevaleció sobre la tentación del

RICS 119/Mar. 1989


36 Elbaki Hermassi

aislamiento y sobre los mecanismos de defensa. con la codificación y sistematización de las ac-
Ralf Juri captó la fascinación que experimentó tividades sociales, y el antiguo sistema de auto-
esa primera generación3 y Louis Awadh, aún más ridad, encarnado por los líderes tribales y los
entusiasta, afirmó que Napoleón simbolizaba «el jefes religiosos, dio paso a una administración
primer Ministerio, la primera Constitución y el cada vez m á s centralizada.
primer Parlamento»4. El Estado reformado suponía una serie de
ventajas: para aumentar sus ingresos, debía ba-
sarse en un aumento de la producción y, en lu-
La modernización del Estado: gar de gravar m á s las fortunas decrecientes,
una revolución desde la cúspide prefería gravar menos las nuevas fortunas que
se multiplicaban5. Sin embargo, el Estado pa-
Desde luego, cabe recordar que incluso con an- trimonial tradicional tenía una superioridad
terioridad a la Revolución francesa, la burocra- respecto del Estado reformado, a saber que, al
cia otomana había iniciado un proceso de re- reconocer la autoridad de los clanes, corpora-
forma y había comenzado a aplicar un progra- ciones y cofradías aparece, retrospectivamen-
m a de modernización. La Revolución francesa te, m á s adecuado para el m u n d o árabe de la
contribuyó a que las provincias árabes del Im- época.
perio asumieran su propia modernización. Ese A causa de la ausencia de desarrollo econó-
fue, en particular, el caso de M o h a m m e d 'Ali, mico y habida cuenta de las presiones extranje-
virrey de Egipto de 1805 a 1849 y de A h m e d ras, el costo de las reformas condujo al nuevo
Bey, gobernador de Túnez de 1837a 1855. Estado a renegar de su propia política y a au-
E n un principio, la reforma del estado signi- mentar peligrosamente la carga de los impues-
ficaba ante todo europeizar el ejército en cuan- tos, provocando la rebelión de la población ru-
to a su organización y equipo. Pero m u y pronto ral y urbana. Por lo que se refiere al Magreb,
se descubrió que para efectuar la reforma del Laroui demostró que el Estado, a la par que se
ejército se requería un sistema de enseñanza enriquecía mediante la introducción de nuevos
capaz de formar a los funcionarios y técnicos métodos de cultivo, la multiplicación de los
indispensables así c o m o un presupuesto sufi- medios de comunicación y la intensificación
ciente. La modernización exigía que se modifi- del comercio, se debilitaba política y social-
cara el sistemafiscaly sobre todo que se au- mente debido a las protestas internas. L a rebe-
mentara la producción económica. Así, al igual lión se manifestó primero en las comunidades
que los países rezagados de Europa (la Alema- rurales, pero se extendió rápidamente a las ciu-
nia y la Italia del siglo XIX), Egipto, Túnez y, dades y aldeas a causa de la crisis de la artesa-
desde luego, el poder central otomano, proce- nía y del comercio que implica necesariamente
dieron a una revolución desde la cúspide. Su la abolición de los monopolios y los obstáculos
objetivo en todos los casos consistía en intentar aduaneros.
recuperar el retraso, y autofortalecerse en la En su ejemplar estudio sobre las reformas
continuidad. Para explicar el éxito de unos y el otomanas y la política de los notables, Albert
fracaso de otros, habría que explicitar las no- Hurani pone en evidencia que el objetivo de las
ciones de retraso relativo y retraso absoluto, reformas en el Oriente Medio árabe, consistía
vasta tarea que indudablemente rebasa los lí- no sólo en lograr la racionalización y gestión
mites de este artículo. uniforme y centralizada, sino sobre todo en
E n un primer m o m e n t o , la modernización consolidar la posición de los gobernantes. M o -
del Estado afectó brutalmente a la población h a m m e d 'Ali, al procurar establecer relaciones
tanto en lo que se refiere a sus hábitos ancestra- con Europa tenía por objetivo crear un nuevo
les c o m o a sus privilegios adquiridos. Hasta el marco en el cual los europeos pudieran actuar,
siglo XIX, la sociedad árabe había mantenido pero siempre y exclusivamente a través de él,
relaciones sumamente distantes con el gobier- «no solamente en calidad de gobernante sino
no. C o n el movimiento de modernización, este también en tanto que principal comerciante, y
último amplió incesantemente el alcance de su c o m o principal intermediario entre el agricul-
6
control y de sus intervenciones en casi todos los tor rural y el mercado europeo» . Invariable-
ámbitos de la vida colectiva. mente la mayoría de la población pagaba el pre-
La autonomía local recibió un golpe fatal cio del cambio, y los que se beneficiaban del
La Revolución francesa y el mundo árabe 37

m i s m o , fuera de la élite que gobernaba, eran las rante los cinco años que vivió en París, Tahta-
minorías, los comerciantes extranjeros y los wi logró adquirir una amplia cultura; influye-
consulados europeos. Si bien los comerciantes ron en él sobre todo las ideas de 1789 y las que
musulmanes conservaron excepcionalmente elaboró Saint Simon. Fue un apasionado obser-
sus posiciones en Damasco, «en Bagdad quie- vador de la Revolución de 1830. E n su obra
nes prosperaban eran los comerciantes judíos y Taklis al-lbrizfi Talkhis Baris (La purificación
armenios, en Alep, los judíos y cristianos loca- del oro o una breve descripción de París) publi-
les, en Yedda, los europeos en detrimento de cada en 1831 y reeditada tres veces en el siglo
los comerciantes hadrani...»7. xix, Tahtawi presenta a los lectores árabes la
En la medida en que el proyecto de refor- primera descripción de la civilización occiden-
mas otomano (Tanzimat, 1839-1876) no pudo tal, tal c o m o se manifiesta en la vida parisina.
llevarse íntegramente a cabo, los notables loca- E n el libro abundan informaciones sobre las
les lograron sobrevivir e incluso, con el tiempo, condiciones de vida de los franceses, sus c o m -
consolidar su situación. Frente a una población portamientos, su estilo de vida, así c o m o sobre
cada vez m á s obligada a establecer contactos sus instituciones administrativas y políticas. El
con los funcionarios del Estado, y debido a las autor describe pormenorizadamente los servi-
nuevas regulaciones en materia de derecho, de cios, las escuelas, las universidades, los jardines
reclutamiento y de impuestos, los notables pu- públicos y los hospitales, que no tienen equiva-
dieron desempeñar su papel de intermediarios lentes en su país. Analiza hasta el menor detalle
y fortalecer así su poder sobre la ciudad y sobre la Constitución, las instituciones y los mecanis-
el campo. Pero en definitiva, y en conjunto, se- m o s políticos que proporcionan al ser h u m a n o
gún nos explica Hurani, los notables se opusie- la libertad de opinión, asociación y creencia.
ron a la reforma: «no solamente por prejuicio o También habla de la vitalidad de los parisinos,
por convicción, sino porque la orientación ge- de la calidad de su m o d o de vida, así c o m o de
neral de la reforma iba en contra de sus intere- la presencia y la participación de la mujer «en
ses: la concepción política en la que se basan las la vida pública, con pie de igualdad».
reformas del Tanzimat era la de una relación Se percibe fácilmente la tendencia del autor
directa y uniforme entre el gobierno y cada uno a buscar semejanzas y a establecer equivalen-
de sus ciudadanos; y esto era incompatible con cias. Montesquieu, dice Tahtawi, es para los
los privilegios de los notables musulmanes y franceses lo que Ibn Jaldun es para los árabes.
con su función de intermediarios»8. La libertad de expresión tiene sus cimientos en
la Charî-a y lo que no existe en los autores cita-
dos no la contradice. «Sus leyes no se inspiran
Hacia un Estado constitucional en libros sagrados, sino en otros derechos, en su
mayoría políticos [...]; se les denomina dere-
Paralelamente a la modernización del aparato chos franceses, que son los derechos recíprocos
estatal y c o m o reacción a los límites objetivos de los franceses [...] de lo cual se infiere que el
de ese proyecto, durante la segunda mitad del espíritu h u m a n o consideró que la justicia y la
siglo xix se hará m á s hincapié en el mejora- equidad son factores que contribuyen a la pros-
miento del régimen político. C o n ello, se pasa peridad de los reinos y a la paz de losfieles[...]
de una lógica pragmática y práctica, la de los puesto que la justicia es el fundamento de la
burócratas y oficiales, a un universo de refle- civilización...» Así, tras haber señalado equiva-
xión animado por los primeros intelectuales lencias y paralelos, Tahtawi presenta su argu-
formados por M o h a m m e d 'Ali y A h m e d Bey. mentación recurriendo a la eficacia. El resto de
Estos pensadores reflexionaron sobre la condi- la argumentación se asemeja m á s al «radicalis-
ción de las sociedades islámicas y árabes, sobre m o político»9.
la grandeza y la decadencia de las civilizaciones Los franceses «se dividen en dos categorías:
y sobre las condiciones del Renacimiento. los monárquicos y los libertarios», y en el análi-
Veamos en primer lugar c ó m o estos intelec- sis de sus diferencias el autor toma partido
tuales descubren Francia y Europa después de abiertamente: «los monárquicos son en su m a -
la Revolución. Tahtawi (1801-1871) fue el yoría sacerdotes con sus discípulos, mientras
imán de la primera misión escolar egipcia que que la mayor parte de los libertarios son filóso-
M o h a m m e d 'Ali envió a Francia en 1826. D u - fos, eruditos (ulamâ), sabios y la mayoría de los
38 Elbaki Hermassi

Dos precursores del nacionalismo en el Magreb.


Arriba: El argelino Abd-el-Kader (1808-1883). Colección vioiiei.
A la derecha: El tunecino Kheireddine (1825-1890). Derechos reservados. Biblioteca del Instituto del mundo árabe.
La Revolución francesa y el mundo árabe 39

subditos. Los primeros procuran ayudar a los El estudio de las instituciones parlamenta-
subditos. Entre los segundos hay una secta in- rias le permite introducir por primera vez en el
mensa que aspira a que el poder esté íntegra- pensamiento político árabe las nociones de
mente en manos de los súbditos y [piensa] que «derecha» y de «izquierda» y explicar lo que es
en principio se puede prescindir de un rey. la «muerte civil», describir los derechos h u m a -
Ahora bien, dado que los subditos no pueden nos y del ciudadano, distinguir la distribución
ser simultáneamente gobernantes y goberna- de la autoridad entre los poderes ejecutivo, le-
dos, deben delegar sus facultades en quienes gislativo y judicial y destacar que sólo la «cons-
eligen de entre ellos para gobernar, que consti- titución» (La «Carta»), basada en el contrato
tuyen el gobierno de la República». social y no concebida por el soberano, constitu-
Tahtawi resume luego la historia política de ye el fundamento de la sociedad civilizada10.
Francia desde la Revolución en la que distin- Anouar Abel Malek subraya la extrema au-
gue tres regímenes: la monarquía absoluta, que dacia de Tahtawi y lo considera c o m o el após-
rechaza abiertamente, la república, que visible- tol del liberalismo en el m u n d o árabe. Según
mente goza de su favor, y la monarquía consti- Albert Hurani se trata m á s bien de un pensador
tucional, a la que acabará adhiriéndose. Su de transición en la confluencia del tradiciona-
análisis de la Revolución de 1830 le lleva a real- lismo y del liberalismo; en su opinión, «Tahta-
zar la función de las asambleas representativas wi vivió y trabajó durante un feliz interludio de
parlamentarias y a justificar la revolución vio- la historia, cuando había menguado la tensión
lenta contra el poder monárquico, culpable de entre el Islam y la Cristianidad, y aún no había
haber desdeñado los derechos del pueblo. L a sido sustituida por la nueva tensión política en-
entronización de Felipe-igualdad c o m o «rey de tre oriente y occidente... Francia e Inglaterra
los franceses» le brinda la oportunidad de ata- representaban entonces la ciencia y el progreso
car severamente la monarquía de derecho divi- material, no el poder político y la expansión...
no, al tiempo que aboga por el régimen consti- M o h a m m e d 'Ali e Ismail... eran autócratas be-
tucional. névolos de características familiares al pensa-
40 Elbaki Hermassi

miento islámico y que no se planteaban proble- leído, entre otros, a Montesquieu, y que cono-
mas nuevos". cía Francia, estaba familiarizado con las distin-
En los años setenta, Jeireddine tenía el mis- tas formas del sistema político. En su obra ana-
m o proyecto pero con un mayor grado de m a - liza la monarquía absoluta, la monarquía cons-
durez. Si bien casi toda su vida activa transcu- titucional y la república, y opta finalmente por
rrió en Túnez, Jeireddine también trabajó para la segunda, o por lo que prefiere denominar «el
el poder central otomano en Estambul. A d e m á s Estado de los notables». C o m o en el caso de
de escritor e inventor, fue sobre todo un esta- Tahtawi, su elección es fruto de la época y de la
dista profesional, asesor y ministro. También oportunidad política14.
vivió en una época (1810-1889) en la que Occi- Jeireddine se dedica a convencer y a tratar
dente era cada vez menos un vehículo de la R e - de obtener la adhesión a la reforma de los Alim
volución y cada vez m á s del expansionismo o intelectuales tradicionales con miras a la
que amenazaba con «devorar» el resto del adopción de una constitución y una racionali-
mundo. zación generalizada del país. Los invita a unir-
Pese a ello, la elección de Jeireddine fue de se a los políticos en su lucha por el progreso y a
lo más categórica: Europa seguía siendo propa- combatir en sus pueblos respectivos la hostili-
gadora del progreso y campeona de la moderni- dad a las ideas extranjeras que por error se con-
dad. Para los países rezagados, la única solu- sideraban contrarias al Islam.
ción consistía en aprender de Europa para salir Es sabido que la primera Constitución en
del estancamiento. U n o de los objetivos de su esta región del m u n d o se proclamó en Túnez
libro Aqwam Al-masalikn era estudiar las insti- en 1861, y que las reformas fracasaron en los
tuciones políticas de Europa, a las que conside- dominios otomanos, así c o m o en Túnez, Egip-
raba la base del verdadero poderío. A su juicio, to y Turquía.
la civilización europea se fundamentaba en la M á s escéptico alfinalde su vida, Jeireddi-
libertad y la justicia. La libertad es sagrada pe- ne escribió que «es imposible transplantar las
ro no podría haber libertad sin justicia. Es m e - instituciones de un país a otro en el que son
diante el concurso de estos dos valores que se diferentes el temperamento de los hombres,
realiza la paz mundial y la seguridad de los in- sus costumbres y su educación, así c o m o las
dividuos. Esas son las condiciones que impul- condiciones climatológicas. (...)». Por otra par-
san a los hombres hacia el esfuerzo creador. Jei- te, «no se han querido realizar de manera fran-
reddine no se extiende sobre estas nociones: se ca y resuelta reformas radicales que se adapta-
trata de aplicarlas a la realidad de su época. Pa- sen a las necesidades del país y a las
ra él, la corriente de la civilización occidental costumbres de sus habitantes. En lugar de per-
era tan potente que ninguna fuerza en el m u n - severar en la vía elegida, aportando modifica-
do podía contenerla. La única manera de no ciones a medida que fueron necesarias, c o m o
caer en el fondo del abismo que amenazaba al lo hacen los gobiernos de las naciones más ins-
m u n d o árabe era subir a bordo de la nave que truidas y más civilizadas, se han adoptado m e -
arbolaba bandera europea. didas incompletas sin fundamentos, y se han
Jeireddine contaba que en las sociedades tomado de Europa algunas instituciones aisla-
adelantadas de Europa el poder tiende a frac- das, porque se observaron los buenos resulta-
cionarse y a dispersarse y que en las sociedades dos que habían producido en el país de origen,
orientales, en cambio, el retraso social y econó- sin tener en cuenta que es el conjunto de las
mico va acompañado de la concentración o del leyes de un país el que garantiza las ventajas
exceso de poder. Luchar contra ese exceso y el de cada disposición particular»15.
despotismo es un deber de todo hombre cons- Esta primera generación liberal adoptó
ciente de los peligros mortales que acechan al otro principio que proviene directamente de la
país. Por consiguiente, el establecimiento de un Revolución francesa al distinguir la noción de
régimen constitucional de tipo europeo se con- patria, Vatan, del concepto de Ummah o co-
vierte en la condición necesaria y suficiente pa- munidad religiosa. ¿Es posible distinguir real-
ra superar la miseria económica, la anarquía en mente estas dos nociones? La respuesta de
el interior y la vulnerabilidad en el exterior11. Tahtawi es positiva. «Todo lo que hermana a
Todo depende por lo tanto de una organiza- un creyente con los demás, sus compañeros,
ción juiciosa del poder. Jeireddine, que había también lo une a los miembros de la m i s m a
La Revolución francesa v el mundo árabe 41

,:ia|iîi: »%

Las armas y la instrucción para la independencia: en un c a m p o del Frente de liberación nacional ( F L N ) de Argelia,
en 1957, los combatientes se codean con los jóvenes que aprenden a leer. Takonis. Magnum.
42 Elbaki Hermassi

patria (Vatan) por lo que respecta a los dere- intentaron reformarse según la lógica de la
chos mutuos; ya que existe entre ellos, una fra- ideología liberal se desintegraron uno tras
ternidad patriótica que los vincula sin hacer otro, y las potencias europeas, sobre todo
referencia a la fraternidad religiosa». Añade Francia, ocuparon sus territorios en nombre
que hay «una obligación moral para todos de un programa de reformas m á s firme. Sin
aquellos que reúne una misma patria, la de embargo, c o m o bien lo demuestra Abdallah
trabajar juntos para mejorarla y perfeccionar Laroui, la reforma cambió de significado; ya
su organización en todos los aspectos relacio- no se trataba de modernizar una estructura
nados con su felicidad, su grandeza y su pros- existente sino de edificar una estructura total-
peridad»16. mente foránea sobre la sociedad árabe. « M o -
Se está de acuerdo en considerar que con dernización, liberalización y colonización se
ello se crea la noción específica de «patriotis- convierten ineluctablemente en sinónimos, y
m o territorial» en el sentido moderno del tér- las consecuencias negativas de esta conjunción
mino, sobre el cual la patria se convierte en el histórica siguen influyendo hoy día en la polí-
foco de la lealtad. E n esa época comenzaron a tica y el comportamiento árabes»17.
elaborarse historias nacionales, c o m o por El movimiento de reformas del siglo xix
ejemplo la historia de Túnez de A h m e d Ibh procuró crear una idea abstracta, laica y utili-
Dhiaf (1802-1874). E n esa obra, el autor hace taria del Estado. Sus dirigentes eran capaces
referencia a los sucesivos gobernantes, a la de mantener relaciones positivas con el m u n -
constitución de un ejército moderno y la crea- do adelantado18. El compromiso histórico era
ción de nuevos impuestos destinados a cubrir teóricamente posible. Ulteriormente prevale-
el costo de la reforma y la deuda externa. Estu- cerá una actitud defensiva y retrógrada, la de
dia asimismo, en lo que concierne a la socie- los religiosos musulmanes que tenderán a con-
dad, las revueltas populares, en particular la siderar el nuevo Estado c o m o un Estado ex-
rebelión contra los impuestos de 1864 y los de- tranjero. D e hecho, la mejor ilustración del re-
bates entre los religiosos sobre la nueva situa- sentimiento de los salafíes respecto de las
ción. nuevas reformas es la crítica que hizo el Cheij
Cabe recalcar otro aspecto m u y significati- M o h a m m e d A b d u de la obra de M o h a m m e d
vo: el primer volumen de esta historia comien- 'Ali. Esta crítica, demasiado desconocida y sin
za con una introducción que versa sobre el po- embargo significativa y premonitoria, merece
der y los efectos desastrosos del «poder ser retomada casi íntegramente.
absoluto». H e ahí un indicio m á s de que, a A b d u expuso sus críticas más severas en un
raíz de la Revolución francesa y del despertar artículo publicado en 1902, con ocasión del
de Europa, todo el pensamiento político en el centenario del Estado Egipcio de M o h a m m e d
territorio islámico acababa adoptando un mis- 'Ali.
m o análisis de la situación, a saber, que el ade- Se pregunta: «¿Qué hizo ese hombre?» y
lanto y el retraso de las naciones depende de responde que «no podía hacer revivir, pero era
la organización política. Todos adoptaron el capaz de hacer morir». Según él, M o h a m m e d
m i s m o punto de vista: el liberal recurrió al dere- 'Ali habría utilizado el ejército para liquidar
cho, el Salafí a la Chari'a, pero el objetivo será cualquier forma de resistencia, y habría desar-
invariablemente limitar el ejercicio del poder m a d o y nivelado la población; habría procedi-
mediante mecanismos constitucionales. do al desprestigio de las grandes familias y a la
E n realidad, esa fue la generación m á s fa- promoción de advenedizos en deuda con él. El
vorable a Francia y a Europa. Su influencia en Estado sólo será un mecanismo destinado a
el m u n d o árabe perduró mientras el aspecto de cobrar impuestos y reclutar soldados. Así, M o -
progreso y de emancipación de la Revolución h a m m e d 'Ali habría destruido todos los ele-
francesa prevaleció sobre el de expansión y mentos de una vida digna y auténtica, a saber,
aventura extranjera. Pero incluso antes de que la capacidad de tener «una opinión, voluntad,
finalizara el siglo, esta generación de optimis- independencia; el pueblo egipcio es sólo un re-
m o liberal, que apoyó las reformas del Tanzi- baño para él y sus hijos».
mat con la esperanza de transformar el Estado D a d o que M o h a m m e d 'Ali deseaba ser un
mediante la práctica constitucional, tuvo que rey independiente del Sultán otomano, solicitó
reconocer su fracaso. Los Estados árabes que la ayuda de europeos a los que concedió privi-
La Revolución .francesa y el mundo árabe 43

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El genera] Bonaparte entra en El Cairo, el 28 de Julio de 1798. L a expedición francesa introdujo en Egipto las
ideas de la Revolución francesa. Derechos reservados

legios exhorbitantes a cambio de sus servicios A b d u examina luego las grandes realizacio-
en el ejército, en la industria, en la hidráulica nes del régimen. Si bien M o h a m m e d 'Ali cons-
y en los hospitales. A d e m á s , las distintas de- truyó talleres y fábricas, no infundió en los
pendencias gubernamentales fueron confiadas egipcios el a m o r al trabajo y el sentido profe-
a «minorías» c o m o los circasianos, los arme- sional para que estuvieran en condiciones de
nios y otros; en realidad, los nativos se conver- administrar ellos mismos estas empresas.
tirán en «extranjeros en su propio país». Si bien creó u n gran ejército y una inmensa
Desde luego, se enviaron grupos de estu- flota, ¿acaso inculcó al pueblo «el amor por el
diantes a Francia pero, a su regreso, no tuvie- servicio militar, el deseo de combatir y vencer
ron ninguna libertad para difundir lo que ha- y de enorgullecerse por ello»? El autor respon-
bían aprendido. Asimismo, se tradujeron libros de negativamente y afirma que sólo les trans-
de distintos temas, pero éstos fueron guardados mitió el deseo de evitar a toda costa el servicio
en depósitos que permanecieron cerrados hasta militar; ello explicaría la facilidad con que
elfinaldel reino de Ismail Pacha. Según A b d u , ocuparon el país primero los franceses y m á s
esto demuestra que la actividad traductora res- tarde los ingleses.
pondía a la voluntad de los europeos, deseosos Quienes examinen la obra de M o h a m m e d
de propagar sus ideas (y no a una iniciativa lo- 'Ali desde el punto de vista de A b d u llegarán
cal) y que su fracaso se debió a la falta de lectores a la conclusión de que «este hombre era u n
y empresarios. gran comerciante, un soldado valeroso y un
44 Elbaki Hermassi

déspota brillante. Pero oprimía a Egipto y des- amplia que el país en el que vive. E n cambio,
truía en el país toda forma de vida indepen- la élite liberal, que reivindica su pertenencia a
diente. Cada signo de vida (y de progreso) que la tradición de lafilosofíailustrada y de las
se percibe en la actualidad en esa nación es conquistas de la Revolución francesa, opta cla-
obra de otros, no suya»19. ramente por un Estado laico. Según Lotfi es
Este texto ilustra perfectamente el escaso Sayid, «la política se basa en el nacionalismo
entusiasmo de los religiosos musulmanes por y la utilidad». Desde luego, «la creencia» es un
una reforma que consideraban, con justa ra- elemento de solidaridad y armonía social, pero
zón, autoritaria, occidentalista y beneficiosa no puede constituir el fundamento de la ac-
sólo para una minoría. Se trata de un argu- ción política.
mento que será retomado a m e n u d o en el siglo Se recordará que la abolición del califato
xx, pues la reacción salafí se convertirá en un en Turquía en 1924 provocó un debate m u y
componente de la cultura política y del debate intenso en el m u n d o árabe, puesto que no se
sobre la modernidad árabe, sus orientaciones trataba sólo del desmantelamiento de un im-
y modalidades. Desde entonces, habrán dos perio, sino que en Turquía «el gobierno de la
ideales de cultura política: una cultura centra- República deseaba eliminar completamente la
da en el Estado, el servicio público y el contra- influencia de la religión en los asuntos públi-
to social y otra dedicada al culto de la comuni- cos». Esta oración resume adecuadamente el
dad y del jefe carismático. pensamiento de los modernistas y el sentido
En este caso específico nos encontramos que cobrará la lucha por la secularización.
ante una coexistencia, una alternancia entre C o n el egipcio Taha Hussein el debate rela-
las reivindicaciones constitucionalistas y de- tivo a un Estado nacional, moderno, laico y ra-
mocráticas y el anhelo de lo que al-Afghani y cional alcanza su punto culminante. El autor
Abdu denominan el déspota justo: «un h o m - se refiere constantemente al interés nacional
bre del pueblo que, mediante la justicia, erigi- para legitimar la máxima apertura a la cultura
rá en 15 años lo que la razón por sí sola no mundial y lo hace con casi el m i s m o optimis-
puede concebir en 15 siglos»20. m o que la primera generación liberal. Afirma
que «la independencia respecto a Occidente
sólo puede lograrse adoptando el estilo de O c -
La lucha por la secularización cidente», es decir, adoptando la democracia
política y racionalizando la economía, la cul-
Con la decadencia del sistema colonial entre tura y la educación.
las dos guerras mundiales y la emergencia del C o m o puede observarse, el contraste es
movimiento nacionalista, la reforma recobra m u y acusado respecto de la concepción domi-
actualidad, pero el contexto ha cambiado. Pa- nante en la actualidad según la cual la inde-
ra la primera generación intelectual resultaba pendencia se mide por la distancia que se to-
relativamente fácil lograr la unanimidad en m a respecto del modelo occidental.
torno a la Constitución; no ocurrió lo m i s m o Se ha reprochado a Taha Hussein y a sus
con las generaciones ulteriores. Y a que, si bien discípulos su «liberalismo» y se ha criticado su
la Constitución representa la ley fundamental tendencia a adoptar una orientación nacida en
de la Nación, en los hechos está vinculada a un Occidente y asociada al auge de la burguesía.
Estado particular y no a una entidad abstracta. Esta crítica presupone que lo que es bueno pa-
Ahora bien, para el religioso musulmán la ra Occidente no es necesariamente adecuado
Chari'a representa el derecho m á x i m o , y ese para el Tercer M u n d o , y que para lograr el cre-
derecho no puede aplicarse exclusivamente a cimiento, el desarrollo y la justicia social hay
un país en detrimento del conjunto de la co- que ir m á s allá de las «libertades formales» de
munidad musulmana. Debido a esta falta de la Revolución liberal.
correspondencia entre Estado, comunidad re- Esta crítica olvida, por una parte, que la
ligiosa y comunidad nacional, la élite tradicio- élite intelectual árabe superó el problema de
nal será una élite ansiosa y ambivalente ya que los orígenes de las ideas: éstas representan un
racionalmente prestará apoyo al movimiento logro del conjunto de la humanidad. Por otra
constitucionalista, al tiempo que permanecerá parte, un hombre c o m o Taha Hussein tenía
emocionalmente vinculada a una entidad m á s una concepción más evolucionada del m u n d o
La Revolución francesa y el mundo árabe 45

que la de un liberal tradicional. Para c o m p r o - negar que esos principios han influido m u y
barlo, basta con examinar en sus escritos la profundamente en el espíritu de los Magrebi-
función que asignó al Estado en el c a m p o de nos; así, Kateb Yassine escribió: «Fui encarce-
la educación: «El Estado es el único responsa- lado por haber creído demasiado en las ideas
ble; es responsable ante los individuos y los de 1789. Ningún escolar francés vibró tanto
grupos, y, m á s aún, debe brindar una forma- c o m o yo con los relatos de la Revolución» 22 .
ción intelectual que sea compatible con las El vínculo que une a los Ataturks, los Burgui-
nuevas necesidades nacionales... dichas nece- bas, los laicos árabes y las minorías de M e d i o
sidades se resumen en la consolidación de la Oriente con la izquierda francesa no es sino
democracia y la salvaguardia de la indepen- una concepción de la política que proviene di-
dencia»21. rectamente de la Revolución francesa. Esta
Después de la Segunda Guerra Mundial, es afirmación n o implica negar el auge de la Sala-
en el Magreb donde se remitirá con m a y o r fre- fiyya ni ocultar la apertura al paradigma m a r -
cuencia a los ideales de la Revolución france- xista. Se trata solamente de designar aquello
sa, pero el costo será una dicotomía constante respecto de lo cual uno se define, lo que algu-
entre la Francia ideal de 1789 y aquélla, real, nos quieren superar y otros, sencillamente,
de la colonización y de la exclusión. L a invo- realizar.
cación de los grandes principios de la Revolu-
ción es un a r m a de combate, pero nadie puede (Traducido del francés)

Notas

1. Elbaki Hermassi, Third 4. En Anouar Abdel Malek, la traducción y el análisis


World Reassessed, Berkeley y Idéologie et Renaissance del texto.
Los Angeles: University of nationale, Paris: Anthropos,
California Press, 1980. 1969, pág. 260. 10. Ibid.

2. Norbert Elias, La 5. Abdallah Laroui, Islam et 11. Albert Hurani, Arabie


Civilisation des moeurs, Paris: modernité, Paris: Thought in the Liberal Açe,
Calmann Levy, 1972, pág. 72. Découverte, 1987. 1798-1939, Londres:
Véase además lo que escribía Cambridge University Press,
Cherfils: «Históricamente, 6. En su réplica a Beginnings 1962, págs. 81-83. Véase
Oriente y Occidente se han ol Modernisation in the también su artículo, «The
aproximado, gracias a Middle East: The 19th Present State of Islamic and
Bonaparte, de m o d o Century, Polk y Chambers Middle Eastern
imprevisto y definitivo. (dir. publ.), Chicago y Historiography», en Albert
Moralmente, quienes menos Londres, University of Hourani, Europe and the
debieran haberlo olvidado, a Chicago Press, 1968, pág. 65. Middle East, Berkeley:
saber los musulmanes, University of California
comenzaron a vislumbrar, 7. Polk y Chambers, op. cit., Press, 1980, págs. 161-196.
para su propia causa, la pág. 61. Véase también
posibilidad de un progreso Donald Reid, «Arabie 12. «Réformes nécessaires
indefinido en la idea de una Thought in the Liberal Age: aux Etats musulmans».
civilización científica». Twenty Years After», Ensayo que constituye la
Christian Cherfils, Bonaparte Internacional Journal of primera parte de la obra
et l'Islam, Etude sociologique Middle Eastern Studies, política y estadística titulada
d'après les documents. Paris: noviembre de 1982. «La plus sûre direction pour
Giard et Brières, 1912, pág. 32. págs. 541-557. connaître l'état des nations».
Paris, 1868; Túnez, 1972.
3. Raif Juri, La Prensée arabe 8. Polk y Chambers, op. cit.,
moderne: l'impact de la pág. 63. 1 3. Mémoires de Kheireddine,
Révolution française sur son Túnez: Maison Tunisienne de
orientation politique et sociale, 9. Véase Anouar Abdel l'Edition, 1971,
Beirut, 1943 (en árabe). Malek, op. cit., con respecto a págs. 184-185.
46 Elbaki Hermassi

14. «Réformes», op. cit., pero en cambio estos últimos Anglo-Egyptienne (texto en
págs. 17, 30, 71 y 72. se aprecian por referencia a la árabe), 1966, págs. 279-283.
verdad». A este respecto,
15. Mémoires, op. cit., léase A h m e d Abdesslem, Les 20. A b d u , citado en Selim
pág. 137. Historiens tunisiens des 17. 18 Nasr, La liberté dans la
et 19è siècles, Essai d'histoire pensée arabe moderne (texto
16. Citado por Abdel Malek, culturelle. Túnez: árabe), Damasco, 1983,
op. cit., pág. 286. Publications de l'Université pág. 467.
de Tunis, 1973, y Sadok
17. Abdallah Laroui, «L'Etat Lassoued, «Stratégie et
dans le m o n d e arabe tactique chez Kheireddine», 21. Fuad Zakariyya, «Le
contemporain: éléments d'une Actes du Premier Congrès m o m e n t historique de
problématique». Cahier d'Histoire et de Civilisation du "l'Avenir de la culture en
n u m . 3 (sin fecha). Centre de Maghreb, Universidad de Egypte"», AlHilal, febrero de
Recherches sur le M o n d e Túnez, 1979, págs. 285-305. 1988, pág. 24.
Arabe Contemporain,
Universidad Católica de 22. Citado en André
Lovaina. 19. «Le mythe de Angsthelm «1789 dans le
M o h a m m e d 'Ali», en O t h m a n discours du mouvement
18. Jeireddine escribía que Amin, L'imam Moh. Abdou, national algérien», Grand
«La verdad no se conoce Chef de file de la pensée Maghreb, marzo de 1988,
remitiéndose a los hombres, égyptienne, Bibliotèque pág. 107.
La Revolución francesa
y la Meiji Ishin

Kenji Kawano

François Furet, el historiador de la Revolución participaron directa o indirectamente en su


francesa, escribió que la «historiografía conme- creación se guiaron por la idea de «Estado» o
morativa» es estéril, pues sólo conduce a reme- de «Nación».
morar y celebrar el pasado'. La celebración del
bicentenário de la Revolución francesa puede
ser, sin embargo, una ocasión propicia para Doctrinas
realizar un análisis comparativo entre distintas
revoluciones, en términos tanto objetivos co- Entre 1930 y 1970 los historiadores japoneses
m o relativos. se negaron, en general, a considerar la Meiji Is-
M e propongo hacer una tentativa de c o m - hin c o m o una revolución, en parte debido a
paración entre la Revolu- una fuerte influencia mar-
ción francesa y la Meiji Is- Kenji K a w a n o es profesor de historia en la xista. E n 1932, el C o m i n -
hin (La Revolución Meiji) Universidad de Kyoto, Japón. Es especialis- tern publicó un análisis de
ta en historia del Japón del siglo xix y es au-
en tanto que condujeron a tor de una obra de historia comparada titula-
los problemas japoneses,
la creación de un «Estado da The French Revolution and lhe Meiji Ishin en el que afirmaba que por
moderno». Cabe recordar (1966). razón de su estructura feu-
que el término de «Estado dal, Japón seguía siendo,
moderno» tiene una con- en el siglo XIX, «una m o -
notación ideológica tan narquía absoluta». Si ése
fuerte c o m o la del término hubiese sido el caso, ello
«revolución» y que, por significaría que los c a m -
consiguiente, el contexto y bios que ocurrieron en los
las estructuras políticas no años sesenta del siglo pasa-
son necesariamente las do no constituyeron una re-
mismas en todos los esta- volución creadora de u n
dos modernos. Estado moderno. Los inte-
Cada una de estas dos revoluciones tiene su lectuales se sentían frustrados ante lo que ellos
propia naturaleza: una se produjo afinesdel consideraban el retraso y el subdesarrollo de su
siglo xviii en Europa y la otra en la segunda propia sociedad, en especial en comparación
mitad del siglo XIX en un rincón de Asia. Difie- con la idea que tenían de Europa y América.
ren m u c h o , tanto en lo que se refiere a las rela- Sostuvieron que la Meiji Ishin sólo había esta-
ciones entre las clases sociales c o m o a la in- blecido una «monarquía absoluta» y que todos
fluencia internacional que tuvieron. N o obs- los problemas que afectaron al régimen impe-
tante, se trata en ambos casos de profundas rial en los años treinta de este siglo, es decir, el
transformaciones sociales que condujeron di- expansionismo y la corrupción política, po-
rectamente a la creación de dos Estados moder- drían atribuirse al hecho de que la Meiji Ishin
nos. Ahora bien, cualquiera que sea la defini- fue incapaz de destruir el feudalismo y desarro-
ción que se dé del «Estado moderno» los que llar el capitalismo. Su análisis de la Meiji Ishin

RICS 119/Mar. 1989


48 Kenji Kawano

era un mero reflejo de su análisis del Japón de los de pequeña escala se hallaba en manos de nego-
años treinta. ciantes o comerciantes. N o obstante, había tam-
Y o mismo pertenezco a esta generación. Estu- bién representantes de la que podríamos llamar
dié el marxismo y el modernismo en los años «manufactura capitalista», cuya base técnica ha-
treinta y el clima intelectual de la época m e influ- bía sido creada por los artesanos.
yó profundamente. C o n los años, m e he vuelto En general se considera que el establecimiento
más escéptico respecto a la interpretación de la del m o d o de producción capitalista se produjo
Meiji Ishin que prevalecía en ese entonces, en par- con posterioridad a los años 1820, y por lo tanto
ticular respecto a la opinión de que no puede c o m - no se les puede vincular directamente con la R e -
parársela con la Revolución francesa. E n 19662 volución francesa. Esta última tuvo, claro está,
escribí que, a mi juicio, era posible comparar es- una repercusión a largo plazo en el proceso de
tos dos procesos de transformación política utili- transición de un m o d o de producción al otro, pero
zando la noción de revolución burguesa, y criti- no de manera tan directa. Prefiero definirla c o m o
qué la concepción según la cual la Meiji Ishin se un fenómeno político único que se produjo en la
reduciría a un movimiento de reformas mera- fase de transición de un m o d o de producción a
mente reaccionario. otro, de manera que no pueda definirse única-
Para fundamentar mi idea de que estas dos re- mente desde el punto de vista económico, aunque
voluciones son esencialmente de la m i s m a índole, ello no signifique que los problemas económicos
había que corregir las hipótesis u opiniones domi- no influyen en los fenómenos políticos. El hecho
nantes al respecto. es que Francia, tanto antes como después de la
Examinemos en primer lugar la Revolución Revolución, era una enorme nación rural en la
francesa. Desde el punto de vista marxista, la Re- que el 80 % de la población activa se dedicaba de
volución francesa es el símbolo de una lucha vic- una forma u otra al trabajo agrícola. Desde luego,
toriosa que permitió pasar del m o d o de produc- ello se reflejó en la abolición de los derechos seño-
ción feudal al m o d o de producción capitalista. Se riales (sobre las personas y sobre sus bienes), la
considera hoy que esta afirmación peca de forma- libertad de cultivo, la nacionalización y la venta
lismo y que hace demasiado hincapié en los aspec- de las propiedades de la Iglesia y la movilización
tos económicos. nacional de personas y bienes que conllevó la re-
N o existe una definición precisa del m o d o de volución. C o m o lo señaló Lefèbvre, los campesi-
producción feudal. C o n anterioridad a la Revolu- nos tenían su propia autonomía y combatieron no
ción francesa, las explotaciones dirigidas por se- solamente los derechos señoriales sino también la
ñores feudales o pequeños terratenientes habían modernización y el capitalismo. C o m o conse-
evolucionado mucho respecto a la época medie- cuencia de la Revolución, mejoró el nivel de vida
val. Por consiguiente, el m o d o de producción feu- de los campesinos, pero éstos siguieron siendo
dal no estaba m u y difundido en tiempos de la Re- simples espectadores políticos.
volución. C o m o lo señaló Georges Lefèbvre3, el Los historiadores japoneses siempre han he-
30 % de la tierra pertenecía a señores feudales y a cho m u c h o hincapié en el papel que tuvo la «revo-
la Iglesia, aproximadamente un 30 % m á s perte- lución campesina» en la Revolución francesa, y
necía a pequeños agricultores, y la burguesía po- en especial en la autocracia de los jacobinos cuan-
seía aproximadamente el 40 %. Algunos terrate- do abolieron los derechos feudales en julio de
nientes asumieron la gestión directa de la agricul- 1793. A su juicio, lo que permitió suprimir los
tura y con el tiempo se convirtieron en derechos feudales y por lo tanto promover el capi-
promotores del capitalismo agrícola, pero en su talismo en Francia, fue el considerable poder del
mayoría alquilaban sus tierras a campesinos partido jacobino.
arrendatarios pobres llamados fermiers o méta- Según su análisis, el Gobierno de la Meiji
yers. En las aldeas de Francia el m o d o de produc- Ishin, por su parte, compró los derechos de los ex
ción combinaba elementos propios del feudalis- gobernadores H a n mediante una indemnización
m o y del capitalismo. que sefinanciógravando a los campesinos, lo que
Los cambios del m o d o de producción se deben conllevó el fracaso de la revolución campesina y
sobre todo a la transformación de la producción las dificultades que tuvieron en imponerse en Ja-
de bienes como el vino, el lino, la seda y el algo- pón el modernismo y el capitalismo4.
dón, que estaba concentrada en algunas ciudades Esta opinión estaba m u y difundida en Japón
o puertos. La mayor parte de esta protoindustria antes de la guerra y prevaleció durante gran parte
La Revolución francesa y la Meiji Ishin 49

El emperador Mutsu-Hito (1852-1912), bajo el reinado del cual Japón emprendió la renovación Meiji, inauguran-
do la primera línea de ferrocarril japonesa, el año 1872 en Yokohama. Colección víoliet.

del período de posguerra, c o m o si las reformas Postulados


agrarias y la disolución de la Zaibatsu después de
la guerra la justificaran. Algunos estimaban que E n el proceso de transformación política, algu-
había llegado el m o m e n t o de hacer una revolu- nos fenómenos comunes, por ejemplo la con-
ción en el sentido occidental para compensar el centración del poder y el fortalecimiento del
fracaso de la Meiji Ishin. Muchos marxistas esti- gobierno central, pueden considerarse prolon-
maban que se debía avanzar directamente hacia el gaciones de una evolución iniciada siglos antes
socialismo sin pasar por la etapa del capitalismo. de cualquier revolución.
Hoy es obvio que la emancipación de los cam- Si bien la monarquía absoluta de los Borbo-
pesinos gracias a la Revolución francesa se inició nes y el Bakufu del Shogunado T o k u g a w a se
en 1789 y no en 1793, y que limitó el desarrollo basaban en u n determinado orden social (ca-
del capitalismo en lugar de contribuir a su expan- racterizado en el primer caso por la existencia
sión. Aunque la Meiji Ishin no se pueda conside- de los trois états y en el segundo por el shinoko-
rar una revolución, es indudable que favoreció el she, industrial y comerciante, en los dos casos
capitalismo y preparó el terreno para la ulterior se superaron las barreras regionales, religiosas,
transformación de Japón en una potencia indus- así c o m o las de tipo profesional, se inició la
trial mundial. N o sería apropiado explicar la dife- unificación judicial y militar del país, y se pro-
rencia entre la Revolución francesa y la Meiji cedió a reformar el sistema de medición y el
Ishin desde el punto de vista de la situación de los régimenfiscal.C o m o lo sostuvo de Tocquevi-
campesinos y del auge del capitalismo. A m i jui- lle, la Revolución francesa fue la culminación
cio, el problema debería examinarse m á s bien en del proceso de centralización del poder inicia-
términos políticos e ideológicos. do por la monarquía absoluta. Esta idea de cen-
50 Kenji Kawano

tralización y unificación de la autoridad se re- Sorai Ogyu en las que se abogaba por una refor-
fleja en los lemas «la République, une et indivi- m a radical de la interpretación de las obras de
sible» (1793), y «Un roi, une loi, une nation» la literatura china y las de Shoeki A n d o en las
(1789). que se celebraban las virtudes de la vida senci-
El Shogunado Tokugawa también era un go- lla de los campesinos. Esta nueva tendencia
bierno altamente centralizado, compuesto por consistía por una parte, y por la influencia de
m á s de 300 gobernadores feudales (Daimios) y los estudios holandeses, en fomentar la occi-
sus familias, cada uno con poder autónomo. El dentalización, y por la otra, en apoyarse en la
Shogun estaba facultado para designar a los go- voluntad y los sentimientos del pueblo para eli-
bernadores y cambiarlos según su voluntad. El minar todas las influencias extranjeras anterio-
Shogunado Tokugawa no solamente poseía el res.
15 % de las tierras sino que también gobernaba Las exigencias formuladas por Rusia, Gran
las ciudades de Edo (Tokio), Osaka y Kioto. Bretaña, Estados Unidos y Francia, respalda-
Asimismo, el Shogun controlaba el comercio das, desde luego, por sus fuerzas navales con-
exterior, la minería y la acuñación de moneda. juntas, ocasionaron considerables conflictos
Alfinaldel reino de Shogun, cuando su po- políticos en el Shogunado. La aparición de flo-
der comenzó a declinar, surgieron problemas tas extranjeras infundió indignación y temor al
con los poderosos señores del sudoeste de Ja- pueblo japonés. Después de 200 años de paz, la
pón. A medida que se agravaban estos sínto- Bushi (clase de los samurai) se despertó para
m a s de desunión, la familia del emperador, que izar la bandera del sentimiento xenófobo e ins-
representaba la autoridad unificadora desde tar a las autoridades a actuar.
tiempos remotos, intervino para preservar y
mantener el sistema centralizado. Fue altamen-
te simbólico que la autoridad tradicional fo- La esencia de la Revolución
mentara la creación de una nación «moderna»
al estilo de las de Occidente. La Meiji Ishin evolucionó a partir de un proce-
El fortalecimiento del sistema centralizado so que había comenzado «en el exterior» y se
teóricamente implicaba que no era necesaria desplazó hacia «el interior», mientras que la
una revolución, o sea una lucha política dramá- Revolución francesa fue una crisis interna que
tica e intensa de las capas inferiores contra las se extendió más allá de sus fronteras, c o m o lo
capas superiores. Sin embargo, en los dos paí- demostraron las guerras napoleónicas. Hay un
ses no sólo se produjo un cambio en el poder hecho que merece ser subrayado: la caracterís-
sino que también se modificó la función m i s m a tica sobresaliente de la Revolución francesa es
del poder. Los líderes de la Revolución france- que el Estado llano, que sin duda no era una
sa denominaban al sistema anterior «anclen ré- clase privilegiada, dio un nuevo significado al
gime»; en Japón, los dirigentes de la Meiji Ishin espíritu y a la forma de gobierno planteando
calificaron la nueva estructura de «renova- m á s claramente sus exigencias y consolidando
ción» pues se trataba de un sistema «renova- sus logros políticos. Esta es la razón por la cual
do». se dice de la Revolución francesa que es un
La idea de «Ilustración», c o m o se sabe, «ejemplo ideal» del logro de la democracia po-
siempre desempeñó un papel esencial para jus- lítica mediante su revolución, aunque esa de-
tificar la creación del sistema de gobierno y sus mocracia no se haya estabilizado de inmediato
bases. El Contrato Social de Rousseau no era sino que tuvo que ser objeto de distintos ajustes
m u y conocido antes de la Revolución pero su radicales hastafinesdel siglo xix.
Emilio, las innovaciones agrícolas de los fisió- N o obstante, la Revolución francesa conser-
cratas y la Enciclopedia tuvieron una influencia vó su condición de ejemplo por excelencia de
considerable en la configuración de la nueva reorganización del poder por el ciudadano co-
sociedad. m ú n a su propio nivel. Esta es la razón por la
E n Japón, los sinólogos tenían sus dudas cual se la denomina «revolución burguesa»,
acerca de las doctrinas de C h u Shi, el filósofo realizada por ciudadanos ordinarios y no por
chino del siglo x n que inspiró la ética del Sho- capitalistas.
gunado de Tokugawa. Así, por ejemplo, a m e - Si bien es cierto que fueron las masas popu-
diados del siglo xviii se publicaron las obras de lares quienes atacaron la Bastilla y se dirigieron
La Revolución francesa y la Meiji Ishin 51

La emperatriz de Japón asiste a la inauguración de una escuela de jóvenes el año 1885 en Tóquio.
M . Random/Sipa Icono

hacia Versalles, entre los líderes de la Asamblea gunado no eran de rango elevado y estaban m á s
Nacional y del nuevo gobierno revolucionario capacitados para las tareas de secretaría y con-
figuraban miembros de la nobleza, del clero, tabilidad, que para los asuntos militares, al
jueces, médicos, abogados y periodistas, es de- contrario de lo que hubiera ocurrido si se hu-
cir, la élite, los adalides intelectuales de la so- biera tratado de samurais de rango superior.
ciedad. Se comprueba que la clase con la cual se Tenían algunos conocimientos de China y se
identificaban dichos líderes no fue la m i s m a en interesaban por los Países Bajos y otros países
1789 que en 1793: en 1789 era la clase que po- extranjeros. Estos samurais de rango inferior
seía bienes y conocimientos, en tanto que en que estaban al servicio de la autoridad feudal,
1793 era la pequeña burguesía y los propieta- eran jóvenes y pobres, pero llenos de voluntad
rios de pequeñas granjas. Robespierre y los ja- y energía. N o creo que se les deba atribuir nece-
cobinos intentaron conservar el poder político sariamente alguna superioridad ni por sus co-
transfiriendo su base de apoyo del primer gru- nocimientos ni por su sabiduría.
po al segundo. Masahiro A b e y Kaishu Katsu conocían
Los samurais que decidieron atacar al Sho- mucho mejor Occidente, pero estaban clara-
52 Kenji Kawano

mente del lado del Shogunado. El movimiento tante en el establecimiento del nuevo gobier-
xenófobo y el afán de derrocar al Shogunado no.
perdieron su razón de ser una vez que se logra- Sin embargo, se plantea también la cuestión
ron sus objetivos y se restableció el sistema im- de la «acción» del pueblo. Se sabe que el pueblo
perial. D e este m o d o , el nuevo gobierno adoptó participó en las luchas políticas de la Revolu-
una nueva política de «apertura del país y fra- ción francesa. ¿ C ó m o reaccionó el pueblo japo-
ternización». Junto con este proceso se instau- nés en la época de la Meiji Ishin? U n ejemplo
ró una especie de democracia parlamentaria sería indudablemente la organización de los
que requería un enfoque occidental y la asimi- campesinos y ciudadanos por parte de la pode-
lación de la civilización occidental. Tres años rosa familia Choshu en la zona que hoy se de-
después del establecimiento del nuevo gobier- nomina Prefectura Yamaguchi. Este grupo lla-
no, se envió a Europa y a Estados Unidos de m a d o shotai o «brigada de ciudadanos» c o m -
América una delegación del gobierno por un batió contra el Shogun, a veces con m u c h o
período de dos años. Era tal el deseo del nuevo éxito. E n el otoño de 1867, cuando se anunció
gobierno por asimilar todo lo que venía de O c - la restauración del régimen imperial, el Shogu-
cidente que descuidó la tarea urgente de edifi- nado se vio acorralado entre las flotas extranje-
car una nueva nación. Los antiguos partidarios ras y la corte. Muchos ciudadanos de Osaka,
del movimiento xenófobo se adhirieron al nue- Kioto y Edo desfilaron por las calles y fueron al
vo gobierno y adquirieron el poder político. D e asalto de Ise, cuna del Sintoísmo japonés y,
ese m o d o se consolidaron los cimientos del pretendiendo haber recibido un mensaje divi-
nuevo régimen. no, danzaron frenéticamente por las calles.
Si se hubiera mantenido el gobierno de los Aunque este comportamiento puede interpre-
samurais de rango inferior, el antiguo sistema tarse de distintas formas, lo interpreto por m i
de impuestos sobre bienes inmuebles habría se- parte c o m o la explosión espontánea de regocijo
guido vigente y la Meiji Ishin tan sólo hubiera ante el previsible fin del régimen Tokugawa.
significado la transferencia del poder de un N o obstante, no duró m u c h o y no tuvo repercu-
grupo a otro. Sin embargo, el nuevo gobierno siones políticas. Esa explosión puede equiparse
abolió de hecho el sistema anterior de familias a la «grande peur» («el gran miedo») de los
poderosas, derechos feudales, señores feudales campesinos en la época de la Revolución fran-
y vasallos, comprando sus privilegios. Llevaron cesa. Si hubiera habido un conflicto militar por
a cabo una reforma moderna en la que la recau- el control de Tokio, el pueblo de las ciudades
dación del impuesto sobre bienes inmuebles es- hubiera podido unirse a la Meiji Ishin.
taba sujeta a la aprobación de los títulos de pro- Kaishu Katsu, uno de los vasallos del Sho-
piedad de los terratenientes y campesinos. Esa gun, y Takamori Saigo de Satmusa se encontra-
fue la «reforma del impuesto sobre bienes in- ron, c o m o se sabe, para planear la capitulación
muebles» de 1873. sin derramamiento de sangre de la ciudadela de
La aplicación de estas políticas exigía algu- Edo, mientras que las tropas del nuevo gobier-
nas condiciones: en tiempos del Shogun el de- no, constituidas principalmente por poderosas
recho de usufructo fue comercializable y se fo- familias del sudoeste de Japón, habiendo avan-
mentó ampliamente la centralización de las tie- zado hacia el este y vencido la resistencia de las
rras d e cultivo así c o m o la tenencia en tropas del Shogun, se preparaban para asaltar
arriendo. N o m e es posible extenderme aquí el castillo. Esta reunión pudo celebrarse en gran
sobre este tema, pero quisiera señalar que Osa- parte gracias a la mediación del Embajador bri-
ka era el centro de un mercado nacional del tánico, Harry Parkes. El Embajador francés,
arroz, y la producción de bienes agrícolas y m a - Léon Roche, ya había regresado a su país, de-
nufacturados c o m o el aceite vegetal, el algo- cepcionado por el hecho de que el Shogun T o -
dón, los artículos de tejido de algodón, el azú- kugawa hubiera renunciado a oponerse al nue-
car y las tinturas estaba extendida por otras re- vo gobierno y partido a Shizuoka. D e ese m o -
giones del país. Ello condujo a la aparición de d o , G r a n Bretaña se q u e d ó con el pleno
una «gran burguesía» formada por campesinos dominio de la situación. El objetivo de la polí-
ricos y comerciantes, los cuales obtuvieron una tica británica era poner término rápidamente
posición análoga a la de los samurais, y, por al conflicto militar y político afinde encontrar-
consiguiente, desempeñaron un papel impor- se ante un Japón con el cual se pudieran firmar
La Revolución francesa y la Meiji Ishin 53

U n a delegación japonesa en visita a Francia, el año 1911. cokiuon \ioiiei.

acuerdos comerciales lo antes posible. Parkes por los campesinos independientes; les contra-
logró ese objetivo, y lo que hubiera podido con- rió que se mantuviera tan elevado y tan pareci-
vertirse en una revolución democrática no lle- do al anterior, teniendo en cuenta que ellos es-
gó a ver la luz. peraban que disminuyera. En consecuencia, en
1874 el gobierno tuvo que hacer frente a un
fuerte movimiento de protesta caracterizado
por dos incidentes importantes: el primero fue
El destino d e la Meiji Ishin la rebelión de los samurai contra la pérdida de
sus privilegios, conocida por «la rebelión de Sa-
C o m o proceso de transformación política, el ga», una sublevación que duró hasta el suicidio
Japón de entre 1868 y 1873, no tiene ninguna de Takamori Saigo en la Guerra de Seinan de
de las características del movimiento democrá- 1877 y, en segundo lugar, la campaña a favor
tico que se produjo en Francia en 1789 y m u - de los «derechos democráticos» en la que se pe-
cho menos del de 1793. Esta es la opinión que día una reducción del impuesto sobre los bie-
prevalece en Japón desde la guerra. Los m a n u a - nes inmuebles, la creación de un parlamento y
les de historia presentan la Meiji Ishin no c o m o la promulgación de una constitución. Esta
una revolución, sino como la restauración y la campaña consistió en atacar el carácter aristo-
consolidación no de la democracia, sino del ab- crático y absolutista del Estado japonés y se
solutismo. inspiró directamente en el Parlamento británi-
Sea c o m o fuere, 1873 no marca el punto fi- co y en la Revolución francesa. El movimiento
nal del conflicto político en Japón; simplemen- se propagó a través de reuniones, peticiones,
te le confiere una nueva dimensión. La reforma conferencias y artículos publicados en la pren-
del impuesto sobre los bienes inmuebles fue sa. Al alcanzar su apogeo, T o m o m i Iwakura,
mal acogida tanto por los terratenientes c o m o uno de los líderes del nuevo gobierno, observó
54 Kenji Kawarw

que la situación debía haber sido m u y similar a ñanzas de la Revolución francesa. El grupo pro-
la de la época de la Revolución francesa. gubernamental intentó firmemente impedir
Frente a esta expansión del pensamiento una victoria «jacobina» mientras que la fac-
democrático el gobierno temía sobre todo que ción antigubernamental procuraba alimentar
se difundiera el «republicanismo» surgido de la la llama de la revolución y evitar la tragedia de
Revolución francesa. U n importante funciona- los jacobinos que habían permanecido tan po-
rio gubernamental, Hakubun Ito y su colabora- co tiempo en el poder. C h o m i n Nakae. que vi-
dor, Kowashi Inoue, preferían más bien un m o - vió en la primera fase del período Meiji, tradu-
delo político imperial al estilo alemán que la jo las obras de Rousseau y también participó en
política de partidos británica. Tenían plena el movimiento en pro de los derechos democrá-
conciencia del hecho que los jacobinos habían ticos. En una obra publicada después del fraca-
ejecutado al rey y que su ideología se inspiraba so de este movimiento, este eminente escritor,
en Rousseau. comparó la Francia revolucionaria con un «de-
El exitoso golpe de estado de 1881 tenía es- mente» 5 . Afirmó que el valor de la demencia
pecíficamente por objeto salvaguardar al go- residía en evitar que otros perdieran a su vez
bierno del republicanismo y de la acción direc- la razón.
ta del pueblo. Expulsó a Shigenobu O k u m a , Quizá se reía de sí m i s m o por haber preten-
moderado defensor del parlamento, a Yukichi dido ser el sucesor de Rousseau y los jacobinos,
Fukuzawa, dirigente m u y popular partidario pero también quizá quiso decir que un fenóme-
también de un parlamento y del constituciona- no tan determinante c o m o la Revolución fran-
lismo, así c o m o a sus seguidores. A título de cesa jamás podría haberse repetido en el contex-
compensación, el gobierno prometió establecer to de Japón.
un parlamento en un plazo de diez años y pro- La revolución japonesa no tuvo ningún pe-
mulgar una constitución conforme a las orien- ríodo jacobino pero permitió que el capitalis-
taciones del gobierno, en vez de aprobar el m o - m o japonés se desarrollara rápidamente. T a m -
vimiento de los derechos democráticos. bién ayudó a construir una nación que, con el
El éxito del golpe de estado permitió al go- tiempo, invadió a otras así que su poderío mili-
bierno superar la crisis y dedicarse a instaurar tar se lo permitió. A d e m á s , facilitó la emergen-
un sistema en el que el gobierno y el emperador cia del nacionalismo y del imperialismo. El
no tuvieran el menor tinte republicano o jaco- precio que Japón tuvo que pagar por todo esto
bino. El golpe puede considerarse c o m o una es- fue considerable, a saber, medio siglo de obscu-
pecie de «Termidor» japonés. Así c o m o lo hizo rantismo entre la Constitución Meiji y la ac-
Napoleón después de Termidor, el Emperador tual, hasta que pudieron erigirse los cimientos
Meiji asumió el poder supremo después del gol- de una cultura basada en la libertad, la esponta-
pe de estado de 1881. neidad y la democracia.
En este conflicto, ambas facciones deseaban
reconstruir la nación, aprovechando las ense- (Traducido del inglés)

Notas

1. Furet, F., Penser la Révolution Française, 1978, pág. 23.

2. The French Revolution and Meiji Ishin, N H K Books, Tokyo, 1966.

3. Georges Lefèbvre, Quatre-vingt-neuf, 1939.

4. H . Takahashi Du Féodalisme au Capitalisme, Paris. 1982, pág. 88.

5. Chomin Nakae Obras, Vol. 10, lwanami, 1983.


Las paradojas de las revoluciones
hispanoamericanas

Luis Castro Leiva

El presente artículo tiene una triple finalidad1. te americano5. E n efecto, m á s allá del sentido
E n primer lugar analiza el alcance historiográ- m i s m o y de las posibilidades de una revolución
fico del impacto de la Revolución francesa en «americana» -pasada, presente y futura- las
el origen y la construcción del republicanismo modernas ideas historiográficas de la revolu-
liberal hispanoamericano para tratar de c o m - ción se abrieron paso hasta convertirse en el
prender la característica general del discurso resorte principal de lo que puede concebirse
político latinoamericano, a saber, su carácter c o m o la meta de unafilosofíapolítica «ameri-
retórico y revolucionario. E n segundo lugar, cana» de la historia.
veremos c ó m o se introdujo el lenguaje de la li- A este respecto, el continente americano ha
bertad y de los derechos humanos 2 propio de sido un importante campo de experimentación
losfilósofosfranceses de la política para las versiones
Ilustración. E n tercer lugar Luis Castro Leiva, presidente del Instituto «ilustradas» de ese concep-
indicaremos algunas defi- Internacional de Estudios Avanzados de C a - to supuestamente moder-
ciencias conceptuales atri- racas, Venezuela, es también profesor del de- no.
buibles a esa fuente aún ac- partamento defilosofíade la Universidad Si-
Es significativa en este
m ó n Bolivar. Es autor de La Gran Colombia:
tiva de legitimación políti- una ilusión ilustrada (1984) y de diversos ar- punto la ambigüedad de la
ca, que todavía descansa tículos y ensayos. palabra «americano».
esencialmente en una filo- Cuando el concepto de li-
sofía de la historia tachada bertad, en el sentido dado a
de irrealismo crítico y polí- este término por la Ilustra-
tico3. ción, se adoptó por prime-
ra vez en los discursos y es-
critos políticos de este con-
La Ilustración en tinente, era u n concepto
el Nuevo M u n d o destinado a aplicarse a to-
da la h u m a n i d a d , revis-
E n política, tal vez ninguna otra idea esté dota- tiendo una 6connotación particular para el N u e -
da de mayor poder de confusión cognoscitiva y vo M u n d o . Entonces no existía la división
de tanta impracticabilidad c o m o la de la revo- Sur-Norte. E n principio, el término libertad só-
lución4. Bajo su imperio se ha confundido ra- lo podía pronunciarse y, en consecuencia, pro-
zón con vida y muerte; pasiones con acción; meterse conceptual o prácticamente en esa for-
comprensión con casualidad; subjetividad con m a a todos los seres humanos universalmente.
objetividad; y, postrera y permanente ironía, El N u e v o M u n d o tuvo que descubrir dolorosa-
libertad con opresión. Asimismo, tal vez nin- mente que había una gran diferencia entre el
gún otro continente haya agotado ritualmente m o d o c ó m o el potencial institucional de la li-
la fuerza de esa significación cognoscitiva y de bertad estaba en el corazón del proceso revolu-
esa impracticabilidad, y lo haya hecho con una cionario y los caminos por los que había llega-
determinación tan obcecada c o m o el continen- do hasta allí.

RICS 119/Mar. 1989


56 Luis Castro Leiva

El problema con que se enfrentaron los revolu- Por una parte se utiliza el término para desig-
cionarios hispanoamericanos era complejo. ¿Có- nar de m o d o general el vasto movimiento intelec-
m o era posible realizar una revolución si se consi- tual de la Ilustración c o m o si toda esa forma euro-
deraba el éxito de la primera (estadounidense) y el pea de pensamiento se redujera al trabajo de los
fracaso de la segunda (francesa)? Necesariamente enciclopedistas, de Voltaire, de Montesquieu, y
se inspiraron en los dos modelos existentes7 y, de de Rousseau. Por otra parte, se utiliza para refe-
hecho, se enfrentaron con problemas teóricos y rirse a la serie de acontecimientos que tuvieron
prácticos en cuanto a la validez y aplicabilidad lugar entre 1789 y el 18 de Brumário. Y en este
histórica del concepto de libertad. punto todo el significado de esa herencia francesa
E n un sentido crucial, la seguridad axiomática «ilustrada» desembocó en la absoluta imposibili-
que ofrecía el lenguaje universal de libertad sentó dad de cualquier explicación.
las bases para su salto «histórico». El sentido radi- Ver en el conjunto del proceso discursivo e
calmente nuevo de la historia, proclamado y apli- histórico de las revoluciones hispanoamericanas
cado por la primera revolución, tomó la forma de una prolongación de la Ilustración, es decir, del
una convicción fundamental. Q u e d ó definitiva- legado intelectual francés, no tiene m u c h o senti-
mente abierto el camino para unafilosofíapolíti- do. El único sentido que podría tener este enfoque
ca y «progresista» de la historia: la libertad se con- sería querer acercar este proceso a las interaccio-
virtió en lafinalidadde la historia. nes específicas de quienes participaron en ella, ha-
N o obstante, el viraje de los acontecimientos y bida cuenta de su ámbito concreto de compren-
los diferentes resultados de las dos revoluciones sión. A d e m á s , se correría el riesgo de interpretar
influyeron considerablemente en la percepción de las revoluciones hispanoamericanas, acaecidas
las particularidades hispanoamericanas de este bastante m á s tarde, en función de la relación de
proceso histórico universal. Las primeras tentati- los acontecimientos de 1789 con la Ilustración.
vas revolucionarias de la América Hispana trope- H a y , desde luego, fuertes razones para expli-
zaron m u y pronto con las amargas lecciones de car este estado de cosas. Históricamente, el repu-
sus dos modelos 8 . blicanismo liberal imaginó y concibió filosófica-
M u y pronto se descartó el modelo norteamerica- mente su propio inicio c o m o u n descubrimiento
no. Los esfuerzos por imitar el Norte se vieron supe- intelectual casual. Los futuros patriotas y los rea-
rados por la disensión y la derrota militar. La consi- listas aguerridos atribuían a losfilósofosdel siglo
guiente responsabilidad del fracaso se atribuyó no xviii los fundamentos generales y la eficacia de su
al modelo mismo sino m á s bien a las deficiencias lucha. E n ese sentido restringido, la interpreta-
morales específicas de los hispanoamericanos, que ción de los enciclopledistas franceses del lenguaje
se mostraban incapaces de alcanzar las alturas «su- de la libertad, causado por los efectos combinados
blimes» de la sabiduría política a que debían su éxito de a m b a s declaraciones, contribuyó en gran medi-
los norteamericanos9. Así pues, en un aspecto crucial da a configurar el proceso incipiente de legitima-
y visto exclusivamente según los criterios universa- ción política liberal. N o puede negarse, sin embar-
les del republicanismo liberal, los norteamericanos go, que otras Ilustraciones (la inglesa, la escocesa,
aparecían c o m o los únicos depositarios de la libertad la española y la italiana) también tuvieron su pa-
en el «Nuevo M u n d o » . pel. Cabe preguntarse por qué ha sido tan difícil
Este sentimiento cada vez mayor de perseguir desplazar la primacía de la Revolución francesa.
una meta política inalcanzable impulsó a los his- Esto requiere un examen m á s atento de las leccio-
panoamericanos a buscar desesperadamente los nes que pueden proporcionar los acontecimientos
motivos y las causas de su fracaso. En consecuen- de 1 789 y su relación con la elaboración progresis-
cia, desde un comienzo las revoluciones hispa- ta de una crítica hispanoamericana de la raciona-
noamericanas estuvieron impregnadas de una ne- lidad revolucionaria francesa.
bulosa de resentimiento y de paranoia. Fracasa- Desde el punto de vista de cualquier república
ron al copiar un modelo y tampoco lograron aparecida hacia 1810 y a la luz de las guerras na-
resolver el enigma planteado por el rotundo fraca- poleónicas, el modelo revolucionario francés apa-
so del ejemplo francés. E n este caso las lecciones rece un tanto sombrío. A los ojos de todas las cla-
fueron aún más frustrantes. Es, sin embargo, im- ses dirigentes que se perfilaban, el camino que va
portante distinguir los dos significados que los de 1789 al Imperio estaba manchado por una se-
historiadores latinoamericanos suelen atribuir a rie de traiciones. La idea de libertad y la de repú-
la expresión «Revolución francesa». blica habían quedado sepultadas bajo un gobierno
Las paradojas de las revoluciones hispanoamericanas 57

Estatua de Simón Bolívar (1783-1830), héroe de la independencia nacional, en Caracas. Venezuela.


Colección Viollet
58 Luis Castro Leiva

despótico. Para agravar la situación, se evidencia- E n segundo lugar, el argumento podía e m -


ban los efectos de dos terrores: la guillotina y la plearse en combatir las tesis favorables a una m o -
versión haitiana de la «ley de los franceses»10. narquía constitucional liberal al frente de la cual
U n a vez más la acción y la pasión revoluciona- habría un soberano, español o no. La fuerza de la
ria fueron empujadas hacia un estado de confu- inercia de la sociedad hispanoamericana y sus ele-
sión intelectual y moral. La pregunta ¿qué hacer? mentos bárbaros habrían convertido esta opción
se transformó en ¿cómo hacerlo? Esta cuestión, moderada en algo sencillamente suicida.
después de una serie de fracasos cada vez m á s nu- En tercer lugar, se habría podido ampliar el
merosos, se convirtió en la búsqueda ansiosa de argumento y defender firmemente las virtudes del
las causas de esta incapacidad persistente de pasar régimen dictatorial, confinando así la libertad a
de una declaración de independencia a la funda- los seguros límites morales de un virtuoso republi-
ción institucional de una sociedad civil, es decir, a canismo cívico: era preciso convertir las masas
la realización de la libertad. contumaces en ciudadanos, para su propia salva-
Pasemos a analizar la prometedora fortuna ción.
que estaba destinada a lograr una explicación cau- Esta forma peculiar de causalidad paradójica-
sal típicamente hispanoamericana. Confrontada mente atrincheró el enciclopedismo francés al ser-
con la certeza moral del sentido y de la necesidad vicio de la lucha por el incipiente concepto políti-
de la libertad considerada c o m o fase ulterior de la co de nacionalidad. C u a n d o los ideales revolucio-
independencia y c o m o finalidad de la revolución narios de América del Norte cayeron de sus
m i s m a , la búsqueda desesperada de una forma li- alturas políticas y la experiencia napoleónica puso
beral de gobierno republicano identificó las cau- coto a los peligros de la Revolución francesa, los
sas de su fracaso en la especificidad de las condi- hispanoamericanos hicieron su propia versión del
ciones hispanoamericanas de la «larga marcha» Terror (las guerras de exterminación) procurando
hacia la universalidad política. Precisamente para al m i s m o tiempo ser ciudadanos a toda costa.
eso se había concebido heurísticamente un argu- Podemos preguntarnos en este punto qué sig-
mento racial específico que puede resumirse de la nificaba ser ciudadanos12. Se respondió a este in-
siguiente manera: la esclavitud «gótica» a que los terrogante estética y éticamente en términos neo-
españoles habían sometido sus colonias había co- clásicos. El culto hacia las virtudes públicas, es
rrompido en sus raíces toda disposición hispanoa- decir, el heroísmo, era una condición necesaria a
mericana hacia un gobierno autónomo. Ni siquie- la búsqueda de la «felicidad». N o obstante, esta
ra tenían una tiranía ejercida por tiranos locales y, virtud -la única verdaderamente significativa en
para complicar las cosas, el mestizaje había impe- este m o m e n t o - era m u y exigente: requería sacrifi-
dido la aparición natural de un carácter nacional cio. Quienes aceptaban el deber de las pasiones
consolidado. Los hispanoamericanos eran, pues, morales que llevaban a una entrega total de vida o
miembros de una raza indómita e ingobernable. muerte se sumergían en una universalidad afecti-
La especificidad y la omnipresencia de ese males- va e intelectual a la vez. La correlación lógica que
tar emocional y ese resentimiento estructural ba- unía la acción política a la pasión podía traducirse
sados en una historia racial dispar se convirtió en en un conjunto específico de convenciones en m a -
la base conceptual de una explicación causal y m o - teria de comunicación. Estas convenciones obe-
ral del fracaso político". decían a una retórica estudiada, regida por el sen-
Sea cual fuere la veracidad de esta versión, tu- tido de las conveniencias y de la adecuación. Para
vo consecuencias históricas importantes e inme- ser ciudadano se debía no sólo obrar y sentir co-
diatas en las guerras de legitimación que escalona- m o lo exigía la razón universal, sino además apa-
ron la lucha por la independencia. E n primer lu- recer e irradiar en consecuencia. El entusiasmo
gar - y esto es lo m á s importante- no e m p a ñ ó la verbal tan característico del proceso francés de le-
idea de libertad o revolución y en cambio contri- gitimación política y revolucionaria inspiró un es-
buyó a aplicar toda la fuerza de la elocuencia al tilo literario y un arte oratorio dominados por el
servicio de casi todos los grandes principios de placer de ejercer una influencia mediante la elo-
unafilosofíapolítica de la historia inspirada en la cuencia política. C o m o resultado de esa concep-
Ilustración. En efecto, se enalteció el sentido m o - ción literaria de la legitimación política, nació de
ral del sacrificio patriótico aún m á s que en el pa- las formas imperantes del discurso «ilustrado»
sado. Se había iniciado la marcha dramática hacia una retórica específica de la política.
la ética de una política de lo sublime. Esa retórica era la manifestación tangible de la
Las paradojas de las revoluciones hispanoamericanas 59

fuerza imperiosa y del esplendor universal de las conjunto de creencias que nutrían los primeros
virtudes públicas. Su atractivo estético y su fuerza discursos políticos de libertad, sino que es a todas
de persuasión eran inherentes a su carga emocio- luces síntoma de la pérdida histórica de su signifi-
nal. Acaso desde una perspectiva verdaderamente cado, es decir, la incapacidad cada vez mayor de
roussoniana, la emoción estaría particularmente los protagonistas para comunicar o persuadir. Las
bien adaptada a la expresión de este racionalismo vidas segadas por las guerras, la desaparición de
mezclado de afectividad. las élites y el declive de su papel de vanguardias
Este virtuoso republicano, contrario a la «ser- intelectuales significaba que el peso de una igno-
vil» paz realista -el revolucionario en potencia- rancia social ascendente corroía los elementos y la
fijó el escenario para la representación universal lógica axiomática del primer edificio conceptual
de una tragedia típicamente francesa. En primer revolucionario. E n consecuencia, se rompió defi-
lugar, el ciudadano que acababa de aparecer se nitivamente el vínculo conceptual entre la estéti-
hundió en un estado de desesperación profunda. ca y la ética de las pasiones y las acciones políti-
Conocía ciertamente la belleza, la bondad y el va- cas. Se perdieron para siempre los conceptos de
lor de la libertad. Sabía en términos generales que propiedad y exactitud de expresión y la capacidad
creía en un Dios encarnado en su creación, cuya lingüística necesarias para una retórica persuasi-
divinidad había de experimentar el corazón puro va. El tipo de discurso político resultante quedó
del hombre; sabía además que pertenecía a la raza prácticamente paralizado en cuanto a su forma
abandonada y única en el conjunto de la humani- emocional y subconsciente. La ética emocional
dad. Asimismo, estas convicciones le llevaban a general que surge a nivel político corroía el senti-
creer que apenas podía alcanzar la condición h u - do m i s m o y las intenciones del concepto hasta en-
m a n a y que era menester prestar atención a la pro- tonces crucial de virtud política. Al neoclasicismo
piedad y exactitud de su oratoria y sus escritos sucedió el neorromanticismo, a pintores c o m o
políticos. Certidumbre intelectual y certidumbre David, otros c o m o Gericault y Delacroix.
de los sentimientos; certidumbre de la opinión El concepto de .revolución política y la idea de
pública, de los escritos, de los discursos y de las gobierno republicano cobraron una nueva signifi-
virtudes. Su palabra estaba encarnada política- cación - m u c h o m á s familiar y contemporánea-
mente y por consiguiente debía afrontar, si era ne- en ese contexto intelectual de decadencia y de tra-
cesario, su propia muerte patriótica según un m o - gicomedia. Las revoluciones se convirtieron en
delo típicamente romano. Ese era el único sentido simples incidentes o levantamientos rutinarios en
moral importante del hecho de ser ciudadano. un estado de revolución permanente; el republica-
Ahora bien, cabe preguntarse si un hombre, nismo se transformó en una manía obsesiva de
m á s aún, todos los hombres, pueden vivir durante redactar constituciones. E n ciertos intervalos, la
toda o parte de su vida c o m o héroes romanos o dictadura -vestigio arqueológico republicano- se
espartanos. Sin embargo, la ilusión de una creen- concebía c o m o el instrumento privilegiado de ha-
cia puede ser m á s fuerte que la amargura de u n a cer reinar la fuerza bruta respetando las aparien-
impracticabilidad realista. En efecto, conforme el cias de la primacía del derecho. Así pues, la Ilus-
tiempo desgastaba el entusiasmo y las cualidades tración sufrió en el continente americano un des-
morales e intelectuales de esa retórica, la tragedia carrilamiento conceptual e histórico en m á s de un
«ilustrada» pasaba a ser comedia, Racine se con- sentido.
vertía en Molière. N o obstante, la filosofía de la
Ilustración siguió ejerciendo durante m á s de cien-
to cincuenta años una fascinación compleja en be- La triple batalla
neficio de un determinado estilo de legitimación d e la legitimación política
política a la francesa. La idea de las revoluciones
hispanoamericanas y de América latina c o m o L a idea de un nuevo lenguaje político surgió en
continente inmerso en un estado permanente de Hispanoamérica en la segunda mitad del siglo
revolución puede interpretarse, según este enfo- xviii y dio origen a dos idiomas intelectuales,
que, c o m o una persistencia obstinada del atracti- distintos pero relacionados. E n primer lugar, el
vo intelectual de los ideales políticos de la Ilustra- discurso «filosófico» del conocimiento, que
ción. confundió equivocadamente la filosofía de la
El empobrecimiento de esta retórica a lo largo Ilustración con sus manifestaciones francesas
del siglo xix no sólo muestra la pérdida de fe en el y, por consiguiente, con el Enciclopedismo. Es-
60 Luis Castro Leiva

tas manifestaciones, en tanto que discurso ge- sionado de libertad, c o m o si se tratara de la tra-
neral de una nueva forma de pensamiento y co- ducciónfilosóficade su propia significación. A
m o condición histórica para los conceptos de partir de ahí, debía reorganizarse el cuadro ge-
libertad y derechos del hombre, ofrecía una neral de los «resortes de la acción»14, (es decir,
«lingua franca» universal, es decir, un conjunto de las pasiones), que hasta entonces habían res-
convencional de creencias lingüísticamente ex- paldado al patriarcado con la ayuda del lengua-
presadas mediante u n conjunto no menos con- je de lafidelidado de la «obediencia». Las pro-
vencional de términos. Pese al predominio del piedades emocionales elevadoras y catárticas
elemento francés, las variantes inglesa, escoce- de la libertad y sus implicaciones habrían de
sa, italiana, española e incluso hispanoameri- borrar el laxismo y la bajeza morales nacidos
cana aportaron también elementos éticos, esté- de la ignorancia y del servilismo que a su vez
ticos yfilosóficosal debate intelectual. eran el fruto de la autoridad despótica de los re-
El segundo idioma era el idioma político y yes.
jurídico de la libertad y los derechos del h o m - Así pues, es sobre esta base c o m o hay que
bre en tanto que vehículo de la afirmación con- considerar tanto la intencionalidad comunica-
vencional de las acciones y pasiones que mar- tiva de las Declaraciones de libertad y derechos
caron las revoluciones de la independencia. del hombre, c o m o su paulatina corrupción lin-
Así, el análisis histórico muestra c ó m o estos güística, es decir, la derivación de la tragedia a
dos idiomas eran parte del resultado discursivo la comedia.
de lo que sus autores llamaban un nuevo len- Se daba por sentado que, c o m o declaracio-
guaje político. ¿Es pues posible hablar de «gra- nes intelectuales, eran el descubrimiento o la
mática» de la libertad, es decir, los medios por revelación de verdades axiomáticas, princi-
los cuales la intención y el sentido transmitidos pios, acciones y pasiones políticas gobernadas
por sus autores, se ponen al servicio de la polí- por la ética. A la vez que recurrían, en un prin-
tica? cipio, a una retórica imperiosa y a la exhorta-
Aquí interviene una forma de pensamiento ción, imponían dos tipos de responsabilidades
particular a lafilosofíade la Ilustración, sobre y de exigencias cognoscitivas. E n primer lugar,
todo en Francia, que habría de marcar en el la inevitable responsabilidad socrática, en vir-
futuro el potencial intelectual y práctico de ese tud de la cual, la ignorancia no podía justificar
discurso: su carácter literario y, sobre todo, re- la desviación política y ética: era inconcebible
tórico. Esta inclinación a las letras impregnaba y, por tanto, imposible no ser clarividente. E n
no sólo el pensamiento, la sensibilidad y la ac- segundo lugar, c o m o si la naturaleza h u m a n a
ción política, sino que se consideraba que la no estuviera ya suficientemente puesta a prue-
m i s m a eficacia de la comunicación dependía ba, cada individuo era considerado responsa-
de la calidad literaria13. L a irresistible necesi- ble de sus sentimientos, de la intensidad y del
dad y el deseo «gramatical» c o m o dimensión justo valor de éstos así c o m o de sus formas de
estética y ética, habría de convertir el nombre expresión. Aquí encontramos el racionalismo
de libertad en un sinnúmero de verbos apasio- emocional que con su discurso ilustrado sobre
nados que la encarnaban religiosa y oralmente. la libertad y los derechos humanos impregnó
E n este contexto se ha de tomar m u y en se- las revoluciones hispanoamericanas por la in-
rio el sentido básico primero atribuido a la ex- dependencia. Por otra parte, su corrupción lin-
presión «libertad de pensamiento» por parte de güística posterior depende del forzoso carácter
losfilósofosilustrados, para quienes era prácti- francés que se vio obligado a asumir dicho dis-
camente sinónimo de libertad de expresión. curso: la búsqueda de una encarnación política,
Esa asimilación fundamental confería a la li- social y democrática de los verbos derivados de
bertad su propia «poética»; de aquí deriva la la palabra libertad.
tendencia a exhortar a la opinión pública, a di- ¿Cuál debería ser el agente ideal capaz de
rigirse a ella en términos didácticos y sobre to- captar la intención declarada de estos térmi-
do, cargados de emoción. nos? La respuesta tomó la forma ilusoria y esté-
Pensar en ese nuevo lenguaje significaba ril de una tautología: el ciudadano. Sin embar-
también experimentar en forma nueva el «ca- go, las condiciones históricas que siguieron in-
rácter poético» concebido para expresar a tra- m e d i a t a m e n t e a las declaraciones de
vés de su retórica la certeza de ese sentido apa- independencia probaron m u y pronto que no se
Las paradojas de las revoluciones hispanoamericanas 61

Fiesta del aniversario de la independencia de Brasil, en Bahía de San Salvador, hacia 1866.
Derechos reservados.

disponía de ciudadanos; m á s aún, que incluso cepción «ilustrada» sobre el alcance de la cons-
aquellos que eran singularmente aptos para titución política. A esta empresa esencialmente
desempeñar ese papel resultaron incapaces de literaria siguieron otras consecuencias m á s de-
mover una masa, m á s o menos recalcitrante y cisivas.
en un pretendido «estado natural», hacia el ca- E n especial se hizo patente la necesidad de
mino que conducía a la sociedad civil y a la concebir la legitimación política c o m o una re-
ciudadanía. La fuerza del razonamiento per- tórica bíblica. Todos los recursos elocutivos de
suasivo y axiomático inicial no logró crear los la retórica se pusieron al servicio del urgente
compromisos necesarios, y la ignorancia per- deseo de convertir lás almas recalcitrantes en
sistió, por no mencionar la importancia cada virtuosos héroes republicanos. El arte oratorio
vez mayor de las diferencias que se producían buscó el estilo sublime de R o m a en su heroico
entre los «Ilustrados». pasado republicano. El orador quería transmi-
En consecuencia, el lenguaje de la libertad tir con solemnidad en sus discursos lo que el
cambió de tema. Partiendo de sus certezas u n legislador había inscrito para toda la eternidad
tanto desmoronadas, empezó a buscar una efi- en la constitución escrita. N o obstante, cuando
cacia social beligerante del concepto de pueblo se hace tanto para que nada pueda quebrantar
soberano. Esto implicaba necesariamente dar tantas certezas, casi todo queda sujeto a la
un paso m á s hacia el endurecimiento de la con- duda. Esta es la teoría del enemigo interno o
cepción de confrontación política: del recurso el incrédulo resistente, intrínseca a la intracta-
al exilio se pasaba a la inevitabilidad de la gue- bilidad del concepto emergente de opinión
rra. Aparecieron entonces dos caminos distin- pública16.
tos, aunque complementarios, hacia esa nueva El dilema que afectaba a la opinión pública
meta lingüística. en los dos primeros tiempos de la República
E n primer lugar, el lenguaje de la libertad puede enunciarse cruda y sencillamente: ¿có-
recibió la impronta universal de su vehículo li- m o era posible partiendo del textualismo cons-
terario privilegiado: el estilo constitucional15. titucional y la oratoria universalista hacer
Para convertir lo intangible en empírico, la di- compatible la libertad de pensamiento y de ex-
fusión universal de las declaraciones y de sus presión con la imposibilidad de disentir? D e
principios, relativos al derecho natural, a saber, hecho, se trataba de un falso dilema. E n conse-
derechos humanos y libertad de pensamiento, cuencia, no se dieron medias respuestas: dada
convirtieron la política en u n escrito bíblico. la ausencia de adhesión cívica total y en n o m -
Sobre los fundamentos del estilo constitucional bre de los poderes del «estado natural», a la
se sacralizo el textualismo político de cara a hostilidad política se respondió con la elo-
protegerlo de los peligros del olvido o de la ig- cuencia de la espada. La tolerancia, valor li-
norancia. U n a vez establecido c o m o práctica beral esencial que en un principio fue m u y
política e institucional corriente, esta forma de celebrado, repentinamente se consideró
proceder avaló ineluctablemente la nueva con- sospechoso. La paranoia de la disidencia, que
62 Luis Castro Leiva

era el reverso de la certeza política, hizo de la gar, la guerra instaba a que se desterrara m á s
tolerancia y de su invitación a la superación allá del alcance de la ley natural entendida en
algo totalmente supérfluo. M u y pronto la re- términos racionalistas (como la base del ius
volución tomó un cariz agrio. La guerra libra- gentium) al enemigo el cual, siendo considera-
da hasta el extremo de la exterminación se do c o m o bestia bárbara, podía ser tratado
convirtió en posibilidad real y, lo que es m á s c o m o tal y no merecía clemencia alguna.
importante, se vio en ella el único camino para En segundo lugar, un frente interno, el consti-
inculcar en los corazones de amigos y enemi- tucional, exigía una urgente y efectiva repre-
gos la seriedad de las certezas implicadas. Las sentación política que, en nombre de la volun-
revoluciones hispanoamericanas de indepen- tad general y ante la exterminación, pudiera
dencia empezaron a aplicar sus propias versio- aunar, de buena o mala gana, todas las volun-
nes del terror francés, mostrando así una co- tades individuales para comprometerse con la
rrupción m á s del discurso relativo a la certeza moral de una soberanía liberal indivi-
libertad. sible. Conforme fue ganando terreno esa nue-
Inmediatamente después de 1810, con el va lógica, la fuerza en el poder imponía la
recuerdo de las recientes revoluciones y con el fuerza c o m o condición necesaria y casi sufi-
elocuente ejemplo del 18 de Brumário y de la ciente del derecho. E n tercer lugar, los dos
invasión de España por parte de Francia, la frentes anteriores requerían el perfecciona-
guerra seguía considerándose una salida pro- miento de los instrumentos técnicos y legales
bable. Sin embargo, una vez m á s no coincidie- con los que se pudiera llevar a cabo una con-
ron las representaciones ideales con la expe- frontación literaria. El escrito político se con-
riencia vivida. Inicialmente, la participación virtió en el centro de las preocupaciones relati-
«patricia» voluntaria se interpretó idealmente vas a la opinión pública.
c o m o la mejor manera de cumplir con las obli- La campaña intelectual sobre el problema
gaciones de ciudadano o, m á s estrictamente, de los derechos humanos en tiempo de guerra
con los deberes naturales que incumbían a to- exigió la aplicación de una teoría y de una
do ser que se reclamara del género h u m a n o , el práctica del enfrentamiento político. Se plan-
derecho de autodefensa significaba la necesi- tearon muchos interrogantes: ¿ C ó m o podía li-
dad de recurrir a las armas. Pero tal vez por la brarse una guerra decorosamente? ¿Cuáles
ambigüedad de las declaraciones iniciales, esta eran sus límites? ¿Podía un enemigo que libra-
obligación moral resultó ser dolorosa e incluso ba una guerra de exterminación contra toda
injustificada. El paso repentino a una indepen- una población esperar, en nombre del derecho
dencia manifiesta consagrada por la adopción natural, el mismo tratamiento?
de una constitución que proclamaba las certe- Muchas de estas cuestiones ya habían sido
zas republicanas hizo de ese sublime sacrificio ampliamente debatidas en el marco de la tra-
patricio una obligación aún más apremiante, dición liberal y tratadas en los manuales de la
sin que por ello fuera m á s fácil o m á s espontá- escuela de derecho natural y derecho de gen-
nea. tes. Pero la brutalidad de las guerras napoleó-
Sin embargo, los fracasos del discurso rela- nicas en España había hecho sentir vivamente
tivo a la libertad y a la desorientación de las a los revolucionarios hispanoamericanos, así
primeras repúblicas abrieron irrevocablemen- c o m o a sus enemigos realistas, toda la cruel-
te una brecha definitiva entre el ideal de ciu- dad de este tipo de conflicto y de terror. E n
dadanía constitucional y las exigencias de un efecto, la experiencia de estas guerras particu-
interregno moral republicano de tipo especial, larmente liosas había contribuido en gran m e -
dando lugar al lenguaje liberal de la dictadura. dida a confundir la conciencia liberal. Ello se
Para resolver los nuevos problemas que se hizo patente durante la lucha contra N a p o -
planteaban no bastaban unos pocos cambios león, pero la confusión y el desaliento a u m e n -
de orientación; eran necesarios una atención y taron al iniciarse el proceso revolucionario.
una competencia lingüísticas particulares que El problema se planteaba en los siguientes
tuvieran en cuenta los múltiples reflejos del es- términos: una lectura radical del derecho natu-
pejo moral, por lo demás intacto, de la opinión ral y de los derechos humanos, justificaba ple-
pública. La guerra de legitimación se libró en- namente la exterminación del enemigo bárba-
tonces en tres frentes distintos. E n primer lu- ro; el terror engendraba terror. Ninguna
Las paradojas de las revoluciones hispanoamericanas 63

muestra de clemencia tenía cabida y ello hubie- encarnarse en el pueblo. Solamente un libera-
ra significado el suicidio y, en consecuencia, hu- lismo autoritario y militar podía canalizar el
biera evidenciado la imposibilidad de respetar sentimiento popular y transformar unas hues-
la ley natural en un «estado natural» obligato- tes casi feudales vagamente inspiradas por las
rio. Por otra parte, si la causa natural exigía ideas republicanas que se entregaban, por así
que, en virtud de los principios del derecho de decirlo, a escaramuzas de guerrilla, en un ejér-
las gentes, se recurriera a las conven- cito del pueblo: fue necesario que el ciudadano
ciones que regían la guerra, ésto sólo podía abstracto tomara cuerpo para formar junto
favorecer el avance y el reconocimiento inter- con sus semejantes la masa de ciudadanos. Al
nacional de las aspiraciones republicanas. D e m i s m o tiempo, en el m u n d o de las imágenes
hecho, así sucedió. Sin embargo, ello n o republicanas se representaba con carácter es-
significó en m o d o alguno que las partes en pectacular la cuestión del m a n d o militar, del
disputa interpretaran la doctrina de la escuela liderazgo. Fue así c o m o se tergiversó el con-
del derecho natural en tanto que encarnación cepto de libertad bajo la influencia conjunta
del pensamiento liberal y republicano. En reali- de una teoría de la voluntad general y de la
dad, algunos argumentos de esta tradición jurí- dictadura militar.
dica se pusieron al servicio de esta causa, que C o m o expediente moralmente aceptable la
estaba cobrando fuerza. Este es quizás el aspec- dictadura tenía credenciales históricas intelec-
to m á s importante de la estrategia liberal de tuales bien merecidas y que no podían ponerse
legitimación. en tela de juicio. Es lo que tenían en mente los
Lafinalidadera obligar a los realistas a ad- líderes militares que hacían la guerra cuando
mitir moralmente la beligerancia republicana organizaban sus confrontaciones. Esta época
dentro de un modelo intelectual y jurídico extraordinaria, marcada por la interrupción de
aparentemente compartido -la tradición de la la libertad c o m o proceso histórico y la volun-
escuela del derecho natural- que en un princi- tad de perseverar en la vía de la independencia
pio denegaba a los revolucionarios la perte- política, exigía medios extraordinarios. La
nencia al género h u m a n o . Según esta versión moral de esa aspiración dictatorial se convir-
de derecho natural, en el m o m e n t o de iniciarse tió finalmente en el eje de su propia lucha ar-
las guerras de independencia los revoluciona- m a d a . La ciudadanía podía revivir en medio
rios cumplían con todos los requisitos para de las pasiones republicanas de la lucha arma-
que se les atribuyera el ignominioso papel de da por la liberación. Las preocupaciones mili-
bestias políticas. Sus pretensiones no eran sen- tares engendraron de forma natural la idea de
cillamente absurdas, sino monstruosas. ¿Có- la indivisibilidad del poder, de un gobierno
m o podían unos «brutos» esperar librar una centralizado y, en último término, de u n régi-
guerra justa? ¿Qué otro tratamiento podían y m e n autoritario republicano y militar a la vez.
debían esperar? E n consecuencia, cuando los Se necesitaba urgentemente una teoría de la
revolucionarios consiguieron asegurarse los voluntad política que fuera en esencia liberal;
beneficios de la legitimidad se ampliaron con- y existía una versión particularmente atractiva
siderablemente los argumentos provenientes propuesta por lafilosofíade la Ilustración.
de la escuela, y la humanidad ganó un nuevo T a n pronto c o m o la revolución reflexionó
agente: el revolucionario liberal. sobre el significado de su cambio y aceptó la
También en el segundo frente de legitima- guerra c o m o su destino, se concibió una vo-
ción se produjeron grandes cambios de carác- luntad política fundamentalmente general, de
ter intelectual y práctico. D e hecho, desde una m o d o que se fundieron intereses diferentes,
perspectiva militar, la necesidad de movilizar aunque relacionados. L a concentración de la
y seducir al pueblo estaba guiada por la con- autoridad exigida por los militares para salva-
vicción de que la libertad no tenía ninguna po- guardar el triunfo de la libertad se inscribió en
sibilidad de existencia si no había un ejército. la estructura constitucional de la organización
Sin embargo, nada justificaba la movilización republicana. La mejor forma de garantizar la
de un ejército de ciudadanos. E n efecto, la gue- indivisibilidad del poder era un gobierno cen-
rra había conllevado además de la victoria, la tral fuerte. Habida cuenta de los fracasos del
organización de un ejército permanente. El federalismo, una república digna de este n o m -
ejército popular de los ciudadanos sólo podía bre tenía que ser fuertemente centralizada. N o
64 Luis Castro Leiva

obstante, el carácter transitorio del régimen manente se convirtió en el estado que garanti-
dictatorial, en tanto que condición para la via- zaba la libertad.
bilidad de una república centralizada, conlleva El tercer teatro de operaciones para el pro-
efectos complejos y perversos para una acción ceso de legitimación fue de índole m á s intelec-
legislativa. tual.
El estado de guerra, variante liberal de un Del m i s m o m o d o que la independencia no
estado natural peculiar, era una lucha armada era real si no estaba consagrada por la retórica
contra la amenaza directa de una opresión ti- de una declaración, toda revolución debía te-
ránica: en estas circunstancias, y habida cuen- ner su constitución escrita (más tarde bastaría
ta de la adhesión a los principios republicanos, con un simple simulacro, es decir, con un pro-
no podía haber duda alguna sobre el sentido y nunciamiento). T o d o ello era perfectamente
la orientación de la voluntad general. La ac- conforme a lafilosofíailustrada. Lo específico
ción política y militar, el ardor, la vehemencia de la variante hispanoamericana fue el m o d o
y el sacrificio muestran a todas luces que la c ó m o el estilo constitucional se concibió en
suerte reservada a la libertad a nivel legislativo base a las dificultades conceptuales y a los in-
depende de la calidad moral general de las vo- fortunios políticos de la voluntad general.
luntades participantes en la lucha. Pero el dic- En un principio, y c o m o era de esperar, la
tador sabe tan bien c o m o sus partidarios repu- retórica constitucional era de una laicidad a m -
blicanos que la dictadura es una situación bigua. La riqueza de metáforas y ceremonias
temporal. Ello abría el camino a la restaura- c o m o la promulgación y los juramentos solem-
ción de la tiranía en nombre de una legislación nes son prueba de la transposición de ceremo-
que pretende consagrar la libertad. En efecto, niales religiosos. Esto no tiene nada de excep-
el dictador republicano pretende cambiar la cional, pero esta sacralidad laica se fue
forma de ejercer el poder legislativo, pero no desdibujando progresivamente. C o n el tiem-
suprimirlo. El dictador, apoyándose en el de- po, el nivel de la obra legislativa bajó de forma
recho que ejerce, se erige en magistrado supre- espectacular. Se amplió la distancia entre el
m o . Sin embargo, las circunstancias pueden carácter sagrado e intemporal del textualismo
convertir en instrumento de coerción lo que constitucional liberal y una práctica «revolu-
pretendía ser el último baluarte de un gobier- cionaria» cada vez m á s sumaria. Aparecieron
no republicano virtuoso. En este caso, la ironía dos sentidos de formalismo constitucional17.
fue asociar la revolución permanente con una E n primer lugar, las constituciones siguieron
inestabilidad republicana permanente. E n siendo píos ejercicios de retórica y de acción
efecto, incluso si podía lograrse la victoria mi- revolucionaria: consagraban pasiones desen-
litar, la inercia inherente al concepto de volun- carnadas y plasmadas en forma de virtudes es-
tad general sólo podía aumentar la inestabili- critas; o bien, a lo sumo, se contraponían a la
dad republicana, lo que a su vez alimentaba la intemporalidad textual: declaraciones progra-
convicción de que la voluntad general sólo po- máticas para un futuro moralmente abierto18.
día afirmarse ante un enemigo irreductible. E n segundo lugar, se convirtieron en expedien-
Si el recurso al concepto de la voluntad ge- tes retóricos convencionales explicativos de
neral alimentó la inestabilidad republicana en los golpes de estado.
vez de suprimirla, esto no se debió únicamente E n conclusión, el efecto general de esas tres
a condiciones históricas, es decir, a la exten- batallas simultáneas por la legitimación políti-
sión de las guerras al continente americano, si- ca fue apuntalar las certezas éticas y estéticas
no a la fragilidad m i s m a del constitucionalis- de los principios de la Ilustración. E n efecto,
m o . U n a soberanía indivisible significaba la el racionalismo emocional, c o m o lo hemos in-
adopción de un régimen espartano, es decir, terpretado, estaba literalmente escrito en la
incapaz de manejar cualquier disensión. La in- sangre de una determinada concepción de la
finita diversidad de las voluntades individua- confrontación política. E n consecuencia, es
les se consideró a partir de entonces c o m o una perfectamente comprensible que de manera
amenaza para el edificio republicano. El mili- paulatina se enraizara profundamente en el
tarismo democrático o el militarismo republi- emocionalismo ético al que dio lugar el desen-
cano liberal se originaron inevitablemente en cadenamiento de la furia y de las pasiones li-
esa práctica constitucional. La revolución per- berales y revolucionarias. L a última victoria
Las paradojas de las revoluciones hispanoamericanas 65

«El paso de los Andes», pintura al óleo de N . Maggi: el general argentino José de San Martín (1778-1850) efectúa
el 1817, esta peligrosa travesía en compañía del héroe de la independencia chilena, Bernardo O'Higgings, para
liberar Chile y Perú. Derechos reservados.

de esta versión voluntarista y militar del len- cedentes intelectuales del modelo francés. In-
guaje de la libertad y derechos humanos h a so- cluso al matizar la extensión y la fuerza de esa
brevivido hasta nuestros días dentro de los lí- relación causal, los historiadores se limitan a
mites bien definidos de las ideologías negar su persistencia actualmente. Si se exami-
jacobinas e igualitarias, por una parte, y el bo- nan otras causas, a m e n u d o se refieren tam-
napartismo republicano por otra. bién a las ideas surgidas de lafilosofíade la
Ilustración. Sin embargo, en su conjunto, esta
tradición historiográfica sigue introduciendo
Conclusión en la escena y en la configuración de las revo-
luciones hispanoamericanas elementos perte-
¿Qué lecciones deben sacarse de esta exposi- necientes al patrimonio intelectual y a las
ción? ¿ C ó m o debemos considerar esta heren- ideas ilustradas de la Revolución francesa.
cia francesa en relación con las acciones o Si la visión general de la historia que tienen
pasiones políticas y con las teorías hispanoa- los latinoamericanos está incontestablemente
mericanas de la revolución? Se pueden dedu- dominada por lafilosofíade la Ilustración (no-
cir tres lecciones principales. temos que ello no es u n efecto del marxismo
E n primer lugar, hay importantes conse- sino que, por el contrario, el marxismo se apo-
cuencias, relativas a nuestra concepción de la yó en esta filosofía), cabe deducir que son los
historia política, hasta el m o m e n t o concebida herederos activos de sus temas y de sus errores
a la luz tanto de las representaciones imagina- de interpretación histórica. E n estas circuns-
rias c o m o de las crónicas de la época que des- tancias, ¿cuál es la lectura que los latinoameri-
cribían la Revolución francesa c o m o el brusco canos han hecho de la historia de sus repúbli-
advenimiento de las ideas «ilustradas». cas?
Así, hasta el día de hoy, los latinoamerica- Por lo general se admite que el único pro-
nos consideran que sus revoluciones vinieron pósito del concepto de libertad es garantizar el
determinadas de manera decisiva por los ante- desarrollo histórico del contenido social de la
66 Luis Castro Leiva

noción de igualdad, moralmente necesario e na de la historia para recuperar la virtud y el


historicamente inevitable, y que en consecuen- decoro. L a situación es m u c h o m á s desespera-
cia, visto desde una perspectiva liberal e indi- da: ¿Qué ha de hacerse para que las construc-
vidualista, indica la orientación general, siem- ciones intelectuales de lafilosofíade la Ilustra-
pre perfectible, que debe imprimirse a la ción cesen de dominar las aspiraciones
acción y a las pasiones. democráticas de tantos individuos que las asu-
Ese historicismo político y esa concepción m e n c o m o suyas? Tal vez sería preciso refor-
progresista del republicanismo liberal implica mular la libertad en otros términos, pero, ¿es
además que la revolución es la n o r m a moral y, posible?
en última instancia, la forma material de este Por último, esta perversión general de la fi-
proceso. En este sentido, todas las luchas con- losofía de la Ilustración ha soportado la dura
tinentales por la libertad acaecidas anterior- prueba de la praxis política e institucional: los
mente, desde Lope de Aguirre hasta los C o m u - resultados han sido desastrosos. Valgan c o m o
neros, han de leerse c o m o episodios franceses ejemplo el índice de longevidad constitucio-
del aporte hispanoamericano a la revolución nal, la frecuencia en la sucesión de las repúbli-
«americana»; la revolución del N u e v o M u n d o . cas o las estadísticas relativas a las revolucio-
Así, las pretendidas causas de la Revolución nes, por no mencionar los innumerables golpes
francesa convierten las causas de las revolucio- de estado republicanos. Los resultados prácti-
nes latinoamericanas y de la revolución m u n - cos muestran que las versiones latinoamerica-
dial. nas del republicanismo liberal resultaron ser
Sin embargo, c o m o hasta ahora ninguna re- trilladas ilusiones políticas. Sin embargo, pare-
volución puede reclamar con justicia un éxito ce que flotan en el aire diversos signos de desa-
contundente, aunque alguna se recrea en esta sosiego político y cultural.
ilusión, y c o m o , además, no es corta la lista de Los recientes movimientos hacia la « d e m o -
usurpadores, sigue intacta la obsesión con to- cracia» parecen indicar que existe la voluntad
da la fuerza de su jacobinismo. cultural de aceptar el fracaso rotundo de las hi-
En segundo lugar, la validez estética, ética pótesis políticas ilustradas que han predomi-
y política de los principios de la Ilustración si- nado hasta ahora. Si se reconoce que este fra-
gue reinando confusamente sobre las concep- caso es imputable a la capacidad general de la
ciones m á s profundas que los latinoamerica- filosofía de la Ilustración de responder a las
nos tienen sobre las pasiones y acciones actuales necesidades políticas y prácticas, o
políticas. Pero, habida cuenta del papel clave bien a la incapacidad latinoamericana de asi-
que estas concepciones atribuyen a las virtu- milar las categorías políticas surgidas de la fi-
des cívicas públicas, a la retórica de sus senti- losofía de la Ilustración, tal vez entonces se
mientos y a sus convenciones, y del hecho que abrirían nuevos horizontes políticos.
todas estas nociones hayan perdido su fuerza Parece que algunas repúblicas empiezan a
de atracción, el republicanismo tradicional se experimentar lo que podría denominarse libe-
ha refugiado en el m á s puro emocionalismo. ración utilitaria. Tal vez esto no sea de por sí
La elocuencia refinada al servicio de las certe- algo bueno ni tampoco la mejor respuesta po-
zas políticas se enclaustró en u n discurso repe- sible al problema del lenguaje de la libertad y
titivo y sentimental al que no le quedó ningu- de los derechos humanos. Significaría quizás
na de las pretensionesfilosóficasoriginales. emprender una importante empresa intelec-
La tradición liberal de republicanismo se tual; mostrar en términos distintos de los mar-
ha hecho tan difícil y se ha desmantelado inte- xistas la falsedad de la idea de derechos natu-
lectualmente, hasta el punto de que su carácter rales y principios liberales. El consumidor
«democrático» actual se nutre de las ilusiones puede encontrarse a punto de desplazar al ciu-
de una imaginación ininteligible. Quien dice dadano.
simulacro de emocionalismo ético dirá simula- Si este r u m b o político e intelectual ha de
cro de republicanismo. Ni el u n o ni el otro, tener éxito - y no existe ninguna prueba con-
evidentemente, pueden resistirse a la corrup- cluyente al respecto- ha de cumplirse una con-
ción política y aún menos, a la fuerza militar dición previa: la necesidad de sanear mediante
brutal. la crítica esta vinculación obstinada de la cul-
Sin embargo, no se trata de volver la pági- tura latinoamericana al concepto de voluntad
Las paradojas de las revoluciones hispanoamericanas 67

Toussaint Louverture ( 1743-1803), héroe de la insurrección haitiana, de 1796 a 1802. Murió encarcelado en Fran-
cia el año 1803, pero Haití ganó su independencia en 1825. Grabado de J. Barloue. Derechos reservados.
68 Luis Castro Leiva

general a pesar de sus desastrosas consecuen- plos poderosamente voluntaristas que siguen
cias. E n efecto, desde el punto de vista cultu- aclamando su doctrina revolucionaria en tér-
ral, el pensamiento hispanoamericano sigue minos m á s o m e n o s marxistas. El clásico ejem-
acatando estos desgastados usos conceptuales. plo de C u b a , el m e n o s clásico y u n tanto con-
Las nuevas versiones socialdemócratas del fuso de Nicaragua y, en cierta medida, el
liberalismo democrático han desmitificado u n ejemplo de Perú, dan testimonios cada cual a
poco lafilosofíade la Ilustración. El franco re- su m o d o , de la penetración de las certidum-
curso a la demagogia en forma de populismo bres originales de lafilosofíade la Ilustración,
desenfrenado, unido a u n discurso tecnocráti- es decir, el ardiente deseo de ver realizada la
co a favor del pragmatismo político puede sig- «revolución americana». Este puede ser el se-
nificar el comienzo de este cambio intelectual. gundo intento imaginario de la Revolución
N o obstante, en este m o m e n t o sólo puede con- francesa de eclipsar a su rival norteamericana
siderarse c o m o una corriente incipiente y to- o también la eterna supervivencia de la Ilus-
davía poco definida. tración.
Ante estas situaciones mínimamente espe-
ranzadoras, hay u n conjunto de contraejem- (Traducido del inglés)

Notas

1. Si bien el presente artículo 5. Véase por ejemplo la 7. Para utilizaciones


trata de la América reacción de R . A . H u m p h r e y originales del término
hispanófona en su conjunto a esta utilización en: Hatto, «modelo», véase, por ejemplo,
está concebido a partir de una A . , «Revolution: an inquiry Bolívar, S., «Discurso de
óptica nacional. Los into the usefulness of an Angostura» en El Libertador y
especialistas en América historical term», Mind, N . S . la Constitución de Angostura
latina consideran que es 58(232), págs. 514-515. de ¡819, ed. Grases, P.,
imposible tratar globalmente Caracas, 1969, pág. 49. E n
la historia de los distintos cuanto a la incorporación del
países latinoamericanos y en 6. Considero las modelo norteamericano, véase
consecuencia aquí nos declaraciones y sus Páez Pumar, M . , Las
situaremos en la perspectiva traducciones como actos de Proclamas de Filadélfia de
de un país bolivariano. palabra y, en consecuencia, 1774 v ¡775 en la Caracas de
como realización lingüística 7777,'Caracas, 1973. Otras
2. La expresión se utilizó retórica. E n este sentido es obras han reconocido la
originalmente en esos crucial su pretensión a una secuencia de los modelos y la
términos, pero se restringió al universalidad americana. Esto fuerza del ejemplo
concepto de libertad. Se es lo que dio a esas norteamericano, c o m o Grases,
empleó, por ejemplo, para declaraciones sus P., Preindependencia y
contraponerla a la insistencia características distintivas y su Emancipación, obras
realista en el concepto de estilo uniforme. En cuanto a completas, Vol. 3,
obediencia y fidelidad. los principios «lingüísticos» Caracas-Barcelona-México,
implícitos en que se basa esa 1981, págs. 269-280; M .
perspectiva, véase por E . , U. S. Political Ideas in
3. Véase además: Castro
ejemplo, Pocock, J. G . A . , Spanish-America Before 1830:
Leiva, Luis, La Gran
«The State of the Art» en a bibliographical study,
Colombia: una ilusión
Virtue, Commerce and Indiana, 1977; Romero, J. L . ,
ilustrada, Caracas, 1983. «Prólogo». Pensamiento
History: essays on political
thought and history in the Político de la Emancipación,
4. Véase: D u n n J., Modern Biblioteca Ayacucho, Caracas,
Revolution: an introduction to eighteenth century,
Cambridge, 1985, págs. 1-34. 1977, págs. I X - X X X V I I I ;
the Analysis of a Political O c a m p o López, J., La
Phenomenon, Cambridge, Por lo que atañe a la
evolución específica de la Independencia de los Estados
1972, y D u n n , J., Unidos de América y su
«Understanding Revolutions» retórica, véase Howell, W . S.,
Eighteenth Century British Proyección en
en Rethinking Modern Hispanoamérica, Caracas,
Political Theory, Cambridge, Logic and Rhetoric,
Princeton, 1971. 1979.
1985.
Las paradojas de las revoluciones hispanoamericanas 69

8. Véase, Bolívar, S., de Historia, Caracas, 1961, ejemplo, la referencia de


«Manifiesto de Cartagena», págs. 97-99. Sobre la Bolívar a las bellas artes en
en Doctrina del Libertador, inutilidad específica del un plan para educar a su
Caracas, 1976, págs. 8-17. experimento de Haití debido sobrino, en Hildebrandt, M . ,
a la indolencia de la raza, La Lengua de Bolívar, vol. 1,
9. Bolívar extrae una vez m á s véase Bolívar, carta a Caracas, 1974, pág. 111.
c o m o lección la comparación Alexander A i k m a n hijo,
entre el Norte virtuoso y el editor de la Royal Gazette of 14. Utilizo la expresión
Sur ignorante. Cabe observar Jamaica, Doctrina del «resortes de la acción» c o m o
que la idea de un gobierno Libertador, op. cit., n u m . 19, caracterización general de la
«popular» c o m o el del Norte pág. 77. función de las pasiones. Véase
se considera desastrosa para Bentham, J., A Table of the
el Sur. Bolívar, S., «Carta de 11. El argumento fue Springs of Actions, Londres,
Jamaica», en Doctrina del presentado por Bolívar. Carta 1815.
Libertador, Caracas, 1976, de Jamaica, en Doctrina del
pág. 67. Libertador, op. cit., págs. 15. La significación del
55-75, especialmente págs. invento de un estilo especial
10. La expresión ley de los 62-63; obtuvo su formulación debería considerarse
franceses aparece m u y pronto clásica en la «Oración partiendo del contraste entre
haciendo referencia a la inaugural del Congreso de discurso y escrito, que tiene
escandalosa perversión del Angostura», 15 de febrero de lugar en torno al concepto de
lenguaje de la libertad. E n la 1819, en Doctrina del constitución. Véase Paine, T . ,
época colonial las autoridades Libertador, op. cit., pág. 504. op. cit., pág. 174. También
y el clero la utilizan en ese Rousseau presenta un
sentido. Por consiguiente, el 12. La primera constitución contraste interesante entre
ejemplo de Haití aparece venezolana adoptó la discurso y escrito, véase
c o m o fuente de serias designación oficial de Derrida, i.. De la
preocupaciones y radicalismo ciudadano que aún se sigue Gramatología (1967), 1971,
político. El grito de guerra de utilizando. Sobre el sentido de pág. 182.
la revolución haitiana de este uso tan duradero y
1804 fue m u y claro: difundido, véase Rosenblat, 16. Sobre la importancia de
«Independencia o muerte... A . , Buenas y Malas Palabras, la opinión pública y su
que estas palabras nos unan y Madrid, 1974, vol. II, págs. obsesión verbal, véase
sean señal de combate y 78-81. Fourier, F., Pensar la
reencuentro». Dessalines, J. Revolución francesa, págs. 67
J., «Acta de Independencia de 13. Sobre las relaciones y siguientes.
Haití y Proclama», en generales entre bellas letras,
Pensamiento Político de la retórica y lógica, véase 17. Véase Pérez Perdomo, R . ,
Emancipación, op. cit., págs. Howell, W . S., Eighteenth El Formalismo Jurídico y sus
84-85. E n cuanto a la
Century British Logic and Funciones Sociales en el Siglo
percepción de la cuestión
Rhetoric, Princeton, 1971; xix Venezolano, Caracas,
racial, véase Carrera D a m a s ,
sobre su difusión en Escocia: 1978, pág. 99.
G . , «Algunos Problemas
Smith, A . , Lectures on
Relativos y la Organización
Rhetoric and Belles Lettres, 18. Véase Wolf, E . , Tratado
del Estado Durante la
ed. por J. C . Bryce, Oxford, de Derecho Constitucional
Segunda República
Venezolana» en Tres Temas 1983. Sobre la tradición en Venezolano, Caracas, 1945,
América latina véase, por vol. 1, pág. 8.
La moral humanista
de la Revolución francesa:
una visión soviética

Boris I. K o v a l

A cada época de la historia le corresponde u n trata de discurrir de manera pragmática sobre


clima moral propio que no determina de ante- el lema de la famosa tríada: «libertad-igualdad-
m a n o el comportamiento de las personas, pero fraternidad», sino de proseguir la lucha por la
que lo orienta en gran medida. Incluso los pro- realización de su contenido genuinamente hu-
cesos económicos más inhumanos y la política m a n o .
m á s ruda experimentan continuamente la in- Las esperanzas, la voluntad y la acción de
fluencia directa o indirecta de las diversas aspi- los «sans-culottes» franceses fueron el motor
raciones morales de las fuerzas sociales antagó- principal del ardor revolucionario del pueblo
nicas, así c o m o de las concepciones tradicional francés de 1789 a 1793. Sin las masas popula-
y nueva del bien y del mal y del interés general. res y su heroísmo plebeyo, la Revolución fran-
Esta influencia se hace sen- cesa no hubiera merecido
tir con particular agudeza Boris I. Koval es profesor de historia y vice- el título de «gran» Revolu-
en las épocas que constitu- presidente de la sección de ciencias sociales ción. Su verdadero carácter
yen un hito de la historia. del Presidium de la Academia de las ciencias popular y su elevada fuerza
de la U R S S , Moscú. Es autor de varios libros
Durante los últimos entre los cuales La experiencia revoluciona-
moral constituyeron el lazo
años el pueblo soviético ha ria del siglo xx (1987, en ruso). de unión que, sin ser per-
vivido una situación de es- ceptible, ha hecho de puen-
tas características; ha con- te entre la Revolución fran-
centrado todas sus fuerzas, cesa y la Revolución de O c -
su voluntad y su inteligen- tubre de 1917, y desde ésta
cia en el logro de la renova- a la actual reestructuración
ción revolucionaria. Orien- revolucionaria de la
tado hacia el futuro, el pue- URSS.
blo soviético n o puede Desde las profundida-
evitar volver la vista hacia des, y a través de la espesa
las gestas de las generacio- cortina de los siglos pasa-
nes anteriores y busca en la experiencia de la dos, llenos de las osadas realizaciones de los
historia la savia necesaria para sus esfuerzos distintos pueblos, llegan hasta nosotros los ra-
creadores. yos alentadores de la Revolución francesa.
Es, pues, natural que el bicentenário de la «Los acontecimientos y las gentes de esos glo-
Revolución francesa no sea para el pueblo sovié- riosos días de la historia son c o m o un faro que
tico una simple celebración de carácter formal, ilumina la senda de la humanidad, acompañan
sino más bien la ocasión de reconocer la conti- al hombre de generación en generación sirvién-
nuidad perenne de las ideas revolucionarias. dole de enseñanza, ejemplo, consejo y consue-
El tiempo no sólo se ha mostrado incapaz lo, y sosteniéndolo en el infortunio y, aún m á s ,
1
de romper estafiliación,sino que además la ha en la felicidad ». Así escribía ya en 1850 el gran
reforzado dando una resonancia contemporá- autor ruso Alexandr Herzen. Este es también el
nea a un pasado remoto. Por supuesto, no se sentir del pueblo soviético en la actualidad.

RICS119/Mar. 1989
72 Boris I. Koval

E n la Unión Soviética se ha venido realizando presó en forma brillante la esencia de su significa-


un gran trabajo científico dedicado al bicentená- ción histórica, afirmando que la Revolución tuvo
rio de la Revolución francesa. E n junio de 1987 se c o m o límite los intereses fundamentales de la bur-
celebró en Moscú el décimo coloquio de historia- guesía y, sin embargo, se llevó a cabo en n o m b r e
dores soviéticos y franceses, dedicado al estudio de la humanidad 2 . Precisamente es esta vocación
comparado de la Revolución de 1789-1793 con la universal, y no sólo europea o nacional, de la R e -
Revolución de Octubre de 1917. A lo largo de volución la que actualmente despierta un entu-
1989 se realizarán una serie de importantes confe- siasmo, un interés y un reconocimiento inmen-
rencias científicas en diversas ciudades del país. sos.
E n ocasión de este aniversario está prevista La Revolución francesa presenta obras tan dis-
también la publicación de una serie de monogra- tintas y una tal complejidad que jamás se podrán
fías fundamentales sobre temas c o m o : «La guerra agotar las interpretaciones a las que puede dar lu-
y la paz en la política exterior de los jacobinos»; gar. Cada nueva época aporta su propio enfoque y
«Los trabajadores franceses desde la revolución pule una faceta de ese gigantesco cristal histórico.
de 1789 hasta la Revolución de 1848»; «La noble- M e parece que actualmente cobra gran interés
za en las vísperas de la Revolución francesa»; «La su aspecto moral. E n efecto, la condición funda-
Revolución francesa. Napoleón y la Rusia ofi- mental para garantizar la supervivencia de la h u -
cial», etc. manidad es la búsqueda de medios que permitan
Se está traduciendo a diversos idiomas la anto- armonizar los intereses de clase y los de la h u m a -
logía ilustrada La gran Revolución francesa y Ru- nidad entera, mejorar el clima moral y político de
sia, y se publicarán en ruso los tres volúmenes de la vida internacional y revalorizar las leyes ele-
la obra de A . Soboul: La civilisation et la Révolu- mentales de la ética y la justicia.
tion française. La editorial N a u k a tiene prevista la En otras palabras, también en nuestra época se
publicación de una selección de artículos y discur- plantea con la misma fuerza de hace 200 años el
sos de Saint-Just y, por su parte, la editorial Is- problema de garantizar realmente la libertad, la
kusstvo está preparando el álbum El arte de la fraternidad y la igualdad de las personas y los pue-
época de la Revolución francesa. Todas estas acti- blos, si bien de m o d o diferente. Los vínculos entre
vidades constituyen una aportación concreta a la los intereses de clase y aquellos que son comunes
interpretación moderna de los distintos aspectos a la humanidad se han estrechado por una rela-
de la Revolución francesa. ción de interdependencia hasta ahora desconoci-
Según el decir de losfilósofos,el tiempo fluye da. Paulatinamente se va configurando u n nuevo
en un solo sentido: del futuro hacia el pasado pa- pensamiento político y un mejor clima ético y m o -
sando por el presente. N o obstante, la ciencia his- ral de la vida de la comunidad mundial. Las clases
tórica en tanto que forma específica de la m e m o - reaccionarias se oponen a esta tendencia por to-
ria de la humanidad puede remontar fácilmente el dos sus medios y, c o m o en el pasado, siguen ba-
curso del tiempo y acercar el pasado al presente, sando su esperanza en la fuerza de las armas. Los
contribuyendo así a ver m á s claramente el futuro. grupos m á s agresivos se preparan de una forma
¿Está la Revolución francesa alejada de nuestras casi abierta para una guerra nuclear. Pero, por en-
preocupaciones actuales respecto al futuro? ¿ H a n cima de las aventuras militares y los deseos hege-
caído en el olvido sus impulsos vivificadores? D e mónicos, prevalece la preocupación general por
ningún m o d o ; sus ideas y sus inspiraciones, lo garantizar la supervivencia del género h u m a n o .
m i s m o que los genios que ilustraron la cultura de Las aspiraciones humanísticas de los pueblos in-
la humanidad en aquel entonces, siguen influyen- fluyen cada vez m á s en las políticas concretas.
do el quehacer de la generación actual tal vez con E n estas circunstancias aumenta necesaria-
mayor fuerza que hace 200 años. Sólo si nos situa- mente el interés por la problemática moral de la
m o s a cierta distancia de una montaña podremos historia, y sobre todo por la de las grandes revolu-
abarcar con la vista toda su magnitud desde su ciones, entre las cuales ocupa u n lugar preponde-
parte inferior hasta la cima. Del m i s m o m o d o , a rante la Revolución francesa que dio una orienta-
dos siglos de distancia, muchas cosas presentan ción moral general a todo el desarrollo ulterior de
un aspecto diferente, y adquieren una nueva pers- la civilización.
pectiva histórica. Sin embargo, por lo general se deja en la oscu-
E n su obra de seis volúmenes «Historia socia- ridad precisamente este aspecto moral de la R e v o -
lista de la Revolución francesa», Jean Jaurès ex- lución de 1789-1794 mientras se reconoce a m -
La moral humanista de la Revolución francesa: una visión soviética 73

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Alegoría revolucionaria sobre la coexistencia armoniosa d e la nobleza, del clero y de los terceros estados.
Colección Viollel.
74 Boris I. Koval

pliamente su importancia política y económica en bezados por Gerrard Winstanley trataron de


el destino de Europa y el m u n d o . Esto se explica promover principios inspirados en u n iguali-
probablemente porque hasta ahora no se ha estu- tarismo primitivo, y los «diggers» llegaron a or-
diado suficientemente la historia moral de la hu- ganizar en tres condados diferentes: Surrey,
manidad en su conjunto. Losfilósofosse limitan a Buckinghamshire y Kent sus colonias, funda-
formular definiciones abstractas del bien y el mal das en la comunidad de bienes y el trabajo co-
y los historiadores, cuando describen los aconteci- lectivo. Sin embargo, este movimiento popular
mientos, en la mayoría de los casos ignoran pura y no logró cobrar fuerza ulteriormente.
simplemente las aspiraciones morales de quienes La consolidación del régimen republicano
participaron en ellas. Obviamente, la mayoría de en los Países Bajos y en Inglaterra significó la
las veces el interés económico y el cálculo político victoria no sólo política sino también moral de
superan efectivamente la fuerza del factor moral y la burguesía.
por esto es aún más interesante e importante pres- L a encarnación m á s clara y m á s evidente
tar especial atención a ese aspecto, para definir su del h u m a n i s m o burgués fue la Declaración de
papel en la vida política actual. Independencia de Estados Unidos de América
Parece conveniente examinar aquí los valores (1776) adoptada durante la guerra de indepen-
morales que prevalecieron hasta la Revolución dencia de las colonias inglesas de América. El
francesa. Es evidente que cuestiones c o m o la documento histórico ciertamente no reflejó las
igualdad, la libertad, la justicia fueron formuladas aspiraciones comunistas de los grupos patrióti-
por muchos pensadores, comenzando por Platón. cos de trabajadores y pequeños agricultores de
Sin embargo, todos ellos plantearon la cuestión de América del Norte, sino que fue la expresión de
la felicidad del hombre a través de consideracio- la nueva concepción burguesa y revolucionaria
nes religiosas sobre un paraíso celestial o a través de la organización política de la vida social. E n
de la literatura sobre utopías sociales. la Declaración del 4 de julio de 1776 se lee lo
En las primeras revoluciones burguesas, en siguiente: «Cuando en el curso de los aconteci-
particular durante la guerra de los campesinos en mientos se hace necesario para u n pueblo...
Alemania (1524-1525), la revolución neerlandesa asumir entre las potencias de la tierra el puesto
de fines del siglo xvi y la revolución inglesa de separado e igual a que las leyes de la Naturaleza
mediados del siglo x v n , la moral intervenía to- y el Dios de esa naturaleza le dan derecho, el
davía en su forma religiosa y tradicional. Al respeto debido a la opinión de la humanidad le
formular los intereses del ala plebeya de la re- obligan a declarar las causas que lo impulsan a
volución, lafiguram á s importante de la guerra la separación... Sostenemos c o m o evidentes es-
de los campesinos, T h o m a s Müntzer (hacia tas verdades; que todos los hombres son crea-
1490-1525) exhortaba no sólo a renovar la Igle- dos iguales; que son dotados por su creador de
sia, sino a reformar la vida siguiendo el camino ciertos derechos inalienables; que entre éstos
de un c o m u n i s m o igualitario. N o obstante, esas están la vida, la libertad y la búsqueda de la
ideas no arraigaron entre las masas de campesi- felicidad; que para garantizar estos derechos se
nos desposeídos o de indigentes urbanos. L a re- instituyen entre los hombres los gobiernos, que
forma alemana, movimiento profundamente derivan sus poderes legítimos del consenti-
antifeudal y anticatólico dará origen a una nue- miento de los gobernados; que cada vez que una
va religión, la protestante, y a su ética corres- forma de gobierno se haga destructora de estos
pondiente. La idea del origen divino de la feli- principios, el pueblo tiene el derecho a reformar-
cidad y de la unión directa del h o m b r e con la o aboliría e instituir un nuevo gobierno que
Dios sin el intermediario de la Iglesia desperta- se base en dichos principios, y a organizar sus
ron el sentimiento de la dignidad personal y fue poderes en la forma que juzgue ofrecerá las m a -
la expresión de una primera forma de humanis- yores posibilidades de alcanzar su seguridad y
m o burgués. felicidad.»
La revolución burguesa de los Países Bajos Precisamente estas ideas morales y políticas
y la de Inglaterra dieron continuidad, cada cual sirvieron de modelo a la Revolución francesa
a su manera, a esta tendencia. La crítica de la trece años m á s tarde. Esta revolución asimiló y
feudalidad y del absolutismo se llevó a cabo reflejó al m i s m o tiempo toda la experiencia que
esencialmente en el seno de las sectas religio- le proporciona la historia, todas las ideas h u -
sas. Verdaderos liberales de Inglaterra, enca- manistas de la Ilustración, todas las aspiracio-
La moral humanista de la Revolución francesa: una visión soviética 75

nes comunistas de las capas m á s pobres de la Precisamente ese fue el regalo que ofreció al
sociedad y todo el espíritu burgués republicano m u n d o la Gran Revolución francesa. Sus pre-
del «Tercer Estado». ceptos morales han persistido a lo largo de los
A m i juicio, la grandeza de la fuerza moral siglos y ejercido una influencia indeleble en to-
de la Revolución francesa radica en que sus as- do el curso de la historia.
piraciones morales m á s elevadas no nacieron E n los Archivos Nacionales franceses, entre
de la burguesía, sino de las capas m á s bajas del los documentos del Comité de Instrucción Pú-
proletariado y de los demócratas de la pequeña blica creado por la convención, se conserva un
burguesía, es decir, de toda la población revolu- manuscrito que presentó el simple «ciudadano
cionaria comprometida en la acción. Fue preci- Gérard» de Quimper, documento que lleva co-
samente ese espíritu popular de la Revolución m o solemne título «Proyecto de gobierno del
lo que dio una significación histórica universal m u n d o y de la moral universal, basado en las
a su aportación moral. Petr Kropotkin, inicia- siguientes diez virtudes republicanas: libertad,
dor de uno de los principales movimientos igualdad, fraternidad, justicia, moderación, ca-
anarquistas, en su interesante libro La Gran pacidad, honestidad, moralidad, asistencia,
Revolución francesa 1789-1793, publicado por austeridad»5.
primera vez en Londres en 1909, escribe lo si- Es posible considerar esas virtudes según
guiente: «Cualquier pueblo que en adelante ini- dos perspectivas distintas: ver en ellas una m o -
cie un período revolucionario ya habrá recibi- ral típicamente burguesa y pequeñoburguesa, y
do c o m o herencia lo que nuestros antepasados nada m á s , o bien ver en las palabras del desco-
realizaron en Francia. La sangre que virtieron nocido «ciudadano Gérard» el reflejo sincero
se derramó en pro de toda la humanidad. Los de las aspiraciones reales de las gentes sencillas,
sufrimientos que soportaron los padecieron inclinadas a las leyes esenciales de la moral hu-
por todas las naciones y todos los pueblos... to- m a n a . Probablemente coexisten a m b o s crite-
do eso produjo sus frutos y producirá aún otros rios. Sin embargo, la lógica de la historia ha
muchos, mejores y m á s numerosos, y abrirá a querido que el primero de ellos, a saber, el con-
la humanidad un vasto horizonte en el que des- tenido burgués de la moral, haya perdido pro-
de lejos se verá brillar c o m o u n faro el m i s m o gresivamente su sentido progresista original
lema: «libertad-igualdad-fraternidad»3. para transformarse en egoísmo pragmático,
En diversas ocasiones muchos pensadores mientras que el segundo, es decir, el contenido
han manifestado esta m i s m a opinión, lo que popular, se mantuvo y fortaleció, atrayendo ha-
está plenamente justificado ya que la Revolu- cia su luz a todas las nuevas generaciones.
ción francesa obró realmente en favor del pro- Esta distinción semántica de postulados
greso general, y sobre todo en favor del proyec- morales idénticos se pone de manifiesto con to-
to moral del hombre. da claridad en dos documentos históricos de la
Esta etapa única del florecimiento de la tra- Revolución francesa: la Declaración de los D e -
dición humanista es un tema sumamente inte- rechos del H o m b r e y del Ciudadano, adoptada
resante e importante, pero al m i s m o tiempo su- el 26 de agosto de 1789, reflejó en gran parte las
mamente difícil. Alexandr Herzen se refirió a esperanzas de todo el «Tercer Estado», mien-
este aspecto valiéndose de u n símil. Al reseñar tras que la Constitución de 1791 mostraba los
el drama de F. Ponsard Charlotte Corday (mar- límites de las concepciones morales y políticas
zo de 1850) escribió con gran perspicacia: « N o de la burguesía. La Declaración de los Dere-
toméis una barca pequeña para admirar el te- chos del H o m b r e y del Ciudadano, traduciendo
rrible espectáculo de un mar desencadenado: el lo mejor de la moral burguesa progresista pro-
vórtice os devorará apenas dejada la orilla. Del clamaba, entre otras cosas:
m i s m o m o d o , al evocar esos tiempos históricos
y oscuros n o os sirváis para juzgarlo del m i - «Art. 1. Los hombres nacen y permanecen
núsculo código de la moral cotidiana, del todo libres e iguales en sus derechos.
insuficiente para esos cataclismos que purifi- Art. 2. Lafinalidadde toda asociación polí-
can el aire en tiempos de tormenta y edifican en tica es la preservación de los derechos naturales
medio de las ruinas. Tales épocas no se rigen e imprescriptibles del hombre. Estos derechos
por los preceptos de ninguna moral, sino que son: la libertad, la propiedad, la seguridad y la
ellas mismas prescriben una nueva moral»4. resistencia a la opresión.
76 Boris I. Koval

Art. 3. El principio de toda soberanía reside sa fue incapaz de resolver el problema del colo-
esencialmente en la nación... nialismo. La Declaración de los Derechos del
Art. 6. Siendo todos los ciudadanos iguales H o m b r e reconocía la igualdad de los blancos y
ante la ley todos pueden asimismo tener acceso las personas de color, pero no de los negros. Los
a todas las dignidades, funciones y cargos pú- intereses de clase de los propietarios -burgue-
blicos sin otra distinción que la de sus virtudes sía y terratenientes- resultaron m á s poderosos
y sus talentos». que el idealismo de la Declaración. Según u n
Esta fue una visión realmente humanista decreto del 8 de marzo de 1790 las colonias te-
del aspecto moral de una organización social nían derecho a «manifestar sus deseos», a con-
nueva, centrada en el hombre. Es cierto que la dición de «observar los principios generales
proclamación de la igualdad y la libertad no se que unen las colonias con la metrópoli y garan-
vio apoyada por ninguna restricción en el ori- tizan la preservación de los intereses c o m u -
gen económico de la desigualdad social existen- nes». La propiedad de los terratenientes (es de-
te en ese momento. L a propiedad privada si- cir, la esclavitud) quedaba protegida contra
guió manteniendo su intangibilidad absoluta. cualquier ataque.
N o obstante, el mero hecho de proclamar esa La Revolución no resolvió tampoco el pro-
Declaración constituye u n avance importante. blema de los trabajadores. La ley Le Chapelier
Ello no la convierte en un icono que deba invo- (14 de junio de 1791) prohibió categóricamen-
carse. La Declaración es un documento históri- te a los trabajadores reunirse y crear «corpora-
co concreto que refleja la voluntad y los intere- ciones del m i s m o estado o profesión», así c o m o
ses de toda la Francia revolucionaria de la épo- suspender colectivamente el trabajo y pedir au-
ca. E n sus aspectos básicos y sociales los mento de sueldo. A los instigadores de esos ac-
intereses morales y políticos de la burguesía tos se les sancionaría con una multa y la «priva-
emergente se entrelazaron durante un cierto ción de los derechos de ciudadano activo», e
tiempo con los del proletariado naciente, aun- incluso con la reclusión. La ley advertía que to-
que m u y pronto los antagonismos socioeconó- dos los «agolpamientos sediciosos» de artesa-
micos los separaron en distintas direcciones. nos, trabajadores, aprendices y jornaleros se
En una carta del 6 de febrero de 1792 el en- dispersarían en el futuro con la fuerza de las
tonces alcalde de París, Pétion de Villeneuve, armas del Estado.
enunció instintivamente el punto esencial de la Esta tremenda ley pesó sobre los trabajado-
división que se perfilaba entre las diversas fuer- res franceses durante 75 años. N o era una D e -
zas de la Revolución: «¿Qué constituía hasta la claración abstracta, sino una ley represiva efec-
Revolución el Tercer Estado? Todo lo que no tiva que fue aplicada por la burguesía a m e n u -
era ni nobleza ni clero... dicho Estado decía: do y con todo su rigor. Así, al comienzo m i s m o
" Y o soy la nación", y en efecto lo era... Sin em- de la ola revolucionaria se privó a los trabaja-
bargo, el Tercer Estado se dividió... la burgue- dores del derecho de asociación, que acababan
sía, una clase numerosa y acaudalada, se separó de conseguir, y se pusieron todas las relaciones
del pueblo y se puso por encima de él imaginán- entre trabajo y capital en el marco favorable a
dose ser igual a la nobleza, la cual desprecia a la este último.
burguesía y sólo espera el m o m e n t o propicio D e este m o d o cuando se trata un aspecto
para humillarla»6. importante de la Revolución sea cual fuere,
Pétion captó algo en principio importante, aparece un choque claro e inequívoco de dos
aunque supuso ingenuamente que la burguesía orientaciones morales, de dos importantes ten-
y el pueblo podían y debían unirse de nuevo dencias: una tuvo su origen en la burguesía, la
para salvar la Revolución, lo que era una pura otra en los campesinos y el proletariado urba-
utopía ya que al llegar al poder, la burguesía no. Cuando coincidieron y se unieron estas dos
olvidó definitivamente al pueblo. E n vez de la corrientes estalló la Revolución, pero al caer la
moral empezó a interesarle la riqueza y el dere- Bastilla y cobrar fuerza la Revolución, la uni-
cho de gobernar a los demás. Su afán por la dad de las fuerzas sociales se quiebra y, en con-
propiedad y el miedo a perderla minaron la ba- secuencia, sus definiciones morales de libertad,
se profunda de la moral burguesa, lo que no igualdad y fraternidad se distancian.
tardó en reflejarse en su comportamiento. Pre- E n su opúsculo Contradicciones de los inte-
cisamente por esta razón la Revolución france- reses de clase en la época de la Revolución fran-
La moral humanista de la Revolución francesa: una visión soviética 11

La difusión de las ideas revolucionarias en Europa: inauguración del árbol de la Libertad en Amsterdam el año
1 7 9 5 . Colección Viollet.

cesa, aparecido hace 100 años, Karl Kautsky se de las clases y grupos. A diferencia de los indi-
refería a este fenómeno y reducía todo examen viduos, los grandes grupos sociales mostraron
de la Revolución desde el punto de vista de la m á s consistencia. Incluso los diputados del
«moral» a la categoría de «placer barato». In- Marais ante la Convención, a pesar de sus per-
cluso ponía entre comillas el término mismo de petuos titubeos, se distinguieron por su tenaci-
«moral» 7 . ¿ C ó m o justificaba K . Kautsky esa dad en la defensa de la propiedad y el amor del
opinión? Porque en toda revolución se desen- «orden». Los contemporáneos describieron a
cadenan las pasiones hasta el paroxismo y por los Girondinos c o m o «un partido de hombres
esa razón se hace inevitable que en la conducta perspicaces, hábiles intrigantes y, sobre todo,
de quienes participan en ella se encuentren tan- ambiciosos». Algunos de ellos resultaron au-
to las virtudes m á s elevadas y ejemplos sin par ténticos monárquicos.
de heroísmo, honor y honestidad, c o m o hechos Sin embargo, era la aristocracia la que inspi-
de extrema bajeza, crueldad, egoísmo y debili- raba sentimientos m á s adversos por su inmora-
dad de carácter. T o d o se confunde, se entrela- lidad y desenfreno.
za, se contradice, por lo que no es posible bus- E n la corte real, y también en el seno de la
car un eje moral c o m ú n de la Revolución en aristocracia coexistían dos morales: una «ilus-
general. Cualquier valoración podrá ser espe- trada», la otra sujeta al poder de los oscuros
culativa, subjetiva, no científica, y convertirse prejuicios medievales. Tras el honor caballeres-
en «placer barato». Y efectivamente esto es así co y la religiosidad se escondían la avaricia, el
si se observa la conducta de las personas y no ansia de poder, la codicia y la ordinariez. Cuan-
78 Boris I. Koval

to m á s poder y riquezas tenía un hombre, tanto en el establecimiento de un régimen comunis-


más baja era su moral. Los cortesanos y sus la- ta: «... N o m e cansaré de repetir que para el
cayos, e incluso el m i s m o rey Luis X V I y su pueblo la revolución no ha terminado»9, escri-
esposa María Antonieta, no tenían, en térmi- bía G . Babeuf en su periódico Le tribun du peu-
nos generales, ningún principio de orientación ple ( N u m . 36, Io de diciembre de 1795). En este
moral, ya que confiaban en su total impunidad artículo donde desarrolla la necesidad de fo-
y se regodeaban en el lujo y la disolución. «La mentar una nueva moral revolucionaria, B a -
aristocracia se iba hundiendo cada vez m á s en beuf señalaba: «Nuestras palabras mágicas:
el fango»8. Estoy totalmente de acuerdo con es- verdadera igualdad, felicidad para todos, felici-
te severo juicio de K . Kautsky. dad c o m ú n , se ponen de m o d a y figuran en el
Sin embargo, sería erróneo generalizar la orden del día de todos los plebeyos... Nuestra
acusación de bajeza moral a las fuerzas progre- voz ya no es la del que clama en el desierto...
sistas de la Revolución francesa y, con mayor H a n de saber los tiranos que restaurar la moral
razón, a las capas m á s humildes de la población del pueblo es m u c h o m á s fácil que destruirla,
urbana. Los Jacobinos, encabezados por R o - ya que al pueblo se le convence con facilidad de
bespierre, llevaron a cabo la importante misión que el bien general sólo puede encontrarse en
política de la burguesía revolucionaria. N o obs- una moral sana y de que la falta de moral con-
tante, en cuanto al aspecto moral, el fenómeno lleva irrevocablemente la infelicidad»10. Desde
más importante fue el movimiento de los «en- luego que Babeuf se equivocó al creer que sería
ragés», encabezado por Jacques Roux, así co- fácil instaurar la moral comunista, pero lo im-
m o la actividad de los grupos comunistas. Las portante para nosotros es que las elevadas aspi-
ideas iniciales del comunismo utópico no ha- raciones morales dejaron de ser el sueño vano
bían configurado aún el cuerpo de doctrina que de pensadores aislados y comenzaron a pene-
expondrían algunos años más tarde los discípu- trar en las masas populares.
los franceses de Fourier y Saint-Simon, entre La Gran Revolución francesa se convirtió
otros, Cabet o Considérant. En 1793 las nuevas en la fuente de todas las ideas comunistas,
definiciones de la sociedad justa no se elabora- anarquistas y socialistas de los decenios si-
ban en los gabinetes de los sabios, sino que sur- guientes, así c o m o de los sistemas morales de
gían en el pueblo de las mismas exigencias de la los que se inspiraban.
vida. Así pues, no es casualidad que en una pri- Y a durante la Revolución francesa de 1830
mera fase apareciera el llamado «comunismo se manifestaron m u y claramente estas nuevas
de consumo». Las ideas comunistas utópicas tendencias, pero todavía en mayor media du-
de 1793 continuaban por decirlo así las utopías rante el torbellino revolucionario europeo de
de Morelly, Mably, Meslier, M o r o y C a m p a - 1848. Las orientaciones morales respectivas de
nula, pero con una diferencia: ya no reflejaban la burguesía y del proletariado que se habían
el pensamiento de determinados hombres de afirmado por primera vez con toda su fuerza en
letras y de divulgadores aislados, sino las aspi- los días de la Gran Revolución francesa alcan-
raciones reales del ciudadano común y corrien- zaron un marcado carácter de clase durante los
te por la justicia y la igualdad. Las revueltas levantamientos de 1848 en Berlín, París y Vie-
campesinas contra los señores feudales y los le- na, entre otras ciudades. El levantamiento de
vantamientos de los trabajadores urbanos des- Lyon (1831 y 1834) y las insurrecciones de
poseídos llevaron la cuestión social a primer 1848 confirman por los hechos la inmensa fuer-
plano. Las reivindicaciones de las capas bajas za del factor moral que supo movilizar las m a -
de la población encontraron su expresión en el sas populares en una heroica batalla contra la
programa de Gracchus Babeuf, Philippe Buo- reacción.
narroti, François Boissel y otros utopistas de la Precisamente la moral revolucionaria de las
época. Esta pléyade de politólogos y pensado- clases trabajadoras m á s humildes dio origen en
res vinculó por primera vez la moral a la acción gran medida a la tendencia denominada «co-
revolucionaria. Toda la actividad de Babeuf y m u n i s m o cristiano» de V . Weitling y sus c o m -
sus seguidores se fundaba en la convicción de pañeros.
que la Revolución francesa era la precursora de Hacia 1840 se extendió por Europa una ac-
otra revolución, verdaderamente grande y defi- tiva polémica contra la posible utilización de la
nitiva, la de los trabajadores, que se plasmaría moral cristiana en la marcha hacia el socialis-
La moral humanista de la Revolución francesa: una visión soviética 79

U n a joven arengando a los obreros de una fábrica durante la Revolución de 1917, en Rusia. Hariinguí-Vmiiei
80 Boris I. Koval

m o y, paralelamente a las ideas revolucionarias El siglo xix y todos sus levantamientos re-
de los partidarios del «comunismo cristiano» volucionarios provocados por la Revolución
se difundieron ampliamente las ideas reforma- francesa, empezando por las guerras de in-
doras de los ideólogos alemanes, quienes predi- dependencia de las colonias españolas (1810-
caban el «socialismo verdadero». U n o s y otros 1825) y terminando con la guerra de secesión
bebían de la misma fuente: la Revolución fran- de Estados Unidos ( 1861-1865), mostraron con
cesa, eligiendo cada uno lo que m á s le conve- toda claridad la fuerza y la debilidad de la m o -
nía. El rasgo c o m ú n de ambas tendencias es ral, su estrecha vinculación con el desarrollo de
una moralización abstracta que ignora la im- las clases y de los intereses de clase, así c o m o su
portancia determinante de los factores socio- subordinación a los intereses de clase.
económicos y políticos del progreso social. El heroísmo de la C o m u n a de París mostró
Karl Marx y F. Engels, abandonando las va- por primera vez en la práctica que para el pro-
nas esperanzas del perfeccionamiento moral letariado y los trabajadores la fuerza moviliza-
espontáneo de quienes detentan el poder, así dora de la moral podía a veces paliar las debili-
c o m o de la fraternidad cristiana de los opreso- dades de la organización política. La C o m u n a
res y los explotadores, apostaron por la acción puso en evidencia con toda claridad la vitali-
política directa de la clase trabajadora y por su dad de las mejores cualidades morales de la R e -
humanismo comprometido, revolucionario y volución francesa de 1789-1793.
práctico. Los fundadores del socialismo cientí- E n el futuro no se interrumpiría esa conti-
fico consideraron la moral de clase del proleta- nuidad, sino que adoptaría formas aún m á s va-
riado c o m o un gran factor movilizador y orga- riadas y ricas. Se manifestaría de m o d o espe-
nizativo. La reorganización revolucionaria de cialmente claro durante los procesos revolucio-
la vida hacia una verdadera libertad, igualdad y narios del siglo x x , que con razón calificamos
fraternidad empezó a verse no c o m o una trans- de siglo de las revoluciones. En efecto, si duran-
formación simplemente moral, sino c o m o el re- te los tres siglos anteriores a 1789 hubo en total
sultado de profundas transformaciones socio- cuatro grandes revoluciones y la Gran Revolu-
económicas y políticas, c o m o el fruto de la lu- ción francesa fue la quinta de las revoluciones
cha de clases contra la explotación capitalista. burguesas, durante el siglo xix tuvieron lugar
El debate sobre el legado moral de la Revo- m á s de 10 revoluciones (la revolución de 1830,
lución francesa y la interacción de la moral y la el ciclo de revoluciones europeas de 1848, la
política conllevaron la aparición de dos ten- guerra de secesión de Estados Unidos, el «risor-
dencias opuestas en el seno de la primera Inter- gimento» de Italia y, por último, la C o m u n a de
nacional: la revolucionaria y humanista, enca- París), sin contar las falsas «revoluciones» es-
bezada por K . Marx y F. Engels, y la anarquis- pañolas ni los golpes de poder similares. Hasta
ta, encabezada por M . Bakunin y S. Nechaev, el cambio de siglo en los grandes países habían
que ignoran casi totalmente el papel del factor tenido lugar de 1 5 a 17 grandes revoluciones,
moral y se basan por completo en la acción di- siendo la más importante de ellas la Revolu-
recta. A la posición de K . Marx quien sostiene ción francesa de 1789-1793.
que: « A un fin h u m a n o corresponden medios El siglo x x ha sido m u c h o m á s «fecundo»
humanos», los anarquistas oponían la tesis: «El en estallidos revolucionarios. C o m e n z a n d o por
fin justifica los medios». la primera revolución rusa (1905-1907) hasta
U n a vez más, c o m o sucede con frecuencia, nuestros días, han tenido lugar 57 revoluciones
el fundamento de ambos postulados eran los en Europa, Asia, América latina y Africa, unas
ejemplos de la época de la Revolución francesa. de ellas socialistas, otras populares y democrá-
E n la segunda mitad del siglo xix, sobre todo ticas, algunas anticolonialistas y otras contra el
en Alemania, surgió entre los intelectuales y la fascismo o la tiranía. Cada revolución tenía
oposición liberal y burguesa una nueva corrien- «su» eje moral. A d e m á s , en todas las experien-
te denominada «socialismo ético». Era esen- cias del siglo x x se comprueba una m i s m a opo-
cialmente una corriente neokantiana que bus- sición entre tres morales que ya había marcado
caba revaluar el papel del factor moral valién- la Revolución francesa: lá moral de la burgue-
dose de criterios antiguos, pero ese humanismo sía frente a la de las capas medias (pequeñobur-
pasivo no arraigó y el movimiento se extinguió guesas), mientras que la moral de los proleta-
rápidamente. rios -«sans-culottes»- impulsa a las clases m á s
La moral humanista de la Revolución francesa: una visión soviética 81

humildes a la abnegación y al heroísmo m á s globales que implican peligros. Actualmente,


sublimes. La práctica ha demostrado que los toda persona experimenta una presión cada
intereses superiores de la clase trabajadora no vez mayor y se siente cada día más miembro de
se contradicen en absoluto con los de la h u m a - la sociedad humana. Se está llevando a cabo un
nidad, sino que por el contrario están orgánica- proceso imperceptible e ininterrumpido de en-
mente vinculados a éstos y continúan, por así trelazamiento e interacción de los intereses
decirlo, en la línea humanista de la Gran Revo- particulares y de clase y de los problemas globa-
lución francesa. les de la humanidad, proceso que se ve acom-
H o y en día, 200 años después de la Revolu- pañado de la formación de una nueva forma de
ción francesa, la práctica revolucionaria de las pensamiento y de acción humanista.
nuevas generaciones se realiza en condiciones La preservación de la vida en la tierra res-
históricas diferentes. En la actualidad se plan- ponde a los intereses de todas las clases y todos
tea en primer lugar la preocupación general por los grupos sociales. Esto significa que en ningu-
la supervivencia de la humanidad. Toda moral na circunstancia, por m á s favorable o desfavo-
que se oponga a este imperativo tiene un carác- rable que sea para un sistema o clase determi-
ter antihumano y reaccionario. La posibilidad nada, ni en ningún caso se podrá admitir un
real de un apocalipsis atómico convierte en conflicto nuclear. Hace ya más de un siglo, en
utópico el antiguo afán por garantizar los inte- 1844, K . Marx y F. Engels escribían: «Si el inte-
reses de una clase o grupo social determinado, rés bien comprendido constituye el principio
independientemente de la preocupación por de toda la moral, es preciso procurar que el in-
los problemas planetarios de la humanidad. terés particular de cada individuo coincida con
Todos los intereses económicos y políticos, los intereses globales de la humanidad» 1 2 . El
ya sean de una u otra clase, están hoy ínti- nuevo pensamiento político plantea este pro-
m a m e n t e entrelazados en la trama compleja de blema en la práctica.
los problemas generales de la civilización hu- El siglo x x se acerca a su fin y nos hallamos
mana. en los umbrales del siglo xxi. N o obstante, pa-
La conclusión teórica más importante del rece que apenas ayer se terminó el siglo xix que
nuevo pensamiento político es que en la actua- debe todo a la Gran Revolución francesa, ya
lidad existe un límite objetivo a la confronta- que desde 1917 se unió a su influencia h u m a -
ción de clases a nivel internacional, a saber, la nista el poder de las aspiraciones socialistas de
amenaza de la destrucción general. Difícilmen- la Revolución de Octubre. En una perspectiva
te podrían encontrarse clases o Estados dis- histórica general esas dos revoluciones no son
puestos a suicidarse voluntariamente c o m o lo antagónicas aunque por su carácter se diferen-
hacen los kamikazes japoneses. Incluso si exis- cian en principio una de otra. A m b a s fueron
ten esos voluntarios, es preciso apaciguarlos fases normales e interdependientes del avance
cueste lo que cueste. El mejor método de hacer de la humanidad civilizada.
frente a esta eventualidad es intensificar la co- Durante los dos siglos transcurridos desde
laboración y el entendimiento, que garantice la la toma de la Bastilla el m u n d o ha cambiado
superviviencia de la humanidad. Sólo en esta hasta volverse irreconocible, pero el ardiente
forma será posible mejorar en principio el con- llamamiento a la lucha por la libertad, la igual-
junto de la situación y lograr que, c o m o lo es- dad y la fraternidad, por la paz y la felicidad de
cribiera K . Marx, «las leyes elementales de la todos los pueblos sigue incitando nuestro espí-
moral y la justicia... se convierten en las gran- ritu y nuestra conciencia y nos obliga a luchar
des leyes de las relaciones entre los pueblos»". activamente por la supervivencia y el progreso.
E n las condiciones del m u n d o de hoy esta Precisamente este compromiso es la verdadera
exigencia tiene connotaciones m u y actuales. A continuación de las m á s nobles aspiraciones
la amenaza del holocausto atómico se agrega el morales de nuestros predecesores y, en particu-
peligro de la destrucción de la vida orgánica lar, del espíritu de la Gran Revolución france-
c o m o consecuencia de la degradación del en- sa.
torno. H a surgido toda una serie de problemas (Traducido del ruso)
82 Boris I. Koval

Notas

1. Herzen, A.I. Obras 4. Herzen, A.I. op. cit. pág. 244. de clase en la época de la
Completas, vol. VI, Moscú, 1954, Revolución francesa. Editorial
5. Véase Iannisyan, A . R .
pág. 243. (en ruso). «Proletary», Jarkov, 1923,
Kommunisticeskie idei vgody
pág. 10 (en ruso).
2. Jaurès, Jean. Historia velikoj francuzskoj revoljucii
(Ideas comunistas de los años de 8. Ibid, pág. 32.
socialista de la Revolución
francesa. Vol I. Asamblea la Gran Revolución francesa),
9. Babeuf, Gracchus. Obras
Constituyente (1789-1791). Libro Moscú, 1966, pág. 85.
completas. Vol. 4, Moscú, 1982,
1, Moscú, 6. Citado por Jaurès, Jean, op. pág. 45 (en ruso).
pág. 181, (en ruso). cit., Vol. II, La Asamblea
10. Ibid, pág. 41.
legislativa (1791-1792). Moscú,
3. Kropotkin, P . A . , Velikaja
1978, 11. Marx, K . , Engels F., Obras
francuzskaja revoljucija,
pág. 332. (en ruso). completas, Vol. 16, pág. 11
1789-1793 (La Gran Revolución,
(en ruso).
1789-1793). Moscú, 1979, 7. Ver Kautsky, K .
pág. 449. Contradicciones de los intereses 12. Ibid., págs. 145-146.
Hacia una nueva ciencia
de los sistemas humanos

Peter M . Allen

El primer artículo que presentamos a continua- que hay de c o m ú n en muchas situaciones dis-
ción sostiene que las ideas relativas a los siste- tintas, del conocimiento de las estructuras pro-
mas complejos engendrados por las ciencias na- fundas, y de la invariabilidad subyacente, y si
turales ejercerán una gran influencia sobre las se admite que se basa en mediciones y conside-
ciencias sociales de los próximos años. Las rela-raciones objetivas, es evidente entonces que la
ciones entre estas dos ramas principales del co-mayor parte de las ciencias sociales no entran
nocimiento ya han sido tratadas en varios nú-en esta categoría.
meros de la R1CS, ya sea desde una perspectiva La riqueza y la complejidad de los sistemas
etimológica («Les seiendes de la vie et de la so- humanos resultantes de toda una serie de ini-
ciété», vol. XXVI, núm. 4, 1974), ya sea desde el ciativas y de compromisos modelados por cir-
punto de vista de estudio cunstancias históricas par-
(«Maîtriser l'environnement Peter M . Allen es profesor del Cranfield Ins- ticulares, confieren a cada
de l'homme», Vol. XXII, titute of Technology, Bedford M K 4 3 O A L , situación un carácter «úni-
núm. 4, 1974 y «L'homme R . U . D e 1969 a 1987 trabajó en la Universi- co». Pueden acumularse
dad Libre de Bruselas con Ilya Prigogine,
dans les écosystèmes», premio Nobel de química. Allen es físico de
las monografías pero, ¿en
núm. 93, 1982). formación pero ulteriormente ha dirigido sus virtud de qué principios
La segunda contribu- estudios hacia el cambio en los sistemas podrían deducirse conclu-
complejos y ha elaborado modelos espaciales siones de carácter general?
ción prosigue la discusión
dinámicos de autoorganización sobre siste-
iniciada en nuestro número mas urbanos y modelos de simulación sobre
A d e m á s , el deseo de «obje-
sobre «Temps et sociétés» ordenador que relacionan los cambios ecoló- tividad» conduce inevita-
(núm. 107, 1986), refirién- gicos, económicos y demográficos que inter- blemente a una dicotomía
dose a algunos de los artícu- vienen en un sistema. entre el «comportamiento
los incluidos en él. observado» y el «significa-
do interno». La propia «ex-
A.K. plicación» científica, que
relaciona por ejemplo los
Introducción fenómenos físicos con una ley universal de con-
servación, no deja de ser una contingencia. Los
E n los próximos años, las ciencias sociales y hu- análisis estadísticos ponen de manifiesto «co-
manas se verán profundamente alteradas por rrelaciones», pero no relaciones de causalidad
las ideas y los nuevos conocimientos que las y las monografías presentan anécdotas a partir
ciencias naturales aportan actualmente sobre la de las cuales es difícil generalizar. A primera
evolución de los sistemas complejos. D e hecho, vista, las únicas «invariantes» subyacentes so-
en el fondo podría discutirse el uso m i s m o de la bre las cuales se podría construir una «ciencia»
palabra «ciencia» para describir muchos de los serían posiblemente estructuras biológicas y las
estudios que se han realizado sobre los sistemas psicológicas que dependen de las primeras. Es-
sociales y humanos. Si la ciencia es la evolución tas tal vez podrían aducirse c o m o causas expli-
del conocimiento de lo general, es decir, de lo cativas de los comportamientos observados.

RICS119/Mar. 1989
84 Peter M. Allen

Sin embargo, esta afirmación dista m u c h o en rea- tales c o m o la fricción, cualquier movimiento, sea
lidad de los conocimientos teóricos y prácticos ac- cual fuere su impulso, disminuye hasta que el sis-
tuales y se le han buscado sustitutos en conjeturas tema alcanza un equilibrio termodinâmico y toda
sobre las condiciones físicas óptimas del compor- su gran energía inicial se disipa en un movimiento
tamiento en tanto que resultado necesario de pro- térmico aleatorio. Se trata de una progresión de-
cesos evolutivos incuestionados. terminista, irreversible, hacia el equilibrio, y ese
Hay que afrontar el hecho de que los sistemas estado final es predecible puesto que corresponde
humanos y, en realidad, todos los sistemas vivos, al valor m á x i m o del potencial termodinâmico
son el resultado de una larga evolución, y hasta considerado. Ello corresponde a la imagen de un
ahora a la ciencia se le ha escapado la compren- universo que gradualmente «iría aflojando la
sión de estos procesos. En efecto, en cierto senti- cuerda» a medida que va gastando su potencial
do, casi ha negado la evolución. El paradigma inicial de creatividad.
newtoniano en el que se inspiró la física clásica se Así, el modelo básico de la física clásica con-
basaba en el mecanicismo. Se consideraba que un sistía en una representación mecánica de un siste-
sistema era una máquina. Sus diversos c o m p o - m a existente, de m o d o que los valores de las dis-
nentes estaban vinculados por fuerzas interacti- tintas variables se relacionaban unos con otros.
vas, exactamente igual que los dientes enclavados Por lo tanto, la «explicación» de los parámetros
hacen girar los distintos ejes de una caja de engra- que caracterizaban los vínculos, las interacciones
najes. Todo se explicaba por la causalidad mecá- y las magnitudes de las distintas partes consistía
nica, regida por «leyes naturales», todo, menos la en hacerles corresponder algunas condiciones físi-
evolución. Y a que en esos términos, ésta corres- cas óptimas, aprehensibles gracias a las indagacio-
ponde a la aparición de nuevos «eslabones, ruedas nes sobre una serie de experiencias de evolución
y dientes» en el curso del tiempo - a una conside- no analizadas.
ración de c ó m o el sistema se ha convertido en lo Pese a esta evidente deficiencia, el éxito ex-
que es. Y ésta era, precisamente, la cuestión que traordinario de la física newtoniana y de la termo-
trataba de soslayar la física clásica. La explica- dinámica, confirmados constantemente por la
ción, de acuerdo con el paradigma newtoniano, exactitud de los cálculos relativos a los procesos
equivalía a describir el funcionamiento del siste- industriales, las convertían en un marco teórico
m a producido por la interacción de sus partes. tentador para aplicarlo a todos los sistemas c o m -
C ó m o , y sobre todo por qué, el sistema poseía sus plejos. Por esta razón, en esferas c o m o la econo-
características propias carecía de interés para la mía, la biología, la ecología, o la antropología, sur-
ciencia. D e esta manera, se reducía la dimensión gieron teorías en las que la «comprensión» de es-
histórica al funcionamiento regular de un sistema tos sistemas se basaba en supuestos de
fijo o bien, en caso de fricción o de viscosidad, a la «equilibrio» y en una búsqueda de la función po-
erosión y descomposición de un sistema en vías tencial «apropiada» que regía su evolución -utili-
de desaparición. dad, adecuación, eficacia, por ejemplo.
Esta idea reflejaba y confirmaba la concepción La imagen que de aquí se desprende es la de la
del universo c o m o una especie de gigantesco « m e - evolución c o m o obra de un «relojero ciego»1, en
canismo de relojería», creado y puesto en marcha la que la complicada maquinaria del m u n d o es
por Dios y que funcionaba según unas leyes inmu- comparable a la de un reloj cuyos mecanismos y
tables. La ciencia buscaba descubrir estas «leyes soportes son fruto de una selección, anterior, a
de la naturaleza» y, por lo tanto, poner de mani- través de pruebas indeterminadas. Esta imagen
fiesto todo el poderío y la complejidad de la obra reposa en la idea de la evolución c o m o «fuerza»
del creador. La ciencia realizó esta tarea con gran perfeccionista que ha dado lugar a la conserva-
brillantez distinguiendo dos situaciones funda- ción de los individuos y de las organizaciones
mentales: al no haber fricción (el movimiento pla- existentes debido a su superioridad funcional.
netario, por ejemplo) el movimiento no se ve fre- Así, las teorías clásicas de la economía, de la bio-
nado y continúa perpetuamente; tampoco existía logía evolutiva y de la interpretación antropológi-
un «efecto neto» de esos movimientos y no habría ca se han impregnado de las ideas materialistas
m o d o de saber si una película cinematográfica so- del paradigma mecánico de la física clásica. E n
bre tales hechos se proyecta hacia delante o hacia esta concepción está profundamente arraigada la
atrás. El movimiento era «reversible». idea de «progreso», de la justa «supervivencia de
Pero cuando se trata de procesos disipadores los m á s aptos» y de una «justicia» natural que ca-
Hacia una nueva ciencia de los sistemas humanos 85

Arboles humanos. Grabado anónimo, n.d. Derechos reservado

racterizan la evolución de un sistema complejo a Por lo tanto, los sistemas vivos encierran, efec-
largo plazo. Sin embargo, los modelos de equilibrio tivamente, fuerzas creadoras, generadoras de su-
basados en estas ideas han resultado ser totalmente cesivas adaptaciones y disparidades. La evolución
insatisfactorios c o m o base para tomar decisiones. biológica y la sociocultural son no conservadoras,
Pese a las considerables inversiones realizadas en ya que en ellas se producen innovaciones y adap-
investigaciones sobre los sistemas económicos, eco- taciones, y la organización del sistema, así c o m o
lógicos y sociales, estos conceptos no han podido los vínculos entre sus elementos, se transforman y
proporcionar modelos satisfactorios, y nuestra c o m - se desarrollan con el paso del tiempo. E n vez de
prensión de la evolución que observamos sigue ba- una visión de la realidad que corresponde a una
sándose esencialmente en la «experiencia». El es- trayectoria preestablecida, determinada y marca-
truendoso fracaso de la mayor parte de los da por los elementos físicos, observamos un m u n -
programas de desarrollo se debe, en gran medida, do lleno de posibilidades, promesas y peligros, y
a la insuficiencia y a la superficialidad de estos con- cuya configuración dependerá hasta cierto punto
ceptos subyacentes. Se hace caso omiso de la c o m - de nuestra acción.
plejidad y de las múltiples facetas de la realidad, E n las ciencias h u m a n a s nos enfrentamos real-
a riesgo de quienes en ella participan. Se precisa mente con un complejo sistema en constante evo-
una nueva base científica y un replanteamiento lución. L a idea m i s m a de que se pueden aislar zo-
radical. nas de estudio en esferas independientes donde
Los sistemas que vemos en nuestro entorno no pueden desarrollarse disciplinas «cerradas» pare-
están en equilibrio termodinâmico, ni tampoco, ce basarse únicamente en una comodidad de orga-
necesariamente, en vías de alcanzarlo. La irradia- nización y no en la realidad. La economía, por
ción solar que llega a la tierra es buena prueba de ejemplo, es un solo aspecto de los sistemas h u m a -
ello. Todos los seres vivos han evolucionado en nos. Las costumbres y los rituales culturales, la
una situación de no equilibrio. Y para estos siste- música, la tecnología, las creencias, las necesida-
m a s la evolución puede tener c o m o resultado la des psicológicas y biológicas constituyen otros as-
aparición de estructuras y de formas nuevas y pectos. E n última instancia, por ejemplo, todas las
cambios cualitativos, incluso en sistemas físicos decisiones «económicas» deberán basarse en esta
relativamente sencillos. realidad m á s amplia y reflejarán y afectarán los
86 Peter M . Allen

otros aspectos del sistema. Los valores h u m a n o s babilidad?» pasó a ser «¿qué ocurriría por térmi-
sustentan los «precios» y, ya sea en el plano indi- no medio?». C o n esta formulación se podía pasar
vidual o en el de las medidas orientadas al bienes- por alto todo el comportamiento del sistema que
tar colectivo, lo monetario y lo no monetario se saliera del promedio y se podía obtener (o
deben coincidir necesariamente y actuar recípro- crear) una única trayectoria, satisfactoria (pero
camente. T o d a acción tendrá repercusiones en engañosa), del comportamiento medio.
gran número de aspectos diferentes de un sistema Así, si además de nuestros agregados taxonó-
y éstos, a su vez, ejercerán influencia en otros, y micos y espaciales básicos se da por sentado que
así sucesivamente, dentro de una compleja cade- sólo los elementos medios constituyen cada cate-
na de reacciones que ponen en tela de juicio la goría y sólo los acontecimientos m á s probables
mera evaluación intuitiva. Lo que ha faltado has- ocurren realmente, nuestro modelo se reduce a
ta hace poco ha sido una base conceptual sobre la una «máquina» que representa el sistema c o m o
cual empezar a comprender estos fenómenos. una serie de ecuaciones diferenciales que rigen sus
E n los últimos años han aparecido nuevas variables.
ideas relativas a la evolución de sistemas físicos Pero, c o m o ya se ha dicho, esta «máquina» só-
complejos, que nos brindan la posibilidad de re- lo es capaz de «funcionar», no de evolucionar. N o
considerar las ciencias humanas. puede reestructurarse a sí m i s m a ni insertar nue-
La cuestión primordial que se plantea consiste vos dientes y ruedas, mientras que la realidad sí
en que incluso para concebir la realidad, para in- puede. La razón se encuentra en las diferencias
ventar palabras y conceptos con los cuales exami- que existen entre la realidad y nuestro modelo de
narla, estamos obligados a reducir su compleji- esa realidad y debería, a su vez, significar que la
dad. N o podemos tratar a la vez los millones y clave para comprender la evolución ha de residir
millones de moléculas, células vivas, organismos, en lo que se ha sustraído de la compleja realidad
individuos y acontecimientos que nos rodean, con objeto de reducirla al modelo. Por lo tanto, la
cada cual en su lugar y con su propia historia. finalidad de nuestro programa de investigación
Primero tenemos que hacer una clasificación ta- deberá consistir en averiguar c ó m o recuperar es-
xonómica y luego proceder a reagrupaciones en el tos efectos atípicos y en examinar las evoluciones
espacio. que pueden conllevar.
Así pues, una vez realizadas estas operaciones, Los trabajos de múltiples autores sobre los fe-
cualquier «modelo» de esa realidad lo será en fun- nómenos de sinergia y sobre la autoorganrzación
ción de los «elementos típicos» del sistema en que han demostrado que para los sistemas que están
se hayan efectuado las clasificaciones y la reagru- lejos del equilibrio, las relaciones físicas, básicas
pación espacial. Pero, y ahí radica la cuestión, por no lineales pueden, en efecto, ampliar las fluctua-
excelente que haya sido la selección de variables, ciones de las variables y tener c o m o resultado
parámetros y mecanismos de interacción, el m o - inestabilidades que rompen la simetría, dando lu-
delo sólo podrá aplicarse a comportamientos m e - gar a estructuras y organizaciones nuevas, operan-
dios. Si se compara la realidad con las prediccio- do una evolución cualitativa en aquéllas que ya
nes del modelo, se deduce necesariamente que las están presentes25. Las ecuaciones que describen
variables y los parámetros «fluctúan» en torno a la evolución media de las variables sólo especifi-
los valores medios y que existe una mayor diversi- can, en realidad, una ramificación de comporta-
dad en el universo microscópico que la que se to- mientos potenciales que es típica de los sistemas
m a en consideración en el modelo macroscópico. dinámicos no lineales y el esquema que la repre-
Eligiendo los agregados taxonómicos y espa- senta recibe el nombre de árbol de bifurcación.
ciales adecuados podemos siempre modelar la Las diferentes ramas de solución difieren cua-
realidad actual mediante un sistema de cuadros y litativamente unas de otras. Es decir, poseen si-
flechas. Pero, en realidad, el comportamiento de metrías características distintivas, lo que significa
este sistema se basa en un análisis probabilístico y esencialmente que adoptan formas diferentes.
refleja la falta de información exacta sobre todos Por consiguiente, conforme a esta visión, pueden
los detalles del sistema. Ahora bien, c o m o la idea producirse súbitamente grandes saltos y disconti-
de «incertidumbre», psicológicamente inacepta- nuidades, incluso en sistemas sometidos a condi-
ble para muchos, esta circunstancia fue soslayada ciones que cambian lentamente, y el salto a una
modificando la pregunta a la que debía responder nueva rama puede ir acompañado de una reorga-
el modelo, que de «¿qué ocurrirá con mayor pro- nización estructural del sistema. D e este m o d o
Hacia una nueva ciencia de los sistemas humanos 87

pueden aparecer espontáneamente nuevos meca- rio eliminar los comportamientos atípicos y los
nismos, y en un sistema h u m a n o esto podría plan- procesos evolutivos ocasionados por actos inno-
tear nuevas cuestiones y problemas, así c o m o vadores. Por tanto, si se quiere comprender la
también satisfacciones y objetivos nuevos. evolución o definir las estrategias para tomar en
En este punto, aparece finalmente la m a t e m á - cuenta los procesos evolutivos hay que reintegrar
tica de los procesos creadores, donde no se conser- a nuestro modelo los mecanismos de mutación e
van rasgos y características y donde la inestabili- innovación que crean y mantienen la pauta real
dad y la evolución estructurales pueden hallar su de la diversidad microscópica. Ahora bien, ¿se
legítima expresión. Para cualquier sistema con- puede reintegrar lo que se ha eliminado?
creto, el curso de la evolución dependerá de las La respuesta es negativa. U n a vez «reducidos
fluctuaciones precisas al que se encuentre someti- a la media» los detalles, no existe un método que
do. E n cierto sentido, la historia se ha vuelto a pueda recrearlos con certidumbre. Esta es la fuen-
insertar en la ciencia, y se comprueba que la clase te de controversia y confusión en lo que se refiere
del cambio evolutivo reside en las diferencias en- a si las «mutaciones» son aleatorias o no. A falta
tre la realidad y su representación media. de toda información relativa al carácter exacto de
Debido a las fluctuaciones, el sistema real la variabilidad que pueda darse, bien podría ser
siempre está, en efecto, sondeando la estabilidad que el supuesto de un «azar completo» fuera el
de la situación concreta y, según qué fluctuación m á s razonable de cuantos se puedan formular. El
se dé en un m o m e n t o crítico, el sistema adoptará propio Darwin adopta este punto de vista. Pero
uno u otro de los posibles comportamientos esta- de hecho existe una absoluta diversidad de hipó-
bles. Así pues, el m u n d o real es m u c h o m á s «vi- tesis posibles, que van desde el azar total a un
vo» que su representación mecánica que retiene punto de vista en el que el «medio ambiente» de-
únicamente los acontecimientos tipo medios. Es- termina cabalmente qué mutaciones ocurren. E n
pontáneamente pueden aparecer rupturas de la si- problemas de evolución h u m a n a y tecnológica,
metría que conlleven transiciones que permitan la cabría inclinarse por una solución intermedia se-
creación de estructuras verdaderamente «nue- gún la cual se podría considerar que las innovacio-
vas». Este es el auténtico origen de la innovación nes están en cierto m o d o «canalizadas» por las
en el m u n d o físico. prácticas existentes. Sin embargo, el auténtico
Sin embargo, en la física y la química, los ele- problema consiste simplemente en que, habiendo
mentos del sistema son los átomos o las molécu- descartado los detalles realmente importantes pa-
las, que son esencialmente idénticos e incapaces ra construir un modelo mecanicista, sólo se puede
de una reorganización interna m á s allá de la esta- tratar de adivinar el m o d o exacto según el cual los
blecida por las transformaciones químicas. Pero acontecimientos atípicos pueden ocurrir dentro
en el m u n d o vivo hay que examinar la posibilidad del sistema. Con todo, el primer paso importante
de que la estructura interna de los individuos o de consistiría en estudiar modelos que al menos inclu-
los propios objetos elementales pueda evolucio- yan comportamientos atípicos, incluso si su natura-
nar en el tiempo. Ciertamente estos elementos leza exacta resulta dudosa en algún caso.
pueden, de por sí, ser estructuras disipadoras en Se han examinado los efectos del «error» (mu-
competencia por la energía y la materia que nece- taciones o variabilidad) en la reproducción en
sitan para mantenerse y trascenderse a sí mismas. modelos ecológicos simples de competencia. E n
Por lo tanto, en este respecto, lo que se debe exa- conjunto se admite que cambios fortuitos c o m o
minar es la existencia de la diversidad microscó- éstos tenderían a producir con mayor frecuencia
pica y los modos de la libertad individual. individuos menos eficientes que individuos efi-
Sin embargo, en algunos trabajos6 m u y recien- cientes. D e tal m o d o que el efecto neto consiste en
tes se ha demostrado que estas cuestiones revisten introducir en los parámetros de funcionamiento
también la m á x i m a importancia. de una población una tendencia negativa, contra-
D e lo que se trata es de intentar comprender rrestada por una tendencia positiva ocasionada
los efectos que podría tener el hecho de «reinte- por la eliminación diferencial de los individuos
grar» la diversidad microscópica real en un m o d e - menos eficaces. Lo que muestra explícitamente el
lo compuesto por unas poblaciones constituidas modelo es que en caso de competencia entre una
únicamente por individuos medios con objeto de población con una reproducción perfecta y otra
obtener exactas ecuaciones diferenciales determi- que presenta mutaciones y variabilidad, la evolu-
nistas. Para obtener estas ecuaciones era necesa- ción selecciona generalmente la segunda.
88 Peter M. Allen

E n un paisaje evolutivo de colinas y valles que la reproducción genética garantiza que la «infor-
representen los grados de eficacia funcional que mación» acerca de una estrategia satisfactoria de-
pueden alcanzar los distintos organismos a lo lar- rivada de una variabilidad genética ventajosa sólo
go de su evolución, es el autor de errores el m á s pueda transmitirse a los descendientes. Pero, por
apto para subir a una colina, descalificando even- supuesto se llega a una etapa totalmente nueva de
tualmente a un rival que reproduce sin error, y la evolución a partir del m o m e n t o en que puede
pese a ello sería mejor que no hubiera error alguno «percibirse» la información y resultan posibles los
en cada m o m e n t o de la evolución, ya que la m a y o - m o d o s imitativos del comportamiento. El punto
ría de ellos son factores de pérdida. de apoyo de la evolución pasa de la «genética» al
Este trabajo muestra que la evolución no con- «comportamiento basado en la percepción y en el
duce a un comportamiento óptimo, ya que no juicio». En los animales superiores, la diversidad
busca únicamente un «funcionamiento eficaz», de personalidades y circunstancias de los indivi-
sino que hay también una constante necesidad de duos conducen a la experimentación y, en caso de
nuevos descubrimientos. Lo que se pone de mani- que la experiencia sea satisfactoria, puede ser imi-
fiesto es que la variabilidad a nivel microscópico, tada por otros. Sin embargo, para ello se debe pre-
es decir, la diversidad individual, forma parte de suponer una escala de medición del «éxito» en la
la estrategia evolutiva de los supervivientes y esta «mente» de cada individuo interesado, y la selec-
circunstancia es, precisamente, la que no se tiene ción actuando sobre diversos sistemas de valor se
en cuenta en las representaciones mecanicistas de convierte en un factor de evolución cultural. U n a
los «sistemas». Dicho de otro m o d o , en el paisaje vez más, si la conformidad es excesiva, la creativi-
cambiante de un m u n d o en constante evolución, dad del sistema disminuye.
la aptitud para ascender es tal vez lo que importa, Este mecanismo representa un m o d o m u c h o
y cuanto vemos c o m o resultado de la evolución m á s rápido de evolución que el que requería la
no son especies ni empresas con un «comporta- eliminación física de los «ineptos». Pero en este
miento óptimo» a cada instante, sino m á s bien nuevo y más rápido mecanismo evolutivo el des-
actores capaces de aprender. cubrimiento de estrategias mejores y la ocultación
Por esta razón, el comportamiento en el inte- o difusión de estas informaciones se convierten en
rior del propio sistema no será óptimo en todo elementos decisivos, y la evolución se traslada a
m o m e n t o , ya que existen comportamientos apa- un nuevo centro. Habida cuenta de las complica-
rentemente aleatorios o m u y alejados de la media, das complementariedades (división del trabajo,
que de m o m e n t o carecen de importancia, pero en funciones familiares, lealtades complejas) y del
conjunto son factores de pérdida. Sin embargo, carácter competitivo de la condición humana, así
para mantener la adaptabilidad de la población al c o m o de la existencia de procesos de larga dura-
medio ambiente, la evolución selecciona ciertos ción, se observa que un elemento m u y importante
comportamientos aleatorios y arriesgados. En de- de evolución es lo que los individuos decidan con-
finitiva, la diversidad microscópica y la variabili- siderar c o m o «ventajoso».
dad individual son al m i s m o tiempo los motores y E n un sistema social complejo, si se consigue y
los resultantes de la evolución. L a selección, con- se respeta estrictamente un «consenso cultural»
siderada en el «nivel macroscópico» de los pro- único acerca de cuáles son los objetivos, se reduce
medios, no puede suprimir la diversidad micros- en gran medida la diversidad del sistema, se hace
cópica. Es precisamente esta diversidad la que im- m á s frágil y menos capaz de adaptación. C o n toda
pulsa la evolución. evidencia, en los sistemas humanos el corolario
Las fluctuaciones, las mutaciones y los movi- de la «diversidad genética» que sirve de base a la
mientos aparentemente aleatorios que se dan na- evolución biológica es la existencia de una multi-
turalmente en los sistemas complejos reales cons- plicidad de valores y opiniones distintos, lo cual
tituyen una especie de fuerza «imaginativa» y genera una diversidad de comportamientos y m o -
creadora que explora todo lo que existe en torno dos de explorar. L a creación y la canalización de
suyo. La selección, o m á s bien los mecanismos di- la información serán los factores decisivos para
námicos del sistema, funciona gracias a estos in- lograr el compromiso adecuado entre una « m o n o -
tentos que, o bien lo harán retroceder o, por el cultura» donde los valores y deberes están clara-
contrario, llevarán el sistema hasta un nuevo esta- mente definidos, y un conjunto confuso de indivi-
do de organización. duos totalmente dispares carente por completo de
En la biología de los seres vivos m á s simples, consenso e incapaz de actuar conjuntamente.
Hacia una nueva ciencia de los sistemas humanos 89

Estudios generales delos que se utilizan actualmente dan por su-


puesto que todos estos factores se encuentran
La ciencia trata de determinar enunciados ge- en equilibrio.
nerales y principios ampliamente aplicables El primer resultado importante se refiere al
que puedan servir para comprender sistemas carácter cualitativo del comportamiento ob-
concretos, no se limita a la simple construcción servado. Si hacemos funcionar nuestro « m o -
de modelos descriptivos en las monografías. Se delo mecánico» de m o d o meramente determi-
han elaborado varios ejemplos basados en las nista a partir de una situación inicial, tenderá
nuevas ideas expuestas sucintamente en las pá- a un estado de equilibrio constante. Se podrá
ginas anteriores. N o s limitaremos aquí a desta- tardar 30 años en conseguirlo, pero el equili-
car sus rasgos principales, con la esperanza de brio existe. Las estrategias de gestión del pasa-
que abran una nueva y fecunda vía para la in- do se basaban en la relación que existe entre
vestigación en el futuro. U n a característica este estado de equilibrio y las actividades pes-
esencial de los modelos aquí examinados con- queras realizadas por lasflotas.Sin embargo,
siste en que se basan en mecanismos y procesos si insertamos la realidad de las fluctuaciones
que sirven de fundamento a las apariencias. del medio ambiente que afectan a la produc-
Examinan el comportamiento general que re- ción anual de crías de peces, el resultado es
sulta de los procesos microscópicos y recono- impresionante. El sistema amplifica estos
cen la dimensión «cognoscitiva» que debe to- acontecimientos aleatorios a corto plazo en
marse en cuenta al considerar el comporta- amplios ciclos a largo plazo ( 17 años) de «au-
miento humano. ge» y de «descenso». Esta circunstancia coinci-
El primer ejemplo que describiremos breve- de, en efecto, con la realidad en el caso de las
mente se refiere al desarrollo de los modelos pesquerías canadienses que nos sirvieron de
matemáticos relativos a las pesquerías. Se trata modelo. Todo ello pone de manifiesto que el
de un sistema complejo «arquetípico» que pre- comportamiento cualitativo del sistema no se
senta numerosos aspectos: el comportamiento puede establecer a partir del modelo mecáni-
físico de las aguas marinas o litorales; la c o m - co. Es preciso tomar en consideración los efec-
plejidad del ecosistema marino con sus múlti- tos de las fluctuaciones.
ples niveles y especies en constante evolución; Si se suman, además, los efectos de la di-
el comportamiento (y la tecnología) de los pes- versidad microscópica que presenta el c o m -
cadores que deciden qué y dónde pescar; las portamiento de los pescadores y el éxito eco-
necesidades y directrices de la industria de pro- nómico que corresponde a aquellos cuyas
cesamiento que compra gran parte de la pesca; reacciones son más rápidas y cuya tecnología
la necesidad de empleo tanto en la industria es mejor, se comprueba que, en efecto, es posi-
pesquera c o m o en la alimentaria conexa; la de- ble comprender la evolución a largo plazo de
m a n d a , por parte tanto de los consumidores lo- la mayor parte de las pesquerías, a medida que
cales c o m o de los consumidores extranjeros, y pasan de la explotación estable de una gran
la competencia con otros productos alimenti- población a la sobreexplotación inestable de
cios en el mercado tanto interior c o m o exte- una m u c h o más reducida. En principio, podría
rior. aplicarse el mismo tipo de conceptos al merca-
Se han descrito estas aplicaciones en re- do de valores y se pondría de manifiesto por
cientes artículos78. N o s limitaremos aquí a in- qué evoluciona inevitablemente hacia unas
dicar brevemente algunos de sus rasgos princi- reacciones m á s rápidas y hacia una mayor
pales. inestabilidad.
Contrariamente a los modelos de gestión Asimismo, nuestro modelo muestra que en
habituales hemos incluido la complejidad del la industria pesquera pueden existir dos posi-
comportamiento de los pescadores en el curso bles regímenes de funcionamiento. El primero
del tiempo y la complejidad del mercado. Ade- es el relativamente normal de los ciclos «auge»
más, nuestro modelo es dinámico y se basa en y «descenso» a los que se ha hecho referencia
los efectos de los mecanismos de aumento y de antes. El segundo se presenta en un m o m e n t o
reducción de las poblaciones de peces, las flo- determinado de la «quiebra» de un sistema. Si
tas pesqueras, los precios del pescado y los la elasticidad de la demanda es suficientemen-
mercados de pescado, mientras que otros m o - te baja, el precio de los escasos peces captura-
90 Peter M. Allen

dos sube de m o d o espectacular, lo que permite D e todos modos, aparte de este término
a los pescadores ganarse la vida pescando con «racional» bastante evidente, existe en la per-
una reducida población de peces, lo que signi- sonalidad y en las creencias de los capitanes el
fica que ellos seguirán ejerciendo sus activida- factor de decisión y de dependencia de una
des, que la población seguirá siendo escasa y atracción hacia determinadas zonas de pesca.
que los precios seguirán siendo altos. El pesca- ¿Hasta qué punto sopesan cuidadosamente los
do se ha convertido en un producto de «lujo», datos que les llegan? Existen dos extremos: en
y la industria pesquera bien puede sobrevivir; uno se encuentran los estocásticos, que no
pero el pescado c o m o recurso alimentario ha prestan la menor atención a la racionalidad
desaparecido en gran medida. Este modelo económica y simplemente navegan al azar; en
permite comprender mucho mejor los efectos el otro están los cartesianos, que sopesan con
de las distintas políticas e igualmente de los absoluta precisión la información disponible y
distintos regímenes posibles de una industria se desplazan según la probabilidad hacia el
c o m o la pesca. punto que ejerce mayor atracción incluso
Sin embargo, en otro modelo m á s detallado cuando éste sólo es un ápice mejor que otro
hemos reproducido los desplazamientos de las cualquiera.
flotas pesqueras y de las poblaciones de peces, Si bien es evidente que los pescadores se si-
y hemos mostrado cuan extraordinariamente túan entre estos dos extremos; no obstante, el
complejos son estos comportamientos. Este concepto de estocásticos y cartesianos parece
modelo se centra en el comportamiento de los reflejar una realidad psicológica fundamental.
pescadores, comprendido el m o d o en que E n las flotas canadienses, al igual que en otros
adoptan decisiones de dónde y qué pescar. lugares, hay «quienes asumen riesgos» y hacen
Nuestro modelo comprende dos series de descubrimientos de nuevos agregados de peces
ecuaciones, una relativa a los peces de cada zo- y hay otros que se contentan con depender de
na espacial y otra a las embarcaciones. N o s la información que facilitan los primeros.
centraremos aquí en éstas. Los lectores intere- Lo que nuestro modelo nos permite es exa-
sados pueden consultar las publicaciones origi- minar la evolución de este sistema para descu-
nales para conocer m á s detalles. Esta serie de brir que una población de cartesianos por sí
ecuaciones describe c ó m o el número de e m - sola sobrevive a duras penas de una pequeña
barcaciones de unaflotadeterminada, situada parte del potencial del sistema, sin realizar ja-
en determinado punto, cambia con el paso del m á s exploraciones m á s allá. Sin embargo, aun-
tiempo en función de dos términos: la «selec- que los estocásticos pueden aventajar a los car-
ción» económica, en la que los ingresos deben tesianos, siguen estando demasiado dispersos
ser superiores a los costos, y u n término que para poder explotar con eficacia sus descubri-
rige el desplazamiento de las embarcaciones mientos. U n a estrategia sumamente eficaz pa-
hacia las zonas en que se prevé la obtención de ra la totalidad de las flotas pesqueras consisti-
un beneficio elevado. ría en que los cartesianos «espiaran» a los
Ahora bien, para nosotros, lo importante es estocásticos. Se puede demostrar que con reci-
que esos «beneficios previstos» sólo pueden bir 1/10 de la información correspondiente, lo-
formularse a la vista de la información sobre grarían aprovechar lo mejor de las zonas pes-
las pescas que se hacen en las distintas zonas. queras descubiertas por los estocásticos y
Por lo tanto, se requiere a la vez la presencia obtener excelentes beneficios. Por supuesto,
de las embarcaciones que se dedican a la pesca puede darse todo género de complejidades, ta-
en esa zona y la circulación de información en- les c o m o el espionaje, la mentira, la comunica-
tre estas embarcaciones y la embarcación que ción en clave, el desciframiento de ésta, o las
está estudiando dónde pescar. Esta situación alianzas, pero estos resultados tienen una im-
origina un mecanismo positivo de retroacción portancia fundamental en nuestro análisis de
que configurará el patrón espacial de la activi- la evolución y de la innovación y de la iniciati-
dad pesquera. Ese patrón, en efecto, quedará va económicas.
«explicado» con el tiempo, no en consonancia Lo fundamental de estos modelos es que
con una racionalidad «óptima» sino en fun- procuran tomar en consideración el carácter
ción de la historia, la contingencia y la c o m u - global de los procesos que tienen lugar en una
nicación. región determinada, así c o m o los aspectos
Hacia una nueva ciencia de los sistemas humanos 91

«cognoscitivos» del comportamiento relativo a la información relativa a las pautas de opor-


a la adopción de decisiones. Son realmente tunidad e insatisfacción, tal c o m o se ha exami-
ejemplos de una ciencia regional en la que el nado antes en relación con la creación de «in-
ecosistema y las realidades y valores económi- formación» por parte de los estocásticos y ésta
cos, sociales y culturales se reúnen en un mis- sólo puede modelizarse mediante el cálculo de
m o contexto. U n a iniciativa similar, pero con un potencial no observable, comparándolo con
distinta perspectiva, caracteriza nuestra tarea la realidad y suponiendo que es la causa de los
de elaboración de modelos de evolución de los cambios que se producen.
sistemas «urbanos». E n esencia, el modelo funciona de la si-
E n este trabajo se han elaborado modelos guiente manera: la computadora calcula en ca-
especiales dinámicos que describen la evolu- da instante el número de residentes y cuánta
ción urbana y regional de las estructuras so- actividad económica de cada género «querría»
cioeconómicas910. Se establecieron modelos establecerse en cada zona, dada la demanda
para áreas de escalas m u y diferentes, desde potencial y las ventajas y desventajas de la zo-
una ciudad c o m o Bruselas1 ' a todo el conjunto na. C o m p a r a estos datos con las cifras de im-
del territorio continental de Estados Unidos 12 plantación real en la zona y son las diferencias
y se aplicaron de igual manera versiones senci- (en el caso de que se perciban) las que impul-
llas de estos modelos a algunas ciudades fran- san entonces las tendencias de la inversión y
cesas13. de la población.
Los modelos consisten en series de ecuacio- La aplicación del modelo durante un largo
nes interactivas, cada una de las cuales repre- período puede simular, por consiguiente, la
senta el cambio que se produce en u n determi- evolución de cada sector de empleo y de la po-
nado punto del espacio en las distintas blación en cada zona espacial, así c o m o los
actividades y poblaciones que allí concurren. cambios en la circulación de trabajadores, m a -
La limitación que supone este artículo nos lle- terias primas, bienes intermedios, productos
va a simplemente intentar bosquejar las carac- terminados y servicios entre los diversos secto-
terísticas principales de nuestro modelo (los res de la economía y los distintos lugares. Esta
lectores interesados deberán consultar los ar- evolución se puede comparar entonces con lo
tículos originales que figuran en las «Notas»). que realmente se observa, y se pueden ajustar
Tratamos de abarcar la totalidad de los proce- los parámetros que caracterizan las distintas
sos que se producen en una región, si bien aquí actividades hasta que produzcan una evolu-
destacaremos los aspectos económicos, d e m o - ción que concuerde con la realidad.
gráficos y urbanos m á s que los problemas eco- E n cada gran categoría de industrias m a n u -
lógicos y el medio ambiente natural. factureras, servicios, etc., existirán, en efecto,
E n todo m o m e n t o , el modelo calcula la dis- partes en crecimiento y partes en decrecimien-
tribución espacial adecuada y el número de los to. La evolución no es el resultado del compor-
distintos tipos de actores en cada punto del tamiento «medio» que figura en el cuadro de
sistema. Este cálculo puede diferir de la distri- los intercambios interindustriales, sino del cre-
bución real observada, bien porque nunca han cimiento y decrecimiento relativos de los pe-
sido iguales, bien porque incluso si lo fueron queños subsectores que constituyen la auténti-
en algún m o m e n t o , determinados cambios ca diversidad «microscópica» del sistema. L o
(por ejemplo, las pautas espaciales, la tecnolo- importante es, pues, identificar las partes del
gía, etc.) han alterado el equilibrio. Las dife- sistema (subsectores, zonas determinadas) en
rencias entre los valores reales y los potencia- crecimiento y especificar con mayor exactitud
les dan lugar a una pauta de «oportunidades» sus matrices particulares de «insumos/produc-
e «insatisfacciones» que, en caso de percibirse, tos». D e este m o d o , podemos centrar la aten-
pueden tener c o m o resultado una distribución ción en el «sistema de crecimiento» de la eco-
del empleo y de la población, lo que, a su vez, nomía y facilitar los procesos de cambio e
modifica los mercados de la vivienda y de los innovación técnicos.
bienes y servicios en el próximo período y, de Igualmente se puede examinar hasta qué
este m o d o , se pone en movimiento una c o m - punto capta un modelo c o m o el nuestro los
plicada cadena de reajustes sucesivos. procesos evolutivos. Existen cuatro tipos fun-
Las decisiones se adoptan c o m o respuesta damentales de evolución que pueden ejercer
92 Peter M. Allen

influencia sobre un sistema urbano o regional: de un esfuerzo determinado. Por otro lado, los
cartesianos constituyen la espina dorsal del sis-
a) la difusión espacial de la población y de las
actividades según las oportunidades percibi- tema. Representan la «normalidad» y son a la
das; b) los cambios que resultan del progreso vez los que llevan cualquier actividad concreta
tecnológico, y que modifican requisitos y cos- hasta su m á x i m a perfección. El éxito para el
tos de los insumos y de los productos; c) las sistema en general dependerá de la existencia
actividades enteramente nuevas derivadas de equilibrada de los dos tipos y del m o d o en que
algún avance tecnológico espectacular; d) los se canalice la nueva información dentro del
cambios en las aspiraciones y en los estilos desistema. Así c o m o la capacidad de adaptación
vida que desea la población. de un sistema reside en sus «estocásticos», la
Ahora bien, nuestro modelo puede, en efec-estabilidad y el funcionamiento eficaz depen-
to, tratar adecuadamente los dos primeros ti- den de los cartesianos. U n sistema armonioso
pos. El sistema evoluciona mediante la percep- debe permitir que los «descubridores» recupe-
ción por parte de los diferentes actores de lasren sus costos de investigación corriendo el
posibilidades que ofrecen los cambios anterio- riesgo de perderlos. E n este sentido el período
de «monopolio» que se les conceda será deci-
res: a adelantos tecnológicos, evolución d e m o -
gráfica o la modificación de las relaciones co-sivo.
merciales. Nuestro modelo dinamiza el cuadro A un descubrimiento seguirá un período de
de insumos/productos, pero destaca el hecho expansión, ya que la difusión de la informa-
de que lo que realmente importa para la evolu- ción conlleva un aumento de la demanda, eco-
ción es lo que está ocurriendo en la vanguardianomías de escala y un aprendizaje en la prácti-
ca. Ahora bien, al cabo de cierto tiempo el
de la situación total. El futuro del sistema de-
pende del crecimiento de algunos subsectores mercado comienza a quedar saturado o bien el
y de su capacidad de inducción. Así pues, el recurso apetecido comienza a escasear. D e uno
modelo sirve de marco conceptual dentro del u otro m o d o , la competencia aumenta y sigue
cual se pueden identificar y estudiar estos im-un período de «racionalización» en el que la
portantes desequilibrios que se propagan a tra-inversión tiende a lograr que la producción sea
vés de todo el sistema. m á s eficaz, reduciendo habitualmente el e m -
pleo en el sector. La competencia aumenta y
El tercero y el cuarto tipos de evolución no
están realmente incluidos en este modelo y es sólo podría remediar la situación el descubri-
difícil imaginar c ó m o podrían incluirse con miento de nuevas actividades y productos,
exactitud. N o se pueden prever fácilmente realizado tal vez por los estocásticos desplaza-
productos enteramente nuevos, ya que de pre- dos.
verlos ya no lo serían. Tampoco es fácil indi- Por lo c o m ú n , los cartesianos no prestan
atención a las noticias relativas a los descubri-
car cuándo y c ó m o la gente va a modificar sus
valores y adoptar nuevos objetivos. L o que semientos mientras no entren en crisis los secto-
podría hacer, sin embargo, sería examinar las res tradicionales. Por lo tanto, bien podría es-
consecuencias de algunos cambios posibles. casear el capital de riesgo durante un período
de prosperidad. Sin embargo, cuando se aveci-
C o n ello, se podría realizar cierta evaluación
de las «ventajas» para los individuos que to- na una crisis, la primera reacción de los carte-
sianos consiste en tratar de seguir haciendo lo
m a n esa «iniciativa» y, a partir de allí, acaso
que hacen, pero de hacerlo mejor. Cuanto m á s
sería posible evaluar las probabilidades de que
ese cambio se produzca o no en la realidad. se empeñen en ello, m á s intensa será la crisis
cuando se desencadene. Cuando sobrevenga
finalmente la catástrofe, todos los que aún se
Conclusiones encuentren en posición de actuar, lo harán ba-
sándose en la información relativa a los descu-
El punto fundamental de este trabajo es que brimientos. Aparecerán nuevas estructuras,
la adaptación y el cambio sólo son posi- nuevas definiciones del trabajo y nuevas espe-
bles yendo «más allá» del sistema presente. Se cialidades y comenzarán a fosilizarse a medida
precisan estocásticos que, por el motivo que que «se eleven» hacia una racionalidad y una
fuere, no se limiten a responder a la informa- eficacia aparentemente mayores. Así, nuestro
ción disponible sobre las ventajas inmediatas modelo sugiere la existencia de «largos ciclos»
Hacia una nueva ciencia de los sistemas humanos 93

o ciclos de Kondratiev y ofrece una real posi- se siguen comportando «de m o d o no inteligen-
bilidad para su análisis. te». Y bien podría ser verdad que la auténtica
Esta circunstancia acentúa el objetivo de «inteligencia» del sistema consista, precisa-
este planteamiento, que no consiste en prede- mente, en la coexistencia de varios comporta-
cir el futuro, sino en presentar un marco inte- mientos distintos.
grado dentro del cual se puedan introducir los C o m o antes se ha dicho, la evolución al se-
conocimientos existentes. Gracias a él se pue- leccionar tendrá c o m o resultado la variabili-
de explorar e imaginar el futuro de mejor m a - dad, hecho que puede ser interpretado por un
nera. Sin embargo, el m u n d o real es, en ver- observador (en particular por u n newtoniano)
dad, mucho m á s rico que cualquier modelo y, c o m o si correspondiera necesariamente a indi-
por lo tanto, siempre acaba por evolucionar de viduos con diferentes sistemas de valores o
maneras no previstas en el modelo. Esta no es grados de inteligencia. E n realidad, podría
una razón para desechar la elaboración de m o - existir empero una explicación evolutiva de la
delos, sino todo lo contrario. Sin el modelo no existencia de la diversidad, pero no necesaria-
se podría «ordenar» el sistema en un grado su- mente de cada «cultura» específica.
ficiente para poder tener conocimiento de que A d e m á s , si se considera el sistema en su to-
está ocurriendo algo «inexplicable». Gracias a talidad, con sus múltiples niveles de poblacio-
él podemos percatarnos de la aparición de al- nes que ejercen una acción recíproca unas so-
gunos mecanismos o factores nuevos e inten- bre otras y de mecanismos interdependientes,
tar descubrir entonces el mejor m o d o de in- entonces el progreso realizado en un sector es-
cluirlos. Es decir, que el modelo de una tablecerá la norma para otros y, una vez más,
situación determinada requerirá probable- la evolución de una población y de sus produc-
mente modificaciones siempre debido al he- tos no se puede evaluar aisladamente. Cada
cho de que el m u n d o real se modifica también célula viva forma parte de un organismo y no
sin cesar. se puede comprender sola. Del m i s m o m o d o ,
El auténtico mensaje de los nuevos concep- cada individuo y cada producto forman parte
tos de la ciencia consiste en que el cambio y de una cultura, y su comportamiento sólo se
los desequilibrios son probablemente m á s «na- puede estimar correctamente dentro de una
turales» que el equilibrio y la estabilidad. So- unidad mayor. E n último término, cada pobla-
brevivirán quienes puedan adaptarse y apren- ción forma parte del ecosistema y la evolución
der. Es una cuestión de «creatividad». Por actúa sobre la entidad global. L a ciencia ha
ejemplo, cuando suponemos que un cambio es aceptado tradicionalmente c o m o «explica-
una reacción a las oportunidades percibidas, ción» del comportamiento una descripción del
ello significa que el potencial de crecimiento y funcionamiento interno de un objeto conside-
diversidad de cualquier región o ciudad de- rado aisladamente. Sin embargo, comproba-
pende, hasta cierto punto, de la imaginación m o s que la innovación y el cambio forman
de las personas que allí residen. ¿Qué apertu- parte de un todo en evolución, y la explicación
ras perciben y para qué actividades? Esto de- de la historia refleja la unidad inherente al
penderá de los detalles m á s sutiles de su histo- m u n d o de los seres vivos.
ria, su cultura y sus interacciones sociales. Es de esperar que las ideas que aquí se han
Hablando en general, se podría decir que la di- expuesto puedan contribuir a sentar las bases
versidad microscópica que resulta de la m e z - de una nueva síntesis en las ciencias humanas.
cla de culturas, de las doctrinas en conflicto y La creatividad y el cambio ocupan un lugar,
de la libertad individual será un ingrediente junto con la estructura y la función, en este
importante de esa reacción, o, dicho de otro nuevo paradigma científico. Aunque ha sido
m o d o , la evolución está relacionada con facto- preciso sacrificar la tranquilidad que da el
res c o m o la originalidad, la capacidad de asu- «determinismo», contamos ahora, en cambio,
mir riesgos y la creatividad de una población. con una visión unificada del m u n d o que allana
En los sistemas humanos, el resultado final la diferencia que existía entre las ciencias físi-
de cualquier comportamiento concreto depen- cas y las ciencias humanas. Y no es cierto que
derá de lo que hacen otros individuos. Por suponga una «reducción» definitiva de los fe-
ejemplo, una iniciativa «inteligente» sólo pue- nómenos humanos y sociales a los dictados
de ser considerada c o m o tal si otras personas «mecánicos» de la física. Al contrario, esta úl-
94 Peter M. Allen

tima ha sido «elevada» y se ha visto obligada criptivo o ideológico, la ciencia nos ofrece ac-
a abandonar su búsqueda inmadura de certezas tualmente una base temática q u e permite
absolutas. N o s enfrentamos actualmente con comprender c ó m o han llegado a existir estos
un m u n d o de múltiples facetas y reflejos, perci- sistemas complejos y c ó m o pueden evolucionar
bido de distintos m o d o s , que evoluciona a tra- en el futuro. El próximo decenio será testigo de
vés de estados sucesivos de organización, fruto un rápido desarrollo de las investigaciones en-
de acontecimientos y de individuos que no se caminadas a explorar esta nueva y apasionante
ajustan al promedio. vía.
E n vez de quedar limitada a abordar los sis-
temas h u m a n o s desde u n punto de vista des- (Traducido del inglés)

Agradecimiento. L o s modelos urbanos citados en este trabajo fueron financiados por contratos
establecidos con el Ministerio de Transportes, E E . U U . , la provincia de Holanda Septentrional
y el Gobierno Regional de Valonia (Bélgica). L a sección relativa a los modelos de pesquería
recibió el apoyo de la División de Difusión y Adquisición del Saber de la Universidd de las
Naciones Unidas, Tokio, y de «Fisheries and Oceans» (Canadá).

Notas

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Diversity, Error Making and num. 3, 1981. Analysis, 19, 1987.
Un paradigma cualitativo
del tiempo de trabajo

John Hassard

Introducción los análisis marxistas relativos a la «reifica-


ción» del tiempo o a la consideración del tiem-
E n este artículo se examina c ó m o se utilizan en po c o m o mercancía y en segundo lugar, la tra-
sociología industrial los conceptos de tiempo y dición de los análisis funcionalistas relativos a
temporalidad. Expondremos las principales la estructuración del tiempo; ambas tradicio-
teorías del tiempo a las que han recurrido los nes se basan esencialmente en una concepción
sociólogos, y veremos que cuando se aplican es- lineal del tiempo y recurren mucho a la racio-
tas teorías a las investigaciones sobre el terre- nalidad económica (por ejemplo, los estudios
no, pueden ser m u y fructíferas para una c o m - sobre presupuestos-tiempo, sobre los tiempos y
prensión del comportamiento de los trabajado- movimientos). En cambio, hay pocos estudios
res. N o s referiremos a los sobre la naturaleza hetero-
principales representantes John Hassard es profesor del departamento
génea y repetitiva del tiem-
de la sociología del tiempo de ciencias económicas y de ciencias de ges- po, influidos por la metáfo-
-tales c o m o Emile Durk- tión de la Universidad de Keele, Keele, ra del «ciclo». Hay pocos
heim, Mircea Eliade, Geor- Stratfordshire ST5 5 B G . R . U . autores que analizan c ó m o
ges Gurvitch o Pitirim So- los trabajadores sienten el
rokin-, indicamos no sólo carácter cualitativo y hete-
algunas de las diferencias rogéneo del tiempo; es de-
m á s importantes entre sus cir, c ó m o atribuyen un sig-
posiciones, sino también nificado a la repetición de
que una comparación siste- actos periódicos, y c ó m o
mática de dichas diferen- elaboran sus propios siste-
cias puede servir de base m a s d e evaluación del
para concebir el tiempo co- tiempo.
m o un fenómeno a la vez Para colmar esta lagu-
cualitativo y cuantitavo, cí- na, concederemos una par-
clico y lineal, heterogéneo y homogéneo. ticular importancia a las concepciones cíclico-
E n nuestro análisis, también comproba- cualitativas del tiempo de trabajo. N o s referire-
m o s , sin embargo, que los sociólogos se apoya- m o s en particular al uso de las técnicas
ron demasiado en las aplicaciones cuantitati- ideográficas utilizadas en las investigaciones
vas del tiempo en detrimento de las explicacio- sobre el tiempo en el medio industrial (en espe-
nes cualitativas. Mostramos c ó m o la sociología cial la observación encubierta). C o n miras a es-
del tiempo se basó, casi exclusivamente, en una tablecer un paradigma etnográfico de los estu-
antología realista que se expresa mediante m é - dios del tiempo de trabajo evocaremos las teo-
todos nomotéticos y explicaciones positivistas. rías de Durkheim (1960), Gurvitch (1964) y
Se comprueba que las imágenes dominantes Sorokin y Merton (1937), y las investigaciones
proceden de dos tradiciones fundamentalmen- de R o y (1960), Ditton (1979) y Cavendish
te positivistas: en primer lugar, la tradición de (1982).

RICS 119/Mar. 1989


96 John Hassard

Análisis del concepto de tiempo considerarse el tiempo c o m o un «producto


cuantitativo unitario» o c o m o una «experien-
Para elaborar este paradigma, hay que definir cia cualitativa múltiple»?
primero un marco conceptual. C o n este objeto Se puede decir que nuestras respuestas a es-
nos referiremos a algunas de las principales tas preguntas determinarán nuestra concep-
concepciones del tiempo que ofrece la filosofía ción del tiempo. Las antinomias de Heath nos
social, y luego a dos de las principales metáfo- proporcionan un conjunto de elementos bási-
ras del tiempo que contiene la teoría social. La cos para interpretar la naturaleza del tiempo y
combinación de ambos elementos produce dos de la temporalidad. Además, nos dan los m e -
tipos-ideales del paradigma del tiempo laboral: dios de analizar minuciosamente el concepto
el «lineal-cuantitativo» y el «cíclico-cualitati- de tiempo de trabajo y sentar las bases concep-
vo». tuales de las investigaciones a que ya aludi-
mos.

La filosofia
La metáfora
En el campo de lafilosofíahay una amplia y
rica tradición de análisis del tiempo. C o m o lo E n cuanto a nuestra segunda esfera de interés,
indicó Jaques (1982, pág. XI), el concepto de la metáfora, comprobamos que en los últimos
tiempo ha sido para losfilósofosun tema pri- años los sociólogos tienden a considerarla co-
mordial y constante durante m á s de 2.000 m o otro instrumento primordial de análisis
años. H a sido objeto de numerosas controver- (véanse Manning, 1979; Pinder y Moore, 1982;
sias en distintos niveles de abstracción, que van Tinker, 1986). E n particular, se destaca a m e -
desde la ontologia, que estudia las relaciones nudo la importancia que tienen la metáfora y
del tiempo con la existencia, hasta la epistemo- otros tropos afines para expresar de forma ima-
logía, que estudia sus relaciones con el conoci- ginada los conceptos sociológicos (véanse La-
miento. Se trata de una tradiciónfilosóficaque koff y Johnson, 1980). Morgan (1986), por
ha planteado muchísimas cuestiones difíciles y ejemplo, demostró la importancia que tiene la
complejas no resueltas todavía. metáfora en la interpretación de las organiza-
A pesar de que el análisis pormenorizado de ciones laborales c o m o «sistemas», «máqui-
esos temas rebasa el marco de este artículo, in- nas», «dramas» (red de funciones), «organis-
dicaremos algunas de las cuestiones principales mos» e incluso «prisiones psíquicas».
que debe abordar elfilósofodel tiempo. Para Sin embargo, no ha ocurrido lo mismo con
ello, utilizaremos la excelente introducción a la el concepto de tiempo (véase Jaques 1983, ca-
filosofía del tiempo de Heath (1956). Para pre- pítulos 1 y 2). Hasta ahora, pocas metáforas se
sentar lafilosofíadel tiempo, Heath plantea han elaborado lo suficiente c o m o para precisar
tres antinomias fundamentales: en primer lu- este concepto que, a semejanza del concepto de
gar, a nivel, ontológico, se pregunta si el tiempo organización, es una noción abstracta y esqui-
existe c o m o hecho objetivo del m u n d o exte- va. Entre las pocas metáforas que se han avan-
rior, o c o m o una esencia subjetiva construida zado, las m á s prometedoras son las de «ciclo» y
mediante una «red de significados»; es decir, de «línea».
¿debemos considerar el tiempo, c o m o algo real
y concreto o algo esencial y abstracto? E n se-
gundo lugar, a nivel epistemológico, se pregun- El tiempo cíclico
ta si el tiempo debe considerarse c o m o un fenó-
m e n o homogéneo (formado por unidades equi- Mircea Eliade (1959) es quien ha propuesto el
valentes) o c o m o un fenómeno heterogéneo análisis moderno m á s elaborado de la metáfora
(formado por unidades que se perciben distin- de ciclo. Eliade nos cuenta que el ciclo fue la
tas); ¿el tiempo es continuo e infinito o bien metáfora básica para el tiempo del hombre que
discontinuo y divisible? En tercer lugar, a nivel él califica de «arcaico» o precristiano. Según él,
metodológico, se pregunta si el tiempo puede para el hombre arcaico los acontecimientos se
medirse, y de ser así, si podemos admitir la producían a un ritmo inmutable: su noción del
existencia de m á s de un tiempo válido; ¿debe tiempo se desprendía de su lucha con las esta-
Un paradigma cualitativo del tiempo de trabajo 97

Temporalidades líneo-cuantitativa y cíclico-cualitativa. Raymond Depardon/Magnum.

ciones, y su horizonte temporal estaba definido ce, a través de la redención, hacia la salvación
por el «mito del eterno retorno». Eliade sostie- eterna en el cielo. A medida que se desarrollaba
ne que cuando el hombre cristiano desechó ese el pensamiento moderno, la idea de la irreversi-
m u n d o restringido por una progresión directa y bilidad sustituyó a la del eterno retorno. La
lineal hacia la redención y la salvación, se vio idea característica de progresión hacia una m e -
expuesto por vez primera a los peligros inhe- ta última dio origen a una concepción lineal del
rentes al proceso histórico. Eliade afirma que tiempo y simultáneamente a la idea de que te-
desde ese entonces, el hombre ha tratado de do- nía un comienzo absoluto. Por ejemplo, San
minar la historia y de llevarla a una conclusión Agustín, en el libro II de sus Confesiones «rom-
tal c o m o lo intentaron, por ejemplo, Hegel y pió el círculo» del tiempo romano. A diferencia
Marx. Eliade sostiene también que el hombre de Heródoto y su noción de ciclo de los aconte-
moderno se refugia en diversas formas de cimientos humanos, San Agustín descartó los
creencia a fin de racionalizar un proceso histó- «falsos círculos» y los sustituyó por la línea rec-
rico que parece no tener principio ni fin. ta de la historia humana. A pesar de que la cro-
nología basada en el A n n o Domini se adoptó
El tiempo lineal de forma generalizada tan sólo en el siglo xvm,
la historia se empezó a fechar a partir del naci-
En las sociedades modernas, las creencias ju- miento de Jesucristo.
deo-cristianas fomentaron una representación
lineal del tiempo que contrasta con el tiempo El paradigma lineal-cuantitativo
cíclico de las sociedades arcaicas. El tiempo li-
neal toma la forma de un camino jalonado de La metáfora lineal es importante para nosotros,
pruebas que del pecado en la tierra nos condu- puesto que está vinculada al concepto de mer-
98 John Hassard

canda. Durante el proceso de industrializa- ro infinito y explotable (McGrath y Rotchford,


ción, la concepción lineal del tiempo favoreció 1983); tercero, el tiempo es un recurso que pue-
la asimilación entre tiempo y valor, a la vez que de consumirse en una plétora de actividades
las innovaciones de la tecnología y de la m a n u - (Moore, 1963); y por último, el tiempo se expe-
factura hicieron coincidir el concepto de tiem- rimenta no sólo c o m o una secuencia sino tam-
po con el de progreso industrial (Thompson, bién como una condición de contorno (Marx,
1967). Para Marx y Engels, el tiempo, como el 1867). Al combinar estas metateorias, el para-
hombre, se transformó en un insumo del proce- digma hace que el tiempo laboral se conciba
so de producción, puesto que podía ya darse un c o m o un recurso limitado, cuyo valor aumenta
valor humano al tiempo en la ecuación funda- a medida que el recurso escasea.
mental que relaciona la aceleración con la acu-
mulación. La plusvalía podía aumentarse ha- Los resultados de las investigaciones
ciendo trabajar al obrero más tiempo que el
que requería la producción de las mercancías Si examinamos los resultados de las investiga-
cuyo valor equivalía al de su salario (Marx, ciones basadas en este paradigma, se comprue-
1867). Se hizo hincapié en el carácter formal y ba que esta imagen cuantitativa procede sobre
en la escasez del tiempo. Según esta representa- todo de las investigaciones sobre la industriali-
ción, que se inspiraba en Newton y en Descar- zación y el trabajo. Por ejemplo, M u m f o r d
tes, el tiempo era algo real y uniforme que lo (1934), en un estudio que se considera hoy co-
abarcaba todo. Se trataba de un fenómeno m a - m o fundamental, afirma que «la máquina clave
temático que podía representarse c o m o una de la era industrial no fue la máquina de vapor
abscisa. sino el reloj» (pág. 14). Mumford señala al res-
D e hecho, este énfasis en lo lineal-cuantita- pecto que el elevadísimo nivel de especializa-
tivo es la característica dominante de las expli- ción funcional de las empresas durante el pe-
caciones modernas del tiempo laboral. Se trata ríodo de la revolución industrial se debía al rá-
de un paradigma, cuyo mejor ejemplo es el aná- pido desarrollo de las posibilidades de
lisis de Marx (1867) de la «intensificación del sincronización. Describe c ó m o las empresas in-
trabajo», y que se manifiesta hoy en dos ámbi- dustriales requerían una considerable segmen-
tos: primero, en el debate neomarxista que sus- tación tanto de las partes c o m o de las activida-
citó el artículo de Thompson (1967) «El tiem- des en el tiempo y en el espacio, y c ó m o dicha
po, la disciplina laboral y el capitalismo indus- especialización exigía una gran coordinación
trial» (por ejemplo, Thrift; 1981, Harrison, temporal-espacial tanto en el interior de cada
1985; Nyland, 1986) y, en segundo lugar, en los empresa c o m o en sus relaciones con las otras
estudios funcionalistas sobre el horario de tra- empresas. Habida cuenta de que los elevados
bajo (por ejemplo, Bienefeld, 1972; O w e n , niveles de coordinación exigían elevados nive-
1979; Bonsworth y Dawkins, 1981; Blyton, les de planificación, se necesitaban horarios
1986). Los historiadores de la economía han te- m u y complejos para abarcar un grado satisfac-
nido en general un papel preponderante en la torio de predicción. La exactitud de las previ-
elaboración de este paradigma al estudiar el siones dependía de la medición del tiempo y
tiempo de trabajo c o m o un fenómeno realista, una organización eficaz implicaba una rigurosa
positivista y nomotético. evaluación de la productividad relacionada
con el tiempo. A medida que la máquina se
transformó en el núcleo del trabajo, los hora-
Imágenes y metateorias rios se convirtieron a su vez en la característica
esencial de la planificación. Así, según M u m -
Según este paradigma, las culturas industriales ford, el reloj fue el instrumento por antonoma-
estarían dominadas por perspectivas tempora- sia de la coordinación y el control del trabajo
les unilineales y reificadas. El paradigma se industrial.
apoya implícitamente en las metateorias si-
guientes: primero, el tiempo es homogéneo, ob-
La economía industrial
jetivo, conmensurable e infinitamente divisi-
ble (de Grazia, 1972); segundo, el pasado no La historia de las economías industriales cons-
puede repetirse, el presente es efímero y el futu- tituye el núcleo del programa de investigacio-
Un paradigma cualitativo del tiempo de trabajo 99

nes sobre el paradigma lineal-cuantitativo. L a plina y el control cuantitativo. Por ejemplo, en


historia del capitalismo industrial presenta un el análisis del proceso de trabajo, el reloj es la
interés particular a este respecto, puesto que en máquina dominante de la organización pro-
esta época se produce un cambio fundamental ductiva, indica cuándo ha de comenzar el tra-
en las relaciones de trabajo: la unidad tiempo bajo o cuando han de cesar las actividades. A
reemplaza a la tarea c o m o unidad central de la pesar de que en las sociedades industriales la
producción. E n u n artículo fundamental, vida se ha estructurado en torno al tiempo que
T h o m p s o n (1967) describió c ó m o bajo la pre- se asigna a muchas diferentes actividades, la
sión del capitalismo industrial el obrero pasó a producción es siempre el elemento dominante:
depender de una disciplina temporal en extre- «El hombre se sincroniza acorde al trabajo, en
m o rigurosa y detallada. Si antes de la era in- lugar de que la tecnología se sincronice acorde
dustrial «casi todos los artesanos eran sus pro- al hombre» (de Grazia, 1972, pág. 439). El aná-
pios empleadores, trabajaban en su propias ca- lisis del proceso de trabajo ofrece por lo tanto
sas con sus propias herramientas y según su una imagen reificada del tiempo: ese tiempo se
propio horario» (Wright, 1968, pág. 116) con el consagra ante todo a la producción y los otros
desarrollo de la manufactura aparece la rigidez tiempos quedan en los márgenes del proceso
temporal. Thompson sostiene que la irregulari- productivo.
dad era la característica principal del trabajo Asimismo, para especialistas en sociología
antes de la revolución industrial. Los períodos administrativa m á s conservadores, la organiza-
de trabajo intenso se alternaban con períodos ción ideal es la que distribuye rigurosamente su
de relativa inactividad. Había la tradición de capital en tiempo. Puesto que el determinismo
«San Lunes»: el lunes solía considerarse un día tecnológico domina su percepción del tiempo,
informal c o m o el sábado y el domingo; la m a - consideran que una serie de ecuaciones aritmé-
yor parte del trabajo se hacía en la mitad de la ticas correctas pueden solucionar los proble-
semana (Thompson, 1967). mas de tiempo: hay límitesfinitosy soluciones
óptimas para estructurar el tiempo. Para la teo-
ría de la administración, el tiempo cronológico
El proceso de trabajo y el taylorismo tiene la ventaja de ser a la vez visible y normali-
zado. Y es capaz en primer lugar, de ofrecer un
El paradigma describe por consiguiente la prác- marco organizativo c o m ú n para sincronizar las
tica de las sociedades industriales en las que la actividades, y en segundo lugar transforma el
gran mayoría de los obreros fueron sujetos a trabajo en una mercancía, en u n factor de la
horarios rígidamente determinados y eran re- producción (Clark, 1982). Y según esta lógica,
munerados en función de unidades de tiempo, Frederick W . Taylor se convierte en el heredero
es decir, por hora, día, semana, mes o año a de la fábrica de alfileres de A d a m Smith y, así,
diferencia de lo que ocurría en la mayoría de en el m á x i m o exponente del uso racional del
las economías históricas y en desarrollo en las tiempo. Rose (1975) y Clegg y Dunkerley
que la tarea era la unidad de producción esen- (1980) sostienen que en los manuales del taylo-
cial. L a omnipresencia del reloj en la fábrica rismo se encuentran las conclusiones lógicas de
puede significar también que los obreros ofre- las ideas de Smith, Ricardo y Babbage. La ges-
cen tiempo m á s que competencias: que venden tión científica de las empresas, y las técnicas de
el tiempo de trabajo y ya no el trabajo. El tiem- estudio del tiempo y de los movimientos que
po se convirtió en una mercancía que cabe ga- constituyen su legado, implantaron mediante
nar, ahorrar o gastar. En sus obras «científicas» la autoridad administrativa directa, lo que la
m á s tardías, Marx afirma que la alienación que máquina realizaba indirectamente: el control
el obrero sufría en la época del feudalismo, se riguroso de las acciones humanas. El tayloris-
sustituye bajo el capitalismo industrial por la m o es el punto culminante del proceso de sepa-
obligación de vender su tiempo por hora (Gios- ración del trabajo de los diversos ritmos que
cia, 1972, 1974). caracterizan la labor de los artesanos o el traba-
La sociología industrial, basándose en este jo agrícola.
tipo de análisis, define las concepciones m o - En resumen, para los sociólogos industria-
dernas del tiempo c o m o estructuras hegemóni- les, a la concepción lineal del tiempo se le aña-
cas cuya esencia radica en la precisión, la disci- dió su carácter cuantitativo, debido a que se
100 John Hassard

produjo un cambio fundamental en el desarro- de trabajo. Podemos observar que mientras


llo económico: el descubrimiento del tiempo muchos (sobre todo los que adoptan el punto
c o m o factor de producción. El tiempo se trans- de vista de Braverman, 1974) sostienen que
formó en un valor que podía expresarse en tér- hay una progresiva «asimilación» del tiempo
minos económicos: «se convirtió en el medio c o m o un factor de producción, hay otros que
en que las actividades humanas, sobre todo las sostienen que las técnicas de estructuración del
actividades económicas, podían intensificarse tiempo utilizadas por los empleadores son m u -
hasta alcanzar un índice de crecimiento sin cho m á s complejas, y de ningún m o d o tan de-
precedentes» (Nowotny, 1975, pág. 330). terministas c o m o suelen afirmar la mayoría de
los sociólogos industriales (véanse Clark, 1982;
Clark, Hantrais, Hassard, Linhart y Starkey,
1984; Starkey 1986; Blyton, Hassard, Hill y
Los límites Starkey, 1988). Clark (1982), por ejemplo, afir-
del paradigma cuantitativo m a que «es ingenuo sostener que el tiempo
"reificado" corresponde a una división m u y
La tesis lineal-cuantitativa es m u y clarificadora fraccionada del trabajo, siguiendo los modelos
porque describe c ó m o el tiempo se convirtió en tayloristas» (pág. 18). Apoyándose en la teoría
un bien de consumo bajo el sistema capitalista. socio-técnica, da ejemplos de una concepción
En este sistema, el tiempo se reifica y se con- racional de las tareas que no estaba prevista en
vierte en una mercancía; el tiempo se define la teoría marxista del «día poroso» (véanse
sencillamente c o m o una condición de contorno Clark et al., 1984).
de las relaciones de trabajo; el tiempo es m á s En efecto, deben reexaminarse muchas de
bien un parámetro objetivo que un estado e m - las representaciones que resultan de una aplica-
pírico; se trata de una medida cuantitativa que ción abusiva de la tesis lineal-cuantitativa. U n a
sirve de medio de control. de las más populares es la de la jornada laboral
Sin embargo, cabe modificar este paradig- (o semana laboral) rigurosamente definida y es-
m a lineal-cuantitativo. Cuando los sociólogos tandarizada. La impresión generalizada del
industriales lo utilizan, tienden a destacar de- post-taylorismo respecto al trabajo es conside-
masiado la racionalidad técnica. Por ejemplo, rarlo una actividad homogénea que se mide en
tienen tendencia a ignorar el hecho de que el microsegundos con miras a obtener un óptimo
m u n d o industrial no está compuesto simple- resultado global en términos de producción.
mente de sistemas que funcionan al ritmo de Sin embargo, tal c o m o se demuestra en los estu-
las máquinas, y que se caracteriza por una gran dios etnográficos de la producción en serie
variedad de procesos de producción que tienen (véase m á s abajo), esa imagen no toma en cuen-
su propio ritmo. E n muchas funciones organi- ta la capacidad que tienen los grupos de trabajo
zacionales sigue imperando la flexibilidad del para construir sus propios sistemas de cálculo
tiempo, por ejemplo, en las ventas, la comer- del tiempo, incluso para las tareas estrictamen-
cialización, la Investigación-Desarrollo ( R - D ) . te reglamentadas desde fuera. Si se la compara
Mientras muchas actividades profesionales con otras formas de organización, es cierto que
mantienen un carácter flexible y orientado ha- la organización del tiempo en el sector m a n u -
cia la realización de tareas, relacionadas con facturero es mucho más precisa, pero su aplica-
acontecimientos concretos, muchas activida- ción es m u c h o más limitada porque no toma en
des profesionales no liberales también se c u m - cuenta factores tales c o m o los valores de grupo,
plen según normas de trabajo irregulares, si los errores técnicos, las variaciones del merca-
bien no totalmente determinadas por los ejecu- do o la reducción del personal. E n efecto, en las
tantes (por ejemplo, los servicios de emergen- empresas contemporáneas que producen para
cia, la policía, los equipos de mantenimiento: el mercado, las divisiones del tiempo no son
véase Moore 1963, pág. 29 y siguientes). Ese es nunca tan precisas ni rigurosas c o m o las pre-
el caso en particular de Gran Bretaña, donde sentan los modelos pretendidamente «raciona-
existe un sector terciario m u y desarrollado. les». La estabilidad y la perspectiva de horizon-
Por consiguiente, cabe preguntarse hasta tes temporales a largo plazo son lujos que se
qué punto puede utilizarse el paradigma lineal- dan rara vez en las esferas turbulentas del capi-
cuantitativo c o m o base para explicar el tiempo talismo definesdel siglo xx (Emery y Trist,
Un paradigma cualitativo del tiempo de trabajo 101

1965). A pesar de la aparición de tecnologías Fiel: Dos paradigmas para el tiempo de trabajo
diseñadas para lograr una estabilidad temporal
(por ejemplo, la robótica, la concepción y la fa-
bricación, asistidas por ordenador C A D / C A M , Paradigma Paradigma
CIE), para la mayor parte de la producción in- lineal-cuantitativo cíclico-cualitativo
dustrial la estructuración del tiempo depende
de los administradores y de las reacciones de Realismo Nominalismo
los trabajadores. E n la práctica, la organización Determinismo Voluntarismo
sistemática del tiempo de trabajo es rara vez Carácter lineal Carácter circular
una solución óptima para los problemas mecá- Homogeneidad Heterogeneidad
nicos; las estrategias relativas al tiempo son Nomotesis Ideografía
factores que coinciden rara vez con los cálculos Cantidad Cualidad
ideales. Las costumbres, los ritos y las ceremo-
nias influyen en la toma de decisiones y en el
proceso productivo.

U n paradigma cíclico-cualitativo
¿Una nueva orientación Teoría
de las investigaciones
sobre el tiempo de trabajo?
E n realidad, las teorías interpretativas del
Se puede argüir que el tiempo de trabajo es un tiempo no son tan escasas c o m o podría pensar-
fenómeno m u c h o m á s complejo que lo que des- se. El desarrollo de un enfoque cíclico-cualitati-
cribe la corriente dominante de la sociología vo fue el objetivo tanto de la tradición francesa
industrial. Las principales escuelas, sobre todo de la sociología del tiempo c o m o de la nortea-
la funcionalista y la estructuralista marxista, mericana. E n la tradición francesa, las obras de
son incapaces de aprehender el significado de Hubert (1905), Hubert y Mauss (1909), Durk-
la temporalidad industrial. Se limitan o bien a heim (1960), y Mauss (1966) destacaron todas
especificar los tipos-ideales de la organización el carácter rítmico de la vida social, mediante
del tiempo, o bien a sostener que el tiempo de la elaboración del concepto de «tiempo cualita-
trabajo refleja las relaciones sociales de la pro- tivo», esto es, mediante una evaluación del
ducción capitalista y sus metodologías. Bien tiempo m u y distinta de una mera duración
que centradas en problemáticas distintas (en conmensurable. Por ejemplo, Hubert (1905)
un caso, la del orden y en el otro, la del conflic- define el tiempo c o m o una estructura simbóli-
to), los métodos de estas dos escuelas se basan ca que representa la organización de la socie-
en los mismos principios nomotéticos. dad a través de sus ritmos temporales, tema
Por lo tanto, para elaborar u n verdadero que también desarrolló Durkheim al analizar el
análisis del tiempo de trabajo, hay que salir del carácter social del tiempo (véase Isambert,
rígido marco de las explicaciones de índole fun- 1979). Durkheim estudia en particular el tiem-
cionalista y radical-estructuralista. D e b e m o s po c o m o fenómeno colectivo, c o m o un produc-
apoyarnos en otras concepciones de las cien- to de la conciencia colectiva (véase Pronovost,
cias sociales, que nos permitirán interpretar el 1986). Según Durkheim, todos los miembros
fenómeno, tanto cualitativa c o m o cuantitativa- de una sociedad tienen una conciencia c o m ú n
mente. A nuestro juicio, con miras a lograr una del tiempo. El tiempo es una categoría social
visión m á s global, hay que basarse en los datos del pensamiento, un producto de la sociedad.
proporcionados tanto por los paradigmas inter- Durkheim sitúa el concepto de ritmo social a
pretativos que se apoyan en un humanismo ra- un nivel macrosociológico. El tiempo colectivo
dical, c o m o por los de índole funcionalista que es la s u m a de los procesos temporales que se
se apoyan en un estructuralismo radical. E n re- entrelazan para conformar el ritmo cultural de
sumen, necesitamos explicaciones basadas en una sociedad. Durkheim sostiene que «el ritmo
un conjunto m á s amplio de presupuestos meta- de la vida colectiva domina y abarca los diver-
teóricos. sos ritmos de todas las vidas individuales que
102 John Hassard

la conforman; por consiguiente, el tiempo, así plantea una tipología de ocho «tiempos» para
expresado, domina y abarca todas las duracio- ilustrar la complejidad temporal de la socie-
nes particulares» (1960, pág. 69). Según Durk- dad de clases moderna, (tiempo perdurable,
heim, el tiempo deriva por lo tanto de la vida ilusorio, irregular, cíclico, retrasado, alternati-
social y se convierte en objeto de representacio- vo, propulsor y explosivo). Muestra c ó m o las
nes colectivas. Se fragmenta en una plétora de culturas modernas se caracterizan por una
actividades temporales que luego se reconstitu- mezcla de tiempos conflictivos y c ó m o los gru-
yen para crear un ritmo cultural global (Prono- pos sociales compiten constantemente para
vost, 1986). imponer los tiempos que consideran «adecua-
E n la tradición norteamericana, Sorokin y dos». Al igual que los autores ya citados, Gur-
Merton (1937) también destacan la índole cícli- vitch distingue los tiempos microsociales, ca-
co-cualitativa del tiempo social. Sin embargo, racterísticos de los grupos y las comunidades,
se inspiran no sólo en Durkheim sino también y los tiempos macrosociales, característicos,
y en mayor medida en las obras de los primeros por ejemplo, de los sistemas y las institucio-
representantes de la antropología cultural co- nes. Gurvitch se refiere constantemente a la
m o Codrington (1981), Hodson (1908), Nils- pluralidad de los tiempos sociales y sostiene
son (1920), Best (1922) y Kroeber (1923). Esta que en las distintas clases sociales hay una
síntesis les permite identificar los aspectos cua- multiplicidad de escalas y niveles de tiempo y
litativos del tiempo tanto a nivel microscópico asimismo, si se analiza el tiempo a nivel de la
c o m o macroscópico. Insistiendo en el carácter sociedad en su conjunto, observaremos una
discontinuo relativo y específico del tiempo a doble escala temporal que funciona, por una
nivel microsociológico («el tiempo social se di- parte, con el tiempo de la estructura social «je-
ferencia cualitativamente según las creencias y rárquicamente ordenado y unificado» y, por la
costumbres comunes al grupo», pág. 615), tam- otra, con el «tiempo m á s flexible de la socie-
bién sostiene, c o m o Durkheim, que «el ritmo dad misma» (pág. 391).
de la vida colectiva suele determinar las unida- Estos autores sostienen así que tanto las so-
des de tiempo» (pág. 615). E incluso van m á s ciedades modernas c o m o las primitivas tienen
allá. Si Evans-Pritchard, en sus estudios sobre muchos sistemas de evaluación del tiempo,
los Nuer, muestra c ó m o ciertas actividades dan que se basan en combinaciones de duración,
un sentido al tiempo social, Sorokin y Merton secuencia y sentido. A diferencia de la evalua-
adoptan una posición m á s cercana a la sociolo- ción lineal del tiempo, no existe un ritmo uni-
gía del conocimiento. Sostienen que el signifi- forme, ni divisibilidad cuantitativa ni acumu-
cado vincula un acontecimiento con su marco lación de unidades. Se hace hincapié en la
temporal, y que el reconocimiento de períodos experiencia cultural y en la asignación de sig-
específicos depende del grado de significación nificados; se trata de estudiar c ó m o las socie-
que se les ha atribuido. Inspirándose en los tra- dades elaboran significados temporales y no
bajos de antropología de Gurdon (1914) afir- c ó m o reaccionan frente a estructuras tempora-
m a n que «los sistemas de evaluación del tiem- les. Se trata de explicar el carácter cíclico y
po reflejan las actividades sociales del grupo» cualitativo del tiempo social.
(pág. 620). Sorokin y Merton, ante todo, mues-
tran que el concepto de tiempo cualitativo no
sólo es importante para la sociedades primiti- Práctica
vas sino también para los Estados industriales
modernos. Consideran que «el tiempo social es Si queremos llevar esta teoría a la práctica, an-
cualitativo y no puramente cuantitativo... sus te todo debemos examinar empíricamente el
aspectos cualitativos derivan de las creencias y tipo de análisis que se puede lograr mediante
costumbres comunes al grupo... y sirven para investigaciones cualitativas del tiempo de tra-
revelar los ritmos, las pulsaciones y los latidos bajo. Esto es problemático dado que el para-
de las sociedades en las que se dan» (pág. 623). digma cíclico y cualitativo no ha estado m u y
Por último, es a Gurvitch (1964) a quien desarrollado y sólo puede ilustrarse mediante
debemos el intento m á s ambicioso de subrayar un escaso número de investigaciones. Es por
la heterogeneidad del tiempo social. En la tesis ello que aquí examinaremos sólo tres casos
complicada y a veces oscura de Gurvitch se desde una perspectiva cíclico-cualitativa; el
Un paradigma cualitativo del tiempo de trabajo 103

análisis de R o y ( 1960) sobre la estructuración ejemplo, el grupo con el que R o y trabajó, esta-
del tiempo entre los obreros de una fábrica, el bleció su propio sistema de cálculo del tiempo,
estudio de Ditton (1979) sobre las estrategias basado en los acontecimientos. A medida que
del tiempo de los empleados de una panadería la jornada de trabajo se extendía indefinida-
y la descripción de la de Cavendish (1982) so- mente, el grupo la jalonaba con diversos
bre las luchas en torno al tiempo en una cade- «tiempos» o «momentos», cada uno de los
na de montaje. A pesar de que estos estudios cuales era la señal para una forma particular
representan esencialmente intentos aislados e de interacción social. La regularidad cíclica de
inconscientes de explicación de la heterogenei- la pausa para el café, la pausa para el almuer-
dad del tiempo, revisten importancia por el zo, la pausa para asomarse a la ventana, la
hecho de que: a) tienden a instaurar una onto- pausa para charlar con las compañeras, la pau-
logia nominalista; b) muestran c ó m o la estruc- sa para la merienda y la pausa para el refresco,
turación del tiempo puede ser voluntaria y no a las que se asociaban temas específicos (temas
sólo determinada por el sistema de produc- «en broma» y temas «en serio»), transforma-
ción; c) formulan explicaciones a partir de m é - ban la jornada: el tiempo indefinido se conver-
todos ideográficos (y, en especial, a partir de la tía en una serie de actividades sociales regula-
observación participativa de los investigado- res. L a jornada contenía varios horizontes
res). Estos trabajos proporcionan algunos m o - breves en lugar de un único y largo horizonte
delos básicos que pueden servir a los investiga- temporal. R o y explica que, después de su desa-
dores para construir un paradigma etnográfico liento inicial frente a la pobreza sociológica de
sobre el tiempo de trabajo. la situación, comenzó a advertir que «la inter-
Por consiguiente, con miras a la formula- acción estaba allí, en flujo constante. Atraía la
ción de una metodología, describiremos pri- atención y mantenía el interés de los trabaja-
mero el tipo de análisis de cada estudio, y lue- dores y hacía que pasara m á s rápido la larga
go estableceremos algunas comparaciones de jornada» (pág. 215).
orden metodológico entre ellas; por último
propondremos algunos elementos para preci-
sar el paradigma cualitativo. Ditton: «El momento de hornean)

El análisis de las percepciones temporales de


Roy: «La pausa para el café» los trabajadores de una panadería, realizado
por Ditton (1979), pertenece por muchas razo-
Entre los estudios citados, el de Roy (1960) nes a la m i s m a tradición que el análisis de
quizás sea el m á s conocido. E n este artículo, Roy. C o m o Roy, Ditton describe la elabora-
que se ha convertido en un documento clásico ción colectiva del tiempo y la manera c ó m o los
de la sociología industrial, R o y adopta una trabajadores crean estrategias «para dominar
perspectiva antropológica para destacar la na- la monotonía del tiempo... dividiendo un
turaleza cíclica del tiempo de trabajo. Muestra tiempo interminable en fragmentos de una du-
c ó m o los trabajadores que ejecutan tareas ruti- ración soportable a fin de hacerlo psicológica-
narias y monótonas dan u n sentido a su expe- mente manejable» (pág. 160). Muestra c ó m o el
riencia mediante la construcción social de una tiempo es a la vez manejado y experimentado
serie de rituales temporales reiterativos. O b - de una manera diferente según el tipo de tra-
serva c ó m o estos grupos hacen que el tiempo bajo que se realiza. Por ejemplo, en la panade-
resulte soportable gracias a la superposición de ría hay dos cadenas principales de producción
una serie de ceremonias sociales sobre las ta- -la «instalación grande (fábrica de pan)» y la
reas rutinarias. Mediante una metodología «instalación pequeña (fábrica de panecillos)»-
cualitativa, R o y describe los significados que cada una con su serie de tareas respectivas. A
los obreros añaden a las tareas rutinarias. Su pesar de que en la instalación mayor las tareas
descripción de la vida en u n taller mecánico eran físicamente m á s difíciles (se pasaba m á s
muestra c ó m o el cálculo del tiempo es en gran calor, eran m á s duras y pesadas), se las prefe-
medida un orden negociado. E n particular, ex- ría porque el número y la velocidad de los
plica c ó m o se utiliza el «juego del trabajo» pa- acontecimientos hacían que la jornada pasara
ra que las tareas resulten soportables. Por rápidamente. E n cambio, la vida en la instala-
104 John Hassard

ción menor resultaba soportable sólo porque, nuestro tiempo y nosotras tratábamos de resis-
siendo la producción m á s lenta, había m á s po- tirnos a la usurpación» (pág. 117). Al igual que
sibilidades de «manejar» el tiempo. R o y y Ditton, Cavendish muestra c ó m o el
Sin embargo, en el ejemplo de Ditton, no tiempo de trabajo no sólo es una condición de
sólo vemos c ó m o se utiliza el cálculo del tiem- entorno objetiva, sino también un estado sub-
po basado en los acontecimientos para dar jetivo; explica c ó m o el tiempo se experimenta-
sentido a la jornada, sino también c ó m o ese ba de distintas maneras según las situaciones
cálculo del tiempo llega a ser estratégico. Dit- sociales a las que se enfrentaba el grupo de
ton además de mostrar que la dirección y los trabajo. Cavendish señala que el trabajo en la
trabajadores tienen estrategias diferentes del cadena de producción «cambiaba comple-
tiempo, muestra que esas estrategias diferentes tamente nuestra forma de sentir el tiempo»
se vinculan directamente con concepciones del (pág. 112), y c o m o las mujeres crearon «ritua-
tiempo distintas. Ditton distingue entre la les», que servían tanto para que «el día pasara
orientación del tiempo lineal de la dirección y m á s rápido c o m o para dividir la semana». Así,
la orientación cíclica del tiempo de los trabaja- «todos los días eran iguales, pero los pequeños
dores. La administración se rige por el carácter dramas cotidianos nos ayudaban a dar u n
lineal del tiempo horario, que permite calcular sentido a cada jornada» (pág. 115).
y dividir la duración, y medir el ritmo intermi-
nable de las máquinas. Los trabajadores, en
cambio, utilizan su conocimiento de los ciclos El análisis cualitativo
de acontecimientos para controlar el tiempo.
y la cuestión d e control del tiempo
En efecto, los trabajadores de la panadería te-
nían todo un repertorio de «actos instrumen- Estos tres estudios son importantes en la m e -
tales no oficiales» para controlar el ritmo de la dida en que constituyen uno de los pocos in-
cadena, y Ditton se dedica en particular a tentos de análisis cualitativo del tiempo de tra-
mostrar que las estrategias a las que respondía bajo. Ofrecen las bases de un paradigma de
la apropiación de estos actos perseguían los investigación para examinar la experiencia del
cinco objetivos siguientes; «hacer tiempo», tiempo en los trabajadores de la industria. Es-
«tomarse dos veces el tiempo», «detener el tos estudios de casos bien documentados cons-
tiempo», «negociar el tiempo» y «evitar el tituyen un complemento del marco global de
tiempo». E n la panadería, las funciones del las explicaciones lineales-cuantitativas y abren
trabajo individual se evaluaban según la posi- el camino a un programa de estudios m o n o -
bilidad que ofrecían de manejar el tiempo en gráficos específicos.
beneficio del obrero.

Método
Cavendish: «Cumplir el horario»
E n particular, cada uno de los estudios hace
Por último, el estudio de Cavendish (1982) hincapié en la construcción social del tiempo
también demuestra la importancia estratégica laboral. L a principal metáfora por la cual de-
que tiene el tiempo para los trabajadores. E n signan el trabajo es la metáfora del juego, pero
su artículo sobre las montadoras de una fábri- un juego en el que los jugadores pueden esta-
ca que «cumplen su horario», describe el tiem- blecer algunas de las reglas. Se hace hincapié
po (aún m á s que Ditton) c o m o un elemento en el significado, en especial en c ó m o se obtie-
fundamental del conflicto global entre el capi- ne el significado a través de la objetivación de
tal y el trabajo. Por ejemplo, demuestra que los tiempos sociales. Se logra el significado
las montadoras, c o m o quiera que vendían su proyectando los tiempos sociales en aconteci-
tiempo al empleador, establecían una distin- mientos a fin de establecer pautas de interac-
ción marcada entre «nuestro» tiempo y el ción. La identidad y la satisfacción del grupo
tiempo «de ellos». La puntualidad era la cuali- se logran mediante la reproducción cíclica de
dad principal exigida por la dirección, y las es- los tiempos sociales, y cada tiempo está vincu-
caramuzas acerca del horario no eran sólo sim- lado con un drama social específico. La jorna-
bólicas: «ellos intentaban realmente usurpar da laboral, a medida que va configurándose en
Un paradigma cualitativo del tiempo de trabajo 105

torno a dichas pautas, crea una serie de hori- nera en las contradicciones entre el capital y el
zontes temporales conocidos. C o n la interac- trabajo. E n Roy se anticipa el «nuevo conser-
ción regular se logra no sólo la estructura so- vadurismo» de la etnometodología de las inte-
cial de la jornada, sino también la creación de racciones simbólicas (véanse Garfinkel, 1967;
un cálculo heterogéneo del tiempo. Denzin, 1970) mientras que en Cavendish hay
Así, al describir las metateorías subyacen- un análisis que se aviene m á s con la teoría del
tes a esos trabajos, se puede sostener que los conflicto (véanse Lane y Roberts, 1971, Bey-
tres estudios son típicos del paradigma cuanti- non, 1972, y Nichols y Beynon, 1977). Por
tativo-etnográfico. A nivel ontológico, los es- consiguiente, el análisis de R o y corresponde
tudios presentan u n m u n d o social estructura- fácilmente a u n paradigma interpretativo,
do por poco m á s que nombres, conceptos y mientras que los estudios de Cavendish y Dit-
rótulos. Estos rótulos son creaciones artificia- ton son m á s típicos del humanismo radical.
les útiles que permiten dar sentido al m u n d o En efecto, el análisis por parte de estos es-
externo y acomodarse a él. Del mismo m o d o , tudios de las metateorías subyacentes a la con-
desde un punto de vista epistemológico, los cepción del control del tiempo, añade una di-
tres estudios son antipositivistas y se oponen mensión a nuestro marco de análisis. Al
claramente a la búsqueda de «leyes» sociales. examinar los presupuestos del debate «orden-
Se trata de una imagen de un m u n d o social conflicto», nuestra metodología se enriquece
esencialmente relativista, un m u n d o que sólo con una serie de posibilidades. Si, por una par-
puede comprenderse desde la posición de los te, podemos percibir el tiempo de trabajo co-
individuos ocupados en actividades situadas m o una fuerza de cohesión, consenso, integra-
en el centro del sistema y que adoptan su m a r - ción y estabilidad, por la otra podemos
co de referencia. Se concibe la investigación advertir su función en el conflicto, la división,
sociológica m á s c o m o una acción subjetiva la coerción y la dimensión (Cohen, 1968, págs.
que c o m o una empresa objetiva. Deberemos 166-167). D e este m o d o , el énfasis en el análi-
comprender la actividad social m á s desde sis cualitativo permite no sólo percibir los
«dentro» que desde «fuera» (Evered y Louis, fructuosos resultados que se pueden obtener
1981). Estas metateorías se aplican, en efecto, mediante la utilización de las técnicas ideográ-
a las investigaciones sobre el terreno, en la que ficas, sino también la variedad de interpreta-
se utilizan las técnicas ideográficas de acopio ciones que existe en lo que se refiere a la cues-
de datos, cuyo principio fundamental consiste tión del orden.
en afirmar que sólo podremos comprender el
m u n d o social mediante un conocimiento di-
recto de su funcionamiento. L o importante es Conclusiones
acercarse a la situación y explorar en detalle
sus antecedentes. Se hace hincapié en la elabo- E n la sociología industrial impera una imagen
ración de descripciones subjetivas y en el he- del tiempo c o m o fenómeno objetivo, conmen-
cho de comprometerse con el flujo vital coti- surable, escaso y de gran valor. Se hace hinca-
diano de la situación. pié en la racionalidad y en la homogeneidad, y
se sostiene asimismo que el tiempo es cuantifi-
cable y que se distribuye de manera uniforme.
Control del tiempo El tiempo dedicado al trabajo ocupa un lugar
central en nuestra vida, alrededor del cual se
Si bien estos estudios se caracterizan por con- estructuran todos los demás tiempos de nues-
tribuciones análogas en materia de metodolo- tra existencia (Pronovost, 1986). D a d o que el
gía y por una m i s m a concepción fundamental rendimiento económico se evalúa por el nú-
de las ciencias sociales, dan respuestas diferen- mero de horas que se requieren para producir
tes en lo que se refiere a la cuestión del control ciertos bienes, el tiempo adquiere la imagen de
del tiempo. Por ejemplo, mientras que para un producto. Por lo tanto, los lugares de traba-
Roy el control del tiempo constituye una im- jo se presentan c o m o maravillas de la sincroni-
portante defensa contra el tiempo y la alie- zación. Se considera que los sistemas de pro-
nación, para Cavendish (y en menor medida ducción contemporáneos, con sus rigurosas
Ditton), el control del tiempo gravita sobrema- operaciones cronometradas, son c o m o la m á s
106 John Hassard

perfecta expresión de la racionalidad tecnoló- las complejas relaciones que vinculan entre si
gica; ese sistema, más que cualquier otro ele- los sistemas de producción, el trabajo y el m e -
mento, encarna la concepción cuantitativa del dio ambiente, han surgido series enteras de es-
tiempo. quemas y ritmos temporales. Mientras la m a -
Sin embargo, al concentrarse en el tiempo yoría de las funciones del trabajo se
cuantitativo, la sociología industrial ha subes- estructuran en función de un inventario for-
timado la importancia del tiempo cualitativo. mal de actividades, los empleados descubren
Se ha hecho más hincapié en las estructuras el significado del trabajo en relación con una
del tiempo que en la experiencia, y se ha estu- tipología informal de los acontecimientos. Las
diado sobre todo c ó m o se conforma el tiempo tareas se categorizan no sólo en relación con
en los sistemas de tareas en vez de estudiar el calendarios de trabajo explícitos, sino también
m o d o c ó m o los que ejecutan estas tareas dan según las pautas sociales del grupo. La expe-
un sentido al tiempo. Al concentrarnos en la riencia laboral está inextricablemente vincula-
transformación del tiempo en mercancía, es da con la manera en que el tiempo es construi-
decir, al tratar el tiempo c o m o un hecho rígi- do, tanto personal c o m o socialmente.
do, objetivo y homogéneo, hemos desestimado
el análisis de cómo se experimenta una abs-
tracción flexible, subjetiva y heterogénea. D e (Traducido del inglés)

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Fronteras culturales de las ciencias
sociales en los años noventa: nuevas
políticas de documentación, información
y creación de conocimientos*

J. Michael Brittain

Desde hace más de veinte años, nuestra Revista guiente, oportuno considerar la naturaleza de
trata con regularidad el problema de los datos, los conocimientos de ciencias sociales, la com-
de la información y de la documentación en pleja relación entre datos, información, teoría
ciencias sociales. La parte temática de algunosy conocimiento, y la repercusión de las nuevas
ejemplares se ha dedicado a cuestiones como los tecnologías de la información en la creación, la
datos en la investigación comparativa («Les difusión y la aplicación del conocimiento de las
données dans la recherche comparative», vol. ciencias sociales en los albores de su segundo
XVI, núm. 1, 1964); la información y la docu- siglo de existencia.
mentación en ciencias sociales («L'information Aunque en los primeros ochenta años del
et la documentation dans les sciences sociales», siglo xix - y , por supuesto, también en la segun-
vol. XXIII, núm. 2, 1971); da mitad del siglo x v m - se
«Economía de la informa- J. Michael Brittain es consultor en materia escribió m u c h o acerca de
ción e información para de gestión y de tecnología de la información problemas y temas socia-
economistas» (vol. XXVIII, dela Oficina de formación del Servicio na- les, psicológicos, políticos y
num. 3, 1976) y «La infor- cional de la salud del Reino Unido. También económicos (v. gr.: Helm-
es miembro del Departamento de biblioteco-
mación socioeconómica: nomia y de información dé la Universidad holtz, 1863; Locke, 1690;
sistemas, usos y necesida- de Loughborough. Es autor de numerosas M a c h , 1885; Mill, 1829), la
des» (vol. XXXIII, núm. 1, publicaciones dedicadas a temas diversos, verdadera profesionaliza-
1981). entre los cuales, los sistemas de información
ción de las ciencias sociales
en ciencias sociales, la internacionalidad de
En 1978, la Revista las ciencias sociales, el papel de los especia- no comenzó hasta el último
inauguró el presente apar- listas de la información en la aplicación de cuarto del siglo xix. El pri-
tado de forma sistemática sistemas basados en la utilización de los co- mer laboratorio de psicolo-
nocimientos y la elaboración de programas
sobre los datos, la informa- gía se creó en los años 1870
de enseñanza en ciencias de la información.
ción y la documentación; en en Alemania (véase Boring,
él publicamos hoy, dando 1950; W u n d t , 1873-1874);
seguimiento a muchos otros las primeras revistas de
análisis y evaluaciones sobre estas cuestiones, ciencias sociales aparecieron en esos mismos
un artículo de J. Michael Brittain, asiduo cola-años y el primer servicio de indexación y rese-
borador de la R I C S . ñas en los años 1890. E n los años 1890 fueron
fundadas muchas sociedades profesionales y
A.K. facultades universitarias, sobre todo en Euro-
pa, y la tendencia se aceleró con la participa-
Historia d e las ciencias sociales ción de Estados Unidos de América a comien-
zos del siglo xx.
Entre 1990 y 1995 se cumplirá el centenario de Comenzaron a extenderse rápidamente las
muchas asociaciones profesionales, revistas sociedades profesionales, los sistemas formales
profesionales de reseñas e indexación y otras de enseñanza y de investigación y los textos de
entidades de ciencias sociales. Es, por consi- primaria y de secundaria. C o n todo, la profe-

RICS 119/Mar. 1989


110 J. Michael Brittain

sionalización de determinadas ciencias sociales logía se habían afirmado c o m o disciplinas profe-


no se alcanzará hasta los años 1920 en Estados sionalizadas a través de cuerpos profesionales y
Unidos y bastante después en algunos países euro- con una literatura abundante. E n los años 1950, la
peos. historia económica, la criminología y la geografía
El volumen y el ritmo de crecimiento de la lite- social también reivindicaban su calidad de disci-
ratura de ciencias sociales siguieron siendo redu- plinas, cuya existencia se concretizo mediante el
cidos y fáciles de controlar hasta, aproximada- establecimiento de cursos universitarios, asocia-
mente, 1915. Por ejemplo, en los años 1890, sólo ciones profesionales y una literatura cada vez m á s
había en todo el m u n d o cinco servicios de indexa- abundante. D e vez en cuando se ha abogado para
tion y reseña, mientras que hoy en día son m á s de que la historia fuese considerada una ciencia so-
quinientas las revistas de indexation y reseña, y cial, pero este estatus le sigue siendo denegado, y
una estimación prudente calcula que hay m á s de los estudios bibliométricos muestran que los tra-
6.000 revistas en todo el m u n d o (Line y Roberts, bajos de los historiadores son independientes de
1976). Las bases de datos y los bancos de datos, los de los especialistas de las principales ciencias
junto con las series estadísticas de índices de e m - sociales (Brittain, 1984, 1985).
pleo, productividad e índices económicos y políti- Sin embargo, generalmente se considera que
cos comenzaron a desarrollarse en los años 1930 y tanto la historia económica c o m o la historia so-
proliferaron en los años 1950, aunque su creci- cial son disciplinas perfectamente reconocidas de
miento desde entonces haya sido algo desigual. las ciencias sociales y es clara, en efecto, la rela-
A medida que se iban desarrollando, las cien- ción entre los estudios de estas dos disciplinas y
cias sociales comenzaron a adquirir orientaciones los de otras disciplinas de las ciencias sociales.
particulares según las culturas, las lenguas y, a ve- Por lo tanto, hay un nexo demostrable entre la
ces, los países. Así, por ejemplo, en Alemania, las historia y las ciencias sociales, aunque la corriente
ciencias sociales adoptaron un enfoque teórico ya central de la investigación histórica y los testimo-
desde fines del siglo xix, mientras que en Estados nios escritos conserven su autonomía.
Unidos se imponían rápidamente los métodos T a m b i é n fue en los años 1950 cuando las cien-
cuantitativos primero en psicología a principios cias sociales aplicadas se desarrollaron y se fueron
del siglo xx, y progresivamente en economía, so- profesionalizando gradualmente en campos c o m o
ciología y ciencias políticas en los años el bienestar social, el planeamiento urbano y re-
1930-1940. gional, los estudios de gestión y los estudios e m -
Sin embargo, la preocupación por la teoría presariales, y la educación. Estas «disciplinas»
nunca estuvo ausente de las ciencias sociales, ni aplicadas, o especialidades profesionales, utilizan
siquiera en Estados Unidos (Boring, 1963; Brit- m u c h o las ideas y teorías de las ciencias sociales y
tain 1982, 1984). Incluso son muchos los practi- recurren considerablemente a los estudios de las
cistas que se han preocupado por la proliferación principales disciplinas de ciencias sociales. Sin
del n ú m e r o de teorías, con frecuencia inverifica- embargo, las denominadas ciencias sociales apli-
bles y en gran parte incompatibles y cuya validez cadas suelen ser m e n o s reconocidas c o m o parte
nunca ha podido demostrarse, sin que tampoco del cuerpo de las ciencias sociales. El flujo de la
hayan podido descartarse. Cada generación de información se hace principalmente en u n a sola
científicos sociales ha tenido que luchar con un dirección, es decir, de las ciencias sociales puras a
cuerpo teórico cada vez m á s complejo. Son pocos las ciencias sociales aplicadas, de la m i s m a m a n e -
los paradigmas aceptados que han guiado el desa- ra que sucede en las ciencias exactas. Los practi-
rrollo de las ciencias sociales de nuestro siglo y es cistas de las ciencias sociales suelen lamentar que
frecuente decir que esta ciencia sigue en una fase los investigadores de ciencias sociales no se inte-
preparadigmática '. resen por sus estudios. También en este caso su
A mediados del siglo xx, las ciencias sociales crítica es análoga a la de los especialistas en cien-
en Europa y Estados Unidos se caracterizaban por cias exactas aplicadas.
la diversidad y complejidad de teorías, métodos y La mayoría de las disciplinas de las ciencias
prácticas en constante mutación, por lo que era sociales aplicadas se enseñan y están ratificadas
sumamente difícil identificar las tendencias gene- por títulos universitarios. La lista en que figuran
rales. las disciplinas de ciencias sociales crece de m a n e -
E n los años cincuenta, la antropología, la eco- ra constante, con la incorporación de nuevos c a m -
nomía, la ciencia política, la sociología y la psico- pos de aplicación y de actividad.
Fronteras culturales de las ciencias sociales en los años noventa 111

Datos, información, prácticamente tan preparados c o m o sus h o m ó -


documentación y conocimientos logos de ciencias físicas y biológicas para usar
los ordenadores en la reducción, análisis y al-
Localización de los conocimientos y las macenamiento de datos. E n los años ochenta
capacidades los científicos sociales usan cada vez m á s las
computadoras para elaborar modelos económi-
Al comienzo, los autores escribían acerca de cos y psicológicos y modelos sociales y para
problemas sociales, políticos y psicológicos ba- prever la marcha de la economía, el comporta-
sándose en experiencias personales y era poca miento de los individuos, las tendencias del
su predisposición a cuantificar los fenómenos electorado, los movimientos de población, etc.
estudiados. Los científicos sociales de nuestros Puede encontrarse un uso anterior de datos
días denominan a esta actividad «filosofía de estadísticos en las ciencias sociales a mediados
sillón». Los psicólogos experimentales, sociólo- del siglo xix relacionados con la eugenesia y los
gos, científicos políticos y economistas que pre- escritos de autores que se interesaron en las
fieran un enfoque estrictamente cuantitativo condiciones de trabajo y de vida de la naciente
utilizan por lo general dicha expresión de m a - fuerza laboral de la revolución industrial y, en
nera despectiva. particular, los estudios descriptivos sobre las pri-
Sin embargo, en los últimos veinticinco vaciones de la naciente clase trabajadora.
años, el movimiento a favor de la cuantifica- Desde los años 1950 comenzaron a recopi-
ción de las ciencias sociales, que había sido tan larse y a almacenarse datos de ciencias sociales
fuerte en los años 1950, ha ido perdiendo terre- c o m o un acervo propio en forma de bases y
no. Los etnometodólogos de la sociología y la bancos de datos que una generación después
antropología preconizan los métodos de inves- quedarían informatizados. El principal objeti-
tigación no experimentales y no cuantitativos. vo de un banco de datos es suministrar datos
Incluso en la psicología, exponente por excelen- para utilización, reelaboración y análisis, lo
cia de la cuantificación y de la experimentación que no es tan frecuente en las ciencias físicas y
controlada de mediados de nuestro siglo, hoy biológicas. Aunque los datos son importantísi-
día son muchos los que abogan por una investi- m o s en las ciencias físicas y biológicas para ve-
gación introspectiva. rificar teorías e hipótesis, una vez que hay un
Los datos derivados de la experimentación grado razonablemente alto de aceptación res-
y de la observación se instalaron m u y pronto en pecto a la validez y a lafiabilidadde una hipó-
la escena de las ciencias sociales. Los laborato- tesis o de una teoría, los datos utilizados per-
rios psicológicos creados en el último cuarto manecen en los archivos científicos para con-
del siglo xix produjeron datos a partir de la ex- sulta y sólo vuelven a utilizarse en contadas
perimentación (Wundt, 1873-1874). Los pri- ocasiones. Si, una vez comprobada una teoría,
meros movimientos de cuantificación de la so- algún científico plantea dudas sobre ella o so-
ciología y de la ciencia política produjeron da- bre los datos, lo que se espera de él por lo gene-
tos a partir de encuestas sociales y de la ral es que aporte nuevos datos para justificar el
observación y fueron cada vez m á s los econo- desacuerdo. Sin embargo, en botánica, zoolo-
mistas que en los años 1920 y 1930 utilizaron gía, oceanografía, anatomía y otros campos de
datos e índices estadísticos para evaluar los lafisiología-especialmente en los que son su-
progresos de la economía. Los datos se publica- m a m e n t e importantes la descripción y la clasi-
ban en revistas y monografías - a veces en su ficación- el almacenamiento de los datos, su
estado bruto y sin previo análisis estadístico- y subsiguiente elaboración y su nueva utilización
tenían por objeto demostrar teorías, convencer se consideran legítimos y apropiados. Puede
con argumentos y, de manera general, elevar haber excepciones en las ciencias físicas, en las
las ciencias sociales al rango de disciplinas que que por lo general determinados datos c o m o
aspiraban a la objetividad y a la aplicabilidad los espaciales, son reexplotados una y otra vez.
de las ciencias físicas y biológicas. A partir de E n ciencias sociales puede decirse que el
los años treinta, los datos tuvieron que some- conocimiento está constituido por u n conjun-
terse a análisis estadísticos m á s rigurosos y to de reglas, principios, interpretaciones,
cuando en los años sesenta se extendió el uso de comentarios y descripciones contenidos en
los ordenadores, los científicos sociales estaban diferentes documentos. A ello se s u m a even-
112 /. Michael Brittain

tualmente la experiencia y la intención de los Los que ambicionan ver las ciencias socia-
propios científicos sociales, aunque no conste les al mismo nivel que las ciencias exactas,
en ningún documento. Algunos conocimientos siempre han afirmado que algún día alcanza-
en materia de ciencias sociales se obtienen y se rán la misma universalidad (véase Brittain,
basan en datos de la experimentación o de la 1984). Sin embargo, hay voces disconformes.
observación; otros conocimientos provienen H o y en día se puede demostrar que la infor-
del pensamiento y del estudio de las ciencias mación y el conocimiento de las ciencias so-
sociales y no han sido verificados mediante ciales superan con dificultad las fronteras so-
métodos experimentales ni por la observación, ciales, lingüísticas, políticas y económicas
ni por la recolección de datos. (Brittain, 1985). Los datos de las ciencias so-
El conocimiento de los expertos en materia ciales se pueden transferir físicamente de una
de ciencia y tecnología es hoy presumiblemen- parte del m u n d o a otra en forma relativamen-
te m á s vasto que toda la suma de los conoci- te fácil. Gracias a las nuevas técnicas de la
mientos contenidos en forma documental: los información, ésto será incluso m á s fácil en el
científicos y los tecnólogos poseen técnicas de futuro. Los conocimientos circulan cómoda-
estudio que se basan en leyes empíricas y otros mente por el m u n d o ; es relativamente fácil
recursos, etc. Ello queda demostrado por el in- transportar los conocimientos contenidos en
terés que se muestra hacia la experiencia en la documentos y cada vez m á s en forma de so-
programación heurística y por el desarrollo de porte electrónico. Sin embargo, su pertinencia
los sistemas de consulta. Son numerosos los y aplicabilidad suelen ser escasas cuando se
sistemas de consulta que sólo funcionan ade- transfieren desde su punto de origen y en m u -
cuadamente si se les incorpora conocimientos chos casos pueden llamar a engaño y a confu-
de reglas derivadas de la experiencia de los es- sión. E n la próxima década, el desarrollo, la
pecialistas, aunque rara vezfigurenen los li- difusión y la aplicación de los conocimientos
bros de texto, los tratados, los manuales y las en materia de ciencias sociales ganarán m u c h o
guías u otras formas de documentación. La si- m á s si se reconoce el carácter no universal de
tuación es menos clara en lo tocante a las cien- estas disciplinas y las conveniencias que se
cias sociales. ¿Poseen los científicos sociales desprenden de ellas.
un conocimiento y una capacidad mayores Es, por consiguiente esencial que se tomen
que las informaciones contenidas en los docu- en cuenta las limitaciones nacionales, lingüís-
mentos? Si tal es el caso, ¿tiene algo que ver ticas y culturales de los conocimientos en m a -
esa capacidad con los métodos de investiga- teria de ciencias sociales al apoyar su investi-
ción? o, de manera alternativa, ¿puede demos- gación y desarrollo; y que se promueva su
trarse que los científicos sociales, al enfren- buena «endogenización» (indigenization) en
tarse con los problemas, muestran unas capa- los países en desarrollo. En el siglo xx se ha
cidades y unos conocimientos que no trata la puesto de manifiesto el deseo de una circula-
documentación? ción completamente libre por todo el m u n d o
de los datos y la información de las ciencias
sociales. Sin embargo, se abre camino la opi-
Obstáculos a la libre circulación nión según la cual las características del cono-
de los datos y de los conocimientos cimiento en ciencias sociales es tal que resulta
ingenuo pensar en su difusión universal.
La ciencia y la tecnología son universales. U n A continuación presentamos algunos de los
átomo es igual en Nueva York que en Moscú. principales obstáculos a la libre circulación de
Los métodos y las técnicas de experimentación los datos y los conocimientos:
y las formas en que se confirman - o se descar- 1. La terminología
tan- las hipótesis son prácticamente idénticas 2. El poco consenso respecto a las teorías y los
en todo el m u n d o 2 . Las técnicas de comunica- métodos
ción de la información científica son análogas 3. La acumulación anárquica de datos y de do-
en todos los países, en todos los idiomas y en cumentos
todas las culturas. Y las aplicaciones potencia- H a y que considerar en primer lugar el ca-
les de los descubrimientos científicos se consi- rácter impreciso, provisional e inestable de la
deran universales. terminología de las ciencias sociales. U n tér-
Fronteras culturales de las ciencias sociales en los años noventa 113

mino dado tiene diferentes significados según ser así, los científicos sociales pasarían la m a -
la época, la materia, el idioma, e inclusive den- yor parte del tiempo viendo cuál de las m u -
tro de la m i s m a materia diferentes escuelas de chas teorías posibles hay que adoptar. Y eso
pensamiento y de praxis pueden utilizar el llevaría a discusiones y polémicas intermina-
m i s m o término para querer decir cosas distin- bles acerca de los méritos de teorías rivales, lo
tas. Otro aspecto que hay que considerar es la que por cierto no deja de producirse en los lí-
utilización del lenguaje cotidiano con signifi- mites de la ciencia, aunque sólo sucede en épo-
cados especiales y técnicos. Los científicos so- cas determinadas y entre un grupo limitado de
ciales no son en su mayoría partidarios de in- investigadores y teóricos que trazan nuevos
ventar nuevos términos para describir los horizontes. En el curso normal de las activida-
fenómenos que estudian (Riggs, 1985, 1986, des científicas y fuera de la investigación de
1987). El hecho de que los términos tengan di- punta, a este fenómeno se le ha llamado «cien-
ferentes significados según los diferentes idio- cia patológica» (Collins, 1981). Para la m a y o -
m a s , países y culturas, limita el alcance prácti- ría de científicos e inclusive m u c h o m á s para
co de gran parte de los conocimientos de las los tecnólogos, las principales áreas de conoci-
ciencias sociales. La inestabilidad y el carácter miento conllevan un alto grado de consenso.
incontrolado de la terminología plantean gra- D e este m o d o , los científicos pueden seguir
ves problemas para la clasificación, almacena- trabajando basándose en teorías y prácticas de
miento y utilización de la información. Instru- las generaciones anteriores y seguir progresan-
mentos secundarios tales c o m o los índices, los do. Existen pocos motivos para pensar que di-
servicios de indexación y de reseña, se elabo- cho paradigma científico se imponga en las
ran predominantemente en Norteamérica y en ciencias sociales (véase por ejemplo Wilson,
Europa Occidental, por lo cual resulta imposi- 1980, 1983).
ble la adecuada utilización de los conocimien- H a y que felicitar a los científicos sociales,
tos fuera de estas regiones, debido a la falta de a los bibliotecarios y a los especialistas de la
control terminológico de los servicios secunda- información por acumular y descubrir canti-
rios. dades ingentes de datos y documentos. Sin
En segundo lugar, hay que considerar los embargo, subsisten muchos problemas respec-
problemas que conlleva el poco consenso, y to al hallazgo y a la utilización. D a d o el bajo
sus implicaciones en la transferencia de infor- consumo, los científicos sociales se enfrentan
maciones y de documentos. Inclusive en c a m - a la necesidad de elegir entre teorías y prácti-
pos m u y especializados, hay poco acuerdo res- cas rivales, sin ninguna orientación o, en todo
pecto a los métodos de recolección, análisis e caso, respecto a las prácticas y modelos esta-
interpretación de los datos. M á s importante blecidos. Consecuentemente, tienen tendencia
aún es la falta de consenso respecto a los pro- a seleccionar, con frecuencia al azar, una m e z -
blemas y la forma de tratarlos. Incluso en el cla de trabajos recientes y trabajos m á s anti-
seno de una sola cultura o de u n solo país, to- guos.
das las ciencias sociales cuentan con centena- E n tercer lugar, hay que considerar el pro-
res de teorías propuestas que nunca han sido blema de la acumulación anárquica de datos,
demostradas satisfactoriamente, pero que documentos y conocimientos. E n los últimos
tampoco han sido nunca suficientemente desa- cien años la cantidad de datos y documentos
probadas o descartadas. Cada nueva genera- de ciencias sociales ha aumentado a u n ritmo
ción de científicos sociales propone nuevas es- exponencial. En las ciencias sociales no existen
tructuras teóricas, cogiendo aparentemente al elementos de construcción comunes, ni tam-
azar los elementos del pasado que mejor se poco mecanismos para descartar periódica-
adaptan a las teorías y prácticas de la actuali- mente datos ni teorías, ni u n proceso lineal de
dad, aunque con frecuencia responden simple- su desarrollo, ni una comprensión acumulati-
mente a la ciencia, no podría avanzar sin un va de los problemas y fenómenos (Brittain,
mecanismo de «autodepuración» que sirviera 1986a). N o basta, por lo tanto, con que cada
para descartar de la mente de los científicos generación tenga sólo acceso a lo que es actual
sociales y (en la mayoría de los casos) de las y a lo que pertenece al pasado inmediato.
publicaciones científicas lo que no esté demos- Al no haber un alto grado de consenso res-
trado y lo que se considere incorrecto. D e no pecto a la teoría y a la práctica, son pocos los
114 J. Michael Brittain

conocimientos vigentes dignos de confianza. excesivas y en este caso habría quefijarunas


Al no haber una estructura del pasado, se dis- perspectivas m á s realistas. Entre 1940 y el co-
pone de poca orientación sobre la utilización mienzo de los años setenta las ciencias sociales
del material archivado. Cada científico social experimentaron una expansión y aceptación
sigue una vía personal en su investigación en sin precedentes en Europa y en América del
los archivos. El material de actualidad atrae si- Norte. En la última década la financiación y el
multáneamente su interés y de él extrae lo que apoyo que han recibido han sido m á s pruden-
juzga bueno, sin que haya ningún método de tes: hay un creciente desencanto respecto a la
aceptación general que sirva de orientación. capacidad de las ciencias sociales para ayudar
Los investigadores actuales constatan que a resolver los problemas. Parecería ingenuo
leyendo los documentos publicados en la pri- apoyar incondicionalmente programas ambi-
mera mitad del siglo xx pueden tener una vi- ciosos de investigación y desarrollo cuando las
sión tan completa de los problemas c o m o si le- perspectivas y los objetivos son poco claros.
yeran documentos actuales. Por lo tanto, es esencial que todos los nuevos
U n problema para los suministradores de programas consideren detalladamente los ob-
la información y de los documentos es el de no jetivos y los resultados propuestos y compren-
poder predecir hasta dónde irán los científicos dan, además, una fase de evaluación.
sociales en su exploración de la documenta-
ción. Los historiadores y los filósofos de la
ciencia también tienen necesidad de consultar T e m a s y actividades
la literatura del pasado, pero sus actividades prioritarios para los años 1990
son especializadas, por lo cual se supone que
deben conocer las fuentes de los datos y docu- Identificación de los conocimientos
mentos. La mayor parte de los científicos, in- y de las competencias
vestigadores y practicistas rara vez recurren a
los documentos de archivo en su trabajo coti- La recolección, el almacenamiento, la compa-
diano. El interés creciente que, por el contra- ración y la utilización de datos no tienen nin-
rio, manifiestan los investigadores y practicis- gún valor en sí mismas y son fuente de confu-
tas de las ciencias sociales hacia los archivos sión. Los bibliotecarios y los especialistas de la
del pasado reciente o m á s lejano, demuestran información se han preocupado m u c h o por la
sin duda un sentido de frustración, nacido de la recolección, el almacenamiento y la subsi-
ausencia de una progresión acumulativa y es- guiente utilización y difusión de los documen-
tructurada que serviría de base a cada genera- tos, aunque es poco lo que se ha hecho para
ción de científicos sociales para comenzar a dar utilidad a los datos y a la documentación
trabajar con un grado razonable de certidum- de las ciencias sociales en el contexto de la so-
bre partiendo de los logros de la generación in- lución de los problemas sociales, políticos,
mediatamente anterior. Este problema ha lle- económicos y psicológicos. Los bibliotecarios,
vado a muchos comentaristas a sugerir que las al ver que los científicos sociales usan docu-
ciencias sociales no son de ninguna manera mentos - y en menor grado bases de datos-,
científicas y que se trata más bien de observa- han limitado por lo general su interés al alma-
ciones históricas de problemas y cuestiones co- cenamiento, la búsqueda y la difusión. Es sor-
rrientes. Wilson (1980) sugiere que, c o m o ob- prendente que los bibliotecarios y los especia-
servación de los problemas psicológicos, listas de la información hayan mostrado tan
políticos, económicos y sociales corrientes, la poco interés por el control y la clasificación de
literatura actual de las ciencias sociales es un la terminología de las ciencias sociales. Las ex-
medio admirable, aunque generalmente se es- cepciones, aunque raras, son notables (véase
pera m u c h o m á s de ella. Lo que hace falta es Brittain, 1970).
explicar los fenómenos e indicar las formas Por consiguiente, lo que se requiere es u n
efectivas de resolver los problemas, de evaluar mayor esfuerzo para explorar la naturaleza del
las acciones y de planear el futuro. Las cien- conocimiento y de la competencia de las cien-
cias sociales no han estado a la altura de las cias sociales, y localizarlas. Habría que conce-
circunstancias. bir las futuras políticas relativas a las bibliote-
Las expectativas y las exigencias son quizás cas y a las bases de datos partiendo de una
Fronteras culturales de las ciencias sociales en los años noventa 115

mejor comprensión de los mecanismos de crea- la de juicio la universalidad de la información


ción de los conocimientos. También habrá que y de los conocimientos en ciencias sociales.
reexaminar las políticas existentes en lo que res- H o y en día se reconoce que hay múltiples obs-
pecta a bibliotecas y a bases de datos. táculos a la libre circulación de los documen-
Gran parte de las investigaciones y de los tos y de la información a través del m u n d o . E n
estudios sobre ciencias sociales se proponen épocas anteriores, los obstáculos eran técnicos
explorar lo desconocido. U n enfoque dirigido y físicos y se suponía que impedían el desarro-
a la solución de los problemas es menos fre- llo de una ciencia social mundial. H o y en día
cuente. L a metodología científica de explora- se han superado la mayoría de los obstáculos
ción de lo desconocido se invoca frecuen- técnicos y físicos, pero han sido reemplazados
temente para justificar una búsqueda intermi- por obstáculos económicos, culturales y lin-
nable de reglas y teorías. Este enfoque ha do- güísticos. Algunos de ellos son atribuibles al
minado las ciencias sociales de mediados del particularismo de las ciencias sociales, por lo
siglo xx, sin resultados positivos. Las ciencias que no deben ser necesariamente superados.
sociales no deben progresar por acumulación U n paso importante sería aceptar el carác-
de descubrimientos de lo desconocido. Sin ter no universal de las ciencias sociales, esfor-
embargo, una política de investigación en fun- zándose, cuando haya necesidad, en garantizar
ción de los problemas puede ser m á s aceptable la endogenización progresiva de las bases de
en los años noventa para quienes por lo gene- datos en determinados países y en determina-
ral no sienten simpatía por las ciencias socia- das culturas.
les. Igualmente, hay buenas bases teóricas para A d e m á s , habría que tomar medidas para
descartar muchas de las influencias derivadas mejorar la relación entre los productores de la
del modelo científico tal c o m o se ha aplicado base de datos y los usuarios. Habría que consi-
a las ciencias sociales en los tres primeros derar la oportunidad de desarrollar una nueva
cuartos del siglo actual. generación de salidas inteligentes del material
N o escasean los problemas psicológicos so- que facilitarían el acceso de los usuarios a las
ciales, económicos y políticos que hay que elu- bases de datos.
cidar y, en algunos casos, resolver. Pero no
siempre hay consenso en lo que se refiere a la
naturaleza de esos problemas, la prioridad que Concentración de los recursos
debe dárseles y la manera de abordarlos. H a -
brá que llegar a un acuerdo sobre los proble- La necesidad de recursos para apoyar la inves-
m a s y las cuestiones que deben abordarse en la tigación, el desarrollo, la enseñanza, las publi-
próxima década. caciones y las conferencias de ciencias sociales
siguen siendo apremiantes. L a competencia es
m u y grande y los recursos escasos. Ello conlle-
Politica sobre almacenamientos va desafortunadamente la dispersión del es-
y recuperación de datos y documentos caso apoyo que reciben la investigación y el
desarrollo en ciencias sociales. Esa gran dis-
Los bibliotecarios y otros proveedores de in- persión de unos recursos m u y escasos a través
formación y de documentación consideran, de naciones, culturas e instituciones hace que
por lo general, que ofreciendo a los especialis- el impacto no sea tan significativo c o m o sería
tas de ciencias sociales una infraestructura de de desear. Concentrar estos recursos de forma
calidad, razonablemente integrada, y asegu- continuada y durante un período de tiempo
rándoles en todo el m u n d o un acceso sin tra- suficientemente largo, en un determinado nú-
bas a los datos y documentos, son los buenos mero de problemas y de programas (actuando
especialistas quienes deben utilizarlos para sus con cierta flexibilidad) sería a largo plazo un
necesidades y sus actividades de investigación medio m á s seguro de hacer avanzar las cosas.
y desarrollo (R-D.) y de docencia. E n este ar- Y de inferir no sólo en los científicos sociales
tículo se dan muchas razones para considerar sino también en cuantas personas tienen que
que ese presupuesto ha dejado de ser válido. ver con la elaboración y la administración de
Las bibliotecas y las bases de datos se crearon las políticas en los organismos públicos, los go-
en una época en que raramente se ponía en te- biernos y las organizaciones internacionales.
116 J. Michael Brittain

Habría que elaborar u n plan quinquenal d e terminología, en parte para facilitar la investi-
ciencias sociales integrado en otros planes n a - gación de las informaciones de los documen-
cionales e institucionales y prestar especial tos en los diversos idiomas y culturas e indi-
atención a los aspectos siguientes: rectamente para facilitar el trabajo de los
a) definir las necesidades prioritarias d e escritores, clasificadores y documentalistas
formación; que se enfrentan con diferencias de índole re-
b) establecer u n a política d e apoyo a las gional y cultural.
ciencias sociales centrada m á s e n la resolución Cada vez se reconoce m á s el carácter parti-
de problemas que en la investigación teórica; cularista de las ciencias sociales, lo que se m a -
c) reconocer la diversidad d e las activida- nifiesta generalmente en la inadecuación de
des en ciencias sociales; gran parte de las ciencias sociales europeas y
d) establecer un programaflexibleque re- norteamericanas con respecto a los países en
conozca que los paradigmas y las metodolo- desarrollo. Las ciencias sociales europeas y
gías están todavía en fase de gestación y, por norteamericanas comparten un m i s m o pasa-
lo tanto, pueden cambiar en un futuro cerca- do. Muchos de los escritosfilosóficos,políti-
no; cos y sociales (por ejemplo Brentano, 1874;
e) identificar los aspectos m á s p e r m a n e n - Darwin, 1872; Helmholtz, 1863; Locke, 1690;
tes de las ciencias sociales, incluyendo los m é - M a c h , 1885; Mill, 1829) de los siglos xviii y xix
todos d e investigación, los m é t o d o s de proce- aceptados y compartidos por Europa y los paí-
samiento d e datos y la elaboración de ses norteamericanos son los puntales del de-
informes. sarrollo inicial de las ciencias sociales del si-
glo xx. El vasto, complejo y con tanta frecuen-
cia persuasivo legadofilosóficoha dificultado
Fomentar los procesos la identificación de unas diferencias culturales
a favor de la endogenización y regionales esenciales tan importantes incluso
en las ciencias sociales europeas y norteameri-
Al no existir por lo general verdades y princi- canas. Los países en desarrollo no siempre han
pios universales en ciencias sociales, y preve- compartido estas basesfilosóficasy en algunos
yendo que probablemente tampoco existan en de ellos se han creado ciencias sociales a partir
un futuro próximo, sería conveniente que los de basesfilosóficasdistintas.
procesos de endogenización tuvieran un m a - H o y en día habría que aceptar estas diferen-
yor apoyo que el que han tenido hasta ahora. cias de orientación, ya que pueden ayudar a
La variabilidad terminológica es un factor cru- formar unas ciencias sociales del siglo xxi, m á s
cial de la no universalidad de los conceptos y capaz de responder a los problemas sociales,
resultados de la investigación, y hay que reali- políticos, económicos y psicológicos que las
zar un esfuerzo para identificar y, consiguien- ciencias sociales europeas y norteamericanas
temente, utilizar las diferentes terminologías que dominaron el siglo x x .
propias de las diversas culturas y regiones.
El programa del Comité Internacional de
Ciencias Sociales para el Análisis Conceptual La pertinencia de las nuevas
y Terminológico ( I N T E R C O C T A ) tiene el tecnologías de la información
propósito de establecer un sistema de control
terminológico en las ciencias sociales, sobre Por último, u n a política d e ciencias sociales
todo en lo que respecta a la clasificación y uti- para los años noventa debería prestar conside-
lización de los documentos. Habría que a m - rable atención a los efectos q u e c o n toda pro-
pliar este programa de m o d o que abarcara el babilidad, y d e m a n e r a creciente, tendrán las
estudio de los conocimientos m á s generales nuevas tecnologías de la información en todos
del desarrollo del conocimiento en ciencias so- los aspectos d e las ciencias sociales y, en parti-
ciales y el tema de la transferencia y de la apli- cular, en el almacenamiento y la búsqueda d e
cabilidad de la información y de los conoci- la información, en la difusión d e los d o c u m e n -
mientos. tos y en la creación de conocimientos a partir
Actualmente el programa I N T E R C O C T A de la experimentación, la observación y la teo-
se propone acelerar la endogenización de la rización. El impacto de las nuevas tecnologías
Fronteras culturales de las ciencias sociales en los años noventa 117

informativas en los métodos de investigación m a s de información de las nuevas generacio-


y en la publicación, almacenamiento y difu- nes sean considerados por sus receptores c o m o
sión de la información será previsiblemente de mero ruido. Pueden presentarse situaciones en
larga duración y de vasto alcance. E n lo que las que la cantidad de conocimientos utiliza-
respecta al futuro inmediato los cuatro aspec- bles que se transmitan en los países desarrolla-
tos siguientes pueden ser de gran interés. dos se estabilice y equivalga a la que se trans-
mite mediante sistemas de información
tecnológicamente m e n o s desarrollados en los
Almacenamiento, transmisión países en desarrollo. Es cierto que se trataría
y difusión de datos y documentos de una paradoja en nuestra época de progreso
tecnológico. Podemos concluir de ello que los
Los nuevos adelantos de la tecnología de la in- países en desarrollo tienen que prestar una
formación hacen posible la relativamente fá- mayor atención a la transmisión y recepción
cil, aunque en muchos casos todavía costosa, de información utilizable y cercionarse de que
transferencia de datos y documentos de forma no cometen el m i s m o error que los países occi-
rápida en todo el m u n d o . La transferencia de dentales, donde unos sistemas que representan
datos y documentos ya no se ve frenada por el «último grito» de la técnica vehiculan ruido:
factores tecnológicos. Sin embargo, siguen m u c h o ruido y pocas nueces.
siendo m u y numerosos los factores terminoló-
gicos, políticos, lingüísticos, culturales y eco- Las bases de datos
nómicos que impiden la rápida transmisión de
datos y documentos a través del m u n d o (véa- H o y en día, el acceso directo a las bases de da-
se, por ejemplo, Brittain, 1984, 1985). Es pro- tos y los grandes progresos en el análisis de los
bable que en el futuro estos factores sean m á s datos almacenados son técnicamente posibles
importantes que los de índole tecnológica. y, en algunos casos, son u n hecho consumado.
Investigadores y autoridades tienen a su dispo-
sición enormes cantidades de datos pertene-
Problemas de polarización cientes a un período relativamente largo y que
corresponden a muestras suficientemente a m -
Los países industriales más avanzados tienen plias, que les permiten examinar numerosos
pocos problemas técnicos para la recepción y casos concretos. Se dispone de tecnología para
transmisión de señales. Sin embargo, a medida evaluar las bases de datos y para tratar los da-
que los métodos de transferencia se hacen m á s tos contenidos en dichas bases. Los progresos
complejos, se agranda la distancia existente tecnológicos rebasan con creces la capacidad
entre los países desarrollados y los países sub- de la mayoría de los usuarios que trabajan en
desarrollados en lo que respecta a la capacidad el c a m p o de las ciencias sociales de aprovechar
de recibir y transmitir información. Este dis- tan amplios ficheros disponibles. Entre los
tanciamiento creciente ha sido objeto de nu- problemas que se presentan figuran: a) la im-
merosos debates e investigaciones. precisión de la terminología; b) la deficiencia
H a y u n elemento importante que se omite de los sistemas de clasificación y c) la falta de
en casi todos los debates, y es el de la incapaci- una estructura teórica universalmente acepta-
dad de las personas y de las instituciones de da a partir de la cual interpretar la formula-
los países industrializados para recibir, c o m - ción de los problemas y hallar las posibles so-
prender y utilizar los numerosísimos datos que luciones.
hoy en día es posible transferir para captar su
significado y actuar sobre ellos. Es un proble-
m a de «sobreinformación». Por consiguiente, Identificación de las irregularidades
puede que la brecha tecnológica entre países
desarrollados y países en desarrollo no ejerza Los progresos de la inteligencia artificial nos
en la práctica una influencia tan grande c o m o permiten contar hoy con programas de orde-
se ha dicho. Cabe imaginar que se llegue a u n nador m u c h o m á s elaborados y m á s potentes
punto en el que, por ejemplo, el 90 % de los que ayudan a identificar mediante la induc-
datos brutos transmitidos a través de los siste- ción, métodos y normas de datos aparente-
118 J. Michael Brittain

mente aleatorios (Brittain, 1986a). Este aspec- cuantitativo que dominó en las ciencias socia-
to del desarrollo de los sistemas de consulta ha les en la primera mitad del siglo xx, y la pérdi-
sido relativamente ignorado, pero puede con- da de confianza por parte de los gobiernos, au-
vertirse en un poderoso instrumento de las toridades y otros usuarios potenciales respecto
ciencias sociales en los años noventa. El deseo a la capacidad de las ciencias sociales para re-
de cuantificar las observaciones que ha carac- solver los problemas sociales, económicos, po-
terizado a todas las ramas de las ciencias so- líticos y psicológicos.
ciales en el siglo xx ha producido montañas de En los años 1930, las ciencias sociales apa-
datos y estadísticas brutas, de las cuales se recían a los ojos de muchos dominadas por los
quieren sacar regularidades y tendencias signi- partidarios de los métodos cuantitativos y por
ficativas mediante técnicas estadísticas. Por su deseo de acercarlas cada vez m á s al modelo
ejemplo, el análisis factorial ha sido un ele- de las ciencias exactas. En este último cuarto
mento clave de muchos aspectos de la investi- del siglo xx, parece que los métodos no cuanti-
gación psicológica, mientras que los economis- tativos ganan terreno a pesar de la encarnizada
tas se han inclinado por el análisis de las lucha de retaguardia que protagoniza el otro
regresiones. Los ordenadores se utilizan para bando, reforzado por los análisis de datos y las
procesar los datos y las estadísticas de ciencias modelizaciones por ordenador. A medida que
sociales, aunque ni las técnicas estadísticas ni el movimiento no cuantitativo se extienda y
el uso de los ordenadores para los largos cálcu- cobre nuevo impulso, las autoridades, los fi-
los resolverán los problemas con que siguen nanciadores, los científicos sociales y los sumi-
tropezando los investigadores al identificar las nistradores de información y los divulgadores
tendencias y los métodos de tan abundantes fi- tendrán que ir pensando en una nueva pers-
cheros de datos. Utilizándolos de un m o d o in- pectiva. Cada vez será m á s necesario interro-
ductivo, los sistemas parecen prometedores. garse sobre la naturaleza de los acontecimien-
tos de las ciencias sociales y sobre las diversas
formas que revisten, así c o m o interesarse en el
Conclusiones desarrollo de una nueva generación de siste-
m a s de información concebidos para ayudar a
H a y una necesidad urgente de definir una es- crear conocimientos, difundirlos y aplicarlos,
trategia para apoyar la investigación de cien- y no ya para la acumulación, la búsqueda y la
cias sociales y la aplicación de los resultados transferencia de datos y documentos.
de la investigación. Apoyando de manera des- Otra línea motriz que guiará las ciencias
ordenada los trabajos dispersos de investiga- sociales de aquí al siglo xxi será el reconoci-
ción y su desarrollo, no se resolverán los pro- miento del particularismo de una gran parte
blemas cruciales con que se enfrentan las del conocimiento de ciencias sociales y, por
ciencias sociales. Entre estos problemas cabe consiguiente, su necesaria endogenización; pa-
mencionar la proliferación de datos y docu- ralelamente se debería insistir cada vez m á s en
mentos que con frecuencia quedan reducidos las ciencias sociales de los países en desarrollo
a un ruido; la excesiva importancia de la tec- y en la importancia que pueden desempeñar
nología en las políticas de transferencia de da- los científicos sociales de dichos países en la
tos y de documentos; el insuficiente reconoci- formulación y la ejecución de una nueva estra-
miento de la particularidad cultural y regional tegia de apoyo a las ciencias sociales, del mis-
de los conceptos y de los resultados, de las in- m o nivel que sus colegas de los países indus-
vestigaciones, y la necesidad de acelerar su en- trializados.
dogenización; necesidad de apoyarse m á s en lo
autóctono; el desencanto respecto al enfoque (Traducido del inglés)
Fronteras culturales de las ciencias sociales en los años noventa 119

Notas

*E1 profesor Jack M e a d o w s , de la Universidad de Loughborough (Reino Unido) y el profesor Fred


Riggs, de la Universidad de H a w a i (Estados Unidos de América) formularon m u c h o s comentarios y
sugerencias útiles para la mejora de u n primer borrador de este trabajo. Les quedo m u y agradecido
por sus análisis y espero que la calidad de sus comentarios haya quedado debidamente reflejado en
la versión revisada.

1. Según la Terminología de K u h n ( 1962).

2. Por lo m e n o s en lo referente a las ciencias que podrían calificarse de «normales» (véase Collins,
1981), donde sólo se tienen en cuenta los conceptos que pueden ser cuantificados (ver p.e. Brideman
1927).

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Servicios
profesionales
y documentales
m
Calendario de reuniones internacionales
La redacción de la RICS no dispone de información adicional sobre estas reuniones.

1989
20-23 marzo Plymouth British Sociological Association: Conferencia anual
(Reino Unido) BSA, Portugal Street, London WC2A 2HU (Gran Bretaña)

24 marzo Londres Asociación de Estudios Internacionales: X X X Reunión anual (Tema:


2 abril Cooperación y condiciones de paz en una sociedad internacional)
ISA, University ofShouth Carolina, James F. Byrnes Internat. Center,
Columbia, SC 29208 (Estados Unidos de América)

30 marzo- Barcelona Asociación Internacional de Semiótica: IV Congreso. (Tema: El h o m -


6 abril (España) bre y los signos)
Perpiñán Assoc. Internal, de Sémiotique, 4ème Congrès, c/o IRSCE, Université de
(Francia) Perpignan, Chemin de la Passió Vella, 66025 Perpignan Cedex (Fran-
cia)

30 marzo- Baltimore Population Association of America: Reunion PAA, P.O. Box 14182,
1 abril (Estados Unidos) Benjamin Franklin Station, Washington, DC 20044 (Estados Unidos de
América)

4-9 junio Montreal Centro de Investigación para el Desarrollo Internacional; Organización


(Canadá) Mundial de la Salud: V Conferencia Internacional sobre el S I D A
Secrétariat de la Conférence, Kenness Canada Inc., P.O. Box 120, Sta-
tion B, Montréal, Canadá H3B 3J5.

19-21 junio Helsinki Asociación Internacional de las altas jurisdicciones administrativas:


III Congreso: (Tema: El desarrollo del proceso ante la jurisdicción ad-
ministrativa)
M . M . Pinault, Secr. gen. AHIJA, c/o Conseil dEtat, place du Palais Ro-
yal, 75001 París (Francia)

1-10 agosto Viña del Mar Asociación científica del Pacífico: VI Intercongreso (Tema: El Pacífico,
(Chile) ¿puente o barrera?)
Prof. F. Orrego, Institute of Internat. Studies, University of Chile, P.O.
Box 14182, Sue. 21, Santiago (Chile)

21-25 agosto Auckland Mental Health Foundation of N e w Zealand: Congreso Mundial


(Nueva Zelanda) WFMH, Dr. Max Abbott, P.O. Box 37-438, Parnell, Auckland (Nueva
Zelanda)

28 agosto- Atenas Asociación Internacional de Ciencias Económicas: IX Congreso M u n -


1 septiembre dial
IEA, 23 rue Campagne Première, 75014 París (Francia)
122 Servicios profesionales y documentales

2-7 octubre Tokyo Federación Internacional de Organizaciones de Ciencias Sociales:


IX Conferencia General
1FFSO. Holmens Kanal 7. DK-1060 Copenhague K (Dinamarca)

11-13 octubre Sanio Domingo Comisión de Estudios de Historia de la Iglesia en América Latina: C o n -
(México) ferencia «Sentido histórico del 500 aniversario»
CEH1LA. Aprl. 11-671. Colonia Hipódromo. 96100 México (México)

16-20 octubre Lovain-la-Neuve Instituto de Demografía de la Universidad Católica de Louvain: Socie-


(Bélgica) dad de Demografía Histórica: coloquio (Tema: Revolución y población
- Aspectos demográficos de las grandes revoluciones políticas)
Chaire Quelelel 1989. Inst. de démographie VCL, 1 Place Montesquieu.
B-14Î7 Louvain-la-Neuve (Bélgica)

Diciembre Beer-Sheva Ben-Gourion University of the Negev; U C L A : II Coloquio Internacio-


(Israel) nal (Tema: El papel de las Universidades en las regiones en vías de de-
sarrollo)
Prof. S. Aroni. GSAUP, L'CLA. Los Angeles. Californio 90024 (Estados
Unidos de América)

1990

Marrakech Consejo Internacional de la Acción Social: X X V Conferencia Interna-


(Marruecos) cional
CIAS. Koestlergusse. 1/29. A-1060 Viena (Austria)

9-13 julio Madrid Asociación internacional de sociología: XII Congreso Mundial (Tema:
Sociología para un m u n d o . Unidad y diversidad)
AIS. Pinar. 25, 2X006 Madrid (España)

1991

27 mayo- Hawai Asociación científica del Pacífico: XVII Congreso (Tema: Hacia el siglo
2 junio (Estados Unidos) del Pacífico. El desafío del cambio)
PSA, Bishop Museum. P.O. Box 17801. Honolulú. Hawai 96817 (Esta-
dos Unidos de América)
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proaches. Oxford, Basil Blackwell Daniels, Douglas. Evaluation de la
Ltd., 1988. 752 pp. tabl. Tela Y e w Siew Yong. Employment Ef- recherche agricole à l'échelle natio-
£39.95; Rústica £9.95. fects on Multinational Enterprises nale: Compte rendu d'un atelier te-
in Malaysia. Geneva, International nu à Singapour du 7 au 9 juil. 1986.
Perrucci, Carolyn C ; Perrucci, R o - Labour Office, 1988. 79 pp. m a p a , Ottawa, Centre de recherches pour
bert; Targ, Dena B ; Targ, Harry R . tabl. (Working Paper, 53). le développement international,
Plant Closings: International Con- 1988. 180 pp. tabl.
Publicaciones recientes de la Unesco
(incluidas las auspiciadas por la Unesco*)

América Latina: Enseñanza del de- (Serie estudios y documentos La mujer en la planificación y el de-
recho internacional público. Cara- URSHSLAC, 5). sarrollo. Caracas, Unidad Regional
cas, Unidad Regional de Ciencias de Ciencias H u m a n a s y Sociales pa-
H u m a n a s y Sociales para América Carencia alimentaria: Una perspec- ra América Latina y el Caribe de la
Latina y el Caribe de la Unesco, tiva antropológica. París, Unesco; Unesco, 1988. 194 p.
1987. 131 p. Barcelona, Serbal, 1988. 312 p .
graf. mapas, cuadr. 120 F. Selective Inventory of Information
Bibliographie internationale des Services, 1985, 2nd éd. /Inventaire
sciences sociales: Anthropologie / Didáctica sobre cuestiones universa- sélectif des services d'information /
International Bibliography of the So- les de hov. París, Unesco; Barcelo- Inventario de servicios de informa-
cial Sciences: Anthropology, vol. 30, na, Editorial Teide, S.A., 1987. 248 ción. París, Unesco, 1985. 247 p .
1984. London; N e w York, Tavi- p. 100 F. (World Social Science Information
stock Publications /for/ The Inter- Services, III / Services mondiaux
nat. Committee for Social Science Directory of Social Science Infor- d'information en sciences sociales,
Inform, and D o c , 1987, 677 p . mation Courses. 1st ed. / Répertoi- III / Servicios mundiales de infor-
(Diffusion: Offilib, Paris), 650 F . re des cours d'information dans les mación sobre ciencias sociales, III).
sciences sociales / Repertorio de 60 F.
Bibliographie internationale des cursos en información en ciencias
sciences sociales: Science économi- sociales. Paris, Unesco; Oxford, Sociedad y derechos humanos, ed.
que / International Bibliography of Berg Publishers Ltd., 1988. 167 p. por Luis Barriga Ayala. Caracas,
the Social Sciences: Economics, vol. (World social Science Information Unidad Regional de Ciencias H u -
34, 1985. London; N e w York, T a - Directories Series). 100 F . manas y Sociales para América La-
vistock Publications /for/ T h e In- tina y el Caribe de la Unesco, 1987.
ternat. Committee for Social Scien- Dominios prioritarios de coopera- 320 p. mapa, cuadr. bibl.
ce Inform, and D o c , 1987, 618 p . ción en la esfera de juventud en
(Diffusion: Offilib, Paris), 650 F . América Latina. París, Unesco, Unesco Yearbook on Peace and
1987. 38 p. bibl. (SHS/87/WS/7-1). Conflict Studies, 1985. Paris, Unes-
Bibliographie internationale des co; N e w York, Greenwood Press,
sciences sociales: Science politiqueEducación
/ y drogas: Prevención. Pa- 1987. 312 p. bibl. índice. 260 F .
International Bibliography of the rís, Unesco, 1987. 76 p. ilustr.
Social Sciences: Political Science. cuadr. 42 F . Un nuevo proceso de referencia al
vol. 34, 1985. London; N e w York, servicio de los científicos sociales,
Routledge /for/ The Internat. C o m - por Fred Riggs. París, Unesco,
mittee for Social Science Inform, Familia y desarrollo en América
1988. 68 p. (Informes y documen-
and D o c , 1988, 596 p. (Diffusion: Latina y el Caribe. Caracas, Uni-
tos de ciencias sociales, 57). 20 F .
Offilib, Paris), 650 F. dad Regional de Ciencias H u m a n a s
y Sociales para América Latina y el
World Direcotry of Human Rights
Bibliographie internationale des Caribe de la Unesco, 1988. 202 p. Teaching and Research Institutions,
sciences sociales: Sociologie / Inter- (Serie estudios y documentos
1st ed. / Répertoire mondial des ins-
national Bibliography of lhe Social URSHSLAC, 6). titution de recherche et de formation
Sciences: Sociology, vol. 35, 1985. sur les droits de l'homme I Reperto-
London; N e w York. Routledge /for/ Integración: Nuevos desafíos y alter-rio mundial de instituciones de in-
The Internat. Committee for Social nativas, por Germánico Salgado. vestigación y de formación en mate-
Science Inform, and D o c , 1988, Caracas. Unidad Regional de Cien- ria de derechos humanos. París,
410 p. (Diffusion: Offilib, Paris), cias H u m a n a s y Sociales para A m é - Unesco; Oxford, Berg Publishers
650 F. rica Latina y el Caribe de la Unes- Ltd., 1988. 216 p. (World Social
co, 1987. 239 p. Science Information Directories).
La CTDP en los países de América 125 F.
Latina y el Caribe. Caracas, Uni- La mujer en los sistemas de produc-
dad Regional de Ciencias H u m a n a s ción, por Denis Kandiyoti. París, World Directory of Peace Research
y Sociales para América Latina y el Unesco; Barcelona, Serbal, S . A . and Training Institutions, 6th ed. /
Caribe de la Unesco, 1988. 153 p. 1987. 124 p. cuadr. 65 F. Répertoire mondial des institutions

* Como obtener estas publicaciones, a) Las publicaciones de la Unesco que lleven precio pueden obtenerse en la
Oficina de Prensa de la Unesco, Servicio Comercial ( P U B / C ) , 7, place de Fontenoy, 75700 París, o en los distri-
buidores nacionales; b) las publicaciones de la Unesco que no lleven precio pueden obtenerse gratuitamente en la
Unesco, División de Documentos ( C O L D ) ; c) las co-publicaciones de la Unesco pueden obtenerse en todas aque-
llas librerías de alguna importancia.
126 Publicaciones recientes de la Unesco

de recherche et de formation sur la pertoire mondial des institutions dedicals, 1986, 7th ed. / Liste mondia-
paix / Repertorio mundial de insti- sciences sociales / Repertorio mun- le des périodiques spécialisés dans
tuciones de investigación y de for- dial de instituciones de ciencias so- les sciences sociales / Lista mundial
mación sobre la paz. París, Unesco; ciales. París, Unesco, 1985. 920 p. de revistas especializadas en cien-
Oxford, Berg Publishers Ltd., 1988. (World Social Science Information cias sociales. Paris, Unesco, 1986.
«La mujer en los sistemas de pro- Services, II / Services mondiaux 818 p . indice (World Social Science
ducción rural» 271 p. (World Social d'information en sciences sociales, Information Services, I / Services
Science Information Directories II / Servicios mundiales de infor- mondiaux d'information en scien-
Series). 150 F . mación sobre ciencias sociales, II). ces sociales, I / Servicios mundiales
100 F. de información sobre ciencias so-
World Directory of Social Science ciales, I). 100 F .
Institutions, 1985, 4th ed. rev. /Ré- World List of Social Science Perio-
Números aparecidos

Desde 1949 hasta 1958, esta Revista se publicó con el título de International Social Science Bulleiin/Biiilletin international
sciences sociales. Desde 1978 hasta 1984, la R1CS se ha publicado regularmente en español y. en 1987, ha reiniciado su edición
española con el número 114. Todos los números de la Revista están publicados en francés y en inglés. Los ejemplares anteriores
pueden comprarse en la Unesco. División de publicaciones periódicas, 7. Place de Fontcnoy, 75700 París (Francia).
Los microfilms y microfichas pueden adquirirse a través de la University Microfilms Inc., 300 N Zecb Road, Ann Arbor. Ml
48106 (USA), y las reimpresiones en Kraus Reprinl Corporation. 16 East 46th Street. Nueva York, N Y 10017 (USA). Las microfi-
chas también están disponibles en la Unesco, División de publicaciones periódicas.

Vol. XI, 1959 N u m . 2 Population studies*


N u m . 3 Peace research*
N u m . 1 Social aspects of mental health* N u m . 4 History and social science*
N u m . 2 Teaching of the social sciences in the
USSR* Vol. XVIII, 1966
N u m . 3 The study and practice of planning*
N u m . 4 Nomads and nomadism in the arid zone* N u m . 1 H u m a n rights in perspective*
N u m . 2 Modern methods in criminology*
Vol. XII, I960 N u m . 3 Science and technolog> as development fac-
tors*
N u m . 1 Citizen participation in political life* N u m . 4 Social science in physical planning*
N u m . 2 T h e social sciences and peaceful co-opera-
tion* Vol. XIX, 1967
N u m . 3 Technical change and political decision*
N u m . 4 Sociological aspects of leisure*
Num. 1 Linguistics and communication*
Vol. XIII, 1961 Num. 2 The social science press*
Num. 3 Social functions of education*
Num. 1 Post-war democratization in Japan* Num. 4 Sociology of literary creativity*
Num. 2 Recent research on racial relations*
Num. 3 The Yugoslav commune* Vol. XX, 1968
Num. 4 The parliamentary profession*
N u m . 1 Theory, training and practice in manage-
Vol. XIV. 1962 ment*
N u m . 2 Multi-disciplinary1 problem-focused re-
Num. 1 Images of w o m e n in society* search*
Num. 2 Communication and information* N u m . 3 Motivational patterns for modernization*
Num. 3 Changes in the family* N u m . 4 The arts in society*
Num. 4 Economics of education*
Vol. XXI, 1969
Vol. XV, 1963
Num. 1 Innovation in public administration
Num. 1 Opinion surveys in developing countries* Num. 2 Approaches to rural problems*
Num. 2 Compromise and conflict resolution* Num. 3 Social science in the Third World*
Num. 3 Old age* Num. 4 Futurology*
Num. 4 Sociology of development in Latin Ameri-
ca* Vol. XXII, 1970
Vol. XVI, 1964 Num. 1 Sociology of science*
Num. 2 Towards a policy for social research*
N u m . 1 Data in comparative research* Num. 3 Trends in legal learning*
N u m . 2 Leadership and economic growth* Num. 4 Controlling the human environment*
N u m . 3 Social aspects of African resource develop-
ment*
N u m . 4 Problems of surveying the social science and Vol. XXIII, 197!
humanities*
N u m . 1 Understanding aggrcsion
Vol. XVII, 1965 N u m . 2 Computers and documentation in the social
sciences*
N u m . 1 Max Weber today/Biological aspects of ra- N u m . 3 Regional variations in nation-building*
N u m . 4 Dimensions of the racial situation*
128 Números aparecidos

Vol. XXIV, 1972 Vol. XXXII, 1980


Num. 1 Development studies* N ú m . 1 Anatomía del turismo
Num. 2 Youth: a social force?* N ú m . 2 Dilemas de la comunicación: ¿tecnología
Num. 3 The protection of privacy* contra comunidades?
Num. 4 Ethics and institutionalization in social N u m . 3 El trabajo
science* N ú m . 4 Acerca del Estado
Vol. XXV, 1973 Vol. XXXIII, 1981
N u m . 1/2 Autobiographical portraits* N ú m . 1 La información socioeconómica: sistemas,
N u m . 3 The social assessment of technology* usos y necesidades
N u m . 4 Psychology and psychiatry at the cross- N ú m . 2 En las fronteras de la sociología
roads* N ú m . 3 La tecnología y los valores culturales
N ú m . 4 La historiografía moderna
Vol. XXVI, 1974
Vol. XXXIV, 1982
N u m . 1 Challenged paradigms in international rela-
tions* Núm. 91 Imágenes de la sociedad mundial
N u m . 2 Contributions to population policy* Núm. 92 El deporte
N u m . 3 Communicating and diffusing social scien- Num. 93 El hombre en los ecosistemas
ce* Núm. 94 Los componentes de la música
N u m . 4 The sciences of life and of society*
Vol. XXXV, 1983
Vol. XXVII, 1975
Núm. 95 El peso de la militarización
N u m . 1 Socio-economic indicators: theories and ap- Num. 96 Dimensiones políticas de la psicología
plications* Núm. 97 La economía mundial: teoría y realidad
N u m . 2 The uses of geography Núm. 98 La mujer y las esferas de poder
N u m . 3 Quantified analyses of social phenomena
N u m . 4 Professionalism in flux Vol. XXXVI, 1984
Vol. XXVIII, 1976 N u m . 99 La interacción por medio del lenguaje
N ú m . 100 La democracia en el trabajo
N u m . 1 Science in policy and policy for science* N ú m . 101 Las migraciones
N u m . 2 The infernal cycle of armament* N ú m . 102 Epistemología de las ciencias sociales
N u m . 3 Economics of information and information
for economists* Vol. XXXVII, 1985
N u m . 4 Towards a new international economic and
social order* Núm. 103 International comparisons
Num. 104 Social sciences of education
Vol. XXIX, 1977 Num. 105 Food systems
Num. 106 Youth
N u m . 1 Approaches to the study of international or-
ganizations Vol. XXXVIII, ¡986
N u m . 2 Social dimensions of religion
N u m . 3 The health of nations Num. 107 Time and society
N u m . 4 Facets of interdisciplinarity Num. 108 The study of public policy
Num. 109 Environmental awareness
Vol. XXX, 1978 Num. 110 Collective violence and security
N u m . 1 La territorialidad: parámetro político Vol. XXXIX, 1987
N u m . 2 Percepciones de la interdependencia m u n -
dial N u m . 111 Ethnic phenomena
N u m . 3 Viviendas humanas: de la tradición al m o - N u m . 112 Regional science
dernismo N u m . 113 Economic analysis and interdisciplina-
N ú m . 4 La violencia rity
N u m . 114 Los procesos de transición
Vol. XXXI, 1979
Vol. XL, 1988
N u m . 1 La pedagogía de las ciencias sociales: algu-
nas experiencias. Núm. 115 Las ciencias cognoscitivas
N u m . 2 Articulaciones entre zonas urbanas y rura- Núm. 116 Tendencias de la antropología
les Núm. 117 Las relaciones locales-mundiales
N ú m . 3 Modos de socialización del niño Núm. 118 Modernidad e identidad: un simposio
N ú m . 4 En busca de una organización racional

*Números agotados
REVISTA HOMINES
Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales
Muestra de artículos:
-José Rigau: Las expediciones
botánicas a Puerto Rico (1796, y
1823)
-Puerto Rico y la Paz en Centro-
américa
-Luisa Hernández: La mujer
envejeciente en su ambiente
ocupacional.
-Clemente Soto Vélez: Los obre-
ros madrugadores
-Maria Cristina Rodríguez: D o s
largometrajes puertorriqueños
en 1986.
-Ana Lydia V e g a : Madera y
Pajilla.

Puerto Rico $ 1 5 . 0 0

iropa, S u r América, Asia $ 2 5 . 0 0

Estados Unidos, Caribe y C e n t r o a m é rica: $ 2 2 . 0 0

Envie su cheque o su giro postal a: Directora-Revista Homines


Universidad Interamericana Apartado 1293 Hato Rey, Puerto Rico 00919
Revista de la C E P A L

Santiago de Chile Diciembre Número 36

S U M A R I O

Competitividad internacional: evolución y lecciones.


Fernando Fajnzylber
Revolución industrial y alternativas regionales.
Hugo Nochteff
Cambio técnico y reestructuración productiva. Eugenio Lahera.
Notas sobre la automatización microelectrónica en el Brasil.
J.E. Tauile
Exportaciones e industrialización en la Argentina, 1973-1986.
P. Aspiazu y B . Kosacoff
Política social rural en una estrategia de desarrollo sostenido.
John Durston
Interacción de los sectores público y privado y la eficiencia global
de la economía.
Juan Martín
El problema de la deuda de Cuba en monedas convertibles.
A . R . M . Ritter
La seguridad alimentaria: Tendencias e impacto de la crisis.
Alejandro Schetjman
Economías de viabilidad difícil; una opción por examinar.
A . Núñez del Prado
La génesis de la sustitución de importaciones en América Latina.
R . L . Ground
La Revista de la C E P A L es una publicación cuatrimestral en espa-
ñol que aparece los meses de abril, agosto y diciembre; se publica
también en inglés, aproximadamente tres meses después de la ver-
sión en español. Los precios de los ejemplares individuales y de la
suscripción son los siguientes:
Precio del ejemplar Precio de la suscripción
US$6.00 U S $ 16.00 (español)
18.00 (inglés)

Los interesados pueden solicitar su suscripción en la Unidad de


Distribución de Documentos de la C E P A L , Casilla 179-D, Santiago
de Chile, mediante cheque en dólares (personal o bancário). Asimis-
m o , pueden adquirirse ejemplares individuales en la Sección Ventas
del Servicio de Publicaciones de Naciones Unidas en Nueva York.
SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CENTIFICAS

M.
Aguado:
AWOOX
ENERO 1989

Vázquez Valero y G. López


La información
científica en la prensa.
F E B R E R O - M A R Z O 1989

EL PAISAJE

Fernando Gonzalez Gernáldez y


Dolores Gallardo:
José A. Fernández

naturaleza.
Ordonez:
Acerca de los ingenieros y la

Rafael Escribano y José E.


Martínez Palero: Gestión del
DIRECTOR

Miguel Angel Ouintanilla

REDACCIÓN
Anna Estany: Nelson G o o d m a n Determinación de los factores espacio visual: visibilidad, Vitruvio, 8 - 28006 M A D R I D
y el realismo. que intervienen en las cuenca visual.
Telef.: (91) 261 6 6 51

Jorge Martínez Contreras: Las preferencias paisajísticas. Angel Ramos y Alejandro


costumbres de los m o n o s según Manuel Ruiz: El paisaje c o m o Pinedo: Modelos numéricos en SUSCRIPCIONES
Buffon. evaluación del paisaje y E.I.A.
resultado del sistema Servicio de Publicaciones del
M9 Teresa López de la Vieja: La productivo. Isabel Otero Pastor: Paisaje y C.S.I.C.
Sociología: ¿Conservadurismo evaluación del impacto
Daviz M. Rivas: Consideraciones
o Crítica?. ambiental. Vitruvio, 8 - 2 8 0 0 6 M A D R I D
económicas sobre el paisaje y
Telf.: (91) 261 2 8 3 3
Dictamen parlamentario sobre el la recreación en espacios Nicolás M. Sosa: Paisaje y
Plan Nacional de Investigación naturales. entorno: De la estética a
Científica y Desarrollo la ética.
Carlos Montes y Pilar Martín de
Tecnológico. Agar: Los humedales españoles Julio Muñoz Jiménez: Paisaje y
c o m o elementos del paisaje Geografía.
ibérico.

José L. Carles e Isabel López


Barrio: El estudio de paisajes
sonoros.

A. Martínez, D. Gallardo, F.G.


Bernáldez y J.P. Ruiz: La
percepción del agua en el
paisaje.

¿4íbo¡L ciencia pensamiento J cultura


estudios sociales
No 57 / trimestre 3 / 1 9 8 8

PRESENTACIÓN Pág. MEDICIÓN DEL PREJUICIO NEGATIVO HA-


CIA EL M A P U C H E : U N A INVESTIGACIÓN
METODOLÓGICA. José Saiz. Angélica Je-
ARTÍCULOS rez, Claudia Lucero. Patricia Rojas. Pág.111

MATERIALES SOBRE LA IDEA DE IMPOS- LAS E T A P A S DEL CICLO VITAL EN FAMI-


T U R A INTELECTUAL. Edison Otero. Pág. 9 LIAS ADOPTIVAS CHILENAS. Consuelo
De Prada, Olga Veliz. Pág.127
LAS FUNCIONES DEL SISTEMA DE EDUCA-
CIÓN SUPERIOR Y LAS INSTITUCIONES
PRIVADAS EN CHILE. María José Lemai-
DOCUMENTOS
tre, Hugo Lavados. Pág. 31

PERFIL DEL A B O G A D O JOVEN EGRESADO


TENDENCIAS E IMPACTOS DE LA COOPE-
DE LA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE.
RACIÓN INTERNACIONAL EN AMERICA
Gustavo Jiménez. Pág. 149
LATINA. Iván Lavados. Pág. 49
DISCURSO DEL PROFESOR IVAN LAVA-
FACTORES ASOCIADOS AL DESEMPEÑO D O S M . , C O N MOTIVO DE SU INCORPORA-
DE LA MUJER C O M O DIRIGENTE SINDICAL. CIÓN A LA ACADEMIA DE CIENCIAS S O -
Eduardo Acuña, Gabriel Valdivieso R. Pág. 71 CIALES DEL INSTITUTO DE CHILE. Pág. 167

ECONOMIA CAMPESINA Y DESARROLLO DISCURSO DEL DR. ERWIN HAVERBECK


RURAL EN AMERICA LATINA. Carlos Amt- DURANTE EL SEMINARIO "UNIVERSIDAD Y
mann. Pág. 9 3 DESARROLLO REGIONAL" Pág.181

Los artículos publicados en esta revista expresan los puntos de vista de sus
autores y no necesariamente representan la posición de la Corporación.
corporación d e promoción universitaria
Revista 25/26
Dezembro
Crítica 1988

de Ciências
Sociais
Apartado 3087 Poder Local
3000 COIMBRA

PORTUGAL

Fernando Ruivo e Ana Veneza Questões Pelo Poder Local


J. Romero Magalhães O Poder Municipal no Império
Português
A. M . Hespanha Sábios e Rústicos
Nuno Portas Problemas da Descentralização
J. Mozzicafreddo, I. Guerra, Poder Autárquico e
M . Fernandes, J. Quiniela Desenvolvimento Local
Bernardo C a m p o s O Financiamento dos Municípios
José Reis Sistemas Produtivos Locais
Fernando Medeiros U m Sistema Social de Espaços
Múltiplos
Martin Loughlin Socialismo Municipal num Estado
Unitário

NOTAS E D O C U M E N T O S

M . Fernandes de S á e R. Meireles • Rui Jacinto • João Rebelo


José Alfaiate • Fernando Ruivo
Cuadernos del
CENDES
ISSN 1012-2508
DEPOSITO LEGAL

pp. 83-0214 ^ - w i

O /

Contenido

El Golfo Pérsico
c o m o área de conflicto
9 Editorial 89 Eveling Bravo Díaz

Perspectivas de la Entrevista a Francisco Mieres:


Economía Venezolana La insurgencia ecologista
11 Víctor Fajardo Cortéz 112 Nelson Prato Barbosa

La economía venezolana:
de la siembra del petróleo Gramsci
a la enfermedad holandesa y las crisis históricas
35 Bernard M o m m e r 123 Luis G ó m e z Calcaño

La participación en el
discurso político venezolano Información
57 Giulietta Fadda 142 Institucional

La desobediencia social
en Centroamérica Reseña
79 Mario Lungo Ucles 159 Bibliográfica

162 Abstracts

© CENDES:
Edf. A S O V A C , Av. Neverf, Colinas de Bello Monte, Caracas
DIRECCIÓN POSTAL NACIONAL:
C E N D E S , Apartado Postal 6622, Caracas 1010-A, Venezuela
DIRECCIÓN POSTAL INTERNACIONAL:
C E N D E S , Poba International No. 151, P.O. Box 025255, Miami, Florida, 33102-5255, USA.

No. 8, Segunda Época, Mayo-Agosto, 1988


estudios sociales
No 58/trimestre 4 / 1 9 8 8
PRESENTACIÓN Pág. R E S E N A S BIBLIOGRÁFICAS

"EL ESTADO DE PARTIDOS'


ARTÍCULOS (Manuel García Pelayo). Fran-
cisco Zúñiga V. Pág. 169
SITUACIÓN ACTUAL DE LA
' J U A N G O M E Z MILLAS: EL
POLITOLOGIA. Augusto M e -
LEGADO DE UN H U M A N I S T A '
rino M . Pág. 9
(Varios autores). Erwin Ha-
LA SOCIOLOGIA IMPRESCRIP- verbeck / Doctor Guillermo
Adriasola Pág. 1 7 4
TIBLE. Rodrigo Larraín C . Pág. 2 7

LA R E F O R M A DE LA UNIVER-
DOCUMENTOS
SIDAD DE CHILE Y LA INSTI-
TUCIONALIZARON DE L A S
CIENCIAS ANTROPOLÓGICAS ELEMENTOS PEDAGÓGICOS
(1967-1971). Mario Orella- PARA LA FORMACIÓN POLITI-
na R. Pág. 41 C A DEMOCRÁTICA DE LA JU-
VENTUD. Gabriel De Pujadas. Pág. 183
M A R X Y LA CUESTIÓN C O -
HIPÓTESIS MÍNIMAS SOBRE
LONIAL: AMERICA LATINA Y
EL FUTURO DE LA EDUCA-
LOS PUEBLOS SIN HISTORIA.
CIÓN SUPERIOR PRIVADA EN
Jorge Larraín. Pág. 69
CHILE. Mercedes Herrera R.,
DESARROLLO DE LAS UNI- Rodrigo Larraín C . Pág. 201
VERSIDADES PRIVADAS EN ARISTOTELES: Primer Politó-
CHILE (1981-88). Andrés San- logo (Introducción a la lectura
fuentes V . Pág. 85 de su obra "La Política"). Pa-
tricio Chaparro N. Pág. 2 0 7
EL PROCESO DE RESOCIALI-
ZACION DE LA MUJER EN ES- CONTENIDO Y A U T O R E S DE
TRATOS POPULARES DEL LOS N U M E R O S ANTERIORES
SANTIAGO URBANO. Kathe- DE LA REVISTA ESTUDIOS
rine Gilfeather O'Brien. Pág. 131 SOCIALES. Pág. 2 1 7

Los artículos publicados en esta revista expresan los puntos de vista de sus
autores y no necesariamente representan la posición de la Corporación.
corporación d e promoción universitaria
Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales
— Puerto Rico —
(Directora: Aline Frambes-Buxeda)

SECCIONES
A. Investigación E. Sobre la Mujer
B. Divulgación F. Vida Cultural
C. Diálogo entre América, Europa y Africa G . Reseñas — Libros
D. Hechos e Ideas de Actualidad

AUTORES Y TEMAS
Jaime Camuñas
La Danza Puertorriqueña: Punto de Partida Sociológico
Agustín Cueva
El Marxismo Latinoamericano: Historia y Problemas Actuales
Sylvia Arocho Velázquez
En búsqueda de una socio-historia económica de la música puertorriqueña
Leopoldo Màrmora
El Movimiento Verde Alemán
Pedro J. Saadé Lloréns
El Problema del Militarismo en Puerto Rico
Aline Frambes-Buxeda
El Caribe, transformación de la ciudad de San Juan
Lydia Vélez
M á s Allá de las Máscaras: Una estrategia radical feminista
Jorge Rodríguez Beruft
Emerger del Reformismo Ideológico de Militares Peruanos, 1948-68.

TARIFA DE SUSCRIPCIÓN A N U A L (Dos Números)


Puerto Rico: $15.00 Estados Unidos, Caribe y Centro América: $22.00
Europa y Sur América: $25.00
Envie su cheque a Directora - Revista Homines. Depto. de Ciencias Sociales.
Universidad Interamericana. Apartado 1293, Hato Rey Puerta Rico 00919
EL TRIMESTRE Publicado por

ECONÓMICO FONDO DE CULTURA ECONÓMICA,


S. A. DE C. V.
A V , UNIVERSIDAD 975 03100 MEXICO, D. F. A P A R T A D O POSTAL 44975 TEL. 660-09-53

Director: Carlos Bazdresch P.


Director Interino: Nisso Bucay
Secretario de Redacción: Guillermo Escalante

Vol. LVI(1) México, enero-marzo de 1989 N ú m . 221

SUMARIO
Artículos:

Víctor L. Urquidi Cuatro economistas singulares: Javier M á r q u e z ,


Fernando R o s e n z w e i g , Jorge Sol Castellanos y M i -
guel W i o n c z e k .

Fernando Rosenzweig La evolución económica d e M é x i c o , 1870-1940

Inflación y estabilización monetaria en M é x i c o d u -


Enrique Cárdenas y Carlos Manns rante la revolución.

Doscientos a ñ o s d e retórica reaccionaria. El caso


Albert O . Hirschman del efecto perverso.

N u e v o s enfoques para la crisis d e la d e u d a lati-


Jeffrey D . Sachs noamericana.

Alta inflación y precios relativos. El p a g o d e las


Samuel Amaral obligaciones en B u e n o s Aires ( 1 8 2 6 - 1 8 3 4 ) .

La d e u d a externa brasileña, 1 8 2 4 - 1 9 4 3 .
Marcelo de Paiva Abreu
RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS: Saúl Trejo Reyes: Peter Gregory, The M y t h of M a r k e t Failure:
E m p l o y m e n t a n d the Labour M a r k e t in M e x i c o , Informe de In-
vestigación del Banco Mundial, Baltimore, Johns Hopkins University
Press, 1986.

Peter Gregory: Comentarios a la reseña de Saúl Trejo Reyes al libro


de Peter Gregory, T h e M y t h of M a r k e t Failure E m p l o y m e n t
a n d the Labour M a r k e t in M e x i c o .

Francisco Alba: Peter Gregory, The M y t h of M a r k e t Failure E m -


p l o y m e n t a n d the Labour M a r k e t in M e x i c o , y Saúl Trejo Re-
yes, E m p l e o para todos. El reto y los c a m i n o s , M é x i c o , Fondo
de Cultura Económica, 1988.

D O C U M E N T O S : CEPAL, Panorama económico de la América Latina, 1988.

Fondo de Cultura Económica - Avda. de la Universidad, 9 7 5


Apartado Postal 4 4 9 7 5 , México.
REVISTA ESPAÑOLA DE
INVESTIGACIONES SOCIOLÓGICAS
N ú m e r o 4 2 (abril-junio 1988)
Directora: Rosa Conde
Consejo de Redacción:
Miguel Beltrán, Juan Diez Nicolás, Salvador Giner, Ubaldo Martínez-Lázaro,
José Ramón Montero Gibert, Natalia Rodríguez-Salmones Cabeza, Luis R o -
dríguez Zúñiga y José Juan Toharia Cortés.
Secretario: Emilio Rodríguez Lara

Estudios
EMILIO L A M O D E ESPINOSA: El vicio y la ambivalencia normativa.
R O N A L D INGLEHART: Cultura política y democracia estable.
GIUSEPPE DI P A L M A : La consolidación democrática: una visión minimalista.
ULRIKE LIEBERT: Parlamento y consolidación de la democracia en la Europa
del Sur.
C E S Á R E O R. AGUILERA D E P R A T : Balance y transformaciones del sistema de
partidos en España (1977-1987).
LUIS M O R E N O F E R N A N D E Z : Identificación dual y autonomía política: Los ca-
sos de Escocia y Cataluña.

Notas d e investigación
J O S E R A M O N M O N T E R O : Voto nacional y voto autonómico: La escisión del
voto en las elecciones de 1986 en Andalucía.

Critica d e libros

Datos d e opinión

Redacción y suscripciones:
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