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UNIVERSIDAD NACIONAL DEL ALTIPLANO

FACULTAD DE CIENCIAS CONTABLES Y ADMINISTRATIVAS


ESCUELA PROFESIONAL DE CIENCIAS CONTABLES

TRABAJO ENCARGADO

CURSO: FILOSOFÍA Y POLÍTICA SOCIAL


DOCENTE: LIC. JULIA EVA GARCIA ANCO
ALUMMNA: YAKELYN ELIZABET HUMPIRE INCAHUANACO

PUNO – PERÚ
2017
1. ¿QUÉ ES EL LIDERAZGO POLÍTICO?
El liderazgo político es detentado por aquella persona que reúne las calidades de conductor,
integrador, articulador, conocedor, protector y encauzador del pueblo, según un modelo
valorativo determinado.

El liderazgo político debe ser comprendido como un fenómeno y un proceso relacional y


colectivo, al mismo tiempo es una imagen construida a lo largo de la historia que busca crear
la diferencia entre quienes detentan el poder y quienes no lo detentan, y finalmente el
liderazgo político significa la posesión de una serie de características que se destacan por
definirse como capacidades, las que son: 1) la de representar; 2) la de ejecutar impactos no
rutinarios; 3) la de motivar a sus seguidores; 4) de crear una red de apoyos; 5) de detectar
necesidades y demandas; 6) de canalizarlas; 7) de ser una herramienta eficaz de la
comunicación política; de ser una representación legítima, y 9) de convertirse en referente
simbólico para la ciudadanía personalizando las identidades colectivas.

2. ¿QUÉ SIGNIFICA SER UN LÍDER SOCIAL?

El abordaje del estudio del liderazgo social es una tarea compleja donde es posible conjugar
el plano enunciativo, representativo y operativo. En ese sentido, el ámbito conceptual
representa una categoría social que designa unas determinadas significaciones socialmente
apreciadas en el seno de la sociedad en general y en los grupos y colectividades en particular.

Un líder social es quien ejerce liderazgo, éste es la función de dinamización de un grupo o


de una organización para su desarrollo en base a un proyecto común o un proyecto
compartido. Por lo tanto el líder social es aquel individuo que tiene las competencias,
habilidades y destrezas para conducir un proyecto, para seducir a otros con un proyecto que
es compartido y que tiene además, la capacidad de empoderar a otros, de formar nuevos
líderes, de transferir lo que está haciendo para que otros líderes en otras situaciones puedan
ejercer un nuevo liderazgo. El liderazgo es una condición, es una medida y es una forma. Es
una condición estructuralmente integrada en el grupo social.

3. ¿QUÉ ES UN LÍDER EMPRESARIAL?

Acción efectiva de liderazgo, la creatividad y la iniciativa emprendedora; los aplica en su


desarrollo personal y en la resolución de problemas empresariales y valora la Importancia
del conocimiento de los mismos en su formación profesional.

Desarrolla sus habilidades asertivas, interactúa y se comunica de manera eficiente, establece


diferencias entre equipos y grupos e identifica los roles y tipos de equipos, conoce y valora
la importancia de las herramientas de gestión. Plantea y sustenta cambios innovadores en
una organización para mejorar su gestión de acuerdo al entorno empresarial.

Analiza el entorno empresarial y los cambios de actitud que generan nuevos paradigmas,
reconoce las características principales del emprendedor y propone innovaciones en una
organización para mejorar su gestión.

Las actitudes son: Respeto a la persona, honestidad, solidaridad, cumplimiento de


compromiso. Equidad y justicia, trabajo en equipo, actitud innovadora.

4. ¿QUÉ ES EL LIDERAZGO INSTITUCIONAL?

Son personas integran y organizan sus actividades hacia objetivos, y sobre la forma en la
función del liderazgo es analizado en términos de una relación dinámica.

Por ello, para organizarse y actuar como una unidad, los miembros de un grupo eligen a un
líder. Este individuo es un instrumento del grupo para lograr sus objetivos y, sus habilidades
personales son valoradas en la medida que le son útiles al grupo.

El líder adquiere status al lograr que el grupo o la comunidad logren sus metas. Su apoyo
resulta de que consigue para los miembros de su grupo, comunidad o sociedad más que
ninguna otra persona. El líder tiene que distribuir el poder y la responsabilidad entre los
miembros de su grupo.

Líderes en esta marcha hacia la educación para todos, de calidad con equidad en nuestra
región. En este liderazgo, los directivos tienen que identificarse plenamente con el dolor y
las frustraciones cotidianas de los maestros y maestras, de sus alumnos y alumnas. Tienen
que mostrar una explicación que posibilite dar sentido a las dificultades y frustraciones, pero
también la visión de un mundo en donde tales frustraciones se superan. Esa visión abrirá un
mundo lleno de posibilidades, y si bien en el presente sólo hay esfuerzos, algún día esos
esfuerzos se verán coronados por el éxito. De sólo pensar en ese día se obtendrán las
energías, el ánimo suficiente para seguir caminando.

El papel que juegan los profesores y las profesoras no es menor; al contrario, es fundamental.
Ellos son los depositarios de los conocimientos que la sociedad en su conjunto quiere
transmitir en las escuelas a sus miembros más jóvenes.

Sin apelar a una suerte de apostolado ni sacrificio, los docentes cumplen un sentido
específico y de suma importancia en toda colectividad. Ellos son los encargados de
transformarse en un referente para los alumnos y alumnas que le ayuden a obtener una serie
de aprendizajes que serán esenciales en su vida. Niños, jóvenes, padres, autoridades,
directivos, confían en ellos y en que cumplirán adecuadamente su trabajo.

5. ¿QUÉ TIPOS DE LÍDERES EXISTEN?

5.1. Liderazgo empresarial

El liderazgo empresarial consiste en la capacidad de dirigir e influir en los comportamientos


de los componentes de la empresa, integrándolos dentro de ella, para conseguir unos
objetivos comunes que son los objetivos de la empresa o negocio. Para ello, es bueno elegir
el tipo de liderazgo más adecuado para la empresa y obtener un buen equilibrio entre las
necesidades individuales y empresariales.

Los diferentes tipos de trabajadores en una empresa pueden responder a necesidades


diferentes de liderazgo. El empresarial es el que es capaz de adaptar los requerimientos a
nivel corporativo con los objetivos a nivel personal de los trabajadores.

5.2. Liderazgo autocrático

Es el tipo de líder que ordena y espera que se hagan caso a sus órdenes. Es positivo y
dogmático, dirige mediante la capacidad de ofrecer recompensas o castigos, son los
principales métodos en que se basa para esperar obediencia.

Este líder asume la responsabilidad en la toma de decisiones, dirige, controla y motiva, todo
se centra en el líder. De hecho, considera que es la única persona capacitada para tomar
decisiones importantes y que los trabajadores no son capaces de guiarse por sí mismos sino
que necesitan que alguien lo haga por ellos. Tiene el control y tiene la fuerza.

Los trabajadores deben acatar sus decisiones y le deben obediencia, ya que el líder va a
observar sus niveles de desempeño.

Este tipo de líder suele ser una persona perfeccionista y a la que le cuesta delegar. Su
liderazgo es en ocasiones un tanto agresivo, se exige mucho a sí mismo y espera que los
demás respondan con una exigencia similar.

5.3. Liderazgo democrático

El líder democrático toma decisiones consultando con los subordinados, de manera que las
decisiones y acciones son consultadas fomentando la participación de los trabajadores.
El líder fomenta la comunicación y la participación conjunta en las decisiones, anima y
agradece las sugerencias de los trabajadores. Cuando hay que tomar una decisión el líder
ofrece soluciones que los trabajadores pueden apoyar o no o entre las que pueden elegir,
haciendo que la decisión se convierta en algo compartido.

Aunque el participativo pueda parecer un estilo de dirección atractivo entraña ciertos riesgos.
En la gestión empresarial hay momentos que requieren la toma de decisiones inmediatas,
posponerlas a la espera de la consulta con el equipo puede hacer perder una oportunidad de
negocio. O incluso peor, puede poner en riesgo la viabilidad de la empresa.

El perfil de un líder democrático debe tener paciencia y empatía. Además, los tipos de
trabajadores deben ser variados y más especializados que sus superiores, así, su
conocimiento único hace que su opinión deba ser tenida en cuenta.

5.4. Liderazgo laissez faire

Este líder es un líder liberal que hace y deja hacer, tiene un papel totalmente pasivo, ya que
los trabajadores o el grupo son los que tienen el poder. Los trabajadores tienen independencia
operativa y de toma de decisiones, ya que los líderes dependen de los trabajadores para
establecer objetivos o tomar las decisiones importantes. No juzga ni valora las aportaciones
de sus trabajadores ya que cuentan con libertad total solo cuentan con el apoyo del líder si
lo piden. Como cualidad imprescindible en el liderazgo laissez faire están la capacidad de
delegar y la humildad.

5.5. Liderazgo paternalista

El líder paternalista tiene confianza en sus trabajadores dando compensas y castigos. Su


labor es que los trabajadores ofrezcan mejores resultados, que trabajen mejor y más, por lo
que los motiva, incentiva y les ofrece recompensas por lograr objetivos.

En este caso, el líder ofrece consejos a los trabajadores para que consigan resultados e
insinuando lo malo que no es cumplir con el deber, como su nombre “paternalista” indica.
Su papel de líder hace que ofrezca recompensas a los que cumplan satisfactoriamente con su
deber. Al igual que los líderes autocráticos, estos piensan que tienen la razón y que los
trabajadores no tienen criterio propio, simplemente tienen que obedecer.

El principal riesgo de esta clase de liderazgo es que la falta de capacidad del jefe le haga
perder credibilidad frente a los trabajadores. El “haz lo que te digo, no lo que hago” puede
ser una ofensa si las recompensas al buen trabajo no están a la altura de lo esperado, o por
encima.

Es un estilo típico de señores en sus últimos momentos al cargo. Tras muchos años
“haciendo”, al final de su carrera se dedican a indicar a los demás “qué hacer”. Si su
autoridad a ojos de los trabajadores es alta este tipo de dirección, con la figura de líder
paternalista, puede funcionar muy bien.

5.6. Liderazgo carismático

El líder carismático es aquel que tiene la capacidad de generar entusiasmo en los


trabajadores, es elegido por la forma en que da entusiasmo a las otras personas, destaca por
su capacidad de seducción y admiración.

Este líder puede dar muy buenos cambios y resultados en la empresa ya que es capaz de
hacer que los trabajadores den lo máximo de sí. Son visionarios e inspiradores, tienden a
hacer buen uso de la comunicación no verbal y estimular a los trabajadores. El grupo se
reúne en torno al líder por su gran capacidad de comunicación y su carisma.

Son capaces de cambiar incluso las necesidades, valores, objetivos o aspiraciones de los
trabajadores. Un gran problema es que sus errores se perdonan y sus logros se mitifican no
permitiendo ser objetivo en torno a los resultados que ofrece o a sus capacidades.

También son grandes comunicadores y esto es uno de los peligros; un líder puede parecer
muy carismático por su hábil oratoria pero ser solo fachada. Son capaces de imantar con su
elocuencia y disimular una baja cualificación para el puesto.

Es un estilo de dirección que se combina bien con el tipo de liderazgo laissez faire y
paternalista ya que ambos se permiten dejar la responsabilidad en manos del personal.

5.7. Liderazgo lateral

Este liderazgo consiste en la capacidad de influir en las personas del mismo nivel para
conseguir objetivos en común y se da entre personas del mismo rango dentro de la empresa.
Consiste en que se es líder sin ser el jefe, es decir, ser líder dentro de los del mismo rango.
En grupos de trabajo grandes se tiende a dar demasiadas vueltas a todo, tratando de agradar
al máximo. Esta especie de cabecilla del grupo suele ser una persona resolutiva, lo que el
grupo de algún modo agradece.

Como riesgo para esta persona está el cargarse con demasiadas tareas, los roles secundarios
asumen su papel y dejan hacer al líder natural, que se puede ver sobrepasado con la carga de
trabajo.

El liderazgo lateral debe contar por encima con un líder o jefe de proyecto que permita su
rol pero sea capaz de repartir las tareas de forma efectiva.

5.8. Liderazgo situacional

El líder situacional dirige al grupo o empresa aplicando el estilo de liderazgo que


corresponde según las condiciones y madurez de sus colaboradores.

Conociendo las características de cada empleado y el estilo de liderazgo a aplicar en cada


momento se puede hacer crecer el rendimiento y eficacia en la empresa mientras el grupo se
va consolidando. El liderazgo situacional es un enfoque dinámico para la dirección de
empresas y/o personas en que el líder ha de ser flexible y saber qué hacer en cada momento.

Aunque pueden ser criticados por falsos la realidad es que este estilo de liderazgo, bien
ejecutado, es muy efectivo.

5.9. Liderazgo formal: preestablecido por la organización.

5.10. Liderazgo informal: emergente en el grupo.

5.11. Liderazgo dictador

Fuerza sus propias ideas en el grupo en lugar de permitirles a los demás integrantes a hacerse
responsables, permitiéndoles ser independientes. Es inflexible y le gusta ordenar. Destruye
la creatividad de los demás.

5.12. Liderazgo onomatopéyico

El líder, a la vez que reflexiona sobre la visión que ha de mover al grupo liderado hacia su
objetivo deseado, se expresa a través de simples onomatopeyas verbales que favorecen
notablemente el entusiasmo del grupo.
5.13. Liderazgo transaccional

Los miembros del equipo reconocen al líder como autoridad y como líder. El líder
proporciona los recursos considerados válidos para el equipo de trabajo.

5.14. Liderazgo auténtico

Es aquel líder que se concentra en liderarse en primer lugar a sí mismo. Es un líder con
mucho autoconocimiento, ecuánime, espiritual, compasivo y generoso. Solo una vez que se
lidera la propia mente se puede liderar a los demás.

5.15. Liderazgo en el trabajo

En los negocios se evalúan dos características importantes en los ejecutivos, con la intención
de verificar su capacidad de dirección: por un lado, la aptitud y, por otro, la actitud. La
primera se obtiene con el aprendizaje de nuevos métodos y procedimientos; por ejemplo, la
capacidad de construir un balance, un flujo de caja, distribución de planta o un plan de
marketing.

6. DOS LÍDERES PERUANOS

VÍCTOR RAÚL HAYA DE LA TORRE

Influyó notablemente en la política peruana en casi todo el siglo XX. Fue el primer presidente
de la Federación de Estudiantes del Perú, fundador del Apra y presidente de la Asamblea
Constituyente de 1978 a 1979. Varias veces fue perseguido por sus enemigos políticos, los
que ostentaban el gobierno, pero también tuvo la habilidad de persuadir a algunos de ellos y
compartir el poder mediante la política de las convivencias.

Nació el 22 de febrero de 1895 en la ciudad de Trujillo. Sus padres fueron don Raúl Edmundo
Haya y Cárdenas y doña Zoila María de la Torre y Cárdenas. Cursó su educación primaria y
secundaria en los seminarios de San Carlos y San Marcelo. Su padre, don Raúl Edmundo,
dirigía el periódico “La Industria” y, sabiendo de las aficiones artísticas de su hijo, convirtió
a Víctor Raúl en comentarista de las actividades culturales que pasaban en Trujillo y en el
resto del mundo. El periplo entre la universidad y el periódico fue ampliado por Víctor Raúl
a las casas de los anarcosindicalistas de esos tiempos, que eran dirigentes de gremios de
trabajadores y que encontraban en la algazara, la protesta espontánea o el virulento discurso
las mejores maneras de luchar contra las injusticias sociales y el régimen de turno. En ellos,
Haya de la Torre encontró bases sólidas para la protesta pero poca capacidad para actuar
organizada y disciplinadamente.

Se convierte en presidente de la FEP

En 1917, Víctor Raúl se trasladó a Lima para proseguir sus estudios superiores en la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos, matriculándose en la Facultad de Derecho.

Para sostener sus estudios, trabajó y practicó en el bufete de los doctores Eulogio y Eleodoro
Romero.

Era asiduo participante a las universidades populares de Manuel González Prada, maestro
de la oratoria y quien, seguramente, se convirtió en su paradigma en el arte de transmitir las
ideas y convencer a las masas.

Víctor Raúl trasladó a las aulas y los patios universitarios las ideas de todos los
anarcosindicalistas, incluyendo a González Prada, y comenzó a exigir la reforma
universitaria, logrando mucho eco en los demás alumnos. Se hizo muy popular y sus
compañeros le encargaron la presidencia de la Federación de Estudiantes del Perú para el
período 1919 y 1920.

El 11 de marzo de 1920 se efectuó el primer Congreso Nacional de Estudiantes en la ciudad


del Cusco. Allí se ratificó la presidencia de Víctor Raúl Haya de la Torre. También se acordó
impulsar las universidades populares, que era una nueva alternativa de educación superior
para los jóvenes del Perú.

En efecto, la Federación de Estudiantes del Perú creó la primera Universidad Popular en


Lima, el 22 de enero de 1921, la que fue trasladada a Vitarte el 2 de febrero.

La figura de haya de la Torre alcanzó repercusión continental y fue invitado por los
estudiantes argentinos a visitar dicho país. Aprovechó la ocasión para divulgar sus ideas e
hizo escalas en Arequipa, La Paz, Buenos Aires y Santiago de Chile, entre febrero y junio
de 1922, contactándose con estudiantes e intelectuales a fin de coordinar las futuras acciones
reivindicativas.

Apresamiento y destierro

En la Lima de entonces, otra estrella fulguraba en el firmamento intelectual: José Carlos


Mariátegui, quien dirigía “Claridad”, órgano de la juventud libre del Perú, apéndice de
“Clarté”, que aparecía en Francia y Argentina. Haya de la Torre se hizo amigo de él y en
“Claridad” de agosto de 1923 salieron dos cartas del dirigente universitario haciendo
apología de la revolución social.

Como la revolución social era sinónimo de rebelión, el gobierno vio en Haya de la Torre a
un peligroso caudillo y ordenó su apresamiento, lo cual se realizó el 2 de octubre de 1923.
Por entonces, se efectuaron las elecciones para los cargos directivos de la Federación de
Estudiantes Universitarios y Haya de la Torre salió nuevamente elegido como su presidente.
Con ese gran apoyo, Haya de la Torre empezó a presionar para que le dieran libertad y se
declaró en huelga de hambre, convirtiéndose en un grave problema político para Leguía,
quien no tuvo más remedio que desterrarlo el 9 de octubre de 1923.

El Apra en campaña

El 27 de agosto de 1930 cayó el gobierno de Augusto B. Leguía como consecuencia de la


rebelión de las Fuerzas Armadas que había empezado el 22 de agosto y estaba dirigido por
el comandante Luis M. Sánchez Cerro, en Arequipa, y el general Manuel María Ponce, en
Lima. Víctor Raúl se hallaba en Berlín, ciudad alemana a la que había viajado en enero de
1929.

Como los acontecimientos políticos se habían acelerado, se fundó el Apra en Lima el 21 de


setiembre de 1930 y en los primeros meses de 1931 se lanzó la candidatura a la presidencia
de la República de Víctor Raúl Haya de la Torre.

El líder histórico del Apra regresó al Perú iniciando una gira triunfal que empezó el 12 de
julio en Talara e hizo escala en varias ciudades norteñas, para llegar a Lima el 15 de agosto.
El 23 de agosto acudió a la Plaza de Acho a presidir una multitudinaria manifestación de sus
simpatizantes y dar su “Discurso programa”. A continuación hizo una larga gira por varias
ciudades y pueblos del Perú haciendo campaña como candidato competidor de la Unión
Revolucionaria que apoyaba a Luis M. Sánchez Cerro, quien, como era de suponer, ganó las
elecciones del 11 de octubre de1931. Víctor Raúl denunció fraude electoral, no reconoció
sus resultados y pasó a hacer una oposición radical. En respuesta, el gobierno aprobó una
ley de emergencia el 9 de enero de 1932, proscribió al Apra y persiguió a sus líderes. Muchos
de ellos fueron desterrados, algunos se autoexiliaron y otros fueron apresados. El 18 de
febrero de 1932 se aprobó el desafuero de veintitrés diputados apristas. El Apra, en julio de
1932, respondió con la revuelta de Trujillo liderada por el comandante Jiménez; pero fracasó.
El 6 de marzo de 1932 hubo un atentado contra el presidente Luis M. Sánchez Cerro y el
gobierno le echó la culpa al Apra. Haya de la Torre fue apresado en mayo de 1932.
Al mismo tiempo, el Perú tuvo un grave conflicto fronterizo con Colombia y en la zona del
Putumayo se realizaron los primeros enfrentamientos. El gobierno decretó la movilización
general y se produjo un desfile de más de treinta mil movilizables en el Hipódromo de Santa
Beatriz el 30 de abril de 1933, con la asistencia del presidente de la República. Pero al
término de la parada militar, cuando el vehículo regresaba a Palacio de Gobierno, Luis M.
Sánchez Cerro fue asesinado, probablemente por el simpatizante aprista Alejandro Mendoza
Leyva (con carnet número 01380), con varios disparos de revólver, a quemarropa.

El Congreso nombró como presidente interino al general Oscar R. Benavides para que
terminara el período presidencial de Luis M. Sánchez Cerro.

El general Benavides convocó a la “paz y concordia” el 1 de agosto de 1933 y otorgó libertad


a los dirigentes sindicales y políticos; pero como no pudo satisfacer las expectativas
populares, pronto endureció su línea y encontró en el partido aprista a su principal opositor,
a tal extremo que Haya de la Torre entró el 26 de noviembre de 1934 a la clandestinidad,
situación que se mantuvo hasta el 20 de mayo de 1945, faltando unos cuantos días para que
asumiera la presidencia el doctor Luis Bustamante y Rivero, quien, como candidato del
Frente Democrático, había ganado las elecciones de dicho año para reemplazar al doctor
Manuel Prado y Ugarteche.

La defensa del aprismo

En los siguientes años, Haya de la Torre se dedicó a fortalecer al Apra, viajó mucho,
principalmente en los doce años de gobierno militar que, tras el golpe de Estado del 3 de
octubre de 1968, gobernó el Perú hasta el año 1980, sucediéndose en el poder los generales
Juan Velasco Alvarado y Francisco Morales Bermúdez.

El general Francisco Morales Bermúdez se preocupó de devolver el gobierno a los civiles y


convocó a una Asamblea Constituyente, que se reunió entre los años 1978 y 1979 y aprobó
la Constitución Política del Perú de 1979.

Fibra democrática

Como Víctor Raúl resultó con la mayor cantidad de votos entre todos los postulantes al
Congreso Constituyente, asumió sus funciones con el cargo de Presidente de dicho Congreso
Constituyente y su actuación fue de reconocida conducta democrática.
Aciago día

Lamentablemente, Haya de la Torre enfermó y tuvo que ser reemplazado en la presidencia


del Congreso Constituyente por el Dr. Luis Alberto Sánchez. Estando en su lecho de dolor,
en la Villa Mercedes-Vitarte, Haya,de la Torre ,firmó la Constitución que terminaba de
aprobar el Congreso Constituyente, pero a los pocos días murió, el aciago día del 2 de agosto
de 1979.

ALAN GARCÍA PÉREZ

(Alan García Pérez; Lima, 1949) Político peruano, presidente del Perú entre 1985 y 1990,
que volvió a ocupar la presidencia entre 2006 y 2011 tras vencer en los comicios de 2006.

Hijo de Carlos García Ronceros y de Nitha Pérez de García, no conoció a su padre hasta los
cinco años, debido a que éste había permanecido en prisión por su militancia aprista. Estudió
en la Gran Unidad Escolar José María Eguren de Barranco.

Alan García ingresó en 1965 en la Pontificia Universidad Católica, donde estudió letras y
derecho. Además se graduó en la facultad de derecho de la Universidad Nacional Mayor de
San Marcos. Más tarde, a principios de la década de 1970, viajó a París y Madrid, para
realizar estudios de posgrado en sociología y derecho respectivamente. Volvió a Perú en
1977, y emprendió la actividad docente en la Universidad Federico Villareal.

Alan García, que había militado desde su adolescencia en movimientos vinculados al


aprismo, conoció en 1962, en un campamento juvenil, a Víctor Raúl Haya de la Torre, a
quien seguiría vinculado hasta la muerte del famoso dirigente aprista. Alan García fue
escalando posiciones dentro de su partido, pasando de secretario nacional de organización
(durante la campaña presidencial de Armando Villanueva, en 1980) a secretario general, en
1982. En 1978 fue secretario del Congreso Constituyente, que presidió Haya de la Torre; en
1980 fue elegido diputado.

Además de ser un encumbrado representante de una nueva y brillante generación de políticos


peruanos, García contaba con el valor añadido de su imponente oratoria. Fue así como, a una
edad inusualmente temprana para tal responsabilidad, fue elegido candidato a la presidencia
de la República en 1985; tenía entonces 36 años.
El 14 de abril de ese año se impuso en las elecciones, con el 52 por ciento de los votos, y
juró el cargo presidencial el 28 de julio. Alan García declaró su intención de orientar el
gobierno a la atención de las necesidades más urgentes del Perú y de su población, además
de hacer frente a la deuda externa y a los preocupantes índices de inflación y desempleo.
Defendió la posición de los países latinoamericanos frente a las imposiciones de la gran
banca internacional y se propuso reforzar el sistema financiero del Perú.

En agosto de 1987, propuso la ley de nacionalización del sistema financiero y bancario, que
fue mal acogida por un amplio sector de la población. Mientras, en el Ejército crecía el
malestar, provocado por el control civil del Ministerio de Defensa y por una serie de
atentados perpetrados por el grupo maoísta Sendero Luminoso. Como consecuencia de estos
problemas, la popularidad de García cayó a un nivel muy bajo y además cesó como
presidente de la APRA por una crisis en el partido. Presionado por los sectores de
centroderecha, abandonó su política contraria al FMI, y anunció el inicio de conversaciones
con el Banco Mundial, lo que no impidió que al final de su mandato en 1990, la situación
económica y social del país fuera crítica: la inflación alcanzó niveles que prácticamente
colapsaron la economía nacional. En 1990 fue sucedido en el cargo por Alberto Fujimori.

A pesar de la immunidad que le otorgaba el cargo de senador vitalicio que ocupó después de
las elecciones, Alan García fue incriminado en actividades ilegales financieras y acusado de
otros presuntos delitos de corrupción y enriquecimiento ilegal. Absuelto en 1992 por falta
de pruebas, tras el autogolpe de Fujimori en 1992 fue perseguido de nuevo y solicitó refugio
en la embajada de Colombia.

Luego de un exilio de ocho años entre Colombia y París, regresó al país para representarse
a las elecciones de abril de 2001, en las que quedó segundo en la votación general. Una
semana antes de la consulta electoral, siguiendo recomendaciones de la Corte Interamericana
de Derechos Humanos, la Corte Suprema de Perú suspendió los cargos que pesaban contra
él.

En abril de 2006 volvió a presentarse como candidato de su partido a las elecciones


presidenciales, en las que en la primera vuelta quedó en segundo lugar detrás del líder
nacionalista Ollanta Humala. Con él debió enfrentarse en la segunda vuelta, que se celebró
en el mes de junio y en la que resultó triunfador al conseguir el 54 % de los votos

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