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FHCS-­‐UNaM

  Fichas  de  METIS  

¿POR QUÉ PRODUCIR CIFRAS?


François de Singly

(Capítulo 1 de Le questionnaire, París, Armand Colin, 2005, pp. 9-23.


Traducción de Claudia Domínguez)

Todas las cifras que circulan no tienen el mismo valor, no tienen las mismas funciones.
Teóricamente, podemos distinguir dos tipos de cifras, la cifra “descriptiva” y la cifra “explicativa”.
La investigación por encuesta, tal como nosotros la estudiaremos, servirá para producir datos que
pertenecen a esta última categoría.

1. LAS CIFRAS “DESCRIPTIVAS”.

1 .1 Enumerar

La primera categoría de cifras descriptivas comprende a aquellas que tienen por objetivo ser lo más
precisas posibles. El grado de precisión alcanzado constituye una cuestión (enjeu) social importante
en la gestión de negocios y de las relaciones de poder en el seno de una sociedad. Tal es en
particular el caso del censo de la población, una operación muy pesada llevada a cabo por el Estado
a fin de enumerar uno por uno (o más precisamente casa por casa) a sus habitantes, al mismo
tiempo por necesidad de conocimiento y de potencia. Otro instrumento nos es familiar por su
nombre, el “rating”. Como las tarifas de publicidad varían en función del número de personas que
miran tal o cual programa de televisión, el rating es medido con la mayor precisión posible, a través
de la instalación de aparatos que registran automáticamente la manipulación del control remoto del
televisor.

La simplicidad de los términos “números descriptivos” no debe hacernos creer en la simplicidad de


su producción. Las dificultades giran en torno a los problemas de definición. ¿Cuántos desocupados
había en Enero de 1992? ¿2.965.000 de desocupados o 2.860.000 o 2.463.000? La primera cifra es
la de la Agencia Nacional para el Empleo. La segunda, es una variante de la primera pero corregida
por las variaciones de las estaciones del año. La tercera es establecida según las normas de la
Oficina Internacional del trabajo, más restrictivas. Lo que muestra cómo, a pesar de la voluntad de
contar con cifras precisas, el objetivo es difícil de alcanzar: “No existe una ‘buena’ medida de la

  ——  
1  
François de Singly: ¿Por qué producir cifras?

desocupación. Las definiciones responden a preocupaciones diferentes y no hay razón para que
coincidan”. En la sociedad hay gente sin un trabajo asalariado estable, hay gente que trabaja de vez
en cuando algunas horas, hay gente que no tiene actividad desde hace mucho tiempo. Todos ellos
no devienen en ‘desocupados’ sino por una definición (las categorías son comparables a los
enunciados performativos) que debe, mínimamente, existir antes. Las cifras descriptivas requieren
siempre una mediación, la de las nomenclaturas, la elección de clasificaciones, las decisiones a
tomar. Ellas constituyen un objeto de disputas. La asociación de padres gays y lesbianas reclama
que en las encuestas las preguntas sean formuladas para que las familias homoparentales puedan
devenir “visibles”. Ellas existen en la vida ordinaria pero no son contabilizadas, no tienen un grado
suficientemente duro de reconocimiento (forma previa al reconocimiento jurídico buscado). Contar
nunca es solamente contar. ¡Si uno cuenta las ovejas a la noche es más para dormirse que para
rendirle un homenaje a las ovejas! Comúnmente uno se pregunta a cerca de la fiabilidad de las
cifras, sobre las mentiras eventuales, en lugar de comenzar primero por las preguntas: ¿por qué
contar? Y ¿para qué usos servirá el conteo? Las luchas sociales entre grupos se apoyan, en un
momento u otro, en los números1. El mejor ejemplo de las cifras y sus implicancias reside, sin
dudas, en el recuento de los “franceses de origen extranjero” y los “inmigrantes”2. ¿Para qué contar?
Unos piensan que de esta manera se agrupa a los individuos de origen extranjero en una categoría a
la que ellos no desean pertenecer. Otros responden que es necesario, al menos para medir las
discriminaciones de las que son víctimas los niños cuyos padres son de origen extranjero3. Unos y
otros tienen razón en la medida en que existe el riesgo de la agrupación estadística en una identidad
de origen – al igual que ciertos sociólogos no ven a los individuos más que por su origen de clase,
reduciendo fuertemente la complejidad de la realidad y sus determinantes, pero en la medida en que
las políticas públicas reposan, de una manera u otra, sobre algún tipo de contabilidad. Hasta la
publicación de Los herederos, de Bourdieu y Passeron en los años sesenta, la Educación Nacional
se negaba a definir a los alumnos por su origen social, haciendo desaparecer, voluntariamente o no,
la perduración de fuertes desigualdades asociadas al medio social de origen. La visibilidad provista
por la estadística conlleva seguramente riesgos — como se vio durante la segunda guerra mundial
                                                                                                                         
1
Incluso en el campo científico, con el número de citas en las revistas como indicador de la posición del
investigador en la jerarquía de su disciplina.
2
Véase el número de Population, 1998, vol. 53, n° 3, principalmente los artículos de Patrick Simon
(“Nationalité et origine dans la statistique française : les catégories ambiguës” [Nacionalidad y origen en la
estadística francesa: las categorías ambiguas] pp. 541-568 y al de Alain Blum (“Comment décrire les
immigrés? A propos de quelques recherches sur l’immigration” [Como describir a los inmigrantes? Acerca de
algunas investigaciones sobre la inmigración] pp. 569-588), a fin de observar las discusiones internas en la
demografía.
3
Olivier Martin expone con calma los argumentos de dos campos: “Sciences sociales et racisme. Etudier ou
non les ‘origines’? Telle n’ est pas la question” [ Ciencias sociales y racismo: Estudiar o no los ‘orígenes? No
es ésta la cuestión], Mouvements, 1999, n° 4, pp. 58-64.

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François de Singly: ¿Por qué producir cifras?

con el uso de los registros de la estadística nacional y la mención de la religión4 — ; pero el silencio
es también un arma. Los sociólogos, los demógrafos, los estadísticos no pueden refugiarse en una
neutralidad abstracta, ellos son siempre también ciudadanos.

1.2 Sondear

Las cifras descriptivas comprenden también una segunda categoría, la de los datos publicados en los
diarios por las encuestas. El modelo de referencia es el de los resultados de las elecciones. Allí
también la precisión importa ya que ella determina la distribución de bancas, la designación del
vencedor. Si las consultoras de opinión prestan tanta atención a la producción de encuestas
preelectorales y de boca de urna, es porque allí se juega su autoridad. Los datos tienen que acercarse
lo más posible a los resultados “en tamaño natural” a fin de demostrar la fiabilidad de los
instrumentos. Las elecciones son tests de la eficacia de las encuestas más fáciles de probar que en
las otras situaciones.

Los usos sociales de las encuestas de opinión remedan el sufragio universal, figura emblemática de
las sociedades democráticas. Los sondeos pueden ser considerados como una tecnología social
«tendiente a hacer creer que se le da la palabra al pueblo», por retomar una expresión de Patrick
Champagne5. Algunas veces esta referencia es explícita. Para intentar imponerse, el canal de
televisión “Música y ficción” publicó los resultados de una encuesta bajo el título sin ambigüedad
“Los franceses votaron, los jóvenes votaron, los artistas votaron”, “65% de los franceses a favor de
la existencia de un canal de televisión de música y ficción” (Sondeo IPSOS/UGC). Es el sexto canal
que desean los franceses. Los resultados de las encuestas son presentados como ‘la voz del pueblo’,
sobre todo sobre los asuntos por los cuales no son consultados.

1 .3 La producción de “grandes cifras”

Esta lógica que confunde voluntariamente la expresión de un voto y la opinión tiene muchos
efectos, de los cuales uno es el principal desde el punto de vista de la producción de cifras: lo que
importa en esta perspectiva “democrática” es obtener y publicar cifras que superen en lo posible el
50%. Una mayoría debe desprenderse de la encuesta. Sólo ésta hará posible el enunciado “Los
franceses piensan que, quieren que”. Las diferencias internas en el grupo de personas interrogadas
                                                                                                                         
4
Es claro que el Censo de Población, encuesta “exhaustiva” – no debe obedecer a las mismas reglas que las
encuestas por sondeo, siendo los riesgos netamente mas elevados. Es por esta razón que nadie reclama
restablecer la pregunta sobre la religión en el censo, como señala Francois Héran (“Cinq idées reçues
sur l’ immigration” [ Cinco prejuicios sobre la inmigración], 2004, n° 397.
5
Faire l’ opinion [Hacer la opinión ], París, Minuit, 1990.

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François de Singly: ¿Por qué producir cifras?

son poco subrayadas, éstas no aparecen sino en un segundo plano, como un comentario. Lo esencial
es tener una gran cifra que pueda figurar en un gran título de un artículo o de una tapa. De este
modo, una tapa de Marie-Claire: “Opinión: 81% de los franceses gustan de trabajar” o en el
encabezado de un artículo de la revista Elle: “El 86% de los franceses son felices”.

Cuando una cifra no es lo suficientemente fuerte para hacer creer que existe una mayoría se utiliza
una técnica de aumento, práctica y gratuita: la llave. “¿Diría Ud que las cualidades que uno espera
de un político son parecidas o diferentes a las que se esperan de un jefe de empresa?”

Tabla 1: La llave o los medios para aumentar las cifras

En este artículo del diario económico L'Expansion se sumaron las respuestas “Totalmente las
mismas” con “Más bien las mismas” y “Más bien diferentes” con “Totalmente diferentes”. Esas
cifras fueron publicadas en un tamaño más grande y en un color diferente que el de las cifras
iniciales. El texto apoya esta manera de proceder: “Una mayoría de franceses subraya la
coincidencia de cualidades requeridas para ser político y jefe de una empresa” y el título en la tapa
demuestra bien el sentido de la operación: “Un empresario a la casa de gobierno. Los franceses
están de acuerdo”.

Este uso frecuente del microscopio estadístico tiene por objetivo, no ver mejor la realidad, sino
crear un efecto de consenso, una ficción social, la de una mayoría absoluta o relativa. En su célebre
conferencia de Noroit en 1971, “La opinión pública no existe”6, Pierre Bourdieu analiza los tres
postulados que sostienen a los sondeos: todo el mundo puede tener una opinión; todas las opiniones
son igualmente válidas; las preguntas formuladas merecen serlo. La publicación permanente de
porcentajes (el 63% de los franceses piensan que) acredita una operación, aritmética y política. Con
la agrupación de las respuestas de las personas interrogadas, cualquiera sea su posición social, se

                                                                                                                         
6
Publicada en Questions de Sociologie [Cuestiones de sociología], París, Minuit, 1990.

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François de Singly: ¿Por qué producir cifras?

genera la creencia según la cual cada uno interviene en las decisiones del país con el mismo peso.
La opinión pública “suma puramente aditiva de opiniones individuales” es una ilusión que tiene por
objetivo “disimular que el estado de la opinión en un momento determinado es un sistema de
fuerzas, de tensiones”. Haciendo desaparecer esas luchas simbólicas, imponiendo la imagen de la
búsqueda de consenso (con el “gran porcentaje” legítimo) el sondeo puede ser un instrumento de
acción política.

Es en esta producción de una opinión mayoritaria que se separan la investigación sociológica por
cuestionarios y el sondeo de opinión. La primera no busca, en efecto, producir la cifra que habla de
sí misma, ella quiere ante todo dar cuenta de una actividad o de una opinión develando los factores
que la influyen.

2. LAS CIFRAS “EXPLICATIVAS”

2.1 El rol de la estadística

El suicidio7 de Émile Durkheim es considerado el libro fundador del razonamiento sociológico


apoyado en datos estadísticos. Si el suicidio es un acto individual, la tasa social de suicidios (es
decir, el número de suicidios en el seno de un grupo calculado en base al total de personas del
mismo) es un hecho social susceptible de ser explicado por causas sociales. La estadística, en este
caso de los suicidios, es una técnica privilegiada para evidenciar, al mismo tiempo, hechos sociales
y factores que determinan a estos hechos sociales. Mismo si, en la realidad, lo social se encuentra
mezclado con lo individual, con lo subjetivo, la disociación puede realizarse “con la ayuda de
ciertos artificios de método… Así, existen ciertas corrientes de opinión que nos empujan, con una
intensidad inigualable, siguiendo los tiempos y los países, una al casamiento, por ejemplo, otra al
suicidio o a una natalidad más o menos fuerte. Estos son evidentemente hechos sociales. En un
primer abordaje, parecen inseparables de las formas que toman en los casos particulares. Pero la
estadística nos provee el medio de aislarlos”.

Una vez realizada esta separación, basta con buscar sus causas adoptando un método apropiado, el
de las variaciones concomitantes. Para Émile Durkheim, el suicidio es facilitado por una débil
integración del individuo a un grupo doméstico, especialmente. Es por ello que los individuos
casados que tienen hijos tienen menos chances de suicidarse que los individuos solteros. Más
precisamente, la variación de la tasa de suicidio al interior de grupos diferenciados según su

                                                                                                                         
7
Publicado en 1897, republicado por PUF, París.

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François de Singly: ¿Por qué producir cifras?

situación familiar muestra que, para los hombres, el hecho de estar casado los protege del suicidio
mientras que, para las mujeres, el casamiento tiene que estar asociado a la presencia de los hijos
para jugar ese rol.

2.2 La objetivación.

En El oficio de sociólogo8, Pierre Bourdieu, Jean-Claude Chamboredon y Jean-Claude Passeron


llaman objetivación a un tal procedimiento en referencia a la regla fundamental de Émile Durkheim:
“Hay que tratar a los hechos sociales como cosas.” Enunciado mal comprendido, aunque el autor de
Las reglas del método sociológico9 precisa en el prefacio de la segunda edición que “tratar a los
hechos sociales como cosas, es observar en relación a ellos una cierta actitud mental, es abordar el
estudio teniendo por principio que uno ignora absolutamente lo que son…. Es necesario que
penetrando en el mundo social, el sociólogo tenga conciencia de que está penetrando en lo
desconocido”. Este procedimiento, tiene por objetivo buscar “la causa eficiente” que produce el
mundo social, causa inaccesible para la conciencia de los individuos. Como el psicoanálisis, esta
teoría sociológica estima que los actores sociales no conocen las razones “objetivas” de su
conducta. Estos últimos pueden contar historias pero el sociólogo debe preferir otra fuente de
información: la conducta de los individuos que habla por ellos mismos y en su lugar. El sociólogo
debe primero reconocer sus prenociones, sus explicaciones ya hechas del mundo. No debe dudar en
ponerse tapones en los oídos para resistir a la tentación de escuchar las representaciones que ofrecen
los individuos sobre ellos mismos. Y debe buscar “en el exterior” eso que empuja a los actores a
actuar, particularmente en “el medio social” – que en Durkheim tiene un sentido más amplio que
posición social: designa al conjunto de los factores sociales que determinan la conducta.

El “tratar a los hechos sociales como cosas” remite a esa exigencia de no tomar el mundo social
interior, con la visión subjetiva de cada uno, los “sentimientos”, los valores que intervienen. En la
primera parte del análisis, “debemos considerar los fenómenos sociales en sí mismos, separados de
los sujetos concientes que se los representan; hace falta estudiarlos desde afuera como cosas
exteriores”. Las cifras, uno de los medios privilegiados de obtener esa separación, disuelven a
través de la suma las diferencias individuales consideradas como secundarias, y no conservan más
que regularidades estadísticas, testimonio de la acción de los factores determinantes.

El análisis sociológico de las conductas percibidas como “elecciones” ilustra el procedimiento de la


objetivación que permite “observar las cosas de otro modo” (Prefacio de la primera edición).

                                                                                                                         
8
Mouton-Bordas, París, 1968
9
Publicado en 1895, republicado por PUF, París.

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François de Singly: ¿Por qué producir cifras?

Cuando un hombre y una mujer se enamoran uno del otro, ellos explican esa atracción recíproca
eventualmente por las cualidades de la pareja, o por el contrario ellos reconocen no comprender
bien por qué (“fue un golpe de suerte”, “se produjo un click”). En un primer momento el sociólogo
escuchará poco sus discursos maravillados o sorprendidos; inquirirá, por el contrario, sobre las
características sociales, el nivel de estudios, el origen social, la profesión, el lugar donde se
conocieron las parejas. Es mediante estos documentos de identidad social que podrá aprehender del
exterior la formación de la pareja. El establecerá el mapa estadístico de la Ternura (la carte du
Tendre) donde la circulación está determinada especialmente por los flujos de los capitales sociales
y culturales que poseen los hombres y las mujeres: el 1% de las mujeres con funciones de mando, el
21 % de las mujeres con profesiones intermedias, el 50% de las mujeres empleadas, el 64% de
obreras calificadas y el 79% de las obreras no calificadas viven con hombres obreros10.

Ninguna necesidad de matrimonios arreglados, de conciencia explicita de un intercambio de capital


de los individuos en las sociedades contemporáneas para que el orden social no se vea perturbado.
Los individuos se comprometen en las redes de sociabilidad matrimonial (identificables por los
lugares donde se conocieron las parejas) y éstas tienen referencias, principios de percepción, que
implícitamente remiten a los criterios sociales (los gustos y los rechazos), suficientemente pujantes
para que las parejas sean grosso modo constituidas por dos valores sociales equivalentes.

Segundo ejemplo de “elección”. Los futuros padres con frecuencia reflexionan sobre el nombre que
le pondrán a su hijo, habiendo el modelo de la fijación del nombre por el padrino cedido el paso a
un grado más grande de libertad para el padre y la madre. Esa elección puede ser objetivada por el
cruzamiento estadístico del nombre, del año de nacimiento del niño y el entorno social de sus
padres. Los nombres tienen, en su mayoría, un ciclo de vida11. Al comienzo, el nombre es “pionero”
cuando es usado en las familias de cuadros (cadres) más que en las otras familias; después deviene
“conformista”, incluso “hiperconformista”, cuando el conjunto de los padres lo adoptan cualquiera
que sea su entorno social ; y por último es “pasado de moda". El valor distintivo del nombre
disminuye progresivamente según su difusión. Pocos padres y madres cuadros se arriesgarían a
poner en ridículo a uno de sus hijos con un nombre en boga entre las generaciones precedentes de
los sectores populares; dejan dormir ese tipo de nombres para que puedan recobrar una virginidad
social y convertirse en un nuevo signo de distinción.

                                                                                                                         
10
Michel Bozon, Francois Héran en “La découverte du conjoint” [El descubrimiento del cónyuge],
Population, 1987, 6, pp. 943-986 y 1988, 1, pp. 121-150.
11
Joséphine Besnard, Guy Desplanques, Un prénom pour toujours en 2005 [ Un nombre para siempre en
2005], París, Balland, 2004.

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François de Singly: ¿Por qué producir cifras?

2.3 Objetivación y objetividad

La objetivación se diferencia de la objetividad, incluso si, en las Reglas del Método Sociológico,
hay algunas expresiones que pueden prestar a confusión, tales como “la ciencia para ser objetiva...”.
La objetivación no consiste en construir a través de la encuesta una imagen de la realidad que sea la
más exacta posible. Incluso la cifra descriptiva, comúnmente comparada con una fotografía, no
puede lograrlo, dado el filtro de las definiciones. La objetividad es imposible de alcanzar por dos
razones: la realidad es inagotable, la realidad sólo puede ser descrita por la mediación de categorías
de percepción. Esta doble imposibilidad es revelada en el texto de Georges Perec: “Tentativa de
inventario de los alimentos líquidos y sólidos que he ingerido durante el año mil novecientos setenta
y cuatro”12. Leamos primero algunos párrafos de este ejercicio de estilo:

“Una croqueta al roquefort, cinco sándwiches croque-monsieur (jamón, queso, al horno y


gratinado), tres tartas quiches loraine (queso y panceta), una tarta al maroille (tarta de queso), un
yogur de pepinos y de uvas, un yogur a la rumana.

(…)

Una tarta de manzana, cuatro tartas, una tarta caliente, diez tartas Tatin (manzana con caramelo),
siete tartas de peras. Una tarta de peras Tatin, una tarta de limón, una tarta de manzanas
merengadas, una tarta de frutillas.

(…)

Nueve vinos burdeos, un burdeo clarete, un vino Lamarzelle 64, tres vinos Saint-Émilion, un vino
Saint-Émilion 61, siete vinos château-la-pelleterie 70, un vino château-canon 29, un vino château-
canon 62, cinco vinos château-negrit, un vino lalande-de-pomerol, un lalande-de-pomerol 67, un
médoc 64, seis margaux 62, un margaux 68, un margaux 69, un saint-estéphe 61, un saint-julien
59 ».

Este inventario nos enseña poco sobre lo que comió Georges Perec en 1974. Para un nutricionista
sería difícil saber si su alimentación es equilibrada, no se conocen ni las cantidades ingeridas, ni la
manera en que los alimentos fueron combinados. Esta larga enumeración parece una letanía de los
santos donde la fe de Georges Perec se inscribe en ciertos platos y en ciertas bebidas alcohólicas.

                                                                                                                         
12
Republicado en L’Infra-ordinaire, París, Seuil, 1989.

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François de Singly: ¿Por qué producir cifras?

Revela menos lo que el autor ha comido que las categorías en las que él clasifica lo que ingirió,
categorías tomadas, en su mayoría, de un juego de cartas de restaurantes y no de una cocina
familiar.

2.4 La explicitación

¿El ejercicio prometido es posible sin que sea precisada la función del inventario? ¿Se quiere
obtener un documento sobre los platos elegidos en un restaurant por un hombre soltero? ¿Se quiere
apreciar el equilibrio de la alimentación de un hombre escritor? En función de los objetivos, la
naturaleza de las informaciones útiles varía. Declarar anotar todo lo que se come (o lo que se bebe)
es una ilusión que puede engañar a un observador común, no consciente de sus categorías y de sus
intereses. El sociólogo debe por el contrario explicitar lo más posible la manera en que construye
sus datos sin tener la pretensión de ser “objetivo”. Lo que convierte a un material en “objetivo” (en
un sentido sociológico) es el alto grado de explicitación de los criterios a través de los cuales la
realidad es captada.

Toda encuesta tiene entonces “sesgos” inevitables. Un cuestionario no describe jamás


exhaustivamente una práctica y, cuando se aproxima más precisamente a esa actividad, los datos
serán en seguida reagrupados, recodificados para evitar la dispersión y volver posible el análisis
estadístico. La realidad a la cual se refiere el objeto de la encuesta, es sometida a cuatro
transformaciones principales que constituyen los tiempos de la investigación: la delimitación
efectuada por la definición del objeto; la selección de los elementos considerados relevantes a través
de las preguntas; la clasificación mediante la codificación y recodificación de las informaciones
relevadas; la lectura de sólo una parte de los datos. La investigación es un largo juego de
construcción.

Pero la objetividad (en sentido ordinario) no es un ideal a alcanzar, la investigación por cuestionario
no tiene por función describir las conductas de los actores sociales lo más detalladamente posible.
Ella tiene por objetivo, según Pierre Bourdieu y Jean-Claude Passeron, explicar lo que los actores
hacen por lo que son y no por lo que ellos dicen de lo que hacen. La encuesta debe aprehender la
identidad social de esos individuos – origen social, posición social, nivel de estudios, situación
familiar particular – para establecer una relación de causalidad entre una práctica estudiada y el
entorno social (en el sentido amplio de Durkheim).

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François de Singly: ¿Por qué producir cifras?

Francois Héran13 ha señalado la paradoja de la objetivación: “un fenómeno social se deja objetivar
mejor cuanto más se lo encuentra ya objetivado en el mundo social”14. Es más fácil objetivar por
ejemplo el capital cultural, estando encargada la institución escolar de su reconocimiento explícito,
que el capital estético, validado casi exclusivamente por juicios ordinarios. La sociología consigue
captar del exterior a las conductas, las actitudes y las disposiciones, cuando éstas fueron objeto de
un trabajo previo de convenciones por parte de las instituciones. Es así que el derecho que fija
“umbrales en el continuum social, que crea bruscos desniveles, que talla escalones en pendientes
muy resbaladizas… exime al estadístico, al demógrafo, del deber de justificar lo arbitrario”. Pero
cuando las fronteras contemporáneas se atenúan, como en la entrada al mercado de trabajo o a la
vida conyugal, cuando las formas instituidas en la sociedad que producen las instituciones pierden
su evidencia, la objetivación se vuelve más difícil. Los sociólogos tienen la tentación de abandonar
esta postura (la objetivación), ya sea estimando que es un procedimiento pasado de moda que no
corresponde más al mundo moderno, o que es necesario de ahora en adelante dejarle a los actores la
tarea de definir su propia situación. El crecimiento de lo invisible, de lo informal, en las sociedades
contemporáneas, tanto en el registro de las normas como en el de los umbrales y de los pasajes,
vuelve más complejo el trabajo para definir los contornos del objeto de la encuesta (capítulo 2) y los
individuos interrogados (capítulo 3).

2.5 La elección del buen método

La investigación por cuestionario, como tiene por objetivo producir conocimiento, no se sitúa en un
nivel exclusivamente empírico. Implica un punto de vista teórico, una visión del mundo según la
cual lo social es determinado socialmente.

La división del trabajo, en el seno de las ciencias sociales, entre los teóricos y los metodólogos,
puede hacer creer en la independencia de los métodos en relación a las opciones teóricas. Es un
engaño. Una serie de buenas entrevistas esclarecerán poco sobre los determinantes de las prácticas
(aún si algunas son leídas en ese sentido). Una serie de tablas estadísticas ayudarán poco a
comprender los procesos. La entrevista es un instrumento privilegiado para la comprensión de los
comportamientos, el cuestionario es un excelente método para la explicación de la conducta. Existe
una correspondencia entre el universo de los métodos y el universo de la sociología teórica.

                                                                                                                         
13
“L’assise statistique de la sociologie” [La base estadística de la sociología], Économie et Statistique, 1984,
168, pp. 23-36

   
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François de Singly: ¿Por qué producir cifras?

En Fortuna e infortuna de la mujer casada15 son calculados estadísticamente los beneficios,


aproximados por el rendimiento profesional del diploma universitario, que los hombres alcanzan
debido a su entrada en la vida conyugal y parental. Empero, en las entrevistas a hombres aflora
raramente la conciencia de que el nivel de su éxito profesional depende de la naturaleza de su
compromiso familiar. Sólo el rodeo por la objetivación de la estadística lo revela. Por el contrario,
los procesos complejos por los cuales la integración a un grupo conyugal y familiar actúa sobre la
vida profesional de esos hombres, serán mejor aprehendidos por entrevistas en profundidad.

No se trata entonces de jerarquizar las técnicas y los métodos. Lo que es deseable antes de decidir si
lanzar tal o tal otro tipo de investigación, es saber cuáles son los objetivos. El cuestionario debe ser
reservado para los casos en que deben ser señalados los efectos de ciertos factores sociales. El
criterio de la buena elección, para nosotros, es la coherencia entre los dos niveles, el de la visión
teórica (metateórica más precisamente) y el del método de recolección de los datos. Por ejemplo, en
La trama conyugal16 Jean-Claude Kauffmann tiene razón al recurrir a la entrevista para
comprender, a través de la gestión de la ropa blanca, las negociaciones entre los cónyuges, sus
estrategias para evitar conflictos, la conservación de la herencia intergeneracional de esa
sensibilidad a lo limpio y ordenado.

2.6 La resistencia a las cifras explicativas

A propósito de las conductas desviadas Howard S. Becker17 estimó que coexisten dos maneras de
aprehender los fenómenos sociales en el seno de las ciencias sociales: la concepción “explicativa” y
la concepción interaccionista que él defiende. La primera “define el desvío como la transgresión de
una norma aceptada de común acuerdo. Ella se propone a continuación caracterizar a los que
transgreden las normas e investiga en la personalidad y en las condiciones de vida de los mismos
los factores susceptibles de dar cuenta de su transgresión”. Howard S. Becker critica esta manera de
ver y de hacer ya que “presupone que los que transgredieron una norma constituyen una categoría
homogénea porque cometieron el mismo acto desviado”. Para él, hay que interesarse “menos en las
características personales y sociales de los desviados que en el proceso en términos del cual ellos
son considerados como extraños a un grupo y a sus reacciones a ese juicio”.

Esta resistencia es coherente con la opinión, interaccionista, tomada por el autor que juzga
inadecuada la investigación por cuestionario en relación a un punto de vista interaccionista. Pero

                                                                                                                         
15
Francois de Singly, París, PUF, 2004
16
París, Nathan, 1992.
17
Outsiders, París, A.-M. Métaillé, 1985.

   
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François de Singly: ¿Por qué producir cifras?

revela igualmente una incomprensión del método explicativo. El hecho de aprehender a los
individuos practicantes según su identidad social, su trayectoria social, la forma y el grado de su
integración no significa que ellos sean tratados como una “categoría homogénea”. Nada prohíbe, a
partir de un análisis explicativo, proponer una tipología de individuos por un acto aparentemente
similar. Es el método mismo de Émile Durkheim que diferencia principalmente el suicidio egoísta
(contracara de un defecto de integración) y el suicidio anómico (contracara de un defecto de
reglamentación).

En el análisis cuantitativo, la heterogeneidad de un grupo de “practicantes” puede ser “desagregada”


en función de otras dimensiones de la actividad considerada, o del pasado de los individuos. En “La
oreja especulativa”18, Pierre-Michel Menger realiza una distinción del público que asiste a los
conciertos de de L’Ensemble Inter-Contemporain [orquesta de cámara francesa] según la intensidad
de la práctica. Comparando el perfil de esos grupos, encuentra los factores más influyentes para
pasar eventualmente de ser un novato (primer concierto) a la asiduidad (frecuentación regular de la
EIC), destacando en particular el hecho de haber aprendido música y saber tocar un instrumento.

La objeción contra la objetivación enunciada por Howard S. Becker es infundada. El análisis


estadístico puede autorizar tratamientos donde aparece una apropiación diferencial de una práctica,
de una institución, e incluso de una posición social. Es así que los obreros ( de 40 a 59 años) no
tienen ni la misma historia profesional ni la misma vida privada según su historia familiar, definida
por la posición social de su padre, de sus dos abuelos y del nivel de estudios de su madre19.

2.7 Conductas y justificaciones

La objetivación sociológica y estadística actualiza la intervención de factores sociales que no son


perceptibles para la conciencia de los individuos. Esta perspectiva teórica y metodológica es más
eficaz por tomar el resultado complejo de las tensiones sociales y de las estrategias, concientes o no,
de los individuos, que por analizar los procesos en la práctica y las justificaciones dadas por los
actores sociales.

Lo social también comprende las representaciones, los discursos. Hay que incluirlos en los análisis
sociológicos. El proceder de la objetivación sufre por haber sido iniciado en El suicidio, la
especificidad de esta práctica habilitando, por principio, más que para otras actividades, la exclusión
de los constreñimientos simbólicos por los cuales las tensiones sociales actúan. Ese silencio de los
                                                                                                                         
18
Revue française de sociologie, 1986, XXVII, 3, pp. 445-479.
19
François de Singly , Claude Thélot, « Racines et profils des ouvriers et des cadres supérieurs » [Raíces y
perfiles de los obreros y los jefes superiores], Revue Française de sociologie, 1986, XXVII, 1, pp. 47-86.

   
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François de Singly: ¿Por qué producir cifras?

actores ha sido mal interpretado, creemos que es posible hacer un impasse en “lo interior”, para
retomar el término de Émile Durkheim. Los cuestionarios de la actualidad demuestran que toman (o
pueden tomar) en consideración la manera en la que los individuos viven su propia situación. Lo
que permanece en el proceder explicativo, es la ruptura con la lógica individual y es el
razonamiento en términos de factores influyentes (aproximados por indicadores). Después de haber
explicado lo que los actores hacen a partir de lo que son, es posible dar cuenta también de lo que
dicen, de lo que hacen o de lo que son a partir de lo que son y de lo que hacen.

   
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