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V) LA SOBERANÍA (extraído de “LA SOBERANÍA DEL ESTADO Y LA

INTERDEPENDENCIA COMPLEJA” de Alejandro Gustavo Cassani)

La soberanía es una característica esencial del Estado, que surge de la

centralización del poder que trae aparejada la aparición del Estado.

Combina elementos tanto políticos-sociológicos, como jurídicos, que implican

una condición de supremacía y dominación para imponer un orden social dentro del

territorio del Estado.

El Estado necesita, si no quiere disolverse a sí mismo, asegurar


mediante su decisión y actividad, el mínimo de condiciones
indispensables para la conservación del orden entre los habitantes de
su territorio; y es indudable que la cooperación humana se vería
seriamente amenazada si se dieran conflictos no susceptibles de
regulación por el poder central. 1

La manifestación natural del poder se hace a través del derecho; los primeros

teóricos de la soberanía Bodin y Hobbes establecen claramente esta relación:

El Poder Público reside en el soberano que da la ley, o en la persona


de los magistrados que se pliegan a la ley y mandan a los demás
magistrados y a los particulares.2

La construcción conceptual de Bodin, que de hecho le confirió a la palabra y

al concepto de soberanía sus perfiles aún vigentes, deja en claro que una comunidad

política requiere para su funcionamiento de una autoridad suprema, con un poder

decisivo y reconocido como legítima fuente de autoridad para hacer leyes e imponerlas

con independencia de la voluntad de los súbditos.

La ley depende de quien tiene la soberanía, quien puede obligar a


todos los súbditos...... Vemos así que el carácter principal de la
majestad soberana y poder absoluto consiste principalmente en dar
ley a los súbditos en general sin su consentimiento.3

1
HELLER Hermann “La Soberanía” p.. 204 – Fondo de la Cultura Económica –1995 - México
2
BODIN Jean “Los Seis Libros de la República” p.65 – Ediciones Orbis S.A. – 1973 – Barcelona,
3
BODIN Jean “Op. Cit: ” p.84 y 85
No obstante incurre en una contradicción entre lo absoluto de la

soberanía y los límites que imponen al soberano las leyes de Dios y de la naturaleza.

Hobbes parte de una sistema contractualista, basado en un estado de

naturaleza, caracterizado por una guerra de todos contra todos, del cual se sale a

través del pacto social, en el cual los individuos acuerdan transferir al Estado el poder

para crear un orden que procure la “seguridad” de los mismos. El pacto social no es un

contrato bilateral celebrado entre el gobernante y el pueblo, la soberanía pertenece

sólo al Estado, dotado de un poder absoluto. El Estado de naturaleza es una etapa

prejurídica; el derecho positivo, por tanto, no es anterior al Estado, surge con el Estado.

El soberano de un Estado, ya sea una asamblea o un hombre no esta


sujeto a las leyes civiles, ya que teniendo poder para hacer o revocar
las leyes, puede, cuando guste, liberarse de esa ejecución, abrogando
las leyes que le estorban y haciendo otras nuevas; ... Desde el
momento en que un Estado queda establecido, existen ya leyes, pero
antes no: entonces son órdenes del Estado, y, por consiguientes leyes
civiles, porque es el poder soberano quien obliga a los hombres a
obedecerlas.4

Interpreta que el Estado cumple una función objetiva, la de dar “seguridad” a

los individuos, el soberano tiene entonces la responsabilidad de construir el orden y

proveer seguridad. De modo contrario el pensamiento medieval e incluso del propio

Bodin, que reconocen la sujeción del soberano a leyes fundamentales, Hobbes lleva

hasta las últimas consecuencias las consideraciones formuladas por Bodin,

independizando y emancipando el concepto de soberanía de las limitaciones que

había supuesto Bodin, las teorías escolástica del poder y la filosofía aristotélico-

tomista, de esta forma supera el iusnaturalismo y sienta las bases del positivismo

jurídico; en consecuencia nos presentar un Estado irresistible, no sujeto a ningún

principio de legitimidad, salvo el que resulta de garantizar la seguridad de los

individuos.
4
HOBBES Thomas “LEVIATAN” – Sarpe – 1983 – Madrid, - p.270 - 271
La soberanía del Estado tiene una estrecha relación con la dominación de un

territorio geográfico determinado. En el territorio el Estado es la organización más

poderosa, porque monopoliza de un modo legal el uso de la fuerza, (este tipo de

coacción que dispone, lo diferencia de otras organizaciones que interactúan en el

territorio del Estado) imponiendo su voluntad y sus decisiones a individuos y

organizaciones, incluso por el poder físico coactivo.

Las decisiones adoptadas por los órganos estatales "capacitados"


poseen obligatoriedad general no sólo para los que son jurídicamente
miembros de la organización estatal, sino que en lo fundamental, para
todos los habitantes del territorio. En virtud de esta propiedad, el
Estado se considera como un grupo territorial de dominación, a
diferencia de los grupos de carácter personal El Estado se diferencia
de todos los otros grupos territoriales de dominación por su carácter
de unidad soberana de acción y decisión.5

De este forma el Estado no reconoce, ningún poder superior dentro del

territorio, lo que implica el carácter de supremo, exclusivo, irresistible y sustantivo de su

poder para dominar y ordenar las actividades en el espacio geográfico que controla,

donde la decisión sobre el ser y el modo de la organización tenga lugar dentro de sí

mismo.

El Estado tiene a su disposición el ordenamiento jurídico para ordenar las

relaciones sociales en el territorio. El Derecho impone al Estado una unidad de

ordenación, frente a su unidad real.

Según esto, la soberanía del Estado no es más que la consecuencia


necesaria de su función social. El poder del Estado tiene que ser,
desde el punto de vista del derecho, el poder político supremo y desde
el punto de vista del poder, el poder político es normalmente el más
fuerte dentro de su territorio, pues de lo contrario no sería soberano ni
poder del Estado. 6

El Estado tiene un poder ilimitado en la creación del derecho. El Estado crea

el derecho que impone en el territorio.

5
HELLER Hermann Op. Cit: p. 255
6
HELLER Hermann Op. Cit: p. 265
Si hay, pues, limitaciones para el Estado, estas limitaciones serán
siempre reales o morales, pero jamás de naturaleza jurídica. 7

De este análisis extraemos de Heller el siguiente concepto de soberanía:

Consiste ésta en la capacidad, tanto jurídica como real, de decidir de


manera definitiva y eficaz en todo conflicto que altere la unidad de la
cooperación social territorial, en caso necesario incluso contra el
derecho positivo y además de imponer la decisión a todos, no sólo
los miembros del Estado sino en principio a todos los habitantes del
territorio. 8

Cuando el Estado considera que un conflicto altera la cooperación social

dentro del territorio, está en condiciones de resolverlo, no sólo desde un punto de vista

jurídico, ya sea por la aplicación o interpretación del derecho por órganos especiales,

sino principalmente por la aplicación de un acto de decisión, el cual debe entenderse

de la forma más amplia, en cuanto a la actividad que es capaz de desarrollar el Estado,

incluso si los conflictos están previstos o no en el ordenamiento jurídico. El Estado está

obligado a decidir en última instancia en los conflictos, sin poder rechazar

solucionarlos, argumentando la falta de ordenación jurídica, sin arriesgarse con esto a

la anarquía o a su disolución como tal.

Pero como las normas de que disponen las instancias estatales sólo
pueden aplicarse a los casos para los que fueron creadas, el Estado
contemporáneo, en virtud del principio de la seguridad jurídica, tiene
que resolver numerosos conflictos aun sin contar con el apoyo de una
norma vigente. Más aún, el Estado, haciendo prevalecer el interés
mayor sobre el menor, tiene que decidir, en caso de necesidad en
contra del derecho. Estos casos muestran que la summa potestas,
como unidad decisoria universal, cuando surgen determinadas
condiciones es y tiene que continuar siendo, legibus soluta.9

Una de las claves para entender el concepto de soberanía hace necesario

tener en cuenta su carácter potencial de irresistibilidad del poder del Estado como tal y

7
JELLINEK Georg Op. Cit: p. 357
8
HELLER Hermann Op. Cit: p. 262
9
HELLER Hermann “La Soberanía” Fondo de la Cultura Económica –1995 – México- p. 205
no confundir a la misma como la intromisión del Estado en todas las actividades de las

personas en el territorio.

Conviene sin embargo, aclarar que la universalidad de la facultad


decisoria del Estado es sólo potencial, mas no necesariamente actual:
la naturaleza de la soberanía debe buscarse menos en los hechos
reales cuanto a la posibilidad de imponer, no sólo los miembros del
Estado, sino a todos los habitantes del territorio, una decisión definitiva
y efectiva, siempre que se trate de cuestiones que afecten a la
cooperación social, y hacerlo aún en contra del derecho, en los casos
de necesidad. 10

No hay un modo exacto de demostrar qué actos o actividades concretos o

particulares son necesarias para que el Estado practique su poder soberano; estos

actos dependen de cada situación en particular.

Así pues del hecho de que un Estado no ejerza su actividad en


determinadas direcciones y que no posea determinados derechos de
dominación, no se puede sacar consecuencia alguna respecto a la
esencia de su poder. Que actividad ha menester el poder del Estado
para ser soberano, es una cuestión que no se puede contestar. 11

De este modo:

La idea de soberanía, entendida como la universalidad de la decisión


para un territorio, permite comprender fácilmente que el concepto
jurídico-político de supremo de ninguna manera quiere decir único. La
universalidad territorial de la decisión implica asimismo el carácter
absoluto y superlativo de la soberanía, pero no obstante es necesario
afirmar que la soluta potestas, aun frente al derecho, es el elemento
que determina la naturaleza de la soberanía.12

Hobbes llega a conclusiones análogas con respecto a qué leyes debe

imponer el Estado para ejercer su soberanía, pues el Estado para poder brindar

seguridad a los súbditos, debe limitar su libertad13 y esto lo consigue imponiéndoles

leyes, que en definitiva son impedimentos a la libertad:


10
HELLER Hermann “La Soberanía”– p. 204
11
JELLINEK Georg: Teoría General del Estado –– Editorial Albatros – 1978 – Buenos Aires p. 364
12
HELLER Hermann: op. cit.; p. 226
13
Hobbes entiende por Libertad: “Libertad significa, propiamente hablando, la ausencia de oposición (por
oposición significo impedimentos externos al movimiento” HOBBES Thomas Op. Cit: p. 215
En cuanto a las otras libertades dependen del silencio de la ley. En los
casos en que el soberano no ha prescripto una norma, el súbdito tiene
libertad de hacer o de omitir, de acuerdo con su propia discreción. Por
esta causa, semejante libertad es en algunos sitios mayor, y en otros
más pequeña, en algunos tiempos más y en otros menos, según
consideren más convenientes quienes tienen la soberanía.14

El Estado impone un orden por la disposición que tiene del ordenamiento

jurídico y el monopolio de la coacción física que es propio del espacio y tiempo de cada

Estado en particular. Cada Estado hace actividades que, en algunos casos se pueden

manifestar de modo contrario, con el objeto actualizar su poder soberano en el

territorio.

Además frente al individuo encuéntrase el poder coactivo del Estado,


el que si bien no puede garantir todas las normas del Derecho
Público, si puede hacerlo de una gran parte de ellas. Todas esas
garantías por fuerte que pueda ser su influjo, no poseen una
naturaleza absoluta, porque ese carácter absoluto no existe en las
cosas humanas.15

Aunque la soberanía tiene distintas funciones tanto en el exterior (impide y se

defiende de la injerencia externa, tanto de Estados como de otros actores

internacionales, conservando su independencia de otros Estados) como el interior del

Estado (impone su voluntad en el territorio que controla); no por ello se trata de dos

soberanías diferentes, sino que es una relación dialéctica, de dos factores parciales de

una misma realidad.

Poder soberano de un Estado es, por tanto, aquel que no reconoce


ningún otro superior a sí; es por consiguiente, el poder supremo e
independiente. Esta última nota se manifiesta predominantemente en
su vida exterior; esto es, en la relación del Estado soberano con otros
poderes, en tanto que la primera cualidad se echa de ver,
singularmente considerándolo en su vida interior, en su relación con
las personalidades que encierran dentro de sí.16

14
HOBBES Thomas Op. Cit: p. 224
15
JELLINEK Georg: Op. Cit: p. 257
16
JELLINEK Georg: Op. Cit: p. 356
Equivocadamente Krasner, en su confusa obra “Soberanía, hipocresía

organizada”, sostiene que hay cuatro clases de soberanía: la soberanía legal

internacional, la westfaliana, la interna y la interdependiente, y que “las diferentes

clases de soberanía no tienen que irse modificando necesariamente de la misma

forma. Un estado puede tener una de ellas y no otra”.17

Desde el punto de vista práctico, Carré de Malberg, advierte que la


soberanía externa, que implica para el estado soberano la exclusión
de toda subordinación con respecto a otros Estados, y la interna,
según la cual el Estado posee la autoridad suprema, o sea, la voluntad
estatal que predomina sobre todos los individuos o grupos, son, en
verdad, una sola. La soberanía externa no es sino la expresión a la
vista de los Estados extranjeros, de la soberanía interior de un Estado
y, recíprocamente esta no es posible sin aquella. Independencia en el
exterior y superioridad en lo interior no son sino “los dos brazos de una
misma soberanía”.18

La soberanía es una sola y por esto garantiza que el Estado sólo esté

sometido a su propia voluntad y de esta manera el Estado puede imponerse normas

del derecho internacional.

17
KRASNER Stephen D. Op. Cit: p. 15
18
ROSSETTI Alfredo C. – Introducción al Estudio de la Realidad Estatal - 1983- Córdoba p. 134

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