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Los efe CO reste eS ets "En orden 4 las aras del proscenio leemos en el Andria de Terencio (IV 4,5) que dice Davo: +..ex ara hine sume verbenas tibi, Atque eas substerne... D. Manuel Marti, tantas veces arriba citado, en ja carta 5 del libro III pretende que ia ara aqui nombrada por Terencio era la de Vesta, que solian tener los Romanos en el atrio de sus casas. Pero este sabio no reparé en que la escena de la Andria no es en Roma, sino en Atenas.” (1) Para que la realidad exista basta, en el estereoscopio, con que las dos imdgenes estén separadas y que sean tomadas desde puntos de vista diferentes. Después de ello, cada vez que se desee "vivir" esa realidad, bastard situarse dentro del aparato y creer que lo que vemos es cierto. Bn el comentario de Ortiz sucede 1o mismo: dos im&genes lejanas -sélamente descritas por los cldsicos- se superponen (el ara romana frente a la casa griega, la hierba sobre el ara) y, sin llegar a unirse, corrigndose incesantemente una’sobre otra, construyen 1a realidad de la escena. £1 gesto que las ha compuesto -la voluntad del autor o los ojos de los espectadores en el teatro- usa de esa verdad para la formacién de 1a obra, para el soporte del argumento, pero en realidad juega con la distancia que separa las imagenes, construye un espacio tenso, limitado por ollas. "-cQuién? Esta es precisamente 1a cuestién. Quizds alguien que queria ayudarle; un amigo desconocido, que deseaba conservar el incdgnito. =Calabozo y'trono-, balbuced Gaspar." (2) Gaspar Hauser vive en uno de esos mundos tensos entre dos inedgnitas. Su verdadero destino nos aparece -tan dudoso como a é1- no en las risas o en las estupefacciones que su persona produce en los tutores y en el populacho que le rodea cada dia, sino en los encuentros desesperados con mensajeros lejanos, con objetos metdlicos que lo hieren, con casas abandonadas y¥ oscuros subterrdneos; en las figuras -gentes, objetos y lugares- en los que cree reconocer aquella parte de si de la que alguna enigmdtica © inquietante fuerza lo separé y de las que, de una manera entrafiable, recibe 1a promesa do una futura reconciliacién, de uma definitiva y Gltima cita. Por esto su relacidn con ellas es més fuerte que cualquier "quimica” afinidad electiva, porque es a una existencia superior a lo que se enfrenta; porque el simple contacto con ella es fatal: Rilke y no Goethe, Wittgenstein y no Kafka (3). Comprobar, incluso en lo mds intimo del pensamiento, esa irremediable carencia, lo imposible de cualquier integridad, convierte en "provisional" toda obra y todo acto, en espera de una -siompre alejada- condicién favorable. La angustia de ver otra vez nuevos objetos 0 extrajios personajes que repitan y confirmen la triste situacién Provoca en los cobardes el gesto de volver hacia si las miradas, cerrarse (no sélo geograficamente) y fijarlas sélo en las caras asustadas -emocionadas o sarcdsticas- de los amigos, los "semejantes" (i). E1 “terror de los rostros” es entonces un mero inconveniente soportable frente a la presencia acechante de gentes hostiles. Bn esa “tranquilidad" lo inquietante se sacraliza. (En los altares y en las hornacinas se inmoviliza el vuelo del dngol exterminador.) Entonces se sobrevive. Pero el temor, 1a conciencia, destruye la gracia. La perfeccién, y'eso lo saben bien los espectadores del 62 Esta nota fue encargada por 1a revista "Lotus", en diciembre de 1978, para su mimero sobre arquitectura en Catalutia. No publics. Jakob Wasserman, Gaspar Hauser. iQuién, si yo gritase, me oiria desde los drdenes angélicos? Y atin suponiendo que un dngol mo ostrechara Subitamente contra su pecho: mi ser quedarta extinguide por Su existencia més fuerte. Pues io hermoso no es mds que el comionze de lo terrible que todavia, podenos soportar, y lo admiramos tan sélo en cuanto que, indiferente, rehisa Sestrusmos. Tersible es todo angel. R.M. Rilke, Blegias duinosas. Heidegger, Sartre, Kafka y Camus nos permiten todavia seguir viviendo con la confianza puesta en la existencia de un mundo. La Fuptura proclamada por ellos, por muy espantosa que reaulte, Ro es codavia una muptura Fadical. 81 suelo sobre el que pisan todavia se sostiene. 51 ferrenoto que os estrenece reduce @ escombros aueser antiguas moradas, pero también entre las ruinas se pued seguir viviendo, y se puede Feconstruir lo destruido. Witegonstein, en cambio, ‘nos deja, dospuds de estas tristes pérdidas, en 1a més conpleva orfandad. Pues 9% con 1as, Tuinas desaparece el suelo Sobre el que descansan y con @1 drbol derribado toda. su Faiganbre, ya no tendrenos hada sobre que apoyarnos; ya ho podremos reclinaros Siguiera contra la nada o con nuestra ridad de ospizitu, al | absurdo, sino que tendremes que desaparecer cotainente. Ferrater Mora, citado por G. Lukées en "El'asalto a la zagén". Bn "Arquitecturas Bis", "Arquitecturas catalanas” o on el mismo material que se recoge en esta revista ("Lotus" dedicado a Barcelona) no se habla de la arquitectura en Cataluia. "arquitecturas” os argot. ({Pluralizar el término no significa, de alguna manera, prepararlo a su adeJjtivacién -uno de los tabis mds condenados a finales de los 60 por los mismos que hoy iteres, piritu o en aquél ado, por de mismo tiempo, apa aquel cuerpo hum a r Blanquer anza en Aquel Ente q arece absolutamente 1 conoeimiento haya r algo infinite, ¥ de manera que ella, > absolutam

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