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Lenguaje como fuente de los problemas filosóficos. Los “problemas filosóficos” son
pseudos-problemas, malentendidos lingüísticos, por lo tanto no deben ser resueltos, sino
disueltos. No hallamos aquí en el centro mismo de la actitud wittgensteiniana. Si la
filosofía tradicional está caracterizada por un cuestionar sistemáticamente las cuestiones
mismas. Wittgenstein no se inscribe en una respuesta inercial a los clásicos problemas
filosóficos, sino que se plantea el sentido y el origen mismo de ellos.
El “Cuaderno Azul” parte con una crítica a la forma en que se formulan las preguntas
respecto a los significados de las palabras, para eso se cuestiona respecto a qué es
una explicación de significado de una palabra. El autor señala que preguntar ¿qué es
significado? Produce en quien debe responder un “espasmo mental”, a su juicio esta
es una de las grandes fuentes de confusión en filosofía ya que ante una pregunta por
un sustantivo se busca una cosa que le corresponda.
Existen procesos mentales definidos a través de los cuales el lenguaje puede actuar,
estos son la significación y la comprensión, los signos del lenguaje “parecen muertos
sin estos procesos mentales”. “La acción del lenguaje consta de dos partes; una
parte inorgánica, el manejo de signos y una parte orgánica, que podemos llamar
comprender estos signos, significarlos, interpretarlos, pensar.” (30) En este sentido,
el autor destaca que los signos por sí mismos no tienen sentido, que el uso es lo
relevante. En esto funda su crítica al pensamiento formalista que confunde el signo
con lo importante.
Un error extendido es que se busca el uso de un signo, pero como si fuese un objeto
que coexistiese con el signo (se busca una cosa que corresponde a un sustantivo), sin
embargo, su uso, su significado está en un sistema de signos al cual ese signo
específico pertenece, esto es un lenguaje. Para comprender el signo es necesario
comprender el lenguaje.
A partir de estas ideas básicas respecto al lenguaje el autor señala varias confusiones
en las que cae la filosofía
La idea de que pensar consiste en operar con signos, plantea la pregunta respecto a
¿qué son signos? Para ello el autor introduce la noción de “juegos de lenguaje” que
hace referencia a las formas de lenguaje con las que empieza a hacer uso de las
palabras.
“Si queremos estudiar los problemas de la verdad y de la falsedad, del acuerdo y del
desacuerdo de las proposiciones con la realidad, de la naturaleza de la aserción, la
suposición y la pregunta, nos será muy provechoso considerar formas primitivas de
lenguaje en las que estas formas de pensar aparecen sin el fondo perturbador de los
procesos de pensamiento altamente complicados. Cuando consideramos formas de
lenguaje tan sencillas, desaparece la niebla mental que parece envolver nuestro uso
ordinario del lenguaje. Vemos actividades, reacciones, que son nítidas y
transparentes. Por otra parte, en estos sencillos procesos reconocemos formas de
lenguaje que no están separadas por un abismo de las nuestras, más complicadas.
Vemos que podemos construir las formas complicadas partiendo de las primitivas
mediante la adición gradual de formas nuevas.” (45)