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Era un nio que an no pensaba en amores,

todos los maestros eran para m unos seores


que muchas cosas saban y nos enseaban.
Fui un nio normal hasta que un da tropec
con una hermosura de ojos que de pronto mir
o unos ojos hermossimos que me miraban.

Hasta all lleg la normalidad de mi infancia,


porque de repente me sent en una instancia
que me cambiara y nunca imagin cunto...
Llegaban ideas nuevas y extraas a mi mente,
el corazn me lata mucho, aceleradamente
y en verdad me daba miedo que latiera tanto.

Llegaba a la escuela siempre muy temprano


y vena acompaada del que era su hermano,
con quien una vez hasta tuve una tonta ria.
Vea mucho su rostro, me pareca tan bella...
Llegaba a casa, haca tareas y pensaba en ella,
mi mundo estaba girando alrededor de esa nia.

Yo entonces an jugaba mucho a los vaqueros,


no me imaginaba que un da me llamaran Eros
y que una niita me robara el sueo, la calma.
Por acercrmele hice innumerables intentos...
porque senta que un torbellino de sentimientos
me estaban ocupando sin mi permiso el alma.

Estaba jugando un papel importante el cario,


algo grande que mi inocencia absoluta de nio
no lograba a esa edad por completo entender.
Para m no habran dejado de ser muy extraos
esos hechos, que una nia de apenas seis aos,
de algn modo se estuviera robando mi querer.
Se llamaba Clara y ms nunca olvid su nombre,
han pasado los aos, me hice adulto, un hombre
y como mi primer amor de infancia la ubiqu...
y ahora la gran esperanza que yo jams pierdo,
es que ella sepa que a estas alturas la recuerdo
sin importar cmo sea, donde quiera que est.

Puedo decir tambin por esta persona, por Clara,


que si un da por cosas del destino la encontrara,
en m alma no cabra seguramente tanta felicidad,
porque aunque s que no sera alguien para m,
yo igual le jurara que aquello que por ella sent
fue lo ms parecido que vi a un amor de verdad.

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