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De Alain Badiou en esta coleccién De un desastre oscura, Sobre el fin de Ia verdad ée Estado Heidegger: el nazismo, las mujeres, la fllosofia (en eolaboraciges cov Barbare Cassis) No hay relacida sexual, Dos lecciones sobre «L’Etourdit» de Lacin (en colabora in com Barbaro Cassin) De Slavoj Zizek en esta Editorial projime. Tres indagaciones en teologia politica -olaboracion con Eric L. Santner y Kenneth Retubard) Filosoffa y actualidad El debate Alain Badiou Slavoj Zizek Amorrortu editores Buenos Aires - Madrid Colescisn Nomadae Bhlegoohie nd Aktalee ie Snitgesric, Alin Babi Slo} " © Passages Verlag Ges, mb.H., 2005 “TeaduceiSn Silvina Rorersberg (© Tadorlosderechos dela edicién en eastellano reservados por Amotrorty editores Espaia .L., C/Lépes de Hoyos 15, 3 rquierds = 28006 Madrid ‘Amorteta eitores SA Pargsay 1225,7° piso CLOS7AAS Buenos wwwanortortueditores.com La reproduesion otal o parcial deeselibvo en forma idéntiea @ moui- fisads por cualquier medio mecitico, electronica 0 informsticoy in layendo forocopia, grabacicn, digkalzseion o cuslqaier sistema de aliacenaniento y resuperacoa de infortracida, no autora por os ‘editore, viola derechos reservados. Queda hecho el depésito que previens ley n? 11.728, Industeia argentina, Maden Argentina ISBN 978.950-518-400-2 Argentina) 183N 978 84-610.9082-¢ (Espana) ISBN 978-3-85165-673-3, Viena, edici6s original Badiou, Alain Filosofia y actuslidad / Alain Badiou, lsvoj 2ifek, - 1° ed, Buenos Aires: Amrtorts, 2011 96 pus 20x12 en.» (Celecciin Némachs) Traduecidn de: Silvina Rotembers ISBN $78-950.518-400-2 (Argentina) ISBN $74-84.610-5042-4 (Espaia) 1. Filosofia. 1. Zitek, Slavoj. 11 Rotemiver, Siving, ead UL Tito. ‘Dd 190 Impreso en los Talleres Grifisos Color Efe aso 192, Avellaneda, poe vincis de Buenos Aires, en noviershre de 2011 ‘Tada de ests edicin: 2.000 ejemplaes fndice general 9 Prélogo, Peter Engelmann 13. Pensar elacontecimiento, Alain Badion 47 «La filosofiano esun dislogo», Slavoj Zitek 67 Discusién Prélogo Peter Engelmann El ex presidente francés Frangois Mirterand fue famoso durante su gobierno por invitar a fildsofos al Eliseo para discutir con ellos cuestiones politicas, y perspectivas sociales. De ese modo se alineaba en una antigua tcadicién, en la que el poder ilustrado bbuseaba la cercania de filésofos para obtener asf le- gitimaciOn. No sebemos si esos encuentros influyc= ron sobre las decisiones politicas de Mitterand, pe- ro al menos este quedé en nuestra memoria como un presidente intelectual. Independientemente de si su consejo es solic do seriamente e de si sélo son utilizados como figu- ras decorativas 0 como simple ropaje intelectual, lo cierto es que los intelectuales invitados munca salen bien parados de esas escenificaciones. Sin embargo, se diria que les resulta muy excitante ser convidados alamesa del poder. Pertenccen, por cierto, al pasado los tiempos en que era importante saber qué tenfan para decir so- bre los sucesos de la actualidad filosofos como Si- mone de Beauvoir o Jean-Paul Sarzre, Michel Fou- cault Jean-Francois Lyotard, y qué propuestas hax rian para mejorar las circunstancias. Incluso aque- os que en los aftos setenta presumfan de fildsofos 9 Atain Bapiou, Stavey Zrdex relevando a los filésofos han sido reemplazados hoy, a suvez, por animadores y modelos, por furbo- listas y boxeadores. Uno se ve tentado, por lo tanto, de hablar de una edad de oro en la que atin parecia contar la apinién de los fildsofos, pero, éueron realmente tiempos mejores? Tampoco ha pasado todavia tanto tiempo desde que discutiamos sobre la participacion que le cupo al filésofo Karl Marx en el régimen toralitario de Rusia y, posteriormente, de los paises del bloque so- viético. éAcaso el genocida Pol Pot no era un inte- Jectual formado en Paris? éCuantas personas fueron denigradas, desterradas y asesinadas durante la re~ volucién cultural china? La pregunta que se plantea en este libro si el fil6sofo debe participar en los sucesos actuales y co- mentarlos— pone en cuesti6n el rol de los intelec- tuales en nuestra sociedad, y se espera que a ella res- —» pondan los fildsofos. Ya no se trata sélo de que los filésofos tienen que interpretar el mundo: también ‘+ deberian cambiarlo, La respuesta a esta pregunta debe tomar en cuen- ta hoy dos extremos. Por un lado, la participacién de los intelectuales en los crimenes del siglo XX pe- sa sobre la manera en que este grupo social se define asi mismo, a menos que acttien olviddndose de la historia. Por otra lado, cabe preguntarnos si consti- tuye en verdad un cambio provechoso permitir que modelos, conductores, deportistas y grupos simila- res ocupen en la sociedad medistica actual la posi= cién delos intelectuales. 10 Fiosorfa yacruauinan Las respuestas del fil6sofo parisino Alain Badion y del filésofo y psivoanalista csloveno Slavoj Zizek, que en 2004 dialogaron en Viena sobre este tema, resultan mas modestas y escépticas de lo que cabria esperar de un fildsofo. En lugar de ampararse en viejas potestades que la historia volvié obsoletas ha- ce tiempo, procuran reflexionar sobre las cvalidae des especificas del pensamiento filosofico y derivar de allisus respuestas. Alain Badiou y Slavoj Zizek se conocea y valoran. desde mucho tiempo atras. Slavoj Zizek propuso rei- teradamente que Alain Badiou pasara a formar par- te del catdlogo de la editorial Passagen. A su vez, Alain Badiou intercedid para que las obras de Slavo} Zizek fuesen traducidas al francés. Ambos saben, a grandes rasgos, qué dird y cémo argumentaré el otro. Sin embargo, disienten respecto de importan- tes ideas y conceptos filoséficos, tal como lo confir- maron en aquella ocasi6n. Esto atafe tanto al con- cepto de acontecimiento como al de lo real, pero cambién a su manera le entender el rol de lo imagi- nario y el de la politica. Concuerdan, por el contra- tio, en que el compromiso filos6fico debe ser resul- tado de lo que es propio del pensamiento filos6fico ¥ en que tiene que poner alli sus limites. Debemos el presente libro la idea e iniciativa de Francois Laquiéze, ex director del Instituto Cultural Francés de Viena, quien invité a Alain Badiou y a Slavoj Ziek a esa ciudad para una discusién con fi- nal abierto, evento que llevé a cabo junto con Vir cenc RaiSp, director del Instituto Cientifico Eslove- ul ALAN Babioy, Staves ide no en Viena. Lo tinico preestablecido fue el temas todo lo demas surgio de la discusién, que moder6 el periodista vienés Claus Philipp. Alo largo de su estadia en Viena, Francois La- quidze dio un fuerte impulso al intercambio entre la cultura francesa y la germanoparlante, y llev6 al Ins~ tituto Cultural Franeés aun nuevo florecimiento, que se percibe todavia hoy en la ciudad. Sobre todo, no vacilé en completar el programa habitual de los institutos de cultura con aportes sustanciales del pensamicnto contemporinco y de la filosoffa. Le estamos muy agradecidos par ello. Darante la edicién del libro renunciamos a pulir los textos. Quisimos conservar su cardcter esponti= neo y no falsear lo expuesto convirtiéndolo en una estructara de pensamiento fandamentada sistemati- camente, Nuestro propésito es, mas bien, que el li- bro estimule a contradecir, profundizar y continuar leyendo, Quizé sea correcta la hipétesis de Zizek de que la filosofia no es un didlogo. Sin embargo, la conversa- cién filoséfica es siempre estimulante, tal como lo mostré el evento y lo muestra hoy el libro. 12 Pensar el acontecimiento Alain Badiou Nos preguntamos esta noche de qué manera la filosofia se inmiscuye en los sucesos de la actuali- dad, en cucstiones hist6ricas y politicas, etc. y cual es la naturaleza de esa intromisién, éPor qué el fil6- sofo deberia inmiscuirse en cuestiones relativas alos sucesos actuales? Slavoj Zizek y yo vamos a formu- lar algunas reflexiones iniciales que dardn lugar con posterioridad a una discusién. Por cierto, estamos de acuerdo en muchos aspectos, por lo que no po- demos prometeries una batalla, pero haremos todo lo posible. En primer lugar, creo que debemos liberarnos de Ia falsa representacién de que la filosofia puede ha- blar de todo, Esa representacidn forma parte de la figura del filésofo televisivo que habla sobre proble- mas sociales, sobre problemas relativos a os sucesos de la actualidad. . . . Arquimedes levant6 de manera im= perceptible su mirada y le dijo al soldado: «Déjame cerminar la demostracién». Alo cual el soldado res- pondié: «iMe importa un rébano tu demostracién! iMarcelo quiere verte ahoral». Arquimedes retom6 su céleulo sin responder. El soldado, desbordado por Ia ira, sacé su espada y maré a Arquimedes, cu- yo cuerpo, al caer, borré la figura en la arena. or qué se trata en este caso de una situacion fi loséfica? Porque nos muestra que entre el derecho del Estado y el pensamiento creativo, en especial el pensamiento puramente ontolégico de las matemé- ticas, no hay ningiin parimetro en comin, no hay una verdadera discusién. El poder es la violencia; el pensamiento creativo, por el contrario, no tiene otra fuerza que la de las reglas que le son inmanen- tes. Arquimedes sigue las leyes de su pensamiento y de ese modo se mueve por fuera del circulo de ac- 17 ALAN Bumiou, Stavoy Zrésk cidn del poder. El tiempo propio de la demostra- cién no puede tomar en cuenta la urgencia de los vencedores militares; la escena culmina en violen- cia, lo eval demuestra que no hay un pardmetro en comin, ninguna medida de tiempo en comtn, pa- rael poder, por un lado, y las verdades creativas, por el otro. Recordemos ahora otro suceso: Durante la oc pacién de los suburbios de Viena por el ejército es- tadounidense, al final de la Segunda Guerra Mun- dial, un soldado disparé a muerte contra el genio musical mis grande de aquella época, el compositor ‘Anton Weber, sin saber a quién renfa en frente. Unaccidente, una situacisn filoséfica fallida, Entre el poder y las verdades hay una distancia: la distancia que media entre Marcelo y Arquimedes, que no puede ser salvada por el mensajero, sin duda un soldado bruto pero disciplinado, La tarea de la filosofia es aclarar esa distancia. Debe captar a tra- vés del pensamiento una distancia desmedida; in- cluso, debe inventar primero la medida para esa dis- tancia A la primera definicién de situacién filosofica, entendida esta como la que aclara la eleccién, la de- cisidn, podemos aftadir ahora una segunda defini- idn: es la que aclara la distancia entre el podery las verdades. Elijo como tercer ejemplo una pelicula: Los amantes crucificados, del dicector japonés Kenji Mi- zoguchi, Esta obra maravillosa es, seguramente, una de las peliculas de amor mas bellas que jamds se ha- 18 FILOSOHIA y ACTUALIDAD yan filmado. El argumento es sencillo. La historia transcurre en el Japén de la époes clasica, que ofre- ce un material inagotable, sobre todo, para las peli- culas en blanco y negro. Una joven mujer est casa- da-con el propietario de un pequenio taller, un hom- bre honorable de buena posicién econémica, pero al que no ama ni desea. Yhe aqui que se enamora de tun joven que empieza a trabajar como empleado en cltaller. Mizoguchi venera en sus pelfculas la desdi- chay la tolerancia de las mujeres de la época clisice, en la cual el adulterio era castigado con la muerte. Sobre ambos amantes se cierne el peligro de mori crucificados. Huyen al campo. Esa huida es repre- sentada en escenas extraordinarias, que nos condu- cen por un mundo de senderos, cabafias, lagos y barcas, E] amor, prisionero de su poder sobre la pa- reja perseguida y cansada, se envuelve en esa natu- raleza tan impenetrable como poética. Entretanto, el marido intenta proteger a los fugitivos. Los m: dos estan obligados a denunciar cl adulterio, pues en caso contrario se convierten en cémplices. No obstante, procura ganar tiempo —Io cual muestra cudnto ama a su mujer— sosteniendo que esta ha viajado al campo, a casa de sus padres. . . Un hom- bre realmente honorable. Un personaje de pelicula extremadamente bello. Los amantes, sin embargo, son delatados, los apresan y son Ilevados al lugar donde tern ejecatados Las imagenes siguientes, las vlrimas de la pelicu- la, constituyen otro ejemplo de situacién filoséfica Los amantes estan sobre una mula, atados espalds 19 Ata Bapiou, Stavoy Zrtex contra espalda. La escena nos muestra a los j6venes arados que enfreatan la violenta muerte: se los ve como en estado de éxtasis pero libre de pathos, una sonrisa sc insiniia en sus rostros —una «sonrisa» re- primida, por deciclo de alguna manera—, que reve- Jan que el amor se ha apoderado por completo de ellos. Pero la pelicula, que se entrega totalmente a los infinitos matices del blanco y negro sobre esos tostros, no debe expresar la idea romntica de la uni6n entre el amor y la muerte, Los amantes de ningtin modo desean mori. Lo que refleja la eseena ¢8, por el contrario, que el amor es lo que resiste a la muerte. En una conferencia en la FEMIS,* Deleuze dijo una vez, citando « Malraux, que el arte es lo que re- siste a la muerte. Pues bien, en esas imagenes gran- diosas, no sélo el arte de Mizoguchi resiste a la muerte, sino que elias nos inducen a creer que tam- bin el amor resiste a la muerte. De esa forma se ge- nera aquel acuerdo entre el amory el arte que daba- mos ya por existente, La «sonrisa» de los amantes —asi me refer’ a ella, (oa falta de una expresién mejor—es una situacién fir los6fica. ‘Por qué? Porque all también encontra~ mos lo inconmensurable, la relacién que no es una relacién. No hay un parémetro en comin entre el acontecimiento del amor, la subversiOn del ser-aht, * Fondation Européenne des Métiers de "Image et du Son (centro europeo ce formaciéa de técnicas de imagen y soni- do). (N. de la 7) 20 Fuosoriay acruntioan por un lado, ¥, por el otro, las reglas usuales de la vie da, las leyes de le ciudad y del matrimonio. Qué tiene para decir al respecto le filosofia? La filosofia dice: Nuestros tres ejemplos estan unidos por el hecho de que en ellos subyace una relacidn entre concep- tos heterogéneos: Calicles y Socrates, el soldado ro- mano y Arquimedes, los amantes y la sociedad. El acceso filoséfico a la situacin consiste en la escenificacién de la relacién imposible, en narrar una historia. Se narra la discusidn entre Calicles y Sécrates, la muerte de Arquimedes y la historia de 22, Fauosoris vacruaroyd Jos amantes. Se nazra una relacidn, mas de la propia narraciGn se dlesprende que la relaci6n no ¢s tal, si- no la negacién de una selacién, wa ruptura? la rup- tura de un lazo natural y social. Para narrar una rupcura ¢s necesario, por cierto, hablar primero de tuna telacién, pero en filtima instancia Ix narracidn apuntaa la ruprura. Hay que clegi entre Calicles y Socrates, es decis, hay que romper definitivamence con uno de los dos. Quien esta del lado de Ar- quimedes esti en contra de Marcelo. ¥ quien siga 2 los amantes hasta el final de su visje no retornaré a Ja ley del matrimonio. : La filosoffa implica pensarno aquello que &, sino aguello- que no'es como es; implica pensar to Jos contratds, sino las rupturas deYos contratos. La filosofia sélo se interesa por relaciones que no sor relaciones. Ya decfa Platén que la filosofia es undéspertar; y entendifa que el despertar presapone una ruprure con el sucfio. Desde Platén, la filosoffa consiste er abarcar mediante el pensamiento aquello que rom- pe conel ligero suefio del pensamiento. Donde hay una relacién paradéjica —uns rela: cidn que no es tal sino més bien una ruptur— puc de haber también filosofia Este punto me parece importante: no s6lo por gue haya «algo» habré de por si filosofia. La filoso: fia no es simplemente reflexionarsobre algo. La fi losofia ex y s6lo puede ser tal porque hay relacione: paradéjices, porque hay rupturas, decisiones, dis tancias y acontecimientos. ALAIN Bapiou, Stave) ZidEK Aclaremos estas circunstancias con ejemplos que no sean leyendas como la muerte de Arguimedes, ni construcciones literarias como la personalidad de Calicles, ni poesia filmica como la historia japonesa de los amantes. Tomemos ejemplos llanos, contem- pordneos, uno negativo y otro positive, Mi ejemplo negativo es muy sencillo: se trata del motivo por el cual los filésofos no suelen tener nada interesante para decir sobre las elecciones politicas. Me refiero a la situaciéa habitual del parlamenta~ rismo corriente, en que no hay ning criterio que justifique en verdad la intromisién de la filosoffa. No digo que no tengamos que interesarnos por tales situaciones: sélo digo que no podemos interesaros por ellas de manera filoséfica. Siel filésafa se ex= peesa al respecto; lo hace'como ciudailano comin: su opinién no adquiere autoridad filosdfica. éPor qué? Porque en el parlamentarismo corriente, habi- tualmente, la mayoria y la oposicién son conmensu- tables. Hay sin duda ua parémetro en comtin entre ellas, y por esa razdn no se da aqui el caso de una re- lacién que no es tal, no se da una relaci6n paradgji- ca, Por supuesto, aquf tenemos también diferencias, pero no constituyen una relacion paradgjica, sino al contrario: constituyen una relacién regular, una relaciéa normada, Esto es facil de entender: dado que la oposicién sustituye en algtin momento a la mayoria —se trata del mentado «cambio democré- tico»—y pasa a ocupar su lugar, tiene que haber cn tre ambas un parémetro en comtin. Cuando esto no ocurre, una no puede sustituir ala otra, Los concep- 24 Fiosorta yacrunuioan tos son entonces conmensurables, y tan pronto co- mo son conmensurables su relacién no constituye una situacién excepcional, Ademis, no hay alli nin- guna eleccién verdaderamente radical: la decisién esti basada en matices, en diferencias sutiles. Como es sabido, gencralmente, el pequefio grupo de inde- cisos que no tienen una opinién estable preconcebi- da decide una eleccién. Las personas que tienen opi- niones firmes conforman bloques. En el medio esté, enconces, el pequefio grupo que a veces se mueve en una direccién y a veces en otra. Empero, una deci- siGn tomada por individuos cuya caracterfstica prin- cipal es la indecisién constitaye una decisién muy particular; no es una decisiéni de personas resueltas, sino de indecisos ¢ icresolutos que se deciden de ma- era oportunista y en base a su humor del momen- _10. No es una elecci6n en toda su dimensién: Ia cer- cania ha ocupado el lugar de Ia distancia. La elec- cién no conduce a la distancia sino a la norma, rea- liza la norma. Por ultimo, no estamos ante la hipote- sis de un verdadero acontecimiento, no estamos ante la sensaciéa de excepcién. Al contrario: predo- mina aqui la sensacién de institucién y de un deeur- so sin fricciones, pero es evidente que entre la insti- tucién y la excepcién existe una tensién fundamen- tal, Para el fildsofo, el problema de la eleccién par- lamentaria no es mas que una cuestién de opinién. Es decir, no tiene nada que ver con Ia inconmensu- rabilidad, con la eleccién radical, con la distancia y la excepcién. La cuestién de opinién no invita a in- ventar nuevos problemas. Auain Baniou, Stavoy Zien ‘Mi ejemplo positivo se basa en la necesidad de una intromisién en vista de la guerra de Estados Unidos contra Irak. Aqui entran en juego todos nuestros criterios. En primer lugar, la inconmensurabilidad esta da- da en un sentido llano. No hay un pardmetro en co- miin entre el poder norteamericano, por un lado, y el Estado iraqut, por el otro, sino que ocuire todo lo contrario de lo sucedido en la guerra entre Francia y Alemania de 1914 a 1918: el hecho de que hubiera un parémetro en comin entre ambos Estados llevé a que el conflicto se extendiera hasta convertirse en una guerra mundial. Entre Estados Unidos e Irale no hay un parametro en comin, y esto diltimo le otorga sentido al asunto de las earmas de destruccién masi- va», porque la propaganda norteamericana e inglesa con respecto a esas armas est4 destinada a hacer- nos creer que en eso estriba tal parémetro. Si Sad- dam Hussein hubiera contado en efecto con armas atémicas, quimicas y biolégicas, la intervencion hu- biese sido en cierto modo legitima, dado que hu- biera habido un parémetro en conmin entre el poder norteamericano ¢ Irak. Entonces no se hubicra tra tado de una guerra en la que el fuerte ataca al débil, sino de una defensa justficada frente a una amenaza importante. Empero, el hecho de que no hubiera ar- mas de destruccién masiva demuestra lo que de to- as formas ya se sahja: que en ese asunto no habia un parémetro en comin, En segundo lugar, tenemos que elegit. Nos en- frentamos aqut 2 una situaci6n en la que no se pue- 26 Fuosorta v acruauinan de sino estar en favor o en contra de la guerra, El compromiso de decidirse llew6 a que se produjeran manifestaciones y movilizaciones en contra de una guerra de semejante dimensién Ent tercer lugar, la distancia respecto del poder. Las grandes manifestaciones en contra de la guerra crearon una importante distancia subjetiva respecto del poder hegeménico de Estados Unidos. Quiz la dimensién de esas manifestaciones y las nuevas po- sibilidades de una alianza y ua procedimiento en conjunto con Francia y Alemania impliquen que nos enfrentamos a una nueva situacién. En vista de los sucesos mencionados hasta ahora tenemos que preguntaros: ¢Existe en este caso una relacién que no es una relacién? (Hay elemento: conmensurables los unos respecto de los otros? Si Ja respnesta resulta afirmativa, debemos deducir de ello que en ese caso hay una elecci6n, una distancia yuna excepciéa, Por lo tant: 1. Por lo tanto, estd di- ciendo: acontecerd en el extranjero, serd algo extra- fo. Un compromiso filos6fico verdadero, en una si- tuacidn filoséfiea, produce algo extrafio y resulta por si mismo extrafio—considero sumamente nece- sario entender esto—. A su vez, si algo es meramen- te habitual y no produce eso extraiio ni se mueve en el terzeno de lo paraddjieo, entonces es un compro- miso politico, un compromiso ideol6gico 0 civico, pero nofilosdfico, La caracteristica del compromiso filos6fico es la extrafieza inherentea él. Todo esto me recuerda un poema que me agrada mucho: Andbasis, un gran poema épico del poeta francés Saint-John Perse. Al final de su quinta estro- fa aparece el siguiente verso: «¥ el Extranjero, todo vestido con sus nuevos pensamientos, gana todavia partidarios en las vias del silencio»*. Una definicién del compromiso filosGfico-El filésofo siemprees un extranjero, vestido con-jnuevos pensamisntozy DEO» pore nuevos problemasy nuevas-pensamientos) Y gana partidarios en las vias del silencio, es decic, * En La Republica, Socrates dice: «Pero quizd se encuentre arriba, en el cielo, como modelo para quien quiera verla y, vvigndola, fandaree a af mismo- (Platén, Der Staar, on SW, vol 2, Berlin, 1940, pig. 366 [La Repuiblice, Madrid: Akal, 2008, pag. 578). * Saint-John Perse, Antologla postiea, teaduccién de Jorge Zalamea, Buenos Aires: Compaiifa General Fabril Editora, 1960, pag, 54, 29 ALAIN Baiouy Stavey ZZ puede hacer que muchos se interesen en esos pro- blemas en la medida en que los convenza de sit uni versalidad. Lo importante es que aquellos a quienes ve ditige el filésofo son atraidos, en principio, en el silencio de la conviccién, y no con retérica, Sin embargo, ya ven ustedes: la figura del extran- jeto que con sus nuevos pensamicntos consigue par- tidarios, a menudo silencioses, presuponc la convic- cién de que hay propuestas filosdficas: propuestas que s¢ ditigen a toda la humanidad, sin excepciones. Este hallazgo me obliga a completar el tema del compromiso filos6fico con una teorfa de la univer- salidad, en cuanto el filésofo se compromete en la situacién paraddjica en nombre de principios uni- \wersales. Pero, qué es exactamente esta universali- dad? Intentaré formularlo por medio de ocho tesis, ocho tesis sobre Jo universal. Fermitanme para ello volverme un poco mas técnico y conceptual. Des- plegaré ante ustedes algo asi como un resumen de mi filosofia, y no se puede esperar que esto sea tan fécil como un informe deportivo; incluso aunque la filosofia sea, segtin Kant, una lucha, y en ese sentido también un deporte, Aqui va entonces, parte por parte, mi definicién de lo universal: Primera tesis: El elemento fundamental de lo uni- versal es el pensamienito. Denominamos al sujeto «pensamiento» en la me- dida en que surge en un proceso que perfora la tote- 30 Fiuosoria y acrunupan lidad del saber existente, O, como dice Lacan, en la medida en que surge en la perforacién del saber. Observaciones adicionales: a) Que el elemento fundamental de lo universal sea el pensamiento significa que aguello que porta la forma del abjeto o de la legalidad objetiva no es universal. Lo universal es, segtin su esencia, no-ob- jetivo. Es experimentable sélo en la produccién —o ena reproduccion— de un razonamiento, y ese ra- zonamiento forma parte sélo del sujeto. - Ejemplos: Lo universal de un teorema matemét co es experimentable tan sélo a través del descubri- miento o de la reproduccién de su demostraci6n; lo universal de un enunciado polftico lo es en la pric+ tica que este lleva a cabo. +b) Que el sujeto-pensamiento surja en un proce- so significa que lo universal no es el producto de una constitucién trascendental que presupone un sujeto constituyente, sino al contrario: porque cais* tela posibilidad de lo universal puede haber, en de ferenciar entée buenas y malas particularidades, Di cho de otro modo: hay que jerarquizar los concep tos descriptivos, Podria decirse, por ejemplo, que la particularidad cultural o la religiosa son malas si no contienen ellas mismas ¢l respeto de otras particula- ridades, pero esto implicaria exigir que lo formal- mente universal deberfa estar presente ya en la par- ticularidad. La universalidad del respeto de las par- ticulatidades serfa, al fin y al cabo, sdlo la universa- lidad de la universalidad, y esto es una tautologia mortal. Necesariamente esté acompanada de un programa por lo general violento de exterminio de las particularidades.en realidad particulares, a sa- ber: de las inmanentes, es decir, de aquellas cuyos conceptos estén presentes de manera inamovible en combinaciones de identidad. 33 Ata Baprou, Savoy Zréex Lo universal no representa, entonces, la regla- mentacién de lo particular 0 de las diferencias, sino la singularidad que se sustrae alos conceptos de identidad, a pesar de que acnia en esos conceptos 0 bien los rompe-En lugar de enaltecer las particula- Fidades hay que’sustraerse de ellas, Empero, cuando uuna singularidad que se sustrae de ese modo toca lo universal, el juego de los conceptos de identidad, o bien la légica del saber descriptivo de las partieula- ridades, no nos brinda la posibilidad de prever o pensar eso. De esto se sigue que una singularidad universal no pertenece al orden de lo existente sino al de lo emergente, De aguf resulta la tercera tesis, Tercera tesis: Todo lo universal surge en el aconteci- miento, y el acontecimiento ¢s tal sin relacién con las particularidades de la situacién La relacién entre lo universal y el acontecimien- to es fundamental. Dicho de manera simple: la cuestién del universalismo politico esté vineulada con la cuestion de la fidelidad o la infidelided, y por cierto no respecto de tal o cual doctrina, sino de la Revolucién Francesa o de las luchas nacionales por Ia libertad, de la Comuna de Paris, del Mayo del 68, ete. En contraposici6n a esto, la negacién del un versalismo politico, la negacién del motive de la cmancipacién misma, requiere algo més que una simple propaganda reaccionaria, Requicre algo que deberia denominarse revisionismo del aconteci- 4 Fuosoria y acrunuioap miento, Piensen, por ejemplo, en el intento de Furet de mostrar que la Reveluciéa Francesa fue inatil, infructuosa; 0 en los incontables esfuerz0s por re- ducir el Mayo del 68 a un tamulto estudiantil en el que se trat6 Gnicamente de la libertad sexual. El re- visionisme del acontecimiento apunta a la relacién entre la universalidad y Ia singularidad, Dice que en ‘lided no ha pasado nada, Los conceptos descrip- tivos hastan para comprenderlo sncedido, y aquello que en Lo sucedido tiene validez. general es estric tamente objetivo y tiene forma de objeto, en cuanto se basa, en tltima instancia, en los mecanismos y et poder del capital y de su maquinaria estatal. Conforme a esta vision, Ia humanidad se halla a merced de la combinacién de particularidades con- ceptueles y de una generalidad legislativa —un des- tino animal—. La idea de que un acontecimiento introduce el proceso singular de la universalizaciéa y, de ese mo- do, permite que surja su suieto se opone diametral- mente a esa duple positivista de la perticularidad y la generalidad. Un buen ejemplo al cespecto es la diferencia en- ate los sexos. Una sociedad puede establecer de ma- nera abstracts las particularidades concepruales de Jas posiciones hombres y «mujer», y determinar como principio fandamental que los derechos, las reglas, las caracteristieas y el estatus social de esas posiciones serdn tratados de igual manera por Ia ley. Todo esto es muy bueno, por cierto, pero no fija ningtin tipo de universalidad en esta distribuciéa 35 ALAIN Bapiou, SLavo) ZizeK conceptual de roles. Para que ello sea asi, la singula- ridad tiene que surgir de un encuentro o de una ex- plicacién a la que se vincula un sujeto cuya caracte- Hstica estriba, precisamente, en que vive la diferen- cia entre los sexos como algo que se sustrae, Un su- jeto tal surge en el encuentro amoroso a partir de la sintesis disyuntiva de las posiciones sexuales. Fl ‘inico escenario en el que se proclama la universali- dad singular de la duslidad de los sexos y, en tilima instancia, de la diferencia como tal es, por eso, la re~ lacién amorosa, Sélo en ella la diferencia absoluta puede ser experimeniada de manera subjesiva e in- tegra. Ademés, siempre y en todas partes, son tini camente las historias de amor las que insuflan vida al juego de los sexos. Y lo hacen como respuesta Jos distintos obstéculos particulares que les interpo- ne la sociedad, Ahf queda claro que la atraccién de Jo universal consiste en que se sustrae como singula- ridad asocial a los conceptos del saber, o al menos lo intenta, Lo universal acontece entonces‘como singular ‘dad, pero a nosotros nos queda en principio tan s6- Jo un sustiruto precario, cuya fuerza se muestra ini- camente en el hecho de que no puede ser integrado al poder del saber con ninguno de los conceptos dis- ponibles. De esto resulta la siguiente pregunta: (Cuil es la base material que es ellz misma un efecto de esa existencia no clasificable y posibilita en la situaci6n el proceso subjetivante, cuya caracteristica principal eslo universal? 36 Fipsorta vscruatioap Cuarta tesis: Un universal se manifiesta al principio como decision de un indeciso. Hay que aclarar enidadosamente este punto. Designemos con la palabra «enciclopedia» al sis- tema general de saber conceptual inherente a una si- tuacidn, es decir, aquello que todos sabemos sobre la politica, sobre los sexos, sobre la culeara o el arte, sobre las ciencias, etc. El valor de algunas cosas, de algunos enunciados, de algunas configuraciones, fragmentos discursivos y dems no puede decidirse con ayuda de la enciclopedia, Ese valor no es claco: flucnia y es anénimo. Aquellos estin en el margen de la enciclopedia, del cual forma parte todo lo que subyace al régimen de la ambigtiedad del «quiz4 sf» 0 «quizd nom, es decir, todo aquello sobre lo que podefan desarrollaese infinitas conversaciones de acuerdo con la regla enciclopédica de la indecicibi dad. El reglamento del saber prescribe en este punto que uno no debe decidirse, como sucede hoy, por ejemplo, respecto de Dios. Se afirma con gusto que quizds haya «algo» pero a la vez quiz4 no. Dios es, en nuestra sociedad, un valor existencial que no puede aplicarse a nada: una vaga espiritualidad, Lo mismo vale para la posible existencia de «orra po- liticas: se habla de ella aunque no se deje ver. O también para los trabajadores ilegales cn Francia. éSon parte de este pais, parte de Francia? Son de acd? «Sin duda, sf; en definitive, trabajan y viven ack». O también: «No; en definitiva, les faltan los papeles que prueben que son franceses». La palabra 37 ALamN BADioU, Stavoy Zidex clandestin® designa la falta de claridad del valor, o también el no-valor del valor. Son personas que es- tin acd pero no son realmente de acd. Y de ese mo- do pueden ser apartados, es decir, expucstos posi= blemente al no-valor del valor (del trabajo) de su estar-acd. Un acontecimiento es, en esencia, aquello que decide sobre un espacio de indecidibilidad enciclo- pédica. Mas precisamente, hay una funci6n implica- tiva del tipo Ed (e), que plantea que de toda sub- jetivacién real de un acontecimiento, que desapare- ce cuando se manifiesta, resulta que e —lo indecidi- ble de la situacidn— ha sido decidido. Un ejemplo de ello es la ocupacion de la iglesia de Saint-Bernard por trabajadores ilegales que proclaman piblica- mente la existencia y el valor del no-valor, deciden que quienes estén aca son también de acéy eliminan la palabra clandestin de nuestro vocabulario. Podemos denominar ae el enunciado del aconte- cimiento. Conforme a la regla légica del «despren- dimiento», durante la superacién del acontecimien- to, cuya esencia es desaparecer, queda atras el enun= ciado del acontecimiento ¢ derivado del aconteci- miento. Este enunciaco es algo real en la situacién en la medida en que estaba ali desde antes, pero el valor de la situacién cambia radicalmente, porque cra indecidible y ha sido decidida, También puede decirse que no tenia valor y ahora lo tiene. 2 La expresiOn feancess clandestin alude a lo oealto, lo no Permitido, lo ilegal. Tiene también una connotacién pelitica: enlaclandestinidad. 38 FILosoria yacrunuioan La materialidad ya existente de la singularidad universal es, éntonces, el enunciado del aconteci- miento, Este establece el presente del sujeto-pensa- iniento en el que se entreteje lo universal. Lo mismo sucede también en el encuentro amo- 1os0, cuyo presente subjetivo es establecido a través del enunciado «Tv amo» —o como quiera llamarse- Jo— incluso cuando el encuentro en sf mismo ya ha pasado. De ese modo se decide una sintesis disyun- tiva indecidible y su sujeto y las consecvencias del enunciado del acontecimiento. Constatamos que todo enunciado del aconteci- miento —en cualquier forma que adopte: proposi- cién, obra, configuracién o axioma— tiene carécter explicativo. Resulta de la manifestacién y desapa cién del acontecimiento y plantca que lo indecidible ha sido decidido y aquello sin valor ha recibido un valor. A esta explicacin se apega el sujcto surgido, y es también la que crea espacio para lo universal Para que se despliegue lo universal, entonces, s6= lo se debe manejar de manera consecuente el eniin- ciaco del acontecimiento; es decir, sacar las conse- cuencias de él Ja situacién. S Quinta tesis: Lo universal tiene forma de implica- cién. Una objecién que se formula frecuentemente contra la idea de la universalidad sostiene que todo lo que existe, o todo lo que es representado, esté en relacién con condiciones ¢ interpretaciones pacticu- 39 Atary Baprou, Savoy Zzzex lares que son determinadas por distintos intereses y fuerzas. Se postula que de ese modo no puede haber una comprensin universal de la diferencia porque, por ejemplo, al comprender la sexualidad, uao se encuentra itremediablemente o bien en la posicién shombre» o bien en la posicién «mujer. Lo mismo sucede cuando diferentes culturas aplican el con- cepro de «actividad artistica» a acciones toralmente distintas. Incluso un teorema matemético no serfa en sf universal, dado que su validez depende de los axiomas en que se basa, Ese perspectivismo hermenéutico no tiene en cuenta que toda singularidad universal se representa como entramado de consecuencias de una decision del acontecimiento. Lo universal tiene siempre la forma e+ x, en la que ¢ es el enunciado del aconte- cimiento, y a, la consecuencia o la fidelidad. Por cierto, para quien rechaza la decisién que se extien- de ar, que insiste en la indecidibilidad dee y para cl cual aquello que ha adoptado un valor debe perma- necer sin valor, la forma implicativa no significa de ningtin modo, desde luego, que la consecuencia x sca buena, Sin embargo, tendré que admitir que hay una universalidad de la implicacién misma. Dicho de otro modo: cuando se subjetiviza el aconte miento a partir del enunciado del acontecimiento son necesarias las consecuencias que se inventan al hacerlo, Esto se ve claramence en la parabola del Mend de Platdn. Si un esclavo no sabe nada del fundamen- to de acontecimiento de la geometria, entonces no 40 Fitosorta yacruaupap puede explicar la validez de la construccién de un cuadrado con superficie doble a partir de un cua- drado, Empero, si se ponen a su disposicisn algunos conocimientos fundamentales y él esté dispuesto a subjetivarlos, entonces subjetiviza a partir de ellos toda la construccién. La implicacién que inscribe esa construcci6n en el presente en que surge asila geometria griega es, pues, universelmente vélida, Se podra pensar que estoy obrando a la ligera con la deduceién matemitica. De ninguna manera: todo proceso universalizador es implicativo, produ- ce sus consecuencias a través del enunciado del acontecimiento en el que se retiene el acontecimien= to desaparecido. El protocolo de la subjetivacion puede, si toma ese enunciado como punto de parti- da, inventar sus propias consecuencias y luego dis- tanciarse de ellas, en cuanto pueden ser reconocidas universalmente, La negacién reactiva del acontecimiento mismo, el lema: «En realidad no ha pasado nada», es el tini- co medio para contrarrestar la singularidad univer- sal. Esa negaci6n desautoriza las consecuencias y anula el presente del proceso. Sin embargo, es incapaz de anular la universali- dad de la implicacién misma. Si, por ejemplo, la Re~ volucién Francesa es desde 1792 un acontecimiento radical, fijado porla explicacién inmanentea ella de que la revolucién es como tal una categoria politica, entonees, es correcto decir que la figura del ciuda- dano se basa en la dialéctica de la virtad y el terror, Esa implicaciGn esindudable frente a la negaciGn yes 41 Atawn Baotou, Savoy ZiZex transferible universalmente como lo muestran, por ejemplo, los escritos de Saint-Just. Empero, si no existe la revolucién, entonces tampoco existe la vir- tud comodisposicidir subjetiva y slo queda el te rror como hecho sin sentido sobre el que hay que emitir un juicio moral. La polftica ha desaparecido, pero no la universalidad de la implicacién que la fundamenta. Aqui no hay posibilidad de remiirse 2 un con- flicto de interpretaciones, Esa es nuestra sexta cesis, Sexca tesis: Lo universal es unfvoco. En cuanto la subjetivacin se refiere a las conse- cuencias, hay una légica univoca de la fidelidad que fundamenta una singularidad universal, Debemos volver aquial enunciado del aconteci- miento, Este se mueve en la situacién bajo el titulo de la indecidibilidad. No hay diseusién en cuanto a esa indecidibilidad y a su ser-ahi. Visto de manera ‘ontolégica, el enunciado del acontecimiento ¢s una de las pluralidades de las que se compone la situa- cidn. Visto de manera ldgica, le corresponde un valor intermedio: «no decidido». Lo que sucede en el acontecimiento no atafic ni al ser de lo afectado por él ni al sentido del enunciado, sino tinicamente al hecho de que era indecidible y ha sido decidido, de manera correcta. Lo mismo sucede con los ilega- Jes que muestran en Saint-Bernard su existencia. Dicho de otro modo: aquello a través de lo cual se produce el enunciado que, al desaparecer el acon- an Fiuosoria YACTUALIDAD tecimiento, es afectado por la implicacién pertenece al orden delacto, y noal orden del sero del sentido. Y ese registro del acto es univoco. El enunciado fue decidido, peso Be sustrad toda interpretacién. Beta sujeto al si al no, pero no a la equivoca multiplici dad de las posibilidades de sentido. Se trata en realidad de un acto légico, de una re- vuelta légica, como dirfa Rimbaud. Aquello que la Isgica anterior mantenfa dentro de lo indecidible 0 del no-valor ha decidido el acontecimiento en favor de su verdad o de su valor eminente. Resalta evi- dente que ello sélo es posible cuando se modifica poco a poco la légica integea de la situacién partien- do del acto unfvoco que modifica el valor de una de las partes de esta iltima. Fl ser-miiltiple de la situa. cin misma no esté transformado, pero su forma de manifestacién, el sistema de valoraci6n y de relacio. nes de las pluralidades, ha suftido una transforma- cién violenta. La via de esa modificacién es la dia- gonal universalizante de la enciclopedia. Pensar que lo universal es equivoco coloca la sin- gularidad universal bajo el orden de las generalida- des que imperan sobre las particularidades. La sin- gularidad contiene solamente el acto logico que modifica de manera universal y univoca todo lo que se manifiesta. Toda singularidad puede entonces ser definida como el acto que, en cuanto enlaza al sujeto-pensa- micnto, suscita un procedimiento de modificaci6n radical de la légica y, de ese modo, rambién de todo lo que se manifiesca. 43 AlaN Baotou, Stavoy Zitex Esa modificacién, por supuesto, nunca esté aca- bada, porque el acto univoco inicial, que se halla lie gado siempre a un lugar concreto, motiva una fide- lidad “la invencidn de consecuencias— gue es tan infinita como la situacién misma, De esto se des- prende la séprima tesis. Séptima tesis: Toda singularidad universal es inaca~ bable, abierta. Eltinico comentario que requiere esta tesisataie al encadenamiento del sujeto, en cuanto asiento de la singularidad universal, con lo infinito, en cuanto ley ontolégica de la pluralidad del ser. Podria mos- trarse al respecto que entre las filosoffas de la fini- tud, por un lado, y de la negacién de lo universal, el relativismo y la desacreditacién del concepto de verdad, por el otro, media un acuerdo peculiar. Po- demos resumitlo en una sola frase: de la violencia sorda, del altanero deseo de inmiscuirse en el con- cepto imperante de derechos humanos surge que es- tos derechos son, en realidad, derechos de la fini- tud, y en definitiva, como lo muestra el tema recu- rrente de la eutanasia, derechos de la muerte. Con= forme a la idea de las singularidades universales concebida a partir del acontecimiento, los derechos del hombre son los derechos de lo infinizo, segtin lo ha observado Jean-Frangois Lyotard en El desacuer- do. Se puede decir también que son los derechos de la afirmacién infinita. Yo dirfa, con més precisién, que se trata de los derechos de lo genético. 44 Funsorta vacruausoan ‘Octava tesis: La universalidad es la construccisn fiel de una pluralidad genérica infinite. 2Qué es lo que se entiende por «una pluralidad genérica»? Simplemente, un subconjunto de la si- tuacién que no es abarcada por ningwin concepto del saber enciclopédico, es decir, una pluralidad para la cual persenecer no es la consecuencia de una identi- dad, de una cualidad particular. La inseripciéa en lo universal es independiente de toda dererminacién particular; precisamente en ese sentido es para 10- dos: una reuniéa politica es universal en razén desu indiferencia en lo que atafe a la pertenencia social, nacional o sexual o a diferencias etarias; la pareja amorosa ¢s universal en virtud de que en ella surge una verdad indivisible sobre la diferencia entre las posiciones sexuales; la teorfa cientifica es universal cuando en el despliegue de todas sus caracteristicas se libera de su origen. Y asf, las obras de arte son universales cuando se sostienen a sf mismas como objeto y el autor —siguiendo a Mallarmé—es una particularidad suprimida, Esto tienc tal alcance que en los modelos de configuraciones originarias, co- mo la Iliada y la Odisea, el nombre propio al que es- rn enlazadas, Homero, remite en tiltima instancia, s6lo ala ausencia del sujeto. Z : De este modo, lo-uiniversal surge de un reempla- 20 azarosory deja “como huella-del acontecimiento ‘que desaparece, a través dal cuales fundamentado, un enunciado simple desprendido; comienza enun acto univoco por medio del cual se decide el valor 45 ALAN Babio4, Stavoy Zidex deTo que a tiene valor; une a ese acto-un sujeto> pensamiento que inventa las eonseciencias de eto, y crea de maners fiel una pluralidad genérica infini- ta. Esa pluralidad, sin cierre ni final, es, segin Tuci- dies, la ventaja que tiene su historia de la Guerra del Peloponeso respecto de la guerra misma como patticularidad histérica: xsiiue éc aici, es una epose- sin para siempre». Esto es todo. Si toman en su conjante las ocho tesis sobre lo universal y la definici6n de la situacion paradéjica, podran responder cabalmente a la pre~ gunta respecto del compromiso del fil6sofo en la actuslidad. 46 «La filosofia no es un didlogo» Slavoj Zitek Diffcilmente se produciré un dilogo entre no- sottos, puesto que en lineas generales opinamos lo mismo, Pero, épodris ser esto —para empezar con una provocacién— un signo de verdadera filosofia? Opino lo mismo que Badiou cuando subraya, si- guiendo 2 Platén, que la filosofia es axiomatica y cuando plantea la pregunta sobre cémo se puede re~ conocer al verdadero filésofo. Si hay dos individuos sentados frente a frente en un café y uno le propone al otro: «iVamos, discutamos esto 2 fondol», el filé- sofo diré enseguida que lo lamenta pero tiene que itse, e intentard desaparecer lo mis r4pido posible. Siempre consideré los didlogos tardfos de Plata como sus didlogos propiamente filosdficos. En ellos, una persona habla casi inincerrumpidamentes las intervenciones de los otros, por ejemplo en So- {istas, apenas podrian llenar media pagina, y son del estilo de ‘Tienes toda la razdn», «Absolutamentes, vAsi es, tAceso deberia ser de oir0 modo La filo sofia no Wun diglogs) Denme un solo ejemplo de un didlogo filos6fico exitoso que no haya sido un terrible malentendido. Esto es vilido incluso para los casos més sobresalientes: Arist6teles no ha en- tendido bien a Platén; Hegel, obviamente, no ha a7 Auamn Bapiou, Stavoy Ziéex entendido bien a Kant, aunque tal vez le hubiera sustados y; peor atin, Marx ha malentendido s He- gel, aunque quiz no le importara. Y Heidegger, en el fondo, ha malentendido a todes en todo. No hay didlogo entonces, . . pero continuemos. Permitanme abordar el problema de una manera habitual. Es cierto: nosotros, los fil6sofos, somos hoy interpelades; se nos pregunta y se nos exiges se espera que intervengamos, que nos metamos en la opinién piblica europea, etc. (Como deberfamos reaccionar ante estas exigencias? Pienso que de una manera no muy distinta, aunque no exactamente ignal, ala de un psicoanalista frente aun pacient porque este también exige algo. Sélo que, con esas exigencias, pocas veces se resuelve Is cuestién. Son falses exigencias, aunque denotan un problema real que al mismo tiempo ocultan. Retomemos aqui el tema de la inconmensurabilidad mencionado por Alain Badiou. En su magnifico ensayo sobre el 11 de septiembre se vale del concepto deleuziano de «sin- sexis disyuntiva-. Cuando se nos pregunti algo alos fil6sofos,por lo general, se trata de mucho mas que una pregunta: la opinién pablica busca orientacién en una situaci6a problemstica. Por dar un ejempl Hoy nos encontramos en guerra contrael terror y esto nos enfrenta a graves problemas. ‘Deberfamos cambiar nuestra libertad por la seguridad frente al terror? éDeberiamos llevar al extremo la apertara liberal —incluso si al hacerlo corramos nuestras rai- ces y perdemos nuestra identidad—, o subrayar mas nuestra identidad? Sefialar que estas posibilidades 48 Finosors yacrunuipap de eleccién, frente a las ¢ hallamos juntos, constituyen una sintesis tiva, €s decir, son falsas alternativas, debe ser el primer gesto de un filésofo: tiene que modificar los conceptos mismos del debate, y esto, de acuerdo con mi criterio, repre~ senta exactamente el negative forogrifico de aque- Ilo que Badiou define como celeccién radical». En nuestro caso se trata, en conereto, de que «liberalis- mo», «guerra contra el terror» y lo que se denomina «terrorismo fundamentalista» constituycn, todos ellos, sintesis disyuntivas, y no la eleccidn radical. Debemos modificar los conceptos del debate. Para dat otro ejemplo: En el verano del 2003, los gran des fildsofos europeos, Derrida, Habermas y otros, incluso algunos norteamericanos, se inmiscuyeron respetablemente en la opinién pablica y abogaron por una nueva Europa, éNo dice esto muchisimo sobre sus posiciones filosdficas? Siempre es ast: las coincidencias politicassde los fildsofos revelan algo sobre 3u filosofiay lomemos a Richard Rorty, con el ‘cual no estoy de acuerdo filoséficamente en ningin aspecto pero al que considero un liberal inteligente, que no tiene reparos en subrayar lo evidente. Los li- berales son demasiado finos como para hacer es0, y con esto me refiero a los liberales que se diferencian més pero tienen menos fuerza. Rorty nos explica de que se trata cuando personas como él, Derrida, Ha~ bermas y —desde el rincén cognitivista— Daniel Dennett debaten filosdficamente, Una mirada sobre sus posiciones politicas nos muestra otra imagen: todos, sin distinciGn, estén apenas un poco a la iz~ 49 ALAIN Baniou, Stavoy Ztésx guierda del centro democritico. La tipica concl= sign pragmética de Rorty es que seguird habiendo democracia, incluso un poco més que ahora, Eso muestra que la filosofia es insignificante, éLo es realmente? Consideremos como caso paradigmati- co las coincidencias politicas entre Habermas y De- rida: éno serian una sefial de que sus posiciones fi losdficas tampoco son realmente inconmensurables, de que los puntos en que se oponen constituyen tan s6lo una sintesis disyuntiva? Siuno observa cuidadosamente sus estructuras de pensamiento, esta suposicién queda confirmada. En ambas subyace de igual maneta el problema dela comunicaciéns més exactamente, el de una comuni cacién que se abre al otro, lo reconoce y le permite su otredad, en lugar de violarla, Nos enfrentamos aqui, creo yo, con dos versiones complementarias, incluso cuando Habermas sostiene con el otro una comunicacién no deformada y en el orden particu lar que este tiene, mientras que Derrida destaca jus- tamente lo contrario: que uno deberfa abrirse a la contingencia radical del otro. Segdn mi entender, el gran mérito de Badiou frente a estas dos posiciones complementarias reside en haber modificado todo el campo con su Etica, El problema no es a otredad, sino lo Mismo.} Tal es, para mi, el primer gesto del filésofo cuando se lo importuna con exigencias: _modificar los Conceptos mismos del debate»Ahora, " Alain Badiou, Eehik, Viena, 2003, pigs. 40 sigs. [La etica, traduccién de Rati J. Cerdeitas, México: Herder, 2004, pigs, 43-55), 50 Frosorta vacruatsoan por ejemplo, es un tema de moda la realidad virtual; vivimos en un universo virtual. Ante esto, surgen las siguientes preguntas: {Perdemos contacto con la realidad auténtica? éNos hemos alienado por com- pleto? Aqui chocamos de nuevo con Ia sintesis dis- yuntiva: podemos imaginarnos a posmodernistas ‘cuya marevillosa subjetividad némada podria pasar de una realidad artificial a otra; o a conservadores nestilgicos y conservadores de izquierda para quie- nes eso seria un horror y que opinan que en lugar de ello deberiamos —no importa de qué manera— ri gresar a la experiencia auténtica. Tendriamos que hacer algo distinto: gesechte los conceptosdel de- bate afirmar que el problema no es la realidad vite “ual, sino la realidad dello virtual, ¢Cémo es esto Quiero decir que la realidad virtual —Badiow ha escrito esto en algdn lugar— es una idea bastante banal. No nos da nada para pensar. La realidad vite tual significa lo siguiente: «Mira como podemos producir con nuestros jueguitos técnicos una apa- riencia que al final consideramos realidad». Creo que la realidad de lo virtual es, en cambio, mis du- dosa. Lo virtual es algo, pero algo que no es en sa totalidad; es, si asi se quiere, el efecto que produce de hecho lo real. Ahi reside el verdadero problema. Pasemos al siguiente tema que conmueve al pe- riodismo: el hedonismo. También tenemos que adoptar una posicidn a su respecto. ¢Qué hacer cuando los antiguos valores se desmoronan y los hombres pierden la fe, se entregan al egoismo y de- dican su vida tan s6lo a la bisqueda de placeres? 1 ALA Bapiou, Stav0y iden ‘Nuevamente el campo se divide en dos frentes: ‘postu moral rigida encierra‘un acto de viole’ —Judith Butler representa esa postura tipicamente posmoderna en su altimo libro, disponible hasta ahora s6lo en su edicién en alemsns Kritik der ethis- chen Gewalt (Critica de la violencia ética]—;? debe- mos ser flexibles y otras coses mas, lo cual desembo- cade nuevo en el tema de la subjetivicad némada; el pafs necesita valores y obligaciones firmes, cs la res puesta que llega descle el otro frente. Obviamente, deberfamos abordar el problema una vez mas de manera directa, cuestionar primero los conceptos del debate, aplicando una suerte de Verfremdung [extraitamiento] hrechtiano; Ia cosa misma se nos _ volveria entonces extrafia: «iAlto! éDe qué estamos hablando realmente?». De hedonismo, en una so- ciedad de consumo cuya caracteristica principal es la prohibicién radical de disfratar de manera di- recta, Se nos dice todo el tiempo: «Tienes que disfru- tar, pero para poder en verdad disfrutar debes pri- meto salir a correr, hacer dieta, y tienes prohibido acosar sexualmentes. Detris de esto se halla la abso- uta disciplina corporal. No obstante, volvamos a la fe, al cliché de que hoy en dfa hemos perdido la fe. Noes nada mas que un pseudodebate: hoy creemos més que nunca —y en esto radica el problema, tal como lo ha mostrado Robert Pfaller—. Los concep- t05 del debate ya no son, pues, los mismos, pero, 2 Judith Butler, Kritie der ethischen Gewalt, Frincfort del ‘Meno: Subrlarnp Verlag, 2003. 52 Faiosoria v cru 1040 lamentablemente, la gran mayoria de los fildsofos no estén a la altura del desafio a ese nivel y nos abruman con respuestas falsas. Las mas graves son, sin duda, las respuestas al es- tilo de las monstruosidades net age, que ya no me- recen el honor de ser denominadas «filosofia. A to- dos nosotros se nos ocurren algunos ejemplos inte- resantes al respecto. Comparese, por caso —si uno es lo bastante viejo, lamentablemente como yo y al- gunos de ustedes—, una libreria tipica dedicada a las ciencias sociales y humanfsticas de hoy con una de hace veinticinco aitos. Hoy se habla tres veces mds de sabidusfa, iluminacién y new age que de filosoffa. Lo expuesto hasta aqui concernfa a la pri- mera falsa respuesta, lo cual ya era casi demasiado. Otras dos respuestas falsas me parecen mucho ms problematicas, éCudles? Volver¢ a remitirme a Ba- diow, quien destsca que la filosofia y la politica no deberian entremezclarse. Segiin mi modo de ver, en su texto sobre el final del comunismo afirma que, en lo que respecta al totalitarismo, el problema ra- dica en que no disponemos todavia de una teoria sociopolitica apropiada con la que se pueda enalizar la base conceptual de esos fendmenos a todas Iuces detestables, como el nazismo y el estalinismo, en su caracter de proyectos politicos. Dar unarespuesta filoséfica fast-food que se vends como explicactén profunda, cuando en realidad es slo un Ersatz [reemplazo] que nos exime de pensar, setia-lo peor qe podria hiacer un fildsofo —y que lamentable- mente suele hacer—. Quiz los decepcione con es- 83 Ata Bapiow, Suavoy Zrdex to, pero mi respeto por Adorno no me impide decir que en esto reside el problema de Ia Dialéctica del Ilwninismo. En lugar de un anilisis concreto se nos ofrece un ejemplo paradigmético de desconcierto (en el sentido negativo de la palabra) filos6fico, una suerte de cortocircuito politico-ontoldgico: Ia cate- goria pseudotrascendental del «proyecto del Ilumi nismo» deberia explicar los fendmenos totalitarios de manera inmediata. Una versidn recieate de ese gesto filoséfico simulado y falso, cuya filosoffa nos libra de pensar, es el cortocircuito posmoderno del totalitarismo politico con el concepto filoséfico de la totalidad. Allf se conjura la revelacién ontolégica como una explicacién inmediata casi trascendental + de fendmenos politicos concretos. La filosofia pos- moderna ofrece la apariencia de pensamiento para desacreditar de antemano todo acontecimiento —en el sentido badiousiano de lo nuevo que perfo- ra—, Esto es también Jo que desde los tkimos diez © quince afios est4 de moda respecto del Holocaus- to y otras formas del mal radical irrepresentable: la prohibici6n de anolizar esos fendmenos —sdlo po- driamos set testigos de ellos, toda explicacién im- plicaria engafiar a las victimas. . En esto subyace, cteo yo, la representacién de que debemos vivir con nuestro mundo imperfecto, ya que toda alternativa radical conduce tarde o tem: prano al Gulag, Se nos advierte sobre el peligro de todo cambio radical. iTodo el discurso de abrirse a Ja otredad radical no es sino esa advertencia ante el peligro del cambio radical! Esa es, pues, la ideologia 54 Fuosoriay acrunuioa> filoséfica posmoderna. Junto a ella encontramos otra cuestién, no menos interesante: una especie de neokantismo. En Francia esti representade por Alain Renault y por Luc Ferry, que incluso es actual- mente ministco de Educaciéa; en Alemania lo esti por Habermas, quien, lo quiera 0 no, actia hoy, s giinse sabe, como fildsofo del Estados Aznar confir- mé expresamente lo que a menuco es solo insinua~ do, cuando hace dos aos propuso nombrar oficial~ mente a Habermas fildsofo del Estado de Espa. {Como es posible esto? Creo que he podido resolver con éxito este dile- ma. Cierto neokantismo encaja perfectamente con la definicién de la filosoffa del Estado (digo esto a pesar de mi afecto por Kant). ¢Cudl es la fancién principal de la filosofia del Estado en la actual so- ciedad dingmica-capitalista? Debe aprobar el desa- rrollo, irrenunciable para el capitalismo, de nuevas ciencias, de la técnica y de la economia, pero a la vez bloquear sus radicales consecuencias éticas y s0- ciales. Exactamente eso ha hecho Habermas, al me- nos con su intromisiGn en el debate biogenético. Nos presenta una soluci6n tipicamente neokantia- na: en las ciencias se puede hacer lo gue se quicra, siempre que se tenga en cuenta que uno se mueve solo en el estrecho ambito de los fenémenos cogni- tivos. Empero, otra cosa es el hombre como sujeto moral que actiia de manera auténoma, y ese dmbito debe ser protegide frente a cualquier amenaza. Es de este modo como surgen todos esos pseudopro- blemas: {Cudn lejos podemos llegar en la biogenct- 55 Atain Baniouy Stavey 22s a?

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