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historia enera moderna Del Renacimiento a la} . crisis del siglo XX ® J. Vicens Vives Direccién de edicién: Albert Vicens amera edicién de bolsillo, 1981 imera reimpresién, 1982 sgunda reimpresién, 1984 arcera reimpresién, 1988 uarta reimpresi6n, 1997 uinta reimpresién, 1998 2xta reimpresién, 1999 epésito Legal: B. 687-1999 SBN: 84-316-1984.8 ° de Orden V.V: K-533 J VICENS VIVES Sobre la parte teraria + EDICIONES VICENS VIVES, S.A. Sobre la presente edicién segun el art. 8 de la Ley 22/1987. ’bra protegida por la LEY 22/1987 de 11 de noviembre de Propiedad Intelectual. Los infractores e los derechos reconocidos a favor del titular o beneficiarios del © podran ser demandados de cuerdo con los articulos 123 2 126 de dicha Ley y podrén ser sancionados con las penas sefisladas nla Ley Orgénica 6/1987 por la que se modifiea el arriculo 534 del Cédigo Penal Prohibida la re- roduccién total o parcial por cualquier medio, incluidos los sistemas electrémeos de almacenaje, e reproduccién, asf como el tratamiento informatico. Reservado a favor del Editor el derecho de réstame pibheo, alquiler o cualquier otra forma de cesién de uso de este ejemplar MPRESO EN ESPANA ‘RINTED IN SPAIN iditado por Ediciones VICENS VIVES, S.A, Avda. de Sarmé, 130. E-08017 Barcelona. mpreso por LITOGRAFIA 2003, 5 L. Constitucién, 19, blogue 8, n° 6. E-08014 Barcelona. Presentacion La Historia general moderna: del Renacimiento a la crisis del siglo XX aparecié el afio 1942 en Barcelona por Montaner y Simén. No es estrictamente una historia universal, pues los continentes extraeuropeos casi se estu- dian sélo en relacién con la poittica colonial e imperialista de los pueblos europeos, Pero es una historia general en cuanto, aun centrada en Ja historia politica, se extiende a la historia socioeconémica, cultural y religiosa. En la bibliografia general que Vicens Vives antepuso a la segunda edicién y en ia bibliografia que ya en la primera seguia a cada una de sus partes, o secciones, sé verdn las obras principales, de diversas naciones y escuelas, que le sirvieron de guia para este manual universitario. Un pdrrafo de la introduccién a la primera edicién, omitide adrede en Ia segunda, reflejaba su actitud polémica de 1942 fidéntica a la ya manifestade en 1934, con ocasién de sus primeros estudios sobre Fernando II y la ciudad de Barcelona): Para que nadie se lame a engafio, digamos en seguida que no somos devotos de la Filosofia de la Historia ni de la subordinacién de las aclaraciones histéricas a idealogias . preconcebidas. No interpretamos ia Historia: la narramos de acuerdo con las mds recientes investigaciones y los métodos expositivos de la sintesis histérica, La “historia apasionada” puede y debe tener sus defensores; pero, desde luego, sus resultados son deficitarios, Aunque la imparcialidad sea dificil de alcanzar, hemos procurado aproximarnos a ella cuanto hemos podido, No obstante, hemos rehuido caer en un racionalismo frio, matemdtico y estéril. En la Historia, lo irracional tiene plena categoria; y este ambiente ni se explica ni se formula, Simplemente, se siente, Iv J. VICENS VIVES Esta iltirna frase no podia reproducirla, en 1951, quien pronto se enfrentd, decididamente, con lo que él Hamaba “historia romdntica”. Pero hubo de eliminar todo el pédrrafo transcrito, no porque se hubiera sometido a alguna “ideologia preconcebida”, sino porque se habia abierto mds. a dos nuevas metodologias: la que “vadica en el papel otorgado @ las coherencias sociales”, en la linea de Toynbee —con quien traté personalmente en Parts, en agosto de 1950, durante el IX Congreso Internacional de Ciencias Histéricas—, y el “desarrollo de la temética de las generaciones **, La segunda edicion, base de la presente, aparecié en dos tomos, 1951-52, en la misma editorial “ampliada y corre- gida”’. Las correcciones eran las corrientes en toda nueva edi- cién revisada: unas de estilo y otras de mayor precision y exactitud en datos y apreciaciones. En cuanto a las numerosas ampliaciones, algunas se in- eluyeron en los mismos parrafos o apartados de la primera edicién; otras —las mas extensas y de mayor importancia— son pdginas enteramente nuevas, principalmente en lo refe- vente a historia socioeconémica, cultural y religiosa, En muchas se percibe una clara influencia de Les grands cou- tants de Vhistoire universelle, de J. Pirenne, entonces en curso de impresion. Esta segunda edicién fue la ultima publicada en vida de Vicens Vives. Salida a la luz cuando habia ya iniciado su definitiva orientacién hacia Ia historia social y econdmica —su prélogo va fechado, significativamente, en “diciembre- marzo 1950-1951”— sigue reflejando su concepto constante de la historia como vida total del hombre. Agotada, no la reedité antes de su muerte, Sila hubiera tenido que reimprimir, no dudo que la hubiera refundido profundamente, y no ala manera de Hassinger, por sectores paralelos y equilibrados de historia politica, socioecond- mica, cultural y religiosa, sino con una més interna unidad, en la que lo social predominaria sobre lo puramente eco- némico, y lo socioecondmico sobre lo politico y cultural, de acuerdo con sus predilecciones de los iiltimos afios. Pero no creo que su idea del hombre y de ia historia le hubiera permitido relegar lo polittico-cultura! al nivel precientifico de historia anecdética de los “acontecimientos”. Nos in- PRESENTACION v duce a creerlo el método por él mismo seguido en su poste- rior vision de L’Espagne en la historia de Europa en los siglos XIX y XX publicada en Milén por su amigo Carlo Marzorati. Aqut se reproduce la segunda edicién, ya descrita, ultima aparecida en vida de su autor. Le siguieron otras cuatro, postumas, siempre por la misma editorial Montaner y Si- mon, de Barcelona, y en dos vohimenes ilustrados: tercera ed,, 1963; cuarta ed., 1966: quinta ed., 1967; sexta ed., 1969. M, BATLLORI Indice general F. ew {stORIA ine 619299 Prélogo . . XVI HISTORIA GENERAL MODERNA Del Renacimiento a ta crisis del siglo XX Primera parte: Siglos XV-XVHI I. FORMACION DE LOS VALORES HISTORICOS DE LA EDAD MODERNA La coyuntura renacentista Medicevo y Renacimiento, 1; acicate renacen- tista, 3. La economia del capitatismo inicial El comercio: jas rutas y los centros mercantiles, 5; aparicion del capitalismo, 7; las formas capitalistas, 11; modificaciones en el régimen industrial, 13; capitalismo inicial y economia nacional, 15. La inestabilidad social a fines del siglo XV... . - La sociedad rural, 17; las clases sociales ur- banas, 21. 16 c JVICENS VIVES OE Difusion de ka revolucion religiosa en el Norte de Europa «6 7 ee ee ee sees Caracteres generales, 147; 1a Reforma en el mundo baltico: disolucion de la Union de Kalmar, 148; 1a sealeza inglesa bajo Enrique VIII y el Cisma inglés, 151; el espiritu protestante en Inglaterra bajo Eduardo VI, 155. Ei calvinismo y Is segunda oleada reformista en Europa. . sae . El reformismo en los paises mediterraneos, 155; la Reforma en Francia: el calvinismo, 158; lutera- nismo y calvinismo en Bohemia, Hungria y Po- lonia, 161. BIBLIOGRAFIA, 147. Ill. REFORMA CATOLICA, CONTRARREFOR- MA E IMPERIO HISPANICO Lareforma catélica ......- ee ‘ Reformismo y contrarreformismo catdlico, 168, los origenes de la reforma catolica en Espafia, 169; el Reformismo catélico en Italia, 171; la Compa- fifa de Jesas devuelve la universalidad a la Igiesia, 174; el Concilio de Trento afirma 1a unidad dog- mAtica del Catolicismo, 176; el Papado, clave de la Reforma catdlica, 179; expansion de la Reforma catélica, 181. El imperio filipino y las guerras de religibn en Occi- dente Felipe 11 y sy época, 183; la unidad hispanica y el problema mediterraneo, 184; la sublevacién de los Paises Bajos, 187; origenes de las guerras de reli- gién en Francia, 193; la guerra civil francesa, 197; progresos de la insurreccién en los Paises Bajos; nacimiento de Holanda, 199; continda la crisis reli- giosa en Francia bajo Enrique ISI, 203. 155 183 “ gusANn | HERAERA, INDICE GENERAL EN 1s TORIA Pres. 61022 La crisis politica y bélica en Occidente a fines del siglo XVI Veinte afios decisivos, 205; restauracion catdlica y reaccién protestante en Inglaterra, 206; e) caso de Maria Estuardo y la ruptura angloespafiola, 209, formacién de los bloques rivales hispanoportugués y angloholandés, 212; el choque oceénico entre Inglaterra y Espafia, 214; la sucesion francesa, 216; el supremo esfuerzo de Felipe IJ: guerra con Fran- cia, Inglaterra y Holanda, 219. La lucha por la hegemonia politica y religiosa en el Baltico senna La hegemonia de Polonia en Oriente, 221; el pro- blema baltico: el arrinconamiento de Rusia, 224; fracaso de la tentativa hegemdnica de Segismun- do HI, 226; constitucion del moderno Estado ru- so: Ivan III, 227; Ivan IV estabiliza la obra de Ivan Ill, 232; la “época de las perturbaciones” en Rusia, 235. Los imperios coloniales en América y el impacto europeo en Asia en el siglo XVI La conquista espafiola de América, 237; los espa- Goles en el Pacifico, 239; estructura y significado del Imperio colonial hispano, 239; franceses, ingle- ses y hotandeses en América del Norte: el paso del Noroeste, 247; la conquista de Siberia, 248; reper- cusiones de la politica imperial portuguesa en Asia, 250; la resurreccion nacional persa bajo los Sefé- vidas, 250; la India de los Grandes Mogoles, 253; 1a decadencia de los Ming, 255; del Japon feudal a la monarquia de los Tokugawa, 257; el aislamiento japonés, 260. BIBLIOGRAFIA, 262. XI 205 220 236 vin J. VICENS VIVES Formacion de La monarquia autoritaria Aparicion y estilo del nuevo régimen, 23; el Estado nacional, 25; monarquia, ejército permanente y diplomacia, 26; el hombre politico del Renaci- miento: Maquiavelo y Moro, 27. Los nuevos tipos culturales: Renacentismo y Huma- mismo. ee ee es eee eee Caracteres del Renacentismo, 30; la Antigitedad en el Renacimiento, 34; el Humanismo y las letras clésicas, 36; divulgacién del Humanismo: la im- prenta y las Universidades, 37; el desarrollo del Humanismo en Italia: el humanismo petrarqui- zante y el humanismo critico, 41; ei humanismo conciliador romano, 44; el humanismo neoplat6- nico en Florencia, 46; el triunfo de la lengua y la historia verndculas, 48; el saber técnico de Da Vinci y el materialismo paduano, 50. El humanismo nortealpino .......--- La primera oleada humanista en Alemania, 52; Erasmo y 1a difusion del humanismo erasmista, 54; el Humanismo en Francia, 57; el Humanismo en Inglaterra y Espafia, 60; el progreso cientifico al norte de los Alpes: Copérnico y Vesalio, 63. La transformaci6n del sentimiento religioso La religiosidad cuatrocentista, 65; Jos movimientos religiosos disgregados, 66, el apocalipticismo italia- no: Sayonarola, 68; debilitacién de ta Iglesia me- dieval, 69; los humanistas y la Iglesia, 71. BIBLIOGRAFIA i. LA EXPANSION DE OCCIDENTE Y LA ESCI- SION PROTESTANTE Los grandes descubrimientos geograficos Causa de los descubrimientos, 77; los descubri- mientos portugueses, 79; la conquista de la hege- 30 52 65 68 7 SANA NTT orth INDICE GENERAL PROF pi8299 monia indica por Portugal, 82; los descubrimien- tos hispanicos, 83; actividad descubridora de por- tugueses, franceses e ingleses en ios primeros tiempos americanos, 87. Los Estados autoritarios del Occidente de Europa . . La evolucion politica en la peninsula Hispanica, 89; el autoritarismo en Francia e Inglaterra, 91; los Estados italianos en la segunda mitad del Cuatro- cientos, 94. Los conflictos internacionales: la expansién turca y las guerras de Italia 6 2. 2. we eee ee La expansion turca en el Mediterraneo Oriental, 103; las guerras de Italia: Napoles y Milan, 105; 1a politica pontificia: la liga de Cambrai y la Santa Liga, 108. La Reforma en Alemania y Suiza... . 22... El momento revolucionario protestante, 110; la coyuntura politica alemana: el] gobierno de Maxi- miliano I, 111; Lutero y su ideclogia, 115; la crisis religiosa, 117; propagacién de la Reforma: la revo- lucién social, 120; la Reforma en Suiza: Zuinglio y los anabaptistas, 124; 1a Reforma y los principes: los protestantes, 126; significado de la revolucién luterana, 129. Elimperio de CarlosVo 2 2. 2 1. seen ae Caracteristica general, 130; los origenes de la pre- ponderancia espafiola en Europa, 131; la Liga de Cognac y sus consecuencias, 133; e} 4pice del po- der imperial: la Dieta de Augsburgo, 134; la resis- tencia protestante: la Esmaicalda, 136; el imperio de Solimaén el Magnifico y la alianza francoturca, 137; la guerra general contra Carlos V, 139; Car- los ¥, la Esmalcaida y la cuestion religiosa en Ale- mania, 141; declive de ja politica imperial: la guerra contra Enrique II y la Dieta de Augsburgo de 1555, 143; resultados de la politica de Car- los V: Cateau Cambresis, 146. (x 89 102 xn J. VICENS VIVES 1V. DEL LIBERALISMO RENACENTISTA AL ESTATISMO BARROCO Del Renacimiento al Barroco, 265. La Economia de aprovechamiento colonial... . Et comercio colonial y sus repercusiones finan- cieras, 268 ; cambios en las comunicaciones, las ru- tas y los centros econémicos, 270; las nuevas for- mas del] capitalismo comercial: las Grandes Compa- fiias, la Bolsa y 1a Banca, 274; la produccién agri- cola e industrial. El régimen de trabajo, 277; la teaccién del Estado ante la econom{a oceanica co- lonial, 279. La sociedad barroca .. 2... 11. - ee eee Las clases sociales europeas a fines del siglo XVI, 282; caracter de la sociedad europea, 285. El estatismo monarquico La monarquia absoluta tradicionalista de los Aus- trias, 289; teorias politicas: populistas, pactistas y cesaristas, 291; proyectos de organizacién interna- cional: Grocio y el derecho de gentes, 294. Los progresos del racionalismo y de la “‘ciencia nue- va Decadencia de la Universidad, 298; el triunfo de la ciencia nueva, 301; la intelectualidad europea en el transito al Barroco, 302. BIBLIOGRAPIA, 306. V. LA QUIEBRA DE LA POLITICA DE LOS AUS- TRIAS La pacificacién de Occidente durante el periodo 1598-1619 20. ee ee La generacion pacifista de 1600, 309; la monar- quia de Felipe Ili, 310; Francia se rehace bajo 268 282 288 298 309 La descomposicién de Alemania El espiritu de Westfalia Las revoluciones de Holanda ¢ Inglaterra INDICE GENERAL Enrique IV, 312; vaivenes de la regencia de Maria de Médicis, 314; los conflictos hispanofranceses en el Norte de Italia, 317; las Provincias Unidas: lucha entre belicistas y pacifistas, 318; gobierno de Ja- cobo I en Inglaterra, 319. Protestantismo y Contrarreforma en Alemania, 325; las dificultades de los Habsburgo en sus pose- siones patrimoniales, 329; al borde de la crisis: Rodolfo II, 331; la sujecion de Bohemia, 332; el triunfo catélico en Alemania, 334; la crisis del par- tido catdlico aleman y la intervencibn de Gustavo Adolfo de Suecia, 337. La pugna entre Francia y Espafia .......... La Francia de Richelieu, 341; la Espafia de Oliva- res, 345; el conflicto hispanofrancés y su vincula- cién a la Guerra de los Treinta Afios, 349; el derrumbamiento de Espaiia, 350; fin de la guerra en Alemania, 353. Westfalia: la paz y su significado, 355; la consoli- dacion de la hegemonia de Suecia en el Baltico. La primera Guerra del Norte: Oliva, 361; la crisis in- terna francesa: la Fronda, 366, el triunfo de Fran- cia en Occidente: la paz de los Pirineos, 370. El momento revolucionario de 1640-1650 en Occi- dente, 373; la revolucion de Holanda, 375; ja crisis constitucional inglesa, 377; hacia a Revolucion parlamentaria, 380; la guerra civil, 382; Com- monwealth y Protectorado, 385; hacia Ja Restau- racion, 387. Las nuevas potencias coloniales ......--+--+ La formacién del imperio colonial holandés, 388; el desarrollo colonial en Francia, 391; la expansién Xt 324 341 355 373 388 XIV J, VICES VIVES colonial briténica, 393; la rivalidad colonial y la primera guerra angloholandesa, 396. El declive de los grandes imperios continentales asié- tices 2... eee ee ee beets La decadencia de Turquia: de Selim II a Ibrahim 1, 398; la dorada decadencia de los Sefevies, 401; le ruina del Imperio de Delhi, 402; el fin de los Ming y la conquista manchi, 403; el régimen Tsing: Kang-si, 405. BIBLIOGRAFIA, 407 Vi. LA HEGEMONIA FRANCESA EN EUROPA El imperialismo de Luis XIV en Occidente ..... La politica de Luis XIV: sus objetivos y sus me- dios, 411; la marcha hacia el Rin: Lorena y la guerra de Devolucién, 414; las relaciones entre las Provincias Unidas, Inglaterra y Francia, 418; la preparacién de la guerra de Holanda, 421; Ja guerra de Holanda, 423; la guerra general: Nimega, 425; Ja Prusia del Gran Elector y la intervencién de Francia en el problema biltico, 427; apogeo de Luis XIV: las “‘reuniones”, 431; el “terrorismo” politico y religioso de Luis XIV, 433. La ruptura de la hegemonia de Turquia en el Sud- geste Europeo . 2... 2. ee ee es Austria activa su politica danubiana: la reaccién hingara, 435; la Polonia de Sobiesky, 437; el breve resurgir de Turquia: los Képriiii, 439; la ofensiva de Kara Mustafa: el sitio de Viena y la sujecion de Hungria por Austria, 441; la dltima resistencia de Turquia: Karlowitz, 443. La ruptura de la hegemonia de Francia en Occidente La restauracién de los Estuardo, 444; tories y whigs, 447; la segunda Revoluci6n inglesa, 448; 397 410 411 434 444, INDICE GENERAL iniciacién de la lucha entre Luis XIV y Europa: la guerra de la Liga de Augsburgo, 451; el declive hisp4nico durante el reinado de Carlos Il, 454; la sucesion espafiola, 457; la ruptura de! predominio francés en la guerra de Sucesién de Espajia, 459, La ruptura de la hegemonia de Suecia en e! Baltico E] absolutismo en los Paises Balticos y Prusia, 464; la Rusia tradicionaliste de los primeros Romanov, 466, Ja transformacién revolucionaria de Rusia por Pedro el Grande, 470; la gran guerra del Nor- te, 476. E] espiritu de Utrecht Utrecht-Rastatt: la paz y su significado, 479; el equilibrio en el Sudeste europeo: Passarowitz, 483; e] equilibrio baltico: Nystadt, 486. BIBLIOGRAFIA, 488. Vi. EL ABSOLUTISMO La economia mercantilista 2... .------5+- La poblacién de Europa, 492; el consumo de pro- ductos y las transformaciones agricolas, 493; des- arrollo de las comunicaciones, 495; la époce de las Grandes Compafifas comerciales, 497; fabricas y manufacturas, 499; e] movimiento de precios en el siglo XVII, 500; mercantilismo y colbertismo, 501; los holandeses, prototipo del capitalismo del si- glo XVIE, 505. La sociedad barroca ©... 2 ee ee eee ae La aristocracia, 506; la burguesia adquiere con- ciencia de su fuerza, 507; obreros y campe- sinos, 509. xv 464 479 492 506 XVI J. VICENS VIVES La monarquia absoluta La monarquia absoluta de derecho divino de los Borbones, 512; teorizadores del Absolutismo, 516; el ejército y 1a diplomacia, 519, Galicanismo y Jansenismo ......-.----+- El Protestantismo durante el] siglo XVII, 522; el Catolicismo durante el Barroco, 525; Probabi- lismo, Jansenismo y Quietismo, 527; Galicanismo e Iglesia de Estado, 531. El triunfo de la ideologia racionalista ........ Las nuevas modalidades de] pensamiento, 533; divulgacion de la cultura: universidades y acade- mias, 534; la definicion del racionalismo, 536; el siglo XVII, centuria de las matemAticas, 538. La afirmacién de la conciencia europea... . La crisis de Europa, 542; los prodromos de la cri- sis, 544; se desencadena la oposicién al absolu- tismo y la ortodoxia en Francia, 546; la contribu- cién inglesa: deismo, moralismo, empirismo, par- lamentarismo y filosofia natural, 548; el intento conciliador de Leibniz, 551. BIBLIOGRAFIA, 553. 522 533 542 Prologo A mis antiguos alumnos del curso de His- toria Universal Moderna de la Universidad de Barcelona. Nacio esta obra en las aulas de la Universidad de Barce- lona en los cursos de 1933-34 y 1934-35, en el calido con- tacto con los alumnos que, por aquellos afios, cursaron la discipline general de Historia Moderna, A los que recogieron sus primeros perfiles, ofrécese hoy con su estructura ya entera y acabada. Sin embargo, no se trata de un curso universitario de Historia en el puro sentido del adjetivo, Mejor es considerarla como un panorama general de la evo- luctén de la Humanidad de los siglos XV al XX, que sirva de -referencia y guia para investigaciones mas profundas de los considerables problemas que ofrece ia época moderna de la Historia; o bien, como texto informativo para todos aque- Hos que sienten la curiosidad y la exigencia de los tiempos préximas @ nosotros, Para unos y otros creemos que la lectura de estas paginas resultard de provecho. No es tarea facil la de sintetizar la marcha de la Historia desde el Renacimiento a los sucesos contemporineos, y mu- cho menos si el objetiva propuesto, como sucede en este caso, es hacer resaltar la arquitectura del peritode, las gran- des lineas de la evolucién que enmarcan y explican la tota- lidad de los acontecimientos histéricos, Pero era preciso intentar la empresa y elaborar una perspective general, pres- cindiendo en absoluto de los maldes harto usados hasta la fecha, En este sentido, este libro guarda cierto paralelismo con las formas utilizadas y preconizadas por las concepcio- nes historiograficas mds recientes. XVI J. VICENS VIVES‘ Consideramos los cinco siglos que integran la Historia Moderna como un todo coherente. La Revolucion francesa, tanto tiempo adoptada como fin de etapa, sdlo es un mero accidente en la marcha general del proceso historico que se inicia en el Renacimiento y se disgrega en Ia crisis del si- glo XX. La realidad de los hechos demuestra la continuidad de sus trayectorias esenciales durante dicho pertodo: capita- lismo, descubrimiento, conquista y explotacién de la Tierra por Europa, burguesta nacional, potencialidad del Estado, triunfo de Ia fe en la raz6n y la ciencia, y defensa de la Catolicidad contra los sucesivos movimientos desintegra- dores. Para muchos historiadores la época moderna corres- ponde @ un gigantesco proceso de disgregacion de todos los valores personales y colectivos. Para otros, en cambio, es un pertodo de franco e ininterrumpido progreso de la Humani- dad hacia metas de felicidad utépicas, Entre ambas interpre- taciones extremas y las numerosisimas intermedias, noso- tros nos limitamos a constatar In cruda realidad de los hechos. Para nosotros, lo que la Historia produce entra en los marcos de lo inevitable; asi habia de ser, y ast fue. Aceptemos, pues, la Historia Moderna con sus luchas y riva- lidades, grandezas y miserias, errores y esperanzas. De las acciones y reacciones historicas sale lo beneficioso y lo apropiado. Con este espiritu hemos de considerar la ator- mentada trayectoria de la Historia Moderna, Tales eran, salvo la advertida omision de un parrefo, las palabras con que encabezamos la primera edicién de esta obra. Las escribiamos a mediados de 1941, en medio de la vordgine bélica que por aquel entonces devoraba a Europa y que muy pronto debia engullir al Orbe entero, Desde aque- Nos dias, nuestra Historia ha hecho sus pequefias y pro- gresivas conquistas, alentada por una critica benévola; y ahora ha legado el momento de darla a luz en su segunda metamorfosis, Porque al filo de los nueve afios transcurri- dos, el autor ha podido releer su original con una experien- cia mucho mas profunda de la vida y luna preparacion inte- lectual enriquecida con numerosas investigaciones y, sobre todo, con afortunados contrastes de lo que llevan dicho historiadores extranjeros empefiados en la misma y delicada sintesis, Todo lo cual nos ha impuesto la grata tarea, ambi- SUSARA |. HERRERA PROF. EN STORIA PROLO REG. 618209 GO XIX cionada y planeada desde hace afios, de estructurar definiti- vamente nuestra vision historica de los Tiempos Modernos. Aparte las modificaciones externas que resaltan a simple vista para hacer mds agradable e instructivo el texto, quere- mos Hamar la atencién, aunque sea brevemente, sobre los principales cambios internos que ha experimen tado la presen- te Historia. El mds singular de los cuales radica en el papel otorgado a las coherencias sociales para explicar los cambios de actitud de la humanidad en esos ultimos cinco siglos, y, en consecuencia, el desarrollo de la temética de las generaciones, que ya aparecia enfocada en sus antiguas paginas, Se trata, en efecto, de un doble problema: metodolégico y expositivo, de amplias repercusiones historiografices. La coherencia social deriva del complejo humano suscita- do por el progreso de la articulacién continua delhombre en la sociedad, y, por lo tanto, en la Historia, Nos hallamos de completo acuerdo con Toynbee en su manera de visualizar el problema del sujeto histdrico. Este existe en nosotros mis- mos, en nuestra definitiva individualizacién personal, como potencia de los actos creadores que nos pueden llevar, transfi- gurdndonos, a ocupar un lugar preeminente en el escenario histérico. Pero el héroe —el sujeto individual de la Historia— requiere una minorta que lo secunde y una masa que lo reciba en un proceso espontdneo de mimetismo. Cada una de sus acciones est, pues, condicionada por elambiente de la época, por la mentalidad y la coyuntura predominante, por el posi- ble “plano de realizacién”. En este sentido, cada ser humano no es mas que un co-sujeto histérico, en tanto que contribuye a definir una articulacion social, de la que es motor o detec- tor, voz o eco, o ambas cosas a la vez. Pero es técnicamente imposible definir hasta lo més inti- mo una coherencia social. Cada dia aporta un quehacer y unas exigencias, de modo que ningun hombre posee una mentalidad absoluta, sino que va moldedndola de acuerdo con el sucesivo “modo de estar” en su época. Ello nos induce @ afirmar que el hombre histdrico no es, sino que “vya'siendo”. Palabras que podrian sonar a historicismo rela- tivista, si no esfuvieran acompafiadas por la conviccion de que la Historia tiene un sentido teleolégico. Pero prescin- diendo de la interpretacién de los ultimos fines de la socie- dad, el historiador debe aferrarse a los hechos que com- prueba y a la disposicién temporal de los mismos, 0 sea a XX J, VICENS VIVES Tee los actos de este personaje huidizo que deja continuamenie de ser él mismo para sumirse en Ia colectividad biolégica a la que pertenece. Para aprehenderio parcialmente, para co- nocer los grandes rasgos de sus deseos é inquietudes, de sus ambiciones y esperanzas, no nos queda mas remedio que examinarlo convencionalmente en su generacion. No hay duda sobre el mecanismo fisico y espiritual de las generaciones en el seno de una familia. Pero ya es mas peligroso trasladar al campo de la experiencia social una formula que alli es simpie y aqui se plantea ilena de confu- stones, A ceptando el hecho de que es en la generacién don- de se procede @ la articulacion social antes referida, y de que cada una de ellas, por este mismo hecho, posee una mentalidad caracteristica, siempre cabe la duda de ia siste- matizacion histérica de la marcha biologica, Y entonces, cada autor halla sus propias generaciones, en un esfuerzo tan laudable de investigacién como entorpecedor de las vi- siones de conjunto, Creemos que para resolver este pro- blema se ha de proceder de lo general a fo particular, de las grandes sintesis a las pequefias visiones localistas, exacta- mente al reves de lo que hasta ahora se ha venido haciendo, Porque es preciso recordar coherencias sociales undnimes en un momento dado para expresar una mentalidad politica, bélica, literaria o artistica en una ciudad extraviada de nues- tro continente. Esta obra trata de responder a dicho punto de vista, De examinar las grandes formas de coherencia sociales de la Civitizacién Occidental y de detectarlas a través de las gene- raciones. Porque el autor ha comprobado que la Historia se complace en darnos testimonios de generaciones macizas que han sevialado rumbos nuevos a la sociedad: no podemos ignorar, por ejemplo, la obra de la primera generacién pro- testante, ni los remilgos pacifistas de la generacion de 1600, ni el formidable impacto intelectual de la generacién enci- clopedista de 1748, ;Por qué ha sido ast? Aun no podemos explicérnoslo, ni tampoco por qué hay generaciones vitales, tremendas, creadoras, y otras mustias, esquilmadas, huecas. Sin pretender, pues, crear un esquema de la Historia Mo- derna a base de un dispositivo generacional, esta obra se abre hacia esos horizontes y dispone sus capitulos de con- formidad con esa nueva tdctica, De este modo, y el lector seguramente nos lo agradecerd, hemos sacado del relativo aoe. EN THSRORIA PROLOGO Xx! REG. 616299 olvido en que yactan, en ia primera edicion, la época de Enrique IV de Francia, Felipe I de Espafia y Jacobo I de Inglaterra, y la de esa omnipotente burguesia liberal deci- monénica que vivid bajo la consigna de “enrichissez-vous”. Las demas reformas pueden considerarse secundarias, aparte de que abarquen mayor o menor espacio. Ampliacio- nes, supresiones, trasiado de tal o cual apartado, enmienda ge- neral de errores —tortura de ediciones—, y acicalamiento de la precision en fechas, todo venta obligado por el imperativo de la responsabilidad contraida respecto de la ciencia a que servi- mos. Nos halagaria comprobar que en este aspecto hemos acertado plenamente y que el lector maneja el libro con la absoluta seguridad de una fuente documenial. Algunas novedades, sin embargo, sorprenderan favorable- mente a los antiguos y a los nuevos lectores. La primera es la introduccién de un nuevo capitulo, el IV actual, destinado a examinar 1a cultura del Barroco; la segunda, en este mismo or- den de cosas, el desarrolio completo de ta vida y cultura de la primera mitad del siglo XX, También se ha considerado con- veniente dar mds precision a la bibliografia, que ha sido modi- ficada en forma radical, y acompaiar el texto con una serie de ilustraciones de época, En fin, con la colaboracidn de don Pedro Voltes Bou, hemos intercalado una serie de notasa pie de pagina con el primordial intento de poner al alcance de los lectores los principales textos documentales a que hacemos mencién en el transcurso de la obra. Y, por ultimo, gracias a todos. A los alumnos que han con- tinuado estimulando el pensamiento del autor; al publico que ha respondido a sus esfuerzos; al profesorado que ha re- comendado el libro como lectura provechosa en sus clases y seminarios; y, sobre todo, a aquellos que, teniendo fe en esta obra, hicieron posible su reintegracion a jas tareas uni- versitarias: don Cayetano Alcazar Molina, nuestro primer critico de solvencia; don Pio Zabala Lera y don Antonio de la Torre, presidentes de los tribunales que han jalonado nuestra carrera burocratica; y a nuestros buenos amigos don Vicente Rodriguez Casado y don Luis Pericot Garcia. Y a los demds, editores, correctores e impresores, también mis cumplidos por la colaboracién recibida. Diciembre-marzo de 1950-1951, J. VICENS I. Formacion de los valores histéricos de la Edad Moderna LA COYUNTURA RENACENTISTA Medioevo y Renacimiento. La anécdota de un sucedido, ia efemérides histérica, por importante que haya parecido a los contemporaéneos, no tiene hoy valor alguno para deslindar las grandes etapas del desarrollo de las culturas humanas. Asi, ni Ja caida de Constantinopla en poder de los turcos, ni el descubrimiento de América, ni la misma secesion luterana, poseen valor en si mismos para jalonar el término de la Edad Media y el comienzo de los Tiempos Modernos. Es preciso bucear en capas sociales y culturales mucho ms profundas para hallar la explicacién del cambio de mentalidad colectiva que permite diferenciar el Me- digevo de la Modernidad. Los humanistas y los artistas que vivieron en los siglos XV y XVI tuvieron la sensacién de que les separaba un abismo de los gustos y aptitudes de las generaciones que les habian precedido. Ellos habian renovado las letras y superado a los antiguos griegos y romanos en el logro de la perfeccién de las obras de arte; lo anterior era barbaro, gotico. Esta sensacion de ruptura, ampliada luego por la escision protestante, legd a la intelectualidad de los siglos posteriores la idea de un proceso histérico tripartito: la grandeza cultural de los pafses mediterraneos clasicos se empalmaba con la de los Tiempos Modernos a través de un oscuro perfodo, de contornos indecisos, que la costumbre hizo aglutinar bajo el denominador coman de Edad Media. A esta visibn simplista del proceso histérico de las Sociedades Occidentales, la historiografia del siglo decimo- 2 J, VICENS VIVES nonico afiadid dos consideraciones importantes: que la Edad Media posefa unos valores culturales propios y casi podria decirse extraordinarios, y que la transformacién profunda y motivadora de la Edad Moderna habfa tenido lugar durante una etapa historica concreta, que empezé a denominarse Renacimiento. Ensayos, elucubraciones filo- soficas y pareceres pol{ticos determinaron, por Ultimo, una definicion formal de las diferencias entre el hombre medieval y el renacentista. Aquél habria tenido una concepcién trascendental del mundo, necesariamente esté- tica y figurativa, basada en la idea de la imperfectibilidad de las cosas humanas. El hombre moderno, por el contrario, ancl6 sus ideales en la nocién de la perfectibilidad creciente de la sociedad, vinculada a un mundo que podfa conocer, interpretar y, sobre todo, dominar. De aqui una mentalidad inmanente, dinamica y critica, que podria valorizarse como la “permanente creacion” del sujeto historico, en un deseo, intranquilo e insatisfecha, de moldear él mismo su propia existencia. La formula més sencilla de expresar tales divergencias seria, pese a su notoria incorreccién, mundo teologico, de un lado, y mundo laico, de otro. Todo ello agrava ain mas el abismo entre Medioevo y Modernidad, implicando posiciones ideolégicas actuales irreductibles. Sin embargo, la moderna critica histérica, centrada en el problema de los origenes culturales del Renacimiento, que luego examinaremos, ha realizado sen- dos progresos en el camino de la cada dia mas evidente verdad: la de que la Edad Media, por lo menos tal como se ha concebido hasta la fecha, no ha existido. El austriaco Dopsch demostré de manera irrebatible que los fendmenos sociales y econdmicos del mundo antiguo se prolongaban hasta la ¢poca carolingia en Occidente; en el mismo campo de andlisis, Pirenne sefialé la reconquista del Mediterraneo por los cruzados como fin de la etapa medieval propia. En este siglo XII, precisamente, muchos historiadores reco- nocen los gérmenes de lo que mas adelante constituiran los factores especificos del Renacimiento. En consecuencia, para lo propiamente medieval quedarian tres siglos (IX, X y XI), que realmente representarfan un momento de oscura decadencia de la cultura humana en pleno auge det mundo feudal. La tendencia presente a asimilar en un solo proceso HISTORIA GENERAL MODERNA 3 histérico las dos Edades, Media y Moderna, ha venido a robustecerse por las concepciones del inglés Toynbee sobre la unicidad del desarrollo de la Civilizacién Occidental. Partiendo de la crisis de la Civilizacion Helénica, nuestra cultura naceria a fines del siglo XII, y creceria desde entonces organicamente: superaria la fase juvenil (la Edad de Hierro) con los ultimos afios del sigio XI y adquiriria su plenitud en el Cuatrocientos. En consecuencia, y esta deduccion es importante, el Renacimiento no seria la negacién del Medicevo, sino su legitima prosecucién me- diante un sibito proceso de desarrotlo social acaecido en aquella centuria. Esta conclusién nos parece légica y razonable, Salva los escollos que presenta la polémica actual alrededor de los origenes del Renacimiento, cuyas profundas rafces en el Medioevo no pueden negarse, y permite contemplar satis- factoriamente la amplia resonancia medieval que se constata en la Modernidad. Pero, no obstante, serja absurdo negar todo abismo entre dos mentalidades distintas, las cuales, poseyendo un mismo acervo cultural, ha dado mayor o menor importancia a los factores que lo constituyen. En Ultima instancia, siempre existiré una divisoria decisiva: la desempefiada por la critica de la razon frente a un mundo de autoridades admitidas. Esta actitud es propiamente moderna; la carencia de ella, medieval. El acicate renacentista. Como sefialabamos antes, cabe buscar en el siglo XII los origenes del movimiento renacen- tista, entendiendo por éste el proceso histérico que debia conducir a la Edad Moderna y confundirse fuego con sus esencias a lo largo de su conmovida trayectoria, Entonces, en efecto, es cuande pueden sefialarse los primeros sinto- mas de una mentalidad “moderna”, que halla sus legitimos precedentes en la refinada sensualidad de la cultura caballe- resca det Lenguadoc, en el culto al héroe que se difunde a través del occidente de Europa, en el gusto por el paisaje que se despierta-en magnates y burgueses y en el amora la naturaleza y al hombre que se observa en temperamentos privilegiados. A todo ello nos referimos con mayor atencion mas adelante. Sobre cual sea el origen de este cambio, poco se ha dicho hasta ahora que sea convincente, aunque existan teorias

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