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A LOS CUATROCIENTOS AOS DE LA MUERTE DE SANTA ROSA DE

LIMA CMO RESCATO SUS VIRTUDES PARA CONVIVIR EN EL PER


DE HOY?

El da de hoy tengo el agrado de dirigirme a tan grandioso


pblico, queridas compaeras, querida profesora.

A los cuatrocientos aos de la muerte de Santa Rosa de Lima,


Venerada Patrona del Per, de nuestra Amrica y las
Filipinas. Recordamos con agrado aquellas virtudes que
llenaban todo su ser y que la hizo un gran ejemplo de mujer.

La presencia de Santa Rosa en este mundo fue fugaz. Pues,


falleci cuando slo tena 31 aos. Sin embargo, ella no
desapareci con la muerte. Sigue siendo an un ejemplo de
amor a Dios, de amor al prjimo. Pues, amar a los dems es
amar a Dios.

Su vida de meditacin, penitencia, y sacrificios, la combinaba Rosa aliviando el


dolor de los enfermos, alimentando a los hambrientos, socorriendo a los
necesitados y oprimidos.

Con humildad curaba y sanaba a los enfermos, muchos de ellos desahuciados


por la ciencia. Trabajaba infatigablemente en favor de quienes requeran auxilio.
Su modesta casa era una especie de hospital por la cantidad de pacientes que
diariamente acudan a buscarla con el fin de restablecer su salud. Santa Rosa
siempre miraba a sus semejantes con los ojos de un corazn puro del que
brotaba paz, justicia, compasin.

Por tanto, queda claro que Nuestra Santa Patrona fue y sigue siendo un modelo
a seguir en nuestro quehacer diario. Si tan solo se pudiera lograr imitar algunas
de sus virtudes, el Per sera un pas diferente; lleno de amor y armona. Donde
el prjimo sera un hermano y no un enemigo. Donde los problemas se
resolvieran con un simple abrazo y un lo siento.

Todo no est perdido, poder llegar a imitar a nuestra Santa Rosa de Lima est
en nuestras manos. El Per puede ser un pas mejor. Un pas donde la violencia
desaparezca. Pero para ello, debemos dar el primer paso para el cambio no solo
de pensamiento sino tambin de accin.

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