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INDICE 1 Racionatidad e irracionatidad en el comportamiento hurnano 4 Sigmund Freud / Misceldnea epistolar 10 Michel de Miuzan / Freud y ta muerte 15 Julian Huxley / Sicometabolismo 22 Ronald D. Laing / La masacre de los inocentes La ENFERMEDAD COMO AIAGIA 26 Pedro Weiss / Significado del motivo enfermedad en el arte figurative precolombino 35. José M. Eguren / PoRSias ¥ paosts 1NEDITAS: Mistica / EL parque | Ideacion / La impresién lejana 38 Ricardo Silva-Santisteban / Dos poemas y dos mo- livos inéditos de J.M, Eguren 38 Martin Adan / Diario de poeta HOMENAIE A MaRrix ADKN CEAWI Mirko Lauer / Martin Addn: mano asida al absotuto Edmundo Bendexii Aibar / Barroco 9 romanticismo sseguin Martin Addn REE 51 César Moro / Renombre del amor 52 Alvaro Mutis / Encuentro con César Moro 53. Dibujos y pinturas de César Moro Nivaria Tejera / Poemas Reinaldo Arenas / A la sombra de la mata de almendvas José Carlos Becerra / Batman Jorge Edwards / Régimen para adelgazar Jorge Angel Valente / La hermenéutica y ta cortedad ‘del decir zeae Notas CoMENTaRiOs APUNTES 81 E, Caracciolo Trejo / ‘Salumandra’ de Octavio Paz 3 85 87 88 4 96 Fernando de Szyszlo / Creacién y silencio en Marcet Duchamp Fernando Lecaros / Algunos comentarios @ un estudio de planificacién regional Manuel Mejia Valera / ‘Los geniecillos dominicales' testimonio de una generaciin Clara Silva / Una profunda mirada hacia et pasado Cntrrea Javier Sologuren / Dos libros de Eliseo Diego Emesto Mejia Sanchez / El volumen xix de las ‘Obras’ de Reyes José Ignacio Lopez Soria / La aventura det trabajo intelectual José Miguel Oviedo / Béjar: ta otra guerrilla Est «usp Un Moloch moderno: ef Complejo Militar-Industrial (Claus Grossner) Notrctas Sooke Los AUTORES 3334. Significado del motivo enfermedad en el arte figu: ative precolombino (foros Abraham Guillén y Pedro Rojas Ponce) 5558 Dibujos y pinturas de César Moro (Fotos J. Rule Durand En el texto Dibujos de César Moro (pp. 9, 51 53, 54, 59, 62, 16) y Elvira Gascon (p. 91) En Ia cardtula se ha reproducido un pastel de Césak Moxo (1954, col. Chepa Valencia de Schwab; separacién de colores Diseosa) y en la contra carétula un collage del mismo autor (1935). Fotos y diagramacién de carétula y contracaré- tula J. Ruiz Durand. revista de artes ¥ ciencias amaru Casilla 1301 — LIMA Director — Emilio Adolfo Westphalen / Redaccion — ‘Abelardlo Oquendo / Blanca Varela Corresponsales — Antonio Cisneros / André Coyné / AL varo Mutis / José Emilio Pacheco / Carlos Martinez Moreno / Mario Vargas Llosa Asesores — Jorge Bravo Bresani / Luis Miré Quesada G. / Georg Petersen / Gerardo Ramos / Augusto Salazar Bondy / Javier Sologuren / Fernando de Szyszlo / José Tola Pasquel PUBLICADA POR LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE INGENIERIA Subdivision de Extension Universitaria PATROCINADORES Banco CENTRAL HiPOTECARIO DEL PERO ConPORACION DE INGENIERIA CiviL Arica PERUANA Erernit S. A. Tecnoavimica, S. A, artes y ciencias marzo, 1969 Racionalidad e irracionalidad en el comportamiento humano La queja de Sigmund Freud, envidioso de la mejor suerte que, segin él, cupo a Einstein, y le hace exclamar en und carta a Marie Bonaparte : ‘El [Einstein] ha tenido el sostén de una larga serie de predecesores, desde Newton en adelante, mientras que yo he debido abrirme camino solo por Ja enmaraitada selva’, nos da una imagen bastante grdfica de la hazana que significé explorar, como adelantado, ignotas regiones del alma huma: nna; pero también la insatisfaccién por no haber conseguido levantar la carta sino de una porcién reducida del territorio presentido. ‘No es de asombrar, por tanto —coneluye Freud—, que el sendero no haya sido ancho y que no haya ido yo muy lejos’!, No puede decirse, sin embargo, que no estuvo siempre tenaz y exigente a la obra como lo atestiguan los numerosos voli menes que dejé sobre temas no exclusivamente sicolégicos y siquidtricos (a este respecto recordemos que una de sus comprobaciones fue precisamen: te la de la validex de las leyes de la dindmica siquica por igual en el indivi duo considerado «normal» y en el neurético y el demente), sino también bio. légicos, antropologicos, sociolégicos, y de historia de las religiones, y sobre arte y literatura, En cuanto a la estimacién ganada, serdn pocos los que cuando se trate de senalar a las personalidades que han dejado huella indele- ble sobre la cultura de nuestra época olviden incluir su nombre. El estudio de las teorias de Freud, sus ramificaciones y repercusiones, y de Jas oposiciones, impugnaciones y negaciones de que han sido objeto, parece no menguar a pesar de los treinta afios transcurridos desde su muerte. Como una reciente manifestacién de ese interés puede citarse el movimiento de ‘yuelta a Freud’ que propugna en Francia la escuela del hermético y difuso 1 Carta a Marie Bonaparte del 114.1967. Citada por Ernest Jones, Sic Lire ano Woax. Vol. 3. The Last Phase. 1919-1939, Londies 195: Jacques Lacan’, hoy en dia extrafiamente en boga. Otra es la estimulante coleccién de ensayos de varios expertos ingleses ‘en estrecho contacto pro- fesional ¢ intelectual con el sicoandlisis’, que exponen sus reacciones actua- Tes a éste. (Y de la cual nos limitaremos a citar aqui tinicamente un pdrrafo de Charles Rycroft en su nota introductoria que nos parece resumir bien su detitud critica : ‘Lo que Freud hizo [...] no fue explicar causalmente la eleccién del paciente, sino comprenderla y darle significado, y el procedi- miento que empled no fue el cientifico de elucidar causas sino el semdntico de conferirle sentido. En realidad puede sostenerse que buena parte de la obra de Freud fue realmente semdntica y que hizo un descubrimiento revo- lucionario de semdntica, a saber, que los sintomas neurdticos son comunica- ciones disfrazadas pero significativas; debido a su formacién y adhesién cientificas, los halldzgos los formulé en el marco conceptual de las ciencias fisicas. En algunos aspectos de sus obras esto Lo vio elaramente & mismo. A su mds famosa obra puso el titulo de La 1NrERPRETACIN DE Los sUESOS y no “La causa de los suefios”, y ef capitulo sobre sintomas en sus CONFE- RENCIAS DE INTRODUCCION at. SicoanStists se Hama El significado de los sintomas. También se daba muy bien cuenta de que muchas de sus ideas habian sido anticipadas mds bien por escritores y poetas que por cienti- ficos.’?), No es, empero, una preocupacién por las nuevas evaluaciones lo que nos ha eyado a traducir para este rtimero de Asaru una breve seleccién de su correspondencia y un ensayo de un siquiatra francés acerca de la obsesién de la muerte que sufrié Freud durante gran parte de su vida, Las cartas, por lo pronto, son ejemplos magnificos det género epistolar, 10 ‘cual nos hace recordar que las condiciones de observacién, de expresién y, a veces, de fabulacién, hacen de Freud uno de los mds grandes escritores modemos de habla alemana, Esa tendencia a la sfabulacién», le Hevaria por lo dems, en ocasiones, a apartarse del rigor cientifico que fuera regla rectora de su vida, a complacerse en escribir ‘ficciones a medias’ (halb Romandichtung) ‘, como reconociera el propio Freud con referencia a su librito sobre Leonardo, pero que podria igualmente aplicarse a otras obras suyas. También son visibles en las cartas, en unds pocas paginas, aspectos muy distintos de su personalidad, las actitudes diversas asumidas de confor- midad con las personas a quienes estdn dirigidas, los cambios que la expe- nencia y la edad inexorablemente imponen en la expresién y la opinion. Quizds nos abran asi ellas un camino mds directo a las fuentes de la crea tividad y del genio de Freud que un largo panegirico 0 un diligente estudio Biogréfico 0 eritico El ensayo de Michel de M'uzan (‘Freud y la muerte”) servird en cambio para ilustrar una faceta del gran sabio que puede ser aleccionadora : aun el 2 Jacques Lacan, Eearrs, Pars 1966, 3 Psvcnoawatsts Onsznven. “Edited with an introduction by Charles Rycroft. Londres 1966, 4 Sigmund Freod, Baiere 1873-1939. Frankfurt am Main 1968, (Carta a Her ‘mann Struck del 7.1914) mds agudo investigador de todas las perplejidades imsmanas, emus fro ob servador cientifico, el revelador implacable de prejuicios e’ilusiones, puede no ser insensible a supersticiones y aprehensiones irracionales, También, para conyencernos de la dificultad de elaborar una explicacién que ademds de verosimil deje la impresién de que es la tinica posible. En el terreno yago de las asociaciones y los simbolos nada es seguro ni definitivo. Ade- mds, tenemos la sospecha de que la actitud de Freud en ef momento de la muerte hubiera sido tan serena y estoica veinte o treinta 0 cuarenta aftos antes. Y que lo mismo, y tan irracionalmente, coma se reconoce ‘hombre moral a toda prueba’, Freud no hubiera podido tener nunca otra forma de muerte. En cuanto a otras rarezas en persona de tan acentuado espiritu de auto- critica, por ejemplo, su credulidad, la facitidad con que influia sobre él quienquiera le movia afectivamente, su debilidad por ocultismos, telepa tias y clarividencias, oigamos el juicio de quien por aftos fue sw colaborador y amigo, mds tarde su bidgrafo, Emest Jones: ‘Debemos coneluir, por tanto, que esta curiosa vena en la naturaleza de Freud, lejos de ser una debilidad 0 deficiencia desafortunada, constituta parte esencial de su genio. Estaba pronto a creer en lo improbable y lo inesperado —la tinica forma, como Herdclito lo indicé hace siglos, para descubrir verdades nuevas, In- dudablemente se trata de un arma de doble filo. Indujo a yeces a Freud a graves, incluso quizds hasta ridiculos, errores de juicio, pero también le permitié enfrentarse denodadamente a lo desconocido ¥ abrir asi campos del conocimiento a los que no habian penetrado exploradores mds juiciosos aunque pedestre.’* zCompensaci6n, alivio, contrapeso de un intelecto demasiado exigente? La frecuentaci6n de los ‘enfermos mentales’ parece haber agotado su capa- cidad para sufrir otras manifestaciones superficialmente asimilables al des- vario, la insentatez o la locura, como en aquella ocasién (en 1920) en que no pudo reprimir su impaciencia e incomprensién frente a una clase de artistas que asimila, también él, a orates 0 bufones: los pintores expresio- nistas alemanes. Confiesa que ‘en la vida [es decir, fuera de la préctica médical, es terriblemente intolerante de los locos’, asi no ve en e308 pinto- res ‘sino lo malsano’ y se reconoce ‘filisteo y burgués’ frente a quienes, a su parecer, usuurpan el nombre de artistas.? Ciertamente, aun el espiritu de un siquiatra tiene mas recovecos de los que nos es concebible. Admitamos que la pintura expresionista no tiene por qué ser del gusto de todo el mundo. Pero de dénde tanta animadversién?, ze6mo aceptar que la depreciacién equivalga a und relegacién fuera de la normalidad? ¢Cudl normalidad? zLa de van Gogh? ,O la del que no tiene eseripulos en arrojar bombas atémicas o en mantener en la miseria a millo- nes de seres Iumanos? 5 Véase mis adelante, en este mémero de la revista 1a Carta a James J. Putnam det 501.1915. En “Miscelinea epistolar” de Sigmund Freud, 6 Enest Jones, Ov. crr., Vol. 2. Years of Maturity. 1901 - 1919, 7 Sigmund Freud, Op. er,, Carta a Osoar Pfister del 21.¥i.1920. Sigmund Freud Miscelinea epistolar Comprucbo nuevamente lo poco agradable que es viajar de noche en tercera clase. El hombre, que tiene su geografia astronémica en la sangte y los netvios y ‘ determineda hora empieza a querer dormir, se impe- cienta al no encontrar nada preparado. La mafiana era fria, nublada y con Hovizna, lo que preludiaba el tiempo de perros que después tuvimos. Solo en Sajonia empe- 26 a despejarse el cielo y la tarde results muy hermo- sa, No presté mayor atencién a la Suiza sajona, que co- nozco de mis exeursiones a pie, y més bien lef of libro del Dr. Luther, Pero el Elba lo contemplé largamente Y sus aguas te murmurardn mil saludos si te apresuras, a llegar a Hamburgo. Entre Dresde y Riesa tuve la pri- mera gran aventura, como experiencia desagradable pe- ro a [a reflexiGn satisactoria. Sabes que siempre estoy vido de aire fresco y procuro tener la ventana abierta, ‘especialmente en el vagén. También aqui abri una y saqué la cabeza para sentirme bien, De inmediato, gri- tos pidiendo que la cerrara pues era el lado del viento, sobre todo, de uno de los pasajeros. Expliqué que esta. ba dispuesto a cerrarla sicmpre que se abriera una al ‘otro lado, ya que le mia era la tnica abierta en todo cl largo vag6n. Mientras parlamentabamos y el otto ma- nifestaba que podia abrirse la ventilacién en lugar de Ja ventana, resoné atrés una voz: jéste judio desgraci dol, con Io que todo el asunto cambié de aspecto. Mi primer contrincante se declaré también antisemita: No- sottes 103 cristianos tenemos en cuenta el bicnestar co- miin, hay que ponerle rienda al querido yo, y otras por el estilo, y mi segundo adversario, que bajo maneras de persona culta, escondfa una buena carga de insultos, de- claré que subirfa a las bancas para delatarme, etc.” Un ano antes hubiera sido incapaz de decir una palabra a causa de la excitacién, pero ahora soy distinto; no tuve temor a la chusma, pedi al uno que se guardara para si tunos juicios que no mostraban respeto por mf, y al otro ‘que se acercara para recibir Ia respuesta que se mere- cia. Estaba dispuesto a pegarle, pero no vino: me alc gro mo haberme desatado también en improperios; eso hhay que dejarfo siempre a los sefiores. Con el compro- miso que dije, ventilacién en lugar de ventana, se cerré el primer acto, El revisor, a quien Ilamé, no encontré solucién y me pidié cambiarme a otro compartimento, Jo que rehusé. Como luego unas personas abrieron una 4 ll ventana para descender y qued6 abierta, me artimé allt sin reparo pues estaba ansioso de aire fresco. El anti- semita, esta vez con irGnica cortesfa, renové suv deman- da, Le comuniqué que no Ia satisfatia, que se dirigiera mis bien al revisor y me mantuve allf hasta la proxima estacién, De nuevo el revisor no quiso decidir, pero otro empleado, quien por lo demas slo se enteré de la dife- rencia y no del tumulto, sentencié que en invierno de- ian estar cerradas todas las ventanes. Por lo que la cerré, Después de esta victoria parecia perdido: llovie- ron provocaciones, improperios e indirectas, hasta que me volvi y grité al mas importante del grupo que si se- guia tendifa que vérselas conmigo. No tenfa la menor idea de lo que resultaria. Pero se me contest6 que no era de mi de quien se trataba, que no querian se les in- terrumpiera; en adelante, sin embargo, todo se tranqui- liz6. Creo que me comporté cabalmente, que utilicé con valentia los medios a mi disposicién y que no caf en vule garidad. No soy un gigante, no tengo melena que erizar ni dentadura que regafar, mi vor no es estentérea, tam- poco mi apariencia distinguida; todo ello hubiera obrs- do més répidamente sobre Ia chusma, pero debieron no- tar que no la temfa y yo no dejé que se me agriara el énimo por el episodio. Tanto tiempo y espacio perdido en una historia tan necia. Ahora tendré que pedir otra hhoja de papel. [Cara 4 Magrita Beesavs pet, 16x11.1883) Por fin hoy dia me he ligado con las enfermedades nerviosas; espero concluir mi primera pequefia publi- cacién clinica. Ayer se presenté un pobre aprendiz de sastre con escorbuto, enfermedad conocida, en que acu: tre extravasaciOn sanguinea en todos los érganos, Sal- vo algo de apatfa no se Ie notaba nada de especial. Hoy temprano estaba en coma, completamente inconsciente, lo que hacia sospechar una hemorragia cerebral. Le vi- sité por ello nuevamente antes de comer y encontré una serie de sintomas interesantes de los cuales podia dedu citse la localizacién de Ia hemorragia (Io que siempre tratamos de establecer en las enfermedades del cere bro). Estuve por tanto a su lado toda Ia tarde observan- do el interesante y muy variable cuadro clinico hasta las siete, en que mostré una paralizacién progresiva, de modo que hasta su muerte, a las ocho, ntada se me es caps. La publicaciéin de este caso est justifieads, mis atin, indicada, en vista de las méliples interesantes © instructivas caracteristicas, sobre todo si mafiana en la autopsia se aclara y confirma satisfactoriamente mi dingndstico acerca de deierminada localizecién. Para te publicacién, necesitaria todavia la aut 0 en jefe que espero que no me seré negacla; me dar mafia para conyencerlo, Ves que todavia no es completar mente seguro, tampoco es demasiado, pero de todas ma neras es un comienzo que hard que fos otros reparen en mi. También me tracré unos florines, quizis diez —apa. recerti en el ‘Scmanario Médiea’— y asi espero reunir en el trimesire una pequeitla suma que servird para tu ves- tido de primavera. Martita, si pudiera darte todo fo que ceseo, si pudiera tenerte enteramente cautiva, qué ma- ravilloso seria r aera a Marita Buways opt, 18.1184] Ahora te contaré de mis pequefios proyectos. A fin de la semana quedo libre de mi obligacién de conside- rarme peligeoso para Jos demés', el sdbado. me traerd el sastre el traje de verano. Si el tiempo es bueno, me embareo de inmediato en un tren y durante por Io me- thos tres dias daré vueltas por Semmering. Lo malo cs que sin ti no ha de resultar, pero no debo tomarlo come un placer sino como un remedio, Antes, el tceinta, el co me daré el dinero para Ia investigacion 1a. Ahora veremos si todo sale como pre- El mes ha sido malo, estéril. Como me alegro que pron- to terminard. No hago nada todo el dia, a veces hojeo Una historia de Rusia, y solo de yez en cuando atormen- to a los dos conejos que en un cuartite comen nubos y ensucian el suelo. Pero casi he coneluido un proyecto que caerd mal a una serie de gente por nacer, aunque en mala hora nacidas. Como no adivinards de qué gen- te se trata, te lo revelaré al instante: mis bidgrafos. He destruido todos mis apuntes hechos en los diltimos quin- ce allos, y cartas, extractes cientificos y los manuscrites de mis trabajos, De las cartas s6lo 2 han librado Ins de familia —las tuyas, querida, nunca estuvieron en pe- ligro. Todas mis antiguas amistades y relaciones se han presentado de nucyo ante mi y mudas recibido el golpe ‘mortal (mii fantasia vive todavia en la historia de Rusia) ; fodes mis pensamientos y sentimientos sobre el mundo en general y, por lo que a mi concisrne, en particular, hhan sido encontrados indignos de seguir existiendo. Aho a tienen que ser pensados de nuevo, y era mucho Jo | [Pstaba con una varioloide, Nota de? Tv.b escrito por mf. Las cosas se acumulan alrededor de uno como In arena movediza alrededor de la esfinge, y pron- to no hubiera podido sacar sino las narives encima de tanto papel; no podia madurar y no podin morir con a preocupscin de que alguien husmearia en mis viejos papeles. Ademis, todo Jo que queda detrés del gran destinde en mi vida, detrds de nuesico. amor y de mi efeccién de carrera, hace tiempo que esti muerio y n6 hay que impedir que reciha honrada sepulturs. Los biG- grafos, sin embargo, tendein que esforzarse, pues no Tes hharemos fécil Ia tarea, Cada uno sostendrd que su pik recer sobre ‘el descnvolvimiento del héroe’ es el justos sme regocijo desde ahora en cémo estarin equivocados (Cera 4 MORTHIA BuaNays pet 284118851 Fl que no escribicra aver tuvo otto motive. Tenia me cho ue oir: estuve en el Teatro Porte Saint Martin. don- de Sarah Bernhardt. He quedado un poco cansudo ialirecho, desde las ocho hasta las doce y media con el calor y la pieza infernal, pero vakia la pena el esfuer- x0. {Por donde comenzaré contarte? Me siento. hoy tan torpe para poner orden en Tas cosas. Primero lo accesorio, Pazamos (estaba con uno de mis rasos) cua tro francos por la entrada y nos colocaron en stales a orchestre —lo que ruego traducit por ‘Orchesiersall lestablo de In orquestal. Se vefa y se ofa magnificamente, pero erco que en la tumba hay més sitio y se esté, ya que extendido, mas ebmode. Empead a las echo; ta pie- za tiene cinco actos. ocho cuadros (+Teodorar, natu ralmente); después de! primer acto, el calor desarralla. do bastaba para cover huevos pero seguia ereciendo y cerea del fin de la representacisn ya no era posible des- cribirlo © soportarlo. La horrible megalomonia de los franceses de darle a uno cuatro horas y media de tow tro, como en la comida un menéi de cinco o seis platos, Gozar rapidamente de algo, en lo que el interés com: pensa el cansancio, es demasiado vulgar para ellos, por 30 han prolongado dos horas y media de representa cién con dos horas de enireacios, durante los evales se puede en verdad ir fuera y, cuando el tiempo es bueno, tomar en Ia calle cerveza, Fumar cigarto y comer navan- jas; pero cuando se regresa demasiado pronto (le que sismpre ocurre) se sufre atrozmente con la exper en el horn. La pieza, «Teodora» de Vietorien Sardon. (gus ha escrito ya una Dora y una Peodora y que debe estar eseribiendo Termidora, Weundora y Torcadora), no es de alabar. Una nada fastuosa: espléndidos palacios y trae jes bizantinos, una ciudad en lamas, desfiles de gente armada y de io que se te ceurra; por lo demés, ni una sola palabra que merezea recordarse; la caraeterizacisn 5 ‘no es tampoco para entusiasmar. La misma Teodora, la célebre mujer del emperador Justiniano, bailarina de origen y que una vez se present6 toute nue, segtin la historia se ha dado el trabajo de contarnos, en la pie- za no es més que femme qui aime. Los franceses aman sas simplificaciones —recuerda dofia Sol. Ama entra fable y sinceramente a un patricio idealista y con ten- dencias republicanas; toda su turbia prehistoria, que al final desde Iuego el amante le echa en cara, no es ex- resin —hay que crecrlo—, de su verdadera naturale za, Pero, jcdmo actia esta Sarah! A las primeras pala bras dichas con una voz. entrafable, acariciante, era co- mo si Ia hubiera conocido desde siempre. No he visto nunca una actriz que me haya sorprendido menos: de inmediato le he creido todo. ... No [hay] una figura ms cOmica que la de Sarah Bernhardt en el segundo cuadro, en que aparecié con un vestido sencillo. No exagero lo menor y, sin embargo, pronto dejaba uno de reitse pues cada centimetro de la figurilla vivia y en: cantaba, Y sus zalameries, ruegos y abrazos; es incre ble las posiciones que adopta, como se retuerce en tor- no de una persona, como pone en juego todos los miem- bros y articulaciones. Un extrafo ser, y me imagino que en la vida no necesita ser diferente @ lo que es en es- Reconozeamos, por la verdad histérica, que tuve que agar este placer con una jaqueca y, que en consecuen- cia, me he prometido no ir sino rara vez al teatro, y en todo caso a localidades de cinco 0 seis Francos. [Cawta a Manreia Braxays pe 81.1885] ‘Tengo una visi6n completa de Paris y podrfa ponerme ‘muy poético comparéndolo con una gigantesca y atavia- da esfinge que devora a todo extranjero que no puede resolver su enigma, y cosas por el estilo, Pero me Io guardo para desahogos yerbales. Ahora sélo esto: la ciudad y sus habitantes me son extrafios, la gente me parece de fndole completamente distinta ‘a Ia nuestra, ereo que todos estén poseidos de mil demonios, y oigo que en lugar de «Monsieur» y «Voila Echo de Paris» gritan «A Ia lanterne» y «A bas éste y aquél». Creo que no tienen ni vergiienza ni temor, y se apretujan lo mis- ‘mo —mujeres y hombres— ante un desnudo como an- te los cadéveres en Ia morgue y los espantosos carte- les que anuncian una nueva novela en uno u otro perié- dico y ofrecen al mismo tiempo una muestra de su con- tenido. Es un pueblo de epidemias siquicas, de convul- siones histéricas de masa y no ha cambiado desde el que aparece en Notre-Dame de Victor Hugo. Esa nove- Ja debes leer para comprender a Paris; aunque todo alli 6 es invencién, sin embargo es de lo mas verosimil. Pero no Jo hagas antes de encontrarte con énimo més tran- quilo, y en Paris Cuando estés aquf, seguramente seré otra cosa lo que primero te cautive, lo que @ la mayoria ocupa con ex clusividad, El exterior resplandeciente, el gentfo, 1a finidad de apetitosas mercanefas en exhibicidn, las ca- Tes interminables, ef mer de luces en Ia nocke, 1a ale- arfa y cortesfa de la gente; pero poner todo esto en con- sonancia con lo otro exige estar muy al tanto de mu- chas cosas. [Carta A MakrHA Berxavs pet 3011885) En conjunto progreso bien con la sicologia de las neuro- sis, tengo motivo de sobra para estar satisfecho. Espe- ro despertar también tu interés en algunas cuestiones de meiasicologia. Si se nos concedieran algunos afios de trabajo tranquilo, Seguramente dejaremos tras nosotros algo que pueda justificar nuestra existencia, Con esta conviccién me siento fuerte frente a las molestias y fatiges del dia. En mi juventud no he tenido otro anhelo que el del co- nocimiento filos6fico, y ahora estoy a punto de realizar 10 al desviarme de la medicina a Ia sicologia. Terapeu- ta he resultado a pesar mio; tengo Ia certeza de que puedo curar definitivamente ta histeria y la neurosis obsesiva, dadas ciertas condiciones de persona y caso. Ceawta a Wisin FLInss pet 210-1896) Usted estima que yo exagero la importancia de las {nfluencias accidentales sobre la formacién del caréo- ter y, en cambio, destaca la significacién del factor cons- titucional, la disposicién, que selecciona la experiencia y le da valor. Todo lo que usted dice al respecto es per- ecto, Sdlo el tono polémico parece deberse a una equi- vocacién. Nosotros decimos lo mismo con una pequetia modificacién, En el sicoandlisis encontramos que cada vez hay que tener en cuenta no una disposicién sino innumerables disposiciones, las cuales son desarrolladas y fijadas por el destino accidental. La disposicién es, por decirlo asf, polimorfa, Creemos también que estamos aqui ante otro caso en el que la gente acostumbrada a pensar cien- tificamente convierte una cooperacién en una divergen- cia. El problema de qué sea més importante: la cons- titucién 0 la experiencia, los dos factores del carécter, no podrfa contestarse, @ mi juicio, sino con Basjusy wai suxn, ¥ no dando a uno u otro el papel decisive, Cémo puede haber, por lo demés, una divergencia ya que la ‘constitucién no es otra cosa que el fruto de la experien- cig de los antepasados, y por qué no habria de darse parte a la propia experiencia junto a la de los antepa- sados? Ex los distintos casos parecen realizarse todas las ve riaciones posibles, presentindose en cada individuo en forma dominante ya una parte ye otra de la disposicion, ‘que escoge asi unos acontecimientas y rechaza otros, en tanio que, por otra parte, las influencias aceidenta Jes aetiian aqut y allé tan poderosamente que suseitan y fijen esta o aquella parte de una disposicién, origi nariamente indiferente EL que en muestros trabajos sicoanaliticos nos ocupemos més en influeneias accidentales que en condiciones cons fitucionales, se debe a dos motives. Primero, porque Jas primeras son pasadas por alto y ahora hay que mos trarlas, y les segundas son aceptadas sin mayor proble- ma: en segundo lugar, porque de Tas primeras tenemos algo que decir con arreglo a nuestra experiencia, y de as otras, en cambio, tan poco (que decir) como. ..los que no son analistas. Esta preferencin de lo accidental no es, en manera alguna, tma denegacién de Io constitu ional. Estamos mis preparados que otros observadores a subrayar el determinism, y menos a lo contraio. También somos de opinién que con nuestra aprecineién de Tas. circunstancias avcidentales estamos en In mejor ‘via para el conocimiento de lo constitucional. Es el pro- cedimiento correcto. Lo que quede sin explicar después de la exploracion de los accidentes habré que ateibuirlo a la constitucién. Tawra 4 ese Voromamgner om, 119111 Su libro [ON HUMAN Motives] Hlegé finalmente, mucho tiempo después de lo anunciado. Né he terminado de leerlo, pero ya he leido las seeciones sobre religign y sicoundlisis, para mf las mis importantes, y cedo al im pulso de escribirle algo al respecto, Seguramente no pedir de mf encomio y reconocimien: to... El pasaje que estimo aplicable a mi personalmente Jo encuentro en Ia pigina 20: To accustom ourselves to the study of immaturity and childhood before procee- ding to the study of maturity and manhood is often to habituate ourselves to an undiserable limitation of our vision with reference to the scope of the enterprise on which we enter, Reconozco que tal es mi caso. No tengo desde luego competencia para juzgar sobre Ia otra parte. Esta uni Jatcralidad debo haberla utilizado a fin de poder ver Jo oculto, lo que sabe sustraerse a los demas, Esta es la justificacién de mi reaecién de defense, También la uni lateralidad fue una ver aprovechable. Por otro lado, el que los argumentos sobre In reelidad de nuestros ideales nome hicieran mayor impresién, no prueba gran cosa, No puedo encontrar el trénsito de la realidad siquica de nuestras ideas de perfeccién a Ja existencia objetiva de ellas. Usted no se asombra- r4 de ello. Usted sabe lo poco que se debe esperar de los argumentos. Debo aitadir que no tengo temor algu- no a Dios. Si alguna vez nos encontréramos, tendria mis reproches que hacerle a Bl que Bl a mi, Le preguntaria por qué no me doté mejor intelectualmente, y El no po- dria reprocharme no haber hecho el mejor uso de mi supuesta libertad. (Entre paréntesis, yo sé que cada uno representa un fragmento de enengia vital, pero 10 veo ue Ta energia tenga algo que ver con libertad, con ful ta de factores condicionantes.) Debo hacerle saber pues que siempre he estado descom tento con mis eapacidades y puedo mostrar exactamente et qué respectos son insuficientes; pero me considero yo mismo una persona muy moral que puede suscribir enteramenie la maxima de Th. Vischer: ‘Lo que es ‘moral se entiende siempre por si mismo.” Yo ereo que en cuanto a sentido de justicia y respeta por los demas ya falta de disposicién para hacer sulvir a los demés © pata exploturlos, puedo medirme con los mejores que he conocido. En realidad, yo nunca he hecho nada ruin © malicioso y tampoco noio tentacién alguna de hacerlo, de modo que no me enorgullezco por ello, Entiendo la moratidad, de la que aqui hablamos, en cl sentido so- cial y no sexual. La moralidad sexual, segiin la define Ia sociedad, en su forma mas extrema le americana, me parece muy despreciable. Soy partidario de una vida sexual incomparablemente més libre, aunque yo mismo haya hecho muy poco uso de tal libertad. Nad més que dentro de los limites que yo mismo he juzgado. perm tido, La insistencia prblica en demandas de moralidad me ha hecho a menuio penosa impresién, Lo que he visio de conversiones éticoeligiosas no era muy strayente que digamos. .. Veo, no obstante, un punto en que puedo coincidir con usted. Cuando me pregunto por qué he tratado_siem pre de comportarme honrudamente, de ser considerado con los demés y en lo posible bondadoso, y por qué no dejé de hacerlo cuando observé que en ess forma se perjudica uno y es el que recibe los golpes porque les demas son brutsles © indignos de confianza, no sabria qué contestarme, Sensato no es desde luego, Tampoco he sentido en mi juventud un estimulo ético especials 7 ini_percibo satisfaccién en mi cuando estimo que soy mejor que los otros! Usted es quizas Ia primera perso- na a quien asi me pondero. Podria pues citarse mi caso como ilustracién de su tesis segiin Ia cual ese anhelo de ideal constituye parte esencial de nuestra constitucién iCon tal que en los otros se viera un poco mas de esa valiosa constitucién! En lo mis intima creo que si se poseyeran los medios de estudiar tan a fondo la subli- macién de los instintos como sus represiones, se daria con explicaciones sicolgicas muy naturales que nos per- mitirfan prescindir de la suposfeién filantrépiea de us- ted, Pero, como he dicho, no s§ nada al respecto. Por qué he de ser yo un hombre enteramente honesto. —co- mo por lo demas igualmente mis seis hijos adultos 5 algo que se me escapa enteramente. Otra reflexién todavia: cuando el conocimicnto del alma humana es ‘aun tan incompleto que incluso mis escasas dotes. han conseguido descubrimientos tan ricos, es evidentemente premature decidirse en pro o en contra de hipotesis co- mo las de usted. Por ahora el sicoanilisis' es compatible con distintes concepeiones del munido. Pero, ha dicho ya su ultima palabra? Por mi parte nunca me he ocupada en ta sine tesis amplia; siempre silo en la certeza, Esta merece que se le sacrilique todo to demas. [Overs 4 Jaomes J. Pura oa, 81915) Lo que puedo decir de mi impresién sobre sus dis quisiciones no Te sorprendera ya que parece al tanto de mi posicién frente a la filosofia (la metafisica). Los de- més defectos de mi idiosinerasia me han por cierto mor- tificado y hecho humilde, pero respecto a la metafisica mi sctitud es diferente: no slo no poseo un Grgano (una sfacultad) que me capacite para ella, sino tampoco me merece respeto alguno, Ej 14 serd condenada como «2 como empleo del pensamiento, como «survival» del periodo de las concepciones religiosas del mundo. Me doy per- fectamente cuenta que tal manera de pensar me hace extrafio a la cultura alemana. Comprenderé, por tanto, fcilmente que la mayoria de to que he leido de usted rho me haya hecho mayor mella, aunque a yeees tenia la impresién que se trataba de pensamientos muy «espiri- tales", Otras veces, v. gr, cuando invita a admirar el genio de Blaher, legaba al conveneimiento de dos mun- dos separados ent si por un abismo infranqucable Sea como fuere, siempre es més fécil no errat ef cami- nno de este Jado de los hechos que del otto lado de 1a filosofia, Permitame, pues, una rectificacién, facil de 8 confirmar en mis diversos escritos. Nunca he sostenido que todos los suefios tengan contenido sexual, o que los méviles de (odos los suemios sean deseos sexuales, Mas bien he protestado enérgicamente cuando se me ha atri- buido tal opinién. Puedo, pues, mumifestar mi descon- fento al ver que usted repite ese equivoco. Una palabra, por dtimo, acerca de la traducclén del fema que lleva la INTERPRETACION DE LOS SUNOS, y también sobre su significado. «Acheronta movebo» traduce us- ted por sagitar las fortalezas de la tierra», cuando quie- te decir mucho mis: *sublevar el averno. ‘Tomé la cita de Lasalle, en quien tenia referencia personal, y aludia a una estratificacién social y no a una sicolégica. En mi debja resaltar una caracteristica principal de In dindmica onfrica. Los deseos rechazados por las instan- cigs anmicas superiores (los deseos oniricos reprint dos) ponen en movimiento el averno siquico (el incons- ciente) a fin de dejarse oir. ZQué es lo que allf puede usted encontrar de *prometeicon? ICawra 4 Weer Acrtei3s pet, 30:.19271 La propuesta es absolutamente imposible. Una biogra- fia se justifiea en dos circunstancias. Primero, cuando 1 sujeto ha tenido parte en sucesos importantes que a todos interesan; segundo, como estudio sicolégico. Mi vida, sin embargo, ha transcurrido exteriormente tran- dquila y yacia y con pocos datos que ordenar. Una on fesiGn sicolégica completa y sincera exigiria, por otra Parte, tantas indiscreciones sobre la familia, los amigos y los adversarios, la mayoria aun vivos —en mi como fen cualquier otro— que ef asunto debe deseartarse sim- ple y Ilanamente. Lo que quita valor a toda autobio- frafia es su falta de yerdad ‘Ademiés, es pura ingenuidad americana ta que hace que tur editor proponga semejante infamia y por cinco mil dlares una persona hasta ahora honesta. En mi caso la tentativa debfa haber empezado con una suma cien veces mayor, que también a la media hora habria sido rechazada, [Caer 4 Eowaeo Bewways ora, 10:7r0.19291 Deduzeo de su carta que su hijo es homosexual. Me ha sorprendide mucho, sin embargo, que usted misma no mencione el término al darme informacién sobre él, (1. Henry, Cuitore AGust Man}, Otro ejemplo de Henry: »Boris tenia dificultades para re- neir 12/16 al minimo comin denominador; lego a 6/8. La maestra le pregunt6, sin alterarse un dpice, si mo po ria reducirse aun mas, Le exhort6 a ‘reflesionar. Gran movimiento y manos agitadas de los otros nifios, todos ansiosos de corregirlo. Boris parece desdichado, con se guridad ests paralizado mentalmente, La maestra, tran ‘quila y paciente, ignora a los otros y se concentra con Ja mirada y la voz en Borls. Luego de uno 9 dos im nutos se dirige a la clase y dice: "Bien, gquién puede decir @ Boris cual es Ja cifra?" Se levanta un bosque de ‘manos; la maestra Tama a Peggy, quien dice que sume rador y denominador son divisibles por cuatro» (Idem) Comenta Henry: sE1 fracaso de Boris dio ocasién al éxito de Pegay; el percance del uno es causa de ln alegria de la ira. Esta es una relacién tpica de muestra escuc- la elemental, Para un indio zuni, hopi o dakota ka con ucla de Peggy seria inereiblemente cruel; la ciulacion, fen quie se gana por el fracaso del otto, es una forma dé tortura extrafia @ les culturas sin sentido competitivo, Des de el punto de vista de Boris, I pesadilla ante el pizs- rrén fue una leccién de autocontrol para no salir lorando de Ja picza bajo la fuerte presién general. Semejante ex periencia hace que en nuestra cultura los adultos. suefen siempre, incluso en Ia cispide del éxito — no en ese éxito sino en el fracaso, En Ia escuela la pesadilla ex terior es interiorizada para toda la vida, Boris aprendié no solo a calcular; iwmbién ta pesadilla esencial. Para tener éxito en muestra euliura hay que aprender a sofar en el fracasow (Iden). Henry considera que Ja educaciin no ha sido aunea en a practica instrumento de liberacioa del alma y el espiri- fi, sino Io que siempre contribuyé a subyugarlos, “Cree. mos que deseamos tener hijos creatives pero gqué es 10 que deseamos que creen? sa divin”. En ef mismo relato asrega: “También era ca- sa de-ver los misierios que hacfan cuando una india pacia dos hijes de un vientre, porque son para ellos do gren ve- Estas mascarillas a que se refiere el padre Barrazs nos evan @ comprender en términos del pepsamiento primi iyo american, In mentonera, figurando apostemas, del severdote maya de la fig. 3B ‘Ya hemos mencionado 2 Nanohaut, et dios buboso. Se di- cce (12) que entre los sacerdotes mexicanas habia una sec- ta hermética aristocréticn, Nogualisima © Bubistics, des- tinada guardar los sceretos de su culto, Una misma pa- Jabra del idioma Quiche habria significado: la Majestad y las Bubos, ‘También las figoras de hidrSpicos y de parturientas en- cuentran su rezGn de ser en Ia mitclogfa americana, Los hidrépicos impedian las Muvias, facultad que podia ser ne- cesaria en algunas oportunidades, Las snujeres que morian en st. primer parto, eran adora- ddas como diosas; se decia que iban a un olimpo junto con Jos muertes por el rayo y los soldados muertos en com- bate (unién de tres situdeiones gue demuestra el simbo- lismo del pensimiento primitive). Tenjan adoratorios en barrios determinados y sus brazos arrencados de raiz ‘eran muy codiciados, porque servian de talisman a los gue- sreros jévenes en su primer combate y, lo mas curioso, a los Iadrones en sus fechotias. Los brazos de estas mule tes figarados en cerémica debieron tener Ia misma apli- ceavi6n. Comentario El motivo enfermedad nos abre un sendero por el cual podemos penetrar hondo en la trama del simbolismo, ti a manera de acercarmos a la realidad del pensamiento miigico, tanto de la expresién figurativa, como de la se- mantica. Los arqueslogos y, en general, todos los que es- tudian Ia historia de Jes culturas y del pensamiento huma- no, desconocen esie camino, en tanto que los médieos nos contentamos con diagnosticar las Iesiones, dedueiendo por cllas una ciencia médica nosogrifies, de nivel hipocritie €0, gue estuvo muy lejos de existir Las concepeiones médicas y de enfermedad entre los pri- mitivos americanos fueron enteramente mégicas. Si den- fo de este terreno se alcanzazon algunos éxilos trascen- dentales, como la aplicacién légica de la trepanacién, el uso de In quinina, de ta ipcca, del mervario, ete., 28 sim- plemente una de las mejores pruebas de que el pensa- miento mégico no deseeha 1a observacién empirica y arin puede entrar, como se ha supuesto ya para algunas de las adguisiciones neoliticas, en el campo de 1a experimenta- cidn de tipo cient Lesiones y enfermedades aparecen como metonimias, p= ddigndose suponer que en la realidad fueron algo m4s_pra- fundo de lo que sugiere esta figura: verdaderos compo- fnentes orgiinicos de Ins tramas migicas, indispensables para In germinacién de las simiontes; asi se explica que Jos encargados de sembrar y cosechar Ia papa, lo mismo que las divinidades tuielares del cultivo, tuviesen las mar- cas de la enfermedad. El pensamiento mitopoyético es, naturalmente, propenso al tropo; por Ia falta de letras y de tradicién adecuada en el Perd no yemos la manera de averiguar si hubo fase de metéfora previa a la metonimia. Los pueblos marcados por Ta uta se atribufan a Namsapa como epénimo, y cortar la cara en ritos danzantes era una forma de consagracién. La costumbre de cortar Ii cara al Santo Patrén, imitando las lesiones de la enfermedad ‘queds como una supervivencia en los pueblos endémicos, hhasta comienzos de este siglo. En la corémica mochica aparocen como lesiones diferen- tes, féciles de distinguir: la uta, el labio leporino y las ea fas cortadas; Io mismo ocurre can los jorsbados en la ce- ramica negra Chimt, en que se pueden distinguir diver- sas formas anatémicas de jiba. Las diferencias para el pensamiento mégico entre estas diversas lesiones, 1io eran nevesariamente las mismas que para nosotros. Debié ocu- reir con las enfermedades fo mismo que con las denomi- naciones totéinicas, que en casos se ajustan a una. sutil texonomia empirica, no obstante que sus téeminos tienen, ‘un significado completamente distinto al cientifico. 31 BIBLIOGRAFIA 1 AVILA, Francisco mz Dioses ¥ Hombres de Huarochirl Tradticcién de J.-M, Arguedas. Lima, 1966, 2 Boweosws. SF, y Scemmsmaw, N.S. ‘Prucbas deta existoncia de bocio precolombino en Guatemala’, En Antropologia e Historia de Guatemala. Vol. XII NZ, Tullo. 196! 3 Franawnez ns Ovteno ¥ VaLorz, Gonza.o. Historia Gene yal Natwral de tas Indias. Asuncidn 1985 4 Guanine Ponca ne Avia, F. Nuova Crénica 9 Buen Go- Dierno. Lima. 1956, 5 LeveSreauss, Canoe. FI Pensamiento Salvaje. México, 1964. 6 Et Totemismo en la Actuatidad. México 1968. 7 Manrisie Durix, C. ‘La Patologia en cl Arte Prehis- Pinico’. En Rev. Universidad de San Carlos, N’ IIL, 1960, 8 Las Ciencias Médicas en Guatemala. Guatemala 1964. 9 ‘Capitulo olvidado del Mal det, Pinto’. En La Reforma Médica, Lima, XXXII, N 489, 1946, 10 Monny SyivaNus G. La Civifizactin Maya, México 1953, LEYENDAS DE LAS ILUSTRA Fic. 1 La pardlisis facial, marca del rayo, Hawa en ta cerimica maya y en la peruana mochica, con las moda- lidades plisticas de las culturas respectivas. En esta pleza ‘mochiea hay que adimirar la sintesis selectiva de los rasgos ‘earacteristicos de In enfermedad, cuatidad que sugiere ol carécter abstracto, mneménico, y no hecho con inodelo ala vista, de la figura, (Museo de Berlin). Fc. 2 Perfil y frente de una figura maya que representa una trinidad de lesfones simbélicas: paralisis facial, hidro- pesia y joroba, (Museo de la ciudad de Guatemala. Proce dencia Kaminaluya, 300 a 500 de C.). Fic, 3 4) Divinidad apostematosa, Las pastulas cubren ta barba y se ven tambien sobre ei sombrero. Museo de ta ciudad de Guatemala, ) Sacerdote del dios apostema- oso; lo deifica una masearilla en mentonera, figurando Jas puistulas y la pera del dios. La pera fue atributo de dignidad en el olimpo maya y quizas también en ta satra- pia peruana. Bl sombrero del sacerdote ostenta las plist: fas, Museo de la Ciudad de Mexico. Fig. 4 Figura peruana con tumores 0 apostemas prurri- ginosas de la piel. Como en Ja ligura mexicana las lesio- 32 11 Oxotcawo, Povo om. Religién y Gobierno de tos Incas [IS71), Reeditado en coleccion Urteaga Romero. R. I, 1916, Lima. 13 Panniza, M. Ensayo historic sobre ef origen de ta en: fermedad venérea o de lus bubas ) de su antigiedad ianto Europea como en America. Guatemala, 1861. 13 Rosse, Enaout, ‘La Medicina entre los Mayas. Rey. Universidad de San Carlos, Setiembre, 1964. 14 SauincUN, Fe. BurNawoo ve. Historia General de tas Co- sas de Nueva Espaita. México, 1956, 15 SesouRNe, Laumerre, Pensamiento 9 Religién en el México Antiguo. México. 1364. 16 Suir, E, ‘Die Bunthemalten Geisse von Nazca im sidlichen Peru und die Fauptelements ihrer Verzierung’. En Gesammette Abhandtungen zur Amerikaniscten Sprach und Aitertumskunde WV, Berlin, 1923. 17 Weass Peo. ‘Contribueidn a la Historia, Epidimiolonis Clinica y Patologia del Mal del Pinto’. En Rev. de Med. Experimental, Vol. VEN? 14, Lima. 1947, ‘La Asociacion de Ia Uta y Verraga Peruanas en Mitos de la Papa figurados en la Cerimiea Mochiea’. En Revista del Museo Nacional, T. XXX, Lima 1951. 19 “Origen Americano de las Treponciiasis Sililis. PianMal del Pinto', En Rev. de Ginecvlogia y Obste: tricia, NT, Vol.IT, Lima, marzo, 1956 En 18 CIONES EN LAS PP. 33 y 34 nes abarcan también el sombrero. Motive repetido en Ja cerimica Chima y Chancay. Fis, 5 Los ciegos, los mertos y los tumores de ojo, se repiten en Ia ceramica mexicana y In mochica. La escena de reventar un ojo en fa mexicana, a) tumor de ojo en luna cabecita amuleto encontrada cn KaminabJuyit Guate- mala. 5) en un huaco mochica. Fic, 6 Hombres papa con nariz y labios comidos por la enfermedad uta. 4) tiene yemas de papa en las mejillas y leva el palo de sembra(quileascoxo), simbolo viril de Ja chacra, 6) hombre papa con uta y grandes tubéreulos que simulan verrugas. Fre 7 4) Papa hembra de cuyas yemas, figuradas como bulbas de mujer, brotan rostros maresdos por Ia uta, 8) Papa macho y' sus agentes de siembra y germinacion, al dies papa y los hombrecitos que siembran y recogen los tubéreulos, tienen los rostros marcados por la ula, Una lagartija dibujada sobre la frente y nariz del dios, representa uno de los agentes de propagacién de Ia infec ci6n utosa, en el folklore de las zonas endémicas. Museo do Arqueoiogia y Antropologia de Lina. José Maria Eguren Poesias y prosas inéditas Met-eS Tf ££ G& &» Ha venido ona alma en la sombra, se enciende y apaga, vagarosa se pierde en los cerros Akl bosque y Ia Tanda. Me figuro que Tleva cumplida misién encantada, Y que vuelve de citas remotas en nitida estancia, Imagine que ha dicho memorias con mudas. palabras, IDEA CION La idea en fa mente humana es un signo dingmico de ‘on proceso anterior. La intuicién revelatriz en conjun- cidn con Ja presencia objetiva y la imagen pretérita, crea Io que denominamos idea, La génesis de ta idea reclama la imaginativa de una linea de forma, un ele- mento atSmico espiritual positive, otro negativo yun determinante. La sucesin de las ideas motivadas por tuna atraceiéa de infinite, va creando el camino espi- ritual de Ia entelequia de le vida. La idea en forma cién se compone de dos elementos integrates: mas culino y femenino, Estos géneros que metafisicamen- te conforman los fenémenos y entidades son el prin- cipio de creacién expansiva, cuyos componentes se encuentran en todo organismo 0 ley de vida, En dos acordes, dos notas se distinguen dos géneros. La nota femenina es ascendente, Ia masculina determi- afiorando las igneas pasiones, 1a hora escarlata. Hay una alma que vucla eu la noche, se enciende y apaga, en Ta bruma buscando una estrella de obscura-mirada, Misteriosa en Ia livida nieve, rogresa callada al azul cabaret de la noche donde bebe cl alma. ante, La primera aligera, acorde con el impulso de afinacién que por su esencia mOvil puede transponer la gravedad masculina, De esta dualidad resulta una direccién mutual de valores, y del choque gestatorio de las fuerzas encontradas nace Ia evolucién de la ides, Es un principio de amor que surge de proyec ciones opuesias. La nota aguda enamorada de su in- tmediata de bajo son y ésta de a primera forman y alientan otra idea por cl querer, movimiento neces tio a toda creacién. Esta dualidad del arquetipo de la idea obedece a Ios conceptos de sintesis y antiliss. EL primero nos presenta una particula de amor que se ama a si misma y por la opuesta, deja de amarse y busca otra particula atrayente, Tal operacién no to- ca a un punto terminal, pues se verifien en unién y separacién y Hega a un efecto impulsivo de nuevas significaciones, EI proceso fisiolégico de la gormina- 35 PARQUE Miri en ai suenio de la alboruda, tun pare nuevo de Lima clara. Con palacetes roxas y zaxcos, con ventanales cspecanrados En los azules de los instantes, temblaba un tenue portal andante, En transparente torre de indigo, Ioia 1 maga cara de niiio. Se perfilaban con sus claveles, las animoras que nunca duesmen, Dnlees refan Jas wiias albas, cin nos Teva a estas indueciones. Podriamos pensar que de las fuerzas clementales encontradas se rea liza un modo orginico espiritual, que se instrumenia de sonidos mudos, pues no se puede pensar sin la palabra mental. Pero aungue se presuman las cau: sales de este modo, no se logea responder a las pre- guntas: Qué es la idea como exencia y causalidad? cExistird la idea por sf misma, 0 es tinicamente Io que comprendemos de ella? Bs decir, que para no- sotros hay una imagen positiva que Mamamos idea y 36 en Ia azotea de fa mafiana, El sol anrora aba los toques a las romanzas y a los amores Lima de gracia ftonada suave, por las ojivas de Tos miralles. Y en una gloria se repetia la sinfonela de las esquinas. ta dulanras y fantasco, Ja matutina que daba el cielo Fra el preludio, las iniciales; telepatia de Tos sofiares Lima aladina por un retiro vibré un encanto desconocido. fa distinguimos relativamente, Bsta incégnita es una accién cuyas posibilidades imaginamos y cuyo resul- tado, @ veces prevemos, Su existencia se prueba por cl final compensativo, indiferente 0 adverso, y por Ja relativa armonia mental de sus partes componen- tes. Se diria que la idea tiene vida propia, que puede crear, pues las sugerencias que produce son una es pecic de creacién. Pero no parece eyidente su pre- existencia como causa universal, por ser ella ereada y obedecer al determinismo de una accién tereera: ts casualidad, Una interaccién mental es una valider, pero su movimiento primo es de efecto casual: cusm do en Ia biveda silenciosa de la mente, nos pregun- tamos cuales son nuestras ideas, seluamos en reeuet do, pero Ia ereacién de una de ellas es del dominio subonsciente, EI ideal es cl corazén de la idea. Sine bolo del ideal es In montaia con sus claros alegres Ia Tuz evantina y sus mesetas aureolads, 1a. alti: tud csleste y sus abismos hondos. El Rombre de la montaiis contempla una cumbre més elevada sobre su frente y percibe en la noche la ciudad del amor, iluminads con prismas misteriosos. El ideal masou lino es un espejismo que se materializa en potencia vitsl, unido al femenino que sigue igual proceso de atraccién con sus valores delicados. Esta fusién de- termina Ja afirmacién humana: dos psicosis que. for- man un todo vital ascendente, Los resortes analiticos no producen a idea, tratan de descubrisla integral mente como un valor gestatorio o realizado. Son ye- hifeules de idea, puntos de accién cognocitorios. El ideal presenta cl misticismo de las ideas: una volun- ted causal, Infente; uma entelequia que fuera tnics- mente espiritual, de un. génexo volitivo y libre: como la azul cancién del bello amor, coma un sieho dis tante. LA IMPRESION LEJANA Loa tejanfa ex una Hamada inndmina, une dilatacién del espicitu, una palabra errente, Vértice de las. 20- nas espaciales, plega las alas en claridades mnisticas ‘Transmisora ineesante, atrae las mociones de la men te y los ensuetos, Cuando Ja tarde exe enclende los colores inmantados, dilata los sonidos y las sombras difusas, Si el tramonto nos lleva a los. paras. jgno- rados, el horizonte estéticodimana un pensamiento hacia el brillor o a los azules ténebres. Instign tos caminos con profusién de encanto; presenta los. cela. jes, Ias torres del silencio esperanzadas, les fontasias vesperales y el pais de los cuentos. Las nota que escuchamos iamediatas, al pareeer se pierden distin ciales. La misica parece siempre antigua: lejanfa del tiempo. La belleza es atraceién; a 1a belleza perogri- amos siempre. Un paisaje sin lejos, es timitado y prisionero, coricatura de paisaje, Buffet con sus vir siones de distancia a modo de campanarios, nos Ila ma con voz imperceptible. Lépine en su “Paris” pine ta drboles frondones de primer término, y en el fon- do se desvanece la ciudad de maravilla, una figure- rfa de clatidad; ef Paris de un suefio infantil es el amor del panorama; el amor inmediato es muy lejano por su tendencia de infinito inalcanzable. Mas Icjos esté una alma de la mente que el misterio nocturno. FI ideal de amor es aliento infinito y hay amor pre- sentido cuando abrimos los ojos a la lez, Amor de Ja mafiana; la mafiana viene de to remoto y nos al- canza. La tarde es movimiento y despedide. La no- che al parecer es extusista, pero se dilata en el mis. ferio. En la noche prenden los ideales y van siempre a los reflejos. La Iejania sensorial existe apenas. La sentimental ¢s infinita. Les religiones disefian un p: raiso de la altura, las estrellas rumben a desconoi dos espacios. 2Qué verdn los entes esiclares en fos azules nuevos? Lo que miran fos hombres en ef avién del sueiio; To que Jax notas, puro sentimiento, en sus galeries suaves. Es ideal de amor fa Iejania, un mo- vimiento interminado. La uz sintetizads, la palabra sin principio ni omega, siempre sola, EI amor siem- pre esté solo, en pos de una alma en fuga y es mayor soledad la mas distante. El viaje es una sucesién de partidas, como tas notas de un yerso meleneslico. La nave simboliza lo remote; un barco esté siempre dis- tante, y su venida al muelle es como un suefio. Es la mafiana que caz6 en la arena para la despedida de le tarde. EL futuro deviene, el pasado no es [a vida para nuestras horas de la espera, En el futuro esti el azul flotante, Ja cancién de las promesas que ven drd con estelas rumorosas en la noche distancial, con sugestién magnética y la brojula enamorada del’ nor: te pensativo. Bl futuro se deslfe en panoramas ince sanies, en Ia vitatidad inmanente, en sucesién inex perta y en [a imperacién activa, Una ascrcién a prio- ri del futuro terminarfa en figurera. El genio televi- sor alcanza tn matiz de estado ignoto. Se limita en el tiempo, porque la creacién humana es metaférica. pero su impulsién es de distancia, En el futuro esté a linea, el movimiento dilatado. Es el mayor alcan- ce, Ia proyeccién sentimental en el espacio iimite. El 37 espacio es infinito para nuestra concepeién. EL senti miento cs superior al espacio que es Gnicamente su mansién, El ideal de semtimiento es el maximo valor, superacién tal vex del infinito domina Ia distancia y toda despedida, Esta implica lo Iejano; es el bajel de aguas obscuras. La nave lenta se despide, el avién munca esté ausente; ni es la tarde, porque la tarde es un adiés. Cada bajel deja un amor Jejano; rambo remoto de si mismo Uega al umbral magnético como el rondin falaz. El recuerdo viene de le disiancia, de los paisajes breves. En simil ilativo, la esperanza. po- fhe fos ojos en Oriente a la Ilegada de la Iwz: busca en Ia noche ua mundo interminable, el insomne ideal y of corazén, [Dos poemas y dos motives inéditos de J. M. Bguren El titimo estilo de Eguren —al cual pertenecen estos poe- mas— obedece a un abandono de sus primitivas con- cepciones posticas, al abandono de los ambientes en que anteriormente se habia Taovido, La anéedota casi desae parece para convertirse en forma musical, en pintura abs- racia de sentimientos condensados. En RoXMwetas. al eanzé Eguren la austeridad estrieta en que culmina su impresionismo. No atomizando paisajes pero captando Iu més intimo. Estamos lejos de las difuininaciones an terfores. Por via de exactitud y sugerencia el poeta des- materializa el paisaje Al decir esto pienso en: Patéri a, en Favila, en La cancién det regreso y en los poe- unas que ahota se publican, En Mistica el misterio se encuentra latente e inaprensible ‘en lo desconocido, Mediante un sortilegio verbal cl pocta trasmmuta los sentimfentos, los adelgaza hasta convertirlos en puro simbolo. Es un’ mondiogo pretado de soledad y de recuerdos, EL parque ¢s de concepcion totalmente diferente, Si Mis fica es un poema romintica de forma abstracta, ED par gue es un poeina impresionista de miniatura; Ia vision de la ciudad a tavés de una pupila candorosa. De una pur pila que 10 gue observa Io transforma en simbolos muy personales de trascendencia psicoldgica. De su ultimo estilo postico a su prosa hay una contra diccion, Si su poesia se fue desnudando con el tiempo, Ja prosa de Eguren, que pertenece en buena cuenta a la lima etapa de su ‘vida de escritor, es sobrecargada, ba- rroca, Su prosa es ajena a las caracteristicas de la'pro- sa comdn, su intencion es poética o filosética y en ella Eguren trxta de eapiar el desenvolvimiento sicoldgico de Ja naturaleza y el arte, escogiendo el medio de aprehen: sida cartesiano, 38 Datas sobre los originales ‘Mistica se ha conscrvado en una hoja autografiada a tinta y, desde la palabra callada del antepenttihino verso, meca: nografiada, de 143 x 217 em, eserita por los dos lados, F) titul del poema esti escrito « lapiz. EL parque se ha conservado en varios manuseritos que ho presentan diferencias de redaccion, El que hemos wti- lizado ha sido el de dos hojas snecanografiadas de 21.5 x 327 em, escritas por un solo lado, La irspresién lejana se ha conservado en seis hojas auto- grafiadas a Iépiz de 130 x 223 cm, eseritas por ambos lados a excepcidn de la iiltima que to est por und solo, EL titulo del motivo esté escrito en la dltima pagina a lir piz rojo, Ideacicin se hia conservado en dos manuseritos. El prime: ro, doce hojas autogratiadas 2 lipiz de 136 x 209 cm, eseritas por un solo lado, El segundo —que es el que hemos utilizado— dos hojas mecanografiadas dle 217 x 334 em, com correcciones a Lapiz, eseritas por un solo Indo. Las hojas evan el membrete: Ministerio de Ins. truccién, Direccién General, con el escudo peruano, El texto de La impresién ejaa no siempre ha sido de {Heil lectura, “Consultando la. tesis INTRUDUCCLUN a EQU- REX presentada ala Universidad de Innsbruck por José Luis Rouillén, S. J., hemos encontrado tna version de os- te motivo que no 'difiere sino en pequefios detalles det manuserito que hemos semuido. En los casos en que me- joraba el texto no hemos dudado en eorregitlo, Los manuscritos descritos anteriormente se encuentran en Ja Biblioieca Nacional del Per de donde los hemos co- lado. RICARDO SILVA SANTISTEBAN]

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