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COMUNICACION 1.1 Sesion Técnica *_1_;___RECONOCIMTENTOS PREVIOS -TT0L0 UN PARAMETRO GEOMECANICO ALGO INQUIETANTE: EL R.Q.D. AUTOR(ES) ELIAS GARCIA GONZALEZ -Director de la Divisién de Obra Civil de I.N.E.C.0. -Presidente de la subcomisién "Tiineles" de Unién Internacional de Ferrocarriles (U.I.C.). SIMPOSIO SOBRE PROYECTO DE 'TUNELES Valencia H-L3 mio 1983. if RESUMEN Con motivo de un exémen eritico de los métodos de estudio del proceso de proyec- to y construccién de un ténel, con la mirada puesta en el proyecto de los grandes téneles ferroviarios que conlievabe le puesta en préctica del Plan General Ferro viorio, y en concrete estudiands uno de los procedimientos de abordor el tema, = el asocieds o los Clasificaciones Geomecénicas, nos encontramos con este notable Goncepto. Van a continuacién unas reflexiones sobre el mismo, contadas casi como me fueron surgiendo cronolégicamente, de modo que conserven su aire de intriga, tal como o mi se me presentoron. INTRODUCCION Todo técnico relacionade con el estudio de los tineles se encuentra con frecuen- cia con él, pues tiene un gran protagonismo en numerosos cuestiones, por si mis- mo 0 a trovés de clasificaciones geomecénicas ton prestigiosas como la de Bieniaws ki (1973) y le de Barton et al. (1974). Por ejemplo DEERE et al. (1970) (entre al- se encuentra uno de los més directos ex-colaboradores de Terzaghi, R.8. PECK) ~~ ofrecen unc table pera el dimensionamiento del sostenimiento inicial de un ténel sin més datos de entrada que el R.Q.0. y el modo de excavacién (convencional 9 - *topo"). También WHEBY (1971), explicando un programa (COHART) para el céleulo - por ordenador del coste de un ténel, programa financiado por el Ministerio de - Transportes norteamericano, e inspirado en los resultados del trabajo anteriormen te citedo, incluye més de una docena de gréficos con eje de absciscs el R.Q.D. en ordenadas velocidades de avance y sostenimientos necesarios para tineles y 90 zos de diversas formas y dimensiones, con lo cual pueden determinarse los costes. Otros gréficos y correlaciones con el R.0.D. como elemento representante de una ~ masa rocosa se comentan en el Apéndice NO 1. lo lecture de todas estas referencias nos inducen a pensar que el R.Q.D. es una caracter{stica bien definida de una masa rocosc, como puede ser, por ejemplo, su densidad. Pero enseguida vemos que eso no es cierto, porque, si por ejemplo, se trata de una mesa con una sola familia de discontinuidades como los de le figu- ra 1 tendremes, recordando que OD = 100 ~2uma_de longitudes de fragmentos > 10 cn oni ee en el caso a): RQD = 0, pues todos los fragmentos serfan de longitud menor de 10 cm., y en el caso 6): RQD = 100 por ser todos iguales a 9¥2~ 13cm>10 cm. . Uf SS Figura 1 i3 ta 2 Puede pensorse que el ejemplo es algo rebuscado y poco realista. Pongamos un ejem plo con dos familias de discontinuidades (figura 2) ortogonales. Un sondeo como SONDEO 2 SonDEO 1 wy Figura 2 el indicado, que pasa por los puntos medios de les caras ortogoncles que limiten un bloque, nos darfo fragmentos, S’, de valor LViee De modo que si, por ejemplo, S=8 cm. y t = 30 cm., resulta S’ = 15,5 cm.; es decir el RQD osociado a esta orientacién del sondeo valdrfc 100. Pero un sondeo orientado en la direceién de S nos volverfa a dar RQD = 0. Y, fécil es comprobar, que un sondeo tal como S,, nos darfo un voler ROD = 75. En resumen el RGD de una masa rocosa parece que viene muy influenciado por lo di reccién y posicién del sondeo con relacién a las discontinuidades. Seguramente — de una manera menos dramética que la que acabomos de exponer, pero si de mone: ra suficientemente diferenciada como pore consideror poco correcto que el RD obtenido a través de un sondeo cualquiera, nos represente a la masa rocosa. Sos pechamos que puede tener un carécter omisétropo tan acusado como otros paréme-— tros (resistencia, médulo de deformacién, ...). En consecuencia tratamos de encontrar alguna matizacién a la definicién de R.0.D. buscando sus origenes. Y para ello consultomos, por aquello de hacer patria, a ~ colegos espafioles, empezando por M. Romana (1982) y por E. Moreno (1981). Ambos nos remiten a ia siguiente referencia: DEERE, D.U. (1963): “Technical description of rock cores for engineering purposes." De las revistes: = Rock Mech and Eng. Geol. Vol I. pp. 18-22, segtn M. Romena, y . Felsmechanik und Ingenieurgeologie. Vol. 1. N@ 1. pp. 16-22, segdn E. Moreno. Y, efectivamente, encontramos dicha referencia (son la misma revista) y el ar- tfeule citado ocupa las pégines 16-22 del Vol. I. N@ 1. (Llomaremos R.F. Deere 1963 @ esta referencia.) Pero, ante nuestra sorpresa, vemos que nada se dice en él acerca del R.Q.D. En combio se hace una de las més lécidas y concisas exposiciones sobre la importon 14 1-1 3 cia de las discontinuidodes, y los parémetros que las caracterizan, en el compor tomiente de las mass rocosas. En particular indica que "... 21 comportamiento = de una obra de ingenierfa en unc masa rocosa atravesada gor discontinvidades vie ne seguramente més influenciado por el carécter de las superficies que la forman y por el tipo del material de relleno, que por la mera presencia de los disconti fvidedes", cosa que en alguna ccasién hemos podido comprober de forma bien paten te. Pero, repetimos, ni una sole palabra sobre el R.0.D. de forma que, pensomos, M. Romena y E. Moreno han svfride un ligero error y nos han puesto sobre una fal sa pista, que, en cualquier caso agradecfa, porque el articulo mencionado no pue. de ser més interesante. a De modo que buscamos referencias foréneas, y empezomos con la obra clésica de HOEK, E., y BROWN, E.T. (1980). Y estos autores nos remiten a: DEERE, D.U. “Technical description of rock cores for engineering purposes” Rock Mech. and Eng. Geol. Yol. 1, N21, 1964, pp. 17-22. Miramos los némeros de la revista correspondientes a 1964 y no encontramos ningy na referencia con dicho titulo. De modo que, pensemos, también los extranjeros se equivocan, sélo que por via doble, en el affo y en el contenido del articulo que citon. Y, pensamos, lo mejor es recurrir a BIENIAWSKI (1973) y a BARTON et cl. (1974), yo que, al incluir en sus respectivos clasificeciones el R.0.D. como uno de los porémetros principales, lo habrén estudiado « fondo, consultondo las referencias originales correctas. Pues bien, BIENIAWSKI (1973) nos envia al mismo sitio que HOEK y BROWN, inclui~ dos el offo y los péginas, mostrando los extranjeros una clara tendencia a equi- vocerse de manera uniforme. Pera como el ilustre profesor publica con cierta -— Frecuencia art{fculos y libros sobre el tema que nos ocupa, hemos consultado la Gltima referencia suya que conocemos, BIENIAWSKI (1984), para ver si hubo error en su escrito de 1973, pero welve a remitirnos al mismo escrito ya citado. En cuanto a BARTON et al. (1974) también nos remite a R.F. Deere 1963, sin equiv vocarse en fecha ni péginas, pero sf en lo fundamental porque, repetimos, en R. F. Deere 1963 ni se menciona el concepto de R.Q.D. Ante esta situocién, y vistos los resultados de otras pesquisos con envio, equi vocando o no fecha y/o péginas, a R.F. Deere 1963 (Ver apéndice N® 2), decidimos seguir los pistes del propio presunto padre del concepto, D.U. Deere, que también es asiduo publicista de los revistas especiclizados. Y empezamos por le referencia ya citada, DEERE et al. (1970), que, ol comentor - la nocién de R.@.D. nos remite a DEERE et al. (1967) (entre al. no figura ningu- no de los del afo 1970). En este escrito se den indiccciones muy concretos acer- ca de como obtener el R.Q.D. a partir de un sondeo, y también se sefiolo que, efec tivamente, varic con le orientacién del sondeo, 0 de lo Lines imaginaria que sir ve de referencia para contar las discontinuidades en un afloramiento superficial, citondo un cose conereto con R.@.D. oscilando entre 63 y 85 ol varior la orienta cién. De esto forma pudimos comprabor que, en efecto, ya en sus origenes, o en = Fecha préxime a sus or{genes, se era consciente de este factor de imprecisién, - junto con otros més divulgados como los originados por le mayor o menor habilided del sondista para evitar roturas que pudieran comfundirse con discontinvidades - naturales de le roca. Sin embargo le intriga continua, porque este mismo escrito nos remite, para con cer el origen del R.0.D., o lo R.F. Deere 1963, sélo que indicando afio 1964 y p& gins 17-22, es decir con el méximo de equivocaciones. 15 Como no es posible admitir que desconocen la R.F. Deere 1963 ni M. Romana ni - E. Moreno, ilustres entre los ilustres espafioles; ni Bieniawski ni Barton, cuyas clasificaciones resultan de una no oculta mejora del concepto R.Q.D.; ni menos su propic padre © autor, D.U. Deere, sélo podemos, de momento, concluir que el R.Q.D. es un concepto fecundo, pero algo inguietante. Y con indudable encanto, como luego verenos. Por si puede aclerarnes esto cuestién del verdadero origen del concepto R.0.0. hace unos dias escribimos a D.U. Deere, conténdole lo esencial de esta historia. INDUDABLE ENCANTO DEL 8.0.0, Salvo precisiones mayores que,eventualmente, nos suministre D.U. DEERE, creemos que este concepto vio la luz escrita en el afio 1966, casi similténeamente en lo Universidad de Minnesota, con motivo del octavo Symposio norteamericano sobre - mecénica de rocas (15-17 sept. 1966) y en Lisboa, en el marco del primer congre so de la ISRM (25 Sept.- 1 Oct. 1966). Y este parémetra, que nacié como una me= jora del indice de recuperacién de materiol en un sondeo, antes de los diez afios habfe penetrado en los campos més importantes de lo Mecénica de Rocas y especial mente en sus aplicaciones a los tineles. Y con una fuerza que, sespecho, incluso ebrumabo un tanto a su creador, quien, comentendo su inclusién en los clasifico- eiones de Bieniawski y Barton et al., advert{a: “The RGD method is not infallible and it must be used with judgugement." (DEERE, 0.U. (1977), pp. 394). Contribuyeron a su éxito lo intuitive del concepto, su facilidad de obtencién y, seguromente algo adicional que, como todo lo encantedor, es dificil de parametri zor. Veamos un ejemplo. LOUIS (1974), después de estudiar el R.Q.D. como paréme: tro caracterizador de lo fracturacién de una masa rocosa, sin remitirnos a la - R.F. Deere 1963, dice que el R.@.D. es un pardmetro simple, de obtencién my ré. pide, y por lo tanto muy Gtil en la préctica, pero que, sin embargo, presenta numerosas deficiencies (subrayado de Louis). Por lo que, a continuacién, define un perémetro més significotivo, el médulo de fracturacién medic, MF: Longitud, en em., tal que la suma de fragmentos de longitud superior a MF representa el ~ 50% de la longitud total del sondeo. Pues bien, la hora de lo verdad, al establecer los diagramas caracterfsticos de su clasificacién geotécnica de los macizos rocosos (ver Apéndice 1, punto 6), Louis utilize como parémetro caracterizador de la fracturacién no MF, que acaba de definir, sino el R.0.D. que acaba cosi de descolificar. El atractivo del R. @.D. no puede, pues, ser mayor. Y viene a confirmarlo el propio comentario de - Louis que, en nota de pie de pégina, explica que concede més peso al pardmetro MF, que es més representativo, pero que utiliza el R.0.0., por rozones de como- didad. LR. Y_LAS CLASIFICACIONES GEOMECANICAS. Como consecuencia, seguramente, del toque de atencién lanzado a todos los gobier nos por lo conferencia que, bajo los cuspicios de 1a 0.C.0.E., se celebré en Washington en 1970 para trator del tena “Téneles" y que reunié lo cifra inusita~ da de unos 340 delegados, surgié un extraordinario interés por todo lo relaciona do con el tema, creéndose sociedades nacionales, entre ellos nuestra AETOS, y ~ una internacional, ITA, y muchos paises dedicaron fondos o 1a investigacién de - diversos aspectos relacionades con el proyecto y lo construccién de tineles. 16 1-1 Em EE.UU., y en relacién con el temd que nos ocupa, surgié una clasificacién de los macizos rocosos, fundamentada en el estudio de 33 tineles, WICKHAM et ol. (1972). Al amo siguiente, en Africa del Sur, y fundada en el estudio de 49 ca- sos, surgfa otra de las més populares, BIENTANSKI (1973). Y un amo més tarde, - en Noruege, nacfo una tercera, BARTON et Al. (1974), que junto con las dos ante riores forman el trfo més popular, y aplicado en lo préctica, de los estudios — destinades a definir los sostenimientos de los tineles. Otros clasificeciones, 0 mejoras de las onteriores, nacieron después, y siguen naciendo. Por ejemplo, en Jopén, y basads en el estudio de 821 secciones de 50 tineles ferroviarios, YOSHIKAWA y ASAKURA (1984) establecieron un método para el disefo de tineles ferroviarios. En Espafia, GONZALEZ DE VALLEJO, L.I. (1983), ha puesto = punta una muy sugerente clasificacién, basada en dates de aflora- mientos superficioles y afiadiendo parémetros tan pertinentes como los relacio- nados con lo historia geolégica de la formacién rocosa. Y también E. MORENO - (1982) ha introducide un factor cuyo conccimiento es imprescindible para enjui- cior lo estabilided de un tinel: las deformaciones esperadas en un determinado tGnel, ol cabo de un cierto tiempo, en una zona cuyas caracteristicas geomecéni cos vienen dadas por el RWR ({ndice de Bieniaski} = Pues bien, creo que el mérito mayor que podemos atribuir al R.0.D. (Rock Guali- ty Designotion) es el estar en la base de todos estes clasificaciones, ton pro- fusomente utilizadas y estudiadas. Concretamente Barton et al. (1974) expresan Jo ideo clara de que, en esencia, su closificacién proviene de una mejora del indice R.0.D., especialmente mediante lo considerccién del nimero de familias de discontinuidades (RQD/Jn). Otros dos foctores correctores, que tienen en cuen ta lo rugosidad y olteracién de los juntes el primero (Jr/Je), y el estado ten-— sionol y la presién del agua el otro (Jw/SRF), dan el valor corregido: ROD Jr Jw Tare on oka que da directamente el valor de Q, indice de Barton et al. (1974). Dicen estos autores que su clasificacién se desarrollé con independencia de le de Wickham et al. (1972) y lo de Bieniawski (1973). Pero seguramente todos cone cian, a pesar de le paradéjica situacién que hemos descrito en le INTRODUCCION, el escrito de Deere que hemos denominade R.F. Deere 1963 y que un juicio preci- pitado podrfa inducirnos a pensar que nadie ha leide, ni siquiere su padre. Pues bien, en este escrito, como ya hemos indicado, se encuentran descritos, con un lenguaje précticamente idéntico al utilizado en les clasificaciones que comento- mos, un grupo importonte de los parémetros que entran en juego en les mismas. La introduccién del concepto ROD vino un poco después. Y con él una primera closifi cacién de les mosos rocoses, con adjetivos tan elementales como excelentes, bue~ nos, regulores, malas, muy molas, que es la terminologfe usada en las referencias de los escritos de Deere presentados en Minneapolis y en Lisboa en 1966. Con el escrito de 1963 y los de 1966 Deere habfa puesto los cimientos de las closifica- ciones que vinieron después. COMENTARIO FINAL Todo lo anterior nos hizo penser que el R.0.0., sus orfgenes y sv desarrollo, me recfan un amplio comentario que pusiera de monifiesto su utilidad y su importan— cia, pero poniendo de relieve; también su fuerte onisotropfa potencial, que ya ha sido estudiada y hey pavtas para cuantificorla, pero que no esta suficientemente divulgada, lo ‘eval puede conducir en ccasiones a groseros errores, a {et 6 afiedir a unos métodos como los de las clasificaciones geomecénicas, que ya de ‘erigen no son muy refinadas. Lo cual no nos debe conducir o pensar que los demés métodos (especialmente los numéricos) son siempre tan refinados como pudieran parecer a primera vista, aun que a veces sf que lo son. Y, pore situar esta note sobre el R.Q.D. en el contexto de este Symposio sobre el Proyecto de Téneles, y como resumen final, diremos: = El porcentaje de recuperacién de material obtenido de un sondeo ya nos do una pista sobre le calidad, o efectos ingenieriles, de una masa roco. so figurada. = Mucho mayor partido puede sacarse de un sondeo si se hace uno descrip- cién del mismo en los términos que se recomiende en la R.F. Deere 1963 (tipo, espociado, orientacién, carécter y relleno de las discontinuida des, os{ como de la litologia, textura y dureza del material). . Mis tarde, en 1966 segén las pistos disponibles, Deere introduce el con cepto de R.@.D., que tiene en cuenta la fracturacién de la masa rocosa, pero de una manera my simple, contando, porcentucimente, solamente los Fragmentos sanos de longitud superior a 4 pulgodas (10 om.). Ya los tres ohos Deere y aus colaboradores, sin més apoyos de origen geomecénico que el R.Q.0., siendo asf que desde 1963 se disponfa de las pautas ya comen- tades sobre el anélisis de las discontinuidades y las coracterfsticas del material rocoso, socan a la luz una metodologia completa para el disefio de los sostenimisntos de un tinel, en roca o en suelos. Lo cual, sin du- da, nos parece una extrapolacién un tonto audaz, sélo utilizable si no se dispone de otros datos, y con todas las cauteles posibles. - Aprineipios de los afios 70 surgen un grupo de clasificaciones que ya, o efectos de caracterizor una masa rocosa desde el punto de vista’ ingenie- ril, y especialmente desde el punto de vista del proyecto de los ttneles, tienen-en cuenta ademés del R.Q.0. otros parémetros importantes. Inicién- dose una via (continuéndola, dirfomos mejor) muy préctica y econémica, en general, de estimar, a nivel de anteproyecto, el proceso constructivo y los sostenimientos de los tGneles. Y también bien fundado, con todas las reservas, al tratar cada caso concreto, que se derivan de los métodos es todisticos. Pues, en esencic, la via de los clasificaciones geomecénicas, consiste en el establecimiento de correlaciones entre ciertos parémetros que caracterizan el terreno y los que definen el sostenimiento de solu- ciones exitosas, métodes constructivos, deformaciones previsibles, cargos sobre los sostenimientos, ... Y naturalmente le ficbilidad de los resul- tados depende de la calidad y contidad de la bose de datos sobre la que se establecen los correlaciones. Que de momento no parece muy omplia, si pensamos que Wickham et al. (1972) se apoyaban en datos de 33 tdneles, Bieniaski (1973) de 49, Barton et Al. (1974) de 200, Yoshikawa et al. - (1984) de 50, etc.... Posiblemente esta via podria mejorarse si algin - organisme internacional de los existentes, I.T.A. seguramente, hiciese une recopilacién sistemitica, mediante cuestionarios y procedimiento de obtencién de datos normalizados, de los tdneles en construccién 0 cons- truidos de les que se disponga de datos fiables. = De modo que con le ayuda de estos métodos sencillos, y los més refina- dos basados en procedimientos numéricos cuando sean pertinentes, y del seguimiento in situ de Jos deformacianes y tensiones reales del terre- ne, come recomiendan unanimemente les partidarios, ereadores 0 defenso res de los otros procedimientos, pueden obtenerse tineles construidos con seguridad y estables de forma econémica y en plazos razonables. 18 REFERENCIAS BARTON, N., LIEN, R., LUNDE, J. (1974); “Engineering classification of rock masses for the design of tunnel support”. Rock Mechanics 6, p. 189-236. BIENTAWSKI, Z.T. (1973); "Engineering clossification of jointed rock mosses". 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Lo més audaz, seguremente, de las aplicaciones del R.0.D. es la ya comenta- da en lo INTRODUCCION: para dos modos de excavacién, convencional (D.8.) y con tuneladoras (T.8.M.), DEERE et al. (1970) ofrecen una tabla en la que, o partir del R.0.D., se obtiene el sostenimiento inicicl de un tinel. Dicho tobla viene repraducida en otras referencias, por ejemplo ROMANA (1980) y HONK, E., BROWN, E.T. (1980). Otra, del mismo orden de audacia, es lo ya mencionada aplicacién al célculo del Coste de construccién de un ténel, WHEBY (1971). En DEERE et ol. (1967), pg- 252, se correlociona la frecuencia de fractura- cién, f, (ndmero de francuras por unidad de longitud), con el R.Q.D. También, pg. 254, se indica que R.0.0.¢100 (VF/VL)2, siendo VF y VL las velocidades de propagacién de una onde sismica a través de una mase rocosa (Vp ) y a tra vés de una muestra de roca no fisurada (VL). Y se sugiere una correlacién — entre R.0.D. y Er/EL, siendo Er = médulo de deformacién de lo masa rocese y EL = médulo de deformacién de una muestra no fisurcda. En KULHAWY, F.H. (1978) se reproduce uno curva que relaciona el R.@.D. de una masa rocosa fisurada con la presién admisible para no sobreposar un asiento de 12,7 mm. (0,5 inch.}. Y se describe una forma bien curiosc de obtener el R.Q.D., correlacionéndole con lo frecuencia de fracturacién y con Er/EL. GODMAN, R.E. et ol. (1980) también describen uno forma de obtener R.Q.D. me~ dionte némeros cleateries, y lo correlaciona con la frecuencia de fracturacién. LOUIS, C. (1974) establece cinco zonas en el plano (Re, R-Q.0.}, siendo Re lo resistencia a compresién simple de uno roca, que sirve para clasificar o una masa rocosa desde el punto de vista de su excavabilided (explosives, tu nelodoras, rozadoras, ...]. Y sugiere lo curios{sima propiedad de que los — limites entre clases pueden definir masos rocosas para las cuales Vr = cte. Y, en el mismo plano, define otras zonas en relacién con le estabilidad del frente de ataque de un ténel. Un gréfico anélogo, con iguales obscisas y ordenadas que los utilizadas por LOUIS, C. (1974), propone GIORDANO, M. (1974) para estimor el rendimiento de una miquina excavadora. MERRIT, A.H. (1972) establece tres zonas en el plano (anchura de un t6nel, R.G.D.) con requerimientos distintos de sostenimientos: zon que no requie~ re soporte elguno, o algun bulén local; zona que requiere bulenado sistemé- tico; zona que exige cerchas metélicas. Tombién establece una correlacién, no lineal como le indicada an el punto 3 de este apéndice, entre R.0.0. y (verv)2, DADOS, A.T. (1984), estudia el enclaje de rocos fisurcdes horizontal y ver- ticalmente, correlacionendo R.0.D., la longitud de los bulones y el médulo de deformacién efectivo. PRIEST y HUDSON, en unaserie de articulos, iniciada en 1976 y publicados en la reviste Int. J. R. Mech. and Min. Sciences, han estudiado a fondo el tema de lo fracturacién de los masas rocosas y en particular lo frecuencia osociada a alineaciones rectas de orientacién variable. Y, a través de unos correlaciones con el R.@.D. obtienen férmulas para determinar el valor de este parémetro aseciade a cada direccién. Concretomente, Priest-Hudson - (1979), Siz ndmero de familias de discontinvidades fi = frecuencia asociade « una recta perpendicular al plano director de las discontinuidades de la fomilic i @i = Sngulo de uno recta, @, dada (direccién de un sondeo por ejemplo) con lo recta perpendicular anterior Fg = frecuencia asociede o 1a recta-sondeo resulto fo= S$ ficos £ isl y le ferme: Rade = 10027! 0,1 fs 1) nos da con gran aproximacién el RGD verdadero asociado o lo recta . Los autores, PRIEST, $.0., HUDSON, J.A. (1976) citan un error de s6lo un 5% en 27 sondeos en los que se contrastoron los valores reales con los de lo for mula onterior. Es curiose que estos autores, que han dedicado tantas horas de estudio a es to cuestién, evande indicon el origen del R.@.D. tombién nos remiten a R.F Deere 1963. Lo férmula de Priest y Hudson se deriva de ajustor una curve exponencicl - negativa a lo curva de distribucién de frecuencics de los fragmentos defi- dos por las discontinuidades. SEN y KAZI han estudiado otros tipos de cur- vas, abteniendo otros tipos de correlaciones. También nos remiten a R.F. Deere 1963, como origen del R.0.D. Barton et al. (1974), eitande una comunicacién privada de Polmstron, indi can que, en el caso de masas rocoses sin arcilla Rao Rap 115 - 3,3 Jv (ve 4,5) 100 (si v4.5) siendo Jv = némero total de juntas por m’. Esta férmula presenta gran analogia con le que dan Priest y Hudson (1976) Rap siendo f 110,4 - 3,68 f, para 6g F< 16, ndmero de juntas por metro lineal. Cording y Deere (1972) explican de forma admirablemente clare las grandes diferencias entre el modo american, heredado de Terzaghi, pore estabilizar grandes excavaciones subterréneas, a base de pesados cerchas metélicas y el método a base de bulones. & incluyen un gréfico bien expresivo en el que, o portir del R.Q.D. de la maso rocose, se obtienen las cargas de céleulo que Corresponden a ambos métodos, muy inferiores para el caso de bulonado. Un 22 1-1 n caso préctico, en el que se pusieron de manifiesto de forme drométice estas diferencios, lo narra, con no disimulodo orgullo, el crecdor (0 recreador), de NATH, Rabcewiez, en relacién con la construccién de unos tineles en Pa- kistan (presa de Tarbello), Rabcewicz-Golger (1974). En el 5 y Gltimo voldmen, Steiner-Einsteiin (1980). de una obra monumental redactada por el M.I.T., por encargo del Ministerio de Transportes nortec- mericano, sobre los diversos métodos de abordor el proyecto de un ténel, - se revisan los métodos empfricos, y se dedicon muchas de sus 540 pégines ol R.Q.D. Muchos de los gréficos comentados en este Apgndice pueden verse en esta referencia si no se dispone de los referencias originales. Y cit otros, indicando su origen, que no hemos podido comprobor debido a lo dilatado de los plazes que en general son necesorios para la adquisicién de documenta- cién técnica de los EE.UU. No obstante, y con las reservas debidas a que - tombién estos autores nos remiten a la R.F. Deere 1963 como origen del con- cepto R.0.0., comentaremos algunos de los grdficos y correlaciones que inclu yen en su libro. En la pg. 108 hay un gréfico con tres curvas. En abscisos se entra con el R.@.D. yen ordenadas tenemos el factor de carga para el célculo de cer~ chas metélicos: segn Terzaghi, segin Deere y colaboradores, en funcién de que le excavacién se haga mediante 0.8. o con T.8.M. También se describe, pp. 109-111, la correlacién entre R.0.D. y les condiciones del terreno se~ gin Terzaghi- Entre las pgs. 143 y 171 se describe con detalle el método de Deere y cola boradores para la obtencién de los sostenimientos de un tdnel. Y en particu lar se divide el plano (R..0., anchura de la excavacién) en tres zonas con exigencias de sostenimiento méximas, medias y minimas (pg. 157). Y entre las pgs. 447 y 461 se estudian los trabajos yo comentades de Priest~ Hudson (1979) y los de una tesis doctoral de Dershwitz, presentade al M.I.T. en 1979, en la que se obtienen férmulas para el ROD en el caso de disconti-~ nuidades no paraleles ni persistentes. 23 1-1 12 APENDICE N22 ALGUNAS REFERENCIAS (EQUIVOCADAS 2) SOBRE EL ORIGEN DEL CONCEPTO R.A.D. 1. BARTON et ol. (1974): "Jc. He also doubteb thot the RQD index (DEERE, D.U.- Technical des— cription of rock cores for engineering purposes. Felsmechanik und ~ Ingenieur geologie, Vol. 1, No. 1, 16-22, 1963) could give a suff. ciently complete description... 2. PRIEST et al. (1976): "J.. The results of @ sconline survey or the quality of rock cores recovered during a site investigation programme can be described - using the method proposed by Deere: Technical description of rock cores for engineering purposes. Rock Mech. Eng. Geol., 1, 17-22 = (1964). 3. KULHAWY (1978): « Instead the RQD is logged (Deere, D.U.- Technical description of rock cores for engineering purposes. Rock Mech. Eng. Geol. Vol. 1, No. 1, 1963, pp. 16-22, and Deere, D.U. et cl., Design of surface - ond near surface construction in rock. Proc. 8th Symp. Rock Mech. AINM, 1967. pp. 237-302)..." 4. GOODMAN, R.E., SMITH, H.R. Div. Feb. 1980, p. 191: RQD and fracture spacing.- Journ. Geot. Eng. "1. R.Q.D. values (Deere, D.U.- Technical description of rock cores for engineering purposes. Rock Mech. Eng. Geol. V. 1, 1964, pp.17-22) are commonly used for estimating rock-foundation..." 5. HOEK et al. (1980): +... In 1964 Deere (Technical description of rock cores for enginee~ ring purposes. Rock Mech. Eng. Geol. Vol. 1, No. 1, 1964, pp. 17-22) proposed a quantitative index based upon core recovery by diamond. This R.@.0. has come to be very widely used. Engineering behaviour of rocks. Ghopman ond Hall, 1983, p. 168: . Other similar classifications... as have Deere’s (Deere, D.U.: Technical description of rock cores for engineering purposes. Rock Mech. Eng. Geol., 1, 1964, 16-22) concept of R.Q.D...." 7. BIENIAWSKI (1984) = "J.. Deere’s classification (Deere, D.U.- Technicol description of rock cores for engineering purposes. Rock Mech. Eng. Geol. Vol. 1, No. 1, 1964, pp. 17-22) introduced de R.Q.D. index, ..." 24 tel 13 SEN et al. (1984): "... some descriptive parameters have been defined in terms of dis continuity spacings ond numbers, such as the R.@.D.: Deere, D.U.— Technical description of rock cores for engineering purposes. Rock Mech. Eng. Geol. 1, 17-22 (1964)." DEERE et ol. (1967): #71! . Another quantitative index which hes proved useful in logging rock core is a rock quality designation, RQD, developed by Deere (Deere, D.U.- Technical description of rock cores for engineering purposes. Rock Mech. Eng. Geol. 1964. Yol. 1, No. 1, pp. 17-22)".

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