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HISTORIA CONSTITUCIONAL

ARGENTINA Y LATINOAMERICANA
I

Documentos de trabajo
Declaración Universal de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (26 de Agosto de
1789, Francia)

I. Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en cuanto a sus derechos. Las
distinciones civiles sólo podrán fundarse en la utilidad pública.

II. La finalidad de toda asociación política es la conservación de los derechos naturales e


imprescriptibles del hombre. Esos derechos son la libertad, la propiedad, la seguridad y la
resistencia a la opresión.

III. La fuente de toda soberanía reside esencialmente en la Nación; ningún individuo ni


ninguna corporación pueden ser revestidos de autoridad alguna que no emane directamente
de ella.

IV. La libertad consiste en poder hacer todo aquello que no cause perjuicio a los demás. El
ejercicio de los derechos naturales de cada hombre, no tiene otros límites que los que
garantizan a los demás miembros de la sociedad el disfrute de los mismos derechos. Estos
límites sólo pueden ser determinados por la ley.

V. La ley sólo puede prohibir las acciones que son perjudiciales a la sociedad. Lo que no
está prohibido por la ley no puede ser impedido. Nadie puede verse obligado a aquello que
la ley no ordena.

VI. La ley es expresión de la voluntad de la comunidad. Todos los ciudadanos tienen


derecho a colaborar en su formación, sea personalmente, sea por medio de sus
representantes. Debe ser igual para todos, sea para proteger o para castigar. Siendo todos
los ciudadanos iguales ante ella, todos son igualmente elegibles para todos los honores,
colocaciones y empleos, conforme a sus distintas capacidades, sin ninguna otra distinción
que la creada por sus virtudes y conocimientos.

VII. Ningún hombre puede ser acusado, arrestado y mantenido en confinamiento, excepto
en los casos determinados por la ley, y de acuerdo con las formas por ésta prescritas. Todo
aquél que promueva, solicite, ejecute o haga que sean ejecutadas órdenes arbitrarias, debe
ser castigado, y todo ciudadano requerido o aprendido por virtud de la ley debe obedecer
inmediatamente, y se hace culpable si ofrece resistencia.

VIII. La ley no debe imponer otras penas que aquéllas que son estricta y evidentemente
necesarias; y nadie puede ser castigado sino en virtud de una ley promulgada con
anterioridad a la ofensa y legalmente aplicada.

IX. Todo hombre es considerado inocente hasta que ha sido declarado convicto. Si se
estima que su arresto es indispensable, cualquier rigor mayor del indispensable para
asegurar su persona ha de ser severamente reprimido por la ley.

X. Ningún hombre debe ser molestado por razón de sus opiniones, ni aun por sus ideas
religiosas, siempre que al manifestarlas no se causen trastornos del orden público
establecido por la ley.
XI. Puesto que la libre comunicación de los pensamientos y opiniones es uno de los más
valiosos derechos del hombre, todo ciudadano puede hablar, escribir y publicar libremente,
excepto cuando tenga que responder del abuso de esta libertad en los casos determinados
por la ley.

XII. Siendo necesaria una fuerza pública para garantizar los derechos del hombre y del
ciudadano, se constituirá esta fuerza en beneficio de la comunidad, y no para el provecho
particular de las personas a las que ha sido confiada.

XIII. Siendo necesaria, para sostener la fuerza pública y subvenir a los gastos de
administración, una contribución común, ésta debe ser distribuida equitativamente entre los
ciudadanos, de acuerdo con sus facultades.

XIV. Todo ciudadano tiene derecho, ya por sí mismo o por su representante, a constatar la
necesidad de la contribución pública, a consentirla libremente, a comprobar su adjudicación
y a determinar su cuantía, su modo de amillaramiento, su recaudación y su duración.

XV. La sociedad tiene derecho a pedir a todos sus agentes cuentas de su administración.

XVI. Una sociedad en la que la garantía de los derechos no está asegurada, ni la separación
de poderes determinada, no tiene Constitución.

XVII. Siendo inviolable y sagrado el derecho de propiedad, nadie podrá ser privado de él,
excepto cuando la necesidad pública, legalmente comprobada, lo exige de manera evidente,
y a la condición de una indemnización previa y justa.
Constitución Francesa (3 de septiembre de 1791)

Preámbulo

Título I: Disposiciones fundamentales garantizadas por la Constitución

Título II: De la división del reino y del estado de los ciudadanos

Título III: De los poderes públicos

Capítulo I: De la asamblea nacional legislativa

Sección I: Nombramiento de los representantes. Bases de la representación.

Sección II: Asambleas primarias. Designación de los electores.

Sección III: Asambleas electorales. Designación de los representantes.

Sección IV: Tenue y régimen de las asambleas primarias y electorales.

Sección V: Reunión de los representantes en Asamblea nacional legislativa.

Capítulo II: De la realeza, de la regencia y de los ministros

Sección I: De la realeza y del Rey.

Sección II: De la Regencia.

Sección III: De la familia del Rey.

Sección IV: De los ministros.

Capítulo III: Del ejercicio del poder legislativo

Sección I: Poderes y funciones de la Asamblea Nacional Legislativa.

Sección II: Tenue de las sesiones y forma de deliberar.

Sección III: De la sanción real.

Sección IV: Relaciones del cuerpo legislativo con el Rey.

Capítulo IV: Del ejercicio del poder ejecutivo

Sección I: De la promulgación de las leyes.

Sección II: De la administración interior.

Sección III: De las relaciones exteriores.


Capítulo V: Del poder judicial

Título IV: De la fuerza pública

Título V: De las contribuciones públicas

Título VI: de las relaciones de la nación francesa con las naciones extranjeras

Título VII: De la revisión de los decretos constitucionales

PREAMBULO

La Asamblea Nacional, queriendo establecer la Constitución francesa sobre los principios


que ella ha reconocido y declarado, abole irrevocablemente las instituciones que hieren la
libertad y la igualdad de los derechos. Ya no hay nobleza, ni procerato (pairie), ni
distinciones hereditarias, ni distinciones de órdenes, ni régimen feudal, ni justicias
patrimoniales, ni ninguno de los títulos, denominaciones y prerrogativas que de aquéllas
derivaban, ni ningún orden de caballería, ni ninguna de las corporaciones o
condecoraciones, en las que se exigían pruebas de nobleza, o suponían distinciones de
nacimiento, ni ninguna otra superioridad, más que la de los funcionarios públicos en el
ejercicio de sus funciones. Ya no hay venalidad, ni herencia de ningún oficio público. Ya
no hay, para ninguna parte de la Nación, ni para ningún individuo, privilegio o excepción
alguna al derecho común de todos los franceses. Ya no hay cofradías, ni corporaciones de
profesiones, artes y oficios. La ley ya no reconocerá ni votos religiosos, ni ningún otro
compromiso que sea contrario a los derechos naturales o a la Constitución.

TITULO I: DISPOSICIONES FUNDAMENTALES GARANTIZADAS POR LA


CONSTITUCION

La Constitución garantiza, como derechos naturales y civiles:

1. que todos los ciudadanos son admisibles en los puestos y empleos sin otra distinción que
la de sus virtudes y talentos;

3. que los mismos delitos serán penados con las mismas penas, sin distinción de persona.

La Constitución garantiza así mismo, como derechos naturales y civiles:

- la libertad de todo hombre para ir, permanecer y partir, sin poder ser arrestado o detenido,
más que según las formas determinadas por la Constitución;

- la libertad de todo hombre de hablar, escribir, imprimir y publicar sus pensamientos, sin
que sus escritos puedan ser sometidos a censura ni inspección antes de su publicación, y de
ejercer el culto religioso al que pertenece;
- la libertad de los ciudadanos de reunirse pacíficamente y sin armas, de conformidad con
las leyes de policía;

- la libertad de dirigir a las autoridades constituidas peticiones firmadas individualmente.

El Poder legislativo no podrá hacer leyes que mermen y dificulten el ejercicio de los
derechos naturales y civiles consignados en el presente título y garantizados por la
Constitución; pero como la libertad no consiste más que en poder hacer todo aquello que no
dañe a los derechos de los demás, ni a la seguridad pública, la ley puede establecer penas
contra los actos que, atacando bien la seguridad pública o los derechos de los demás, fueran
perjudiciales para la sociedad.

La Constitución garantiza la inviolabilidad de las propiedades, o la justa y previa


indemnización de las que por necesidad pública, legalmente verificada, se exija su
sacrificio. Los bienes destinados a los actos de culto y a cualquier servicio de utilidad
pública pertenecen a la nación y están en todo momento a su disposición.

Se creará y organizará un establecimiento general de Asistencia pública, para proteger a los


niños abandonados, dar asistencia a los pobres enfermos y procurar trabajo a los pobres que
siendo capaces no han podido procurárselo.

Se creará y organizará una Instrucción pública común a todos los ciudadanos, gratuita en
las partes de enseñanza indispensable para todos los hombres, y cuyos establecimientos
serán distribuidos gradualmente en relación con la división del reino.

Se establecerán fiestas nacionales para conmemorar la Revolución francesa, fomentar la


fraternidad entre los ciudadanos y vincularlos a la Constitución, a la patria y a las leyes.

TITULO II: DE LA DIVISION DEL REINO Y DEL ESTADO DE LOS


CIUDADANOS

Artículo Primero. El reino es uno e indivisible: sus territorios se distribuyen en ochenta y


tres departamentos, cada departamento en distritos y cada distrito en cantones.

2. Son ciudadanos franceses:

- los que han nacido en Francia de padre francés;

- los que, nacidos en Francia de padre extranjero, han fijado su residencia en el reino;

- los que, nacidos en un país extranjero de padre francés, se han establecido en Francia y
han prestado el juramento cívico;

- En fin, los que, nacidos en un país extranjero, y descendiendo en cualquier grado de un


francés o una francesa expatriados por causas religiosas, vienen a residir a Francia y prestan
el juramento cívico.
3. Los que nacidos fuera del reino de padres extranjeros, residan en Francia, devienen
ciudadanos franceses, después de cinco años de domicilio continuo en el reino, si han
adquirido inmuebles allí, se han desposado con una francesa o han formado algún
establecimiento agrícola o comercial y han prestado el juramento cívico.

4. El Poder legislativo podrá dar, por motivos de importancia, un acta de naturalización a


un extranjero, sin otras condiciones que las de fijar su domicilio en Francia y prestar aquí el
juramento cívico.

5. El juramento cívico es: Juro ser fiel a la Nación, a la Ley y al Rey y defender con todas
mis fuerzas la Constitución del reino, decretada por la Asamblea nacional constituyente en
los años 1789, 1790 y 1791.

6. La cualidad de ciudadano francés se pierde: 1º por naturalización en un país extranjero;


2ºpor condena a penas que supongan la degradación cívica, mientras el condenado no sea
rehabilitado; 3º Por un juicio de rebeldía, mientras el juicio no sea retirado; 4º Por afiliación
a cualquier orden de caballería extranjera o a cualquier corporación extranjera que suponga
pruebas de nobleza o distinciones de nacimiento o exija votos religiosos.

7. La ley considera el matrimonio como un contrato civil.

TITULO III: LOS PODERES PUBLICOS

Artículo Primero. - La Soberanía es una, indivisible, inalienable e imprescriptible.


Pertenece a la Nación; ninguna sección del pueblo ni ningún individuo puede atribuirse su
ejercicio.

2. La Nación, de la que emanan todos los Poderes, no puede ejercerlos más que por
delegación.- La Constitución francesa es representativa: los representantes son el Cuerpo
legislativo y el Rey.

3. El Poder legislativo se delega en una Asamblea Nacional compuesta por representantes


temporales, libremente elegidos por el pueblo, para ser ejercido por ella, con la sanción del
Rey, de la manera que después se determinará.

4. El gobierno es monárquico: el Poder ejecutivo se delega en el Rey, para ser ejercido bajo
su autoridad por los ministros y otros agentes responsables, de la manera que después se
determinará.

5. El Poder judicial se delega en los jueces elegidos de tiempo en tiempo por el pueblo.
CAPITULO PRIMERO: DE LA ASAMBLEA NACIONAL LEGISLATIVA

Artículo Primero. LA ASAMBLEA NACIONAL que forma el Cuerpo legislativo es


permanente y no se compone más que de una Cámara.

2. Se renovará cada dos años por nuevas elecciones. -Cada periodo de dos años conforma
una legislatura.

Sección II: Asambleas primarias. Nominación de electores

Artículo Primero. Para formar la Asamblea nacional legislativa los ciudadanos activos se
reunirán cada dos años en asambleas primarias en las ciudades y cantones. - Las asambleas
primarias se formarán de pleno derecho el segundo domingo de marzo, si no se han
convocado con anterioridad por los funcionarios públicos determinados por la ley.

2. Para ser ciudadano activo hace falta: - Nacer o haberse hecho francés; - Tener la edad de
veinticinco años cumplidos; - Estar domiciliado en la ciudad o cantón durante el tiempo
determinado por la ley; pagar, en cualquier lugar del Reino, una contribución directa al
menos igual al valor de tres jornadas de trabajo y acreditarlo con recibo; - No ser criado
doméstico; -Estar inscrito en la municipalidad de su domicilio en el registro de guardias
nacionales; - Haber prestado el juramento cívico.

5. Están excluidos del ejercicio de los derechos del ciudadano activo: - Los que estén
acusados; - Los que, después de haber sido declarados en estado de quiebra o de
insolvencia, probada por documentos auténticos, no realicen un descargo general de sus
acreedores.

6. Las Asambleas primarias nombrarán electores en proporción al número de ciudadanos


activos domiciliados en la ciudad o cantón. - Se nombrará un elector en razón de cada cien
ciudadanos activos presentes o no en la Asamblea. - Se nombrará dos desde ciento
cincuenta y uno hasta doscientos cincuenta y así sucesivamente.

7. Nadie podrá ser nombrado elector si no reúne las condiciones necesarias para ser
ciudadano activo, a saber: - En las ciudades por encima de seis mil almas, ser propietario o
usufructuario de un bien evaluado atendiendo a los registros de contribución en una renta
igual al valor local de doscientas jornadas de trabajo o ser arrendador de una habitación
evaluada, por los mismos registros, en una renta igual al valor de ciento cincuenta jornadas
de trabajo; - En ciudades por debajo de seis mil almas, ser propietario o usufructuario de un
bien evaluado atendiendo a los registros de contribución en una renta igual al valor local de
ciento cincuenta jornadas de trabajo o ser arrendador de una habitación evaluada, por los
mismos registros, en una renta igual al valor de cien jornadas de trabajo; y en el campo, ser
propietario o usufructuario de un bien evaluado atendiendo a los registros de contribución
en una renta igual al valor local de ciento cincuenta jornadas de trabajo o ser arrendador o
aparcero de bienes evaluados, según los mismos registros, al valor de cuatrocientas
jornadas de trabajo; - Con respecto a quienes sean al mismo tiempo propietarios o
usufructuarios, de una parte, y arrendadores y aparceros, de otra, sus facultades, en atención
a estos diferentes títulos, se acumularán hasta el porcentaje necesario para establecer su
elegibilidad.

Sección III: Asambleas electorales. Nominación de representantes

Artículo Primero. Los electores nombrados en cada departamento se reunirán para elegir el
número de representantes cuya nominación se atribuirá a su departamento, y un número de
suplentes igual a un tercio de los representantes. - Las Asambleas electorales se formarán
de pleno derecho el último domingo de marzo, si no han sido convocadas antes por los
funcionarios públicos determinados por la Ley.

2. Los representantes y los suplentes serán elegidos por mayoría absoluta de sufragios y no
podrán ser escogidos más que entre los ciudadanos activos del departamento.

3. Todos los ciudadanos activos, cualquiera que sea su estado, profesión o contribución,
podrán ser elegidos representantes de la Nación.

5. El ejercicio de funciones judiciales será incompatible con el de representante de la


Nación, durante toda la duración de la legislatura. - Los jueces serán reemplazados por sus
suplentes, y el Rey proveerá en un certificado de comisión el reemplazo de sus comisarios
ante los tribunales.

6. Los miembros del Cuerpo legislativo podrán ser reelegidos en la siguiente legislatura y
no podrán volver a serlo más que después de un intervalo de una legislatura.

7. Los representantes nombrados en los departamentos no serán representantes de un


departamento en particular, sino de la Nación entera, y no se les podrá dar ningún mandato.

CAPITULO II: DE LA REALEZA, DE LA REGENCIA Y DE LOS MINISTROS

Sección Primera: De la Realeza y del Rey

Artículo Primero. La Realeza es indivisible y delegada hereditariamente a la dinastía


reinante de varón a varón, por órden de primogenitura, con la exclusión perpetua de las
mujeres y su descendencia (No se prevé nada sobre el efecto de la renuncia en la dinastía
actualmente reinante).

2. La persona del Rey es inviolable y sagrada; su único título es el de Rey de los Franceses.

3. En Francia no hay autoridad superior a la de la Ley. El Rey no reina sino es por ella, y
sólo en nombre de la Ley puede exigir obediencia.
4. El Rey, a su advenimiento al trono, o desde que hubiera alcanzado su mayoría de edad,
prestará a la Nación, en presencia del Cuerpo legislativo, el juramente de ser fiel a la
Nación y a la Ley, de emplear todo el poder que se le delegó para defender la Constitución
decretada por la Asamblea nacional constituyente, en los años 1789, 1790 y 1791 y de
hacer ejecutar las Leyes. - Si el Cuerpo legislativo no estuviera reunido, el Rey hará
publicar una proclama en la cual se expresará este juramento y la promesa de reiterarlo tan
pronto como se reuna el Cuerpo legislativo.

8. Después de la abdicación expresa o legal, el Rey pertenecerá a la clase de los ciudadanos


y podrá ser acusado y juzgado como ellos por los actos posteriores a su abdicación.

9. Los bienes particulares que el Rey posee cuando llega al trono pasan irrevocablemente al
dominio de la Nación; tiene la disposición de los que adquiera a título singular; si no ha
dispuesto de ellos, también se unirán al dominio de la Nación al finalizar el reinado.

Sección II: De la Regencia

Artículo Primero. El Rey es menor hasta la edad de dieciocho años cumplidos; y durante su
minoría de edad, hay un Regente del reino.

2. La regencia pertenece a los parientes del Rey, al más cercano en grado, siguiendo el
orden de sucesión al trono y con veinticinco años cumplidos, siempre que sea francés y
habite en el reino, no sea presunto heredero de otra corona y haya prestado
precedentemente el juramento cívico. - Las mujeres están excluidas de la Regencia.

3. Si un Rey menor de edad no tiene ningún pariente que reúna los requisitos exigidos, el
Regente del reino será elegido como se determinará en los artículos que siguen:

4. El Cuerpo legislativo no podrá elegir al Regente.

5. Los electores de cada distrito se reunirán en la cabeza de distrito tras una proclama, que
será hecha en la primera semana del nuevo reinado por el Cuerpo legislativo, si está
reunido; si no, el Ministro de Justicia deberá hacer esta proclama en la misma semana.

6. Los electores nombrarán en cada distrito, por voto individual y mayoría absoluta de
sufragios, un ciudadano elegible y domiciliado en el distrito al que darán, por un acta de
elección, una mandato especial limitado a la función de elegir al ciudadano que según su
conciencia sea el más digno de ser Regente del reino.

7. Los ciudadanos mandatarios nombrados en el distrito, deberán reunirse en la ciudad


donde el Cuerpo legislativo tenga sus sesiones; no más tarde de cuarenta días desde el
advenimiento del Rey menor de edad al trono; formarán la asamblea electoral que
procederá a la nominación del Regente.

8. La elección del Regente se efectuará por voto individual y mayoría absoluta.


9. La asamblea electoral no podrá ocuparse más que de la elección, y se disolverá tan
pronto como la elección se termine; cualquier otro acto que emprenda será declarado
inconstitucional y sin efecto.

10. La asamblea electoral hará presentar a su presidente el acta de elección ante el Cuerpo
legislativo que, después de haber verificado la regularidad de la elección, la hará publicar
en todo el reino por medio de una proclama.

11. El Regente ejerce, hasta la mayoría de edad del Rey, todas las funciones de la realeza, y
no es personalmente responsable de los actos de su administración.

12. El Regente no puede comenzar el ejercicio de sus funciones más que después de haber
prestado a la Nación, en presencia del Cuerpo legislativo, el juramento de ser fiel a la
Nación, a la Ley y al Rey, de emplear todo el poder delegado al Rey, cuyo ejercicio le es
confiado durante su minoría de edad, a defender la Constitución decretada por la Asamblea
nacional constituyente, en los años 1789, 1790 y 1791 y a hacer ejecutar las leyes. - Si el
Cuerpo legislativo no está reunido, el Regente hará publicar una proclama en la que exprese
este juramento y la promesa de reiterarlo tan pronto se reuna el Cuerpo legislativo.

13. Mientras el Rey no comience a ejercer sus funciones, la sanción de las leyes queda
suspendida; los ministros, bajo su responsabilidad, continuan realizando todos los actos del
poder Ejecutivo.

CAPITULO III: DEL EJERCICIO DEL PODER LEGISLATIVO

Sección Primera: Poderes y funciones de la Asamblea Nacional legislativa

Articulo Primero. La Constitución delega exclusivamente en el Cuerpo legislativo los


poderes y funciones siguientes: 1º Proponer y decretar las leyes: el Rey sólamente puede
invitar al Cuerpo legislativo a tomar un asunto en consideración; 2º Fijar los gastos
públicos; 3º Establecer las contribuciones públicas, determinar la naturaleza, cuota,
duración y modo de percepción; 4º Hacer el reparto de la contribución directa entre los
departamentos del reino, supervisar el empleo de cualquier renta pública y obligar a dar
cuenta de ello; 5º Decretar la creación o la supresión de oficios públicos; 6º Determinar el
título, peso, sello y denominación de las monedas; 7º Permitir o defender la introducción de
tropas extranjeras en el territorio francés y de fuerzas navales extranjeras en los puertos del
reino; 8º Estatuir anualmente, tras las proposición del Rey, el número de hombres y navios
que compondrán el ejército de tierra y mar; los soldados y número de individuos en cada
grado; las reglas de admisión y ascenso, las formas de enrolarse y de abandono, la
formación de tripulaciones; la admisión de tropas o fuerzas navales extranjeras al servicio
de Francia y el tratamiento de las tropas en caso de licenciamiento; 9º Estatuir la
administración y ordenar la alienación de dominios nacionales; 10º Exigir ante la alta Corte
nacional la responsabilidad de los ministros y de los principales agentes del Poder
ejecutivo; - Acusar y exigir ante la misma Corte, a los que sean acusados de atentado y
complot contra la seguridad general del Estado o contra la Constitución; 11º Establecer las
leyes por las que luego se regirán la concesión de honores y condecoraciones puramente
personales a quienes han prestado servicios al Estado ; 12º El Cuerpo legislativo tiene el
derecho de conceder honores públicos a la memoria de grandes hombres.

2. La guerra no puede declararse más que por un decreto del Cuerpo legislativo, emitido a
partir de la proposición formal y necesaria del Rey y sancionado por él. - En caso de
hostilidades inminentes o ya comenzadas; en caso de que se deba apoyar a un aliado o se
deba conservar un derecho por la fuerza de las armas, el Rey dará, sin demora, la
notificación al Cuerpo legislativo y le hará conocer los motivos. Si el Cuerpo legislativo
está de vacaciones, el Rey le convocará inmediatamente. - Si el Cuerpo legislativo decide
que no debe hacerse la guerra, el Rey tomará en seguida las medidas para cesar o prevenir
todas las hostilidades y los ministros serán responsables de la demora. - Si el Cuerpo
legislativo considera que las hostilidades ya comenzadas son una agresión culpable
achacable a los ministros o a otros agentes del Poder ejecutivo, el autor de la agresión será
perseguido criminalmente. - Durante todo el curso de la guerra, el Cuerpo legislativo puede
requerir al Rey que negocie la Paz; el Rey está obligado a respetar este requerimiento.
Cuando termine la guerra, el Cuerpo legislativo fijará el plazo en el que, alcanzada la paz,
se licenciarán las tropas y se reducirá la armada a su estado ordinario.

3. Pertenece al Cuerpo legislativo ratificar los tratados de paz, alianza y de comercio;


ningún tratado tendrá efecto más que a partir de esta ratificación.

Sección III: De la Sanción real

Artículo Primero. Los decretos del Cuerpo legislativo son presentados al Rey, que puede
rehusar su consentimiento.

2. En el caso de que el Rey rehuse su consentimiento, tendrá un efecto suspensivo. -


Cuando las dos legislaturas que sigan a aquella en que se ha presentado el decreto,
presenten de nuevo sucesivamente el decreto en los mismos términos, se considerará que el
Rey tiene que conceder la sanción.

3. El consentimiento del Rey ha de expresarse en cada decreto a través de esta fórmula


firmada por el Rey: "El Rey consiente y hará ejecutar". - La negativa suspensiva se
expresará a través de esta otra: "El Rey examinará".

4. El Rey está obligado a expresar su consentimiento o su negativa en cada decreto en los


dos meses siguientes a su presentación.

5. Todo decreto al que el Rey se ha negado a prestar su consentimiento no puede


presentarse en la misma legislatura.

6. Los decretos sancionados por el Rey y los que le hayan sido presentados en tres
legislaturas consecutivas tienen fuerza de ley y llevan el nombre y el título de Leyes.

7. Sin embargo serán ejecutados como leyes, sin estar sujetos a sanción, los actos del
Cuerpo legislativo concernientes a su constitución en Asamblea deliberante; - Su policía
interior y la que pudiera ejercer en el recinto exterior que se determine; - La verificación de
los poderes de los miembros presentes; - Las órdenes contra los miembros ausentes; - La
convocatoria de Asambleas primarias con retraso; - El ejercicio de policía constitucional
sobre los administradores y oficiales municipales; - Cuestiones sobre elegibilidad o validez
de las elecciones. Tampoco se sujetan a sanción los actos relativos a la responsabilidad de
los ministros ni los decretos que dan lugar a acusación.

CAPITULO IV: DEL EJERCICIO DEL PODER EJECUTIVO

Artículo Primero. El Poder ejecutivo supremo reside exclusivamente en el Rey. - El Rey es


el jefe supremo de la administración general del reino: se le confía el cuidado de velar por
el mantenimiento del orden y de la tranquilidad pública. - El Rey es el jefe supremo del
ejército de tierra y mar. - Se le delega el cuidado de velar por la seguridad exterior del reino
y el mantenimiento de sus derechos y posesiones.

2. El Rey nombra a los embajadores y a otros agentes de negociaciones políticas. -Confiere


el mando de los ejércitos y de las flotas y los grados de Mariscal de Francia y de Almirante.
- Nombra dos tercios de contraalmirantes, la mitad de lugartenientes generales, mariscales
de campo, capitanes de navío y coroneles de la gendarmería nacional. - Nombra un tercio
de coroneles y de lugartenientes coroneles y un sexto de lugartenientes de navío. - Todo
ello, de conformidad con las leyes sobre ascensos. - Nombra, en la administración civil de
la marina, a los responsables, los controladores, los tesoreros de los arsenales, los jefes de
trabajo, subjefes de obras civiles, la mitad de jefes de administración y subjefes de
construcción. - Nombra a los comisarios ante los tribunales. - Nombra a los encargados de
la administración de las contribuciones indirectas y de la administración de los bienes
nacionales. - Supervisa la fabricación de moneda y nombra los oficiales encargados de
ejercer esta vigilancia en la comisión general y en la casa de la moneda. - La efigie del Rey
será impresa en todas las monedas del reino.

Sección III: De las relaciones exteriores

Artículo Primero. Sólo el Rey puede ocuparse de las relaciones políticas exteriores,
conducir las negociaciones, hacer los preparativos necesarios y proporcionados a los que ya
hubieran realizado los estados vecinos, para entrar en guerra, distribuir las fuerzas de tierra
y mar como juzgue conveniente y marcar su rumbo en caso de guerra.

3. Corresponde al Rey negociar y firmar con las potencias extranjeras todos los tratados de
paz, de alianza y de comercio y otros convenios que juzgue necesarios para el bien del
Estado, a salvo la ratificación del Cuerpo legislativo.

CAPITULO V: DEL PODER JUDICIAL

Artículo Primero. El Poder judicial no puede, en ningún caso, ser ejercido por el Cuerpo
legislativo o por el Rey.
2. La justicia se administrará gratuitamente por los jueces elegidos por el Pueblo e
instituidos por las cartas-patentes del Rey que no podrá rehusarlas. - No podrán ser
destituidos, a no ser por prevaricación debidamente juzgada, ni suspendidos más que por
una acusación admitida. - El Acusador público será nombrado por el Pueblo.

3. Los tribunales no pueden inmiscuirse en el ejercicio del Poder legislativo, ni suspender la


ejecución de las leyes, ni encargarse de funciones administrativas, ni citar ante ellos a los
administradores por razón de sus funciones.

11. Cualquier hombre prendido y conducido ante el oficial de policía será examinado en el
acto o como mucho no más allá de veinticuatro horas. - Si del examen resulta que no hay
contra él ningún sujeto de inculpación, será puesto enseguida en libertad; si ha lugar a su
envío a la cárcel, éste se llevará a cabo en el más breve plazo posible que, en ningún caso,
podrá exceder de tres días.

12. En aquellos casos en que la ley permita quedar libre bajo fianza, ningún hombre
detenido puede ser retenido, si entrega fianza suficiente.

13. Ningún hombre, en el caso de que la detención esté autorizada por la ley, puede ser
conducido o detenido en lugares que no estén legal y públicamente designados para servir
de cárcel, juzgado o prisión.

14. Ningún guardián o carcelero puede encarcelar ni retener a ningún hombre si no es en


virtud de un mandato u orden de detención, decreto de acusación o fallo mencionado en el
artículo 10, y sin que se haga su transcripción en su registro.

17. Ningún hombre puede ser investigado ni perseguido por razón de los escritos que
hubiera hecho imprimir o publicar sobre cualquier materia, si no ha provocado adrede la
desobediencia de la ley, el descrédito de los poderes constituidos, la resistencia a sus actos
o algunas de las acciones declaradas crímenes o delitos por la ley. - Se permite la censura
de los actos de los Poderes constituidos; pero las calumnias voluntarias contra la probidad
de los funcionarios públicos y la rectitud de sus intenciones en el ejercicio de sus funciones
podrán ser perseguidas por los que son objeto de las mismas. - Las calumnias e injurias
relativas a acciones de la vida privada de algunas personas serán castigadas con su
persecución.

18. Nadie puede ser juzgado, por vía civil o criminal, a causa de escritos impresos o
publicados, sin que haya sido reconocido y declarado por un jurado: 1º Si el escrito
denunciado incurre en delito; 2º Si la persona perseguida es culpable de ello.

TITULO IV: DE LA FUERZA PÚBLICA

Artículo Primero. La fuerza pública se instituye para defender el Estado de los enemigos de
fuera y para asegurar dentro el mantenimiento del orden y la ejecución de las leyes.
2. Se compone - Del ejército de tierra y mar; - De la tropa especialmente destinada al
servicio en el interior; - Y subsidiariamente de ciudadanos activos, y sus hijos, en estado de
llevar armas, inscritos en la lista de la guardia nacional.

3. La guardia nacional no forma ni un cuerpo militar, ni una institución del Estado; son
ciudadanos llamados al servicio de la fuerza pública.

4. Los ciudadanos nunca podrán constituirse ni actuar como guardias nacionales si no es


con un requerimiento o autorización legal.

TITULO VI: DE LAS RELACIONES DE LA NACION FRANCESA CON LAS


NACIONES EXTRANJERAS

La Nación francesa renuncia a emprender ninguna guerra con el objeto de realizar


conquistas, y jamás empleará sus fuerzas contra la libertad de ningún pueblo. - La
Constitución no admite el derecho del extranjero no naturalizado. - Los extranjeros
establecidos o no en Francia sucederán a sus parientes extranjeros o franceses. - Pueden
contratar, adquirir y recibir bienes sitos en Francia y disponer de ellos, igual que cualquier
ciudadano francés, de conformidad con los medios autorizados por las leyes. - Los
extranjeros que se encuentran en Francia están sometidos a las mismas leyes criminales y
de policía que los ciudadanos franceses, salvo los convenios celebrados con potencias
extranjeras; su persona, sus bienes, sus negocios, su culto, están igualmente protegidos por
la ley.

TITULO VII: DE LA REVISION DE LOS DECRETOS CONSTITUCIONALES

Artículo primero. La Asamblea Nacional constituyente declara que la Nación tiene el


derecho imprescriptible de cambiar su Constitución; sin embargo, considerando más
conforme al interés nacional el que solamente se use el derecho de reforma, en los términos
señalados por la Constitución, respecto de aquellos artículos que la experiencia haya
mostrado sus inconvenientes, decreta que una Asamblea de Revisión procederá de la
manera que sigue:

2. Cuando tres legislaturas consecutivas hayan expresado una voluntad uniforme en favor
de la reforma de aquel artículo constitucional, tendrá lugar la revisión propuesta.

3. La próxima legislatura y la siguiente no podrán proponer la reforma de ningún artículo


constitucional.

5. La cuarta legislatura, incrementada en doscientos cuarenta y nueve miembros elegidos en


cada departamento, duplicando el número ordinario que corresponde a su población,
formará la Asamblea de Revisión. - Estos doscientos cuarenta y nueve miembros se
elegirán después de que el nombramiento de los representantes del Cuerpo legislativo se
termine y se hará en un acta separada. - La Asamblea de Revisión se compone de una
cámara.
7. Los miembros de la Asamblea de Revisión, después de haber pronunciado todos juntos
el juramento de vivir libres o morir, jurarán individualmente limitarse a pronunciarse sobre
los objetos que se le han sometido por la voluntad uniforme de las tres legislaturas
precedentes; mantener, por lo demás, todo el poder de la Constitución del Reino, decretada
por la Asamblea Nacional constituyente, en los años 1789, 1790 y 1791 y ser fieles a la
Nación, a la Ley y al Rey.

Las colonias y posesiones francesas en Asia, África y América, aunque son parte del
Imperio francés, no están comprendidas en la presente Constitución.

Ningún poder instituido por la Constitución tiene el derecho de cambiarla total o


parcialmente, salvo las reformas que pudieran hacerse por la vía de la revisión, conforme
las disposiciones del título VII.

La Asamblea Nacional constituyente es depositaria de la fidelidad del Cuerpo legislativo,


del Rey y de los Jueces, de la vigilancia de los padres de familia, de las esposas y madres y
de la afección de los ciudadanos jóvenes y del valor de todos los Franceses.
Acta constitucional francesa (24 junio 1793)

 Parte Dogmática: Declaración De Los Derechos Del Hombre Y Del Ciudadano


 Parte Orgánica: De La República
-De la Distribución del Pueblo
-Del Estado de los Ciudadanos
-De la Soberanía del Pueblo
-De las Asambleas Primarias
-De la Representación Nacional
-De las Asambleas Electorales
-Del Cuerpo Legislativo
-Régimen de las Sesiones del Cuerpo Legislativo
-De las Funciones del Cuerpo Legislativo
-De la Elaboración de la Ley
-Del Encabezamiento de las Leyes y los Decretos
-Del Consejo Ejecutivo
-De los Cuerpos Administrativos y Municipales
-De la Justicia Civil
-De la Justicia Penal
-Del Tribunal de Casación
-De las Contribuciones Públicas
-De la Tesorería Nacional
-De la Contabilidad
-De las Fuerzas de la República
-De las Convenciones Nacionales
-De las Relaciones de la República Francesa con las Naciones Extranjeras
-De la Garantía de los Derechos

El pueblo francés, convencido de que el olvido y el desprecio de los derechos naturales del
hombre, son las únicas causas de las desgracias del mundo, ha resuelto exponer en una
declaración solemne, estos derechos sagrados e inalienables, a fin de que todos los
ciudadanos, pudiendo comparar en todo momento los actos del gobierno con la finalidad de
toda institución social, no se dejen jamás oprimir ni envilecer por la tiranía; a fin de que el
pueblo tenga siempre ante sus ojos las bases de su libertad y de su felicidad, el magistrado
la regla de sus deberes, el legislador el objeto de su misión. –

En consecuencia, proclama en presencia del Ser supremo, la siguiente declaración de los


derechos del hombre y del ciudadano:

ARTICULO 1º. El fin de la sociedad es la felicidad común. – El gobierno ha sido instituido


para garantizar al hombre el goce de sus derechos naturales e imprescriptibles.

ARTICULO 2. Estos derechos son la igualdad, la libertad, la seguridad, la propiedad.

ARTICULO 3. Todos los hombres son iguales por naturaleza y ante la ley.
ARTICULO 4. La ley es la expresión libre y solemne de la voluntad general; es la misma
para todos, tanto cuando protege, como cuando castiga; sólo puede ordenar lo que es justo y
útil para la sociedad; sólo puede prohibir lo que es perjudicial para la misma.

ARTICULO 5. Todos los ciudadanos son igualmente admisibles para los empleos públicos.
Los pueblos libres no conocen otros motivos de preferencia en sus elecciones que las
virtudes y los talentos.

ARTICULO 6. La libertad es el poder que pertenece al hombre de hacer todo aquello que
no perjudique a los derechos de los demás; tiene por principio la naturaleza, por regla la
justicia, por garantía la ley; su límite moral se expresa en esta máxima: No hagas a otro lo
que no quieras que te hagan a ti.

ARTICULO 7. El derecho a manifestar el propio pensamiento y las propias opiniones, ya


sea por medio de la prensa, ya sea de otra manera; el derecho de reunirse pacíficamente; el
libre ejercicio de los cultos; no pueden ser prohibidos. – La necesidad de enunciar estos
derechos supone o la presencia o el recuerdo reciente del despotismo.

ARTICULO 8. La seguridad consiste en la protección concedida por la sociedad a cada uno


de sus miembros para la conservación de su persona, de sus derechos y de sus propiedades.

ARTICULO 9. La ley debe proteger la libertad pública e individual contra la opresión de


los que gobiernan.

ARTICULO 10. Nadie debe ser acusado, arrestado o detenido, salvo en los casos
determinados por la ley y según las formas por ella prescritas. Todo ciudadano llamado o
prendido por la autoridad de la ley debe obedecer al instante; la resistencia le convierte en
culpable.

ARTICULO 11. Cualquier acto ejercido contra un hombre fuera de los casos y de las
formas determinados por la ley, es arbitrario y tiránico; aquel contra quien se quiera ejercer
dicho acto por la violencia, tiene derecho a rechazarlo por la fuerza.

ARTICULO 12. Los que soliciten, expidan, firmen, ejecuten o hagan ejecutar actos
arbitrarios, serán culpables y deberán ser castigados.

ARTICULO 13. Presumiéndose que todo hombre es inocente hasta que haya sido declarado
culpable, si se juzgase indispensable arrestarlo, cualquier rigor que no fuera necesario para
asegurar su persona deberá ser severamente reprimido por la ley.

ARTICULO 14. Nadie debe ser juzgado y castigado sin haber sido oído o llamado
legalmente, y sólo en virtud de una ley promulgada con anterioridad al delito. La ley que
castigue delitos cometidos antes de su existencia es una ley tiránica; el efecto retroactivo
dado a la ley sería un crimen.

ARTICULO 15. La ley sólo puede prever las penas que sean estricta y evidentemente
necesarias: las penas deben ser proporcionadas al delito y útiles para la sociedad.
ARTICULO 16. El derecho de propiedad es aquel que tiene todo ciudadano de gozar y de
disponer como lo desee de sus bienes, de sus rentas, del fruto de su trabajo y de su
industria.

ARTICULO 17. Ninguna clase de trabajo, de cultivo, de comercio, puede estar prohibida a
la industria de los ciudadanos.

ARTICULO 18. Todo hombre puede contratar sus servicios, su tiempo; pero no puede
venderse ni ser vendido; su persona no es una propiedad enajenable. La ley no reconoce en
modo alguno la servidumbre; sólo puede existir un compromiso de atenciones y gratitud
entre el hombre que trabaja y el que lo emplea.

ARTICULO 19. Nadie puede ser privado de la mínima porción de su propiedad sin su
consentimiento, sino cuando lo exija la necesidad pública legalmente constatada, y a
condición de una justa y previa indemnización.

ARTICULO 20. No puede establecerse ninguna contribución si no es para la utilidad


general. Todos los ciudadanos tienen derecho a concurrir al establecimiento de las
contribuciones, de vigilar su empleo, y de hacer que se les rindan cuentas.

ARTICULO 21. Las ayudas públicas son una deuda sagrada. La sociedad debe la
subsistencia a los ciudadanos desgraciados, ya sea procurándoles trabajo, ya sea
proporcionando los medios de existencia a lo que no estén en condiciones de trabajar.

ARTICULO 22. La instrucción es una necesidad para todos. La sociedad debe favorecer
con todas sus fuerzas los progresos de la razón pública, y poner la instrucción al alcance de
todos los ciudadanos.

ARTICULO 23. La garantía social consiste en la acción de todos para asegurar a cada uno
el goce y la conservación de sus derechos; esta garantía reposa sobre la soberanía nacional.

ARTICULO 24. No puede existir si los límites de las funciones públicas no están
claramente determinados por la ley, y si la responsabilidad de todos los funcionarios no está
asegurada.

ARTICULO 25. La soberanía reside en el pueblo; es una, indivisible, imprescriptible e


inalienable.

ARTICULO 26. Ninguna porción del pueblo puede ejercer el poder que corresponde a todo
él; pero cada sección del soberano, reunida en asamblea, debe tener el derecho a expresar
su voluntad con entera libertad.

ARTICULO 27. Que todo individuo que usurpe la soberanía sea al instante ejecutado por
los hombres libres.

ARTICULO 28. Un pueblo tiene siempre el derecho a revisar, reformar y cambiar su


constitución. Una generación no puede imponer sus leyes a las generaciones futuras.
ARTICULO 29. Cada ciudadano tiene un derecho igual a concurrir a la formación de la ley
y a la designación de sus mandatarios y de sus agentes.

ARTICULO 30. Las funciones públicas son esencialmente temporales; no pueden ser
consideradas como distinciones ni como recompensas, sino como deberes.

ARTICULO 31. Los delitos de los mandatarios del pueblo y de sus agentes nunca deben
quedar impunes. Nadie tiene derecho considerarse más inviolable que los demás
ciudadanos.

ARTICULO 32. El derecho a presentar peticiones a los depositarios de la autoridad pública


no puede ser prohibido, suspendido ni limitado en ningún caso.

ARTICULO 33. La resistencia a la opresión es la consecuencia de los demás derechos del


hombre.

ARTICULO 34. Hay opresión contra el cuerpo social cuando uno sólo de sus miembros es
oprimido. Hay opresión contra cada miembro cuando el cuerpo social es oprimido.

ARTICULO 35. Cuando el gobierno viola los derechos del pueblo, la insurrección es, para
el pueblo y para cada una de sus porciones, el más sagrado de los derechos y el más
indispensable de los deberes.

De la República
ARTICULO 1º. La República Francesa es una e indivisible.

De la Distribución del Pueblo


ARTICULO 2. El pueblo francés se distribuye, para el ejercicio de su soberanía, en
asambleas primarias de cantones.

ARTICULO 3. Para la administración y para la justicia se distribuye en departamentos,


distritos y municipios.

Del Estado de los Ciudadanos


ARTICULO 4. Todo hombre nacido y domiciliado en Francia, con veintiún años de edad
cumplidos. – Todo extranjero con veintiún años de edad, domiciliado en Francia desde hace
un año, que viva aquí de su trabajo, o adquiera una propiedad, o despose una francesa, o
adopte un niño, o alimente a un viejo; todo extranjero, en fin, que el cl considere que ha
merecido bien la humanidad. – Será admitido al ejercicio de los derechos de ciudadano
francés.

ARTICULO 5. El ejercicio de los derechos de ciudadano se pierde: – Por la naturalización


en un país extranjero. – Por la aceptación de funciones o favores emanados de un gobierno
no popular. – Por la condena a penas infamantes o aflictivas, hasta que se produzca la
rehabilitación.

ARTICULO 6. El ejercicio de los derechos de ciudadano queda suspendido: – Por el estado


de acusación. – Por una condena en rebeldía, mientras la sentencia no sea anulada.

De la Soberanía del Pueblo


ARTICULO 7. El pueblo soberano es la universalidad de los ciudadanos franceses.

ARTICULO 8. Nombra a sus diputados de forma directa.

ARTICULO 9. Delega en electores para la designación de los administradores, de los


árbitros públicos, de los jueces penales y de casación.

ARTICULO 10. Delibera sobre las leyes.

De la Representación Nacional
ARTICULO 21. La población es la única base de la representación nacional.
ARTICULO 22. Hay un diputado por cada cuarenta mil individuos.

ARTICULO 23. Cada conjunto de asambleas primarias que reúna una población de 39.000
a 41.000 almas, nombra directamente un diputado.

ARTICULO 24. El nombramiento se hace por mayoría absoluta de sufragios.

ARTICULO 25. Cada asamblea realiza el recuento de los sufragios y envía un comisario
para el recuento general, en el lugar que sea designado como más central.

ARTICULO 28. Todo francés que esté en ejercicio de sus derechos de ciudadano es
considerado elegible en todo el territorio de la república.

ARTICULO 29. Cada diputado lo es de la nación entera.

De las Asambleas Electorales


ARTICULO 37. Los ciudadanos reunidos en asambleas primarias nombran un elector por
cada 200 ciudadanos, presentes o no; dos, desde 301 hasta 400; tres, desde 501 hasta 600.

ARTICULO 38. La celebración de las asambleas electorales y la forma de las elecciones


son iguales que en las asambleas primarias.

Del Cuerpo Legislativo


ARTICULO 39. El cuerpo legislativo es uno, indivisible y permanente.
ARTICULO 40. Su período de sesiones es de un año.

Régimen de las Sesiones del Cuerpo Legislativo


ARTICULO 45. Las sesiones de la asamblea nacional son públicas.

ARTICULO 46. Las actas de las sesiones serán impresas.

De las Funciones del Cuerpo Legislativo


ARTICULO 53. El cuerpo legislativo propone leyes y dicta decretos.

ARTICULO 54. Se comprenden en la denominación general de ley, los actos del cuerpo
legislativo que se refieran:
– A la legislación civil y penal;
– A la administración general de los ingresos y los gastos ordinarios de la República;
– A los dominios nacionales;
– Al título, el peso, la acuñación y la denominación de las monedas;
– A la naturaleza, el montante y la percepción de las contribuciones;
– A la declaración de guerra;
– A toda nueva distribución general del territorio francés;
– A la instrucción pública;
– A los honores públicos y al recuerdo de los grandes hombres.

ARTICULO 55. Se designan con la denominación particular de decreto, los actos del
cuerpo legislativo que se refieran:
– Al establecimiento anual de las fuerzas de tierra y mar;
– Al permiso o a la prohibición del paso de tropas extranjeras por el territorio francés;
– A la entrada de fuerzas navales extranjeras en los puertos de la República;
– A las medidas de seguridad y de tranquilidad generales;
– A la distribución anual y momentánea de ayudas y de obras públicas;
– A las órdenes para la fabricación de monedas de cualquier tipo;
– A los gastos imprevistos y extraordinarios;
– A las medidas locales y particulares de una administración, de un municipio, de un tipo
de obras públicas;
– A la defensa del territorio;
– A la ratificación de los tratados;
– Al nombramiento o la destitución de los comandantes en jefe de los ejércitos;
– Al procesamiento y la responsabilidad de los miembros del consejo, de los funcionarios
públicos;
– A la acusación de los detenidos por complots contra la seguridad general de la República;
– A cualquier cambio en la distribución parcial del territorio francés;
– A las recompensas nacionales.

Del Consejo Ejecutivo


ARTICULO 62. Hay un consejo ejecutivo compuesto de veinticuatro miembros.
ARTICULO 63. La asamblea electoral de cada departamento nombra un candidato. El
cuerpo legislativo elige de entre la lista general, a los miembros del Consejo.

ARTICULO 64. Se renovará por mitades en cada legislatura, en los últimos meses de su
período de sesiones.

ARTICULO 65. El consejo se encarga de la dirección y la supervisión de la administración


general; sólo puede actuar en ejecución de las leyes y los decretos del cuerpo legislativo.

ARTICULO 66. Nombra, de fuera de su seno, a los agentes en jefe de la administración


general de la República.

ARTICULO 67. El cuerpo legislativo determina el número y las funciones de estos agentes.

ARTICULO 68. Estos agentes no constituyen ningún consejo; actúan por separado, sin
relaciones directas entre ellos; no ejercen ninguna autoridad personal.

De las Contribuciones Públicas


ARTICULO 101. Ningún ciudadano está dispensado de la honorable obligación de
contribuir a las cargas públicas.

De las Fuerzas de la República


ARTICULO 107. La fuerza general de la República está compuesta por el pueblo en su
totalidad.

ARTICULO 108. La República mantiene a su costa, incluso en tiempo de paz, una fuerza
armada de tierra y mar.

ARTICULO 109. Todos los franceses son soldados; todos se ejercitan en el manejo de las
armas.

ARTICULO 110. No hay ningún generalísimo.

ARTICULO 111. La diferencia de grados, sus signos distintivos y la subordinación sólo


subsisten en relación el servicio y mientras éste dure.

ARTICULO 112. La fuerza pública empleada para mantener el orden y la paz en el interior
no puede actuar sino en virtud de requerimiento escrito de las autoridades constituidas.

ARTICULO 113. La fuerza pública empleada contra los enemigos exteriores actúa bajo las
órdenes del consejo ejecutivo.

ARTICULO 114. Ningún cuerpo armado puede deliberar.


De las Relaciones de la República Francesa con las Naciones Extranjeras
ARTICULO 118. El pueblo francés es el amigo y aliado natural de los pueblos libres.

ARTICULO 119. No se inmiscuye en modo alguno en el gobierno de las demás naciones;


no soporta que las demás naciones se inmiscuyan en el suyo.

ARTICULO 120. Da asilo a los extranjeros desterrados de su patria por la causa de la


libertad. – Lo niega a los tiranos.

ARTICULO 121. No hace en modo alguno la paz con un enemigo que ocupe su territorio.

De la Garantía de los Derechos


ARTICULO 122. La Constitución garantiza a todos los franceses la igualdad, la libertad, la
seguridad, la propiedad, la deuda pública, el libre ejercicio de los cultos, una instrucción
común, ayudas públicas, la libertad ilimitada de la prensa, el derecho de petición, el
derecho de reunirse en asociaciones populares, el goce de todos los derechos del hombre.

ARTICULO 123. La República Francesa honra la lealtad, el coraje, la vejez, la piedad


filial, la desgracia. Pone la Constitución bajo la custodia de todas las virtudes.

ARTICULO 124. La declaración de derechos y el acta constitucional estarán grabadas


sobre placas en la sede del cuerpo legislativo y en las plazas públicas.
CONSTITUCIÓN DE LA REPÚBLICA FRANCESA
DE 1795

5
5
5
5
5
Declaración de independencia de los Estados Unidos (1776)

En CONGRESO, 4 de julio de 1776.

La Declaración unánime de los trece Estados Unidos de América,

Cuando en el curso de los acontecimientos humanos se hace necesario que un


pueblo disuelva los vínculos políticos que lo han ligado a otro y tome entre las naciones de
la Tierra el puesto separado e igual al que las leyes de la naturaleza y del Dios de esa
naturaleza le dan derecho, un justo respeto al juicio de la humanidad exige que declare las
causas que lo impulsan a la separación.
Sostenemos como evidentes por sí mismas dichas verdades: que todos los hombres
son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que
entre estos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; que para garantizar estos
derechos se instituyen entre los hombres los gobiernos, que derivan sus poderes legítimos
del consentimiento de los gobernados; que cuando quiera que una forma de gobierno se
vuelva destructora de estos principios, el pueblo tiene derecho a reformarla o abolirla, e
instituir un nuevo gobierno que base sus cimientos en dichos principios, y que organice sus
poderes en forma tal que a ellos les parezca más probable que genere su seguridad y
felicidad. La prudencia, claro está, aconsejará que los gobiernos establecidos hace mucho
tiempo no se cambien por motivos leves y transitorios; y, de acuerdo con esto, toda la
experiencia ha demostrado que la humanidad está más dispuesta a sufrir, mientras los males
sean tolerables, que a hacerse justicia mediante la abolición de las formas a las que está
acostumbrada. Pero cuando una larga serie de abusos y usurpaciones, que persigue
invariablemente el mismo objetivo, evidencia el designio de someterlos bajo un despotismo
absoluto, es el derecho de ellos, es el deber de ellos, derrocar ese gobierno y proveer nuevas
salvaguardas para su futura seguridad.
Tal ha sido el paciente sufrimiento de estas colonias; y tal es ahora la necesidad que
las compele a alterar su antiguo sistema. La historia del presente rey de la Gran Bretaña es
una historia de repetidas injurias y usurpaciones, cuyo objeto principal es y ha sido el
establecimiento de una absoluta tiranía sobre estos estados. Para probar esto, sometemos los
hechos al juicio de un mundo imparcial.
Ha rehusado asentir a las leyes más convenientes y necesarias al bien público de
estas colonias, prohibiendo a sus gobernadores sancionar aun aquellas que eran de
inmediata y urgente necesidad a menos que se suspendiese su ejecución hasta obtener su
consentimiento, y estando así suspensas las ha desatendido enteramente.
Ha reprobado las providencias dictadas para la repartición de distritos de los
pueblos, exigiendo violentamente que estos renunciasen el derecho de representación en sus
legislaturas, derecho inestimable para ellos, y formidable sólo para los tiranos. Ha
convocado cuerpos legislativos fuera de los lugares acostumbrados, y en sitos distantes del
depósito de sus registros públicos con el único fin de molestarlos hasta obligarlos a
convenir con sus medidas, y cuando estas violencias no han tenido el efecto que se
esperaba, se han disuelto las salas de representantes por oponerse firme y valerosamente a
las invocaciones proyectadas contra los derechos del pueblo, rehusando por largo tiempo
después de desolación semejante a que se eligiesen otros, por lo que los poderes
legislativos, incapaces de aniquilación, han recaído sobre el pueblo para su ejercicio,
quedando el estado, entre tanto, expuesto a todo el peligro de una invasión exterior y de
convulsiones internas.
Se ha esforzado en estorbar los progresos de la población en estos estados,
obstruyendo a este fin las leyes para la naturalización de los extranjeros, rehusando
sancionar otras para promover su establecimiento en ellos, y prohibiéndoles adquirir nuevas
propiedades en estos países.
En el orden judicial, ha obstruido la administración de justicia, oponiéndose a las
leyes necesarias para consolidar la autoridad de los tribunales, creando jueces que dependen
solamente de su voluntad, por recibir de él el nombramiento de sus empleos y pagamento
de sus sueldos, y mandando un enjambre de oficiales para oprimir a nuestro pueblo y
empobrecerlo con sus estafas y rapiñas.
Ha atentado a la libertad civil de los ciudadanos, manteniendo en tiempo de paz
entre nosotros tropas armadas, sin el consentimiento de nuestra legislatura: procurando
hacer al militar independiente y superior al poder civil: combinando con nuestros vecinos,
con plan despótico para sujetarnos a una jurisdicción extraña a nuestras leyes y no
reconocida por nuestra constitución: destruyendo nuestro tráfico en todas las partes del
mundo y poniendo impuestos sin nuestro consentimiento: privándonos en muchos casos de
las defensas que proporciona el juicio por jurados: transportándonos más allá de los mares
para ser juzgados por delitos supuestos: aboliendo el libre sistema de la ley inglesa en una
provincia confinante: alterando fundamentalmente las formas de nuestros gobiernos y
nuestras propias legislaturas y declarándose el mismo investido con el poder de dictar leyes
para nosotros en todos los casos, cualesquiera que fuesen.
Ha abdicado el derecho que tenía para gobernarnos, declarándonos la guerra y
poniéndonos fuera de su protección: haciendo el pillaje en nuestros mares; asolando
nuestras costas; quitando la vida a nuestros conciudadanos y poniéndonos a merced de
numerosos ejércitos extranjeros para completar la obra de muerte, desolación y tiranía
comenzada y continuada con circunstancias de crueldad y perfidia totalmente indignas del
jefe de una nación civilizada.
Ha compelido a nuestros conciudadanos hechos prisioneros en alta mar a llevar
armas contra su patria, constituyéndose en verdugos de sus amigos y hermanos o a caer
ellos mismos por sus manos.
Ha excitado insurrecciones domésticas y se ha esforzado en provocar a los
habitantes de nuestras fronteras, los inmisericordes indios salvajes, cuya conocida regla de
guerra es una destrucción sin distinción de edad, sexo y condición.
A cada grado de estas opresiones hemos suplicado por la reforma en los términos
más humildes; nuestras súplicas han sido contestadas con repetidas injurias. Un príncipe
cuyo carácter está marcado por todos los actos que definen a un tirano, no es apto para ser
el gobernador de un pueblo libre.
Tampoco hemos faltado a la consideración debida hacia nuestros hermanos los
habitantes de la Gran Bretaña; les hemos advertido de tiempo en tiempo del atentado
cometido por su legislatura en extender una ilegítima jurisdicción sobre las nuestras. Les
hemos recordado las circunstancias de nuestra emigración y establecimiento en estos
países; hemos apelado a su natural justicia y magnanimidad, conjurándolos por los vínculos
de nuestro origen común a renunciar a esas usurpaciones que inevitablemente acabarían por
interrumpir nuestra correspondencia y conexiones. También se han mostrado sordos a la
voz de la justicia y consanguinidad. Debemos, por tanto, someternos a la necesidad que
anuncia nuestra separación, y tratarlos como al resto del género humano: enemigos en la
guerra y amigos en la paz.
Por tanto, nosotros, los representantes de los Estados Unidos, reunidos en Congreso
General, apelando al juez supremo del universo, por la rectitud de nuestras intenciones, y
en el nombre y con la autoridad del pueblo de estas colonias, publicamos y declaramos lo
presente: que estas colonias son, y por derecho deben ser, estados libres e independientes;
que están absueltas de toda obligación de fidelidad a la corona británica: que toda conexión
política entre ellas y el estado de la Gran Bretaña, es y debe ser totalmente disuelta, y que
como estados libres e independientes, tienen pleno poder para hacer la guerra, concluir la
paz, contraer alianzas, establecer comercio y hacer todos los otros actos que los estados
independientes pueden por derecho efectuar. Así que, para sostener esta declaración con
una firme confianza en la protección divina, nosotros empeñamos mutuamente nuestras
vidas, nuestras fortunas y nuestro sagrado honor.

Firmantes:

 Nueva Hampshire: Josiah Bartlett, William Whipple, Matthew Thornton


 Massachusetts: Samuel Adams, John Adams, John Hancock, Robert Treat Paine,
Elbridge Gerry
 Rhode Island: Stephen Hopkins, William Ellery
 Connecticut: Roger Sherman, Samuel Huntington, William Williams, Oliver
Wolcott
 Nueva York: William Floyd, Philip Livingston, Francis Lewis, Lewis Morris
 Nueva Jersey: Richard Stockton, John Witherspoon, Francis Hopkinson, John Hart,
Abraham Clark
 Pensilvania: Robert Morris, Benjamin Rush, Benjamin Franklin, John Morton,
George Clymer, James Smith, George Taylor, James Wilson, George Ross
 Delaware: George Read, Caesar Rodney, Thomas McKean
 Maryland: Samuel Chase, William Paca, Thomas Stone, Charles Carroll of
Carrollton
 Virginia: George Wythe, Richard Henry Lee, Thomas Jefferson, Benjamin
Harrison, Thomas Nelson, Jr., Francis Lightfoot Lee, Carter Braxton
 Carolina del Norte: William Hooper, Joseph Hewes, John Penn
 Carolina del Sur: Edward Rutledge, Thomas Heyward, Jr., Thomas Lynch, Jr.,
Arthur Middleton
 Georgia: Button Gwinnett, Lyman Hall, George Walton
La Constitución de los Estados Unidos de América (1787)

NOSOTROS, el Pueblo de los Estados Unidos, a fin de formar una Unión más perfecta,
establecer Justicia, afirmar la tranquilidad interior, proveer la Defensa común, promover el
bienestar general y asegurar para nosotros mismos y para nuestros descendientes los
beneficios de la Libertad, estatuimos y sancionamos esta CONSTITUCIÓN para los
Estados Unidos de América.

Artículo Uno

Primera Sección

Todos los poderes legislativos otorgados en la presente Constitución corresponderán a un


Congreso de los Estados Unidos, que se compondrá de un Senado y una Cámara de
Representantes.

Segunda Sección
1. La Cámara de Representantes estará formada por miembros elegidos cada dos años
por los habitantes de los diversos Estados, y los electores deberán poseer en cada
Estado las condiciones requeridas para los electores de la rama más numerosa de la
legislatura local.

2. No será representante ninguna persona que no haya cumplido 25 años de edad y


sido ciudadano de los Estados Unidos durante siete años, y que no sea habitante del
Estado en el cual se le designe, al tiempo de la elección.

3. (Los representantes y los impuestos directos se prorratearán entre los distintos


Estados que formen parte de esta Unión, de acuerdo con su población respectiva, la
cual se determinará sumando al número total de personas libres, inclusive las
obligadas a prestar servicios durante cierto término de años y excluyendo a los
indios no sujetos al pago de contribuciones, las tres quintas partes de todas las
personas restantes). El recuento deberá hacerse efectivamente dentro de los tres
años siguientes a la primera sesión del Congreso de los Estados Unidos y en lo
sucesivo cada 10 años, en la forma que dicho cuerpo disponga por medio de una
ley. El número de representantes no excederá de uno por cada 30 mil habitantes con
tal que cada Estado cuente con un representante cuando menos; y hasta que se
efectúe dicho recuento, el Estado de Nueva Hampshire tendrá derecho a elegir tres;
Massachusetts, ocho; Rhode Island y las Plantaciones de Providence, uno;
Connecticut, cinco; Nueva York, seis; Nueva Jersey, cuatro; Pennsylvania, ocho;
Delaware, uno; Maryland seis; Virginia, diez; Carolina del Norte, cinco; Carolina
del Sur, cinco y Georgia, tres.
4. Cuando ocurran vacantes en la representación de cualquier Estado, la autoridad
ejecutiva del mismo expedirá un decreto en que se convocará a elecciones con el
objeto de llenarlas.

5. La Cámara de Representantes elegirá su presidente y demás funcionarios y será la


única facultada para declarar que hay lugar a proceder en los casos de
responsabilidades oficiales.

Tercera Sección

1. El Senado de los EE.UU. se compondrá de dos Senadores por cada Estado, elegidos
por seis años por la legislatura del mismo, y cada Senador dispondrá de un voto.

2. Tan pronto como se hayan reunido a virtud de la elección inicial, se dividirán en tres
grupos tan iguales como sea posible. Las actas de los senadores del primer grupo
quedarán vacantes al terminar el segundo año; las del segundo grupo, al expirar el
cuarto año y las del tercer grupo, al concluir el sexto año, de tal manera que sea
factible elegir una tercera parte cada dos años, y si ocurren vacantes, por renuncia u
otra causa, durante el receso de la legislatura de algún Estado, el Ejecutivo de éste
podrá hacer designaciones provisionales hasta el siguiente período de sesiones de la
legislatura, la que procederá a cubrir dichas vacantes.

3. No será senador ninguna persona que no haya cumplido 30 años de edad y sido
ciudadano de los Estados Unidos durante nueve años y que, al tiempo de la
elección, no sea habitante del Estado por parte del cual fue designado.

4. El Vicepresidente de los EE.UU. será presidente del Senado, pero no tendrá voto
sino en el caso de empate.

5. El Senado elegirá a sus demás funcionarios, así como un presidente pro tempore,
que fungirá en ausencia del Vicepresidente o cuando éste se halle desempeñando la
presidencia de los Estados Unidos.

6. El Senado poseerá derecho exclusivo de juzgar sobre todas las acusaciones por
responsabilidades oficiales. Cuando se reúna con este objeto, sus miembros deberán
prestar un juramento o protesta. Cuando se juzgue al Presidente de los EE.UU
deberá presidir el del Tribunal Supremo. Y a ninguna persona se le condenará si no
concurre el voto de dos tercios de los miembros presentes.

7. En los casos de responsabilidades oficiales, el alcance de la sentencia no irá más


allá de la destitución del cargo y la inhabilitación para ocupar y disfrutar cualquier
empleo honorífico, de confianza o remunerado, de los Estados Unidos; pero el
individuo condenado quedará sujeto, no obstante, a que se le acuse, enjuicie, juzgue
y castigue con arreglo a derecho.
Cuarta Sección

1. Los lugares, épocas y modo de celebrar las elecciones para senadores y


representantes se prescribirán en cada Estado por la legislatura respectiva pero el
Congreso podrá formular o alterar las reglas de referencia en cualquier tiempo por
medio de una ley, excepto en lo tocante a los lugares de elección de los senadores.

2. El Congreso se reunirá una vez al año, y esta reunión será el primer lunes de
diciembre, a no ser que por ley se fije otro día.

Quinta Sección
1. Cada Cámara calificará las elecciones, los informes sobre escrutinios y la capacidad
legal de sus respectivos miembros, y una mayoría de cada una constituirá el quórum
necesario para deliberar; pero un número menor puede suspender las sesiones de un
día para otro y estará autorizado para compeler a los miembros ausentes a que
asistan, del modo y bajo las penas que determine cada Cámara.

2. Cada Cámara puede elaborar su reglamento interior, castigar a sus miembros


cuando se conduzcan indebidamente y expulsarlos de su seno con el asentimiento de
las dos terceras partes.

3. Cada Cámara llevará un diario de sus sesiones y lo publicará de tiempo en tiempo a


excepción de aquellas partes que a su juicio exijan reserva, y los votos afirmativos y
negativos de sus miembros con respecto a cualquier cuestión se harán constar en el
diario, a petición de la quinta parte de los presentes.

4. Durante el período de sesiones del Congreso ninguna de las Cámaras puede


suspenderlas por más de tres días ni acordar que se celebrarán en lugar diverso de
aquel en que se reúnen ambas Cámaras sin el consentimiento de la otra.

Sexta Sección

1. Los senadores y representantes recibirán por sus servicios una remuneración que
será fijada por la ley y pagada por el tesoro de los EE.UU. En todos los casos,
exceptuando los de traición, delito grave y perturbación del orden público, gozarán
del privilegio de no ser arrestados durante el tiempo que asistan a las sesiones de sus
respectivas Cámaras, así como al ir a ellas o regresar de las mismas, y no podrán ser
objeto en ningún otro sitio de inquisición alguna con motivo de cualquier discusión
o debate en una de las Cámaras.

2. A ningún senador ni representante se le nombrará, durante el tiempo por el cual


haya sido elegido, para ocupar cualquier empleo civil que dependa de los Estados
Unidos, que haya sido creado o cuyos emolumentos hayan sido aumentados durante
dicho tiempo, y ninguna persona que ocupe un cargo de los Estados Unidos podrá
formar parte de las Cámaras mientras continúe en funciones.

Séptima Sección

1. Todo proyecto de ley que tenga por objeto la obtención de ingresos deberá proceder
primeramente de la Cámara de Representantes; pero el Senado podrá proponer
reformas o convenir en ellas de la misma manera que tratándose de otros proyectos.

2. Todo proyecto aprobado por la Cámara de Representantes y el Senado se presentará


al Presidente de los Estados Unidos antes de que se convierta en ley; si lo aprobare
lo firmará; en caso contrario lo devolverá, junto con sus objeciones, a la Cámara de
su origen, la que insertará integras las objeciones en su diario y procederá a
reconsiderarlo. Si después de dicho nuevo examen las dos terceras partes de esa
Cámara se pusieren de acuerdo en aprobar el proyecto, se remitirá, acompañado de
las objeciones, a la otra Cámara, por la cual será estudiado también nuevamente y,
si lo aprobaren los dos tercios de dicha Cámara, se convertirá en ley. Pero en todos
los casos de que se habla, la votación de ambas Cámaras será nominal y los
nombres de las personas que voten en pro o en contra del proyecto se asentarán en
el diario de la Cámara que corresponda. Si algún proyecto no fuera devuelto por el
Presidente dentro de 10 días (descontando los domingos) después de haberle sido
presentado, se convertirá en ley, de la misma manera que si lo hubiera firmado, a
menos de que al suspender el Congreso sus sesiones impidiera su devolución, en
cuyo caso no será ley.

3. Toda orden, resolución o votación para la cual sea necesaria la concurrencia del
Senado y la Cámara de Representantes (salvo en materia de suspensión de las
sesiones), se presentará al Presidente de los Estados Unidos y no tendrá efecto antes
de ser aprobada por el o de ser aprobada nuevamente por dos tercios del Senado y
de la Cámara de Representantes, en el caso de que la rechazare, de conformidad con
las reglas y limitaciones prescritas en el caso de un proyecto de ley.

Octava Sección
1. El Congreso tendrá facultad: Para establecer y recaudar contribuciones, impuestos,
derechos y consumos; para pagar las deudas y proveer a la defensa común y
bienestar general de los Estados Unidos; pero todos los derechos, impuestos y
consumos serán uniformes en todos los Estados Unidos.

2. Para contraer empréstitos a cargo de créditos de los Estados Unidos.

3. Para reglamentar el comercio con las naciones extranjeras, entre los diferentes
Estados y con las tribus indias.
4. Para establecer un régimen uniforme de naturalización y leyes uniformes en materia
de quiebra en todos los Estados Unidos.

5. Para acuñar monedas y determinar su valor, así como el de la moneda extranjera.


Fijar los patrones de las pesas y medidas.

6. Para proveer lo necesario al castigo de quienes falsifiquen los títulos y la moneda


corriente de los Estados Unidos.

7. Para establecer oficinas de correos y caminos de posta.

8. Para fomentar el progreso de la ciencia y las artes útiles, asegurando a los autores e
inventores, por un tiempo limitado, el derecho exclusivo sobre sus respectivos
escritos y descubrimientos.

9. Para crear tribunales inferiores al Tribunal Supremo.

10. Para definir y castigar la piratería y otros delitos graves cometidos en alta mar y
violaciones al derecho internacional.

11. Para declarar la guerra, otorgar patentes de corso y represalias y para dictar reglas
con relación a las presas de mar y tierra.

12. Para reclutar y sostener ejércitos, pero ninguna autorización presupuestaria de


fondos que tengan ese destino será por un plazo superior a dos años.

13. Para habilitar y mantener una armada.

14. Para dictar reglas para el gobierno y ordenanza de las fuerzas navales y terrestres.

15. Para disponer cuando debe convocarse a la milicia nacional con el fin de hacer
cumplir las leyes de la Unión, sofocar las insurrecciones y rechazar las invasiones.

16. Para proveer lo necesario para organizar, armar y disciplinar a la milicia nacional y
para gobernar aquella parte de esta que se utilice en servicio de los Estados Unidos;
reservándose a los Estados correspondientes el nombramiento de los oficiales y la
facultad de instruir conforme a la disciplina prescrita por el Congreso.

17. Para legislar en forma exclusiva en todo lo referente al Distrito (que no podrá ser
mayor que un cuadrado de 10 millas por lado) que se convierta en sede del gobierno
de los Estados Unidos, como consecuencia de la cesión de algunos Estados en que
se encuentren situados, para la construcción de fuertes, almacenes, arsenales,
astilleros y otros edificios necesarios.
18. Para expedir todas las leyes que sean necesarias y convenientes para llevar a efecto
los poderes anteriores y todos los demás que esta Constitución confiere al gobierno
de los Estados Unidos o cualquiera de sus departamentos o funcionarios.

Novena Sección

1. El Congreso no podrá prohibir antes del año de mil ochocientos ocho la inmigración
o importación de las personas que cualquiera de los Estados ahora existentes estime
oportuno admitir, pero puede imponer sobre dicha importación una contribución o
derecho que no pase de 10 dólares por cada persona.

2. El privilegio del habeas corpus no se suspenderá, salvo cuando la seguridad pública


lo exija en los casos de rebelión o invasión.

3. No se aplicarán decretos de proscripción ni leyes ex post facto.

4. No se establecerá ningún impuesto directo ni de capitación, como no sea


proporcionalmente al censo o recuento que antes se ordeno practicar.

5. Ningún impuesto o derecho se establecerá sobre los artículos que se exporten de


cualquier Estado.

6. Los puertos de un Estado no gozarán de preferencia sobre los de ningún otro a


virtud de reglamentación alguna mercantil o fiscal; tampoco las embarcaciones que
se dirijan a un Estado o procedan de él estarán obligadas a ingresar por algún otro,
despachar en él sus documentos o cubrirle derechos.

7. Ninguna cantidad podrá extraerse del tesoro si no es como consecuencia de


asignaciones autorizadas por la ley, y de tiempo en tiempo deberá publicarse un
estado y cuenta ordenados de los ingresos y gastos del tesoro.

8. Los Estados Unidos no concederán ningún título de nobleza y ninguna persona que
ocupe un empleo remunerado u honorífico que dependa de ellos aceptará ningún
regalo, emolumento, empleo o título, sea de la clase que fuere, de cualquier
monarca, príncipe o Estado extranjero, sin consentimiento del Congreso.

Décima Sección
1. Ningún Estado celebrará tratado, alianza o confederación algunos; otorgará patentes
de corso y represalias; acuñara moneda, emitirá papel moneda, legalizará cualquier
cosa que no sea la moneda de oro y plata como medio de pago de las deudas;
aprobará decretos por los que se castigue a determinadas personas sin que preceda
juicio ante los tribunales, leyes ex post facto o leyes que menoscaben las
obligaciones que derivan de los contratos, ni concederá título alguno de nobleza.
2. Sin el consentimiento del Congreso ningún Estado podrá imponer derechos sobre
los artículos importados o exportados, cumplir sus leyes de inspección, y el
producto neto de todos los derechos e impuestos que establezcan los Estados sobre
las importaciones y exportaciones se aplicará en provecho del tesoro de los Estados
Unidos; y todas las leyes de que se trata estarán sujetas a la revisión y vigilancia del
Congreso.

3. Sin dicho consentimiento del Congreso ningún Estado podrá establecer derechos de
tonelaje, mantener tropas o navíos de guerra en tiempo de paz, celebrar convenio o
pacto alguno con otro Estado o con una potencia extranjera, o hacer la guerra, a
menos de ser invadido realmente o de hallarse en peligro tan inminente que no
admita demora.

Artículo Dos

Primera Sección

1. Se deposita el poder ejecutivo en un Presidente de los Estados Unidos.


Desempeñara su encargo durante un término de cuatro años y, juntamente con el
Vicepresidente designado para el mismo período, será elegido como sigue:

2. Cada Estado nombrará, del modo que su legislatura disponga, un número de


electores igual al total de los senadores y representantes a que el Estado tenga
derecho en el Congreso, pero ningún senador, ni representante, ni persona que
ocupe un empleo honorífico o remunerado de los Estado Unidos podrá ser
designado como elector.

3. El Congreso podrá fijar la época de designación de los electores, así como el día en
que deberán emitir sus votos, el cual deberá ser el mismo en todos los Estados
Unidos.

4. Solo las personas que sean ciudadanos por nacimiento o que hayan sido ciudadanos
de los Estados Unidos al tiempo de adoptarse esta Constitución, serán elegibles para
el cargo de Presidente; tampoco será elegible una persona que no haya cumplido 35
años de edad y que no haya residido 14 años en los Estados Unidos.

5. En caso de que el Presidente sea separado de su puesto, de que muera, renuncie o se


incapacite para dar cumplimiento a los poderes y deberes del referido cargo, este
pasará al Vicepresidente y el Congreso podrá prever por medio de una ley el caso de
separación, muerte, renuncia o incapacidad, tanto del Presidente como del
Vicepresidente, y declarar que funcionario fungirá como Presidente hasta que
desaparezca la causa de incapacidad o se elija un Presidente.
6. El Presidente recibirá una remuneración por sus servicios, en las épocas que se
determinarán, la cual no podrá ser aumentada ni disminuida durante el período para
el cual haya sido designado y no podrá recibir durante ese tiempo ningún otro
emolumento de parte de los Estados Unidos o de cualquiera de estos.

7. Antes de entrar a desempeñar su cargo prestará el siguiente juramento o protesta:


"Juro (o protesto) solemnemente que desempeñaré legalmente el cargo de
Presidente de los Estados Unidos y que sostendré, protegeré y defenderé la
Constitución de los Estados Unidos, empleando en ello el máximo de mis
facultades".

Segunda Sección

1. El Presidente será comandante en jefe del ejército y la marina de los Estados Unidos
y de la milicia de los diversos Estados cuando se la llame al servicio activo de los
Estados Unidos; podrá solicitar la opinión por escrito del funcionario principal de
cada uno de los departamentos administrativos con relación a cualquier asunto que
se relacione con los deberes de sus respectivos empleos, y estará facultado para
suspender la ejecución de las sentencias y para conceder indultos tratándose de
delitos contra los Estados Unidos, excepto en los casos de acusación por
responsabilidades oficiales.

2. Tendrá facultad, con el consejo y consentimiento del Senado, para celebrar tratados,
con tal de que den su anuencia dos tercios de los senadores presentes, y propondrá
y, con el consejo y sentimiento del Senado, nombrará a los embajadores, los demás
ministros públicos y los cónsules, los magistrados del Tribunal Supremo y a todos
los demás funcionarios de los Estados Unidos a cuya designación no provea este
documento en otra forma y que hayan sido establecidos por ley. Pero el Congreso
podrá atribuir el nombramiento de los funcionarios inferiores que considere
convenientes, por medio de una ley, al Presidente solo, a los tribunales judiciales o a
los jefes de los departamentos.

3. El Presidente tendrá el derecho de cubrir todas las vacantes que ocurran durante el
receso del Senado, extendiendo nombramientos provisionales que terminarán al
final del siguiente período de sesiones.

Tercera Sección
Periódicamente deberá proporcionar al Congreso informes sobre el estado de la Unión,
recomendando a su consideración las medidas que estime necesarias y oportunas; en
ocasiones de carácter extraordinario podrá convocar a ambas Cámaras o a cualquiera de
ellas, y en el supuesto de que discrepen en cuanto a la fecha en que deban entrar en receso,
podrá suspender sus sesiones, fijándoles para que las reanuden la fecha que considere
conveniente; recibirá a los embajadores y otros ministros públicos; cuidará de que las leyes
se ejecuten puntualmente y extenderá los despachos de todos los funcionarios de los
Estados Unidos.

Cuarta Sección

El Presidente, el Vicepresidente y todos los funcionarios civiles de los Estados Unidos


serán separados de sus puestos al ser acusados y declarados culpables de traición, cohecho
u otros delitos y faltas graves.

Artículo Tres

Primera Sección
1. Se depositará el poder judicial de los Estados Unidos en un Tribunal Supremo y en
los tribunales inferiores que el Congreso instituya y establezca en lo sucesivo. Los
jueces, tanto del Tribunal Supremo como de los inferiores, continuarán en sus
funciones mientras observen buena conducta y recibirán en periodos fijos, una
remuneración por sus servicios que no será disminuida durante el tiempo de su
encargo.

Segunda Sección

1. El Poder Judicial entenderá en todas las controversias, tanto de derecho escrito


como de equidad, que surjan como consecuencia de esta Constitución, de las leyes
de los Estados Unidos y de los tratados celebrados o que se celebren bajo su
autoridad; en todas las controversias que se relacionen con embajadores, otros
ministros públicos y cónsules; en todas las controversias de la jurisdicción de
almirantazgo y marítima; en las controversias en que sean parte los Estados Unidos;
en las controversias entre dos o más Estados, entre un Estado y los ciudadanos de
otro, entre ciudadanos de Estados diferentes, entre ciudadanos del mismo Estado
que reclamen tierras en virtud de concesiones de diferentes Estados y entre un
Estado o los ciudadanos del mismo y Estados, ciudadanos o súbditos extranjeros.

2. En todos los casos relativos a embajadores, otros ministros públicos y cónsules, así
como en aquellos en que sea parte un Estado, el Tribunal Supremo poseerá
jurisdicción en única instancia. En todos los demás casos que antes se mencionaron
el Tribunal Supremo conocerá en apelación, tanto del derecho como de los hechos,
con las excepciones y con arreglo a la reglamentación que formule el Congreso.

3. Todos los delitos serán juzgados por medio de un jurado excepto en los casos de
acusación por responsabilidades oficiales, y el juicio de que se habla tendrá lugar en
el Estado en que el delito se haya cometido; pero cuando no se haya cometido
dentro de los límites de ningún Estado, el juicio se celebrará en el lugar o lugares
que el Congreso haya dispuesto por medio de una ley.

Tercera Sección

La traición contra los Estados Unidos sólo consistirá en hacer la guerra en su contra o en
unirse a sus enemigos, impartiéndoles ayuda y protección. A ninguna persona se le
condenará por traición si no es sobre la base de la declaración de los testigos que hayan
presenciado el mismo acto perpetrado abiertamente o de una confesión en sesión pública de
un tribunal.

2. El Congreso estará facultado para fijar la pena que corresponda a la traición; pero
ninguna sentencia por causa de traición podrá privar del derecho de heredar o de transmitir
bienes por herencia, ni producirá la confiscación de sus bienes más que en vida de la
persona condenada.

Artículo Cuarto

Primera Sección
Se dará entera fe y crédito en cada Estado a los actos públicos, registros y procedimientos
judiciales de todos los demás. Y el Congreso podrá prescribir, mediante leyes generales, la
forma en que dichos actos, registros y procedimientos se probarán y el efecto que
producirán.

Segunda Sección

1. Los ciudadanos de cada Estado tendrán derecho en los demás a todos los privilegios
e inmunidades de los ciudadanos de estos.

2. La persona acusada en cualquier Estado por traición, delito grave u otro crimen, que
huya de la justicia y fuere hallada en otro Estado, será entregada, al solicitarlo así la
autoridad ejecutiva del Estado del que se haya fugado, con el objeto de que sea
conducida al Estado que posea jurisdicción sobre el delito.

3. Las personas obligadas a servir o laborar en un Estado, con arreglo a las leyes de
éste, que escapen a otros, no quedarán liberadas de dichos servicios o trabajo a
consecuencia de cualesquiera leyes o reglamentos del segundo, sino que serán
entregadas al reclamarlo la parte interesada a quien se deba tal servicio o trabajo.

Tercera Sección
1. El Congreso podrá admitir nuevos Estados a la Unión, pero ningún nuevo Estado
podrá formarse o erigirse dentro de los límites de otro Estado, ni un Estado
constituirse mediante la reunión de dos o más Estados o partes de Estados, sin el
consentimiento de las legislaturas de los Estados en cuestión, así como del
Congreso.

2. El Congreso tendrá facultad para ejecutar actos de disposición y para formular todos
los reglamentos y reglas que sean precisos con respecto a las tierras y otros bienes
que pertenezcan a los Estados Unidos, y nada de lo que esta Constitución contiene
se interpretará en un sentido que cause perjuicio a los derechos aducidos por los
Estados Unidos o por cualquier Estado individual.

Cuarta Sección

Los Estados Unidos garantizarán a todo Estado comprendido en esta Unión una forma
republicana de gobierno y protegerán a cada uno en contra de invasiones, así como contra
los disturbios internos, cuando lo soliciten la legislatura o el ejecutivo (en caso de que no
fuese posible reunir a la legislatura).

Artículo Cinco

Siempre que las dos terceras partes de ambas Cámaras lo juzguen necesario, el Congreso
propondrá enmiendas a esta Constitución, o bien, a solicitud de las legislaturas de los dos
tercios de los distintos Estados, convocará una convención con el objeto de que proponga
enmiendas, las cuales, en uno y otro caso, poseerán la misma validez que si fueran parte de
esta Constitución, desde todos los puntos de vista y para cualesquiera fines, una vez que
hayan sido ratificadas por las legislaturas de las tres cuartas partes de los Estados
separadamente o por medio de convenciones reunidas en tres cuartos de los mismos, según
que el Congreso haya propuesto uno u otro modo de hacer la ratificación, y a condición de
que antes del año de mil ochocientos ocho no podrá hacerse ninguna enmienda que
modifique en cualquier forma las clausulas primera y cuarta de la sección novena del
artículo primero y de que a ningún Estado se le privará, sin su consentimiento, de la
igualdad de voto en el Senado.

Artículo Seis

1. Todas las deudas contraídas y los compromisos adquiridos antes de la adopción de


esta Constitución serán tan válidos en contra de los Estados Unidos bajo el imperio
de esta Constitución, como bajo el de la Confederación.

2. Esta Constitución, y las leyes de los Estados Unidos que se expidan con arreglo a
ella, y todos los tratados celebrados o que se celebren bajo la autoridad de los
Estados Unidos, serán la suprema ley del país y los jueces de cada Estado estarán
obligados a observarlos, a pesar de cualquier cosa en contrario que se encuentre en
la Constitución o las leyes de cualquier Estado.
3. Los Senadores y representantes ya mencionados, los miembros de las distintas
legislaturas locales y todos los funcionarios ejecutivos y judiciales, tanto de los
Estados Unidos como de los diversos Estados, se obligarán mediante juramento o
protesta a sostener esta Constitución; pero nunca se exigirá una declaración
religiosa como condición para ocupar ningún empleo o mandato público de los
Estados Unidos.

Artículo Siete

La ratificación por las convenciones de nueve Estados bastará para que esta Constitución
entre en vigor por lo que respecta a los Estados que la ratifiquen.

Dado en la convención, por consentimiento unánime de los Estados presentes, el día 17 de


septiembre del año de Nuestro Señor de mil setecientos ochenta y siete y duodécimo de la
Independencia de los Estados Unidos de América.

Enmiendas

(Las diez primeras enmiendas -Bill of Rights- fueron ratificadas efectivamente el 15 de


Diciembre de 1791.)

Enmienda I

El Congreso no hará ley alguna por la que adopte una religión como oficial del Estado o se
prohiba practicarla libremente, o que coarte la libertad de palabra o de imprenta, o el
derecho del pueblo para reunirse pacíficamente y para pedir al gobierno la reparación de
agravios.

Enmienda II

Siendo necesaria una milicia bien ordenada para la seguridad de un Estado Libre, no se
violará el derecho del pueblo a poseer y portar armas.

Enmienda III

En tiempo de paz a ningún militar se le alojará en casa alguna sin el consentimiento del
propietario; ni en tiempo de guerra, como no sea en la forma que prescriba la ley.

Enmienda IV

El derecho de los habitantes de que sus personas, domicilios, papeles y efectos se hallen a
salvo de pesquisas y aprehensiones arbitrarias, será inviolable, y no se expedirán al efecto
mandamientos que no se apoyen en un motivo verosímil, estén corroborados mediante
juramento o protesta y describan con particularidad el lugar que deba ser registrado y las
personas o cosas que han de ser detenidas o embargadas.

Enmienda V

Nadie estará obligado a responder de un delito castigado con la pena capital o con otra
infamante si un gran jurado no lo denuncia o acusa, a excepción de los casos que se
presenten en las fuerzas de mar o tierra o en la milicia nacional cuando se encuentre en
servicio efectivo en tiempo de guerra o peligro público; tampoco se pondrá a persona
alguna dos veces en peligro de perder la vida o algún miembro con motivo del mismo
delito; ni se le compelera a declarar contra sí misma en ningún juicio criminal; ni se le
privará de la vida, la libertad o la propiedad sin el debido proceso legal; ni se ocupará la
propiedad privada para uso público sin una justa indemnización.

Enmienda VI

En toda causa criminal, el acusado gozará del derecho de ser juzgado rápidamente y en
público por un jurado imparcial del distrito y Estado en que el delito se haya cometido,
Distrito que deberá haber sido determinado previamente por la ley; así como de que se le
haga saber la naturaleza y causa de la acusación, de que se le caree con los testigos que
depongan en su contra, de que se obligue a comparecer a los testigos que le favorezcan y de
contar con la ayuda de un abogado que lo defienda.

Enmienda VII

El derecho a que se ventilen ante un jurado los juicios de derecho consuetudinario en que el
valor que se discuta exceda de veinte dólares, será garantizado, y ningún hecho de que haya
conocido un jurado será objeto de nuevo examen en tribunal alguno de los Estados Unidos,
como no sea con arreglo a las normas del derecho consuetudinario.

Enmienda VIII

No se exigirán fianzas excesivas, ni se impondrán multas excesivas, ni se infligirán penas


crueles y desusadas.

Enmienda IX

No por el hecho de que la Constitución enumera ciertos derechos ha de entenderse que


niega o menosprecia otros que retiene el pueblo.

Enmienda X
Los poderes que la Constitución no delega a los Estados Unidos ni prohíbe a los Estados,
queda reservados a los Estados respectivamente o al pueblo.

Enmienda XIII
(diciembre 6, 1865)

1. Ni en los Estados Unidos ni en ningún lugar sujeto a su jurisdicción habrá esclavitud ni


trabajo forzado, excepto como castigo de un delito del que el responsable haya quedado
debidamente convicto.
CONSTITUCION DE CADIZ DE 1812

(Selección)

DON FERNANDO SEPTIMO, por la gracia de Dios y la Constitución de la Monarquía española, Rey de las
Españas, y en su ausencia y cautividad la Regencia del reino, nombrada por las Cortes generales y
extraordinarias, a todos los que las presentes vieren y entendieren, sabed: Que las mismas Cortes han
decretado y sancionado la siguiente

CONSTITUCION POLITICA DE LA MONARQUIA ESPAÑOLA

En el nombre de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo autor y supremo legislador de la sociedad.

Las Cortes generales y extraordinarias de la Nación española, bien convencidas, después del más detenido
examen y madura deliberación, de que las antiguas leyes fundamentales de esta Monarquía, acompañadas de
las oportunas providencias y precauciones, que aseguren de un modo estable y permanente su entero
cumplimiento, podrán llenar debidamente el grande objeto de promover la gloria, la prosperidad y el bien de
toda la Nacional, decretan la siguiente Constitución política para el buen gobierno y recta administración del
Estado.

TITULO 1

DE LA NACION ESPAÑOLA Y DE LOS ESPAÑOLES

CAPITULO I

De la Nación Española

Art. 1. La Nación española es la reunión de todos los españoles de ambos hemisferios.

Art. 2. La Nación española es libre e independiente, y no es ni puede ser patrimonio de ninguna familia ni
persona.

Art. 3. La soberanía reside esencialmente en la Nación, y por lo mismo pertenece a ésta exclusivamente el
derecho de establecer sus leyes fundamentales.

Art. 4. La Nación está obligada a conservar y proteger por leyes sabias y justas la libertad civil, la propiedad y
los demás derechos legítimos de todos los individuos que la componen.

CAPÍTULO II

De los españoles
Art. 5. Son españoles:

Primero. Todos los hombres libres nacidos y avecindados en los dominios de las Españas, y los hijos de éstos.

Segundo. Los extranjeros que hayan obtenido de las Cortes carta de naturaleza.

Tercero. Los que sin ella lleven diez años de vecindad, ganada según la ley en cualquier pueblo de la
Monarquía.

Cuarto. Los libertos desde que adquieran la libertad en las Españas.

Art. 6. El amor de la Patria es una de las principales obligaciones de todos los españoles y, asimismo, el ser
justos y benéficos.

Art. 7. Todo español está obligado a ser fiel a la Constitución, obedecer las leyes y respetar las autoridades
establecidas.

Art. 8. También está obligado todo español, sin distinción alguna, a contribuir en proporción de sus haberes para
los gastos del Estado.

Art. 9. Está asimismo obligado todo español a defender la Patria con las armas, cuando sea llamado por la ley.

TITULO II

DEL TERRITORIO DE LAS ESPAÑAS, SU RELIGION Y GOBIERNO Y DE LOS CIUDADANOS ESPAÑOLES

CAPÍTULO 1

Del territorio de las Españas

Art. 10. El territorio español comprende en la Península con sus posesiones e islas adyacentes: Aragón,
Asturias, Castilla la Vieja, Castilla la Nueva, Cataluña, Córdoba, Extremadura, Galicia, Granada, Jaén, León,
Molina, Murcia, Navarra, Provincias Vascongadas, Sevilla y Valencia, las islas Baleares y las Canarias con las
demás posesiones de África. En la América septentrional: Nueva España con la Nueva Galicia y península de
Yucatán, Guatemala, provincias internas de Oriente, provincias internas de Occidente, isla de Cuba con las dos
Floridas, la parte española de la isla de Santo Domingo y la isla de Puerto Rico con las demás adyacentes a
éstas y al continente en uno y otro mar. En la América meridional, la Nueva Granada, Venezuela, el Perú, Chile,
provincias del Río de la Plata, y todas las islas adyacentes en el mar Pacífico y en el Atlántico. En el Asia, las
islas Filipinas, y las que dependen de su gobierno.

Art. 11. Se hará una división más conveniente del territorio español por una ley constitucional, luego que las
circunstancias políticas de la Nación lo permitan.

CAPÍTULO II

De la religión
Art. 12. La religión de la Nación española es y será perpetuamente la católica, apostólica, romana, única
verdadera. La Nación la protege por leyes sabias y justas y prohibe el ejercicio de cualquiera otra.

CAPITULO III

Del Gobierno

Art. 13. El objeto del Gobierno es la felicidad de la Nación, puesto que el fin de toda sociedad política no es otro
que el bienestar de los individuos que la componen.

Art. 14. El Gobierno de la Nación española es una Monarquía moderada hereditaria.

Art. 15. La potestad de hacer las leyes reside en las Cortes con el Rey.

Art. 16. La potestad de hacer ejecutar las leyes reside en el Rey.

Art. 17. La potestad de aplicar las leyes en las causas civiles y criminales reside en los tribunales establecidos
por la ley.

CAPITULO IV

De los ciudadanos españoles

Art. 18. Son ciudadanos aquellos españoles que por ambas líneas traen su origen de los dominios españoles de
ambos hemisferios y están avecindados en cualquier pueblo de los mismos dominios

Art. 19. Es también ciudadano el extranjero que gozando ya de los derechos de español, obtuviere de las
Cortes carta especial de ciudadano.

Art. 20. Para que el extranjero pueda obtener de las Cortes esta carta, deberá estar casado con española, y
haber traído o fijado en las Españas alguna invención o industria apreciable, o adquirido bienes raíces por los
que pague una contribución directa, o establecídose en el comercio con un capital propio v considerable a juicio
de las mismas Cortes, o hecho servicios señalados en bien y defensa de la Nación.

Art. 21. Son, asimismo, ciudadanos los hijos legítimos de los extranjeros domiciliados en las Españas, que
habiendo nacido en los dominios españoles, no hayan salido nunca fuera sin licencia del Gobierno, y teniendo
veinte y un años cumplidos, se hayan avecindado en un pueblo de los mismos dominios, ejerciendo en él
alguna profesión, oficio o industria útil

Art. 22. A los españoles que por cualquier línea son habidos y reputados por originarios del Africa, les queda
abierta la puerta de la virtud y del merecimiento para ser ciudadanos: en su consecuencia las Cortes
concederán carta de ciudadano a los que hicieren servicios calificados a la Patria, o a los que se distingan por
su talento, aplicación y conducta, con la condición de que sean hijos de legítimo matrimonio de padres
ingenuos; de que estén casados con mujer ingenua, y avecindados en los dominios de las Españas, y de que
ejerzan alguna profesión, oficio o industria útil con un capital propio.

Art. 23. Sólo los que sean ciudadanos podrán obtener empleos municipales, y elegir para ellos en los casos
señalados por la ley.
Art. 24. La calidad de ciudadano español se pierde:

Primero. Por adquirir naturaleza en país extranjero.

Segundo. Por admitir empleo de otro Gobierno.

Tercero. Por sentencia en que se impongan penas aflictivas o infamantes, si no se obtiene rehabilitación.

Cuarto. Por haber residido cinco años consecutivos fuera del territorio español sin comisión o licencia del
Gobierno.

Art. 25. El ejercicio de los mismos derechos se suspende:

Primero. En virtud de interdicción judicial por incapacidad física o moral.

Segundo. Por el estado de deudor quebrado, o de deudor a los caudales públicos.

Tercero. Por el estado de sirviente doméstico.

Cuarto. Por no tener empleo, oficio o modo de vivir conocido.

Quinto. Por hallarse procesado criminalmente.

Sexto. Desde el año de mil ochocientos treinta deberán saber leer y escribir los que de nuevo entren en el
ejercicio de los derechos de ciudadano.

Art. 26. Sólo por las causas señaladas en los dos artículos precedentes se pueden perder o suspender los
derechos de ciudadano, y no por otras.

TITULO III

DE LAS CORTES

CAPITULO 1

Modo de formarse las Cortes

Art. 27. Las Cortes son la reunión de todos los diputados que representan la Nación, nombrados por los
ciudadanos en la forma que se dirá.

Art. 28. La base para la representación nacional es la misma en ambos hemisferios.

Art. 29. Esta base es la población compuesta de los naturales que por ambas líneas sean originarios de los
dominios españoles, y de aquellos que hayan obtenido en las Cortes carta de ciudadano, como también de los
comprendidos en el artículo 21.

Art. 30. Para el cómputo de la población de los dominios europeos servirá el último censo del año de mil
setecientos noventa y siete, hasta que pueda hacerse otro nuevo, y se formará el correspondiente para el
cómputo de la población de los de ultramar, sirviendo entre tanto los censos más auténticos entre los
últimamente formados.

Art. 31. Por cada setenta mil almas de la población, compuesta como queda dicho en el artículo 29, habrá un
diputado de Cortes.
Art. 32. Distribuida la población por las diferentes provincias, si resultase en alguna el exceso de más de treinta
y cinco mil almas, se elegirá un diputado más, como si el número llegase a setenta mil, y si el sobrante no
excediese de treinta y cinco mil, no se contará con él.

Art. 33. Si hubiese alguna provincia cuya población no llegue a setenta mil almas, pero que no baje de sesenta
mil, elegirá por sí un diputado; y si bajase de este número, se unirá a la inmediata para completar el de setenta
mil requerido. Exceptúase de esta regla la isla de Santo Domingo, que nombrará diputado, cualquiera que sea
su población.
CONSTITUCIÓN IMPERIAL DE HAITÍ (1805)

(Selección)

En el Palacio imperial de Dessalines, 20 de mayo de 1805, año II:

Nosotros, H. Christophe, Clervaux, Vernet, Gabart, Pétion, Geffrard, Toussaint-Brave, Raphael, Lalondrie,
Romain, Capois, Magny, Cangé, Daut, Magloire Ambroise, Yayou, Jean-Louis François, Gérin, Férou, Bazelais,
Martial Besse.

Tanto en nuestro nombre particular como en el del pueblo de Haití, que legalmente constituimos los órganos
fieles y a los portavoces de su voluntad.

En presencia del Ser Supremo, delante de quien son iguales los mortales, y que ha esparcido tantas especies
de criaturas diferentes en la superficie del globo con el fin de manifestar su gloria y su poder en la diversidad de
sus obras; en frente de la naturaleza entera, de la que nosotros hemos sido tan injustamente y después de tanto
tiempo considerados como los hijos rechazados:

Declaramos que el contenido de la presente Constitución es la expresión libre, espontánea e invariable de


nuestros corazones y de la voluntad general de nuestros conciudadanos; la sometemos a la sanción de Su
Majestad el emperador Jacques Dessalines, nuestro libertador, para recibir su rápida y entera ejecución.

DECLARACIÓN PRELIMINAR

Art. 1. El pueblo habitante de la noble isla llamada Santo Domingo decide aquí formarse como Estado libre,
soberano e independiente de todo poder del universo, bajo el nombre de Imperio de Haití.

Art. 2. La esclavitud es abolida para siempre.

Art. 3. Los ciudadanos haitianos son hermanos en su casa; la igualdad a los ojos de la ley es
incontestablemente reconocida, y no puede existir otro título, ventajas o privilegios, sino aquellos que resulten
necesariamente de la consideración y en recompensa a los servicios rendidos por la libertad y la independencia.

Art. 4. La ley es una para todos, sea que castigue, sea que proteja.

Art. 5. La ley no tiene efecto retroactivo.

Art. 6. La propiedad es sagrada, su violación será rigurosamente perseguida.

Art. 7. La condición de ciudadano de Haití se pierde por la emigración y la naturalización en país extranjero, y
por la condena a penas aflictivas e infamantes. El primer caso acarrea la pena de muerte y la confiscación de
las propiedades.

Art. 8. La condición de ciudadano es suspendida por efecto de bancarrotas y quiebras.

Art. 9. Ninguno es digno de ser haitiano, si no es buen padre, buen hijo, buen esposo, y sobre todo buen
soldado.

Art. 10. No es acordada a padres ni a madres la facultad para desheredar a sus hijos.
Art. 11. Todo ciudadano debe poseer un oficio manual.

Art. 12. Ningún blanco, cualquiera sea su nación, pondrá un pie en este territorio con el título de amo o de
propietario, y de ahora en adelante aquí no podrá adquirir ninguna propiedad.

Art. 13. El artículo precedente no podrá producir ningún efecto contra las mujeres blancas naturalizadas
haitianas por el Gobierno, tampoco contra los niños nacidos o por nacer de ellas. Están incluidos en las
disposiciones del presente artículo, los alemanes y los polacos naturalizados por el Gobierno.

Art. 14. Necesariamente debe cesar toda acepción de color entre los hijos de una sola y misma familia donde el
Jefe del Estado es el padre; a partir de ahora los haitianos solo serán conocidos bajo la denominación genérica
de negros.

DEL IMPERIO

Art. 15. El Imperio de Haití es único e indivisible, su territorio está distribuido en seis divisiones militares.

Art. 16. Cada división militar será comandada por un general de división.

Art. 17. Cada uno de estos generales de división será independiente de los otros, y se comunicará directamente
con el Emperador o con el General en Jefe nombrado por Su Majestad.

Art. 18. Las islas más abajo designadas son partes integrantes del Imperio: Samana, la Tortue, la Gonave, les
Cayemittes, l’île à Vache, la Saone, y otras islas adyacentes

DEL GOBIERNO

Art. 19. El Gobierno de Haití es encomendado al Primer Magistrado que toma el título de Emperador y Jefe
Supremo del Ejército.

Art. 20. El pueblo reconoce por Emperador y Jefe Supremo del Ejército a Jacques Dessalines, el vindicador y
libertador de sus conciudadanos; se le califica Majestad así como Emperatriz a su augusta esposa.

Art. 21. La persona de sus Majestades es sagrada e inviolable.

Art. 22. El Estado acordará un pago fijo a Su Majestad la Emperatriz, del que ella disfrutará incluso después de
muerto el Emperador, en calidad de princesa viuda.

Art. 23. La Corona es electiva y no hereditaria.

Art. 24. Será asignado, por el Estado, un pago anual para los hijos reconocidos por Su Majestad el Emperador.

Art. 25. Los niños varones reconocidos por el Emperador están obligados, al igual que los otros ciudadanos, a
pasar sucesivamente de grado en grado, con la única diferencia de que su entrada al servicio datará en la
cuarta semi-brigada desde la época de su nacimiento.

Art. 26. El Emperador designa a su sucesor de la manera como lo juzgue conveniente, sea antes o después de
su muerte.
Art. 27. Un pago conveniente es fijado por el Estado a este sucesor, en el momento de su llegada al trono.

Art. 28. Ni el Emperador, ni ninguno de sus sucesores, tendrá derecho, en ningún caso, ni bajo cualquier
pretexto, a rodearse de un cuerpo particular y privilegiado en calidad de guardia de honor o bajo cualquier otra
denominación.

Art. 29. Todo sucesor que se aparte de las disposiciones del artículo precedente o de la directriz que le hubiera
sido trazada por el Emperador reinante, o de los principios consagrados por la presente Constitución, será
considerado y declarado en estado de guerra contra la sociedad.

En consecuencia, los consejeros de Estado se reunirán con el propósito de pronunciar su destitución y de


asegurar su sustitución por aquel que entre ellos hubiera sido juzgado el más digno, y si ocurriera que el
mencionado sucesor elegido se opusiera a la ejecución de esta medida, autorizada por la ley, los generales
consejeros de Estado harán un llamado al pueblo y al Ejército, quienes enseguida prestarán ayuda y asistencia
para mantener la libertad.

Art. 30. El Emperador hace, sella y promulga las leyes, nombra y revoca a su voluntad a los ministros, al
general en jefe del Ejército, a los consejeros de Estado, a los generales y otros agentes del Imperio, los oficiales
del Ejército y de la Marina, los miembros de las administraciones locales, los comisarios del Gobierno cercanos
a los tribunales, los jueces y otros funcionarios públicos.

Art. 31. El Emperador dirige los ingresos y gastos del Estado, vigila la fabricación de las monedas; solo él
ordena la emisión, les fija el peso y el tipo.

Art. 32. A él solo le es reservado el poder de hacer la paz o la guerra, de mantener las relaciones políticas y de
contraerlas.

Art. 33. Él provee a la seguridad interior y a la defensa del Estado, distribuye las fuerzas de tierra y de mar
según su voluntad.

Art. 34. El Emperador, en el caso de que se tramara alguna conspiración contra la seguridad del Estado, contra
la Constitución o contra su persona, hará detener enseguida a los autores o cómplices, quienes serán juzgados
por un Consejo especial.

Art. 35. Su Majestad sola tiene el derecho de absolver a un culpable o de conmutar su pena.

Art. 36. El Emperador jamás emprenderá ninguna empresa con la finalidad de hacer conquistas ni de perturbar
la paz y el régimen interior de las colonias extranjeras.

Art. 37. Todo acto público será hecho en estos términos: “El Emperador de Haití y el Jefe Supremo del Ejército
por la gracia de Dios y la ley constitucional del Estado.”

DE LOS TRIBUNALES

Art. 45. Ninguno puede atentar contra el derecho que tiene cada individuo de hacer un juicio amistoso por
árbitros de su elección. Sus decisiones serán reconocidas legalmente.

Art. 46. Habrá un juez de paz en cada comuna; no podrá enjuiciar un asunto que se eleve más allá de cien
gourdes, y cuando las partes no puedan conciliarse en su tribunal, acudirán ante los tribunales de su respectiva
competencia.
Art. 47. Habrá seis tribunales acondicionados en las ciudades designadas aquí:

En Saint-Marc, en Cap, en Port-au-Prince, en Cayes, en la Anse-à-Veau y Port-de-Paix.

El Emperador determina su organización, su nombre, su competencia y el territorio que constituye la instancia


de cada uno.

Los tribunales conocen todos los asuntos puramente civiles.

Art. 48. Los delitos militares están sometidos a Consejos especiales y a formas particulares de juicios. La
organización de estos consejos corresponde al Emperador, quien se pronunciará sobre las demandas en
casación contra las decisiones tomadas por dichos Consejos especiales.

Art. 49. Se harán leyes particulares para el notariado y en consideración de los oficiales del estado civil.

DEL CULTO

Art. 50. La ley no admite religión dominante.

Art. 51. Es tolerada la libertad de cultos.

Art. 52. El Estado no provee el mantenimiento de ningún culto ni de ningún ministro.

DISPOSICIONES GENERALES

Art. 1. Al Emperador y a la Emperatriz corresponden la selección, el salario y el mantenimiento de las personas


que componen su Corte.

Art. 2. Después del deceso del Emperador reinante, cuando la revisión de la Constitución se haya juzgado
necesaria, el Consejo de Estado se reunirá a este efecto y será presidido por el decano más antiguo.

Art. 3. Los crímenes de alta traición, los delitos cometidos por los ministros y los generales, serán juzgados por
un Consejo especial nombrado y presidido por el Emperador.

Art. 4. La Fuerza Armada es esencialmente obediente, ningún cuerpo armado puede deliberar.

Art. 5. Ninguno podrá ser juzgado sin haber sido oído legalmente.

Art. 6. La casa de todo ciudadano es un refugio inviolable.

Art. 7. Se puede entrar en ella en caso de incendio, de inundación, de una solicitud de su interior, o en virtud de
una orden emanada del Emperador o de toda autoridad legalmente constituida.

Art. 8. Merece la muerte aquél que la ha dado a su semejante.

Art. 9. Toda sentencia que comprenda la pena de muerte o pena aflictiva, no podrá ser ejecutada, si no ha sido
confirmada por el Emperador.
Art. 10. El robo es penalizado en razón de las circunstancias que le hubieran precedido, acompañado o
seguido.

Art. 11. Todo extranjero habitando el territorio de Haití será, al igual que los haitianos, sometido a las leyes
correccionales y criminales.

Art. 12. Toda propiedad que aquí hubiera pertenecido a un blanco francés es incontestablemente y de derecho
confiscada en beneficio del Estado.

Art. 13. Todo haitiano que, habiendo adquirido una propiedad de un blanco francés, solo hubiera pagado una
parte del precio estipulado por el acto de venta, será responsable ante los patrimonios del Estado del saldo de
la suma debida.

Art. 14. El matrimonio es un acto puramente civil y autorizado por el Gobierno.

Art. 15. La ley autoriza el divorcio en los casos que ha previsto y determinado.

Art. 16. Una ley particular será dictada concerniendo a los hijos nacidos fuera del matrimonio.

Art. 17. El respeto por sus jefes, la subordinación y la disciplina son rigurosamente necesarias.

Art. 18. Un código penal será publicado y severamente adoptado.

Art. 19. En cada división militar será establecida una escuela pública para la instrucción de los jóvenes.

Art. 20. Los colores nacionales son el negro y el rojo.

Art. 21. La agricultura será honrada y protegida, como el primero, el más noble y el más útil de todos los oficios.

Art. 22. El comercio, segunda fuente de prosperidad de los Estados, no quiere y no conoce trabas.

Art. 23. En cada división militar será constituido un tribunal de comercio, cuyos miembros son escogidos por el
Emperador, y sacados de la clase de los negociantes.

Art. 24. La buena fe y la lealtad en las operaciones comerciales serán religiosamente adoptadas.

Art. 25. El Gobierno garantiza seguridad y protección a las naciones neutras y amigas que vendrán para
mantener relaciones comerciales con esta isla; a cargo de ellas queda ajustarse a los reglamentos, usos y
costumbres de este país.

Art. 26. Los almacenes y las mercancías de los extranjeros estarán bajo la protección y la garantía del Estado.

Art. 27. Habrá fiestas nacionales para celebrar la Independencia, la fiesta del Emperador y su augusta esposa,
la de la agricultura y de la Constitución.

Art. 28. Al primer disparo del cañón de alarma, las ciudades desaparecen y comienza la nación.

Nosotros, mandatarios abajo firmantes, ponemos bajo la protección de los magistrados, los padres y madres de
familia, de los ciudadanos y del Ejército el pacto explícito y solemne de los derechos sagrados del hombre y de
los deberes del ciudadano.

Lo sugerimos a nuestros herederos, a modo de homenaje a los amigos de la libertad, a los filántropos de todos
los países, como una señal de compromiso de la bondad divina, que como consecuencia de sus decretos
inmortales nos ha procurado la ocasión de romper nuestras cadenas y constituirnos en pueblo libre, civilizado e
independiente.
Y firmamos, tanto en nuestro nombre privado como en el de nuestros mandantes.

Firmado: H. Christophe, Clervaux, Vernet, Gabart, Pétion, Geffrard, Toussaint-Brave, Raphael, Lalondrie,
Romain, Capoix, Magny, Cangé, Daut, Magloire Ambroise, Yayou, Jean-Louis, François, Gérin, Moreau, Férou,
Bazelais, Martial Besse.

Presentada para la firma del Emperador, la Constitución del Imperio fue sancionada por él.

Vista la presente Constitución,

Nosotros, Jacques Dessalines, 1er Emperador de Haití y Jefe Supremo del Ejército, por la gracia de Dios y la
ley constitucional del Estado,

La aceptamos en todo su contenido y la sancionamos, para recibir en el más breve plazo su plena y entera
ejecución en toda la extensión del territorio de nuestro Imperio; Y juramos mantenerla y hacerla adoptar en su
integridad hasta el último suspiro de nuestra vida.

En el Palacio imperial de Dessalines, el 20 de mayo de 1805, año II de la Independencia de Haití.

Dessalines

Por el Emperador

Juste Chanlatte

El secretario general
INSTRUCCIONES QUE SE DIERON A LOS DIPUTADOS DE LA PROVINCIA ORIENTAL PARA EL
DESEMPEÑO DE SU MISION ANTE LA ASAMBLEA CONSTITUYENTE DE BUENOS AIRES. DELANTE DE
MONTEVIDEO, 13 DE ABRIL DE 1813.

Primeramente pedirá la declaración de la independencia absoluta de estas colonias, que ellas están absueltas
de toda obligación de fidelidad a la corona de España, y familia de los Borbones, y que toda conexión política
entre ellas y el estado de España, es, y debe ser totalmente disuelta.

Art. 2º.- No admitirá otro sistema que el de confederación para el pacto recíproco con las provincias que formen
nuestro estado.

Art. 3º.- Promoverá la libertad civil y religiosa en toda su extensión imaginable.

Art. 4º.- Como el objeto y fin del gobierno debe ser conservar la igualdad, libertad y seguridad de los ciudadanos
y de los pueblos, cada provincia formará su gobierno bajo esas bases, a más del gobierno supremo de la
nación.

Art. 5º.- Así éste como aquél se dividirán en poder legislativo, ejecutivo y judicial.

Art. 6º.- Estos tres resortes jamás podrán estar unidos entre sí, y serán independientes en sus facultades.

Art. 7º.- El gobierno supremo entenderá solamente en los negocios generales del estado. El resto en peculiar al
gobierno de cada provincia.

Art. 8º.- El territorio que ocupan estos pueblos de la costa oriental del Uruguay hasta la fortaleza de Santa
Teresa, forma una sola provincia, denominada: LA PROVINCIA ORIENTAL.

Artº. 9.- Que los siete pueblos de Misiones, los de Batoví, Santa Tecla, San Rafael y Tacuarembó, que hoy
ocupan injustamente los portugueses, y a su tiempo deben reclamarse, serán en todo tiempo territorio de la
provincia.

Artº. 10.- Que esta provincia por la presente entra separadamente en una firme liga de amistad con cada una de
las otras, para su defensa común, seguridad de su libertad, y para su mutua y general felicidad, obligándose a
asistir a cada una de las otras contra soberanía, tráfico, o algún otro pretexto, cualquiera que sea.

Artº. 11.- Que esta provincia retiene su soberanía, libertad e independencia, todo poder, jurisdicción y derecho
que no es delegado expresamente por la confederación a las Provincias Unidas juntas en congreso.

Artº. 12.- Que el puerto de Maldonado sea libre para todos los buques que concurran a la introducción de
efectos y exportación de frutos, poniéndose la correspondiente aduana en aquel pueblo; pidiendo al efecto se
oficie al comandante de las fuerzas de S. M. B. sobre la apertura de aquel puerto para que proteja la
navegación o comercio, de su nación.

Artº. 13.- Que el puerto de Colonia sea igualmente habilitado en los términos prescritos en el artículo anterior.

Artº. 14.- Que ninguna tasa o derecho se imponga sobre artículos exportados de una provincia a otra; ni que
ninguna preferencia se dé por cualquiera regulación de comercio o renta a los puertos de una provincia sobre
los de otra; ni los barcos destinados de esta provincia a otra serán obligados a entrar, a anclar, o pagar
derechos en otra.

Artº. 15.- No permita se haga ley para esta provincia sobre bienes de extranjeros que mueren intestados, sobre
multas y confiscaciones que se aplicaban antes al rey, y sobre territorios de éste, mientras ella no forma su
reglamento y determine a qué fondos deben aplicarse, como única al derecho de hacerlo en lo económico de su
jurisdicción.

Artº. 16.- Que esta provincia tendrá su constitución territorial; y que ella tiene el derecho de sancionar la general
de las Provincias Unidas que forme la Asamblea Constituyente.

Artº. 17.- Que esta provincia tiene derecho para levantar los regimientos que necesite, nombrar los oficiales de
compañía, reglar la milicia de ella para la seguridad de su libertad, por lo que no podrá violarse el derecho de
los pueblos para guardar y tener armas.

Artº. 18.- El despotismo militar será precisamente aniquilado con trabas constitucionales que aseguren
inviolable la soberanía de los pueblos.

Artº. 19.- Que precisa e indispensable sea fuera de Buenos Aires donde resida el sitio del gobierno de las
Provincias Unidas.

Artº. 20.- La constitución garantirá a las Provincias Unidas una forma de gobierno republicana, y que asegure a
cada una de ellas de las violencias domésticas, usurpaciones de sus derechos, libertad y seguridad de su
soberanía, que con la fuerza armada intente alguna de ellas sofocar los principios proclamados. Y asimismo
prestará toda su atención, para preservar a esta provincia las ventajas de la libertad, y mantener un gobierno
libre, de piedad, justicia, moderación e industria. Para todo lo cual, etc.

Delante de Montevideo, 13 de abril de 1813. – Artigas.


Reglamento Provisorio de la Provincia Oriental
para el Fomento de la Campaña y Seguridad
de sus Hacendados. Cuartel General, 10 de Setiembre de 1815

1o. El señor alcalde provincial, además de sus facultades ordinarias, queda autorizado para distribuir
terrenos y velar sobre la tranquilidad del vecindario, siendo el juez inmediato en todo el orden de la
presente instrucción.

2o. En atención a la vasta extensión de la campaña podrá instituir tres sub-tenientes de provincia,
señalándolas su jurisdicción respectiva y facultándolos según este reglamento.

3o. Uno deberá instituirse entre Uruguay y Río Negro, otro entre Río Negro y Yí; otro desde Santa
Lucía a la costa de la mar, quedando el señor alcalde provincial con la jurisdicción inmediata desde el
Yí hasta Santa Lucía.

4o. Si para el desempeño de tan importante comisión, hallare el señor alcalde provincial y sub-tenientes
de provincia, necesitarse de más sujetos, podrá cada cual instituir en sus respectivas jurisdicciones
jueces pedáneos, que ayuden a ejecutar las medidas adoptadas para el establecimiento del mejor orden.

5o. Estos comisionados darán cuenta a sus respectivos subtenientes de provincia; estos al señor alcalde
provincial, de quien recibirán las órdenes precisas; este las recibirá del gobierno de Montevideo, y por
este conducto serán transmisibles otras cualesquiera, que además de las indicadas en esta instrucción,
se crean adaptables a las circunstancias.

6o. Por ahora el señor alcalde provincial y demás subalternos se dedicarán a fomentar con brazos útiles
la población de la campaña. Para ello revisará cada uno, en sus respectivas jurisdicciones, los terrenos
disponibles; y los sujetos dignos de esta gracia con prevención que los más infelices serán los más
privilegiados. En consecuencia, los negros libres, los zambos de esta clase, los indios y los criollos
pobres, todos podrán ser agraciados con suertes de estancia, si con su trabajo y hombría de bien
propenden a su felicidad, y a la de la provincia.

7o. Serán también agraciadas las viudas pobres si tuvieren hijos. Serán igualmente preferidos los
casados a los americanos solteros, y estos a cualquier extranjero.

8o. Los solicitantes se apersonarán ante el señor alcalde provincial, o a los subalternos de los partidos,
donde eligieron el terreno para su población. Estos darán su informe al señor alcalde provincial y este
al gobierno de Montevideo de quien obtendrán legitimación de la donación, y la marca que deba
distinguir las haciendas del interesado en lo sucesivo. Para ello, al tiempo de pedir la gracia se
informará si el solicitante tiene o no marca, si la tiene será archivada en el libro de marcas, y de no, se
le dará en la forma acostumbrada.
9o. El M.I.Cabildo Gobernador de Montevideo despachará estos rescriptos en la forma que estime más
conveniente. Ellos y las marcas serán dados graciosamente, y se obligará al regidor encargado de
propios de ciudad, lleve una razón exacta de estas donaciones de la provincia.

10o. Los agraciados serán puestos en posesión desde el momento en que se haga la denuncia por el
señor alcalde provincial o por cualquiera de los subalternos de este.

11o.Después de la posesión serán obligados los agraciados por el señor alcalde provincial o demás
subalternos a formar un rancho y dos corrales en el término preciso de dos meses, los que cumplidos, si
se advierte la misma negligencia, será aquel terreno donado a otro vecino más laborioso y beneficio a la
provincia.

12o. Los terrenos repartibles son todos aquellos de emigrados, malos europeos y peores americanos que
hasta la fecha no se hallan indultados por el jefe de la provincia para poseer sus antiguas propiedades.

13o. Serán igualmente repartibles todos aquellos terrenos que desde el año 1810 hasta el de 1815, en
que entraron los orientales a la plaza de Montevideo, hayan sido vendidos o donados por ella.

14o. En esta clase de terrenos habrá la excepción siguiente: si fueran donados o vendidos a orientales o
extraños; si a los primeros, se les donará una suerte de estancia conforme al presente reglamento; si a
los segundos, todo es disponible en la forma dicha.

15o. Para repartir los terrenos de europeos o malos americanos se tendrá presente si estos son casados o
solteros. De estos todo es disponible. De aquellos se atenderá al número de sus hijos, y con concepto a
que no sean perjudicados, se les dará bastante para que puedan mantenerse en lo sucesivo, siendo el
resto disponible, si tuvieran demasiado terreno.

16o. La demarcación de los terrenos agraciables será legua y media de frente, y dos de fondo, en la
inteligencia que puede hacerse más o menos extensiva la demarcación, según la localidad del terreno en
el cual siempre se proporcionarán aguadas, y si lo permite el lugar, linderos fijos; quedando al celo de
los comisionados, economizar el terreno en lo posible, y evitar en lo sucesivo desavenencias entre
vecinos.

17o. Se velará por el gobierno, el señor alcalde provincial, y demás subalternos para que los agraciados
no posean más de una suerte de estancia. Podrán ser privilegiados sin embargo, los que no tengan más
que una suerte de chacra; podrán también ser agraciados los americanos que quisieran mudar posesión,
dejando la que tienen a beneficio de la provincia.

18o. Podrán reservarse únicamente para beneficio de la provincia el rincón de Pan de Azúcar y el del
Cerro para mantener las reyunadas de su servicio. El Rincón del Rosario, por su extensión puede
repartirse hacia el lado de afuera entre algunos agraciados, reservando en los fondos una extensión
bastante a mantener cinco o seis mil reyunos de los dichos.
19o. Los agraciados, ni podrán enajenar, ni vender estas suertes de estancia, ni contraer sobre ellas
débito alguno, bajo la pena de nulidad hasta el arreglo formal de la provincia, en que ella deliberará lo
conveniente.

20o. El M.I.Cabildo Gobernador, o quien el comisione, me pasará un listado del número de agraciados
y sus posiciones para mi conocimiento.

21o. Cualquier terreno anteriormente agraciado entrará en el orden del presente reglamento, debiendo
los interesados recabar por medio del señor alcalde provincial su legitimación en la manera arriba
expuesta, del M.I.Cabildo de Montevideo.

22o. Para facilitar el adelantamiento de estos agraciados, quedan facultados el señor alcalde provincial
y los tres subtenientes de provincia, quienes únicamente podrán dar licencia para que dichos agraciados
se reúnan y saquen animales, así vacunos como caballares, de las mismas estancias de los europeos y
malos americanos que se hallen en sus respectivas jurisdicciones. En manera alguna se permitirá que
ellos por si solos lo hagan: siempre se les señalara un juez pedáneo, u otro comisionado para que no se
destrocen las haciendas en las correrías, y las que se tomen se distribuyan con igualdad entre los
concurrentes, debiendo igualmente celar así el alcalde provincial, como los demás subalternos, que
dichos ganados agraciados no sean aplicados a otro uso que el de amansarlos, caparlos y sujetarlos a
rodeo.

23o. También prohibirán todas las matanzas a los hacendados, si no acreditan ser ganados de su marca;
de lo contrario serán decomisados todos los productos, y mandados a disposición del gobierno.

24o. En atención a la escasez de ganados que experimenta la provincia se prohibirá toda tropa de
ganado para Portugal. Al mismo tiempo que se prohibirá a los mismos hacendados la matanza del
hembraje, hasta el restablecimiento de la campaña.

25o. Para estos fines, como para desterrar los vagabundos, aprehender malhechores y desertores, se le
dará al señor alcalde provincial, ocho hombres y un sargento, y a cada tenencia de provincia, cuatro
soldados y un cabo. El cabildo deliberará si estos deberán ser vecinos, que deberán mudarse
mensualmente, o de soldados pagos que hagan de esta suerte su fatiga.

26o. Los tenientes de provincias no entenderán en demandas. Esto es privativo del señor alcalde
provincial, y de los jueces de los pueblos y partidos.

27o. Los destinados a esta comisión, no tendrán otro ejercicio que distribuir terrenos y propender a su
fomento, velar sobre la aprehensión de los vagos, remitiéndolos o a este Cuartel General, o al gobierno
de Montevideo, para el servicio de las armas. En consecuencia, los hacendados darán papeletas a sus
peones, y los que hallaren sin este requisito, y sin otro ejercicio que vagar, serán remitidos en la forma
dicha.
28o. Serán igualmente remitidos a este Cuartel General los desertores con armas o sin ellas que sin
licencia de sus jefes se encuentren en alguna de estas jurisdicciones.

29o. Serán igualmente remitidos por el subalterno al alcalde provincial cualquiera que cometiere algún
homicidio, hurto o violencia con cualquier vecino de su jurisdicción. Al efecto lo remitirá asegurado
ante el señor alcalde provincial y un oficio insinuándole del hecho. Con este oficio, que servirá de
cabeza de proceso a la causa del delincuente, lo remitirá el señor alcalde provincial al gobierno de
Montevideo, para que este tome los informes convenientes, y proceda al castigo según delito.

Todo lo cual se resolvió de común acuerdo con el señor alcalde provincial don Juan León y don León
López, delegados con este fin; y para su cumplimiento lo firme en este Cuartel General a 10 de
setiembre de 1815.

José Artigas
CONSTITUCIÓN DE LAS PROVINCIAS UNIDAS EN SUDAMÉRICA
DE 1819 (22 DE ABRIL DE 1819)

SECCIÓN PRIMERA
RELIGIÓN DEL ESTADO

Artículo I.- La Religión Católica Apostólica Romana es la religión del Estado. El


Gobierno le debe la más eficaz y poderosa protección y los habitantes del territorio todo
respeto, cualquiera que sean sus opiniones privadas.
Artículo II.- La infracción del artículo anterior será mirada como una violación de las
leyes fundamentales del país.

SECCIÓN II
PODER LEGISLATIVO

Artículo III.- El Poder legislativo se expedirá por un Congreso Nacional compuesto de


dos Cámaras, una de Representantes y otra de Senadores.

CAPÍTULO PRIMERO
CÁMARA DE REPRESENTANTES

Artículo IV.- La Cámara de Representantes se compondrá de diputados elegidos en


proporción de uno por cada veinticinco mil habitantes, o una fracción que iguale el número de
diecisiete mil.
202

Artículo V.- Ninguno podrá ser elegido representante sin que tenga las calidades de
siete años de ciudadano antes de su nombramiento, veintiséis de edad cumplidos, un fondo de
cuatro mil pesos al menos, o en su defecto, arte, profesión u oficio útil. Que sea del fuero
común y no esté en dependencia del Poder Ejecutivo por servicio a sueldo.
Artículo VI.- Durarán en su representación cuatro años, pero se renovarán por mitad al
fin de cada bienio. Para verificarlo los primeros representantes, luego que se reúnan, sortearán
los que deben salir en el primer bienio. El reemplazo de éstos se hará por los que con la
anticipación conveniente elijan los pueblos a quienes correspondan.
Artículo VII.- La Cámara de Representantes tiene exclusivamente la iniciativa en
materia de contribuciones, tasas e impuestos, quedando al Senado la facultad de remitirlas,
rehusarlas u objetarles reparos.
Artículo VIII.- Ella tiene el derecho privativo de acusar de oficio, o a instancia de
cualquier ciudadano, a los miembros de los tres Grandes Poderes, a los Ministros de Estado,
Enviados a las Cortes extranjeras, Arzobispos y Obispos, Generales de los ejércitos,
Gobernadores y jueces superiores de las provincias y demás empleados de no inferior rango
de los nombrados: por los delitos de traición, concusión, malversación de los fondos públicos,
infracción de Constitución u otros que según las leyes merezcan pena de muerte o infamia.
Artículo IX.- Los representantes serán compensados por sus servicios con la cantidad
y del fondo que señale la Legislatura, siendo su distribución del resorte exclusivo de dicha
Cámara.

CAPÍTULO II
SENADO

Artículo X.- Formarán el Senado los senadores de provincia, cuyo número será igual
al de las provincias; tres senadores militares cuya graduación no baje de Coronel Mayor; un
Obispo y tres eclesiásticos, un senador por cada Universidad y el Director del Estado,
concluido el tiempo de su gobierno.
Artículo XI.- Ninguno será nombrado senador que no tenga la edad de treinta años
cumplidos, nueve de ciudadano antes de su elección, un fondo de ocho mil pesos, una renta
equivalente o una profesión que lo ponga en estado de ser ventajoso a la sociedad.
203

Artículo XII.- Durarán en el cargo por el tiempo de doce años, renovándose por
terceras partes cada cuatro. La suerte decidirá quiénes deban salir en el primero y segundo
cuatricinio.
Artículo XIII.- El ex Director permanecerá en el Senado hasta que sea reemplazado
por el que le sucediese en el mando.
Artículo XIV.- Los senadores por las provincias se elegirán en la forma siguiente:
Cada Municipalidad nombrará un capitular y un propietario, que tenga un fondo de diez mil
pesos al menos, para electores. Reunidos éstos en un punto en el centro de la provincia, que
designará el Poder Ejecutivo, elegirán tres sujetos de la clase civil, de los que uno al menos
sea de fuera de la provincia. Esta terna se pasará al Senado (la primera vez al Congreso) con
testimonio íntegro del acta de elección. El Senado, recibidas todas las ternas y publicadas por
la Prensa, hará el escrutinio, y los que tuvieren el mayor número de sufragios, computados por
provincias, serán senadores. Si no resultase pluralidad, la primera vez el Congreso y en lo
sucesivo el Senado hará la elección de entre los propuestos.
Artículo XV.- Los senadores militares serán nombrados por el Director del Estado.
Artículo XVI.- Será senador por la primera vez el Obispo de la diócesis donde resida
el Cuerpo Legislativo. En lo sucesivo se elegirá el Obispo senador por los Obispos del
territorio, remitiendo sus votos al Senado. Publicados por la Prensa se hará el escrutinio, y el
que reuniese el mayor número será senador; no resultando pluralidad, decidirá la elección el
Senado.
Artículo XVII.- Los Cabildos eclesiásticos, reunidos con el Prelado diocesano, curas
rectores del Sagrario de la iglesia catedral y rectores de los Colegios (cuando éstos sean
eclesiásticos) elegirán tres individuos del mismo estado, de los cuales uno al menos sea de
otra diócesis. Remitidas y publicadas las ternas con sus actas, los tres que reúnan mayor
número de sufragios, computados por las iglesias, serán senadores; en caso de igualdad, el
Congreso o Senado decidirá la elección.
Artículo XVIII.- Al Senado corresponde juzgar en juicio público a los acusados por la
Sala de Representantes.
Artículo XIX.- La concurrencia de las dos terceras partes de sufragios harán sentencia
contra el acusado, únicamente al efecto de separarlo del empleo o declararlo inhábil para
obtener otro.
204

Artículo XX.- La parte convencida quedará, no obstante, sujeta a acusación, juicio y


castigo conforme a la ley.

CAPÍTULO III
ATRIBUCIONES COMUNES A AMBAS CÁMARAS

Artículo XXI.- Ambas Cámaras se reunirán por primera vez en esta capital y en lo
sucesivo en el lugar que ellas mismas determinen, y tendrán sus sesiones en los meses de
marzo, abril y mayo, y septiembre, octubre y noviembre.
Artículo XXII.- Cada Sala será privativamente el juez para calificar la elección de sus
miembros con mayoría de un voto sobre la mitad.
Artículo XXIII.- Nombrará su presidente, vicepresidente y oficiales; señalará el
tiempo de la duración de unos y otros y prescribirá el orden para los debates y para facilitar el
despacho de sus deliberaciones.
Artículo XXIV.- Ninguna de las Salas podrá deliberar mientras no se hallen reunidas
ambas, respectivamente, en el lugar de las sesiones, al menos en las dos terceras partes de sus
miembros; pero un número menor podrá compeler a los ausentes a la asistencia en los
términos y bajo los apremios que cada Sala proveyere.
Artículo XXV.- Cada Sala llevará un diario de sus procedimientos, que se publicará de
tiempo en tiempo, exceptuando aquellas partes que, a su juicio, requieran secreto. Los votos
de aprobación o negación de los miembros de una y otra Sala se apuntarán en el diario, si lo
exigiese así una quinta parte de ellos.
Artículo XXVI.- Los senadores y representantes no serán arrestados ni procesados
durante su asistencia a la Legislatura y mientras van y vuelven de ella, excepto el caso de ser
sorprendidos in fraganti en la ejecución de algún crimen que merezca pena de muerte, infamia
u otra aflictiva, de lo que se dará cuenta a la Sala respectiva con la sumaria información del
hecho.
Artículo XXVII.- Los senadores y representantes, por sus opiniones, discursos o
debates, en una u otra Sala no podrán ser molestados en ningún lugar; pero cada Sala podrá
castigar a sus miembros por desorden de conducta, y con la concurrencia de las dos terceras
partes expeler a cualquiera de su seno.
205

Artículo XXVIII.- En el caso que expresa el Artículo XXVI, o cuando se forma


querella por escrito contra cualquier senador o representante por delitos que no sean del
privativo conocimiento del Senado: examinado el mérito del sumario en juicio público podrá
cada Sala con dos tercios de votos separar al acusado de su seno y ponerlo a disposición del
Supremo Tribunal de Justicia para su juzgamiento.
Artículo XXIX.- Ningún senador o representante podrá ser empleado por el Poder
Ejecutivo sin su consentimiento y el de la Cámara a que corresponda.
Artículo XXX.- Cada una de las Cámaras podrá hacer comparecer en su Sala a los
Ministros del Poder Ejecutivo para recibir los informes que estime convenientes.

CAPÍTULO IV
ATRIBUCIONES DEL CONGRESO

Artículo XXXI.- Al Congreso corresponde privativamente formar las leyes que deben
regir en el territorio de la Unión.
Artículo XXXII.- Decretar la guerra y la paz.
Artículo XXXIII.- Establecer derechos, y por un tiempo que no pase de dos años
imponer para las urgencias del Estado contribuciones proporcionalmente iguales en todo el
territorio.
Artículo XXXIV.- Fijar, a propuesta del Poder Ejecutivo, la fuerza de línea de mar y
tierra para el servicio del Estado en tiempo de paz y determinar por sí el número de tropas que
haya de existir en el lugar donde tenga sus sesiones.
Artículo XXXV.- Mandar construir y equipar una Marina nacional.
Artículo XXXVI.- Recibir empréstitos sobre los fondos del Estado.
Artículo XXXVII.- Reglar las formas de todos los juicios y establecer Tribunales
inferiores a la Alta Corte de Justicia.
Artículo XXXVIII.- Crear y suprimir empleos de toda clase.
Artículo XXXIX.- Reglar el comercio interior y exterior.
Artículo XL.- Demarcar el territorio del Estado y fijar los límites de las provincias.
Artículo XLI.- Habilitar puertos nuevos en las costas del territorio cuando lo crea
conveniente, y elevar las poblaciones al rango de villas, ciudades o provincias.
206

Artículo XLII.- Formar planes uniformes de educación pública y proveer de medios


para el sostén de los establecimientos de esta clase.
Artículo XLIII.- Recibir anualmente del Poder Ejecutivo la cuenta general de las
rentas públicas, examinarla y juzgarla.
Artículo XLIV.- Asegurar a los autores o inventores de establecimientos útiles
privilegios exclusivos por tiempo determinado.
Artículo XLV.- Reglar la moneda, los pesos y medidas.

CAPÍTULO V
FORMACIÓN Y SANCIÓN DE LAS LEYES

Artículo XLVI.- Las leyes pueden tener principio en cualquiera de las dos Cámaras
que componen el Poder Legislativo.
Artículo XLVII.- Se exceptúan de esta regla las relativas a los objetos de que trata el
artículo séptimo.
Artículo XLVIII.- Todo proyecto de ley se leerá en tres sesiones distintas, mediando
entre cada una de ellas tres días al menos; sin esto no se pasará a deliberar.
Artículo XLIX.- Los proyectos de ley y demás resoluciones del Cuerpo Legislativo
para su aprobación deberán obtener la mayoría de un voto al menos sobre la mitad de los
sufragios en cada una de las Cámaras constitucionalmente reunidas.
Artículo L.- Aprobado el proyecto en la Cámara donde haya tenido principio, se
pasará a la otra para que, discutido en ella del mismo modo que en la primera, lo repare,
apruebe o deseche.
Artículo LI.- Ningún proyecto de ley desechado por una de las Cámaras podrá
repetirse en las sesiones de aquel año.
Artículo LII.- Los proyectos de ley constitucionalmente aprobados por ambas Cámaras
pasarán al Director del Estado.
Artículo LIII.- Si él los suscribe o en el término de quince días no los devuelve
objecionados, tendrán fuerza de ley.
Artículo LIV.- Si encuentra inconveniente los devolverá objecionados a la Cámara
donde tuvieron su origen.
207

Artículo LV.- Reconsiderados en ambas Cámaras, dos tercios de sufragios en cada una
de ellas harán su última sanción.

SECCIÓN III
PODER EJECUTIVO

CAPÍTULO PRIMERO
NATURALEZA Y CALIDADES DE ESTE PODER

Artículo LVI.- El Supremo Poder Ejecutivo de la nación se expedirá por la persona en


quien recaiga la elección de Director.
Artículo LVII.- Ninguno podrá ser elegido Director del Estado que no tenga las
calidades de ciudadano, natural del territorio de la Unión, con seis años de residencia en él
inmediatamente antes de la elección y treinta y cinco de edad cuando menos.
Artículo LVIII.- Tampoco podrá ser elegido el que se halle empleado en el Senado o
en la Cámara de Representantes.
Artículo LIX.- Antes de entrar al ejercicio del cargo hará el Director electo, en manos
del presidente del Senado a presencia de las dos Cámaras reunidas, el juramento siguiente:
«Yo N. juro por Dios Nuestro Señor y estos Santos Evangelios que desempeñaré
fielmente el cargo de Director que se me confía; que cumpliré y haré cumplir la Constitución
del Estado, protegeré la Religión Católica y conservaré la integridad e independencia del
territorio de la Unión.»
Artículo LX.- Durará en el cargo por el tiempo de cinco años.
Artículo LXI.- En caso de enfermedad, acusación o muerte del Director del Estado,
administrará provisionalmente el Poder Ejecutivo el presidente del Senado, quedando entre
tanto suspenso de las funciones de senador.

CAPÍTULO II
FORMA DE LA ELECCIÓN DEL DIRECTOR DEL ESTADO

Artículo LXII.- El Director del Estado será elegido por las dos Cámaras reunidas.
208

Artículo LXIII.- Presidirá la elección el presidente del Senado y hará en ella de


vicepresidente el presidente de la Cámara de Representantes.
Artículo LXIV.- Los votos se entregarán escritos y firmados por los vocales y se
publicarán con sus nombres.
Artículo LXV.- Una mayoría de un voto sobre la mitad de cada Cámara hará la
elección.
Artículo LXVI.- Si después de tres votaciones ninguno obtuviese la expresada
mayoría, se publicarán los tres sujetos que hayan obtenido el mayor número y por ellos sólo
se sufragará en las siguientes votaciones.
Artículo LXVII.- Si reiterada ésta hasta tres veces ninguno de los tres propuestos
reuniese la mayoría que exige el artículo LXV, se excluirá el que tuviera menor número de
votos: en caso de igualdad entre los tres o dos de ellos, decidirá la suerte el que haya de ser
excluido, quedando solamente dos.
Artículo LXVIII.- Por uno de éstos se votará de nuevo.
Artículo LXIX.- Si repetida tres veces la votación no resultase la Mayoría expresada,
se sacará por suerte el Director de entre los dos.
Artículo LXX.- Todo esto deberá verificarse acto continuo desde que se dé principio a
la elección.
Artículo LXXI.- Se procederá a ella treinta días antes de cumplir su término el
Director que concluye; en caso de muerte deberá hacerse la elección dentro de quince días.
Artículo LXXII.- Entre tanto se posesiona del cargo el nuevamente nombrado,
subsistirá en el Gobierno el que lo esté ejerciendo; pero al electo se le contarán los cinco años
desde el día en que aquél haya cumplido su término.
Artículo LXXIII.- El Director del Estado sólo podrá ser reelegido por una vez con un
voto sobre las dos terceras partes de cada Cámara.

CAPÍTULO III
ATRIBUCIONES DEL PODER EJECUTIVO

Artículo LXXIV.- El Director del Estado es Jefe Supremo de todas las fuerzas de mar
y tierra.
209

Artículo LXXV.- Publica y hace ejecutar las leyes que han recibido sanción.
Artículo LXXVI.- Hace la apertura de las sesiones del Cuerpo Legislativo en los
períodos de renovación de la Cámara de Representantes en la sala del Senado: informando en
esta ocasión sobre el estado del Gobierno, mejoras o reformas y demás que considere digno
de poner en su conocimiento, lo que se publicará por la Prensa.
Artículo LXXVII.- Convoca extraordinariamente el Cuerpo Legislativo cuando así lo
exija el interés del país durante la interrupción de las sesiones.
Artículo LXXVIII.- Puede proponer por escrito al Cuerpo Legislativo en sus Cámaras
los proyectos, medidas, mejoras o reformas que estimare necesarias o convenientes a la
felicidad del Estado.
Artículo LXXIX.- Publica la guerra y la paz; forma y da dirección a los ejércitos de
mar y tierra para defensa del Estado y ofensa del enemigo.
Artículo LXXX.- Rechaza las invasiones de los enemigos exteriores, previene las
conspiraciones y sofoca los tumultos populares.
Artículo LXXXI.- Nombra por sí solo los Generales de los ejércitos de mar y tierra,
los embajadores, enviados y Cónsules cerca de las naciones extranjeras y los recibe de ellas.
Artículo LXXXII.- Nombra y destituye a sus ministros: la responsabilidad de éstos la
determinará la ley.
Artículo LXXXIII.- Puede, con parecer y consentimiento de dos terceras partes de
senadores presentes en número constitucional, celebrar y concluir tratados con las naciones
extranjeras; salvo el caso de enajenación o desmembración de alguna parte del territorio, en
que deberá exigirse el consentimiento de dos tercios de la Cámara de Representantes.
Artículo LXXXIV.- Expide las cartas de ciudadanía con sujeción a las formas y
calidades que la ley prescriba.
Artículo LXXXV.- Nombra a todos los empleos que no se exceptúan especialmente en
esta Constitución y las leyes.
Artículo LXXXVI.- Nombra los Arzobispos y Obispos a propuesta en terna del
Senado.
Artículo LXXXVII.- Presenta a todas las dignidades, canongías, prebendas y
beneficios de las iglesias-catedrales, colegiatas y parroquiales, conforme a las leyes.
Artículo LXXXVIII.- Todos los objetos y ramos de Hacienda y Policía, los
establecimientos públicos nacionales, científicos, y de todo otro género, formados o
210

sostenidos con fondos del Estado, las casas de moneda, bancos nacionales, correos, postas y
caminos son de la suprema inspección y resorte del Director del Estado, bajo las leyes u
ordenanzas que los rigen o que en adelante formare el Cuerpo Legislativo.
Artículo LXXXIX.- Puede indultar de la pena capital a un criminal o conmutarla,
previo informe del Tribunal de la causa, cuando poderosos y manifiestos motivos de equidad
lo sugieran o algún grande acontecimiento feliz haga plausible la gracia, salvos los delitos que
la ley exceptúa.
Artículo XC.- Confirma o revoca con arreglo a ordenanza las sentencias de los reos
militares pronunciadas en los Tribunales de su fuero.
Artículo XCI.- Recibirá por sus servicios en tiempos determinados una compensación,
que le señalará el Cuerpo Legislativo, la cual ni se aumentará ni disminuirá durante el tiempo
de su mando.

SECCIÓN IV
PODER JUDICIAL

CAPÍTULO ÚNICO
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

Artículo XCII.- Una Alta Corte de Justicia, compuesta de siete jueces y dos fiscales,
ejercerá el Supremo Poder Judicial del Estado.
Artículo XCIII.- Ninguno podrá ser miembro de ella si no fuere letrado, recibido con
ocho años de ejercicio público y cuarenta de edad.
Artículo XCIV.- Los miembros de la Alta Corte de Justicia serán nombrados por el
Director del Estado con noticia y consentimiento del Senado.
Artículo XCV.- El Presidente será electo cada cinco años a pluralidad de sufragios por
los miembros de ella y sus fiscales.
Artículo XCVI.- La Alta Corte de Justicia nombrará los oficiales de ella en el número
y forma que prescribirá la ley.
Artículo XCVII.- Conocerá exclusivamente de todas las causas concernientes a los
enviados y cónsules de las naciones extranjeras; de aquellas en que sea parte una provincia, o
que se susciten entre provincia y provincia, o pueblos de una misma provincia, sobre límites u
otros derechos contenciosos; de las que tengan su origen de contratos entre el Gobierno
211

Supremo y un particular, y últimamente, de las de aquellos funcionarios públicos de que


hablan los Artículos XX y XXVIII.
Artículo XCVIII.- Conocerá en último recurso de todos los casos que descienden de
Tratados hechos bajo la autoridad del Gobierno; de los crímenes cometidos contra el derecho
público de las naciones, y de todos aquellos en que, según las leyes, haya lugar a los recursos
de segunda suplicación, nulidad o injusticia notoria.
Artículo XCIX.- Los juicios de la Alta Corte y demás tribunales de justicia serán
públicos; produciéndose en la misma forma los votos de cada juez para las resoluciones o
sentencias de cualquier naturaleza que ellas sean.
Artículo C.- Informará de tiempo en tiempo al Cuerpo Legislativo de todo lo
conveniente para las mejoras de la administración de justicia, que seguirá gobernándose por
las leyes que hasta el presente, en todo lo que no sea contrario a esta Constitución.
Artículo CI.- Cada seis meses recibirá de las Cámaras de Justicia una razón exacta de
las causas y asuntos despachados en ellas y de las que quedan pendientes, su estado, tiempo
de su duración y motivos de demora: instruida con el diario del despacho que deben llevar los
escribanos de Cámara, a fin de que, estando a la mira de que la justicia se administre con
prontitud, prevea lo conveniente a evitar retardaciones indebidas.
Artículo CII.- Los individuos de esta Corte ejercerán el cargo por el tiempo de su
buena comportación y no podrán ser empleados por el Poder Ejecutivo en otro destino sin su
consentimiento y el de la misma Corte.
Artículo CIII.- El Cuerpo Legislativo les designará una compensación por sus
servicios, que no podrá ser disminuida mientras permanezcan en el oficio.

SECCIÓN V
DECLARACIÓN DE DERECHOS

CAPÍTULO PRIMERO
DERECHOS DE LA NACIÓN

Artículo CIV.- La nación tiene derecho para reformar su Constitución, cuando así lo
exija el interés común, guardando las formas constitucionales.
212

Artículo CV.- La nación, en quien originariamente reside la soberanía, delega el


ejercicio de los altos poderes que la representan a cargo de que se ejerzan en forma que
ordena la Constitución; de manera que ni el Legislativo puede abocarse el Ejecutivo o
Judicial, ni el Ejecutivo perturbar o mezclarse en éste o el Legislativo, ni el Judicial tomar
parte en los otros dos, contra lo dispuesto en esta Constitución.
Artículo CVI.- Las corporaciones y magistrados investidos de la autoridad legislativa,
ejecutiva y judicial son apoderados de la nación y responsables a ella en los términos que la
Constitución prescribe.
Artículo CVII.- Ninguna autoridad del país es superior a la ley: ellas mandan, juzgan o
gobiernan por la ley, y es, según ella, que se les debe respeto y obediencia.
Artículo CVIII.- Al delegar el ejercicio de su Soberanía constitucionalmente, la nación
se reserva la facultad de nombrar sus representantes y la de ejercer libremente el poder
censorio por medio de la Prensa.

CAPÍTULO II
DERECHOS PARTICULARES

Artículo CIX.- Los miembros del Estado deben ser protegidos en el goce de los
derechos de su vida, reputación, libertad, seguridad y propiedad. Nadie puede ser privado de
alguno de ellos sino conforme a las leyes.
Artículo CX.- Los hombres son de tal manera iguales ante la ley, que ésta, bien sea
penal, preceptiva o tuitiva, debe ser una misma para todos y favorecer igualmente al poderoso
que al miserable para la conservación de sus derechos.
Artículo CXI.- La libertad de publicar sus ideas por la Prensa es un derecho tan
apreciable al hombre, como esencial para la conservación de la libertad civil en un Estado; se
observarán a este respecto las reglas que el Congreso tiene aprobadas provisionalmente, hasta
que la Legislatura las varíe o modifique.
Artículo CXII.- Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofenden el
orden público ni perjudican a un tercero, están sólo reservadas a Dios, y exentas de la
autoridad de los Magistrados.
Artículo CXIII.- Ningún habitante del Estado será obligado a hacer lo que no manda la
ley, ni privado de lo que ella no prohíbe.
213

Artículo CXIV.- Es del interés y del derecho de todos los miembros del Estado el ser
juzgados por jueces los más libres, independientes e imparciales, que sea dado a la condición
de las cosas humanas. El Cuerpo Legislativo cuidará de preparar y poner en planta el
establecimiento del juicio por Jurados, en cuanto lo permitan las circunstancias.
Artículo CXV.- Todo ciudadano debe estar seguro contra las requisiciones arbitrarias
y apoderamiento injusto de sus papeles y correspondencias. La ley determinará en qué casos y
con qué justificación pueda procederse a ocuparlos.
Artículo CXVI.- Ningún individuo podrá ser arrestado sin prueba al menos semiplena
e indicios vehementes de crimen por el que merezca pena corporal; los que se harán constar
en proceso informativo dentro de tres días perentorios, si no hubiese impedimento; pero
habiéndolo, se pondrá constancia de él en el proceso.
Artículo CXVII.- Las cárceles sólo deben servir para la seguridad y no para castigo de
los reos. Toda medida que a pretexto de precaución conduzca a mortificarles más allá de lo
que aquélla exige, será corregida según las leyes.
Artículo CXVIII.- Ningún habitante del Estado podrá ser penado ni confinado sin que
preceda forma de proceso y sentencia legal.
Artículo CXIX.- La casa de un ciudadano es un sagrado, que no puede violarse sin
crimen; y sólo podrá allanarse en caso de resistencia a la autoridad legítima.
Artículo CXX.- Esta diligencia se hará con la moderación debida personalmente por el
mismo Juez. En caso que algún urgente motivo se lo impida, dará al delegado orden por
escrito con las especificaciones convenientes, y se dejará copia de ella al individuo que fuere
aprendido, y al dueño de la casa, si la pidiere.
Artículo CXXI.- Las anteriores disposiciones relativas a la seguridad individual no
podrán suspenderse.
Artículo CXXII.- Cuando por un muy remoto y extraordinario acontecimiento, que
comprometa la tranquilidad pública o la seguridad de la Patria, no pueda observarse cuanto en
ellas se previene, las autoridades que se viesen en esta fatal necesidad darán inmediatamente
razón de su conducta al Cuerpo Legislativo, quien examinará los motivos de la medida y el
tiempo de su duración.
Artículo CXXIII.- Siendo la propiedad un derecho sagrado e inviolable, los miembros
del Estado no pueden ser privados de ella ni gravados en sus facultades sin el consentimiento
del Cuerpo Legislativo, o por un juicio conforme a las leyes.
214

Artículo CXXIV.- Cuando el interés del Estado exija que la propiedad de algún pueblo
o individuo particular sea destinada a los usos públicos, el propietario recibirá por ella una
justa compensación.
Artículo CXXV.- Ninguno será obligado a prestar auxilios de cualquier clase para los
ejércitos, ni a franquear su casa para alojamiento de un cuerpo o individuo militar, sino de
orden del Magistrado civil según la ley. El perjuicio que en este caso se infiera al propietario
será indemnizado competentemente por el Estado.
Artículo CXXVI.- Todos los miembros del Estado tienen derecho para elevar sus
quejas y ser oídos hasta de las primeras autoridades del país.
Artículo CXXVII.- A ningún hombre o corporación se concederán ventajas,
distinciones o privilegios exclusivos, sino los que sean debidos a la virtud o los talentos; no
siendo éstos transmisibles a los descendientes, se prohíbe conceder nuevos títulos de nobleza
hereditarios.
Artículo CXXVIII.- Siendo los indios iguales en dignidad y en derechos a los demás
ciudadanos, gozarán de las mismas preeminencias y serán regidos por las mismas leyes.
Queda extinguida toda tasa o servicio personal bajo cualquier pretexto denominación que sea.
El Cuerpo Legislativo promoverá eficazmente el bien de los naturales por medio de leyes que
mejoren su condición hasta ponerlos al nivel de las demás clases del Estado.
Artículo CXXIX.- Queda también constitucionalmente abolido, el tráfico de esclavos
y prohibida para siempre su introducción en el territorio del Estado.

SECCIÓN VI
REFORMA DE LA CONSTITUCIÓN

Artículo CXXX.- En ninguna de las Cámaras del Poder Legislativo será admitida una
moción para la reforma de uno o más artículos de la Constitución presente, sin que sea
apoyada por la cuarta parte de los miembros concurrentes.
Artículo CXXXI.- Siempre que la moción obtenga dicha calidad, discutida en la forma
ordinaria, podrá sancionarse con dos tercias partes de votos en cada una de las Salas: que el
artículo o artículos en cuestión exigen reforma.
Artículo CXXXII.- Esta resolución se comunicará al Poder Ejecutivo para que, con su
opinión fundada, la devuelva dentro de treinta días a la Sala donde tuvo su origen.
215

Artículo CXXXIII.- Si él disiente, reconsiderada la materia en ambas Cámaras, será


necesaria la concurrencia de tres cuartas partes de cada una de ellas para sancionar la
necesidad de la reforma; y tanto en este caso como en el de consentir el Poder Ejecutivo, se
procederá inmediatamente a verificarla con el número de sufragios prescrito en el artículo
CXXXI.
Artículo CXXXIV.- Verificada la reforma, pasará al Poder Ejecutivo para su
publicación. En caso de devolverla con reparos, tres cuartas partes de sufragios en cada sala
harán su última sanción.

CAPÍTULO FINAL

Artículo CXXXV.- Continuarán observándose las leyes, estatutos y reglamentos que


hasta ahora rigen, en lo que no hayan sido alterados ni digan contradicción con la
Constitución presente, hasta que reciban de la Legislatura las variaciones o reformas que
estime convenientes.
Artículo CXXXVI.- Esta Constitución será solemnemente jurada en todo el territorio
del Estado.
Artículo CXXXVII.- Ningún empleado político, civil, militar o eclesiástico podrá
continuar en su destino sin prestar juramento de observar la Constitución y sostenerla. Los
que de nuevo fuesen nombrados o promovidos a cualquier empleo, o a grados militares o
literarios, o se recibieren de algún cargo u oficio público, otorgarán el mismo juramento.
Artículo CXXXVIII.- Todo el que atentare o prestare medios para atentar contra la
presente Constitución, será reputado enemigo del Estado y castigado con todo el rigor de las
penas, hasta las de muerte y expatriación, según la gravedad de su crimen.

Dada en la Sala de Sesiones, firmada de nuestra mano, sellada con nuestro sello y refrendada
por nuestro Secretario en Buenos Aires, a veintidós de abril de mil ochocientos diecinueve,
cuarto de la Independencia.
Tratado del Pilar

Pacto celebrado en la Capilla del Pilar entre los Gobernadores de Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos

Convención hecha y concluida entre los Gobernadores D. Manuel Sarratea, de la Provincia de Buenos Aires, D.
Francisco Ramírez de la de Entre Ríos, D. Estanislao López de la de Santa Fe el día veinte y tres de Febrero
del año del Señor mil ochocientos veinte, con el fin de terminar la guerra suscitada entre dichas Provincias, de
proveer a la seguridad ulterior de ellas, y de concentrar sus fuerzas y recursos en un gobierno federal, a cuyo
objeto han convenido en los artículos siguientes:

Artículo 1° - Protestan las partes contratantes que el voto de la Nación, y muy particularmente el de las
Provincias de su mando, respecto al sistema de gobierno que debe regirlas se ha pronunciado a favor de la
confederación que de hecho admiten. Pero que debiendo declararse por Diputados nombrados por la libre
elección de los Pueblos, se someten a sus deliberaciones. A este fin elegido que sea por cada Provincia
popularmente su respectivo representante, deberán los tres reunirse en el Convento de San Lorenzo de la
Provincia de Santa Fe a los sesenta días contados desde la ratificación de esta convención. Y como están
persuadidos que todas las Provincias de la Nación aspiran a la organización de un gobierno central, se
comprometen cada uno de por sí de dichas partes contratantes, a invitarlas y suplicarles concurran con sus
respectivos Diputados para que acuerden quanto pudiere convenirles y convenga al bien general.

Artículo 2° - Allanados como han sido todos los obstáculos que entorpecían la amistad y buena armonía entre
las Provincias de Buenos Aires, Entre Ríos y Santa Fe en una guerra cruel y sangrienta por la ambición y la
criminalidad de los muchos hombres que habían usurpado el mando de la Nación, o burlado las instrucciones
de los Pueblos que representaban en Congreso, cesaran las divisiones beligerantes de Santa fe y Entre Ríos a
sus respectivas Provincias.

Artículo 3° - Los Gobernadores de Santa fe y Entre Ríos por sí y a nombre de sus provincias, recuerdan a la
heroica Provincia de Buenos Aires cuna de la libertad de la Nación, el estado difícil y peligroso a que se ven
reducidos aquellos Pueblos hermanos por la invasión con que lo amenaza una Potencia extranjera que con
respetables fuerzas oprime la Provincia aliada de la Banda Oriental. Dejan a la reflexión de unos ciudadanos tan
interesados en la independencia y felicidad nacional el calcular los sacrificios que costará a los de aquellas
provincias atacadas el resistir un Ejército imponente, careciendo de recursos, y aguardan de su generosidad y
patriotismo auxilios proporcionados a lo arduo de la empresa, ciertos de alcanzar cuanto quepa en la esfera de
lo posible.

Artículo 4° - En los Ríos de Uruguay y Paraná navegarán únicamente los Buques de las Provincias amigas,
cuyas costas sean bañadas por dichos Ríos. El Comercio continuará en los términos que hasta aquí,
reservándose a la decisión de los Diputados en congreso cualesquiera reforma que sobre el particular
solicitaren las partes contratantes.

Artículo 5° - Podrán volver a sus respectivas Provincias aquellos individuos que por diferencia de opiniones
políticas hayan pasado a la de Buenos Aires, o de esta a aquellas, aun cuando hubieren tomado armas y
peleado en contra de sus compatriotas: serán repuestos al goce de sus propiedades en el estado en que se
encontraren y se echará un velo a todo lo pasado.

Artículo 6° - El deslinde de territorio entre las Provincias se remitirá, en caso de dudas a la resolución del
Congreso general de Diputados.
Artículo 7° - La deposición de la antecedente administración ha sido la obra de la voluntad general por la
repetición de desmanes con que comprometía la libertad de la Nación con otros excesos de una magnitud
enorme. Ella debe responder en juicio público ante el Tribunal que al efecto se nombre; esta medida es muy
particularmente del interés de los Jefes del Ejército Federal que quieren justificarse de los motivos poderosos
que les impelieron a declarar la guerra contra Buenos Aires en Noviembre del año próximo pasado y conseguir
en la libertad de esta Provincia a la de las demás unidas.

Artículo 8° - Será libre el comercio de Armas y municiones de guerra de todas clases en las Provincias
federadas.

Artículo 9° - Los prisioneros de guerra de una y otra parte serán puestos en libertad después de ratificada esta
convención para que se restituyan a sus respectivos Ejércitos o Provincias.

Artículo 10° - Aunque las Partes contratantes están convencidas de que todos los artículos arriba expresados
son conformes con los sentimientos y deseos del Exmo. Sr. Capitán General de la Banda Oriental Don José
Artigas según lo ha expresado el Sr. Gobernador de Entre Ríos que dice hallarse con instrucciones privadas de
dicho Sr. Excmo. para este caso no teniendo suficientes poderes en forma, se ha acordado remitirle copia de
esta nota, para que siendo de su agrado, entable desde luego las relaciones que puedan convenir a los
intereses de la Provincia de su mando, cuya incorporación a las demás federadas, se miraría como un dichoso
acontecimiento.

Artículo 11° - A las cuarenta y ocho horas de ratificados estos tratados por la Junta de Electores dará principio a
su retirada el Ejército federal hasta pasar el Arroyo del Medio. Pero atendiendo al estado de devastación a que
ha quedado reducida la Provincia de Buenos Aires por el continuo paso de diferentes Tropas, verificará dicha
retirada por divisiones de doscientos hombres para que así sean mejores atendidas de víveres y cabalgaduras,
y para que los vecinos experimenten menos gravamen. Queriendo que los Sres. Generales no encuentren
inconvenientes ni escasez en su transito para si o sus tropas, el Señor Gobernador de Buenos Aires nombrará
un Individuo que con este objeto les acompañe hasta la línea divisoria.

Artículo 12° - En el término de dos días o antes si fuese posible será ratificada esta prevención por la muy
Honorable Junta de Representantes.

Hecho en la capilla del Pilar a 23 de febrero de 1820.-

(Fdo.) MANUEL DE SARRATEA - ESTANISLAO LOPEZ - FRANCISCO RAMIREZ


Tratado de Cuadrilátero

Celebrado entre Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes

15 a 25 de enero de 1822

Por cuanto: los tratados solemnes de paz y permanente armonía sancionados por los Representantes de las
cuatro provincias, Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes, desde el 15 hasta el 25 de enero, han sido
ratificados por los respectivos Gobiernos, con la mejor unanimidad de sentimientos, aurora luminosa de días
más alegres, felices y venturosos que los de la amargura y el llanto que precedieron, arrobando la más lisonjera
y consoladora idea de que se aproximan ya los dulces momentos de la dicha, engrandecimiento y prosperidad
de la Patria y nuestro nativo suelo, por cuyos dignos objetos se han multiplicado sacrificios, inmolando a su
logro víctimas gloriosas, cuya sangre apreciable no debe ser infructuosa; y en obsequio de su mejor economía
se han acordado los artículos siguientes:

Reunidos los Representantes de las cuatro provincias, Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes, a
saber: el Coronel Mayor, Ministro de la Guerra, D. Francisco de la Cruz; el Secretario del Gobierno en todos los
ramos de la segunda, don Juan Francisco Seguí; D. Casiano Calderón, presidente del Congreso Provincial
Entre-Riano, y el Sr. D. Juan Nepomuceno Goytía, cura de las Ensenadas de Corrientes, con el digno e
importante objeto de solemnizar la paz saludable que disfrutan de un modo firme y permanente, fijándola en
principios sólidos y recíprocamente ventajosos, y que sirvan de base a la mejor amistad y más duradera
armonía, única fuente perenne, de donde deduce su vertiente toda apetecida felicidad, después de reconocidos
y canjeados los respectivos poderes amplios, hemos convenido y acordado los artículos que subsiguen:

1°) Queda sancionada una paz firme, verdadera amistad y unión permanente entre las cuatro provincias
contratantes, cuya recíproca libertad, independencia, representación y derechos se reconocen y deben
guardarse entre sí en igualdad de términos, como están hoy de hecho constituidas, sin que por este acto
solemne se gradúen renunciados los que defiende Santa Fe sobre el territorio de Entre Ríos, por documentos
legítimos y amparos superiores, cuya reclamación legal, como las competentes a las demás de los suyos y
respectivos, son el soberano legítimo Congreso General de todas las provincias en la oportunidad que presente
el orden de los sucesos americanos en su perfecta tranquilidad y absoluta cesación de oscilaciones políticas,
cuyas innovaciones convenientes serán obedecidas como emanadas de la soberanía nacional.

2°) Si los españoles, portugueses o cualquier otro poder extranjero invadiese y dividiese la integridad del
territorio nacional, todas inmediatamente pondrán en ejercicio su poder y recursos para arrojarlo de él, sin
perjuicio de hacer oficialmente al Gobierno agresor las reclamaciones que estime justas y oportunas.

3°) Subsiste la misma liga contra cualquier poder de los designados, que incida en igual defecto contra el
territorio particular o jurisdicción que cada una de las cuatro provincias disfruta de buena fe, en pacífica
posesión, según las demarcaciones y términos respectivos, quedando divisorios provisoriamente de la de Entre
Ríos y Corrientes, los arroyos Guayquiraró, Miriñay, Tranquera de Loreto, con el territorio de Misiones, sin
perjuicio del derecho que defiende Santa Fe de las cincuenta leguas que su Representante dice corresponderle
por su fundación, y fueron deslindadas hasta los mojones, o al menos hasta el río Corrientes, como los que
tenga esta provincia a su favor, cuya decisión queda al soberano Congreso General.

4°) Ligan los mismos deberes contra todo poder americano que pretenda usurpar por las armas los derechos
detallados en el artículo 1°. En cuya virtud si alguna o todas las demás provincias de la nación atacaren con
fuerza a cualquiera de las cuatro amigas, se les harán por todas en unión las más serias y formales protestas
sobre su agresión, y caso de ser desatendidas, irán en su auxilio las otras tres, facilitando más a la invadida
todos los recursos que necesite, que deberán satisfacerse por ésta, concluida la guerra, a los plazos que se
estipulen.

5°) Si la provincia invadida hubiese dado mérito a ello, en juicio de las tres, éstas entonces interpondrán su
mediación para con la agresora, a fin de que se evite la guerra; y si ésta se prestase en conformidad, estará
obligada a darle la satisfacción necesaria, y si no, correrá la suerte que ella misma ha provocado; más si este
caso fuese a la inversa, obrarán las tres provincias consecuentes a lo acordado en el artículo anterior.

6°) Ninguna de las provincias contratantes podrá declararse la guerra u hostilidad ni a otra cualquiera de las del
territorio de la nación sin acuerdo y consentimiento de las otras tres, por medio de diputados autorizados a ese
objeto, que a presencia y examen de las causales que puedan ocurrir la decida, y sin que antes de verificarse
un suceso tan funesto se pidan las satisfacciones correspondientes a los que se sospechen haber faltado a sus
deberes respectivos.

7°) La de Buenos Aires facilitará, en cuanto lo permita su estado y recursos, el armamento, municiones y demás
artículos de guerra a cualquiera de las otras que lo necesite y pida, cuyo importe de los renglones que se
suministrasen, será satisfecho en la especie, modo y tipo que contratasen los respectivos Gobiernos, quedando
a más libre el comercio de aquellos entre las cuatro provincias.

8°) Queda igualmente libre el comercio marítimo en todas las direcciones y destinos en buques nacionales, sin
poder ser obligados a mandarlos abonar derechos, descargar para vender sus mercaderías o fruto por pretexto
alguno por los Gobiernos de las cuatro provincias, cuyos puertos subsisten habilitados en los mismos términos;
sólo si, por obviar el perjudicial abuso del contrabando, podrán ser reconocidos por los guardacostas
respectivos, como sus licencias, guías y demás documentos con que deban navegar, siendo decomiso lo que
venga fuera de ellos.

9°) Buenos Aires, por un principio de generosidad y buena correspondencia con el actual Gobernador de Entre
Ríos y el de Corrientes, da por condonados, sucedidos y chancelados cuantos cargos puede hacer y
reclamaciones justas por los enormes gastos que le obligó causar la temeraria invasión del finado Ramírez,
consagrando gustoso todos sus sacrificios al inestimable ídolo de la paz entre hermanos americanos unidos con
tan íntimas como sagradas relaciones y esperando sólo la paga de la gratitud a los esmeros que ha prodigado a
su logro.

10°) La provincia de Entre Ríos devolverá a la de Corrientes todas las propiedades de ésta o de algunos
particulares de la misma que, sacadas por D. Francisco Ramírez, existan a la disposición del Gobierno y ser
notorio pertenecerle, y sólo en las que necesiten justificación se producirá brevemente.

11°) Todos los prisioneros correntinos, de los que condijo de Corrientes, Ramírez, que se hallen sirviendo en
algunas de las provincias o que sin esa calidad estén de soldados, serán restituidos a aquella, siempre que
ellos lo quieran voluntariamente.

12°) Los desertores que de una provincia se pasaren a otra, serán devueltos recíprocamente luego que sean
reclamados.

13°) No considerando útil al estado de indigencia y devastación en que están envueltas las provincias de Santa
Fe, Entre Ríos y Corrientes por dilatadas guerras civiles que han soportado a costa de sangre, desembolsos,
ruinas y sacrificios de todo género, su concurrencia al diminuto Congreso reunido en Córdoba , menos
conveniente a las circunstancias presentes nacionales, y al de separarse la de Buenos Aires, única en regular
aptitud respectiva para sostener los enormes gastos de un Congreso, sus empresas marciales y en sostén de
su naciente autoridad, quedan mutuamente ligadas a seguir la marcha política adoptada por aquella en el punto
de no entrar en Congreso por ahora, sin previamente arreglarse, debiendo, en consecuencia, la de Santa Fe
retirar su diputado de Córdoba.
14°) Si consiguiente a la marcha política que se adopta algunas de las provincias contratantes creyese después
ser llegada la oportunidad de instalarse el Congreso General, se harán entre sí las invitaciones
correspondientes.

15°) El territorio de Misiones queda libre para formarse su Gobierno y para reclamar la protección de cualquiera
de las provincias contratantes.

16°) En consecuencia, se devolverán todas las propiedades que reclame, en conformidad a lo acordado en el
artículo 10 con respecto a Corrientes, luego que haya nombrado legítimamente su Gobierno.

17°) Los presentes artículos serán ratificados por los Gobiernos de Santa Fe y Entre Ríos, en el término de dos
días, y en el de veinte, por los de Buenos Aires y Corrientes.

Acordados y sancionados en la ciudad capital de la provincia de Santa Fe de la Vera Cruz desde el 15 de enero
hasta hoy 25 del mismo año del Señor de 1822, trece de la libertad del Sud.

Fdo.:

Francisco DE LA CRUZ

Juan Francisco SEGUÍ

Casiano CALDERÓN

Dr. D. Juan Nepomuceno GOYTÍ

Enero 15 de 1822. Ratificado en todas sus partes.

Fdo.: Estanislao LÓPEZ

Paraná, Enero 27 de 1822. Quedan ratificados en todas sus partes los artículos del tratado solemne de paz por
el Poder Ejecutivo que invisto.

Fdo.:

Lucio MANSILLA

Buenos Aires, 8 de febrero de 1822. Ratificados.

Fdo.:

RODRÍGUEZ

Bernardino RIVADAVIA
CONSTITUCIÓN DEL 24 DE DICIEMBRE DE 1826

SECCIÓN PRIMERA
DE LA NACIÓN Y SU CULTO

Artículo 1.- La Nación Argentina es para siempre libre e independiente de toda


dominación extranjera.
Artículo 2.- No será jamás el patrimonio de una persona o de una familia.
Artículo 3.- Su religión es la Católica, Apostólica Romana, a la que prestará siempre la
más eficaz y decidida protección, y sus habitantes el mayor respeto, sean cuales fueren sus
opiniones religiosas.

SECCIÓN II
DE LA CIUDADANÍA

Artículo 4.- Son ciudadanos de la Nación Argentina: primero, todos los hombres
libres, nacidos en su territorio, y los hijos de éstos, donde quieran que nazcan; segundo, los
extranjeros que hayan combatido o combatieren en los ejércitos de mar y tierra de la
República; tercero, los extranjeros establecidos en el país desde antes del año 16, en que
declaró solemnemente su independencia, que se inscriban en el registro cívico; cuarto, los
demás extranjeros establecidos o que se establecieren después de aquella época que obtengan
carta de ciudadanía.
Artículo 5.- Los derechos de ciudadanía se pierden: primero, por la aceptación de
empleos, distinciones o títulos de otra nación sin la autorización del Congreso; segundo, por
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sentencia que imponga pena infamante, mientras no se obtenga rehabilitación conforme a la


ley.
Artículo 6.- Se suspenden: primero, por no haber cumplido veinte años de edad, no
siendo casado; segundo, por no saber leer ni escribir (esta condición no tendrá efecto hasta
quince años de la fecha de la aceptación de esta Constitución); tercero, por la naturalización
en otro país; cuarto, por el estado de deudor fallecido declarado tal; quinto, por el de deudor
del tesoro público que, legalmente ejecutado al pago, no cubre la deuda; sexto, por el de
demencia; séptimo, por el de criado a sueldo, peón jornalero, simple soldado de línea,
notoriamente vago o legalmente procesado en causa criminal en que pueda resultar pena
corporal o infamante.

SECCIÓN III
DE LA FORMA DE GOBIERNO

Artículo 7.- La Nación Argentina adopta para su gobierno la forma representativa


republicana, consolidada en unidad de régimen.
Artículo 8.- Delega al efecto el ejercicio de su soberanía en los tres altos Poderes,
Legislativo, Ejecutivo y Judicial, bajo las restricciones expresadas en esta Constitución.

SECCIÓN IV
DEL PODER LEGISLATIVO

CAPÍTULO PRIMERO
DE LA CÁMARA DE REPRESENTANTES

Artículo 9.- El Poder Legislativo se expedirá por un Congreso compuesto de dos


Cámaras, una de representantes y otra de senadores.
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Artículo 10.- La Cámara de Representantes se compondrá de diputados elegidos por


nombramiento directo de los pueblos y a simple pluralidad de sufragios, en la proporción de
uno por quince mil habitantes, o de una fracción que iguale al número de ocho mil.
Artículo 11.- Los diputados para la primera legislatura se nombrarán en la proporción
siguiente: por la capital, cinco; por el territorio desmembrado de la capital, cuatro; por la
provincia de Córdoba, seis; por la de Catamarca, tres; por la de Corrientes, tres; por la de
Entre Ríos, dos; por la de Montevideo, cuatro; por la de Mendoza, dos; por la de Misiones,
uno; por la de La Rioja, dos; por la de Salta y Jujuy, tres; por la de Santiago del Estero,
cuatro; por la de San Juan, dos; por la de San Luis, dos; por la de Santa Fe, uno; por la de
Tucumán, tres, y por la de Tarija, dos.
Artículo 12.- Para la segunda legislatura deberá realizarse el censo general y arreglarse
a él el número de diputados; pero ese censo sólo podrá renovarse cada ocho años.
Artículo 13.- Podrá votar en la elección de representantes todo ciudadano expedito en
el ejercicio de sus derechos, con arreglo a los artículos 4.º, 5.º y 6.º
Artículo 14.- Por esta vez reglará cada junta de provincia los medios de hacer efectiva
la elección directa de los representantes, en conformidad a los artículos anteriormente citados;
para lo sucesivo el Congreso expedirá una ley general.
Artículo 15.- Ninguno podrá ser representante sin que tenga las calidades de siete años
de ciudadano antes de su nombramiento, veinticinco años cumplidos, un capital de cuatro mil
pesos o, en su defecto, arte, profesión u oficio útil y que no esté dependiente del Poder
Ejecutivo por servicio a sueldo. (Esta condición, por el término de diez años, sólo tendrá
efecto respecto de los empleados ad nutum amovibles.)
Artículo 16.- Los diputados durarán en su representación por cuatro años, pero la sala
se renovará por mitad cada bienio.
Artículo 17.- Los que fueren nombrados para la primera legislatura, luego que se
reúnan, sortearán los que deban salir en el primer bienio.
Artículo 18.- La Cámara de Representantes tiene exclusivamente la iniciativa en la
imposición de contribuciones, quedando al Senado la facultad de admitirlas, rehusarlas u
objetarle reparos.
Artículo 19.- Ella tiene igualmente el derecho exclusivo de acusar ante el Senado al
Presidente de la República y sus ministros, a los miembros de ambas Cámaras y a los de la
Alta Corte de Justicia por delitos de traición, concusión, malversación de los fondos públicos,
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violación de la Constitución, particularmente con respecto a los derechos primarios de los


ciudadanos, u otros crímenes que merezcan pena infamante o de muerte.
Artículo 20.- Los representantes, en el acto de su incorporación, prestarán juramento
de desempeñar debidamente el cargo y de obrar en todo en conformidad a lo que prescribe
esta Constitución.
Artículo 21.- Ninguno después de incorporado podrá recibir empleo del Poder
Ejecutivo sin el consentimiento de la Cámara y sin que quede vacante su representación en el
acto de admitirlo, salvo los empleos de escala.
Artículo 22.- Serán compensados por sus servicios con una dotación que señalará la
ley.

CAPÍTULO II
DEL SENADO

Artículo 23.- Formarán la Cámara del Senado los senadores nombrados por la capital y
provincias en el número y forma siguiente: Cada una formará por votación directa del pueblo,
de conformidad con lo establecido en los Artículos 13 y 14, una Junta de once individuos que
hayan de ejercer la función de electores y que reúnan las mismas calidades exigidas para
representantes en el Artículo 15. Los electores, reunidos en la capital de la provincia, al
menos en las dos terceras partes, y elegidos de entre ellos mismos presidente y secretario,
votarán para senadores en un solo acto por balotas firmadas, por dos individuos de los que al
menos uno no sea ni natural ni vecino de aquella provincia. Concluida la votación y firmada
el acta por todos los vocales se remitirá, cerrada y sellada, por conducto del Poder Ejecutivo,
al presidente del Senado (la primera vez al del Congreso). El presidente abrirá los pliegos ante
el Senado (en la primera vez ante el Congreso) y hará leer las actas de las Juntas Electorales,
que pasarán luego a una Comisión para que abra dictamen, tanto sobre la validez de las
formas como sobre el número de sufragios que reúnan los candidatos. Serán proclamados
senadores por deliberación del Senado (o del Congreso la primera vez), reunido al menos en
sus dos terceras partes, los que, guardadas las formas, hayan obtenido en las respectivas
Juntas Electorales una mayoría absoluta de sufragios. Si aquéllas no se hubieran guardado se
repetirá la elección por las mismas Juntas Electorales; y si no hubiera resultado una mayoría
absoluta, el Senado (en su caso el Congreso) formará una terna de los que hayan obtenido
mayor número de votos y elegirá de entre ellos por mayoría absoluta de votos al que crea más
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conveniente. Si no resultase en esta votación mayoría absoluta, se reducirá entonces a los dos
individuos que hayan obtenido en ella más sufragios, decidiendo el voto del presidente, el que
debe ser excluido en caso de haber habido empate para que los candidatos queden reducidos a
dos. En este caso, fijada de nuevo la elección entre los dos individuos que resulten, se
procederá a nueva votación y será proclamado senador el que reúna mayoría absoluta de
sufragios, volviendo a decidir el presidente en el caso de nuevo empate. Si alguno de los
senadores hubiese obtenido mayoría absoluta en la Junta Electoral, el procedimiento del
Senado (o en su caso del Congreso), para concluir la elección de ambos senadores, se hará por
actos separados y bajo las mismas formas para cada uno.
Artículo 24.- Ninguno será nombrado senador que no tenga la edad de treinta y seis
años cumplidos, nueve de ciudadano, un capital de diez mil pesos, o una renta equivalente, o
profesión científica capaz de producirla.
Artículo 25.- Los senadores, en caso de su incorporación, prestarán el juramento
prescripto en el Artículo 20.
Artículo 26.- Durarán en el cargo por el tiempo de nueve años, renovándose por
terceras partes cada trienio, y se decidirá por la suerte, luego que todos se reúnan, quiénes
deban salir el primero y segundo trienio.
Artículo 27.- Al Senado corresponde juzgar en juicio público a los acusados por la
Sala de Representantes.
Artículo 28.- La concurrencia de las dos terceras partes de sufragios hará sentencia
contra el acusado únicamente al efecto de separarlo del empleo.
Artículo 29.- La parte convencida y juzgada quedará, no obstante, sujeta a acusación,
juicio y castigo conforme a la ley.
Artículo 30.- Los senadores serán compensados por sus servicios con la dotación que
les señalará la ley.

CAPÍTULO III
DE LAS ATRIBUCIONES COMUNES A AMBAS CÁMARAS

Artículo 31.- Ambas Cámaras se reunirán en la capital y tendrán sus sesiones diarias
en los meses de mayo, junio, julio, agosto y septiembre, debiendo permanecer en ella sus
miembros en los meses restantes del año.
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Artículo 32.- Cada Sala será privativamente el juez para calificar la elección de sus
miembros.
Artículo 33.- Nombrará su presidente, vicepresidente y oficiales; señalará el tiempo de
la duración de unos y otros, y prescribirá el orden para los debates y para facilitar el despacho
de sus deliberaciones.
Artículo 34.- Ninguna de las Salas comenzará sus funciones mientras que no hayan
llegado al lugar de las sesiones y se reúnan en cada una de ellas dos terceras partes de sus
miembros; pero un número menor podrá compeler a los que no hayan concurrido a
verificarlo, en los términos y bajo los apremios que cada Sala proveerá.
Artículo 35.- Los senadores y representantes jamás serán responsables por sus
opiniones, discursos o debates.
Artículo 36.- Tampoco serán arrestados por ninguna otra autoridad durante su
asistencia a la legislatura y mientras vayan y vuelvan de ella, excepto el caso de ser
sorprendidos in fraganti en la ejecución de algún crimen que merezca pena de muerte, infamia
u otra aflictiva, de lo que se dará cuenta a la Sala respectiva con la información sumaria del
hecho.
Artículo 37.- Cuando se forme querella por escrito ante las justicias ordinarias contra
cualquier senador o representante, por delito que no sea de los expresados en el Artículo 19,
examinado el mérito del sumario en juicio público podrá cada Sala, con dos tercios de votos,
suspender en sus funciones al acusado y ponerlo a disposición del tribunal competente para su
juzgamiento.
Artículo 38.- Puede igualmente cada Sala corregir a cualquiera de sus miembros, con
igual número de votos, por desorden de conducta en el ejercicio de sus funciones o
removerlos por inhabilidad física o moral, sobreviniente a su incorporación; pero bastará la
mayoría de uno sobre la mitad de los presentes para decidir en las renuncias que
voluntariamente hicieren de sus cargos.
Artículo 39.- Cada una de las Cámaras puede hacer venir a sus Salas a los ministros
del Poder Ejecutivo para recibir los informes que estime convenientes.
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CAPÍTULO IV
DE LAS ATRIBUCIONES DEL CONGRESO

Artículo 40.- Al Congreso corresponde declarar la guerra, oídos los motivos que
exponga el Poder Ejecutivo.
Artículo 41.- Recomendar al mismo, cuando lo estime conveniente, la negociación de
la paz.
Artículo 42.- Fijar la fuerza de línea de mar y tierra en tiempo de paz y guerra.
Artículo 43.- Mandar construir o equipar las escuadras nacionales.
Artículo 44.- Fijar cada año los gastos generales con presencia de los presupuestos
presentados por el Gobierno.
Artículo 45.- Recibir anualmente la cuenta de la inversión de los fondos públicos,
examinarla y aprobarla.
Artículo 46.- Establecer derechos de importación y exportación y por un tiempo, que
no pase de dos años, imponer, para atender a las urgencias del Estado, contribuciones
proporcionalmente iguales en todo el territorio.
Artículo 47.- Ordenar los empréstitos que hayan de negociarse sobre los fondos del
Estado.
Artículo 48.- Fijar la ley, valor, peso y tipo de la moneda.
Artículo 49.- Establecer tribunales inferiores a la alta corte de justicia y reglar las
formas de los juicios.
Artículo 50.- Acordar amnistías cuando grandes motivos de interés público lo
reclamen.
Artículo 51.- Crear y suprimir empleos de toda clase.
Artículo 52.- Reglar el comercio interior y exterior.
Artículo 53.- Demarcar el territorio del Estado y fijar los límites de las provincias, sin
perjuicio de la permanencia de las enumeradas en el Artículo 11.
Artículo 54.- Habilitar puertos en las costas del territorio cuando lo crea conveniente y
elevar las poblaciones al rango de villas, ciudades, provincias en los casos y con las calidades
que la ley prefije.
Artículo 55.- Formar planes generales de educación pública.
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Artículo 56.- Acordar premios a los que hayan hecho o hicieren grandes servicios a la
nación.
Artículo 57.- Acordar a los autores o inventores de establecimientos útiles privilegios
exclusivos por tiempo determinado.
Artículo 58.- Hacer, en fin, todas las demás leyes y ordenanzas de cualquier
naturaleza, que reclame el bien del Estado; modificar, interpretar y abrogar las existentes.

CAPÍTULO V
DE LA FORMACIÓN DE LAS LEYES

Artículo 59.- Las leyes pueden tener principio en cualquiera de las Cámaras que
componen el cuerpo legislativo, por proyectos presentados por sus miembros o por el Poder
Ejecutivo por medio de sus Ministros.
Artículo 60.- Se exceptúan de esta regla las relativas a los objetos de que trata el
Artículo 18.
Artículo 61.- Aprobado un proyecto de ley en la Cámara en que haya tenido principio,
se pasará a la otra para que, discutido en ella, lo apruebe o lo deseche.
Artículo 62.- Ningún proyecto de ley desechado por una de las Cámaras podrá
repetirse en las sesiones de aquel año.
Artículo 63.- Los proyectos de ley aprobados por ambas Cámaras pasarán al Poder
Ejecutivo.
Artículo 64.- Si el Poder Ejecutivo los suscribe, o en el término de diez días no los
devuelve objecionados, tendrán fuerza de ley.
Artículo 65.- Si encuentra inconvenientes, el Poder Ejecutivo los devolverá, con los
reparos que juzgue necesarios, a la Cámara donde tuvieron su origen.
Artículo 66.- Reconsiderados en ambas Cámaras, con presencia de aquéllos, dos
tercios de sufragios en cada una de ellas harán su última sanción.
Artículo 67.- Las votaciones de ambas Cámaras serán entonces nominales, por sí, o
por no; y tanto los nombres y fundamentos de los sufragantes, como las objeciones del Poder
Ejecutivo, se publicarán inmediatamente por la Prensa.
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SECCIÓN V
DEL PODER EJECUTIVO

CAPÍTULO PRIMERO
NATURALEZA Y CALIDADES DE ESTE PODER

Artículo 68.- El Poder Ejecutivo de la nación se confía y encarga a una sola persona,
bajo el título de Presidente de la República Argentina.
Artículo 69.- Ninguno podrá ser elegido Presidente que no haya nacido ciudadano de
la República y no tenga las demás calidades exigidas por esta Constitución para ser senador.
Artículo 70.- Antes de entrar al ejercicio del cargo, el Presidente electo hará en manos
del Presidente del Senado, y a presencia de las dos Cámaras reunidas, el juramento siguiente:
«Yo (N...) juro por Dios Nuestro Señor y estos Santos Evangelios, que desempeñaré
debidamente el cargo de Presidente, que se me confía; que protegeré la Religión Católica,
conservaré la integridad e independencia de la República y observaré fielmente la
Constitución».
Artículo 71.- El Presidente durará en su cargo por el término de cinco años, y no podrá
ser reelecto a continuación.
Artículo 72.- En caso de enfermedad o ausencia del Presidente, o mientras se procede
a nueva elección por su muerte, renuncia o destitución, el Presidente del Senado le suplirá, y
ejercerá las funciones anexas al Poder Ejecutivo, quedando entretanto suspenso de las de
senador.

CAPÍTULO II
DE LA FORMA Y TIEMPO DE LA ELECCIÓN DEL PRESIDENTE

Artículo 73.- El Presidente de la República será elegido en la forma siguiente: En la


capital, y en cada provincia, se nombrará una junta de quince electores, con las mismas
calidades y bajo las mismas formas que para la elección de senadores.
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Artículo 74.- Reunidos los electores en la ciudad capital de cada una de aquéllas,
cuatro meses antes que expire el término del Presidente que acabe, y en un mismo día, que
fijará la legislatura, votarán por un ciudadano para Presidente de la República por balotas
firmadas.
Artículo 75.- Concluida la votación, y firmada el acta por todos los vocales, se remitirá
por el presidente de la junta electoral, cerrada y sellada, al Presidente del Senado.
Artículo 76.- El Presidente del Senado, reunidas todas las actas, las abrirá a presencia
de ambas Cámaras.
Artículo 77.- Asociados a los Secretarios cuatro miembros del Congreso, sacados a la
suerte, procederán inmediatamente a formar el escrutinio y anunciar lo que resulte de los
sufragios, en favor de cada candidato.
Artículo 78.- El que reúna las dos terceras partes de todos los votos, será proclamado
inmediatamente Presidente de la República.
Artículo 79.- Si ninguno reuniere las dos terceras partes de los sufragios de los
electores, procederá el Congreso a consumar la elección, en los mismos términos prevenidos
en los Artículos 22 y 23, sobre la elección de los senadores.
Artículo 80.- La elección del Presidente debe quedar concluida en una sola sesión,
publicándose en seguida por la Prensa las actas de las juntas electorales.

CAPÍTULO III
DE LAS ATRIBUCIONES DEL PODER EJECUTIVO

Artículo 81.- El Presidente es el jefe de la administración general de la República.


Artículo 82.- Publica y hace ejecutar las leyes y decretos del Congreso, reglando su
ejecución por reglamentos especiales.
Artículo 83.- Convoca al Congreso a la época prefijada por la Constitución, o
extraordinariamente, cuando graves circunstancias lo demanden.
Artículo 84.- Hace anualmente la apertura de sus sesiones, reunidas ambas Cámaras al
efecto en la sala del Senado, informándoles en esta ocasión del estado político de la nación y
de las mejoras y reformas que considere dignas de su atención.
227

Artículo 85.- Expide las órdenes convenientes para que las elecciones que
correspondan de senadores y diputados se hagan en oportunidad y con arreglo a la ley, dando
cuenta al Congreso de los abusos que advirtiere.
Artículo 86.- Es el jefe supremo de las fuerzas de mar y tierra, exclusivamente
encargado de su dirección en paz o en guerra; pero no puede mandar en persona el Ejército sin
especial permiso del Congreso, con el sufragio de las dos terceras partes de cada Cámara.
Artículo 87.- Provee a la seguridad interior y exterior del Estado.
Artículo 88.- Publica la guerra y la paz y toma por sí mismo cuantas medidas puedan
contribuir a prepararlas.
Artículo 89.- Hace los tratados de paz, amistad, alianza, comercio y cualquiera otros;
pero no puede ratificarlos sin la aprobación y consentimiento del Senado. En el caso que se
estipule la cesión de alguna parte del territorio, o cualquier género de gravámenes pecuniarios
contra la nación, será con el consentimiento de ambas Cámaras y con las dos terceras partes
de votos.
Artículo 90.- Nombra y destituye a los Ministros secretarios de Estado y del despacho
general.
Artículo 91.- Nombra igualmente las Embajadores, Ministros plenipotenciarios,
Enviados, Cónsules generales y demás agentes, con aprobación del Senado.
Artículo 92.- Mientras el Senado tenga suspendidas sus sesiones podrá, en caso de
urgencia, hacer los nombramientos necesarios para los empleos indicados en el Artículo
anterior; obteniendo su aprobación luego que se halle reunido.
Artículo 93.- Recibe, según las formas establecidas, los Ministros y agentes de las
naciones extranjeras.
Artículo 94.- Expide las cartas de ciudadanía, con sujeción a las formas y calidades
que exige la ley.
Artículo 95.-Ejerce el patronato general respecto a las iglesias, beneficios y personas
eclesiásticas, con arreglo a las leyes: nombra a los arzobispos y obispos a propuesta en terna
del Senado.
Artículo 96.- Todos los objetos y ramos de Hacienda y Policía, los establecimientos
públicos, y nacionales, científicos y de todo género, formados y sostenidos con fondos del
Estado las casas de moneda, Bancos nacionales, correos, postas y caminos son de la suprema
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inspección y resorte del Presidente de la República, bajo las leyes y ordenanzas que los rigen
o que en adelante formare el Cuerpo legislativo.
Artículo 97.- Provee todos los empleos que no le son reservados por esta Constitución.
Artículo 98.- Puede pedir a los jefes de todos los ramos y departamentos de la
Administración, y por su conducto a los demás empleados, los informes que crea
convenientes, y ellos son obligados a prestarlos.
Artículo 99.- Puede indultar de la pena capital a un criminal, previo informe del
tribunal o Juez de la causa, cuando medien graves o poderosos motivos, salvo los delitos que
la ley exceptúa.
Artículo 100.- Provee, con arreglo a ordenanza, a las consultas que se le hagan en los
casos que ella previene sobre las sentencias pronunciadas por los Juzgados militares.
Artículo 101.- Recibirá por sus servicios la dotación establecida por la ley, que ni se
aumentará ni se disminuirá durante el tiempo de su mando.

CAPÍTULO IV
DE LOS MINISTROS

Artículo 102.- Cinco Ministros secretarios, a saber: de Gobierno, de Negocios


Extranjeros, de Guerra, de Marina y de Hacienda tendrán a su cargo el despacho de los
negocios de la República y autorizarán las resoluciones del Presidente, sin cuyo requisito no
tendrán efecto.
Artículo 103.- El Presidente puede reunir accidentalmente el despacho de dos
departamentos a cargo de un solo Ministro.
Artículo 104.- Los cinco Ministros secretarios forman el Consejo de Gobierno, que
asistirá con sus dictámenes al Presidente en los negocios de más gravedad y trascendencia.
Artículo 105.- El Presidente oirá los dictámenes del Consejo, sin quedar obligado a
sujetarse a ellos en las resoluciones que tuviere a bien tomar.
Artículo 106.- En los casos de responsabilidad, los Ministros no quedarán exentos de
ella por la concurrencia de la firma o consentimiento del Presidente de la República.
229

Artículo 107.- Los Ministros no podrán por sí solos, en ningún caso, tomar
deliberaciones sin previo mandato o consentimiento del Presidente de la República, a
excepción de lo concerniente al régimen especial de sus respectivos departamentos.
Artículo 108.- No podrán ser diputados ni senadores sin hacer dimisión de sus empleos
de Ministros.
Artículo 109.- Gozarán de una compensación por sus servicios establecida por la ley,
que no podrá ser aumentada ni disminuida en favor o perjuicio de los que se hallen en
ejercicio.

SECCIÓN VI
DEL PODER JUDICIAL

CAPÍTULO PRIMERO
DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

Artículo 110.- El Poder Judicial de la República será ejercido por la Alta Corte de
Justicia, tribunales superiores y demás Juzgados establecidos por la ley.
Artículo 111.- Una Corte de Justicia compuesta de nueve Jueces y dos Fiscales
ejercerá el supremo Poder Judicial.
Artículo 112.- Ninguno podrá ser miembro de ella que no sea letrado recibido con
ocho años de ejercicio, cuarenta de edad y que no reúna las calidades necesarias por esta
Constitución para ser senador.
Artículo 113.- El Presidente y demás miembros de la Alta Corte de Justicia serán
nombrados por el Presidente de la República, con noticia y consentimiento del Senado.
Artículo 114.- En la primera instalación de la Corte los provistos prestarán juramento
en manos del Presidente de la República de desempeñar sus obligaciones administrando
justicia bien y legalmente; en lo sucesivo lo prestarán ante el de la misma Corte.
Artículo 115.- El presidente de la Alta Corte de Justicia durará en el ejercicio de las
funciones de tal por el término de cinco años; pero todos sus miembros permanecerán en sus
respectivos cargos mientras dure su buena comportación, debiendo preceder, para ser
destítuidos, juicio y sentencia legal.
Artículo 116.- Los miembros de la Alta Corte de Justicia no pueden ser senadores ni
representantes sin hacer dimisión de sus empleos, ni pueden ser empleados en otros destinos
por el Presidente de la República sin su consentimiento y aprobación de la Corte.
230

Artículo 117.- La Alta Corte de Justicia nombrará sus oficiales en el número y forma
que prevenga la ley.
Artículo 118.- Conocerá originaria y exclusivamente en todos los asuntos en que sea
parte una provincia o que se susciten entre provincia y provincia o pueblos de una misma
provincia sobre límites y otros derechos contenciosos promovidos de modo que deba recaer
sobre ellos formal sentencia.
Artículo 119.- En las cuestiones que resulten con motivos de contrato o negociaciones
del Poder Ejecutivo o de sus agentes bajo su inmediata aprobación.
Artículo 120.- En las causas de todos los funcionarios públicos de que hablan los
Artículos 19, 27, 28 y 29 y respecto de los casos en ellos indicados.
Artículo 121.- En las que conciernen a los Embajadores, Ministros Plenipotenciarios,
Enviados, Cónsules y Agentes diplomáticos de las Cortes extranjeras.
Artículo 122.- Para el conocimiento de los negocios que en los cuatro Artículos
anteriores se atribuye originariamente a la Alta Corte de Justicia se dividirá ésta en dos salas.
La primera, compuesta de tres de sus miembros, conocerá de la primera instancia, y la otra,
compuesta de los seis miembros restantes, conocerá de la segunda y última instancia.
Artículo 123.- Conocerá en último grado de los recursos que en los casos y forma que
la ley designe se eleven de los tribunales subalternos, y de las causas del Almirantazgo, de
todos los negocios contenciosos de Hacienda y de los crímenes cometidos contra el derecho
público de las naciones.
Artículo 124.- Dirimirá las competencias que se susciten entre los demás tribunales
superiores de la Nación.
Artículo 125.- Examinará los breves y bulas pontificias y abrirá dictamen al Poder
Ejecutivo sobre su admisión o retención.
Artículo 126.- Conocerá de los recursos de fuerza de los tribunales superiores
eclesiásticos de la capital.
Artículo 127.- Informará de tiempo en tiempo al Cuerpo Legislativo de todo lo
conveniente para la mejora de la administración de justicia y elevará todas las dudas que le
propusiesen los demás tribunales sobre la inteligencia de las leyes.
Artículo 128.- Los juicios de la Alta Corte de Justicia y la votación definitiva serán
públicos.
231

Artículo 129.- Sus miembros gozarán de una compensación que no podrá ser
disminuida mientras duren en sus puestos.

SECCIÓN VII
DE LA ADMINISTRACIÓN PROVINCIAL

CAPÍTULO PRIMERO
DE LOS GOBERNADORES

Artículo 130.- En cada provincia habrá un Gobernador que la rija, bajo la inmediata
dependencia del Presidente de la República.
Artículo 131.- Tendrá la edad de treinta años y las calidades necesarias para senador.
Artículo 132.- El Presidente nombra los Gobernadores de las provincias a propuesta en
terna de los Consejos de Administración.
Artículo 133.- Son encargados de ejecutar en ellas las leves generales dadas por la
legislatura nacional, los decretos del Presidente de la República y las disposiciones
particulares acordadas por los Consejos de Administración.
Artículo 134.- A ellos corresponde proveer, con las formalidades que los Consejos de
Administración establezcan, todos los empleos dotados por las rentas particulares de las
provincias.
Artículo 135.- Durarán en el ejercicio de sus funciones por tres años y no podrán ser
reelectos a continuación en la misma provincia.
Artículo 136.- Gozarán de una compensación que les designará la ley.

CAPÍTULO II
DE LOS TRIBUNALES SUPERIORES DE JUSTICIA

Artículo 137.- Se establecerán Tribunales Superiores de Justicia en las capitales de


aquellas provincias que la legislatura juzgue conveniente, atendidas las ventajas de su
situación geográfica, población y demás circunstancias.
232

Artículo 138.- Conocerán en grado de apelación de los recursos que se eleven a ellos
de los Juzgados de primera instancia y de los demás negocios que les correspondan por ley,
no sólo del territorio de la provincia de su residencia, sino del de las demás que la ley declare
dependientes a este respecto.
Artículo 139.- Se compondrán los Tribunales Superiores de Jueces letrados,
nombrados por el Presidente de la República a propuesta en terna de la Alta Corte de Justicia;
su número será fijado por la ley.

CAPÍTULO III
DE LOS CONSEJOS DE ADMINISTRACIÓN

Artículo 140.- En cada capital de provincia habrá un Consejo de Administración que,


velando por su prosperidad, promueva sus particulares intereses.
Artículo 141.- El número de personas que compongan dichos Consejos no podrá ser
menor de siete ni mayor de quince. La legislatura lo fijará en cada capital, habida
consideración a la población y demás circunstancias políticas de la provincia.
Artículo 142.- Los miembros de los Consejos de Administración interior serán
elegidos popularmente por nombramiento directo, en los mismos términos y bajo las mismas
formas que los representantes nacionales.
Artículo 143.- Todo lo concerniente a promover la prosperidad y el adelantamiento de
las provincias, su policía interior, la educación primaria, obras públicas y cualesquiera
establecimientos costeados y sostenidos por sus propias rentas será reglado por los Consejos
de Administración.
Artículo 144.- Por ellos mismos se establecerán los empleos que sean necesarios para
el buen régimen de cada provincia y se reglarán las formalidades que deben observarse en su
previsión.
Artículo 145.- Los Consejos de Administración acordarán anualmente el presupuesto
de los gastos que demande el servicio interior de las provincias.
Artículo 146.- El presupuesto de que habla el Artículo anterior se pasará
oportunamente al Presidente de la República para que, con el presupuesto general de los
233

gastos que demande el servicio del Estado, sea presentado a la aprobación de la legislatura
nacional.
Artículo 147.- Para cubrir los gastos del servicio interior de las provincias los
Consejos de Administración establecerán en ellas sus rentas particulares y reglarán su
recaudación.
Artículo 148.- Las rentas de que habla el Artículo anterior consistirán precisamente en
impuestos directos, pues que toda contribución indirecta queda adscripta al tesoro común de
la Nación.
Artículo 149.- Las rentas particulares que se arreglen en cada provincia por los
Consejos de Administración no se llevarán a efecto sin haber obtenido la aprobación de la
legislatura nacional, y el orden que se establezca para su recaudación se sujetará igualmente a
la aprobación del Presidente de la República.
Artículo 150.- Mientras las rentas establecidas, atendido el estado actual de las
provincias, no alcancen a cubrir sus gastos ordinarios se les suplirá del Tesoro nacional lo que
falte, llevando a cada provincia una cuenta particular de estos suplementos, que serán
reintegrados en proporción que sus rentas mejoren.
Artículo 151.- Si después de cubiertos los gastos de la provincia sus rentas dejasen
algún sobrante éste será invertido precisamente en la provincia misma y en aquellas obras o
establecimientos que el Consejo de Administración acuerde, previa la aprobación de la
legislatura nacional.
Artículo 152.- En las provincias no podrá exigirse de los ciudadanos servicio alguno ni
imponerse multas o cualquier otra exacción fuera de las establecidas por leyes generales sin la
especial autorización de los Consejos de Administración.
Artículo 153.- La cuenta de la recaudación e inversión de las rentas de cada provincia
se presentará a su respectivo Consejo de Administración y éste, después de examinarla, la
pasará, con su juicio, al presidente de la República para que, con las cuentas de la
Administración general, se sometan todas a la aprobación de la legislatura nacional.
Artículo 154.- Los Consejos de Administración tienen el derecho de petición directa a
la legislatura nacional y al Presidente de la República o para reclamar cuanto juzguen
conveniente a su propia prosperidad o para exigir la reforma de los abusos que se introduzcan
en su régimen y administración.
234

Artículo 155.- Los individuos que componen el Consejo de Administración no tendrán


en caso alguno que responder por sus opiniones ni estarán sujetos por ellas a otro juicio que al
de la censura pública.
Artículo 156.- Durarán en el ejercicio de sus funciones por dos años y serán
reemplazados cada año por mitad.
Artículo 157.- No recibirán compensación alguna por este servicio.
Artículo 158.- Para que los Consejos de Administración se expidan uniformemente en
el ejercicio de sus importantes funciones, el Presidente de la República formará desde luego
un reglamento en que se establezca la policía interior de estos Cuerpos, los períodos de su
reunión y el orden que deben observar en sus debates y resoluciones. Este reglamento irá
mejorando según lo aconseje la experiencia y lo representen los mismos Consejos.

SECCIÓN VIII
DE DISPOSICIONES GENERALES

Artículo 159.- Todos los habitantes del Estado deben ser protegidos en el goce de su
vida, reputación, libertad, seguridad y propiedad. Nadie puede ser privado de ellos sino
conforme a las leyes.
Artículo 160.- Los hombres son de tal manera iguales ante la ley que ésta, bien sea
penal, preceptiva o tuitiva, debe ser una misma para todos y favorecer igualmente al poderoso
que al miserable para la conservación de sus derechos.
Artículo 161.- La libertad de publicar sus ideas por la Prensa, que es un derecho tan
apreciable al hombre como esencial para la conservación de la libertad civil, será plenamente
garantida por las leyes.
Artículo 162.- Las acciones privadas de los hombres, que de ningún modo ofenden al
orden público ni perjudican a un tercero, están sólo reservadas a Dios y exentas de las
autoridades de los Magistrados.
Artículo 163.- Ningún habitante del Estado será obligado a hacer lo que no manda la
ley ni privado de lo que ella no, prohíbe.
Artículo 164.- Es de interés y del derecho de todos los miembros del Estado el ser
juzgados por Jueces los más independientes e imparciales que sea dado a la condición de las
235

cosas humanas. El Cuerpo legislativo cuidará de preparar y poner en planta el establecimiento


del juicio por jurados en cuanta lo permitan las circunstancias.
Artículo 165.- Queda absolutamente prohibido todo juicio por comisión.
Artículo 166.- Todo ciudadano debe estar seguro contra las requisiciones arbitrarias y
apoderamiento injusto de sus papeles y correspondencias. La ley determinará en qué casos y
con qué justificación pueda procederse a ocuparlos.
Artículo 167.- Ningún individuo podrá ser arrestado sin que preceda al menos
declaración contra él de un testigo idóneo o sin indicios vehementes de crimen que merezca
pena corporal, cuyos motivos se harán constar en proceso informativo dentro de tres días
perentorios. En el caso de haber impedimento, el Juez pondrá constancia de él, quedando
responsable de toda omisión por su parte.
Artículo 168.- Cualquier individuo sorprendido in fraganti puede ser arrestado, y todos
pueden arrestarlo y conducirle a la presencia del Magistrado con arreglo al artículo anterior.
Artículo 169.- Para el arresto de un individuo fuera del caso de delito in fraganti debe
preceder un mandamiento firmado por el Magistrado, a quien la ley conceda esta facultad, que
exprese el motivo de este arresto, que debe notificársele en el acto de la prisión y del cual se
le debe dar copia si la pidiere.
Artículo 170.- Las cárceles sólo deben servir para la seguridad y no para castigo de los
reos. Toda medida que a pretexto de precaución conduzca a mortificarlos más allá de lo que
aquélla exige será corregida según las leyes.
Artículo 171.- Ningún habitante del Estado puede ser penado ni confinado sin que
preceda juicio y sentencia legal.
Artículo 172.- La casa de todo habitante del Estado es un sagrado, que no puede
violarse sin crimen, y sólo podrá allanarse en caso de resistencia a la autoridad legítima.
Artículo 173.- Esta diligencia se hará con la moderación debida personalmente por el
mismo Juez. En caso que algún urgente motivo se lo impida, dará al delegado orden por
escrito con las especificaciones convenientes y se dejará copia de ella al individuo que fuese
aprehendido, y al dueño de la casa si lo pidiere.
Artículo 174.- Las anteriores disposiciones relativas a la seguridad individual no
podrán suspenderse sino en el caso de inminente peligro de que se comprometa la tranquilidad
pública o la seguridad de la patria, a juicio y por disposición especial del Congreso.
236

Artículo 175.- Siendo la propiedad un derecho sagrado e inviolable, los habitantes del
Estado no pueden ser privados de ella ni gravados en sus facultades, sino en los casos
establecidos por la ley.
Artículo 176.- Cuando el interés del Estado exija que la propiedad de algún individuo
particular sea destinada a usos públicos bajo las formalidades de la ley, el propietario recibirá
por ella una justa compensación.
Artículo 177.- Queda prohibida la pena de confiscación de bienes.
Artículo 178.- Ninguno será obligado a prestar auxilios de cualquier clase para los
ejércitos ni a franquear su casa para alojamiento de un cuerpo o individuo militar sino de
orden del Magistrado civil, según la ley. El perjuicio que en este caso se infiera al propietario
será indemnizaciones competentemente por el Estado.
Artículo 179.- Todos los habitantes del Estado tienen derecho para elevar sus quejas y
ser oídos hasta de las primeras autoridades del país.
Artículo 180.- A ningún hombre o corporación se concederán ventajas, distinciones o
privilegios exclusivos sino los que sean concedidos a la virtud o los talentos, y no siendo éstos
transmisibles a los descendientes se prohíbe conceder título alguno de nobleza.
Artículo 181.- Se ratifica la ley de libertad de vientres y las que prohíben el tráfico de
esclavos y su introducción al país, bajo cualquier pretexto.

SECCIÓN IX
DE LA REFORMA DE LA CONSTITUCIÓN

Artículo 182.- En ninguna de las Cámaras del Poder Legislativo será admitida una
moción para la reforma de uno o más artículos de la presente Constitución sin que sea
apoyada por la cuarta parte de los miembros concurrentes.
Artículo 183.- Siempre que la moción obtenga dicha calidad, discutida en la forma
ordinaria, serán necesarias las dos terceras partes de votos en cada una de las salas para
sancionarse que el Artículo o los Artículos en cuestión exigen reforma.
Artículo 184.- Esta resolución se comunicará al Poder Ejecutivo para que exponga su
opinión fundada y con ella la devuelva a la sala donde tuvo su origen.
237

Artículo 185.- Si él disiente, reconsiderada la materia en ambas Cámaras, será


necesaria la concurrencia de tres cuartas partes al menos de cada una de ellas para sancionar
la necesidad de la reforma, y tanto en este caso como en el de consentir el Poder Ejecutivo, se
procederá inmediatamente a verificarla con el número de sufragios prescrito en el Artículo
183.
Artículo 186.- Verificada la reforma pasará al Poder Ejecutivo para su publicación o
para que exponga los reparos que encontrare. En caso de devolverla, aún con reparos, tres
cuartas partes de sufragios en cada sala harán su última sanción.

SECCIÓN ÚLTIMA
DE LA ACEPTACIÓN Y OBSERVANCIA DE ESTA CONSTITUCIÓN

Artículo 187.- Esta Constitución será presentada al examen y libre aceptación de la


capital y provincias por el órgano de las Juntas que en ellas existen de presente o que se
formen al efecto.
Artículo 188.- La aceptación de las dos terceras partes de las provincias, inclusa la
capital, será suficiente para que se ponga en práctica entre ellas, conservando relaciones de
buena inteligencia con las que retarden su consentimiento.
Artículo 189.- Si las provincias quisiesen resignarse en el Juicio del Congreso
constituyente, él procederá a aceptarla a nombre de ellas por una declaración especial.
Artículo 190.- En este caso o en el del Artículo anterior se expedirán inmediatamente
las órdenes para la formación de ambas Cámaras e instalación de la primera legislatura y para
que esta Constitución sea jurada solemnemente en todo el territorio del Estado.
Artículo 191.- Todo el que atentare o prestare medios para atentar contra la presente
Constitución después de aceptada será castigado hasta con la pena de muerte, según la
gravedad del crimen.

Dada en la Sala de Sesiones del Congreso General Constituyente, en Buenos Aires, a 24 de


diciembre de 1826.
Pacto Federal

4 de Enero de 1831

Deseando los Gobiernos de Buenos Aires, Entre-Ríos y Santa-Fé, estrechar cada vez mas los vínculos que
felizmente los unen, y creyendo que así lo reclaman sus intereses particulares y los de la República han
nombrado para este fin sus respectivos diputados, a saber: el Gobierno de de Buenos Aires al señor D. José
María Rojas y Patrón, el de Entre-Ríos al señor D. Antonio Crespo, y el de Santa Fé, al señor D. Domingo
Cullen; quienes después de haber canjeado sus respectivos poderes, que se hallaron extendidos en buena y
debida forma, y teniendo presente el tratados preliminar, celebrado en la ciudad de Santa Fé el veintitrés de
febrero último, entre los Gobiernos de dicha provincia y la de Corrientes; teniendo también presente la invitación
que con fecha veinticuatro del expresado mes de febrero, hizo el Gobierno de Santa Fé al de Buenos Aires, y la
convención preliminar ajustada en Buenos Aires el veintitrés de marzo anterior, entre los Gobiernos de esta
provincia y el de Corrientes; así como el tratado celebrado el tres de mayo último en la capital de Entre Ríos,
entre su Gobierno y el de Corrientes, y finalmente considerando que la mayor parte de los pueblos de la
República ha proclamado del modo mas libre y espontáneo la forma de gobierno federal, han convenido en los
artículos siguientes:

Art. 1. Los Gobiernos de Buenos Aires, Entre Ríos y Santa Fé, ratifican y declaran en su vigor y fuerza todos los
tratados anteriores celebrados entre los mismos Gobiernos, en la parte que estipulan paz firme, amistad y unión
estrecha y permanente: reconociendo recíprocamente su libertad, independencia, representación y derechos.

2. Las provincias de Buenos Aires, Entre Ríos y Santa Fé, se obligan á resistir cualquiera invasión extranjera
que se haga; bien sea en el territorio de cada una de las provincias contratantes, ó de cualquiera de las otras
que componen el Estado Argentino.

3. Las provincias de Buenos Aires, Entre Ríos y Santa Fé, se ligan y constituyen en alianza ofensiva, y
defensiva contra toda agresión ó preparación de parte de cualquiera de las demás provincias de la República (lo
que Dios no permita), que amenace la integridad é independencia de sus respectivos territorios.

4. Se comprometen á no oír, ni hacer proposiciones, ni celebrar tratado alguno particular, una provincia por si
sola con otra de las litorales, ni con ningún otro Gobierno, sin previo avenimiento expreso de las demás
provincias que forman la presente federación.

5. Se obligan á no rehusar su consentimiento expreso para cualquier tratado que alguna de las tres provincias
litorales quiera celebrar con otra de ellas ó de las demás que pertenecen a la República, siempre que tal tratado
no perjudique á otra de las mismas tres provincias, ó a los intereses generales de ella, ó de toda la República.

6. Se obligan también á no tolerar que persona alguna de su territorio ofenda á cualquiera de las otras dos
provincias, ó á sus respectivos Gobiernos, y á guardar la mejor armonía posible con todos los Gobiernos
amigos.

7. Prometen no dar asilo á ningún criminal que se acoja á unas de ellas, huyendo de las otras dos por delito
cualquiera que sea, y ponerlo á disposición del Gobierno respectivo que lo reclame como tal. Entendiéndose
que el presente artículo solo regirá con respecto á los que se hagan criminales después de la ratificación y
publicación de este tratado.

8. Los habitantes de las tres provincias litorales, gozarán recíprocamente la franqueza y seguridad de entrar y
transitar con sus buques y cargas en todos los puertos, ríos y territorios de cada una, ejerciendo en ella su
industria con la misma libertad, justicia y protección que los naturales de la provincia en que residan, bien sea
permanente ó accidentalmente.

9. Los frutos y efectos de cualquier especie que se importen ó exporten del territorio ó puertos de una provincia
á otra por agua ó por tierra, no pagarán más derechos que si fuesen importados por los naturales de la
provincia, á donde ó de donde se exportan ó importan.

10. No se concederá en una provincia derecho, gracia, privilegio ó exención á las personas o propiedades de
los naturales de ella, que no se conceda á los habitantes de las otras dos.

11. Teniendo presente que alguna de las provincias contratantes ha determinado por ley, que nadie pueda
ejercer en ella la primera magistratura, sino sus hijos respectivamente, se exceptúa dicho caso y otros de igual
naturaleza que fueren establecidos por leyes especiales. Entendiéndose que en caso de hacerse por una
provincia alguna excepción, ha de extenderse á los naturales y propiedades de las otras dos aliadas.

12. Cualquiera provincia de la República que quiera entrar en la liga que forman las litorales, será admitida con
arreglo á lo que establece la segunda base del artículo primero de la citada convención preliminar, celebrada en
Santa Fé á veintitrés de febrero del presente año; ejecutándose este acto con el expreso y unánime
consentimiento de cada una de las demás provincias federales.

13. Si llegase el caso de ser atacada la libertad é independencia de alguna de las tres provincias litorales, por
alguna otra de las que no entran al presente en la federación, ó por otro cualquier poder extraño, la auxiliarán
las otras dos provincias litorales con cuántos recursos y elementos están en la esfera de su poder, según la
clase de la invasión, procurando que las tropas que envíen las provincias auxiliares, sean bien vestidas,
armadas y municionadas, y que marchen con sus respectivos jefes y oficiales. Se acordará por separado la
suma de dinero con que para este caso debe contribuir cada provincia.

14. Las fuerzas terrestres ó marítimas que según el artículo anterior se envíen en auxilio de la provincia
invadida, deberán obrar con sujeción al Gobierno de esta, mientras pisen su territorio y naveguen sus ríos en
clase de auxiliares.

15. Interín dure el presente estado de cosas, y mientras no se establezca la paz pública de todas las provincias
de la República, residirá en la capital de Santa-Fé, una comisión compuesta de un diputado pos cada una de las
tres provincias litorales, cuya denominación será Comisión Representativa de los Gobiernos de las Provincias
Litorales de la República Argentina, cuyos diputados podrán ser removidos al arbitrio de sus respectivos
Gobiernos, cuando lo juzguen conveniente, nombrando otros inmediatamente en su lugar.

16. Las atribuciones de esta Comisión serán:

1ª. Celebrar tratados de paz á nombre de las expresadas tres provincias, conforme á las instituciones que cada
uno de los diputados tenga de su respectivo Gobierno, y con la calidad de someter dichos tratados á la
ratificación de cada una de las tres provincias.

2ª. Hacer declaración de guerra contra cualquier otro poder, á nombre de las tres provincias litorales, toda vez
que estas estén acordes en que se haga tal declaración.

3ª. Ordenar se levante el ejército, en caso de guerra ofensiva ó defensiva, y nombre el general que deba
mandarlo.

4ª. Determinar el contingente de tropa con que cada una de las provincias aliadas deba contribuir, conforme al
tenor del artículo trece.

5ª. Invitar á todas las demás provincias de la República, cuando estén en plena libertad y tranquilidad, á
reunirse en federación con las tres litorales, y á que por medio de un Congreso General Federativo se arregle la
administración general del país bajo el sistema federal, su comercio interior y exterior, su navegación, el cobro y
distribución de las rentas generales, y el pago de la deuda de la República, consultando del mejor modo posible
la seguridad y engrandecimiento general de la República, su crédito interior y exterior, y la soberanía, libertad é
independencia de cada una de las provincias.

17. El presente tratado deberá ser ratificado á lo tres días por el Gobierno de Santa Fé, á los seis por el de
Entre Ríos y á los treinta por el Gobierno de Buenos Aires.

Dado en la ciudad de Santa Fé á cuatro del mes de enero del año de Nuestro Señor mil ochocientos treinta y
uno.

José Maria Rojas y Patrón; Antonio Crespo; Domingo Cullen.

ARTÍCULO ADICIONAL

Siendo de la mayor urgencia la conclusión del presente tratado, y no habiendo concurrido la provincia de
Corrientes á su celebración, por haber renunciado el Señor General D. Pedro Ferré la comisión que le confirió al
efecto; y teniendo muy fundados y poderosos motivos para creer que accederá á él en los términos en que está
concebido, se le invitará por los tres comisionados que suscriben á que adhiriendo á él, lo acepte y ratifique en
todas y cada una de sus partes, del mismo modo que si hubiese sido celebrado conforme á instrucciones suyas
con su respectivo comisionado.
Acuerdo de San Nicolás de los Arroyos

1852

Los infrascriptos, Gobernadores y Capitanes Generales de la Confederación Argentina,


reunidos en la Ciudad de San Nicolás de los Arroyos por invitación especial del Excmo. Sr.
Encargado de las Relaciones Exteriores de la República, Brigadier General D. Justo José de
Urquiza, a saber: el mismo Excmo. Sr. General Urquiza, como Gobernador de la Provincia de
Entre-Ríos y representando la de Catamarca, por Ley especial de esta Provincia; el Excmo.
Sr. Dr. D. Vicente López, Gobernador de la Provincia de Buenos Aires; el Excmo. Sr. Gral. D.
Benjamín Virasoro, Gobernador de la Provincia de Corrientes; El Excmo. Sr. General D.
Pablo Lucero, Gobernador de la Provincia de San Luis; el Excmo. Sr. General D. Nazario
Benavides, Gobernador de la Provincia de San Juan; El Excmo. Sr. General D. Celedonio
Gutiérrez, Gobernador de la Provincia de Tucumán; El Excmo. Sr. D. Pedro Pascual Segura,
Gobernador de la Provincia de Mendoza; el Excmo. Sr. D. Manuel Taboada, Gobernador de
la Provincia de Santiago del Estero; el Excmo. Sr. D. Manuel Vicente Bustos, Gobernador de
la Provincia de La Rioja; el Excmo. Sr. D. Domingo Crespo, Gobernador de la Provincia de
Santa Fe. Teniendo por objeto acercar el día de la reunión de un Congreso General que con
arreglo a los tratados existentes y al voto unánime de todos los pueblos de la República, ha
de sancionar la Constitución política que regularice las relaciones que deben existir entre
todos los pueblos argentinos como pertenecientes a una misma familia, que establezca y
defina los altos poderes nacionales y afiance el orden y prosperidad interior y la
respetabilidad exterior de la Nación.

Siendo necesario allanar previamente las dificultades que pueden ofrecerse en la práctica
para la reunión del Congreso, proveer a los medios más eficaces de mantener la tranquilidad
interior, la seguridad de la República y la representación de su soberanía durante el periodo
constituyente. Teniendo presente las necesidades y los votos de los pueblos que nos han
confiado su dirección, e invocando la protección de Dios, fuente de toda razón y de toda
justicia. Hemos acordado y adoptado las resoluciones siguientes:

1. - Siendo una ley fundamental de la República el tratado celebrado el 4 de enero de 1831


entre las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos, por haberse adherido a él todas
las demás provincias de la Confederación será religiosamente observado en todas sus
cláusulas, y para mayor firmeza y garantía queda facultado el Excmo. Señor Encargado de
las Relaciones Exteriores para ponerlo en ejecución en todo el territorio de la República.

2. - Se declara que estando, en la actualidad, todas las provincias de la República en plena


libertad y tranquilidad, ha llegado el caso previsto en el artículo 16 del precitado tratado, de
arreglar por medio de un Congreso General Federativo la Administración General del país
bajo el sistema federal, su comercio interior y exterior, su navegación, el cobro y distribución
de las rentas generales, el pago de la deuda de la República, consultando del mejor modo
posible la seguridad y engrandecimiento de la República su crédito interior y exterior y la
soberanía, libertad e independencia de cada una de las provincias.

3. - Estando previsto en el artículo 9 del tratado referido los arbitrios que deben mejorar la
condición del comercio interior y recíproco de las diversas provincias argentinas y
habiéndose notado por una larga experiencia los funestos efectos que produce el sistema
restrictivo seguido en algunas de ellas, queda establecido que los artículos de producción o
fabricación nacional o extranjera así como los ganados de toda especie que pasen por el
territorio de una provincia a otra serán libres de los derechos llamados de tránsito, siéndolo
también los carruajes, buques o bestias en que se transportan y que ningún derecho podrá
imponérseles en adelante, cualquiera que sea su denominación, por el hecho de transitar el
territorio.

4. - Queda establecido que el Congreso General Constituyente se instalará en todo el mes de


agosto próximo venidero; y para que esto pueda realizarse, se mandará hacer desde luego,
en las respectivas provincias, la elección de los diputados que deban formarlo, siguiéndose
en cada una de ellas las reglas establecidas por la ley de elecciones para los diputados de
las legislaturas provinciales.

5. - Siendo todas las provincias iguales en derechos como miembros de la Nación, queda
establecido que el Congreso Constituyente se formará con dos diputados por cada provincia.

6. - El Congreso sancionará la Constitución Nacional a mayoría de sufragios; y como para


lograr este objeto sería un obstáculo insuperable que los diputados trajeran instrucciones
especiales que restringieran sus poderes, queda convenido que la elección se hará sin
condición ni restricción alguna, fiando a la conciencia, al saber y al patriotismo de los
diputados, el sancionar con su voto lo que creyeran más justo y conveniente, sujetándose a
lo que la mayoría resuelva, sin protestas ni reclamaciones.

7. - Es necesario que los diputados estén penetrados de sentimientos puramente nacionales,


para que las preocupaciones de localidad no embaracen la gran obra que se emprende; que
estén persuadidos que el bien de los pueblos no se ha de conseguir por exigencias
encontradas y parciales, sino por la consolidación de un régimen nacional, regular y justo;
que estime la calidad de ciudadanos argentinos antes que la de provincianos y para que esto
se consiga los infrascritos usarán de todos los medios para infundir y recomendar estos
principios y emplearán toda su influencia legitima a fin de que los ciudadanos elijan a los
hombres de más probidad y de un patriotismo mas puro e inteligente.

8. - Una vez elegidos los diputados e incorporados al Congreso no podrán ser juzgados por
sus opiniones ni acusados por ningún motivo, ni autoridad alguna hasta que no esté
sancionada la Constitución. Sus personas serán inviolables durante este período. Pero
cualquiera de las provincias podrá retirar sus diputados cuando lo creyere oportuno,
debiendo, en este caso, sustituirlos inmediatamente.
9. - Queda a cargo del Encargado de las Relaciones Exteriores de la Confederación, el
proveer a los gastos de viáticos y dietas de los diputados.

10. - El Encargado de las Relaciones Exteriores de la Confederación instalará y abrirá las


sesiones del Congreso por si, o por su delegado en caso de imposibilidad; proveerá a la
seguridad y libertad de sus discusiones; librará los fondos que sean necesarios para la
organización de su despacho, y tomará todas aquellas medidas que creyese oportunas para
asegurar el respeto de la corporación y de sus miembros.

11. - La convocación del Congreso se hará para la ciudad de Santa Fe, hasta que, reunido e
instalado, él mismo determine el lugar de su residencia.

12. - Sancionada la constitución y las leyes orgánicas que fueren necesarias para ponerla en
práctica- será comunicada por el Presidente del Congreso al Encargado de las Relaciones
Exteriores de la Confederación y éste la promulgará inmediatamente como Ley de la Nación,
haciéndola cumplir y observar. En seguida será nombrado el Presidente Constitucional de la
República y el Congreso Constituyente cerrará sus sesiones dejando a cargo del Ejecutivo
poner en ejercicio las leyes orgánicas que hubiese sancionado.

13. Siendo necesario dar al orden interior de la República, a su paz y respetabilidad exterior
todas las garantías posibles, mientras se discute y sanciona la Constitución nacional, los
infrascritos emplearán por sí cuantos medios estén en la esfera de sus atribuciones para
mantener en sus respectivas provincias la paz pública y la concordia entre los ciudadanos de
todos los partidos, previniendo o sofocando todo elemento de desorden o de discordia y
propendiendo al olvido de los errores pasados y estrechamiento de la amistad de los pueblos
argentinos.

14. Si, lo que Dios no permita, la paz interior de la República fuese perturbada por
hostilidades abiertas entre una u otra provincia, o por sublevaciones armadas dentro de la
misma provincia, queda autorizado el encargado de las Relaciones Exteriores para emplear
todas las medidas que su prudencia y acendrado patriotismo le sugieran para restablecer la
paz sosteniendo las autoridades legalmente constituidas; para lo cual los demás
gobernadores prestarán su cooperación y ayuda en conformidad con el tratado del 4 de
enero de 1831.

15. Siendo de la atribución del Encargado de las Relaciones Exteriores representar la


Soberanía y conservar la indivisibilidad nacional, mantener la paz interior, asegurar las
fronteras durante el periodo constituyente, defender la República de cualquier pretensión
extranjera y velar sobre el exacto cumplimiento del presente acuerdo, es una consecuencia
de estas obligaciones el que sea investido de las facultades y medios adecuados para
cumplirlas. En su virtud queda acordado que el Excmo. Señor General Don Justo José de
Urquiza, en el carácter de general en jefe de los ejércitos de la Confederación, tenga el
mando efectivo de todas las fuerzas militares que actualmente tiene en pié cada provincia,
las cuales serán consideradas desde ahora como partes integrantes del ejército nacional. El
general en jefe destinará estas fuerzas del modo que crea conveniente al servicio nacional, y
si, para llenar sus objetos, creyere necesario aumentarlas podrá hacerlo pidiendo
contingentes a cualquiera de las provincias: así como podrá también disminuir-las si las
juzgase excesivas en su número u organización.

16. Será de las atribuciones del Encargado de las Relaciones Exteriores: reglamentar la
navegación de los ríos interiores de la República, de modo que se consulten los intereses y
seguridad del territorio y de las rentas fiscales; y lo será igualmente la administración de
correos, la creación y mejora de los caminos públicos y de postas de bueyes para el
transporte de mercaderías.

17. Conviniendo para la mayor respetabilidad y acierto de los actos del Encargado de las
Relaciones Exteriores, en la dirección de los negocios nacionales, durante el período
constituyente, el que haya establecido cerca de su persona un Consejo de Estado con el cual
pueda consultar los casos que le parezcan graves, queda facultado el Excmo. Señor para
constituirlo, nombrando a los ciudadanos argentinos que por su saber y prudencia pueden
desempeñar dignamente su elevado cargo, sin limitación de número.

18. Atendidas las importantes atribuciones que por este convenio recibe el Excmo. Señor
Encargado de las Relaciones Exteriores, se resuelve que su titulo sea de Director Provisorio
de la República Argentina.

19. Para sufragar los gastos que demande la administración de los negocios nacionales
declarados en este Acuerdo, las provincias concurrirán proporcionalmente con el producto de
sus aduanas exteriores hasta la instalación de las autoridades constitucionales, a quienes
exclusivamente competerá el establecimiento permanente de los impuestos nacionales.

Artículo adicional. Los gobiernos y provincias que no hayan concurrido al Acuerdo celebrado
en esta fecha, o que no hayan sido representadas en él; serán invitados a adherir por el
director provisorio de la Confederación Argentina, haciéndoles a este respecto las exigencias
a que dan derecho el interés y los pactos nacionales.

Dado en San Nicolás de los Arroyos a los treinta y un días del mes de mayo del año mil
ochocientos cincuenta y dos.

Justo J. de Urquiza, por las provincias de Entre Ríos y Catamarca - Vicente López -
Benjamín Virasoro - Pablo Lucera - Nazario Benavides - Celedonio Gutiérrez - Pedro P.
Segura - Manuel Taboada - Manuel Vicente Bustos - Domingo Crespo.
CONSTITUCIÓN DE LA CONFEDERACIÓN ARGENTINA
(1 DE MAYO DE 1853)

Nos, los Representantes del Pueblo de la Confederación Argentina, reunidos en Congreso


General Constituyente por voluntad y elección de las Provincias que la componen, en
cumplimiento de pactos preexistentes, con el objeto de constituir la unión nacional, afianzar la
justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general,
y asegurar los beneficios de la libertad para nosotros, para nuestra posteridad, y para todos los
hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino: invocando la protección de
Dios, fuente de toda razón y justicia: ordenamos, decretamos y establecemos esta
Constitución para la Confederación Argentina.

PARTE PRIMERA
CAPÍTULO ÚNICO: DECLARACIONES, DERECHOS Y GARANTÍAS

Artículo 1.- La Nación Argentina adopta para su gobierno la forma representativa


republicana federal, según la establece la presente Constitución.
Artículo 2.- El Gobierno federal sostiene el culto católico apostólico romano.
Artículo 3.- Las autoridades que ejercen el Gobierno federal residen en la Ciudad de
Buenos Aires, que se declara Capital de la Confederación por una ley especial.
Artículo 4.- El Gobierno federal provee a los gastos de la Nación con los fondos del
Tesoro nacional, formado del producto de derechos de importación y exportación de las
Aduanas; del de la venta o locación de tierras de propiedad nacional, de la renta de correos, de
las demás contribuciones que equitativa y proporcionalmente a la población imponga el
268

Congreso general, y de los empréstitos y operaciones de crédito que decrete el mismo


Congreso para urgencia de la Nación, o para empresas de utilidad nacional.
Artículo 5.- Cada provincia confederada dictará para sí una Constitución bajo el
sistema representativo republicano, de acuerdo con los principios, declaraciones y garantías
de la Constitución Nacional; y que asegure su administración de justicia, su régimen
municipal, y la educación primaria gratuita. Las constituciones provinciales serán revisadas
por el Congreso antes de su promulgación. Bajo de estas condiciones el Gobierno federal
garante a cada provincia el goce y ejercicio de sus instituciones.
Artículo 6.- El Gobierno federal interviene con requisición de las Legislaturas o
gobernadores provinciales, o sin ella, en el territorio de cualquiera de las provincias, al solo
efecto de restablecer el orden público perturbado por la sedición, o de atender a la seguridad
nacional amenazada por un ataque o peligro exterior.
Artículo 7.- Los actos públicos y procedimientos judiciales de una provincia gozan de
entera fe en las demás; y el Congreso puede por leyes generales determinar cuál será la forma
probatoria de estos actos y procedimientos, y los efectos legales que producirán.
Artículo 8.- Los ciudadanos de cada provincia gozan de todos los derechos, privilegios
e inmunidades inherentes al título de ciudadano en las demás. La extradición de los criminales
es de obligación recíproca entre todas las provincias confederadas.
Artículo 9.- En todo el territorio de la Confederación no habrá más aduanas que las
nacionales, en las cuales regirán las tarifas que sancione el Congreso.
Artículo 10.- En el interior de la República es libre de derechos la circulación de los
efectos de producción o fabricación nacional, así como la de los géneros y mercancías de
todas clases, despachadas en las aduanas exteriores.
Artículo 11.- Los artículos de producción o fabricación nacional o extranjera, así como
los ganados de toda especie, que pasen por territorio de una provincia a otra, serán libres de
los derechos llamados de tránsito, siéndolo también los carruajes, buques o bestias en que se
transporten; y ningún otro derecho podrá imponérseles en adelante, cualquiera que sea su
denominación, por el hecho de transitar el territorio.
Artículo 12.- Los buques destinados de una provincia a otra, no serán obligados a
entrar, anclar y pagar derechos por causa de tránsito.
269

Artículo 13.- Podrán admitirse nuevas provincias en la Confederación; pero no podrá


erigirse una provincia en el territorio de otra u otras, ni de varias formarse una sola, sin el
consentimiento de la Legislatura de las provincias interesadas, y del Congreso.
Artículo 14.- Todos los habitantes de la Confederación gozan de los siguientes
derechos conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio; a saber: de trabajar y ejercer toda
industria lícita; de navegar y comerciar; de peticionar a las autoridades; de entrar, permanecer,
transitar y salir del territorio argentino; de publicar sus ideas por la prensa sin censura previa;
de usar y disponer de su propiedad; de asociarse con fines útiles; de profesar libremente su
culto; de enseñar y aprender.
Artículo 15.- En la Confederación Argentina no hay esclavos: los pocos que hoy
existen quedan libres desde la jura de esta Constitución; y una ley especial reglará las
indemnizaciones a que dé lugar esta declaración. Todo contrato de compra y venta de
personas, es un crimen de que serán responsables los que lo celebrasen, y el escribano o
funcionario que lo autorice.
Artículo 16.- La Confederación Argentina no admite prerrogativas de sangre, ni de
nacimiento: no hay en ella fueros personales ni títulos de nobleza. Todos sus habitantes son
iguales ante la ley, y admisibles en los empleos sin otra consideración que la idoneidad. La
igualdad es la base del impuesto y de las cargas públicas.
Artículo 17.- La propiedad es inviolable, y ningún habitante de la Confederación
puede ser privado de ella, sino en virtud de sentencia fundada en ley. La expropiación por
causa de utilidad pública, debe ser calificada por ley y previamente indemnizada. Sólo el
Congreso impone las contribuciones que se expresan en el Artículo 4. Ningún servicio
personal es exigible, sino en virtud de ley o de sentencia fundada en ley. Todo autor o
inventor es propietario exclusivo de su obra, invento o descubrimiento, por el término que le
acuerde la ley. La confiscación de bienes queda borrada para siempre del código penal
argentino. Ningún cuerpo armado puede hacer requisiciones, ni exigir auxilios de ninguna
especie.
Artículo 18.- Ningún habitante de la Confederación puede ser penado sin juicio previo
fundado en ley anterior al hecho del proceso, ni juzgado por comisiones especiales, o sacado
de los jueces designados por la ley antes del hecho de la causa. Nadie puede ser obligado a
declarar contra sí mismo; ni arrestado sino en virtud de orden escrita de autoridad competente.
Es inviolable la defensa en juicio de la persona y de los derechos. El domicilio es inviolable,
270

como también la correspondencia epistolar y los papeles privados; y una ley determinará en
qué casos y con qué justificativos podrá procederse a su allanamiento y ocupación. Quedan
abolidos para siempre la pena de muerte por causas políticas, toda especie de tormento, los
azotes y las ejecuciones a lanza y cuchillo. Las cárceles de la Confederación serán sanas y
limpias, para seguridad y no para castigo de los reos detenidos en ellas, y toda medida que a
pretexto de precaución conduzca a mortificarlos más allá de lo que aquélla exija, hará
responsable al juez que la autorice.
Artículo 19.- Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al
orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios, y exentas
de la autoridad de los magistrados. Ningún habitante de la Confederación será obligado a
hacer lo que no manda la ley, ni privado de lo que ella no prohíbe.
Artículo 20.- Los extranjeros gozan en el territorio de la Confederación de todos los
derechos civiles del ciudadano; pueden ejercer su industria, comercio y profesión; poseer
bienes raíces, comprarlos y enajenarlos; navegar los ríos y costas; ejercer libremente su culto;
testar y casarse conforme a las leyes. No están obligados a admitir la ciudadanía, ni a pagar
contribuciones forzosas extraordinarias. Obtienen nacionalización residiendo dos años
continuos en la Confederación; pero la autoridad puede acortar este término a favor del que lo
solicite, alegando y probando servicios a la República.
Artículo 21.- Todo ciudadano argentino está obligado a armarse en defensa de la Patria
y de esta Constitución, conforme a las leyes que al efecto dicte el Congreso y a los decretos
del Ejecutivo nacional. Los ciudadanos por naturalización son libres de prestar o no este
servicio por el término de diez años contados desde el día en que obtengan su carta de
ciudadanía.
Artículo 22.- El pueblo no delibera ni gobierna, sino por medio de sus representantes y
autoridades creadas por esta Constitución. Toda fuerza armada o reunión de personas que se
atribuya los derechos del pueblo y peticione a nombre de éste, comete delito de sedición.
Artículo 23.- En caso de conmoción interior o de ataque exterior que pongan en
peligro el ejercicio de esta Constitución y de las autoridades creadas por ella, se declarará en
estado de sitio la provincia o territorio en donde exista la perturbación del orden, quedando
suspensas allí las garantías constitucionales. Pero durante esta suspensión no podrá el
Presidente de la República condenar por sí ni aplicar penas. Su poder se limitará en tal caso
271

respecto de las personas, a arrestarlas o trasladarlas de un punto a otro de la Confederación, si


ellas no prefiriesen salir fuera del territorio argentino.
Artículo 24.- El Congreso promoverá la reforma de la actual legislación en todos sus
ramos y el establecimiento del juicio por jurados.
Artículo 25.- El Gobierno federal fomentará la inmigración europea; y no podrá
restringir, limitar ni gravar con impuesto alguno la entrada en el territorio argentino de los
extranjeros que traigan por objeto labrar la tierra, mejorar las industrias, e introducir y enseñar
las ciencias y las artes.
Artículo 26.- La navegación de los ríos interiores de la Confederación es libre para
todas las banderas, con sujeción únicamente a los reglamentos que dicte la autoridad nacional.
Artículo 27.- El Gobierno federal está obligado a afianzar sus relaciones de paz y
comercio con las potencias extranjeras por medio de tratados que estén en conformidad con
los principios de derecho público establecidos en esta Constitución.
Artículo 28.- Los principios, garantías y derechos reconocidos en los anteriores
artículos, no podrán ser alterados por las leyes que reglamenten su ejercicio.
Artículo 29.- El Congreso no puede conceder al Ejecutivo nacional, ni las Legislaturas
provinciales a los gobernadores de provincia, facultades extraordinarias, ni la suma del poder
público, ni otorgarles sumisiones o supremacías, por las que la vida, el honor o las fortunas de
los argentinos queden a merced de gobiernos o persona alguna. Actos de esta naturaleza
llevan Consigo una nulidad insanable, y sujetarán a los que los formulen, consientan o firmen,
a la responsabilidad y pena de los infames traidores a la Patria.
Artículo 30.- La Constitución puede reformarse en el todo o en cualquiera de sus
partes, pasados diez años desde el día en que la juren los Pueblos. La necesidad de reforma
debe ser declarada por el Congreso con el voto de dos terceras partes, al menos, de sus
miembros; pero no se efectuará sino por una Convención convocada al efecto.
Artículo 31.- Esta Constitución, las leyes de la Confederación que en su consecuencia
se dicten por el Congreso, y los tratados con las potencias extranjeras, son la ley suprema de
la Nación; y las autoridades de cada provincia están obligadas a conformarse a ella, no
obstante cualquiera disposición en contrario que contengan las leyes o constituciones
provinciales.
272

PARTE SEGUNDA
AUTORIDADES DE LA CONFEDERACIÓN

TÍTULO PRIMERO
GOBIERNO FEDERAL

SECCIÓN PRIMERA
DEL PODER LEGISLATIVO

Artículo 32.- Un Congreso compuesto de dos Cámaras, una de Diputados de la


Nación, y otra de Senadores de las provincias y de la Capital, será investido del Poder
Legislativo de la Confederación.

CAPÍTULO I
DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

Artículo 33.- La Cámara de Diputados se compondrá de representantes elegidos


directamente por el pueblo de las provincias y de la Capital, que se consideran a este fin como
distritos electorales de un solo Estado, y a simple pluralidad de sufragios en razón de uno por
cada veinte mil habitantes, o de una fracción que no baje del número de diez mil.
Artículo 34.- Los diputados para la primera legislatura se nombrarán en la proporción
siguiente: por la Capital seis (6); por la provincia de Buenos Aires seis (6); por la de Córdoba
seis (6); por la de Catamarca tres (3); por la de Corrientes cuatro (4); por la de Entre Ríos dos
(2); por la de Jujuy dos (2); por la de Mendoza tres (3); por la de La Rioja dos (2); por la de
Salta tres (3); por la de Santiago cuatro (4); por la de San Juan dos (2), por la de Santa Fe dos,
(2); por la de San Luis dos (2); y por la de Tucumán tres (3).
Artículo 35.- Para la segunda legislatura deberá realizarse el censo general, y
arreglarse a él el número de diputados; pero este censo sólo podrá renovarse cada diez años.
Artículo 36.- Para ser diputado se requiere haber cumplido la edad de veinticinco años
y tener cuatro años de ciudadanía en ejercicio.
273

Artículo 37.- Por esta vez las legislaturas de las provincias reglarán los medios de
hacer efectiva la elección directa de los diputados de la Nación: para lo sucesivo el Congreso
expedirá una ley general.
Artículo 38.- Los diputados durarán en su representación por cuatro años, y son
reelegibles; pero la Sala se renovará por mitad cada bienio; a cuyo efecto los nombrados para
la primera legislatura, luego que se reúnan, sortearán los que deban salir en el primer período.
Artículo 39.- En caso de vacante, el Gobierno de provincia, o de la Capital, hace
proceder a la elección legal de un nuevo miembro.
Artículo 40.- A la Cámara de Diputados corresponde exclusivamente la iniciativa de
las leyes sobre contribuciones y reclutamiento de tropas.
Artículo 41.- Sólo ella ejerce el derecho de acusar ante el Senado al Presidente y
Vicepresidente de la Confederación y a sus ministros, a los miembros de ambas cámaras, a los
de la Corte suprema de justicia, y a los gobernadores de provincia, por delitos de traición,
concusión, malversación de fondos públicos, violación de la Constitución, u otros que
merezcan pena infamante o de muerte; después de haber conocido de ellos, a petición de
parte, o de alguno de sus miembros, y declarada haber lugar a la formación de causa por
mayoría de dos terceras partes de sus miembros presentes.

CAPÍTULO II
DEL SENADO

Artículo 42.- El Senado se compondrá de dos senadores de cada provincia, elegidos


por sus legislaturas a pluralidad de sufragios; y dos de la Capital elegidos en la forma
prescripta para la elección, del Presidente de la Confederación. Cada senador tendrá un voto.
Artículo 43.- Son requisitos para ser el elegido senador: tener la edad de treinta años,
haber sido seis años ciudadano de la Confederación, y disfrutar de una renta anual de dos mil
pesos fuertes, o de una entrada equivalente.
Artículo 44.- Los senadores duran nueve años en el ejercicio de su mandato, y son
reelegibles indefinidamente; pero el Senado se renovará por terceras partes cada tres años,
decidiéndose por la suerte, luego que todos se reúnan, quiénes deben salir en el primero y
segundo trienio.
274

Artículo 45.- El Vicepresidente de la Confederación será Presidente del Senado; pero


no tendrá voto sino en el caso que haya empate en la votación.
Artículo 46.- El Senado nombrará un Presidente provisorio que lo presida en caso de
ausencia del Vicepresidente, o cuando éste ejerza las funciones de Presidente de la
Confederación.
Artículo 47.- Al Senado corresponde juzgar en juicio público a los acusados por la
Cámara de Diputados, debiendo sus miembros prestar juramento para este acto. Cuando el
acusado sea el Presidente de la Confederación, el Senado será presidido por el presidente de la
Corte suprema. Ninguno será declarado culpable, sino a mayoría de los dos tercios de los
miembros presentes.
Artículo 48.- Su fallo no tendrá más efecto que destituir al acusado, y aun declararle
incapaz de ocupar ningún empleo de honor, de confianza o a sueldo en la Confederación. Pero
la parte condenada quedará, no obstante, sujeta a acusación, juicio y castigo conforme a las
leyes ante los tribunales ordinarios.
Artículo 49.- Corresponde también al Senado autorizar al Presidente de la
Confederación para que declare en estado de sitio uno o varios puntos de la República en caso
de ataque exterior.
Artículo 50.- Cuando vacase alguna plaza de senador por muerte, renuncia, u otra
causa, el Gobierno a que corresponda la vacante, hace proceder, inmediatamente a la elección
de un nuevo miembro.
Artículo 51.- Sólo el Senado inicia las reformas de la Constitución.

CAPÍTULO III
DISPOSICIONES COMUNES A AMBAS CÁMARAS

Artículo 52.- Ambas cámaras se reunirán en sesiones ordinarias todos los años desde
el l.º de mayo hasta el 30 de septiembre. Pueden también ser convocadas extraordinariamente
por el Presidente de la Confederación, o prorrogadas sus sesiones.
Artículo 53.- Cada Cámara es juez de las elecciones, derechos y títulos de sus
miembros en cuanto a su validez. Ninguna de ellas entrará en sesión sin la mayoría absoluta
275

de sus miembros; pero un número menor podrá compeler a los miembros ausentes a que
concurran a las sesiones, en los términos y bajo las penas que cada Cámara establecerá.
Artículo 54.- Ambas Cámaras empiezan y concluyen sus sesiones simultáneamente.
Ninguna de ellas mientras se hallen reunidas, podrá suspender sus sesiones más de tres días,
sin el consentimiento de la otra.
Artículo 55.- Cada Cámara hará su reglamento y podrá con dos tercios de votos,
corregir a cualquiera de sus miembros por desorden de conducta en el ejercicio de sus
funciones, o removerlo por inhabilidad física o moral sobreviniente a su incorporación, y
hasta excluirlo de su seno; pero bastará la mayoría de uno sobre la mitad de los presentes para
decidir en las renuncias que voluntariamente hicieren de sus cargos.
Artículo 56.- Los senadores y diputados prestarán, en el acto de su incorporación,
juramento de desempeñar debidamente el cargo, y de obrar en todo en conformidad a lo que
prescribe esta Constitución.
Artículo 57.- Ninguno de los miembros del Congreso puede ser acusado, interrogado
judicialmente ni molestado por las opiniones o discursos que emita desempeñando su
mandato de legislador.
Artículo 58.- Ningún senador o diputado, desde el día de su elección hasta el de su
cese, puede ser arrestado; excepto el caso de ser sorprendido in fraganti en la ejecución de
algún crimen que merezca pena de muerte, infamante, u otra aflictiva; de lo que se dará
cuenta a la Cámara respectiva con la información sumaria del hecho.
Artículo 59.- Cuando se forme querella por escrito ante las justicias ordinarias contra
cualquier senador o diputado, por delito que no sea de los expresados en el Artículo 41,
examinado el mérito del sumario en juicio público, podrá cada Cámara, con dos tercios de
votos, suspender en sus funciones al acusado, y ponerlo a disposición del juez competente
para su juzgamiento.
Artículo 60.- Cada una de las Cámaras puede hacer venir a su sala a los ministros del
Poder Ejecutivo para recibir las explicaciones e informes que estime convenientes.
Artículo 61.- Ningún miembro del Congreso podrá recibir empleo o comisión del
Poder Ejecutivo, sin previo consentimiento de la Cámara respectiva, excepto los empleos de
escala.
Artículo 62.- Los eclesiásticos regulares no pueden ser miembros del Congreso, ni los
gobernadores de provincia por la de su mando.
276

Artículo 63.- Los servicios de los senadores y diputados son remunerados por el
Tesoro de la Confederación con una dotación que señalará la ley.

CAPÍTULO IV
ATRIBUCIONES DEL CONGRESO

Artículo 64.- Corresponde al Congreso:


1. Legislar sobre las aduanas exteriores, y establecer los derechos de importación y
exportación que han de satisfacerse en ellas;
2. Imponer contribuciones directas por tiempo determinado y proporcionalmente
iguales en todo el territorio de la Confederación, siempre que la defensa, seguridad común y
bien general del Estado lo exijan;
3. Contraer empréstitos de dinero sobre el crédito de la Confederación;
4. Disponer del uso y de la enajenación de las tierras de propiedad nacional;
5. Establecer y reglamentar un Banco Nacional en la Capital y sus sucursales en las
provincias, con facultad de emitir billetes;
6. Arreglar él pago de la deuda interior y exterior de la Confederación;
7. Fijar anualmente el presupuesto de gastos de administración de la Confederación, y
aprobar o desechar la cuenta de inversión;
8. Acordar subsidios del Tesoro nacional a las provincias cuyas rentas no alcancen,
según sus presupuestos, a cubrir sus gastos ordinarios;
9. Reglamentar la libre navegación de los ríos interiores, habilitar los puertos que
considere convenientes, y crear y suprimir aduanas;
10. Hacer sellar monedas, fijar su valor y. el de las extranjeras; y adoptar un sistema
uniforme de pesos y medidas para toda la Confederación;
11. Dictar los códigos civil, comercial, penal y de minería, y especialmente leyes
generales para toda la Confederación sobre ciudadanía y naturalización, sobre bancarrotas,
sobre falsificación de la moneda corriente y documentos públicos del Estado, y las que
requiera el establecimiento del juicio por jurados;
12. Reglar el comercio marítimo y terrestre con las naciones extranjeras y de las
provincias entre sí;
277

13. Arreglar y establecer las postas y correos generales de la Confederación;


14. Arreglar definitivamente los límites del territorio de la Confederación; fijar los de
las provincias, crear otras nuevas, y determinar por una legislación especial la organización,
administración y gobierno que deben tener los territorios nacionales, que queden fuera de los
límites que se asignen a las provincias;
15. Proveer a la seguridad de las fronteras; conservar el trato pacífico con los indios, y
promover la conversión de ellos al catolicismo;
16. Proveer lo conducente a la prosperidad del país, al adelanto y bienestar de todas las
provincias, y al progreso de la ilustración, dictando planes de instrucción general y
universitaria, y promoviendo la industria, la inmigración, la construcción de ferrocarriles y
canales navegables, la colonización de tierras de propiedad nacional, la introducción y
establecimiento de nuevas industrias, la importación de capitales extranjeros y la exploración
de los ríos interiores, por leyes protectoras de estos fines y por concesiones temporales de
privilegios y recompensas de estímulo;
17. Establecer tribunales inferiores a la Suprema corte de justicia, crear y suprimir
empleos, fijar sus atribuciones, dar pensiones, decretar honores y conceder amnistías
generales;
18. Admitir o desechar los motivos de dimisión del Presidente o Vicepresidente de la
República, y declarar el caso de proceder a nueva elección: hacer el escrutinio y rectificación
de ella;
19. Aprobar o desechar los tratados concluidos con las demás Naciones, y los
concordatos con la Silla Apostólica; y arreglar el ejercicio del patronato en toda la
Confederación;
20. Admitir en el territorio de la Confederación otras órdenes religiosas a más de las
existentes;
21. Autorizar al Poder Ejecutivo para declarar la guerra o hacer la paz;
22. Conceder patentes de corso y de represalias, y establecer reglamentos para las
presas;
23. Fijar la fuerza de línea de tierra y de mar en tiempo de paz y guerra; y formar
reglamentos y ordenanzas para el gobierno de dichos ejércitos;
24. Autorizar la reunión de las milicias de todas las provincias, o parte de ellas, cuando
lo exija la ejecución de las leyes de la Confederación, y sea necesario contener las
278

insurrecciones o repeler las invasiones. Disponer la organización, armamento y disciplina de


dichas milicias, y la administración y gobierno de la parte de ellas que estuviese empleada en
servicio de la Confederación, dejando a las provincias el nombramiento de sus
correspondientes jefes y oficiales, y el cuidado de establecer en su respectiva milicia la
disciplina prescripta por el Congreso;
25. Permitir la introducción de tropas extranjeras en el territorio de la Confederación,
y la salida de las fuerzas nacionales fuera de él;
26. Declarar en estado de sitio uno o varios puntos de la Confederación en caso de
conmoción interior, y aprobar o suspender el estado de sitio declarado, durante su receso, por
el Poder Ejecutivo;
27. Ejercer una legislación exclusiva en todo el territorio de la Capital de la
Confederación, y sobre los demás lugares adquiridos por compra o cesión en cualquiera de las
provincias para establecer fortalezas, arsenales, almacenes, u otros establecimientos de
utilidad nacional;
28. Examinar las Constituciones provinciales y reprobarlas si no estuviesen conformes
con los principios y disposiciones de esta Constitución; y hacer todas las leyes y reglamentos
que sean convenientes para poner en ejercicio los poderes antecedentes y todos los otros
concedidos por la presente Constitución al Gobierno de la Confederación Argentina.

CAPÍTULO V
DE LA FORMACIÓN Y SANCIÓN DE LAS LEYES

Artículo 65.- Las leyes pueden tener principio en cualquiera de las Cámaras del
Congreso, por proyectos presentados por sus miembros o por el Poder Ejecutivo; excepto las
relativas a los objetos de que tratan los Artículos 40 y 51.
Artículo 66.- Aprobado un proyecto de ley por la Cámara de su origen, pasa para su
discusión a la otra Cámara. Aprobado por ambas, pasa al Poder Ejecutivo de la Confederación
para su examen; y si también obtiene su aprobación lo promulga como ley.
Artículo 67.- Se reputa aprobado por el Poder Ejecutivo, todo proyecto no devuelto en
el término de diez días útiles.
279

Artículo 68.- Ningún proyecto de ley desechado totalmente por una de las Cámaras,
podrá repetirse en las sesiones de aquel año. Pero si sólo fuere adicionado o corregido por la
Cámara revisora, volverá a la de su origen; y si en éstas se aprobasen las adiciones o
correcciones por mayoría absoluta, pasará al Poder Ejecutivo de la Confederación. Si las
adiciones o correcciones fuesen desechadas, volverá por segunda vez el proyecto a la Cámara
revisora, y si aquí fueren nuevamente sancionadas por una mayoría de las dos terceras partes
de sus miembros, pasará el proyecto a la otra Cámara, y no se entenderá que ésta reprueba
dichas adiciones o correcciones, si no concurre para ello el voto de las dos terceras partes de
sus miembros presentes.
Artículo 69.- Desechado en el todo o en parte un proyecto por el Poder Ejecutivo,
vuelve con sus objeciones a la Cámara de su origen: ésta lo discute de nuevo, y si lo confirma
por mayoría de dos tercios de votos, pasa otra vez a la Cámara de revisión. Si ambas Cámaras
lo sancionan por igual mayoría, el proyecto es ley y pasa al Poder Ejecutivo para su
promulgación. Las votaciones de ambas Cámaras serán en este caso nominales, por sí, o por
no; y tanto los nombres y fundamentos de los sufragantes, como las objeciones del Poder
Ejecutivo, se publicarán inmediatamente por la prensa. Si las Cámaras difieren sobre las
objeciones, el proyecto no podrá repetirse en las sesiones de aquel año.
Artículo 70.- En la sanción de las leyes se usará de esta fórmula: El Senado y Cámara
de Diputados de la Confederación Argentina, reunidos en Congreso, etc., decretan, o
sancionan con fuerza de ley.

SECCIÓN SEGUNDA
DEL PODER EJECUTIVO

CAPÍTULO I
DE SU NATURALEZA Y DURACIÓN

Artículo 71.- El Poder Ejecutivo de la Nación será desempeñado por un ciudadano con
el título de «Presidente de la Confederación Argentina».
Artículo 72.- En caso de enfermedad, ausencia de la Capital, muerte, renuncia o
destitución del Presidente, el Poder Ejecutivo será ejercido por el Vicepresidente de la
Confederación. En caso de destitución, muerte, dimisión o inhabilidad del Presidente y
Vicepresidente de la Confederación, el Congreso determinará qué funcionario público ha de
280

desempeñar la presidencia, hasta que haya cesado la causa de la inhabilidad o un nuevo


Presidente sea electo.
Artículo 73.- Para ser elegido Presidente o Vicepresidente de la Confederación se
requiere haber nacido en el territorio argentino, o ser hijo de ciudadano nativo, habiendo
nacido en país extranjero; pertenecer a la comunión católica apostólica romana, y las demás
calidades exigidas para ser electo senador.
Artículo 74.- El Presidente y Vicepresidente duran en sus empleos el término de seis
años; y no pueden ser reelegidos sino con intervalo de un período.
Artículo 75.- El Presidente de la Confederación cesa en el poder el día mismo en que
expira su período de seis años; sin que evento alguno que lo haya interrumpido, pueda ser
motivo de que se le complete más tarde.
Artículo 76.- El Presidente y Vicepresidente disfrutan de un sueldo pagado por el
Tesoro de la Confederación, que no podrá ser alterado en el período de sus nombramientos.
Durante el mismo período no podrán ejercer otro empleo, ni recibir ningún otro emolumento
de la Confederación ni de provincia alguna.
Artículo 77.- Al tomar posesión de su cargo el Presidente y Vicepresidente prestarán
juramento en manos del Presidente del Senado (la primera vez del presidente del Congreso
constituyente), estando reunido el Congreso, en los términos siguientes: «Yo N. N. juro por
Dios Nuestro Señor y estos Santos Evangelios, desempeñar con lealtad y patriotismo el cargo
de Presidente (o Vicepresidente) de la Confederación, y observar y hacer observar fielmente
la Constitución de la Confederación Argentina. Si así no lo hiciere, Dios y la Confederación
me lo demanden».

CAPÍTULO II
DE LA FORMA Y TIEMPO DE LA ELECCIÓN DEL PRESIDENTE
Y VICEPRESIDENTE DE LA CONFEDERACIÓN

Artículo 78.- La elección del Presidente y Vicepresidente de la Confederación se hará,


del modo siguiente: La Capital y cada una de las provincias nombrarán por votación directa
una junta de electores, igual al duplo del total de diputados y senadores que envían al
281

Congreso, con las mismas calidades y bajo las mismas formas prescriptas para la elección de
diputados.
No pueden ser electores los diputados, los senadores ni los empleados a sueldo del
Gobierno federal.
Reunidos los electores en la Capital de la Confederación y en la de sus provincias
respectivas cuatro meses antes que concluya el término del Presidente cesante, procederán a
elegir Presidente y Vicepresidente de la Confederación por cédulas firmadas, expresando en
una la persona, por quien votan para Presidente, y en otra distinta, la que eligen para
Vicepresidente.
Se harán dos listas de todos los individuos electos para Presidente y otras dos de los
nombrados para Vicepresidente con el número de votos que cada uno de ellos hubiere
obtenido. Estas listas serán firmadas por los electores, y se remitirán cerradas y selladas dos
de ellas (una de cada clase), al presidente de la Legislatura provincial, y en la Capital al
presidente de la Municipalidad, en cuyos registros permanecerán depositadas y cerradas, y las
otras dos al presidente del Senado (la primera vez al presidente del Congreso Constituyente).
Artículo 79.- El presidente del Senado (la primera vez el del Congreso Constituyente),
reunidas todas las listas, las abrirá a presencia de ambas Cámaras. Asociados a los secretarios
cuatro miembros del Congreso sacados a la suerte, procederán inmediatamente a hacer el
escrutinio y a anunciar el número de sufragios que resulte en favor de cada candidato para la
Presidencia y Vicepresidencia de la Confederación. Los que reúnan en ambos casos la
mayoría absoluta de todos los votos, serán proclamados inmediatamente Presidente y
Vicepresidente.
Artículo 80.- En el caso de que, por dividirse la votación no hubiese mayoría absoluta,
elegirá el Congreso entre las dos personas que hubieren obtenido mayor número de sufragios.
Si la primera mayoría que resultare hubiese cabido a más de dos personas, elegirá el Congreso
entre todas éstas. Si la primera mayoría hubiere cabido a una sola persona, y la segunda a dos
o más, elegirá el Congreso entre todas las personas que hayan obtenido la primera y segunda
mayoría.
Artículo 81.- Esta elección se hará a pluralidad absoluta de sufragios y por votación
nominal. Si verificada la primera votación, no resultare mayoría absoluta, se hará segunda
vez, contrayéndose la votación a las dos personas que en la primera hubiesen obtenido mayor
número de sufragios. En caso de empate, se repetirá la votación, y si resultase nuevo empate,
282

decidirá el presidente del Senado (la primera vez el del Congreso Constituyente). No podrá
hacerse el escrutinio, ni la rectificación de estas elecciones, sin que estén presentes las tres
cuartas partes del total de los miembros del Congreso.
Artículo 82.- La elección del Presidente y Vicepresidente de la Confederación debe
quedar concluida en una sola sesión del Congreso, publicándose enseguida' el resultado de
ésta y las actas electorales por la prensa.

CAPÍTULO III
ATRIBUCIONES DEL PODER EJECUTIVO

Artículo 83.- El Presidente de la Confederación tiene las siguientes atribuciones:


1. Es el jefe supremo de la Confederación, y tiene a su cargo la administración general
del país;
2. Expide las instrucciones y reglamentos que sean necesarios para la ejecución de las
leyes de la Confederación, cuidando de no alterar su espíritu con excepciones reglamentarias;
3. Es el jefe inmediato y local de la Capital de la Confederación;
4. Participa de la formación de las leyes con arreglo a la Constitución, las sanciona y
promulga;
5. Nombra los magistrados de la Corte Suprema y de los demás tribunales federales
inferiores, con acuerdo del Senado;
6. Puede indultar o conmutar las penas Por delitos sujetos a la jurisdicción federal,
previo informe del tribunal correspondiente excepto en los casos de acusación por la Cámara
de Diputados;
7. Concede jubilaciones, retiros, licencias y goces de montepíos, conforme a las leyes
de la Confederación;
8. Ejerce los derechos del patronato nacional en la presentación de obispos para las
iglesias catedrales, a propuesta en terna del Senado;
9. Concede el pase o retiene los decretos de los concilios, las bulas; breves y rescriptos
del Sumo Pontífice de Roma, con acuerdo de la Suprema corte; requiriéndose una ley cuando
contienen disposiciones generales y permanentes;
283

10. Nombra y remueve a los ministros plenipotenciarios y encargados de negocios,


con acuerdo del Senado; y por sí sólo nombra y remueve los ministros del despacho, los
oficiales de sus secretarías, los agentes consulares, y los demás empleados de la
administración cuyo nombramiento no está reglado de otra manera por esta Constitución;
11. Hace anualmente la apertura de las sesiones del Congreso, reunidas al efecto
ambas Cámaras en la sala del Senado, dando cuenta en esta ocasión al Congreso del estado de
la Confederación, de las reformas prometidas por la Constitución, y recomendando a su
consideración las medidas que juzgue necesarias y convenientes;
12. Prorroga las sesiones ordinarias del Congreso, o lo convoca a sesiones
extraordinarias, cuando un grave interés de orden o de progreso lo requiera;
13. Hace recaudar las rentas de la Confederación, y decreta su inversión con arreglo a
la ley o presupuestos de gastos nacionales;
14. Concluye y firma tratados de paz, de comercio, de navegación, de alianza, de
límites y de neutralidad, concordatos y otras negociaciones requeridas para el mantenimiento
de buenas relaciones con las potencias extranjeras, recibe sus ministros y admite sus cónsules;
15. Es comandante en jefe de todas las fuerzas de mar y tierra de la Confederación;
16. Provee los empleos militares de la Confederación: con acuerdo del Senado, en la
concesión de los empleos, o grados de oficiales superiores del ejército y armada; y por sí sólo
en el campo de batalla;
17. Dispone de las fuerzas militares, marítimas y terrestres, y corre con su
organización y distribución según las necesidades de la Confederación;
18. Declara la guerra y concede patentes de corso, y cartas de represalias con
autorización y aprobación del Congreso;
19. Declara en estado de sitio uno o varios puntos de la Confederación, en caso de
ataque exterior, y por un término limitado, con acuerdo del Senado. En caso de conmoción
interior sólo tiene esta facultad cuando el Congreso está en receso, porque es atribución que
corresponde a este cuerpo. El Presidente la ejerce con las limitaciones prescriptas en el
Artículo 23;
20. Aun estando en sesiones el Congreso, en casos urgentes en que peligre la
tranquilidad pública, el Presidente podrá por sí solo usar sobre las personas, de la facultad
limitada en el Artículo 23; dando cuenta a este cuerpo en el término de diez días desde que
comenzó a ejercerla. Pero si el Congreso no hace declaración de sitio, las personas arrestadas
284

o trasladadas de uno a otro punto, serán restituidas al pleno goce de su libertad, a no ser que
habiendo sido sujetas a juicio, debiesen continuar en arresto por disposición del juez o
tribunal que conociere de la causa;
21. Puede pedir a los jefes de todos los ramos y departamentos de la administración, y
por su conducto a los demás empleados, los informes que crea convenientes, y ellos son
obligados a darlos;
22. No puede ausentarse del territorio de la Capital, sino con permiso del Congreso.
En el receso de éste, sólo podrá hacerlo sin licencia por graves objetos de servicio público;
23. En todos los casos en que según los Artículos anteriores, debe el Poder Ejecutivo
proceder con acuerdo del Senado, podrá durante el receso de éste, proceder por sí sólo, dando
cuenta de lo obrado a dicha Cámara en la próxima reunión para obtener su aprobación.

CAPÍTULO IV
DE LOS MINISTROS DEL PODER EJECUTIVO

Artículo 84.- Cinco ministros secretarios, a saber: Del Interior, de Relaciones


Exteriores, de Hacienda, de Justicia, Culto e Instrucción Pública, y de Guerra y Marina,
tendrán a su cargo el despacho de los negocios de la Confederación, y refrendarán y
legalizarán los actos del Presidente por medio de su firma, sin cuyo requisito carecen de
eficacia. Una ley deslindará los ramos del respectivo despacho de los ministros.
Artículo 85.- Cada ministro es responsable de los actos que legaliza; y solidariamente
de los que acuerda con sus colegas.
Artículo 86.- Los ministros no pueden por sí solos, en ningún caso, tomar
resoluciones, sin previo mandato o consentimiento del Presidente de la Confederación; a
excepción de lo concerniente al régimen económico y administrativo de sus respectivos
departamentos.
Artículo 87.- Luego que el Congreso abra sus sesiones, deberán los ministros del
despacho presentarle una memoria detallada del estado de la Confederación en lo relativo a
los negocios de sus respectivos departamentos.
Artículo 88.- No pueden ser senadores ni diputados sin hacer dimisión de sus empleos
de ministros.
285

Artículo 89.- Pueden los ministros concurrir a las sesiones del Congreso y tomar parte
en sus debates, pero no votar.
Artículo 90.- Gozarán por sus servicios de un sueldo establecido por la ley, que no
podrá ser aumentado ni disminuido en favor o perjuicio de los que se hallen en ejercicio.

SECCIÓN TERCERA
DEL PODER JUDICIAL

CAPÍTULO I
DE SU NATURALEZA Y DURACIÓN

Artículo 91.- El Poder Judicial de la Confederación, será ejercido por una Corte
suprema de justicia, compuesta de nueve jueces y dos fiscales, que residirá en la Capital, y
por los demás tribunales inferiores que el Congreso estableciere en el territorio de la
Confederación.
Artículo 92.- En ningún caso el Presidente de la Confederación puede ejercer
funciones judiciales, arrogarse el conocimiento de causas pendientes, o restablecer las
fenecidas.
Artículo 93.- Los jueces de la Corte suprema y de los tribunales inferiores de la
Confederación conservarán sus empleos mientras dure su buena conducta, y recibirán por sus
servicios una compensación que determinará la ley, y que no podrá ser disminuida en manera
alguna, mientras permaneciesen en sus funciones.
Artículo 94.- Ninguno podrá ser miembro de la Corte suprema de justicia, sin ser
abogado de la Confederación con ocho años de ejercicio, y tener las calidades requeridas para
ser senador.
Artículo 95.- En la primera instalación de la Corte suprema los individuos nombrados
prestarán juramento en manos del Presidente de la Confederación, de desempeñar sus
obligaciones administrando justicia bien y legalmente, y en conformidad a lo que prescribe la
Constitución. En lo sucesivo, lo presentarán ante el presidente de la misma Corte.
Artículo 96.- La Corte suprema dictará su reglamento interior y económico, y
nombrará todos sus empleados subalternos.
286

CAPÍTULO II
ATRIBUCIONES DEL PODER JUDICIAL

Artículo 97.- Corresponde a la Corte suprema y a los tribunales inferiores de la


Confederación, el conocimiento y decisión de todas las causas que versen sobre puntos
regidos por la Constitución, por las leyes de la Confederación, y por los tratados con las
naciones extranjeras; de los conflictos entre los diferentes poderes públicos de una misma
provincia; de las causas concernientes a embajadores, ministros públicos y cónsules
extranjeros; de las causas de almirantazgo y jurisdicción marítima; de los recursos de fuerza;
de los asuntos en que la Confederación sea parte; de las causas que se susciten entre dos o
más provincias; entre una provincia y los vecinos de otra; entre los vecinos de diferentes
provincias; entre una provincia y sus propios vecinos; y entre una provincia y un Estado o
ciudadano extranjero.
Artículo 98.- En estos casos la Corte suprema ejercerá su jurisdicción por apelación,
según las reglas y excepciones que prescriba el Congreso; pero en todos los asuntos
concernientes a embajadores, ministros y cónsules extranjeros, en los que alguna provincia
fuese parte, y en la decisión de los conflictos entre los poderes públicos de una misma
provincia, la ejercerá originaria y exclusivamente.
Artículo 99.- Todos los juicios criminales ordinarios, que no se deriven del derecho de
acusación concedido a la Cámara de Diputados, se terminarán por jurados, luego que se
establezca en la Confederación esta institución. La actuación de estos juicios se hará en la
misma provincia donde se hubiere cometido el delito; pero cuando éste se cometa fuera de los
límites de la Confederación, contra el derecho de gentes, el Congreso determinará por una ley
especial el lugar en que haya de seguirse el juicio.
Artículo 100.- La traición contra la Confederación consistirá únicamente en tomar las
armas contra ella, o en unirse a. sus enemigos prestándoles ayuda y socorro. El Congreso
fijará por una ley especial la pena de este delito; pero ella no pasará de la persona del
delincuente ni la infamia del reo se transmitirá a sus parientes de cualquier grado.
287

TÍTULO SEGUNDO
GOBIERNOS DE PROVINCIA

Artículo 101.- Las provincias conservan todo el poder no delegado por esta
Constitución al Gobierno federal.
Artículo 102.- Se dan sus propias instituciones locales y se rigen por ellas. Eligen sus
gobernadores, sus legisladores y demás funcionarios de provincia, sin intervención del
Gobierno federal.
Artículo 103.- Cada provincia dicta su propia Constitución, y antes de ponerla en
ejercicio, la remite al Congreso para su examen, conforme a lo dispuesto en el Artículo 5.
Artículo 104.- Las provincias pueden celebrar tratados parciales para fines de
administración de justicia de intereses económicos y trabajos de utilidad común, con
conocimiento del Congreso federal; y promover su industria, la inmigración, la construcción
de ferrocarriles, y canales navegables, la colonización de tierras de propiedad provincial, la
introducción y establecimiento de nuevas industrias, la importación de capitales extranjeros y
la exploración de sus ríos, por leyes protectoras de estos fines, y con sus recursos propios.
Artículo 105.- Las provincias no ejercen el poder delegado a la Confederación. No
pueden celebrar tratados parciales de carácter político; ni expedir leyes sobre comercio, o
navegación interior o exterior; ni establecer aduanas provinciales; ni acuñar moneda; ni
establecer bancos con facultad de emitir billetes, sin autorización del Congreso federal; ni
dictar los códigos civil, comercial, penal y de minería después que el Congreso los haya
sancionado; ni dictar especialmente leyes sobre ciudadanía y naturalización, bancarrotas,
falsificación de moneda o documentos del Estado; ni establecer derechos de tonelaje; ni armar
buques de guerra o levantar ejércitos, salvo el caso de invasión exterior o de un peligro tan
inminente que no admita dilación, dando luego cuenta al Gobierno federal; ni nombrar o
recibir agentes extranjeros; ni admitir nuevas órdenes religiosas.
Artículo 106.- Ninguna provincia puede declarar ni hacer la guerra a otra provincia.
Sus quejas deben ser sometidas a la Corte suprema de justicia y dirimidas por ella. Sus
hostilidades de hecho son actos de guerra civil, calificados de sedición o asonada, que el
Gobierno federal debe sofocar y reprimir conforme a la ley.
Artículo 107.- Los gobernadores de provincias son agentes naturales del Gobierno
federal para hacer cumplir la Constitución y las leyes de la Confederación.
288

Dada en la sala de sesiones del Congreso General Constituyente en la Ciudad de Santa Fe, el
día 1o. de mayo del año del Señor 1853.

Facundo Zuviría (presidente).- Pedro Zenteno.- Pedro Ferré.- Juan del Campillo.-
Santiago Derqui.- Pedro Díaz Colodrero.- Luciano Torrent.- Juan María Gutiérrez.- José
Quintana.- Manuel Padilla.- Agustín Delgado.- Martín Zapata.- Regis Martínez.- Salvador
María del Carril.- Ruperto Godoy.- Delfín B. Huergo.- Juan Llerena.- Juan F. Seguí.- Manuel
Leiva.- Benjamín. J. Lavaisse.- José Benjamín Gorostiaga.- Fray J. Manuel Pérez.- Salustiano
Zavalía.- José María Zuviría (secretario).
PACTO DE SAN JOSÉ DE FLORES Citerea - 1

PACTO DE SAN JOSE DE FLORES

I: Buenos Aires se declara parte integrante de la Confederación Argentina, y verificará su incorporación por la
aceptación y jura solemne de la Constitución Nacional.

2° Dentro de veinte días de haberse firmado el presente Convenio, se convocará una Convención Provincial que
examinará la Constitución de Mayo de 1853, vigente en las demás Provincias Argentinas.

3° La elección de los miembros que formarán la Convención se hará libremente por el Pueblo, y con sujeción a las
leyes que rigen actualmente en Buenos Aires.

4° Si la Convención Provincial, aceptase la Constitución sancionada en Mayo de 1853, y vigente en las demás
Provincias Argentinas, sin hallar nada que observar a ella, la jurará Buenos Aires solemnemente en el día y en la
forma que esa Convención Provincial designare.

5° En el caso que la Convención Provincial, manifieste que tiene que hacer reformas en la Constitución mencionada,
esas reformas serán comunicadas al Gobierno Nacional para que, presentadas al Congreso Federal legislativo, decida
en convocación de una Convención ad-hoc que las tome en consideración y a la cual la Provincia de Buenos Aires se
obliga a enviar a sus Diputados con arreglo a su población, debiendo acatar lo que esta Convención así integrada
decida definitivamente salvándose la integridad del territorio de Buenos Aires que no podrá ser dividido, sin el
consentimiento de su legislatura.

6° Interín llega la mencionada época, Buenos Aires, no mantendrá relaciones diplomáticas de ninguna clase.

7° Todas las propiedades de la Provincia que le dan sus leyes particulares como sus establecimientos públicos de
cualquier clase y género que sean, seguirán correspondiendo a la Provincia de Buenos Aires, y serán gobernados y
legislados por la autoridad de la Provincia.

8° Se exceptúa del artículo anterior la Aduana que, como por la Constitución federal corresponden las aduanas
exteriores a la Nación, queda convenido en razón de ser casi en su totalidad las que forman las rentas de Buenos
Aires, que la Nación garante a la Provincia de Buenos Aires su presupuesto de 1859 hasta cinco años después de su
incorporación, para cubrir sus gastos inclusive su deuda interior y exterior.

9° Las leyes actuales de Aduanas de Buenos Aires sobre el comercio exterior seguirán rigiendo hasta que el Congreso
Nacional, revisando las tarifas de Aduana de la Confederación y Buenos Aires, establezca la que ha de regir para
todas las Aduanas exteriores.

10° Quedando establecido por el presente pacto, un perpetuo olvido de todas las causas que han producido nuestra
desgraciada desunión, ningún ciudadano argentino será molestado por hechos u opiniones políticas durante la
separación temporal de Buenos Aires, ni confiscados sus bienes por las mismas causas conforme a las Constituciones
de ambas partes.

11° Después de ratificado este Convenio, el Ejército de la Confederación, evacuará el territorio de Buenos Aires,
dentro de quince días, y ambas partes contratantes reducirán sus armamentos al estado de paz.

12° Habiéndose hecho ya en las Provincias Confederadas la elección de Presidente, la Provincia de Buenos Aires
puede proceder inmediatamente al nombramiento de electores para que verifiquen la elección de Presidente, hasta el
1° de Enero próximo, debiendo ser enviadas las actas electorales antes de vencido el tiempo señalado para el
escrutinio general, si la Provincia de Buenos Aires hubiese aceptado sin reservas la Constitución Nacional.

13° Todos los Generales, jefes y oficiales del Ejército de Buenos Aires dados de baja desde 1852, y que estuviesen
actualmente al servicio de la Confederación, serán restablecidos en su antiguedad, rango y goce de sus sueldos,
pudiendo residir en la Provincia o en la Confederación, según les conviniere.
PACTO DE SAN JOSÉ DE FLORES Citerea - 2
14° La República del Paraguay, cuya garantía ha sido solicitada tanto por el Exmo. Señor Presidente de la
Confederación Argentina, cuanto por el Exmo. Gobierno de Buenos Aires, garante el cumplimiento de lo estipulado
en este Convenio.

15° El presente Convenio será sometido al Exmo. Señor Presidente de la República del Paraguay, para la ratificación
del artículo precedente en el termino de cuarenta días, o antes si fuera posible.

16° El presente Convenio será ratificado por el Exmo. Señor Presidente de la Confederación y por el Exmo. Gobierno
de Buenos Aires, dentro del término de cuarenta y ocho horas o antes si fuera posible.

En fe de lo cual el Ministro Mediador y los Comisionados del Exmo. Señor Presidente de la Confederación y del
Exmo. Gobierno de Buenos Aires lo han firmado y sellado con sus sellos respectivos. Fecho en San José de Flores a
los diez días del mes de Noviembre del año 1859.

Francisco S. López – Tomás Guido – Carlos Tejedor – Juan E. Pedernera – Juan Bautista Peña – Daniel Aráoz.

En Historia de la Nación Argentina, T. VIII, P. 351


Reforma Constitucional de 1860

La Convención encargada de decidir sobre las reformas propuestas por la Provincia de Buenos Aires, en la
Constitución de la Confederación Argentina de 1° de Mayo de 1853, habiéndolas tomado en consideración,
sanciona las siguientes reformas:

1. Al artículo tercero, ésta:

Las autoridades que ejercen el Gobierno Federal, residen en la Ciudad que se declare Capital de la República
por una ley especial del Congreso, previa cesión hecha por una o más Legislaturas Provinciales del territorio
que haya de federalizarse.

2. Al artículo cuarto, ésta:

Suprimir "de las Aduanas", y agregar después de exportación hasta 1866 "con arreglo a lo estatuido en el inciso
1° del artículo 64".

El número de este artículo será el que corresponda, según la nueva numeración.

3. Al artículo quinto, ésta:

Suprimir "gratuita, y las constituciones provinciales serán revisadas por el Congreso antes de su promulgación".

4. Al artículo sexto, ésta:

"El Gobierno Federal interviene en el territorio de las Provincias para garantir la forma republicana de gobierno,
o repeler las invasiones exteriores, y a requisición de sus autoridades constituidas para sostenerlas o
restablecerlas, si hubiesen sido depuestas por la sedición, o invasión de otra Provincia".

5. Al artículo duodécimo, ésta:

Agregar al final “sin que en ningún caso puedan concederse preferencias a un puerto respecto de otro, por
medio de leyes o reglamentos de comercio".

6. Al artículo decimoquinto, ésta:

Agregar al final "y los esclavos que de cualquier modo se introduzcan quedan libres por el solo hecho de pisar
el territorio de la República".

7. Al artículo decimoctavo, ésta:

Suprimir "las ejecuciones a lanza y cuchillo y colocar la partícula ~, después de la palabra 'tormentos'".

8. Al artículo treinta, ésta:

Suprimir "pasados diez años desde el día en que la juren los pueblos".

9. Al artículo treinta y uno, ésta:

Agregar al final "salvo para la Provincia de Buenos Aires, los tratados ratificados después del Pacto del 11 de
Noviembre de 1859".
10. Agregar después del artículo 31, los artículos siguientes con la numeración que corresponda:

"El Congreso Federal no dictará leyes que restrinjan la libertad de imprenta o establezcan sobre ella la
jurisdicción federal."

"Las declaraciones, derechos y garantías, que enumera la Constitución, no serán entendidos como negación de
otros derechos y garantías, no enumerados, pero que nacen del principio de la soberanía del Pueblo y de la
forma republicana de gobierno.

"Los Jueces de las Cortes Federales no podrán serlo al mismo tiempo de los Tribunales de Provincia, ni del
Servicio Federal, tanto en lo civil como en lo militar, da residencia en la Provincia en que se ejerza y que no sea
la del domicilio habitual del empleado, entendiéndose esto para los efectos de optar a empleos en la Provincia
en que accidentalmente se encuentre."

"Las denominaciones adoptadas sucesivamente desde 1810 hasta el presente, a saber: PROVINCIAS UNIDAS
DEL RIO DE LA PLATA; REPUBLICA ARGENTINA; CONFEDERACION ARGENTINA; serán en adelante
nombres oficiales indistintamente para la designación del Gobierno y territorio de las Provincias, empleándose
las palabras: NACION ARGENTINA, en la formación y sanción de las leyes."

11. Al artículo treinta y cuatro, ésta:

Suprimir "por la Capital seis" y poner "por la Provincia de Buenos Aires doce".

12. Al artículo treinta y seis, ésta:

Agregar al final "y ser natural de la Provincia que lo elija, o con dos años de residencia inmediata en ella".

13. Al artículo cuarenta y uno, ésta:

Sustituirlo así "Sólo ella ejerce el derecho de acusar ante el Senado, al Presidente, Vicepresidente, sus
Ministros y a los miembros de la Corte Suprema y demás Tribunales inferiores de la Nación, en las causas de
responsabilidad que se intenten contra ellos por el mal desempeño o por delito en el ejercicio de sus funciones,
o por crímenes comunes; después de haber conocido de ellos y declarado haber lugar a la formación de causa
por mayoría de las dos terceras partes de sus miembros presentes”.

14. Al artículo cuarenta y tres, ésta:

Agregar al final "y ser natural de la Provincia que lo elija, o con dos años de residencia inmediata en ella".

15. Al artículo cincuenta y uno, ésta:

Suprimirlo totalmente.

16. Al artículo sesenta y cuatro, ésta:

Reemplazar el inciso 1° en estos términos:

"Legislar sobre las Aduanas exteriores y restablecer los derechos de importación, los cuales, así como las
avaluaciones sobre que recaigan, serán uniformes en toda la Nación; bien entendido, que ésta, así como las
demás contribuciones nacionales, podrán ser satisfechas en la moneda que fuese corriente en las Provincias
respectivas, por su justo equivalente. Establecer igualmente los derechos de exportación hasta 1866, en cuya
fecha cesarán como impuesto Nacional, no pudiendo serlo provincial".

Al inciso 9°, agregarle al final: "sin que puedan suprimirse las Aduanas exteriores que existan en cada provincia
al tiempo de su incorporación".
Al inciso 11, agregarle: "sin que tales códigos alteren las jurisdicciones locales, correspondiendo su aplicación a
los tribunales federales o provinciales, según que las cosas o las personas cayeren bajo sus respectivas
jurisdicciones", y después de la palabra "ciudadanía" agregar "con sujeción al principio de la ciudadanía natural,
así como etc., etc.".

Al inciso 28 suprimirle "examinar las Constituciones Provinciales y reprobarías si no estuviesen conformes con
los principios y disposiciones de esta Constitución" y la partícula y.

17. Al artículo ochenta y tres, ésta:

Suprimir el inciso 20, y poner en reemplazo del inciso 23, lo siguiente: "El Presidente tendrá facultad para llenar
las vacantes de los empleos que requieran el acuerdo del Senado, y que ocurran durante su receso, por medio
de nombramientos en comisión, que expirarán al fin de la próxima Legislatura".

18. Al artículo ochenta y seis, ésta:

Suprimirle "sin previo mandato o consentimiento del Presidente de la Confederación".

19. Al artículo noventa y uno, ésta:

Sustituirlo por lo siguiente: "El Poder Judicial de la Nación será ejercido por una Corte Suprema de Justicia y
por los demás Tribunales Inferiores, que el Congreso estableciere en el territorio de la Nación”.

20. Al artículo noventa y siete, ésta:

Suprimirle de los conflictos "entre los diferentes poderes públicos de una misma Provincia, de los recursos de
fuerza", y reemplazar la parte final del artículo, desde donde dice: "entre una Provincia y sus propios vecinos, y
entre una Provincia y un Estado o ciudadano extranjero", por esto, "y entre una Provincia o sus vecinos contra
un Estado o ciudadano extranjero", y agregar además: "con la reserva hecha en el inciso 11 del artículo 64",
después de la frase "que versen sobre puntos regidos por la Constitución".

21. Al artículo ciento uno, ésta:

Agregarle al final "y el que expresamente se hayan reservado por pactos especiales al tiempo de su
incorporación".

2. Al artículo ciento tres, ésta:

Suprimir "y antes de ponerla en ejercicio la remite al Congreso para su examen

Sala de sesiones de la Convención Nacional "ad hoc" en Santa Fe a 23 de septiembre de 1860.

Carril - Vélez Sarsfield - Mármol - Elizalde - Seguí - Cáceres – Gorostiaga


Reforma Constitucional de 1866

La Convención Nacional sanciona lo siguiente:

Primero.- Suprímase del Artículo 4.º de la Constitución nacional la parte que sigue: «hasta 1886 con arreglo a lo
estatuido en el inciso 1.º del Artículo 67, debiendo quedar dicho Artículo 4» en los términos siguientes: «El
Gobierno federal provee a los gastos de la Nación con los fondos del Tesoro nacional, formado del producto de
derechos de importación y exportación, del de la venta o locación de tierras de propiedad nacional; de la renta
de correos, de las demás contribuciones que equitativa y proporcionalmente a la población imponga el
Congreso general, y de los empréstitos y operaciones de crédito que decrete el mismo Congreso para
urgencias de la Nación o para empresas de utilidad nacional».

Segundo.- Suprímase igualmente la parte final del inciso 1.º del Artículo 67, que dice: «hasta 1866, en cuya
fecha cesarán como impuesto nacional, no pudiendo serlo provincial». En consecuencia, quedará dicho inciso
1.º como sigue: «Legislar sobre las aduanas exteriores y establecer los derechos de importación, los cuales, así
como las avaluaciones que recaigan, serán uniformes en toda la Nación, bien entendido que ésta, así como las
demás contribuciones nacionales, podrán ser satisfechas en la moneda que fuese corriente en las provincias
respectivas por su justo equivalente. Establecer igualmente los derechos de exportación».

Tercero.- Comuníquese al Gobierno federal de la República, para que se cumpla en todo el territorio de la
Nación, y publíquese.

Sala de sesiones de la Convención nacional, en la ciudad de Santa Fe a los doce días del mes de septiembre
de mil ochocientos sesenta y seis.

Mariano Fragueiro (presidente). - J. J. Montes de Oca (diputado secretario). - Juan A. Barbeito (diputado
secretario).
Proclama de Felipe Varela (1866)

“¡Argentinos! El hermoso y brillante pabellón que San Martín, Alvear y Urquiza llevaron altivamente en cien
combates, haciéndolo tremolar con toda gloria en las tres más grandes epopeyas que nuestra patria atravesó
incólume, ha sido vilmente enlodado por el general Mitre, gobernador de Buenos Aires.

”La más bella y perfecta Carta Constitucional democrática, republicana, federal, que los valientes entrerrianos
dieron a costa de su sangre preciosa, venciendo en Caseros al centralismo odioso de los espurios hijos de la
culta Buenos Aires, ha sido violada y mutilada desde el año sesenta y uno hasta hoy, por Mitre y su círculo de
esbirros.

”El pabellón de Mayo, que radiante de gloria flameó victorioso desde los Andes hasta Ayacucho y que en la
desgraciada jornada de Pavón cayó fatalmente en las ineptas y febrinas manos del caudillo Mitre —orgullosa
autonomía porteña del partido rebelde—, ha sido cobardemente arrastrado por los fangales de Estero Bellaco,
Tuyutí, Curuzú y Curupaytí.

”Nuestra Nación, tan feliz en antecedentes, tan grande en poder, tan rica en porvenir, tan engalanada en glorias,
ha sido humillada como una esclava, quedando empeñada en más de cien millones de pesos fuertes y
comprometido su alto nombre a la vez que sus grandes destinos por el bárbaro capricho de aquel mismo
porteño que, después de la derrota de Cepeda, lacrimando juró respetarla.

”Compatriotas: Desde que aquél usurpó el Gobierno de la Nación, el monopolio de los tesoros públicos y la
absorción de las rentas provinciales vinieron a ser el patrimonio de los porteños, condenando al provinciano a
cederles hasta el pan que reservara para sus hijos. Ser porteño es ser ciudadano exclusivista, y ser provinciano
es ser mendigo sin patria, sin libertad, sin derechos. Esta es la política del gobierno de Mitre.

”Tal es el odio que aquellos fratricidas tienen a los provincianos que muchos de nuestros pueblos han sido
desolados, saqueados y guillotinados por los puñales de los degolladores de oficio, Sarmiento, Sandes,
Paunero, Campos, Irrazábal y otros varios oficiales dignos de Mitre.

”Empero, basta de víctimas inmoladas al capricho de mandones sin ley, sin corazón y sin conciencia. Cincuenta
mil víctimas hermanas, sacrificadas sin causa justificable, dan testimonio flagrante de la triste e insoportable
situación que atravesamos y que es tiempo ya de contener.

”¡Valientes Entrerrianos! Vuestros hermanos de causa en las demás provincias os saludan en marcha al campo
de la gloria, donde os esperan. Vuestro ilustre jefe y compañero de armas, el magnánimo Capitán General
Urquiza, os acompañará y bajo sus órdenes venceremos todos, una vez más, a los enemigos de la causa
nacional.

”A él y a vosotros obliga concluir la grande obra que principiasteis en Caseros, de cuya memorable jornada
surgió nuestra redención política consignada en las páginas de nuestra hermosa Constitución, que en aquel
campo de honor escribisteis con vuestra sangre.

”¡Argentinos, todos! ¡Llegó el día de mejor porvenir para la Patria! A vosotros cumple ahora el noble esfuerzo de
levantar del suelo ensangrentado el pabellón de Belgrano para enarbolarlo gloriosamente sobre las cabezas de
nuestros liberticidas enemigos.

”Compatriotas: ¡A las armas!... ¡Es el grito que se arranca del corazón de todos los buenos argentinos!

”¡Abajo los infractores de la ley! ¡Abajo los traidores a la Patria! ¡Abajo los mercaderes de cruces en la
Uruguayana, a precio de oro, de lágrimas y de sangre Argentina y Oriental!
”¡Atrás los usurpadores de las rentas y derechos de las provincias en beneficio de un pueblo vano, déspota e
indolente!

”¡Soldados federales! Nuestro programa es la práctica estricta de la Constitución jurada, el orden común, la paz
y la amistad con el Paraguay y la unión con las demás Repúblicas Americanas. ¡Ay de aquel que infrinja este
programa!

”¡Compatriotas Nacionalistas! El campo de la lid nos mostrará al enemigo; allá os invita a recoger los laureles
del triunfo o la muerte, vuestro Jefe y amigo.”
Ley N° 4144 de 1902 (Ley de Residencia)

El Senado y la Cámara de Diputados sanciona con fuerza de ley:

Artículo 1º:

El Poder Ejecutivo podrá ordenar la salida del territorio de la Nación a todo extranjero que haya sido condenado
o sea perseguido por los tribunales extranjeros por crímenes o delitos comunes.

Artículo 2º:

El Poder Ejecutivo podrá ordenar la salida de todo extranjero cuya conducta comprometa la seguridad nacional
o perturbe el orden público.

Artículo 3º:

El Poder Ejecutivo podrá impedir la entrada al territorio de la república a todo extranjero cuyos antecedentes
autoricen a incluirlo entre aquellos a que se refieren los artículos anteriores.

Artículo 4º:

El extranjero contra quien se haya decretado la expulsión, tendrá tres días para salir del país, pudiendo el Poder
Ejecutivo, como medida de seguridad pública, ordenar su detención hasta el momento del embarque.

Artículo 5º:

Comuníquese al Poder Ejecutivo.


Ley de Defensa Social – Número 7.029
CAPÍTULO I
Artículo 1º. Sin perjuicio de lo dispuesto en la ley de inmigración, queda prohibida la
entrada y admisión en el territorio argentino de las siguientes clases de extranjeros:
a) Los que hayan sufrido condenas o estén condenados por delitos comunes que, según
las leyes argentinas, merezcan pena corporal;
b) Los anarquistas y demás personas que profesan o preconizan el ataque, por cualquier
medio de fuerza o violencia, contra los funcionarios públicos o los gobiernos en general,
o contra las instituciones de la sociedad;
c) Los que hayan sido expulsados de la República, mientras no se derogue la orden de
expulsión.

Artículo 2º. El empresario de transporte, capitán, agente, propietario o consignatario de


buque que introduzca o desembarque en la República, o que intente, por sí o por medio
de otro, introducir de mala fe un extranjero comprendido en las prohibiciones del
artículo 1º, sufrirá la pena de multa de cuatrocientos a dos mil pesos moneda nacional
por cada viaje en que se cometa la infracción, o, en su defecto, seis a doce meses de
arresto, sin perjuicio de reconducir a sus expensas a los extranjeros mencionados.

Artículo 3º. El empresario de transporte, capitán, agente, propietario de buque que


omita las precauciones y requisitos conducentes al cumplimiento de esta ley, de acuerdo
con la reglamentación que dicte el Poder Ejecutivo, correrá con todos los gastos de
transporte del deportado. Independientemente de esto, podrá imponérsele la mitad de las
penas determinadas en el artículo anterior, a menos que resulte de las circunstancias del
caso la imposibilidad material o legal de haber prevenido o impedido la infracción. En
el caso del artículo anterior y del presente, podrá detenerse la salida del buque, mientras
no se dé fianza real por las responsabilidades de la infracción.

Artículo 4º. El Poder Ejecutivo ordenará la inmediata salida del país de todo extranjero
que lograse entrar a la República con violación de esta ley, o que se halle comprendido
por la ley 4.144.

Artículo 5º. Los extranjeros serán expulsados del territorio de la Nación en virtud de la
ley 4.144, o de la presente, que retornen al territorio argentino sin previa autorización
del Poder Ejecutivo, sufrirán la pena de tres a seis años de confinamiento en el sitio que
determine el Poder Ejecutivo, sin perjuicio de ser nuevamente expulsados después de
cumplida la condena.

Artículo 6º. Los extranjeros cuya entrada al territorio argentino se prohíbe por la
presente ley, como también aquellos a que se refiere la ley número 4.144, no podrán
obtener carta de ciudadanía argentina. Las cartas de ciudadanía, que se concediesen con
violación de la presente ley, serán declaradas caducas por el juez federal más inmediato,
a petición del ministerio fiscal, o de cualquiera del pueblo.

CAPÍTULO II

Artículo 7º. Queda prohibida toda asociación o reunión de personas que tengan por
objeto la propagación de las doctrinas anarquistas o a la preparación e instigación a
cometer hechos reprimidos por las leyes de la Nación, y la autoridad local procederá a la
disolución de las que se hubiesen formado e impedirá sus reuniones.

Artículo 8º. Las sociedades, asociaciones, o las personas que deseen celebrar una
reunión pública, sea en locales cerrados o al aire libre, deberán solicitar previamente
autorización a la autoridad local, la que deberá prohibir dicha reunión si ella tuviera por
objeto alguno de los propósitos enunciados en el artículo anterior.

Artículo 9º. Si durante las reuniones que se celebren, con la previa autorización a que
se refiere el artículo anterior, se produjesen algunos de los hechos que, conocidos con
anterioridad, hubiesen motivado la prohibición de la reunión de acuerdo con lo
establecido en artículo 8º, la autoridad local ordenará la inmediata disolución de la
reunión. Los que no acatasen la orden de disolución, o los que celebran una reunión
prohibida, sufrirán la pena de arresto de 6 meses a 1 año. Los promotores o cabecillas
sufrirán el máximum de la pena.

Artículo 10º. En las reuniones públicas, sea en locales cerrados o al aire libre, no
podrán usarse emblemas, estandartes o banderas conocidas como características de las
asociaciones prohibidas por el artículo 7º de esta ley.

Artículo 11º. Los afectados por una prohibición de asociación o reunión, podrán
reclamar de ella ante el juez federal, quien, previa información sumaria, deberá
conformar o revocar la prohibición.

CAPÍTULO III

Artículo 12º. El que verbalmente, por escrito, o por impreso, o por cualquier otro
medio, haga públicamente la apología de un hecho o del autor de un hecho que la ley
prevé como delito, sufrirá la pena de 1 a 2 años de prisión.

Artículo 13º. El que, con el objeto o la intención de cometer un delito contra las
personas o la propiedad, para infundir público temor, suscitar tumultos o público
desorden, fabrica, transporta o guarda en su casa o en otro lugar dinamita u otros
explosivos de efectos parecidos, bombas, maquinas infernales u otros instrumentos
homicidas o de estrago, o bien sustancias y materias destinadas a la fabricación o
composición de tales objetos, será castigado con la pena de 3 a 6 años en la
penitenciaría.

Artículo 14º. El que hace estallar o coloca con ese fin dinamita u otros explosivos de
efectos parecidos, bombas, máquinas infernales u otros instrumentos homicidas o de
estrago, con el solo efecto de infundir terror o de suscitar tumulto o desorden público,
sufrirá la pena de 6 a 10 años en la penitenciaría. Si el hecho tiene lugar en sitio y
tiempo de reunión pública o bien en tiempo de un peligro común, conmoción,
calamidad o desastre público, la pena será del máximum establecido en el párrafo
anterior.

Artículo 15º. El que, por los medios indicados en el artículo anterior, intente destruir o
destruya, en todo o en parte un edificio o construcción de cualquier naturaleza, sufrirá la
pena de 10 a 15 años de presidio. Si el hecho se comete en asambleas políticas o
administrativas o en otro edificio público destinado al uso público, en edificios
habitados o destinados a habitación, en talleres industriales o almacenes, o en depósitos
de materias inflamables o explosivas, la pena será de 15 a 20 años de presidio. Si por
causa del delito previsto en el presente y en el precedente artículo se ha puesto en
peligro la vida de las personas, la pena será de presidio de 20 años hasta tiempo
indeterminado. Si se produjese la muerte de una o más personas la pena será de muerte.

Artículo 16º. El que, por los medios indicados en el artículo 14, comete un hecho
directo contra las personas, será castigado con presidio de 20 años a tiempo
indeterminado. Si se produjese la muerte de una o más personas, la pena será de muerte.

Artículo 17º. Las personas asociadas para cometer delitos con materias explosivas serán
castigadas con la pena de 6 a 10 años de penitenciaría.

Artículo 18º. El que fabrique, venda, transporte o conserve en su casa, o en otra parte,
los objetos y materias indicadas en el artículo 13, sin permiso de la autoridad local, será
castigado con la pena de 3 a 9 meses de arresto y multa de 500 a 2.000 pesos moneda
nacional de curso legal.

Artículo 19º. El que verbalmente, por escrito o por impreso, o por cualquier otro medio,
propague los procedimientos para fabricar bombas, maquinarias infernales u otros
instrumentos análogos, o para causar incendios u otros estragos, será castigado con la
pena de penitenciaría de 3 a 6 años.

Artículo 20º. El que, por los mismos medios indicados en el artículo anterior incite a
cometer un delito previsto por la ley, será castigado: Con prisión de 3 a 6 años, si se
tratase de delito previsto con la pena de muerte. Con prisión de 1 a 3 años, si se tratase
de delito penado con presidio. Con arresto de 6 meses a 1 año, si se tratase de delito
penado con penitenciaría. Con arresto de 3 a 6 meses, si se tratase de delito penado con
prisión. Con multa de 500 a 1.000 pesos o un día de arresto por cada 50 pesos de multa,
si se tratase de delito penado con arresto.

Artículo 21º. El que, por los mismos medios indicados en el artículo 19, aconseje o
propague públicamente los medios para causar daños en las máquinas o la elaboración
de productos, sufrirá la pena de arresto de uno a tres años de prisión.

Artículo 22º. El que venda, ponga en venta, imprima, distribuya, circule exponga, en
lugares públicos o reparta los impresos y las reproducciones mecánicas de que hablan
los artículos 12, 19, 20 y 21, sufrirá la mitad de la pena prevista en dichos artículos para
el autor principal del hecho.

Artículo 23º. Cuando los delitos previstos en los artículos 12, 19, 20 y 21 se cometan
por medio de la prensa diaria o periódica, se aplicará el máximum de la pena.

Artículo 24º. Cuando los delitos previstos en los artículos 12, 19, 20 y 21, se cometan
por impresos o por cualquier otro artificio para reproducir signos figurativos, la policía
procederá al secuestro del instrumento del delito y el correo prohibirá su circulación.

Artículo 25º. El que, por medio de insultos, amenazas o violencias intentase inducir a
una persona a tomar parte de una huelga o boicot, será castigado con prisión de uno a
tres años, siempre que el hecho producido no importe delito que tenga pena mayor.
Artículo 26º. El que, por los procedimientos indicados en el artículo 19, preconice el
desconocimiento de la Constitución nacional, o los que ofendan o insulten a la bandera
o el escudo de la Nación, serán castigados con la pena de tres a seis años de
penitenciaría.

Artículo 27º. Los reincidentes en los delitos previstos en los artículos 12, 13, 14, 15, 16,
17, 19, 20, 21, 22, 25 y 26, serán condenados a confinamiento en el punto que
determine el Poder Ejecutivo, por un tiempo doble a la pena que correspondiera a la
primer condena.

Artículo 28º. Cuando los reos de los delitos a que se refieren los artículos citados en el
artículo anterior, sean ciudadanos argentinos, naturales o naturalizados, será un
accesorio de la pena la pérdida de derechos políticos y el retiro de la ciudadanía
argentina.

Artículo 29º. Los cómplices y encubridores de los delitos comprendidos en esta ley
serán castigados con la mitad de la pena establecida por los autores principales. Si la
pena fuera la de muerte, los cómplices y encubridores serán castigados con la inmediata
inferior.

Artículo 30º. Esta ley se aplicará sin distinción de sexo, salvo lo relativo a la pena de
presidio.

Artículo 31º. No podrá ser aplicada la pena de muerte por los delitos a que se refiere la
presente ley a los menores de 18 años. No regirán, para la aplicación de la pena de
muerte, en los casos previstos por esta ley, los incisos 8 y 9 del artículo 83 del Código
Penal.

Artículo 32º. Para la aplicación de las penas se procederá en juicio sumario, sirviendo
de cabeza del proceso el informe policial, debiendo permanecer detenido el procesado
mientras dure el juicio. Son competentes para conocer y aplicar las penas que por esta
ley se establecen, los jueces federales, no debiendo durar el proceso, que será verbal y
actuado, más de diez días.

Artículo 33º. Quedan derogadas las disposiciones vigentes que se opongan a la presente
ley.

Artículo 34º. Comuníquese, etcétera.

Diario de Sesiones, Cámara de Senadores, Congreso Nacional, República Argentina,


1910, 28 de junio.
Ley 8.871 General de Elecciones (Ley Sáenz Peña)
– Selección –

PROMULGACIÓN:
13 de Febrero de 1912

TÍTULO PRIMERO

De La Calidad, Derechos Y Deberes Del Elector

Art.1º. - Son electores nacionales, los ciudadanos nativos y los


naturalizados desde los dieciocho años cumplidos de edad, siempre que
estén inscriptos unos y otros en el padrón electoral.

Art. 2º. - Están excluidos del padrón electoral;


1º Por razones de incapacidad:
a) Los dementes declarados en juicio;
b) Los sordomudos que no sepan hacerse entender por escrito.

2º Por razón de su estado y condición:


Los eclesiásticos regulares;
Los soldados, cabos y sargentos del ejército permanente y armada y
agentes o gendarmes de policía.
Los detenidos por juez competente, mientras no recuperen su libertad; Los
dementes y mendigos, mientras estén recluidos en asilos públicos y en
general, todos los que se hallen asilados en hospitales públicos o estén
habitualmente a cargo de congregaciones de caridad.

3º Por razón de indignidad; Los reincidentes condenados por delitos contra


la propiedad, durante cinco años después de cumplida la sentencia; Los
penados por falso testimonio o por delitos electorales durante cinco años;
Los que hubieran sido declarados por autoridad competente, incapaces de
desempeñar funciones políticas;
Los quebrados fraudulentos hasta su rehabilitación; Los que hubiesen sido
privados de tutela o curatela, por defraudación de los bienes del menor o
del incapaz, mientras no restituyen lo adecuado; Todos aquellos que se
hallen bajo la vigencia de una pena temporal, hasta que está cumplida;
Aquellos que hubiesen eludido las leyes sobre el servicio militar, hasta que
hayan cumplido la pena que les corresponde;
Los que hubiesen sido excluidos del ejercito con pena de degradación o por
deserción, hasta diez años después de la condena;
Los deudores por apropiación o defraudación de caudales públicos, mientras
no satisfagan su deuda;
Los dueños y gerentes de prostíbulos.
CAPÍTULO II

De Los Derechos Del Elector

(...)

Art. 5. - El sufragio es individual, y ninguna autoridad, ni persona, ni


corporación, ni partido o agrupación política, puede obligar al elector a votar
en grupos, de cualquier naturaleza o denominación que sea.

CAPÍTULO III

De Los Deberes Del Elector

Art. 6. - Todo elector tiene el deber de votar cuantas elecciones nacionales


fuesen convocadas en su distrito.

Art. 7. - Quedan exentos de esta obligación:


1) Los electores mayores de setenta años;
2) Los jueces y sus auxiliares que por disposición de esta ley deben asistir
en sus oficinas y tenerlas abiertas durante las horas de la elección.
(...)

TÍTULO SEGUNDO

CAPÍTULO ÚNICO – De La Proclamación De Candidatos

Art. 9. - Los ciudadanos públicamente proclamados candidatos pueden


dirigirse a los Presidentes de los comicios del distrito electoral donde
quieran hacerse elegir, nombrando apoderados que los representen ante las
mesas. Siempre que varios candidatos hayan sido proclamados en una sola
lista, deberán nombrar por mayoría un solo apoderado para cada mesa.
Estos apoderados no tienen otra misión que la de fiscalizar, en conformidad
con esta ley, la operaciones del acto electoral.
(...)

TÍTULO CUARTO
De Los Colegios Electorales
(...)

CAPÍTULO I
De La Forma De Colegios Electorales

Art. 24. - En la Capital de la República, cada una de las secciones


electorales actuales, y en las capitales y ciudades de las provincias cada una
de las secciones policiales constituye un colegio electoral, y en cada una de
estos colegios se formaran y serán designados por números tantas mesa
receptoras de votos cuantas series de doscientos ciudadanos empadronados
habiten en cada una de ellas, congregados en razón de la proximidad de sus
habitantes. El P. E. De la Nación designará el lugar donde funcionarán estas
mesas y su circuito.
Si en la división por series resultase una fracción inferior a doscientos
ciudadanos electores, pero superiores a cien, se constituirá una mesa para
esta fracción siempre que las habilitaciones de estas o ciudadanos estén
próximas entre sí. Si la fracción fuera inferior a cien, o dispersa será
incorporada a la serie más próxima a las series que quedaren más
próximas, según determine el P. E. de la Nación.

CAPÍTULO III
De Las Mesas Receptoras De Votos

Art. 30 - La mesa está constituida por un funcionario denominado


Presidente del comicio, que reúna las condiciones siguientes: ser elector en
ejercicio, contribuyente o diplomado en profesión liberal, saber leer y
escribir y residir en el colegio electoral. La junta escrutadora a que se
refiere el Art. 51 de esta ley, hará los nombramientos de un Presidente y
dos suplentes para cada mesa, y en el caso de que en un colegio electoral
no existan ciudadanos con las condiciones requeridas, puede dispensarse en
el nombramiento de Presidente y primer suplente la condición de residencia
en el colegio y en el del segundo suplente la de ser contribuyente o
diplomado en profesión liberal.

(...)

Art.33. - A fin de asegurar la libertad, seguridad e inmunidad de los


Presidentes y suplentes de comicio, ninguna autoridad nacional o provincial
podrá reducirlos a prisión durante las horas de la elección en que deben
desempeñar sus funciones, salvo el caso de flagrante delito.

CAPÍTULO IV
Del Sufragio

Art. 34. - Los jueces federales, tan pronto se haya dado cumplimiento a las
disposiciones de las Art. 29 y 30 de esta ley, enviarán a la junta escrutadora
del distrito dos listas, y a cada uno de los Presidentes del comicio tres listas
depuradas del padrón electoral que les corresponda. Este envío será hecho
por medio de la Dirección de correos de la Capital respectiva, la que deberá
distribuir las listas y entregarlas bajo recibo, que remitirá inmediatamente
después al juez federal.

Art.35. - El día señalado para la elección para la convocatoria respectiva, los


Presidentes del comicio y sus suplentes se apersonaran en el local de
antemano designado por el P. E. de la Nación, a las 8 antemeridiano,
muñidos de todos los útiles a que se refiere el Art. 54; y cumplido lo
dispuesto en la última parte del artículo anterior y en los Art. 41 y 43 de
esta ley, verificada la identidad de los apoderados presentes a las que se
refieren las procuraciones mencionadas en el Art. 7 de la misma, y
cerciorados de que la urna o la valija, remitida por la junta escrutadora,
tiene intactos los sellos, la colocarán sobre una mesa a la vista de todos, y
en lugar de fácil acceso, y declararán abierto el acto electoral labrando un
acta en los subsiguientes términos:
“En el día... a las 8 a.m., y en virtud de la convocatoria de... para la elección
de... y en presencia de don N.N., y de don N.N., apoderados de los candidatos
don N.N., y de don N.N., el subscripto, Presidente del comicio, declara abierto
el acto electoral en la mesa número..., correspondiente al colegio electoral
de...”
Esta acta será firmada por el Presidente del comicio y los apoderados de
los candidatos.
Si los apoderados no estuviesen presentes, no hubiese apoderados
nombrados o se negasen a firmar, el Presidente consignará el hecho bajo su
firma, haciéndolo testificar por los electores presentes, que firmarán
después de él.

(...)

Art. 37. - Abierto el acto electoral, procederán los electores a presentarse al


Presidente del comicio, por el orden en que lleguen, dando su nombre y
presentando su libreta de enrolamiento, a fin de comprobar que les
corresponde votar en la mesa.
Dentro del recinto del comicio no podrán aglomerarse más de diez electores
que no estén acreditados ante la mesa.

Art. 38. - Hecha la comprobación prescripta en el artículo anterior,


procederá el Presidente a verificar la identidad del elector, oyendo a los
apoderados de los candidatos.
En el dato de la elección no se admitirá, de persona alguna, discusión ni
observación sobre hechos extraños a ella u respecto del elector solo podrá
admitirse, y únicamente de los apoderados de los candidatos, las que se
refieren a su identidad.
Estas objeciones se limitarán a exponer netamente el caso y de ellas se
tomará nota sumaria en la columna de observaciones frente al nombre del
elector.

Art. 39. - Si la identidad no es impugnada, el Presidente del comicio


entregará al elector un sobre abierto y vacío, y firmado en el acto por él de
su puño y letra y lo invitará a pasar a una habitación contigua a encerrar su
voto en dicho sobre.

Art. 40. - En el caso que la identidad del elector sea impugnada por alguno
o algunos de los apoderados de los candidatos, el Presidente del comicio
anotará en el sobre dicha impugnación usando las palabras “impugnado por
el apoderado (o apoderados) del N. N.
Y don N. N.”, y, en seguida, tomando la impresión digital del elector
impugnado en una hoja de papel ad hoc, escribirá en ella el nombre, el
número de enrolamiento y clase a que pertenece el elector, la firmará
colocándola en el sobre y lo entregará abierto al mismo elector, invitándolo,
como en el artículo anterior, a pasar a la habitación contigua. De esta
impugnación se tomará nota en la casilla de observaciones de las listas, a
que se refiere el Art. 34 de esta ley.

(...)

Art. 41. - La habitación donde los electores pasan a encerrar su boleta en el


sobre, no puede tener más que una puerta utilizable, no debe tener
ventanas y estará iluminada artificialmente en caso necesario.
Al Presidente del comicio incumbe certificarse del cumplimiento de esta
disposición, y si no fuera posible disponer de una habitación que reúna
estas condiciones, el mismo Presidente cerrará la puerta o puertas
superfluas y las ventanas, en la presencia de dos electores por lo menos,
antes de empezar el acto electoral, y no levantará los sellos sino una vez él
terminado.
En esta habitación habrá boletas de cada partido o candidato, entregadas al
efecto al Presidente del comicio por los apoderados.

Art. 42. - Introducido en esta habitación, y cerrada exteriormente la puerta


por el Presidente del comicio, el elector encerrará en el sobre su boleta de
sufragio, volviendo inmediatamente al local donde funciona la mesa.
La boleta ya encerrada en el sobre será depositada en la urna para la
recepción de votos, que estará sobre una mesa, cerrada y sellada por la
junta escrutadora del distrito, y señalada con el número de la mesa a que
corresponde.

(...)

Art. 44. - Pasado un minuto, o antes si el elector lo pidiera, el Presidente del


comicio abrirá la puerta de la habitación, y si entrar él mismo en dicha
habitación, hará salir al elector.
Acto continuo procederá a anotar, a la vista de los apoderados y del elector
mismo, la palabra “votó”, en la columna delante del nombre del elector que
ha sufragado, en las listas a que se refiere el art. 34 de esta ley. En la
libreta del elector hará la misma anotación, firmándola de su puño y letra,
consignando la fecha.

(...)

Art. 46. - Terminada la elección, el Presidente cubrirá la urna, en su abertura,


con una hoja de papel fuerte se sellará, firmará y hará firmar a todos los
presentes apoderados de Subsecretaría de Asuntos Políticos y Electorales los
candidatos, con mención de los que se nieguen a hacerlo. Firmará igualmente e
invitará a los apoderados presentes a que firmen las listas electorales a que se
refiere el art. 34 de esta ley, tachando los nombres de los electores que no
hayan comparecido y dejando al pie de ella la anotación, por escrito y en letras,
del número de electores que sufragaron en el acto y de las protestas habidas.

(...)
Art. 48. - Sin prejuicio de los deberes inherentes a su cargo, relacionados
con el orden público general, los agentes de la policía local se pondrán en
número suficiente a las ordenes de cada uno de los Presidentes de comicio,
a efecto de mantener la regularidad y libertad en el acto electoral y de
hacer cumplir sin demora las resoluciones del mismo Presidente y velar por
el cumplimiento de las disposiciones de los Art. 37 Inc. 2º, 49 y 50 de esta
ley.
Donde no hubiese agentes permanentes de policía, el Presidente del
comicio, por autoridad propia, designará, si lo considera necesario y
mientras dure la necesidad, un número suficiente de electores de la serie
que vote en su mesa, para los fines antedicho.

Art. 49. - Ni en un radio de cincuenta metros del local donde funciona la


mesa receptora ni en el local mismo donde está constituida, se puede
entregar u ofrecer boletas de sufragio a los electores.
Ningún elector puede presentarse en el local donde funciona la mesa receptora
ostentando, aún doblada, su boleta de sufragio. Tan solo después de haber
sido introducido en la habitación en donde ha de encerrarse su voto en el
sobre y de haber sido cerrada exteriormente la puerta, podrá utilizar su boleta,
sino prefiere alguna de las que se encuentran, según lo dispuesto, en el
último inciso del Art. 41 de esta ley, en la susodicha habitación.

Art. 50. - El Presidente del comicio hará retirar a los que no guarden en el
acto electoral el comportamiento y moderación debidos.

(...)

TÍTULO SEPTIMO

CAPÍTULO ÚNICO
Del Escrutinio

Art. 59. - En sesión pública, la junta escrutadora, reunida en el


recinto de la Cámara de Diputados, en la Capital Federal de la
Nación, y en el de las Legislaturas, en las capitales de las
provincias, desde el día siguiente al acto electoral y continuando
sus trabajos en tantos otros días cuantos sean necesarios a la
rápida ejecución de las operaciones de este capítulo, procederá:
1º Verificar si hay indicios de haber sido violentadas las urnas que se hayan
recibido.
2º Si cada urna viene debidamente acompañada por los documentos a que
se refiere el Art. 47 de esta ley;
3º A abrir las urnas recibidas y a confrontar el número de los sobres
contenidos en ellas con la declaración del miembro de sufragantes, hecha
por el Presidente del comicio respetivo al pie de la lista electoral de su
mesa, según lo dispuesto por el Art. 46 de esta misma ley;
4º A confrontar la hora en que, según el acta se termino el acto electoral de
la entrega de la urna a la oficina de correos;
5º A verificar, al final de sus trabajos, si se recibieron tantas urnas cuantas
sea las mesas del distrito.
A todas estas operaciones, tienen derecho de asistir los candidatos, o uno
de sus apoderados, al solo objeto de fiscalizarlas en conformidad con esta
ley. Siempre que varios candidatos hayan sido proclamados en una sola
lista, deberán por mayoría nombrar un solo apoderado carca de la junta.
Estas procuraciones, serán hechas en la formar indicada y en el tiempo
prescripto en el art. 10 de esta ley.

Art. 60. - Si hay indicios de haberse violentado una urna, o falta alguna o
algunas de éstas o no viene acompañada debidamente por los
documentos respectivos, o el número de sobres no corresponde al de la
declaración del comicio, la junta escrutadores levantará acto de esta
hechos y declara anulada la votación en la mesa respectiva, pasando los
antecedentes al fiscal federal, para los efectos penales ordinarios por esta
ley, y dando cuenta de ello al Ministerio del Interior.
(...)

TÍTULO NOVENO
Prohibiciones Y Penas

CAPÍTULO I
Disposiciones Prohibitivas

Art. 68. - Queda prohibida la aglomeración de tropas, o cualquier


ostentación de fuerza armada, en la recepción de sufragio.
Solo los Presidentes de comicio podrán tener a su disposición la fuerza
policial necesaria para atender al mejor cumplimiento de esta ley. Las
fuerzas nacionales y provinciales, con excepción de la policía destinada a
guardar el orden que se encontrasen en la localidad en que tenga lugar la
elección, se conservaran acuarteladas durante el tiempo de ella.

Art. 69. - Está prohibido a los jefes u oficiales públicos imponer a sus
subalternos que se afilien a partidos o que voten por los candidatos
determinados.

Art.70. - Es prohibido a los jefes superiores de línea y armada y


autoridades policiales, nacionales y provinciales, encabezar grupos de
ciudadanos durante la elección y hacer valer en cualquier momento la
influencia de sus cargos para coartar la libertad del sufragio, y
asimismo hacer reuniones con el propósito de influir en forma alguna
en los actos electorales.
(...)

Art. 72. - Durante las horas de comicio, quedan prohibidos espectáculos


populares al aire libre, o en recintos cerrados, fiestas teatrales, deportivas
y toda otra clase de reuniones públicas que no se refieran al acto electoral.

Art. 73. - durante el día del comicio, hasta pasado una hora de la clausura
del mismo, no será permitido tener abiertas las casas destinadas a
expendio de bebidas alcohólicas de cualquier clase.

Art.74. - Es prohibido a los electores la portación de armas, el uso de


banderas, divisas u otros distintivos, durante todo el día de la elección y las
noches anterior y siguiente del mismo.

CAPÍTULO II
Violaciones De La Ley Electoral

Art. 75. - Comete violación contra el ejercicio del sufragio toda persona
particular o pública que, por hicos u omisiones, y de un modo directo o
indirecto impida o contribuya a impedir que las operaciones se realicen
con arreglo a la Constitución y a la presente ley.
La intención delictuosa se presume siempre en las violaciones de las
leyes electorales.

(...)

TÍTULO DECIMO
Disposiciones Generales Y Transitorias

CAPÍTULO ÚNICO

ART. 96. - Para tomar posesión de todo destino público será requisito
indispensable, en los mayores de diez y ocho años, exhibir su libreta de
enrolamiento.
(...)

Art. 102. - La formación del padrón a que se refiere el inciso 10 del Art 2,
de la ley Nº 8130, será hecha por los jueces federales en series de
doscientos ciudadanos empadronados y congregados en relación a la
proximidad de sus habitaciones.

(...)

Art.105. - Derogase todas las leyes electorales a la presente.


(...)
Art, 107. - Comuníquese, etc.

Fuente
Ministerio del Interior, Presidencia de la Nación. Historia electoral argentina, 1912 – 2007.
Buenos Aires, Subsecretaría de Asuntos Políticos y Electorales, 2008.

El documento completo puede consultarse en http://biblioteca.educ.ar


Plan de Ayala

Plan libertador de los hijos del Estado de Morelos, afiliados al Ejército Insurgente que defiende el cumplimiento
del Plan de San Luis, con las reformas que ha creído conveniente aumentar en beneficio de la Patria Mexicana.

Los que subscribimos, constituidos en Junta Revolucionaria para sostener y llevar a cabo las promesas que
hizo la Revolución de 20 de noviembre de 1910, próximo pasado, declaramos solemnemente ante la faz del
mundo civilizado que nos juzga y ante la Nación a que pertenecemos y amamos, los propósitos que hemos
formulado para acabar con la tiranía que nos oprime y redimir a la Patria de las dictaduras que se nos imponen
las cuales quedan determinadas en el siguiente Plan:

1º. Teniendo en consideración que el pueblo mexicano, acaudillado por don Francisco I. Madero, fue a derramar
su sangre para reconquistar libertades y reivindicar derechos conculcados, y no para que un hombre se
adueñara del poder, violando los sagrados principios que juró defender bajo el lema de "Sufragio Efectivo y No
Reelección", ultrajando así la fe, la causa, la justicia y las libertades del pueblo; teniendo en consideración que
ese hombre a que nos referimos es don Francisco I. Madero, el mismo que inició la precitada revolución, el que
impuso por norma gubernativa su voluntad e influencia al Gobierno Provisional del ex Presidente de la
República licenciado Francisco L. de la Barra, causando con este hecho reiterados derramamientos de sangre y
multiplicadas desgracias a la Patria de una manera solapada y ridícula, no teniendo otras miras, que satisfacer
sus ambiciones personales, sus desmedidos instintos de tirano y su profundo desacato al cumplimiento de las
leyes preexistentes emanadas del inmortal Código de 57 escrito con la sangre de los revolucionarios de Ayutla.

Teniendo en cuenta: que el llamado Jefe de la Revolución Libertadora de México, don Francisco I. Madero, por
falta de entereza y debilidad suma, no llevó a feliz término la Revolución que gloriosamente inició con el apoyo
de Dios y del pueblo, puesto que dejó en pie la mayoría de los poderes gubernativos y elementos corrompidos
de opresión del Gobierno dictatorial de Porfirio Díaz, que no son, ni pueden ser en manera alguna la
representación de la Soberanía Nacional, y que, por ser acérrimos adversarios nuestros y de los principios que
hasta hoy defendemos, están provocando el malestar del país y abriendo nuevas heridas al seno de la Patria
para darle a beber su propia sangre; teniendo también en cuenta que el supradicho señor don Francisco I.
Madero, actual Presidente de la República, trata de eludirse del cumplimiento de las promesas que hizo a la
Nación en el Plan de San Luis Potosí, siendo las precitadas promesas postergadas a los convenios de Ciudad
Juárez; ya nulificando, persiguiendo, encarcelando o matando a los elementos revolucionarios que le ayudaron
a que ocupara el alto puesto de Presidente de la República, por medio de las falsas promesas y numerosas
intrigas a la Nación.

Teniendo en consideración que el tantas veces repetido Francisco I. Madero, ha tratado de ocultar con la fuerza
bruta de las bayonetas y de ahogar en sangre a los pueblos que le piden, solicitan o exigen el cumplimiento de
sus promesas en la Revolución, llamándoles bandidos y rebeldes, condenandolos a una guerra de exterminio,
sin conceder ni otorgar ninguna de las garantías que prescriben la razón, la justicia y la ley; teniendo en
consideración que el Presidente de la República Francisco I. Madero, ha hecho del Sufragio Efectivo una
sangrienta burla al pueblo, ya imponiendo contra la voluntad del mismo pueblo, en la Vicepresidencia de la
República, al licenciado José María Pino Suárez, o ya a los gobernadores de los Estados, designados por él,
como el llamado general Ambrosio Figueroa, verdugo y tirano del pueblo de Morelos; ya entrando en
contubernio escandaloso con el partido científico, hacendados-feudales y caciques opresores, enemigos de la
Revolución proclamada por él, a fin de forjar nuevas cadenas y seguir el molde de una nueva dictadura más
oprobiosa y más terrible que la de Porfirio Díaz; pues ha sido claro y patente que ha ultrajado la soberanía de
los Estados, conculcando las leyes sin ningún respeto a vida ni intereses, como ha sucedido en el Estado de
Morelos y otros conduciéndonos a la más horrorosa anarquía que registra la historia contemporánea. Por estas
consideraciones declaramos al susodicho Francisco I. Madero, inepto para realizar las promesas de la
revolución de que fue autor, por haber traicionado los principios con los cuales burló la voluntad del pueblo y
pudo escalar el poder; incapaz para gobernar y por no tener ningún respeto a la ley y a la justicia de los
pueblos, y traidor a la Patria por estar a sangre y fuego humillando a los mexicanos que desean libertades, a fin
de complacer a los científicos, hacendados y caciques que nos esclavizan y desde hoy comenzamos a
continuar la Revolución principiada por él, hasta conseguir el derrocamiento de los poderes dictatoriales que
existen.

2º. Se desconoce como Jefe de la Revolución al señor Francisco I. Madero y como Presidente de la República
por las razones que antes se expresan, procurándose el derrocamiento de este funcionario.

3º. Se reconoce como Jefe de la Revolución Libertadora al C. general Pascual Orozco, segundo del caudillo
don Francisco I. Madero, y en caso de que no acepte este delicado puesto, se reconocerá como jefe de la
Revolución al C. general don Emiliano Zapata.

4º. La Junta Revolucionaria del Estado de Morelos manifiesta a la Nación, bajo formal protesta, que hace suyo
el plan de San Luis Potosí, con las adiciones que a continuación se expresan en beneficio de los pueblos
oprimidos, y se hará defensora de los principios que defienden hasta vencer o morir.

5º. La Junta Revolucionaria del Estado de Morelos no admitirá transacciones ni componendas hasta no
conseguir el derrocamiento de los elementos dictatoriales de Porfirio Díaz y de Francisco I. Madero, pues la
Nación está cansada de hombres falsos y traidores que hacen promesas como libertadores, y al llegar al poder,
se olvidan de ellas y se constituyen en tiranos.

6º. Como parte adicional del plan que invocamos, hacemos constar: que los terrenos, montes y aguas que
hayan usurpado los hacendados, científicos o caciques a la sombra de la justicia venal, entrarán en posesión de
esos bienes inmuebles desde luego, los pueblos o ciudadanos que tengan sus títulos, correspondientes a esas
propiedades, de las cuales han sido despojados por mala fe de nuestros opresores, manteniendo a todo trance,
con las armas en las manos, la mencionada posesión, y los usurpadores que se consideren con derechos a
ellos, lo deducirán ante los tribunales especiales que se establezcan al triunfo de la Revolución.

7º. En virtud de que la inmensa mayoría de los pueblos y ciudadanos mexicanos no són mas dueños que del
terreno que pisan sin poder mejorar en nada su condición social ni poder dedicarse a la industria o a la
agricultura, por estar monopolizadas en unas cuantas manos, las tierras, montes y aguas; por esta causa, se
expropiarán previa indemnización, de la tercera parte de esos monopolios, a los poderosos propietarios de ellos
a fin de que los pueblos y ciudadanos de México obtengan ejidos, colonias, fundos legales para pueblos o
campos de sembradura o de labor y se mejore en todo y para todo la falta de prosperidad y bienestar de los
mexicanos.

8º. Los hacendados, científicos o caciques que se opongan directa o indirectamente al presente Plan, se
nacionalizarán sus bienes y las dos terceras partes que a ellos correspondan, se destinarán para
indemnizaciones de guerra, pensiones de viudas y huérfanos de las víctimas que sucumban en las luchas del
presente Plan.

9º. Para ejecutar los procedimientos respecto a los bienes antes mencionados, se aplicarán las leyes de
desamortización y nacionalización, según convenga; pues de norma y ejemplo pueden servir las puestas en
vigor por el inmortal Juárez a los bienes eclesiásticos, que escarmentaron a los déspotas y conservadores que
en todo tiempo han querido imponernos el yugo ignominioso de la opresión y el retroceso.

10º. Los jefes militares insurgentes de la República que se levantaron con las armas en las manos a la voz de
don Francisco I. Madero, para defender el Plan de San Luis Potosí y que se opongan con fuerza al presente
Plan, se juzgarán traidores a la causa que defendieron y a la Patria, puesto que en la actualidad muchos de
ellos por complacer a los tiranos, por un puñado de monedas o por cohechos o soborno, están derramando la
sangre de sus hermanos que reclaman el cumplimiento de las promesas que hizo a la Nación don Francisco I.
Madero.
11º. Los gastos de guerra serán tomados conforme al artículo XI del Plan de San Luís Potosí, y todos los
procedimientos empleados en la Revolución que emprendemos, serán conforme a las instrucciones mismas
que determine el mencionado Plan.

12º. Una vez triunfante la Revolución que llevamos a la vía de la realidad, una junta de los principales jefes
revolucionarios de los diferentes Estados, nombrará o designará un Presidente interino de la República, que
convocará a elecciones para la organización de los poderes federales.

13º. Los principales jefes revolucionarios de cada Estado, en junta, designarán al gobernador del Estado, y este
elevado funcionario, convocará a elecciones para la debida organización de los poderes públicos, con el objeto
de evitar consignas forzosas que labren la desdicha de los pueblos, como la conocida consigna de Ambrosio
Figueroa en el Estado de Morelos y otros, que nos condenan al precipicio de conflictos sangrientos sostenidos
por el dictador Madero y el círculo de científicos hacendados que lo han sugestionado.

14º. Si el presidente Madero y demás elementos dictatoriales del actual y antiguo régimen, desean evitar las
inmensas desgracias que afligen a la patria, y poseen verdadero sentimiento de amor hacia ella, que hagan
inmediata renuncia de los puestos que ocupan y con eso, en algo restañarán las graves heridas que han abierto
al seno de la Patria, pues que de no hacerlo así, sobre sus cabezas caerán la sangre y anatema de nuestros
hermanos.

15º. Mexicanos: considerad que la astucia y la mala fe de un hombre está derramando sangre de una manera
escandalosa, por ser incapaz para gobernar; considerad que su sistema de Gobierno está agarrotando a la
patria y hollando con la fuerza bruta de las ballonetas nuestras instituciones; así como nuestras armas las
levantamos para elevarlo al Poder, las volvemos contra él por faltar a sus compromisos con el pueblo mexicano
y haber traicionado la Revolución iniciada por él; no somos personalistas, ¡somos partidarios de los principios y
no de los hombres!

Pueblo mexicano, apoyad con las armas en las manos este Plan, y hareis la prosperidad y bienestar de la
Patria.

Libertad, Justicia y Ley. Ayala, Estado de Morelos, noviembre 25 de 1911.

General en jefe, Emiliano Zapata, rúbrica.

Generales: Eufemio Zapata, Francisco Mendoza, Jesús Navarro, Otilio E. Montaño, José Trinidad Ruiz, Próculo
Capistrán, rúbricas.

Coroneles: Pioquinto Galis, Felipe Vaquero, Cesáreo Burgos, Quintín González, Pedro Salazar, Simón Rojas,
Emigdio Marlolejo, José Campos, Felipe Tijera, Rafael Sánchez, José Pérez, Santiago Aguilar, Margarito
Martínez, Feliciano Domínguez, Manuel Vergara, Cruz Salazar, Lauro Sánchez, Amador Salazar, Lorenzo
Vázquez, Catarino Perdomo, Jesús Sánchez, Domingo Romero, Zacarías Torres, Bonifacio García, Daniel
Andrade, Ponciano Domínguez, Jesús Capistrán, rúbricas. Capitanes: Daniel Mantilla, José M. Carrillo,
Francisco Alarcón, Severiano Gutiérrez, rúbricas, y siguen más firmas.
CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS, QUE
REFORMA LA DE 5 DE FEBRERO DE 1857
(Selección)

Poder Ejecutivo
SECRETARÍA DE GOBERNACIÓN

El C. Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, Encargado del Poder Ejecutivo de la Nación, con esta fecha se
ha servido dirigirme el siguiente decreto:

VENUSTIANO CARRANZA, Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, Encargado del Poder Ejecutivo de
los Estados Unidos Mexicanos, hago saber:

Que el Congreso Constituyente reunido en esta ciudad el 1o. de diciembre de 1916, en virtud del decreto de
convocatoria de 19 de septiembre del mismo año, expedido por la Primera Jefatura, de conformidad con lo
prevenido en el artículo 4o. de las modificaciones que el 14 del citado mes se hicieron al decreto de 12 de
diciembre de 1914, dado en la H. Veracruz, adicionando el Plan de Guadalupe, de 26 de marzo de 1913, ha
tenido a bien expedir la siguiente:

CONSTITUCION POLITICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS, QUE


REFORMA LA DE 5 DE FEBRERO DE 1857
TITULO PRIMERO.
CAPITULO I.
DE LAS GARANTIAS INDIVIDUALES.

Art. 1o.- En los Estados Unidos Mexicanos todo individuo gozará de las garantías que otorga esta Constitución,
las cuales no podrán restringirse ni suspenderse, sino en los casos y con las condiciones que ella misma
establece.
Art. 2o.- Está prohibida la esclavitud en los Estados Unidos Mexicanos. Los esclavos del extranjero que entren
al territorio nacional, alcanzarán, por ese sólo hecho, su libertad y la protección de las leyes.
Art. 3o.- La enseñanza es libre; pero será laica la que se dé en los establecimientos oficiales de educación, lo
mismo que la enseñanza primaria, elemental y superior que se imparta en los establecimientos particulares.
Ninguna corporación religiosa, ni ministro de algún culto, podrán establecer o dirigir escuelas de instrucción
primaria.
Las escuelas primarias particulares sólo podrán establecerse sujetándose a la vigilancia oficial.
En los establecimientos oficiales se impartirá gratuitamente la enseñanza primaria.
Art. 4o.- A ninguna persona podrá impedirse que se dedique a la profesión, industria, comercio o trabajo que le
acomode, siendo lícitos. El ejercicio de esta libertad sólo podrá vedarse por determinación judicial, cuando se
ataquen los derechos de tercero o por resolución gubernativa, dictada en los términos que marque la ley,
cuando se ofendan los derechos de la sociedad. Nadie puede ser privado del producto de su trabajo, sino por
resolución judicial.
La ley determinará en cada Estado cuáles son las profesiones que necesitan título para su ejercicio, las
condiciones que deban llenarse para obtenerlo, y las autoridades que han de expedirlo.
Art. 5o.- Nadie podrá ser obligado a prestar trabajos personales sin la justa retribución y sin su pleno
consentimiento, salvo el trabajo impuesto como pena por la autoridad judicial, el cual se ajustará a lo dispuesto
en las fracciones I y II del artículo 123.
En cuanto a los servicios públicos, sólo podrán ser obligatorios, en los términos que establezcan las leyes
respectivas, el de las armas, los de jurados, los cargos concejiles y los cargos de elección popular, directa e
indirecta, y obligatorias y gratuitas, las funciones electorales.
El Estado no puede permitir que se lleve a efecto ningún contrato, pacto o convenio que tenga por objeto el
menoscabo, la pérdida o el irrevocable sacrificio de la libertad del hombre, ya sea por causa de trabajo, de
educación o de voto religioso. La ley, en consecuencia, no permite el establecimiento de órdenes monásticas,
cualquiera que sea la denominación u objeto con que pretendan erigirse.
Tampoco puede admitirse convenio en que el hombre pacte su proscripción o destierro, o en que renuncie
temporal o permanentemente a ejercer determinada profesión, industria o comercio.
El contrato de trabajo sólo obligará a prestar el servicio convenido por el tiempo que fije la ley, sin poder exceder
de un año en perjuicio del trabajador, y no podrá extenderse, en ningún caso, a la renuncia, pérdida o
menoscabo de cualquiera de los derechos políticos o civiles.
La falta de cumplimiento de dicho contrato, por lo que respecta al trabajador, sólo obligará a éste a la
correspondiente responsabilidad civil, sin que en ningún caso, pueda hacerse coacción sobre su persona.
Art. 6o.- La manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, sino en el
caso de que ataque la moral, los derechos de tercero, provoque algún delito, o perturbe el orden público.
Art. 7o.- Es inviolable la libertad de escribir y publicar escritos sobre cualquiera materia. Ninguna ley ni autoridad
puede establecer la previa censura, ni exigir fianza a los autores o impresores, ni coartar la libertad de imprenta,
que no tiene más límites que el respeto a la vida privada, a la moral y a la paz pública. En ningún caso podrá
secuestrarse la imprenta como instrumento del delito.
Las leyes orgánicas dictarán cuantas disposiciones sean necesarias para evitar que so pretexto de las
denuncias por delito de prensa, sean encarcelados los expendedores, “papeleros”, operarios y demás
empleados del establecimiento donde haya salido el escrito denunciado, a menos que se demuestre
previamente la responsabilidad de aquéllos.
Art. 8o.- Los funcionarios y empleados públicos respetarán el ejercicio del derecho de petición, siempre que
ésta se formule por escrito, de manera pacífica y respetuosa; pero en materia política sólo podrán hacer uso de
ese derecho los ciudadanos de la República.
A toda petición deberá recaer un acuerdo escrito de la autoridad a quien se haya dirigido, la cual tiene
obligación de hacerlo conocer en breve término al peticionario.
Art. 9o.- No se podrá coartar el derecho de asociarse o reunirse pacíficamente con cualquier objeto lícito; pero
solamente los ciudadanos de la República podrán hacerlo para tomar parte en los asuntos políticos del país.
Ninguna reunión armada, tiene derecho de deliberar.
No se considerará ilegal, y no podrá ser disuelta una asamblea o reunión que tenga por objeto hacer una
petición o presentar una protesta por algún acto, a una autoridad, si no se profieren injurias contra ésta, ni se
hiciere uso de violencias o amenazas para intimidarla u obligarla a resolver en el sentido que se desee.
Art. 10.- Los habitantes de los Estados Unidos Mexicanos tienen libertad de poseer armas de cualquiera clase,
para su seguridad y legítima defensa, hecha excepción de las prohibidas expresamente por la ley y de las que
la nación reserve para el uso exclusivo del Ejército, Armada y Guardia Nacional; pero no podrán portarlas en las
poblaciones sin sujetarse a los reglamentos de policía.
Art. 12.- En los Estados Unidos Mexicanos no se concederán títulos de nobleza, ni prerrogativas y honores
hereditarios, ni se dará efecto alguno a los otorgados por cualquier otro país.
Art. 13.- Nadie puede ser juzgado por leyes privativas ni por tribunales especiales. Ninguna persona o
corporación puede tener fuero, ni gozar más emolumentos que los que sean compensación de servicios
públicos y estén fijados por la ley. Subsiste el fuero de guerra para los delitos y faltas contra la disciplina militar;
pero los tribunales militares en ningún caso y por ningún motivo podrán extender su jurisdicción sobre personas
que no pertenezcan al Ejército. Cuando en un delito o falta del orden militar estuviese complicado un paisano,
conocerá del caso la autoridad civil que corresponda.
Art. 14.- A ninguna ley se dará efecto retroactivo en perjuicio de persona alguna. Nadie podrá ser privado de la
vida, de la libertad o de sus propiedades, posesiones o derechos, sino mediante juicio seguido ante los
tribunales previamente establecidos, en el que se cumplan las formalidades esenciales del procedimiento y
conforme a las leyes expedidas con anterioridad al hecho.
En los juicios del orden criminal queda prohibido imponer, por simple analogía, y aún por mayoría de razón,
pena alguna que no esté decretada por una ley exactamente aplicable al delito de que se trata.
En los juicios del orden civil, la sentencia definitiva deberá ser conforme a la letra o a la interpretación jurídica
de la ley, y a falta de ésta se fundará en los principios generales del derecho.
Art. 16.- Nadie puede ser molestado en su persona, familia, domicilio, papeles y posesiones, sino en virtud de
mandamiento escrito de la autoridad competente, que funde y motive la causa legal del procedimiento. No
podrá librarse ninguna orden de aprehensión o detención, sino por la autoridad judicial, sin que preceda
denuncia, acusación o querella de un hecho determinando que la ley castigue con pena corporal, y sin que
estén apoyadas aquéllas por declaración, bajo protesta, de persona digna de fe o por otros datos que hagan
probable la responsabilidad del inculpado, hecha excepción de los casos de flagrante delito en que cualquiera
persona puede aprehender al delincuente y a sus cómplices, poniéndolos sin demora a disposición de la
autoridad inmediata.
Solamente en casos urgentes, cuando no haya en el lugar ninguna autoridad judicial, y tratándose de delitos
que se persiguen de oficio, podrá la autoridad administrativa, bajo su más estrecha responsabilidad, decretar la
detención de un acusado, poniéndolo inmediatamente a disposición de la autoridad judicial. En toda orden de
cateo, que sólo la autoridad judicial podrá expedir y que será escrita, se expresará el lugar que ha de
inspeccionarse, la persona o personas que hayan de aprehenderse y los objetos que se buscan, a lo que
únicamente debe limitarse la diligencia, levantándose al concluirla, una acta circunstanciada, en presencia de
dos testigos propuestos por el ocupante del lugar cateado o en su ausencia o negativa, por la autoridad que
practique la diligencia.
La autoridad administrativa podrá practicar visitas domiciliarias únicamente para cerciorarse de que se han
cumplido los reglamentos sanitarios y de policía; y exigir la exhibición de los libros y papeles indispensables
para comprobar que se han acatado las disposiciones fiscales, sujetándose en estos casos, a las leyes
respectivas y a las formalidades prescriptas para los cateos.
Art. 18.- Sólo por delito que merezca pena corporal habrá lugar a prisión preventiva. El lugar de ésta será
distinto y estará completamente separado del que se destinare para la extinción de las penas.
Los Gobiernos de la Federación y de los Estados organizarán, en sus respectivos territorios, el sistema penal
-colonias penitenciarias o presidios- sobre la base del trabajo como medio de regeneración.
Art. 22.- Quedan prohibidas las penas de mutilación y de infamia, la marca, los azotes, los palos, el tormento de
cualquiera especie, la multa excesiva, la confiscación de bienes, y cualesquiera otras penas inusitadas y
trascendentales.
No se considerará como confiscación de bienes, la aplicación total o parcial de los bienes de una persona,
hecha por la autoridad judicial, para el pago de la responsabilidad civil resultante de la comisión de un delito, o
para el pago de impuestos o multas.
Queda también prohibida la pena de muerte por delitos políticos, y en cuanto a los demás, sólo podrá
imponerse al traidor a la Patria en guerra extranjera, al parricida, al homicida con alevosía, premeditación y
ventaja, al incendiario, al plagiario, al salteador de caminos, al pirata y a los reos de delitos graves del orden
militar.
Art. 24.- Todo hombre es libre para profesar la creencia religiosa que más le agrade y para practicar las
ceremonias, devociones o actos del culto respectivo, en los templos o en su domicilio particular, siempre que no
constituyan un delito o falta penados por la ley.
Todo acto religioso de culto público, deberá celebrarse precisamente dentro de los templos, los cuales estarán
siempre bajo la vigilancia de la autoridad.
Art. 25.- La correspondencia que bajo cubierta circule por las estafetas, estará libre de todo registro, y su
violación será penada por la ley.
Art. 27.- La propiedad de las tierras y aguas comprendidas dentro de los límites del territorio nacional,
corresponde originariamente a la Nación, la cual, ha tenido y tiene el derecho de transmitir el dominio de ellas a
los particulares, constituyendo la propiedad privada.
Esta no podrá ser expropiada sino por causa de utilidad pública y mediante indemnización.
La Nación tendrá en todo tiempo el derecho de imponer a la propiedad privada las modalidades que dicte el
interés público, así como el de regular el aprovechamiento de los elementos naturales susceptibles de
apropiación, para hacer una distribución equitativa de la riqueza pública y para cuidar de su conservación. Con
este objeto se dictarán las medidas necesarias para el fraccionamiento de los latifundios; para el desarrollo de
la pequeña propiedad; para la creación de nuevos centros de población agrícola con las tierras y aguas que les
sean indispensables; para el fomento de la agricultura y para evitar la destrucción de los elementos naturales y
los daños que la propiedad pueda sufrir en perjuicio de la sociedad. Los pueblos, rancherías y comunidades que
carezcan de tierras y aguas, o no las tengan en cantidad suficiente para las necesidades de su población,
tendrán derecho a que se les dote de ellas, tomándolas de las propiedades inmediatas, respetando siempre la
pequeña propiedad. Por tanto, se confirman las dotaciones de terrenos que se hayan hecho hasta ahora de
conformidad con el Decreto de 6 de enero de 1915. La adquisición de las propiedades particulares necesarias
para conseguir los objetos antes expresados, se considerará de utilidad pública.
Corresponde a la Nación el dominio directo de todos los minerales o substancias que en vetas, mantos, masas
o yacimientos, constituyan depósitos cuya naturaleza sea distinta de los componentes de los terrenos, tales
como los minerales de los que se extraigan metales y metaloides utilizados en la industria; los yacimientos de
piedras preciosas, de sal de gema y las salinas formadas directamente por las aguas marinas. Los productos
derivados de la descomposición de las rocas, cuando su explotación necesite trabajos subterráneos; los
fosfatos susceptibles de ser utilizados como fertilizantes; los combustibles minerales sólidos; el petróleo y todos
los carburos de hidrógeno sólidos, líquidos o gaseosos.
Son también propiedad de la Nación las aguas de los mares territoriales en la extensión y términos que fija el
Derecho Internacional; las de las lagunas y esteros de las playas; las de los lagos inferiores de formación
natural, que estén ligados directamente a corrientes constantes; las de los ríos principales o arroyos afluentes
desde el punto en que brota la primera agua permanente hasta su desembocadura, ya sea que corran al mar o
que crucen dos o más Estados; las de las corrientes intermitentes que atraviesen dos o más Estados en su
rama principal; las aguas de los ríos, arroyos o barrancos, cuando sirvan de límite al territorio nacional o al de
los Estados; las aguas que se extraigan de las minas; y los cauces, lechos o riberas de los lagos y corrientes
anteriores en la extensión que fije la ley. Cualquiera otra corriente de agua no incluida en la enumeración
anterior, se considerará como parte integrante de la propiedad privada que atraviese; pero el aprovechamiento
de las aguas, cuando su curso pase de una finca a otra, se considerará como de utilidad pública y quedará
sujeta a las disposiciones que dicten los Estados.
En los casos a que se refieren los dos párrafos anteriores, el dominio de la Nación es inalienable e
imprescriptible, y sólo podrán hacerse concesiones por el Gobierno Federal a los particulares o sociedades
civiles o comerciales constituidas conforme a las leyes mexicanas, con la condición de que se establezcan
trabajos regulares para la explotación de los elementos de que se trata, y se cumplan con los requisitos que
prevengan las leyes.
La capacidad para adquirir el dominio de las tierras y aguas de la Nación, se regirá por las siguientes
prescripciones:
I.- Sólo los mexicanos por nacimiento o por naturalización y las sociedades mexicanas, tienen derecho para
adquirir el dominio de las tierras, aguas y sus accesiones, o para obtener concesiones de explotación de minas,
aguas o combustibles minerales en la República Mexicana. El Estado podrá conceder el mismo derecho a los
extranjeros siempre que convengan ante la Secretaría de Relaciones en considerarse como nacionales
respecto de dichos bienes y en no invocar, por lo mismo, la protección de sus Gobiernos, por lo que se refiere a
aquéllos; bajo la pena, en caso de faltar al convenio, de perder en beneficio de la Nación, los bienes que
hubieren adquirido en virtud del mismo. En una faja de cien kilómetros a lo largo de las fronteras y de cincuenta
en las playas, por ningún motivo podrán los extranjeros adquirir el dominio directo sobre tierras y aguas.
II.- Las asociaciones religiosas denominadas iglesias, cualquiera que sea su credo, no podrán en ningún caso
tener capacidad para adquirir, poseer o administrar bienes raíces, ni capitales impuestos sobre ellos; los que
tuvieren actualmente, por sí o por interpósita persona entrarán al dominio de la Nación, concediéndose acción
popular para denunciar los bienes que se hallaren en tal caso. La prueba de presunciones será bastante para
declarar fundada la denuncia. Los templos destinados al culto público son de la propiedad de la Nación,
representada por el Gobierno Federal, quien determinará los que deben continuar destinados a su objeto. Los
obispados, casas curales, seminarios, asilos o colegios de asociaciones religiosas, conventos o cualquier otro
edificio que hubiere sido construido o destinado a la administración, propaganda o enseñanza de un culto
religioso, pasarán desde luego, de pleno derecho, al dominio directo de la Nación, para destinarse
exclusivamente a los servicios públicos de la Federación o de los Estados en sus respectivas jurisdicciones. Los
templos que en lo sucesivo se erigieren para el culto público, serán propiedad de la Nación.
III.- Las instituciones de beneficencia, pública o privada, que tengan por objeto el auxilio de los necesitados, la
investigación científica, la difusión de la enseñanza, la ayuda recíproca de los asociados o cualquier otro objeto
lícito, no podrán adquirir, tener y administrar capitales impuestos sobre bienes raíces, siempre que los plazos de
imposición no excedan de diez años. En ningún caso, las instituciones de esta índole, podrán estar bajo el
patronato, dirección, administración, cargo o vigilancia de corporaciones o instituciones religiosas, ni de
ministros de los cultos o de sus asimilados, aunque éstos o aquéllos no estuvieren en ejercicio.
IV.- Las sociedades comerciales, por acciones, no podrán adquirir, poseer o administrar fincas rústicas. Las
sociedades de esta clase que se constituyeren para explotar cualquiera industria fabril, minera, petrolera o para
algún otro fin que no sea agrícola, podrán adquirir, poseer o administrar terrenos únicamente en la extensión
que sea estrictamente necesaria para los establecimientos o servicios de los objetos indicados, y que el
Ejecutivo de la Unión, o de los Estados, fijará en cada caso.
V.- Los Bancos debidamente autorizados, conforme a las leyes de instituciones de crédito, podrán tener
capitales impuestos sobre propiedades urbanas y rústicas de acuerdo con las prescripciones de dichas leyes
pero no podrán tener en propiedad o en administración, más bienes raíces que los enteramente necesarios para
su objeto directo.
VI.- Los condueñazgos, rancherías, pueblos, congregaciones, tribus y demás corporaciones de población que
de hecho o por derecho guarden el estado comunal, tendrán capacidad para disfrutar en común las tierras,
bosques y aguas que les pertenezcan o que se les haya restituído o restituyeren, conforme a la ley de 6 de
enero de 1915; entre tanto la ley determina la manera de hacer el repartimiento únicamente de las tierras.
VII.- Fuera de las corporaciones a que se refieren las fracciones III, IV, V y VI, ninguna otra corporación civil
podrá tener en propiedad o administrar por sí, bienes raíces o capitales impuestos sobre ellos, con la única
excepción de los edificios destinados inmediata y directamente al objeto de la institución. Los Estados, el
Distrito Federal y los Territorios, lo mismo que los Municipios de toda la República, tendrán plena capacidad
para adquirir y poseer todos los bienes raíces necesarios para los servicios públicos.
Las leyes de la Federación y de los Estados en sus respectivas jurisdicciones, determinarán los casos en que
sea de utilidad pública, la ocupación de la propiedad privada; y de acuerdo con dichas leyes la autoridad
administrativa, hará la declaración correspondiente. El precio que se fijará como indemnización a la cosa
expropiada, se basará en la cantidad que como valor fiscal de ella figure, en las oficinas catastrales o
recaudadoras, ya sea que este valor haya sido manifestado por el propietario o simplemente aceptado por él de
un modo tácito, por haber pagado sus contribuciones con esta base, aumentándolo con un diez por ciento. El
exceso de valor que haya tenido la propiedad particular por las mejoras que se le hubieren hecho con
posterioridad a la fecha de la asignación del valor fiscal, será lo único que deberá quedar sujeto a juicio pericial,
y a resolución judicial. Esto mismo se observará cuando se trate de objetos cuyo valor no esté fijado en las
oficinas rentísticas.
Se declaran nulas todas las diligencias, disposiciones, resoluciones y operaciones de deslinde, concesión,
composición, sentencia, transacción, enajenación o remate que hayan privado total o parcialmente de sus
tierras, bosques y aguas, a los condueñazgos, rancherías, pueblos, congregaciones, tribus y demás
corporaciones de población, que existan todavía, desde la ley de 25 de junio de 1856; y del mismo modo serán
nulas todas las disposiciones, resoluciones y operaciones que tengan lugar en lo sucesivo y produzcan iguales
efectos. En consecuencia, todas las tierras, bosques y aguas de que hayan sido privadas las corporaciones
referidas, serán restituidas a éstas con arreglo al Decreto de 6 de enero de 1915, que continuará en vigor como
ley constitucional. En el caso de que, con arreglo a dicho Decreto, no procediere, por vía de restitución, la
adjudicación de tierras que hubiere solicitado alguna de las corporaciones mencionadas, se le dejarán aquéllas
en calidad de dotación sin que en ningún caso deje de asignársele las que necesitare. Se exceptúan de la
nulidad antes referida, únicamente las tierras que hubieren sido tituladas en los repartimientos hechos a virtud
de la citada ley de 25 de junio de 1856 o poseídas en nombre propio a título de dominio por más de diez años,
cuando su superficie no exceda de cincuenta hectáreas. El exceso sobre esa superficie deberá ser vuelto a la
comunidad, indemnizando su valor al propietario. Todas las leyes de restitución que por virtud de este precepto
se decreten, serán de inmediata ejecución por la autoridad administrativa. Sólo los miembros de la comunidad
tendrán derecho a los terrenos de repartimiento y serán inalienables los derechos sobre los mismos terrenos
mientras permanezcan indivisos, así como los de propiedad, cuando se haya hecho el fraccionamiento.
El ejercicio de las acciones que correspondan a la Nación, por virtud de las disposiciones del presente artículo
se hará efectivo por el procedimiento judicial; pero dentro de este procedimiento y por orden de los Tribunales
correspondientes, que se dictará en el plazo máximo de un mes, las autoridades administrativas procederán
desde luego a la ocupación, administración, remate o venta de las tierras y aguas de que se trate, y todas sus
accesiones, sin que en ningún caso pueda revocarse lo hecho por las mismas autoridades antes de que se
dicte sentencia ejecutoriada.
Durante el próximo periodo constitucional, el Congreso de la Unión y las Legislaturas de los Estados, en sus
respectivas jurisdicciones, expedirán leyes para llevar a cabo el fraccionamiento de las grandes propiedades,
conforme a las bases siguientes:
(a).- En cada Estado y Territorio se fijará la extensión máxima de tierra de que puede ser dueño un solo
individuo o sociedad legalmente constituída.
(b).- El excedente de la extensión fijada deberá ser fraccionado por el propietario en el plazo que señalen las
leyes locales; y las fracciones serán puestas a la venta en las condiciones que aprueben los gobiernos de
acuerdo con las mismas leyes.
(c).- Si el propietario se negare a hacer el fraccionamiento, se llevará éste a cabo por el Gobierno local,
mediante la expropiación.
(d).- El valor de las fracciones será pagado por anualidades que amorticen capital y réditos en un plazo no
menor de veinte años, durante el cual el adquiriente no podrá enajenar aquéllas. El tipo del interés no excederá
del cinco por ciento anual.
(e).- El propietario estará obligado a recibir Bonos de una deuda especial para garantizar el pago de la
propiedad expropiada. Con este objeto el Congreso de la Unión expedirá una ley facultando a los Estados para
crear su deuda agraria.
(f).- Las leyes locales organizarán el patrimonio de familia, determinando los bienes que deben constituirlo,
sobre la base de que será inalienable, no estará sujeto a embargo ni a gravamen ninguno.
Se declaran revisables todos los contratos y concesiones hechos por los Gobiernos anteriores desde el año de
1876, que hayan traído por consecuencia el acaparamiento de tierras, aguas y riquezas naturales de la Nación,
por una sola persona o sociedad, y se le faculta al Ejecutivo de la Unión, para declararlos nulos, cuando
impliquen perjuicios graves para el interés público.
Art. 28.- En los Estados Unidos Mexicanos no habrá monopolios ni estancos de ninguna clase; ni exención de
impuestos; ni prohibiciones a título de protección a la industria; exceptuándose únicamente los relativos a la
acuñación de moneda, a los correos, telégrafos y radiotelegrafía, a la emisión de billetes por medio de un solo
Banco que controlará el Gobierno Federal, y a los privilegios que por determinado tiempo se concedan a los
autores y artistas para la reproducción de sus obras, y a los que, para el uso exclusivo de sus inventos, se
otorguen a los inventores y perfeccionadores de alguna mejora.
En consecuencia, la ley castigará severamente, y las autoridades perseguirán con eficacia, toda concentración
o acaparamiento en una o pocas manos, de artículos de consumo necesario, y que tenga por objeto obtener el
alza de los precios; todo acto o procedimiento que evite o tienda a evitar la libre concurrencia en la producción,
industria o comercio, o servicios al público; todo acuerdo o combinación, de cualquiera manera que se haga, de
productores, industriales, comerciantes y empresarios de transportes o de alguno otro servicio, para evitar la
competencia entre sí y obligar a los consumidores a pagar precios exagerados; y, en general, todo lo que
constituya una ventaja exclusiva indebida a favor de una o varias personas determinadas y con perjuicio del
público en general o de alguna clase social.
No constituyen monopolios las asociaciones de trabajadores formadas para proteger sus propios intereses.
Tampoco constituyen monopolios las asociaciones o sociedades cooperativas de productores para que, en
defensa de sus intereses o del interés general, vendan directamente en los mercados extranjeros los productos
nacionales o industriales que sean la principal fuente de riqueza de la región en que se produzcan, y que no
sean artículos de primera necesidad, siempre que dichas asociaciones estén bajo la vigilancia o amparo del
Gobierno Federal o de los Estados, y previa autorización que al efecto se obtenga de las legislaturas
respectivas en cada caso. Las mismas legislaturas por sí o a propuesta del Ejecutivo, podrán derogar, cuando
las necesidades públicas así lo exijan, las autorizaciones concedidas para la formación de las asociaciones de
que se trata.
Art. 29.- En los casos de invasión, perturbación grave de la paz pública, o de cualquiera otro que ponga a la
sociedad en grande peligro o conflicto, solamente el Presidente de la República Mexicana, de acuerdo con el
Consejo de Ministros, y con aprobación del Congreso de la Unión, y en los recesos de éste, de la Comisión
Permanente, podrá suspender en todo el país, o en lugar determinado las garantías que fuesen obstáculo para
hacer frente, rápida y fácilmente, a la situación; pero deberá hacerlo por un tiempo limitado, por medio de
prevenciones generales y sin que la suspensión se contraiga a determinado individuo. Si la suspensión tuviese
lugar hallándose el Congreso reunido, éste concederá las autorizaciones que estime necesarias para que el
Ejecutivo haga frente a la situación. Si la suspensión se verificase en tiempo de receso, se convocará sin
demora al Congreso para que las acuerde.

CAPITULO II
DE LOS MEXICANOS

Art. 31.- Son obligaciones de los mexicanos:


I.- Hacer que sus hijos o pupilos, menores de quince años, concurran a las escuelas públicas o privadas, para
obtener la educación primaria elemental y militar, durante el tiempo que marque la ley de Instrucción Pública en
cada Estado.
II.- Asistir en los días y horas designados por el Ayuntamiento del lugar en que residan, para recibir instrucción
cívica y militar que los mantenga aptos en el ejercicio de los derechos de ciudadano, diestros en el manejo de
las armas, y conocedores de la disciplina militar.
III.- Alistarse y servir en la Guardia Nacional, conforme a la ley orgánica respectiva, para asegurar y defender la
independencia, el territorio, el honor, los derechos e intereses de la patria, así como la tranquilidad y el orden
interior; y
IV.- Contribuir para los gastos públicos, así de la Federación como del Estado y Municipio en que residan, de la
manera proporcional y equitativa que dispongan las leyes.
Art. 32.- Los mexicanos serán preferidos a los extranjeros, en igualdad de circunstancias, para toda clase de
concesiones y para todos los empleos, cargos o comisiones del Gobierno en que no sea indispensable la
calidad de ciudadano. En tiempo de paz, ningún extranjero podrá servir en el Ejército, ni en las fuerzas de
policía o seguridad pública.
Para pertenecer a la marina nacional de guerra y desempeñar cualquier cargo o comisión en ella, se requiere
ser mexicano por nacimiento. Esta misma calidad será indispensable en capitanes, pilotos, patrones y primeros
maquinistas de los buques mercantes mexicanos, debiendo tenerla además, los que compongan las dos
terceras partes de la tripulación.

CAPITULO III
DE LOS EXTRANJEROS.

Art. 33.- Son extranjeros los que no posean las calidades determinadas en el artículo 30. Tienen derecho a las
garantías que otorga el Capítulo I, Título Primero, de la presente Constitución; pero el Ejecutivo de la Unión
tendrá la facultad exclusiva de hacer abandonar el territorio nacional, inmediatamente y sin necesidad de juicio
previo, a todo extranjero cuya permanencia juzgue inconveniente.
Los extranjeros no podrán de ninguna manera inmiscuirse en los asuntos políticos del país.

CAPITULO IV.
DE LOS CIUDADANOS MEXICANOS.

Art. 35.- Son prerrogativas del ciudadano:


I.- Votar en las elecciones populares;
II.- Poder ser votado para todos los cargos de elección popular, y nombrado para cualquier otro empleo o
comisión, teniendo las calidades que establezca la ley;
III.- Asociarse para tratar los asuntos políticos del país;
IV.- Tomar las armas en el Ejército o Guardia Nacional, para la defensa de la República y de sus instituciones,
en los términos que prescriben las leyes; y
V.- Ejercer en toda clase de negocios el derecho de petición.
Art. 36.- Son obligaciones del ciudadano de la
República:
I.- Inscribirse en el catastro de la municipalidad, manifestando la propiedad que el mismo ciudadano tenga, la
industria, profesión o trabajo de que subsista: así como también inscribirse en los padrones electorales, en los
términos que determinen las leyes;
II.- Alistarse en la Guardia Nacional;
III.- Votar en las elecciones populares en el Distrito electoral que le corresponda;
IV.- Desempeñar los cargos de elección popular de la Federación o de los Estados, que en ningún caso serán
gratuitos; y
V.- Desempeñar los cargos concejiles del municipio donde resida, las funciones electorales y las de jurado.
Art. 37.- La calidad de ciudadano mexicano se pierde:
I.- Por naturalización en país extranjero; y
II.- Por servir oficialmente al gobierno de otro país, o admitir de él condecoraciones, títulos o funciones, sin
previa licencia del Congreso Federal, exceptuando los títulos literarios, científicos y humanitarios, que pueden
aceptarse libremente.
III.- Por comprometerse en cualquiera forma ante ministros de algún culto o ante cualquiera otra persona, a no
observar la presente Constitución o las leyes que de ella emanen.
Art. 38.- Los derechos o prerrogativas de los ciudadanos se suspenden:
I.- Por falta de cumplimiento, sin causa justificada, de cualquiera de las obligaciones que impone el artículo
36. Esta suspensión durará un año y se impondrá además de las otras penas que por el mismo hecho señalare
la ley;
II.- Por estar sujeto a un proceso criminal por delito que merezca pena corporal, a contar desde la fecha del auto
de formal prisión;
III.- Durante la extinción de una pena corporal;
IV.- Por vagancia o ebriedad consuetudinaria, declarada en los términos que prevengan las leyes;
V.- Por estar prófugo de la justicia, desde que se dicte la orden de aprehensión hasta que prescriba la acción
penal; y
VI.- Por sentencia ejecutoria que imponga como pena esa suspensión.
La ley fijará los casos en que se pierden, y los demás en que se suspenden los derechos de ciudadano, y la
manera de hacer la rehabilitación.

TITULO SEGUNDO.
CAPITULO I.
DE LA SOBERANÍA NACIONAL Y DE LA FORMA DE GOBIERNO.

Art. 39.- La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del
pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o
modificar la forma de su gobierno.
Art. 40.- Es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República representativa, democrática, federal,
compuesta de Estados libres y soberanos en todo lo concerniente a su régimen interior; pero unidos en una
federación establecida según los principios de esta ley fundamental.
Art. 41.- El pueblo ejerce su soberanía por medio de los Poderes de la Unión, en los casos de la competencia
de éstos, y por los de los Estados, en lo que toca a sus regímenes interiores, en los términos respectivamente
establecidos por la presente Constitución Federal y las particulares de los Estados, las que en ningún caso
podrán contravenir las estipulaciones del Pacto Federal.

TITULO TERCERO
CAPITULO I.
DE LA DIVISION DE PODERES.

Art. 49.- El Supremo Poder de la Federación se divide, para su ejercicio, en Legislativo, Ejecutivo y Judicial.
No podrán reunirse dos o más de estos Poderes en una sola persona o corporación, ni depositarse el
Legislativo en un individuo, salvo el caso de facultades extraordinarias al Ejecutivo de la Unión, conforme a lo
dispuesto en el artículo 29.

CAPITULO II.
DEL PODER LEGISLATIVO.

Art. 50.- El poder legislativo de los Estados Unidos Mexicanos se deposita en un Congreso general, que se
dividirá en dos Cámaras, una de diputados y otra de senadores.

CAPITULO III.
DEL PODER EJECUTIVO.

Art. 80.- Se deposita el ejercicio del Supremo Poder Ejecutivo de la Unión en un solo individuo, que se
denominará “Presidente de los Estados Unidos Mexicanos”.

CAPITULO IV.
DEL PODER JUDICIAL

Art. 94.- Se deposita el ejercicio del Poder Judicial de la Federación en una Suprema Corte de Justicia y en
Tribunales de Circuito y de Distrito cuyo número y atribuciones fijará la ley. La Suprema Corte de Justicia de la
Nación se compondrá de once Ministros y funcionará siempre en tribunal pleno, siendo sus audiencias públicas,
excepción hecha de los casos en que la moral o el interés público así lo exigieren, debiendo celebrar sus
sesiones en los períodos y términos que establezca la ley. Para que haya sesión en la Corte se necesita que
concurran cuando menos dos terceras partes del número total de sus miembros, y las resoluciones se tomarán
por mayoría absoluta de votos.
Cada uno de los Ministros de la Suprema Corte designados para integrar ese Poder, en las próximas
elecciones, durará en su encargo dos años; los que fueren electos al terminar este primer período, durarán
cuatro años y a partir del año de 1923, los Ministros de la Corte, los Magistrados de Circuito y los Jueces de
Distrito sólo podrán ser removidos cuando observen mala conducta y previo el juicio de responsabilidad
respectivo, a menos que los Magistrados y los Jueces sean promovidos a grado superior.
El mismo precepto regirá en lo que fuere aplicable dentro de los períodos de dos y cuatro años a que hace
referencia este artículo.
Art. 103.- Los tribunales de la Federación resolverán toda controversia que se suscite:
I.- Por leyes o actos de la autoridad que viole las garantías individuales.
II.- Por leyes o actos de la autoridad federal que vulneren o restrinjan la soberanía de los Estados.
III.- Por leyes o actos de las autoridades de éstos que invadan la esfera de la autoridad federal.

TITULO SEXTO.
DEL TRABAJO Y DE LA PREVISION SOCIAL.

Art. 123.- El Congreso de la Unión y las Legislaturas de los Estados deberán expedir leyes sobre el trabajo,
fundadas en las necesidades de cada región, sin contravenir a las bases siguientes, las cuales regirán el trabajo
de los obreros, jornaleros, empleados, domésticos y artesanos, y de una manera general todo contrato de
trabajo:
I.- La duración de la jornada máxima será de ocho horas.
II.- La jornada máxima de trabajo nocturno será de siete horas. Quedan prohibidas las labores insalubres o
peligrosas para las mujeres en general y para los jóvenes menores de diez y seis años. Queda también
prohibido a unas y otros el trabajo nocturno industrial; y en los establecimientos comerciales no podrán trabajar
después de las diez de la noche.
III.- Los jóvenes mayores de doce años y menores de diez y seis, tendrán como jornada máxima la de seis
horas.
El trabajo de los niños menores de doce años no podrá ser objeto de contrato.
IV.- Por cada seis días de trabajo deberá disfrutar el operario de un día de descanso, cuando menos.
V.- Las mujeres, durante los tres meses anteriores al parto, no desempeñarán trabajos físicos que exijan
esfuerzo material considerable. En el mes siguiente al parto disfrutarán forzosamente de descanso, debiendo
percibir su salario íntegro y conservar su empleo y los derechos que hubieren adquirido por su contrato. En el
periodo de la lactancia tendrán dos descansos extraordinarios por día, de media hora cada uno, para
amamantar a sus hijos.
VI.- El salario mínimo que deberá disfrutar el trabajador será el que se considere suficiente, atendiendo las
condiciones de cada región, para satisfacer las necesidades normales de la vida del obrero, su educación y sus
placeres honestos, considerándolo como jefe de familia. En toda empresa agrícola, comercial, fabril o
minera, los trabajadores tendrán derecho a una participación en las utilidades, que será regulada como indica la
fracción IX.
VII.- Para trabajo igual debe corresponder salario igual, sin tener en cuenta sexo ni nacionalidad.
VIII.- El salario mínimo quedará exceptuado de embargo, compensación o descuento.
IX.- La fijación del tipo de salario mínimo y de la participación en las utilidades a que se refiere la fracción VI, se
hará por comisiones especiales que se formarán en cada Municipio, subordinadas a la Junta Central de
Conciliación, que se establecerá en cada Estado.
X.- El salario deberá pagarse precisamente en moneda de curso legal, no siendo permitido hacerlo efectivo con
mercancías, ni con vales, fichas o cualquier otro signo representativo con que se pretenda substituir la moneda.
XI.- Cuando por circunstancias extraordinarias deban aumentarse las horas de jornada, se abonará como
salario por el tiempo excedente, un ciento por ciento más de lo fijado para las horas normales. En ningún caso
el trabajo extraordinario podrá exceder de tres horas diarias, ni de tres veces consecutivas. Los hombres
menores de diez y seis años y las mujeres de cualquiera edad, no serán admitidos en esta clase de trabajos.
XII.- En toda negociación agrícola, industrial, minera o cualquiera otra clase de trabajo, los patronos estarán
obligados a proporcionar a los trabajadores, habitaciones cómodas e higiénicas, por las que podrán cobrar
rentas que no excederán del medio por ciento mensual del valor catastral de las fincas. Igualmente deberán
establecer escuelas, enfermerías y demás servicios necesarios a la comunidad. Si las negociaciones estuvieren
situadas dentro de las poblaciones, y ocuparen un número de trabajadores mayor de cien, tendrán la primera de
las obligaciones mencionadas.
XIII.- Además, en estos mismos centros de trabajo, cuando su población exceda de doscientos habitantes,
deberá reservarse un espacio de terreno que no será menor de cinco mil metros cuadrados, para el
establecimiento de mercados públicos, instalación de edificios destinados a los servicios municipales y centros
recreativos. Queda prohibido en todo centro de trabajo el establecimiento de expendios de bebidas
embriagantes y de casas de juego de azar.
XIV.- Los empresarios serán responsables de los accidentes del trabajo y de las enfermedades profesionales de
los trabajadores, sufridas con motivo o en ejercicio de la profesión o trabajo que ejecuten; por lo tanto, los
patronos deberán pagar la indemnización correspondiente, según que haya traído como consecuencia la
muerte o simplemente incapacidad temporal o permanente para trabajar, de acuerdo con lo que las leyes
determinen.
Esta responsabilidad subsistirá aún en el caso de que el patrono contrate el trabajo por un intermediario.
XV.- El patrono estará obligado a observar en la instalación de sus establecimientos, los preceptos legales
sobre higiene y salubridad, y adoptar las medidas adecuadas para prevenir accidentes en el uso de las
máquinas, instrumentos y materiales de trabajo, así como a organizar de tal manera éste, que resulte para la
salud y la vida de los trabajadores la mayor garantía compatible con la naturaleza de la negociación, bajo las
penas que al efecto establezcan las leyes.
XVI.- Tanto los obreros como los empresarios tendrán derecho para coaligarse en defensa de sus respectivos
intereses, formando sindicatos, asociaciones profesionales, etc.
XVII.- Las leyes reconocerán como un derecho de los obreros y de los patronos, las huelgas y los paros.
XVIII.- Las huelgas serán lícitas cuando tengan por objeto conseguir el equilibrio entre los diversos factores de
la producción, armonizando los derechos del trabajo con los del capital. En los servicios públicos será
obligatorio para los trabajadores dar aviso, con diez días de anticipación, a la Junta de Conciliación y Arbitraje,
de la fecha señalada para la suspensión del trabajo. Las huelgas serán consideradas como ilícitas únicamente
cuando la mayoría de los huelguistas ejerciere actos violentos contra las personas o las propiedades, o en caso
de guerra, cuando aquellos pertenezcan a los establecimientos y servicios que dependan del Gobierno. Los
obreros de los establecimientos fabriles militares del Gobierno de la República, no estarán comprendidos en las
disposiciones de esta fracción, por ser asimilados al Ejército Nacional.
XIX.- Los paros serán lícitos únicamente cuando el exceso de producción haga necesario suspender el trabajo
para mantener los precios en un límite costeable, previa aprobación de la Junta de Conciliación y Arbitraje.
XX.- Las diferencias o los conflictos entre el capital y el trabajo, se sujetarán a la decisión de una Junta de
Conciliación y Arbitraje, formada por igual número de representantes de los obreros y de los patronos, y uno del
Gobierno.
XXI.- Si el patrono se negare a someter sus diferencias al Arbitraje o a aceptar el laudo pronunciado por la
Junta, se dará por terminado el contrato de trabajo y quedará obligado a indemnizar al obrero con el importe de
tres meses de salario además de la responsabilidad que le resulte del conflicto. Si la negativa fuere de los
trabajadores, se dará por terminado el contrato de trabajo.
XXII.- El patrono que despida a un obrero sin causa justificada, o por haber ingresado a una asociación o
sindicato, o por haber tomado parte en una huelga lícita, estará obligado, a elección del trabajador, a cumplir el
contrato o a indemnizarlo con el importe de tres meses de salario. Igualmente tendrá esta obligación cuando el
obrero se retire del servicio por falta de probidad de parte del patrono o por recibir de él malos tratamientos, ya
sea en su persona o en la de su cónyuge, padres, hijos o hermanos. El patrono no podrá eximirse de esta
responsabilidad, cuando los malos tratamientos provengan de dependientes o familiares que obren con el
consentimiento o tolerancia de él.
XXIII.- Los créditos en favor de los trabajadores por salario o sueldos devengados en el último año y por
indemnizaciones, tendrán preferencia sobre cualquiera otros en los casos de concurso o de quiebra.
XXIV.- De las deudas contraídas por los trabajadores a favor de sus patronos, de sus asociados, familiares o
dependientes, sólo será responsable el mismo trabajador, y en ningún caso y por ningún motivo se podrá exigir
a los miembros de su familia, ni serán exigibles dichas deudas por la cantidad excedente del sueldo del
trabajador en un mes.
XXV.- El servicio para la colocación de los trabajadores, será gratuito para éstos, ya se efectúe por oficinas
municipales, bolsas del trabajo o por cualquiera otra institución oficial o particular.
XXVI.- Todo contrato de trabajo celebrado entre un mexicano y un empresario extranjero, deberá ser legalizado
por la autoridad municipal competente y visado por el Cónsul de la Nación a donde el trabajador tenga que ir, en
el concepto de que además de las cláusulas ordinarias, se especificará claramente que los gastos de
repatriación quedan a cargo del empresario contratante.
XXVII.- Serán condiciones nulas y no obligarán a los contrayentes, aunque se expresen en el contrato:
(a). Las que estipulen una jornada inhumana por lo notoriamente excesiva, dada la índole del trabajo.
(b). Las que fijen un salario que no sea remunerador a juicio de las Juntas de Conciliación y Arbitraje.
(c). Las que estipulen un plazo mayor de una semana para la percepción del jornal.
(d). Las que señalen un lugar de recreo, fonda, café, taberna, cantina o tienda para efectuar el pago de salario,
cuando no se trate de empleados en esos establecimientos.
(e). Las que entrañen obligación directa o indirecta de adquirir los artículos de consumo en tiendas o lugares
determinados.
(f). Las que permitan retener el salario en concepto de multa.
(g). Las que constituyan renuncia hecha por el obrero de las indemnizaciones a que tenga derecho por
accidente del trabajo, y enfermedades profesionales, perjuicios ocasionados por el incumplimiento del contrato
o despedírsele de la obra.
(h). Todas las demás estipulaciones que impliquen renuncia de algún derecho consagrado a favor del obrero en
las leyes de protección y auxilio a los trabajadores.
XXVIII.- Las leyes determinarán los bienes que constituyan el patrimonio de la familia, bienes que serán
inalienables, no podrán sujetarse a gravámenes reales ni embargos, y serán transmisibles a título de herencia
con simplificación de las formalidades de los juicios sucesorios.
XXIX.- Se consideran de utilidad social: el establecimiento de Cajas de Seguros Populares, de invalidez, de
vida, de cesación involuntaria de trabajo, de accidentes y otros con fines análogos, por lo cual, tanto el Gobierno
Federal como el de cada Estado, deberán fomentar la organización de Instituciones de esta índole, para infundir
e inculcar la previsión popular.
XXX.- Asimismo serán consideradas de utilidad social, las sociedades cooperativas para la construcción de
casas baratas e higiénicas, destinadas a ser adquiridas en propiedad, por los trabajadores en plazos
determinados.

TITULO SEPTIMO.
PREVENCIONES GENERALES.

Art. 130.- Corresponde a los Poderes Federales ejercer en materia de culto religioso y disciplina externa, la
intervención que designen las leyes. Las demás autoridades obrarán como auxiliares de la Federación.
El Congreso no puede dictar leyes estableciendo o prohibiendo religión cualquiera.
El matrimonio es un contrato civil. Este y los demás actos del estado civil de las personas, son de la exclusiva
competencia de los funcionarios y autoridades del orden civil, en los términos prevenidos por las leyes, y
tendrán la fuerza y validez que las mismas les atribuyan.
La simple promesa de decir verdad y de cumplir las obligaciones que se contraen, sujeta al que la hace, en
caso de que faltare a ella, a las penas que con tal motivo establece la ley.
La ley no reconoce personalidad alguna a las agrupaciones religiosas denominadas iglesias.
Los ministros de los cultos serán considerados como personas que ejercen una profesión y estarán
directamente sujetos a las leyes que sobre la materia se dicten.
Las Legislaturas de los Estados únicamente tendrán facultad de determinar, según las necesidades locales, el
número máximo de ministros de los cultos.
Para ejercer en México el ministerio de cualquier culto, se necesita ser mexicano por nacimiento.
Los ministros de los cultos nunca podrán, en reunión pública o privada constituida en junta, ni en actos del culto
o de propaganda religiosa, hacer crítica de las leyes fundamentales del país, de las autoridades en particular, o
en general del gobierno; no tendrán voto activo ni pasivo, ni derecho para asociarse con fines políticos.
Para dedicar al culto nuevos locales abiertos al público se necesita permiso de la Secretaría de
Gobernación, oyendo previamente al Gobierno del Estado.
Debe haber en todo templo un encargado de él, responsable ante la autoridad del cumplimiento de las leyes
sobre disciplina religiosa, en dicho templo, y de los objetos pertenecientes al culto.
El encargado de cada templo, en unión de diez vecinos más, avisará desde luego a la autoridad municipal,
quien es la persona que esté a cargo del referido templo. Todo cambio se avisará por el ministro que cese,
acompañado del entrante y diez vecinos más. La autoridad municipal, bajo pena de destitución y multa hasta de
mil pesos por cada caso, cuidará del cumplimiento de esta disposición; bajo la misma pena llevará un libro de
registro de los templos, y otro de los encargados. De todo permiso para abrir al público un nuevo templo, o del
relativo a cambio de un encargado, la autoridad municipal dará noticia a la Secretaría de Gobernación, por
conducto del Gobernador del Estado. En el interior de los templos podrán recaudarse donativos en objetos
muebles.
Por ningún motivo se revalidará, otorgará dispensa o se determinará cualquier otro trámite que tenga por fin dar
validez en los cursos oficiales, a estudios hechos en los establecimientos destinados a la enseñanza profesional
de los ministros de los cultos. La autoridad que infrinja esta disposición será penalmente responsable, y la
dispensa o trámite referidos, será nulo y traerá consigo la nulidad del título profesional para cuya obtención
haya sido parte la infracción de este precepto.
Las publicaciones periódicas de carácter confesional, ya sea por su programa, por su título o simplemente por
sus tendencias ordinarias, no podrán comentar asuntos políticos nacionales ni informar sobre actos de las
autoridades del país, o de particulares, que se relacionen directamente con el funcionamiento de las
instituciones públicas.
Queda estrictamente prohibida la formación de toda clase de agrupaciones políticas cuyo título tenga alguna
palabra o indicación cualquiera que la relacione con alguna confesión religiosa. No podrán celebrarse en los
templos reuniones de carácter político.
No podrá heredar por sí ni por interpósita persona ni recibir por ningún título un ministro de cualquiera culto, un
“inmueble”, ocupado por cualquiera asociación de propaganda religiosa o de fines religiosos o de beneficencia.
Los ministros de los cultos tienen incapacidad legal para ser herederos, por testamento, de los ministros del
mismo culto o de un particular con quien no tengan parentesco dentro del cuarto grado.
Los bienes muebles o inmuebles del clero o de asociaciones religiosas, se regirán, para su adquisición, por
particulares, conforme al artículo 27 de esta Constitución.
Los procesos por infracción a las anteriores bases, nunca serán vistos en jurado.
TITULO NOVENO.
DE LA INVIOLABILIDAD DE LA CONSTITUCION.

Art. 136.- Esta constitución no perderá su fuerza y vigor, aun cuando por alguna rebelión se interrumpa su
observancia. En caso de que por cualquier trastorno público, se establezca un gobierno contrario a los
principios que ella sanciona, tan luego como el pueblo recobre su libertad; se restablecerá su observancia, y
con arreglo a ella y a las leyes que en su virtud se hubieren expedido, serán juzgados, así los que hubieren
figurado en el gobierno emanando de la rebelión, como los que hubieren cooperado a ésta.

Dada en el Salón de sesiones del Congreso Constituyente en Querétaro, a treinta y uno de enero de mil
novecientos diecisiete.
Por tanto, mando se imprima, circule, y publique por bando solemne y pregón en toda la República para su
debido cumplimiento.
Dado en el Palacio Nacional de la Ciudad de Querétaro, el 5 de febrero de 1917.- V. CARRANZA.- Rúbrica.
Al C. Lic. Manuel Aguirre Berlanga, Subsecretario Encargado del Despacho de Gobernación.- México.
Lo que hónrome en comunicar a usted para su publicación y demás efectos.
Constitución y Reformas.- México, cinco de febrero de mil novecientos diez y siete.- AGUIRRE BERLANGA.
Al Ciudadano ……

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