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Una escritora tan poco populista como Virginia Woolf lo dijo con palabras
admirables, riendo de paso a sus lectores: En su modestia parecen
ustedes considerar que los escritores estn hechos de una pasta distinta de
la suya; que saben ms sobre los hombres de lo que ustedes saben. Nunca
hubo un error ms fatal. Es esta divisin entre lector y escritor, esta
humildad de su parte, estos aires de grandeza de la nuestra, lo que
corrompe y castra los libros, que deberan ser el fruto saludable de una
estrecha e igualitaria alianza entre nosotros. He dicho que el lector crea el
libro tanto como el escritor; quiz me qued corto: quiz el lector crea el
libro ms que el escritor, al menos en el caso de los mejores libros y
lectores. Es lo que pensaba Paul Valry, heroica encarnacin del
antipopulismo intelectual: No es nunca el autor el que hace una obra
maestra. La obra maestra se debe a los lectores, a la calidad del lector.
Lector riguroso, con sutileza, con lentitud, con tiempo e ingenuidad armada.
Slo l puede hacer una obra maestra. Ese lector encarnizado es el lector
con el que todos los escritores soamos.
Lo merecemos? Aira cuenta en otro pasaje del libro citado que siempre
despreci la literatura para literatos, endogmica y de consumo interno,
pero que con los aos se ha dado cuenta de que toda literatura genuina es
as, y que lo que llega al lector comn l lo llama el pblico son las
formas degradadas de la literatura. Pero aade: Es cierto que la muy buena
literatura, aun cuando juegue para su propia clientela, literaturiza al lector
menos literario. La observacin me parece exacta, aunque, quiz porque
tengo algunos aos menos que Aira, yo an estoy en la fase de desprecio
por la literatura de consumo interno, que me parece, por citar de nuevo al
escritor argentino, una traicin a lo ms vital de la literatura, a su apelacin
a lectores no literatos. Ms an: sospecho que esa literatura es una forma
de cobarda y de presuncin nacida de los aires de grandeza que nos
damos los literatos y de nuestro miedo, disfrazado de desprecio, al lector
comn, y me pregunto si, para merecer el rigor, la sutileza y la ingenuidad
armada del lector de Valry, no estamos obligados a tener la humildad y el
coraje de no escribir de espaldas al lector comn, y la soberbia de tratar de
escribir una literatura capaz de literaturizar al lector menos literario.
FUENTE: EL PAS