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San Agustn (354-430), obispo de Hipona (frica del Norte), doctor

de la Iglesia
Tratados sobre S. Juan, n 65; CCl 36, 490

Como el Padre me ha amado, as os he amado yo;


permaneced en mi amor

El Seor Jess afirma que da a sus discpulos un mandamiento


nuevo, el del amor mutuo... Es que este mandamiento no exista ya
en la ley antigua puesto que en ella est escrito: Amars a tu
prjimo como a ti mismo? (Lv 19,18) Por qu, pues, el Seor lo
llama nuevo cuando, evidentemente, es ya tan antiguo? Acaso es un
mandamiento nuevo porque nos despoja del hombre antiguo y nos
reviste del hombre nuevo? (Ef 4,24). Ciertamente, el hombre que
escucha este mandamiento, o mejor an, el que lo obedece, no se
renueva por un amor cualquiera sino por aquel amor que el mismo
Seor distingue cuidadosamente del amor puramente natural cuando
precisa: Como yo os he amado... Cristo, pues, nos ha dado el
mandamiento de amarnos los unos a los otros tal como l nos ha
amado; es este el amor que nos renueva, que hace de nosotros
hombres nuevos, los herederos de la nueva alianza, los cantores del
cntico nuevo (Salmo 95,1).

ste amor, hermanos muy queridos, ha llegado incluso a renovar a


los justos de otros tiempos, a los patriarcas y a los profetas, tal como
ms tarde ha renovado a los santos apstoles. Es l el que
actualmente renueva las naciones paganas. De entre todo el gnero
humano, dispersado por toda la tierra, este amor suscita y rene al
pueblo nuevo, el cuerpo de la nueva Esposa del Hijo de Dios.

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