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Aquellos que cuentan un mayor nmero de sentimientos naturales son tambin los

que pueden desarrollar en mayor grado sentimientos cultivados. Las mismas fuertes
susceptibilidades que hacen vivos y poderosos los impulsos personales son
tambin la fuente del ms apasionado amor de la virtud, del ms estricto
dominio de uno mismo. Cultivndolas la sociedad cumple con su deber y
protege sus intereses, no rechazando la madera con que se hacen los hroes. Se
suele decir que una persona tiene carcter, cuando sus deseos e impulsos le
pertenecen en propiedad, cuando son la expresin de su propia naturaleza, tal como la
ha desarrollado y modificado su propia cultura. Un ser humano que no tenga ni
deseos ni impulsos no posee ms carcter que una mquina de vapor. Si, por el
contrario, un hombre con impulsos fuertes, los mantiene bajo el control de una
voluntad poderosa, ese hombre posee un carcter enrgico. Quienquiera que
piense que no debe fomentarse la individualidad de deseos e impulsos, deber
sostener, del mismo modo, que la sociedad no tiene necesidad de naturalezas fuertes,
que no es mejor por el hecho de contener en su seno un gran nmero de personas con
carcter, y que no es deseable el que hombres de tipo medio posean gran cantidad de
energa.

Se comportarn mal los que carezcan de un patrn tico de conciencia, con almas fuertes o
dbiles.

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