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‘ontrafuegos WOU Pierre Bourdieu Contrafuegos Reflexiones par vir a la resistencia contra la invasién neoliberal Truduewin de Joaguis Jon mM EDITORIAL AN ‘hud lion ong Ein esr aa ane one ation o‘Liberdaonedanr iene pee etc ‘Masta soloing 948.Ds, 1948, Cyndi, Sie et Rb ac Yok Se te e000 + sap on 10 sees Dep Liga 8 SPer¢000| endl, SL, Conte, 9, 0804 Bartana ALLECTOR ‘Si me he decidido a reunir para su publicacién es- tos textos, en sui mayorfa inédilos, es porque tengo la sensacién de que los peligros contra los cuales han sido encendides los contrafuegos cuyos efectos que ‘fan perpetuar no son ni puntuales ni ocasionales, ¥ {ue estas reflexiones, si bien se hallan mis expuestas aque los escritos metédicamente controlados 2 las dis- cordancias relacionadas con ln diversidad de las cir- ‘cunstancias, pedrian, no obstante, proporcionar armas ftles a quienes se empenan en resistr al azote neoll- beral.! Siento escasa propensién a las intervenciones pro- feticas, siempre he desconfindo de las ocasiones en 1. Aum a seega de mulilicr spt de tone exe vin culadny le veri dele suacionen Re presente as ntet= ‘eacionesseecionadas por orden conolgico para hace es ev ‘ent el conteno hiro de desareciones que, ain reduce lin suseon dterinada, mse someen fs generale prolnsy wags de lo que se denomia s veces sflsaispitiam He atedide aquly allt unas mfnimsesuperencie bbloerdfeas par penta lector polongat le punentcion pops ‘que podia sentirme arrastrado, por la situactén o las solidaridades, air ms allé de los limites de mi compe- tencia. Por consiguiente, no me habria comprometido con tomas de posicién piblicas de no haber tenido, en ‘cada ocasion, el sentimiento, tl vez iusorio, de sentir- ‘me autorizado por una especie de rabialegiime, pare- cida a veces @ un vago sentimiento del deber. El ideal del intelectual colectivo, al que he intenta- do adecuarme siempre que podia coincidir con otras personas sobre algiin punto conereto, no siempre ba sido facil de cumplimentar! Y si he debido, para ser cficaz, comprometerme a veces en persona y ent nom bre propio, siempre lo he hecho con la esperanza, si no de desencadenar una movilizacién, o incluso uno 1, De mis intervensiones eclectias,especialimense en el seno dele Asociton de lexion surles ensegnemens supérieure ls recherche (ARESER), el Com international de soutien au ine lectus lpeens (CISA) yl FalamestoFternacional serito- con e eas he dsjado de deter), he conserva nk ene el arial publi en Lida con oto debe sar er etangere comme echbbolih (ola suerte de lo exanjros ‘amo plea de ogbe) con ls slorzacion de mis coauores is Ue (cn Pere Alain) invables (Chrisophe Daadouch, Mare: “Anioine Ley y Dante Loca) viimas dees ceasura eerie (manera eepontnes y baal por ls petlodstas responsable de ‘rtunaedenrsnedes reson fos poisons sempre s bisque: {hel capital simblco atid a terminas nombres propio, ‘ecoamigsdelos textos ados cn sips acon varie nerbres “no de fx obsess, y no a menor, pra le eonsteén de un Sntlecta!eolecvo- propenss a oer desapnecr ben dex pute de une negocacén ble, coma ene ease que Bos ocup, st ‘onal los nombres poco considos por sis. 8 de esos debates sin objeto nf sujeto que surgen peri6ai- ‘camente en el universo medistico, sf, por lo menes, de romper con la apariencia de unanimidad que cons yelloesencial de a fuerza simbélica del discurso domi- ‘ante, LA MANO I2QUIERDA ¥ LA MANO DERECHA DEL ESTADO! : Uno de los irimos muimeros de la revista que diri= ge estd dedicado al tema del sufrimiento? Contiene va- Flas conversaciones on personas a las que los medios no conceden la palabra: javenes de barrios marginales, pequerios agricultores, rabajadores sociales. Et director ‘de un colegio confictivo expresa, por ejemplo, su amar- ‘gura personal: en lugar de oewparse de la transmisién de ‘conacimientos, se ka convertido, en contra desu deseo, ‘en policta de una especie de copiisaria. ¢Cree que esos testimonios individuales y anecdévicos permiten enter der un malestarcoletivo? P.B: En la investigacion que emprendimos sobre cl sufrimienta social entrevistamos a muchas personas ue, como ese director de colegio, viven las contradic- ciones del mundo social, percibidas en forma de dra- ‘mas personales. Podria citar asimismo a cierto direc- 1, Brees on RP, Droit yT. Ferener,publenda en Le Mondeo 14 de enero de 192 2 sla sutrancs, Acti df wchirche sine sociales, Sa, diciembre de 191,106 ps. Bouriew tal, La sre dt mom se Be. du Sell Pans 1993. " tor de proyecto, eneargado de coordinar sus actvida- ddes en una zona diffell» del extrarradio de una peque- tha ciudad del norte de Francia. Se ha enfrentado a contradiceiones que rayan el limite més extremo de las {que experimentan actualmente todos los denominados strabajadores sociales»: ssistentes sociales, educado~ res, magistrados de base, asi como, cada vez més, ro- fesores y maestros, Constituyen lo que llamo la mano jnquierda del Estado, el conjunto de agentes de los mi- nisterios lamados dispendiosos, que son la huella, en ‘el seno del Estado, de las luchas sociales del pasado, Se enfrentan al Estado de la mano derecha, a los enar- ‘cas* del Ministerio de Haciends, los bancos pablicos 0 privados y los gabinetes ministerales, Muchos de los ‘movimientos sociales a los que ayudamos (y ayudare- ros) expresan Ja rebelién de la pequenta nobleza de Estado contra la gran nobleza de Estado.’ P: Camo explica esa exasperacisn, esas manifesta: ciones de desesperacion y esas rebliones? P.B: Creo que la mano izquierda del Bstado tiene la sensacion de que Ia mano derecha ya no sabe 0, peor ‘an, no quiere realmente saber lo que hace la mano {2- {quierda, En cualquier caso, ya no quiere pagar su cos- te. Una de las principales razones de la desesperacién de todas esas personas procede, en realidad, de que el + Antiguo alum de In ENA (cole nationale Esdminisea- vin) Bl mine hove referencia a qe sucen copa los rE mis recrenes de ls Adminstalon. (dl) 1. Véae el bro de P Bourdieu The State Nobile Schools inthe Fad of Power, Poy Press, Camride, 1996. 2 _—— “4 Estado se ha retirado, o esté a punto de hacerlo, de cierto niimero de sectores de la vida social que le co- rrespondian y de los que se responsabilizabe: la vivien- da social, la television y la radio piblias, la escuela po- blica, la sanidad pablica, etcetera, comportamiento adn mas sorprendente 0 escandaloso, por lo menos para al- gunos de ellos, dado que se trata de un Estado regido Porn gobiero socialista del que cabria esperar, por lo menos, que garancizara el servicio piblice como servir co abiertoy ofrecido a todos, sin distinciones...Lo que se describe como une ersis de lo politico, un antiparla- ‘mentarismo, es, en realidad, una desesperacion respec- tol Bstado como responseble de! interés pablic. ‘Que los socialistas no hayan sido tan socialistas ‘como pretendifan no desconcertara a nadie os tiempos son duros y el margen de maniobra escaso. Pero lo que puede sorprender es que havan podide contribuir tanto ‘al menoscabo de In cosa piblica: en primer lugar con los hechos, mediante toda clase de medidas o politicas (ime limitaré a citar los medios)tendentes a liquidar las conquistas del Estado del bienestar, pero también, ¥ {uizd sobre todo, en el disearso piiblico, mediante el clogio de Ia empresa privada (como si el espiritu em- presarial no tuviera otro terreno que I empresa) y el testimlo dal interés privado, Todo eso resulta bastante sorprendente, sobre todo, para aquellos a quienes se ‘manda a primera linea 2 fin de desempesiar las funcio- ‘nes Jamadas ssocialess y suplir las insuficiencias mis intolerables de la Idgiea del mercado sin davies los me dios para realizar realmente su misién. ¢Cémo no van 8 ‘sentirse constantemente engatiados 0 desautorizados? 13 Hubiera debido comprenderse desde hace tiempo ‘que su rebelién va mucho mas allé de los problemas salariales, por més que el salario pagado sea un indice inequtvoco del valor concedido al trabajo y a los traba~ jadores correspondientes. El desprecio hacia una fun- Cién queda patente por la rermuneracién mas 0 menos ridfeula que le es otorgada, Ps eCree que el margen de maniobra de los dirigentes politicos es tan reducido como dicen? P.B: Sin duda, es mucho menos reducido de lo que se pretende hacemos creer Y, ea cualquler caso, sigue siendo un terreno donde los gobemantes tienen mucho ‘campo de maniobra el de lo simbelico, La ejemplaridad {del comportamiento tendria que imponerse a todo el personal del Estado, sobre todo, cuando éste se enorgu- Tlece de una tradicion de entrega a los intereses de los mas necesitados. Ahora bien, cc6mo no dudar cuando se ‘ven no so los ejemplos de corrupcidn (a veces casi of- ciales, como las primas que reciben ciertos altos funcio- narios) o de traicin al servicio pablico (Ie palabra es, sin duda, demasiado fuerte: en realidad, pensaba en esos altos funcionarios que abandonan la Administraci6n por Ja empresa privada), sino todas las formas de desvis cin, para fines privades, de bienes, beneficios y servicios ‘ablicos: nepotismo, favortismo (nuestros dirigentes tienen muchos «amigos personales.) clientelismo? 1. Frans Mitorand, roan de a Repain entre 188 y 1998, era rwentemente sgl pr au eda missy ocho de ls persone oe smb para pesos garni tear om vit poi, og a renner alos proses ys. IY no me refiero a beneficios simbélicos! Es indu- dable que la ‘elevsién ha contribuido tanto como los sobornos ¢ la degradacién de la virtud cfviea. Ha con- vocado y empujado a las candilejas de Ia escena polit- cae intelectual a unos «Me viste?» preocupados, so- bre todo, por hacerse ver y hacerse valer, en total ccontradicein con los valores de oscura entrega al inte- 185 colectivo que caracterizaban a los funcionarios 0 los militantes, Es la misma preocupacién egoista de Ihacerse valer (muchas veces a costa de unos rivals) lo ‘ue explica que las declaraciomes efectistas' se havan cconvertido en una prctica tan comtin. Para muchos ‘inistros parece que una medida s6lo vale si puede ser anunciada y considerada realizada desde que ha sido notiieada, En sume, la gran corrupeién, cuyo descubrimiento escandeliza tanto porque revela el des- fase entre las vireudes profesadas y as prcticas reales, s6lo ¢s a culminacién de innumerables pequefias ade- bilidades» cotidianas, de Ia bisqueda de la promoctén personal, de la aceptacién apresurada de los privile- {los materiales o simbslicos, Ps Frente ala situacion que describe, ceudl es; en su ‘opinién, la eaccién del cludaderno? PLB: Hace poco lef un articulo de un escritor ale- smén sobre el antiguo Esgipte. Explica que, en una épo- ‘ea de crisis de confianza en el Estado y el bien pabl 1. Ale que. siglend elem de Jak Lang, reducen su 36 ‘an poltes algunos miners, ¥ que nornalmente se quedan en fo, en marae declares. 15 0, se velan florecer dos cosas: entre los dirigentes, la ‘corrupcién, correlativa con la decadencia del respeto hnacia la cosa piblica, y, entre los dominados, la reli slosidad personal, asociada a la desesperacién respec- to.a los remedios temporales, De Ia misma manera, actualmente se vive la sensacién de que el ciudadano, al sentrse rechazado al exterior del Estado (que, en el fondo, sélo le pide Ias contribuciones materiales obli- sgetorias y, sobre todo, no exige ninguna entrega, nin- jgin entusiasmo), rechaza al Estado y Io trata como tuna potencia extranjera ala que utiliza en favor de sus intereses. Ps Se ha referdo antes a la armplia libertad de que ‘goxan los gobemtantes en el terreno simbdtico, Este no concieme sinicamente a los comportamientos que ha puesto como ejemplo. Comprende también los discursos los ideales movilizadores. ¢De dénde procede, en ese ‘punto, la deficiencia actual? P. Bi: Se ha hablado mucho del silencio de los inte- Jectuales. Lo que me sorprende es el silencio de los po- Iitios. Carecen por completo de ideales movilizadores. ‘Sin duda, porque la profesionalizacién de la politica y las condiciones exigidas de quienes quieren hacer ca- rrera en los partidos excluyen cada vex més las perso- nalidades inspiradas. Sin duda, también porque la de- finicién de la actividad politica ha cambiado con la legada de un personal que ha estudiado en las escue- las (de ciencias politicas) que, para dar imprestén de setiedad o, simplemente, para evitar parecer grufién 0 anticuado, es mejor hablar de gestion que de autoges- 6 tién y lo mas convenlente, en cualquier caso, ¢5 asu- ‘mir las apariencias (es decir, el lenguaje) de la raciona- lidad econémica. Prisioneros del estricto economicismo corto de vis- ta de la vision del mundo del FM, que también hace (y hard) estragas en las relaciones Norte-Sur, todos ‘esos aprendices en materia de evonomfa omiten, evi- dentemente, ener en cuenta los costes reales, a corto yy sobre todo, a largo plazo, de la miseria material y moral que es la vinica consecuencia segura de la Real. polite econémicarente legitima: delineuencia, crimi- nalidad, alcoholismo, accidentes de tréfico, eteétera, ‘También en este caso la mano derecha, obsesionada por el problema de los equilibries financieros, ignore To que hace la mano izquierda, enfrentada a las conse ‘cuencias sociales, a menudo muy costosas, de las «eco- ‘nomias presupuestaris» Bi gBs que ya 10 son crebles los valores en que se fundaban los acts y las contribuciones det Estado? P.Bz Los primetos en escarnecerlos son muchas veces quienes deberian ser sus méximos guardianes. El Congreso de Rennes! y Is ley de arnnistia® han con- tribuido més al descrédito de los socialistas que diez aos de campafia antisocialista. ¥ un militate desen~ 1B] Congreso de Reanes fue oes de tees confit ote ioe crgetes de ls grandes eorints de Patio Soil, nel een Leute Fabiury Michel Rocard "Ley aplndaexpcialmente a ox muitares que mandabon el ‘ebro hanes de Arglia responses del romunsiamintocon- gobierno dl general De Galle gatiadov (en todos los sentidos de la palabra) hace més ddano que diez adversarios. Ast pues, diez aos de po- der socialista han traido como consecuencia la raina de la fe en el Estado y la culminacién del desmantela- 'miento del Estado providencia iniciada en los aos se- tenta en nombre de liberalismo, Pienso especialmente en Ia politica de la vivienda.” Tenfa como objetivo ma- nifiesto arrancar a Ja pequefia burguesia del hébitat colectivo (y, con ello, del «coleetivismos) y vincularla a Ja propiedad privada en su chaletito individual o si piso en régimen de propiedad horizontal. En cierto sentido, esta pottica ha triunfado del todo. Su culmi- nacin ilustra lo que decia hace un momento sobre los ‘costes sociales de determinadas economias. Ya que es, sin duda, la causa principal de la segregacin espacial Yc ello, de fx problemas de los wuburbies reser i Si se quiere definir wn ideal, sera, portant, el re- ‘orno al sentido del Estado, de la cosa piblion, Usted no ‘compari esta opinion general P.Bz eDe quién es la opinién de la opinién general? De las personas que escriben en Ia prensa, de los inte- lectuales que predican eque hay que redueir el Estado a la minima expresiéne y entierran precipitadamente lo pablico y el interés del pablico por lo pablico.. Bs- tamos ante un ejemplo tpico de ese ilusién de consen- so generalizado que, de entrada, deja fuera de discu- 1, Vaso P. Bouries eal, elcome de arson, Ate ita recherche ox cons soca, 182, marzo de 190. 18 sién tesis mas que discutibles, Convendria analizar et trabajo colectivo de les enuevos intelectuales», que ha creado un clima favorable al retraimiento del Estado y, mas ampliamente, a la sumisién a los valores de ia ‘economia, Pienso en lo que se ha Tamado «el retorno ‘del individualismo», que tiende a destruit los funda- mentos filosficos del Estado del bienestar yen expe- cial, el concepto de responsabilidad colectiva (en el Accidente laboral, la enfermedad 0 la miseria), una Conquista fundamental del pensamiento social (y so- ciolégico), El retorno al individuo es también lo que permite censurar a la evictima», nica responsable de ‘su desgracia, y predicarie que se ayude a s{ misma, todo ello so pretesto de la necesidad, incansablemente repetida, de disminuir las cargas empresariales. a reaceiéa de pénico retrospectivo que determiné la crisis del 68, revolucién simbélica que zarandeé a tadas los pequefios portadores de capital cultural, cred (con, a modo de esfuerzo, el hundimiento ~jinespera- o!~ de los regimenes de tipo sovitico) las condicio- nes favorables para la restauracf6n cultural al final de Ja cual la ideologia «ciencias politicas» sustituys @ ‘deologia Mao, El mundo intelectual es actualmente e! ‘escenario de una lucha que tiende a producir y a im- poner snuevos intelectuales» y, por tanto, una nueva ‘efiniclén del intelectual y su papel politico, una nue- va definicién de la flosoffay el filésofo, comprom do a partir de ahora en las vagas polémicas de una fix losofia politica carente de sutileza, de una ciencia social reducida a una politologia de velada electoral y ‘2 un comentario descuidado de sondeos tomerciles 19 sin método, Platén tenfa un términe magnifico para designar a esas personas, el de daxdsofe: este «técnico de la opinién que se cree sablos (tradzco el triple sen- Lido de Is palabra) plantea los problemas de la palitiea en términos idénticos a aquellos en que se los plantean Jos hombres de negocios, los politicos y los periodistas politicos (0 sea, hablando en plata, os que pueden pa- garse esos sondeos..) : Acaba de mencionar a Plan, ¢La actitud del so- ‘ciblogo se parece a la del filésofo? P.B: El socidlogo, al igual que el fitésofo, se en- frenta al doxosofo, al cuestionar las evidencias, sobre todo, las que se presentan en forma de preguntas, tan- to proplas como ajenas. Es lo que desconcierta profun- ‘damente al doxésofo, que considera un prejucio pol tico el hecho de rechazar la surnisiGn, profundamente politica, que implica Ia aceptacién inconsciente de los ‘picos, en la acepcién de Aristteles: conceptos o tess com los que se argumenta, pero sobre los que no se at- gumenta. P eNo tiende a situa, en cierto sentido, al socidlogo ‘1 una posicion de flésoforey, de nico que sabe dénde estén los auténticos problemas? P.B.: Lo que defiendo fundamentalmente es la po- sibilidad y la necesidad del intelectual cetico, y extico, en primer lugar, de la da intelectual que segregan los doxdsofos. No existe una auténtica demoeracta sin un futéntico contrapoder critico. El intelectual forma parte de len buena medida. Por eso considero que el 20 trabajo de demolicin del intelectual eritco, muerto vivo -Marx, Nietasche, Sartre, Foucault y unos cuantos més clasificados en bloque con la etiqueta de epensa- ‘miento 680-,' es tan peligroso como la demolicién de Ja cosa plies y se inscribe en la misma empresa glo- bal de restauraci6n. Preferira, evidentemente, que los intelectuales hu- bieran estado siempre a la altura de la inmensa res- ponsabilidad histérice que les incumbe y en todo mo- ‘mento hubjeran comprometido en sus actos no s6lo su autoridad moral, sino también su competencia intelec- tual, ale manera, por citar un efemplo, de Pierre Vi- dal-Naquet, ue invierte su dominio de! método hist6- rico en una critica de las utlizaciones abusivas de la historia? Dicho eso, ycitando a Karl Kraus, centre dos ‘males, me niego a elegir el menore, Aunque siento ‘escasa indulgencia por los intelectuales sirresponsa- bless, todavia me gustan menos aquellos responsables sintelectualese, poligrafos polimotfos, que hacen su puesta anual entre dos consejos de administracién, tres cécteles de prensa y unas cuantas apariciones en Ia televisi6n. n tal caso, equ papel desea para ls intelectua- les, especialmente et la construccién de Europa? P.B: Deseo que los escritores, que los artistas, los A6sofos y los cientificos puedan hacerse escuchar di- 1. Alsi lie de Le Fey Alain Renous da peste 68 Calimard, Fei, 1985. DP Vidal Naquet, Les Jf, le ambnote ele pret, La DE ouvert, Pr, tomo 198, om, 191 2 rectamente en todos los émbitos de la vida pablica donde son competentes. Creo que todo el mundo sal- dria ganando sila l6gica de la vida intelectual, Ia de le argumentaciéa y la refutacion, se extendiera a la vida pablice. Actualmente, es la Idgica de la politica, es de- cir, de Ia denuncia y la difamacién, de la weslogani- zaci6ne y la falsficacién del pensamiento del adver- sario, la que se extiende muy 2 menudo a la vida inte- Tectual. Seria bueno que los «creadoress pudieran ‘cumplir su funci6n de servicio pablico y, a veces, de salvacién publica. Pasar a la escala europea sélo es aleanzar un grado cde universalizacion superior, sefalar una etapa en el camino del Estado universal que, incluso en las cosas intelectuales, esta lejos de verse realizado. No se gana- ra gran cosa, en efecto, sie] eurocentrismo ocupata él Jugar de los nacionalismos heridos de las viejas nacio- nes imperiales, En el momento en que las grandes uto- pias de siglo xx han soltado toda su perversién, es ur- jgente crear las condiciones de un trabajo colectivo de econsiruccién de un universo de ideales realisas, ca- paces de movilizar las voluntades sin confundir las conciencias. Paris, diciembre de 1991 2 oo ‘SOLLERS TAL COMO ES! Sollers? se rauestra, por fin, tal como es, sin tapu 4Jos. Causa un ineélito placer spinozista que se des- ‘cubra Ia verdad, como por fuerza tenfa que ocurtir, gracias a la confesién que encierra un titulo ~*Balla- Gur tel quele [«Balladur tal como ess}, condensada con una densidad simbdlica tan elevada que cast resul- ta demasiado hermosa para creerla, de toda una trax yectoria: de Tel Quel a Balladur de la supuesta van- fuardia literaria (y politica) a la auténtica retaguardia politic. No es una cosa tan grave, dirdn los mas avisados, Jos que saben, y desde hace mucho tiempo, que lo que Sollers ha puesto a los pies del candidato-presidente? 1. Bee testo oparess en Latin ol 27 de enero de 195, ‘ome consecenia de a publiescion en Express a 1 de enero ‘201995 deuantelo de Plippe Sle lo Ballad te gol. 2 Philippe Soller, xritor hanes, fandsdor¥ deter dela evita Ta Onl “Y Edouard Bolledor foe candidno dl conserador Rassem- bement pou a Republique las elecions presences de 1995, ‘uando ern pesicente dl Consejo de Minkstes. 2B

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