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Revista electrónica. Copiapó, Julio 2009
Atacama’59
Durante el siglo XIII, Europa vivió una época de aparente tranquilidad.
No hubo demasiadas carestías y fueron muy pocas las epidemias. No obstante
el desarrollo de las ciudades y de la cada vez más afianzada burguesía, la vida
se centraba alrededor del feudo. Pero los años 1313-1317 iban a dar un duro
golpe a aquella confianza generalizada: sobreviene una carestía general en
toda Europa. Sobre este punto Tenenti nos dice que: “desde aquel momento,
se intensifica el ciclo recurrente entre carestías y epidemias: una población
debilitada por la subalimentación a la que la han sometido uno, dos, tres años
de malas cosechas, ofrece menos resistencia a los ataques de la enfermedad;
los perjuicios que ésta crea, al reducir el número de brazos disponibles para el
trabajo – sin reducir, por otra parte, en la misma proporción el número de bocas
que alimentar -, aumentan la posibilidad de sucesivas carestías.”1 Esta relación
de causa y efecto comienza a ser una constante en este siglo, que se
intensifica con la peste de 1348.
La peste (bubónica) - que en 1348 afecta a una gran parte de Europa (Italia,
Francia y parte de Inglaterra), en 1349 se propaga al resto de Inglaterra y
Alemania y en el 50 llega a los países escandinavos - , provoca una fuerte
migración de las clases acomodadas. La carestía, por otra parte, fuerza una
migración del campo hacia las ciudades, en donde la peste, dada la
sobrepoblación, se vuelve catastrófica. Como se puede inferir, la población
europea se vio fuertemente reducida por la acumulación de las carestías-
epidemias desde 1315 a 1350. Así, en los primeros años del siglo XIV, se tiene
la impresión de que se fue creando un desnivel entre recursos y población, por
lo que se hizo necesario alcanzar un nuevo equilibrio.
1
TENENTI y ROMANO, Los fundamentos del mundo moderno, Vol. 12, ED. Siglo XXI, España
1992, Pág.3
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TENENTI y ROMANO, Los fundamentos..., Pág. 8
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proceder a la explotación directa de sus propiedades, sometiéndose a las
exigencias de salario cada vez más alta de los trabajadores.
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Europa hasta el siglo XIII. Por otra parte, en esta situación el señor no
reinvierte dinero en sus tierras, porque no quiere reinvertir; el campesino-
siervo no reinvierte, porque no puede, ya que la limitada superficie de tierra que
cultiva no se lo permite: de aquí –y hasta finales del siglo XIII- deriva la
reducción de la productividad. En este mecanismo se insertan –como agentes
acumulantes- epidemias, carestías, abandonos de pueblos, retrocesos de
cultivos y transformaciones de estructuras agrarias en estructuras de pastoreo.
En este proceso, el señor está condenado a perder, pero su derrota no
aparecerá claramente hasta finales del siglo XIV. Este siglo marcará el fin de su
predominio político y económico. En síntesis, el siglo XIV fue entonces de
“crisis” feudal, pero también de liberación campesina.
Sigue Tenenti explicando que: “hasta el siglo XIV Inglaterra había sido
una gran exportadora de lana, cuya calidad particularmente apreciada hacía
que, en gran parte, la utilizaran las manufacturas flamencas. Debido al
larguísimo conflicto con la corona francesa, y para incrementar sus ingresos, la
monarquía inglesa trató de poner en práctica una política económica de tipo
mercantilista, cuyos precedentes pueden rastrearse fácilmente en la de varias
ciudades-estados. El criterio fundamental que fue aplicado consistió en hacer
coincidir el espacio económico con el político, a fin de sacar el máximo
provecho de la administración del propio territorio”.8
9
TENENTI y ROMANO, Los fundamentos... Pág. 69.
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Neologismo usado por Tenenti para explicar la diferencia entre la economía agrícola feudal de
sustentación y la economía, de rasgos feudales, destinada al mercado.
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de oriente, lo que produjo un estancamiento en la demanda y producción de los
productos europeos, hecho que amenazaba constantemente con una crisis de
inestabilidad de los precios. Es en este contexto en que se produce la
conquista y colonización de América, cuya inserción forzada al mercado
mundial, además de aumentar la demanda y fomentar la producción, sentó
desde ya, su destino monoproductor de materias primas y consumidor de
manufacturas producidas en la ya desarrollada industria europea. Al respecto,
Parker plantea que: “sería un error inferir [...]que hubo escaso o nulo
incremento de la producción económica de principios de la Europa moderna.
Aunque la respuesta fue lenta, el incremento de la demanda llevó, finalmente,
a un incremento de la producción. La nueva demanda era consecuencia de dos
acontecimientos. En primer lugar, había nuevos mercados en ultramar de
considerable importancia. El descubrimiento, la colonización y la dominación
económica de América por parte de España, Portugal, Holanda, Francia e
Inglaterra creó un nuevo gran mercado para los productos europeos”.11 Las
colonias americanas habían sido descubiertas, conquistadas y colonizadas
dentro del proceso de la expansión del capital comercial. Europa necesitaba
oro y plata. Los medios de pago de circulación se multiplicaban sin cesar y era
preciso alimentar los movimientos del capitalismo a la hora del parto: los
burgueses se apoderaban de las ciudades y fundaban bancos, producían e
intercambiaban mercancías, conquistaban mercados nuevos. Oro, plata,
azúcar: la economía colonial, más abastecedora que consumidora, se
estructuró en función de las necesidades del mercado europeo, y a su servicio.
Dado lo anterior y considerando el retardado desarrollo de la industria
española y la urgente necesidad de expansión del mercado europeo, cabe
preguntarse: ¿fue feudal o capitalista la colonización Hispana en América?
“España tenía la vaca, pero otros tomaban la leche”.19 Con esta frase,
Eduardo Galeano, nos revela la principal característica que tuvo la distribución
de las riquezas americanas en Europa. España, al carecer de un sector
industrial, sumado al monopolio comercial que impuso a las colonias, se vio en
la obligación de convertirse en un revendedor de productos manufacturados de
otros estados de Europa, para así abastecer a sus colonias. Esta será una
constante para los siglos XVI y XVII. Como se decía en el siglo XVII: “España
es como la boca que recibe los alimentos, los mastica, los tritura, para enviarlos
enseguida a los demás órganos, y no retiene de ellos por su parte, más que un
gusto fugitivo o las partículas que por casualidad se agarran a sus dientes”.20
19
GALEANO EDUARDO, Las venas abiertas de América Latina, ED. Catálogos, Bs. As., 1997. Pág.
33
20
Citado por Eduardo Galeano, Las venas... Pág. 34
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de plata a los banqueros alemanes, genoveses, flamencos y españoles.
También los impuestos recaudados dentro de España corrían, en gran medida,
esta suerte: en 1563, un 65% del total de las rentas reales se destinaba al pago
de las anualidades de los títulos de deuda: aquel imperio rico tenía una
metrópoli pobre.
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PARKER GEOFFREY, Europa... Pág. 44
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dejar discurrir hacia los demás países este combustible de la vida económica
que son los metales preciosos.
Bibliografía
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GÓNGORA MARIO, Encomenderos y Estancieros, ED. Universitaria,
Santiago, 1966.
TENENTI y ROMANO, Los fundamentos del mundo moderno, Vol. 12, ED.
Siglo XXI, España 1992
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