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EL BARCO HiME DE VAPOR El fabuloso mundo de las letras Jordi Sierra i Fabra Premio CCEI 2001 Primera edit: fbrers 2008 ‘Seger ct sept 2009 Direc edie Esa Aguioe Coordinscin editorial Cabrist Brandaeiz use de interior: Alfoaeo Rinne /Tubio Sches/ Jord Sera Fabra © Edicone:5M,2007 Impress, 2 Uthaninaiin Prads del Espino 2860 Toadla det Monte Madd) gros coma ‘Tee9o2 121328 Fis 92261 math elencesegrupe smo ISHN 978. 64475-2319 5 Deptt lal Med 5209-20009 lnmpre eh Expat? Pea Spt Gry SR de Ala, + Pam (Madd) digi can yookuesutau co omersucue fretted pels hy Inehes CH oN Virgilio no te gustabs leer. Mas ain: Virgilio odiaba leex. Cierto que la palabra es Fuerte, espantosa, .~era la realidad. Lo decia y reconocia | mismo, sin Y se quedaba tan campante. De hecho todo habia comenzado un dia, mucho an- te3, cuando apenas salia de parvulo,y su peofesora le ha- bia dicho: Virgilio, vasa leerte este libro, I pecgunnés: = (Por qué? ¥'la profesora le soleé un grit: ~|Porque tc lo digo yo y se acabs! Por lo que podis recordar, ex fue el origen, pero desde luega no todo residia en su rebeldtia natural. No le gustaba que fe dijeran que hiciers las cosas porque si. Queria que le dieran un motive ligien. Bs eierta que la idea de leor nunca le habia exutivado, pero solo fe Ealee que la macstca Ic diera aquella orden: cogié mania a los, libros. Eran gordos -hasta los més finos le parecian gor- dos, como si tuviera anorexia en la vista-,estaban Ilenos de letras, de palabras que no entendia ~y como no lefa, ain las entendia menos, por supuesto- y contaban his torias queno le inceresaban Io més miniro, Tampoco le interesaban las historias de las peliculas que veta por la tele, pero al menos en las peliculas no teatia que imagi- narse nada; alli se lo daban todo hecho, y encima se ofan tiros y habia persecuciones y... Leer era como estudiar. Y estudiar habia que hacerlo, aunque fuese por nece- | sidad, para aprender, no ser un ignorante, sacarse un di- ploma para encontrar un trabajo y todas esas cosas. Vale. Pero leer no era ninguna necesidad. Su padre no leia li- bros. Su madre no lefa libros. ¥ estaban tal cual, 00? ‘Trabajaban como locos para sacar 1a casa adelante como, cualquier familia, y ya estd Cierto que su padre le decia aquelto de: -Estudia, Virgilio, estudia, 0 seras un burro como yo, ‘que no tuve tus oporrunidades. jAh, si pudiera volver atras y empezar de nuevo! Virgilio estaba seguro de que eso lo decian todos los mayores. Volver atris? ,Empezar de nuevo? {Tener que ir ala escuela? jNi locos, seguro! Ser pequefio era un latazo, Todo el mundo gritaba, ordenaba, mandaba, y ti ja.ca~ lar y a obedecer! Si no fuera porque era muy larga y estaba seguro de que no Ja comprenderia, se habria leido lit Declaraciéa de Derechos Humanos para enterarse de si lo que le obligaban a hacer era legal ono, Como por jemplo lode leer. Semejante tortura mental no podia ser bucra. Y no era el nico que pensaba asi, por lo cual deducia que cimpoce iba desencaminade det cata 6 Salvo algunos listillos,en su clase al menos un tercio copinaba lo mismo de forma mas 0 menos velada. ‘Asi que cuando la profesora, la sefiorits Esperanza, Ies dijo aquello, se arm6 la revoluci6n. ~Este trimestre vamos a leer este libro, y después ven- dré el autor a hablar con nosotros. Media docena de chicos y chicas de la clase se emo- cionaron mucho. Iban a ver a un escritor de carne y hueso. Virgilio creia que todos los escritores estaban muertos, 0 si no, que eran muy viejos, viejisimos, y te- rian ya un pic en el otto barrio. O sea, que se sorpren- dig por la noticia. Le provocé cierta curiosidad que disi mul6, En su mismo caso estaban otra docena de chicos ycchicas.Se miraron entre sisin decir nada. El resto pro- test6. Habrian protestado igual aunque la maestra les acabase de anunciar cualquier otra cosa, por llevar la contraria e incordiar. ‘Luego,al salir, hubo comentarios para todos los gustos. Sera un muermo, seguro. -Si, un sefior mayor, calvo, barrig6n, con un bas. ton, cara de pocos amigos, y nos soltari el rollo de siempre ~\Qué aburrimiento! Maria, como era habitual, fue positiva Pero nos saltaremas una clase, jn0? Tuvieron que reconocer que eso era cierto. Ellibro que tenian que leer era de los «pordos». Y sin dibujos. Un pefiazo. A Viegilio le molesté incluso tener que ira la libreria y comprarlo, Estuvo a punto de pro- ponerle a su companiero del alma, Tomas, que se com- praran uno y lo comparticran. Pero la senorita Espe- ranza, que se las sabia todas, les dijo que queria verlos con suis respectivos libros en la mano. No habia exeape. Tenian tres meses para Icerlo. Todo ef tiempo del A los pocos dias, la media docena de entusiastas qué cesperaba la visita del escritor como agua de mayo, ya co- ‘mencaban y discutian entre si aspectos de la novela, lo ‘mucho que les habia gustaco, lo bien que escribia el ¢s- critor, lo fascinante de la historia. Virgilio los contemplaba como si fueran de otro mundo. Un mes después, el libro seguia sobre su mesa de tra~ bajo, en casa. La profesora les preguntaba a los reticen- tes y ellos decian que «lo estaban Icyendo> ~Pero gcémo puede tardarse un mesen leer un libro? ~A.una pigina por dia... La sefiorita Esperanza se ponia pilida, {Una pa... pa... pagina por dia? Dos meses después, Virgilio seguia sin tocar el libro. Era de los pocos que aiin no lo habian terminado. Y cada vez mis companeros y compafieras, cuando coneluian su lectura, se manifestaban entusiasmados y ‘emocionados con ella Le picaba la curiosidad, pero nada mis. Asi,sin darse cuenta, comenz6 a cranscurrir el tercer Elescricor daria su charla una semana después. Aquella misma noche, acorralado, furioso, lleno de amargura porque tenia cosas mas importantes e intere- santes que hacer, Virgilio cogié la dichosa novela y em pez6 a leerla Una pagina Dos. Ni siquiera se dio cuenta. A la cercera, ya estaba en: ganchado, Algunas palabeas no las entendia, pero no perdié el sicmpo en buscarlas en el diccionario, Preferia subrayar lasy ya las busearfa después. No podlia dejarlo. Era erepi- dante, divertido, frenetico, excieante, y ademas Ia histo Hale parecié fascinanté: May bien pensada, yan re jor contada. Aquel escritor era un genio. Solitario, seguro. Pero un genio al fin y al cabo. La excepcién que confirmaba la regla, porque el resto, el resto de autores, Virgilio continuaba pensando que eran espantosamente aburridos, como los libros queescribian, Cuando su madre le vino a buscar para cena, le dijo que no tenfa hambre. Su madre le puso la mano en la frente al momento, dispuesta a comprobar si tenia fiebre. Gend a regafiadientes, pero después paso de ver la tele, Volvié a su habitacién para seguir leyendo la no- vela. En esta oportunidad fue su padre el que le pre~ ‘gunté si pasaba algo, si ran mal iba en los estudios que se portaba bien de pronto para que no le castigaran en junio. Cuando Je dijo que estaba leyendo un libro ge- nial, su padre se quedé boquiabierto. -Este chico... -comento exhibiendo una sonrisa en direceién a su mujer. Atin haremos algo con él ‘Aquella noche tuvieron que apagatle la luz y quitarle el libro de las manos, porque no dejaba de leer ni un solo segundo. Acababa una pagina y empezaba la siguiente con avider. Coneluia un capitulo y se zambullia en el in mediato dispuesto a saber cémo proseguia la hiscoria, Se daba cuenta de la agilidad del relato, de lo bien descricos que estaban los personajes, de lo excitante que era la pro- gresion de la tramayy de que los capitulos.al ser muy cor fos, incitaban a no para. jb, sil excritor se las sabia to- das, pero era un tipo genial! Genial! Seguro que tenia todos os premios habidos y por ha- incluidoel Nobel. (Por qué no hacian peliculas de novelas como aquella, cen lugar de las eonterias quese eragaba a diario por la rele? ia siguiente se Hev6 el libroal cole by Gontinud leyéndolo a Ia hora del pacio. Y por la noche, en casa, se repiti6 el numerito del dia anterior. Su padre incluso cogié el libro para mirar el ti- culo, no fuera a tratarse de algo malo, Se quedé bastante impresionado. Pues vaya ~suspir6-. Y pensar que solo vale un poco mis que dos paquetes de tabaco, que es lo que me Fumo al dia. Lo catastréfico fue que, justo antes del tiltimo capi- tulo, le obligaron a apagar la luz. No sirvieron de nada sus protestas. De nada. Por eso espero un ratito y, cuando sus padres se hubie- ron acostado, encendié de nuevo la luz y devoré las dlti- mas cinco péginas de la novela, aquellas en las que todo se resolvia, odo cuadraba, todo encajaba. Al cerrar el libro, uvo un extrafio sentimiento de pena. Por haberlo terminado. Claro que siempre podia volver a leerlo. Virgilio se tendié en la cama, de nuevo a oscuras, y su mente se Hené de imagenes, recapitulando cada accién, los didlogos, la incensidad de aquella estupenda novela. Estaba muy excitado. Pese a Jo cual, se durmié inmediatamente. Sofi6 que él cra el protagonista de la historia. Los dias que transcurrieron entre eso y Ia Ilegada del escritor, los vivi6 con mayor expectaci6n. Queria cono- cer a la persona que habia sido capaz de escribir algo como aquello, Eso si, para salvaguardar su imagen, no le dijo nia Tomas que ya habia leido la novela. No fuera a pensarse nada raro. En parte... le molestaba cener que reconocer que et li- bro era muy bueno, Aunque por un libro. Ei dia que el escritor fue hablar al colegio, Virgilio primera Fila 0 Jescritor no era viejo, ni estaba calvo, ni tenia barriga, ni ponia cara de que le doliera algo ni Llevaba bastan. Mas bien era todo lo contrario: cincuenta afios, una abundante melena heredada de sus dias hippiosas y roqueros, muy delgado, sonreia y bromeaba a cada mo. mento y vestia de manera informal En lugar de sentarse en la silla, decris de la mesa que Je habian preparado para la charla, se sent6 encima de Ja mesa, Destilaba una energia total, Cuando empezé a hablar, su voz soné como un Magelo. A los cinco minus tos, a Virgilio y a sus compaseros ya les dolian las man dibulas de tanto reirse. A los diez, sin embargo, estaban callades como tumbas, pa Spice aguel torrente verbal. Casi ni se dieron cuenta de lo ri pidos que emperaron a transcurrit lox minutos de-agulce lebees zi Y decis cosas muy interesante. Y las deefa con una sonzisa cn los labios. Cuanto mis serias, profundas o fuertes, mas sonceia. ~Es un tipo legal ~susurré a su lado Pedro. Cierto. Los mayores les vendian tantas motos, que a ‘veces encontrar a tino que fucsc honesto, auténtico.. Lo que decia el escritor no sonaba a monserga, ni 2 10- Ilo, nia clase, ni a dogma, ni a nada que no fuese la natu- ralidad con que lo contaba todo. Incluso lode «leer». {Qué queréis que os diga? A mi me salvo la vida Jes, porque yo naci pobre, tartamudo, y segin todo el mundo era un instil. No recuerdo nada de lo que he es tudiado, pero si recuerdo todo lo que he leido. Y si lees cada dia, ¢s como hacer tres carreras. Ademis, leer es migico. Un libro ¢s como un disco, una pelicula, un vi- deojuego. Es puro entretenimicnto, solo que diferente. Hubo polémica. Alguica le pregunté por qué leer era ‘can importante, y expuso una teor{a peregrina: Veréis, cuando veo una pelicula en television, no dejo de sentirme un poco tonto, porque en cl instante en. que dan los anuncios, sé que medio millon de personas vamos 2 hacer pis, y otro medio se levanta para llamar por teléfono, hacerse un bocadillo 0 lo que sea. ¥ eso de hacer pis cuando lo cordena» la cele... aunque tenga ga- nani bare entik comigur tamu Reveaty bi, [eat libros puro individualismo, un acto de amor coral, por gue estis td solo con el libro. Es muy dificil que algsien lea el mismo libro en el mismo momento, aunque no imposible; pero si es casi imposible que lea la misma pi- sible que aunque fo sienta lo mismo. Esa es la clave. Si no sentimos nada, estamos mu Lucgo se enralla dicienco que lo mismo que un coche necesita gasolina para moverse, y ef sor humano comida 1 para fambien et coche necesita Peer atten rete y ater une) Gaice acl que conocia para engrasar la mente era leer. Convencid a bastantes, aunque los reticentes, Yo prefiero jugar al ficbol, ver una peli en la cele, darle a un videojuego... -insistié Gonzalo, La discusidn fue toral, pero el escritor ni se enfad6 ni se puso plasta, Dijo que cada cual tenia el derecho de ser libre y escoger su vida, aunque se sentia triste cuando alguien le decia que no le gustaba leer. ‘© peor atin, que odiaba leer. Virgilio se puso un poco rojo. Después de fo mucho que le habia gustado el libro, se sentia un canto raro, culpable. {lendria el escritor otros libros parecidos? {Conoceria novelas tan interesances como la suya? ‘Al terminar la charla, ovacién incluida para el ago- tado autor, la clase entera formé una cola para que les dedicara los correspondientes libros. Virgilio esperé a ser el tiltimo,aunque Mercedes y Amparo también que- rian serlo, para que el esericor les hablase de misica y de Ios artistas que conocia. Logeé su propésito, dispuesto a perderse el recreo. Y cuando el hombre abandonaba el salon de actos, le asalté con la mejor de sus determina- ciones, aunque timpoco era necesatio demasiado para queel escritor siguiers hablando como si tal cosa. Parecia encancarle Olga, quiero que sepa que su libro es estupendo -Fue Jo primero que le dijo a solas. =Me alegro de que re haya gustado, Creo que es una, bues genial ~insiseis Virgilio~ Se lo digo yo. areees un experto -se alegré el hombre. =No al cantrario, Es el primer libra que leo entero y me gusta an Se lo dijo con abierta sinceridad y franqueza, como el que va al médico y-le cuenta todo. -Eotonces lo lamento -suspisé el escritor con un asomo de tristeza en los ojas. Por ese motivo queria hablar con usted -le cranqui- liz6 Virgilio. Quiero que me diga titulos de novelas su- yas tan buenas como esta, o'de otras aucores. El autor del libro que «casi» habia cambiado su vida se le quedé mirando con seriedad, ~No serviri de nada que te diga una docena de titulos ios ~le explicé-, 0 de otros escricores. Siempre trope- zards con un libro que no te guste, y volveris a dejar de leer. ~Entonces, squé puedo hacer? —quiso saber Virgilio. ~T6 deberias leer Et Libro. = (Qué libro? El Libro -se lo repitié enfaticamente ~ (Se Mara asi, «Bl Libro»? ~Se lama de muchas formas, pero esta es la mas simple. ~:¥ es bueno? Elescritor mostré una de sus sonrisas contagiosas, Le puso una mano amiga en el hombro. Virgilio... porque ei eres Virgilio, verdad? -conti- nud al asentic él con 12 cabeza. El Libro es decisivo. No se trata de que sea bueno 0 malo. Es algo mis.Si al terminarlo no estas motivado para seguir leyendo el resto de cus dias... es que eres un caso perdido, Tampoco se trata de algo magico, o desternillante, o emocionante © maravilloso. Es solo un libro, El Libro.Y segsin ps rece, ci estas en el momento oportuno para acer aél ~ Quin eset autor? -No tiene autor, ~{f#s:andnimo? te 4 —Tampoco es exactamente eso. A Virgilio empezaba a sonarle un poco raro todo aquello. {Lo venden en cualquier libreria? -No ~dijo el escricor con suavidad y algo de miste rio-. El Libro no se vende. Pues si no se vende. ={¥ para qué estén las bibliotecas? El Libro iinica- mente puede leerse en la biblioteca pablica. En cual? En cualquiera. Tu entra, dirigete al bibliotecarioo bibliotcearia, le dices que te envio yo y que quieres leer EL Libro. Nada mas. No le tomaba el pelo. Hablaba ea serio. Era de lo mis sorprendente y, a pesar de sonar un canto peregrino, Wap insapegeece Hsia andacie Blayen egubar del hombre. Le bastaba con mirarlea los ojos, y con sen- tir el arropamicnto de su vor, y con nocar la presién de aquella mano en su hombro. "Tira posta daleslon uc udbow apiece vent rita Esperanza y la directora del colegio, extratadas de que su invitado tardara tanto, Adin le pegarian la bronca por entretenerle. Y luego se quejaban de que a0, demostraban . {Qué tenian de fabuloso las letras? La cubierta era aiin mas cilida que la vor, sedosa, agradable al tacto, De hecho, la vor ya no le hablaba bora legritaba «jAbreme!» Su dedo indice 1026 el borde, hizo una leve presi hacia arriba. Muy leve. Apenas si levanti la cubierea un milimetro, un deste: Ho de luz emergié de ella. Seasust y la dejé caer. [Qué conteria Se sentia ridiculo, pero también hipnotizado. Volvié a poner el dedo indice en cl borde y repicio la accién, Fin esta ocasion subid In eapa del libro dos o eves milimecros. La luz se hizo mis Fuerte. Era blanea, pura Una luz.que invitaba a continua Levante la eubierta un poco avis ‘Ya medida que la luz crecia, aumentaba en intensi- dad, las paredes de la habitacién comenzaron a desva- necerse. Por segunda ver. dejé caer la gruesa tapa del libro. {Bstaba sonando? Habia creido vislumbrar algo mas allé de ellas, como sise hicicran transparentes 0 como si se esfumaran sin mis, haciéndose invisibles. Y en lugar de esas paredes habia visto algo parecido a... zun bosque?, jun jardin? ‘Aquello cenia truco, seguro. Virgilio pasé de tonterias. Respir6a fondo. Yabri6 la cubierca de golpe. u odo cambié siibitamente. Fue como una explo- sién de energia que liberase fuerzas ocultas y muy pode rosas, can fancastieas que lo tinico que pudo hacer Virgi- lio fue quedarse quieto, muy quieto, no exactamente asustado pero si impresionado. No sabia qué estaba pasando. No tenia ni Ia menor idea de lo que acababa de hacer. Lo ainico cierto era que,en efecto, las paredes de la ha- bitacién se desvanecieron de golpe, y en lugar deaquel espacio angosto y pequerio, en los confines de la biblio: teca, el entorno se convirtié en un vergel, un gean jardin Meno de flores y plan vvegetacién tan exube- ante y agreste, que se perdia por todas partes, hasta por arriba, sin casi dejar ver el sol en lotto. Porque nvis alli de las Rlores y las plancas, br sol radiante, presidiendo un cielo de lo mis a7 nado levemente por algunas nubes blancas, de puro al god6n celestial Virgilio lo contemplé todo boquiabierte n nes y El Libro también habian dlesapare cide, aba un acho: “Transcurrié un segundo. Transcurrieron dos segun= dos. Teanscurrieron tres segundos. Ms 0 menos. Virgilio acabé por expulsar el aire que, sin darse cuenta, habia retenido en sus pulmones. Esto no me puede estar pasando ~musit6 en vor. alta, Tavo una descarga eléctrica al pensar algo. Claro! jAquello era una cabina de realidad vireuall {Ni més ni menos! (Una habitacién con trampal {Un truco muy bueno, pero nada mis! Desde luego, las bibliotecas eran mas divertidas de lo ‘que jamas hubiera imaginado. Se sincié aliviado. Lo que debia hacer era quitarse el casco 0 buscar la salidao... Se Ilevé las manos Ia cabeza. No tenia ningtin casco. Yen cuanto a la salida... QQué salida? Alli no habia nada, solo aquella sensacién de bienes- tar, el silencio apacible, las flores y las plantas mecién- dose al suave compas de una brisa muy tranquila. Y siera realidad virtual, desde luego se trataba de un efecto muy bueno, buenisimo, Eh! ‘Nada. Tampoco habia gritado muy fuerte ~h! -aumenté el tono. Lo mismo. Dio un paso. La tierra era sélida, mullida, Los aromas de las lores asalearon su pituicaria. Lo que menos pod sentirse alli era miedo,o receloalguno, asi que él no expe riment ninguna sensacion negativa, Poco a poco, stt cuerpo y su mente fucron sintonizando con todo aquello, El fascinance universo recién aparecido al abrir el libro. iEl Libro! ATendria que ver él con..? SEI fabuloso mundo de las letras-. ht —llam@ por tereera ven B La Gnica respuesta fue el roce de Ias flores y las plan tas al aumentar ligeramente la brisa. Era como estar dentro de un océano de colores y sensaciones naturales. Virgilio paseé una mirada atin desconcertada por ‘cuanto le rodeaba. Se hallaba en un claro de aquella exu- berancia, y por delante se abria wn caminito de tierra «que desaparecia a los pocos pasos, serpenteando entre la vegetacion. El camino nacia alli, justo en el lugar en el que se encontraba él. Asi que dio el primer paso. Sin pensirsclo mis. Siempre que habia un camino, por él se Iegaba a al- ‘guna parte No se precipit6, nada de correr. Paso a paso, con precau- ién. No tenia ni idea de donde pudiera estar. {Tal vez.en otra dimensién? Tal vez. Cualquier cosa era ya posible si resultaba que la habitacion, la biblioteca, y hasta la misma ciudad, habian desaparecido. Quiza se despertara de un momentoa otro y resultase que estaba sofando, tan tranquilo,en su cama Virgilio sofiaba mucho, Osea, que'si era un suefio, queria aprovecharlo, y sino. Fantastico. Nunca le habia sucedido nada como aquello. Caminé un rato, aunque... era extrafio, la sensaci6n de tiempo no era la misma alli. Opts por despreocu- parse. Cuando a uno le sucede una cosa inexplicable, lo, mejor es dejarse Mevar, Tarde © temprano ocurriria algo nuevo. Cualquier cosa. Estaba pensando esto cuando de pronto, en un recodo del camino, se tropez con la puerta, Era grande, de madera, antigua, sefiorial,y estaba ins: talida justo en mirad de la senda, sin sujeciones a nin guna pared 6 muro Solo la puerta Y¥ en ella, labradas con hermoss perfecciin, has k del abecedario, ee ss e c No tenia necesidad de intentar abrir Ta puerca, que daba la impresion de ser muy pesada. Se dispuso a ro. dearla por el lado izquierdo, que parecia el mas despe jado. Entonces escuché la vor. Bh! Eh! Sera posible! ,Dénde te crees que vas? Casi dio un salto, por el susto. Lo que menos esperaba ir era una vox. humana. Buseé su procedencia, Primero no vio nada. Pero después, justo al otro lado, cerca de la parte derecha de la puerta, divisé lo que sin. dda era una garita de piedra, casi oculta por la vegeta- ion, Por su éinica ventana estaba asomado un hombre- cillo ran delgado que se le antoj6 una rama seca con ojos. Llevaba una gorra con Ia palabra CELADOR eserita en una plaquita de metal, y una chaqueta tan verde como el encorno. Por fin alguien, Se acercd a él ‘Hola -vacil6 mas inseguro al observarle de cerca. ‘Tenia aspecto de puntilloso, cara seria, ojos molestos. ‘Las puectas son para pasar a través deeellas, pero pri mero bay que abrirlas -le reproché el hombre. seaba enfadado. Es que no sabia ~iNo sabias, no sabias! ~clevé los ojos al cielo jAqui nadie sabe, por Favor! /Se puede saber de dénde vienes? Pues. Iba a seftalar a st expalela, pero de nuevo ne le dejo scabar la frase. Bueno, a mi me da igual de donde vengas. Yo estoy aqui para saber adénde vas ~espets el hombrecille Virgilio le mird fijamente —No se addonde woy ~revonoets. Nw ~{Céniio que no sabes adbnde vas? “la tneredulidad hizo que la gorra bailara en su cabeza-. {Todo cl mundo sabe adénde val Pues yo no. ‘lgame el cielo! (Ocro! ‘Oiga, es que estaba leyendo un libro... bueno, iba a eerlo yn ~jAhl, gestabas leyendo El Libro? Si. ~Entonees, ningiin problema. Solo un par de preguntas. Sacés una librera vieja y gastada de alguna parte de de- bajo de Ia ventana. La abrid, se pasé la Tengua por los Ia- bios y le pregunté: i... Veamos, como te llamas? ~y le aclaré~ Es para el control, gsabes? ~Virgilio. Me llamo Virgilio. Vaya, nunca he conocido a ningén Virgilio. Esea bien, ;Cuantos libros has leido en tu vida? = {Que cuantos libros he leido en mi vida? ~Virgilio se puso blanco. fa sé que nadie lo sabe, pero no se trata de decir el niimero exacto, Solo aproximado, caramba ~Yo. =Varnos, vamos -le apremié cl hombrecillo-. No tengo todo el tiempo de! mundo. La gente cree que por gue estoy aqui no hago nada, y se equivocan, jvaya si se equivocan! Este vs un puesto de mucha responsabilidad, ide muchisima responsabilidad! Luego se Forman colas y hay procestas y todo eso, jpor Favor! Virgilio miré el eamino. {Colas? ‘menos de mil? ~intent ayudarle el ce- Tad Woe th eld oe hes dir que Dee “Uno? fn Era como si no pudiera creerlo. Abrié tanto los ojos ‘que casi se le cayé la gorra dentro de las pupilas. — Me ests diciendo que solo has leido...un libro en- reroen la vida? Si, qué pasa? ~Virgilio,avergonzado, bajé la mirada. ~iOh, cielos! ~el hombrecillo puso una cara de tre- menda angustia-. ;Otro de ESOS! Lodijo en mayiisculas y subrayado. ~Es que... ~{Calla! Calla! ~el eelador le miraba ahora con fijeza, aunque sin perder su aspecto de desolado malhumor—. Ele gusté el libro que Ieiste? -Si, mucho. De quién era? —Del mismo que me recomendé que leyera El Libro. =No esta mal. Es muy bueno, si. Supongo que por eso estas aqui. Siempre nos hace mucha propaganda. Asi que habra que dejarce entrar -suspir6 mitad resignado mitad conforme, casi satisfecho. Luego sacé una letra del mismo sitio de donde habia extraido la libreta, se In mostré y le pregunté~: ;Qué letra es esta? -La P -4ijo Virgilio. ~Z¥ esta? “le moserd ota “La A -dijo Virgilio sin entender nada, Muy bien, Sigue. Le puso una tercera delante de los ojos, dlc estaba examinando o qué? “Vayamos con la dleima, qué letra es? —;Orra A! -manifesté Fastidiado Virgilio. Ya sé cu. Jes son las letras! El celador parecié no entender su enfado. Ya esta dijo. — {Ya esta? Si,adelance. Virgilio lo entendié de golpe. PASA «Pasae. Oiga, pero. ~Yo ya he rerminado mi trabajo, asi que no me vengos rollos, Esto cansa mucho, e4 -le detuvo el hombre- gNo querias entrar? Pues ya puedes entrar. iAdios! Yu cabeza entre Las manos, cert los ojos y se durnsio Pero bien dormido. apoyarse con los codes en la ventanilla, puso la x9 ~ Com quel segundo empezd a xoncar. Virgilio parpadeé atin mis alucinado, sin saber qué hacer, Luego se fij6 en la puerta. Estaba abierta. Asi que la traspuso y siguié el camino. 40. “Sais co tuvo que caminar demasiado. Cosa de unos cincuenta metros después, aunque no fueran en linea recta sino serpenteando entre la vegetacién, se cnconcré frente a una explanada en cuyo cencro se alzaba una pa- red enorme, muy alta, casi hasta el cielo,y muy ancha, pues se perdia practicamente a derecha ¢ izquierda. Para pasar al otro tado habia un arco, siguiendo fa senda. La pared estaba lena de palabras. Decenas, cientos, miles de palabras distintas eseritas de muchas formas. Sc acercé a ella, Justo unos metros antes de Hegar, vio a.un lado del camino una piedra con Ia siguiente ins cripeién: MONUMENTO A LAS PALAMKAS BIAS U RMOSAS Y debajo,en letra mis pequemia: : puedes escribir La cuya. Virgilio lo cogid. Luego se acered a la impre pared y ley algunas de aquellas palabras escri STE] > re fren oT wipith eee iad Erriaa 2m sabe si In que ibaa poner estaba ya eserita En exe momento vio el ordenador Se hallaba al pie del muro, y por supuesto era para comprobar la duda que acababa de plantearsele.Se arto dillo delante de ely tecleé: MUSICA. Esper. Ta respuesta le Hleg6 en un abrir y cerrar de ojes. «Palabra no escrita en el panel. Ha sido acepeada, Puede escribirla. Muchas gracias por su colaboraci6n Se sintié contento. No supo exactamente el motivo, pero...se sintio contento, Participar en algo,o ser parte de algo, siempre suponia dejar una pequetia huela, Estuviera donde estuviera ~cosa que ain ignoraba-, su palabra se quedaria alli para siempre. Y escribié en un hueco del muro, toscamente: P\US ICA Se separé para mirarlo, y entonces las letras, toseas, de nifio, comenzaron a cambiar, sufrir una mutacion ine terior, exterior. Fue como sila pared cobrase vida, como si entrase en una nueva dimension. Duro apenas unos segundos, pero cuando las letras dejaron de cambiar y moverse, st palabra brillaba con maravillosa intensi- dad, y se veia ni mas ni menos que asi: ia as ee Prune eee WO 7 El orgullo que sincié Virgilio casi le hizo gritar. ‘Todavia tenia cl rotulador en la mano, asi que quiso hhacer una prueba. A conrinuacién, debajo de la palabra aceptada, eseribio otra: Contuvo la respiracién, Uno, dos, eres segundos. Nomis. Las leceas de aquella palabra empezaton a fundirse,a cevapararse,a desaparccer,y €1 nzuro no solo las expuls6, convirtiendolas en nada, sino que parecié lavarse 2 si mismo, purificando la zona que habia sido ecupada por ella. Ea menos de diez segundos, ya no qued6 ni rastro desu presencia alli Virgilio levanc la cabera Comenzaba a darse cuenta de que, estuviera donde cs- tuviera, aquel era un lugar ciertamence extraordinario, Tot sehsacion fuela quele hizo hablar en vor alta una -vex mas,como al principio. Eh! Nada. = Hay alguien ahi? Silencio. ‘Deqé el rotuladox en su sitio, miré-su palabra hermosa por iltima vez. y paso bajo! arco abicrto en la pared, Ruiendo a senda la nie senda que paveia trait r aquel universo tan peculias. i Por ees calealo quesu andadura se prolongaba més alla de los cien metros, como minimo, aunque persistia quella sensaci6n intemporal unida a fa de que all las distancias no contaban demasiado. Cien 0 doscientos metros, ,qué mas daba? ‘Todo era paz. Le bastaba con irar la naturaleza, las flores, las plantas, para sentirse 45 bien, De ver en cuando aparecia una mariposa, o un pi- jaro cruzaha el aire par delance de €l,o eenia que dar un salto para no pisar una columna de hormigas. Asi de simple. No hacia ni frio ni calor. Jamas se habia encon- trado can a gusto en parte alguna. ‘Alcanzé uno de los ya habituales recodos del camino y cuando salié de él. Our explanada, Pero distinca, mas bien parecia usia gran plaza, cireu- lar, con setos envolviéndola. En el centro habia un montén de postes indicadores de donde salian no me- nos de media docena de sendas hacia todas direecio- nes, incluida aquella de la que provenia él. Bueno, algo es algo...~suspir6. Si se enteraba de dénde se enconeraba exactamente, cestaria en disposicién de regresar. gAlahabicacién? {A la biblioceca? Cada vez. que pensaba en lo insblico de todo aquello. Los postes eran muy bonitos, como todo lo de alli. No can simples palos con una abla escrita. Estaban bella- mente labrados, y las letras geabadas en los roculos eran, preciosas, tan o mas bonitas que las de In puerta custo- diada por el puntilloso celador Letras. Todo letras. Letras extraordinarias, como aquel mundo tinico. Llegé hasta los postes. gtlacia donde iba? La «Gran Puerta, desde luego, era el lugar por el que habia entrado alli, ya que el poste sefalaba la senda por la que acababa de desembocar en Ia plaza. Lo mis légico, sin embargo, seria tomar el camino que iba al sCentrar y buscar a alguien que le informara. Sin embargo, le Tamé la atencién lo del » Un w0oldgico en semejunte sitio? 46 {Como seria? A Virgilio le encancaban las animales, pero sus pa dres no ledejaban tener un perro en casa, Si se daba prisa, podria echar un vistazo ripido, Muy rapido. Después de todo, un zooldgico, por maravilloso que fuese, siempre era un zoolégico, gno? Elefantes, tigres, eal vez defines... ‘Se movi inquieto, nervioso. MERADOR Lunego ya no se lo pensé ms; solo que esta vex no ca- ‘mind, lanz6 ala carrera por el camino que conducia alz00 yal bosque, ya que las lechas indicabaa la misma direccin, Deseo que el zool6gico estuviera antes que el bosque,o scl iba a hacer ya muy tarde, {La horal nNuse2teviba mira leo Hain entadoen la bi ioteca con apenas quince minutos de tempo. y debia de Ilevaralli bastante mis, Su madrese enfadabs mucho cuando perdia el tiempo y Hegaba tarde a la salida del jo. Le decia que primero subiese a casa a decirle hola, y despucs, si queria y podia, bajase a jugar un rato al parque. Virgilio se detuvo y por fin se decide a mizat el relo ¥ entonces st abrié unos ojos como plato. Ob, no! ~exclam, 'Se le habia estropeado!;Marcaba la misma hora que cuando habia cntracio en la biblioteca! Eso si era mula Levant la cabeza sin saber qué haces,y entonces lo vio, Ouro letrera Augcjurariaqueese nocsabsalliun segundo antes EL TIEMPO NO EXISTE CUANDO LEES cL? Stele parade yaparcia aque eter a {Una casualidad? No,nada era casual. Su vecino, dan Torcuato, que era la Persona mas inteligente que conocia, solia decirle preci- Samente eso, que nada es casual, que todo en la vida tiene 0 una interrelacién, con uno mismo y con los demas, ¥ que las cosas, por absurdas que se antojen, siempre tienen un sentido. De pronto empezé a comprenderlo. Dealguna forma, por extrafio que parcciese, estaba le- yendo el libro de la biblioteca. Y el tiempo... habia dejado de existir? Mir el lecrero. Toms no va a creerme cuando se lo cuente sus piré- Tendré que eraerle aqui para que lo vea con sus Propios ojos. Esta idea leanimé. Fl fabuloso mundo de las letras es- taba resultando muy interesante. ‘Mis atin, fascinante. Continué caminando, hasta que reemprendié la ca- rrera, Volvia a transitar por una zona de espesura ce rrada, mis. menos como la de fa entrada. A lo peor las, discancias eran mayores de lo que creia. .Por qué no se- fialaban los indicadores nada al respecto? Un recodo, otro, se agaché para pasar por debajo de unas ramas, salt6 por encima de otras. Hasta que se topé con un nuevo rétulo. No, el z0ol6gico no estaba antes que el bosque, sino al revés. Primero el bosque. Lo ponia bien clazo alli Ba 0 Vf irgilio levanté la cabeza. Por encima de los matorrales y las flores, justo detris del siguiente recodo dela senda, asomaban las ramas de los arboles. Primero no habia entendido por qué se anunciaba con tanto de- talle la existencia de un bosque. Pero después de ver el Jetrero que tenia aun lado y vislumbrar esas ramas, Feuncié el cefto. La sorpresa reaparecié en su inimo. Avanz6 unos metros, despacio, sin fijarse apenas por donde caminaba, con los ojos puestos en su objetivo, La sorpresa aumenté, hasta hacerse asombro, cuando dejé el iilsimo matoreal atras. Era un bosque, si, pero un bosque formado por... ~jAhi val ~manifeseé boquiabierto. {Qué otra cosa podia ser sina? ¥ por un hueco en Ja riipida valla arbolada que lo r0- deaba, entréen el, Pe Sinquello cra el bosque, edmo seria el zooldgico? 2 cimo seria el resto de aquel mundo? Paseé entre los drboles. Los pijaros que jugaban por sus ramas cantaban muy felices, libres. Unos represen- taban claramente una jetra, casi era un juego intuir a cuil se parecian otros. Toda su Fuerza se manifestaba en la propia personalidad de cada uno, si es que podia de- cirse que un Arbol renia «personalidad>. Flotaba una ex- travia y magica vida entre ellos, como si en aquel lugar se unicsen las dos formas mas importantes de la esencia humana, la naturaleza y el saber. El tacto de los Arboles era agradable, rugoso, como el de cualquier arbol, pero tambien cilido, muy cilido. To cindolos, Virgilio tenia la impresién de sentir lo que habia en su interior. Al abrazar al que parecia una R, notaba un suave «rrretrereerre> en su corazéo, y al aca- riciar al que semejaba una M, se expandia por su espi ritu un delicado «mmmmm» leno de evanescentes so- noridades. Casi hubiera jurado que las letras, es decir, os arboles,estaban vivos, Tor eso les habis. ~iHola! Los arboles en forma de H, de O,deL y de A suis ramas de mancra apenas imperceptible Elviento? = Qué tal? ~dijo Virgilio. Yahora los que movieron elEyelN. Era dem ws fucron cl Bel I, iLeestaban concestando! = Donde estoy? Le cast «leer fa frase entera, porque se movieron nque sincronizidamente, uno tras OFF. BOSQUEDELASLICERAS. st Ya sé que esto ¢s el Bosque de las Letras! manifests Virgilio Yo lo que queria saber es dénde estamos, el bosque y yo! No hubo respuesta. No supo ni siquiera silos étboles leobservaban a él o se observaban entre si, caso de que lp hicieran. Aun en su inmovilidad, a vida que habia en cllos se ineufa, era una percepcién de lo mis real. Virgilio se acereé a un drbol en forma de V,aunque se parecia poco a la inieial de su nombre. No se diferenciaba mucho de la U, por ejemplo. La V era fa letra que mas le zustaba, tanto por ser la suya como por representar el Simlbols de la victoria cuando se levanraba a sano con los dedos indice y corazén extendidos. Victoria y paz Hola, V-le dijo. Al posar la mano sobre él En alguna parte habia Jeido que cuando abrazas a un flict Hest sea: Necserper se sta no. Solo te inundas de ella, porque el arbol esti en con- tacto con la tierra y ademas es a ser vivo,el rey de lana turaleza Virgilio nunca se habia abrazado a un atbol i que lo hizo. ‘Abraz6 al irbol V con todas sus fueraas. Ysupo que era verdad, porque fue como si recibicra la inas cnergética de las corrientes. La nosé salrando por los misculos desu euerpo igual que si fuera una carrera de vallas, navegando por su sangre, estallanda en su mente y en su corazén, haciéndole casquillas en el est mnago, erizindole ef vello corporal. Jamis se habia sen tido d forma, Alsepararse del arbol,de su rama mas alta cay una gots de resina, suavemente, despacio, Gist eomo si flo- (ura. Virgilio puso la palma de su mano abierta y coud sin dejarls Hegar al suelo, 16 que el &rbol seestre~ Nocrauna ligrima. Era un regalo. ~Gracias “le susurré al érbol V. Una delicada brisa aparecié de xepente para agicar las ramas de todos los irboles del bosque. Virgilio cerré la mano, dejando que Ia gota de resina se la impregnara. No era pegajosa, sino mas bien suave, como una crema que penetré en su piel Se habria quedado alli mucho mas tiempo, muchi. simo mas tiempo, pero atin no sabia si su reloj estaba es. tropeado o si, como decia aquel letrero de antes, «al leer, el tiempo no existe>. Ademas, si el bosque de las letras era asi, como seria el 200l6gico? Sus deseos de averi- guarlo aumentaron en proporcién geomeétrica a su im: paciencia natural ~He de irme -se despidis. «A.DI.OS», le desearon los cinco arboles respectivos. Si,le dio mucha pena tener que abandonar el bosque, pero se resigné, Busc6 el camino, que atravesaba el cu pido sew al 6120 lado del lugar por el que habia entrado, yal llegar a él lo contempl6 por Gltima vez. A lo mejor, lucgo, de regreso, volvia a pasar por allf, aunque algo Ie dijo que no, que todo aguello era tinico, Faseinante pero Gnico. Nada mas reemprender la marcha por la senda de tie- rra, la vegetacion volvié a scr la misma de antes. El aroma del aire era estupendo, lo mas sano que janvis hu- biese respirado. No solo era por fluir de esa naturaleza en la que se encontraba, sino por algo mas. Aquel era un aire que olia a limpio,a vigor, libertad. Ei camino se ensinchd de pronto, y a les pocos pasos Hegé a un cruce. Habia cuatro indicadores que ya eonocia, pues eran iguales a Jos de la gran plaza, Al frente, el d Zoo; por detras, del Bosque; la izquierda el de Puerta, a la derecha, ef del Centro. Virgilio sigud por el del frente. Queria ver aquel zooldgico. No se imaginaba cémo podia ser un 200lgico en el Mundo de las Lezras. Esta vez hizo una prueba. Si antes, cuando mir6 el re- oj, habia aparecido un letrero de no sabia dénde, con una frase alusiva alo que le sucedia‘o pensaba, tal vez ahora encontrara otro si Cuda flea para Megat al xool6gioo? ~pregants Miré a sa alrededor. Nada. Bueno, era lo mas logico. Ni gue los letreros 0 los postes indicadores aparecie ran asi como asi, saliendo de la tierra Caming media docena de pasos. ¥ al girar a ta iz- quierda en uno mis de los muchos recodas que hacia fa senda, ahora bastante ancha, se tropez6 con él. Otro letrero. FALTA LO GUE FALTA DISFRUTA DEL PAISAJE LLEGARAS IGUAL Increible. Alli todo estaba vivo 0, por lo menos, reac~ Gionaba como si lo estuviese. Porque casual, casual... erefa que lo Fuese Las lerras de los mensajes eran normales. No venian nada que ver con las de los indicadores y sefializadaces del Mundo de las Letras. Parecia que la propia tierra le hablase .Cuinto son dos y dos? de cineuenta metros despucs, supo que 10 iba a haber una respuesta a su estupides, Asi que se concenteé en hacer loque le decia el dltimo lecrero:disfrucar del paisaje. Un paisije que eamibiabs de forma paukatins, que se hacia menos agreste mientras anqueaba ef cada vex mais ancho caming, enaverride 36 ahora ya easi en una calle, A ambos lados, y de trecho en trecho, fue encontrando bancos de piedra madera para sentarse; Fuentes de una de las cuales bebi6 un agua pura y eristalina, buenisima; papeleras para que nadie echara nada al suelo... aunque por alli seguia sin ver una sola alma; placitas 0 ensanches con mas bancos, para hacer picnics o pasar el rato; y farolas que, como era de esperat, tenian también forma de letras, algunas tan bellamente trabajadas y labradas, que se las quedé mirando extasiado. Jamas hubiera imaginado nada tan hermoso... hecho con letras, las mismas letras vulgares y corrientes que enaban los libros. Cada farola era una obra de arte, nica especial. Ha- bia mucha lux, porque el dia brillaba con un sol esplén. dido en el cielo, asi que ninguna se hallaba encendida, ¥y por mas que se esforz6, no logré imaginarselas. Pero desde luego eran Farolas, labradas con el mimo de un gran artista segin la inspiracién desprendida de cada le- tra, Comprendié por qué estaban alli cuando vio una placa de marmol con el nombre de aquel lugar: AVENIDA DE LA LUZ Fuer por li luz del sol, fuera por la de las Farolas en Ja noche, la Avenida cle a Laz se convertia en el mis deli- <0 por el que ubiera caminadea lo hurgo de sus laro que, ceniende en cuenta que no Te gustabst 2 porque sé aburris, comprendi¢ que tarnpoce era

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