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Estimada Directora General de Atención Primaria:

Hace un año se discutió y elaboró un documento para la unificación e implantación de


un modelo de “agendas de calidad” en toda la Atención Primaria de la Comunidad de
Madrid. Como bien sabe, SoMaMFyC nunca ha compartido el redactado ni el contenido
final del documento y pidió expresamente cambios en el mismo para poder aceptarlo y
refrendarlo. Tras un año sin noticias del mismo, ahora se ha presentado a los gerentes y
se ha trasladado a los EAP para su implantación el próximo septiembre de 2010.

La Atención Primaria madrileña, como el resto de España, presenta una muy alta
frecuentación, lo que constituye uno de los problemas principales. Esa frecuentación
viene originada por muchos motivos, seguro que una parte es responsabilidad de cada
médico dada la variabilidad, pero sobre todo se puede atribuir en gran medida a la
burocracia que nos obliga a reiterar visitas para recetas, bajas, informes, etc, que ha
contribuido a banalizar el acto médico y a restarle valor. Como sistema público de
acceso universal, algo que consideramos positivo y valioso, el paciente accede
libremente y según su criterio, lo que garantiza la equidad y es reconocido por los
pacientes en las encuestas de opinión.

Es decir, tenemos una accesibilidad garantizada, pero no podemos dar la calidad


necesaria porque la frecuentación disminuye el tiempo por paciente, siendo el tiempo
nuestra principal herramienta en el diagnóstico y tratamiento. A la vez es también
nuestro límite, pues por mucho que deseemos y contradiciendo a Einstein no es relativo
en nuestro medio. Si no se permite al profesional una gestión de su agenda que optimice
su eficiencia y se ignora su capacidad para manejar su consulta, se bloquean las
plantillas y desaparecen los suplentes, seguiremos bajando en la autoestima y el
reconocimiento ajeno, contribuyendo a aumentar la huida y el desgaste de los
profesionales.

Con este documento se lleva a su tope la máxima de que “el cliente siempre tiene razón”
y se le traslada el mensaje de que el médico ha de estar a su disposición todo el tiempo
que está en el Centro de Salud, con independencia de de la causa de la demanda, de su
gravedad o su pertinencia, con independencia de la situación de la consulta y del
derecho de los pacientes que se han citado con los plazos adecuados, se le reconoce el
derecho a acudir en cualquier momento, por cualquier causa y exigir una atención
inmediata. Esa es la consecuencia de eliminar el concepto de “paciente sin cita” o
“paciente no demorable” como antes se eliminó el de “paciente urgente”.

Clásicamente se ha recogido que el tiempo de consulta “no ha de ser superior al 70% de


la jornada laboral”, lo que se aproxima a cinco horas. Sin embargo en el documento se
establecen 5 horas de forma rígida en todas las agendas y no “un máximo de 5 horas”.
Como usted bien sabe, la mayoría ya dedicamos ese tiempo a la atención directa en
consulta, aunque eso signifique que el paciente tenga que esperar cuando hay retrasos.
Pero también deberían saber que eso ocurre en todas las consultas, públicas y privadas,
a menos que se deje un muy generoso tiempo para todos y cada uno de los pacientes,
por ejemplo los 20 minutos de las agendas de otros especialistas. Con pacientes citados
cada 5 minutos los retrasos son sistemáticos. Es más, a menudo habrá tiempos muertos
a lo largo de la jornada y grandes retrasos a última hora, pues nada impedirá que se
acumulen al final de la jornada.
El documento establece que para asegurar la cita en el día cada agenda ha de tener
tantos huecos como la media anual del profesional más una desviación estándar. Pues
bien, por una parte es evidente que vamos a aumentar la oferta de huecos, lo que sin
duda aumentará la demanda, pero es que además si ignoramos los picos estacionales,
muy acusados en algunas consultas, o sencillamente las circunstancias puntuales de
ausencias propias, días de la semana, o ausencias masivas de compañeros, y la
instrucción previa de que todo paciente que lo pida ha de ser citado en el día, será
inevitable que las consultas se sobrecarguen aun más.

Eso sí, se dice en el documento que los profesionales pueden ajustar la agenda a sus
necesidades, se habla de la salvaguarda de la docencia, la formación de residentes y la
investigación, pero se pone en manos de las gerencias unos criterios rígidos que obligan
a su cumplimiento. Todo ello sin haber evaluado la implantación realizada en los
últimos años en algunas áreas con resultados muy dispares. No se puede culpar a los
gerentes de no entender lo que se les ha ordenado: 5 horas son 5 horas, citación en el día
es citación en el día, los términos “media” y “desviación “estandar” los entiende
cualquiera y “el que se mueva no sale en la foto” es ya un clásico en este país.

Además se nos exige una vez más a los médicos cumplir lo mandado olvidando que la
administración sigue incumpliendo su parte: se incumplió el aumento de plantilla del
Plan de Mejora lo que sumado al aumento de población asistida de las colaboradoras
serían más de 500 médicos, llevamos dos años para resolver una oposición que afecta a
la cuarta parte de la plantilla, se realizan contratos eventuales donde deberían ser
interinos, se implanta un programa informático en fase de diseño que ha causado
grandes problemas en los centros de salud porque “es necesario para la receta
electrónica”, y además se incumple el compromiso de implantar la mencionada receta
electrónica por la negativa de colectivos ajenos.

En resumen, creemos que no se puede implantar el documento en su redactado actual,


sin una evaluación de las experiencias en marcha, y con unos criterios rígidos y poco
acertados. No discutimos por evidente la utilidad de uniformizar los tipos de actos y los
colores en toda la comunidad por obvio y necesario, pero si la duración de las consultas,
el número de visitas y la capacidad de cada profesional y cada EAP para gestionar su
agenda siempre que se cumplan unos requisitos basados en garantizar la asistencia en
unos plazos adecuados a la severidad y pronóstico del proceso, a la calidad de la
consulta, a los objetivos asistenciales y al cumplimiento de la Consejería de sus
compromisos.

Un saludo

Paulino Cubero

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