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EsTUDIOS SOBRE LA CONSTITUCION DE LA REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA X ANIVERSARIO ‘oProcuraduia General dela Replica, 2009 COLECCION: . PROLOGO — sobre la Constitucién de la Reptiblica Bolivariana de Venezuela. Giapys Maria GUTIERREZ ALVARADO Pelee la : Atvaro SILVA CALDERON AnToNto De Caso. fa rigurosamente prohit -reproduccién parcial o total de este libro, sin la autorizacién escrita nt Ne BN Sicurs Corpor cigar rasan corsa pyc CmuosEscansc Mauve Aunt Nocuea emda informético, la dsebucion de ejemplares mediante alqulero préstamo publica Cropossatpo RusstANFRANcIsco Paacios ROMEO FRANCISCO CaRRASQUERO LOPEZ GERARDO PWSARELLO aie ies eh Guseero HerNanpezKONpryN GONzALO Marsrno BUELGA eee mes IsatasRonricuez Diaz —_LitiaNa CaRRERA SILVA Nees [Jess Epuapo CasreraRoMERo — Marcos Carano D Dieco Junio César Arias Ropaicuiz — Maxco Araricto WILHELM monuccades Luisa Esteita Moraes LaMuSo Rust Manrinez DaLMau EDITORIAL: Lua Onreca Diaz Victor Atvarez MEDINA Fnac Edtorl El pro ylarana Carolina Bo Canna Flee Dileny finns Rodeguer Juan Pedro Herraiz Bante es FRANCISCO PALACIOS ROMEO Yesie Cr Drxtes VeLAzquez REQUE alert Vias (Coorpiapores) shes | PROCURADURIA fra General Repblicanoxcacereyponale GENERAL DE LA REPUBLICA porelconenid dels aealosiacasdos ene publica, DEMOCRACIA Y DERECHOS PARTICIPATIVOS: ELEMENTOS, DERUPTURA CON LA DEMOCRACIA LIBERAL Mancos Crtapo ne Disco PRoFESOR DF DERECHO CONSTITUCIONAL (UNIVERSIDAD DE EXTREMADURA) una nucva forma de democraticacién, ain no existent en ningin lugar Georg Lakes Diez afios después de la caida del muro de Berlin, que puso fin al llamado siglo de las ideologias’, el pueblo de Venezuela aprueba en refe- réndum la Constitucién de 1999, un texto que resume, articula y eleva al méximio rango jurfdico la teoria y la practica de los movimientos sociales que en Latinoamérica habian venido oponiéndose ala ideologia tinica cau- sante de una nueva década perdida en la regiOn. La Constitucién de 1999 se converte asi no sélo en un hito de la historia constitucional venezolana, sino en un simbolo del movimiento emancipador latinoamericano, en el intento que lleva mas lejos la pretensién de crear un constitucionalismo propio y diferenciado en América Latina. Mientras que el fin de las ideolo- ‘g’as daba paso en el mundo desarrollado a una lectura técnica de la consti- tucién que presuponia una ideologia constitucional tinica y cerraba la his- toria del constitucionalismo, en Venezuela se abria paso una voluntad de transformacién que actualizaba las funciones del constitucionalismo. En el presente texto pretendemos dar cuenta de este cambio de ratio constitucional en su dimensién democratica y participativa. En un primer ‘momento, realizaremos una reconstruccién te6rica del marco de referencia de los derechos e instituciones participativas, en el convencimiento de que un andlisis sectorial desde postulados dogméticos estandar tiende a reconstruir las instituciones juridicas segiin el sentido de la ideologia en la que se asienta ‘esa dogmatica y, por tanto, es incapaz de incorporar a la interpretacién juridica los cambios introducidos por la Constitucién de 1999 en toda su riqueza. Por ello, el criterio expositivo ser4 el de hacer patentes las rupturas tedricas con otras concepciones y tradiciones de la democracia que encon- tramos en el texto venezolano. En segundo lugar, concretaremos estas rup- tras en el fracaso de la democracia representativa puntofijista en Venezuela yen la construccién constitucional de un principio participativo de gobierno ‘con manifestaciones en los distintos ambitos de regulacién constitucional. © La expresion es de Jean Pierre Faye, El siglo de las ideologias, Barcelona, Ediciones del Serbal, 1998. ‘pee token eet 1. Planteamiento del problema: un nuevo marco teérico de la democracia en Venezuela Una de las novedades mas significativas que introduce la Constitucién Bolivariana de 1999 en el derecho constitucional comparado es la regula- cién de la participacién ciudadana. El cardcter innovador no se circuns- cribe al nimero y la significacién de las instituciones y procedimientos par- ativos que contempla, sino al concepto mismo de democracia que la inspira, al cardcter transformador de las relaciones sociales que se le otorga ya la preocupacién que manifiesta a lo largo del articulado por establecer una relacin consecuente entre vocacién transformadora de la democracia y concrecién dogmatica e institucional de sus exigencia: 1. Respecto a las instituciones y procedimientos participativos, la novedad no radica tanto en los propios institutos juridicos, rastreables tanto en la historia constitucional como en el constitucionalismo comparado, sino en el hecho de que, por primera vez, aparezcan juntos en un tinico texto constitucional los referenda consultivos, de aprobacién y de abrogacién de leyes (arts. 71, 73 y 74), la revocacién popular de cargos electos (art. 72), las asambleas de ciudadanos (art. 70), la articulacién constitucional de la planificacién participativa en los distintos niveles territoriales de gobierno (arts, 166, 182 y 299), la participacién de la sociedad organizada en la elec- ci6n de los titulares de los 6rganos de garantfa (jueces y juezas ~arts. 255 y 279-, miembros del Poder Ciudadano art. 279- y del Consejo Nacional Electoral -arts. 295 y 296-) y la participacién ciudadana en la formacién, ejecucién y control de la gestién publica (arts. 55, 62, 84, 86, 123, 128, 141, 166, 168, 182, 184.2, 185, 211). 2, Las consecuencias juridicas que se asocian a la regulacién constitucional de la participaci6n apuntan a un radicalismo democratico que encuentra su fundamentacién en la voluntad transformadora de la Constitucién. Como establece el Predmbulo, la Constitucién de 1999 se crea con el fin “de refundar la Repiiblica para establecer una sociedad democratica, par- ticipativa y protagonica”®. A partir de este objetivo se pueden extraer tres caracteristicas que ilustran el concepto de democracia que maneja la Cons- titucién de 1999 y sobre el que se asienta la regulacién dela participacio 2 Sobre la fuerza normativa del Predmbulo de la Consttucion de 1999, cr. Sentencia de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela (en lo sucesivo, SSC), de 19 de enero de 1999, caso: Referéndum consultivo, a, Si de lo que se trata es de “establecer una sociedad demo- crética” y no simplemente de “profundizar” 0 “avanzar” en la democracia, seré porque, a juicio del constituyente, esa sociedad democratica no existia antes de la Constitucién Bolivariana 0, cuanto menos, no existia en los términos en que concibe la democracia el texto constitucional. Por tanto, no se trata de sancionar el orden existente para protegerlo, sino de reaccionar frente a ese orden y de transformarlo. De esta manera, la Constitucién de 1999 rompe con la tradicién defensiva y de mantenimiento del statue quo que han tenido las constituciones en la etapa especificamente capitalista’, para recuperar el sentido transformador y de ruptura que tuvo originalmente el constitucionalismo. La Constitucién de 1999 pretende asi una actualizacién hist6rica del orden social en Venezuela, asumiendo un papel democratizador que actie ‘como coadyuvante de las dinamicas sociales de cambio. Consecuentemente, la ratio de la Constitucién ha cambiado y este cambio se manifiesta en la forma institucional del Estado. Ahora bien, el cambio de ratio implica también un ‘cambio en la forma de leer, interpretar y concretar normativa y jurisprudencialmente las disposiciones constitucionales. La mayor parte de la teoria y la dogmatica constitucionales contemporaneas no se ha desarrollado a partir de la funcién transformadora del constitucionalismo sino, bien al con- trario, desde una funcién defensiva que, de manera expresa, se manifiesta en el freno y control del poder politico como aiicleo de la ideologia constitucional:, Establecida asi la ratio general de las constituciones, queda fuera cualquier supuesto ideal de justicia que sirva de fundamento para una evoluci6n posterior, y las constituciones se limitan a fijar normativa- ‘mente la relaci6n de fuerzas entre las distintas clases sociales, * Clr, sobre este punto C. de Cabo Martin, “La funciGn historica del constitucionalismo y sus posibles transformaciones”, en Comer el consenso. Estudios sobre el estado constitucional ‘yal consttucionalismo del estado social, México, UNAM, 1997, pp. 176-180. (Ahora en ‘M. Carbonell Comp.) Teoréa de la ConstituciGn, Ensayos escogidos, México, Ed. Por UNAM, 2005}. (Cte. K. Loewenstein, Teoria dela Constitucién, Barcelona, Ariel, 1964, pp. 2958. seieraaceaitent bien para consolidarla, bien para obstaculizar su alteracién’. De esta suerte, en un nivel profundo, la funcién defensiva del constitucionalismo supone también freno y control al cambio social. Asf las cosas, la teorfa y la dogmética “con- solidadas”, si se aplican mecénicamente para la interpreta cién y conerecién del significado de las disposiciones cons- titucionales, pueden resultar disfuncionales a la voluntad de cambio constitucionalmente expresada. Se impone por tanto una revisin critica del instrumental interpretativo que per- mita ir alumbrando una teoria y una dogmética del consti- tucionalismo transformador, funcional a la ratio de cambi social de la Constitucién de 1999. b, La democracia en Venezuela no se cixcunscribe s6lo al émbito institucional, sino que, tal y como establece el Preémbulo, se extiende a lo social. La Constituci6n no pretende sinica- mente organizar democraticamente el poder, sino crear una “sociedad democritica”. Se escuchan aqui los ecos de la cri- tica al formalismo liberal y que tuvo en Alexis de Tocque- ville uno de sus fundadores*. Tocqueville no busca las raices de la democracia en el Estado, sino en la sociedad civil, ale- jéndose asi del politicismo formalista del discurso te6rico democritico liberal: para Tocqueville es la condicién social Ja que determina la vida politica y esa “condicién social” de la democracia es la igualdad’. La democracia alude por tanto ‘a cuestiones relativas al régimen politico-institucional, pero también y principalmente a otras de naturaleza sustantiva relativas a la igualdad. De esta suerte, la formalidad demo- cratica no es mas que pura retorica, sino se asienta sobre una condicién generalizada de igualdad.Si de crear una “sociedad democritica” se trata, la constitucién no puede limitarse a establecer los mecanismos institucionales de participacion, (Cit, Aja, “Prblogo” a F. LaSalle, :Qué es una constituciont, Barcelona, Ariel, 1976, pp. 2s. Chr. A. Borbn, Estado, capitaliomo y democricia en América Latina, Buenos Aires, CLACSO, 2003, pp. 153s. Cli. M, Zerterbaum, “Alexis de Tocqueville”, en Straus J. Cropty, History of Political Pilosoply, Chicago, The University of Chicago Pres, 1987, pp. 715-718. Vid ene mismo sentido, Manent, Historia de pensamiento liberal, Buenos Ares, meet, 1950. sino que tendra que arbitrar un programa ambicioso de inter- vencién social con el objetivo de eliminar los remanentes jerarquizantes que existan, sean estos de tipo econémico, social, cultural o psicolégico. Entender la igualdad como sustrato de la democracia resulta incompatible con el tfpico reduccionismo liberal que entiende el Estado como pura sociedad politica y, consecuentemente, con las posiciones neoconservadoras que reducen el problema de la libertad al recorte de las competencias y atributos gubernamentales. No resulta por ello extraiio que el art. 70 de la Constitucién de 1999, al establecer los medios de participacin del pueblo “en ejercicio de su soberanfa”, junto al amplio catalogo de derechos politicos a los que nos hemos referido anterior- mente, incluya también medios de participacién “en lo social y econémico”, reconociendo como derechos participativos formas de organizacién econémica no mercantiles como la autogestién, la cogestion, las cooperativas o la empresa ‘comunitaria, Con ello se esta expresando a nivel juridico- formal la unién conceptual entre democracia y condicién social de igualdad y se establece la directriz.de que, en el desa~ rrollo constitucional venezolano, democracia participativa y reforma social deberan ir de la mano. Esta afirmacién puede sustentarse teéricamente acudiendo de nuevo al andlisis que de la democracia hace Tocqueville. Una de sus conclusions es que la igualdad no sdlo-es com- patible con la libertad y la democracia, sino también con el despotismo politico e incluso con una tirania vestida con ropajes democréticos'. Consecuentemente, solo un pro- grama constitucional de intervencién pablica para la reforma social no “produce” necesariamente “democracia”, de la misma manera que tampoco produce “reforma social” la sola manipulaci6n de las instituciones puliticas y estatales. La prictica participativa debe acompafiar necesariamente la reforma social, para que ésta no acabe en tiranfa con ropajes democraticos. La reforma social debe acompafiar necesaria- mente el desarrollo institucional participativo para que éste © Gir. A. de Tocqueville, La democracia en América, México, Fondo de Cultura Economica, 1957, pp. 619-634. smmusnee pueda sustentarse en la igualdad y ser as{ auténticamente democratico. La unién conceptual entre reforma social y democracia par- ticipativa reclama una interpretacién integradora de ambos contenidos constitucionales. Quiero decir con ello que no es posible abordar la interpretacin de las instituciones partici pativas como meros derechos politicos desde el arsenal doc- trinal de los derechos fundamentales, porque concibiéndose éstos como limites al poder del Estado, pueden acabar fun- cionando como frenos para lograr la condicién social que dote de sustancia igualitaria a la mera forma institucional participativa. c) Igualmente, y como consecuencia de las dos ideas anteriores, si la Constitucién se impone la tarea de “establecer una sociedad democratica” es que no concibe la democracia como un estado, sino como un proceso. La Constitucién de 1999 no incorpora tanto un concepto de democracia, cuanto de democratizacién. Este concepto de democratizacién supone una ruptura con la concepcion liberal burguesa de la demo- cracia propia de la tradicién constitucionalista, por cuanto implica: Una superacién del concepto procedimental de demo- cracia. La democracia no es (0, al menos, no es sola- mente) un conjunto de instituciones y précticas para garantizar el poder de participacién del ciudadano en las cuestiones politicas de una sociedad que se dice demo- crtica en tanto incorpora esas instituciones y practicas. La misién que la Constitucién de 1999 impone al Estado venezolano no es la de establecer Ja democracia, como si se tratara de una condicion estatica del funcionamiento institucional. Esto no es més que un aspecto parcial y téenico del concepto de democracia que incorpora la Constitucién de 1999, cuyo funcionamiento efectivo es consecuencia de transformaciones no institucionales, sino sociales. i) Una superacién del concepto abstracto de democracia La democracia no es una categoria sociolégica abs- tracta, sino forma de ser, determinaciGn de existencia Ello implica, en primer lugar, el carcter historicista del concepto de democracia de la Constitucién de 1999. La democracia sucede en unas circunstancias historicas dadas, por lo que la democracia realmente existente es la que determinan esas condiciones, con independencia {e incluso en contradiccién con) su formulacién formal. E] elemento ideal inherente a toda formulacién demo- cratica no es su forma concreta, sino su aspiracién, la idea de justicia que orienta teleol6gicamente el proceso democratizador y que lo define como tal proceso. En segundo lugar, més allé de lo institucional, la democra- tizacién como proceso consiste en la “democracia de la vida cotidiana”, del habito, de la relacién con el otro. Una formulacién puramente abstracta e institucional de la democracia permite, en la practica, una transgre- sion privada de sus exigencias éticas y sustantivas que, sin embargo, se mantienen como formalmente vigentes en el mbito puiblico. Se trata de la vieja distincién mar- xxista entre homme (egoista privado) y citoyen (idealista paiblico)", “Establecer una sociedad democratica” signi- fica superar esta divisién, lo que implica no s6lo llevar la ética piblica y la condicion social de igualdad a la préc- tica privada, sino llevar también las preocupaciones y los modos de la vida cotidiana al ambito de lo piblico a través de la institucionalidad participativa. ciii) Una superacién del concepto de constitucién como norma de y para el Estado. La democratizacién consiste en un proceso de transformacion social en el que tanto Estado como sociedad tienen responsabilidades. La Constitucién de 1999 no define el campo de accién social s6lo negativamente, sino también a través de vinculos Sobre los conceptos de “democratizacién” y de “democracia de la vida coridiana”, vid. G Lukics, El hombre yla democracia, Buenos Aires, Contrapunto, 1985. © Vid. K:Marx, La cwestin judi, Madrid, Antrophos, 2008. 2 positivos: extender la condicién social de igualdad al Ambito de la practica privada y la apropiacion social de la institucionalidad participativa para hacer la expresién de las preocupaciones y los modos de la vida cotidiana, son auténticas obligaciones juridicas con sancién cons- titucional, como veremos en el punto siguiente. De esta suerte, la sociedad entra en el constitucionalismo como objeto de regulacién, no ya s6lo como fundamento de la limitacién del poder del Estado 0 como proyecto defi- nido a nivel programético, sino como destinataria de obligaciones concretas. 3. Hemos dicho anteriormente que el cardcter innovador de la Consti- tucién de 1999 no se encuentra s6lo en el ntimero y la significacién de las instituciones participativas, ni tampoco en el concepto de democracia que les sirve de fundamento, sino también, y de manera muy significativa, en la preocupacién que manifiesta alo largo del texto por establecer una relacion consecuente entre vocacién transformadora de la democracia y concrecién dogmatica e institucional de sus exigencias. Planteadas asi las cosas, desde un punto de vista sistemético debe- riamos hacer alusi6n aqui, por un lado, al programa constitucional de reforma social y los instrumentos de intervencién piblica para lograr la condicién de igualdad social y, por otro lado, a los diferentes circuitos representativos que arbitra la regulacién constitucional de la participa- cién", Pero creo que, por una parte, estas instituciones constitucionales son ya concreciones dogmaticas e institucionales y, por otra parte, su novedad, {ue es el criterio expositivo que estamos siguiendo en esta parte del trabajo, se encuentran mas en el émbito de la historia constitucional de Venezuela ‘que en el marco te6rico estructural al que estamos haciendo referencia. Hecha esta aclaraci6n, la pregunta que nos hacemos aqui es cémo consigue la Constitucién de 1999 llevar al campo dogmético, al ambito juridico-formal, las rupturas que, a nivel de concepto, establece con la idea de democracia procedimental de la tradicién burguesa. Es decir, cémo consigue convertir la institucionalidad en préctica social: dotar de vida 1 Sobre la idea de “segundo circuito de la politica” o de “ciudadania secundaria”, Vid. C. Offe, Contradictions of the Welfare State, Londres, Hutchison, 1984 y P. Schmitter, “Un possible esboro de una democracia ‘post-liberal”, en B. Arditi (ed) sDemocracia post-lib- eral? Eleepacio politica de las asociaciones, Barcelona, Anthopos, 2005, pp. 249-263, cotidiana la estructura juridico-formal de la participacion. Y aqui emergen dos instituciones constitucionales que me parecen clave en la lectura de la democracia y la participaci6n en Venezuela: En primer lugar, el principio de corresponsabilidad entre sociedad y Estado en la conduccién de la vida nacional (art. 4), que obliga a concebir la participacién como un deber ciudadano de cardcter general (arts. 62 y 132) ‘con proyeccién en ambitos concretos de la vida pablica (arts. 79, 80, 81, 83, 84, 102, 127 y 333). En segundo lugar, la Constitucién de 1999 ordena al legislador con- siderar como “nuevos sujetos de la descentralizacién” las asociaciones sur- gidas de la autoorganizacién vecinal con el objetivo de “descentralizar” y transferirles determinadas competencias en materia de servicios piblicos en régimen de cogestién y autogestién (art. 184). El principio de corresponsabilidad y los deberes contemplados en el art. 132 ligan Ia actividad de los particulares al cumplimiento de ciertos contenidos constitucionales, de suerte que los perfiles juridicos que distin- guen entre pueblo y poder pablico en la Constitucién venezolana se hacen borrosos. Los deberes del art. 132 0 la regulacién del art. 184 pueden con- templarse en el entendimiento de que la sujecién de los particulares a la Constitucién es negativa, salvo en el ambito de ejercicio de la soberania, en el que los llamados a participar lo hacen en ejercicio de competencias piilicas y por tanto sujetos de manera positiva ala Constitucién. 2. Los presupuestos de la democracia participativa en Venezuela 2.1. Presupuestos materiales: El fracaso de la democracia representativa Entiendo por democracia representativa aquel régimen de gobierno en el que la introduccién en el aparato del Estado de las demandas sociales esté. monopolizado por élites politicas de cardcter electivo, cuya legiti- midad social y juridica proviene de la posibilidad de presentar el resultado clectoral como una agregacion electiva de iguales. Independientemente del juicio abstracto que merezca la democracia representativa como régimen de gobierno, lo cierto es que la regulacién constitucional de sus requisitos formales en Venezuela no ha sido sino una cobertura ret6rica del cliente- lismo, como practica de funcionamiento, y de una democracia consociativa, ccomo sistema de gobierno. Y ello se debe fundamentalmente al hecho de {que en Venezuela no se han dado los presupuestos materiales de funciona- :iento de la democracia representativa que si se han dado en otras latitudes seeraecoeict y que consisten, esencialmente, en un determinado grado de homogeneidad social, Esa relativa homogencidad, unida a la igualdad politica formal cons- titucionalmente declarada, permite invisibilizar las desigualdades reales que determinan y coercionan la eleccién politica del votante y presentar la elec- cién y el escrutinio numérico como una agregacién electiva de iguales. Desde un punto de vista estructural, para que una democracia repre- sentativa funcione no basta con el dominio de la racionalidad capitalista, sino que es necesario su generalizacién hasta el punto de que la sociedad interiorice la I6gica mercantil en la mayor parte de sus actividades pro- ductivas®, culturales y de consumo. De esta suerte, la homogeneidad en la practica social, incluidos los comportamientos politicos, generar una apa- riencia de igualacién social, Desde un punto de vista formal, la homogeneizacion consiste en la creaci6n de categorias sociales universales superadoras de los particula- rismos. En este sentido, juega un papel fundamental el derecho que, for- malizando por igual a los individuos como ciudadanos, garantiza una igualdad politica formal y unas pretendidas condiciones de libertad ¢ igualdad en el acceso al mercado. El punto de unién entre ambas exigencias lo constituyeel estado social. ‘Como ha seiialado T. H. Marshall los derechos sociales funcionan como un elemento constitutivo de la ciudadanja al garantizar un minimo de con- diciones de reproduccién social para todos los miembros de la comunidad politica, evitando que el proceso electoral esté marcado por la coercién de asegurar la reproduccién material bésica de la existencia. Al mismo tiempo, se hace patente el papel del estado como garante de las condiciones de desa- rrollo y acumulacion de la economia y, consecuentemente, como principal actor én el proceso de generalizacién social de la racionalidad capitalista. Ninguno de estos presupuestos se dieron en Venezuela bajo la vigencia dela Constitucién de 1961. La crisis del sistema politico venezolano que cris- taliza con la nueva Constitucién de 1999, se ha caracterizado como un des- fase entre una sociedad moderna y un estado atrasado, entendiendo “estado” Sobre la homogeneidad como presupuesto de la representacion politica, oft. H. Heller, Democracia politica y homogeneidad social, en Id., Escritos politicos, ed. de Antonio [Lopez Pina, Madrid, Alianza, 1985, pp.262 ys ® Lo que Macs Ilamé la “subsuncién real del trabajo en el capital”. Sobre este punto de la teoria marxista, Vid. T. Negri, Marx més allé de Marx. Cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse, Madrid, Akal, 2001. Vid. H. Marshall, Cindadaniay clase social, Madrid Alianza, 1998, ‘como complejo institucional’ Sin embargo, desde nuestro punto de vista, Jas causas de la crisis no se encuentran en una contradiccién entre sociedad y constitucién, sino en una contradiccién que se da dentro de la sociedad venezolana y que no puede expresarse a través de los mecanismos constitu- Mohl, Albrens, Van Stein, Cole, Hariow o Duguit que construi desde el derecho de integracion y el derecho de la solidarida sistema de derecho is-mereantilsta snuna base t6rico-juridica contraponer a todo el vigente socom dar cobertura juridica material a todas las teorias desarrolladas por dicho is-publicismo enropeo, y que los diferentes Estados jamas fueron capaces de elevar a letra constitucional. Y no lo hicieron bien por falta de voluntad politica o bien por las presiones de actores no institucionales, O lo que seria més significativo: por el propio determinismo material-mecanicista de la estructura econémico-financiera. El Estado social nunca fue un hecho constitucional en Europa sino un conjunto de politicas péblicas a albur de las presiones de la estructura financiera y de los grandes grupos de presi6n, El segundo propésito sera reflejar los contenidos articulados en el texto del 99, y qué supone mucho més que un simple articulado, puesto que introduce un sistema social novedoso en el constitucionalismo comparado. Un sistema social conmutativo que se va a contraponer a un sistema social aleatorio. El constitucionalismo lleva los mas de dos siglos de su existencia sobre la base del principio de incertidumbre en cuanto a las posibilidades de ejercicio de los derechos sociales. Primero porque ni siquiera los men- ciona en los textos constitucionales y cuando los menciona lo hace bajo tuna légica contractual aleatoria. Si, los derechos sociales han sido para el derecho constitucional occidental lo que los contratos aleatorios son para el derecho civil. Ese sistema donde rige el cumplimiento incierto y la indeter- minacién de lo que sera otorgado por una de las partes. Esa parte aleatoria ha sido asumida ~constitucionalmente~ por el Estado. 2A causa de qué? A causa de cémo la légica de la mal llamada eco- noma libre de mercado (capitalismo) trabaja siempre con la incertidumbre propia de un juego de azar o de una loteria en donde los factores reales de poder (grupos de presi6n) y los lapsos ciclicos del sistema (volatilidades financiero-especulativas) marcaran los términos del contrato. 2Qué ha demostrado ser cualquier bolsa de valores sino un inmenso casino? 2Qué han demostrado ser los grandes conglomerados financieros, de califica- i6n-riesgo “A”, sino grandes tahtires del Missisipi-Wall Street? Sus fiascos técnico-politicos han sido capaces de vaciar las arcas de los Estados y de climinar politicas pablicas y sistemas normativos sociales. Sin embargo el colectivo ciudadano-trabajador ha sido la parte cierta del contrato que abona una parte de sus emolumentos de forma fija pero, sin embargo, con resultados inciertos e indeterminados en cuanto a sus derechos sociales, en manos de la politica social aleatoria. En definitiva el pacto social ha suftido idéntica incertidumbre que el contrato social general de manos de la tam- bien incierta légica elitesco-representativa. Reivindicar la propiedad conmutativa de los derechos no es sino aco- sgernos de nuevo a una categoria clasica del mismisimo derecho civil. Un sis- tema que implique responsabilidades ciertas,fijas y permanentes por parte del Estado, asumidas como tales por la contraparte ciudadana ya sea a nivel colectivo o individual. Mas alla de la asignacién a los sistemas de derechos de una légica distributiva, que puede tener mucho de voluble, imprecisa y aleatoria, y que es lo mismo que decir de asistencialista'. Y para ello no vale sino un contrato constitucional que soldifique la ambigiiedad aleatoria en la que se ha encontrado el clisico modelo constitucional. De forma mas concreta supondria elevar a instrumentos constituyentes las propias partes dogméticas de los textos. Una declaracién de derechos que conformara un sistema junto con el titulo de Constitucién Econ6mica que pudiera imperar sobre las politicas piblicas mas allé de la precariedad y volatilidad de los programas electorales y su proyecto legislativo*. ; El modelo constitucional-social venezolano no es ningin locus vesanus sino construccién avanzada que retomando toda la base clasica intenta desarrollarla y protegerla de una actualidad global preocupante- ‘mente deconstructora‘. Se corresponde con una aspiracién politica de catarsis y de transformaci6n de la realidad social, donde el ciudadano sea considerado como portador absoluto de derechos. ¥ en este sentido recoge el reto del liberalismo constitucional clésico en su hipotética preocupacion ideol6gica central por el individuo. Nuevo constitucionalismo con el objeto de que el contrato social se focalice materialmente en la relacién ciudadano- Estado y donde deje de operar la simbiosis factica entre Estado y grupos de poder, Situaci6n mas aguda en los Estados periféricos, estancados en tuna de situacién de quiebra técnica del Estado donde la democracia repre- sentativa lleva convertida décadas en la faldriquera de hegemonias oligér- quicas y miserias estructurales bajo el duopolio liberalismo-neoliberalismo y donde ~paradoja liberal-el individuo es la victima’. 7 dec ms al eas pens neoliberal, hacen de a js dos Shemaaomadvorunumudeeimpredecley dcrenalmente aie. + EnewesemidoG, Gurvich, Ladedaration des rts sodas cn ©. Garvie, Lads diets Conte a0 rl ice. «Enea semi, BS Vega, Munilcactn derecho consicona: ara wa ali ros delareldad ontcional Isat de Eto Conattaionals Clones, Togo 198, + Pan ands! stad penitrc vi Tone cap. “El modelo pened dominaci: de Cabo, Crisis del Estado social, PPU, Barce- xistencia del Estado Social”) Suecesooainne EI modelo de 1999 genera una ruptura politico-constitucional que tiene su base hist6rica en la crisis estructural del modelo de Estado liberal que afecta a todo el sistema sub-continental latinoamericano. Y en ello no existen muchas diferencias, de fondo, con las crisis a las que se vieron sometidos la mayoria de Estados bajo la crisis del Estado liberal en Europa’. eNecesario el nuevo modelo? Si, con contundencia a tenor de los productos derivados de los modelos Constitucionales y de Estado habidos hasta ahora. :Definitivo el nuevo modelo? No, nunca un texto constitucional es definitivo para generar modelos de derechos, modelo de Estado o modelo de sociedad porque juegan a ese respecto un papel fundamental todos los elementos dis- torsionadores del proceso politico. No definitivo, pero s{imprescindible’. IL. Estado social de crisis y nuevo constitucionalismo social de la CBV IL. Estado liberal de crisis y teortas dgrafas del constitucionalismo social E| Estado social -los derechos sociales~ se justificaron en Europa por la orfandad del individuo ~grupos mayoritarios de individuos~ ante la expropiacién (eliminacién de espacios dominados por el individuo) que de todos los espacios econ6micos y sociales habia efectuado el propio Estado y, paralelamente, la propia habilitacién civil asignada por el Estado liberal: el instituto de la propiedad privada. La orfandad social conlleva situaciones de menesterosidad, tanto relativa como absoluta que, en sus grados mas agudos, genera indicadores de pobreza y de miseria. El Estado Social viene a suplir la hipotesis por la cual un ciudadano~por el hecho de racer igual y libre- tendria derecho (derecho natural) a una parte alicuota dela riqueza y de los espacios que hubiera en dicha sociedad. Hipotesis ésta inédita y fallida por la mencionada apropiacién de los espacios que hace la propiedad privada (expansiva) y el Estado, y que dan lugar a las responsa- bilidades materiales del Estado habilitante de la expropiacién. Por lo tanto * Para una lectura sobre hegemonia del pensamiento y gobierno liberal en Latinoamérica, vid. F Palacios, “Neoliberalismo, hegemonia y nuevo orden. Estrategia yresultante final en Latinoamérica”, Revistade Estudios Politicos n* 98, Madrid, 1998, pp. 59-103, ‘Una Constirucin completa es un elemento esencial para articular wn Estado Constitucional Integral democrético, social y deliberativo. Esencial pero no ‘nico puesto que la construc- cin de un Estado esté sujeto a una dialéctica y relacin de poderesinsttucionales, civiles y fécticos. Una dialéetica permanente. Cit. F. Palacios, “Estado constitucional. Ente la sta sentencia recoge las limitaciones a las que esta sometida la extensién de los derechos (teniendo en cuenta el estado econémico del Fstado”) pero también es un articulo que ‘sume en toda su intensidad el principio de progresividad hasta el punto de hacer respon- sable al Estado del apararo peobatorio en que basar su negativa u omisién (*supuestos que colocan en eabeza del Estado la carga probatoria") Scominees técnica sino como realidad politica, ya que el sabotaje administrativo estructural estd formando parte de la estrategia opositora desde la pérdida del poder institucional por parte del sistema bipartidista de la IV Repii- blica. Nadie acomete la organizacion de estructuras social-administrativas al margen de la Administracién por capricho, sino por urgente necesidad, por salir de un circulo burocrético viciado. Es asi como se crea todo un nuevo sistema social-asistencial bajo el apelativo genérico de Misiones”. El sistema de misiones viene en auxilio excepcional de la daseinsvor- sorge. Ya hemos dicho cémo la doctrina definia ésta como la preocupacion por los presupuestos vitales del individuo que tiene su concrecién en pres- taciones vitales para el ciudadano (sibdito) que ha perdido todo su espacio

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