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ALI RODRIGUEZ ie ANTES QUE SE ME OLVIDE conversacion con mmm ROSA MIRIAM ELIZALDE mem PROLOGO DE HUGO CHAVEZ Ediciémn: Annalien Ruiz Rey Diseno de cubierta: Eugenio Sagués Disefto interior: Laura Rodriguez Correccién: Mayle! Reyes Leyen ‘Composicisn: Lisset Herrera y Melvis Mendiondo © Rosa Miriam Elizalde © Sobre la presente edicién: Editora Politica, 2012 Todos los derechos reservados. Se prohbe la reprduccién total o parcial de esta obra sin la autorizaci6n de la Editora. ™ ISBN 978-959-01.0935-4 Editora Politica Email: editoragepol.cccu Internet: www.editpolitica.cu Belascoain No. 864, La Habana, Cuba indice Prologo de Hugo Chavez Conversando con Ali Capitulo I: El camino de la lucha armada Capitulo II: Nacimiento de Fausto .. Capitulo Ill: La guerrilla Capitulo IV: El atipico acuerdo de paz en Venezuela .. Capitulo Capitulo VI: La Revolucién Bolivariana... : Petréleo: No solo de renta vive el hombre Capitulo VII: El socialismo en el mundo. que nos tocé en suerte Capitulo VIII: El horizonte bolivariano Capitulo IX: Dos ministerios claves ... Capitulo X: Unasur y sus recursos naturales . Cronologia Notas. Galeria. Capitulo I Eftamino de la lucha armada LA LUCHA ARMADA EN VENEZUELA FUE INEVITABLE/ LA REVOLUCION TRAICIONADA DE 1958/ WASHINGTON INTERVINO EN LOS ACONTECIMIENTOS/ LA MARCHA DE BO- LIVAR ALA SIERRA MAEsTRA/ LA INFLUENCIA DE LA REVOLUCION CUBANA EN LA IZQUIERDA VENEZOLANAY ROMULO BETANCOURT, REPRESION Y Ley DE REFORMA Acrania/ DIvIDIDA LA IZQUIERDA: LEGALIDAD BURGUESA © GUERRILLA Es preciso stir, pero cor la condicién de creer en nuestros sues. De examinar con atencién fa vida real, de confrontar nuestra obseroacién con nuestros sueiios, y de realizar escrupulosamente nuestra fantasia, Vladimir I Lenin —Ali, comencemos sin muchos rodeos: gfue necesaria la lucha armada en Venezuela después del derrocamiento de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez? —No sé si fue “necesaria”, pero sf inevitable. Para tratar de entenderlo, no hay otra manera que ir a los antecedentes que dieron lugar a esos aconteci- mientos. En enero de 1958 culminé una lucha de diez aos por derrocar la dictadu- ra de Marcos Pérez, Jiménez.? Una lucha donde confluyeron fuerzas estu- diantiles, comunidades de los barrios, trabajadores, sectores campesinos, soldados, intelectuales y hasta religiosos, més precisamente, de un sector de la Iglesia catélica. Esa dictadura habfa cerrado toda posibilidad legal para el desarrollo libre de las distintas organizaciones, no solamente politicas, sino también sociales y gremiales. Pérez Jiménez habja llevado adelante lo que llam6 el Plan del Nuevo Ideal Nacional, encaminado al desarrollo de una infraestructura de carreteras, autopistas, ferrocarriles, instalaciones educativas, hospitalarias y otras del mismo orden. En ese sentido, a la luz de las obras fisicas, si uno hace un balance hist6rico, podria pensar que ese fue un gobierno eficiente y progre- sista. Sin embargo, la caracteristica mas relevante de la dictadura consisti6 en una criminal represion contra todo signo de expresin democratica, con Ia tortura como practica habitual, todo lo cual trajo como consecuencia el surgimiento de un creciente movimiento de protestas que tuvo como ejes fundamentales al Partido Comunista de Venezuela y al sector de la izquier- da de Accién Democratica (AD) que permanecié en Venezuela, pues la mayorfa de sus principales dirigentes huyeron al exterior, tal fue el caso de Romulo Betancourt y dirigentes de otros partidos. Mientras tanto, un grupo radicalizado, encabezado por Simén Sez Mérida? (AD) y Fabricio Ojeda' del partido Union Republicana Democratica (URD), asi como de la Direccién del Partido Comunista, constituyeron la Junta Pa- tridtica a la que se sumé un representante de COPEI. Esa junta encabezada por Fabricio Ojeda, dirigié todo el movimiento patristico y de masas, inclu- yendlo sectores de la Fuerza Armada Nacional (FAN), y condujeron la lucha para el derrocamiento de Pérez Jiménez. —¢Usted conocié a Fabricio Ojeda? —Supe de él la madrugada del 23 de enero de 1958, cuando se dirigié al paisa través de la radio. Se identificé con su nombre completo y como presi- dente de la Junta Patriética, para informar sobre la fuga del dictador, quien habia escapado a Repiblica Dominicana con maletas repletas de dinero, Habia dejado otras abandonadas en su répida huida. Luego, lo conoci personal- mente, pues despleg6 una intensa actividad politica, y participé en numero- sos actos péiblicos. Fabricio tenfa un enorme prestigio. Era un orador formi- dable, muy convencido y consecuente. Al disolverse la Junta, fue elegido al Parlamento en las elecciones celebradas ese mismo afto. Alli, indignado por la traici6n a todo lo que habia significado la lucha contra la dictadura y la situacién represiva que nuevamente se desencadenaba en el pais, deciar6 que se iba a la lucha armada, incorporéndose a la guerrilla rural, no sin antes presentar su renuncia al Congreso, mediante una carta muy conocida en la cual cita a José Marti: Cambiar la comodidad por el campamento y los goces de la familia por los azares de la guerra, el calor del hogar por el frio del bosque y elcieno y el pantano y la vida muy segura, por la vida nomada, perseguida y llagada y enferma y desnuda. La Junta Patriética por él dirigida, trabajé no solamente en la organiza- cién de la protesta y la movilizaci6n popular, sino que ademés, lo hizo inten- samente en coordinaci6n con oficiales progresistas y revolucionarios, en la formacién de una fuerza patriética constituida dentro de la Fuerza Armada Nacional, encabezada por los hermanos Carlos y Wolfgang Larrazabal. La ‘coordinacién por parte de la Junta Patriotica y de la fuerza estructurada den- tro del ejército, aviacion y la armada, permitié el éxito de una insurreccién ivico-militar que culmin6, luego de diversas incidencias, en el derrocamiento de la dictadera. Este proceso — vivido por Fabricio— describe muy bien lo que ocurrié en el conjunto del movimiento revolucionario venezolano del cual formé parte sustancial. —eQué hacia usted antes del Pacto de Punto Fijo?> —Siendo todavia un adolescente, junto a otros jévenes, participamos en distintas actividades en el liceo Lisandro Alvarado de Barquisimeto, capital del estado Lara. Naturalmente, ya comerzaban a producirse protestas de pequefta envergadura, pero muy importantes. Como ya lo mencioné, se con- taba ademas con el apoyo de un sector de la Fuerza Armada que comenzaba aagruparse; igualmente con un pequefio sector de la Iglesia cat6lica, coordi- nados por la Junta Patristica. —eQué participacién tuvo el Partido Comunista en este movi- miento? —Decisiva. En la Junta Patristica estaban representados los partidos que ya mencioné, pero el Partido Comunista tenta, sin lugar a duda, el rol prota- ‘g6nico. Contaba con la base mas organizada, con una enorme mistica y man- tenfa casi totalmente intacta su direccién. Habfa sobrevivido a la represién entodoel pafs y tuvo la virtud de trazar una tactica acertada para el derroca- miento de Pérez Jiménez, conocida como la politica det “Bloque Unico” con- tra la dictadura. Los cuadros, tanto del partido como de la Juventud Comu- nista, se caracterizaron siempre por su valor, su firmeza ante la represién y tuna mistica que le granjearon una gran simpatia, no solo en amplios sectores populares, sino en las filas mismas de los otros partidos politicos. Importan- tes dirigentes suyos murieron bajo la tortura o purgaron largos afios de pri- sin, como su secretario general, Jestis Faria. La Junta Patristica logr6 colocar al margen las grandes diferencias ideo- logicas y politicas existentes entre los distintos partidos, para unificar a to- das las fuerzas en torno al objetivo comtin de derrocar la dictadura. El peri6- dico del Partido Comunista, Tribuna Popular, fue un valiosisimo érgano que se mantuvo a lo largo de los diez atos de dictadura, bajo la direccion clan- destina de Pompeyo Marquez, que utilizaba el pseudénimo deSantos Yorme. Junto a Jesis Faria, secretario general del partido, sometido a larga prision, eran nuestros simbolos en la lucha contra Pérez Jiménez y, mucho més, como revolucionarios. Jesiis Farfa ya muri6, Pompeyo hoy enfrenta y niega todo lo que a lo largo de su vida atil predico, encarn6 e incule6 en miles y miles de j6venes venezolanos, muchos de los cuales entregaron generosamente su vida por el ideal revolucionario. Hay que agregar a todo esto un factor que pocas veces es registrado en la historia de esa época. Pérez Jiménez, muy presionado por acuciantes necesi- dades financieras, habia otorgado varias concesiones petroleras a compa- ‘Aias extranjeras. Sin embargo, en lugar de privilegiar a las grandes empresas que habfan mantenido hasta entonces el control de la industria, es decir, la americana Creole Petroleum Corporation y la Shell angloholandesa, prefirié seleccionar a un conjunto de empresas independientes. Tal decision provo- C6 gran irritacién entre esos poderosos monopolios y su abierta enemistad. Romulo Beiancourt, que siempre mantuvo una estrecha y preferente rela- cién con a Creole Petroleum, no tuvo mayor dificultad para trabar una alianza con esa trarsnacional con el propésito de desplazar a Pérez Jiménez y, como o demostrarian los hechos posteriores, brindar sobradamente sus favores al gran consorcio norteamericano encabezado por David Rockefeller, sucesor de Nelson Rockefeller. Asi, en paralelo con la accién decidida que desplega- ba dentro del pais la Junta Patridtica, desde los Estados Unidos se trazaban planes con objetivos que iban més alla del simple derrocamiento de Marcos Pérez Jimérez. Como puede apreciarse de esta breve descripcién, se habia conformado un escenario para que coincidieran en un mismo gui6n, aunque con prop6- sitos diferentes, los actores més disfmiles, tanto revolucionarios como fran- camente reaccionarios. Circunstancias que condenaban la dictadura a una caida inexorable, hecho que se materializa el 23 de enero de 1958. Pero, al mismo tiempo, tal heterogeneidad preludiaba un inevitable conflicto de po- der, pues el problema crucial consistia en quién, finalmente, asumiria el con- trol de la situacién una vez derrocada la dictadura. Fue un asunto que estu- vo muy lejos de la comprensién de la direccién del Partido Comunista de Venezuela y de todos los revolucionarios sobre cuyos hombros descans6 totalmente ia lucha contra la dictadura, con las graves consecuencias que se vivirfan poco después. —¢Dénde se encontraba usted el 23 de enero de 1958? —En Caracas, adonde habia llegado después de unas cuantas peripecias, —eCudles? —En los primeros dias del mes de septiembre de 1957, en cumplimiento de nuestro compromiso en una reuni6n con Alfredo Maneiro,* la Juventud Comunista de Mérida habia planeado e intentado llevar adelante una huel- gaen la Universidad de los Andes. —eYa tenia en ese momento una idea clara de qué era la guerra de guerrillas y que esta podia ser la alternativa para Venezuela? —En realidad no pensaba en eso. En los dias en que intentamos la huelga estudiantil en Mérida, nos pasé por la cabeza la idea de formar una guerrilla, Pero nunca podria decir que tenfamos “una idea clara” de lo que era la guerra de guerrillas. La idea apareci6 y se fue afirmando como consecuencia de los acontecimientos que se fueron desarrollando a partir de la caida de la dicta- dura y las acciones emprendidas por Romulo Betancourt desde el mismo momento en que fue declarado presidente, luego de las elecciones de 1958, Ya en agosto de 1959, puede decirse que Venezuela vivia un ambiente pre- insurreccional, Brotaban numerosos conflictos que habian sido represados por la politica de la dictadura. Al caer esta, se desata un vasto movimiento reivindicativo y, en sectores de la vanguardia comienza a coger cuerpo la idea de que soio podia romperse la politica engaftosa, represiva y cinica de Romulo Betancourt, quien proclamaba la democracia y aplicaba ya una poli- tica atin més represiva y sangrienta que la de la dictadura de Pérez Jiménez, a través de la violencia armada. Ya para los afios sesenta comienzan a organizarse los primeros grupos. De hecho, pequefias unidades armadas que habia organizado el Partido Comunista durante Pérez Jiménez, comenzaron a reactivarse. Hacia las montaftas de Falc6n, occidente y oriente, al igual que hacia los anos occidentales, se desplazaron grupos de revolucionarios, mu- chos de ellos estudiantes universitarios, con el propésito de instalar los primeros focos o nicleos de guerrilla rural en el pais. La idea era que se incorporaran en las acciones insurreccionales planificadas por el PCV y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) junto con los militares rebeldes. —eQué recuerda de esos primeros dias de enero de 1958? —EI primero de enero de 1958 se produjo el alzamiento de la aviacién en Maracay, acci6n que revelé la existencia de una potente fuerza contra la dic- tadura en el propio seno de la Fuerza Armada y rompié la estabilidad de esta. Al mismo tiempo, tuvo lugar la rebelién de la unidad de blindados comandada por Hugo Trejo, quizés el Comandante del Ejército con mayor Prestigio y autoridad. Sin embargo, no todos teniamos conciencia de cudnto se estaba aproximando el fin del régimen. Recuerdo un contacto que hice con un miembro del Burp Politico del Partido Comunista en la Plaza Tiuna de Caracas, a mediados de enero. Alli me comunicé que, segin el andlisis del partido, con el fracaso del alzamiento de la aviacién, asi como del movi- miento encabezado por Hugo Trejo, se retardaria no menos de uno a dos afios el derrocamiento de la dictadura, por lo que habia que prepararse para esa situacién. Diez dias después de ese encuentro, en la madrugada del 23 de enero, cafa la dictadura con la huida precipitada de Marcos Perez Jiménez hacia Republica Dominicana, donde seria protegido por el dictador Leonidas ‘Trujillo. Son anécdotas que dan una idea bastante elocuente de la poca clari- dad que se tenia sobre la situacién y las acciones a emprender una vez derro- cada la dictadura. —Qué influencia tuvo en este contexto la Revolucién Cubana? —Durante aquellos dias la existencia de la guerrilla en Cuba y sus accio- nes eran un estimulo para quienes luch4bamos contra la dictadura en Ve- nezuela. Tanto que cuando lanzamos el intento de huelga en Mérida, ha- biamos acariciado la idea de tomar un cuartelillo, alzarnos en armas y retirarnos hacia Apure. Algunos llegaron a asomar la idea de que, si fraca- sdbamos, podiamos irnos a Cuba para unirnos al Ejército Rebelde. Luego del derrocamiento de Pérez Jiménez, las simpatias y el apoyo al movimiento guerrillero en Cuba crecié exponencialmente en todo el pais. La caida de Batista fue celebrada en toda Venezuela como una victoria propia. De allf que, dados los crecientes interrogantes que se planteaban para mu- chos de nosotros, luego del triunfo de R6mulo Betancourt en las elecciones de 1958, la influencia de la accién triunfal de la guerrilla y del movimiento popular en Cuba, fue enorme. Planteé una via distinta para llegar al poder ante la traicién del puntofijismo. La Revolucién Cubana tuvo una repercusion muy profunda en Venezue- la, como en todo el continente. Y podria decir que fue mAs profunda en Ve- nezuela que en el resto del continente, si se tiene en cuenta que el apoyo popular al movimiento guerrillero cubano fue muy intenso desde antes de su triunfo el Primero de Enero de 1959, En lo que a mf corresponde, luego del derrocamiento de Pérez Jiménez, como también lo comenté, participé en la campafia de solidaridad con el Ejército Rebelde que protagoniz6 el pueblo venezolano, bajo la consigna de “La marcha de Bolivar a la Sierra Maestra”. Se convirtié en un movi- miento solidario de un pais que se habia liberado recientemente de la dic- tadura, con un pueblo hermano que luchaba en esos momentos, en monta- fas y ciudades. En general, habfa mucha disposicién para apoyar el movimiento revolu- cionario en Cuba, tanto que el gobierno de Woligang Larrazabal envié un lote de armas para reforzar al Fjército Rebelde.’ Fue, mas bien, un aporte simbélico, toda vez que ocurria cuando la dictadura de Batista entraba en estado agénico, pero todo eso nos vinculé fuertemente con la lucha del Ejer- Cito Rebelde y con su victoria. Ta seguramente sabes que existe un antece- dente historico muy importante que revela cudn identificados han estado Cuba y Venezuela en ideales comunes. Narra José Antonio Paez. en su auto- biografia, que Bolivar le envi6 instrucciones, después de la victoria de Ayacucho, para que organizara una expedici6n dirigida a liberar a Cuba y Puerto Ricc del dominio espafol. Tal era la vision continentalista de nuestro an Libertador. Mas adelante seria Marti quien estamparia aquella frase: “Deme Venezuela en qué servirla: ella tiene en mi un hijo”.* —ePor qué la derrota de Marcos Pérez Jiménez desemboca en la guerrilla? —Esto no fue una accion inmediata. Durante el perfodo previo, aunque habia una tactica correcta —la del Bloque Unico—, no existia en realidad una estrategia de poder para las fuerzas populares. Inmediatamente des- pués de la huida de Marcos Pérez Jiménez, se produjeron intensas reuniones en Miraflores con diversos sectores y en medio de un verdadero caos. Se improvis6 una Junta de Gobierno que integraron incluso dos altos oficiales del gobierno de Pérez Jiménez, los coroneles Roberto Casanova y Abel Ro- ‘mero Villate. Bast6 una concentracién popular frente al Palacio de Miraflores para que esos dos oficiales fueran echados de la Junta y sustituidos por dos personajes de los tradicionales sectores dominantes del pais. Asi, mientras el Partido Comunista y las otras fuerzas de izquierda se movian en la calle para defender el triunfo democrético contra un hipotético retorno de la dic- tadura, los sectores de derecha, con mucha claridad de objetivos, se reunian enel Palacio de Miraflores para entenderse sobre la nueva organizacién del gobierno, hecho en el cual tuvo una activa participacién la embajada norte- americana. A partir de esos acontecimientos, la Junta Patriética y el Partido Comunis- ta, sobre cuyos hombros habia descansado todo el peso de la lucha contra la dictadura, entré en un proceso de marginacién. Uno de los errores claves en Toque ocurriria mas adelante fue, en ese mismo afio de 1958, aceptar la diso- lucién de la Junta Patriética que constituia un verdadero germen de poder popular paralelo y, como parte de esa politica, aceptar las condiciones en que se inicié de inmediato la campaita para ir a elecciones en diciembre de ese mismo afio. Un llamamiento de la Junta Patriética a la movilizacién y a la organizaci6n de un gobierno popular, hubiera roto las maniobras de los ‘grupos que se orquestaron en Miraflores con la participacién de la embajada norteamericana. Eso significé la liquidacién del gobierno de Wolfgang Larrazébal, un hombre de pensamiento progresista que encabez6 la unidad de las fuerzas de avanzada dentro de la Fuerza Armada Nacional, dando paso a la maniobra que ya habia acordado Rémulo Betancourt antes de re~ gresar a Venezuela desde Washington, pese a que el gobierno de transicion estuvo presidido por un nacionalista como fue Edgar Sanabria. Wolfgang Larrazébal se postul6 como candidato a la presidencia con el apoyo de URD y del Partido Comunista, hecho por el cual cedié la presiden- cia de la Junta de Gobierno provisional. Betancourt, por su parte, habia ocul- tado muy bien sus intenciones al regresar al pais. As, en las mismas n escalerillas del avion que lo traslad6 desde los Estados Unidos, habia expre- sado que no tenfa ninguna intencién de participar en las elecciones. Simple- mente buscaba ganar tiempo para neutralizar las fuerzas progresistas den- tro de su propio partido, es decir, las que habfan permanecido en el pais, compartiendo los riesgos de la lucha y que habian logrado un gran prestigio. en contraste con la vieja direccién que habia huido, hurténdole el cuerpo a los riesgos de la lucha dentro del pais. En Venezuela estas actitudes se ex- presan con un dicho: “Cachicamo trabaja para lapa”. Los sectores de derecha lanzaron consignas de aparente apaciguamiento, después del breve caos que sobrevino con el derrocamiento de Pérez Jiménez, debido a la falta de direccién. Preocupados por el desencadenamiento del movimiento popular y de una posible radicalizacion en las demandas, su- pieron maniobrar al conformar, de inmediato, una nueva alianza de la cual excluyeron sin ningtin miramiento a quienes habian conducido el movimiento contra Pérez Jiménez. Fueron maniobras que el Partido Comunista y las otras fuerzas deizquierda no supieron captar y denunciar a tiempo, carentes como estaban de una politica capaz de agrupar, organizar y movilizar las fuerzas populares muy radicalizadas y que se movian esponténeamente, sin una direcci6n propia después del derrocamiento de la dictadura. Con la cafda de esta se agoté la direccién revolucionaria, atrapada en la maniobra de las fuerzas més conservadoras que solo buscaban un maquilla- je democritico para neutralizar la todavia poderosa fuerza popular que se movilizaba sin rambo definido en las calles de las principales ciudades del pais y en amplias zonas rurales. —En rio revuelto ganancia de pescadores”... —Ciertamente, y particularmente de Washington, donde sf sabfan lo que habfa que hacer en asuntos del poder real. Regresaron los viejos dirigentes exiliados. Era el momento de pasar a la ofensiva revolucionaria, que habia sido el gran reclamo popular, pero no hubo ninguna claridad en las fuerzas de izquierda. En lugar de convocar a la organizacién y a la movilizacién popular para tomar la iniciativa y pasar a la ofensiva, se hicieron constantes llamados a la calma y es0 creé condiciones muy propicias para que los sectores dominan- tes consolidaran sus posiciones frente a lo que veian.como una grave amenaza ara sus irtereses, particularmente aquel torrente de masas que, tras el derro- camiento del dictador, luchaban por sus reivindicaciones mas elementales: en la ciudad, los trabajadores reclamaban sus derechos econémicos y la de- mocracia sindical; los desempleados se organizaron, emprendieron mani- festaciones por el derecho al trabajo; el movimiento estudiantil estaba muy radicalizado y précticamente todos los organismos de direccisn estaban en R manos de la Juventud Comunista o de la izquierda de Accion Democritica. En el campo surgieron rapidamente los llamados Frentes por el Derecho al Pan, que se expresaban en casi todo el pais con la invasion de grandes lati- fundios para distribuir la tierra entre los campesinos, tratando de organizar por su cuenta la produccién. —Me decia antes que Washington sacé importante provecho de esta coyuntura, gpor qué? —Tuvo un rol fundamental otro hecho importante. Dias antes de todo lo que hemos venido describiendo hasta ahora, frente al inminente derroca- miento de Pérez Jiménez, se reunieron en Nueva York los representantes del sector oligarquico de los partidos —COPEI, Accién Democratica y Unién Republicana Democratica— y suscribieron un acuerdo conocido como el Pacto de Nueva York Expresamente, dejaron fuera de este acuerdo al Par- tido Comunista de Venezuela, que formaba parte fundamental de la Junta Patristica dentro de la cual, como ya lo dije, habfa desempefiado el rol prota- g6nico principal dado que habfa mantenido su direccién asf como la organi- zaci6n casi intacta, al punto de que Tribuna Popular, su 6rgano central, fue el ‘inico periédico que logré mantenerse como vocero de los revolucionarios venezolanos en las mas duras condiciones de la dictadura bajo la condue- ci6n directa de Santos Yorme. Ese acuerdo, antesala del Pacto de Punto Fijo, fue una grosera traicién a los sectores populares que habian encabezado la lucha contra la dictadura. Si consideramos el triunfo del 23 de Enero como el producto de una amplia alianza entre las masas populares, el sector progresista y revolucionario de la Fuerza Armada y la burguesfa venezolana, no cabe la menor duda de que, a fin de cuentas, la victoria de aquella gloriosa jornada fue capitalizada por esta iiltima bajo la conduccién del gran imperio. Los integrantes del Pacto de Nueva York se reunieron en Caracas y criollizaron este acuerdo bajo otra denominacién: Pacto del Punto Fijo —nom- bre de la residencia de Rafael Caldera donde se realiz6 la reuni6n que pari6é tal engendro. Habian establecido muy firmes compromisos con el gobierno norteamericano. Ast, desde el primer momento, ese pacto anuncié una poli- tica explicitamente anticomunista y antipopular. Pero mas atin, como lo de- mostraria la dolorosa experiencia de los aftos siguientes, el pais entero fue arrastrado a la cola de la politica norteamericana, completamente alineado con las acciones emprendidas desde Washington, con el correspondiente dafto que dej6 sobre todo nuestro pats. Dej6 a un lado a dirigentes como Fabricio Ojeda, Guillermo Garcia Ponce, Simén Saez Mérida, Domingo Alberto Rangel, y muchos otros, los verdade- ros lideres de la lucha contra Pérez Jiménez. No pasaria mucho tiempo sin ne que hicieran lo mismo con uno de sus componentes, URD, cuando asumi6 ciertas posiciones independientes, como ocurrié con la digna posicién asu- ida por el doctor Ignacio Luis Arcaya quien, en su condicién de canciller, se opuso firmemente a las sanciones contra Cuba impuestas por Washing- ton mediante la OEA, posici6n que le valié el justo titulo de Canciller de la Dignidad. Mas adn, tampoco pasaria mucho tiempo sin que Betancourt echara de Accién Democrtica a los principales dirigentes de la resistencia contra la dictadura y también a otros que simplemente mantenfan una posicién nacio- nalista, como los casos de Ratil Ramos Jiménez y Luis Beltran Prieto Figueroa, a quiene escamotearon una clara victoria cuando se postulé en las elecciones internas de Acci6n Democritica como candidato presidencial por ese partido. ‘Antes de que todos estos hechos ocurrieran, el simple anuncio de la victoria de Betancourt en las elecciones cle 1958, provoco una masiva protesta en Cara- ‘cas que poco falt6 para que tomara cardcter insurreccional. Era la fuerte expre~ sin dela intuicién popular, mucho mAs sabia que su direccién, que adivinaba las muchas desgracias'que le esperaban con los gobiernos de Accién Demo- cratica y COPEL Pero ya el dafio estaba hecho. Esas elecciones de 1958 le die- ron una fisonomia democritica a regimenes tanto o més criminales, tanto 0 mucho més rastreros, tanto 0 mas crueles en la persecucién, la tortura y el asesinato, que todo el horror que habia representado la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. De alli que cualquier protesta ante su politica era deformada y presentada en un principio como una “amenaza a la estabilidad democrattica yun peligro para el retorno de la dictadura” para, luego, atribuirlas a “la ame- hnaza castrocomunista’. Poco después ya no requerirfa de pretexto alguno. —gEs en este momento en que se hace inevitable la lucha armada? —Bfectivamente. Se inicié un periodo tormentoso. El movimiento obrero cobr6é un auge tremendo en esos dias. Hubo multitud de asambleas. Los comunistas conquistaron, eleccién tras eleccién, la direccién de muchos sin- dicatos, incluyendo los muy sensibles de la industria petrolera. De igual manera, en el campo se organizaron incontables ligas campesinas bajo la direccisn de los comunistas, a veces en alianza con los sectores progresistas y revolucionarios dentro de Accién Democratica, en tanto que el movimien- io estudiantil apoyaba abrumadoramente a los jévenes del Partido Comu- nista y también de esa izquierda de Accion Democratica, que mas adelante daria origen al Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Casi de inmediato aparecieron bandas armadas de cardcter fascista organi- zadas por Accion Democratica bajo la direcci6n politica de Romulo Betancourt. Se inicia asf la préctica rutinaria de asaltar los sindicatos donde perdian las celecciones, Hubo muertos y numerasos heridos como consecuencia de los asaltos de esas bandas fascistas contra asambleas pacificas e inermes. De alli que, de nuestra parte se iniciara la organizacién de grupos armados de autodefensa, aunque muy pobremente dotados. En algiin momento, incluso yo mismo es- tuve envuelto en aquellas situaciones. —eQué le ocurrié? — Ante esa feroz represiOn, en la Juventud Comunista comenzaron a or- ganizarse los grupos armados que recibian algtin entrenamiento militar y que, més tarde, darian lugar a las Unidades Tacticas de Combate (UTC) como respuesta a esta situacion. En algunas oportunidades me vi envuelto en re- friegas con las bandas armadas de Accién Democratica que se habfan forma- do para asaltar sindicatos, agredir manifestaciones y tratar de aterrorizar a las organizaciones populares, afortunadamente sin mayores consecuencias personales. Pero se trataba de acciones meramente defensivas, con arma- ‘mento muy elemental y sin un plan coherente, como ocurtié en los primeros enfrentamientos durante los dias de la huelga nacional decretada por los sindicatos progresistas contra el aumento de los precios de la gasolina. Las UTC librarian multitud de acciones de diversa naturaleza en las ciudades, principalmente en Caracas, pero con efectos mas propagandisticos, sin que afectara lo mas minimo la fuerza viva del adversario. Lo que quiero decir es que la accion guerrillera no vino de la nada. Se conjugaron una serie de factores de distinta naturaleza, que fueron determi- nando la respuesta armada. —Usted ha escrito que la oligarquia, a diferencia de la van- guardia revolucionaria, vio con mucha claridad todo lo que se venia encima. —Betancourt, desde un comienzo, proclamé como su consigna: “Segregar y aislar a los comunistas”, a quienes identificé como el mayor peligro, muy ‘en Iinea con la vision de los Estados Unidos, toda vez que los comunistas habian salido con un enorme prestigio de la lucha contra Pérez Jiménez, lo que se traducia en una serie de victorias en el movimiento obrero y entre los jovenes. Decidié golpearios y, con ello, acabar con el movimiento popular me- diante la represi6n, acompafiando esa politica con una maniobra muy habil —eQué hizo? —Entre muchas otras, hizo aprobar la Ley de Reforma Agraria,"” que no fue otra cosa que la adquisicién de grandes latifundios, generosamente pa- gados por el Estado, que contaba ya con crecientes recursos. 1% —Sin embargo, ese gobierno tenia por entonces crecientes pro- blemas financieros. —En efecto, pero es oportuno recordar que Betancourt tuvo la suerte, en los dos gobiernos que presidi6, de disfrutar un auge significativo en los pre- cios del petréleo, Si bien a comienzos de su gobierno tropez6 con dificulta- des financieras que lo llevaron a aplicar medidas como la reduccién de sala- rios y el congelamiento de la contratacién colectiva, finalmente pudo contar con un apreciable incremento del ingreso y con suficientes recursos para desplegar esta maniobra. Dijo que repartiria la tierra entre 250.000 familias. Compré grandes lati- fundios, pagando sumas generosas y repartiendo las tierras entre varios miles de campesinos. Pero hasta aht llegé su Reforma. Los supuestos beneficiarios no tenfan mercado para su produccién, ni asistencia técnica, nifinanciamien- to. Comenz6 para ellos un verdadero calvario, tratando de encontrar merca- do para vender sus productos, encontrar financiamiento, ayuda técnica y, en general, apoyo para la produccién y colocacién de sus productos. Fraca- saron y, finalmente, abandonaron las tierras que se reconcentraron progresi- vamente en manos de nuevos latifundistas."* Terminaron formando los lla- mados barrios marginales que rodean a las grandes ciudades y que se convirtieron en verdaderos depésitos de la pobreza generada por la politica de la coalicion formada entre Accién Democratica y COPEL. De acuerdo con esta Ley de Reforma Agraria, el Estado entregaba la tierra, pero no el titulo de propiedad. Si era abandonada, la ley preveia que volvie- ra otra vez a manos estatales lo que, en principio, lucia como una disposi- ci6n correcta. Empero, en la realidad, se convirti6 en un impedimento para que la banca privada otorgara créditos a los campesinos que estaban asfixia- dos por todos laos, toda vez que no podfan dar garantfas prendarias o de otra indole, tinica forma de garantizar el financiamiento de los bancos. Y eso fue otro factor que contribuy6 a lo que fue un fenémeno caracteristico del siglo xx en Venezuela: la emigracién masiva del campo hacia la ciudad. Hoy la poblacién urbana en Venezuela se encuentra alrededor del 90%. Se ha producido asf un fenémeno de consecuencias severas, tanto en Ia economia ‘como en nuestra realidad social y cultural: los campos quedaron completa- mente despoblados en tanto las ciudades padecen de una asfixiante sobrepoblaci6n. Esto ha generado consecuencias terribles, particularmente en materia de produccién de alimentos. De por sf representa un serio problema, pero, di- cho sea de paso, sus consecuencias han sido mucho mas profundas. Me re- fiero a lo que algunos economistas venezolanos han caracterizado como ri- gidez o inflexibilidad del mercado interno. Elabandono de la produccién en el campo, puede decirse que esteriliz6 la demanda industrial y de servicios agricolas, traduciéndose en freno para la 16 expansi6n del mercado interno y, en consecuencia, para el desarrollo de nuevos factores productivos, Paralelamente, el acelerado proceso de expan- sion urbana, factor que contribuy6 significativamente al desarrollo econd- mico durante varias décadas, terminé tocando techo, con lo cual se frena tal desarrollo. Datos tan simples como elocuentes para tomar en cuenta en nues- tra planificacién econmica. De modo que la raz6n de esta Ley de Reforma Agraria betancourista, de ninguna manera radicaba en mejorar la situaciGn del campesinado e incre- mentar la produccién agraria. Fue una jugada politica de Betancourt para evitar que ala insurgencia, que ya hervia en las ciudades, se sumara la rebe- lién en el campo. —eQué explica que el Partido Comunista de Venezuela no tu- viera un plan para conducir la fuerza popular? —Enesta carencia inciden distintas causas, pero la mas importante radica en que no logré concebir un proyecto nacional que permitiera fortalecer, concretar, organizar, dirigir y profundizar las conquistas populares luego de derrocar la dictadura de Marcos Evangelista Pérez Jiménez. No tuvo la més minima claridad sobre el rol decisivo del Estado como factor central del poder y de la politica en general, y que lo que se estaba decidiendo ese mismo 25 de enero en el Palacio de Miraflores, no era simplemente la conformacién de un gobierno de transici6n, sino la transicién misma, Esto, para los secto- res dominantes, comportaba una nueva alianza donde no tenfan cabida las fuerzas revolucionatias. Todo lo contrario. Debian ser totalmente excluidas. Como efectivamente lo fueron. ¥ no solo excluidas, sino también reprimi- das. Lo que no vacilaron en hacer, desplegando todo tipo de accién represi- va y crimenes de la peor especie. Recordemos que los partidos comunistas en el mundo —a pesar de que el Partido Comunista de Venezuela fue en cierto sentido una excepcién— se- guian ciegamente el modelo sovietico y se orientaban por la vision con que se concebia la situacién mundial, asi como del llamado Tercer Mundo, desde la Union Sovietica. Esto origin6 distintas contradicciones que, a la larga, desem- bocaron en varias divisiones. De alli que, por ejemplo, la decision de desple- gar formas de lucha armada, nunca fue una decision undnime de la direccién. Lo anterior no quiere decir que en Venezuela no hubiera un programa. Pero mira este ejemplo: la maxima reivindicacin de todos los programas politicos era la nacionalizacién del petréleo en términos de la estatizacion pura y simple, Mas alla de eso no habia un proyecto nacional que sirviera de guia estratégica para las transformaciones revolucionarias de la sociedad venezolana, Por ello, cuando se produce la nacionalizacién de la industria petrolera venezolana, practicamente todos los partidos se quedan sin pro- grama y sobreviene una especie de estupor politico en cuanto a los nuevos pasos que debian emprenderse de inmediato. Ya la misma Ley de Naciona- lizacién, como se conoce popularmente la Ley Organica que Reserva al Esta- do la Industria y el Comercio de los Hidrocarburos (Loreich), aprobada en 1975, introdujo en su articulo 5° un artificio para dejarla sin efecto, tal y como ocurrié afos més tarde. Pero ese es un tema para dedicarle un tiempo que ojala dispongamos. El caso es que eso afect6 a todos los partidos, incluyendo a Accién Democré- tica. Un andlisis somero de los partidos politicos en Venezuela nos revela un punto de inflexi6n a partir de las nacionalizaciones de 1976, lo que explica que, desde entonces, todos quedaran sin rumbo. Sin tener claridad sobre lo que re- presenta el fenémeno de la renta petrolera, como renta de la tierra, factor clave ‘en cualquier interpretaci6n de nuestra realidad nacional del siglo xx, nada mas podrd entenderse. Pero hay algo mas en la respuesta a tu pregunta. —Si, epodria explicar uni poco? —La poca comprensién de la naturaleza del ingreso petrolero y su enor- me significado, ya no solo en la economfa nacional, sino en la economia mun- dial, impedia una suficiente comprensi6n sobre lo que la renta petrolera re- presentaba y representa para las grandes potencias, principalisimas consumidoras de energia en el mundo. Venezuela, que por varias décadas se habfa convertido en el segundo pafs exportador de petréleo y, luego, en principal exportador, significaba una fuente vital, demasiado importante ‘como para permitir el mas leve asomo de independencia econdmica. A fin de cuentas, para los grandes capitalistas y los grandes consumidores de ener gfa y particularmente de petréleo o gas natural, el interés primordial es el libre acceso al recurso, sin que se interponga obstaculo alguno. Hay que tomar en cuenta que, hist6ricamente, el capital ha considerado el pago de renta de la tierra como un obstéculo para el desarrollo de las fuerzas productivas y, sin duda alguna, como la apropiaciGn injustificada de parte de su ganancia, por el simple hecho del monopolio que ejetce el propietario del recurso. Eso explica la expropiacion violenta de los propietarios de la tierra durante el nacimiento del capitalismo europeo, tan bien documentado por Marx en su capitulo dedicado a la “acumulaci6n originaria”, asi como el derrocamiento violento de la clase feudal europea por la emergente bur- guesfa. En efecto, cuando el capitalista enfrenta a unos propietarios que imipo- nen una contribucién por el acceso al recurso natural por el simple monopolio del mismo sobre el cual ejercen un derecho de propiedad, ese capitalista considera que lo estn despojando de una parte de su ganancia. Enel caso de Europa, la lucha por el poder politico pas6 por privar a la clase terrateniente de su base econémica fundamental, el monopolio de la tierra. La revolucién agraria burguesa fue el arma mas poderosa con su impresionante incremen- to de la productividad agricola, representada por la introduccién del tractor ylas cultivadoras a vapor, la aplicacién de la quimica y de las grandes obras de infraestructura y transporte masivo de mercancfas con la introducci6n de Jos ferrocarriles, Con ello mataron dos péjaros de un tiro: arrinconaron y redujeron a la nobleza feudal y, al mismo tiempo, “liberaron” a millones de campesinos, “liberados” de toda propiedad al ser despojados de la tierra y desplazados por esta maquinaria. Se vieron forzados a migrar hacia los cen- {ros urbanos donde se convirtieron en fuerza de labor industrial muy barata yenmercado de consumo para una parte de lo que ellos mismos productan. El sector no empleado conforms el “ejército industrial de reserva” en com- ppetencia con el activo, presionando a la reduccién de salarios y a la forma- ion de una miseria impresionante, esa que con tanta genialidad recogié Charles Dickens en sus obras. En Venezuela, el desplazamiento de los cam- ppesinos e realiz6, si lo quieres, con mayor “refinamiento”, pero con los mis- ‘mos efectos sociales y sin los efectos econémicos de Europa. —En el caso de Venezuela, gcémo se produjo ese fenémeno? Qué caracteristicas tuvo? —En nuestro caso, la relacién del capital-tierra, esta vez. ya mundializada, ‘ocurre en torno a otro recurso natural: el petréleo. La diferencia con el ejem- plo que comentaba antes es que, esta vez, el propietario es el Estado venezo- ano, Este, como la casi totalidad de los Estados modernos, impone una con- tribucién por el acceso a cualquier yacimiento minero, particularmente en el caso de los yacimientos petroliferos. Pero hay algo mas: explorar para bus- car petrOleo, extraerlo, transportarlo y exportarlo, implica ocupacién de territorio, pues el petroleo, como todo recurso natural, esté alojado en la tierra. Esta envuelto, pues, un problema territorial y, como tal, de soberania. Esa contribucién tiene, ya lo dij, la forma conocida como regalfa minera. El capitalista contabiliza el pago de la regalia como un costo y lo traslada al precio, es decir, al consumidor final. Como, a su vez, los Estados de los ma- yores consumidores cobran impuestos, también influyen en el precio final. Encima de todo esto los especuladores en los mercados de futuros que sue- Jen embolsillarse enormes ganancias a través de la simple y muy lucrativa compra y venta de contratos, se conforma un tejido de intereses capitalistas concurrentes en la eliminacién de toda contribucién tributaria, bien sea que esta asuma la forma de regalia o de impuesto sobre la ganancia. Muchos gobiernos imponen fuertes impuestos al consumo de hidrocar- bburos con Io cual financian sus presupuestos, recargéndolos en los consumi- ores finales como ocurre, por ejemplo, en el Reino Unido, Italia 0 Alemania. 19 Puede entenderse asi el derrocamiento de gobiernos progresistas que defen- dian la soberanfa sobre ese recurso natural, incluyendo bratales y sangrien- tas invasiones, como el caso de los martirizados Iraq y Libia. Esta elemental explicacién permite comprender que no es absolutamente ninguna casualidad que el Pacto de Punto Fijo llegara ya, listo, firmado y sellado desde el Pacto de Nueva York establecido bajo la direccién y la muy atenta mirada del gobierno estadounidense. No es tampoco ninguna casua- lidad que la posterior politica petrolera de Romulo Betancourt y la derechizada Accién Democratica, se inclinara muy favorablemente, cada vez més y més, hacia los intereses de los grandes consorcios petroleros, princi- palmente norteamericanos y muy particularmente de la Creole Petroleum Corporation. El climax de las posiciones rastreras de Accién Democratica y COPE! lo viviria yo décadas después como presidente de la Comision de Energia y Minas de la Camara de Diputados del extinto Congreso Nacional, cuando debi oponerme en solitario a la aprobaci6n de la llamada “Apertura Petrolera’, que no era otra cosa que la eliminacién de las regalias, el abati- miento del impuesto sobre la renta y, finalmente, la privatizacion de la in- dustria petrolera y la abdicacién de la soberania nacional ante tribunales extranjeros, Son factores para analizar cuidadosamente a fin de comprender las alian- zas que se conformarian de inmediato en torno a los intereses de los Estados Unidos y de los sectores més reaccionarios del pais, con el fin de actuar en correspondencia y con la mayor energia posible. En su lugar, predomin6 el temor, habilmente inducido por esa alianza reaccionaria, del retorno de la dictadura, cosa ya imposible dada la nueva realidad politica del pais. En otras palabras, se desvié totalmente el sentido de las orientaciones que de- bfan darse al pueblo cuando estaban dadas todas las condiciones objetivas para avazar hacia cambios de carécter revolucionario y no de simples arre- glos, mas que reformas del sistema politico, como ocurtié en esos dias. A todo ello se sumé muy pronto la represion, la practica sistemstica de la tortura que terminaria convirtiéndose en una rutina por la que pasaba todo aquel que cayera detenido, la asfixia a la que se sometian todas las organiza- ciones populares, la indignacién provocada entre la gente de pensamiento Progresista y muchos otros factores que contribuyeron a que, tardiamente, el III Congreso del Partido Comunista,” por mayoria, decidiera ir a la lucha armada, tesis que también sigui6 la izquierda de Accién Democrética —con- vertida er MIR. Tiempo después, un sector de Unién Republicana Democré- tica, liderada por José Vicente Rangel y José (Chefto) Herrera Oropeza, que se convirtié en Vanguardia Popular Nacionalista (VPN), enfrentaria tam- bién la ratificacion de la alianza de ese partido en lo que lamaban “Ia ancha base”, dominada por Accién Democratica durante el gobierno de Ral Leoni. Hubo sectores que consideraron un error ir a la lucha armada. Otros, se inclinaban por una estrategia insurreccional en las ciudades con apoyo de la 20 Fuerza Armada. Pero la determinacién de ir a la lucha armada, ademas de ‘no ser undnime, tampoco estuvo acompafiada de una estrategia coherente. Ast, pues, la decisién ademés de tardfa, cuando ya se iniciaba una declina- ci6n del movimiento de masas, quizé por esa misma raz6n, asume un cardc- ter més defensivo que de firme decisién para derrotar al adversario, doble- gar su voluntad y conquistar el poder para emprender los cambios que requerfa el pais desde entonces. Eso mismo influy6 en una suerte de dilapi- daci6n de la enorme y creciente influencia alcarzada en el seno de la Fuerza ‘Armada Nacional —Usted ha mencionado varias veces la existencia de corrien- tes revolucionarias en el seno de la Fuerza Armada de Venezue- Ia. ¢Cémo se explica esto? — Aqui, dada la enorme importancia de este factor, creo necesario que nos. detengamos un momento para comentar un aspecto muy resaltante de nues- tro pals. A lo largo de la historia del siglo xx venezolano, siempre hubo un sector dela Fuerza Armada opuesta a la instauracion de formulas dictatoria- les, aun bajo las apariencias de las democracias formales, plantedndose al- canzar una democracia profunda y en muchos casos, incluso, de transforma- iones revolucionarias, identificindose claramente con un cambio de signo socialista. Es un carécter de nuestra Fuerza Armada que tiene mucho que ver con su origen durante el proceso de independencia, la experiencia de la Guerra Federal donde su maximo conductor, Ezequiel Zamora, acentué atin més la identificacién del ejército con “el pueblo soberano”. Pero ademés, y esto es quizas lo mas importante, el grueso de nuestra oficialidad. proviene de los sectores populares con los cuales mantienen un estrecho vinculo. Un ngmero muy importante de oficiales, ya para aquel entonces, habfan recibi- do educacién universitaria en distintas especialidades. A ello se unfa el he- cho de que rara vez rompian los vinculos con su origen popular. Por eso han sido tradicionalmente receptores de los problemas del pueblo, facilitando su r6pida transformacin en una fuerza revolucionaria, Esto no implica negar que algunos privilegiados formaran pequenas élites desclasadas que termi- naron identificandose con la alianza reaccionaria. —¢Entre todos estos caminos para la lucha armada, cudl se impuso? —No hubo una clara estrategia politica y, en consecuencia, para la lucha armada. Betancourt, que sf tenfa muy claros sus objetivos y un gran apoy‘ externo en medio de un nuevo auge de los precios del petréleo, organi Provocaciones en las que cay el movimiento revolucionario por carecer de ‘una visi6n precisa sobre las maniobras que la lucha politica comportaba, lo que se expreso muy negativamente en el campo de la accién armada, a pesar de la innegable valentia y abnegaci6n de miles de camaradas que participa- ron directamente en dicha accién. Muchos de ellos entregaron su vida, pe- reciendo en la accién, otros bajo las torturas a las que fueron sometidos o desaparecidos por esos gobiernos democratticos”, despreciables e hipécritas. —eCémo se evidencié tal ausencia de estrategia? —Puede concluirse con toda certeza, que la carencia de una estrategia de poder se evidencio en la actitud defensiva, que buscaba evitar la des- truccién total por parte de Romulo Betancourt. Esto no niega que hubiesen algunas acciones ofensivas, pero sin articulacién con una estrategia. No se traté de una defensa activa, dirigida a desgastar, dispersar, debilitar y di- vidir al acversario para luego pasar a la ofensiva. Esto, unido a la division de opiniones en el propio seno de a direccién, result6 uno de los factores claves de ia derrota al decidirse, muy tardiamente, ira la lucha armada sin verdadera unidad de criterios, ni claridad de metas en la accién que se ‘emprendia y sin que la acciGn armada fuese el resultado del incremento en la accién organizada del pueblo, politica esta que era perfectamente posible en las extraordinarias condiciones que se dieron en la Venezuela de finales de los ans cincuenta, Al no existir claridad de metas, ni unidad de pensa- miento y, mucho menos, la voluntad de vencer, la derrota era cuestion de tiempo. —e¥ en lo econémico? —En lo econémico el gobierno de Betancourt logr6 superar las graves di- ficultades que se le presentaron luego del derrumbe de la dictadura. Como ya lo mencioné, sus dos gobiernos contaron con un auge de los precios pe- troleros. En efecto, desde 1943 hasta 1957, la produccién petrolera creci6 a un ritmo superior al trece por ciento, y como en este perfocio la tendencia de los precios era ascendente, la renta petrolera del Estado venezolano crecié vertiginosamente. Mediante la aplicacién de una politica populista, Romulo Betancourt supo sacar provecho ya que el pueblo las identificaba como un progreso para el pais. Sin embargo, pronto enfrentarfa una traicion de su principal complice en el golpe de Estado contra el presidente Medina Angarita. Marcos Pérez. Jiménez decidié asumir el mando a través de una Junta Miktar que encabezara inicialmente un brillante oficial de la Fuerza ‘Armada, Carlos Delgado Chalbaud, asesinado en un oscuro incidente, des- pués de haber sido objeto de un secuestro, Siempre qued6 la duda de si este hecho fueel producto de una accién criminal de Pérez Jiménez, toda vez.que Delgado Chalbaud era un hombre de ideas progresistas y, en consecuencia, ‘un estorbo a sus planes dictatoriales. Mientras tanto, gqué ocurria en el sector petrolero? —Siguiendo con nuestro comentario, debido a las circuristancias particula- res de la guerra y de la posguerra, los efectos econdmiicos de la renta petrolera se hicieron sentir con toda su fuerza a partir de 1948, al iniciarse la dictadura. Pero en 1957, los gastos de Pérez Jiménez se habian extralimitado y esto coin- Gidi6 con el inicio de una recesi6n en el mercado petrolero mundial. Factor ‘que, como ya sealamos, lo llev6 a firmar contratos con las petroleras inde- pendientes. Desde 1957 hasta 1970, la produccién petrolera solo crecié algo més de un dos por ciento por afio y, ademés, los precios bajaron paulatina- mente. Asi, para 1958 las perspectivas econémicas de Venezuela lucian bas- tante més sombrias de lo que mAs tarde ocurrirfa, En un principio, Betancourt trat6 de obtener lo que llam6 “un trato hemisférico” por parte del gobierno norteamericano que encabezaba Dwight Eisenhower. En tal intento, fracas6 seriamente al ser rechazada la iniciativa por parte de ese gobierno, R6mulo Betancourt se encontré asi, literalmente entre la espada y la pared, al encontrar serias limitaciones fiscales y, en consecuencia, tener que restrin- gir el gasto en tanto que crecfan las demandas sociales. Como tinica respuesta solo le quedaba la represién a la que, por lo demas, era muy inclinado. Un hecho historico vino en su ayuda: la creacion de la OPEP. Para entender el asunto, debe tomarse en cuenta un hecho muy significa tivo. Ya, durante la misma dictadura de Pérez Jiménez, en septiembre de 1951, se habia realizado el Primer Congreso Nacional de Petréleo en nuestro pais. A dicho Congreso habian sido invitados Arabia Saudita, Iraq, Iran, Kuwait, Siria y Egipto. Posteriormente en 1959, se realiza el Primer Congre- so Arabe de Petréleo, en la ciudad de El Cairo. En correspondencia con aquella invitaci6n al Primer Congreso Petrolero de Venezuela, nuestro pafs es invi- tado junto con Irén al Congreso de El Cairo. Como es un hecho bastante conocido, en el curso de este Congreso se acord6 realizar una reunién secre~ ta ya que al mismo habian sido invitadas también la compafias petroleras. El principal acuerdo que alli se tom6, fue el de constituir “tan pronto como fuese posible, una Comision Petrolera de Consulta” a fin de discutir asuntos comunes y “Ilegar a conclusiones concurrentes”. Fn septiembre de 1960 se fundaria ia OPEP, durante una reunién sostenida entre los dias 10 al 14 de septiembre en Bagdad adonde acudieron representantes de Venezuela, Arabia Saudita, Iran, Iraq y Kuwait. Los resultados de esa decisién asumida por un grupo de paises del llamado Tercer Mundo, tiene una trascenden- ia verdaderamente historica pues establece como principio rector, la soberania de los Estados propietarios sobre sus recursos naturales y sustrae literalmente oy las decisiones en materia petrolera de la voracidad que caracteriza a los grandes monopolios capitalistas, muy particularmente de los monopolios petroleros. —eQuiere decir entonces que la OPEP le vino a Betancourt como anillo al dedo? —En efecto, Betancourt se benefici6 de los logros de la OPEP. Y no preci- samente porque fuera un nacionalista. La OPEP logré frenar la cafda de los precios y, més importante atin, contener el deterioro de la renta por barril, aun cuando los precios estuviesen en baja. Ello fue posible por la introduc. cién de los mecanismos de control coordinado de la produccién a fin de evitar una competencia danina entre los paises miembros. Este importante éxito de la OPEP en sus primeros aftos de existencia — desde 1960 a 1963 — fue esencial para estabilizar la situacién econémica en Venezuela, permitién- dole a Romulo Betancourt beneficiarse de la accion de esta Organizacién, Atin asf, en medio de todo esto, arrecié la represion dirigida a debilitar el movimiento popular y golpear severamente a los revolucionarios, Betancourt Jogré asi, establecer una democracia formal, bautizada con sangre y padeci- mientos de decenas de miles de venezolanos, en la que las libertades politi- cas de la mayoria se limitaron al simple voto cada cinco aftos. Algo que no fue simple descuido, pues se trataba de enderezar y desplegar la estrategia econémica del pais con arreglo a lo orientado por el Pacto de Nueva York y su versidn del Pacto de Punto Fijo. Restringié severamenete el derecho a la hhuelga, ala sindicalizacién, a la libertad de expresién, de movilizacién y de organizacién. Apenas promulg6 la Constitucién, fueron suspendidas las garantias politicas. Las garantias econémicas, por su parte, estuvieron sus- pendidas hasta el primer gobierno de Rafael Caldera. En todo este proceso se fue desgastando progresivamente el movimiento popular en general y, ala larga, condujo a una caida del auge de masas que habfa sido factor fundamental en la derrota de Pérez Jimenez, mas atin, yo dirfa que este auge practicamente se extingui6, Fue asi como se agoté toda la posibilidad de éxito por la via armada, dado el extremo debilitamiento de las luchas tanto en el campo, ya bastante despoblado y que se fue despo- blando cada vez més, como en las ciudades donde las organizaciones popu- lares habian sido virtualmente diezmadas. —ePor qué se expresa en este periodo tan notable division de la izquierda venezolana? —Ast como las victorias suelen expresarse en mayor unidad de las fuer- as triunfantes, las derrotas suelen expresarse en la dispersi6n de las fuerzas oo derrotadas, a menos que haya una direccién muy clara y muy firme. Nuestra ja historia esta cargada de ejemplos. P rueron muchas las. phe sufridas por Bolfvar, pero siempre hubo claridad no solamente del objetivo final, sino de la estratergia, unida a una indoblegable vyoluntad de vencer. Por eso, después ce cada derrota, como ocurrié después de Jacafda de la Primera Reptiblica, vinola Campafta Admirable que, desde Caicuta en Colombia, en apenas siete meses, le permitié entrar vencedor a Caracas, Enel caso que nos ocupa, el PCV y el MIR, carentes de una estrategia de poder y de una téctica capaz de mantener y ensanchar su vinculacion con el movimiento popular, se lanzaron en una desesperada politica que ante el pueblo fue presentada como una simple accién golpista, sin articulacién con ‘1 movimiento popular. Se apoyaron en la considerable influencia que te- nfan dentro de la Fuerza Armada al punto de controlar unidades completas, pero sin un plan bien definido. Prueba de esto es que en los dos grandes alzamientos militares de Cardpano y Puerto Cabello, no hubo ningan plan de acompatiamiento nacional. Tampoco hubo un plan ordenado de retirada en.caso de que fracasara el levantamiento militar. Uno puede imaginarse la situacién de las fuerzas revolucionarias, simple- mente con haber conservado el poder de fuego que podia resguardarse con una retirada ordenada de las fuerzas y la posibilidad cierta de emprender una defensa activa con el apoyo de la poblaci6n y otras unidades en el resto del pafs a raiz de los alzamientos de Cardipano y Puerto Cabello. Ambas localida- des portuarias estan rodeadas de montafias y, a comienzos de los afios 60, atin contaban con una poblacién rural que mostraba gran simpatia por los revolucionarios. Probablemente, otra muy distinta hubiese sido la historia, aun a pesar del retardo que ya comenté en cuanto a la decision de tomar las armas. En lugar de eso, la accién militar se limit6 a una especie de lucha de posicionés y a esperar el contraataque enemigo, gravisimo error que se tra- dujo, en ambos levantamientos, en el total aniquilamiento de las unidades revolucionarias, aun cuando se opuso una resistencia heroica, como ocurri6 en Puerto Cabello. —eQué fue lo peor que ocurrié tras el descalabro de los alza- mientos? —Ia separacién cada vez mas profunda de las organizaciones de masas que fueron cayendo, una tras otra, bajo la acci6n represiva, y el control poli- tico y organico de los partidos dominantes, principalmente de Accién De- ‘mocréttica. Con el propésito de provocar el colapso del gobierno mediante la acci6n militar, se encaminaron las acciones de los grupos armados en la ciu- dad y en el campo, y se fue produciendo una separacién cada vez més pro- funda con las organizaciones de masas. 25 EI movimiento revolucionario sufrié entonces una serie de derrotas politi- as, mas que militares, que mermaron sus fuerzas de tal modo que, ya para 1963, elreflujo popular se hizo sentir con el triunfo de Accién Democrittica en las elecciones nacionales realizadas en diciembre. De nada valié el herotsmo desplegado por un buen némero de revolucionarios y el apreciable esfuerzo que realizamos, empecinados en lograr un cambio profundo de aquella reali- dad, sin que las condiciones politicas pudieran permitir la cristalizacion de aquella encomiable voluntad de lucha. Como es bien sabido, las derrotas sue- len ser huérfanas y conducen generalmente a la division, salvo que exista una direccién muy firme, con claridad de metas, capaz de convertir las derrotas en victorias, por las enseftanzas que dejan. Lo puedes encontrar completamente expresado en la nutrida y formidable experiencia del Hombre de las Dificulta- des, nuestro Sim6n Bolivar quien, después del fracaso de la Primera Repibli- cazealiza un andlisiscritico, mas no para abjurar de la lucha, sino para corregir errores y emprender inmediatamente una accién ofensiva brillantemente eje- cutada como la llamada Campania Admirable. Espiritu que mantuvo hasta la completa erradicacion del imperio espaftol de Nuestra América y que lo llev6 a idear la liberaciGn de Cuba y Puerto Rico. A pattir de los afios 60 y 70, se inicié un proceso de dispersién que a lo largo de cuarenta aftos, hasta la llegada de Hugo Chavez al poder, no pudo ‘mostrar ni una sola victoria de significacion, en el sentido de romper con el sistema de “conciliacién politica” establecido desde los dias de Romulo Betancourt y que Fabricio Ojeda definiera con toda propiedad como “la re- volucién permitida”, algo asf como la idea del Gatopardo. —eQué consecuencias tuvo todo este proceso en la izquierda venezolana? ~Lasconcepciones y conductas politicas de la izquierda estuvieron mar- cadas por dos signos opuestos: la mayor parte termina adoptando la via pu- ramente parlamentaria, mientras que una minoria seguirfa ratificando la via armada. Por eso las luchas de masas estuvieron signadas en casi cuatro décadas por su cardcter esponténeo, a merced de las manipulaciones y la represi6n de la casta dirigente. La izquierda que abandoné la lucha armada e intent la via parlamenta- ria, no pudo identificarse con las luchas populares que apuntaban més alla del estrecho margen de la legalidad burguesa y a duras penas logré peque- hos Exitos en su competencia con los partidos oligarquicos establecidos, La Jinica experiencia que, por un corto perfodo se mostr6 como una posibilidad de cambio, la representé la formacion del Movimiento Matanceros, nutrida Principalmente por los trabajadores de la industria del acero y del aluminio en el estado Bolivar, bajo la inspiracién de Alfredo Maneiro del cual surgiera 26 teriormente La Causa R. Esa experiencia fue un soplo de aire fresco en Ja asfixiante atmésfera que caracterizaba el ambiente politico venezolano. Este movimiento alcanzé una pujanza tal que Andrés Velasquez, un obre- ro sideriirgico erigido en candidato presidencial, triunfo durante las eleccio- nes de 1993. Una vez més, las habiles maniobras de los sectores dirigentes se Jas arreglaron para bajarlo al tercer lugar mediante una no tan diestra mani- pulaci6n de los resultados, burlando lo que, sin duda alguna, fue una victo- ria motivada en grado decisivo, tanto por la explosion popular de febrero de 1989 como, principalmente, por la accién insurreccional que encabezara el Comandante Hugo Chavez en febrero de 1992. Las posiciones conciliadoras de un sector dominante en la direccién de La Causa R crearon las condicio- nes para que aquello ocurriera sin que se levantara, al menos, un poderoso movimiento de protesta nacional que pusiera al descubierto la burla desca- rada a la voluntad popular expresada en esas elecciones. Yo fui testigo pre- sencial, al llegar cuando ya habfa terminado una reuni6n en la cual estaban Andrés Velasquez, Lucas Matheus, Ramén Escovar Salom y Andrés Sosa Pietri. David Paravisini, quien habfa estado en la reunién, se estaba retiran- do después de darle un puntapié a una silla, indignado por lo que acababa de ocurrir: la aceptaci6n del triunfo de Rafael Caldera, cuando los datos en manos de La Causa R indicaban lo contrario, la victoria de Andrés Velasquez. Lo que ha ocurrido posteriormente con esa organizacién es historia triste y bien conocida. Hoy aparece estrechamente aliada con los sectores mas reac- ionarios y proimperialistas del pais y del continente. Nada menos que eso.

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