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Enid Hoffman asta Th °o 7 icos He aqui una oportunidad para exten- der su conciencia mas alla del limite de los sentidos fisicos. Las facultades pa- ranormales 0 psiquicas estan latentes en todos los seres humanos. Son tan naturales como el caminar o el hablar, y se aprenden con mucha mas facilidad. Este libro le ensefiara a activar las apti- tudes del hemisferio derecho de su ce- rebro, que contiene las facultades pa- rapsicolégicas. Desarrolle sus poderes psiquicos \e brinda un vasto panorama de toda la gama de experiencias psiquicas. Los ejercicios y las practicas descritos en este libro son agradables y muy faciles de realizar. Sepa qué piensan, sienten y hacen los demas. Vea lo que le reser- va el futuro. Convierta sus intuiciones en una nitida precognicién. Sea un sa- nador psiquico... Utilizando sus capacidades vitales las convertira en poderes precisos, coordinados. Este libro le muestra qué ejercicios deben realizarse para desa- rrollar la sensibilidad de la conciencia en la telepatia, la precognicién, la per- cepcidn del aura, el adiestramiento de las aptitudes perceptivas, !a localiza- cién de personas y objetos perdidos, la escritura automatica, la adivinacion por las artes ocultas (| Ching, bola de cristal, movimientos de mesa), los ejer- cicios de curaci6n, la fotografia parapsi- coldgica, la programacién del futuro, y muchos otros mas que le ayudaraén a ser plenamente consciente, plenamen- te creativo y plenamente vivo. Enid Hoffman Desarrolle sus poderes psiquicos Fontana Fantastica Ediciones Martinez Roca, S. A. Titulo original: Develop your psychic skills, publicado por Para Research Inc., Massachusetts No esté permitida la reproduccién total o parcial de este libro, nl la recopilacién en un sistema in- formético, nl la transmisién en cualquier forma © por cualquier medio, por registro o por otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de Ediciones Martinez Roca, S. A. Traduccién de M. Taboada © 1981 by Enid Hoffman © 1985, Ediciones Martinez Roca, S. A. Gran Via, 774, 7.°- 08013 Barcelona ISBN: 84-270-0927-5 Depésito Legal: B. 3924 - 1988 Impreso por Diagrafic, S. A. - Constitucié, 19 - 08014 Barcelona Impreso en Espafia— Printed in Spain Este libro va dedicado amis tios, Lizzie y Walter. Indice IntroducciOn .... 0.6... eee cece cece eee eet e eee 1, Como desarrollé mis poderes psiquicos ................- 2. Todos tenemos poderes psiquicos . Los dos «si mismos» y las tres mentes Facultades perceptivas y proyectivas 3. La preparaciOn 1.2.0.0... 6 cee een eee Enfoque de laatenci6n ......... 6.00 c cece cee cece ene Ejercicio numero 1 de enfoque de la atencién (solo) Ejercicio nimero 2 de enfoque de la atencidn (solo) Ejercicio numero 3 de enfoque de la atencién (solo) Relajacién Ejercicio nimero 1 de relajacién (solo o en grupo) . Ejercicio numero 2 de relajacién (soloo en grupo) . Respiracion Ejercicio numero | de respiracién (solo o en grupo) ... Ejercicio nimero 2 de respiracién (solo o en grupo) ... Ejercicio numero 3 de respiraci6n (solo o en grupo) Autoafirmacion ..... 0... e ccc cece cece e ee Ejercicio numero 1 de autoafirmacidn (solo) Ejercicio numero 2 de autoafirmacion (solo) Visualizaciones ....... Proteccion personal ... 4, Los estados alterados de conciencia ...............0005 El sue y las experiencias extracorporales .............. Trance e hipnosis 54 Meditacion y contemplacién 55 Infundir concienciaasu cuerpo .. . 58 El uso del sonido para alterar la conciencia .............. 59 Aumento de la conciencia del control primer plano/ segundo plano 62 Ejercicio para despertar los centros psiquicos . 63 5. Cémo y qué percibimos 64 El aura 71 6. El entrenamiento de las facultades perceptivas ........... 79 Recepcidn telepdtica PaaS east ole etoia ests cette Site ecetaae 80 Ejercicio nimero 1 de recepcién telepa ica (con otra persona) 80 Ejercicio nimero 2 d pc 80 Ejercicio numero 3 de recepcién telepatica (en grupo) .......... 81 Ejercicio nimero 4 de recepcién telepatica (con otra - persona) REESE la OEE se Sete Fae ao fa Se 81 Ejercicio numero 5 de Tecepcion telepatica (en grupo) Beeeftcee fac aceac atest etclacee eta at cadet ta stteica 81 Ejercicio numero 6 de recepcién telepatica (en grupo) 82 Percepcidn de personas y cosas ... 83 Ejercicio numero 1 de percepcién deu una persona (COMOROS stele siete cesta etehaetotetadecetadetat tata 83 Ejercicio namero 2 de percepcién de personas C (11411) Henan y Pasi stan anreran rope ssorsnesrenes instr srenespesSarenes 83 Ejercicio nimero 3 de percepcién de objetos ocultos (EM grupo) 2.6... cece eee eee e eect e eens 84 Ejercicio nimero 4 de percepcién de colores C36 0) 84 Ejercicio nimero 5 de percepcién de cartas (solooengrupo) .............. 6. cee eee eee 85 Ejercicio numero 6 de percepcién de cartas (en grupo) 2.6... e eee cee cece eee eee ees 85 Ejercicio nimero 7 de percepcién de cartas Zener (solooen grupo) ....... 66. ccc eee eee e eee eens 86 Ejercicio nimero 8 de percepcién de monedas (solooen grupo) ........ 6. cee cece cece e eee 86 10 Ejercicio nimero 9 de percepcién de una persona através de su nombre (en grupo) ................ 87 Ejercicio némero 10 de percepcién de los estados emocionales (en grupo) . opiescinesraseaeinnresrents 87 Psicometria 88 Ejercicio nimero | de psicometria (en grupo) 88 Ejercicio nimero 2 de psicometria (en grupo) 89 Ejercicio némero 3 de psicometria (en grupo) 89 Ejercicio numero 4 de psicometria (en grupo) .. -- 9 Ejercicio numero 5 de percepcién de obras pictéricas (en grupoosolo) . 91 El péndulo 92 Ejercicio nimero 1 con el péndulo (solo) . 93 Ejercicio némero 2 con el péndulo (solo) . 93 Ejercicio némero 3 con el péndulo (solo) . 94 Escritura automdtica .... 94 Ejercicio nimero 1 de e: 96 Pintura automdtica 97 El tablero ouija ... 98 Lamesa golpeadora . 99 Radiestesia 99 Percepcion psiquica en las artes ocultas 103 ElI Ching La bola de cristal . Precognicion ..... «Lecturas» exactas : Ejercicio nimero 1 de lectura psiquica (dos personas) .......... 00 cs cee eee cece eee 112 7. Entrenamiento de las facultades proyectivas Enmisién telepdtica Ejercicio numero 1 de emision telepatica (con otra persona) ........... 06... c eee eee 116 Ejercicio numero 2 de emisi6n telepatica (en grupo) .. 116 Ejercicio nimero 3 de emisién telepatica (con otra persona) ........-. 66. c cece eee eee ees 7 Ejercicio nimero 4 de emisién telepatica (con otra persona) Ejercicio nimero 5 de emisién telepatica (solooen grupo) .......... ec cc eee ee ee eens 118 Ejercicio numero 6 de emision telepatica (solooen grupo) ...... 66... eee ee cence neces 119 Ejercicio numero 7 de emisién telepatica (con otra persona Oen grupO) .......-. ssc ee eee Ejercicio namero 8 de emisi6n telepatica (con los hijos) .... Experimentos de grupo Lacuracion ............ Ejercicio numero 1 de curaci6n psiquica (con otra persona) ......... 0.22 cece cece ees Ejercicio numero 2 de curacién psiquica (en grupo) Ejercicio numero 3 de curaci6n psiquica (en grupo) ... Ejercicio numero 4 de curacién psiquica (solooengrupo) . Psicocinesis ...........+ Ejercicio nimero 1 de psicocinesis (solo) Ejercicio numero 2 de psicocinesis (solo) .. Ejercicio numero 3 de psicocinesis (en grupo) . Ejercicio nimero 4 de psicocinesis (en grupo) ... Ejercicio nimero 5 de levitacién de un objeto (engrupoosolo) ... Fotografia psiquica Ejercicio nimero 1 de fotografia psiquica con una camara polaroid (en grupo o dos personas) ....... Ejercicio nimero 2 de fotografia a través del plexo solar (en grupo Osolo) .......... cee eee cece eee ee 8. Las creencias y el desarrollo psiquico ... Reprogramacion . Ejercicio nimero 1 de reprogramacién (solo) . Ejercicio nimero 2 de reprogramacién (solo) . Ejercicio nimero 3 de reprogramacién (solo) . Ejercicio nimero 4 de reprogramacién (solo) . Ejercicio nimero 5 de reprogramacién (solo) ... 9. Fuera del tiempo Rememoracién de vidas pasadas ce Ejercicio nimero 1 de rememoracién de vidas pasadas (con otra persona) ......... 066s cece eee eee ees Ejercicio nimero 2 de rememoracién de vidas pasadas (con otra persona) ..........0 6. cece eee eens Ejercicio nimero 3 de rememoracion de vidas pasadas (solo ocon otra persona) ...........2.2..2.0008 12 La programacion del futuro ..... 6.06. c cece cece eee Ejercicio namero 1 de programacién del futuro planteamiento del objetivo (solo) ............... Ejercicio némero 2 de programacién del futuro: planteamiento del objetivo (solo) .............4 Ejercicio nimero 3 de programacion del futuro (solo) . . Ejercicio mimero 4 de programacion del futuro (solo) .. Ejercicio nimero 5 de programacion del futuro (solo) .. 10. Psiquicos, médiums y guias Los psiquicos .......... Los médiums Los guias o Ejercicio numero 1 de conocimiento de su guia (solo) 1H Ejercicio nimero 2 de conocimiento del guia (CM QIUPO) 2.6... eee cee cee cece cence 11. Las facultades psiquicas en acci6n ............6..0 2020s 12. El desarrollo psiquico ......... 06. .c cece cece cece eee Ejercicio nimero 1 de respiracién del color (engrupoosolo) ..........6 cece eee eee eee Ejercicio numero 2 sobre el campo del aura (solo) .... Ejercicio nimero 3 sobre la energia ilimitada (en grupo Osolo) ........ cece eee ee eee eee Ejercicio nimero 4 sobre la nube de energia (en grupo o SONG) Fafa aeeaectasstefaeaee ebste statadsete ese Ejercicio numero 5 de flexibilidad psiquica (en grupo o solo) : s Ejercicio numero 6 de autocuraci6n (en; grupo ° solo) 13. Conclusi6n 2... 0.06.06 cece cece cence cece eee eee Bibliografia ....... 0... c ccc cee cee ene n eee eee Introduccién {Quiere pasar su vida viviendo sdlo a medias? La mayoria de nosotros utilizamos sélo la mitad del cerebro con que nacemos, el hemisferio izquierdo, encargado de las funciones légica, analitica y racional. Este libro se propone ayudarle a desarrollar los pode- tes del cerebro primario, el otro hemisferio, el cerebro de las «primeras impresiones», de la intuicién y de los sentimientos. Con la rapidez de un relampago, registra informacién mas alla de donde alcanza la percepcién consciente normal, de ahi la creencia comin en que «la primera impresién es siempre la que vale». El cerebro derecho «conoce»; el cerebro izquierdo «conjetura» y teo- riza. En lugar de vivir superficialmente, en la incertidumbre, tra- tando de conjeturar las respuestas, desarrolle sus capacidades psi- quicas y disfrute de la maravillosa sensacién de estar seguro y de conocer la realidad inherente a los hechos objetivos y mas alla de ellos. Suele aconsejarse a los alumnos que participan en un curso de desarrollo psiquico que sigan sus primeras impresiones. ;A qué se debe esto? A que la primera impresién procede del «cerebro pri- mario», del hemisferio derecho, la sede de los poderes intuitivos que tan pocos de nosotros usamos o desarrollamos. Las conjetu- ras, las teorias, las racionalizaciones vienen del hemisferio iz- quierdo, del cerebro légico, «secundario», el cerebro de los segun- dos pensamientos, de las ideas tardias, la sede de lo que se llama normalmente los estados ordinarios de conciencia, en los que nos mantenemos durante casi toda nuestra vida. Desarrollando sus sentidos psiquicos naturales e innatos, se abrira amplias y nuevas vias de comunicaci6n con los demas. «Ve- 15 rd» a la gente de otro modo, captando lo que ocurre en su interior. Empezara a percibir las energias vitales de los pensamientos y las sensaciones fluyendo en el interior y alrededor de las personas, invisibles e inaudibles para los sentidos fisicos. Seré capaz de intuir lo que alguien esta a punto de decir y reaccionar4 a lo que sucede realmente, en lugar de hacerlo a lo que parece suceder. Gracias a la penetracién y la presciencia que le infundira este nuevo poder, podra observar en caso de duda el interior de las cosas y ver lo que se esconde en ellas. Tendr4 acceso a esta fuente de conocimiento interno con facilidad y sin esfuerzo. La supercon- ciencia se halla verdaderamente presente, detras y oculta por la conciencia «normal». Me cost6 afios apreciar mis dotes psiquicas, darme cuenta de que, cuando seguia mis corazonadas, obtenia excelentes resulta- dos gracias a esos ramalazos de inspiraci6n. A medida que mis poderes se agudizaban, comprend{ que posefa una ventaja sobre los demas. Y empecé a confiar cada vez mas en mis sentidos inter- nos, que hasta entonces habia ignorado. Pasamos la mayor parte de nuestra vida en domicilios, despa- chos y fabricas tan légicos, reglamentados y mecanicos que perde- mos el contacto con la sabiduria interior. El pensamiento racional, intelectual, se impone sobre nuestra sensacién de lo que deberian ser las cosas. La vida se convierte en algo aburrido, pesado y re- petitivo. La gente y la vida adquieren una significacién y un sentido nuevos cuando miramos en su interior, en vez de limitarnos a echar una ojeada a la superficie. Las personas cobran vida a nues- tros ojos, en una forma intima y unificada, cuando aprendemos a ver a través de sus corazas. En contraposicién a las convenciones formales que suele dictar nuestra conducta, estamos en condicio- nes de reaccionar de forma espontanea y natural a lo que sucede realmente en el momento presente. Gracias a esa percepcién incrementada y al poder de crear nuevas situaciones, sera una persona mis efectiva, mas Ilena de vida y més excitante para s{ mismo y para los demas. El tiempo y la energia que invierta en las practicas que se exponen en este libro le resultaran muy rentables, tanto en lo que respecta a su propia experiencia vital como en lo que se refiere a sus oportuni- dades de, alentar las experiencias de otras personas. Seguin vaya progresando, gracias a los ejercicios diarios para ejercitar sus fa- cultades, se le abriran nuevas dimensiones de conciencia y cono- cimiento, vivir en las cuales le pareceré cada vez mas excitante y 16 nuevo. Sus capacidades psiquicas atraeran magnéticamente, con facilidad, el cumplimiento de sus deseos y la satisfaccién de sus necesidades. Poner en practica los experimentos de este libro activara su cerebro intuitivo. La experiencia de «saber» que se encuentra en lo cierto antes de tener la «prueba» de ello se le hara cada vez mas familiar a medida que practique, demostrando que sus poderes Ppsiquicos se fortalecen. Como afirma el psicélogo y explorador del espacio interior John Lilly, sus Gnicos limites seran los que fijen sus creencias. Si alberga creencias contradictorias, como nos sucede a la mayoria, su vida estara llena de conflictos. Utilizando las técnicas que se describen en este libro, podré empezar a resolver las contradiccio- nes internas que le causan esos conflictos, empezar a eliminar las creencias negativas sobre sus capacidades psfquicas, sobre si mismo y sobre el mundo, que le frenan. Este libro le ofrece una amplia seleccién de actividades y ejer- cicios, ademas de explicaciones fundamentadas sobre cémo y por qué actuan las facultades psiquicas. Le permitira pasar una tarde extraordinaria con sus amigos, recordando vidas pasadas o apren- diendo a percibir el color con los ojos cerrados. Aprendera a ver las auras y a sentir las manifestaciones sutiles de las energias vitales. Las practicas que incluimos resultan divertidas, sobre todo si se efectian en grupo. En muchos sentidos, obtendré resultados mas rapidos y progresara con mayor facilidad si trabaja en grupo. Mu- chos afios de experiencia, tanto personal como ajena, me han de- mostrado que tales practicas resultan efectivas. Tal es la razén de que este libro sirva especialmente bien como texto para un curso de desarrollo psiquico. : Hay diversos modos de utilizarlo. O bien leerlo por completo, de manera sistematica, o bien saltarse las instrucciones expuestas para un experimento dado hasta que se decida ponerlo en practica. Si desea pasar sin rodeos a los datos basicos, tal vez prefiera no leer el primer capitulo, con detalles autobiograficos. Tenga en cuenta, sin embargo, que incluye también algunos pasos necesarios para el desarrollo de los poderes psiquicos. Esta obra presenta un amplio panorama de todo el campo de la pericia psiquica. Desarrolle mediante ella sus facultades, ya sea para su propia satisfaccién, para demostrar su validez o para ayudar a otras personas. Al irse ampliando sus poderes psiquicos, se abrira ante usted una vasta gama de posibilidades. Convertirse en un cura- 17 dor, por ejemplo. Saber lo que los demas hacen y piensan. Ver lo que le ofrece el futuro a usted y a otras personas. Hacer sus relacio- nes mas intimas y significativas. Cambiar de estilo de vida, con objeto de permitir que todos sus sentimientos se expresen de modo positivo. Elija. O abarquelas todas. Cualquiera que sea su preferen- cia, aqui hay algo para usted. A usted le toca decidir ahora. 18 1 Cémo desarrollé mis poderes psiquicos Siempre me ha parecido importante hacer comprender a mis alumnos lo natural y humano que resulta el proceso de desarrollar los poderes psiquicos. Aunque algunas de las manifestaciones de este proceso parezcan extrafias o «fantasmales», para crear en ellas no se precisa rodearlas de una aureola de pavor y de misterio. Uno de los objetivos de este libro consiste en ayudarle a comprender que los poderes psiquicos son tan «normales» como la vista y el oido fisicos. Por esta razon, deseo relatar en parte en este capitulo la historia de cémo desarrollé yo mis facultades psiquicas. He de aclarar que disfruté de la ayuda de diversos amigos y maestros, tanto en su envoltura corporal como desencarnados. He dedicado esta obra a.mi tia Lizzie no sdlo porque fue ella quien me introdujo en el mundo de los fendmenos psiquicos, sino también como muestra de agradecimiento por el carifio y los cuida- dos que me prodigé durante mi nifiez. Le hubiera agradado a usted verla como yo la veia entonces. Una mujer menuda como un pajarillo, muy erguida y con los pies sdlidamente plantados en el suelo, siempre ajetreada, ocupandose de las responsabilidades diarias que recaian en ella como esposa del tio Walter. Tio Walter era un hombre alto y fuerte como un oso, que me mimaba con sus carifiosas sonrisas y dandome dinero para comprar helados, mientras que tia Lizzie manifestaba su desaproba- cién chascando la lengua. Las dos le adorabamos. De las tres hermanas de mi padre, fue tia Lizzie la que me «adopté6» como su sobrina favorita. Pasé muchos veranos de mi infancia en su casa de Vermont. Tia Lizzie y tio Walter me llevaban con frecuencia en los viajes que emprendian para vender bienes 19 Taices O en sus excursiones al campo para recoger arandanos 0 visitar a los parientes. Me veo con toda claridad una majiana, al lado de su bajo frega- dero. Tio Walter me cepillaba torpemente el pelo, mientras que tia Lizzie se afanaba disponiendo el desayuno. El recuerdo me llega acompaiiado del calor de la cocina y de los maravillosos olores del tocino al freirse y del café en preparacién. Al llegar a la adolescencia, me reclamaron otros intereses. En- tonces se debilité mi estrecha relacién con tia Lizzie. Hubo pocos contactos entre nosotras hasta que tuve veinte y pocos ajfios, ya casada y dedicada a mis funciones de ama de casa y de madre. Tio Walter habia muerto unos ajios atras, y tia Lizzie se volvié hacia el espiritismo para continuar su relacién con él. Era miembro de un grupo pequefio, que se reunfa semanalmente con objeto de comunicar con «los que se hallan al otro lado de la vida», segun sus propios términos. El espiritismo afirma que se puede establecer comunicacién en- tre los Ilamados muertos y los vivos. Basandose en esta afirmacién, los espiritistas actiéan de un modo muy concreto. Reunidos en sesio- nes y sentados en circulo, envian y reciben mensajes a través de un médium mental, de la escritura automatica y otros diversos canales. Mi tia escribia automaticamente durante esas sesiones, y el tio Wal- ter guiaba su mano al posar ella el lapiz sobre una hoja de papel en blanco. Le escribia cartas de amor y le daba consejos. Tia Lizzie aprendio también a activar una mesa cuando una serie de personas se sentaban en circulo a su alrededor, de manera que la mesa respondiese a las preguntas de los presentes. Se Ilamaba a esto la «mesa golpeadora». Cuando yo participé, la mesa se levanto del suelo sobre dos de sus patas y volvié a caer de golpe. Senti curiosidad al hablarme tia Lizzie de su interés y de sus actividades. Y fue ella quien me Ilevo a mi primera sesion. Sigame usted e imagine cémo ocurrié. Mi hijo mayor, que tenia entonces dos afios, nos acompajfiaba. Juntos recorrimos el corto camino Western Avenue abajo hasta llegar a donde vivia uno de los miembros del circulo. Se nos acogié en una bonita casa. Cuatro mujeres se reunieron con nosotros en el salén cuarto de estar. Nos colocamos todos en torno al piano y cantamos himnos. Me aclara- ron que hacfamos esto para elevar nuestras conciencias a niveles mas altos y protegernos de los espiritus inferiores. No recuerdo que mi hijo David cantase, pero, aferrado a mi mano, parecia sentirse a gusto en medio del grupo. Nos sentamos en un comedor oscuro, en torno a una pesada 20 mesa de roble. David se acomods en mi regazo, callado, pero bien despierto. El silencio que reinaba en la habitacién se hizo mas pro- fundo a medida que nos relaj4bamos, Ilenos de expectacién, aguar- dando a que sucediera algo. Frente a tia Lizzie, habia un monton de papeles en blanco. Varios lapices descansaban junto al papel. Otra mujer tenia a su disposici6n un montén de papel similar, con sus correspondientes lapices. En la penumbra, vi que tia Lizzie y su amiga hab{an tomado un lapiz cada una, apoydndolo en la parte superior de la hoja de papel. Durante los siguientes quince minutos, poco mas o menos, el Unico ruido que rompis el silencio fue el rasguear de los lapices. Lentamente, me di cuenta de que la escritura habia cesado. Se entablo entre las dos mujeres una tranquila discusion. Se encendie- ton las luces y comprendimos que la sesién habia terminado. Procedimos entonces a la lectura de lo escrito. La mayoria de lo anotado por tia Lizzie procedia de Walter, que la aconsejaba sobre sus asuntos terrenos. Como siempre, tio Walter incluia expresiones que denotaban su continuado carifio y su preocupacién por ella. La otra mujer recibié también mensajes de sus parientes muertos y, al mismo tiempo, algunas observaciones filoséficas, procedentes al pa- recer de los «espiritus maestros» que ensefiaban al grupo durante las sesiones semanales. Escuché cortésmente, aunque me sentia muy escéptica en cuan- to a lo sucedido en la reunién. Hasta aquel momento, no habia tenido tiempo para cosas de esa naturaleza. De todos modos, me habia picado la curiosidad y estaba deseosa de saber mas acerca de los fenémenos psfquicos. Resolvi en aquel mismo instante perseguir el conocimiento de otros mundos, otras realidades, lo oculto y lo esotérico, y desarrollar mis propios poderes psiquicos. Desde en- tonces, mi interés no ha flaqueado nunca. Pronto tuve ocasién de continuar mis nuevos estudios. Tia Lizzie y yo fuimos a visitar a mi hermana Joy y decidimos celebrar una sesion de «mesa golpeadora». Invitamos a otras personas al aconte- cimiento. Trazamos todo el plan. Joy y yo dejamos a nuestros res- pectivos hijos en seguridad en el piso de arriba. Nuestros amigos se reunieron en el cuarto de estar con tia Lizzie y lleg6 el momento de empezar. Visualice con su imaginacién la escena y «acompaifienos». El cuarto de estar se encontraba casi a oscuras. Una lampara pequefia iluminaba con un débil resplandor el grupo sentado en torno a una mesita de roble, ancha y baja, colocada en el centro de la habita- cién. Las manos, apenas visibles en la penumbra, se posaban delica- 21 damente sobre el tablero, con las palmas hacia abajo, las puntas de los dedos rozando sélo la superficie. La sesi6n comenzo. Todo es- taba en silencio. Nada habia sucedido todavia. Tia Lizzie empez6 por explicarnos algunas de las caracteristicas de lo que podiamos esperar que ocurriese cuando ella invitase a los espiritus de nuestros parientes y a los maestros a comunicarse con nosotros. Aguardamos. Algunos nos sentiamos nerviosos, otros es- cépticos, otros atin relajados y expectantes. Tia Lizzie pregunté: —jHay alguien aqui que quiera comunicarse? En caso afirmati- vo, que dé dos golpes para decir si, y un golpe para decir no. La mesa se alz6 inmediatamente sobre dos de sus patas y se dejo caer de golpe. A continuacién, se levanté de nuevo y volvié a de- jarse caer con un segundo golpe. La tia Lizzie tomé aquello por una afirmacién. A partir de ese instante, cada uno de nosotros empezé a formular preguntas, incluso hablando todos a la vez. La mesa vi- braba y golpeaba. Lenta y metédicamente, determinamos que los comunicantes eran personas que habian vivido en otro tiempo en aquella casa. Continuamos haciendo preguntas hasta que, unas dos horas mAs tarde, la mesa se negé a seguirse moviendo. Entonces encendimos las luces y tomamos café, mientras coment4bamos lo ocurrido aquella tarde. Es facil imaginar hasta qué punto me sentia fascinada por todo aquello y lo que me alegraba compartirlo con mi hermana. Mi participacién en las sesiones de la mesa golpeadora eran esporadicas. Como madre muy atareada, disponia de poco tiempo para dedicarlo a personas que no habitaban en mi mundo fisico. Sin embargo, la curiosidad me condujo a la literatura sobre el espiri- tismo, y los libros de ocultismo se convirtieron pronto en mi tema de lectura favorito. Las bibliotecas publicas resultaron una fuente limi- tada en esta materia, de manera que empecé a comprar libros, hasta reunir la biblioteca que ahora poseo. Una vez que mis hijos entraron todos en la escuela y que se encontraron ya bien encaminados hacia el estado adulto, se inicié en serio mi busqueda del conocimiento sobre las cosas ocultas. Siempre que se me ofrecia la ocasién, agobiaba de preguntas a tia Lizzie, que compartia de buen grado conmigo sus experiencias. Me concedia el privilegio de leer parte del material filoséfico que reci- bia a través de la escritura automatica, lo mismo que algunos de los mensajes que le enviaba tio Walter. Gracias a ella, me enteré de la existencia de otros fenémenos paranormales que continuaban sien- do inexplicables para la comunidad cientifica. Fui testigo de algunos de esos fenémenos paranormales estando de 22 visita en casa de tia Lizzie. Una mafiana, en la soleada cocina, le pregunté si podia ayudarla a disponer el desayuno. Me asigné la tarea de preparar las tostadas en su anticuado tostador. El artefacto tenia dos chapas laterales, con una resistencia al descubierto en el medio. Bajé las dos chapas, coloqué el pan sobre ellas y las volvi a subir para tostarlo contra la resistencia al rojo. Esperé a que el tostador alcanzase un tono naranja. Mientras aguardaba a que el pan se tostase, vi de pronto que la resistencia cambiaba del rojo cereza brillante al negro. —jTia Lizzie! —llamé—. Algo va mal. El tostador acaba de es- tropearse. Su respuesta fue el familiar chasquido de la lengua que yo habia oido tan a menudo. A continuacién, hablo: —Tio Walter, arregla eso en seguida y déjate de travesuras. Y ante mi gran asombro, la resistencia enrojecié otra vez y no volvié a apagarse. Aquel mismo dia, me conté que tio Walter intervenia en los electrodomésticos de su apartamento, encendia y apagaba las lu- ces y detenja los relojes eléctricos. Y ahora habia desconectado el tostador. Todos pasatiempos normales para tio Walter. No habia modo de confirmar esa teoria, pero yo respetaba su creencia, por- que sabia que era una persona prosaica, veraz e inteligente. Sin embargo, slo estaba convencida a medias. Necesitaba una expe- tiencia personal para confirmar por mi misma sus ideas. Habria de pasar mucho tiempo antes de que creyese realmente en la existen- cia de una vida después de la muerte o en la realidad de los fené- menos psiquicos. Hacia 1962, tia Lizzie consiguié interesar a Bill, mi marido, en el espiritismo, lo que nos lIlevé a asistir a un servicio religioso en Stamford, Connecticut, para oir un serm6n pronunciado por Arthur Ford. Por aquella época, Ford se habia conquistado la fama como médium, y su renombre se extendfa a toda la nacion. El tema era la fundacién de la Asociacién de las Fronteras Espirituales, una orga- nizacién que existe todavia y que se proponia investigar y estudiar los fenédmenos psiquicos tal como se han presentado en la cristian- dad historica. Al salir con el resto de la congregacién después del servicio, encontramos en la puerta al reverendo Raymond Burns, ministro de la iglesia, que estrechaba la mano a cada uno de los que se marcha- ban. Era un caballero de aspecto amable, con el pelo gris. Nos saludé y nos dio una expresiva bienvenida. Cuando mi marido le habl6 de nuestro interés por asistir a sus clases de «desarrollo psi- 23 quico», sdlo vacilé6 un momento antes de invitarnos a unirnos a su grupo el viernes por la tarde. En la tarde del viernes siguiente, reunidos con otros veinte estu- diantes en la nave exterior, escuchamos al reverendo Burns darnos la bienvenida y recitar una breve oracién, mientras nosotros perma- neciamos sentados en silencio. Después nos levantamos y lé segui- mos a una habitacion situada inmediatamente detras de la nave. Se trataba de una habitacién especial, que sdlo se utilizaba para las sesiones y las clases y que quedaba a oscuras cuando se cerraba la puerta. El reverendo Burns encendié una pequefia lampara, y el resplandor rosado de su bombilla roja nos permitié6 movernos y buscar asiento. Alguien cerré la puerta, y el reverendo Burns apago la lampara. Nos envolvieron unas tinieblas absolutas. Yo estaba asustada, un poco intimidada y muy nerviosa, pero procuré rela- jarme. No tenia idea de lo que debia esperar. Pronto una voz no familiar broté del reverendo Burns. Dicha voz se presenté a sf misma como un maestro y nos dio una corta charla. Cuando el reverendo salié de su trance autoinducido, nos hablo brevemente, con su voz normal. Durante cerca de dos horas, las voces de diversos espiritus maestros se dirigieron a sus alumnos particulares a través del reverendo Burns. Un nuevo maestro se nos present6 a mi y a mi marido, saludandonos y dandonos una calurosa bienvenida a la serie de sesiones a las que fbamos a asistir para desarrollar nuestras facultades psiquicas. E| trayecto de regreso a casa, que duro una hora, transcurrié en medio de nuestra excitacién por lo que habia ocurrido y lo que po- dia ocurrir todavia si continuabamos en nuestro nuevo empefio. Gradualmente, semana tras semana, fuimos mas capaces de re- cibir telepaticamente las ideas de nuestros maestros y de exponer en clase lo que habjamos captado cuando nos Ilegaba el turno. Nues- tras capacidades aumentaban con cada clase. Poco a poco, mis con- jeturas se convertian en respuestas seguras. No me di cuenta en tealidad del momento en que por fin me convenci de la existencia de espiritus invisibles y de la verdad de los fenémenos psiquicos. Ahora lIlevaba a cabo en serio mi busqueda de una mayor infor- macioén y de una capacidad mayor en las artes de la percepcién psiquica y de la proyeccién. Participé en diversos grupos, trabajé bajo la tutela de otros por correspondencia y tomé lecciones para mejorar mi comprensi6on y mis talentos psiquicos. Llegué a ser ca- paz de efectuar lecturas psiquicas y de recordar mis vidas pasadas. Tuve algunas experiencias espontaneas de fenédmenos psiquicos. Cuando mis estudios de psicologia me revelaron lo sugestionable 24 que suele ser la gente, abandoné las lecturas psiquicas y decidi compartir lo que sabia y habia aprendido, de manera que otras personas desarrollaran sus propios poderes psiquicos y obtuvieran, por asi decir, informacién directa de la fuente. Y continué leyendo todo lo referente a psiquicos, médiums y otras personas capaces de proezas psiquicas muy superiores a las mias. Fui muy afortunada al dar con un curso de desarrollo psiquico de extraordinaria calidad. Hay pocos y muy aislados. La mayoria de la gente que desea desarrollar sus poderes psiquicos no encuentra nin- guno por el estilo. En el transcurso de los afios, exploré muchos caminos que resultaron para mi callejones sin salida. Y a causa de esta experiencia, decidj idear algunos métodos faciles y sin peligro y, al mismo tiempo, eficaces, productivos y benéficos. Las teorias que concebj han sido comprobadas por mi misma y por otros. Tomé parte en muchos experimentos y comparti las expe- riencias de los otros participantes. Muchas personas compartieron conmigo sus problemas y sus éxitos en el desarrollo de sus faculta- des. Gracias a todo esto, aprendi a ayudar positivamente a otros a desarrollar sus poderes psiquicos. Expongo en este libro lo que he aprendido y experimentado. Téngame presente como el autor que le apoyara en tus esfuerzos, como hago personalmente en mis clases con cada alumno. Utilice su imaginacién para sentir mi presencia y reciba mi afectuoso deseo de que logre desarrollarse y expansionarse, empleando sus capacidades psiquicas para convertir su mundo en un lugar mas placentero. Tal vez le sorprenda saber que ya ha estado usted practicando sus facultades psiquicas mientras leia este capitulo. El poder de su imaginaci6n le ha permitido visualizar y experimentar interiormente las personas y las escenas que acabo de describir. Al establecer esta relacién conmigo y con mi historia personal, ya ha empezado usted a desarrollar sus poderes psiquicos. A medida que aplique y fortalezca sus facultades imaginativas en los experimentos y ejercicios que siguen, progresara a un ritmo mayor y hasta mas lejos de los que sin duda piensa en este mo- mento. Preparese para cambiar algunas de sus creencias, creencias que sin duda ni siquiera se habia dado cuenta de que albergaba. Disfrute de su progreso. Diviértase lo mas que pueda con estas practicas y, pausadamente, poco a poco, Ilegara el momento en que, en respuesta a una observacién casual por su parte, alguien exclamara: —jOye, tu debes de tener poderes psiquicos! 25 2 Todos tenemos poderes psiquicos En un momento u otro, todo el mundo ha tenido una corazo- nada que resulté cierta. Suena el teléfono y, antes de contestar, ya se sabe quién llama. Se va a buscar el correo y se sabe de antemano que le esta esperando una carta de una persona determinada. Se ve a un extrafio en la calle y se da uno cuenta de que esa persona desconocida desempefiaré alguna vez un papel importante en la vida de uno. Todos éstos son ejemplos de acontecimientos psiqui- cos. En el interior de cada uno de nosotros subyace el poder de expandir su conciencia més alla de los limites actuales. A falta de un término mejor, se llama a este poder la «capacidad psiquica». Todo el mundo la posee. Pero pocos conocen cémo utilizarla y como encauzarla. Como la mayoria de la gente, es usted consciente de su facultad de percibir cosas situadas més all4 del nivel de los cinco sentidos reconocidos, la vista, el ofdo, el tacto, el olfato y el gusto. Ahora bien, a diferencia de la mayoria de la gente, esta usted dis- puesto a despertar esta facultad y a desarrollar sus capacidades psiquicas. {Cémo conseguir esos poderes psiquicos, durante tanto tiempo considerados como misteriosos? La opinién popular sostiene que algunas personas, las afortunadas, nacen con «el don». Esta gente afortunada viene al mundo equipada con poderes psiquicos. La verdad de la cuesti6n es que dichas personas tienen la suficiente conciencia de sus presentimientos como para concederse el tiempo necesario para desarrollar su facultad, casi exactamente como los demas desarrollan su intelecto, sus actitudes atléticas, etc., paso a paso. Todos tenemos la facultad de pensar. Nadie lo negaria. Pero resulta evidente que algunas personas son capaces de pensar mejor que otras. Esto depende no tanto de una facultad innata, como del 26 entrenamiento para sacar el mayor partido posible de ella. Partiendo de tal premisa, me tomo la libertad de denominar las pretendidas dotes psiquicas con el término de facultades. Creo que cualquiera, con un poco de practica, puede llegar a poner en marcha esas facul- tades. : Las capacidades psiquicas se desarrollan de la misma manera que se aprende a nadar. Si se arroja al agua a un no nadador, pueden suceder tres cosas: que aprenda a nadar, que se ahogue o, simplemente, que chapotee hasta la orilla y se salve. El método de «nadar 0 hundirse» supone un enfoque directo del aprendizaje, que deja tanto el método como la responsabilidad en manos del apren- diz. En cambio, con lecciones de natacién (el enfoque directo), la persona no s6lo aprende a nadar en un ambiente no amenazador, sino que aprende también a hacerlo en diversos estilos. El nadador novel aprende a sentirse cé6modo en el agua y fuerte en un ambiente nuevo. Desarrollar las capacidades psiquicas es exactamente igual que aprender a nadar. Significa aprender a desenvolverse bien en un medio diferente, el medio psiquico. Una persona puede aprender a desarrollar sus capacidades psiquicas por el método de «nadar o hundirse», pero con la misma facilidad puede «ahogarse» 0 «chapo- tear hasta la orilla y salvarse». Con un enfoque disciplinado, siste- matico, mediante el estudio, conseguira un repertorio mds amplio y mas fiable de capacidades para enfrentarse al medio psiquico. El desarrollo de todas las facultades sigue un camino similar. Primero observamos, luego imitamos y, por ultimo, practicamos. Con la practica, alcanzamos el nivel de competencia que nos habiamos fijado como meta. De nijfios, vemos a otras personas andar, correr y saltar. Empe- zamos a imitarlas, con torpeza al principio, pero, gracias a la prac- tica y después de muchos fallos, llegamos a ser capaces de andar, correr y saltar orgullosamente. Claro esta que no se nos ocurre abandonar en seguida las andaderas. Las conservamos hasta que sabemos mantenernos erguidos. Mas tarde, nos enfrentamos a desa- fios mayores, como montar en un triciclo y luego en una bicicleta. Y segiin vamos creciendo, aprendemos otras cosas, pero siempre si- guiendo la misma rutina. Aprender las habilidades fisicas es paralelo a aprender las habili- dades mentales ensefiadas en la escuela, donde aprendemos a me- morizar, a concentrarnos, a prestar atencién el tiempo suficiente para comprender. Aprendemos a pensar y a resolver problemas. Recuerde los dias en que estaba aprendiendo a conducir. Le 27 mostraron cada movimiento en el orden preciso para convertirle en un buen conductor. Procediendo concienzudamente a cada paso en el orden prescrito, acabé usted por memorizarlos poco a poco, hasta llegar a efectuarlos de manera automatica, gracias a su ser interior, que absorbe la rutina. En cada caso, el proceso fue el mismo. Primero, la conciencia de que la meta propuesta se hallaba dentro del campo de lo posible. Todo el mundo puede montar en bicicleta 0 conducir un coche. {Por qué habria de ser yo diferente? Si otros pueden hacerlo, yo también puedo. En segundo lugar, viene el compromiso de adquirir esa habilidad. Aprenderé a conducir. Luego, la preparacién para hacerse con la habilidad. Entonces, o bien se observa a alguien que ya lo ha conseguido y se trata de imitar su conducta, o bien se busca una persona que le ensefie a uno cémo hacerlo. A continuacién, se practica. Reflexione un momento sobre sus propias capacidades. ¢Sabe usted escribir a maquina? ;Se acuerda de cuando aprendié la disposicién del teclado? {Se acuerda de las horas y horas de practicas? Se sometié a ellas porque deseaba adquirir esa habilidad. Contaba usted los errores, volvia atras y mecanografiaba la pagina de nuevo. Entonces cometfa menos errores y, al final, ya casi nin- guno. ,Coémo aprendié a pegarle al balén? Al principio, era terri- blemente malo. Fallaba la mayoria de los tiros. Después, fue usted adquiriendo un mejor golpe de vista y, con cada sesién de practica, su habilidad se afinaba mas y mas. El desarrollo de las capacidades ps{quicas sigue elmismo camino. En primer lugar esta el compromiso, luego la instruccién y, por ultimo, la practica. Se necesitan grandes proporciones de paciencia y perseverancia. Todo el mundo puede desarrollar sus cualidades psi- quicas, igual que todo el mundo puede aprender a montar en bici- cleta, escribir a maquina o jugar al balén. A algunos les resulta mas facil que a otros. La medida en que aprendemos es algo muy perso- nal. No debemos tratar de compararnos con los demas. Que una per- sona aprenda mas de prisa no significa necesariamente que aprenda mejor. Tanto la tortuga como la liebre acaban por llegar. Tal vez se pregunte: «4 Y por qué he de querer yo desarrollar mis capacidades psiquicas?». Desarrollamos nuestras capacidades psi- quicas por la misma raz6n que desarrollamos cualquier otra capaci- dad: porque realzan nuestra vida. Nos aportan un poder incremen- tado sobre las circunstancias e intensifican la alegria en la vida diaria. Le ayudar4n a construir tu futuro, haciendo reales muchas cosas que habian permanecido (segun su versién) en el campo de lo posible o lo probable. 28 Me propongo ayudarle a incrementar su intuicién, sus facultades psiquicas, de tal manera que pueda mejorar su vida y contribuir a mejorar la vida de los demds. Lo mismo que con cualquier otra habilidad, hay que evitar las proezas psiquicas por el simple afan de impresionar. Cuando utilice su habilidad recién adquirida, debe usted hacerlo con discreci6n. El desarrollo de las facultades psiquicas se acompaiia de poder, y el poder aporta responsabilidades. El poder personal nos capacita para controlar nuestra vida. No significa el control de los demas. Podemos mostrar a nuestros semejantes c6mo controlarse a sf mismos, pero no debemos sustituirlos. S6lo somos responsables de nuestra persona y, no importan nada las buenas intenciones, tenemos la obligacién de no interferir en los esquemas de vida de los otros. Ahi reside la responsabilidad del poder. Los dos «si mismos» y las tres mentes Hay en usted dos «si mismos». Uno es usted, el director, el maestro, el guia, el si exterior. El otro es el sf interior, el trabajador, el alumno, el que pone en practica las facultades. Ambos se conocen por diversos nombres: el consciente y el inconsciente, el ello y el ego... Las denominaciones tienen su importancia, puesto que hemos de utilizar términos con los que identificarlos. Prefiero emplear el término «si» porque, en mi practica actual, presenta para mi una significacién mayor que frases como «yo y mi mente». Mente suena aqui de forma impersonal, como si fuese algo separado de mi. Mi si exterior es la parte de mi que evalia, razona, calcula y emplea la légica. Mi si interior es la parte de mi que graba todo cuanto me sucede y responde automaticamente, sin juzgar. Mi si interior es como si fuera mi hijo, y yo como si fuera su padre. Es mi alumno, al que ensefio, y mi excelente trabajador, que pone en practica para mi lo que le ensefio. Controlo mi si interior, y él acepta voluntariamente mi direccién y mis 6rdenes. El] aspecto mas importante de este si interior reside en su indepen- dencia. Funciona como algo exterior a mi conciencia, y completa- mente distinto a mi. Consideraremos estas diferencias al ir estu- diando las diversas facultades psiquicas. Tener conciencia de ellas nos permitira un desarrollo mucho mas eficaz que en el caso de ig- norarlas. El sf interior percibe y aprende de modo distinto que el si exte- rior. Nos ensefiamos a nosotros mismos cada paso hasta que los almacena la memoria. El procedimiento consiste en la repeticién de 29 las sugestiones. Usaremos la misma técnica para desarrollar las ca- pacidades psiquicas. EI si-interior esté sélo limitado por nuestras creencias conscien- tes sobre é]. Si tomamos la decision consciente de que no podemos hacer algo, el si interior acepta esta decisién y la convierte en reali- dad. Lo contrario es igualmente cierto. Si tomamos la decisién cons- ciente de que podemos hacer algo, el si interior acepta la decisién y realiza cuanto se halla en su poder para materializarla. Y posee un poder considerable. Por ejemplo, si se dice usted a si mismo que no puede tocar el piano, claro esta que no lo tocara nunca. En cambio, si se dice que puede tocarlo, aunque no consiga un sonido de virtuo- so la primera vez que toque una melodia, aumentaran las probabili- dades de que alcance una cierta maestria en el instrumento. Descu- brira que, si decide que le gustaria tocar, sera capaz de hacerlo después de alguna practica. Al considerarse capaz de dominar el piano, eliminaré toda creencia negativa que se interponga en su camino hacia el objetivo. Aceptamos como naturales las limitacio- nes de nuestro si interior. Hemos de revisar esas limitaciones y empezar a rechazar las que carecen de validez. Tales creencias acaso se extiendan y amplien para abarcar mu- cho mas de lo que creiamos posible. Debemos guardarnos de afir- mar que no podemos hacer una cosa sdlo porque nunca la hemos hecho antes. Cuando intentamos algo y no lo conseguimos, eso no significa que no podamos hacerlo. Significa unicamente que re- quiere mas trabajo. Observar a las personas mas eficaces en la habilidad que queremos adquirir supone un buen método para aprenderla. La facultad de la mimica, un aspecto inherente al si interior, puede aprovecharse para desarrollar las capacidades. Los otros dos medios son la instruccién y la experimentacién. Antes de pasar a las facultades en si, ha de ver usted claramente sus dos si mismos, que a partir de ahora actuaran juntos, como una pareja. Llamelos como quiera: «usted y su psiquis», «usted y su alma»... Eso carece de importancia. Aqui, para entendernos, les llamaremos «usted y su si interior». En su gf interior hay tres niveles de mente operativa: la mente literal, la mente programada y la mente intuitiva. La mente literal se relaciona con el mundo objetivo, el mundo de la materia y de la existencia fisica. Los contenidos de la mente literal nos llegan a través de los sentidos fisicos. Vemos, oimos, tocamos, olemos y gustamos el mundo que nos rodea. La informacién sensorial se graba sobre la sustancia de nuestro cuerpo. La mente literal es la sustancia inteligente que guarda la grabacién de todas nuestras ex- 30 periencias. Este nivel de la mente, o inteligencia, esta siempre en la base de los demas niveles. Es real y concreta. Constituye el mundo de los hechos. La mente programada equivale al nivel subconsciente, donde se alojan nuestras creencias, donde se situan las valoraciones sobre el mundo objetivo. Esto es cierto, esto es falso; esto es una virtud, esto es un pecado. En la mente programada estan la belleza y la fealdad y todas las demas clasificaciones de este tipo. Se establecen con el correr de los afios, pasando del consciente al subconsciente, para residir alli como una estructura de la accién y de la conducta. Este nivel de conciencia se encuentra directamente debajo de la mente literal e influye sobre todo cuanto hacemos. Limita, aunque dejando margen para la expansién. La mente programada se ase- meja a una computadora, alimentada con datos del exterior con- forme crecemos, programados por los padres, los maestros y nues- tros semejantes, es decir con los valores culturales, las normas so- ciales que nos hacen aptos para sobrevivir en la cultura en que hemos nacido. Se trata, pues, de un nivel de la mente esencial para la supervivencia social. La mente intuitiva se basa en el sentimiento. Es mas poderosa que la mente programada. Absorbemos muchos conceptos, que en- tran en conflicto unos con otros, y confiamos en la mente intuitiva, o en el «sentimiento fundamental», para tomar las decisiones apro- piadas sobre ellos. La mente intuitiva se encuentra mas allé de la conciencia, y muchos de nosotros bloqueamos la comprensién de sus mensajes a la mente racional, consciente. Se nos ha ensefiado a ignorar los sentimientos internos, a fin de que nos comportemos y pensemos como les gusta a los demas. Abrirse a los mensajes de la mente intuitiva reviste una gran importancia en la practica de las facultades psiquicas. La mente intuitiva reside en el hemisferio cerebral derecho. La mente racional se vincula al izquierdo, donde esta situado el cons- ciente. Inmediatamente debajo de las dos se encuentra la mente programada, en el area limbica. La mente programada, subcons- ciente, absorbe el material procedente de la intuicién y de las impre- siones sobre el mundo que recibe la mente racional. Debajo del Area limbica esta la mente literal, la mente que gobierna todas las funciones corporales. El cuerpo fisico se compone de diversas partes, que actudan al unisono o independientemente. El cerebro se divide también en dos unidades que funcionan con independencia y a las que denomina- 31 mos mentes. La capacidad de utilizar el cuerpo en su conjunto, 0 s6lo una parte de él, depende de la capacidad de utilizar el cerebro en su conjunto y la totalidad de sus partes. Por ejemplo, a veces realiza usted una tarea fisica con las manos mientras su conciencia se ocupa de otra cosa y mientras su mente programada reacciona a estimulos exteriores a dicha conciencia. Su mente intuitiva tal vez intente ponerse en contacto con usted, pero est4 usted tan absorto pensando que no le presta atencién. Las mentes pueden entrar en actividad por separado e independiente- mente unas de otras. En su aspecto positivo de emision, todas las mentes irradian energia, lo mismo que absorben energia en funcién de su aspecto negativo o receptivo. Dichas energias se mueven o vibran a frecuen- cias distintas. Cuanto mas lenta es la frecuencia, mas sdlida se hace Ja sustancia mental. La mente literal vibra a una frecuencia mas baja que la mente programada, subconsciente, que, a su vez, vibra a una frecuencia mas lenta que la mente racional, la parte pensante de nuestra con- ciencia. La mente intuitiva es rapida como un relampago, deposi- tando ideas «holisticas» en la mente consciente, para que ésta pro- ceda a su desarrollo y amplificacién. Toda persona esta equipada con esos niveles de la mente y las frecuencias en que ellas emiten, y toda persona posee un «equipo de recepcién» para captar las ideas, los pensamientos, los sentimientos y las emociones de los demds. Sin embargo, no todo el mundo sabe cémo usar ese equipo. Del mismo modo que los perros oyen sonidos que la mayoria de los humanos no oyen y que las abejas ven colores que nosotros no hemos visto nunca, algunos seres humanos perciben cosas que los demas no perciben. El grado de percepcién de las vibraciones que nos rodean se halla en proporcién directa con el nivel al que hemos llegado en el desarrollo de nuestras facultades psiquicas. Importa darse cuenta de que las facultades psiquicas se encuen- tran ya desarrolladas hasta un cierto grado en un nivel inconsciente. Lo que pensamos y sentimos esta siendo transmitido silenciosa- mente por las ondas aéreas. Los pensamientos y los sentimientos causan efectos en nuestro medio ambiente que acaso no reconozca- mos. A medida que emanan de nosotros, las radiaciones mentales y emocionales van creando el futuro. Suscitan las condiciones de lo que va a ocurrir mas tarde y afectan nuestras relaciones actuales y nuestra personalidad. No nos damos cuenta de hasta qué punto influimos en nuestro ambiente. La interaccién entre el inconsciente proyectivo y el inconsciente reflexivo constituye un proceso conti- 32 nuado, que crea nuestro mundo. El desarrollo de las facultades psiquicas equivale simplemente a hacer entrar este proceso en el campo de la direccién consciente, de tal manera que nos permita controlar su flujo, tanto hacia el interior como hacia el exterior. Facultades perceptivas y proyectivas Llamo facultades proyectivas y facultades perceptivas a los dos principales poderes psiquicos que vamos a intentar desarrollar. Un buen ejemplo de ambos tipos de actividad lo proporciona la telepa- tia. Para la telepatia se necesitan dos personas: un agente, 0 emisor, y un receptor. Esto demuestra que existen dos facultades distintas. Se pueden enviar mensajes psiquicos o recibirlos, no ambas cosas al mismo tiempo. Todas las facultades psiquicas entran en una u otra de estas categorias. Se puede curar psiquicamente o ser curado, manifestar los fendmenos 0 percibir su manifestaci6n. Las facultades proyectivas nos hacen capaces de controlar la irradiacion de nuestras vibraciones. Cuando los dos si mismos de una persona se sincronizan para actuar se produce la proyeccién. A ese tipo de facultades nos referimos cuando hablamos del poder de la mente so- bre la materia. Se incluyen en ellas la telepatia, la psicocinesis, la teletransportacion, la materializacién y la desmaterializaci6n, la ciru- gia psiquica, la curacién psiquica, la levitacién y la fotografia psiquica. Los poltergeists se limitan a manifestaciones incontroladas de esas facultades, por parte de personas que no se dan cuenta de que las em- plean. Las facultades proyectivas se conocen también con el término de «facultades creativas», puesto que creamos algo con cada proyec- cién. La conciencia creativa es el lado positivo de nuestra psiquis. Las facultades perceptivas nos hacen capaces de captar la infor- macion y la energia. Son las facultades de conocimiento. Se cuenta entre ellas la percepcién extrasensorial (ESP), la clarividencia, la clarisentiencia, la clariaudiencia, la telepatia, la precognicién, la retrocognicion, la psicometria, la radiestesia, la lectura psiquica, la diagnosis psiquica y la visién en el cristal. Las facultades perceptivas y proyectivas actian juntas, pero no al mismo tiempo. Primero operan las unas y luego las otras. Algo semejante a una pareja de actores bien ensayados. Ninguno inte- rrumpe el didlogo del otro. Lo mismo que la pareja de actores esta perfectamente sincronizada, debemos estarlo nosotros cuando em- pleamos las facultades perceptivas y proyectivas. Hemos de armoni- zarlas, no dejar que se interfieran. 33 Muchas personas han conseguido esta integracion armoniosa de sus facultades proyectivas y perceptivas y han conseguido la fama en el campo psiquico. En un momento u otro de sus vidas se volvieron enteramente hacia otros intereses, de forma que, después de entre- narse en las facultades psiquicas, abandonaron sus antiguas ca- rreras. Richard Alpert, doctor en filosoffa, que pertenecié al Departa- mento de Psicologia de la universidad de Harvard, es ahora famoso con el nombre de Ram Dass. Alpert conocié a un reverenciado yogui indio, Neem Karolli Baba, quien mencioné en su conversa- cién que, unas noches antes, Alpert habia estado contemplando las estrellas y que habia empezado a pensar en su madre, muerta el afio anterior. Cuando el yogui llegé a especificar que la madre de Alpert habia muerto de una enfermedad del bazo, el escepticismo de éste sobre las facultades del indio se evaporé y empezé a gritar, incapaz de controlarse. Baba se convirtié en el guru o maestro de Alpert y le impuso el nombre de Ram Dass. A partir de entonces, Ram Dass comenz6 a desarrollar las mismas facultades y, a su vez, se dedicé a ensefiar a otros. Otras personas que éntrenaron sus facultades psiquicas las em- plearon también con propésitos benévolos. Tal es el caso de Ema- nuel Swedenborg, cientifico y maestro del siglo xvill. En cierta ocasién vino a consultarle una viuda a la que reclamaban el pago de un costoso servicio de plata. Se sentia segura de que su marido lo habia pagado, pero no conseguia encontrar el recibo. Ya desespe- rada, acudié a Swedenborg y le pidié que utilizase sus capacidades psiquicas para localizarlo. Al cabo de tres dias, Swedenborg la visité y le dijo que el recibo estaba en un escritorio, en el piso superior. Si sacaba el cajon de la izquierda, veria un tablero y, si sacaba también el tablero, encontraria un cajén secreto, donde se guardaba corres- pondencia, incluido el famoso recibo. La viuda declaré que no sabia nada acerca de semejante cajén, pero ella y sus huéspedes subieron la escalera, acompafiados por Swedenborg. Al efectuar las opera- ciones prescritas, aparecié tanto el cajén como el recibo que habia en su interior. Otro psiquico famoso fue el inglés D. D. Home, que vivid en el siglo XIx. El eminente fisico sir William Crookes investigé sus facul- tades, y sus hazafias fueron autentificadas. Home movia una pz lanca simplemente con extender un brazo hacia ella. Se ponia sob = la cabeza un vaso Ileno de liquido y, de manera misteriosa, el vaso se vaciaba. Luego, el liquido caia de nuevo en el vaso y mojaba los dedos de la persona que posase la mano sobre él. 34 La sefiora Eileen Garrett tuvo una larga carrera como psiquica destacada. En la década de 1930 trabajé con el fundador de la parapsicologia, J. B. Rhine. La edad no supuso ningiin obstaculo para sus poderes. Tenia setenta y tantos afios cuando el doctor Lawrence Le Shan, psicdlogo neoyorquino, que se habia enterado indirectamente de la desaparicién de un hombre en una ciudad del Medio Oeste, se puso en contacto con ella. Entregaron a la sefiora Garrett un trozo de tela procedente de una de las camisas del hom- bre. Basandose en esa tela, afirmé que dicho hombre estaba en La Jolla, California. Se supo mas tarde que, en efecto, habia estado alli. La sefiora Garrett afiadié otros detalles. El hombre andaba por la cuarentena y media alrededor de 1,77 m. Una persona de su familia habia desaparecido cuando él tenfa entre trece y quince afios. Las investigaciones demostraron que tenia ahora cuarenta y dos, que media 1,75 m y que, cuando tenia catorce afios, su padre habia abandonado el hogar y no se habia vuelto a oir hablar de él en veinticinco afios. Todas estas personas llevaban diferentes estilos de vida y po- seian facultades distintas. Ahora bien, entrenando esas facultades, conquistaron poderes y transformaron sus vidas, y las vidas de quie- nes se relacionaron con ellas, en mas productivas y llenas de sig- nificado. 35 3 La preparacion Resulta mucho mis facil aprender algo con un enfoque sistema- tico que dejandolo a la buena de Dios. En este capitulo vamos a ocuparnos de las capacidades basicas necesarias para un enfoque sistematico. Algunos de los ejercicios deben realizarse en solitario. Llevaran en ese caso la mencién «solo». Los ejercicios con la men- cién «en grupo» han de efectuarse en compafia de otras personas si se quiere obtener de ellos el beneficio maximo. Es importante hacer cada ejercicio de la manera en que se describe. Tienen por objeto prepararle para los siguientes e interesa mucho no precipitarse. Cada individuo posee su propio ritmo psicolégico, el modo en que experimenta el universo. Adapte los ejercicios para que sigan su ritmo, sin modificar los demas detalles. En el transcurso del estudio, su ritmo cambiara. Por lo tanto, no se desanime si avanza poco al principio. Enfoque de la atencién La facultad mas importante para el desarrollo psiquico es la capacidad de enfocar la atencién. Cuando prestamos entera aten- ci6n a una conversacién o a una actividad, lo hacemos con la totali- dad de nuestra persona. Pero la mayoria de nosotros no actuamos asi. Dejamos que las cosas nos distraigan. {No le sucede a menudo, en medio de una conversacién, que, cuando piensa que esta escu- chando a otra persona, se da cuenta de que, en realidad, ha pasado todo el tiempo pensando en lo que va a decir cuando le Ilegue el turno y que no sabe en absoluto lo que le ha dicho esa persona? Todos hemos caido en ese pecado una vez u otra, de manera que 36 debemos entrenarnos en prestar atencién. Enfocar la atencién re- quiere tnicamente el deseo de hacerlo. El enfoque no ha de aca- rrear ningun esfuerzo. Nos limitaremos a intentarlo. Se trata de una conciencia, de algo que queremos hacer. Nunca me ha gustado la palabra concentracién, ya que sugiere imagenes de un intenso es- fuerzo mental. Enfocar la atencién no cuesta ningtin esfuerzo. De hecho, el esfuerzo hace retroceder. Ejercicio niimero 1 de enfoque de la atencidn (solo): relajese en una posici6n cémoda y cierre los ojos. Pronuncie para si la palabra «uno» y repitala hasta que su mente se interrumpa con un pensa- miento no relacionado con ese nimero. Tras la interrupcion, pase al numero siguiente y repitalo hasta interrumpirse de nuevo. Dos, dos, dos, debe repetir. Después, tres, tres, tres. Siga experimentando asi y fijese en la frecuencia de las interrupciones. Luego, consiga un cronémetro con avisador. Péngalo para que suene al cabo de tres minutos y recomience el ejercicio. Cuando suene el timbre, anote el numero que ha alcanzado. La primera vez que yo lo intenté Ilegué a diecisiete en un solo minuto. Mantener la atencién fija en un punto resulta dificil, pero la posibilidad de hacerlo le recom- pensara cuando pase a ejercitar sus facultades psiquicas, de modo que persevere. A veces, es conveniente tomar nota de las ideas y los pensamientos que interrumpen la practica. Con frecuencia, aparecen porque no tienen medio de Ilegar a la conciencia en otras condiciones. Ejercicio numero 2 de enfoque de la atencién (solo): enfoque su atencién sobre un objeto cualquiera de la habitacién en que se encuentra. Pronto empezaran a afluir a su conciencia ideas acerca de ese objeto: nombre o denominacion, funcidn, belleza o fealdad, una variedad de calificaciones que residen en la mente conceptual. Se trata de ideas preconcebidas, que surgen de sus experiencias pasadas. Por el momento tropezara con obstaculos para la presente experiencia. Cuando aparezcan las ideas en su conciencia, déjelas pasar, conservando fresca en su mente la actitud de curiosidad con tespecto al objeto. No intente bloquear los conceptos. Dé jelos que aparezcan y desaparezcan siguiendo su propio ritmo. El objeto con- tinuard alli cuando se hayan agotado todas sus ideas sobre 61. Ahora se le presenta la oportunidad de un nuevo punto de vista. ;Qué percibe realmente mas alla de lo que sabja de dicho objeto? Procure experimentar sobre diversos objetos. Ensaye también con personas. Con la practica, acabara por permitir que los conceptos «sobre» el 37 objeto se desvanezcan, dejando lugar para una experiencia nueva. Una vez que todas sus ideas preconcebidas sobre el objeto se hayan desvanecido, intente enfocarlo otra vez. ;Qué nuevas ideas surgen en su conciencia? La parte critica de este ejercicio radica en liberar su mente de las ideas preconcebidas acerca del objeto y mantenerla asi para que puedan venirle, desde otros niveles de su ser, nuevas percepciones, nuevas maneras de ver el objeto o la persona. Ejercicio nimero 3 de enfoque de la atencidn (en grupo): pidale a alguien que coloque una docena o mas de objetos en una bandeja y que tape la coleccién completa. Destapela durante treinta segundos y observe lo que hay en ella. Vuelva a tapar los objetos y anote todo lo que recuerde. Compruebe cuantos ha sido capaz de recordar. Fijese también en lo completas que son sus descripciones. Resulta divertido hacer esto en grupo. Segiin vaya practicando, encontrara que cada vez observa mejor y que incluye més detalles. La precisi6n tiene gran importancia. Aprenda a mostrarse conciso en sus descrip- ciones. Esto le ayudara en la observacién. Entre las variantes de este ejercicio, se incluye el andar por una habitaci6n o un almacén ‘no familiar, observando durante treinta segundos, luego abando- ndndolo y describiendo a un compaifiero lo que ha visto. A continua- cién, vuelva a entrar y compruébelo por si mismo. {Cuantos deta- Iles incluy6 en su relacién? ;Observé cosas como el numero de ventanas, de puertas o de tomas eléctricas? ;Cémo era el suelo? ;Y el techo? Estos ejercicios le ayudaran a reservar sus juicios sobre las cosas y a aguzar su capacidad de observacién. Vemos mas cuando suspen- demos todo juicio sobre lo que vemos, como una camara de televi- si6n que recorriera una habitacién. Para «ver» de verdad lo que se est4 mirando, se precisa una observacién previa de las cosas exenta de juicios. Desde muy pe- quefia, se me ensefié a considerar la presencia de moscas dentro de casa como una molestia 0, peor atin, a juzgarlas como portadoras de gérmenes. Eran algo «malo», y todas las personas que conocia pro- curaban matarlas o echarlas del lugar en que se encontraban. Nunca lef una descripcién cientifica sobre las moscas y su utilidad en la naturaleza, de modo que albergaba un punto de vista sobre ellas proporcionado por otros. Después de leer el libro de F. Allen Boone, Kinship with all life (La majestad de todo lo viviente), de- cidf llevar a cabo un experimento. Un dia, en mi apartamento, me concentré en una pequeiia y solitaria mosca que revoloteaba por el cuarto de estar. Cerré los ojos y deseé que se acercase, que se 38 posase en mi mano. Al poco rato, vold hasta el dorso de mi mano. Aparté toda nocién previa sobre las moscas y me fijé inicamente en que aquello volaba, que caminaba sobre mi piel. ;Te da escalofrios pensarlo? Estamos tan acostumbrados a estremecernos cuando nos toca un insecto que nos cuesta trabajo superar el habito. Aquel dia, sin embargo, consegui olvidarlo y acepté de veras aquellos pasos menudisimos sobre mi piel. Lo que siempre habia sido una expe- tiencia desagradable se convirtié ahora en la percepcién placentera de la succién procedente de mintsculas ventosas que trazaban una linea delicada a través de mi mano. Su cualidad tenue y fragil me chocé como una idea nueva y transmiti a la mosca mis sentimientos de amistad recién descubiertos. Eso me hizo sentirme bien. La mosca permanecié en mi mano un buen rato, mientras yo me mara- villaba ante esta nueva experiencia. Mas tarde, cuando descansaba ya a oscuras en la cama espe- rando a que viniera el suefio, of el pesado zumbido de mi amiga la mosca, que se lanzaba en picado por encima de mi cara. Mi primera reaccién fue de fastidio, pero en seguida volvi a mi nuevo punto de vista y escuché aquel sonido como si nunca lo hubiese ofdo antes. Escucharlo sin formular ningun juicio, sin condenacién, sin opinio- nes preconcebidas, supuso otra experiencia muy agradable. {Se imagina oyendo el zumbido de una mosca que suena como musica a sus ofdos? Pues eso significaba para mi. Y me sent{ muy triste cuando el zumbido ces6. En tanto me sumia en un agradable sopor, reflexioné sobre la significacién de mi experiencia. Lo que habia hecho era en realidad muy sencillo. Me habia limitado a cambiar de 6ptica. También usted puede hacerlo siempre que quie- ra y sobre la cuestién que quiera. Relajacion Si su sf interior se hace receptivo, se relajaran su cuerpo y su conciencia. Nos es muy dificil relajarnos, puesto que nuestra cultura fomenta la tensién. Ahora bien, si no aprende a relajarse, sera casi imposible que desarrolle sus poderes psiquicos. Los ejercicios si- guientes se proponen ayudarle a liberar su cuerpo de la tensién y a alcanzar el estado de relajacion. Ejercicio nimero 1 de relajacién (solo o en grupo): de pie y bien erguido, alzar los brazos por encima de la cabeza, con las manos apuntando hacia el techo. Tensar cada uno de los misculos tanto 39 como le sea posible y, al bajar los brazos, relajarse por completo. Fijese en qué misculos continian tensos. Repita el ejercicio hasta que todos ellos pierdan su tension. Ejercicio nimero 2 de relajacidn (solo o en grupo): asegirese de que viste ropas holgadas. Siéntese en un asiento cémodo. Apoye los pies en el suelo, y'los brazos en los del asiento. Si éste no tiene brazos, deje las manos sobre el regazo. No cruce los brazos ni las piernas. Esto inhibe el flujo de la energia. Empezando por la parte superior de la cabeza y acabando por la punta de los pies, dé orden a cada parte de su cuerpo, por turno, de que se vaya relajando. Diga, por ejemplo: «Siento que se relaja mi cuero cabelludo. Toda ten- sion desaparece, dejandome el cuero cabelludo libre y despejado. Siento relajarse mi cabeza. Toda tensién se aleja de mi frente, dejandola tranquila y alerta. Siento que mis ojos se relajan, que se relajan los parpados, que se relajan las cejas. Toda tensién se ha desvanecido. Me siento vigoroso y fresco». Prosiga con el resto del cuerpo, encaminando la tensién hacia abajo, de manera que dismi- nuya la carga de la gravedad. Al llegar a los tobillos, cualquier pequefia tensién que reste saldré a través de la planta de los pies. Haga este ejercicio lentamente, hablando con un tono de voz suave, casi monotono. El mismo ritmo le relajara. Respiracion Respirar bien es importante para la relajacién. Las personas tensas tienen una respiracién superficial; las personas relajadas res- piran profundamente. El oxigeno que se respira transporta energia a todas las partes del cuerpo. El biéxido de carbono arrastra al exterior los productos de desecho. La tensién se debe a una concen- tracién de los productos de desecho. La respiracién correcta se inicia en el diafragma, musculo situado debajo de los pulmones, que se contrae para expulsar el aire y se distiende para aspirarlo. Aprenda a utilizarlo correctamente y la respiracién le ayudara a relajarse. Ejercicio niimero I de respiracién (solo o en grupo): coloque las manos en la cintura, con los pulgares hacia atras, los dem4s dedos hacia delante. Afirmelas bien. Puede incluso hincar un poco los dedos en la cintura. Inhale profundamente y, al hacerlo, trate de empujar las manos la una hacia la otra, moviéndose al mismo tiem- 40 po que el diafragma. El diafragma se curva entonces hacia arriba, con el extremo inferior en la cintura, y el extremo superior bajo los pulmones. Al expandir los extremos, la parte superior se aplana. Sucede asf porque se hinchan los pulmones y empujan hacia abajo. Alexhalar el aire, fijese en cémo se contrae la cintura. Tal vez tarde algun tiempo, pero terminara por captarlo. Hagalo despacio y, en- tretanto, imagine que esta inhalando energia relajada y exhalando tensi6n nerviosa. 7 Ejercicio ntimero 2 de respiracidn (solo o en grupo): una vez que domine la respiracién diafragmatica, incorpérele el elemento del sonido. En el momento de espirar gima con la boca abierta. Cuanto mas profundo sea el sonido, mayor seré la cantidad de tensién de la que se desprende. No fuerce. Advertira que el sonido adquiere profundidad por si mismo. La tensién que siente en los musculos est4 inducida por su mente. Recurriendo al sonido, enfocaré la atencién en su cuerpo, en lugar de enfocarla en su mente. Ejercicio nimero 3 de respiracién (solo o en grupo): apoye un dedo en cada aleta de la nariz. Oprima la ventana derecha para cerrarla y respire por la izquierda. Cierre ahora ambas ventanas y contenga la respiracién. Luego, manteniendo cerrada la ventana izquierda, exhale el aire por la derecha. Cuente mientras realiza el ejercicio. Contenga la respiracién durante un intervalo cuatro veces superior al tiempo de inhalar y exhale durante un intervalo dos veces superior al mismo. Cuanto mas despacio lo haga, mayor efica- cia tendré el ejercicio. Autoafirmaciones Llamamos autoafirmacién a una frase declaratoria sobre uno mismo. La frase: «Yo soy psiquico» sera, pues, una autoafirmacion. Y la frase: «Yo no soy psiquico» seré también una autoafirmacion. Las autoafirmaciones actian como condicionamiento del si inte- rior. La mente programada esta precisamente programada por las autoafirmaciones. Crea todo cuanto decimos, en especial todo cuanto decimos con conviccién y fuerza emocional. «jChico, qué estupido soy!» es una autoafirmacién negativa. (Dicho sea de paso, también lo es el maldecirse. ) Si durante ajios.se ha repetido casi a diario una autoafirmacién negativa, necesitara la repeticién persistente de una autoafirmacién 41 positiva para reprogramar su si interior. Cuando empiece a prestar atencién a lo que dice y piensa, se quedaré asombrado al ver lo que se ha estado diciendo acerca de si mismo y acerca del mundo. Entré- nese en mostrarse mas cuidadoso en lo que piensa y en lo que dice. Cada vez que advierta un pensamiento negativo, sustitiyalo por una afirmacién positiva. Por ejemplo, sustituya: «Esto es una tonteria» por: «Esta nueva experiencia me permitira aprender. Ponga por escrito sus autoafirmaciones. El hecho de escribirlas contribuira a enfocar sobre ellas su mente programada. Utilice el presente de indicativo y exprese la afirmacién de lo que desea como una realidad actual. A nivel mental, se trata efectivamente de una realidad actual. Concentrandose con insistencia sobre su realidad a nivel mental, pone los medios para que se convierta también en realidad fisica. Utilice la primera persona y afirme eso como parte de su personalidad y de su vida. Recuerde que el subconsciente no juzga lo que le proporciona- mos. Lo acepta todo. Evite comparaciones con otras personas, tiempos, lugares y circunstancias. Tal tipo de competicién 0 de norma de consecucién no sirve para nada. Evite también las pala- bras negativas, como «no» 0 «nunca». El lenguaje subconsciente de la mente programada no incluye las negaciones. Si pone una gran energia emocional en lo que no quiere o en lo que teme, el subcons- ciente aprovechar4 esa energia para enfocarla sobre las mismas ex- periencias que desea evitar. El «no» fomenta las prohibiciones y las inhibiciones. No prohjba a su si interior hacer las cosas que le dis- gustan o teme. Al contrario, déjele libre, dandole permiso para hacer lo que a usted le guste, y él le dara cuanto desee. Cuenta un relato que alguien encontré la lampara de Aladino. Reconociéndola, la froté y salié de ella el genio. «Amo, , qué quie- res de mi? Estoy aqui para obedecerte.» La primera peticién consis- tié en una chaqueta. El genio giraba ya sobre sus talones para ir a buscarla, cuando su amo grité: «jEspera! En Hawai no necesitaré chaqueta... {Quiero vivir en Hawai!» El genio se volvié para trans- portarlo alli. «Pero si me voy, perderé a mis amigos...» Y asf sucesi- vamente. Para abreviar esta larga historia, diré que el genio, Ila- mado para darle una nueva orden cada vez que se disponia a obede- cer a su amo, no hizo nada mas que girar sobre si mismo. El genio es el si interior. La mayoria de la gente obliga a este inmensamente poderoso servidor a dar vueltas sin objeto, tratando con desesperacién de complacer a su amo, pero recibiendo con- tradrdenes a cada giro. Para evitarlo, sea firme en sus autoafirma- ciones. Libérese de las habituales e irreflexivas. Haga sus autoafir- 42 maciones intencionales, claras y consecuentes, determinando bien lo que prefiere. Si deseos de menor cuantfa vienen a interferirse en el deseo principal, lo mds sensato sera que renuncie a ellos. ‘Veamos algunos ejemplos de autoafirmaciones practicas: 1. Estoy en mi peso justo. (Buena para los que siguen una die- ta.) 2. Tengo los pulmones puros y limpios. (Buena para quien esta tratando de dejar de fumar.) 3. Sé lo que necesito y lo emplearé. (Buena para los examenes. ) 4, Me siento siempre alerta, leno de vida y util. (Buena para todo.) Haga sus autoafirmaciones con conviccién y confianza. La ener- gia emocional que les comunique reviste tanta importancia como las propias palabras. Lo que esta haciendo es reprogramar su mente subconsciente, su mente programada. Hablaremos de nuevo sobre el tema en el capitulo 7. Ejercicio niimero 1 de autoafirmacién (solo): prepare una lista de diez afirmaciones positivas sobre si mismo y sobre la posibilidad de desarrollar sus facultades psiquicas. Lea esa lista en voz alta frente a un espejo. Tomese el tiempo necesario para redactar bien las afirmaciones hasta que el texto le parezca correcto. Es impor- tante que las palabras expresen realmente lo que quiere decir, de manera que, al leerlas en voz alta, lo haga con verdadero senti- miento. Ejercicio niimero 2 de autoafirmacién (solo): anote tres proble- mas de su vida actual que le gustaria solucionar. Escriba una afirma- ci6n para cada uno de esos problemas, expresada como si la condi- cién que desea se hubiera cumplido ya. Por ejemplo, si cree que la gente no le entiende, la afirmacién positiva seria: «Me expreso clara y directamente y todo el mundo me comprende». Plantee el problema con precision, de manera que la afirmacion sea concisa y apunte directamente a la solucién del mismo. Conser- ve la lista a la cabecera de la cama y lea las afirmaciones antes de dejarse vencer por el suefio y de nuevo por la mafiana, al despertar- se. Repita la lectura a diario, por la mafiana y por la noche, hasta que la afirmacién deseada se convierta en realidad. 43 Visualizaciones La mente programada responde con mayor fuerza atin a los mensajes no verbales que a las autoafirmaciones. A eso se debe el que la energia emocional asociada a la autoafirmaci6n suponga un ingrediente tan importante. También se debe a eso el que los men- sajes no verbales de otras personas, enviados a través del lenguaje corporal, los gestos y el tono de la voz, tengan una influencia tan penetrante sobre nosotros. Sus afirmaciones resultaran mas poderosas si muestra a su sub- consciente una imagen de aquello que esta diciendo. Puede hacerlo mediante una imagen fisica real, pero ejercera un efecto mucho mayor si la crea con los ojos de la mente. A eso se llama visua- lizaci6n. Para ser mas efectivas, las visualizaciones deberian incluir todos los sentidos, no sdlo la vista. Imagine la cosa 0 el estado que desea. {Qué ocurriria si lo tuviese? Hasta qué punto le agradaria? ¢Qué sentiria? ;Qué sonidos oirfa si poseyese el objeto de su deseo? {Qué sentirfa al tacto, qué gustarfa, etc.? Incluya todos sus sentidos en una imagen clara de lo que quiere. Su subconsciente no se equivocara. Algunos de mis alumnos encuentran la visualizacién dificultosa. No lo es en absoluto. Su imaginacién creativa la favoreceré, ya sea en forma de imagenes, de ideas 0, simplemente, de «intuiciones». Al intentar visualizar, itopezar4 a veces con una falta de control sobre las ideas y pensamientos espontaneos que surgen en su con- ciencia. Le impiden enfocar la atencién, y la imagen 0 la idea tienden a borrarse o a modificarse, de forma que se ve obligado a recomenzar una y otra vez. El ejercicio siguiente le ayudaré a desarrollar su capacidad de visualizaci6n. Prepare tres tarjetas en blanco y un rotulador blando y negro para dibujar simbolos sobre ellas. En la primera tarjeta, dibuje un circulo blanco, con un punto blanco en el medio, sobre fondo negro. Para ello, trace tres circunfe- rencias concéntricas, una pequefia en el centro, y dos mas alejadas pero préximas entre sf. Rellene de negro el espacio comprendido entre la circunferencia del centro y la ms interna de las otras dos. Rellene también el resto de la tarjeta, dejando en blanco el espacio entre las dos circunferencias mayores. En la segunda tarjeta dibuje una cruz blanca de brazos iguales sobre fondo negro. En la tercera, un tridngulo equil4tero blanco con el vértice hacia arriba sobre fondo negro. Proceda de la misma forma que con la primera, rellenando el fondo de la tarjeta y dejando la figura en blanco. 44 Si lo prefiere, puede también recortar los simbolos en papel blanco y pegarlos sobre tarjetas hechas con cartulina negra. Esos simbolos favorecen el aprendizaje de la visualizacién, pero presentan asimismo una significacién esotérica. Sus significados se le haran claros a medida que continue utilizandolos. Si encuentra alguna dificultad en el uso de las tarjetas, dibuje cada simbolo en el aire con el dedo, o tracelos en la palma de una mano con el indice de la otra, sin dejar de mirarla. Esto afiade un elemento tactil al proceso de visualizaci6n. Una vez que se haya preparado y esté dispuesto a empezar, elija una tarjeta, fije los ojos en ella durante unos instantes, ciérrelos y espere a ver lo que sucede. Mediante una practica continuada, su visi6n interna, los «ojos de la mente» que hay en el interior de su cabeza, terminaran por ver la imagen invertida. Repita el procedi- miento con las otras dos tarjetas. Primero enfoque los ojos para fijar la imagen, luego ciérrelos para conseguir la postimagen en el interior de su cabeza. Puede hacerlo rapidamente, todas las noches. Advertira que cada dia se va desarrollando ms su habilidad para visualizar. Siem- pre resulta interesante ver lo que hay en la propia cabeza, y esta practica aumentara la,capacidad de su cerebro para proyectar ima- genes en el primer plano de su conciencia. Proteccién personal Lo mismo que es usted el que decide a quién permitira entrar en su casa, puede decidir lo que permitira que entre en su conciencia. Es importante recordar que el control /e pertenece siempre. En innumerables ocasiones ha venido alguien a decirme: «Hay un fan- tasma en mi casa y no sé qué hacer al respecto». A lo que acostum- bro a responder: «;Le ha preguntado quién es y qué esta haciendo alli?». «No.» «{Y por qué no? Si fuera una persona con envoltura corpérea, no hubiera vacilado en preguntarselo. Que carezca de cuerpo no supone ninguna diferencia.» Todos somos psiquicos. Nuestros poderes proyectivos y percep- tivos interactuian todo el tiempo, aunque la mayoria de nosotros no nos damos cuenta de los modos sutiles en que influimos psiquica- mente los unos sobre los otros. Pero algunas de esas intrusiones no son tan sutiles. Los juicios, las atribuciones y las opiniones de los demds, a veces expresadas s6lo de manera inconsciente, mediante el lenguaje corporal, en- 45 cuentran el camino para alojarse en nuestro subconsciente y echar taices en él. La irritaci6n y Ja impaciencia de la persona que espera detras de usted en una cola repercuten sobre usted si en su si inte- rior hay creencias negativas que le inducen a culparse por el mal humor de los demas. No consienta en ser victima de energias insanas. Protéjase. Aprenda el arte de la autodefensa psiquica. Una de las protecciones mejores consiste en una mente inquisi- tiva. Un poco de escepticismo resulta saludable. Dude como santo Tomas, exija pruebas y no sucumba a sus temores. Las autoafirmaciones proporcionan una buena proteccién. Por ejemplo, las siguientes suelen dar resultado: «Estoy abierto a todo lo bueno, cerrado a lo indeseable». O bien: «El amor de Dios me protege». Pero considero como una buena idea que cada uno ex- prese las autoafirmaciones con sus propias palabras, de forma que no le cueste ningun esfuerzo el pronunciarlas. Otro medio de proteccién es rodearse de un campo de energia positiva. Para ello, cierre los ojos e imaginese envuelto en una luz blanca y brillante. Asegurese de que ese «capullo» de luz blanca se extiende tanto por detr4s como por delante, y de que le cubre de arriba abajo, hasta los pies. La luz blanca tiene el poder de disolver toda negatividad. Actia como un escudo. Sin embargo, si recuerda y se reafirma en la idea de que con- serva en todo momento el control, la proteccién no le planteara ningun problema. Una vez consciente de que necesita enfocar la atencién, eliminar las ideas preconcebidas, respirar correctamente y afirmar su unici- dad y sus facultades, practiquelo hasta que nada de eso requiera su atencién. Antes de pasar a otros capitulos, han de convertirse para usted en una segunda naturaleza. 46 4 Los estados alterados de conciencia E] desarrollo de los poderes psiquicos se basa en la capacidad de alterar a voluntad la conciencia. Se dé usted cuenta de ello o no, ya acta a veces en estados alterados de conciencia. Este capitulo le ayudara a identificar y a comprender esos estados que ya utiliza. Describe ademas otros que tal vez desee utilizar, de manera que le permita desarrollarlos. EI estado de conciencia puede describirse como aquel en que todas nuestras facultades mentales actéan plenamente. Todo lo que no sea esto significaré un estado de conciencia distinto, o alterado. Entre los estados alterados de conciencia, se incluyen la distracci6n, el ensuefio, el suefio, los estados hipnoticos, el trance y la medita- cién. De las veinticuatro horas del dia, pasamos mas tiempo en esos estados alterados que completamente alertas. Cuando nos sumimos en una tarea rutinaria, como conducir un coche, eliminar las malas hierbas del jardin o fregar los platos, solemos dejar «vagam nuestra mente. ;Ad6nde va? A ninguna par- te. Se concentra en una cosa distinta de lo que estamos haciendo. Se va del hecho de conducir, 0 mecanismo de enfoque, a un mecanis- mo neutro o de ensuefio. El ensueiio es el arte de apartarse del medio ambiente inmediato y situarse en una realidad distinta. No consiste sélo en escapar de la realidad. Cumple una funcién vital, ayudando a mantener el equili- brio entre el sf exterior y el si interior. El ensuefio proporciona la oportunidad de prever lo que uno desea que sea el futuro. A veces, sostenemos una conversacién imaginaria con alguien a quien vamos a ver, como una especie de ensayo. Se repite el diélogo varias veces, cambiando el resultado, de forma que, cuando tiene lugar la verda- dera conversacién, esta uno preparado para cualquier cosa que diga 47 su interlocutor. Naturalmente, lleva demasiado tiempo hacer esto en todas las ocasiones. Por lo tanto, sin duda alguna sélo ocurre asi cuando se trata de ensayar conversaciones dificiles, como una entre- vista de trabajo, una conferencia entre padres y maestros 0 una con- frontacién personal. Otras veces, los ensuefios permiten el cumplimiento de un de- seo, como el caso de una mujer que se imagina pasando una noche con Robert Redford, o el de un hombre con Bo Derek. Cuando se desea algo considerado normalmente como inalcanzable, el en- suefio proporciona un medio de satisfacer ese deseo. El ensuefio compensa la carencia, y el sujeto se siente menos frustrado. El ensuefio sobre algo alcanzable se denomina visualizacién. La facultad de visualizar nos acerca un paso mas a la consecucién de lo que queremos. Obtendra usted lo que quiere enfocando la atencién sobre su objetivo y dirigiendo luego su energia mental hacia él. A continuacion, hay que considerar la accién necesaria para convertir el objetivo en realidad. La mayoria de la gente es incapaz de enfo- car la atencién, no de actuar. Tener una idea, una imagen clara, resulta esencial. De ahi se deduce que las personas con una imagina- cién bien desarrollada, aptas para crear imagenes mentales claras y detalladas, cuentan con mayores posibilidades de conseguir sus ob- jetivos. Prestando mayor atenci6n a los ensuefios y dirigiéndolos hacia las metas propuestas, aumenta el poder de visualizacion. Y esto contribuye a entrenarse en los poderes psiquicos. La distracci6n es la expresién negativa del ensuefio. Se produce cuando permitimos a la mente pasar al «mecanismo neutro», pero no queremos utilizar ese mecanismo productivamente. El sujeto queda suspendido entre la productividad fisica y la productividad mental. La distracci6n se presenta cuando decidimos no prestar atencién a lo que sucede a nuestro alrededor. Elegimos no enfocar la atencién en un momento inapropiado. Se trata del estado de energia mas bajo. A la distraccién se opone la «no mente», ensefiada por los gurus orientales. La «no mente» es un estado de conciencia vigilante, en que se suspende toda actividad mental (el pensar, por ejemplo). Esta concepcién de percepcién imparcial constituye un estado de alta energia. Tomando conciencia de sus ensuefios y aprendiendo a dirigirlos, acabara por ser capaz de suspenderlos y entrar en el estado de «no mente». De la misma manera que se tienen diversas clases de ensuefio, de acuerdo con las necesidades, se tienen también diversas clases de suefios nocturnos. Mientras dormimos, los suefios cumplen la mis- 48 ma funcién que los ensuefios durante la vigilia, contribuyendo a poner en contacto el si interior y el si exterior y manteniéndolos en equilibrio. El suefio y las experiencias extracorporales Todos los seres humanos necesitan sofar. Las investigaciones han demostrado que el hombre no puede pasar mas de unos dias sin sofiar antes de presentar sintomas de aberracién mental. La funcién principal del suefio consiste en conceder al subconsciente un pe- riodo de tiempo sin interrupciones para actuar sobre los problemas vitales que el individuo se siente incapaz de resolver en el estado de vigilia. Sin ese tiempo, se originarian tensiones mentales graves. ;Se ha fijado alguna vez en que necesita dormir mas cuando pasa por una etapa dificil? Dormir no significa una huida del problema, sino que concede tiempo al subconsciente para que encuentre una solu- cién. Los suefios dan acceso al subconsciente. Se precisa la interaccién armoniosa de consciente y subconsciente para el desarrollo de las facultades psiquicas. Por consiguiente, es vital comprender y apro- vechar los suenios. Sin embargo, primero hay que recordarlos. To- dos somos capaces de recordar nuestros suefios, pero no todos lo hacemos. Si tropieza con problemas para recordar los suyos, pro- nuncie dos o tres veces, antes de irse a dormir, la autoafirmacién siguiente: «Voy a recordar mis suefios». Tal vez tarde unas cuantas semanas en dar resultado, pero acabara por despertarse varias veces por la noche después de haber sofiado. Deje un cuadernito y una pluma junto a su cama y anote esos suefios. Por la mafiana, repase- los para completar los detalles. Una vez entrenado para recordar y escribir los suefios, se le plantearaé un nuevo desaffo: aprender a interpretarlos. En primer lugar, hay los suefios de filtracién, en que el subconsciente revisa todos los acontecimientos del dia. A veces son literales; otras, sim- bélicos. Por regla general, los suefios de filtracién se presentan en la primera parte del descanso nocturno. Existen suefios precognitivos, en que se suefia con algo que todavia no ha sucedido. Se trata casi siempre de un tipo de suefio claro y facil de recordar. Por lo comin, el acontecimiento con que se ha sofiado se produce dentro de los noventa dias siguientes. Con frecuencia, cuando ocurre algo que nos parece vagamente familiar se debe a que ya hemos sofiado antes con esa experiencia. 49 La mayor parte de los suefos se ocupan del «gobierno de la casa». Intentamos resolver en ellos los problemas del momento. Hay una serie de preguntas que puede plantearse y que le ayuda- ran a comprender sus suefios. ;Fue este suefio una repeticién de experiencias vividas despierto? ;O me hizo pasar por una experien- cia que temo conscientemente? Si representa una experiencia vivida despierto, ;qué me ha ensefiado el suefio? {Se limita a reflejar lo que deseo, el cumplimiento de un anhelo? ,O bien es un suefio extremado en algun aspecto? En caso positivo, ,no me estaré incli- nando al extremo opuesto en el estado de vigilia? ;No sera un suefio en que «se vuelven las tornas», es decir, que experimenté en él algo a lo que empujo a la gente cuando estoy despierto? Con un poco de tiempo y practica, sus suefios le ayudaran a comprenderse mejor. Algunos suejios se relacionan con el cuerpo fisico. Por ejemplo, sofar con platanos significa quizd que se tiene una carencia de potasio. Si el suefio se desarrolla en la cocina, puede estar relacio- nado con la dieta; si el escenario es el cuarto de bafio, acaso el problema se centre en la eliminacién. Quien suefia con un limpiapa- rabrisas roto cabe en lo posible que tenga problemas de visién. Dado que los suefios dejan en suspenso la realidad en que vivi- mos, algunos de los acontecimientos que en ellos se producen pare- cen improbables, incluso disparatados. Pero no importa la extra- fieza de un suefio. Siempre reviste alguna significacion para la vida del sujeto. Si no llega a explicarselo, quizis un amigo mas objetivo lo consiga. De no ser asi, deje el suefio anotado en su libreta y vuelva a intentarlo unos dias mas tarde. Muy a menudo, el paso del tiempo contribuye a aclarar su significado. Otra cosa que esté en su mano hacer es decir a su subconsciente que no ha captado usted el mensaje y que quiere otros suefios mas faciles de comprender. Puede dirigir su subconsciente durante el suefio lo mismo que puede hacerlo durante el estado de vigilia. A esto se le llama programacién. Hay varios pasos susceptibles de facilitar el proceso de la progra- macion. Una hora antes de irse a acostar, haga algo que relaje su cuerpo. Tome un bajfio caliente, practique el yoga, pida que le den un masaje, haga el amor..., cualquier cosa que, en su opinién, deje sus sentidos fisicos satisfechos. Después, revise todos los aconteci- mientos del dia, con calma y por orden, de la forma més impersonal posible. Seguir el orden tiene su importancia. Este paso disminuye la necesidad del suefio de filtraci6n. A continuacién, determine el 4rea a la que quiere dirigir su subconsciente mientras duerme. Apa- gue luego la luz. Mantenga el problema en su cabeza tanto tiempo 50 como le sea posible, aunque sin gastar demasiada energia. Otros * pensamientos vendran a interponerse. Déjeles que aparezcan y de- saparezcan sin forzarlos. Conserve el objetivo en su mente sin afe- trarse demasiado a él ni ponerse rigido. Murmurar lo que se quiere sofiar justo antes de quedarse dormido resulta a veces un buen me- dio para enfocar el subconsciente sobre el problema. La programacién de los suefios da resultados variables. En oca- siones, la solucién de los problemas se presenta la misma noche en que se pide ayuda. Otras veces, tarda varios dias con sus noches. A veces recordar la totalidad del suefio, y otras, inicamente la so- lucién." Una vez conquistada la capacidad de recordar lo que ocurre en su mente mientras duerme, aprenda a recordar lo que le sucede a su cuerpo durante ese tiempo. Llamo a esto la «conciencia durante el suefio». Después de haber leido algo sobre el tema, me determiné a intentarlo. Una noche, ya acostada, empecé a repetirme una y otra vez: «Estoy consciente mientras mi cuerpo se duerme. Permanezco constantemente consciente de los fenédmenos de mi cuerpo que se duerme». Esta concentracién tan determinada s6lo sirvié para man- tenerme despierta, hasta que desisti y acabé por dormirme. De pronto, me vi consciente en un cuerpo fisico totalmente relajado, dormido. Llena de exaltacién, me di cuenta de que mi programa- cién habia resultado. Contemplé mi suefio y observé que mi cuerpo yacia boca arriba. Entonces, vi que algun tipo de energia penetraba en mis piernas y que éstas podian girar y moverse. Presencié fasci- nada el proceso del despertar. De una posicién hundida, desinflada como un colchén de goma, mi cuerpo se hinché con la energia que penetraba en él y volvi6 a la vida gradualmente. Senti la incomodi- dad de la postura y empecé a removerme y a estirarme. Me daba la sensacién de que me ensanchaba e iluminaba conforme pasaban los segundos. Estaba tan absorta en la experiencia de mi cuerpo que me encontré despierta antes de darme cuenta. El proceso de despertar fue suave. No hubo ningun cambio sibito. Aunque nunca lo he re- petido, aquello me demostré que se trataba mas de una cuestion de eleccién que de circunstancias. Algunas personas se despiertan de repente, pasando de la in- consciencia a la conciencia como si le hubiesen dado a un interrup- tor. Otras se despiertan gradualmente, pasando por un estadio in- 1. Hay muchos libros que se ocupan de éste y otros aspectos del suefio. Entre ellos, recomiendo especialmente el de Patricia Garfield, Creative Dreamming (Ba- lantine, 1976), y el de Ann Faraday, Dram Power (Berkley Pub... 1973). 31 termedio. Esos estadios reciben nombres concretos. La fase entre estar despierto y estar dormido, es decir, el proceso de dormirse, se llama fase hipnandmica; la fase entre el suefio y la vigilia se llama fase hipnagdgica. Como una advertencia para los estudiantes que experimentan fendmenos que no alcanzan a comprender, diré que conoci a algunos que sufrieron una experiencia especifica de pardli- sis durante el estadio de transicién hipnagdgica, esto es, al ir a despertarse. Mientras que adquieren la plena conciencia de la at- mosfera que les rodea, se sienten incapaces de hablar 0 de moverse voluntariamente. Si se asustan, la sensacién se prolonga, pero el movimiento voluntario se recupera siempre al cabo de un breve pe- tiodo. En estos casos, el cuerpo se muestra mas lento en alcanzar el nivel requerido para la accién de lo que se muestra el individuo que reside en ese cuerpo. A los que me relataron tal incidente les acon- sejé que se relajaran, observaran y disfrutaran de su experiencia sin concebir ningun temor. En los estados intermedios de conciencia, se est4 lo bastante alerta para razonar, pero no lo suficiente para que el intelecto blo- quee el subconsciente. Ahora bien, en tales estados el sujeto se halla mucho mas abierto y receptivo que de ordinario, lo que le proporciona una oportunidad excelente para programar su sj inte- rior. Hay quien graba su programa y lo escucha en el momento de ir a dormirse, con el fin de que el mensaje se fije en su subconsciente con mayor rapidez que cuando esta despierto. Existe todavia otro nivel de la conciencia relacionado con el dormir y que, si bien similar, no puede Ilamarse propiamente sofiar. Dicha drea se describe con el término de «experiencia extracorpo- tal». Durante una experiencia extracorporal, el cuerpo fisico per- manece inconsciente, mientras que el intelecto tiene la sensacién de estar separado del cuerpo o fuera de é1. Describiré el modo en que esto le ocurre a muchos de mis alumnos. «Me desperté de noche y me encontré junto al techo de mi dormitorio, boca abajo y viendo mi cuerpo fisico dormido en la cama. Me di cuenta de que mi cuerpo estaba completamente dormido, mientras que yo me hallaba abso- lutamente despierto. Queria bajar y posarme en el suelo, pero con- trolaba con dificultad mis movimientos. Parecfa como si flotase. Al cabo de un rato, derivé hacia abajo y, lentamente, acabé por des- cansar en el suelo. Comprendiendo que me encontraba fuera de mi cuerpo, mi mente empez6 a temer que hubiese muerto, y entonces senti que mi ser volvia a introducirse a toda velocidad en el cuerpo. Incorporarme tan de prisa a mi cuerpo me caus6é una sensacién fisica en extremo desagradable y me levanté de un salto. Aunque 52 trastornado por esta experiencia insdlita, me alegré descubrir que, después de todo, no habia muerto y volvi a dormirme.» Esta clase de experiencia espont4nea puede resultar pavorosa, puesto que el sujeto siente que ha perdido el control de si mismo. Sin embargo, una vez que ha ocurrido y descubre que no le ocurre nada malo, pierde el miedo, y la proxima experiencia extracorporal le parece ya divertida. Recuerde siempre que le bastara pensar que quiere volver a su cuerpo para volver a él. En cierta ocasién, tuve una experiencia espontanea en que no me di cuenta de que abandonaba mi cuerpo, pero si fui plenamente consciente del momento en que regresé a él. El no saber que me encontraba «fuera» me evit6 todo miedo y me permitié prestar una atencion fascinada a lo que sucedia. Me senti de pronto como una particula desencarnada. Me hallaba en una playa de Martha’s Vine- yard, que fue en su tiempo uno de mis lugares favoritos. Estaba a unos quince centimetros sobre la arena, envuelta en una atmésfera de oscuridad nocturna. Me maravillaba mi clara visién, el ver con tanta precisién en medio de las tinieblas. Los granos de arena me parecian hermosos y muy distintos unos de otros. Percibia con deta- Ile las plantas maritimas que crecian sobre la arena, su consistencia, sus asperezas, su forma y su textura. Bajando rapidamente hasta el rompeolas, observé de cerca los percebes. Parecia somo si los mi- tase a través de una lupa, ya que veia cada uno de manera bien distinta y distinguia entre los que tenian formas de vida en su inte- tior y los que estaban huecos y secos. Volvi tierra adentro para examinar de nuevo la escena, alli donde se alineaban los chalets veraniegos, y capté a la gente dormida y la quietud del Ocean Park. Me sentia maravillosamente viva y llena de vigor al entrar en el parque. Di la vuelta al quiosco de la musica y descubri una puerte- cita en la que nunca me habia fijado despierta, pero que mi sentido comtn me decia que siempre debi6 de estar alli, para que los com- ponentes de la orquesta entraran y salieran del recinto en que toca- ban. Un instante después, era consciente de estar en mi casa, sen- tada en el cuarto de estar, con los ojos cerrados. Gradualmente, lo que me rodeaba fue cobrando realidad y comprendi que de verdad habia salido de mi cuerpo. El sentimiento de realidad no era tan agudo ahora que habia regresado a él como durante la experiencia por la que acababa de pasar en la isla. Solo entonces cai en la cuenta de que habia estado fuera de mi cuerpo y me estremeci al pensar que aquello me habia sucedido a mi. Las experiencias extracorporales son mucho mas comunes de lo que supone la mayoria de la gente. Pero casi nadie las recuerda. 53 Otros suponen que han estado sofiando.' AI principio, las experien- cias extracorporales se presentan de modo espontaneo, lo mismo que los demas estados alterados de conciencia a los que me he teferido. Aunque el sujeto puede irse haciendo mas consciente de tales experiencias, éstas se producen involuntariamente, es decir, fuera de su direccién consciente. Pero también existe la posibilidad de inducir los estados alterados de conciencia. Ocurre asi cuando tomamos la decisién deliberada de alterar nuestra conciencia 0 cuando damos permiso a alguien para que la altere. Trance e hipnosis Cuando son inducidos, los estados alterados de conciencia se agrupan bajo el epigrafe general de trance. El trance consiste en un estado en que no funciona la mente consciente, de modo que el subconsciente queda libre para dirigir al sujeto. La mente cons- ciente levanta a veces una barrera frente a la informacién contenida en otras areas de la conciencia, informacién que, por regla general, se recibe subliminalmente. Al inducirse un estado de trance, se retira la barrera del subconsciente, permitiendo una comprensién mas completa y mAs profunda de las emociones y de los actos. El método mas conocido para inducir el trance es la hipnosis, proceso gradual a través del cual el sujeto se relaja lo bastante para que su mente consciente cese en su actividad. La mente consciente pasa a un estado de «no mente». Se puede entrar en trance oyendo una voz suave repetir frases que encaminan al sujeto hacia la relaja- cién y el abandono de todo pensamiento. En algunos casos, se incita al sujeto a que mire un objeto mévil, por ejemplo, un disco bri- Ilante, a fin de que sus ojos, o su aparato fisico de enfoque, se fatiguen. Esto se basa en la idea de que, si el sujeto no enfoca fisicamente, tampoco enfocaré mentalmente. Se utiliza la hipnosis para descubrir lo que hay en el subcons- ciente, para introducir sugestiones nuevas y borrar las antiguas. Por ejemplo, en situaciones en que una persona requiere una interven- cién quirirgica, pero es alérgica a la anestesia, se recurre a sugestio- nes como Ja siguiente: «No sentira ningun dolor». Otras sugestiones sirven para eliminar conductas negativas, como morderse las ufas, fumar o comer con exceso. En el empleo de la hipnosis, el sujeto 1. Si alguien quiere saber mas sobre las experiencias extracorporales, le reco- miendo el libro de Robert A. Monroe, Journeys Out of the Body (Doubleday, 1977). 54 permite que el hipnotizador acceda directamente a su conciencia, que tiene que ser reprogramada antes de que se produzca ningun cambio en su comportamiento. La hipnosis supone un potente instrumento para explorar el subconsciente, usado por los terapeutas cuyos clientes desean pro- fundizar en las causas de experiencias que no llegan a comprender. La mente tiende a bloquear los acontecimientos dolorosos y, a ve- ces, por mucho que el consciente quiera recordar, no lo consigue. El subconsciente reprime en ocasiones de manera tan efectiva los re- cuerdos que se nos hace imposible llegar a ellos. Si el cliente consiente en someterse a ella, la hipnosis puede lograr que el si interior libere el material reprimido. Se denomina a esto la «hipnoterapia». Si quiere usted someterse a la hipnoterapia, le recomiendo encarecidamente que acuda a un hipnoterapeuta cali- ficado, experimentado. Nadie puede hipnotizarle sin su consenti- miento y en contra de su voluntad, pero es peligroso permitir que un detective aficionado empiece a excavar en los mds profundo de su conciencia, llegando incluso a abrir la caja de Pandora. Si quiere uno librarse de malos habitos mediante la sugestién, debe buscar a un médico hipnotizador. Una de las cosas mejores que se obtienen de un hipnotizador pro- fesionales un entrenamiento en la autohipnosis. Los librossobre el tema ofrecen sélo un procedimiento lento y laborioso, que no siempre da re- sultado. A pesar de su costo, muy superior, un entrenamiento personal llevado a cabo por un experto sera mucho mis eficiente y rapido. Ciertas formas de meditacién no son en realidad mds que au- tohipnosis. Una meditacién técnica, que acalla la mente a fin de que el sujeto capte el material procedente de su si interior, equivale a un trance autoinducido. La autohipnosis proporciona la oportunidad de programarse a si mismo implantando sugestiones en la propia mente, la mente del sf interior. Concede un periodo de relajaci6n profunda, y el cuerpo se beneficia también con este descanso. Pue- de ser tan refrescante como una buena siesta.' Meditacién y contemplacién Hay muchas maneras de meditar, y el estudiante tiene que des- cubrir la correcta para él por el sistema del ensayo-error. La manera 1. Para saber mas sobre esto, recomiendo el libro del doctor Herbert Benson, de la universidad de Harvard, The Relaxation Response. (Véase |a bibliografia.) 55 correcta es la que resulte apropiada para cada persona. Muchos desisten demasiado pronto, considerandose incapaces de meditar, cuando todo se reduce en realidad a que no han encontrado el método adecuado para ellos. Durante afios, medité siguiendo las instrucciones primero de una escuela de pensamiento, luego de otra. Me sentia muy ridicula y, muchas veces, incluso humillada. Yo era «un fracaso». No estoy segura de cémo llegué a esta conclusién, puesto que nadie puede penetrar en la meditacién de otro para establecer comparaciones. Pero mi sentimiento de fracaso era muy real y acabé por abando- narlo todo. Mirando ahora hacia atras, me doy cuenta de que nunca tuve un criterio con el que evaluar mi meditacién. Cesé en todo intento de aprender a meditar y empecé a buscar una comprensién mas clara de lo que es la meditacién. Durante mi investigaci6n, descubri muchos comentarios, descripciones y teorias que parecian contradecirse unas a otras. Por ultimo, comprendi que la palabra meditaci6n sirve de etiqueta para designar un estado del ser en que la mente activa deja de «actuar» durante algun tiempo. Una vez lograda esta definicién satisfactoria, me enfrenté al problema principal: cémo conseguir que mi mente dejase de actuar. Mi mente era tan activa que corria por si sola y se negaba a some- terse a mi control, a mis instrucciones. Constituia un batiburrillo tal de ideas, preocupaciones, pensamientos y conversaciones conmigo misma, que cualquier intento de relajacién por mi parte significaba s6lo una oportunidad para que toda esta actividad mental me ane- gase y se desbocase. Los ejercicios de relajaci6n ayudaban, pero no bastaban. Entonces descubri la meditacién dinamica. La meditacién dina- mica, 0 meditacién cadética, como se le llama también a veces, es la forma de meditacién que Bhagwan Shree Rajneesh, de Poona (In- dia), ensefia a sus estudiantes. ' Mi primera experiencia con esta clase de meditacién tuvo lugar gracias a un discipulo de Rajneesh que acababa de regresar a los Estados Unidos. Una tarde de verano invité al publico a unirse con él para la meditacién cadtica. Subi a su lado. Otras tres personas aceptaron también la invitacion. El discipulo explicé la técnica y luego puso en el magnetof6n una cinta grabada con musica y la voz de Rajneesh dirigiendo la meditacién. Tan pronto como oi el bos- quejo de lo que ibamos a hacer, se me cayé el alma a los pies. j Vaya 1. Las conferencias de Rajneesh sobre éste y otros tipos de meditacién se inclu- yen en su manual titulado Meditation (Harper and Row, 1978). 56 unas cabriolas! ;Semejante agitacién para una holgazana de sesenta afios, que odiaba levantarse de su sillén, que preferia ir en coche a caminar! Pero la curiosidad se sobrepuso a la desgana y venci mi pereza. Me negaba a admitir la derrota en el arte de aprender a meditar. Continué valientemente participando con los demas. Ce- ramos los ojos para crearnos un espacio privado, sin observadores. Empez6 a sonar la misica. Durante los primeros diez minutos, respiramos tan de prisa como pudimos, con la atencién enfocada en la espiracién del aire. Y a eso se redujo todo. Pero no era facil. Tuve que detenerme varias veces, aunque volvi a empezar con obs- tinacién. Durante los diez minutos siguientes, continuamos respi- rando de prisa, pero esta vez liberando el cuerpo y realizando cada uno los movimientos que queria. Al principio, me movi de manera autoconsciente. Sin embargo, al cabo de un rato, el movimiento se convirtié en natural. En la tercera etapa, sin dejar de respirar de prisa y de movernos enérgicamente, afiadimos una expresién so- nora: risas, gemidos, etc. Dejabamos que brotase el sonido. Des- pués de exhalarlo durante diez minutos, nos tendimos sobre la hierba. Nada mas que eso. Nos quedamos alli, echados sobre la hierba, «sin hacer nada». Nunca me habia sentido tan feliz como al dejarme caer y yacer asf... Ahora bien, esto demostré ser una medi- tacidn efectiva. Mientras descansaba, empecé a sentirme consciente del silencio, inmenso y espacioso, que Ilenaba la atmésfera. Oj el rumor cercano de una corriente de agua, el canto de un grillo, el golpear de un martillo a lo lejos..., una serie de sonidos deleitosos, contenidos en el inmenso silencio que percibia. Me encontraba to- talmente tranquila y nunca me habia sentido tan agudamente cons- ciente de estar «en» vida, de estar en el mundo. Tal vez este tipo de meditacién me dio resultado porque tenia una mente activa y un cuerpo inactivo. Al obligar a mi cuerpo a moverse, fui capaz de relajar mi mente. Desde luego, me dio mucho mejor resultado que los demas tipos de meditacién, mas sedenta- trios, que habia probado antes. Quizas a usted no le sirva, pero esto no ha de apartarle de la meditacién. Siempre habra algin método que le convenga. E] ultimo de los estados de conciencia que quiero examinar es la contemplacién. La contemplacién constituye un medio exce- lente para aguzar el control de la mente y la conciencia. Elija un tema o una idea, entre en estado de meditacién y fije su atencion en él. Tome por ejemplo la palabra «sacrificio». Yo la empleé una vez. En mi estado de quietud, de relajacién, tomé la palabra sacri- 57 ficio y la repeti en voz alta varias veces. Al terminar, dejé que todas las ideas y conceptos que tenja sobre ella acudieran a mi mente y los revisé. Por ultimo, llegué a un punto en que no hubo ya mas pensa- mientos. Al cabo de un momento, aparecié en mi conciencia la imagen de un hombre clavado en una cruz. Pero estaba sonriendo. En el acto, me vino la iluminacién de que siempe habia albergado una idea err6nea acerca del sacrificio. Ahora estaba claro para mi que el término sacrificio significa soltar presa, abandonar lo que causa sufrimiento. No obstante, ésta fue mi iluminacién. No tiene por qué ser la suya. La iluminacion y la sabidurfa no se transmiten. Hay que expe- rimentarlas personalmente. Concluiré este capitulo con algunos ejercicios para alterar el estado de conciencia, para agudizar la capacidad de pasar de un estado a otro y para afinar los érganos sutiles de percepcién y de accién que hacen esto posible. Infundir conciencia a su cuerpo Este ejercicio estimulara su cuerpo a medida que le vaya infun- diendo una sensibilidad gradualmente mAs consciente. Los pensamientos, ideas y sentimientos son energias que im- pregnan todo el cuerpo fisico. En el ejercicio siguiente, encaminare- mos ciertos pensamientos, ideas y sentimientos en direcciones espe- cificas a través del cuerpo. Empiece por la cabeza. Sitte en la ca- beza el punto focal de su conciencia. Imagine después ese punto focal abandonando la cabeza y trasladandose a lo largo del cuerpo Para ponerse en contacto con cada parte del mismo, distribuyendo entre todas esas partes su conciencia. Imaginese que ya no esta en la cabeza, sino que se traslada a través del cuerpo, deteniéndose bre- vemente en un punto u otro, uniéndose a ese punto, siendo uno con él por un instante. Siéntase a si mismo como una fuerza, no como una forma, una fuerza que se mueve fluidamente, ocupando usted el centro del movimiento. Empiece por la cabeza y vaya bajando. Deténgase en la mandfbula e identifiquese con ella. Pase luego a los hombros. Desde el hombro, baje por el brazo y entre en la mano. Comenzara a sentir un hormigueo en las partes del cuerpo a las que Ilegue, al identificarse momentaneamente con ellas. Con la practica, recono- cera esa sensacién de hormigueo en cada parte que alcance. En cualquier momento, podra estimular diversas partes de su 58 cuerpo enviandoles su conciencia como un don amoroso. Al trasla- dar la conciencia a lo largo del cuerpo, conceda a cada parte de él una atencién completa, incondicional. Experimente cada una de esas partes. Algunas estan tan paralizadas que necesitaraé mucho tiempo para estimularlas y vigorizarlas. Fijese en cudles se encuen- tran tan entumecidas que le dan la sensacién de que estan muertas y présteles una atencidn especial. Pregunteles mentalmente qué las paraliza, qué experiencia las fuerza a mantenerse tan anquilosadas y rigidas. Segiin vayan volviendo a la vida, prolongue la experiencia, dejando que las impresiones de esas partes accedan individualmente asu conciencia. Deténgase para ver cémo vuelven a la vida y empie- zan a hormiguear y a sentir de nuevo. Tal vez las note temblar en ese momento. Observe su movimiento, mientras las partes «perdi- das» recobran vida. Nuestro cuerpo entabla con la estructura muscular muchos conflictos no expresados. Algunos misculos reciben al mismo tiempo érdenes de actuar y de no actuar. Quizas en el pasado hizo cosas que su conciencia le decia que no hiciera, y sus pobres mis- culos quedaron en suspenso. Aceleraba y metia el freno a la vez. Tal vez permanecieron en esa posicién de bloqueo durante mucho tiempo. En su mano esta liberarlos de su prisién gracias a este ejercicio. Para tomar conciencia de esto, efectue la experiencia de querer actuar, pero prohibiéndose a si mismo actuar. Obsérvelo, vuelva a experimentarlo mientras est4 en conexién con la parte del cuerpo que se encuentra en conflicto. Ahora tome conciencia del conflicto, relaje la tensién de esos musculos. Fijese primero en cémo tiemblan a causa de la tension y, luego, relajelos. Tal vez le dé la impresién de que se hinchan 0 se ensanchan al irse llenando de energia vivificante. El uso del sonido para alterar la conciencia Los chamanes recurren al toque de tambor y a las salmodias para inducir los estados de trance. El sonido ritmico, con su repeti- cién deliberada, organizada, se transmite al cerebro a través del oido. Alli regula las ondas cerebrales, que, a su vez, provocan cambios en el cuerpo, en la respiracién por ejemplo. Se incre- menta el nivel de bidxido de carbono en la sangre y se producen otros cambios bioquimicos mas sutiles. El efecto es muy similar al causado por la luz estroboscépi- 59 ca' a determinadas frecuencias, o al de una pauta visual ritmica. Por ejemplo, el destello ritmico de los faros de un coche sobre los postes que bordean ciertas autopistas induce a veces estados de trance en los automovilistas, provocando accidentes. No recomiendo que se empleen esos métodos para inducir el trance porque son muy dificiles de controlar. Debemos trabajar para perfeccionar nuestros poderes psiquicos con plena conciencia y mantener el control de todo fenémeno que emane de nosotros. Sin embargo, se puede utilizar la misica y la salmodia para alterar y, al mismo tiempo, intensificar la conciencia. La musica aporta al cuerpo y a la conciencia armonia y relajacién. La salmodia puede frenar una mente hiperactiva y crear un ritmo al que la con- ciencia se muestra receptiva y susceptible de entrenamiento. Incluso la salmodia silenciosa, como los mantras de la meditacidn trascen- dental y ciertas técnicas de relajacién, le ayudaran a relajarse, por ejemplo, si tropieza con dificultades para dormirse. Le aconsejo la misica para desarrollar su facultad de fantasia e imaginacién. La misica estimula los niveles profundos de la con- ciencia, enviando suefios y fantasjas al nivel superior de la misma, donde pueden ser observados y utilizados conscientemente. Le re- comiendo que oiga musica que no le sea familiar, que no le suscite ningun recuerdo personal, con objeto de provocar sesiones de fan- tasia libre. Una serie de imagenes miticas, simbodlicas y alegéricas surgen espontaneamente cuando no hay recuerdos personales evo- cados por una misica familiar. Entre los discos que yo he empleado, se incluyen: Music of Morocco, the Pan-Islamic Tradition (Musica de Marruecos. La tradicién panislamica, Lyrichord 7240), Pandit Pran Nath (Shandar SR1007), The Seven Gates to Consciousness (Las siete puertas de la conciencia), editado por los hermanos Bur- chette (PO Box 1863, Spring Valley, CA 92067; los hermanos Bur- chette han editado un cierto nimero de otros discos de misica designada cientificamente para alterar el estado de conciencia de los oyentes). Aproveche la misica para hacer trabajar la fantasia. Preparese (o preparense, si se trata de una actividad en grupo) con ejercicios de respiracién, seguidos por técnicas de relajacién, y piense en protegerse (repase el capitulo 2). Ponga en marcha la musica y relajese, con los ojos cerrados. Acoja en el nivel superior de su 1. Que emite una serie de destellos a una velocidad tal que, en virtud de la persistencia de las imagenes en la retina, dan la impresion de un rayo continuo. (N. delt.) 60 conciencia lo que los demas niveles le envian en respuesta a la mui- sica. Es importante recordar que la conciencia se intensifica cada vez que se hace trabajar la fantasia ya que, en caso contrario, se corre el peligro de echarlo en olvido. Aproveche este material para conocerse mejor, para compren- der mas a fondo la naturaleza humana, para incrementar su creativi- dad como pintor, como escritor 0 como creador de una vida original y productiva. La misica favorece cualquier ejercicio. Por ejemplo, tal vez decida explorar un reino particular de la naturaleza. Limitese a enfocar su mente sobre él, relajese mediante la musica y deje que las cosas se presenten ellas solas. Puede elegir como tema los anima- les o quiza prefiera fantasear sobre si mismo como miembro de la clase de los mamiferos. El color constituye una buena area para la exploracién por medio de la fantasia. O bien, explore la naturaleza de la espiritualidad y las dimensiones espirituales de su propio ser, tal como se lo pinta su conciencia en la presente experiencia. Las relaciones, los problemas, las estructuras de la personalidad y todo tipo de situaciones de la vida sirven como temas fructuosos en una experiencia de fantasia musical. Los ritmos y las armonias de la musica son uno de los alimentos favoritos de la conciencia. No obstante, para cada uno de nosotros hay ciertas notas musicales y ciertos acordes que resuenan en lo mas profundo de nuestro ser. Buscar el tono 0 el acorde propios supone una experiencia extraordinaria. Experimentando con la salmodia silenciosa, con la salmodia vocal y escuchando diversas composicio- nes musicales descubrira las que le son mas apropiadas y facilmente asimilables y las que le repelen. Explore los sonidos, canciones y melodias que fueron sus preferidos y vea lo que surge en su concien- cia cuando los considera. Emplee el ritmo y la musica en su medio ambiente diario para introducir su cerebro y su cuerpo en la armonja ritmica. Sabe usted instintivamente lo que le hace sentir mejor y lo que causa desarmo- nia en su ser. Permita que su cuerpo reaccione en mayor medida de lo que se lo permitié en el pasado y déjese arrastrar naturalmente hacia la misica, expresando su gozo ante sus ritmos y armonias. Deje que su cuerpo se exprese como musica, como sonido, como vibracion ritmica por su propia naturaleza. Permanezca atento mientras practica el «dejarse.ir» a la mdsica. Aprenda a conocer su cuerpo como es ahora. Fijese en qué partes de su cuerpo se niegan a «dejarse ir y a 61 bailar» con la misica. Pregunte: «,Por qué?». «{Cémo ha ocurrido esto?» Y continue preguntando hasta que le Ileguen las respuestas. Anime a esas partes de su cuerpo para que se unan a la diversion y formen parte de un conjunto que se mueve con fluidez, que esta naturalmente Ileno de movimiento. Si se siente demasiado timido 0 cohibido para hacerlo en grupo, practique el principio en solitario. Baile con la musica que posee el poder de hacer hormiguear su cuerpo y desear moverse con ella. El movimiento de danza en la Séptima sinfonia de Beethoven es una buena obra para esto. Tam- bién el Canon en re de Pachelbel. Adelante, y deje que su cuerpo tome la direccién. Sin interferir, observe cé6mo se mueve y exprese las curvas de la musica. Fijese en qué partes principales mueve mds que otras partes principales. Luego, pase a una observacién més detallada de partes mas pequefias. ;Se expresan y se mueven las manos? ;Tiene el cuello rigido o flexible? ;Permanecen los pies pegados al suelo o se deslizan sobre él y se alzan con facilidad? Observe lo que se mueve y lo que no, lo que se mueve mas y lo que se mueve menos. Aumento de la conciencia del control primer plano/segundo plano Para este experimento se necesita una grabacién de un grupo instrumental. Busque la ocasién de estar solo, respirando correcta- mente, relajado y cémodo, con el tocadiscos o el magnetof6n prepa- rado. Ponga la misica, recuéstese y escuche. Limitese a escuchar como de ordinario durante un momento. Después, elija el instru- mento que quiere que pase al primer plano de su conciencia. Enfo- que la atencién sobre ese instrumento y empezar a ofrlo con mayor claridad, con todos los demas formando el segundo plano de su ex- periencia. Pase su atencién a otro instrumento y observe el cambio que se produce. El que eligié primero se diluye en el segundo plano, y el elegido ahora entra en su consciente bien enfocado, alto y claro. Repita lo mismo con otros instrumentos y desarrolle la facultad de elegir lo que va a ocupar el primer plano de su atencién. Acabara por ser capaz de oir sonidos muy tenues, normalmente ahogados por los sonidos mas altos que los cubren y los borran de nuestra experiencia. Practique también esa técnica en coche, escu- chando cada parte del motor cuando esta encendido. Primero una parte, después otra. Llegara a familiarizarse tanto con el ruido de 62 todas sus funciones que advertira el cambio de sonido cuando falle alguna de ellas. Intente esto en una fiesta, donde la confusién de las voces pa- rece ahogar toda conversacién particular. Enfoque su atencién so- bre una persona que esté hablando. Esa voz se convertir4 en el centro de su experiencia, mientras que el parloteo de los demas se debilitara al pasar al segundo plano. Cambie luego a otras personas, deseando intensamente que lo que estan diciendo llegue con toda claridad al primer plano de su experiencia. Es cosa posible, y se convertira en realidad si practica usted esta técnica. Ejercicio para despertar los centros psiquicos Siéntese bien erguido en una silla de respaldo recto, colocada en un lugar donde no corra peligro de que nadie le moleste. Apoye el dedo indice de la mano derecha en el centro de la fren- te, a unos dos centimetros y medio del puente de la nariz. A conti- nuacién, apoye el pulgar en el lado derecho de la nariz, cerca del ojo, y el dedo corazon en el lado izquierdo, como si estuviera pellizcando la parte superior de la nariz entre el pulgar y el tercer dedo. Mantenga esa posicidn, aspire profundamente y retenga el aire mientras cuenta hasta diez. Al hacerlo, sienta cémo la energia baja por su brazo derecho, entra en la mano y pasa a la cabeza a través del dedo indice. Después, exhale. Repita el ejercicio cinco veces, sin retirar la mano. Este ejercicio estimula la glandula pituitaria y la armoniza con la glandula pineal, situada en el centro de la cabeza. Ambas glandulas son los terminales fisicos de los dos centros principales de la cabeza. Cuando estan en armonia la una con la otra, los centros trabajan al unisono para infundir un grado mas alto de conciencia. Practique esto a diario. Los poderes psiquicos entran sdlo en funciones durante los esta- dos alterados de conciencia. Cuanta mayor flexibilidad se tenga en la modificacién de estos estados, mas facil resultar4 perfeccionar cual- quier facultad psiquica que se desee. Cuanto mayor sea el control que se logre sobre la conciencia, mas control se lograré sobre la propia vida. Entonces podra decir con toda veracidad: «Soy responsable de lo que me sucede y capaz de crear las circunstancias de mi vida». Si una de esas circunstancias consiste en el desarrollo de sus poderes psiquicos, estara sin la menor duda en camino de lograr su objetivo. 63 5 Cémo y qué percibimos En el area de los poderes psiquicos hay tres modos de conocer 0 percibir: la clarisentiencia, la clarividencia y la clariaudiencia. Con- viene subrayar que ningtin método supera a los demas. Simplemen- te, son distintos. Aunque tenga usted una inclinaci6n natural hacia alguno de ellos, puede, con la practica, desarrollar los otros dos. No importa cémo se percibe. Sélo importa lo que se percibe. Los tres métodos se agrupan comiinmente bajo el epigrafe ge- neral de percepcién extrasensorial, o ESP (extrasensory percep- tion). La percepcién extrasensorial es la facultad de percibir me- diante sentidos que sobrepasan los cinco sentidos fisicos: vista, ofdo, gusto, olfato y tacto. Extra, en este contexto, significa mas alla, no afiadido. Los cinco sentidos fisicos y la percepcién extra- sensorial forman el equipo normal de todos los seres humanos. El mas comin de esos tres modos de percepcion fisica es la clarisen- tiencia, término que significa «sensacién clara». Consiste en la facultad de ser consciente o de conocer algo interiormente, sin la ayuda de los cinco sentidos fisicos. Por ejemplo, no ha hablado usted con un amigo desde hace dias, y la ultima vez que le vio estaba perfectamente. De pronto, tiene usted la sensacidn de que algo va mal. ¢Cémo lo sabe? Lo sabe gracias a la facultad extra- sensorial de clarisentiencia. La clarividencia, o «segunda vista» es la facultad de ver o perci- bir a personas, lugares, cosas 0 acontecimientos que no ven los ojos fisicos y que, por regla general, ocupan otro lugar que el su- jeto. Por ejemplo, una madre despierta en mitad de la noche y «ve» a su hijo herido en el campo de batalla, siendo asi que éste se encuentra al otro extremo del mundo. Mas tarde se entera de que 64 su «vision» era cierta. O bien, como en el caso de Swedenborg citado en el capitulo 1, se «ve» un objeto en un lugar en el que nunca se ha estado. La clariaudiencia es la facultad de oir psiquicamente. Si la madre del soldado herido «oye» los ruidos de la batalla, en particular el tuido del arma de fuego y la voz de su hijo pidiendo socorro, se trata mas de un caso de clariaudiencia que de clarividencia. Oir voces resulta especialmente desconcertante, y la persona que las percibe tiene qué aprender a sintonizar y a desintonizar con ellas. Las instituciones mentales estan Ilenas de personas que pasaron por la experiencia de oir voces, pero que no eran lo bastante esta- bles mentalmente para soportar dicha experiencia. El desarrollo correcto de la facultad de clariaudiencia permite disfrutarla y apro- vecharla sin perder el asidero de la realidad. Aunque la mayoria de las experiencias entran claramente en una de las tres categorias que acabamos de mencionar, existen otras mas dificiles de clasificar debido a que participan en ellas una combina- cién de facultades. Recuerde siempre que, al practicar un ejercicio para desarrollar una capacidad determinada, también pueden desa- trollarse otras. Los ejercicios se clasifican de manera arbitraria. Por consiguiente, no se preocupe si obtiene un resultado distinto al que esperaba. Con todos los ejercicios desarrollara sus poderes psiqui- cos. Lo primero que se percibe acerca de una persona en el desarro- Ilo psiquico es su estado.emocional. Tendemos a transmitir nuestras emociones sin darnos cuenta de que lo hacemos, de forma que raras veces controlamos la transmisién. Estamos acostumbrados a pensar que nuestros sentimientos nos pertenecen, y la mayoria de nosotros no advertimos toda la emocién que proyectamos. Otros la captan y reaccionan a ella. Los nifios nos dan un buen ejemplo de esto. Un nifio pequefio reflejara el estado emocional predominante en su medio ambiente. Si su madre est4 de mal humor, se mostrar irrita- ble. No es que piense sobre ello. Se limita a captar los sentimientos y a expresarlos. Conforme vamos siendo mayores, tendemos a ex- presar menos esos sentimientos, pero eso no significa que no los experimentemos. EI problema en la identificacién de las emociones como percep- ciones psiquicas reside en que casi siempre encontramos justifica- cién para lo que nos ocurre y, por lo tanto, no pensamos en buscar- les otra fuente. Uno de los mejores medios para descubrir hasta qué punto captamos las emociones de los demas consiste en aceptar por un momento que no hay ningun sentimiento en nosotros. Mire a su 65 alrededor para ver qué emociones esté reflejando. Le asombrara comprobar la cantidad de veces en que la emocién que siente no le pertenece. Otra cosa que puede hacerse, lo primero en la mafiana, es sentarse en silencio y calificar el propio estado emocional y fisico. Se hace por la mafiana porque en ese momento el sujeto se encuen- tra mas centrado y mas tranquilo, ya que, durante el suefio, se ha liberado del exceso emocional y psicolégico acumulado durante el dia. Una vez que se tiene una buena idea del propio estado emocio- nal al despertarse, si se produce un cambio radical durante el dia, cabe muy en lo posible que se esté captando el estado emocional de otra persona. Si practica usted, acabar4 por resultarle muy facil distinguir entre las emociones procedentes de otras personas y las suyas. La cuestién que se nos ocurre en primer lugar es por qué capta- mos esas emociones. ;Qué tienen de bueno? La emocién sirve de pegamento para el album de los recuerdos. Piense por un momento en los acontecimientos que recuerda de su vida. En cada caso, se da una fuerte asociacién emocional con la imagen. A veces, recorda- mos la emocién y no el acontecimiento. Por ejemplo, una joven tiene un miedo terrible del agua, sin recordar que estuvo a punto de ahogarse a los dos ajfios. Si s6lo recordamos lo que est4 cargado emocionalmente, de ahi se deduce que lo que captamos de los de- més se halla también cargado emocionalmente. Ademis del estado emocional de un individuo, captamos tam- bién su estado fisico. Es corriente sentir algin dolor e ignorar la causa. Todos hemos oido decir a alguien alguna vez: «No sé por qué, pero tengo un dolor de cabeza espantoso». Probablemente, ese dolor de cabeza corresponde en realidad a otra persona. Los futuros padres captan a menudo las n4useas matinales de sus mujeres emba- tazadas. Los dolores simp4ticos se deben a percepciones psiquicas. Para distinguir si los dolores que siente usted son suyos 0 ajenos, ha de estar conectado intimamente con el funcionamiento de su cuer- po. Por ejemplo, si sus jaquecas suelen empezar por la coronilla y extenderse luego hacia la frente, un dolor de cabeza que empiece por la frente sin duda no le pertenece. Tendemos sobre todo a captar las condiciones fisicas de las personas a las que nos une un vinculo emocional. Cuando sienta algo que, en su opinién, no le per- tenece, recorra mentalmente la lista de la gente que conoce para ver si logra identificar a la persona a la que corresponde. La facultad de sentir el dolor de los demds supone un instrumento de diagnéstico excelente, en particular cuando la persona de la que emana el dolor No es muy consciente de su cuerpo. Ahora bien, ser capaz de captar 66 el dolor de los demas no significa que haya que conservarlo. Ordene al dolor que cese. Si desaparece, con casi absoluta seguridad no era suyo. Si se mantiene, s{ que lo es y, en ese caso, tendré que ocuparse de él. Percibimos también psiquicamente las intenciones. Decimos lo que pensamos que el otro quiere oir y, al mismo tiempo, proyecta- mos lo que en realidad queremos decir. Por ejemplo, un invitado puede decirle a su anfitridn que lo ha pasado muy bien, cuando, de hecho, se aburrié como una ostra. Si se trata de un anfitri6n dotado de percepcién psiquica, sabr4 que se aburri6, aunque su conducta no lo demostrase. La capacidad de captar las intenciones concede una gran ventaja, puesto que permite percibir la realidad de una situacién. Puede resultar desconcertante ofr decir algo a una per- sona y «saber» psiquicamente que la verdad es todo lo contrario. Nuestra educacién cultural nos inclina a aceptar las palabras que pronuncia la gente, aunque hay més verdad en los sentimientos proyectados que en las palabras. Cuando las palabras y los senti- mientos difieran, preste siempre fe a los sentimientos. Los nifios resultan especialmente vulnerables a esta clase de confusién, porque son més abiertos y receptivos desde el punto de vista psiquico. No han aprendido todavia las reglas de nuestra cul- tura, que dejan de lado las percepciones psiquicas. Cuando las in- tenciones y las emociones de los adultos contradicen el significado literal de sus palabras, los nifios han de decidir en cual de los mensa- jes creer. El otro mensaje tiene que ser ignorado. Y puesto que nuestra cultura pone un énfasis tan marcado en las palabras y en la comunicaci6n verbal, suele ser el mensaje subliminal de las emocio- nes y las intenciones el que se difumina. Se considera tonto al nifio que responde emocionalmente, en lugar de verbalmente. Pero el «tonto» en el aspecto psiquico es en realidad el adulto que ha apren- dido a ignorar los mensajes de las emociones y las intenciones. Al desarrollar ahora sus facultades psiquicas, reparar4 usted el dafio que le causaron sin quererlo durante su nifiez y sera menos probable que transmita este handicap psiquico a otros nifios. Recuerde que lleva dentro de si a un nifio, su si interior. Los treinta primeros segundos de una experiencia proporcionan la informacién mAs segura que nunca se podra alcanzar. Durante este periodo, el sujeto se mantiene por debajo del nivel de la con- ciencia, y la informacién que recibe no es ni preconcebida ni contro- lada. Transcurridos los treinta segundos, el intelecto tiende a entre- meterse, procediendo a juicios y comparaciones y censurando lo que esta dispuesto a aceptar. Los primeros treinta segundos después 67 de conocer a una persona nos dan la imagen mAs imparcial y mas clara de lo que esa persona es en realidad. Percibir la intencién ayuda incluso en el caso de que las palabras y los sentimientos no se contradigan. Algunas personas tropiezan con dificultades para expresarse con claridad mediante palabras. Se vuelven cada vez mas confusas en sus intentos de comunicar sus ideas. Ser capaz de llegar a los conceptos mas alla de las palabras facilita muchisimo todo proceso de comunicacién. Las personas que pasan mucho tiempo juntas entablan de manera natural este tipo de comunicacién. A los extrafios, les da la impresién de que hablan en taquigrafia. La comunicaci6n entre ambos es en realidad telepatica. Todos hemos pasado por alguna experiencia de este tipo de co- nexién, por ejemplo cuando, yendo en coche con alguien sin hablar, de pronto Ja otra persona empieza a tararear la melodia que le ronda a uno por la cabeza. O cuando se tiene el presentimiento de que algiin amigo o pariente le va a !lamar a uno, y le llama en efecto, o cuando uno piensa en Ilamarle y se pospone la llamada para recibir al poco tiempo la suya. En cierta ocasion, decidi llamar a mi hija. Levanté el auricular. Parecia como si la linea estuviera conectada. Esperé a que sonase el tono para marcar. Entonces of una voz que decia: «Diga». «Diga», repeti a mi vez. Ya lo habran adivinado: era mi hija. Acababa precisamente de marcar mi nimero, pero el teléfono no Hegé a sonar. Yo habia alzado el auricular en e] momento en que se establecia la comunicaci6n. ,Le ha sucedido alguna vez algo se- mejante? La informacién objetiva se obtiene también mediante la comuni- cacion telepatica. De donde procede esta informacion ha sido siem- pre objeto de controversia. El gran psicdlogo Karl Jung propuso la teoria del inconsciente colectivo para explicar el hecho de que los mismos simbolos arquetipicos aparezcan una y otra vez a lo largo de la historia en las mentes de individuos diferentes, en el arte y en los Tituales de culturas distintas. La doctrina esotérica afirma que la esencia del universo es la mente, en cierto sentido césmica. Los fisicos empiezan ahora a aceptar que el cosmos se asemeja mas a una gran mente que a una maquina inmensa. Seguin parece, todo pensamiento transmite una energia al universo, donde permanece disponible para cualquiera que sea receptivo a la cualidad particular de ese pensamiento. La energia que hace algunos pensamientos «mas intensos» que otros es la emocion: el amor, la angustia, el jubilo, el odio, el placer, el miedo..., toda la gama de la emocién humana. 68 E] sentimiento que se capta mejor por medios psiquicos es el de peligro. Personas que no tienen conciencia de ninguna otra percep- cién psiquica admiten el sentimiento de peligro. Se debe a que la autoconservacién supone la mas fuerte de las necesidades humanas. Resulta dificil referirse a la percepcion del peligro sin emplear la palabra «premonicién», la conciencia de un acontecimiento antes de que suceda. Las premoniciones son advertencias que nos conceden el tiempo preciso para tomar precauciones, a fin de evitar situacio- nes peligrosas en potencia. Por ejemplo, si se tiene la premonicién de un accidente de automévil, se puede conducir mas despacio y con mayor prudencia, de manera que no se produzca el accidente. Un dia, hace unos cinco afios, emprendi un largo viaje. Iba conduciendo por una gran autopista, reflexionando y pensando, cuando, en un subito relampago, aparecié en mi conciencia la ima- gen de un camion con remolque, ancho y blanco. Esa impresion iba acompaniada por una fuerte sensacién de peligro. Ninguna precisi6n de dénde, cuando o cémo. Sélo la sensacion de peligro relacionada con un gran camion blanco. Miré a un lado y a otro y no vi la menor traza de un camion semejante. No obstante, la sensacién de peligro persistia. Ahora atenta, pisé el freno y conduje con precaucién. De repente, acer- candose por mi derecha, aparecié el camion blanco. Le dejé pasar por la derecha y esperé a que entrase en mi carril. Frené todavia mas, mientras el camién continuaba zigzagueando por los tres carri- les. La sensacién de que representaba un peligro para mi no se habia borrado. Mantuve la distancia, aunque permaneciendo lo bas- tante cerca para verlo, ya que me inspiraba curiosidad. No sucedié nada. Siguid zigzagueando hasta que tomo una desviaci6n y aban- doné la autopista. No hubo ningun accidente. Sin embargo, me di cuenta perfectamente de que la sensacidn de peligro desaparecié tan pronto como el camion salié de la autopista. En otra ocasién, mi marido y yo nos dirigiamos en coche a nuestra clase de desarrollo psiquico. Ibamos por una carretera tor- tuosa y solitaria. Era alrededor de las siete. Sibitamente, me inva- di6é una oleada de pdnico. El corazén me saltaba en el pecho. Acepté mi miedo y le conté a mi marido lo que me pasaba. Surgié en mi conciencia la visién de un coche que se precipitaba hacia nosotros por la derecha, aunque todavia se hallaba lejos. Pensé que la combinacién de nuestras velocidades respectivas nos haria encon- trarnos en un cruce, con el choque consiguiente. Por eso pedi a mi marido que fuese mas despacio. Asi lo hizo, pero la sensacién de peligro no se desvanecié. Seguia viendo en mi mente la velocidad y 69 el zigzagueo del otro coche, que parecia fuera de control. Luego, la sensacion de peligro desaparecié de modo tan repentino como habia venido. El cambio brusco de mi estado emocional me causé una profunda impresién. No llegamos a ver ningiin otro coche, asi que no hay modo de confirmar mi premonicién. Estas historias ilustran uno de los inconvenientes que presenta la prdctica de los poderes psfquicos. No hay confirmacién. Muchos casos son dificiles de comprobar. A todos nos gusta ver las pruebas de que estamos en «lo cierto», ya que se nos ha condicionado du- rante demasiado tiempo para creer que estar en lo cierto es bueno y equivocarse es malo. En consecuencia, evitamos prestar ofdo a las premoniciones porque pueden ser erréneas y levantamos barreras contra el libre flujo de 1a interaccién entre nuestro si interior y nuestro sf exterior. Sus percepciones psiquicas nunca son erréneas. Sin embargo, puede interpretarlas con torpeza. Cuando se tienen premoniciones sobre desastres relativos a otros, la situacién se vuelve mas compleja, puesto que existen muy pocas personas capaces de modificar la conducta ajena. A la mayo- tia de la gente le da la impresién de que, desde el momento en que estan al corriente de un acontecimiento, les incumbe en cierto modo la responsabilidad de él. Cuando ven que algo va a suceder, les asalta un sentimiento de culpabilidad. Piensan que deberian hacer algo al respecto. Dado que esa culpabilidad les parece demasiado dificil de soportar, muchos desconectan el conjunto de sus faculta- des perceptivas. Importa mucho comprender que el conocimiento de una cosa no nos hace responsable de ella. La facultad de percibir el peligro constituye sélo una parte del designio que mantiene a las especies en vida. Si puede usted sentir el peligro, también puede sentir otras cosas mas placenteras. Uno de los medios con que contamos para percibir el peligro es el'sentido de la proximidad, o sea, la facultad de sentir lo lejos o lo cerca que se encuentra de nosotros otra persona. La mayoria de la gente utiliza ese sentido mientras duerme, de tal forma que, si alguien penetra en su dormitorio, se despierta automaticamente. La introduccién de una pauta diferente de energia produce cambios en la frecuencia de vibracién existente en la habitacién, y el subcons- ciente, que no duerme nunca, advierte al resto del sistema de la presencia de un peligro potencial. Cada persona establece un 4rea espacial propia, a la que se denomina espacio critico. El espacio critico es el rea fisica que rodea a una persona y dentro de la cual se siente a salvo. Cualquiera que penetre en ese espacio perturba la 70 sensacién de seguridad, y el sujeto se ve obligado a decidir si el intruso representa 0 no una amenaza. El punto al que se extiende su espacio critico coincide con el punto al que se extiende su sentido de la proximidad. Gracias a la practica, el sentido de la proximidad se acentia mucho mas alla de esos limites. Quiz4 llegue un momento en que se dé cuenta usted de que una persona se aproxima mucho antes de que aparezca. Los espias desarrollan este sentido en un grado extraordinario, puesto que de é1 depende su vida. Percibimos la presencia de objetos del mismo modo que la de seres humanos. Pocos de nosotros no han deseado alguna vez po- seer un sentido de la proximidad mas aguzado después de tropezar con algo en medio de la noche. Muchos ciegos de nacimiento gozan de un sentido de la proximidad muy marcado. Esto resulta posible porque todo cuanto existe en el universo vibra, y nosotros captamos estas vibraciones. Al cambiar la frecuencia de las vibraciones cam- bia también nuestra percepcion de un espacio en particular. Cuanto mas denso sea el material, mas baja ser la vibracién. Los objetos se perciben més dificilmente que los seres vivos, puesto que vibran a frecuencias mds bajas a causa de su densidad. Hemos visto cémo percibimos y qué percibimos, pero no de donde nos vienen esas percepciones. En su mayoria, las captamos del aura de las personas. El aura La palabra aura viene del griego y significa «hdlito» 0 «aire». EI diccionario define el aura como: 1) cualquier emanacién sutil, invisible, como la emanacién o el perfume de las flores; 2) una atmosfera distintiva que rodea a una persona, como una aureola de santidad; 3) una corriente o movimiento del aire causado por la repulsién eléctrica. Dicho en términos mas sencillos, el aura se corresponde con el campo de energia que rodea a todos los seres vivientes. El aura es una emanaci6n mensurable. Desprende luz y calor. La luz puede medirse mediante un procedimiento fotografico; el calor, mediante un procedimiento de sensibilidad al mismo. Si consiguiéramos una imagen cinética de nuestra aura, verfamos que se halla siempre en movimiento. Constituye algo organico, puesto que forma parte de nosotros. Por consiguiente, cambia cuando no- sotros cambiamos. Si somos felices, tiende a ser ancha y brillante. Si estamos tristes 71 o enfermos, nuestra aura tiende a empequefiecer y oscurecerse. El aura no presenta ni una forma ni un tamaiio constante. Se observan a veces burbujas o protuberancias en diversos puntos. En ocasiones, se dilata en una forma redonda o cénica por encima de la cabeza, dando la impresién de un cucurucho. En otras, aparece una protu- berancia sobre la oreja izquierda o la ceja derecha. Esa protuberan- cia desaparece luego y surge en otro lugar. Se debe simplemente a concentraciones de energia cambiantes. El aura es asimétrica. No se puede afirmar que un lado de ella coincida con el otro. Hay varios métodos para percibir el aura. Visualmente, por ejemplo. Si se mira durante largo rato a una persona o una planta, parece hacerse visible un resplandor blanco, estrechamente adhe- tido a la forma del ser vivo. Resulta mas facil ver esa luz contra un fondo blanco plano o luminoso. El! tamajio del resplandor blanco depende en parte del sujeto y en parte de la facultad del observador para entrar en armonia con el sujeto. EI tamajfio del aura varia en cierta medida segiin la especie del ser vivo de que se trata. Las bacterias tendran sin duda un aura muy Ppequefia, puesto que son seres diminutos y muy simples. A medida que los seres vivos se tornan mas complejos desde el punto de vista biolégico, tienden a poseer mas energia. Y cuanta mas energia tiene el ser, mas amplia y més visible sera su aura. Por ejemplo, las plantas que cultivamos en casa tendran auras mas pequefias que los animales domésticos. Y los animales domésticos tendran auras mas pequefias que los hombres. En honor de los escépticos que dudan del testimonio de sus propios ojos, diremos que esta emanacién se fotografia facilmente gracias a un procedimiento especial, la fotografia Kirlian, lamada asi por el nombre del cientifico ruso que la descubrid. Dicho procedimiento consiste en hacer pasar campos eléctricos de alta frecuencia a través de los seres vivos. Variando las frecuencias, aparecen en las fotogra- fias detalles bien distintos. Una perturbacién en las pautas de la energia indica una perturbacion en el organismo. Esto significa que el aura proporciona un sistema de diagndstico precoz de la enfermedad. Préximo al cuerpo, hay un campo blanco de energia facil de fotografiar. El aura propiamente dicha, que se encuentra més alla de este campo, tiende a cambiar de forma y ondula sin cesar. Y hay la posibilidad de ver colores en ella. Aunque: hablemos de «ver» colores, no quiere decirse que los veamos como al mirar una serie de muestras en una tienda de pinturas. Vemos la luz, no los pigmen- tos. A veces, mas que verlo en realidad, «captamos» el color. Esto se debe al calor que emite cada tono del espectro luminoso. 72 La luz se transmite en ondas. Cuando la luz blanca se divide en sus componentes, como ocurre al pasar a través de un prisma, ve- mos los colores del espectro. El arco iris proviene de la separacién de la luz en frecuencias individuales. Cada color tiene su frecuencia particular, y el conjunto de esas frecuencias forma la luz blanca bri- llante. Los colores que vemos, o que captamos, en el aura cambian con- tinuamente, segun la salud fisica, mental y emocional del sujeto. Cuando las cosas van bien, el aura tiende a dilatarse y a brillar con colores claros. Cuando padecemos algun tipo de desequilibrio, tiende a hacerse menos sdlida, los colores se apagan y oscurecen y, a veces, incluso se forman huecos. El aura de una persona feliz es casi opaca, reflejando una energia sélida. Una persona desdichada o enferma tiene un aura amorfa y en algunos puntos desaparece por completo. La pauta de la energia se distorsiona formando picos. Cada color presenta un significado particular. El rojo, por ejemplo, es el color de la energia fisica. Cuando hay en el aura una banda s6lida de rojo, la persona goza sin la menor duda de una condicion fisica buena. Si el rojo penetra en la persona, probable- mente ésta se halla necesitada de energia. El rojo claro brillante corresponde a la energia en su mayor parte fisica. Dicha energia puede emplearse para mover piedras, participar en competiciones atléticas o hacer el amor. Cabe en lo posible modificarlas introdu- ciendo otros colores, lo mismo que se modifican las pinturas mez- clando los colores entre si. EI blanco, combinacién de todos los colores (recuerde que esta- mos hablando de Ia luz, no de los pigmentos), tiene una vibracion altamente positiva. Por el contrario, el negro, ausencia de color, tiende a absorber las vibraciones negativas. El negro rebaja la vibra- cin de cualquier color al que se afiade. Tomemos el rojo, por ejemplo. Si afiadimos el blanco, obten- dremos el rosa, el color del amor. Rojo (fisico) mas blanco (espiri- tual) igual a amor. Si afiadimos negro al rosa, obtenemos el malva, el color de la soledad o de la falta de amor. Si afiadimos negro al rojo, obtenemos el rojo oscuro, el color de la ira. Todos hemos ofdo alguna vez la frase: «Se puso tan furioso que lo vio todo rojo». Lo que significa que el sujeto esta viendo en realidad su propia aura, ya que la intensidad de su cdélera hace esa aura mAs densa y, por con- siguiente, visible. Los demas colores tienen también funciones especificas. El amarillo, el color del sol y de los rantnculos, se asocia con la felicidad y la alegria. Es también el color del intelecto. Las perso- 73 Nas activas mentalmente suelen presentar gran cantidad de amari- Ilo en sus auras. EI naranja, combinacién del rojo (fisico) y el amarillo (intelec- tual), representa la asimilacién de ideas. Se asocia con el optimis- mo. El verde ocupa el lugar intermedio en el espectro y representa el equilibrio. Cuando un péndulo detiene su balanceo, se queda pa- rado en el centro. El verde es el color de la naturaleza, de las hojas y de la hierba. Infunde paz y armonia y repercute benéficamente en el sistema nervioso. El azul se situa en el extremo frio del espectro, por lo cual se relaciona mas con lo espiritual que con lo fisico. El azul se mani- fiesta en la conciencia intensificada, la meditaci6n, la veracidad y la serenidad de espiritu. EI violeta, un color muy saludable, corresponde a la vibraci6n mas alta de la luz y se asocia con el misticismo. Resulta excelente para el equilibrio mental y se manifiesta en el desarrollo espiritual y la clarividencia. Cuando pensamos 0 hablamos de algo por lo que sentimos un apre- cio particular, nuestra aura se dilata y se vuelve mis visible. Y viceversa, cuando hablamos de algo que nos disgusta, el aura se contrae. Una vez que llegue usted a tomar conciencia de su aura, podra cambiar su forma y su tamajfio a voluntad. Sélo se requiere energia mental y aplicacién. Enfoque su atencién sobre su cabeza y visualice un cambio en su aura, por ejemplo una protuberancia brotando del Idébulo occipital izquierdo. Pida a alguien que esté aprendiendo a ver las auras que se la describa. Con la practica, sera capaz de ver lo que esta haciendo sin necesidad de que usted se lo sefiale. Al hablar, enviamos parte del aura en direccién de nuestro inter- locutor. A veces, se logra ver esa energia emanando de la frente, justo encima de la nariz, un espacio al que se denomina con frecuen- cia el «tercer ojo». Si el que habla esta tranquilo y concentrado, la energia da la impresi6n de surgir en una corriente constante, dando al aura una apariencia de unicornio. Por el contrario, si el que habla esta irritado, la energia parece surgir en chorros intermitentes, como flechas o puifiales. También se pueden percibir las auras mediante el tacto. El aura es una emanacién de energia susceptible de tocarse. Expondré una analogia. Cuando se va en automdvil y se mira por la ventanilla, no se ve nada en la proximidad inmediata del coche. Sin embargo, si se saca la mano por la ventanilla, se siente la enorme presi6n del aire 74 que lo rodea. Algo andlogo sucede con las auras, aunque de manera mucho més sutil. Todo el mundo puede tocar su aura. No obstante, se precisa para ello un estado de relajacién. Abra los brazos a unos setenta centimetros frente a usted, con los codos doblados, las manos rela- jadas y las palmas enfrentadas. Empiece a acercarlas lentamente la una a la otra. Cierre los ojos, si lo desea, para concentrarse mejor. En un momento determinado, al ir moviendo las manos, notar4 una ligera resistencia. Al principio, dicha resistencia, sutil en extremo, le pasard inadvertida. Con la practica, se volvera sensible a ella. Se produce cuando el aura de una de las manos toca el aura de la otra. Si calcula el espacio que separa ambas manos y lo divide por dos, se har usted una idea de la amplitud de su aura. Concentrandose en enviar energia a las manos, incrementaré la densidad del aura y, por lo tanto, aumentaré la resistencia. Para tocar el aura de otra persona, coléquese detras de ella mientras permanece sentada. Ponga las manos de siete a doce centi- metros por delante de su cabeza, con las palmas hacia abajo. Mueva las manos en torno a la cabeza, fijandose bien en los cambios. El aura es més intensa en torno a la cabeza y los hombros, por lo que resulta mas facil percibirla en esta zona. Eso no significa que no pueda tocarse en cualquier otro punto. Si que se puede. Sencilla- mente, se percibe mejor donde el aura es mAs intensa. Conocera usted la amplitud de un aura situando las manos cerca de la cabeza del sujeto, sin tocarla, y alejandose lentamente hasta que deje de sentir las vibraciones. O bien, empiece donde no se perciben y vayase acercando, del mismo modo a como actu para sentir la suya. Cuando toque el aura de una persona, se dara cuenta de que su intensidad difiere de un punto a otro. En algunas personas se per- cibe una diferencia de temperatura entre las diversas partes del aura. Esto significa que existe un desequilibrio en el cuerpo, lo que supone un medio excelente de diagnosis. Si una persona advierte en si misma un desequilibrio antes de que funcionen otros sistemas de alarma (sintomas), se someteré a un tratamiento médico preventivo en los primeros estadios de su enfermedad. En general, si el aura es caliente, habra un punto frio donde se localiza el desequilibrio. Al fotografiarla, ese punto aparecera amorfo y dentado, en lugar de s6lido y liso. El consumo de productos quimicos modifica el aura. La ma- rihuana tiende a hacer el aura mas porosa, menos sdlida. Se vuelve como el queso suizo, sélido en algunos puntos, con agujeros en 75 otros. El efecto suele mantenerse de veinticuatro a cuarenta horas. También el alcohol vuelve el aura porosa. La convierte en una es- pecie de esponja, y el sujeto pierde la facultad de cerrar el paso a las vibraciones indeseables. El alcohol deprime el sistema nervioso cen- tral, actuando como un anestésico, por lo cual el sujeto ignora el porcentaje de negatividad que esta absorbiendo. Las personas muy sensibles pueden sufrir de «resaca» bebiendo una cantidad pequefia de alcohol. La resaca en este caso se debe a la acumulacién de las vibraciones negativas absorbidas mientras se carece de defensas. Un solo trago modifica a veces un aura. Si dispone usted de un sujeto apropiado, lleve a cabo un experimento de «antes y después». Tome la precaucién de escribir sus impresiones sobre el aura del sujeto antes de que beba. Los cambios son muy sutiles y la memoria le puede jugar una mala pasada. El aura nos dice mucho sobre la persona, antes incluso de contar con otros datos sobre ella. ;Se acuerda de lo que dijimos acerca de los treinta primeros segundos después de conocer a alguien? Lo que se hace realmente en esos momentos es «leer o «sentir» el aura de esa persona. Cuando entra usted en una habitacién y alguien al que no conoce le vuelve la espalda, captara sin la menor vacilacién ciertas «sefiales» sobre esa persona. Sin pensar siquiera en eso, su primera reaccién (y la reaccion obedece a las sefiales que emite) es pensar: «Me da la impresién de que conozco a esa persona». O por el contrario: «No me interesa en absoluto». Nunca ha visto su cara ni ella ha visto la suya. Los «mensajes» que capta provienen de su aura. Experimente esto en la primera reunion a la que acuda. El nudo de la cuestién radica en que formulamos juicios basandonos en el aura antes de que entre en funciones la mente. Prestando atencién a la «lectura» inicial del aura de las personas, nos libraremos de una buena proporcién de resistencias y de preci- pitaciones en nuestras emociones. Percibir el aura de alguien forma parte del proceso de comunicacién. Combinamos esa experiencia con la comprensién légica. En esta época en que hemos llegado al reconocimiento del lenguaje corporal, reconocemos también el re- curso al intelecto. Y lo usamos, en efecto, aunque sin negar la realidad del conocimiento del aura. Un medio de experimentar realmente el aura de otra persona es el abrazo. Cuando se abraza a alguien, se penetra por completo en su aura. En el capitulo 6 se incluyen ejercicios para aprender a sentir el aura de otras personas. Una vez que adquiera usted esta habilidad, se dara cuenta de que obtiene mas informacién sobre una persona mediante un abrazo de la que conseguiria nunca verbal- 76 mente. Recuerde que no sdlo usted capta las vibraciones de esa persona, sino que ella capta asimismo las suyas. Se produce una transferencia de energia. Por esta raz6n un abrazo posee grandes poderes curativos y sirve de excelente estimulo cuando uno esta de- caido. Ademis de las auras, captamos también percepciones referentes a los lugares. De la misma forma que un investigador experimen- tado puede decir lo que ha ocurrido en una habitacién, también lo dice un psiquico experimentado. Las paredes y los muebles absor- ben las vibraciones de las personas que estuvieron presentes. Una interaccién emocional intensa dejara en la habitacién un residuo, aunque las personas de que se trata no hubieran entrado nunca en ella previamente o no vuelvan a visitarla después. Por ejemplo, dos personas sostienen una discusi6n acalorada en una habitacién y luego la abandonan. Entra usted algun tiempo después en ella y siente la tensién y la célera. Si es usted perceptivo, sabra que sus sentimientos corresponden a los que aquellas personas dejaron tras de si. De lo contrario, experimenta tension y cdlera sin saber a qué achacarlo. No sélo ocurre por fuerza asi inmediatamente después del intercambio emocional. Las vibraciones se mantienen a veces durante largos periodos. Cuanto mas tiempo ha pasado la gente en un lugar en particular, mas fuertes serén las vibraciones y mas tiempo persistiran. Los lugares histéricos desencadenan recuerdos de otros tiempos y otros lugares. A veces, al entrar en una habitacién nos parece muy familiar, como si ya hubiéramos estado en ella antes. Nos asalta la impresion de déja vu, una expresién francesa que significa «ya visto». Este sentimiento de haber estado en un lugar o de haberse encontrado en una situacién determinada suele producirse cuando el sujeto se ve arrastrado por la memoria de una vida pasada que transcurrié en aquel lugar, o porque recuerda un suefio 0 una expe- Tiencia extracorporal durante los cuales lo visit6. Otras veces, se limita a reaccionar a la historia del lugar, aun sin tener ninguna conexion con él, y capta lo que allf sucedié. La facultad de percibir depende menos de dénde se encuentra el sujeto que de su estado de Animo. La apertura estimula las percepciones; el cerrarse las inhibe. El lugar en sf influye relativamente poco. Ahora que ya conoce usted cémo y lo que puede percibir, ha legado el momento de realizar los ejercicios para desarrollar sus facultades perceptivas y ponerlas en practica. Interesa mucho de- sarrollar las facultades perceptivas antes que las facultades proyec- tivas. La percepcién es una facultad de absorcién, mediante Ja cual 77 se adquiere conocimiento, y el conocimiento conduce a la sabiduria. La proyeccién es una facultad de direccién, por la que se influye sobre las personas y las cosas que nos rodean. Utilizada sin discerni- miento, tal vez origine un buen nimero de perturbaciones en su vida. Sdlo se debe aspirar a las facultades proyectivas después de alcanzar un alto grado de conocimiento de si mismo y de estar en condiciones de asumir la responsabilidad por lo que se transmite a los demas. Tenga presente, sin embargo, que algunas de las clasificaciones que he hecho de las facultades psiquicas son inevitablemente arbi- trarias y que, en realidad, puede estar desarrollando de manera simult4nea sus facultades proyectivas y perceptivas. Pero sobre todo, los ejercicios han de resultarle entretenidos. Diviértase, pues, con ellos. Al menos, asi lo hice yo. 78 6 El entrenamiento de las facultades perceptivas En el capjtulo anterior describi los diversos sistemas mediante los cuales percibimos y lo que percibimos. A partir de ahora, esta usted preparado para empezar a entrenarse en los poderes psiqui- cos. En el capitulo 1, dividi las facultades psiquicas en dos apartados muy amplios, las facultades perceptivas y las facultades proyectivas, es decir, de recepcién y de emisién. En el presente capitulo, usted trabajara para desarrollar y entrenar sus facultades psiquicas per- ceptivas o receptivas. Las facultades perceptivas son aquellas que nos hacen capaces de recibir impresiones, pensamientos o comunicaciones referentes a otros y procedentes de personas, lugares u objetos. La percepcién tiene lugar a un nivel distinto al del intelecto. Por lo tanto, el primer paso para convertirse en un buen receptor consiste en aprender a silenciar la mente consciente. Ya examinamos el silenciamiento de la mente consciente en el capitulo 2. Si le parece que todavia no ha captado bien el concepto, repase los ejercicios incluidos alli antes de comenzar los de este capitulo. Los ejercicios que voy a exponer ahora son una especie de juego y sin duda se entretendra mucho con ellos. No se detenga dema- siado en ninguno. Vale mas pasar rapidamente de uno a otro y no repetir el mismo una y otra vez. Una actitud despreocupada con- duce a un éxito mayor. No «fuerce» los ejercicios. Empréndalos con entusiasmo y una actitud de «a ver si lo hago», en lugar de «o lo hago o muero en el empefio». Forzar las facultades psiquicas es- torba el flujo de la emisién y la recepcién. No haga nunca los ejercicios cuando esté cansado o desanimado. E] aburrimiento destruye la sensibilidad psiquica. Evitelo. Las in- vestigaciones han puesto de manifiesto que, cuando los sujetos se 79 aburren en un ejercicio de percepcién extrasensorial, expresan su sentimiento de disgusto utilizando sus poderes psfquicos para dar respuestas erréneas. En tales casos, obtienen «puntuaciones negati- vas», por debajo de las que obtendrian por casualidad si conjetura- sen sin récurrir a sus capacidades psiquicas. Recepcién telepatica La recepcion telepatica se establece de manera natural entre las personas unidas por lazos emocionales. Se «sabe» lo que la otra persona piensa o siente sin necesidad de que se lo diga verbalmente. Con la practica, puede usted desarrollar la facultad de captar por telepatia lo que le transmita, por asi decir, cualquiera. Ejercicio numero 1 de recepcion telepatica (con otra persona): pida a un amigo que escoja una fruta que le guste. Digale luego que le transmita la imagen mental de una pieza de la fruta elegida. Debe repetir varias veces mentalmente el nombre de la fruta y, al mismo tiempo, visualizarla. Ademas, le describira, siempre mentalmente, la fruta. Por ejemplo, después de repetir varias veces para si la palabra «ciruela», su amigo visualizaré su redondez, su color violeta oscuro, la suavidad sedosa de su piel, y le enviara mentalmente esas imagenes. Despeje su mente para recibir las imagenes que le envia su amigo y anote sus impresiones. A continuacion, pase a otra pieza de fruta. Bastara con treinta segundos para cada una. Después com- pruebe sus respuestas. Recuerde que si obtiene pocos resultados, la culpa puede achacarse tanto al emisor como al receptor. Puede ser también una simple cuestién de falta de practica. Repita el ejercicio con otras cosas, por ejemplo verduras o flores. Procure que las imagenes sean sencillas y familiares. El color constituye un buen tema, porque no hay detalles que molesten. Si después de algunos ensayos con diversos tipos de objetos no consigue ningun éxito, pruebe a cambiar de emisor. Ejercicio ntimero 2 de recepcion telepdtica (solo): cuando suene el teléfono, intente adivinar quién llama antes de levantar el auricu- lar. Tal vez lo sepa porque esta esperando su llamada. No debe contar esas llamadas como aciertos. A medida que practique, descu- brir4 que va mejorando. Otro ejercicio con el teléfono consiste en llamar a una persona tan pronto como le venga su nombre a la cabeza y preguntarle si estaba pensando en usted. Le sorprendera 80 ver con cuanta frecuencia el recuerdo de esa persona no se originé de manera espontanea, sino que recibié usted de ella una comunica- cién telepatica. Ejercicio niimero 3 de recepcion telepdtica (en grupo): reana un grupo de personas en una habitacién. De ocho a diez sera un buen numero. Pidales que se pongan de acuerdo sobre el objeto en el que se van a concentrar, mientras que usted abandona la habita- cién. Cuando le avisen de que estan preparados, vuelva a entrar e intente adivinar el objeto que eligieron. La mayoria de la gente fracasa al principio. No se preocupe por eso. Cuanto mas relajado esté, mayores ser4n las probabilidades de que acierte. Despeje su mente de todo pensamiento y procure «conectar» con lo que sus compajieros estan proyectando. Quiza capte un relampago de co- lor, o una forma. Mire si puede relacionar las imagenes mentales que recibe con un objeto presente en la habitacién. Haga después sus conjeturas. Cada persona del grupo, por turno, saldra de la habitacion, volvera a entrar e intentara percibir las proyecciones de los demas. Ejercicio ntimero 4 de recepcidn telepatica (con otra persona): pida a un amigo que retina doce o mas fotografias con objetos o escenas bien definidas. Las revistas, los calendarios y las tarjetas postales las proporcionan excelentes. Sin ver la seleccién de foto- grafias, digale a su compafiero que elija una. Siéntese en una habita- cién y haga que su amigo se siente en otra, mire la foto y que le envie telepaticamente la imagen. Anote o dibuje todas y cada una de las impresiones que capte, sin importar lo imprecisas 0 incompletas que le parezcan. Al cabo de poco mds o menos un minuto, su compa- fiero debe cambiar de fotografia. Numere las fotografias y las res- puestas para que quede constancia. La practica le permitira ir cap- tando mas detalles. Compare lo que ha escrito y dibujado con la fotografia que sirvié de objetivo. ;Algunas de esas imagenes impre- cisas 0 de esos destellos incompletos empiezan a tener alguna rela- cién con las fotos? Si no consigue nada después de algunos intentos, elija como emisor a otra persona. Ejercicio numero 5 de recepcion telepdtica (en grupo): variante del ejercicio nimero 4, esta técnica requiere al menos dos personas, pero se puede hacer también en grupo. He aqui como se procede en una sesion practica de grupo. Dé a cada uno un lapiz y papel. Unas tablillas con pinzas para sujetar el papel o unas revistas apoyadas en 81 las rodillas haran las veces de mesa. Diga a alguien del grupo que pase a otra habitacién, a fin de que actie como «emisor». Todos los demas serdn «receptores». EI emisor elige una imagen y la dibuja. A continuacién, mante- niendo la imagen bien clara en su mente, se concentra sobre ella hasta que el director de la experiencia le llama para decirle que sus compateros han terminado de dibujar lo que creen que les ha es- tado transmitiendo. Cuando el emisor regresa a la habitacién donde los receptores han dibujado sus impresiones, se comparan todos los dibujos para comprobar su precision y se estudian los resultados. Se trata de un juego estupendo, capaz de animar cualquier reunion. Pruébelo con sus amigos alguna tarde en que se estén aburriendo. En su libro Mental Radio, Upton Sinclair afirma que, en la mayoria de los casos, su mujer era capaz de repetir de manera muy precisa la imagen dibujada por él en otra habitacién. Tal vez ob- serve que su relacién emocional con un amigo o un pariente re- fuerza su capacidad para «captar» su mensaje en forma de dibujo. Muchos aiios de investigacién sobre la telepatia pusieron de telieve que la relacion emocional interviene como un factor impor- tante en la transmisién precisa de las ideas telepaticas. Se observa- Ton con mayor frecuencia casos de telepatia espontdnea entre las personas intimamente relacionadas que entre aquellas que no lo estan. Para alentar su progreso en el desarrollo de los poderes psi- quicos, le conviene trabajar con alguien con quien coincida y que le anime, es decir, con quien mantenga una relacién muy estrecha. Ejercicio nimero 6 de recepcidn telepdtica (en grupo): es el mismo ejercicio nimero 3, con la sola diferencia de que, en vez de concentrarse en un objeto presente en la habitaci6n, los participan- tes se concentran en una parte del cuerpo del sujeto, como la nariz, la oreja izquierda o la rétula derecha. El sujeto ha de determinar qué parte de su anatomia han elegido. Por ejemplo, al actuar como receptor, después de despejar su mente para entrar en un estado «no mente» de alerta, tal vez note una sensacién de hormigueo en el Iébulo de sus orejas, en la nariz 0 en un pie. Compruebe si corres- ponde a la parte de su cuerpo en que se han concentrado sus compa- fieros. La clave puede d4rsela también una punzada o un «timbra- zo» en algun punto de su cuerpo. O bien, quizé oiga en su mente la palabra oreja, nariz o pie, que sera la parte en que los otros se concentran. Con la practica, ser capaz de discernir cémo recibe los mensajes dirigidos a su cuerpo. Por ejemplo, acaso «oiga» siempre 82 mentalmente la palabra o sienta una punzada en el punto en el que los demas se concentran. Percepcién de personas y cosas Todos poseemos un campo de energia tan inico como las huellas dactilares. Esos campos, 0 auras, pueden ser percibidos por los demas. Advertimos cuando alguien entra en relacién con nosotros gracias al sentido de la proximidad y, practicando aun mas, determi- namos de qué persona se trata. Percibir los objetos resulta mucho mas dificil que percibir a las personas, ya que su frecuencia de vibraci6n es mucho mas baja y, en consecuencia, tienen un aura mucho mas pequefia. Ejercicio ntimero 1 de percepcidén de una persona (con otro): haga que su compafiero se quite los zapatos y se mueva por la habitacidén, mientras que usted permanece con los ojos vendados y hablando. Cuando diga: «jQuieto!», debe quedarse inmévil y res- pirar silenciosamente, de forma que no lo localice mediante los sentidos fisicos. Enfoque su energia y barra con ella la habitacién, como el giro de un radar. ;«Siente» la vibracion de su compafiero? Sera mas rapida o més «brillante» que la de cualquier objeto que se halle en la habitacion. Haga una conjetura sobre el punto de ésta en que se encuentra su compaiiero. Al principio, no captara mas que la direccién. Mas tarde, sera capaz de sefalar el lugar exacto. Su compaiiero puede salir de la habitacién durante el ejer- cicio. La falta de vibracién hara que su ausencia sea tan manifiesta como su presencia. Ejercicio nimero 2 de percepcidn de personas (en grupo): este ejercicio es una ampliacién del nimero 1. Después de adquirir la habilidad de sefialar la posicién exacta de una persona dentro de una habitacién, procure ahora aprender a localizar varias. Igual que en el ejercicio nimero 1, una persona, con los ojos vendados, habla mientras que el resto del grupo se mueve sigilosamente por la habi- tacién. Cuando el sujeto dice: «jQuietos!», los dem4s se quedan inmoviles y en silencio. La cuestion reside aqui en sefialar con toda exactitud en dénde esta cada uno. La primera vez que lo intente advierta a los componentes del grupo que se mantengan al menos a dos metros y medio unos de otros. Con la practica, legaré a identifi- car la «sensacién» correspondiente al aura de cada persona. A me- 83 dida que mejore en la percepcién del aura, haga que los miembros del grupo se detengan mas proximos cada vez que realice el ejerci- cio. Cuando haya aprendido de verdad a detectar las auras, se dara cuenta de que es usted capaz de sefialar el aura particular de cada persona, aun en el caso de que los miembros del grupo permanez- can el uno al lado del otro. Ejercicio niimero 3 de percepcidn de objetos ocultos (en grupo): antes de que el grupo se retina, digale a alguien que esconda dos objetos en la habitacién del experimento. Los participantes empe- zaran por «sentir mentalmente dénde se encuentran dichos obje- tos. Pidales después que determinen de qué objetos se trata. Este ejercicio constituye un buen método para desarrollar la facultad de localizar objetos perdidos. Por lo tanto, descubrir el «dénde» es mas importante que descubrir el «qué». Tenemos tendencia a recurrir a la légica para conjeturar dénde se encuentran las cosas. Haga que la persona encargada de esconder los objetos los coloque en lugares insélitos. Por ejemplo, es menos corriente poner una lima de ufias sobre el montante de una puerta, o un alfiler detras de un tapiz o de un mueble, que dejarlos debajo de un cojin o detras de los libros de una estanteria. No pasen mas de dos minutos tratando de «sentir» dénde estan los objetos. Descubrira que, en general, acierta cuando sigue su primera impresién 0 corazonada. Para asegurarse de que no interviene la telepatia, no permita que la persona que escondié los objetos forme parte del grupo. Por este medio desarrollara su capacidad de percibir los objetos. Ejercicio niimero 4 de percepcidn de colores (en grupo): proci- tese de ocho a diez muestras de tejido de colores distintos. Las telas deben ser todas de la misma fibra. Las fibras naturales, como la lana o la seda, dan mejor resultado que las sintéticas. Vende los ojos de los participantes. El objetivo consiste en adivinar el color de cada muestra. Cada color vibra a una frecuencia distinta y, por consi- guiente, origina sensaciones distintas. Por ejemplo, el rojo suele apreciarse como caliente al tacto, mientras que el verde se siente mas frio. Haga que cada miembro del grupo, con los ojos vendados, tome en sus manos una de las muestras durante un tiempo no supe- Tior a los diez segundos y que luego anote por escrito el color que le parezca. Después de que esa persona ha tocado todas las muestras, se quitara la venda y comparara sus respuestas con el orden en que le presentaron dichas muestras. Al cabo de algunas rondas, el color se convierte en algo facil de «sentir». 84 Ejercicio nimero 5 de percepcidn de cartas (solo o en grupo): tome en la mano una baraja de péquer, con las cartas boca abajo. Mire fijamente el dorso de la carta de encima, cierre los ojos, libere su mente de todo pensamiento y diga el primer color que se le ocurra, rojo o negro. Dele la vuelta a la carta para ver si acerté. Anote los aciertos en una hoja de papel. Continue haciendo lo mismo con toda la baraja, comprobando después de cada conjetura. Feche la hoja con la puntuacién y tome nota de su estado de 4nimo, del tiempo atmosférico y de cualquier otra cosa que afecte el resul- tado, por ejemplo los ruidos de fondo. Fijese en si sus respuestas siguen una pauta. Asi, si dice casi siempre el color de la carta siguiente, sera sefial de que necesita usted un reajuste. Después de practicar con los dos colores, pruebe con los cuatro palos. A conti- nuacioOn, si quiere, intente distinguir entre las cartas en que figura un personaje y las cartas que evan un numero. Ejercicio nimero 6 de percepcion de cartas (en grupo): pata este ejercicio, el grupo se distribuira en subgrupos de tres, que alterna- ran los papeles: receptor, preparador y anotador. Si no hay bastante gente, la misma persona hard las veces de preparador y anotador en los subgrupos formados por dos componentes. EI preparador baraja las cartas, elige diez y las extiende boca abajo en una fila regular, sin mirarlas. El receptor se relaja, entra en un estado de «no mente» prepa- randose para recibir las impresiones y mira las diez cartas colocadas sobre la mesa. Una vez preparado, apoya ambas manos sobre la pri- mera de las cartas, con los ojos cerrados, y expone la primera im- presién que le viene a la cabeza. EI anotador escribe la respuesta, vuelve la carta y anota el ver- dadero nimero y el palo de esa carta, sin hablar y sin dar ninguna sefial de si la respuesta fue acertada o no. Con «cara de péquer», ésa es la frase. Se repite el procedimiento con las diez cartas. El receptor debe prestar atencién a sus sentimientos y a sus pensamientos fortuitos, mencionandolos segin surgen, a fin de que el anotador deje tam- bién constancia de ellos. Las imagenes y pensamientos en aparien- cia extrafios proporcionan a veces una informacion psiquica valida, aunque no relacionada con el ejercicio de las cartas, o bien, pueden reflejar el palo o el nimero de la carta, aunque la «conjetura» haya sido errénea. Una vez terminada la primera ronda de cartas, discuta breve- mente los resultados con todo el grupo. Cambie luego los papeles 85 y repita el ejercicio hasta que todos los presentes hayan actuado como receptores. Este ejercicio puede variarse como el numero 5, tratando de adivinar primero el color de las cartas, después el palo, etc. Cual- quier puntuacién que sobrepase los dos aciertos esta por encima de la casualidad. No obstante, los resultados no tienen demasiada im- portancia. Lo que cuenta es la practica. Ejercicio ntimero 7 de percepcion de cartas Zener (solo o en gru- po): este ejercicio requiere un juego de cartas especiales para la percepcién extrasensorial. Puede prepararlas usted mismo con unas simples fichas blancas de 7,5 por 12,5 cm, o comprarlas en alguna tienda especializada en juegos. Una baraja especial para la’ percep- cién extrasensorial, o baraja ESP, se compone de veinticinco cartas «Zener», distribuidas en cinco grupos, cada uno de los cuales lleva un signo determinado: una estrella, tres lineas onduladas paralelas, una cruz o signo de la suma, un circulo y un cuadrado. Lo mismo que hizo con la baraja ordinaria, trate de averiguar el simbolo de cada una de las cartas, sosteniendo la baraja en la mano con las cartas boca abajo. Después, distribuya varias cartas boca abajo y conjeture la secuencia de los simbolos. Fijese en si es capaz de «captam un simbolo con mayor facilidad que los demas. En caso afirmativo, piense en la significaci6n que ese sfmbolo tiene para usted. Si lo desea, con ayuda de un compaifiero, sirvase de estas cartas para desarrollar su capacidad como receptor telepatico. Di- gale que mire las cartas y le envie su imagen o el pensamiento de ellas. Anote el simbolo que ha recibido de su compaifero y, al final, comparen sus anotaciones respectivas. Se necesitan diez vueltas como minimo para calcular el porcentaje medio de los éxitos. Ejercicio numero 8 de percepcién de monedas (solo o en grupo): el grupo se distribuye en parejas, que alternaran como emisores y como receptores. Retina doce monedas de diversos valores y sepa- telas en dos montones exactamente iguales. Prepare dos hojas de papel, dividiéndolas en doce partes. El emisor y el receptor se sen- taran de espaldas, con una de las hojas de papel y una pila de monedas, ante una mesa pequeiia situada frente a cada uno. E] emisor elige una moneda y la deposita en uno de los doce cuadrados. A continuacién, enfoca su atencién sobre ella, mientras su pareja «recibe» la imagen. El receptor intenta imitar el acto del emisor. Se continua asi hasta colocar las doce monedas y después se procede a la comparacién. Si mas de dos monedas han sido coloca- 86 das en la misma posicién sobre el papel, esto indica la existencia de un cierto grado de receptividad. Ejercicio nimero 9 de percepcidn de una persona a través de su nombre (en grupo): elija a uno de los componentes del grupo como director del mismo y, luego, procedan todos a los ejercicios de relajacién, hasta que se encuentren en estado receptivo. Diga al director que pronuncie en voz alta el nombre de una persona a la que conozca bien, pero desconocida para los dem4s miembros del grupo. Una vez que el director haya dicho el nombre de esa per- sona, el resto del grupo se concentraré sobre ella durante poco mas O menos un minuto. Transcurrido un minuto de concentracién, cada participante anotaré por escrito todas y cada una de las impresiones que haya recibido acerca del sujeto desconocido. Es preferible que cada uno redacte sus impresiones sobre el sujeto, en lugar de expo- nerlas en voz alta, ya que lo que dice cada uno tiende a influir sobre los otros. Fije un tiempo libre para anotar las impresiones. Dos minutos bastan. Al cabo de esos dos minutos, interviene ya la mente consciente. Cada participante leer4 sus notas en voz alta. El director del grupo comentara los detalles correctos y los que no lo son. Se cambia de director y se repite el ejercicio. Interesa que el director conozca muchos detalles personales sobre la persona cuyo nombre pronuncia, con objeto de que pueda afirmar la exactitud 0 no exac- titud de cualquier percepcién por parte de los participantes. Tam- bién es importante que los otros miembros del grupo no conozcan a la persona nombrada. De ese modo, lo que les venga en mente pro- cederé tan sélo de sus intuiciones y no se basar4 en un conocimiento previo. Ejercicio nimero 10 de percepcidn de los estados emocionales (en grupo): coloque dos sillas en el centro de la habitacién, una frente a otra, con bastante espacio entre ambas para que se sienten en ellas dos personas sin tocarse. Elija a uno de los miembros del grupo para que ocupe una de las sillas, con los ojos vendados. Los demas daran vueltas a su alrededor y, en un momento dado, uno de ellos se sentara silenciosamente en la otra silla. El receptor, con los ojos vendados, tender las manos, con las palmas hacia arriba. La otra persona colocard sus manos sobre las del receptor, con las palmas hacia abajo. El contacto debe ser minimo, unicamente lo suficiente para que el receptor perciba las vibraciones del otro. El receptor dice lo que «recibe» del otro. No importa el nombre de la persona que se encuentra alli sentada. Sdlo importan las sensaciones que 87 recibe de ella. Sin quitarse el vendaje de los ojos, el receptor co- mentara el estado emocional de la persona a la que esta «sintiendo». Por ejemplo, ¢la siente feliz, triste o deprimida? Una vez que el receptor ha expresado la sensacién que le causa su compafiero, cosa que ha de hacerse normalmente en poco mas 0 menos un minuto, Tetira el vendaje y pide a la persona «lefda» que comente la preci- sion de las impresiones que recibié el sujeto vendado. Vende por turno a todos los componentes del grupo, hasta que cada uno de ellos haya pasado por el papel de receptor. Psicometria Se llama psicometria a la capacidad de entrar en contacto con las vibraciones de una persona a través de los objetos que le pertene- cen. Todas las cosas que nos rodean absorben nuestras vibraciones: la ropa, las joyas, los muebles, por nombrar sdélo algunos. Cuanto mas apegado emocionalmente esté el propietario al objeto y cuanto mas tiempo lo haya posefdo, mas fuertes seran las vibraciones. La psicometria, es decir, la lectura a partir de un objeto, resulta parti- cularmente util cuando hay mas de una persona en la habitacién. «Sintiendo» o «leyendo» el objeto, se asegura uno de que se enfoca sobre el propietario del mismo y no sobre las impresiones proceden- tes de las demas personas presentes en la habitacién. La psicometria permite también «percibir» a una persona que no se halle presente, por la simple «lectura» de un objeto de su pertenencia. Ejercicio ntimero 1 de psicometria (en grupo): haga que cada participante, por separado, coloque en una bandeja una joya que haya llevado durante bastante tiempo. Cubra toda la coleccién. Es importante que cada pieza no tenga mas que un propietario, de manera que sdlo haya una serie de vibraciones. Como ocurre con las huellas dactilares, la presencia de mas de una serie embrollaria el problema. Cada uno de los participantes elegiré de la bandeja un objeto —naturalmente, no el suyo— para trabajar con él. Si alguien reconoce uno de ellos y sabe a quién pertenece, elegira sin decir nada otro de propietario desconocido. No trate de conjeturar quién es el duefio del objeto. Al contrario, elimine todo pensa- miento, tome el objeto en sus manos y deje vagabundear su men- te. Anote todas las intuiciones que le pasen por la cabeza. No corrija lo escrito. Fijese en cémo sostiene el objeto. Si lo sujeta con fuerza, quizas indique que el propietario est4 sometido a tensién. 88

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