Está en la página 1de 30
Maurizio Andolfi Terapia familiar Un enfoque interaccional editorial PAIDOS a AGRADECIMIENTOS Querria agradecer ante todo 4 tos participantes en los cursos de formacién en terapia relacional, por haberme estimulado con su centusiasmo y sus observaciones criticas durante el tiempo en que trabajamos juntos. Agradezco particularmente a mis colaboradores directos, Paolo Menghi, Anna Nicolé y Carmine Saccu, con los que he profundizado en los ultimos afios en el estudio de la familia y de Ja terapia relacional y que aportaron una inestimable contribu- cidn a la elaboracién de este libro. Debo agradecer ademas a los que considero como los maestros que mds influyeron sobre mi: Salvador Minuchin y Jay Haley, que en mi periodo de trabajo en la Philadelphia Child Guidance Clinic me impresionaron por su riqueza de pensamiento, su experiencia clinica y su capacidad docente; Kitty Laperriere, del Ackerman Family Institute de Nueva York, y Andy Ferber, del Albert Einstein College de Nueva York, por la atencion que prestaron al proces de crecimiento personal y de grupo de los terapeutas familiares; Heten DeRosis, de la Karen Homey Clinic, en lo referente a miané- lisis personal; Luigi Cancrini, con quien inicié el estudio y el tre- bajo de terapia familiar en 1969, y que me estimuld en la profun- dizacion de la metodologia relacional, Mi mayor agradecimiento lo debo, por supuesto, ¢ mi familia de origen, en cuyo seno, a través de una realidad larga y penosa de “enfermedad mental”, aprendi a comprender y apreciar el coraje, la dedicacion, el sacrificio, la voluntad de cambio, y también comprobar Ia dificultad que implica separar todo eso de temores irracionales, angustias, debilidades, estereotipos, eteétera. Por tiltimo, pero no de menor importancia, vaya mi egradeci- miento 2 mi mujer Marcella, que siempre me sostuvo y enriquecié con una sensibilidad y un coraje extraordinarios. carmuLo 1 LA FAMILIA COMO SISTEMA RELACIONAL PREMISAS METODOLOGICAS Para analizar la relacién que existe entre comportamiento indivi- dual y grupo familiar en un Unico act ci6n, es necesario considerar a es decir, como un que supera y articula entre si los diversos com- Ponentes individuales. Por ende, si queremos observar la interac: cién humana, y mis en particular la familia, siguiendo un enfoque sistémico, debemos aplicarle las diversas formulaciones y las deduc- ciones de los principios vilidos para los sistemas en general. En el curso del libro el Je tradicional y os dela investigacion sistémica, en la que QiSREGNE ASi, partiendo de las afirmaciones de von Bertalanfty (1971), * Para un estudio profundizado de esta materia remitimos a lector los textos fundamentales de la Teoria General de os Sistemas de von Bertelant"y ¥ de ta Pragmatica de fa Comunicacion Humana, de Watelawick y colaborade- para el cual todo organismo es un sistema, 0 sea un orden dindmico de partes y procesos entre los que se ejercen interacciones recipro- cas, del mismo modo se puede considerar i Aa aiezto® consttuido por De la misma ma- ‘era se puede postular que todo grupo social esa su vez un sistema constituido por maltiples microsistemas en interaceiSn dindmica* En este capitulo me limitaré considerar sélo tres aspectos de Jas _teonias.sistémicas aplicadas-ate-familja,sitiles para comprend=r Tue el significado de'una terapia relacionsl: 0 bien ‘como sistema qu de los diver- camnban tometer conr io: Sa ‘que se le plantean en el curso del tiempo), con el fin == + os mimbror eee Este doble proceso de continuidad y de crecim eircuitos retroactivos actian a través de un complejo me- ~Canismo de retroalimentacién (feed-back) orientado hacia el mar- tenimiento de la homeostasis (retroalimentacién negativa), 0 biex hhacia el cambio (retroalimentacion positiva) En efecto, la verificacién de la importancia de los mecanismos de retroalimentacion negativa destinados a proteger la homeostasis del sistema, en el imbito de familias con problemas psiquidtricos, ha representado uno de los giros decisivos en el campo de la terapia familiar. » Se define como abierto un sistema que intercambia materiales, enereias © informaciones con su ambiente, “ La vnidad, particula elemental de toda sistema, cambia entonces segin ¢l sistema analizado: por ejemplo, en el sistema moleculat la unidad es el Sto 10, pero si el sistema considerado es el &tomo, el principio de observ camibia radicalmente oe Joteigrme eee See eemeecs ciones dirigidas a mantener reglas* cada vez més rigidas al servicio. sre Seer ieee hs Iau seca me el momento en que el paciente mejoraba, fue uno de los Primeros scoters ssa ree nados a salvaguardar el delicado equilibrio de un sistema perturba- do” (en Watzlawick, 1971). weenie ie -_ a To i omveameten familiar, aunque con frecuencia no se expresaran.® En efecto, una de | Ja psicoterapia en general es la relativa a terapéutico, en ultimo analiss, comportamiento que responden funciones familiares rigidas, mas bit rador en el plano individual y grupal. Buckley ilegé a invertir completamente esta tendenci “En todas las familias existe un proceso de aprendizaje y de crecimiento ¥ es justamente alli donde un modelo de pura homeostasis comete los mayo. tes etrores, porque estos efectos se allan mas cercanos a a etroaccion post va" (Watzlawick, 1971), “La diferenciacién del comportamiento —prosigue Watzlawick-, el refuerzo, el aprendizaje, el crecimiento definitivo y la parida de los bios, todo exo indice que si ben la familia, desde un punto de vista, es: {4 equiibrada por la homeostasis, desde otro punto de vista intervienen en su fancionamiento factores importantes y simultineos de cambio, por los cuales cl modelo de interaccion familiar debe incorporar estos y ottos principios eh luna configuracién més complea,” y aroles y fern efecto libe- privie- ‘siar los procesos homeostiticos. afirmando que las retroalimenta- cciones positivas son los vehiculos a través de los cuales los sistemas sociales crecen, erean e innovan y, por consiguiente, los describe como procesos morfogénicos (en Speer, 1970). En realidad, “la tendencia homeostitica por un lado y la capaci dad de transformacién por el otro, en cuanto caracteres funcionales Gel sistema, no son respectivamente algo mejor ni peor” (SeWvini, 1975). Ambas cosas parecen indispensables para mantener el equi. _librio dindmico dentro del sistema mismo, en un continuum exca- lar.” hes Rane tates een Me emo once eat lesara ue definiion nbd inn ececir alee de" aa unidad astmic repida por modsoas ieee Peculiares del sistema mismo® y susceptibles, con el tiempo, de ‘nuevas formulaciones y adaptaciones. Como todo organismo humano, la familia no es un recipiente Pasivo sino un sistema intrinsecamente activo. Por lo tanto, vale también para ella todo lo que dijo von Bertalinfly (1971) a propé- sito del organismo activo: “El estimulo (por ejemplo, un cambio en las condiciones extemas) no causa un proceso en un sistema 7 Por lo tanto, toda evaluaciOn en términos moralisticos resulta arbitaria. ¢ init, tal como es simplistaconsiderar ia homeostasis y la transformanen ‘como entidades separadas ® Minuchin (1977) afirma que “Ios modelos transaccionsies que regular el comportamiento de los miembros de la familia se mantienen pot obra de los sistemas coactivos. El primero comprende las reelas que rigen habitualmente 1 organizacién familiar, es decir la presencia de una jerarquia de poder en 'a cual padres ¢ bijos tienen diferentes niveles de auteridad~ y de comple ‘meniariedad de funciones -en a que los miembtos dela pareja parental acep- tan una interdependencia reciproca~, El segundo estd tepresentado fun imentalmente por las mutuas expectativas de cada miembro de a familie es, ecto de los demés. El origen de estas expectatias esta sppultado por ates fe ‘egociaciones, explicitas e implicitas, sobre pequefios y grandes evenice co, tidianoe | | i | i | i | que de otra manera seria inerte: s6lo modifica procesos en un sise tema auténomamente activo”. sea originada por cambios dentro de elnacimiento dedos ijos,su crecimiento. 2 Siizan, un luta.un divorvio,etcvtéra)o provense del exterior (cambios modificaciones > Sel ante og a uaz cn el plano de oe valores, tctee) RS por un lado, y jor otro. Y es justa- mente en ocasién de cambios o presiones intra o intesisiémicas de articul do. Ja familia "Baste observar las profundas transformaciones ocurridas en me- rnos de un decenio en nuestro sistema social (acrecentada impor- tancia de lo colectivo respecto de lo individual, cambio creciente » radical en los roles y en las funciones de la pareja tanto a nivel de 4a relacién interpersonal como de la configuracién social, progresiva disgregacién del modelo patriarcal de familia extensa con una auto- nomiary diferenciacion cada vez mayor de la familia nuclear, cam- bio de significatividad de la prole, etcétera) para comprender la exigencia fundamental de buscar un equilibrio nuevo entre las ten- dencias homeostaticas y el deseo de transformacion, Tai bilsqueda, en el plano de los pequentos grupos, puede llevar, en situaciones particularmente expuestas, a descompensaciones 0 endurecimientos en uno o en otro sentido, con el consiguiente mar lestar individual, de pareja, y aun més a menudo en el dmbito de los hijos, Partiendo de estos supuestos est claro Que Ta utilizacion de diagndsticos psiquidtricos 0 de terapias ten- dientes a etiquetar al individuo en dificultades (ignorando su con- texto social y los factores de presi intemos y extemnos) terminan or ser un ulter‘or clemento de descompensacién, tanto mas dele- téreo porque se lo hace actuar como tentativa de solucién del pro- las condicionan y estén a su vez condicionadas por las notmas y Tos valores de la sociedad circundante, a través de un equilibrio dindmico, _ Deel dinnicotablambis Ls STAB otand asia 8 propésito de la relacién entre grupo sociaTy Familias que lo cons. tituyen, que tal relaci6n “no es estatica como fa que existe entre la Pared y los ladrillos que la componen. Es més bien un proceso dind- mico de tensién y oposicién con un punto de equilibrio extrema- damente dificil de encontrar, porque su localizacion exacta esta ida @ infinitas variaciones que dependen del tiempo y de la sociedad” (Lévi-Strauss, 1967) Por consiguiente, si bien es verdad que centrar la observaciGn en {a familia es una opcién subjetiva, arbitraria ylimitativa, sigue siendo sin embargo cierto que “Ja familia, en tanto instancia de socializa- L/tién —semiin la denominacién de Parsons se ubica bastante antes de Ta escuela, de los movimientos juveniles, deias pandillas de ado. lescentes 0 simplemente del grupo de coeténeos, como intermedia. ria entre lo que es propio de lo individual, de lo natural, de lo pri vado, y lo que pertenece a Jo social, a lo cultural, a lo piiblico” (Hochman, 1973). ° “En ciertas circunstancias los problemas surgen simplemente porque se fa intentado erréneamente cambiar una dificutad exstente, 0 biel lo que aun mis absurdo— una dficultad inexistente” (Watzlawick, 1974), DEL DIAGNOSTICO INDIVIDUAL AL ESTUDIO SISTEMICO DEL COMPORTAMIENTO PERTURBADO. Si se aceptan los supuestos sistémicos antedichos, resulta clara la exigencia de que se dirija 1a atencién no a la persona sino a los sis- temas relacionales de los que participa} fa Tamifia entendida como unidad y os Otros sistemas que interactuan con ella En un plano prictico, una observacion dedicad: datos y a las personas en funcién de la dindmica interactiva, mis bien que de los significados intrinsecos, es decir una dptica relacio- nnalsistémica, contrasta decididamente con la habitual visién me- - canicista-causal de los fenémenos, que durante siglos ha dominado nuestra cultura influyendo sobre nuestras modalidades de pensa- miento més cotidianas. Afirmar que el comportamiento de un individuo es causa de! comportamiento de otro individuo es un error epistemolégico, tal como lo es decir que un nifio es “malo” en la escuela porque la fa- milia no lo ha educado adecuadamente ( segtin una l6gica lineal: defectuosa educacién familiar + mal comportamiento del niffo en Ia escuela). ntro de una perspectiva sistémica parece bastante limitativo él significado de muchas intervenciones, sean farmacol6gicas o p: coterapéuticas, fundadas sobre cl supucsto de que el objeto de la terapia es el individuo “enfermo”. En realidad, las modalidades de abordaje que se originaron en la investigacién psicolégiea y psi- uidtrica tradicional, en especial en el ambito de la infancia y la adolescencia, se orientaron casi exclusivamente a observar al indi- viduo, como un organismo separado, considerando absolutamente marginsles todos los demas componentes que interactian con él El enfoque familiar, en efecto, ha sido aceptado con muchas re- ticencias en el sector de ta infancia,'® tanto en los Estados Uni- os, donde se origind, como en Europa y en particular en Italia, donde ta psiquiatria infantil ha puesto siempre el acento sobre a aniliss mis 0 menos prolijo de los conflictos intemos del niflo'y de sus problemas de personalidad, prescindiendo de la observac On Profundizada de las relaciones familiares y socioambientales de! ni ‘To mismo, consideradas de poca importancia o a lo sumo analiea- das s6lo en el nivel teérico. No se aparta mucho de este punto de vista, por lo menos en los resultados, ef método de trabajo del equipo médico-psico-pedagé- sico en el cual, aunque se ponga también el acento sobre el andlisis de las realidades contextuales del nifio, 1a fragmentacion de las in ervenciones y_Ja jerarquizacién rigida de los roles profesionaies lleva ms 9, una colecci6n tedrica, arbitraria y limitativa de los éa- fos, que & un real conocimiento de las necesidades del nifo y de su familia iG), std en verdad muy ji utada en los centros médicos, en los ambuiatorios neurolégicos y Psiquidtricos, en los centros de higiene mental, justamente porque 1 En el curso de este libro dedicaré mucho espacio al trabajo realizado en «i Ambito de nifs y adolescentes, porque en mi opinion le valides dela tem pla familia es directamente proporcional als precocidad del tratamiento, re. ecto del proceso de estructuracin de un cierto comportamiento “patolbyi. co", en sistemas todavia susceptible de transformaciones signicatives Fatlawick, 1971), | | ts mayor parte de los profesionales creen que pueden explicar el -s2mportamiento “perturbado" imaginando que e nif sae ue lo muestra esta “enfermo" En este sentido ta J6gica de la internacién en un manicomio o en tun Pabellin de erénicos aparece decididamente como catcelaria y claramente ancisiseémica, 1a intervencién sobre la crisis, cuando se la realiza, termina in- variablemente por conducir a una fase de aislamiento si el circuito del termor y de la consiguiente detegacion, por un comportamiento considerado con excesiva precipitacion como peligroso o anormal, NO se sustituye por un enfoque tendiente a captar sus aspectos contextuales_mds significativos y a descifrar su lenguaje en térmi. os elacionales, para enfrentar luego el real problema que reside mucho mis a menudo entrelas personas que en la persona que sulta ser la mas implicada. El nifio en dificultades es con frecuencia objeto de observacién segtin una modalidad no disimil de ta que aplica el laboratorista en sus investigaciones: su comportamiento “enfermo” 0 “desviado"™ serd el preparado que se analizard en el microscopio en la fase diag- néstica. La terapia variard ademas sewiin las exigencias: unas veces se ba- Sard en firmacos, otras se orientard segtin términos pedagosicus, 0 ‘mas intensiva como en el caso de una terapia de juego, pero siempre trashuciré un enfoque diagnéstico dirigido a aislar ef rea a rene facerlo significa considerar a la familia como un sistema relacio- ral, ¢s decir, no como la suma de tna serie de comportamieintos in: dividuales separados, sino como algo que, aun incluyendo todo eso, de alguna manera lo supera y Io articula en un conjunto fun. cional.'? ado por tno de fos mis geniales tera- eutas familiares, Salvador Minuchin, cuando afirma que “el cam- o_que.enfoca la tetapia familiar es necesariamente mis amplig, “que el de la psiquiatria infantil tradicional, pero incluso la terap familiar ha tendido @ limitar sus intervenciones al imbito familiar, sin ampliar su campo a la escuela, el barrio, o en algunos casos in- cluso a la familia extensa” (Minuchin, 1970). En tal sentido, Auerswald divide 2 los estudiosos de los proble- mas familiares en tres categorias: 1) aquellos euyo modo de valorar un problema sigue una epis- temologia \adicional lineal; 2) aquelos que han desarrolado una gpistemologiaecolopica © han virado hacia ella 3) aquellos que estén pasando de la primera ala segunda Y ademés, al describir 1a manera en que se puede plantear un programa de formacion para jOvenes terapeutas de la familia, afir- ma que: “La mejor manera de exponer a las personas interesadas a situaciones en que deban razonar en términas.ecol6gicos, consiste 5 La totaled se define como lo opuesto de Ia sumatividad y es una cartc- {eristica fundamental de los sistemas abiertos: el conjunto de les partes cons tituye algo mas y distinto de la summa de éstas en enviarlas aun gueto urbano, asiendndole la tare de plancar mo actuar con familias en difcultades y propotvionindoles aan taneamente un sistema de informacion que conteneatods Innes sabemos, sobre indviduos, familias y sistemas soieles, meted conocimiento dela teoria general dé los sistemas se le elbornoe, de la teoria de la informacion, de la antropotogia vulture de tg cinética de la ecologia general y social"? de la territorialidad hu- ‘mana, eteétera”” (Auerswald, 1972). En la dimension histricay sociopolitica italiana, considero que el modelo sistémico puede ssumicsignifieados ¥ necpectins de tintos de fos que tuvo en el contexto nortcameticano, donde she balmente las téenicas psiquitricas aun mis vanzadas han terns do por sumergise en la realidad sin anaizarla politicamente vay el resultado dltimo de reducir aun mbit tonic. secterilisad sasposilial de tansormacion dela reali mise ID concepto de enfermedad mental individual ha entrado en cri- sis, y junto con él. toda ta psiquietria tradicional. “La respuesta Darece estar implicita en la crisis: es fa psicologia sociat, ta psiqu; trfa de las familias, de los grupos, de las comunidades, la psiquia {tia de los trastornos colectivos. Pero en este punto conviene pre- suntarse qué le pide el sistema politico a la psiquiatria, y si por acaso las nuevas tareas confiadas a esta disciplina no resultan bas- tante mds importantes y, al mismo tiempo, mis peligrosas que en el pasado” (Jervis, 1975). La peligrosidad seri, en mi opinién, particularmente acentuada si persiste la discontinuidad entre el sistema politico y 1a satisfac- ci6n de las exigencias de la comunidad en lo referente a asistencia iB Tura Hey Aponte “el enfoque ecoldgicowsistémico segura que todo e! Proceso de planiicacién para una comunidad reaponda alas retidedes oy ecesidades de esa misma comunidad” (Aponte, 1974) ncliso psicol6gica); la importancia me parece que se vincula con la posibilidad de una superacién del concepto de neutralidad téc- nica, por una parte, y de que Hlegue a soldarse lo individual con lo social y lo comunitario, por otra. Lo cual replantea, en ultimo andj ELECCION DE UNA INTERVENCION La familia Bianchi, en la que Giatni, hijo d2 catorce afos, tiene lun_comportamiento rebelde y se-ve-implicado repetidamente en ‘rtos, tanto en su casa como fuera de ella, padece un evidente es. tado de malestar Tratemos de observar diferentes posibilidades de intervenciin para poder evaluar la manera de obtener un cambio estable del es- tado de malestar, es decir, que resuite liberador para Gianni y Para todo el grupo familiar. Mandar a Gianni at colegio: permitiria quizés que disminuyera transitoriamente el estado de malestar de los progenitores; sin du- da un menor malestar por parte de éstos y de fa hermana mayor, Marina, en el exterior, en tanto no se sentirian sefialados por los vecinos y conocidos como “a familia que tiene un ladron en la ca sa", Gianni vivird su envio al colegio como un castigo, por ser la “oveja negra” de la familia; es probable que al volver esté resentido contra sus familiares, y el resultado ultimo serd un empeoramiento desu comportamiento habitual Enviar a Gianni a una institucién de reeducacion: acentuaria la culpabilizacién det muchacho; también los familiares sentirian amenazada su reputacién social a raiz de una medida més grave y «stigmatizante, que s6lo se toma porque se vuelve “inevitable” ‘Swministrar férmacos a Gianni: seria un intento de contencién de un comportamiento socialmente inaceptable, al que se le apli luna etiqueta diagnéstica (curacterialidad, perturbaciones de la per sonalidad, eteétera) para justficar el uso del fitmaco. De esta ma i | i | {era se fermina por reforzar el peso de la perturbaciOn, considera: cla cada vez mds intrinseca a la persona, hasta hacerla inevitable Fn fa mejor de las hupotesis una intervencion farmacolésien proc s Inediantee1roldlctio desempefiado por Gann. En un alse sstémico Tos hurtos de Gianni pueden ndiartm- bign um malestar rexpecto del mundo extemo, o taducir un pro blema mas complejo, Gianni repite el ano, seve rechazado por la escuela y ademés siente que ha frustrado las expectativas de sus pa- des a causa desu mal rendimiento escola, milla entra en disfunciOn para esperar que éste cumpla su trabajo" (Bowen, 1966), LA FAMILIA. COMO SISTEMA RELACIONSL =A, gg Rechazo por parte de la escuela y frustracién de las expectativas arentales, neyados en el nivel paternal, erminan por llevara Gisnns al nico comportamiento autonomo de que dispone: el sintoma Otra fuente de malestar extrafamiliar, bastante mis grave, pucde ser la desocupacion del padre y una consiguiente insezuridad social te este caso los hurtos de Gianni funcionan como campana de afar: ma de una disfuncion social de aleance mis amplio, y la atencidn Ueber’ centrarse necesariamente en et nivel sociopolitico mis qu ten téeminos estrictamente terapeuticos. Esto significa que al Yrabs, iador psiquiditico se le requiere un conocimiento profandizado del contexto social, que es donde nace la necesidad especifica, para comprender fos limites y el significado de su propia accién tecnica conocimiento tanto mas indispensable si se quiere ver la situacion ¢n términos correctos de relaciones entre sistemas, MisiGn del terapeuta es por lo tanto comprender el problema en {tEmminos relacionales mediante Ia contribucion de todos los miem- bros de la familia, y trazar en su mente un “mapa” de la estructura familiar, es decir, como resultante de las interacciones mas signiti- cativas, tanto intra como extrafamiliares, Entonces ef terapeuta podri pedir a cada uno de los miembros de la familia, incluido Gianni, que definan juntos un objetivo que Produzca un cambio estable y dé solucidn al problema, También edird a cada uno que defina en términos coneretos su propia con tribucién para lograr el objetivo concertado. En estos términos 1a terapia ya no es algo misterioso, venido de lo alto, sino que repre- senta mas bien ef fruto de un compromiso de colaboracién, ratifi- cado por todos, junto con un extrafio privilesiado, que desempefia asi la funcién de activador y mediador de la familia Por otra parte, si los componentes extrafamiliares del problema que presenta Gianni fueran los de mayor gravitacién, serd tarea de! {erapeuta, por ejemplo, proponer una intervencién basada en una confrontacién mas clara y activa entre escuela y familia como ins- tituciones'* o denunciar un estado de disfunciGn social insosteni- na contradiccion que el terapeuta tiene a menudo que manejar es Ia dd aceptar en terapia problemas cuyo mandante no estd representado for lz familia, sino por otras instituciones, por ejemplc Ia exevela. Son feecuentes Jos casos en que los padres son objeto de una especie de chantaje, “por el biew {el nino’, por ejemplo cuando la aceptacién en la clase ola 3romocion estin ble; su accion podrd consistir de nuevo en una tarea de mediacién ¥ activacién de los interlocutores més directamenite implicados en el problema, para salir luego definitivamente del campo, Analizar en términos sistémicos resulta sin duda mds dificil que fomnular diagnésticos individuales, asi como intervenir eficazmente en términos relacionales es mas complejo que suministrar firmacos, ero parece ser el camino justo para una comprensién mds honda del problema. Un enfoque relacional-sistémico requiere entonces una formacion serig_y profunda en contacto con la comunidad, que permita supe- Tar un mero conocimiento académico y teérico de las problematicas interactives, mediante la superacién de viejos y rfgidos esquemas de roles profesionales, para asumir una competencia nueva y efec tiva, Por lo tanto, si bien las motivaciones para una operatividad asi orientada parecen alentadoras, preocupa sin embargo la posibilidad de que sobre la onda de una euforia suscitada por el descubrimiento de un instrumento operativo indudablemente eficaz, se termine Por recaer en un discurso lineal de causa-efecto, en el cual la familia venga a representar el motivo “culpable” de las dificultades expre- sadas por uno de sus miembros. En este caso se correrfa el riesgo de hacer pesar sobre la familia aque! mismo diagndstico de enfer- medad, precedentemente formulada respecto del paciente indivi dual. Y todo ello pese a un enfoque que en el plano tedrico finea lustamente su originalidad en una observacién circular de las reglas sujetas a un tratamiento psicoterapéutico, En estas circunstancias el trata: ‘miento, sea con inclusiOn del nino o con la familia sola, esuttaria incomecre Por el simple hecho de que sina dificultad surge en un contento, tambien eo te debe ser tomado en cuenta (Andolfi Menghi, 1976) "7 “La psiquiatria comunitaria es s6lo un instrumento, no wn fin, para le Jar a la extinciOn de Ia enfermedad psiquidtrica entendida como etiquets, ‘marginacion y opresin evitando erear up idolo en la ¢~munidad” (Andoif y otros, 1976). carmuto 2 LA FORMACION DEL SISTEMA TERAPEUTICO EL EQUIPO TERAPEUTICO EL AMBIENTE TERAPEUTICO Creo que es oportuno describir el ambiente y las modalidades gon que actuamos con las familias," antes de analizar el proceso terapéutico propiamente dicho. El ambiente terapéutico esti constituido por una sala de terapia ‘més bien grande, provista de unos pocos objetos esenciales: un gru- po de sillas dispuestas en circulo, un pizarron mural, una pequefa biblioteca y una caja de jueaos, siempre presente cuando se atiende 4 familias con niftos. En esa sala estin instalados un espejo unidi reccional y un equipo actistico, que permiten la visién y audicir directa, desde una habitacion vecina, por parte’ del supervisor y de! grupo de los observadores.? Otro instrumento téenico a nuestra disposicién esuna telecémara ue permite filmar las sesiones: de esa manera el contenido de éstas puede volverlo a ver y anaiizar el equipo terapéutico y a veces la fa- mmitia misma, mediante un aparato de televisién de circuito cerrado. El uso de los medios audiovisuales ha resultado muy eficaz en la formacién del terapeuta relacional: permite estudiar de un modo Me refiero al trabajo con familias desarollado en Roma, en ef Centro Studi della Comunicazione nei Sistemi-Terapia Familiar nell'Infencia ¢ nel! Adolescenza, y, en menor medida, en el Instituto di Neuropsichietria nfanti- le de la Universided de Roma 5 Mis alld det aspecto asistencal, parte de nuestro trabajo tiende a fa for- ‘macion de trabwadores sociales en el campo de la terapia relacional; os ob- servadores son en general estudiantes en formscidn que aprenden a “miraa” inmediato, en el “aqui y ahora” de la situacién, vl entrelazamiento ve interacciones familiares, la congruencia entre mensajes verbales ¥ analésicos, la utilizaciém del espacio y su significado pragmatico, ¥y mas aun comprender fa relacién terapeuta-sistema familiar de wn modo realmente mais completo que el que se obtiene con la mera srabacidn de audio 0 con una simple discusidn sobre el caso. Es decir, facilita al terapeuta la posibilidad de en términos sis ‘émicos y muestra con fria objetividad qué dificil es el arte de la terapia. Utilisima en muchos casos es la repeticién (playback)? es decir, volver a ver y comentar con la familia el videotape de alguna sesion considerada crucial para el proceso terapéuitico Por ejempio, la familia Tozzi acudié a la terapia a raiz del mus ‘mo de Marcella y la madre trata por todos los medios de hacer ha- blara la nifta, Cada vez que ésta esté a punto de tomar una iniciativa 9 simplemente de abrir la boca, la mam se anticipa y la sustituye; 4a niifa se vuelve cada vez més vacilante y la madre reacciona esfor- 2andose cada vez mas en alentarla; asi prosigue sin fin un circulo vicioso (ademas, si el marido le hace notar algo, el resultado final un endurecimiento ulterior de la situacién), Cuando se vuelve a ver el videotape de una secuencia de esta clase, se le offece a la madre una nueva posibilidad de comprobar direc: tamerite que el efecto de su “ayuda” es inhibir, en lugar de alent, 4 la nifa, y por lo tanto, de imaginar soluciones diversas y buscar alternativas de comportamiento, Una ventaja ulterior de volver a ver el videotape con la familia sonsiste en el efecto cohesive que esto puede producir, de modo Que el “sistema familiar” se transforma operativamente en un “sistema terapéutico”, en el momento en que la familia y el tera Peuta estén empeftados en un esfuerzo comin, Durante el primer encuentro se informa a la familia de estas mo- dalidades operativas; en Ia mayoria de los casos no manifiesta nin- una dificultad en aceptar este procedimiento, que en ciertos aspec- tos puede parecer un poco invasor; superado el momento inicial, la 2 El uso de ta repeticin es un método para introducit en el curso del pro- ces0 terapéutico retroalimentaciones especiticas para ese sistema, de modo {que puedan ocumrir correcciones o cambios y se prefiguren soluciones nuevas ara ese sistema particular (Alget, 1973), familia olvida que es observada a través de un espejo, que la oyen 0 la filman;* en el curso de la terapia termina por sentir la presencia del supervisor y de los observadores como una forma de interés y de colaboracién activa por parte de un equipo que trata de lograr Jo mismo que ella: que se resuelva el estado de malestar a raiz de cual se requirié ia intervencién. ‘A menudo a los nifios, que estin curiosos por el espejo y por “le que se ve desde atris”, se los leva'a la sala de observacién, donde pueden familiarizarse con el supervisor y con el equipo de observa cién. En el curso de la terapia puede ocurrir también que se le pida a algunos miembros de ta familia que observen desde atris del espejo @ los ottos componentes empeiiados en alguna actividad comun! En algunos casos puede suceder que el supervisor, evaluada la utitidad de su presencia directa en un cierto punto del tratamiento, entre en la sala de terapia y se una al terapeuta, con el fin de llegar Juntos aun determinado objetivo, En otras palabras, el espejo unidireccional representa un diafrag- ma permeable entre el sistema familig-terapeuta, empefiado en una accién directa sobre el terreno, y el sistema supervisor-grupo de ‘observacién que, menos implicado emotivamente, puede tener una vision de conjunto de lo que esta ocurriendo, al analizar las secuen- cas comunicativas que se efectian entre los miembros de la familia ¥y entre éstos y el terapeuta Es interesante notar cémo el sutil diae fragma del espejo, que separa al terapeuta del supervisor, logra crear ‘una distancia tan significativa respecto de la emotividad presente en fa scsi6n, y permite al observador individualizar con mayor cla. Fidad redundancias* comunicacionales, mensajes no verbales, peli- “ & las familias eles pide una autorizacin escrita para filma las sesiones, farantizindoles la estricta reserva profesional del material flmado y explican, soles las ventajas terapéuticas del método, § Volveré aim sobre este aspecto, cuando hable del significado estratégico de fa divisin de la familia en subeistemas, en los capitulos siguientes ® ‘Se definen como redundancias pragméticas las secuencias comaunicatvas ‘ue tienden @ asumir cardcter de repetitindad. Por ejemplo si B sigue siempre 4 A, entonces B es redundante, como también es edundante que A acepte siempre que 8 lo sga; esto puede informamnos sobre una regla de comport, LA FORMACION DEL SISTEMA TERAPEUTIC 2» Bros y errores que pueden escapar a quien no tiene la oportunidad de disponer de una visién global y desapegada. Selvini y otros (1975) afirman que en las familias en transaccién esquizofrénica la presencia del supervisor es conditio sine qua non para el éxito terapéutico, tal es la facilidad con que este tipo de fae ‘milia implica al terapeuta en sus propias reglas de comportamiento. Pero yo pienso que este peligro estd sustancialmente presente con cualquier tipo de familia y que la combinacién terapeuta-supervisor es la mas indicada en una terapia estratégica de breve duracién. us funciones n algunos aspectos se —~ oarcen a Gt APOE, tad an partido de futbol Elentrenador observa el clima general del partido ls jugadas de 10, poniéndolas en relacidn con las de los demas, y tiene la ibilidad de hacer sugerencias, tanto més eficaces si e realizan <— : Sie la f iantenimiento de un cor teato cabrio, siliendo dinetaas altos piven cen més general de intervencién. El jugador tiene a su cargo hacer ope-_ rativas las sugerencias recibidas, teniendo en debida cuenta la pre ‘miento. “La tendencia a circunseribir al maximo dentro de una configuracion redundante los comportamientos posibes de cualquier dimension particular, 4a llevado a Jackson a caracterizar alas familias como. sistemas regidos por reglas" (Watzlawick, 1971), sencia de los demés en el campo y la situacié lidad en gue Ssbeactuar.en ese preciso momento, En forma similar, coresponde +2 terapeuta traducir en accign las directivasrecibidas, sin renunciat ello a la propia emotividad y libertad de intervencion, que re Presentan una parte esencial de] lacion tocand Por lo tanto, hay que reservar mucho tiempo en la presesiOity la ostseSi6h para discutir, en equipo. estrategias, formula PRcrip- siones, intercambiar estados de énimo, evaluar la eficacia de las di- tivas recibidas, observar retroacciones, etcétera Durante la sesién ef terapeuta y el supervisor pueden comunicarse directamente a través del intercomunicador o todas las veces que el ‘erapeuta considere oportuno salir de la sala de terapia. Esto permite un Util intercambio de informaciones y una puesta a punto de la situacién, determinando al mismo tiempo una entrada oportuna del terapeuta en el sistema supervisor-observadores, con la consi- suiente posibilidad de separarse emotivamente de la sesién.” La diferencia sustancial respecto de una relacién de supervision indirecta, reside en la observacién directa de lo que esté sucediendo én la sesién y en la consiguiente realizacién de intervenciones tera- péuticas que serdn eficaces justamente porque se efectiian de inme- diato: ademas, intervenir “en-caliente’ en la situacién permite evi- tar 0 corregir ficilmente errores terapéuticos que de otra manera terminarian por acrecentar, antes que mejorar, el malestar de la familia Esta modalidad terapéutica se diferencia de una coterapia en tanto terapeuta y supervisor desarrollan misiones diversas de las gue desempefia una pareja comin de terapeutas, que actéan con- temporineamente en una sesion. Entre otras cosas, la experiencia on este modelo terapéutico nos ha demostrado qué eficaz es la 7 “El supuesto principal de una supervsiOn directa parte de la comproba- idm de que tods familia puede absorber al erapeuta en los modulos de inte- ‘accién, impidiéndole actuar en favor del cambio; en otras palabras, el tera- ‘uta termina comporténdose con la familia de modo de reforzar las mismas "odalidades transaccionales que Is levaron aia terapia” (Montalvo, 1973) UA FORMACION DEL SistEMA TeRAREUTICO * utiizacion, en calidad de coterapeuta temporario, de uno de los miembros de la familia, sea uno de los progenitores. el paciente identiticado, un adolescente 0 incluso uno de los abuclos, Se trate én estos casos de una coterapia, no ofcial, peto no por ell menos Util, porque es mucho mas ignificativo que la terapiase ejerza desce dentro que desde fuera del sistema. Haber encontrado un cotera. Peuta en Ia familia quiere decir haber entrado en ese sistema. y te Presenta Un pasc decisivo en el prosreso terape " TAPRINERA SESION La primera sesin tiene dna importancia fundamental, porque representa el primer encuentro entre el Sistema familiar y el tera: peuta y es paradiematica para la comprensién de un enfoque rela- ional Establecer un contexto de abierta colaboracién y confianza rec Proca desde el inicio representa el objetivo central de esta sesion y el sustrato sobre el que se construiré una terapia vilida. En realidad, en la gran mayoria de los casos, el primer encuentro colectivo va precedido por un contacto telefénico, o por un breve coloquio con alguno de los familiares 0 con tn trabajador social (o1 8 este ultimo el que aconseja Ia intervencién). Es extremadamente aro que el primerisimo contacto ocurra con todo el grupo familiar En cada una de estas circunstancias, el terapeuta tiene modo de recoger informaciones utilisimas que hues i aia en términos relacionales: ico, a terapeuts relacional recibe, mediante el llamado telefénico 0 el coloquio individual, una serie de informaciones que van mas alld de los contenidos especificos y que le permiten enterarse de algu- 'ROS asPectos transaccionales de indudable importancia, El que telefonea, por ejemplo, puede ser el més motivado para tuna intervencién terapéutica, pero tambien el que quiere “arrastrar”” 4 los otros a la terapia. En algunos casos el que llama se propone, ‘mediante un primer contacto exclusivo, establecer con el terapeuta tuna coalicién® aun antes de conocerlo en persona. Esto lo colocari en una situacion privilegiada y a continuacién hard que se sienta autorizado para presentarse como el interlocutor més importante informado de la familia Puede, suceder. en cambio, que éste se ubique en seguida en una situacién competitiva con el terapeuta mediante una serie de ma- niobras destinadas a ponerlo en guardia e informarlo del hecho de gue, si quiere conocer a la familia, deberd someterse a sus reglas: él decidird a quién levard consigo, la hora y el dia del encuentro, ei verdadero diagnéstico (en tanto formulado por él) del hijo, por ejemplo cémo comprender el problema sin incurrir en errores de evaluacién, eteétera, El que telefonea, mediante el tono de la voz o los contenidos verbales mismos puede querer comunicar que la situacién es deses: perada, que en realidad toda la culpa es del-hijo o del cOnyuge o de lun hecho hist6rico del pasado, y que un encuentro terapéutico solo servird, en el mejor de los casos, para confirmar oficialmente lo que él expone por teléfono. Otras veces, en cambio, el que telefonea siente embarazo al re- querir una intervencién que él ya vive como estigmatizante 0, pot Jo menos, como una derrota de la familia. O bien alimenta expee- tativas mégicas respecto det terapeuta e intenta, ya desde ese mo- mento, delegar el probiema al experto, con ei fin de iprarse en seguida de la cuestién. Suponiendo que el primer encuentro se desarrolle con. en pleno. he dividido esquemiticamente esa sesién en * Por coalicin se entiende “un acuerdo de aianas establecida para ventaja rmutua de los aliados frente a una tercera parte” (Shuzki, 1975), * Este esquema remonta al presentado por Jay Haley en el curso de los seminarios realizados para el equipo clinico de lt Philadelphia Child G ce,en 1972 familia en que ses ibe aa Fania y sta wie comodamente: , me os Flares que hae bien entre si. 5 ED 1 6.5 i TD Pando por entendido que esta esquematizacion pretende ser una simplificaciOn, valida s6lo para facilitar al lector a comprension dei desarrollo de Ia entrevista, analizaremos ahora en particular cada uno de los estadios, |LESTADIO SOCIAL _En esta fase inicial el terapeuta se propone ubicar a ‘ricmbros. de la familia de modo que se sientan cOmodos, y esta. blecer un primer contacto con cada uno de ellos, ‘Los hace sentar como les plazca, se presenta y les informa sobre ta enistencia del espejo unidieccional, del supervisor y del gnepo de escucha, familiarizindolos con el ambiente: también les come, nica su deseo de establecer una atmésfera confidencial y en nadg Profesional (Por lo menos en lo que respecta a una modalidad de relacién oficial y distante). Después pide que cada uno diga su nombre y formula.una serie de preguntas que pueden activar rox uestas participantes ¢ interesadas por parte de todos Es obvio que serd distnto el modo de entrar en contacto y reci- bir informaciones de nifos o de adultos, y también varlaran log Contenidos de las preguntas y Ia actitud del terapeuta si se encaen tra dialogando con un campesino o con un maestro, con un adolen cente en fase oposicional o con un nifito asustado, con una madre orgullosa de su rol de educadora de sus hos 0 eon una que esta cansada de hacer las tareas domésticas, etcétera En este primer estadio el terapeuta se propone comunicar a los componentes de fa familia que cada uno de ellos es para él igual: mente importante y que se interesa en ellos no sélo porque presen- tan un estado de malestar, Por lo-tanto, el coloquio versa sobre -temas-neutros-respecto-del problema que ha traido a Ja familiaa la consulta: éste sera un modo eficaz de establecer un contexto cola- borativo desde el comienzo, y de presentar una primera regla de la terapia: cada uno es igualmente importante y digno de atencién. Corresponde al terapeuta la tarea de cuidar esta primera regla durante todo el curso de la terapia, previniendo y bloqueando, ni bien ze todo intento de infraccién, 5 esc al ‘una serie de observacio- nes utiles para enfrentar las fases sucesivas de la sesién: «£6 general dela familia : Una familia puede presentarse “congelada”: cada uno responde 4 las primeras preguntas del terapeuta con monosflabos, observan- do largos silencios. Otra puede aparecer jovial y contenta de en- contrar una atmésfera confidencial: los nifios son muy movedizos y comienzan a jugar como si’estuvieran en su casa. En otra, por Por Io tanto con mayor razén,segin el enfoque relacional, el tera- fe forzado a conocer antes y a intervenir después en el contexto del ‘que proviene la familia y en el cual éstaexpresa sus propiasrealidades de rls ion més significativas. La met6dicarelacional podria resultar particularmente ‘til para los trabajadores de los servicios socio-sistencales, que actien en la \wama misma de la comunidad, donde un conocimiento de las relaciones inter stémicas, ademés de una dimiensi6n sociopolitica correcta, puede resultar fundamental para enmarcar un determinado fendmeno ¥ para proponet luego una intervencign especifica 5 ejemplo. los padres juntos, 0 uno de los dos, sienten la exiencia de exponer el problema que les preocupa ya al empezar a hablar, en cuyo caso la atmésfera se caracteriza de golpe por un estado de malestar general, hasta asumir a veces un tono decididamente acu satorio. O bien se puede percibir de inmediato que el paciente ‘dentificado (caso bastante frecuente con los adolescentes) ha sido Ievado 3 la sesién con un subterfugio, subrayado por una actitud de complicidad de Jos progenitores. En otros casos se tiene en se- suida la impresién de que la fatnilia no ha venido espontiinearien- te, sino enviada, contra su voluntad, por alguna autoridad externa (escuela, instituciones varias, etcétera), por lo cual la actitud se ‘muestra fuertemente defensiva y plena de sospechas Claciones entre tos padres y los hifos Los padres pueden mostrarse muy severos con ios nitios, preocu- pados por su actitud formal (cémo se sientan, si responden con lenguaje apropiado, etcétera) 0, por el contrario, absolutamente despreocupados. En otros casos dan la impresién de una extrema incompetencia al enfrentar un comportamiento decididamente ex- travagante 0 rebelde, que un hijo manifiesta en el curso de la se- sin, A menudo, desde el comienzo, destacan las diferencias que existen entre el hijo “problematico” (descripto como incapaz, i Seguro y engafioso en la relacién) y otro hijo que en cambio “cs to- do lo opuesto” (competitivo, seguro de siy plenamente ajustado a las expectativas de sus padres), y subrayan la imposibilidad de col- ‘mar ia diferencia entre ambos.” El terapeuta observa también coma los hijos responden a las so- licitaciones de los progenitores y cémo éstos activan a su vez tran- sacciones con los hijos. Ocurre con frecuencia que el paciente iden- tificado pide confirmacién a los padres (mediante la mirada, un co- mienzo de respuesta sugerido por uno de ellos, etcétera), incluso "A propésito de la eleccion del chivo emisario, Vogel y Bell afieman {que una modalidad de seleccibn frecuente nace de a dentificacion de un ilo on el progenitor al que se parece. Se ven asi en el hijo “caraceristcat’”doc- Aidamente negativa, y aunque en realidad el progenitor también las poses, la stencion se cena siempre en el hijo, nunca sobre el padre. Asi, puede suce- der que an progenitor reprocke al hijo por todas las caracteriticas que fe- chaza en su conyuge, frente al cual sin embargo, es incapaz de expresas direc. tamente sus sentimientos (Vogel y Bell, 1960), A cuando el terapeuta lo interroga sobre su nombre o sus amigos en la escuela, En otros casos un comportamiento extravagante, perturbaciones muy visibles como ties, balbucvos. estereotipias motrices pueden asumir un ritmo y una frecuencia muy particular y variar notable. mente durante Ia sesién, segiin que el nifo se sienta acusado, o lo. re, en cambio, recuperar un espacio de autonomia y los padres destaquen algiin aspecto positivo de su personalidad Relaciones entre los padres St hay un nifo perturbado, tos padres tienen @ menudo opinio- nes contrastantes acerea de cémo encarar el problema. A veces muestran un desacuerdo patente ya desde esta fase, y otras e pre- sentan unidos al comienzo, para criticarse mas tarde en el curso de Ja terapia Con frecuencia la relacion entre los progenitores resulta media da POLUn. Wogpamigesncralel paciente identificado, gues ute zado como ¥ wi o ambos. De tal manera > Bhacer peligrar ia relacigige , P Ruerimiento del terapeuta, habla cou interest ral, madre e hija de once afios intercambien g tre s{ con complicidad, como para descalificar el int re, de presentarse como un hombre competente. O tambidl habla de sf misma, el marido sienta la nec ‘cfd de “distraerse" (por ejemplo, jugueteando con el hijo de parentemente de un modo totalmente casual, pero en, terlocutor Pre El terapeuta puede también observar cémo la presencia de una abuela en la sesién congela la relacion entre los padres respecto de ta educacién a impartir alos hijos, o refuerea, en otros casos, la po. sicién central y la competencia del marido (respaldado visiblemen, ‘© por su madre) a expensas de la mujer, que aparece como distan, {ey deprimida, como si quisiera comunicar su posicion “marginal” en la conduccién de la familia. Es obvio que se observan normaimente alianzas y coaliciones en todas las familias. ET lector pour ost 50 ‘Relacién entre los hijos Es importante observar también las interacciones en cl nivel de |a generacién de os hijos, en cuanto “el subsistema de los herma- ‘nos cs el primer laboratorio social en que los hijos pueden experi= mentar con relaciones entre coetineos. Dentro de este contexto los hijos sostienen, aislan. estigmatizan y aprenden unos de otros” (Minuchin, 1977). A nivel de los hijos, la capacidad o la falta de capacidad para tunirse en un juego, para mostrar intereses comunes 0 sostenerse reciprocamente frente a los adultos, dard la medida del grado y de |a rigidez del rol de chivo emisario desempefiado por el nifio-pr ‘blema y, en tltima instancia, sera proporcional al grado de tension y de molestia expresados por el sistema familiar. — ‘clacton entre los miembros de la familia y el terapeuta La actitud de los nifios respecto del terapeuta, on esta Fase ini- cial, puede reflejar, por ejemplo, le modalidad con que los padres los han puesto al corriente de la consulta. Si un nifio parece atemo- rizadé en el primer contacto con el terapeuta, a veces eso indica gue vive su presencia en ese contexto como un castigo y teme que 4 dejen abandonado alli. Si los nifios se muestran joviales y curio 0s por la presencia del terapeuta y por el ambiente, es posible que Jos padres hayan presentado ef encuentro como una cosa agrada- ble y divertida, lo que hace prever una disposicién optimista y co- laborativa por parte de estos dltimos. Observando el comportamiento de los nifios el terapeuta nota ademis sila familia se ha sentido forzada a aceptar la consulta por pedido de alguna avtoridad escolar (maestro, director, psicélogo). En estos casos los nifios, en particular el paciente identificado, po- '2 “Ey et cuindo y el edmo desu formacién (de las coaliciones) lo que te- ne importancia fundamental Ia estructura, el orden secuencial, la intensidad, |a persstenciay el estilo de las coaliciones observadas en el curso de una en. lwevista familiar proporcionan informacionee-ciave para determinar zonas de contlicto familar, descubrir las funciones de la homeostasis familar, y orien tar laestrategiatetapéutica” (Slueki, 1975), Grin adoprar un comportamiento reactivo, dando signes de inquie- tud y de fastidio desde el primer instante Recuerdo un caso en que ei terapeuta asistié a un verdadero des calabro de la sala de terapia por obra de Roberto, un muchacho ee tloce aos, sin que los padres intervinieran en lo mds minimes a contrario, mantuvieron una actitud despreocupada, casi subrayan- do su técita aprobacién de Ia actividad destructiva del chico. Sélo cuando el terapeuta, en el curso de la entrevista, se declarS Cispuesto a colaborar activamente con ellos para promover una re Jaclon més positiva entre Ia escuela y la familia (sin eftendar, por cierto, la evaluacién de “caracteriaidad” del chico que la escucls habia presentado a través de tos padres), Roberto dejé de romper Juguetes y se senté cerca de sus padres, participando en la disc, si6n, Debemos observar ademas que al final de la consulta los pa. Gres quisieron que Roberto reordenara todo bajo su guia. como Para corroborar con una accién conereta su disposicién a llever 2 cabo el plan concretado en la entrevista F1 Kerapeuta, ya en esta fase de conocimiento, puede observar cual es el miembro de la familia que intenta, de un modo mis 0 ‘menos explicito, cautivar sus simpatias y su interés Si una madre, por ejemplo, quiere establecer desde el comienzo un contacto especial con el terapeuta, sea mostrindole en seguida exdmenes de Laboratorio o tests tomados al nifio,o pidiéndole una entrevista a solas 0 respondiendo por los hijos, todo eso permite entrever el peligro, de que el terapeuta termine envuelto en una co. ~ilicion con ella en el curso de la sesion, en detrimento de los de. mis familiares, Silos padres, ademds, miran con abierta exasperacién a un hijo ¥ en seguida vuelven la vista hacia el terapeuta como solicitindele asentimiento, es probable que 1o estén invitando a tomar posicion Junto a ellos “contra” el muchacho, y es posible que el terapeuta se vea implicado en otra coalicién, dentro de un contexto clara. mente acusatorio.? ype ebido al proceso de coalicion y a tx posicion det terapueta, Sluzki (1975) afirma que “pese asus esfuerzos, el terapeuta no post crtey sue ta wuelvan en una serie de tra BE ee oem et ti ‘oalisiones estables y apriristicas”. En este sen, LT En este punto el terapeuta pasa de un estadio de conocimiento general de la familia a una exploracion mis directa del problema que tlev6 a la familia @ ta consulta. Re ee esas es importay ible de orientar fa entrevista de modos dis tintos. ina pregunta formulads as define una situacion en que se hadlard del problema que ‘ado la visita, Cada uno de los presentes puede sentirse in- vitado_a responder; por lo comiin, si el problema se fefieré aun ni Ato, la madre sers Ja primera en recoger la invitacién y proporciona- 14 informaciones sobre la historia de esa determinada perturbacién Y quizds de las “causas" que considera responsables. A veces el pa- dre se asocia a la descripcién de algin aspecto del problema, y otras puede asentir implicitamente a lo que refiere su mujer. Rara- mente una pregunta presentada asi solicita respuestas diferenciadas or. parte de los padres o del paciente identificado: este ultimo, como considera que él es la causa de un problema para sus familia. res, no Se sentiri generalmente ni interrogado ni con derecho a ex: resar su opinidn al respecto ssi fom I rent on un vel minis terapeuta puede dirimirse a cada uno preguntandole, por ejemplo: iT una respuesta mas personal. Est is, que cada uno dis- Ponga de un )y-refuerza el proceso de diferenciacion ya iniciado en la fase social. Para fomentar esto el terapeuta debe ser capaz de conduc el interrogatorio de un mo- do coherente, tanto en el plano verbal como analdgico: puede ha- cer uso del espacio y, eventualmente, del contacto fisico, despla- zindose y desplazando su centro de atencién de un miembro de la familia a otro y evitando asi respuestas “‘inducidas” 0 de com- Promiso, Este resulta tanto més cierto en el caso de adolescentes 0 nifios que terninan a menudo por repetit lo que los padres esperan realmente piensan decir. isponibilidad del grupo par buscarlo (evitando desde el comienzo una atmésfera de tipo acu satorio) sin entrar especificamente en el mérito del problema, por |a otra se corre el riesgo de enfrentar el objetivo del cambio en tér- Minos genéricos o abstractos, sin que se cuestione nada en el nivel de las telaciones intra 0 extrafamiliares. Esto, por otro lado, es to: do to que Ia familia a menudo espera de buena fe al iniciar una te- Jo formular comentarios para ayudar a luna Persona a ver el problema de una manera distinta de como lo esta presentando. Por ejemplo, si una joven madre parece trastor. nada y habla de una posible “depravacién” de la hijita de cinco afios, porque ésta “se toca continuamente”, no le corresponde al (LE terapeuts, como agente de cambio, podria encontrarse en el papel bastante incémodo de quien al pretender forzar la relas homeostatica de lz familia en bien de la transformacién, termina colocado en la stuacién del que (debe juzear. Si esto le ocursera, se ubicaria prdcticamente en una relacade fuertemente simétrica 0 por lo menos de descalifcacion respect dela arin, 4 #¢ reducirjan mucho sus posibilidades de entrar en el sistema familiar terapeuta convenceria de que la cosa no es tan grave como ella la resenta 0 poner en evidencia ta desproporcién que existe entre el Problema referido y el estado de inimo de la madre. Es importante que el terapeuta acepte todo lo que le dicen y comience a “ver” las informaciones recibidas en términos relacionales, formulando qui- 24s ulteriores preguntas de esclarecimiento sobre ese comporta- ‘micnto especifico, para comprender la relacién que existe entre el toqueteo de la nina y las relaciones familiares més significativas. _DL_Dar consejos pedapoxicos. si se acepta el plano del consejo edagogico se termina inevitablemente recayendo en una modali.. > dad de intervencion tendiente a provecr desde el exterior solucion ‘nes magicas para el problema (tanto mas gratuitas porque se las offece al comienzo de la terapia, cuando el terapeuta ain ignors totalmente las dindmicas del grupo). Aunque fo solicite alguno de Jos familiares o lo justifique una situaciéy sostenible © ¢) Permanecerimplicado en las emociones de alguno de tne Esto no quiere decir que el terae © (Ten ere he rae ae mente, pero en este momento debe irteresarse més en tecoser he. chos ¥ opiniones de cada uno, experiencia frecuente que familias que presentan p ' graves, con exoactuaciones (acting-ous) recurrentes del pal identificado, terminan por sacudir el temple del terapeuta m Miante comportamientos muy draméticos y emotivos que se pro ducen durante la sesién. Si el terapeuta se deja arrastrar por el cli ma emocional de la familia, tendré escasas posibilidades de esta- blecer un contexto terapéutico: seré facilmente pasivizado y mani- pulado por las fuerzas homeostiticas més rigidas del sistema fami- liar, sin ninguna posibilidad de acceso a las energias positivas de la Familia, Este riesgo resulta particularmente evidente en el caso de inter venciones ambulatorias 0 domiciliarias, en el curso de una crisis aguda: podemos preguntarnos, por ejemplo, cuintas intemaciones, rEencia en hospitales o pabellones psiquidtricos (que a meme epresentan cl inicio de una carrera manicomial) podrian evitase si el terapeuta lograse permanecer fuera del remolino emotive de la ‘tisis y si interviniera decididamente para romper el circulo vicioso ite la refuerza, una vez analizadus las transacciones disfuncionales vs Magrantes en que se ven envueitos el paciente identificado y Is familiares. Todo esto, posible en el plano técnico, una ver ad ida una competencia especifica, es totalmente utdpico en una tension de asistencia piblica dirigida, como ocurre a menud>, ia una pura y simple contencién de la crisis, y sostenido por un Jo psiquiitrico que lleva. en la praxis, al aislamiento y a la fase de re- cepcién de informacion, estan las siguientes: para robar el nivel de autonomia y de respeto de los miembros de la familia, En toda familia hay personas que hablan con gran facil Gad y a veces lo hacen inchiso por otros que tienen dificultad o que prefieren no definirse. En esta fase sirviendose del espacio, de la propia inventiva y creativi: yersonal, y del poder terapéutico, Por ejemplo, hablar con un nifio no significa sélo pedirle que Fesponda, sino usar su lenguaje aceptando modalidades analogicae de respuesta, entrar en su espacio personal, hablar mientras nos in {eresamos con él en un juguete o sentindonos a su lado, impedit que los padres puedan interferir con palabras 0 con la mirada en Sus respuestas. Asi también, al comunicarse con un anciano no se Puede pedirle que dé respuestas elaporadas o abstractas, deseajadas de sus habitos cotidianos; mucho menos minimizar 0 pasar por al. Jf BI comcepto de diferenciacin ba sido minuciosamente descipto por Murray Bowen (1966), para quien el nivel de patologia familiar es proporas, nal a ia mayor o menor diferenciacin del Yo de la familia (undfforensunl Janily ego mass, Seeiin el enfoque estructural desctipto por Minuchin (1977) la situacion de travedad se evalua sobre la base de la permeabilidad o impenetrabildes Je eg ‘imites personales e interpersonales que exsten dentro del sistema familar to experiencias familiares, referidas coi comprensidn del problema ‘Ademis, en el caso de problematicas de pareja es frecuente asis- tir a la invasion del espacio personal del paciente identificado por arte del otfo cényuge. que con éuena intencién se siente con de Fecho a definit opiniones, sentimientos y pensamientos del parti cipe, evitando sistemiticamente hablar de los propios. En estas Siteunstancias es tarea del terapeuta probar la rigide: de estos me- canismos, favoreciendo ya desde ese momento una expresién mis libre de las ideas de cada uno y una demarcacién mas neta de las reciprocas autonom as, fundamentates para ta Puede realizar de un modo simple, con una observacién verbal 0 con un gesto de la mano: en otros casos, sobre todo cuando la sla familiar es la descalificacién sistemética de todo lo que el otro dice, 1a misién del terapeuta ¢s similar a la del vigilante en un crue ce bloqueado por el trinsito; deberd utilizar todos sus recursos para establecer un contexto de respeto reciproco, por lo menos mini- ‘mo, pues en caso contrario se vera envuelto en una operacién sin ‘esperanzas, “Se ha encerrado en si mis- ‘ma, ya no s¢ comunica con nosotros”, o bien “Esta decididamente cambiado, antes estaba presente en la familia, ahora esta, pero es como si no estuviera™, “Mi problema es que mis padres ya no me entienden”, “Nuestro matrimonio es un total fracaso”, etcétera. Mientras el terapeuta plantea preguntas y alignta a hablar, debe observar cémo se comporta cada uno, qué dice, y, en fin, ¢stos podrin comunicar, a veces de un mode exphieito y mas @ menudo en forma encubierta, sentimientos de hostilidad, de fastidio, le acuerdo 0 desacuerdo, de complacen © de indiferencia, En particular, son significativas las reacciones del nifo o del adolescente “problemético” mientras los padres hablan de él: en este punto un anilisis relacional de los estados de inimo y del comportamiento manifestado por el muchacho en la sesién puede Proporcionar una serie de indicaciones para comprender el pro- blema de un modo més completo. El terapeuta observa con atenci6n las reacciones del padre mien- tras habla la madre y viceversa, porque es probable que tarde 0 temprano deba enfrentarse con algin desacuerdo: también es posi- ble que el desacuerdo pase a través del nino, de un modo explic to o analdgico. Es casi la regla que una perturbacién que se mani- fiesta en un nifio sea reflejo de los problemas de la pareja. "* El te- rapeuta, por Jo tanto, puede recozer informaciones importantes ‘oyendo cémo los padres presentan el problema del hijo."”

También podría gustarte