Está en la página 1de 2

FERNANDEZ PLAZA, DAVID

REGION ANCASH

CATEGORIA B

UN ANGEL CAIDO DEL CIELO


Todos los das observo la inmensidad del cielo al levantarme. Admiro la gran
creacin. Cada maana debo ir al mercado La Victoria a traer la panca para
los cuyes y patos.

Hoy da me ocurri algo increble, siento que me observan mientras hago la


compra. La vendedora se demora atendiendo a su clientela. Volteo y lo veo, all
est l, con su mirada triste. Intento acercarme, pero tengo temor, quizs me
haga dao.

Regreso a casa casi corriendo, les cuento a mis padres lo sucedido. Ellos me
piden que no me acerque a desconocidos.

A partir de entonces, cada vez que voy al mercado l me mira, siento que
quiere ayuda. Entonces, tomo valor y me acerco. Sigue con su mirada triste.
Me pregunto: Dnde estar su familia?Estar perdido? Habr perdido la
memoria?

Cmo quisiera ayudar, pero tengo apenas doce aos, nadie me har caso.

Tomo la decisin de ayudarlo. Primero recurro a mis oraciones, le pido a Dios


me d fuerzas para ayudar a mi nuevo amigo, as lo considero yo. Yo creo
que s me escuch.

Al otro da, llegu temprano al mercado y vi a una seorita cerca de mi


amigo, pareca interesada en l. Sent clera, pero luego entend, ella era
grande, yo apenas una nia. Me acerqu y le pregunt: Y quin eres t? Eres
nueva por aqu, es la primera vez que te veo. S nia me dijo. Que mal me
sent que me dijera nia
Ahora ramos dos vindolo a l. Ves lo mismo que yo? Le dije- S, realmente
me preocupa su semblante me respondi.

Crees que podamos hacer algo por l?

-Claro, ahora mismo tenemos que hacerlo, su cuerpo desfallece, ya no hay


tiempo que perder, buscar una camioneta.

Las dos corrimos a la pista, los carros se pasaban de largo, hasta que por fin,
par una camioneta. Le pedimos que nos hiciera un taxi. El chofer acept.

Al bajar de la camioneta, vimos mucha gente amontonada, trat de abrirme


paso y llegu a mi objetivo. Lamentablemente, mi amigo haba muerto. Mi
corazn se estruj de dolor. Me senta culpable de no haberlo ayudado a
tiempo. Pero, como iba a llevar a un pelcano al mar. Yo solo no poda hacerlo,
era tan grande. El pobre animal solo se alimentaba de los desperdicios que
botaban los vendedores. Realmente, eso lo llev a la muerte, porque los
pelcanos comen las bondades que le brinda el mar, en especial el pescado.

Mi ngel guardin lleg, pero un poco tarde. Pese a este acontecimiento triste,
sigo creyendo en Dios.

También podría gustarte