Está en la página 1de 159
Todos los derechos reservados, Cualquier forma de reproducci6n, distribuci6n, comunicacis piiblica o transformacién de esta obra sélo puede ser realizada con la autorizacién de sus titula- res, salvo excepcién prevista por la ley. Dirjase a CEDRO (Centro Espanol de Derechos Repro- ghificos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algiin fragmento de esta obra. La edicién original de esta obra ha sido publicada en lengua francesa por Les Editions de T'Homme, une division du Groupe Sogides inc., filiale du Groupe Livre Quebecor Média inc, (Montreal, Québec), con el titulo Pourquoi les hommes ne font plus la cour? Autora: O Traduceién: Ana Garcia Bertrin ile Lamourére © 2006, Les Editions de l' Homme, une division du Groupe Sogides inc., filiale du Groupe Livre Quebecor Média inc. (Montreal, Québec) para la edicién en lengua castellana, © Editorial Amat, S.L., Barcelona, 2009 (www.amateditorial.com) ISBN: 978-849735-348-9 Depésito legal: B-17.782-2009 Diseiio cubierta: XicArt Maquetacién: gama, sl Impreso por: Liberdtiplex Impreso en Espatia - Printed in Spain De yp hice a ee eres te 1._Estos principes... que a ellas les gustaria que fueran azules L._zPara qué servian los principes azules? ul 2. El hombre: siti, pieza de decoracién o héroe?....... 17 3. Hacer la corte, si, pero cémo?.... peRiebiaas 98 4, sSeducir para qué? ... 13 5. Pruebas yexdmenes. 2.2... eevee eee . 47 6. Presas ficiles y presas reacias. 0.0... eee 7. Mujeres y... «poner los pies en polvorosay ss... es... 67 8. Princesas v superwomen . bese i 9. Son unos ligones, infieles, mentiroses y cobardes 85 10. Y ellas. :qué quieren? :Dénde? :Cémo?. . 101 LL. Los términos y los estilos oo. eee . 13. 12. Negados y superdotados para seducir................- U7 Del ligero al serio: las palabras de los hombres 13. El cuestionario 129 14. La imagen que tienen del feminismo...... .. 188 This one AA U3T5-XZK-SRUG 15, El divorcio y las mujeres... 66.0.6. 00s e seen eee eee +. 139 16. Lo que decimos a su espalda........0. 600.0022 005 .. 145 17, El paso que cuenta... 2.20.0. 0e cece cece ee ee ees 149 18. Sobre la situacin de la mujer libre y liberada........... 153 19. La relacin de fuerza en Ia pareja... 20. Las expectativas de los hombres .........-..--..+-- 23. Socorro, jhuyamos! ......6.6.6c0ceseereeeeeeees .. 173 24, ePufietera o Morica? ... 6... eee eee eee seen eens 181 CHG ccc pis coger enue eS exe 187 Introducci6n ¢C6mo? :Que los hombres han dejado de cortejarnos? Debo decir que no era muy consciente de ello hasta que algunas mujeres me lo advirtieron. —jMe gustaria tanto que me mimaran, que me «achucharan» que me cuidaran, y que los hombres que me rodean se deshicieran en aten- ciones conmigo! —jAh! Pero :qué atenciones? —Escucharme, saber lo que deseo antes que yo, anotarse el dia de mi cumpleaiios y regalarme exactamente lo que me hiciera ilusién. —Si, no estaria nada mal... —A mi me gustaria ser su preferida. Que cada mafiana me dijera que me quiere, que me mirara como el primer da y que se sintiera siempre orgulloso de caminar a mi lado. —Una especie de perro fiel, :no? Ah, no! Pero educado: que me abriera la puerta del coche, me ayudara a quitarme el abrigo y me retirara la silla cuando fuera a sentar- me en el restaurante. — Cémo si fueras una enferma? —No, como una mujer a la que deseara cortejar. Me encantarfa que me demostrara que le gusto de verdad, que no me considera alguien banal sino... como... como la Gnica, la mejor. —Yo, necesito que me Ilame varias veces al dia, que me demuestre wh a que me echa de menos, que necesita ofr mi voz y que soy importante para él. —Ser indispensable e «zimposible de abandonar?> di —jExacto! Eso es el amor, no? — Como una auténtica carrera de obstaculos que hay que sortear ntes de llegar a la meta? Y en la meta, :qué habra? —Ya veremos. Si consigue convencerme de que es realmente seduc- tor y que sabe conquistarme, le abriré la puerta. Si no, ;qué sentido tiene salir con él? —Si, claro. Si seré tonta... xR Y asi es como se me ocurri la idea de escribir este libro. Por lo visto seriamos todas unas romanticas y ellos... unos salidos. ¢Los poemas y las declaraciones de amor? ;Quién piensa en eso! :Las serenatas a la luz de la luna bajo nuestras ventanas? ;Siempre se puede salir corriendo! En el mejor de los casos nos regalaran un CD de su gus- to y lo pondran, en lugar de escucharnos a nosotras. Hacemos la corte dia tras dia, enviarnos flores, zunas palabras tier- nas? ;Vaya cursilada! Un mensaje, una llamada y ya jal grano! Unas pa- labras y: «Vamos a tu casa 0a la mia?» ¢Cémo han podido olvidar que somos «porcclana muy fragil>, igno- rantes del tema o poco interesadas, que s6lo los discursos refinados y las galanterias pueden emocionarnos y que tienen que cortejarnos var semanas o varios meses antes de tener derecho a darnos un beso en los labios? ¢Por qué ya no tenemos derecho a todas estas cosas? Los hom- bres han cambiado... y no para bien. sok No me estoy inventando nada, esto es —con un poco de sentido del humor, espero— lo que tantas veces escucho calladamente de otro dis- curso supuestamente liberado... pero, zpor qué tanta injusticia? Basta ya de ilusiones, jtratemos de comprender! alg = I Estos principes... que a ellas les gustaria que fueran azules aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. que el principe se compadeciera de ella, como Blancanieves, la Bella durmiente del bosque y Cenicienta, tres jvenes y bellas con un dest no incierto. La primera, condenada por su madrastra (siempre ellas, :dénde es- tan las madres?) y victima de una tentativa de envenenamiento; la se- gunda, anestesiada como si estuviera muerta, sin ningiin principe ala vista; y la tercera, a las 6rdenes de sus hermanas y, por supuesto, de una madrastra. Mal inicio para las tres jévenes. Curiosos principes encantadores estos dos reanimadores y un feti- chista que erraba por todos lados con un zapato en la mano. Sin contar con Barba Azul, que tenia varias princesas encerradas bajo Have, mientras a lo lejos resonaba un grito desesperado: «Ana, mi her- mana Ana...». Pero qué mas da, el principe no tenia mds que aparecer, pluma al viento, para que la joven se sintiera en el paraiso. Obviamente, la dulcinea era virgen, carinosa y sumisa. ;Qué queda de ese tiempo bendecido para los hombres? Y las cosas iban muy deprisa, ya que desde que la sefiorita despertaba o desde que el zapato encajaba en su pie, ellos se casaban y tenian mu- chos hijos. {Uf Podiamos dormir tranquilos, papa o mama cerraba el libro de cuentos y el hada de los suenos tomaba el relevo. ¢En qué punto nos encontramos nosotros? Por lo que respecta a los principes, los que todavia quedan no pare- cen tan encantadores como aquellos que recordamos de la infancia, y si bien sus bodas televisadas conservan cierto decoro, no todos han tenido muchos hijos. En cuanto a la vida en comiin de la pareja real, ya no po- demos seguirla en los cuentos, sino en las revistas, lo cual da bastante que pensar. Y si bien el principe azul, como personajc idealmente apucsto, siem- pre ha triunfado (ver las revistas del tipo Hola), los principes ya no son ~12~ lo que eran. Parece, incluso, que algunos de ellos son infieles, algo que ni Perrault ni los hermanos Grimm habian previsto. Por lo tanto, sus émulos son muy raros y no les espera ninguna bella, ni dormida ni des- calza. Hubo un tiempo en que nuestros pretendientes enamorados se arriesgaban mucho mis, enfrentindose a dragones pestilentes para pre- sentarse triunfantes ante su bella, cargando, orgullosos, con la cabeza de la bestia sobre su caballo. Parece que esto bastaba para enternecer a las virgenes... Muchas veces, el padre de la joven exigia pruebas sin sentido que podemos encontrar en otros cuentos y en otros lugares, como en Asia o en la India. Desde Freud también sabemos que, si el papa te- nia tantas exigencias, era porque queria, sobre todo, conservar a la jovencita en casa para que le acompajiara en su ancianidad. Esto no eran mas que ilusiones, porque, después de batallas y emboscadas sangrientas, el valeroso guerrero acudia rapidamente al encuentro de la bella, la cual se dignaba a concederle su blanca mano para que la besara. Se podria creer que estos destinos eran envidiables, ya que mu- chas mujeres atin suefian con el principe encantador, salvador, hé- roe y magnifico, si bien no a caballo, al menos al volante de un des- capotable. Y si miramos de cerca los héroes de la pantalla, constatamos, detras de los efectos especiales y del estrépito, comportamientos similares. El joven no lleva medias ni plumas en el sombrero, pero siempre va arma- do con una espada rutilante (fluorescente como sus zapatillas deporti- vas). En cuanto a la bella, supuestamente liberada, en el ultimo capitulo aparece totalmente conmovida cuando él se quita su armadura (bueno: primero, su yelmo) para besarla (mejor, ciertamente, que sus ancestros) Remarquemos que el joven guerrero siempre tiene cara de angel, bajo los rasgos de los actores mas seductores. Para tranquilizar a los abuelos que tienen dificultades para seguir la historia, en estas peliculas suele haber un personaje protector, normal- mente con barba, que ofrece su amparo. ~ 13s ¢Sera que las jovencitas se han vuelto mas sensibles a los efectos espe- ciales que a las screnatas en este nuevo escenario, de batallas sin dra- gOn, pero con un fuerte sonido estéreo y luces deslumbrantes? Los ganadores del concurso del cortejo ¢Quién entonces, a lo largo de la historia, ha hecho mejor la corte? Por lo que respecta al reino animal, de todos es sabido que, con uno o dos pavoneos, los pavos reales y, a su manera, algunos felinos, marcan un tiempo de acercamiento antes del asalto. En el caso del palomo, que tiene fama de cortejar muy bien, se le llama «desfile nupcial». Para nuestros amigos los animales, nada ha cambiado y su ritual permite a la bella andarse con rodeos (cuesti6n de educacién), La gacela se escapa, pero no muy lejos, como si estuviera diciendo: «tal vez», después se da la vuelta, mirando al macho con sus enternecedores grandes ojos. Por lo que respecta al macho, tras un mo- mento de «y... gpor qué no?», algunas patadas y, por fin, aparecicron con frecuen- cia, y yo los he clasificado por orden de preferencia. El verbo «seducir» fue el mas citado. Varios hombres creyeron conveniente dar mas sentido a sus opinio- nes y yo he tratado de transmitirlas. De este modo, para algunos, hacer la corte evoca: «Intercambios verbales, por teléfono, por carta y, ante todo, mediante encuentros en los que se habla de todo»; «Multiplicar los favores con el fin de suscitar una relacién amorosa»; «Un deporte de hombres para conseguir lo que quieren» (deporte que el mismo encuestado confiesa practicar con placer); «Despertar el interés de una mujer mostrando mi mejor aspecto»; «Hacer que la mujer se sienta be- lla e importante»; «Belleza, expectativa, miradas, fascinacién»; «Decirle a una mujer que me gusta»; «Sonreirle, hacerle cumplidos, hacerle ~ 167 ~ aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. Te Pea Con sus contradicciones y su busqueda del principe azul, las mujeres de hoy en dia gestan poniendo en peligro su vida amorosa? {A lo mejor es que los hombres, al no saber como actuar, han decidido quedarse al margen? En esta era de posfeminismo, la expresion «hacer la corte», gsigue teniendo el mismo sentido para unos y para otros? Con sentido del humor, Odile Lamourére examina el estado actual de las cosas en materia de seduccion. A partir de los testimonios de cientos de mujeres que han participado en sus grupos de trabajo, ofrece un resumen de sus insatisfacciones y de sus aspiraciones en relacion con los hombres. Después, cediendo la palabra a los hombres, desve- la los resultados de un estudio realizado entre cientos de hombres sobre sus relaciones con las mujeres. Nos esperan muchas sorpresas. .. Odile Lamourére es consejera conyugal y psicoterapeuta. Desde hace mas de 20 afios, guia a solteros y divorciados en la eleccion de su futuro. Mediante sus libros, sus consultas y sus diferentes actividades de apoyo, ha ayudadoa muchos hombres y mujeres a superar la ruptura y a vivir felizmente. Re Cee ) Tel. 93 410 9793 Fax 93410 28 44 Amat 98021 Barcelona Perm oe

También podría gustarte