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Lose CARLOS REYNOSO ANTROPOLOGIA DE LA MUSICA de los géneros tribales ala Zlobalizaci6n Volumen 11 + Teorias dela complejidad sh Coleccién Complejidad Humana INDICE. 1 INTRONUCCION 2. MUSICOLOGIA COMPARATIVA La vergleichendde Musibwescenschafty sus derivaciones Aailisis, comparacién y contexto ~ Georg Herzog romusicologia transcultueal1~ MiecatKolinsk:y ss dissipulas Etnomusicologéa wansculural I! - Gestacgn del modelo de Lomax Tncroduccidn sucinta a la Antropologis Transcaleural Etnomusicologés tanscultueal I~ Cantométics El Libro de Codities Miscelinea de demostraciones eantoméwicas. Metacritica de la azn eantométrica ‘Musicologia comparativa y transcoltural ~Situacin Y perspectivas 3, MODELOS ESTRUCTURALISTAS, SEMIOLOGICOS Y LINGUISTICOS El estructucaismo precursor de Constantin Briiloi Semiotogia de la misies. Setniologia del nivel neutro = Jean-Jacques Natier. Semiologia greimasiana ~ Eero Tsrasti ‘Tendencias de semiologia musical en el siglo XX Modelos lingistcos en etnomusicologia Metacritic de los modelos lingisticns. Modelos estructurales y lingiisticos ~ Situacién y perspeetivas 4. COGNITIVISMO Y ETNOCIENCIA cs ‘Terminologia musical ~ Ames y King... nivi6n, fesomenologia y Gestalt ~ Cael Stump 28 3 35 38 o o on 120 125 129 “7 us 159 165, ioe a) 98 203 204 206 eres, cate wean ea ica da gore wses 3 ben aren 2 1 eee 7 cat ryan inet po Ae ares Tae AN (Sotteonss tae buenos Ate 38, 2006 eerie ks bia cm (Compe ha rat orate eset Bes) so 9671256003 seri ea. eso Me Me “oo ae ea crores eens: dos ener bss ots bate Venn Tr de comma 1 206,58 Ise 967 1255.06 ‘esl, Bes ies, epee 2005 ‘eter Cas Keron Ceti de cocci Rta Feo ae (AM Cab Byres (I i ecb ene: Celi kh ede sho depo queen ay 12.725 trode etn rgenina- mes en Agen Mateo gee aaa cn cesar trea mp akg red, ca deci cc, mediante fmcon ik vrhmsunwaresinedon sel gerso rea yee ei. 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Exnomusicologia posmoderna y posvolonialismo ~ Ramén Peinski Estudios cultueales populistas— Paul Willi Mibscay seonéa cultural ~ Shepherd y Wieke- La mnsica en el orden global Posmodemisima y Estudios Culturales ~ Siuacién y perspectivas . 7. COMPLEJIDAD, CAOS Y MUSICA EN LA CULTURA Masiea y dinmica no lineal ‘Gcometsa fractal ~ Misca y dstribuciéa Vf Sistemas-L y praméticas musicales [Algoritmo genético, memética y modelos de cambio. Redes independientes de escala Modelos complejos ~ Situaci6n y perspectivas 8. CONCLUSIONES BIBLIOGRAFIA 208 219 21 240 23 - 251 252 265 2, 276 286 21 299 3i4 318 330 335 339 346 352 386 300 363 368 371 385 1. INTRODUCCION Enun poca en que las diseiplinas estin en tela de juicio y las obras de sintesis no abundan, el libro que se ofrece esl segunda parte de una vi- sidn de conjunto sobre las teorias de la etnomusicologt ola antropologia de Ja musica; st propésito es considerar criticamente un nimero representati- vo de las propuestas tedrieas de la especialidad, incluyendo tinas pocas que todavia estin en proceso de gestacién. No es un survey de las nuevas ten- * dencias, vi una introduccidn a la misica etnogedfica, ni wna narrativa apaci- ble sobre quin ha dicho qué. Es una lectura ities de esas teorias, 0, si se quiere, una inspeceisn de as teorkas etnomusiceldgieas como problemas, Al lado del tratamiento de las teorias se desarrollaré uns critica a lo Jago de tres ejes, examinando (1) Ia consistensia interna de sus ennuncia~ dos, (2) la calidad de las extrapolaciones de teoria antropol6gica hacia el campo de los estudios de la musica y (3) Ia productividad de les formula- ciones en la prictica, Esta productivided se eviluata primero en abstrac- to ¥ luego tomando en cuenta sus implementaciones de referencia, si es «que las hay. También se pondra a prueba el vendimiento de cada teoria an- te un caso-testigo. Propongo que éste se constituya en torno del adveni- miento de fa world music, del colapso de las identidades tradicionales y de la hibridacién masiva de los géneros musiciles en un mundo global zado, un escenario on ol que las unidades sociales aisladas y las culeuras peculiares de fa antropologia clisiea (jncluyerdo en ésta a los modelos hermensuticos) han dejado de existit CARLOS KEYNOSO El propésita de esta puesta a prueba es des-historizar, traer al pre- sente las formas tedricas, pues la idea no es escribir un libro de historia de ha disciplina (aunque no hay ninguno) sino construir una visién sobre las tworias disponibles, mis alli de que el significado de algunas de ellas no sea hoy el mismo que el que tuvieron en sus origenes y de que munca se Jas haya aplicado al nuevo escenario. Se pondré énfasis entonces en las es- ‘ucturas ligicas y en las eapacidades téenicas de las teorias antes que en el espiritu 0 el estilo discursivo de las diferentes épocas. Se posicionarén las teorias en sus coordenadas existenciales y habré todo el contexto que sea conveniente, pero no mas del que sea preciso. Ceeo que ésta es una opcién estructural preferible a una narracién de intimidades alojadas en archivos oscuros como la que puebla las estu- dios de historia de la antropologia de George Stocking, 0 a una exagera~ cid de la relatividad de las epistemes como la que se manifiesta en los en~ sayos histéricos de Michel Foucault, En el primer caso las minucias de la vida académica y las semblanzas de personajes quitan espacio a la teori de la que virtualmente no se habla, como si no fuera una disciplina cien- tifica lo que se historiza; en el segundo las premisas que articulan eada época tienen tanta fuerza e imponen su sesgo a tal extremo que no queda nada de las teorias historicas que hoy se pueda entender y recuperas. Hay ‘otras razones importantes que justifican mi decision: + Las worias mis productivas no necesariamente han sido las is nuevas; ciertas habilidades técnicas primarias van y vienen alo largo del tiempo y por el momento no se estén promovien~ do a nivel te6rico. En mis seminarios de antropologia de lam sica el estudio de un pufado seleeto de formulaciones eli (Herzog, Kolinski, Brailoiu, Lomax, Kubik) es, ao tras aio, Jo que resulta ser mis sevelador. ‘+ Esinaudito lo que en este espacio del saber se estima pasado de soda: el anilisis, la comparacién, el planteo de hiptess, el eva~ tamiento descriptive de la misica misma. Se sobrevalora ade- ins lo que es reciente por el hecho de serlo atin euando se des crea del progreso. Lina disciplina en la que se acepta coma ea- lificacién inteligente © como signo de actualizacion decir que una teoria es “anticuada”, “envejecida” o "superada”, o cierto pensador un “dinosaurio” independientemente de la relevancia de los problemas, del contenido de los enunciados 0 de la eali~ INTRODUCCION. dad de las teorfas, sobreestima vilnemte los valores de verdad que trae 0 se leva el tiempo (ef, Arom 1999; Agawu 20033; ‘mata de Landa 2003: 90, 136; Feld y Brenneis 2004: 463; Lor- tatJacob y Olsen 2004; Ruiz 2005: 367); imaginen que se in- tente hacer lo propio con Euclides, Darwin, Godel, Turing, Saussure o Hinstein y se entender mejor lo que intento decir. Exaltar “lo que ahora se sabe” encogiendo el ambito de ls bi- bliograffa aceptable a cineo 0 seis aos candnicos, saslaya el he- cho que lo que se sabe ahora es en muchos respectos menos de lo que se sabia antes; a los saberes que alguna vez se aleanzaron hay que dividirlos por cl nsimero de campos arbitrarins de es- pecializacién que se han definido desde entonces y restarles 10- dos los saberes profesionales que se han olvidado. Las formas tedricas verdaderamente contrastivas son muy po- eas. Cuando quienes se precian de estar al dia deseontian, por ejemplo, del comparacién, aduciendo que se trata de un géne- ro cientifico superado, lo que se propone en su lugar (el parti~ calarismo, el relaivismo cultural o epistemolégico, Ia herme- néntica, Ja ret6rica etnogeilica, la Frerauura experiencial) reac~ ‘ualiza indefectiblemente formas de racionalidad o irracionali- dad que ya han existido. Toda forma teériea reproduce plantea- mientos anteriores, que o bien son redundantes respecto a lo que la nueva versi6n lances, 0 bien han sido impugnados en su momento por razones que quizé se mantengan (v.g, Newt 1983: 52-53}, Por supuesto que entre lo emprano y lo tardo puede haber abismales diferencias de grado: noes lo mismo el raciona~ lismo de Chomsky que el de Port-Royal, 0 la hermenéutica de Ricoeur que a del siglo XVIL. Pero 'a etnomusicologia no ha te- nido semejante desarrollo y algunos de los retornos son apen sombras de sus antecesores en esta disciplina o en antropologia: 1 interpretativismo de los ochenta de la humanistica boasiana, el telativismo reciente del de Herskovits o Kroeber la etnog: fia del Vanto de Feld de bs etnogeafin de los sentimientos de Radeliffe-Brown, el individualismo metodolégico de Rice o Martin de Is concepcion psiquistrica de Sapir, la eritica posco- lonial de Kisliuk de la antropologia critica de Hymes, Jaulin o Leiris, a semiologia cognitiva de la psicolog{a gestitica, la hi- bridacién de Canclini y Pelinski de la de Herzog o Tracey, el contextualismo de Blacking de lo que se viene haciendo desde Junod (1897), la fenomenologis de Gourlay © Ruiz de la de Scholte Stumpf, En ninguno de estos casos serfa justo decir que la version mas nueva es rotundamente superior. En este li- bro, por ende, la mera actualidad de una propuestatedtica no se consideratd un valor agregado. Cuanto mas recientes sean las tcorias, mis se les demandara que entreguen lo que contando, con los recursos actuales deberian proporcionan, No sera éste ua libro escolar que describs las teorias imparcialmen- tes es un ensayo critico, puesto que hay una batalla cebrica ahi afuera y es preciso tomar partido en ella. Este y otros textos constituyen enclaves en un cuerpo intertextual que ha sido particularmente agonistico. En este campo de vectores ideolégicos una teoria se posiciona no tanto en rela- cidn esteatégica con su objeto, sino en confrontacién téctica con otras, con las cuales comipite en un juego de sums cero. El juego consiste me- fos en superar al adversario que en descalificalo; con alguna que otra ex- cepeién, nadie ha oftecido una teoria que se consuele con ser comple- sento de otra y han sido muy pocos los que han promovido sinceramen- te la diversidad de puntos de vista En esta disciplina, atin més que en otras, raras veces un estudioso di- «ce simplemente lo que tiene que decir sobre su tépico declatado de eleccibn; icmpre hay una propensidn a atribuir a alguien que sostiene una teo- ria distinta el papel de antagonista, garantizar que el ertica se vea superior al criticado, poner una marca en las posturas que se quiere deslegitimar, anunciar que se estd gestando un orden nuevo, dramatizar los obstculos a veneer, magnificar los logros o las promesas de la propia escucla. Algunos de esos gestos, en paticular los tres tiltimos, han devenido imperatives in- cluso en las solicitudes de financiacin cientfiea. No es de extrafar que en casi «sta polifonta bajtiniana cada enunciado devengs alegsto, cada conclusién vn veredieto, De niin modo este libro es una exceptidn. No es tampoca el inico que se escribe sabiendo que en las ciencias blandas ass lx cosa, pe- 10 sis uno de los pocos en los cuales eso se admire y se establece como ho- Flaonte presuposicional permanente para que el lector sepa a qué atenerse Habia dicho que las disciplinas estin en crisis. Lo concreto es que la actividad te6rica en antropologia de la musica, que nunca fue muy vi- gorosa, se ha ido debilitando en las sltimas décadas. Sin ella, la eseritura disciplinar esta mutando en otro género, diseiiado con poco disimulo pa 2 Intaopucci6n raacreditar la cuota profesional que los investigadores deben cumplir pa- ra mantener su estatuto. Hay rutina y desercanto, sies que no regresién, No es entonces momento de seguir promoviendo el espiritu de té canas- ta que acompaia 2 los simposios corporativos de la SEM, el ICTM, la ESEM, la IASPM y otros nucleamientos. An cuando se haga cl esfuer- 20 por recuperar lo que haya de recuperable en la teoria que fuere, con las ideas que no se demuestren fecundas no habra en este libro mayores simpatfas; a fin de cuentas, el nivel de calidad de la disciplina en mat de produccidn tedrica se encuentra desde hace tres décadas en sus mas ba- jas cotas histéricas, Entiendo que las teorfas dominantes (provistas desde paises que también lo son) tienen su cuota de responsabilidad en el esta- do de cosas. Es hora que al menos se documnente que no todo el mundo esti satisfecho con su mereancia, recuperando puntos de vista que ayuden a pensar en alternativas y a suseitar resistencias, y no qute meramente nos permitan relajarnos y gozar de la sitwaciéa. A despecho de su componente pasional, la visién eritica que me he impuesto es uns pieza clave en la oxganiaaciéa formal del campo tedrico Sucede también que a medida que escribo libros sobre teoria voy apren- diicndo que las formas I6gicas son mury pocss y que algssnas (las del evo~ lucionis, la hermenéutica, el andliss, el estructuralismo, Ia compara- cid, l individvalismo metodolégico) vuelven ciclicamente una y otra ‘vez en ropajes apenas distintos. Algo que he subrayado permancntemen~ te on mis citedras, sean de tcoria antropoligica, lingistica, semigtica, ciencias de la complejidad o arquitectura de software, es que las varieda- des teéricas mayores son las mismas en todas las disciplinas, cualquiera sea la materialidad de su objeto. Sino han tabido innavaciones tedricas radicales en los tiltimos afos es quiz porque el espacio de posibilidades se ha colmado y sélo queda volver a hacer lo que ya se ha hecho, ins ciar una clase que ya existe fe ensayo no es entonces una galerfade ideas curiosas a través del tiempo, sino una tipologia de las esteategins ms 0 menos posibles aqui y ahora. Tampoco es un catélogo de problemas, como el libro de Bruno Nett (1983), en el cual, a despecho de su excelencia, la categoria de pro- bblema se mezela con entidades que son mas bien temas de investigacién, enfoques, paradigmas, técnicas, géncros ensayisticos, métodos o varieda- des tedricas. Mi definicién de problema no ecincide con la idea que se tie~ ne de la nocién en ciencias sociales, donde por otra parte jams ha habi- do siquiera una definicién del término. B Un problema, ral como se concibe en teoria de autématas, consis- te en determinar si una expresion pertenece a un leagusje (Hoperoft y ‘otros 2001: 31), Hacienda a un lado los autématas, que se intuyen feos, se trata de una definicién elegante que ademas no impone en absolute tuna chabora inferenci n axiomstica, una notacién simbélica o wna clase particular de sta puede ser analitca, sintética, emergentista o hermenéuti~ 5, no importa, En la evaluscién de las teorins, intrextuals eve comepto equivale a investigar si ellas pueden o no aleanzar los fines que declaran ‘en fancién de los medios que han escogido y si una determinada conclu- sin se sigue de los razonamientos que se han deseavuelto. Imaginando que la reorfa es una especie de gramitica, de lo que se trata es de determi- nar si ella puede generat la expresién represencada por el caso en cuestién © por la generalidad de los casos. Aunque yo he de aplicar a las teorias tuna mirada distante, esta forma de interpelacién establece la garantia de una critica interna. Este es en definitiva el método, Por ¢50 me atrae menos invitarlos a perderse conmigo en el labe- Finto de las expresiones, que son infinitas, que deslindar cules son las clases de lenguajes subyacentes a las toorias, clases que, a la escala apro- pada, son como se ha dicho muy pocas (ef. Reynoso 2006b). Importari ‘menos ada vno de los argumentos que alguien profiere que el eventual pateGin recurrente que él o ella impone a su argumentacién, Espero en- tonces que el libro sea de utilidad en la comprensién de las posibilidades formales del campo tedrico, més alki que una u otra ceoria opte por ex- prosarse en regisiros que en apariencia son de orden estético 0 narrativo, 4que todas hablen la jerga idiosinerssica de una disciplina rara y que esos factores se contagien la critica que las confronta, En el volumen anterior de esta serie analicé los modelos evolucio- nistas, la escucla histérico-culeural, la antropologfa de la nnisica contex- twalista, las corrientes interpretativas la fenomenologia, la etno- y Ia so- ciomusicologia de la performance. Los modelos que se investigan en este Volumen son los de mayor dificultad de tratamiento, sea por la densidad de su ret6rica, por la magnicud de su desarrollo o por la complicacién de sus métodas. Los de caricter mis técnico iavolueran ciertamente teorias de la complejidad en un sentido que se explicaré més adelante; fos mas discursivos son en general ancagonistas de aquéllos. Entre todas esas teo- ras media también una mayor diferenciacidn en el lenguaje en que se ex- presan yen el que es necesario utilizar para watarlas, por lo que serd pre- ciso conmutar de e6digo casi en eada capitulo, Portal motiva, ls longicud 4 peRODUCCION? de las divisiones del libro guarda menos proporcidn con el peso relativo de las diversas teorias que con Ia escala de razonamiento y Ia naturaleza del estilo que resultan adecuadas para hablar de ellas. ‘No ha de encontrarse aqui una exposicisn esmerada de las teorias propuestas en antropologia sociocultural, en antropologa lings dlisciplinas ain mas primarias como lingiisica general o semiologia trans-disciplinas como las ciencias de la complejidad y el caas, 0 en anti- disciplinas como los estuclios culturales, No es que es0 no resulte rele- ‘ante; por ef contrario, lo es demasiado y por tal motivo invito a tratar el asunto con més detenimiento en otras lugares (Reynoso 1991; 1998; 12000; 2006b). Se hard alguna excepcién cor nos pacos rudimentas de antropologia transcultural, antropologia cognitiva, ciencia cognitiva y di- nnimica no lineal, que siguen sin formar parte del syllabus etnomusicol6: ico; de estos temas tampoco hay bibliografiaactualizada en espaol que pueda ser dei en su aplicacién a la misica. Aqui se proporcionars eaton- ces alguna propedéutica lo mas sinética y funcional posible, ao tanto pa~ rm introduc Los asuntos (el libro no es introduetorio} sino pata que los sazonamientos y Ia valoracién de las pruebas achucidas satisfagan todas sus etapas demostrativas sin sobreentendidos. ‘A pesar de aquellas exclusiones y de unas pocas exploraciones tsns dlisciplinarias, spiro a que éste sea un libro de reoria antrapoligica a secas, sélo que aplicado a un sistema simbélica particular. Sila mayor parte del tiempo se habla de musicologia comparads, emomausicologia © antropolo: gia de la misiea, es porque el estudio de ese campo sc ha inseripto eircwns- tancialmente bajo esas denominaciones, instinicionaljzindose como una dlisciplina insular, egentada por personajes qce en ela son celebridades pe- ro de Jos que casi ningGn antrop6logo sociocaltural ha oido hablar janis El orden en que han de cratarse las diversas eortientes no es ef dia- 1 criterio de organizacién erénico, salvo en el interior de eada seccién de los capitulos seri de naturaleea formal y no de correspondencia ve cuencial con los hechos histiricos; se ha min mizado también ha informa ida de earseter hiografico, institucional o aneedtico, salvo en los casos ‘en que datos de esa indole leven a comprender mejor los escenarios eps: témicos, la circulacién de las ideas, la dinsmics de las modas, los credos sectarios, la vehemencia de los argumentos, as motivaciones de sus peo tagonistas, su origivalidad o su falta de ell No es éste un manual en el que se resuman didesicamente ls teo ‘as, como por momentos lo ¢s el de Cémama de Landa (2003; 2004); en CARLOS REYNOSO tado caso ¢s un complemento de los textos primarios que tiene su propia agenda en cuanto al tratamiento de las euestiones epistemoldgicas y en cuanto a situar las diversas teorias en la tabla peri6dieca del espacio total de posibilidades. En algunas ocasiones me extenderé en la paréfrasis de las teorias originales, pero seri a efectos de que se pueda apreciar pandp- a mejor lo que otros criticos y yo tnismo tenemos que decir a su respecto. No doy por seatado que se ha- ticamente su arquitcctura y s¢ cutie yan leido las fuentes, pero si que sc las vaa leer mas temprano 0 mas tar de para que lo que aqui se discute sobre ellas gane plenitud de sentido y se pueda estimar su correspondencia con lo que todavia me obstino en llamar verdad, Tampoco habri mucho comentario de estudios de casos, « menos {que esos casos sean ejemplares etnogeilicos cuyo tratamiento posea valor te6rico general. Los estudios de casos han sostenido un monopolio indis- putado durante mis de treinta aos y es shora tiempo que otras voces se jin de esos estudios mantiene y re- sumen a su monélogo. La prolife produce, aunque con otro signo, el mito de la acurnulaci6n lineal del co- nocimiento: cada estudio se supone suma elementos de juicio, enriquece un fondo de supuestos, suuministra datos, abre un camino que otres pue~ den recorrer, Atin los n cescriben en vez de Hamarse a silencio, nihilistas conservan estos supuestos y por eso Como hemos comenzado a entrever en el primer volumen, esti claro hoy que el proyecto de narrativa exotista ha aleanzado un grado de saturacién, y que lo que se ha produeido y sigue produciendo es una mu- chedumbre de etnografias descriptivas todas parecidas sobre sociedades aque se reputan todas inconmensurables. Que sean die2, eien o mil da lo Inismio porque (como diria Bateson) no hay entre elias, a nivel te6tico, di ferencias que hagan una diferencia, Esta redundancia es funcién de una escala: si se feen cuate 0 cinco einugraffas musicales puede que no se la divise; si como me ha tocado hacerlo se examinan docientas, garantizo que no se percibe otra cosa. Como se ha visto en el otro volumen, hace ya veinte aiios Clifford Geerte seiialaba Ja misma situacién en antropologia (1989: 101, 104, 106), Ep etnomusicologia tampoco se avizora wna luz al otro lado del tanel;es- amos, como dice Bruno Nettl, en una meseta (Cruces y Pérez 2003}, A veces pasan aiios sin que nadie publique un aporte tebrico en Ethromu- sicology y la comunidad no se da siquiera por enterada, Por el contratio, todo es motivo de celebracién; tomanda unos pocos vohimenes al azar de INTRODUCCION esta revista consagratoria, se encuentra que los reviews de la produccién, contemporines estin salpicados de expresiones de cortesia y aplauso; de nueve de cada diez estudios eomentados se dice que “isthe place to start”, “provides an important contribution to the existing literature”, “makes {fascinating and provocative reading”, “takes astep forward” (vol 49 n° 1), “tis| 4 pleaswrable path to a sustainable future”, “paves the way for jurt ber studies and research” (vol 44 n° 1), “will be of significane use to scho- lars” (vol 49 n° 3), “will inspire other researchers", “{has a] tremendous value for the music researcher” (yol 44 0° 3) y asf sucesivamente, La acti- tud posmoderna que subyace a muchas de estas metéforas evaluativas de semblante moderne promueve la reflexividad y deserce de la idea de avance cientifico, pero cuando se trata de sus aropias ideas estd dispuesta a hacer tna excepeién. Ningtin texto de cconia puede ser neutral y a esta altura ya se habra inferido que éste tampoco ha de serlo. En este sentido el libro que se es- 4 por leer es discordante, no sélo porque expresa una visiGn desde la pe riferia, Por un lado, reconoce un acuerdo sustantivo con pensadores vi vos que hoy estin en minorfa: Bruno Net), Jean-Jacques Nattiez, Regu- ta Qureshi, Simha Arom, Kofi Agawu, Gerhard Kubik, Rolando Pére2, Martin Clayton, Michael 'Tenzer, Por el otre, encarna una respuesta al cial, Ia apoteosis posmodernismo, la incerpretacién, la liceratura experi del trabajo de campo y [a easuistica reflexiva, Siento que esas corrientes, han cristalizado un habitus que desvis la atencidn de algunos fundamen: tos que nunca fueron dptimes pero que al menos podian mejorarse un poco. En su lugar se instalé un discurso que reproduce lo mismo que se ha dicho en antropologia general, exclusién dela musica inclusive. Es por ello que me importa presentar ia mayor variedad posible de formas de nto y accidn en un momento en que, por coaceiones que tienen con el mercado que con la ciencia, muchos estudiosas prefe- pensam nis que w adseribir al género discursive regla- tirfan dejar las cosas como estén mentario, monoligico como ningiin otro lo hr sido, Ocurre también que las teorias que a mi modo de ver son técnica mente las mis productivas han sido poco clocuentes respecto de sus pro- pias razones y mas que superficiales en ef conocimiento de las alvernati- 8 que rivalizan, Me impongo por tanto, como lo he hecho siem las que trato, pre, la tarca de conocer hasta el siltimo detalles teorias de tanto mas cuanto mids opuestas sean a la posicisn tedrica en que me sitio. No quisiers inewrvir tampoco en el sindrome de Marvin Harris (1978), quien elogiaba 0 repudiaba las escuelas tedricas en funcién de su simili tud 0 desemejanza con su propia estrategia: por mas que mi postura se ‘oponga a una o 2 otra, en las critieas particulares no juzgaré a las teorias sometiéndolas a reglas que no sean las que ellas mismas se han impuesto, ni las havé decir palabras que no hayan dicho. El problema es que las mismas palabras pueden significar distintas cosas en funcién del lugar desde el cual se las pronuncie. Palabras como hhegeménico, convencional y ortodoxo se han convertido en defcticos y cada quien fe asigna los referentes que su enclave le dicta. Advierto al lee- 1n esos rérminos euando aqui se los tor que verifique a quignes se refic use, no sea que se lleve una soxpresa. El posmodernismo, que comenzs siendo una doctrina antihegeménica, critica y heterodoxa se 1ornd en to- vlando frases do lo contrario el dia que se convittié en commodity, ati hheclas en lugar de ideas frescamente pensadas y perdienddo capacidad de referirse a cualquier objeto que no se aviniera a see tratado como texto En todas las universidades que conozco, los profesores inclinados a su fa vor exigena sus discipulados que se atengan al dogma; el problema es que ia tebrica éste se agota en una heuristica negativa, y las nuevas ge neraciones ni siquiera conocen de primera mano las teorias referidas en su critica, a las que tienen empero el deber de deconstruir como si fuera Jo Gnico y lo mas urgente que puede hacerse hoy en estas disciplinas. ‘Ya no estamos ni en 1964, ni en 1973, ni en 1986, que es cuando se publicaron The Anthropology of Music, La interpretacién de las eulturas y Writing culture, los hitos que marcaron a fuego los ble. Al contra no se consideraran ls modalidades contextualistas interpretaivas y pos ites de lo posi- io de fo que ha sido el patrdn en esos y otros libros, aqui modernas como un desafio al orden establecida (que es como ellas toda via se ven en sus espejos), sino como lo que han Hlegado a ser: la encarna~ ‘in décil de ese orden, el disefio de investigacién que se presume por de- 195 modos tebrieos constitu fecto, la voz del pensamiento tnico. Acaso yen el canto del cisne de la ernomusicologia tal como la conocfamos, pues los investigadores mas jévenes de espivira humanistico se han lnnzado en éxodo hacia los estudios culturales, mientras los de propensidn mas cien- tifica se estén yende hacia la ciencia cognitiva o el modelado computacia- nal. Ni siquiera el objeto es ya lo que antes era. Con la globalizacién han desaparecido tanto los xéneros tribales como las razones que ataban fa antropologia de Ia miisica a Ia antropologia general, cualquiera fuese su signo teérico, La duda que tengo es si la huida es la decisién mas sensata, Lo que de hs n juego ahora no es otra cosa que la miisiea misma, la tsi cculturas, a la cual fa visi6n que no sin motivo amo aqui dominante (cs~ sille tudios culturates inclusive) se ha empefiado en eseamotear, porg gata a bablar de ella tendiia que analizarla, compararla con otras, interro- ar los saberes que hacen que sea come es, wstar con un objeto, explicat Jo, restablecer la ciencia en alguna medida, Aungute sospecho que ric em bbarco en tna empresa vana, la recuperacién de los saberes perdidos y la impugnaci6n de las visiones que niegan juntamente la rmisica y la ciencia 2. MUSICOLOGIA COMPARATIVA Como bien se sabe, vergleichende Musikwissenschaft significa mu sicologia comparativa y era el nonibre antiguo de lo que después fue et nomusicologia y luego antropologéa de la miisica, Ms al de las varian- tes te6ricas y las tonalidades estilisticas adoptadas por quienes practica ban andlisis primero y comparacién después, esta iiltima era una eta fundamental, acaso el objetivo, dela elaboraciéin eientifics, A mediados del siglo pasado Jaap Kunst propuso eliminar el calificativo “comparati- va" del nombre de la disciplina, porque toda ciencia es comparativa ~dle- cia~ y nuestra ciencia no Jo es mas que otras (1950: 7)! Tras una fase de analisisdisefiada especificamente a los fines de una ior, el trabajo culminante del mécodo comparative de- bia ser un modelo estadistico, no tanto en el sentido del edleulo y la cuan tificacién, sino en el de la reduccién del desonten a través de operaciones que cuando se las miza bien se descubre que son todas inductivas: cosre laciones entre estilos musicales, organologia 0 estilos de danza y rasgos 1. Nunca estuvo muy claro, a deci verdad, que quiere decir “comparacisn”, pues ent ‘otras cons el ermine no fue jams defnido formalinent, confisnda en gue todo el sau dd sabe de quése trata. Aqui eptaré por un eonvepto que contempla operaciones de eae inductive, conn las que se manifistany aniculan en lor modelos estaisicos de die svevsas diseiplinas; dejaré no obstane el térinino ta indfinida com siempre lo stave, stunque un poco mis sarpade de conscevencias, culturales, definicién de éreas o grupos que comparten caracteristicas co- smunes, sistematizaci6n de las variedades estilisticas, evaluacién de pare- cidos y diferencias, reconocimiento de patrones, sfntesis de los conoci mientos fundan entales, generalizacidn de los datos conocidos, buisqueda de pautas que conectan, Tres tareas que se incorporarfan mis tarde son del mismo género de induccién: el ajuste de las nomenclacuras, el dis del modelo de datos implementaciéu de las ba es correspondientes Al menos scis operaciones analiticas esenciales también dependen de un ‘marco comparativo: construir el inventario de los géneros de una cultu 1, establecer Io que la mnisiea de una sociedad tiene de particular en con- traste con otras, dar cuenta del cambio musical y precisar su naturaleza, ident ar estilos exigens 0 hibridados, abarcar en una visi coheren- te unt ndimero més a menos grande de aconces mientos y discutir enfo~ ques tedricos alternativos Salvo la descripcién del contexto, la interpretacisn y Ia narrativa autobiogratica del choque con laalteridad, no se me ocurre ningiin traba~ je conceptual importante que pueda preseindir de Ia comparacién en los sentidos que acaban de referirse. A despecho de los énfasis contempors- neos en la reflexividad, muy pocos autores han percibido que la compa~ racién es inevitable: un poco Bruno Nett (1983: 52-64), algo més Walter Wiora (1975) y bascance més Martin Clayton (2003: 66). No necesaria ‘mente la comparacién implica operaciones externas a Jas culturas. La mas ella apologia de la comparacién como tactica interna fue inscripta ines eradamence por Clifford Geertz, antes que en nombre del conocimiento ‘cal l decidiera devaluar la idea. Vale la pena citarlo en extenso, omitien- do ua par de referencias eircunstanciales a la religisn Lacesperanza pars ls conelusiones generales en ese campo no radica en akg 1s similcud rasceadental en el contend de la experienc 0 en fa forma de Ia conducta de un pueblo a oto, o de uns persona a otrs. Radics en el hecho, © cen le que ya creo que es un hecho, de que el campo sabre el eval ere conten ddo.0 esa conducta se extiendle na et una mera eoleseidn de ideas y ¥ cts, sino un universo ordenado, euyo orden descubricemos precsamente por comparas con alguna ciecunstancialidad, casos tomados de diferentes pac- tes de él. La tarea central es deseubrit,o inventa, los términos adecuados de Ja comparacién, los marcos de referencia apropiads dentro de los cuales ob- servar materiales fenoméaicamente dispares de manera sal que su misma dis paridad aos conduzca a una comyprensién més profunda de ellos... Vistas ala luz apropiada, las mismas difercacias son lo que los concctan (Geertz 1968 54-55), MUSICOLOGIA COMPAKATIVA MBés todavia, en “Persona, tiempo y condueta en Bali” de 1966, Geertz sostenfa que la comparacién permitia comprender mejor las cul- ruras individuales, debido al eardeter genéricamente humano de ciertas En euslguier social ot niimero de esructurascultuales das y frecuentemente-usadas 65 extensadamente grande, de manera que dis evn an ls mis importantes y establecer las elaciones que pudieran tener ices es una tareaanaltica eossiderabe, Pero la tavea se ve alggn tanto a isvada por el hecho de que cieras eases de estracturas y certas cases de r= jones entre elas se repiien de una sociedad a otra por la senilla razdn de aque hs exigencise de orientaciba 2 que sven son genéricamente humans (19872 301) Ain reconociendo y decumentanda con exhaustividad las diferen~ cias, el primer supuesto esencial de todos los comparativistas a escala ge- neral es el de una irreductible universalidad a certo nivel de andlisis. En tuna ciencia comparativa, implicita o expliciamente, lo que se compara son variedades de lo mismo: si todo es diferente no puede haber compa~ racién; pero sin algin grado de comparacién no hay diferencia que pue dda establecerse en primer higae 0 estimarse nego en su debida magaitud. Otro supuesto clave, acaso mas importante, es el del reconocimien to de la diversidad tedrica; nunca Alan Lomax, por ejemplo, se molest6 tmologia transculeural murdoc ‘en cuestionar Ja teoria le nadie, jam kiana negé la legitimidad de los estudios boasianos en profundidad. En imos se originaba buena parte de su materia prima comparativa, y pura o reprocesada en términos etic deeategorias culvurales, co ‘mo en los fichetos de los HRAF. En el plano de generalidad y en el s20- go conceptual en el que opera, ua punto por eacima de la deseripe fentemente tolera y convive simbiética el anlisis, ln comparacién inh mente con perspectivas de més bajo nivel, Es curioso entonees que a lo largo del tayecto que comienza en la musicologia comparativa beelinesa y prosigue en la antropologia de la ion se haya desalentado y a veces itisiea norteamericana, la compar prohibido. Ya en los tiempos fundacionales, Boas proclamaba que “antes de hacer extensas comparaciones debemos aseguramos que los fendme- ros son comparables” (1896: 903). Semejante mandato encubsia al menos tres contrasentidos esenciales: que la mera observaci6n de la altecidad ya presupone un marco comparative de tipificaciéa, que el hecho de estable ‘CARLOS REYNOSO. er la incomparabilidad de los fenémenos implica un grado no trivial de somparacién previa, y que nada es compatable o incomparable en abso to, sino en relacidn a un esquema categorial y a una escala qui se pue tlen escoger y reajustae arbitrariamente Cuando Kunst quité la palabra del nombre de la disciplina, la com: paracidn se fue con ella. Mantle Hood, Leonard Meyer y John Blacling Pensaban que las comparaciones debfan posponerse hasta que se dispusie- 12 de descripciones adecuadas de los sistemas individuales. Como puede sospecharse, esta postergacisn era por dictamen uailateral y por tiempo indeterminado; para que el momento comparativo no llegara jams, bas- ‘aba con no precisar cuales podrian ser los parémetros y valores de la ade «uacidn descriptiva, lo que en efecto nunca se precis6. Hood sostenia que ‘ retrospectiva parecfa un poco tonto [sie] que los pioneros del eampo se dediicaran a la comparacién antes de comprencer debidamente las miisicas Acomparar (1963a: 233-234; 1971: 349). Y todavia en 1969 aseguraba que “todavia se debe estudiar sistematicamente un gran niimero de cultur antes que los métodos comparativos puedan dar a la musico- logia una verdadera perspectiva de amplitud mundial” (1969: 298), Jobn Blacking afirmaba que una comparacién superficial podia concducir a interpretaciones indebidas de parecidos y diferencias, dado que dos misieas pueden parecerse pero los concepts y conductas que las Reneran podrian ser diferentes; 0 dos miisic as podrian sonar distintas, clo sus significados los mismos (1966: 218). Un tazonamicato de Leo. nard Meyer; a despecho de sus diferencias tedticas es pr tivo ticamente idén- Las apavincias a veces pueden ser engaiosss Por ejemplo, puede parecer que dos caltras emplean Ia misina estructura de esl, poco esta estetura puc de ser in spretada de manera distinta por los embros de cada cultura. Ala sica de dos culuras puede emplear material muy distin, pero tos mecanismos subyacentes que gobiernan la organizacién pueden ser las tmismas pars ambas (Meyer (960: 49-50) 2 ae razomamicntos de Blackng y Meyer de remontah a Pant oss: ine aso de pi eto, ext liner argumentatisa destuye sus propiashipitesi sobre los determinant es exgranados en la biog fos autores han sabi sea (6 povtian lo ejemplo de ess dichosas “eas igusles com siguilicadas dint” 360 inplique una comparneién ya constr, fas estucturas defo musica y sobre los uniersl En ninguow de los tes ates, de todos modem, Hg a haces ns 24 MuSICOLOGIA COMPARATIVA En estas instancias ya puede entreverse que estos estudiosos se oponen a fa comparacién porque en el primer caso se exige un conoci eno de las entiiades a comparar que equivale a la adquisicién de Is Competencia performativa de los ejecutantes de cada una de las misicas incervinientes, en el segundo ef marco inmersionista boasiano no alberga tuna técnica que pueda realizarla y en el tltimo se ignora que lo que se po- dria comparat son tanto estructuras musicales como contextos, concep tos, conductas, significados y mecanismos subyacentes, 0 sus relaciones reciprocas, por poco que se coordinen las eategorfas y se contemple la realidad desde un cierto nivel de abstraccién (Nett! 1983: 52-53) Cada afio que pasa esas posturas probibicionistas lucen mis auto- ritarias y cortas de miras. El primer problema con ellas es que la compa raciGn, en tanto puesta en contraste del material que se tiene entre manos, far ater premature: lejos de nega fa cult como una jamais podria Megara s ; dad separa, esa operacincogaitiva primaria que la constituye. El n resulta interdicta, sino segundo problema es que no s6lo lx comparsc ner : lis en primer hugar. El ter~ cualquier operacién etic que la sustente, el ana eno on mucho el mis grave, esque ha sido precsamente esa clausteo- filia particularsta la que ha dejado a la disciplina sin armas teéricas fren- teal fendmeno de los cambios globales y sin relevancia frente al escena- rio de las sociedades complejas: Ia globalizaci6n ha sido a todas luces un cuando ella estallé la disciplina sencillamente ca- anivel general y proceso anivel Lauiieh recia de toda capacidad operativa en ese plano, Los antropdlogos de Ia trisie estaben miranda hacia el interior de unidades sociales de dudosa cxistencia, hacia textos ajenos o hacia si mismos, en vez de mirar hacia donde debian, i Como quiera que sea, Ia comparaci6n terrrind seaando sala pren- 1 sobre todo a partir de la década de 1960. Alguras veces los teérieos im- ee fan la comparacin consriecionesimpraciables, werdaderas qui- .s metodoldgicas. Steven Feld (1984), por ejemplo, instaba a la “com- én de aspectos profundamemte contextualizados”, sin suminiscrar paracién de aspectos pi ; d cl mis leve ejemplo de como algo asi pode levstse a cabo, Bn sus eri cas ala escuela comparativa de Berlin, Enrique Camara de Landa incurre cn un error anélogo, que es el de asignar a Iss operaciones comparativas, inherentemente sintéticas, exigencias hermenéuticas que solo serian prac ticables o relevantes en estudios locales en profuadidad; segsin este autor, el problema consistia en que los estudiasos berlineses “no conocian las culturas cuyos productos sonoras confrontaban, fo que equivale a decir 25 que no conocian el significado originario de lo que comparaban”. Les fal taba el principio metodologi i x > esencial la observacidn participante. No conseguian por ello “desentraiar el verdadero significado consensual que conferia razén de ser a los fendmenos musicales en cada sociedad” (Ca- ‘mara 2003: 67). Me resisto a deconsteuir este non sequitur, correlative a tuna actitud que ha dictaminado la universalidad del significado como va- loc inapelable y como nico tema posible de indagacisn. Esti claro, ade~ mis, que ochemta aiios de observ. St acién participante ni han resuelto los problemas de la comparavién, ni ha : 1 desentrafado a fuerza de semi 3) ni siquiera localmente, nada que se parezca a la razén de ser de las e5- ‘ructuras musicales observables, = tras veces los tesricos parecfan mis interesados en sumarse a la moda que se insinuabaen el hovionte queen conbuire ee nec tabajo cientifico que petmitira operae razonablemente sobre su objeto as proporcionar miliples referencias opuestas ala ides comparative, Alan Merriam, por ejemplo, eta con aprobacidn una definicién de la dis, siplina que refleja ef descontento ereciente “de estudiantes y profesores alrededor del mundo por ... el método cientifico” [sie] y que “enfatina quia, las cosas por venit™: “La etnomusicologia es la viencia hermenéu Se del comportamiento musical humano” (Mertiam 1977; 244) Obs mo gesto ideoldgico, alguien que se sabe influyence cxcluye la comparacién del campo de incumbencias y homologa la def n'cidn de una ciencia no pluralista, completamente sesgada en un solo sentido tedrico. Sise vuelve aJeer la cadena de razonamientos de Merriam se perce que aungue él sigue bablando de una ciencia hermenéutiea, no considera gran problema ni que en la disciplina solo haya lugar para u a s6lo haya lugar para una tniea postura, ni que el métedo cientifico se pierda junto con la compar racidn, hy algo que queda claro en todo esto: cooptado por le herme- neutica, el contextualismo suprime el trabajo « el trabajo comparativo, o al menos Pretend hacerlo sin preguntarse rellesivamente qué clase de prictcare- ia de semejante mutilacién. Insélitamente, la disciplina en su con- junto (o al menos su capitulo icano) se dej6 expoliar de un: sunstaneial de sus re oe tancial de sus recursos sin oponer resistencia, Eso, y no la compara- cin, fue lo verdaderamence tonto y prematuro, Suele desconocerse que M # que Mersiam se arrepinti6 de su exceso y reba- bits con firmeza la compa a cin y el anlisisen un texto poco citndo, a &kimo articulo, “On objections o i v, “On objestions to comparisons in Ethnomusicology” de publicacién péstuma: * Ae %6 !COLOGEN COMPARATIVE jo eseructarsesclaramente tie~ Mi propésite x que recordemos que los esti hen su lugar en la antropologi, que tals estadios conducen naturale inevita blemente« la comparacion de estructura, y que tales comparaciones pueden, bajo cicunstancias especifca,levar'a un eonocimiente nuevo y més ampli de la sia... Si hemos de aprender tanto cuanto sea posible y de la mane- ta més conémica sobre la masica como fen6meno sociocultural, entonees no poems excluisnos de eualguierertratexia exzanable. Para que no haya Tenvendidos, deseo eeterar que la etnamusicologia es para mi el estudio de la + duc e90 a0 excivye ef esto de Ia forma, De hecho, risica como cultura, ‘no podemos proved sin 6 (1982: 175, 180) arse a una moda anti-comparativa, [A pesar de las presiones por pl ; aque no hace rnis que revelas el caricter represo: y exclusionista de las teorfas dominantes en el Gltimo medio siglo, algunas comparaciones pu blicadas han sido Kicidas y productivas, pero, como lo hace notar Bruno Neth (1983: 62), todas elias son ad hoe. Aunque parezea ins6lito, no ha existido ni existe en la vertiente norteamerieana de la disciplina un méto- ddo comparativo totalizador genuino, con las solitarias excepciones de las sistematizaciones de Mieczyslaw Kolinski y la cantométrica de Alan Lo max, ambas prefiguradas en los estudios de Georg Herzog. La diseiplina aque naci6 con la palabra “comparativa” en su mero nombre, no posee hhoy una normativa consensuada capaz de orieniar la comparacion mis elemental no sdlo en la gran escala, sino en alguno de los sentides expre sados en el segundo pirrafo de este apartado, ‘Aunque detesto las alusiones experienciales, debo decir que esta si- tuacién me produce una sensacidn casi de embarizo, comparable a la que Ia defeccidn de la psicologia transculvural. experimenté hace afios ante 7 ‘ostumbraba ser= Muy al principio de su historia, esta disciplina mit viese de recursos procedentes de la antropologfa; pero a medida que ésta fue restringiéndose a estudios particulares “en profundidad”, a aconcect rmientos singulares, a narrativas confesionales y alas retricas de la eseri tura etnogrifica, la capacidad de hacer una compatacién (no digamos ya de mantener un marco tedrica comparativo) se pesdid para siempre, sal- vo en el estilo cuantitativo del modelo cranscultural, que siempre fue mi- noritario. La psicologia comparativa, entonces, debid buscar sus ber mitentas esenciales en otras diseiplinas, 0 forjarlas por su cuenta (Triandis y Brislin 1984: 1014; Freedman 1981: 171-172; Reynoso 1993: 101-102). El descrédito de la comparaci6n, acaso la capacidad téenica mas va- liosa de la primera fase de la diseiplina, ha sido correlativa al abandono a del anslisis de la miisica en su di i a en su dimensidn sonora; sin este anilisis y sin un tbsjode Coordin categoral dentro y através de las cultura lene ormaci6n contextual deviene demasiado heterogénea pata ser compare dat la proliferacin de estudios de casos, consecwentements, en lager de imtegrar informaci6n a un fondo de conocimientos meramente la amon. ‘ona. Aniliss y comparacion se necesitan mtuamente, pues aquél sin és Kes ciety ésta sin aquel es vacia En ours partes de este libro y del wo ‘men anterior se comprueba que se ha ganado poco con el abandono de kes métodos anaiticos y comparativos; los aparados que siguen exer. nan algo de lo que se ha perdido en el proceso. La vergleichende Musikewissenschaft y sus derivaciones Antes del advenimiento de los di ides 10 de los dos grandes modelos comparativos, elde Mieceystaw Kolinshi y el de Alan Lomax, un puitado de pirites jalonaron la trayectoria de una etnomusicologia analitica y comparativa, arizada en el mavielo bertinés de Erich von Hornbostl y Cal Stampt, Enella, que por algo més de tres déeadas parecié constcur la former mal de la ciencia, la Gnica manera sensata de ver las cosas, los andlisi : taban diseiiados para homogencizar los datos y suministrat materis sae cultda a lo que verdad apa lcramente importabs, que era el trabajo comparati, vo alterior: No todas las instancias de este periodo se nutricson ne a faces © fueron verdaderamente fructuosas, pero atin los intentos fall, rojaron alguna ensefianza, De estos altibajos se compone del capitulo, d Peet En fos margenes de este movimiento, una figura colorida, hasta ha- ce paco soslayada en los surveys histricos, ha sido el evolucleniata oe, tcantericano John Comfort Fillmore {1843-1898}. Partiendo del anioona de au as ses aborgenesconservaban tapos de esto propio na sdo inmemoral, Fillmore armonizaba las piezas indigenas para desentea, Bar bo que Ia misica “realmente queria decir; los nativos, pensaba, no ran apaces de expresarlo como se debis. "En el cas dels tru me ol, ‘estes y salvajes -escribia Fillmore los sonidos que escuchamos se pare, cen tanto los aullidos y alaridos de las bestias que nos puede sale ah sentimiento de que esta gente, menos cuando canta, tiene mis en corte 28 MUSCOLOGIA COMPARATIVE con los animales inferiores que con nosotros” (1899; 290). Sin embargo, cuando esa gente grita o aiilla, lo hace conforme a nuesteas escalas mayo~ res o menores, denotando “una pereepeién natural ... que es la misma pa- ra todas las razas” (p. 315). Un cantante indio hace exactamente lo mismo que un cantante blanco con su misma formacién musical havia bajo las iismas condiciones: hay una sola clase de misica en el mundo (p. 316) La realizacién del trabajo de traduccién intersultural que Fillmore llevé & cabo es sin embargo decepcionante. Musiealmente sus armoniza- ciones son glosas pos-romanticas de Jas piezas originales; suenan como arreglos para piano de arias de opereta o acompaiiamientos musicales del cine mudo, con profusién de acordes fortssimo y trémolos arménicos en as. Aunqute las canciones se supone son monofinicas, las partes drama estin armonizadas a wes o cuatro partes, luciendo ex el papel come him- ros de gospel. Esto no ¢s solamente un acto que refleje ct Zeitgeist de una época pasads; el método racionaliza Ia misma clase de patcmalismo estético y de cengrisamiento de la diversidad que se puede encontrar en mas de un pro yeeto contemporineo de “jerarquizacién del folklore”, 0 en las pucstas al din de las misicas tradicionales: corrijamos las desprolijidades de la misi~ ca, modernicémosla, agreguémosle el voltaje que le esti faltando, y vere mos que no suena tan mal. En el ambito académice, Vida Chenoweth y Darlene Bee (1971; 782) acostumbraban a hacer que los informantes vali- daran piezas en género nativo de Nueva Guinea compuestas por las inves- tigadoras en base a escalas temperads. En la etnomusicologia latinoameri~ ‘ana, Vicente T. Mendoza [1894-1964] acostumbraba también “corregir™ las incerpretaciones musicales indigenas, ajustindolas a las prescripeiones melédicas occidentales. Su compatriota José Ignacio Esper6n, “Tata Na cho", comisionado en 1925 para recoger la nmisica rernicula de México, armonizaba las piezas en un estilo como el de Fillmore “respetando la simt pleza de las melodias y completindola con formas arménicas de las mis clementales ... con el abjeto de que euando se haga uso de ellas ... Hever el espfrita ingenuo de su espiritu ereador” (Alonso Rolafios 2005: 50-51), Fillmore iba tan lejos que desalentaba el uso de grabaciones fono- grificas porque en cl trabajo de transeripcidn ellas permitian escuchar tuna y otra vez un canto nativo, hacienda que uno se concentears dema- siado en las desviaciones accidentales de una sola ejscucién, En su lugar proponia un método interactivo, consistente en cantar junto con los in= dios hasta que éstos lograban entonar las notas correctas (1895: 138-139). 29 ARLOS REYNOSO El mayor escollo que él encontraba en su programa mayéutico de domes ticaci6n era que los aborigenes se empediaban en cantar en base a terceras neutras, encontrand. lo dificil la entonacién de terceras mayores © mena- tes, Pero una vez amaestrado, el nativo (casi siempre el resignado Francis La Plesche) lograba cantar correctamente, siempre que Fillmore lo acom- pafiars al piano (p, 140). La reformulacién y sos notaciones se estimaban tanto més éxitosas cuanto més aturalmente occidental les © metropolita rnas sonaran. La esencia de I i la antropologia como disciplina supo definit~ se como la puesta en duda y la des-naturalizacion de nuestros peeconcey tos; la visién de Fillmore es exactamente la inversa i: Por eso mismo, la influencia que Fillmore ejercis en su época es ssombrosa. Colbor6 la par con Alce Fiche y com Fea Bossom década de 1890 y fue responsable de un reporte sobse las *peculiasidades sstrueturales” de la miisica de los Omaha y de la armonizacién de 89 de las 92 canciones Oniaha, Oro, Pawnee y Ponca en la primera publicacién importante de Fletcher y La Flesche (1893), en cierto modo avalada émi- amente por el hecho de que La Plesche mismo eta un indio Oraaha. Las ideas de Fillmore fueron desmesuradamente elogiadas por el propio Boas (1894) en la revisia extca que escrbis sobre ese libro, Dando un memis a todo lo que se erce que Boas pensaba sobre la necesidad de comprender los otros mundos eulturales desde dentro, en sus propios términos y en profundidad, él estimaba que las peculiaridades estructurales de las que hhablaba Fillmore evan importantes pars ae omprender la “mnsica primitiva” y que el sentido de las relaciones arménicas apropiadas est presente subconscientemente en la mente india” aba “al menos Boas afirmabs que bch los las tsfraany se manifestansuisfchon con eveprucen Exe esr a endo el pcr derepetireses experimenter en coats del Sr Fllnre, ye per : 1894: 170-171), : ae : i Fillmore también trabajé con Boas en temas de mi ; ‘on Boas en temas de miisica Kwakiut, ‘ranscribiendo canciones del elebre George Hunt, companindolo a la feria de Chicago y manteniendo correspondencia con él entre 1893 y 1898. Steven Feld (2000: 165) asegura que Boas repudié los conceptos de Fillmore més tarde, pero no he sido capaz de encontrar la prueba de su a-repentimiento en las fuentes disponibles. MusICOLOGEA ComraRaTIVA ‘También Frances Densmore (2003: 124) exzlta el “peculiar encan to” que confieren al libro las descripciones empaticas de costumbres y ce- remonias y laarmonizacién de las canciones. En 1900 Fletcher (1995) pu inics ua pequetio estudio, Indian story and song from North Americ, que goz6 de notable popularidad y que se sigue editando perisdicamen- te un siglo més tarde en colecciones inspiracionales para austilyicos, in Cluyendo el inevitable paquete de melodtas tribales armonizadas por Fil more. Un geupo de campositores de la época,liderado por Arthur Far ‘welt, se bas6 en motivos indigenas suministrados por Fillmore para fun- dar una escuela musical genuiinamente americana y oponerse asf al germa~ rismo extranjerizante de los seguidores de Anton DvoFak (Chase 1958 4468-473). En los circulos boasianos y en la escuela nativista Fillmore era, porlo visto, mas apreciado de lo que (por ejemplo) Georg Herzog habria de serlo cuaventa altos mas tarde Recign después de la muerte de Fillmore en 1898, Arthur Farwell, Charles Kasson Wead y otros estudiosos advirtieron que algo andaba mal con todo esto y comenzaron a rebatir sus teorias por no cientificas y et nocéntricas (Keeling 1997: xv). Wead en particular express s viecién de que nada obstaculiza mas el estudio de la mtisica no-curopea gue la amplia prevalencia de visiones similares ... a aquéllas de las que Fillmore ha sido eficiente eutor” (1900: 213). También Alice Fletcher abandoné discreta y silenciosamente la idea de la crmonia implicita en sus libros publicados en el nuevo siglo, sustituyende las notaciones de Fill moze por las de Edwin Tracy, mucho mas objetivas. Hoy en dia la armo- nizacién occidentalista de Fillmore ni siquiera se estima académicamente bien logradas en su introduceién al librito de Fletcher Indian story and song (1995: xx), Helen Myers refiere que en su bisqueda de la armonfa tente Fillmore recurria a modulaciones artificiosas que no responden a plan algunos muchas veces él se vefa empujado a elegir acordes y eaden- cias incompatibles con la armonta de fines del siglo XIX o (dria yo) con firme con- cualquier norma arménica conocida, ‘As{ como en el primer volumen hemos visto que ha sido el contes- tualista Jobn Blacking el determinista mas desorbitado, aqui se comprae- ba que gracias a la anuencia de Boas es el movimiento particularista (que hoy se quiere resucitar en la escuela neo-boasiana) el que ha alcanzado, tras su fachada de simpatta con el Otro, los extremos mis groseros de e hocentrismo. Debido a su contradictoria doble adseripcién a una visién tuniversalista y al boasianismo, hoy esta muy clare que Fillmore repres 1a también lo més ingenuo del universalismo y la comparacién. En lo fun damental, su idea de que existe “una sola clase de mtisica en el mundo” {cvya consumacién mas apta es la mésica culta europea) contradice los fi- nos hallazgos del fisico y fonético inglés Alexander John Ellis, el inven- tor del sistema de mediciones en cents, inseriptos en piedra en esta frase fundacional que todos los etnomusicdlogos conocen de memoria y que nunca envejeceré un zolo instante: UL)p seals musical no es una, noes “natural”, no se funda siquiera necesara 'tente en las Leyes de la constitu del sonia musical, ean bellamentetraba jadas por Helmolt, sino que es may diverss, may artificial, y muy eapricho= 53 (Ells 1885: $26). Fillmore rechazaba estas argumentaciones, reivindicaba a Helm- holtz ya propésito del asunto polemizé con Benjamin Ives Gilman, quien propugnaba un método de transcripeién més fiel a la diversidad de ssealas pero complicado y oscuro, sin armaduras de clave ni barras de compas, en lineas pautadas a un euarto de tono y con cientos de signos diacriticos. A pesar del carécter disparatado de la propuesta de Fillmore, hace algunos aitos especialistas como James McNutt (1984; 1985) y Hlewite Puntaleoni (1985), quien supo cuestionar a Alan Lomax por mucho me- tos, discucfan la posibilidad de su reivindicacidn, La polémica MeNutt- Pantaleoni, por cierto, no ha refinado el debate. El primero procura situar « Fillmore en su contexto, aduciendo que su actitud abierta y no racista fue representativa de un auevo relativismo que energizé a las ciencias so- ciales en la sltima década del siglo XIX, Frente a las ideas de Gilman, quien afirmaba que los indios no tenian sentido de “escalas”, Ja postura de Fillmore, aunque parezca ilégica desde nuestro punto de vista, parecta resolver algunas dificultades a juicio de McNutt. Més atin, Fillmore reco- que la masica aborigen “es en algunos casos digna de comparacién can la mejor que nosotros poseemos, e incomparablemente superior a la peor en el misino campo” (1894: 623). Tampoco Pantaleoni tiene mucho que decis, aunque lo dice con impetu: argumenta que Alice Fletcher cayé enla cuenta del sentimiento arménico lacente en Ia miisica indgens algu has aftos antes que Fillmore, que éste no realiz6 tantas transcripciones o trabajos de campo como se cree, y que a Boas no le gustaban las trans- cripciones que Fillmore habia hecho de algunos cantos kwakiutl 32 MusICOLOGIA comPanattes A pesar del sigho transcurrido, In potémica ¢s, como se ve, menos sustancial de lo que fuera el debate Gilman-Fillmere, Esta querella moti- ¥6 que Otto Abraham y Erich von Hoenbostel, en el Instituto Psicolégi- co de Berlin, publicaran su “Vorschlige fiir die Transkription exotiseher Melodien” (1909). Dice Helen Myers al respecto: Hornsbostel y Abraham enfeentaban In aparente paradoja de que las trans- ripciones de Fillmore eran musialrtente clas pera distorsionaban Ia verdad musica, mientras las de Gilman eran precsas y objtivas pero ascurecian la ‘musicalidad con sus complejidades. §u salucin fue “un compromiso eetre la fluidee de lectura y la precisin objetiva” (1909, p. 2) que iacorporaba aspec tos de las dos estrategias en una sinteisredefinids (Myers 1992: 125). En sus lineas esenciales, a propuesta notacional de los berlineses todavia se manticne. Aungue representa un peso muerto para las dos tra- diciones teéricas en pugna, ni siquiera una ciencia wn istegular como la de Fillmore ha sido por ende totalmente inti La obra escrita de una de las estudiosas mis esforzadas y produc. tivas ilustra el optimismo acritico en el poder de las estadisticas que pre- valecié en la primera mitad def siglo XX, correlativo a un uso intensivo pero inconsistente de los métodos de céleulo. En efecto, Frances Dens- ‘more [1867-1957] lev6 a cabo a partir de la década de 1910 sina cantidad asombrosa de estudios tribu por tribu de la muisiea aborigen norteameri- le haber escrito articulos breves en un tono de divulgacién cana. Despué: bajo fa iafluencia de Fillmore sobre la arm gena, Densmore adopté un estilo casi a-tesrico, centrado en un anslisis de datas tan obsesivo como pocas veces se habia hecho con anterioridad y nunea se volveria a hacer después. Entre 1900 y 1940 Densmore estu- nig Iatexte en la mnisica indi did nada menos que 76 tribus, escribiendo 22 libros mayores y més de 175 ae culos En realidad a Densmore le cost mas ti 1 empo de sembarazarse de las ideas de Fillmore, de las que nunca renegé expresa- que seadmite de- mente, Lo mas que hizo fue consignar que no todes los armonizadores exan de la misma calidad y que a veces seababan distorsionando la rmisi- caiindigena. Con el tiempo, ella comenaé a distinguir entre canciones gue tenfan un cierto sentido arménico y otras que tenian un fundamento me '6dico sin armonta inherente, Ea su primer estudio ¢e 1910 sobre las can: 2 EARLOS REYDIOSO. ciones Chippewa, 139 de 180 canciones eran ya melédicas. En su segun- do estudio (1913) asegura que las relaciones arménicas son particular- aiente oscuras, si bien en algunos easos hay mis remedio que concedes que existen, En su estudio de los Choctaw de 1943 desapatece al fin todo astro de anilisis arménico. La progresin de Densmore hacia el siglo XX fue coherente pero algo morosa: en 1943 hacia 45 afios que Fillmore ha bia fallecido. Con o sin influencia de Fillmore, tras proporeionar abundante ia formaciéa contextual y datos cualitativos sobre rituales, creencias y pri teas performativas observadas de primera mano, Densmore arret sabes miisica midiendo casi todo lo que era susceptible de ser medido conal ad (mayor, menor, irregular, intervalos, secuencias melédicas ha- ca arriba o hacia abajo, rango tonal, niimero de accidentes, el niimero de sonidos usados en cada cancién, la relacidn de las notas prominentes con le (presuata) ténica, el tamato del intervalo promedio (obtenido suman do todos los intervalos y dividiendo por el niimero de notas), el mimero ciectivo de notas usado en cada cancién, las unidades ritmicas, el ritmo tl primer compas, Al principio rabajaba con 9 parimettos analiticos; !ego los elevs a 22 (14 relacionados con la melodia y 8 con el ritmo); los mrantuvo en ese atimero durante varios aiios y luego los fue reducienda hasta llegar a 11 en su diltimo libro sobre los Pueblo-Zufi, argumentan~ lo que los resultados del anilisis eran practicamente uniformes con cual- 18 tan importantes qaicr conjunto de variables y que las tablas no p. ‘que metecieran ser continuadas, Sus textos més tatdfos ya no incluyen es0s anilisis, aunque se percibe su incidencia en el fondo de las argumen. taziones. Ni propios ni extraiios aceptan hoy los analisis de Densmore. Un primer problema es que su anal detonalidades y escalas; su terminologia rebosa en considersciones sobre incervalos siempre exactos y sobre fanciones tonales (ténica, dominante, subdominante, me: 4 se basaba en un concepto occidental ante, submediante) que sélo tienen sentido en cierto momento de la evolucién de la tonalidad en la teadicién europea. Sélo en raras ocasiones Densinore encontraba en sus materiales intervalos y soni dlos ajenos a la escala temperada, Su poscura ha sido descripta por Bruno ‘Neti (1983: 73) como la opuesta a la de Bart6k o a la de Herzog: en vex deevadir las limitaciones de pensamiento musical occidental, Densmore asocia Ia misica indigena con la de Occidente armando las claves, mar cando unidades métricas tan regulates como fuera posible y eliminando Py NUSICOLOGIA COnARATIUA Jos diacriticos, aunque retrospectivamente recordara haberlos incluido (Densmore 1929: 275). En su inconcluyente articulo sobre los intervalos cantados por los indios, ella no encuentra que el sistema musical de éstos difiera del nuestro en un grado significative: Et india habitualoenteeanta con el scomparamiento de un tambor 0 sonia, hhunca cm un instrument afinado, El msico blanco rara ver canta sn el so- porte de wn instrament afinado,y ain asi nuestros eantantes esti lejos de lo absolut en su entonacidn, Debemos periitr ales indios wn poco de libertad fen fa altara de sus wotas, sin presiumir que tienen un sisteaa musical de inter sales tan pequeios que eat mis alld de nucstodieernimiento y tan intrines do que incluso el indo misina no tene conocinsiente de 611929: 276), Aunque mediante experimentos Hlegé a determinar que los Man- dan, Hidatsa, Chippewa y Sioux podian producir micro-intervalos del lendo sus transcripciones en notacién con siguio defer an representacivnes ficles de In miisiea ind beradame vencional como si fi Un segundo problema, mis grave, es que ana ver que obtenta to- das las mediciones de inservalos Densmore no havia nada con ellas, Eseri- be la etmomusicéloga Helen Roberts: Miss Densinore deja que ws tbls hablen po wis, sv ena resume sus resoltados en trminos de erater ; rae es igual se denota con el nds alta que la segunda imas de limite y is baja con <, De estas alturas mini reine jew “priuacios” (inelinacién o S; deevia Seesspos de coneorne lod mt eo sere Dy teiprocided o R) Adams deriva un métod pice pa patons mic, comoros melo te rrcacionescompless entre los Jos instrusmentos y Tas en = oom : temas de intervalos, as técnicas de armonia; " qructura de la poesia y las interre patrones poéticos y los musicales; co ade — rit Geared de fa ides. Una vez plantea~ Quisiera Ila polos genuina antropolog’ pane ieee ta er “fang amen erodes tain sD Pigmoide de Africa, Jada central, For “locumentadlas, (1) Africam, (1V) Australiana, fc ur cayende Indonesia Fi (X) Europea moderna de estlos particula~ cen unas pocas p& Ia fe- mulacion comparativa, «ilisticas: (I) India as pins, (VII) Eurasistics (2X) Evrope anizu y 08 bhp aciones més detalladas y explicitas a : .n sugerir muchas otras al- jearfa a una for res, que a ginas, esta es una de las clas the, unque con lo que hoy se conace se podria organizacién, perspectiva de complejidad CARLOS REYNOSO, fernativas de organizacién (Lomax 1959: 932-939}. Una ves cin regional, Lomax sefala fa en el tratamiento del estilo (p. 938): 1 " trazada la ca. ctores que deberian ser esenciales grado en ve una eancién es un producto comunalo indivi. dual, 2. La cantidad de empa acérdico 0 la Falta de en el canto coral y el grado de canto 3 4 Ta calidad de la voz y su modo de produccién, La posicisn y el uso del cu sign evidenciada en la pO por el cantante, el prado de ten- arganta y la expresidn facia Elcontexto circunstancial y funcional de la misiea, tanto social como psicoligico. 6. El sentimiento (mood) prevaleciente ef Por su contorno melédico y el contenid Factores sociales el cédigo sexual la miisica, evidenciado lo de los versos. ¥ emocionales como la posicién de la mujer, | el grado de permisividad sobre el gozo sexual ¥ las relaciones afectivas entre padres e hijos. Entre el modelo es ias diferencias sium fcativas. Em primer luge, el estilo inclaye abundame infor contextual y deseriptiva que e como variable a les analizada ' modelo cantométrico no contempla, salve cstudiar ulteriormence en rolacién can las variables ane Introduccién sucinta a la Antropologia Transcultural La canton (CCS); un topo ogia triea de Lomax es un tipico Cross-Cultural Survey Se un miétodo estadistico desasrollado en el sono de la vay nscultural, Antes de proceder a la presentacién de esta ve. tiedad mal conocida de ancropologiaen la gu ‘nodelos, conviene dedicar anus renglones utilize habitualmente como lo gucent c s¢ han desenwuelto estos a la taxonomia modélica que marco general En la tabla 2.1 he diagramado do son los tipos de modelos posibles conforme acriterios de MusiCOLOGEn COMPARATIVA os (Reynoso 1998; 20266) y no abun ‘led, confiando en cue Is propwesta Av claces vesultante dela aplicacién problematic sda so jr que ua ronencatars mete clara y no ae con mis d daré aga en una que nos a5 0 de e508 : Br objaiva de ag Sopdet problemas ques el gue no fue dsenada Dado 1a modelos estadisticos a apc o summit compre este punto, enor sn deer guese ede ee ccleancen fines que snsién de un fe- Mrecsccin delos ande un logto part crige a Tas teorias bas so tease han peopaesto (cot meme), estieno relevance trac cl tems ‘ Propo Perspectiva deh Ob | anata, deductive, Sinica | Anat I. Mecsnice en pre cuanfeas Sintétic, inductva Complejidad tificsen Comnple probabilsta, coantii aids desorganie ‘Compleidad TH. Complejo 0 | Complei He Deseripeiin Hoist, descripsv evant | determi, com eaructunlo | ada sxémico orga | compen vo | Simple sates, abduct, TWitmesprcate | Snplcdad] Bacten 28 | Samgomeads | i Tanta 2.4 - LOS CURTKO MODPLOS el cuadro, habria cuatro clases ioe tone Pend, cue dela Como se puede apreciar em delos. Las eons estes imlemenian Dee guna de las clases indica nema, en enc es oom se fence def ineignti ficial we arenas coma cre sees neurones yok a br ne es oan modelos etaitcos, os siteas aa witmso genético) utilizan es ede Winograd Fores conocimiento de parones usa tivos (aurématas celal fonnmonal CARLOS REYNOSO, ‘ogi hermenéutico) el psicoanslisis,estadistico el condustsmo o apa. cologia transcultural de John Berry, comple la terapia familiar sstéming « intexpretativa la escuela eonfiguracionista derivada de Edward Sapir ¢ la psicologis de In experiencia prima de Mihaly Csiksesntanialyi Rey. aoso 1993) Bo ciencias amropoligicas los modelos del funcionalismo, eles. ‘wucturalismo, la antropologia cognitiva clisica o el materialism cultural son mecnicos, los de la epistemologga de Bateson o la ecosistémica de Rappaport son sistémicos, los de la descripeign densa de Geertz o la sim. bologia wameriana son interpretativos y los del método comparativo de Edward B. Tylor o la antropologia transcultural de George Peter Mur, dock son estadisticas. De esta corriente trataremos ahors, por cuanto aporta la metodologia subyacente a Ja cantomésrica de Lomax La antropologia transcultural, holoculeural 0 compar: «le una teoria conductista primeras rativa deviva El conductismo se origind en psicologia en las s décadas del siglo XX y fue elaborado sucesivamente por John B Watson, Edward Tolman, Clark Hull y B. F Skinner. Pattiendo dela pre. Inisa de que todos los términos te6ricos debian ser observables, la doctri- 2m conductista sostenia que el tinico trabsjo cientifico susceptible de lh varse a cabo en el estado de los conocimientos en aquel entonces era co. rielacionar situaciones de estimule con respuestis. El razonamiento con. ductista deviene asi naturalmente sintético y prababilista: ante un estimu Io existe una probabiliclad s que se manifieste la conducta R, Entre si- tunciéa y comportamiento se interpone una caja negra: el modelo no ex. plies la correlacisny sélo da cuenta de ella, o la establece. En su forma ma: tenitica, el modelo E-R es una unidad estadistica constituida por una respuesta cuantitativa a un estimulo cuantitativo vestigador w observ: administrado por el in ‘able en cada caso, El objeto de una investigacién plan- texda en estos términos es definir una funcién que describ twe el estimulo y el valor esperado (u otra medida) de la respuesta, La for ‘me més comin asumida por tal funcién es lineal, Bn una lectura mas abs- tracta, la relacién E-R puede entenderse coma caso p: tdlacién entre pares de variables articular de una co- El cuadro de estimulo-respuesta puede confundirse ficilmente con tun enunciado causal, pero en su forma pura no lo es; su razonatniento in- ductivo es simplemente sefalador de una correlacin féctica: si hubiera tins causa se trataria de un modelo mecanico. No hay lugar para “causas”™ ge -Leonductismo, (a) porque las causas no son entidades observables y usicoLcia COMPARATIVA inductive es testimonial y no constituye wna reradas © cusltacivas, ha ha on ion en ling n razon (Hyporaue™® ces mas o menos tem Man. En variantes 135 0 SO nti cexplicac! “fuctismo en psicologfa, como se ha ae ay ilo de ido one Bloom em sesitien (Chales Movs ef 004s fe Nculieciones, Rudolf Caraap, Carl Hempel Wh ta cence (co (George Hans, Hans Hammell, Karl Diet PP) ¥ 1) ee net Marvin Haris, George P ON aaa co are ep Ptl espxicaente conducts bs ide hima discipline sal implicit Dejando de revivieon a década de roan en aniropologia se remonta 9 1937, eu {1997-1985} comenab a organiza os Haman Reyaoys Ae A) ra Unwed de Yale lands ol comienzo Cross Cw = CRAP) ca ede an eaalogo de sumarios etnogrificos in xaos bso Saree orancs que coincide. con ls earegoas colle: formas Pat ae eenologia, patrones de asentamiento, regis de culturas 5 Beneralzg. wos bietdricos, y : ariables en juego; ta mines Que se saben universiles, lica.en que permite estudiar rela "60% partiendo del supuesto de que # integrarse funcionalmente o a . ee 4 ajustarse entre sf a, iciones funciona. poner 70 prevalecis una at pale ®obereni funcional ésta fue puesta eae Sarde Megoban reslnoscomrapusras oe smn re I 8 agian soidanidades no core EOS ‘acionaban suficiente. Tent gt aYE dels culturas. Los estaditicns habian probado ya la dehy obado ya a debi antes que los posmodernos ques n sus estudios dle grado, Nidad de in integracin culrral much Weraron del descubrimiento termina gia. Nunca fueron bien ‘ana. Bl comparati- ara impugnar la as inferencias corre siege ctacionales de los funcionalistas y ne dons Rach Benedict respecte de que los casgos ev t cone Poaue coda nied elaalss nacre vista Harold Driver (1 validez de los métod como | 1956; 1966), p or empl, lo los de reconstry ano len sacar de n monolitiea de Su recompensa fue a eegnbete ee exp dl any ties por parte de Keocher luctor de taxi antes de vol e icaen ld Pash eller agua one carernead Inivers de Tada ce ve cei, igual qs ld la anropalog palogia sociocultural posmodemn: 80 sopora la critiea dem demasiado bien (Whine 2004), Pe dante un peo, dcbida ar Y dic aos transcurtides como con Elvrelacivismo cultur lala manera storm ki ‘le Benedice fue cuestionado por ala investigacié; i8ACiOn transeyy, usicoLoctn Commarariva iene no sélo que las culturas tienen gue ser contempladas en Bene res sitvciones con que se enfrentan las sciedads que lt han coojo pretension 61a que pocos centfcos sociales modernos discutirian-, ete fen que han de set contempladae como totaidades, Par el ala say igor agora te abstain de loners pars 30 comp Yo sortenge que eso et abd wacin dca y sélo puede ser entendida en su cotalidad, sdlo se pueden descubir en el con Las funcionesespecificas, por supuest texto. Pero la antropologis, como cualquier otra ciencia, s6lo puede llegar 3 sus leyesy proposiciones cientficasabstrayendo y comparando los rasgos ob- scrvables le muchos fenémenos tal y como se presenta en la naturales (Murdock 1965: 40), Dbstrayendo y comparando Aunque yo no confiarfa tanto en qu‘ se puedan deslindar leyes (en rigor, sélo podfamos establecer correlacio nes) fa postura anti-anticomparativa de Murdock es, entre los dos extre mos, la postuca a respaldar. El estudio del significado contextual de los rasgos en que se abisma Benedict es desde ya legitimo, pero no hay razén para que el conocimiento sobre la cultura acabe en ese punto. La dimen- de interés obligado; el sig- sin semantica tampoco constituye un t6j nificado mismo puede ser objeto de comparacién transculturaP Raoul Naroll (1970) distingue tres generaciones de estudio de tipo CCS, (1) 1a primera generacién, desde Tylor hasta mis o menos 1934, no urilizaba métodos de muestreo, ni implementaba coc‘icientes de c cién o prucbas de significancia, (2) La segunda generacién s¢ inicia con los trabajos de Murdock (1949); en ella se implemertan operaciones de rmucstreo y medidas mateméticas de relacién y significancia, escogiéndo 3. Por otra pate, la abstaccin es un dereche cientiico adquirde. Pongo un ejemplo: ea ‘ods las soviedades se divide la escala musial en un mero que asia enere dos y sete 0 (esagersn) dove grados por ocrava,Sé ox el mera mgico de Miller (1983 (1986), ye& Up universal coyitvo. Que alyunar siedades no posean el conexpta de excl ne tna dos en que se divide ls eseala en ana sociedad pede juz del significado contenu Lo ansmo cabe alos discon lisencs de un color slo hays Haat allege, El miro deg sats entances con independencia SSméuicos que han sido estuiados en etnogeometx siete posibldades de aricuacksn en guardas lineal diecsiete ‘ormas de simmers en el plano, indepenstentemente de lo que signfiquen los motivosen le culurss de orgen. En ‘tas palabras, a comparacin revels pauiae de smilted o de diferencia que som igual de hhumanas y dignas de igus intets (aunque de diferente nivel de abstraceiga) que cxales ‘CARLOS REYNOSO. 1 Muestreo, Diler de elecci¢, Me ‘mas de eleccién de la metodol tia de plicable en un caso dado: muestreo al arse gee nico, oportunistico, oe muestreo matico, meet hipétesis nula que es falsa), 3. Definicidn de fa unidad societari nits, ete 4. Bxactitud de Jos datos 5. Conceptualizacién, i: cultura, sociedades, cult clasificacion y codificacié; & EI Problema de Galton, No ele sable nes entre rasgos que pucd unidades culturales « ¢ ° « lestino esablecer core fen haber Hlegado por difusion, 1g a correlacionar deben ser indepenienes | Anilisis causal de las corre nacido probhenn f corelciones. También existe el ben oe Que ocasiona correlacio- de la variable oculta es espurias 8. Escasez de datos re (os relevantes. Algunas socie objeto de etnogratias exhaustinas foe 9. Problemas de peinado ting Pande nt? Combing), dragado dredging) o mud i nineria de datos, se llama data dredgiy, isin de patrons gucen read no etn alee 08 en busca de cuslguierrelacin, yevandon anon ms Proporcionar una explicaciGn ad hoo, em 10. El problem yeneral dela sg ‘ores sostienen que las pu siel mucstreo no es aleatorio, 1 Variaci6n regional. Algunosrasgos pueden tener nivel regional ta és fanto 0 mis grandes que el prome riaciones a nivel global ee 12. Analisis de casos desviantes, No todas las demas corrientes han et soe Nee ado con ojo rico, ya ‘ad, los dilemas que ls afectan. No todae heey 66 MUSICOLOGIA COMPARATIVA uuna metodologfa explicit publica y colectiva. A pesar de st po transcurrido, el libro magno sobre metodo: rampoco 8 ala fecha, A Handbook of Methods in iioso y del tiemy titulo engatioso y Togia eranscultural sigue siendo, ‘Chiteral Anthropology, de Raoul Naroll y Ronald Cohen (1970). Un es- vtistipico de CCS esel de Sally Fall Moore, quien demuestra que exis ve ppade origen de incesto entre hermana y hermano acompaitan alos sis- veins unilineales, los de progenitores e hijos ce ambos sexas a la exoge~ mia ls de padee-hi hijo alos grapos de descendencia exogimica matrilineal (aro 1970) ‘Aunque hoy en dia pocos antropélogos conocen fa existencia de porcién de sus suscriptores ac- a la endogamia patrilineal y los de ma Jos HRAF o del Atlas y sélo una pequei tuales son antropslogos, hay algunos cientos, tal vez miles de estudias de reglas de residencia, evi- CCS sobre los t6picos mas variados: parentesco tacidn de parientes, herencia, suicidio, erianza, evolucién cultural, orga nizacién social y politica, guerea, juegos, estilos atisticos, reglas de ti alcobolismo, acusaciones de bruje: jueta, alimentacidn, suefos, crime ¢ is otras variables rfa, etcétera, eada uno de ellos vinculados con una 0 socioculturales, Alan Lomax realiz6 contribuciones a la tradicién de los CCS estudiatdo correlaciones entre la miisiea vocal (cantométrica), la Ia fonotietica con di danza (coreométrica), las letras de las canciones versas variables socioculturales. Es de estas contribuciones que toca oct parse ahora Etnomusicologia transcultural III - Cantométrica Lomax consideraba la cantométrica no con nto en el seno de sv teoria, mucho més ampli, «sino como un experim bre el estilo como indicador social. Considerado por namerosos auto~ res coma si formara parte de la faci analisia y enfrentado con los fa vorecedores del contexto, el “método estilistico” de Lomax acaso haya si Ado el manifiesto mas fuerte a favor del tratamiznto de las relaciones entre contexto y misica, El primer pérrafo donde asienta su programa no te~ tne una palabra de mis: Un estilo de canto, igual que otras cosas homanas, es un pated de comporta ‘siento aprendida, comin ala gente de wna cultura. El canto es un acto espe- CARLOS REYNOSO. diualnte, Debidoasu leva isin de ls grupo coramente m0, al habla, pero mucho mis orasiadoy ‘ 1 funcén principal del canocr open ne ‘esconpaidory mols wh pee Fico ha mostrada, de hecho, que el estilo, foe «an pan cual Lanes S98 invita a pap oi cn eps que td contenido de an de canto 0.65 un excelen Asi como fa ge a gente vive, Lomax, ef canto hum, Brabaciones, esté list co define una asi cana (P. 4). Probablements coming avo sa Inca conducta humana que, grace para su uso en laboratorio, Ef i" ills comera la cual todos dry comparar. Los rasgos de uns pn 808 igoificitivos dena cultura Avge tes de detallar los mecanismos de wencia de compre nun mundo que se est; fea 3s modelo, Lomax advert sobie lau catilos wadicionales n agrisando velozmesne mino “globalizacisn", pero rods ne ee de cant? eo all (pp. 4-6). Lomas emben ees sencia- canto varia consistentemente con {iy 4 ruc Politico, (3) ef nivel de ean cnc ral sexual, (5) el equilibrie, existia atin el én les de la idea y ipa que el estilo nivel productivo, (2) el nivel apf , (4) la severidad de la mo- en thesia social El cate favorne dee eeeY hel inehte no slo memorias placemteras, sino ln sod ogee vida posible (p. 6), ratificacién en cla de relaciones que hace su a cantométries surgié com & DrSstisacién transiscipfinatio conoct la Cultura Expresivasel director del proyecte oe natural Fane ak Esto peomaecsalbepndo ene Uae Ee OE 1982s trasladindose tego al Hamer Coen es 8 Oo estido. El propdsito del proy cto era desarrllat uns we pudicra localizar los grandes pan ai, cal grabado y ne Priictica denteo de un proyecto ido como Estudio Transculeural lege, ea el mismo ar una nia dtp shar ones esilsticosenel registro at luego encontrar que regularidades euly ales ea ese entonces nin- grandes regiones {a primera publicacién de lt hoja de tovvons rene codificacion fue la del artieu and social structure” en Es structure” en la revista Eebnology (Leng MUSICOLOGIA COMPARATIVA, rgano de expresidn de la antropologia comparativa murdockiana. 2), ga ea recor eed de Her cee les ineluidas en el aneiones procedentes de 233 culturas, Las 37 v: hulisis no pretenden tna descripcién exhaustiva y pueden ser evaluadas por goate ordinaria en términos parecidos a los qae aparecerfan en una Eonversacisn informal sobre una pieza de masiea (Lomax 2000: 116). Lo- sax mismo se preclaba de ser gente comin: no era nmusicélogo, sino filé- : Je recurrr ala asesoria de Vietor Graver, E ni fo, ¥ por 650 t4V0 qu 13 online coningnte,dbideal ama de as hojasdecoien ida, Jo mismo que los 13 valores correspond al nimero de lineas de las tarjetas IBM vitilizadas. La idea de representar los valores cantométricos como un perfil de grafico de barras le fue sugeridaa Lomax por Marga- 0 los ret Mead, lo cual es testimonio de una época envidiable en qu ins literarios entee los antroplogos no excloan ls formas cuantiativas del conocimiento e incluso hacian importantes conteibuciones campo (Averill 2003: 238), abo varios intentos de organizacién del medelo, vances y retro esos antes que éste tomara su coniguracién final. En 1965 Graver (quien hoy en dia se ha voleado hacia ef posestructaralismo) propuso un proceso de codificacién més elaborado, menos ligado a la apariencia de los grificos y basado en un sistema de evaluacivin mis logico, objetivo y ido. Aunque con el tiempo se compatbilies esta pro~ claramente det puesta con el sistema original, Lomax pens6 que temaria mucho tiempo codificar un ejemplar (una hora en lugar de treinta minutos) y por eso fue rechazado. En 1965 Grauer publicé un reporte de estado de avance en Ethnomusicology, “Some song style clusters”, en el cual describe el desa- rrollo de un conglomerado de rasgos que pueden servir como base para una bisqueda en la base de datos cantométrica, afin de identifica regis t10s con valores coincidentes {La codifcacisn eantométrica esténdar se raliza conforme a las pat ‘as desctiptas en el Libro de Codificacién que a continuacién se expone. EL Libro de Codificacién bro” de cuarenta paginas es el tercer capitulo de Este famoso | | I CARLOS REYNOSO. boraciéa con Viewr Grauer y e: de codificacidn cantométrico, Lo gue los lineamientos aclaracione sin conteadecirla en lo esencial. La idea quie me ori Utilice esta version en reemplazo de | este capitulo del libro se comprend; descriptiva del modelo de Loman, el descriptor més completo del trabajg © que sigue ¢s una version que, sibien s, iginales de codifiescidn, intro que podrian permitir una aplicacigu mis se duce unas. pocas ncilla de esta tée. lenta No es que se 1a original, sino que en el contexto de I la maruraleza y la escala de la fase Linea 1 ~ El grupo vocal Estructura socal del grupo de canto, cong ciendo hacia la deroch, que son: 3 + N(L~ Alternancia con superposicién entre coro y lider. | ido de integracién cre. *- Se propone una clasificaciGn numerada de 1413, © ~ No hay cantantes UN ~ Un cantante, con o sin acompaitamiento instrumental LINA ~ Un cantante con audiencia participativa que danza o grita, pero no canta, ~L~ Un cantante solista después de otro. Si hay superposicién, codificar més bien L(N, LUN - Unisono social con un lider dominante. NIL ~ Unisono social con el grupo domin: LAIN I N/E = ame. Grupo hetcronéneo, poco coordinado, L+N ~ Alternancia simple entre lides y coro N+N = Alternancia simple, coro més coro, HN ~ Alternancia con supesposicin entre lider y coro NIN ~ Alternancia con superposiciin entre coro y coro, W ~ Entrecejido [interlock ig]. Alto grado de coordinacién on- tre las partes, MLSICOLOGEA ComPaRatIVA te HW MEG poe ov. Hetty oe ‘ Daa GD me a toe we coe nee tipo cue ee oe By Co amligs Po as ie a2 © ee en: 8 eS Me aaa ENG set wes on 30 ee prviarn LET BD rbot eee ce a meme oes On wt SU etn Halt nme an eae 2) anes Ficuta 23 ~ PLANILLA DE CODIFLEACION CANTOMETRICA (PAsnbo tv Lomax 2000: 93) PERE. MODAL, PARA AFRICA. El. PERTIE SF INCLINA FUIRTEMENTE HACIA LA DRRECHA DR LA Hwa 7 CARLOS REYNOSO, La “os ” questa” se re Pueden ser uno solo, varios ee © ninguno. Una vez iacién, que son, MS Se proponen 13 gra 1. @ No ocurrencia, 2 fo~Orque 5 * NO acompaiiamicato, la pequefa, uno a tres eiccutantes /O ~ Orquesta grande, 4 oO 5, 4 pate rand dominant sobre oo rela pte yos Jes vocales, 7 le jecutaincerludios entre pasa. © 0~ Orquesta pequeia sin relacidn kes con la parte vocal 7 HO ~ Idem, con orquesta grande, 8. (0 ~ Orquest ‘mencaria con los cantantes, % (O~ Ide © con relaciones ocasiona. tt de uno a tres ejccurann "ecutantes en relacién comple. m, Con orquesta mayor, -fnea 3 El grupo instrumental Estructura social del I orquesta por separack os qUesta por separado, No-ocurrencia, N 2. LIN - Un instrumento, 3. LNA -Uninsirun cha bailando, gritap mento con una audieneia acti ndo, marcando el compis, perg sc Pero sins cantar, 4. -L-Doso mis 0 nstrumentos ejecutanda partes sucesi 5. LIN Orquesta en unis 7 mente dominante, sreteee on un instrumento clara sin instrumento dominante, ‘clacion heterogéne: le heterogénea con un lider 8. NU/L ~ Relacién hetero ne ténea con un lider subordinado o alter ‘Ompariantes, gue u a 9, LeN = Alternancia simple entre solo y grupo. 10, NeN ~ Alternancia simple de grupo a grupo. 11, LN ~ Alternancia superpuesta entre lider y grupo. 12, N(L~Alternancia superpuesta entre grupo y lider, con ningtin insteumento prevaleciente. 13, N (N= Alternancia superpuesta entre grupo y grupo. Linea 4 ~ Organizacién musical basica de la parse vocal 1, @ ~Dos o ids cantantes, sin relacién entre si. 4. M=Monofonia. Sélo una vor a un tiempo. 7. U-Unisono u octavas. 10. H~Heterofonfa. Cada vox canta la misma melodia de ana for sma ligeramente distinta 13, P—Polifonia. Produccién simulténea de intervalos distintos al unisono y a fa octava. En la linea 22 este concepto se descom- pone en seis categoria. Linea 5 ~Empaste tonal del grupo vocal 1, @ ~No hay empaste, Sélo canta una persona a la vez 4b 7. b~ Empaste intermedio. impaste minimo. Efecto rudo y a veees ruidoso. 10. B~ Buen empaste. 13, B~ Empaste maximo. Bfecto de claridad y unificacién, Linea 6 ~ Empaste ritmico del grupo vocal Grado de coordinacién riemica entre los canrantes. 1, @ ~ No ocurrencia. (a) No hay grupo, Sélo un cantante a la vex. (b) Una performance en grupo en la que parece no haber ningiin vineulo ritmico. CARLOS REYNOSO. 7 rok Empaste ritmico intermedio, 10. R— Buen empaste 13. R~ Maximo empaste rts ste ritmico, Linea 7 ~ Organizacis ‘Senizacin musical basica de la ong a orquesta 1 0-Noveu rencia (s) No instr ems orn MEM Dos on 4. Maur n instrument (0 tocando una not nota a a vez, 0 en acta 7. U~Untono, (9) Grupo instrumental ejecutando | la misma me. lodia al unisono 6 eM octavas. (b) Solo instrumental 10. H~ Hetee & Heterofonia (véase lines 4, punto 10} 13. P- Polifonia o polisritm: Linea 8 - §~Empaste tonal de la orquest 7. b-Empaste intermedio, 10. B~ Buen empast 13. B- Empaste ma Empaste miximo, sonido percibido como “com ines 9~ Fusién ritmica de la orquest 1. B=Nowoe ureencia. (a) No inst trumento solamente comple de oni coordina getter: (6) Fata completa de culevin: che te 2 Ise de 05 miembros de ces 8m grupo siguen el mi » Pero Ho oy oxganizadamente Mt PI B8rUpo sigue el misma comps coordinaeign mise Comp4s con un grado moderado d Line fiamiento ritmico de perc con ac de percusin() Cualgierconjue eo ede peren. el mismo compas de minera cohesiva, amente ligado en el seguimiento del 10, R- El grupo sigue 15. REL grupo esté comple 4 10 Relacién entre palabras y sinsentido Independientemente del significado del cexto 0 del conocimiento je texto que es repetida o Ta abundancia se juga la porci labras sin sentido”: silabas sueltas, balbuceos, del erpusie 52 87 ide lo que patceerta ser “pal Peuspires, tists, ruidos vocales, aaridas, eteétera ululaciones WO — Palabsas dominantes 1 44. wo ~Palabras dominantes, pero con algiin grado perceptible de elementos sin sentido. 7. wo-n0~ Aproximadamente la mitad del texto es repetida o sin sentido. 10, wo-NO ~ Algo mis de Is mitad es repetide 0 sin sentido. meramente compuesto por 13, NO ~ Casi todo el texto parece en expresiones sin sentido Linea 11 ~ Esquema ritmico vocal general Fata linea suele ofrecer alguna dificultad para Jos analistas no. en- trenadlos en miisica. Al respecto, Lomax proporciona algunos lineamien- 10s de ayuda que no considero aqui (Lomax 2000: 30-51). @ ~No-ocurtencia. No Iny cantantes rnotas dela misma longitud aparente, 1 3. Rt—Ritmo de un comps 6. Rev Metro simple, Puede ser simple, doble, triple, compues- de toda la pieza, No se to 6 lo que fuere, pero regular a t1av aplica si un compas compuesto ests distibuido de una manera consistente (p. ¢). 9/8 dividido en 2/8, 2/8, 2/8, 3/8) 9, Rev~ Metro complejo. 11. Ri = Metro irregular. Los metros que involucren efectos de he ran irvegulares (el efecto de hemiola acsrrea rniola no se consider abigGcdades en la subdivsisn; por ejemplo, un compas de 6/8 se puede dividir en dos partes de tes tiempos otres partes de dos) CARLOS REYNOSO. Linen 12~ Relacidn ritmica dentro del grupo de canto Esta es otra linea confl conflictiva para la cual L adicionales (Lomax 2000: 52-55). 1 ‘max ofrece aclaraciones tes ve Co tare vinden ten 3. Ru~Unisono titmico. fo 3. Rh~ Heterofonia titmica, 7. Ra— Ritmo de acompaiiamiento, 9. Rp Policstmia sim 11. Rpm = Po 13. Re~ irritmia compleja Contrapunto sitmico, Tinea 13 ~ Estructura ritmica general de Acompaiiamiento Se pueden aplicar los he refetidos a insirumentos Lo 3 Imismos princpios que paral lines 11, aun. Ss ¥ NO a las voces, : No-ocurrencia. No insteumentos, RI ~ Ritme de un tiempo fone-beat rhythm, 6 Rev~ Metro simple % RSy~ Metro complejo, 11. Ri~ Metco irregular 13. Rpa—Parlando rubato, Hinea 14 Relacion eitmica dentro del Brupo de acompaiiamiento 1 @ ~No-ocurrencia, (a) No hay grup No hay coherenciartmica de ningun, conetaniens ina clase, 3. Ru~Unisono sitmico, 6 Rh— Heterofonia ritmica, MustcoLoGta companariva 7, Ra~ Ritmo de acompaiiamiento, 9 Rp~ Polititmia simple 11, Rpm ~ Polissiania compleja 13. Re~ Conteapunto sitmico, Linea 15 ~ Perfil melédico [sbape] Esta no es una variable escalar, de medo que el orden es arbitraro. 1. A= Frase en arco. Las frases suben y luego descienden, 5. T-Melodia en terraza 9, U-~ Ondulante. También se apliea a los casos (muy raros) en -a mel6dica es ascendente que ba lis 13, D~Descendente. a 16 Forma melédica (form) La serie comprende valores de complejidad creciente, aunque co~ dilieados de derecha a izquierda. 13, C- Forma de canon o ronda. 12. L= Letania simple. 11. Lv — Letania simple con una moderada cantidad de variaciones en cada repeticign, 10. LV Lerania simple con mucha vaviacién en cada repeticin, 9. L* ~ Es similar a L, pero con algunas complicaciones, Por ejemplo: (a) Una nueva frase se inserta en un pattdn de que otro modo seria constante: ABABABACCAB.... (b) Ocurre ans de un patrén de letania en la misma pieca, 0 sea que apa~ ecen: nuevas frases luego que las anteriores se han repetide un némero de veces: AAAAAA.,. BBBBBB... CCCCCC... (6) una letania bien En gran parte de la musica afrieana se establee definida, luego un estribillo; si éste ocurre irregularmente, ‘iene una letania compleja, como er AAARAARAAAAAR. Si ‘ocurre con regularidad, codificar como estcofa simple (Se. (@ AROS a 1. te~ Compuesto en sur {0 © continuamente varisdo. (c) Cualquier leania que involy ere mas que la simple repeticibn d dificar como letsnia compleja le una o dos frases se debe ny Tev= Letania complefa con variacién moderada, LAV = Letania comple con mucha variacisn en ada seecign, Se attol simple con poca o ninguna vaicion, Ene es ocho (pero no més de ocho) frases se repten una y vez, Stv~ Estrofa simple con variacién moderada, StV ~ Estrofa simple con mucha v: ariacién, S¢° — Extrofa comple con poca o ninguna variaci6n, Es siny- itaSt pero mis complejo. Hay variontipos enn teristicos; f) Mis de ocho frases antes de una re un estribillo: ABA CD ABA ER hasta que la estrofa se ha repetide CDE... 4) El orden de ls frases ABAC AABC ABAB. (c) Algunas frases se tepiten ;peticin integral. (b) Mis de (©) El estribillo no se cants 0 algunas veces: ABA ABA via de una estrofa ala ores: Ue ganeias due en otras: ABC AABC ABC ABC ABC 6 Una serie de estrofas simples seguidas en la mismies otra serie de estrofas simples, St'v ~ Estrofa compleja con varicidn entre moderada y trofa reconocible, Linea 17 ~ Longitud de la frase ancién por grande totalidad. No hay patréin de letania o es- 1. P~ Frase muy larga casi en el limite de la capacidad de respi- racion del cantante (16 fi 4 P. fica como P Frases mas largas que el promedi segundos). También se codifica com P~ Frases de longitud pro: (5.29 segundos) 425 segundos © mis), También se cod io a bastante largas (10.415, oR, io, como en las baladas inglesas 10: pe — Frases de longitud menor al promedio (3 14 segundos) 1p Frases breves o muy breves (1 a 2 seguados) MUSICOLOGIA COMPARATIVA Nuimero de frases Linea 18 le frases antes qu letar de tres frases. ane a eed ABC ABC ABC se considerard dé jon con [a esttu haya una repeticién completa. Una ss de ocho frases antes de wna repeticién completa, peticisn comp y mas de ocho frases ant Hay me 1 a 5/7 Cinco a siete i asimétricamente 4. A/A~ Cuatro 1 ocho frases, dispuestas asimét 6, 415~ Cuatro w ocho, simétricamer §. MA~Tres o seis, asimeétricams imétricamente. 9, 5/S— Tres o seis, si étricamente. 11, 2/A = Dos frases, asimét es, simétricamente. 13, 1/28 Una o dos frases, Linea 19 - Posicién de la nota final 1. f-Lanota final es la mis grave tonal ad mis grave del rango 4. f-Lanota final pertenece a (también f). 1 del rango medio. al esta ceren 9. F-La nota fin " ee F = La nota final pertenecea la mitad rs aguda del rango t 13. F—La nota fina iui cidn (también E. 13, F— La nota final es la mis aguda de la cancisn ( Linea 20~ Rango 1. 1-2 ~Monotono a segunda mayor: 4, 3.5 "Tercera menor a quia juste 7, 5-8~ Sexta menor a octava. 10. 10+ ~ Novena menor a décimocuarta, 13, 16+ ~ Dos octavas 0 mis. CARLOS REYNO5O, Linea 21 ~ Amplieud de intervalos 1. ~Monotono. No hai y intervalos. Tada la pieza se ejecuta so- bre una sola nota, 4. w- Intervalos pequefios 7. w-~ Intervalos diaténicos, También w. 10. W ~ Intervalos amplios, B.WeP, revalecen intervalos de una quinta 0 mas. Tambien W, Linea 22 ~ Tipo de polifonia Acordes en dos partes se consideran polifoni aias de mayor complejdad seménicae inegracién 1 igual que las armo. la codificacién el grado de complejidad sumenta de izquierda a derecha 9 — No hay polifonia, 3. Dr ~ Polifonia de pedal o bordén, 6. Ie ~ Acordes aislados. 8. Pe~ Acordes paralelos 10. H~ Armonia, Hay movi imientos contrarios; algunas partes suc ben mientras otras bajan, 13. C~ Contrapunto, Dos 0 mai is partes ritmica y melédicamente independientes ines 23 ~ Grado de ornamentacisn utilizado por el cantante 1. E— Ornamentacién extrema, ‘Tambien E. 4, ~ Bastante ornamentacién, 7. e~Cantid fo e- 1. lid considerable de ornamencacisin, También e, Alguna ornamentacién, ~ Poca o ninguna ornamentacién, MUSICOLOGEA COMPARATIVG Linea 24~ Tempe Extremadamente lento. ~ Bastante lento. 5, «Lento. : 1- Tempo intermedio, También t 9, = Tem Te Rapidos cE 13, T= Muy ripido. También Linea 25 ~ Volumen 1. pp~Muy suave. 4. p~ Suave 7. N=Normal 10, f- Fuerte 13. {F - Muy fuerte Linea 26~ Rubato en la parte vocal 3 into de fa marcacidn estricts BI rubato es una leve desviacin del ca cect 1 ae 4 Ise del singe ao de por Se fe Caste vee oco el tiempo de enunciaci e en acelerar 0 retardar un pe plo, Consise en 1.) Extremo, 5. ))= Mucho, 9, )~ Algo. 13. f No hay rubato. Tempo estricto. Linea 27 ~ Rubato en los instrumentos 1.) =Extremo. 5, ))~Mucho. 9, )= Algo. 15, f= No hay rubato. Tempo estrieto. CARLOS REYNOSO Linea 28 ~ Glissando Siissndo eum desta notas, entonando todos los gr ‘a aacnasn ie 1 (> Maximo, 5. © Glissando prominente 9%. (Algo. 13. J~ No hay glissando, Linea 29 ~ Melisma El melisina consiste wees iste en aplicar més de us : picuamente hs secciones de coloran intica temprana cn algunos eemplare de ura de muchas aos dei fa # una silaba, come canto gregori mle iano 0 en arias de la 6pera italians 1. ~ Muchos de los cam wt des nbios de nota son inaticulads, Ten i 7. m~ Algunos de do pneumitico, 13. f~Silabico, los cambios bios son inarticulados. También Hama. Linea 30~ Trémolo Esta es una vibracié: Se sostiey mpo. Lomax lo dif 1 voz del cantante (y na ¢ considera trémolo, ad, mientras que el vib com éste es peculiar | ferencia del vibrato; trolar) usualnente no s¢ = no tGenicamente ficil decon. ‘ Eltrémolo es una ae ai ericdica de la intensid k brato lo es de la frecuencia, 1. TR~ Fuerte trémolo ala largo de la can 7. tr Elerémol ae El trémolo es perceptible, pero re ti lativament ligero J Poco o ningin wémolo, i MUSICOLOGIA COMPARATIVA Lines 31 ~ Sacudida glotal Los cantantes tradieionales no cantan “naturalmente”, como lo ha. nos pajaros. Toda cultura define rigidos estindares para las voces de Cicbasis modelos voesles parecen servir de patrn y limitar Sus eamtantes y 802 : ee dimensiones del sistema que ast se proyecta, Después de una escu~ She inncrsiva, el estudiante encontrar’ una amplia variedad de estilos de socalizacibn, dese ~ funcién de la cualidad vocal (p. 70) Ibriendo que se pueden situar culturalmente los ean tames solament {, GL —Fuertemente caracterizado por activicad glotal 7, ql Alguns actividad glotal es presente y perceptible. 13, f Poca © ninguna actividad glotal Linea 32 ~ Registro Esta categoria se puede codificar doblemente si wn cantante cambia de registo, o 5i hay diversos cantantes en diversos registros. 1. V-Hi ~ Registro muy agudo, como en el Aiehning sueco o fas sangras arulinas. Usualmente falsete en hombres. 4. Hi Agndo, Usualmente registro de cabeza 7. Mid ~ Tesitura intermedia 10. Low ~ Grave. Usualmente se canta “de pecho” 13. V-Low ~ Muy grave. El cantante produce sus tonos mis graves, © aplica téenicas como la de los strohbass rusos 0 tibetanos. Linca 33 ~ Amplitud vocal Se refiere ala forma de articulacién vocal, la apertura de la glotis y la tensidn relativa de la regién glotal. Una vox muy estrecha seria Ja del canto flamenco o ef fa de los indios de las praderas de Estados Unidos; una vox muy ampli la del canto femenino celta, 1. VENA ~Muy estrecha, Vor extremadament: tensa, 3, NA—Fstrecha. Vor. percepriblemence tensa 6. Sp~ Vor que corresponde al tono normal, con tensiones inter- CARLOS REYNOSO. 8. Wi Amplia, Voz relajada, como Ia del canto femenino celyy > 10. ¥-Mi— Muy amplia, Calidad de vor resonant o"kauidse, 13. Jodel- Modliad disionvamente qua yeelads aon ia Yrelajadadecambin | Linea 34 ~ Nasalizacién : 1 VINAS ~ Voz muy nasalizada 4. GT Nasalizacion marcada, pero no ext 7 Imermit ~Nasalizacién imtermi + 10. Slight ~ Toques ocasionales de nasalizacion, 15. None, Poca o ninguna nasalizacié ; Linea 35 ~ Aspereza [Raspiness) No hay nomencladores claros g deza, as . aspercza, tosquedad, ruidosidad posible una aproximacidn, 1 4 jue sefalen grados precisos de rus fxeétera, pero de todos mados « Ext~ Aspereea exurema GT Gran aspereaa 7 Int~ Aspereza inteemitente 10. Slight —7 Toques perceptibles de aspereca, 13. None ~ Voees earentes de aspececa, Lines 36 ~ Acento i El acento es relative ala intensidad de los sonid le una ejecucién, Caracteristicamente, ¢] nde Amst Norte o los baka maories son estilas fi Sees ane 1. V-Force - 4. Fo~ Ataque perceptiblemente Normal ~ 10. Relaxed — 13. VRe = Ataque muy acentuado, acentuado, Ataque moderadamente acentuado Ataque relajado, no enfitico, Ataque muy relajado, casi sin acentuar, undevseated MUSICOLOGIA COMPARATIVA Linea 37 ~ Emunciasion de consonantes \V-Pree ~ Enunciacién fuertemente artculads, como en Jos na- 1 rradores de historias de Europa y Oriente Pre ~ Enunciacién chwamente articulada; las consonantes soa ‘ ficilmente discernibles. 2}. No~Normal, Hay que tener en cuen‘a que la enunciacién en el eanto tiende a ser menos clata que en el habla 10. Slucted ~Las consonantes son difciles de distinguie. Gram par te del canto primitivo es de este clase. 13, V-Slur ~ Muy confuso. Las consonantes estin easi ausentes y Jas sflabas son dificiles de distinguir. Hay sin duda mucho espacio para mejorar el método, Hoy existen nomenclaturas y tratamientos de los usos de la vox humana mucho mas tefinados que los que propusiera Lomax (p. ej. Zemp 1996; Fales 1998 0 tnis materiales de seminario). Han habido grandes avances en el trata- nniento del ritmo, el pulso y ef metro, en particular en primera década de ‘este siglo (p. ej. Clayton 2001; Toussaint 2005), Muchos aspectos de la produccisn vocal no son siquiera considerados en cantomética: el uso de voz susurrada como en el inanga chuchotée o bongerera del oriente alti: cano, la distorsién de la voz mediante sustancias irritantes, mirlitones 0 miscaras, la imitacin vocal de sonidos instrumentales, ef silbido, las for mas de canto arménico (sygyt, kargyraa, jdmiy, borbannadir, ezengi- leer), el sinsentido especifico del scat, el kanakkol, el pattogés, el port & beul, el lilting, ... No hay forma de codificar estos recursos ni de distin- guirlos entre sien comprensible: la ocurrencia de esas manifestac corresponde al nivel de detalle descriptive requerido por el aparato esta~ ninos cantométricos. La razén de estas lagunas 8 es €s excepeional y no Aistico. Aunque mucho se ha euestionado respecto de la calidad descrip. tiva del método, y atin cuando la eodificacién no apunte hacia una des- cipciéa amplia de los estilos (nunca se subrayara suficientemente esto) ‘no existe en toda la disciplina una técnica descriptiva multivariada com- parable ‘También es fundamental tener en cuenta que Lomax mismo era consciente del earicter provisional de su modelo. A pronésito de la nasali- CARLOS REYNOSO. Zain por ciemple (linea 34), afirma que ha decid traarla en ‘sgamente cuantitativosadespecho de la ambi Ettinog edad de lacuestisn poryer | or distintivo en el mateo de la comparaciin. “Hasta tani studios veal etores definn la naturales de los diversostipos srados de vo sitn el codifcador dependers de su ofdo y de su “euovehn ea ‘8 (p.72). Lo mismo se aplica a la categoria de asperers 8 38): “Qui Pana fe bs mais preciso mediance msquinas parlames o agin relia insho de ese tipo secemos eapaces de distinguir entre diverese clases de ‘widos glotales” (p. 73). Lomax también promacve el perfeccionamiento de {nceulifcacin através de la experiencia y inna prieties propuesta por ¢l patSlogo de la voz Paul Moses, la “escuchs sreativa”, consistente en es ‘achat eon cuidado, trata de reproducic a vualidad reveled localizar en Fa ae thmnecanismo vocal actuante y recién entonees procederal ani {isis (p. 70-71), Tampoco es posible pretendes com sriticos, que ol esq Permit coditicar tados los casos existentes; se coma uta line, por ejemplo, pars dae cuenta del emision vocal au foes sonora (0 susurrant versus resonante, slo ef cx0 africano del ‘tangs chuchowée tendria un singo dstinto al de cualquier ones Miscelinea de demostraciones cantoméericas En esta seccidn mencionaré Igunos de los argumentos eantométri- trea ablecen correlaciones entre variables esilisticas y aspeere Ie be esuuctura social o pautas cultural, postergando ol atamiento de la naa eaiGt BeoRrific de os estilo pars el capitulo siguiente, La aes tn beindar un detalle de ls exploraciones de Lomax en masri te co. {chcions, sino mostrar puntos particulars en ls artculaconstd méto- docile algunas de las muchas formas en que puede utilizarse. El primer conjunto de corselaciones establecias en el Proyecto crete concierne al hecho, documentado tempranamente co, jee usin del método, de que muchos factor exiliticos vari, directa- Ms fon Ht complejidad cultural, Dicho de otra forma, los eae de [inte elas sociedades sinuses diferen de manera consivense da lo ic M5 avanzadas. Mis especificamente, muchos de los au} 2utos bisicos de un estilo de canto vacian con la actividad te subsistencia rocipal de una cultura, Para poder llevar adelante log andlisis, Lomax y 86 usiCoLOGIA COMPARATIYN cn cme does verde datos Selo: lca ls anteopéloge especialista ae ne dass ed serge de subse (HE ae (Lomax 2000: 122): : on ea, de jayor de ta recoleccién, la cazs de su rensberf> es rural, desat fos y tomaron puntos sighas del B aa : 5. X~ Extractores: d int in cria de ani- sire jeuleura simple si 1p ~ Productores incipientes: ari ‘ interior al contacto europeo: Sete eae aa de animales css 2 apn dela 3 ara pono cendos,o¥cjas 0 gafado 8A {inclayen 0 “ ers eas que combinan gana A — Agricultura de arado: cultaeas Seal ja de animales, acado ¢ irrigacton. 5, IR~ Irvigactn: ageicuturay ei al. de cierta eses | | cd ae Sa of eee AreVLACION PRECH J ACION ENTRE TEXTOY AN rena 24 Contr son cedida transeultural de complied sr pa eal conse um medi a a ial ae dado que posee usa rel 97 CARLOS REYNOSO, la derecha (linea 10), Paes (linea 37). 1 los camtos sin seni tape 12 de Precision de enunciacign de | @ dupla de exer remos, nee ido de los cazadores oo pra nie oe a gtt2 a dela segunda, ener en por ee Ibo d los bardos seo ety igmeo, La figura que an das en el capitulo sobre ‘musicales consideradas Zmelitad de los interval I orquesta, vatiedad ins impute coh ad istrumeneal, dferencncror ee Wile anand Fit ented URA 25 § LTD De Pempa SSFIES (BASAD0 EN Lowtax 2000: 77) MUSICOLOGIA COMPARATIVA a esudio cantométrico sumamente ineresante concierne al pro aie comparacin entre estils ocleulo del factor de simi, de eam x el experto en computacién Norman Berkowitz (Lomax farellado PO sito, 76-75, 309-321). La idea es proporciona ana medida y una visuali- opin dela smite entre dos 0 mis estilos,oglobalmente entres dos © s, Este trabajo permitié comprobar que entre ciertaslineas {p. jundancias de me- lineas tambi se apartaban de fa norma en muy pocos caso. Se ha ls contribucién de cada atributo al puntaje de similitud por an oversamente proporcional a la frecuencia mundial del atributo. Bate programa produce dos clases de artefactos, El primero es un grifico ave permite comparar cl grado de similitud o disimititud entre dos est fa necesario entan- ces pesat factor in Jos, como en el caso imaginario de Ja figura 2.5. ‘Otra de las salidas del programa es el lisado de la onda de simil tud, que es un listado simple por orden de rango de cada ejemplar regio nalyy de todos los otros estilos regionales que se le parecen hasta un pun- tode corte arbitrario, que puede ser un cuartil En ta tabla 2.2 se puede ver un ejemplo de este artefzcto para dos reas cualesquice ‘este caso las que Lomax llama 105 Andes y 107 Amazonia interior Un estudio clisico de aplicacién de la eantomécrica 2 las prticas de acarreo de bebés y su relacién con los patrones ritmicos es el de Bar- bara Ayres (1973). Otros investigadores han aplicado versiones més © menos corregidas de a cantométrica, aunque las publicaciones en ese sen- tido han ido dismninuyendo en los ikimos ve 103 ais raros de aplicacién del método es el de Ruth Blaine King (1984), quien utilizé una plantilla de codificacién modificada, considerando con toro melédico, enunciaciones, sugerencias arménicas, rango vocal, re gistro, timbre, ornamentacidn, vibrato ¢ improvisacién para analizar las interpretaciones de Sarah Vaughan. El suyo es el primer estudio de jazz en utilizar el paradigma de Lomax. fe afios, Uno de los inten CARLOS REYNOSO. 7 Costa Noroeste } 109 Mato Grosso, 117 Caribe, 119 América is 497 Nuevs Guines ia ca 307 Himalaya, 405 Auserlia, 301 Avi dnc Arcs on pe les mas similares» 197 A Ae ec 120 DE ONDA De siti TuD sea es era si la cultura del roe lizacién, analizando si hab as ¥ pricticas “eribale constitufa un © no convergencia entreenn ene speraoac a ome eta cular 8" tales como no. avismo y de- all MeLhan que *pto (una moda. civilizacién). EI marco meluhar at ve 1 iniano donde se dis : some . polémico, McLuhan mezcl af ; + hoy scape cio pai Ms a afirmaciones hoy inacept cul Sloe ssombross sobre in globalizaion y Ins aera Te hipon Pat? 0 viene al eso disco en sales act de tibalizacin fue dsconf ta pero senators ecu tein ‘onfirmada, pero se percibid un pa, pon del in alsin ton ha alae la década siguiente. Con o sin Mel. nico del método c ave nf persona he ae ed Wwe en fo personal f Bim proveclo aunque de manera informal tiva) y concepto (qu -antométrico, he utilizado con al =| fico de Judith Irvine y J. David Sapir (1976) en Un estudio etnogral jos repertorivs que los infor- tre los Kujamaat Diola de Senegal investigg we eportaban ya sea como ~pasados cle moda” 0 “nuevos” en tem nos de as ese fo a lo largo del tiempo. Te cantométria. De un tono similar es el estudio ds Jacob Delw falas musicales ¥ los roles performatives de los solistas y el co Tas conelusiones dan soporte a los supacstos de forth Elder vabre la evolucién del ealypso tradicional en“Tvinidad y Tobago Hoy en dia la codificacién cantométrica se ensefia en numerasos caraos de grado y posgrado o seminarios de etnomusicologgs que desa- w anilisis musical; las fases ulteriores de comparacién estadistiea, vos matemiticas ajenos a la formacién profe 1967) roll que requieren conocit eeasl son de frecuentacioa mis esporsdica, si es que se llegan a tratar al- ‘que no fuera concebidh como técnica analtica hereamienta para generar los insumos del guna vez. La codificaci6n, independiente sino como una tnérodo coniparativo, acabé siendo Ia parte sobreviviente, el miembro ex- tipado, de lo que alguna vez fuera la torfa transcultural de Alan Lomax dela razén cantométrica Metacri En el tratamiento de este asunto he considerado una gran eantidad de revisiones eriticas de la obra de Alan Lomax, no todas ellas comenta- das en el texto debido a su relevancia despareja, su redundancia argumen- tativa 0 su mero niimero, Solo en relacién con Folk Song Style and Cal- ture (Lomax 2000 (1968]) consideré las critica’ de Nat Hentoff (1969), Juana de Laban (1969), Alan Merriam (1969), Raoul Naroll (1969), Peter ‘Ostwald (1969), Pete Seeger (1969), James Downey (1970), Harold Dri- ver (1970), A. Harber (1970), Kéngés Maranda (1970), Barbara Krader (1970), Bruno Nett (1970), Hewiet Pantaleoni (1970; 1972), Dan Malms- trim (1971}, William Ferri (1973), Johanna Stein (1975), Marcia Hern don (1974), Joann Kealiinohomoku (1974), Norma MeLeod (1974), Drid Williams (1974), Edward Henry (1976), Rafsel José de Menezes Bastos (1978), Joho Blacking (1979), Peter Jay Martin (1997) y Fred MeCortnick (2002). De hecho, hay més bibliografia critica sobre el mérodo cantom itico que sobre cualquier otro en toda Ia disciplina, lo eual no implica que haya por alli mucha substancia. Este apartado «5 de metaeritics. No me interesa en particular defender a Lomax, pero siereo importante investi- CARLOS REYNOSG Bar las estrategias rerdric, 824108, pues han sido sin mit Wace pasado reciente ee ec tsas “duras" al proyecto de Lom bn camtométrics so aticul, conforme desde hace mucho se hho se saben equivacados Frente a esta clase compos Un porcemiaje abrumador de Algunos criticos, por iemplo, hubieran preferg eferido inclu atados en las 37 variah ot 37 variables, ya sea ay ° dictininando an mayor mine ee aspectos de ls canciones nor fando Is cantidad de in Ak alificacisn pero eee radamence grucsa” que 0 de valores 0s musicales, sino par |hs variables considers, momento L simple (Lom bles incluida calmente sali sional por aro lo, al punto que en alin ado un modelo ain mis |h serie Iimitada de vari © chestilo arménico (line de codi 0 arménico (lineas 1, ficacion) no tienen uns ‘tos de la estructura NO tienen una rel ie acer spectos de social (p, 36) ima, el principio de “nds : ' ane * ° ns €5 mejor” quizd resulte ape Pind : is iption densa, pero no ecesariamente lo es para un codon o que han sido abje Que encarna apenas I 4 apenas legue a eal Seate9 an poso tintas, Se ala ligera, Se trata de d tt ua modelo estadisticn, eo Maciones propias dela clases ere Constrid we MUSICOLOGIA ComPaRATIVA ora arquirecténica publica bien conocida, que se sabe inherentemente Jhirca 2 optimizacisn: i los pardmetros son inadecuados se los puede Jatubias 51 f00 muy groseros se los depura, sila calificacién se sesye en todos los ejemplares a favor de un rango se define una valoracién distin {ay si las categorias son pocas se agregan o:ras, si son muchas se sacrifica guna. ese podkiaipugnar en todo eato la forma en que se articuls el ca non del modela estadistico, pero pretender hacer lo propio con sus fun damentos ¢8 una tarea epistemoldgica mayor para la que ningiin emomv- sicdlogo (yo incluido) demostré alguna vez estar ealificado, Prueba ello son las numerosas objeciones que simalemente trasuntan un desco~ nocimiento bisico de las reglas del juego en un modelo de est tipo (Kan xis Maranda 1970; Mel.cod 1974; Menezes Bastos 1978; Blaching 1979; McCormick 2002). No implico con esto que los asuntos estadisticos sean inatacables; en matemsiticas y en antropologia ha habido polémicas fero- essen tomno de la indueeisn, In prueba de Galton, la falacia ecoldgica, la fuss causacidn (cum hoc ergo propter hoc), la paradoja dle Simpson y la yesiana, por ejemplo. La discusién etnomusicalégica de de obabilidad b: Itewstin, enpero, ha chado cor hed de verse muy lejos de est vel de refinamiento y pertinencia, Asi como no se le conoven transcripeiones, Lomax no ha sido tam poco un estadistico virtuoso; ha dependido de David Brown, Raoul Na- roll, Norman Berkowitz, Edwin Erickson y muchos mis para el desarro- Sus programas. Pero ningin etnomusicslogo ha por dido insinwar siquiera que alguna de la elaboraciones estadisticas de Full song style and culture, que son muchas, ests mal (o bien) planteada en al- Estas elatoraciones, y no tanto las pe Ilo de sus edleulos y ain sentido téenico argumentable suliaridades de la hoja de codificacién, son ef meollo del asunto. Cuando Lomax o sus colaboradores hablan de perfiles modales, skewing, grado de variaciéa monoténica de dos escalas ordinales (gam. ‘ma, chi cuadrado, matrices de seeuencias conjuntas, grificos de secuen sia media, coelicientes de correlacin, mediaras y percentiles, ninguno de is ertcos comprende remotamente qué razanamicntos estin en juego. Laevidencia de lo que a fy vergonzante: aunque se ha es- la cantométriea mas que contra tedos los otros métodos jun- lia se despliega es una estadistiea muy elemen- crite conta l (0s (y aunque lo que en tal), nunea nadie emenneer hn aleanzado a cuestiona I sepresenetividad, a relevan al modelo y se ha exp) ‘aucia por los resultados que salen de dl, pero radas nadie ha dicho palabea de las o entee el insumo y el rndtvica ha sido dseiada paca ser subjetiva en parte porque intenta vidoe Fenda por no especalstas, en parte porque (1970) ae {fos en objeciones especi vero en #1 pasado. 4 Que com ‘método. La nica excepeidn es ta erftie, fas que einer. psa sQue cio stray sons mens on rca os en se aantonen deena oir dc gab Ben 0 yeciones menores en una reseiia que en lo deme Pace geen en una performance en vivo? gNo dep od Five eae ee ‘ ee a dible (con un decibelimetro, digamos) de la distancia & ities s, adem, antropslogo, ae eve ancuenta del ecatante? Lainie fora de controlar et ae Saas as abaciones uno mismo y pone el merSfono siempre 8 cia de los datos que entean ae sr Peraciones matemsticas que m ' producto y que constituyen el tronee hora unas cuantas pneu riticas en apoyo de has afirmaciones fa que ust cv slia inst rn. Pero la situaciin de est i a Pos haste pte que sss deen de er atic. ls apeto de extn gabon, toque To nde todas formar Ese ial peeettaes di ; ibuidos de manera despareja, Algunos son clara. conte aa Singulares que s¢ miden con facilidad, PESTO OtFOS son en fin: de hecho, no hay fe alta arepe de components quo sedan een uno ext prepara pra concatcala Pe nets entre la nota mis grave y la mas aguda, “reg " cutter areas i Sra ce, PET nc ones be me redo deun expe, Gna eel edo a mnizacién basica de la parte vocal" ae de lo que pretend # ones no son apices ma he Plo, es deesperarse que el analista derermise ea fante, algo que no se puede deteeminar dir cl eattante puede variaro de este tipo se pueden api bign puede cuestionarse cultura folk produce ua: ti de una muestra pequeda (Neti 1983; 934) “Rango" fa sites extn bas sido el re y siempre 7 ete determinado del oyent pricobigicamente d lo d ew \ ‘en Cantométrica (Grauer 2005), verteeté cantando aneoe ectamente de ua geabaciony crear ce miso. ee El volumen o intensidad del canto es, por ota parte, una variable fr como intraculturalmente, Es seguro que eS Un po~ ‘logo se le ocuris eratar- sxeluya? Otrasextioas de parimetros. .. Tam significativa tanto in ‘ co engorrosa ¢ imprecisa y que a ningsin music Ia antes, pero 2es razonable que por eso se la es: [Nett son atin menos sost Hay un problema con este : i jvicio de Net: aun 1 esti idado por una comprobacién, De hecho, Sica de la parte vocal” (imagino que se reficee difcacisn) e5 una de las variables que los ogi {Yor porcentaje de cons que se comenta en | 'que suene plausible, “organizacién bé- k pscial. Pero a pesar de ua elaborado conjunto de : icadores evaliian con ‘ma- método (1976), me resulté dificil encontrar acuerdo en las: ae fe un fa tt 22% cl puch de Markl grupo homogéneo de alunos bastante experimentados (Newt 1983: 94) ls PrOximas paginas (Lomax 2000: 112). Para alow ue no tenga el odo edueado, determinar si en “satya Iifonia es mucho mis facil que estar el interes we |i mis aguda, Por otro lado, el forma McLeod, Peter Jay Martin luacisn del volumen (adel factor ny sideran estas observa ace aos antes Nett! habia eserito: alo entre la nota mas gra or Bi eed ae ‘ ron equipo cancométric fue, sad anita Una dels tres nis lcs qu fom lei ; (ode fcr que oases dl Geile cloister dompne mses, Bred i ones del cooled tera tendo econ IMalor an cise cama *aperena vcs”, hatlidad”y *amplitod ‘ciones del colaborador de Lomax, Victor Grauer (een om canepros cinder amplament usd mmc) Y CARLOS REYNOSO ade su grado relative on una grabacién de seve con vo ice puntos parecer ser on procedimiento cuestionable, Hew car el método de Lomax en clases de praduatos de mu trado tl desacuerdo que he desesperado de su vabildad. ria Gil que el método de la evaluacion auditiva fuera tratado relacionados con el equipa eanramétrica aceptado (Nett 1970: 440). sce dehy nia de mk logos yee porcoudies pareve poe ee No obstante que esta criticas bados, hay otros hechos que la cont ls UCLA (Fédermayr 1971), estodiosos como Ruth King, S Lace 1 Karen Ann Watson, ssf como los lumags de grado y pospradeden Iropis seminsios en Argon y Mic, no han encontrado diel ne sever en lela lv en i onadsexeepona tsuieren capacidadesanalitcas de orien musicoldgico (linen tr apes yal vez. 19). Estas eategoras fice, aunque a los musiedloges x tee dla, no son tampoco las mas vitales desde el punto de vista edi La objecién de Nett, con lo sazonabh ' con lo razonable que parece, Pico juitio impresionists, con las parocen basarse en hechos compro, dicen, Investigacores en Viena, es ademis uni a ju . abicuales cualifieaciones: ‘tros*, “por ejemplo”, “una buena cantidad”, “ de...” El argument es impress no dices ign entre los alumnos era de un punto o de d incertidumbre afectal Ir eran 0 no estadistics “algunos, wn desacuerdo tan gran. 2 ran as diferencias de codifie 0 loce por cada linea, ni sil ba a cinco Hiness 0 treints o si las lines afectadse i ‘amente significativas?. Se suy £5 un método estadistico; si se lo tud como ést: od la discon pone que la cantométrica a uiere impugnar, diferencias de magni- a5 no son triviales porque los niimeros (ya sea del consenso que algunos de eos, Tomando una srizzén ea mica-estadstics de Mud ck (19 que conduce, cuando muct vac de as estructura sx in ena dey ' sealizadas por turistas; iy migicos peciles a eualgu onocidas como Amerie fenerlizande sobre usando cepisteos ae i a0tedos por Lomax en ests inne, sa eacera etaomusicole Der degre cone ‘on mais devenerin jena 2 ee dibs despues dete eas des ide incised Sir ms mo endo ela mas, por onelusiones « ls que llegan Loma restiigitacign incompetencia en 8 caractetizan por ser solan 508 prosélicos, Haque no fata, nel (Menezes Bastos 1978: 39-4 Menezes también considera “ com tes far26nica” Ia pretension de Lomax de én lo que él llama * ue él llama *comportamiento ex I prosodic (p65 Con toda su altisoy hea sta de ce aonanely I xtca de marrase ancl I rica faralmence débil, MUSICOLOGIA COMPARATIVA sajevastadora” cxtica de Hewitt Pantaleoni (1972) el plinieo de Menezes ds viewente trasunta incapacidad de comprender no sélo el plano de ge- ina) on que debe operat vn modalo cated, sno lw abjexivon vreculares de Lomax, que en modo alguno son de earicter semantic, Pie existe ademas una dimensiGn gramatical o fonolégica en el modelo de "4 po utiliza en ningtin momento esa terminologia ni aborda la Noexi vontidn del caricte sstemitico ds los estilos que ess palabras estarian \do. Menos atin hay en fa eantométrica un tratemiento peyorati~ implies y to para estilo alguno; ninguno de ellos “tiene” tampoco més o menos Fables que otros, ni la musica es juzgada un rellejo epifenoménico de sndo orden en relacidn con una “cultura” que seria mis esencial Us descripcién de treinta y siere variables es cualquier cosa menos un ssboz0"; pesea que el objetivo de la cantométrica no esa descripcién, en ma descriptivo con mayor nii Jar una variable musical digna toda a etnomusicologia no existe un esqu mero de pardmetros. Nadie ha sabido sei de considerarse que sea distintiva y no haya sido tomaca en cuenta, Por otro lado, no parece que se pierda mucho en:regando el andli- sis “cualquier lego”, como lo expresa Menezes, dado que él mismo no dlisis de ningiin tipo. No hay nada faradnico en la pretensidn de Lomax de abordar también el estudio de la danza y la prosodia; los esta dios de fonotictica y corcométrica estin ademas separados de los andlisis cantométricos y usilizan artefactos por completo distintos. No es cieito que los registros usados por Lomax no sean idéneos; kc proveniencia de has colevtiones esté minuciosamente documentada y todos los grandes nombres de Ia tecoleccién musical estin alli (Lamax 2090: xvi-xvi). Lo- imax prefirid buenas grabaciones cle David Lewiston a malos registros de von Hornbostel; no es tan grave, No es verdad tampoco que Lomax ha- ya utlizado Social structure de Murdock (1949) como mattiz cultural; es- te texto, que se basa en los HRAF, no es siquiera mencionado por Lomax, ‘Quien us6 mis bien ef Alas Einogeéfico y el SCCS en elestado en que se encontraban hacia 1967. Giertamente, China ests mal representada en el medelo cantoméer: representativas ni 6, pero las grabaciones que entonces exist (Lomax 2000: xi). En cuanto a que Lomax trate a América del mente falso e induce a sospechar ligente por parte de Menezes; lejos satisfactori Sur como unidad indivisa, ello es decidid tn el mejor de los casos una leetura Sete ee : ” CARLOS REYNOSO 1a) localiza 18 grupos étaieas en esa regién, trata 230 can: culpa por no tener grabaciones que permitan una coberune Gran Chaco (pp. 0, 82-88). Usilizar medidas de vendencia, py no invalida las operaciones estaiticas en tan los guarisnn sean adecusdamente contrastivos. Tampoco servirse de computadoras Gparido hay mis de tres mil eiemplares a elaborar es en absolure censure. bie, aunque quede bien hablar anal de ells para impeesiony tista euya complicidad Menezes d adecuads de} OF otra Pare, 105 resultates al lector seten. nda con tanta vehemencia, Tampoco es pertinente, por a ws de Lomax son etie y a pri analiticas del libro de cadific emic de los Kan imo, Ia objecion de que las eat atego- i. Al menos un tercio de las category dn tienen su contr apartida en categorias yuri, Estos, por ejemplo, dlstinguen entre inceraiag Pr anes, Brandes y muy grandes (p. 110), misicas de2,3,4, 5¢ matt bles nots (p. 135), mimoto de eecutantes de una comporcién (9.137, RUN Braves, imcrmediss y agudas(p, 103), cempos lentos, intern” lias y veloces(p. 104), formas habladas,recitadas y cantadas (p. 106), das raciones breves y largas (p. 109), intensidades débiles y fuertes(p. 11) composicionales (p. 112), colocacién formas cepetitivas, variacionales y dela vor en la laringe, la faringe y la cabeza (p. 13 9). El lector recanoee. 4 aqui con algunos pequetios desfasajes nada mer |hs Fineas del libro de codifiea » 20, 1, 32, 24, 11, 16, 25, 16, 32), Quedan a favor del “ralo esbozo” de Lomax casi ereinta Menezes ni siquicra deseribe 1a los modelos cognitivos 108 que nueve odier de én (2 atiables que como se vers cn el capitulo correspondien- Una de las erfticas mis agresivas del proyecto de Lomas es la de Hewitt Pantalconi (1972), quien habla de “un sesgo fundamental or las Liutki2Y desprolijdad en el método" en un tono que no justtia propos iomdamente su paso del disenso af agravio, Los elementos de jo ‘xlucidos por Pantaleoni son bastante menos ominosos que lo quel eree habitual que se diga que el métoo “no considera", “ol ida”, “soslaya" 0 “minimiza” tales o cuales aspectos dela musica 0 la eultara sin detenerse a pensar si tos son estadticamente dstintivos o si guar dlan concrencia com los fines que Lomax se ha propuest stistacer Pocas han sido los eriticos que, como Fred McCormick (2002), a “In apreciacion del métoco estadistico subjetiva”, lo cual es una forma ele lida idea de la clase de desarrollos que pudieran wt factor entre idmitieran que or mi parte ha de ser limitada y sgante de decic que no se tiene la mis problemas que se esté tratando ni de la clase de calificar como soluciones. Siendo el un modelo tan discutido, hubiera sido de esperar también qu misma fuera objeto de alguna evaluaciény con la exeepcién na respuestas de algunos criticados, como Graver (2005), bro se exeribiera nunca lo fue. de Lomax a critica ural de las hasta que este lie Me parece oportuno ahora dedicar critica politica del asunto Lom, citicos ha jugado un papel tan ‘cuentro 3 menudo, bios verkales que er unas poeas paginas a una meta- 3X, ples encuentro que la ideologia de los salicate como el de la epistemologia, En- mis en los lobbies de confevencias y en los inteream- n el registro escrito, que Lomax es cuestionado desde MUSICOLOGLA COMPARATIVA {stieas por haber derschiss y humans por aber Isr conducts, universalista, ingierdia yi co ee era y provisional pero sin encomillacos. EL mant Medea ey : tr pese ang haber sido an pensi- cons scons as cuestiones de pos- flesiver © un es sore jcularistas, Jistas, parti sag aga Conjetar que esas evens depos {fo is instrumentals en el echazo 2 sus torn ge lo > eee enue haya podido near yaqueemre3 air pea ha habido didlogo ni entendimieno oe intelectualidad americana, inclus ral, los principios de inaceptable, Mecons le signo de hipocresia Sones nea poe ara buen par oa a pjcan formas blandas ce politica “ib arrtrciben como consttutivos dena é i cle eosin a epid sigo de oes Tmo il qe ss amigos dla Sexes ope co ate los informantes recibieran su tajada del 5C% en PE ae aire coresponder (Zein 1998-0 gas de ce ee rl poreana hal deaf 3¢p ra la falta de toda evidencia jecha sin quie importat See los royalties quedaron nee turos 2003}; los que se cntstan de i = pater qvedon or srados que Lomas, quien menos ls compari ose, Nin oa ‘odo esto, hizo publica su prop ‘ me 7 ‘ ponerse en rebel, ningono sie quienes rt Lomax se pereibe ta que algunos est gin censor ib Folica frente a ls cual slo eabfa ae Fimpoco e! honor de figarar junto a Lomax et — oh ste cuestionar a alguien porgu De cinewenta afios a esta pai fee ductista es una téctica eritica infalible®, Por fortuna casi nadie se h ma inagen que set muy diel revert. Sin {6 Bl conducts ha sabido ganas una psi uch myer Se erial setabo aqui que se debe a ese movin a sero lt es gc epee Cor SEDER ainda cmp es Sen de ba lingiistica distribucional pos- td de lagros eoneeptuales: nia mde de i hres en se err apendie de agun qi ba in eden prema derma de anon co Mia candoccin (ef, Halland 0105 1989) Noses ean menor ones, xen n lng guy ontolin cng rela, cand er Sean deinen mat een oe esos i alot, yn cane ‘Thur de vena bos aca otras cosets CARLOS REYNOSO cuenta que Lomax lo es y él por ls dudas no lo ha dicho nunca. Que lo sea se trasluce no sdlo en su adopeiéa del modelo etnoldgico de George Pater Murdock, derivado directo de las ideas de Clark Hull, sino en su in- siscencia en tratar la cultura como cosa "aprendida” (2090: 70). Los tiem. pes posmodernos no toleran esta palabra, puesto que connota aprendiza~ je, enculturacién, condicionamiento, imprinting, estimulo, organismo y respuesta, en detrimenta de la espontancidad, la creatividad, el individua- lismo, la naturaleza humana u otros valores semejantes, Aunque en etno. rnsicologia no se sepa que las ideas de Lomax son conductistas (0 nadie parezca saber qué es el conductismo en primer lugar, st vocabulario de alto perfil genera de todos modos el rechazo susceptible de esperarse en una época que alienta los extremos més insulsos del pensamiento débil Una vez mis, no es tan grave; aunque el conductismo luzca anacrénico, nadie ha propuesto tampaco una idea ahternativa al precepto de que una parce sustancial de la cultura electivamente se aprende. Lomax también ha ofendido a socidlogas que aborrecen Ia ciencia social de raiz durkheimiana y que alientan posturas particularistas 0 indi- vidualistas, Basando todos y cada uno de sus razonamientos eriticos en fuentes secundarias, como el argumento de Feld (revisado en el primer volumen) de que los rasgos musicales no pueden ser artancados fuera de suieontexto ni comparados entre sia cierto nivel de abstraccisn, Ia infla- nada evitica del socidlogo inglés Peter Jay Martin ilustra el mejor caso de impugaacida de un trabajo comparative “pasado de moda” por no coin- cidir con los supuestos particularistas “contemporsneos” a los que el etf- tico suseribe y cuyo valor da por sentado: Mas alli del retoncido problema dl “mest” est el supuesto ain mis pro bbemitico de que tales canciones puedan ser aisteaidas del concexto cultueal cet que ocurren para sor “analizalas” independentemente de 6h. Tal “des contextualicacién", como Pell aogier, involvera no un anilisis de parrones ‘eultarales que poedersobsereare en el muaado eal sino una fr «ellos sobre la base de los preconceptos del "analista” Seria pace eaballera so, aunque no por complete iusto, desribir la cantonmétrca de Lomax eo so exactamente la clase de "ciencia” social (americana) que enfarecfa tant Adorno: como un positivisme eng que vonfans las apaviencias superf ciales eon la esencia ceal del fenémeno, y que ocultaba sv vacuidad detrés de ta pantalla ce humo de la jenga y la estadsicas (Martin £997: 132-133), La cita anterior seria un ejemplar formidable para analizar el uso revrico de los encomillsdos itdnicos, vestringidos. aqui conceptos que musicotoct ve couin del otra [ado de Ia divisoris de aguas, sin preo- ee cl cual presume acc paige! su propio empirismo, cxpase lene Pel nde” "ec rel ele epmenos com erromar nota de fo que los nativos dicen, Hevado por (ea afrma en una elocucion explictamente esencia iit en ies Martin sf Reema ase ate Ser ne funciun de los preconceptes del est cen ese mundo (sin fragmentarse : ins ein ees ae es jotivo las canciones no Lo son. [Lejos de ser actush esta Spica ae i : seada de 1920, opuestas# I abs eee eat i ejeauhes fonemas mas allé de los “so domtextualizacion necesatias Par tee simientos puntuales & sae engage 2 ls avooecinienos punts 46ST vi peel 996 36, Laos de abinos a wsions nueas CN sae epreconcepto” de toda nocion que no senoetl¥ aoe gen native torna imposible cualqal ‘ Sol rar postbiidad de habir sobre la ensen de varegoria, como es el caso entre 108 vrcblos cuya lengua carezca de es cweg eee Kalli de Feld Aperale a rae como ign ave Bae weatan marcos de referencia (y que pose una erneia S80 UN, puntos de vista iguales al suyo), no es case gue Martin pongs ier operacién analitica a comps: arta y desloge ineluse La entre comillas. : ae {La muerte de Lomax en 2002 gener una andanada difasna te aan el nivel mvs Daj de la eeala del efinamiento foes £0 pone Great day coming: Folk msie and the mere fe Dewiso T971),eoranada por Lost Delea Fownd (Work y tro» 2005}. Un ejempla soberbio es lx critica de David Marsh (2002): Jade seressuperiores camo éh Incultura de la gente pobre x= i lo documentara. El odia Lomax eria que la cultura fol necesabs 3 6 Touma Fe dijo 2 Bochan toque eri nada cn err erdadevamente menos que alguien come él fet cock ll al punt de insigor ol ano ann plan en Newport ewe 5, por aud no en ns de cxpertos como al ‘eLsownd system de Bol sida de Ia mediacion e publicara el Jeffrey 5uClair, editor de Conntenpach os donde se pus a G: sign pretendia esclavecer los ibelo de Marsh, respandié a Gary Sullivan, guise P aero t . Taleo syou've oboinsly « fucking wea sale ee res ut mearky everytbing™ expresion que pretero dejar OY Sr dos modo iis exer au tos pte 5, CARLOS REYNOSO hisceria verbal k A al hacen menos dail a la memoria de Lomax ‘sn ime de quienes dan aebtepr llr eee ay on Ia administracign y en : sana y en ls paginas pablias de aso “Ios meesnicos (clase 1) 0 intexpretativos (clase IV). Ni no : see ni los complejos resultaron siquiera bien comprend os por perm lis formas canbnicas, Hata Marvin Harris desi sintomstion dione [oi en lugar de afimaciones de causa y eeeto se ofesen me eines disticas, a ciencia queda derrotada, porque es el co- aera que events n0 ln ignorancia” (Faerie 1978: 537). Una asda impartante de is efticas que se han formulado a propésito proporcién importa eran modelos de sim- de los modelos complejo os ee como si i: eas veda ae ida, obliga por ello a “enplics” Yeomprender” oa “derbi : rofendidads McCormick (2002), pr cjemplo, dice qin n fs Sib ner dete prone oe nfl oy Masi 7.132) ie que ell “no analiza os paconesclrales Pero ring oo es osctuanet os ingénita a un modelo complejo en general ven modelo estadistico en particular. ce detome BI probe cs ambign que en el satamiente por par de Lome (200) del vinculo entre estilo y sociedad hay sels de gin rudimen- tode explicci, El asunto ha sido auido wn montén de veces, pero a qudado satsfactoriament resueko ni wiformement xpress as xin Lomax el estilo indica (p. 3, 4), muestra una poderosa relacion (p. 3), 7 a conjuntamente, refleja, refuerza, simboliza, resume (p. 6, 75, 123, dramatiza (p. 7), model organiza, retrata, reactusliza (p. 8), expresa (Pp. CARLOS KEYNOSO 75), represents (p. 81), mide (p. 121) o estructura (p. 12) los patrones eu tarsles Faltan quiz “encapsula”, *regimenta” y “subsume” para que es ‘n todas las locuciones vinculantes que se han prodigado en la erate, ‘a, Eu alguna de esas expresiones el estilo parece ser el pardmetro cause] Primarios en otras es més bien an efecto pasive, una variable dependici feo un indicator de procesos mis esenciles; en otras, un factor coadyu- vante 9 talizador; en otras mas, una co-oeurrencia 0 una especie de pa ralengusje o metalenguaje simbolico que tien por objeto. 4 los patrones culturales En esos enunciados no prevalece un tinico regimen causal las po- sibles deterininaciones se atentian, se invierten, se contradicen, se reali. ‘mentaa, se complican. Esta mista vaguedad exime a Lomax del eargo de determinismo estrecho, un vicio que en un sentido literal es slo inheren. tea los modelos mecénicos 0 a las interpretativos. Ain cuando la corre. Lacidn entre el estilo y los patrones culturales sea perfecta, un modelo es, taclistico de esta clase no puede (io debe, en rigor) identificar el mecanis. smo de ls determinaciones caussles o deslindar su orientaccn, las causes, los clectos o los agentes. En este territorio, el mayor determinista no eg de singin modo Alan Lomax sino que lo sigue siendo Johin Blacking y todos quienes junto a él presumen que (a) la musica es ininteligible sin sa contesto 0 (b) esta supeditada por completo a factores de significaciin, Pero atin asi ¢s obvio que el rudimento explicativo de Lomax oscurece ims de lo que aclara Ex relacién con el caso testigo de la globalizacidn, las fusiones y fa tmiisiea del mundo, el modelo dle Lomax es uno de los que resultan de aplicacien més inmediata (Seaton y Watson 1972). Lomax no solo advir- U6 Ta amenaza del engrisamiemio (2000: 4-6) sino que el mero conttaste centre las paginas de codificaciést cantomeétrica referidas » misicas tradi cionales y a estilos planetizados muestra ese proceso con vita contunden- cis feroz, La diversidad anterior (en el orden de las decenas de miles), que justifcara [a inmplementacién del metodo, ha sido reemplazada por unos Poros tipos estilisticos (acaso alrededor de un centenat) con diferencias apenas cosméticas entre si, Incluso los géneros hibridos més aparente- mente exsticos convergen dia a dia hacia esa forma arrolladora, encarna- cidn de ls cultura global y de las constr ones del mercado, que silo promueven todo lo que sea mis de fo mismo y que permiten quc haya cambio en la superficie para que nada cambie en lo profunde. Quiencs se que haya que

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