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SEXO, LA VERDAD REVELADA

 
por Horacio Velmont
 
El sexo es como el fuego o la electricidad,
que en sí no son ni buenos ni malos,
sino que dependen de cómo se utilicen
 
La clave del sexo está, por un lado, en que siendo falsas todas las religiones, por lo tanto sus postulados
con respecto a la sexualidad también lo son, y por el otro, en que el sexo es para disfrutarlo.
Ahora que nosotros sabemos de la existencia de la mente reactiva y de los engramas podemos
comprender de dónde surgió el disparate de que sexo no es para disfrute sino exclusivamente para la
procreación.
Todo empezó cuando alguien recibió un engrama con la orden de que el sexo es malo, y en cumplimiento
de esa orden –irracional como lo es todo engrama– fundó una religión que tenía como base atacar al sexo.
Pero como el sexo existe y no puede ser anulado, entonces para restringirlo se lo confinó exclusivamente
al matrimonio y para procrear.
Ahora bien, la gente con más de dos dedos de frente se dio cuenta de que tal postulado no tenía sentido,
pero como la mente reactiva la tienen todos y la aberración es contagiosa, esa idea absurda de que el sexo es
malo se difundió de la misma forma como se difunden las enfermedades a través de los microbios.
Hay mucha gente que siente que esas cosas sobre el sexo son realmente estupideces, pero están
atrapados en la religión que los ha confundido a tal punto que ya no pueden ver la realidad.
La religión es tan interminable como el Psicoanálisis, nunca soluciona los problemas y el paciente
siempre está atado al terapeuta.
Así como lo primero que tiene que hacer el paciente para curarse de sus trastornos es librarse del
psicoanalista –tarea bastante difícil por la dependencia que se crea–, de la misma forma el feligrés que quiera
liberarse de las ataduras que le impone la iglesia sobre el sexo tiene que dejar la religión, tarea también bastante
difícil porque a uno lo han convencido de que para salvarse necesita pertenecer a algún culto.
El Maestro Jesús lo advirtió hace dos mil años diciendo, palabras más, palabras menos: “Para ir al Padre
no se necesitan intermediarios, basta ser altruista, ya que cada uno será juzgado según sus obras”.
También les dijo claramente a sus discípulos que él no había venido a fundar ninguna iglesia, pero ellos,
astutos, cuando el Maestro los dejó hicieron caso omiso de su advertencia e inventaron aquello de “Tú eres
Pedro y sobre esta piedra construiré mi iglesia”.
Naturalmente que “los lobos rapaces” que luego aparecieron y hablaron en su nombre establecieron que
nadie puede ir al Paraíso sin una iglesia, sin un templo, y especialmente  sin ofrecer donativos (y nada de
gallinas o huevos, sino dinero contante y sonante).
Es probable que alguien que lea estas explicaciones considere que están equivocadas, y que para tener
sexo primero hay que casarse y luego practicarlo solamente para procrear, y que por supuesto nada de
masturbación, ni de usar objetos sexuales, como por ejemplo vibradores o muñecas inflables.
Bueno, si alguien piensa así, tan estúpidamente, entonces merece que le hayan privado de uno de los
mejores placeres de la encarnación.
Quiero dejar a salvo que es probable que ese alguien tenga que aprender en carne propia las torturas de
la privación del sexo porque en alguna vida anterior él se lo privó a su vez a alguien.
En realidad, y solo por la aberración, el sexo ha sido sobredimensionado confiriéndosele una categoría
que no tiene, algo así como “el sexo es algo sagrado y por lo tanto tiene que estar necesariamente reñido con el
placer”.
El celibato sacerdotal, por ejemplo, está basado en esa premisa, pues se sostiene, absurdamente, que el
privarse del sexo es grato a la vista de Dios.
Ésta explicación que hacen los sacerdotes del celibato convierte a Dios en un ser bastante cretino,
porque por un lado nos dona la maravilla del sexo y por el otro nos premia si nos abstenemos de él… ¡Vaya
lógica aberrada!
Se ha demostrado científicamente que la práctica regular del sexo –es decir del sexo equilibrado y sin
culpas, se entiende– tiene enormes beneficios que no proporciona ninguna otra actividad humana, de modo que
quienes lo restringen solo al matrimonio y para la procreación están cometiendo un verdadero crimen de lesa
humanidad.
Reiteramos, para que no queden dudas, que el sexo se puede practicar libremente, dentro y fuera del
matrimonio, exclusivamente con fines de goce, siendo la masturbación uno de sus medios.
Cualquier objeto que se use para el estímulo sexual o incluso mirar una película pornográfica, nada tiene
de malo, salvo para las mentes enfermas, claro está.
La clave para la práctica sexual lícita es el consentimiento de las partes, porque si se fuerza a alguien a
tener sexo ya se entra en un campo que no tiene nada que ver con el sexo. Lo mismo si se causa un daño.
Desde el momento en que la clave es el consentimiento, quedan fuera del sexo los menores de edad y los
deficientes mentales. Desde ya que el sexo con animales queda excluido sin atenuantes.
Quien opine lo contrario, y crea que el sexo que no esté dirigido a la procreación es ilícito, no lo hace
desde la racionalidad sino desde la aberración.
Y ésta es toda la historia.
 
 
BENEFICIOS QUE PROPORCIONA EL SEXO
 
Si la abstinencia sexual se practica con moderación, no es perjudicial a la salud
 
http://www.mujeraldia.com/sexo/jul-ago-2006/sexo-beneficios-cuerpo.html
 
Rebatiendo antiguos principios morales que atribuían al sexo todo tipo de dolencias del cuerpo y del
alma, hoy la ciencia ha comprobado que, a mayor frecuencia y satisfacción sexual, menor riesgo de
enfermedades físicas y mentales, tanto para el hombre como para la mujer.
 
Más que palabras
Un amplio estudio británico ha comprobado que las personas que tienen varios orgasmos a la semana
tienen un menor riesgo de morir en los años siguientes que aquéllas que lo experimentan menos. ¿Demasiado
práctico para algo tan indefinible como el amor? Hasta los besos en la boca pueden mejorar la salud. A largo
plazo, reducen la presión sanguínea y los niveles de colesterol malo. A corto, propician la producción de
sustancias que nos protegen frente a las infecciones.
En el plano íntimo, estimulan la producción de la hormona oxitocina, que, entre otras muchas cosas,
refuerza los lazos de pareja y potencia la fidelidad. Incluso coger de la mano a una persona que nos atrae reduce
el estrés y la ansiedad. ¿Protege acaso la naturaleza a los que más señales dan de querer prolongar la especie?
Sea cual sea la respuesta, la actividad sexual ha demostrado beneficios en muchos parámetros concretos.
 
1. Menor riesgo de ataques cardiacos
En el citado estudio británico de más de 10 años de duración, los sujetos que tenían actividad sexual tres
o más veces por semana veían reducido a la mitad su riesgo de morir por enfermedad coronaria en esa década.
Otros estudios relacionan las hormonas DHEA (del crecimiento) y testosterona, implicadas en la estimulación
sexual, con un menor riesgo de enfermedad coronaria y con una mayor protección tras un ataque cardiaco.
Eso podría explicar por qué los médicos insisten en que, en la mayoría de los casos y siempre tras
consultar al cardiólogo, los pacientes pueden continuar teniendo relaciones sexuales tras sufrir un ataque al
corazón. Los estudios sólo indican una situación desventajosa: la infidelidad sexual. Se ha comprobado que el
sexo con una pareja diferente a la "oficial" aumenta el riesgo cardiaco, posiblemente por el estrés y la ansiedad
que conlleva.
 
2. Control de peso
La actividad sexual quema unas 200 calorías por "sesión", más o menos las mismas que una carrera de
15 minutos. Por su parte, las contracciones del coito y el orgasmo implican a los músculos pélvicos, los muslos,
glúteos, los brazos, el cuello, el tórax... De hecho, tener relaciones sexuales varias veces por semana reafirma el
vientre y las nalgas en la mujer y mejora la postura.
Además de ser un excelente ejercicio aeróbico, esta actividad estimula la producción de testosterona,
que mejora la masa muscular y previene la osteoporosis. Por todo lo anterior, hay quien ya llama a la cama "el
mejor aparato de ejercicio jamás inventado".
 
3. Menos depresiones
Las estadísticas no mienten: los casados o con pareja estable viven proporcionalmente más años y
tienen menor riesgo de depresión que los que lo hacen solos. Los expertos atribuyen parte de estos beneficios a
que los primeros mantienen relaciones sexuales más frecuentemente.
Otra razón: las posibilidades de contacto físico que ofrece la vida en pareja. Según diversos estudios, el
contacto "piel contra piel" reduce el estrés y la ansiedad, y palía los sentimientos de soledad y abandono.
 
4. Protección frente al cáncer
No sólo la relación sexual en pareja tiene beneficios. Según un artículo publicado en el British Journal of
Urology, los hombres jóvenes pueden reducir su riesgo futuro de desarrollar cáncer de próstata simplemente
eyaculando más de cinco veces por semana (según los expertos, esto evitaría la acumulación de carcinógenos
en el glande).
La protección también se aplica a las mujeres. En aquéllas que nunca han tenido un hijo, el número de
orgasmos está inversamente relacionado con el riesgo de cáncer de mama. De hecho, a mayor actividad sexual,
mayor protección, gracias al aumento de los niveles de oxitocina y de la hormona del crecimiento durante el
clímax sexual. ¿Y qué hay de la promiscuidad? Aquí, la relación también es inversa: cuantas más parejas
sexuales se tienen, mayor es el riesgo de desarrollar cánceres (cervicales, anales, peneanos...) relacionados con
enfermedades de transmisión sexual.
 
5. Prevención de la fobia social
¿Tienes que hablar en público? No lo dudes: aprovecha el poder calmante de la actividad sexual. Se ha
comprobado que el aumento de los niveles de la hormona oxitocina durante el orgasmo propicia la relajación y
estados mentales de mayor claridad y desinhibición.
"Si tu problema es el miedo escénico, olvida el viejo consejo de imaginarte a tu audiencia desnuda y
desnúdate con tu pareja para conjurar los temores infundados", declaran los psicólogos.
 
6. Alivio para el dolor
En los años 70, la sexóloga norteamericana Beverly Whipple identificó el punto G vaginal como el
"conmutador" que iniciaba el orgasmo en las mujeres. A la vez, descubrió uno de los más potentes efectos de la
oxitocina: su capacidad para calmar el dolor. Whipple demostró que la presión en el punto G aumenta el umbral
del dolor y que, durante el orgasmo, las mujeres pueden tolerar hasta un 110% más de sufrimiento físico.
La llegada de las imágenes de resonancia magnética ha corroborado las observaciones de la
investigadora: durante la estimulación sexual, unas señales enviadas desde el centro cerebral del dolor dan
orden al organismo para que libere endorfinas y corticosteroides, que desconectan las terminaciones nerviosas
responsables del dolor durante varios minutos.
 
7. Potenciar las defensas
"Las personas que tienen relaciones sexuales una o dos veces por semana tienen unos niveles más altos
(un 30% más) de inmunoglobulina A un anticuerpo que ayuda a combatir las infecciones que las personas que
no tienen contactos sexuales", concluía un estudio norteamericano realizado con decenas de jóvenes. En este
caso, el aumento de la frecuencia no se corresponde con una mayor protección: los jóvenes del estudio que
tenían más de dos o tres contactos sexuales por semana veían reducida la protección al nivel de los abstemios.
La pregunta de los expertos fue: "¿Existe una media ideal de contactos sexuales capaz de reforzar las
defensas?". Mientras se aclara la duda, investigadores suecos han descubierto otra propiedad inmunológica de
la actividad sexual: la curación de heridas. Utilizando inyecciones de oxitocina como sustitutivo del orgasmo,
han comprobado que ratas de laboratorio con úlceras sanaban el doble de rápido cuando recibían las
inyecciones que cuando no se las suministraban.
 
8. Terapia de rejuvenecimiento
Los expertos en envejecimiento han comprobado que, además de ayudar a controlar el peso y aliviar los
dolores, la actividad sexual frecuente redunda en un aspecto más joven. "El orgasmo estimula en las mujeres la
producción de una hormona del crecimiento que favorece el aspecto juvenil", señala el dr. David Weeks, del
Royal Hospital de Edimburgo (Escocia), que ha realizado un estudio con más de 3.500 personas de entre 18 y 102
años, y acaba de publicar el libro Superyoung: The Proven Ways to Stay Young Forever (Superjoven: modos
comprobados para mantenerse siempre joven).
Además, durante el orgasmo, bombeamos oxígeno a todos los tejidos, lo que mejora la circulación y el
flujo de nutrientes a la piel. Por otro lado, una vida sexual satisfactoria estimula la sensaciones de bienestar y la
autoestima. ¿Y hay algo más atractivo que unos ojos brillantes tras un encuentro sexual feliz

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